2_CAPÍTULO 2
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De este Primer Gótico de la abadía de Saint-Denis apenas quedan restos, hasta el punto
de que hoy se cuestiona la verdadera dimensión, desde un punto de vista formal, de la
obra de Suger en la formación de la arquitectura gótica. Pero es indudable que el abad,
con una clara vinculación al pensamiento neoplatónico, alentó una teoría artística
novedosa que permitió el nacimiento de esa nueva arquitectura.
1.1. LA ARQUITECTURA DEL GÓTICO PRECLÁSICO O GÓTICO
PRIMITIVO
El comienzo del Gótico en Francia está marcado también por la catedral de Sens en
1140, bajo el auspicio del arzobispo Henri Sanglier. Sus características son:
En la segunda mitad del s.XII se erigen en la Île de France las catedrales de:
Catedral de Laon (1160): Supone por primera vez una unidad de conjunto
perfecta. Se cubre con bóvedas sexpartitas y la elevación de la nave central es
de cuatro pisos; en su lado oeste se proyecta y construye una fachada en la que
la estructura exterior se relaciona con la interior y las torres coinciden con el
ancho de las naves laterales.
En todos los templos, aun con diferencias en la disposición de la planta se repiten los
mismos elementos: bóvedas sexpartitas en la nave central, alzado de cuatro pisos
(arquerías, tribunas, triforio y claristorio) y soportes con alternancia pilar-columna, si
bien aún no se pueden abrir grandes ventanales, aunque se intenta mayor elevación e
iluminación y el claristorio está ya perfectamente definido en la parte superior. La
actividad febril (18 edificios en 60 años) evidencia el interés de los nuevos poderes por
crear un nuevo paisaje arquitectónico que los representara.
Cinco naves separadas por arquerías sobre pilares cilíndricos con tres niveles
separados mediante molduras
La girola y las naves laterales están ocupadas por 29 capillas.
La fachada principal estructurada en tres cuerpos horizontales y tres verticales,
flanqueado por dos torres al estilo románico normando. En el cuerpo inferior se
abren tres portadas con profusa decoración escultórica, conocida como la
galería de los reyes y separada del cuerpo superior mediante un friso corrido.
Sobre él, el gran rosetón (año 1220) que coincide con el espacio de la nave
central y está flanqueado por dos grandes ventanales. Por encima, una galería
de arcos ojivales, y dos torres con ventanales alargados.
En el siglo XIX la restauración llevada a cabo por Viollet-le-Duc, supuso la adición de
elementos que no se encontraban en el plano original, como es el caso de la aguja (la
flèche), o el añadido de gárgolas, pináculos, etc.
La rapidez con que se llevaron a cabo las obras dotó al edificio de coherencia y unidad
estilística, aunque la fachada principal se diferencia del conjunto por conservar gran
parte de la primitiva salvada del incendio, denominada Puerta Real. Está considerada
como el punto de partida de la escultura gótica.
El estilo gótico se afianza definitivamente en las catedrales de Reims (1211) y de
Amiens (1220) y son los mejores ejemplos del Gótico Clásico. En ambas se utiliza de
forma consciente la planta cruciforme y todos los elementos se combinan en un
sistema que busca la ingravidez, la iluminación irreal y la diafanidad.
Orden franciscana o de los frailes menores (1210): fundada por San Francisco
de Asís, predica el amor a la naturaleza (todo son criaturas de Dios),
determinante para un arte mimético y realista inclinado hacia la belleza natural
sin sospechas de idolatría. Imitar la belleza del mundo pasa a ser una alabanza a
la obra de Dios. Los santos y el Cristo-Dios (Dios bello o beau Dieu) se
representan con rasgos de carne y hueso, lejos del pantocrátor bizantino y de
los juicios finales románicos. Roger Bacon relacionó lo bello con el orden,
considerando el arte una matemática sagrada.
Hay una tendencia hacia el sentimentalismo, reflejando las emociones en los rostros
para despertar la compasión de los fieles. El realismo se hace así expresivo en el
aspecto emocional.
La creación del prototipo de fachada gótica, con sus tres puertas, se atribuye al abad
Suger en la basílica de Saint-Denis, inspirada en las abadías normandas de Caen. Lo
que vemos hoy es la reconstrucción del s.XIX de Viollet-le-Duc.
El tímpano central, con tres registros horizontales, presenta una de las principales
innovaciones iconográficas en la representación del Juicio Final, la sustitución del
Pantocrátor con tetramorfos por el Cristo varón de dolores, que abre los brazos en
señal de acogida a los bienaventurados. Será la primera representación de este tipo,
que pasará a otras iglesias románicas como la de Santiago de Compostela. Este Jesús
humanizado muestra las llagas de las manos y del costado, presentándose como el
Salvador sufriente que cura las almas con su sacrificio según las filacterias del texto de
San Mateo. A su derecha, los salvados, y a su izquierda, los condenados. Bajo sus pies
salen los muertos de sus tumbas en el Gran Día, presididos en el centro por el propio
Suger rezando. La aparición del mecenas o el donante de la obra será una de las
características del mundo gótico. Arriba, unos ángeles sostienen los elementos de la
pasión para aludir al sufrimiento de Cristo como hombre. Las arquivoltas ya no tienen
disposición radial, sino lineal, con proporciones más realistas y naturales. En ellas se
disponen los condenados sufriendo suplicios y los ancianos del Apocalipsis.
El culto mariano hará germinar la noción de Compassio Mariae, según la cual la Virgen
sufrió en su alma lo que Jesús padeció en su cuerpo, paralelismo entre las dos figuras.
Así, pasa de ser la ‘sedes sapientiae’, o trono del Niño Jesús en el románico, a tener
importancia propia como alegoría de la Iglesia siendo coronada como Reina de los
Cielos. Además, es consecuencia directa de la humanización de Jesús, que implica una
exaltación de su genealogía humana, de ahí la frecuencia del tema del Árbol de Jessé.
La triple portada se dedica a los temas más habituales de esta época: el Juicio Final en
el centro, la puerta de la Virgen a la derecha y la puerta dedicada al santo local, San
Fermín, a la izquierda. La figura del parteluz central es un Dios creador de gran belleza
que se conoce como Beau Dieu, que transmite paz y confianza mediante el ideal de
belleza masculino de la época (equipara belleza y bondad), y aparece pisando los
símbolos del mal (áspid y basilisco). Además, la Virgen dorada ocupa el parteluz
central de la fachada del crucero sur, serena y con un drapeado típico del taller de
París.
La fachada de Notre Dame de Reims se remata en la parte superior con una galería de
estatuas que representa a los reyes de Francia desde Clodoveo, reflejando el fuerte
vinculo de esta catedral con el poder monárquico.
Nicolas de Verdun (1130-1205) fue el más sobresaliente orfebre del Primer Gótico,
desarrollando de manera temprana los rasgos estéticos propios del estilo 1200. Entre
sus obras más destacadas:
Un ejemplo del naturalismo de sus figuras está en el profeta Amós, que despega
el cuerpo del fondo y se gira en un acusado escorzo para mirar
deliberadamente al espectador. Su fuerza expresiva y estudio anatómico
adelantan el estilo de las jambas de la catedral de Reims.
El abad Suger manipuló textos y conceptos para justificar el origen antiguo del
personaje de Saint Denis, primer obispo de Francia como figura unida al Estado.
Recapituló planteamientos presentes en los textos de San Juan (“Yo soy la luz del
mundo. Quien me siga no andará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida”) y lo
adaptó a las nuevas construcciones, según el principio de que Dios es la belleza
suprema y solo a través de ella el hombre puede acercarse a él. El verdadero valor de
Suger es la formulación de unos principios teológicos en torno al empleo de las
vidrieras.
Las vidrieras más antiguas conocidas son las de Saint-Denis, Le Mans (1134-1158) (foto
2) y Poitiers (1165-1170) (foto 3), y aunque aún se aprecia el lenguaje formal románico,
la ejecución técnica es la misma que la que seguirá durante el siglo XIV, cuando se
introduzca la nueva técnica del amarillo de plata.
En Chartres, tras el incendio de 1194 se mantuvieron las vidrieras y la fachada en la
reconstrucción, por lo que muestran aún un lenguaje románico; así, Notre Dame de
Belle Verrieré se trata de un virgen trono de Dios pero que ya es más dialogante (foto
1). Los repertorios mostrados en la Vidriera de San Martin representan con detalle los
trabajos de aquellos gremios que financiaron las obras de la catedral (foto 2).
Sin duda, la Sainte Chapelle (1240) es uno de los hitos de la arquitectura de la luz,
concebida como un relicario para albergar las Santas Reliquias llevadas desde Tierra
Santa por Luis IX, y donde el vidrio es el único cerramiento. En él se representa la
Creación del mundo y los Reyes del Antiguo Testamento como justificación de los de la
corona francesa.
La Torre Ferrande en Pernes-les Fontaines (finales del siglo XIII) dispone de una amplia
superficie de frescos en los que se narran los combates de Carlos de Anjou para
asegurarse la corona de Sicilia. Una de las escenas más famosas es la de dos jinetes que
luchan a lanza; el sarraceno muestra los rasgos característicos de representación del
musulmán en la época (rasgos negroides y turbante con dos flecos), en una
identificación de las cruzadas con la guerra contra los germanos. En el muro contiguo
encontramos al papa Clemente IV invistiendo a Carlos de Anjou, que recibe la corona
con una túnica decorada con flores de lis, símbolo de la monarquía francesa.
El Salterio de Ingeborg, fue realizado en 1195 para la esposa danesa del rey francés
Felipe Augusto. Fue un libro de oraciones para la devoción privada y contiene los 150
salmos en latín, un calendario y otros textos litúrgicos, constando de un total de 200
folios. Cuenta con 51 ricas miniaturas a página completa, decoradas con profusión de
pan de oro, así como numeras y espléndidas iniciales. Ilustran la vida de Jesús y pasajes
como el encuentro de los Reyes Magos con Herodes y la Epifanía con la entrega de
presentes.
Sus rasgos clasicistas revelan la influencia bizantina propia del estilo 1200. Esta
volumetría irá atenuándose a lo largo del siglo XIII, cuando empieza a prevalecer la
linealidad y la estilización menos naturalista.
El Salterio de Blanca de Castilla (1230) es realizado en el apogeo de la escuela de
iluminadores de París. Sus ilustraciones a página completa se dividen en dos
medallones entrelazados imitando la composición de las vidrieras, en los que las
figuras destacan sobre un fondo dorado, aunque resultan más planas y lineales que las
de Ingeborg, pus se pierde el gusto clasicista del estilo 1200, ganando en dinamismo,
expresividad y capacidad narrativa.
En el Salterio de San Luis (1260-1270) se aprecian los cambios que se producen en los
manuscritos, al fijar en sus 70 ilustraciones a página completa un esquema de marco
arquitectónico para las escenas, cuyas figuras rompen con la rigidez anterior para
conseguir un mayor naturalismo, un colorido más sutil y una acusada sinuosidad en el
dibujo. La narración adquiere un carácter escenográfico con la ambientación
contemporánea y rasgos de la literatura cortesana. Supone el punto de partida del
estilo parisino del siglo XIV, con figuras manieristas, estilizadas y de gestos afectados.
A finales del s.XIII el maestro Honoré creó un taller bajo el reinado de Felipe IV en el
que la pintura deja de imitar a la vidriera:
Mayor naturalismo.
Mayor riqueza de tonos de color, en general más claros.
Fondos ornamentados con árboles y elementos arquitectónicos.
Delicado dibujo de los personajes, con ropajes en claroscuro que les dan
volumen y gran expresividad por medio de líneas curvas.