0% encontró este documento útil (0 votos)
0 vistas26 páginas

Sylllabus-Psicologia-Educativa

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 26

Agosto 2021

“Psicología Educativa”
Lic. Gabriela Medina
CONTENIDOS:
Clase I: ¿Que es la Psicología Educativa? Definición y objeto de estudio.
¿Cómo trabaja un psicólogo especialista en educación? -DEA DISLEXIA

Clase II: Dificultades específicas de aprendizaje: Dislexia (dificultades en la


lectura o retrasos lectores que impiden la correcta comprensión de
textos), Disgrafía (errores de la escritura, por déficits en el uso y conocimiento
de reglas ortográficas), Discalculia (dificultades en el aprendizaje del cálculo
matemático).

Clase III: Problemas emocionales y cognitivos: ansiedad ante los exámenes,


baja autoestima, falta de motivación, dificultades de atención y concentración.

Clase IV: Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).


Necesidades educativas especiales apoyo educativo y adaptación curricular,
cuando el alumno presente mayor dificultad que el resto de sus compañeros
para acceder a los aprendizajes que le corresponde por su edad.

Clase V: Requerimientos educativos especiales por problemas de


conducta: alteraciones emocionales (ansiedad, depresión…), desobediencia y
rebeldía, alteraciones del comportamiento (negativismo desafiante, conducta
disocial…).

Introducción y descripción: Curso:

La Psicología educativa o educacional es una rama de la psicología que


estudia los procesos de enseñanza-aprendizaje. Además, focaliza en el
desarrollo cognitivo, la memoria, el procesamiento de la información, La
motivación individual y colectiva de los seres humanos, las emociones entre
otros.
Asimismo, un psicólogo educativo toma como relevante el contexto en que la
persona vive, aprende y se desarrolla. Para la psicología educacional los
contextos influyen de cierta manera en los procesos de aprendizaje. Esta
disciplina toma el concepto de “educación” desde una mirada amplia, que no
solo engloba la escuela, sino también la familia, la sociedad y la cultura. Su
principal objetivo es realizar aportes en cuanto a la formación y desarrollo a
nivel personal y colectivo.
¿Cuáles son las funciones del psicólogo educacional, como trabaja y que
problemáticas puede tratar? .El Psicólogo educativo puede desenvolverse en
diferentes ámbitos como educacional, organizacional, familiar.
Entre las principales funciones que tiene la psicología educativa .Encontramos:
Interviene ante las necesidades educativas
El psicólogo educativo puede analizar las características de cada alumno de
forma individual. El objetivo es ayudar a cada uno en su desarrollo y
aprendizaje. De esta manera, se centra en cuatro ejes: La creatividad, la
motivación, la inteligencia y las habilidades sociales y comunicativas.
Asimismo, con dicha intervención, el profesional trata de prevenir posibles
dificultades de adaptación y/o algún tipo de discapacidad funcional o social.
Puede ayudar a mejorar la experiencia educativa de los alumnos al determinar
cuáles son las necesidades individuales y colectivas, como también los
recursos con los que cuenta la Institución o el entorno inmediato para satisfacer
las necesidades.
De esta manera, el profesional puede realizar una propuesta o intervención
para mejorar las competencias educativas de los alumnos. Así como de las
condiciones de enseñanza.
¿Qué dificultades del aprendizaje aborda la psicología educacional?
La Psicología educativa también aborda una serie de problemas relacionados
con el proceso aprendizaje de niños de edad escolar. Entre ellos se encuentran
el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) Y Dislexia, entre
otras Dificultades Especificas de Aprendizaje (DEA). Por otro lado, los
psicólogos educativos también pueden ayudar a detectar problemas no
específicos que pueden estar interviniendo el desarrollo educativo del alumno.
Por ejemplo, casos de Depresión, ansiedad, adaptación curricular, problemas
psicológicos y sociales desencadenados a raíz del Bullyng.
Como consecuencia, el profesional deberá planificar con los docentes un plan
de estudio que se adapte a cada caso en particular.
El fin es minimizar efectos negativos y el impacto académico en el menor.

Clase I:
¿Qué es la Psicología Educativa?

La psicología educativa es “una disciplina que estudia los procesos de


enseñanza y aprendizaje; aplica los métodos y las teorías de la psicología, y
también posee los suyos propios” (Woolfolk, 2006). La psicología educativa
como ciencia aplicada estudia la conducta que tiene lugar en situaciones
educativas, la conducta que cambia o la conducta que se produce como
resultado de la práctica instruccional (Arancibia, 2009) y que hacen referencia
al aprendizaje.
Se trata de un aprendizaje en el contexto educativo, ligado a una serie de
condiciones específicas expresamente instrumentadas para estimular y
optimizar los resultados de acuerdos con unos objetivos educativos
previamente programados, el aprendizaje guiado, influido por estrategias
instruccionales adecuadas, lo que se llama proceso de enseñanza
aprendizaje (Arancibia, 2009). Es por eso que tanto en el pasado como en la
actualidad, los psicólogos educativos estudian el aprendizaje y la enseñanza y,
al mismo tiempo, buscan mejorar la práctica educativa (Woolfolk, 2006).
La psicología de la educación dirige su actividad, entre otras cosas, a
programas de entrenamiento de profesores, padres de familia, estudiantes y
niños con problemas de aprendizaje y de conducta, así como a la orientación
de las personas en la elección de su vocación (Harrsch, 2005). Se ha insistido
en identificar a la psicología general con la psicología que acontece en el
colegio o en el aula. Ciertamente, esta situación constituye el marco
institucional de la educación, pero no abarca las demás situaciones educativas
que requieren también de la ayuda psicológica, a menos que se organicen
otros tipos de psicologías educacionales (Hernández Hernández, 1991). Es
por ello que aun hoy en día se discute sobre la distinción entre psicología
general, educación y psicología educativa.
¿Cómo trabaja un psicólogo especialista en educación?

El trabajo de un psicólogo educacional se desarrolla en diferentes etapas:


diagnóstico inicial, intervención, seguimiento y evaluación, y valoración final.
Dichas etapas se pueden englobar en dos grandes grupos:
Actividades relacionadas con el diagnóstico y evaluación inicial:
El profesional realiza una evaluación preliminar en función de las necesidades
planteadas. En esta etapa se busca identificar y lograr una descripción de la
situación grupal, individual o de la institución. Para esto, el psicólogo
educacional puede realizar entrevistas psicológicas, realizar observaciones
sistemáticas, y aplicar test psicológicos. El uso de cada una de estas técnicas
depende de cada caso en particular.

Intervención y toma de decisiones:


Una vez detectadas las problemáticas, el profesional de la psicología puede
establecer una serie de pautas. Estas suelen incluir técnicas de motivación,
concentración y actuaciones específicas.

De esta manera, los psicólogos educativos pueden ayudar a uno o varios


individuos a potenciar su desarrollo y aprendizaje. También su creatividad,
habilidades sociales y comunicativas, inteligencia y motivación. Esta última no
sólo hace referencia a la predisposición para aprender, sino también a las
aspiraciones y objetivos personales para sus vidas.

¿Qué diferencia a un psicólogo educativo de un psicopedagogo?

La psicología educacional y la psicopedagogía son dos disciplinas que tienen


injerencia en los procesos de enseñanza – aprendizaje. Por esto, puede
resultar fácil confundir las tareas que realiza un psicólogo educativo con las de
un psicopedagogo. De todas maneras, ambas disciplinas poseen
características que las diferencian a una de la otra.

Por un lado, la psicopedagogía está ligada al proceso de aprendizaje escolar.


También, a las dificultades que los niños pueden presentar a lo largo de dicho
proceso. Su área de aplicación es más específica y su aporte es netamente
educacional. Se centra en trabajar con niños que requieren algún tipo de ayuda
para mejorar su proceso de aprendizaje educativo.

Un psicopedagogo también puede realizar acciones con el fin de mejorar la


labor pedagógica de los maestros y profesores. Puede buscar soluciones a
problemas colectivos en el aula o en la comunidad educativa.

Por otra lado, la psicología educacional deriva de la psicología general y


adopta un enfoque interdisciplinario. Se enfoca no solo en estudiar aspectos
propios de la currícula escolar como los programas educativos, las
características del sistema educacional, la formación de los docentes. También,
trabaja sobre los procesos cognitivos involucrados en el proceso de
aprendizaje, la familia como factor determinante y el desarrollo emocional del
niño y del adolescente. Asimismo, la psicología educativa se superpone con
otras áreas de la psicología tales como la psicología social (grupos e
instituciones), la orientación vocacional o educativa y la psicología del
desarrollo. Para esta disciplina, la educación es mucho más que el ámbito
escolar. Se trata de un proceso de aprendizaje que dura toda la vida.

Psicología Educativa
La Intervención Clínica en Educación atiende los problemas emocionales y de
conducta que presentan niños y adolescentes en Primaria y Secundaria con
bajo rendimiento, mala base, problemas de aprendizaje o fracaso escolar. La
acción terapéutica consiste en realizar un estudio previo de los factores que
influyen en estos problemas, optimizar los recursos del alumno y dirigirlos hacia
una meta orientada a la reorganización comportamental y educativa. El
tratamiento debe contemplar la información sobre la naturaleza de las
dificultades, su clínica y evolución, las alternativas terapéuticas para la
adaptación escolar y académica, además de la psicoeducación con padres y
educadores, aportándoles las estrategias y metodologías necesarias para el
manejo concreto de situaciones problemáticas, como pueden ser:

• Dificultades específicas de aprendizaje: Dislexia (dificultades en la


lectura o retrasos lectores que impiden la correcta comprensión de
textos), Disgrafía (errores de la escritura, por déficits en el uso y
conocimiento de reglas ortográficas), Discalculia (dificultades en el
aprendizaje del cálculo matemático).
• Problemas emocionales y cognitivos: ansiedad ante los exámenes,
baja autoestima, falta de motivación, dificultades de atención y
concentración.
• Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
• Necesidades educativas especiales: apoyo educativo y adaptación
curricular, cuando el alumno presente mayor dificultad que el resto de
sus compañeros para acceder a los aprendizajes que le corresponde por
su edad.
• Requerimientos educativos especiales por problemas de
conducta: alteraciones emocionales (ansiedad, depresión…),
desobediencia y rebeldía, alteraciones del comportamiento (negativismo
desafiante, conducta disocial…).
• Absentismo escolar.

El objetivo principal de la intervención en Psicología Educativa es lograr que el


alumno supere los problemas de aprendizaje y desarrolle total autonomía a la
hora de enfrentarse a las tareas escolares. Cuando no se ha podido ajustar la
respuesta educativa a tiempo, en ocasiones aparece un retraso académico que
puede generar desmotivación hacia el estudio, baja autoestima e incluso
problemas de conducta. Llegados a este punto, es necesario partir del
problema original que ha causado el fracaso escolar e intervenir sobre él y
sobre las consecuencias que del mismo se han derivado, para ello los objetivos
generales que suelen plantearse son:

• Recuperar la motivación hacia el estudio, tanto extrínseca (externa) como


intrínseca (interna).
• Adquirir habilidades que permitan controlar la ansiedad que genera
cualquier situación que evalúe el desempeño académico.
• Fomentar la autoestima y el adecuado autoconcepto personal.
• Entrenar en técnicas que potencien la capacidad de atención y
concentración, la comprensión verbal o el razonamiento abstracto.
• Proporcionar técnicas asertivas que mejoren las relaciones
interpersonales en el aula y en casa.
• Superar cualquier problema conductual asociado al fracaso escolar.
• Lograr desarrollar unos hábitos de estudio positivos y necesarios.
• Entrenar en el uso de Técnicas de Estudio.
• Facilitar a padres y educadores la metodología específica necesaria para
lograr resultados en la intervención con su hijo/a.

¿QUÉ SON LAS D.E.A.?

Las Dificultades Específicas del Aprendizaje son alteraciones evolutivas


de los procesos cognitivos involucrados en la adquisición y consolidación
de la lectura, escritura y cálculo, es decir, de los instrumentos básicos
necesarios para la escolaridad como también para seguir estudios
universitarios o simplemente laborar. Estas dificultades permanecen en el
tiempo hasta la adultez y no son simples retrasos de una etapa del
desarrollo humano.

¿QUÉ ES LA DISLEXIA?

La dislexia se incluye dentro de una amplia clasificación, la de las


dificultades específicas de aprendizaje (DEA) definidas como “Desorden
en uno u más de los procesos básicos que involucran la comprensión oral
y escrita del lenguaje”. Los problemas que pueden observarse en la
escuela se concretan en distintas áreas: pensamiento, habla, lectura,
escritura, deletreo o dificultad para manejar signos matemáticos. Se da en
sujetos con un desarrollo cognitivo o inteligencia normal o alta, que no
padecen alteraciones sensoriales perceptibles y que han recibido una
instrucción adecuada. La dislexia es un tipo de discapacidad de
aprendizaje. Una persona con una discapacidad de aprendizaje tiene
dificultades para procesar palabras o números

Por eso es muy importante detectar la dislexia y sus síntomas en edades


tempranas, porque el niño necesita todo el apoyo y motivación de sus
padres y educadores. Comprender y ayudar correctamente al niño con
dislexia a través de herramientas específicas es imprescindible para que
puedan desarrollarse e integrarse correctamente, compitiendo en
igualdad de condiciones. ◻ Atajar el problema de raíz es fundamental,
puesto que, cuanto antes empecemos a trabajarlo, más probabilidades
tendremos de poder minimizar su incidencia y consecuencias. Si no se
trata a tiempo, a medida que los niños con dislexia van creciendo, pueden
desarrollar problemas severos de depresión, ansiedad, falta de
autoestima y abandono escolar.

Los niños con dislexia tienen ciertas particularidades neurológicas: las


células que conforman sus circuitos lingüísticos no están ordenadas
correctamente. Este error neuronal es el culpable de que a los niños con
dislexia les cueste muchísimo decodificar las palabras y encontrar el
significado de lo que están leyendo. ◻ Para una lectura eficiente se
requieren tanto procesos de interpretación como de comprensión y
aprendizaje. Esto es lo que denominamos la "" estrategia léxica "" , que
es la forma en la que el cerebro aborda un escrito para comprenderlo. Las
dificultades de acceso al léxico en los niños con dislexia están causadas
por la combinación de: ◻ Déficits en el procesamiento lingüístico. ◻ Un
funcionamiento deficiente de la memoria de trabajo. ◻ Problemas de
velocidad de procesamiento.

Una de las peculiaridades de la dislexia infantil es que puede presentarse


de formas diversas, y los síntomas de dislexia pueden varían mucho de
un niño a otro. Es llamativo también el nivel de inconsistencia, puesto que
los síntomas de dislexia pueden variar incluso en un mismo día y
evolucionan a medida que los niños crecen.

Estas son algunas de las características y síntomas de la dislexia:

Dificultades en las funciones ejecutivas ◻ : La función ejecutiva está


compuesta por un conjunto de habilidades cognitivas complejas que son
las encargadas de planificar cualquier tarea y dividirla en pasos. Estos
pasos podrían ser, analizar la tarea y entender qué se necesita para ella,
organizarse y determinar los tiempos necesarios para su ejecución,
estructurar el trabajo, fijar las metas, evaluar las acciones puestas en
marcha, ajustarlas en base a los resultados, etc… Una de las
características de la dislexia más recurrente es presentar dificultades en
el desarrollo ejecutivo, esto significa que cualquier tarea que requiera de
una mínima planificación, como podría ser recoger su habitación, o
terminar la tarea del colegio, puede suponer un auténtico reto para los
niños que la padecen. ◻ Síntomas en el lenguaje y comunicación ◻
Dentro de este grupo de características, alguno de los problemas a los
que podrían enfrentarse los niños con dislexia son la dificultad para
entender determinadas instrucciones y por eso no poder seguirlas, no
entender las bromas o chistes que se cuentan, incapacidad para aprender
nuevas palabras o pronunciarlas incorrectamente, inseguridad a la hora
de hablar o expresar una idea, etc..

Síntomas en la lectura ◻ Hemos visto como los niños con dislexia


presentan dificultades de descodificación, por eso la lectura les resulta
tan complicada. Confunden la pronunciación de palabras y les cuesta
mucho leer con fluidez y entender el significado de lo que leen, por eso no
suelen mostrarse muy interesados en los libros o cuentos.

Síntomas en la escritura ◻ : Al no procesar correctamente los símbolos


de la escritura les cuesta mucho deletrear las palabras y expresar ideas
por escrito, pueden entender perfectamente lo que el profesor está
contando, pero les cuesta mucho tomar apuntes o notas. Otros síntomas
que también suelen verse es la escritura irregular, letra poco legible,
demasiado grande o muy pequeña…

Síntomas en la Coordinación motora y orientación espacial ◻ : Algunos


niños muestran dificultades con la coordinación motora y les cuesta
distinguir izquierda - derecha, arriba - abajo, delante-detrás, dentro-fuera,
etc… Este problema puede estar asociado a torpeza en el día a día
donde parecen más patosos que el resto de niños y se pierden con más
frecuencia. No son buenos en los deportes que requieren coordinación
como montar en bicicleta ni en los juegos en equipo como puede ser el
futbol.

Síntomas asociados a la comprensión del tiempo ◻ : Muchas veces para


ellos supone un auténtico esfuerzo interpretar la hora (sobre todo en los
relojes con manillas) y no les resulta nada fácil saber el día, mes o año en
el que están. ◻ Dislexia Numérica o discalculia. : A algunos niños con
dislexia les cuesta manejarse con los números, por lo que no les resulta
fácil contar ni comprender los símbolos de sumar, restar, multiplicar, etc…
Les resulta muy complicado memorizar la tabla de multiplicar. ◻
Síntomas relacionados con la capacidad de socialización ◻ : Algunas
veces los niños disléxicos tienen problemas de socialización y les cuesta
emprender relaciones sociales nuevas. De todas formas, cada niño es un
mundo, y vemos casos de rebeldía e intolerancia, pero también otros de
sumisión.
Clase II:
DISGRAFÍA - DEFINICIÓN

Dificultades específicas de aprendizaje: Dislexia (dificultades en la lectura o


retrasos lectores que impiden la correcta comprensión de
textos), Disgrafía (errores de la escritura, por déficits en el uso y conocimiento
de reglas ortográficas), Discalculia (dificultades en el aprendizaje del cálculo
matemático).

DISGRAFÍA – DEFINICIÓN

 “La Disgrafía es un trastorno de la escritura que afecta a la forma o al


significado y es de tipo funcional. Se presenta en niños con normal
capacidad intelectual con una adecuada estimulación ambiental y sin
trastornos neurológicos, sensoriales, motrices o afectivos intensos”
(Portellano)
 Analizando la definición de Portellano, se puede decir que un niño que
presenta disgrafía realiza trazos inadecuados en su escritura, por lo que
la misma en la mayoría de los casos se vuelve incomprensible, el
tamaño de la letra frecuentemente suele ser grande y defectuosa, esto
se debe a una mala coordinación motriz como consecuencia de un
inadecuado manejo del lápiz. Sin embargo, cabe señalar, que el niño
posee una inteligencia normal.
 Hay que destacar, que la letra de un niño que presenta disgrafía es por
lo gral. torpe y poco satisfactoria, esto hace que el niño trate de evitar
dentro de lo posible toda situación que exija la práctica de la caligrafía.

IMPORTANTE

 Un niño que presenta disgrafía posee una imagen mental bien definida
de lo que desea codificar por escrito, pero descubre que le es imposible
recordar cómo se escriben ciertos símbolos específicos, es decir que el
niño tiene la idea clara de lo que desea escribir pero al momento de
realizar su escritura, no puede cómo se escriben determinadas letras o
palabras, produciéndose de esta manera una confusión, la misma que
se manifiesta en su texto escrito.

CLASIFICACIÓN DE LA DISGRAFÍA

 Los trastornos de la escritura infantil pueden tanto a la forma como al


significado de la letra, ya que los niños que presentan disgrafía pueden
manifestar dificultades tales como: lateralidad, direccionalidad,
movimiento de los ojos, destreza motriz, conocimiento y organización del
espacio, desconocimiento de tiempo, falta de coordinación, alteración de
la imagen corporal, dificultad en la percepción de formas, etc.
 TIPOS DE DISGRAFÍA

A- Disgrafía específica: es la alteración simbólica del lenguaje escrito


como consecuencia de las dificultades disléxicas del niño. La disgrafía
específica es aquella que afecta al contenido de la escritura ya que se
da de la dificultad para reproducir las letras o palabras que no responden
a un trastorno exclusivamente motor, sino a una mala percepción de las
formas en la desorientación temporal, ritmo, etc.

B- Disgrafía motriz: Este tipo de disgrafía afecta a la calidad de la


escritura, específicamente al grafismo en sus aspectos grafomotores. El
niño que presenta disgrafía motora comprende la relación entre los
sonidos y que él mismo pronuncia perfectamente y la representación
gráfica de estos sonidos, pero encuentra dificultades en la escritura
como consecuencia de una motricidad deficiente.

FACTORES CAUSALES DE LA DISGRAFÍA

Al estudiar las causas que producen las dificultades en la escritura del niño
escolar, con frecuencia podemos observar que no es un solo factor que de
forma aislada provoca el déficit de escritura, sino que existen varios aspectos
causales que pueden influir de forma negativa en el aprendizaje de la escritura.

 1- CAUSAS DE TIPO MADURATIVO:

Dentro de las causas de tipo madurativo, existen dificultades de tipo


neuropsicológico que impide que el niño escriba de forma satisfactoria. Para
poder escribir se requiere de una adecuada madurez neuropsicológica del
niño, ya que la escritura es una actividad perceptivo-motriz; cuando no existe
suficiente madurez suelen presentar dificultades tanto para percibir la forma y
el significado de la letra como para manejar el lápiz. Por lo tanto, cuando se da
una inmadurez motriz, ésta no le permite al niño sostener el lápiz y graficar una
letra de forma correcta, esta situación hace que se presenten ciertas
dificultades que impiden el desarrollo de un aprendizaje satisfactorio de la
escritura

Tres factores de tipo neuropsicológico que pueden provocar disgrafía

• El ambidextrismo
• La zurdería contrariada
• Niños torpes motrices
• Niños hipercinéticos
• Trastorno de la organización perceptiva
• Trastorno de la estructuración espacio-temporal
• Trastorno del esquema corporal

 2- CAUSAS CARACTERIALES:
Esta causa se caracteriza por la escritura impresentable, inestable, con
deficiente espaciación e inclinación, lo cual es particular en niños con conflictos
emocionales intensos. Esta disgrafía no se presenta de forma aislada, por el
contrario, suele presentarse asociada a dificultades perceptiva-motrices, de
lateralización y, es producto de tensiones psicológicas del niño. Puede ser
utilizado como un mecanismo de defensa para enmascarar trastornos de
conducta, como timidez, inhibición, aislamiento, celos, etc.

 3 – CAUSAS PEDAGÓGICAS:

Se puede decir que la escuela es el detonador de la disgrafía, porque es


donde el niño tiene que escribir de forma sistemática. Por ende la imposición
de movimientos y posturas al momento de escribir, impiden al niño adaptar la
escritura a los requerimientos de su edad, madurez y preparación.

Clase III:
Problemas emocionales y cognitivos: ansiedad ante los exámenes, baja
autoestima, falta de motivación, dificultades de atención y concentración.

Lo cognitivo y emotivo en los procesos de aprendizaje:

Diversos autores han elaborado planteamientos que invitan a poner mayor


énfasis en la educación emocional, en los procesos escolares, ya que
consideran importante educar la dimensión afectiva a la par de la dimensión
cognitiva para desarrollar las competencias que la nueva realidad exige; esto
representa un desafío para el paradigma educativo dominante, ya que se
puede observar una falta de habilidades emocionales en el alumnado, que le
permitan enfrentar situaciones de la vida cotidiana.

Considerando que la sociedad se encuentra en una era de globalización, que


exige al individuo adaptarse a los cambios constantes del día a día y tomando
como base que el aprendizaje es un proceso que involucra en su totalidad al
ser humano, es decir, en el momento en que aprendemos está presente tanto
la dimensión cognitiva como la afectiva; no obstante, los estudios de la
psicología cognitiva se han centrado más en los procesos cognitivos y poco en
los afectivos, con esto no se niega que sí han reconocido la influencia que
tienen en relación con el aprendizaje, pese a ello los afectos de alguna manera
han quedado en segundo término

El interés por conocer la incidencia de la inteligencia emocional en el aula,


parte de compartir la crítica al concepto del Coeficiente intelectual y la
concepción de que la persona inteligente es la que obtiene mayor éxito
académico y profesional; de lo que se asume la inteligencia emocional como
una alternativa a esta visión.
El argumento central es que para tener éxito en la vida, no basta con tener
buenas habilidades cognitivas, sino que es necesario también tener buenas
habilidades de procesamiento y gestión emocional, orientadas al manejo de las
propias emociones y las de los demás; en este sentido las habilidades
emocionales pueden ser más importantes que el propio conocimiento
académico.

¿Ansiedad, Qué es?

El término ansiedad puede referirse a un síntoma, a un rasgo de personalidad o a


un trastorno.

La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que nos permite ponernos


alerta ante sucesos comprometidos. En realidad, un cierto grado de ansiedad
proporciona un componente adecuado de precaución en situaciones
especialmente peligrosas. Una ansiedad moderada puede ayudarnos a
mantenernos concentrados y afrontar los retos que tenemos por delante.

En ocasiones, sin embargo, el sistema de respuesta a la ansiedad se ve


desbordado y funciona incorrectamente. Más concretamente, la ansiedad
es desproporcionada con la situación e incluso, a veces, se presenta en ausencia
de cualquier peligro ostensible. El sujeto se siente paralizado con un sentimiento
de indefensión y, en general, se produce un deterioro del funcionamiento
psicosocial y fisiológico. Cuando la ansiedad se presenta en momentos
inadecuados o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales
de la persona se considera un trastorno.

Clase IV:
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Necesidades
educativas especiales apoyo educativo y adaptación curricular, cuando el
alumno presente mayor dificultad que el resto de sus compañeros para acceder
a los aprendizajes que le corresponde por su edad.

 INTRODUCCION 1968, DSM-II lo incluyó como reacción hipercinética


en la infancia.
 1980, el DSMIII utilizó el término trastorno de déficit de atención 2001
DSM-IVTR trastorno por déficit de atención con hiperactividad

DSM-IV-TR, 2001 El TDAH es un trastorno de inicio en la infancia que


comprende un patrón persistente de conductas de desatención, hiperactividad
e impulsividad. Se considera que el trastorno está presente cuando estas
conductas tienen mayor frecuencia e intensidad de lo que es habitual según la
edad y el desarrollo de la persona, y tales manifestaciones interfieren de forma
significativa en el rendimiento escolar o laboral, y en sus actividades cotidianas
 DSM-IV-TR, 2001 Problema de salud pública debido a su elevada
prevalencia, se estima entre un 3 y un 7% de la población escolar.
 El curso del trastorno es crónico y requiere tratamiento a largo plazo,
con el correspondiente coste social
 Barkley, 2006 El TDAH es uno de los motivos más frecuentes por los
que los niños son remitidos al pediatra, neuropediatra o al equipo de
salud mental debido a que presentan problemas de conducta.
 De hecho, el TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos
(neurobiológicos) del niño y del adolescente más prevalentes.
 La media de edad de inicio de los síntomas se sitúa entre los 4 y 5 años;
los niños presentan impulsividad, hiperactividad, desobediencia y tienen
mayor propensión a tener accidentes (Bonati et al., 2005).
 El diagnóstico en edad preescolar puede ser más difícil debido a que los
síntomas son propios de la edad, siendo la intensidad, la frecuencia y la
repercusión sobre el entorno lo que orientaría sobre un TDAH.
 Beitchman et al. (1987) hallaron que pacientes preescolares
diagnosticados como TDAH tenían más probabilidad de recibir el mismo
diagnóstico 5 años más tarde o incluso de persistir los mismos síntomas
de hiperactividad y desobediencia.
 El diagnóstico se suele realizar al comenzar la educación primaria,
cuando aparecen problemas en el rendimiento escolar (deberes
incompletos, poco organizados y con errores), el niño se distrae
fácilmente, habla impulsivamente, responde antes de acabar la
pregunta, y se observa disfunción social (conducta desadaptada en el
aula, dificultades para aceptar las normas, agresividad, interrumpe y se
entromete en todo, etc.) (Johnston et al., 2001).
 DEFINICIÓN TDAH El trastorno por déficit de atención con
hiperactividad es un trastorno de origen neurobiológico que se inicia en
la edad infantil y que afecta entre un 3-7% de los niños en edad escolar.
 Se caracteriza por un nivel de impulsividad, actividad y atención no
adecuados a la edad de desarrollo. Muchos niños y adolescentes con
TDAH tienen dificultades para regular su comportamiento y ajustarse a
las normas esperadas para su edad.
 A menudo rinden por debajo de sus capacidades y pueden presentar
trastornos emocionales y del comportamiento (APA, 2001).
 Los datos o conductas que se toman en consideración para valorar un
TDAH son dimensionales, distribuyéndose en un continuo que va desde
la normalidad hasta la patología.
 Los síntomas nucleares son: la inatención, la hiperactividad y la
impulsividad, a los que con frecuencia se suman los síntomas
secundarios a la comorbilidad.
 Se manifiesta por un exceso de movimiento, actividad motriz y/o
cognitiva, en situaciones en que resulta inadecuado hacerlo.
 Tienen grandes dificultades para permanecer quietos cuando las
situaciones lo requieren, tanto en contextos estructurados (el aula o la
mesa a la hora de la comida), como en aquellos no estructurados (la
hora del patio).
 : SINTOMAS NUCLEARES TDAH El momento evolutivo influye
significativamente en la manifestación de la hiperactividad.
 •En niños preescolares tienen una hipercinesia generalizada menos
dependiente del entorno.
 •En la edad escolar, puede suceder que la conducta hiperactiva del niño
se limite a algunas situaciones, hablan en exceso y producen demasiado
ruido durante actividades tranquilas.
 •La hiperactividad en adolescentes suele ser menos evidente,
predominando una sensación interna de inquietud, tratando de hacer
varias cosas a la vez y pasando de una actividad a otra sin finalizar
ninguna.
 TDAH 2. INATENCION Hace referencia a las dificultades para mantener
la atención durante un período de tiempo, tanto en tareas académicas y
familiares, como sociales.
 A los niños les resulta difícil priorizar las tareas, persistir hasta
finalizarlas y evitan actividades que suponen un esfuerzo mental
sostenido.
 Tienden a ir cambiando de tareas sin llegar a terminar ninguna.
 A menudo parecen no escuchar. No siguen órdenes ni instrucciones y
tienen dificultades para organizar tareas y actividades con tendencia a
los olvidos y pérdidas frecuentes. Suelen distraerse con facilidad ante
estímulos irrelevantes.

 SINTOMAS NUCLEARES TDAH A nivel evolutivo, la inatención suele


aparecer más frecuentemente durante la etapa escolar, cuando se
requiere de una actividad cognitiva más compleja, y persiste
significativamente durante la adolescencia y la ed SINTOMAS
NUCLEARES TDAH 3. IMPULSIVIDAD Se manifiesta por impaciencia,
dificultad para aplazar respuestas y para esperar el turno,
interrumpiendo con frecuencia a los demás.
 A menudo los niños dan respuestas precipitadas antes de que se hayan
completado las preguntas, dejándose llevar por la respuesta prepotente
(espontánea y dominante).
 Durante los primeros años, la impulsividad hace que el niño parezca
«estar controlado por los estímulos» de forma que tiene tendencia a
tocarlo todo.
 En la edad escolar, interrumpen constantemente a los otros y tienen
dificultades para esperar su turno.
 TDAH La impulsividad en la adolescencia conlleva un mayor conflicto
con los adultos y una tendencia a tener más conductas de riesgo (abuso
de tóxicos, actividad sexual precoz y accidentes de tráfico).
 Las manifestaciones conductuales descritas anteriormente suelen
producirse en múltiples contextos (hogar, escuela, trabajo y situaciones
sociales). Con la edad, suele disminuir la hiperactividad aparente,
persistiendo la impulsividad y la inatención.
 El TDA es el término comúnmente utilizado para describir los síntomas
de falta de atención, distracción y mala memoria de trabajo.
 El TDAH es el término utilizado para describir síntomas adicionales de
hiperactividad e impulsividad.
Ambos están incluidos en el diagnóstico médico del trastorno por déficit de
atención e hiperactividad. Aquí explicamos sus dos presentaciones distintas

Clase V:
Requerimientos educativos especiales por problemas de
conducta: alteraciones emocionales (ansiedad, depresión…), desobediencia y
rebeldía, alteraciones del comportamiento (negativismo desafiante, conducta
disocial…).

ANSIEDAD Y RENDIMIENTO ESCOLAR

La ansiedad en el escolar, uno de los síntomas más comunes de la tensión


emocional, es una importante pero desatendida área de investigación. Cada
vez más escolares presentan problemas emocionales en la escuela (Doll y
Lyon 1998). Estudios epidemiológicos indican que los desórdenes de ansiedad
durante el desarrollo afectan aproximadamente al 9% de los niños (Berstein y
Borchardt 1991) y entre el 13 y el 17% de los jóvenes (Kashani y Orvaschel
1990). Otras referencias indican que entre el 10 y el 20% de los escolares se
ven afectados por problemas relacionados con la ansiedad (Barret 1998).

Muchas de las demandas de atenciones de los consultorios de salud infanto-


juveniles tienen relación con problemas de aprendizaje en la escuela. La
mayoría de los estados depresivo-ansiosos de esta etapa se relacionan con el
bajo rendimiento y el fracaso escolar.

En un estudio de seguimiento de problemas de salud mental en el primer ciclo


básico en el área occidente de Santiago (De la Barra 1997), el 22.8% de los
alumnos estudiados inició la escolaridad sin problemas, presentando
alteraciones de la conducta en 2° y 3° básicos; un 22.2% presentó perfiles de
conducta desadaptada durante los tres años de escolaridad de acuerdo a la
evaluación de los profesores.

La prevalencia de los trastornos ansiosos es incierta, ya que a menudo los


estudiantes a quienes se les diagnostica algún trastorno ansioso suelen
responder, además, a criterios de una o más perturbaciones adicionales
(Wicks-Nelson e Israel 1997).

Existen también, combinaciones de problemas conductuales que coinciden con


concepciones de trastornos ansiosos en niños y adolescentes (Achembach
1993). Al mismo tiempo, cada niño y cada adolescente muestran distintos
síntomas ansiosos y con diversa intensidad. Pueden variar también tanto en su
persistencia como en el período en el que se presentan, obedeciendo a tres
sistemas de respuestas: motoras, fisiológicas y subjetivas.

Asimismo, no todos los niños y adolescentes experimentan el mismo patrón o


intensidad de la sintomatología; las reacciones pueden variar en cuanto a su
duración, persistencia y fluctuación a lo largo del tiempo.
Altos niveles de ansiedad reducen la eficiencia en el aprendizaje, ya que
disminuyen la atención, la concentración y la retención, con el consecuente
deterioro en el rendimiento escolar. Los muy ansiosos tienen dificultades para
poner atención, se distraen con facilidad. Utilizan pocas de las claves que se
otorgan en las tareas intelectuales. A medida en que van procesando la
información, no organizan ni elaboran adecuadamente los materiales y tienden
a ser poco flexibles para adaptarse a los procesos de aprendizaje (Newcomer
1993). Aquellos con una inteligencia promedio sufren mayormente de
dificultades académicas, ya que los mejores dotados intelectualmente pueden
compensar la ansiedad (Spielberger 1985).

Por su misma naturaleza, la ansiedad depende del concepto que el alumno


tiene de las demandas que se le formulan en relación con la capacidad de
comprensión y de control que encuentra en sí mismo. El estudiante enfrenta
constantemente situaciones académicas cuyas exigencias debe comparar con
sus propios medios. Cuando su evaluación de las demandas de la escuela lo
llevan a concluir que son más de lo que él puede rendir, afronta una situación
de peligro, de humillación, a veces, suficientes para justificar el rechazo a la
escuela (Jackson y Frick 1998).

La disminución en el rendimiento en la escuela tiene consecuencias negativas


tanto en las calificaciones como en la autoestima de los estudiantes.
Cogniciones específicas pueden desarrollar la percepción de situaciones como
algo hostil y amenazador; pueden provocar que el estudiante corra el riesgo de
desarrollar o mantener trastornos ansiosos (Bell-Dollan 1995).

Si la ansiedad es intensa, el estudiante muestra excesiva sensibilidad y


temores, incluyendo temor a la escuela, vergüenza, timidez, sensaciones
importantes de inseguridad y síntomas somáticos. Los alumnos intensamente
ansiosos padecen de una extraordinaria tendencia a preocuparse
excesivamente por su competencia cognositiva y rendimiento escolar,
exteriorizando intranquilidad, trastornos del sueño, dolores de estómago,
alteraciones conductuales, etc. Asimismo, sienten temor de no gustarle a los
demás, sufren la sensación de que sus compañeros se ríen de ellos y se
muestran aprensivos frente a actividades que otros alumnos realizan con
entusiasmo.

Un estado ansioso intenso provoca que el alumno se altere fácilmente por


experiencias de la vida cotidiana y especialmente ante la tarea escolar, ya que
muestra un comportamiento y un rendimiento escolar distintos al resto de sus
compañeros. Exhibe desasosiego y un miedo exagerado y constante a actuar
de una manera vergonzante o sorprendente en situaciones o actividades donde
se reúnen varias personas.

Algunos estudiantes sufren fobia social, un miedo exagerado y constante de


actuar de modo humillante o desconcertante en situaciones o actividades
sociales. El miedo se produce en ocasiones en que el sujeto entra en contacto
con personas desconocidas o se ve expuesto al escrutinio de otros. Un
importante número de alumnos a quienes se les diagnostica fobia social
cumplen también con los criterios de otros trastornos de ansiedad y de
depresión (Last y otros 1991).

Para niños entre 8 y 12 años de edad, los miedos sociales más frecuentes
están relacionados con situaciones en las que hay que leer y/o hablar en voz
alta, hablar con personas que representen autoridad, así como también
relacionarse con sus pares (Beidel y Randall 1994).

La ansiedad social en estas edades puede agruparse de acuerdo a tres signos


(La Greca y Stone 1993): miedo a las evaluaciones negativas de sus
compañeros; evitación del contacto social, y angustia frente a situaciones
nuevas. Asimismo, la ansiedad social está ligada a la poca aceptación de parte
de los compañeros de curso y/o amigos y a una autoestima deteriorada. Sin
embargo, el alumno puede además tener problemas para verbalizar y
comunicar sus emociones y sentimientos, lo que supone una dificultad para
realizar la evaluación correspondiente.

Dos problemas motivacional-afectivos que sufren frecuentemente algunos


alumnos y que pueden atribuirse en gran medida a las condiciones poco
favorables en las salas de clase y al uso incorrecto de la dimensión afectiva por
parte del profesor y de la institución escolar, lo constituyen la denominada
indefensión y la desesperanza aprendida (Alonso Tapia 1992).

La indefensión aparece claramente como un patrón de comportamiento


establecido a partir de los 11 ó 12 años de edad. Estos estudiantes atribuyen el
éxito escolar a causas externas, variables y fuera de su control. Asimismo,
reportan autocogniciones negativas y dicen espontáneamente que su
inteligencia, su memoria o su capacidad para resolver problemas son
deficientes. Presentan aburrimiento o ansiedad frente a la tarea escolar. A
medida que aumentan las ocasiones en que han fracasado, disminuye su
participación académica.

La desesperanza aprendida se puede identificar en niños de 8 ó 9 años de


edad. Independientemente de sus logros académicos, estos alumnos
experimentan el sentimiento de estar condenados al fracaso. Los estudiantes
que manifiestan indefensión y desesperanza aprendida tienden a ver sus
propias dificultades como fracasos indicativos insuperables de sus escasas
habilidades.

Los sentimientos de bajo logro personal reducen el rendimiento académico, lo


que coloca al alumno en una situación de alto riesgo de bajo rendimiento y de
fracaso en la escuela. La designación de estudiante en riesgo refleja el
reconocimiento de que algunos estudiantes están predispuestos a
experimentar problemas tanto en el rendimiento en la escuela como en sus
vivencias personales y sociales (Johnson 1997). Un estudiante en riesgo no
significa que sea retrasado o que tenga alguna incapacidad, sino más bien se
refiere a características y circunstancias de su medio escolar, familiar y social
que lo predisponen a experiencias negativas, tales como deserción, bajo
rendimiento, trastornos emocionales, drogadicción, trastornos de la conducta,
etc.
Los factores de riesgo del estudiante incluyen déficits cognitivos, del lenguaje,
atención lábil, déficits en las habilidades sociales y problemas emocionales.
Los factores de riesgo presentes en la escuela se refieren a aquellas
características y circunstancias específicas, ligadas a los docentes y
paradocentes, a la estructura, al clima organizacional y a los valores del
sistema escolar (Broman, Bien y Shaugenessy 1985; Johnson 1998).

Estudios realizados en nuestro país sobre la relación de distintas variables con


el rendimiento académico muestran que los alumnos con autoestima positiva,
altas expectativas y con motivación intrínseca para aprender, obtienen mejores
logros escolares que aquellos con autoestima baja, expectativas escasas y una
motivación extrínseca para el estudio (Haeussler y Milicic 1995).

La autopercepción positiva se ha vinculado con la salud mental a largo plazo y


con el equilibrio emocional. Aquellos individuos cuya autoestima no se ha
desarrollado suficientemente pueden mostrar signos somáticos de ansiedad.

Asimismo, el autoconcepto académico, definido como “la parte de sí mismo que


se relaciona más directamente con el rendimiento académico”, juega un rol
fundamental en el rendimiento académico del estudiante (Arancibia, Maltes y
Alvarez 1990: 15).

El estimular la motivación intrínseca, es decir, estimular en los alumnos la


voluntad de aprender, se logra creando en ellos comportamientos (Díaz-Barriga
y Hernández 1998):

a) Que otorguen mayor valor al hecho de aprender que al tener éxito o fracaso.

b) Que consideren sus capacidades cognitivas y sus habilidades para el


estudio como algo modificable.

c) Que centren más su atención en la experiencia de aprender que en las


recompensas externas.

d) Que faciliten su autonomía y autocontrol. Que reconozcan la relevancia y


significado de las tareas académicas.

ANSIEDAD Y RELACIONES INTERPERSONALES EN LA ESCUELA

El sistema escolar constituye un espacio de convivencia. Cada día en la


escuela, los alumnos se esfuerzan para establecer y mantener relaciones
interpersonales, tratando de desarrollar identidades sociales y un sentido de
pertenencia. Observan y adquieren modelos de conducta que imitan de los
otros y son gratificados por comportarse de manera aceptable para sus
compañeros y para sus profesores.

Generalmente aquellos niños que tienen éxito en el contexto social son los más
exitosos como estudiantes. El ambiente cargado de evaluaciones del sistema
escolar contribuye, además, al incremento del temor que puede provocar el
contacto interpersonal intraescolar, especialmente cuando el alumno se siente
inseguro de sus habilidades sociales y tiene temor a las evaluaciones negativas
de sus compañeros, amigos y profesores. Asimismo, los estudiantes ansiosos
a menudo presentan problemas en su socialización, porque su dependencia del
adulto y sus propias aprensiones los hacen aparecer muy infantiles ante sus
compañeros.

La evidencia empírica indica que la ansiedad en la niñez tiene implicaciones


negativas en el ámbito psicosocial, ya que está asociada con significativos
deterioros en sus relaciones con sus pares y en su competencia social
(Cobhan, Dadds y Spence 1998).

El fracaso es fuente de frustración en una escuela que estimula la


competitividad en sus estudiantes. La frustración es uno de los factores que
pueden llevar a la conducta agresiva, ya que fomenta la hostilidad entre los
alumnos. La competencia por las calificaciones académicas aumenta la tensión
emocional. La competencia entre los estudiantes genera hostilidad y está
vinculada con la agresión, de tal manera que cuando los estudiantes compiten
por rendimiento académico la violencia intraescolar aumenta (Turner, Fenn y
Cole 1981).

La estabilidad personal y emocional está ligada con la tolerancia a la


frustración. En general, el alumno que posee antecedentes de inestabilidad
emocional tiene menos posibilidades de resistir los efectos de la frustración que
aquellos emocionalmente estables.

Por lo tanto, el alumno que sufre ansiedad está en alto riesgo de trastornos
conductuales asociados a su inestabilidad emocional.

El profesor capaz de percibir el sentimiento de impotencia en el alumno puede


actuar para prevenir la ansiedad y facilitar el control. Los alumnos que
presentan sentimientos de impotencia generalmente muestran hostilidad
sistemática hacia un tema. Probablemente en un comienzo no sea posible
observar con claridad la naturaleza del problema del alumno, pero es evidente
que enfrenta una dificultad y no se siente en condiciones de resolverla. Es
probable, además, que el alumno presente actitudes de desconcierto o de
bloqueo frente a determinados contenidos, a pesar de dársele explicaciones
adecuadas. Este bloqueo o el no entender puede manifestarse como falta de
participación en clases, poca atención y falta en el cumplimiento de las tareas
que debe realizar en su casa. Este tipo de alumno muestra gran dependencia
de su profesor y/o de sus compañeros para obtener las respuestas a preguntas
que él mismo podría resolver con un poco de reflexión y de trabajo personal; de
tal manera que es un alumno que rinde bien en un grupo bajo supervisión, pero
que presenta dificultades o no es capaz de iniciar o continuar por sí solo una
actividad académica.

Evidencias empíricas muestran que, independientemente de los antecedentes


familiares y de las características de la escuela, se observan cambios positivos
en el rendimiento, conducta y relaciones personales en los alumnos de
profesores organizadores y mediadores en el encuentro del estudiante con el
conocimiento (Díaz-Barriga y Hernández 1998).
¿COMO PUEDEN LOS PROFESORES AYUDAR A LOS ESTUDIANTES QUE
PADECEN TRASTORNOS DE ANSIEDAD?

Los profesores enfrentan hoy en día uno de los más importantes desafíos de la
Reforma Educacional chilena: el atender a las distintas necesidades educativas
de los estudiantes, transformando paulatinamente las escuelas en ámbitos
donde todos y cada uno de los alumnos tengan las mismas oportunidades y
posibilidades de progresar, considerando sus características personales y
sociales. No se ha avanzado lo suficiente en estos aspectos como sería
deseable, ya que muchos avances planteados por la Reforma Educacional se
han desarrollado sólo a nivel retórico, ya que en la práctica no se observan en
la enseñanza variedades de situaciones de aprendizaje.

En las instituciones educacionales, es de gran importancia la evaluación de los


procesos de aprendizaje, la cual puede adoptar diversas modalidades.
Independientemente del tipo de evaluación que se utilice, estas originan cierto
grado de ansiedad en algunos estudiantes de todos los niveles, lo que provoca
una baja del rendimiento en la evaluación de alumnos perfectamente capaces
de obtener excelentes resultados académicos. El éxito o fracaso escolar
dependen, en gran medida, de la ejecución del estudiante en las evaluaciones,
en desmedro del proceso continuo de aprendizaje que el alumno desarrolla
durante el período escolar.

En la escuela, circunstancias no fortuitas motivadas por una situación de riesgo


o amenaza afectan al estudiante, contribuyendo al desarrollo de la ansiedad.
Algunos alumnos pueden sentirse abrumados por las exigencias académicas
impuestas sobre él. La competencia por las calificaciones, en un ambiente de
iniquidad de oportunidades de aprendizaje, provoca ansiedad en algunos
estudiantes. El contexto cargado de evaluaciones intempestivas tanto
intelectuales como sociales que predomina en las escuelas es ansiogénico.

Cuando se presenta una ansiedad intensa en las evaluaciones, se convierte en


un problema que aumenta enormemente el riesgo de bajo rendimiento y de
fracaso de algunos alumnos. Asimismo, la disminución del desempeño escolar
afecta la autoestima, el autoconcepto y el desarrollo personal de los
estudiantes, con el consecuente deterioro de su conducta y de sus relaciones
interpersonales, especialmente al interior de la escuela.

La ansiedad ante las evaluaciones provoca errores productos de la inseguridad


y del temor, e inquietud psicomotora, lo que afecta la atención y la memoria,
esenciales para un buen desempeño. La ansiedad acompañada de hábitos de
estudio deficientes frecuentemente forman parte de la constelación de los
factores asociados al bajo rendimiento escolar. El bajo rendimiento en estos
casos está en función del trastorno ansioso que el alumno presenta, y de
deficiencias severas en sus hábitos de estudio, también afectados por la
tensión emocional.

Es necesario, para el éxito escolar del alumno ansioso, trabajar en el manejo


de la ansiedad y en el desarrollo de adecuados métodos de estudio y de
evaluaciones que consideren el aspecto emocional en la interacción educativa,
como factor importante en el proceso y resultados del aprendizaje. La
intensidad de la tensión emocional que el alumno experimenta depende en
parte de las valoraciones cognositivas que haga de las evaluaciones, del grado
en que las perciba como amenazantes y de la medida en que se perciba como
incapaz de afrontarlas.

Es desfavorable para los estudiantes ansiosos, ya que exacerba la ansiedad, la


utilización de las evaluaciones como una actividad especial y que se realiza
sólo en ocasiones determinadas presionando al alumno a tener éxito inmediato.
La incorporación de estrategias alternativas de enseñanza y la flexibilidad
curricular son fundamentales para facilitar el aprendizaje de los alumnos
ansiosos. Un elemento clave para diseñar proyectos curriculares que se
adapten a la diversidad de los estudiantes es detectar las necesidades de
aprendizaje y el tipo de evaluación necesaria para que los alumnos con
ansiedad no exacerben su sintomatología en los únicos momentos en que sean
valorados sus conocimientos, con el consecuente deterioro en sus resultados.
Una adaptación de las evaluaciones a las características personales de estos
alumnos sería un aporte beneficioso para el rendimiento escolar, la conducta y
las relaciones interpersonales en la comunidad educativa.

Es imprescindible, por lo tanto, que en cada escuela se diversifiquen las


evaluaciones y que se transformen, además, en una actividad constante y
permanente, que permita estimar el progreso de los alumnos facilitando hacer
ajustes para flexibilizar la enseñanza, de acuerdo a los distintos ritmos de
aprendizaje de los estudiantes. La evaluación siempre debe ser considerada
como un momento más del aprendizaje, una actividad permanente y constante
que permita estimar paulatinamente el progreso de los alumnos. Con un
sistema de evaluación permanente y constante, es posible aminorar la tensión
emocional, el temor y los trastornos conductuales y de relaciones
interpersonales causados por la ansiedad.

El psicólogo educacional
El psicólogo educacional es una figura clave en el desarrollo funcional y equilibrado de
un centro educativo en todos los niveles: Educación Infantil, Primaria, Secundaria y
Bachiller-FP. Su función prioritaria es atender y fomentar el desarrollo psicológico en
todos sus componentes -psicomotriz, intelectual, social, afectivo-emocional- y en los 3
agentes principales del sistema educativo (alumnos, padres y profesores).

Desde esta perspectiva, el trabajo del psicólogo implica 2 grandes objetivos:

1) aportar un análisis psicológico de diversas situaciones (evaluación); y

2) proponer planes de acción que respondan a los análisis realizados (intervención).


Con estos objetivos, contextualizados en su perfil profesional e investigador, el
psicólogo lleva a cabo diversas actividades con los 3 agentes del sistema educativo.

En relación a los alumnos/as, se pueden identificar 2 funciones del psicólogo:

1) Evaluación psicológica para prevenir y diagnosticar


El psicólogo realiza actividades de diagnóstico y evaluación psicológica con los
alumnos tanto a nivel individual (diagnósticos individuales) como a nivel
colectivo (pruebas administradas colectivamente para valorar el desarrollo
psicológico y académico de los alumnos en los distintos niveles educativos).
Esta función evaluadora tiene como objetivos: 1) la prevención y detección de
problemas de salud mental, su tratamiento o la derivación de los casos (en
función de la naturaleza y gravedad del diagnóstico), su seguimiento a través
de la coordinación con los servicios de Salud Mental y la coordinación de las
medidas a adoptar en el centro escolar; 2) la detección temprana y diagnóstico
de trastornos del desarrollo; 3) el diagnóstico de discapacidades intelectuales
(deficiencia mental…), de sobredotación intelectual y altas capacidades; 4) el
diagnóstico de trastornos de la personalidad, del comportamiento, de las
emociones…; y 5) la detección de necesidades educativas especiales y
trastornos específicos de aprendizaje…

Dentro de esta función de evaluación, el psicólogo: 1) realiza entrevistas


iniciales; 2) administra tests psicométricos y otras técnicas de evaluación
psicológica (observacionales, autoinformes, proyectivas…) para medir rasgos
de personalidad (independencia, extraversión, estabilidad emocional,
autocontrol…), inteligencia y otros procesos cognitivos (inteligencia verbal, no
verbal…, creatividad, estrategias cognitivas de aprendizaje, procesos de
aprendizaje...), síntomas psicopatológicos (ansiedad, depresión, TDAH,
trastornos de conducta…), conductas sociales, interacciones grupales,
desarrollo psicomotor, adaptación social-personal-familiar-escolar, ambiente,
intereses, valores…; y 3) realiza entrevistas de devolución diagnóstica y
asesoramiento. Las actividades se llevan a cabo con la finalidad de detectar
problemas individuales o grupales, y concluyen con la elaboración de informes
psicológicos que contienen propuestas de intervención en base a las
dificultades identificadas.

2) Implementar programas de intervención psicológica y psicoeducativa con


fines preventivos, de desarrollo y terapéuticos

Además de evaluar, el psicólogo realiza con los alumnos actividades


vinculadas a la intervención. El término intervención es un término ambiguo y
multifacético ya que puede denotar educación, enriquecimiento, prevención,
corrección, rehabilitación, modificación, estimulación, mejoría, terapia,
entrenamiento, tratamiento...

La intervención en los centros educativos tiene que ver tanto con las
necesidades psicológicas como con las necesidades educativas de los
alumnos. La intervención: 1) tiene por objetivo global la mejora de la calidad
educativa de los centros a través de la propuesta de soluciones educativas
adaptadas a las necesidades de los alumnos y a las características del
contexto; 2) está compuesta por un conjunto de acciones preventivas y
terapéuticas complementarias a las que desarrollan los profesores en el aula, a
la instrucción académica, con el fin de optimizar el desarrollo integral y el
rendimiento escolar; 3) generalmente se realiza con los alumnos, aunque
habitualmente implica a los principales agentes del sistema educativo; 4) se
diseña bajo la forma de programas o conjunto de actividades concretas y
temporalizadas para lograr objetivos específicos; y 5) contiene un conjunto de
herramientas de evaluación para medir sus efectos.

En este contexto, el psicólogo desarrolla 2 grandes líneas de acción:

1) La intervención psicológica terapéutica de enfoque clínico -está centrada en


los alumnos con problemas emocionales o intelectuales que han sido
identificados en exploraciones diagnósticas previas y, tomando como base el
diagnóstico, el psicólogo, o bien realiza el tratamiento correspondiente de
carácter individual, grupal o familiar (tratamientos de primer nivel), o bien deriva
el caso a profesionales de la salud mental o a otros servicios de la red social de
intervención existentes-; y

2) La intervención psicológica psicoeducativa en base a programas -implica


seleccionar programas existentes, implementarlos y evaluar los efectos de
estos programas; el psicólogo implementa estos programas, o forma al
profesorado para que los aplique (en colaboración con los responsables
pedagógicos del centro) o contacta con organismos de la red de servicios
especializados disponibles para que los lleven a cabo-. Dentro de los
programas de intervención se pueden diferenciar 4 tipos de programas en
función de sus objetivos: preventivos, de desarrollo, terapéuticos, y de
orientación académica y profesional.

• Programas preventivos: Tienen como finalidad trabajar procesos que


eviten la aparición de diversos tipos de problemas en las distintas etapas
educativas. Entre ellos se pueden enfatizar los programas para la
prevención del fracaso escolar (un problema grave que afecta
actualmente a un 30% de los alumnos de Secundaria), de las adicciones
físicas y psicológicas (drogas, Internet, sexo…), de la violencia escolar,
de los problemas de adaptación al ingreso en la escuela, de los
embarazos adolescentes, de los problemas alimentarios (anorexia…), de
los riesgos de la utilización de plataformas virtuales (chats, redes
sociales, videologs, fotologs)…

• Programas de desarrollo: Incluyen programas para fomentar el


entrenamiento de funciones intelectuales y psicomotrices para
desarrollar diversos procesos (atención, observación, memoria,
razonamiento lógico, estrategias cognitivas de resolución de problemas,
creatividad, técnicas de aprendizaje, lenguaje, procesamiento cognitivo,
organización perceptiva, funciones motrices...); y programas para
fomentar factores del desarrollo social y afectivo-emocional tales como
autoconcepto-autoestima, comunicación, prosocialidad, resolución de
conflictos, apego seguro, empatía, valores ético-morales, tolerancia,
derechos humanos, multiculturalidad, emociones, igualdad de género,
hábitos de salud (alimentación, ejercicio físico, sexualidad, alcohol,
drogas…), etc.

• Programas terapéuticos: El psicólogo realiza actuaciones de primer nivel


dirigidas a abordar situaciones problemáticas cuando ya se han
producido, tratamientos de desórdenes psicológicos que pueden ser
realizados en el centro, intervenciones con alumnos con problemas de
socialización, con dificultades de aprendizaje (reeducación instrumental
de factores madurativos...), con discapacidades intelectuales,
sensoriales y motrices, con necesidades educativas asociadas a altas
capacidades, con alumnos o grupos en situaciones de conflicto (acoso
escolar, baja autoestima, divorcio, fobia escolar…), etc. En función del
diagnóstico, el psicólogo realiza actuaciones que den respuesta a las
necesidades educativas y psicológicas de los alumnos o deriva la
intervención a instituciones o centros especializados, realizando un
seguimiento de la evolución de los alumnos.

En relación con los profesores se pueden destacar 4 funciones del


psicólogo:

1) Información diagnóstica: El psicólogo primero recibe información de los


profesores y después aporta información al profesorado sobre los resultados
diagnósticos individuales y colectivos realizados a los alumnos, con la debida
consideración del carácter confidencial de los mismos. En la medida que los
profesores dispongan de información sobre las capacidades intelectuales,
estrategias cognitivas de aprendizaje, personalidad, dificultades de aprendizaje,
etc., podrán ayudar mejor a sus alumnos.

2) Asesoramiento y colaboración: El psicólogo asesora a los profesores y


colabora con ellos en diversos temas como: análisis de situaciones escolares
problemáticas y soluciones (desmotivación, conductas disruptivas, acoso…),
comprensión de los procesos de enseñanza-aprendizaje en relación a
contenidos curriculares específicos, aulas de aprendizaje de tareas, plan de
acción tutorial, técnicas de dinámica de grupos, de comunicación, de
observación, de aprendizaje cooperativo…, estrategias que favorecen el
aprendizaje significativo, programas de atención a la diversidad del alumnado,
a los inmigrantes, a los estudiantes con necesidades educativas especiales,
etc.

3) Formación: El psicólogo organiza cursos de formación para el profesorado


en relación a programas de intervención que implementarán (programas para
estimular la inteligencia, la motivación, la creatividad, la convivencia, los valores
prosociales…), así como sobre distintos temas en los que los profesores
manifiesten su interés (tutorías, dificultades del proceso enseñanza-
aprendizaje, técnicas de investigación en el aula…).

4) Investigación: Una función secundaria del psicólogo sería conducir estudios


de investigación con diversas metodologías (experimentales, correlacionales,
cualitativas, etnográficas, etc.), en colaboración con los profesores y otros
profesionales, en torno a diversos temas de Psicología Educativa (procesos de
enseñanza-aprendizaje, procesos mentales que intervienen en el aprendizaje,
aprendizaje mediatizado por el uso de nuevas tecnologías, rasgos y actitudes
del profesorado favorecedores de los procesos educativos, estudios sobre
situaciones de acoso escolar o consumo de drogas presentes en el centro,
efectos de los programas de intervención que se implementan en el centro...).
En relación a los padres, se pueden delimitar 3 funciones del psicólogo:

1) Información diagnóstica y asesoramiento: El psicólogo primero recoge


información de los padres (entrevistas iniciales - anamnesis) y después aporta
información (entrevistas de devolución), sobre las evaluaciones realizadas a
sus hijos (individuales, colectivas, de orientación académica-profesional…), y
en base a estos datos asesora a la familia para el manejo de las situaciones
que los miembros de la familia hayan podido experimentar (pérdida de seres
queridos, divorcio, rivalidad fraterna, fracaso escolar, anorexia, drogas…),
sobre problemas y procesos psicológicos que afectan al aprendizaje (trastornos
de sueño, de la alimentación, de conducta…), etc.

2) Formación: El psicólogo organiza conferencias-coloquio sobre temas de


interés para los padres (características evolutivas de cada ciclo vital,
estrategias para fomentar el autoconcepto-autoestima, la inteligencia
emocional, el apego seguro en los hijos, sexualidad en la infancia y la
adolescencia, técnicas de comunicación con los hijos, consumo de drogas,
utilización de Internet, problemas de aprendizaje, psicopatología infanto-
juvenil…). Además, potencia las escuelas de padres que contextualicen estos
procesos formativos.

3) Intervención: El psicólogo realiza intervenciones terapéuticas de primer nivel


con el grupo familiar con la finalidad de favorecer que aprendan a resolver
conflictos que mejoren el equilibrio homeostático de la familia, o deriva el
tratamiento a profesionales externos realizando un seguimiento del mismo.
Además, lleva a cabo intervenciones colectivas para implicar a los padres en
los programas que se estén llevando a cabo con sus hijos (por ejemplo, para
fomentar valores prosociales favorecedores de la convivencia), y facilita la
cooperación entre los padres y otros profesionales (profesores, responsables
pedagógicos, psicólogos clínicos, entre otros) para la detección y solución de
problemas educativos y de desarrollo.

En síntesis, el psicólogo contribuye a la necesidad de conjugar la escuela cada


vez más competitiva y la escuela integradora que fomenta la inclusión y el
desarrollo integral de todos los alumnos, a la necesidad de trabajar en equipo,
y a la necesidad de construir un espacio para escuchar y atender al alumno, a
los padres y profesores.

A pesar de que la Psicología Educativa ocupa el segundo lugar, tras la


Psicología Clínica, en cuanto a perfiles de actividad profesional, el papel del
psicólogo en los centros educativos se ha ido diluyendo en los últimos años
(otros profesionales están desarrollando muchas de las funciones específicas
del psicólogo pero sin la formación adecuada) y pocos estudiantes de
Psicología realizan esta elección. Por ello es necesario: 1) delimitar las
funciones del psicólogo educativo, diferenciándolo de otros roles profesionales
(especialistas en pedagogía terapéutica, consultores…); 2) incorporar
psicólogos en todos los centros educativos, con especialización en las distintas
etapas, con una ratio de alumnado aceptable (200 alumnos) que posibilite el
desempeño realista de las funciones descritas que llevará a cabo en
colaboración con otros profesionales (profesores, especialistas en pedagogía
terapéutica, etc.); y 3) exigir un postgrado de Psicología Educativa con
directrices propias, que habilite para el ejercicio de la profesión, es decir, un
itinerario formativo específico enmarcado dentro del Espacio Europeo de
Educación Superior.

También podría gustarte