C-740-01
C-740-01
C-740-01
FUERZAS MILITARES-Reservistas
RESERVISTA MOVILIZADO-Obligaciones
Para la Corte, cuando una persona tiene la calidad de reservista de primera clase y
es llamado al servicio, en los términos antes descritos, readquiere la calidad de
militar en servicio activo, desde el mismo momento en que se formaliza dicho
llamamiento.
CORTE MARCIAL-Integración
Magistrado Ponente:
Dr. ALVARO TAFUR GALVIS.
Bogotá D.C., once (11) de julio del año dos mil uno (2001).
La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones
constitucionales y de los requisitos y trámite establecidos en el Decreto 2067 de
1991, ha proferido la siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
El Congreso de Colombia,
D E C R E T A:
LIBRO SEGUNDO
PARTE ESPECIAL
DE LOS DELITOS
TITULO PRIMERO
DELITOS CONTRA LA DISCIPLINA
(…)
CAPITULO II
DE LA DESOBEDIENCIA
(…)
(…)
TITULO TERCERO
DE LA JURISDICCION Y DE LA COMPETENCIA
(…)
CAPITULO VII
JUZGADOS DE PRIMERA INSTANCIA PARA LA POLICIA
NACIONAL
TITULO DECIMO
(…)
CAPITULO III
PROCEDIMIENTO ESPECIAL
(…)
Vencido el término anterior, se dará traslado al Ministerio Público para concepto por cinco (5) días y al Defensor por
igual término para alegar. Se pronunciará fallo dentro de los cinco (5) días siguientes.
(…)”
III. LA DEMANDA
El actor manifiesta que los artículos 177, 255 a 258 y el inciso final del artículo 579
de la Ley 522 de 1999 violan los artículos 13, 29 y 213 de la Constitución Política,
respectivamente, por las siguientes razones:
Estima que los artículos 255 a 258, mediante los que se establece la competencia de
los jueces que han de conocer en primera instancia de los procesos que se adelanten
en contra de los miembros de la Policía Nacional, atentan contra el derecho a la
igualdad (C.P., art. 13) ya que, en su sentir, en forma caprichosa se asignó a los
jueces de la Dirección General la institución, la competencia para conocer de los
procesos adelantados contra los oficiales superiores y a los jueces de la Inspección
General la competencia para el juzgamiento de oficiales subalternos, de modo que le
negó la posibilidad de conocer de los procesos adelantados contra sus oficiales a los
“juzgados de Metropolitana y de Departamento”, en tanto que para las fuerzas
militares, vale decir el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, dicha competencia
radica en cabeza de los juzgados de Brigada o de División, que tienen el mismo
rango de un Juzgado de Departamento en la Policía.
Por lo tanto, concluye que el conocimiento de los procesos que se adelanten contra
los oficiales de la Policía Nacional debe ser de competencia de los jueces de las
unidades policiales a las cuales pertenezcan, sean éstas Metropolitanas o
Departamentos de Policía.
Por último, señala que el inciso final del artículo 579 viola el derecho al debido
proceso (C.P., art. 29) pues en el llamado procedimiento especial a que alude dicha
norma, se excluyó a la parte civil y al fiscal de conocimiento, ignorando que en el
régimen penal militar debe dársele traslado, en igualdad de oportunidades y para los
mismos efectos, a todos los sujetos procesales.
IV. INTERVENCIONES
A su juicio, el cargo contra el artículo 117 de la Ley 522 por violación del artículo
213 superior, carece de fundamento y refleja un total desconocimiento de las normas
y trámites vigentes para el llamamiento de las reservas, ya que la Ley 48 de 1993
(Arts. 55 y 56) señala el procedimiento para tal efecto, en desarrollo del articulo 216
constitucional según el cual “…todos los colombianos están obligados a tomar las
armas cuando las necesidades lo exijan para defender la independencia nacional y
las instituciones políticas…”. De manera que la convocatoria o el llamamiento de
las reservas que haga el Gobierno Nacional, bajo las circunstancias previstas en la
Constitución y la ley, es el hecho que suspende la calidad de civil que tenga un
ciudadano y lo convierte nuevamente en miembro de la fuerza pública, calidad ésta
que permite que lo juzgue la justicia “castrense” por sus actos de desobediencia.
Señala, con apoyo en la sentencia C-592 de 1998 de esta Corte, que los artículos 255
a 258 de la Ley 522 de 1999 no violan el principio de igualdad (C.P., art. 13), pues el
Congreso tiene la competencia para establecer, como lo hizo, la distribución de
competencias en la jurisdicción penal militar. Así mismo, afirma que el principio de
igualdad supone que el legislador otorgue trato igual entre iguales y desigual entre
desiguales, por lo que las atribuciones otorgadas en los artículos demandados
responden a esos postulados y responden a los presupuestos de razonabilidad a que
alude la jurisprudencia.
Sobre el cargo por violación al debido proceso (C.P., art. 29) por el inciso final del
artículo 579 demandado, estima que no tiene sustento jurídico, pues el legislador
previó el procedimiento especial en la Ley 522 de 1999 y fijó las normas propias del
juicio respectivo, respetando el debido proceso y garantizando los derechos del
acusado. Agrega así mismo, que la naturaleza de las conductas que se juzgan por el
procedimiento especial no amerita la intervención de la parte civil y del fiscal, al
contrario de lo que acontece con los procedimientos ante la Corte Marcial que si la
prevé. Señala además que la constitución de la parte civil en el proceso penal militar
tiene por único objeto el impulso del proceso y que la reclamación de perjuicios se
debe solicitar ante la jurisdicción en lo contencioso administrativo, de conformidad
con el artículo 108 ibídem.
Señala que, en desarrollo de los artículos 217, 218 y 221 de la Constitución Política,
se expidió la Ley 48 de 1993 que establece el llamamiento especial de las reservas y
la obligatoriedad de la presentación del servicio (Arts. 55 y 56), de conformidad con
el mandato del artículo 117 demandado, en concordancia con el 116 ibídem. Así
pues, debe entenderse que cuando el Gobierno Nacional, mediante el
correspondiente acto administrativo, convoca a las reservas indicándoles lugar, fecha
y hora en que deben presentarse, las incorpora nuevamente al servicio activo y por lo
tanto los reservistas pierden su calidad de civiles para readquirir la de militares; de
modo que a partir de ese momento les son aplicables las normas del Código Penal
Militar.
Respecto de los artículos 255 a 258 demandados señala, con apoyo en la sentencia T-
120 de 1992 de la Corte Constitucional, que se trata de normas de derecho procesal,
de carácter público y por lo tanto de aplicación inmediata.
En cuanto a lo dispuesto por el inciso final del artículo 579 de la Ley 522 de 1999,
manifiesta que en el proceso penal militar las partes están conformadas por quienes
integran la relación jurídico procesal, de modo que la parte civil puede constituirse
en los términos del artículo 305 ibídem; y respecto de los fiscales, indica que ellos
simplemente son quienes ejercen la función de calificación y acusación en el
proceso, de modo que en este caso, teniendo en cuenta la etapa procesal a que se
refiere el inciso acusado, no hay violación al debido proceso.
De otra parte, señala que los artículos 255 a 258, que disponen el reparto de
competencias para el juzgamiento de oficiales de la Policía Nacional, no establecen
discriminación alguna entre los oficiales de la Fuerza Pública y, por lo tanto, no
vulneran el principio de igualdad (C.P., art. 13), ya que la Constitución no exige de
la ley un tratamiento siempre igual a todas las personas cuyas situaciones sean
reguladas por ella, salvo que éstas sean idénticas. En el presente asunto, si bien se
trata de servidores públicos que ostentan nominalmente el mismo rango, éstos hacen
parte de dos instituciones que tiene estructuras distintas diseñadas conforme a los
requerimientos operativos respectivos y que desempeñan funciones constitucionales
diferentes, por lo que la violación del principio de igualdad alegada por el actor, no
tiene sustento.
1. Competencia
Para el demandante el artículo 117 de la Ley 522 de 1999 viola el artículo 213 de la
Constitución que prohíbe la investigación o el juzgamiento de civiles por la justicia
penal militar. Los intervinientes por su parte rechazan esta afirmación y señalan que
los reservistas llamados a servicio activo, a los que alude la disposición atacada, son
militares a los cuales les es aplicable la normatividad castrense.
El actor afirma igualmente que los artículos 255 a 258 ibídem establecen un
tratamiento discriminatorio contra los oficiales de las Fuerzas Armadas y a favor de
los oficiales de la Policía Nacional en relación con los juzgados competentes para
conocer en primera instancia de los procesos que se adelanten contra ellos. Al
respecto, los intervinientes señalan que la violación al principio de igualdad alegada
(C.P., art. 13) no se configura pues la estructura de las instituciones respectivas,
incluida la de los órganos de juzgamiento, no resultan comparables, amen de que
para el caso de la Policía Nacional existen razones concretas que justifican la opción
tomada por el Legislador con el fin de garantizar el principio de separación de
mando y jurisdicción.
Finalmente, la Corte deberá analizar si, como lo señalan tanto el demandante como
el señor Procurador, el artículo 579 de la Ley 522 viola el debido proceso (C.P., art.
29).
3. La competencia de la Jurisdicción Penal Militar para el juzgamiento de la
conducta de “desobediencia de reservista” -delitos contra la disciplina- no
vulnera el inciso final del artículo 213 de la Constitución Política
Esta ley en su artículo 10 señala que “todo varón colombiano está obligado a definir
su situación militar a partir de la fecha en que cumpla su mayoría de edad, a
excepción de los estudiantes de bachillerato, quienes definirán cuando obtengan su
título de bachiller. La obligación militar de los colombianos termina el día en que
cumplan los cincuenta (50) años de edad”1
1
El parágrafo del artículo señala que “La mujer colombiana prestará el servicio militar
voluntario, y será obligatorio cuando las circunstancias del país lo exijan y el Gobierno
Nacional lo determine, en tareas de apoyo logístico, administrativo, social, cultural o de
defensa de la ecología y el medio ambiente, y en general, de las actividades que
contribuyan a la modernización y al desarrollo del país y tendrán derecho a los estímulos
y prerrogativas que establece esta Ley no importando la modalidad en que se preste el
En relación con el carácter obligatorio del servicio militar esta Corporación ha
señalado que:
servicio.”
"El Estado, como organización política de la sociedad, garantiza,
mediante su Constitución, a los individuos que lo integran una amplia
gama de derechos y libertades, al lado de los cuales existen obligaciones
correlativas.
Los beneficios conferidos por la Carta Política a los colombianos se
hallan establecidos, de manera genérica, en el Título II, capítulos 1o. al
4o., pero como ella misma lo dice en su artículo 95, inciso primero, "el
ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en esta Constitución
implica responsabilidades".
De igual manera el artículo 2 de la Constitución, en su inciso segundo,
declara que las autoridades han sido instituídas para "proteger a todas
las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias,
y demás derechos y libertades y para asegurar el cumplimiento de los
deberes sociales del Estado y de los particulares" (subraya la Corte). Es
apenas lógico que, si el Estado proporciona beneficios, reclame de
quienes gozan de ellos, una mínima contribución al interés colectivo y les
imponga límites razonables al ejercicio de sus libertades".
"...en el 216, con las excepciones que la ley señale, se exige -a título de
obligación en cabeza de todos los colombianos- "tomar las armas cuando
las necesidades públicas lo exijan para defender la independencia
nacional y las instituciones públicas".
No se trata de tiránica imposición sino de la natural y equitativa
consecuencia del principio general de prevalencia del interés social sobre
el privado, así como de las justas prestaciones que la vida en comunidad
exige de cada uno de sus miembros para hacerla posible". (Cfr. Corte
Constitucional. Sala Tercera de Revisión. Sentencia T-409 del 8 de junio
de 1992. M.P.: Dr. José Gregorio Hernández Galindo).
2
Sentencia C-561/95 M.P. José Gregorio Hernández Galindo
"La objeción de conciencia, es definida por Venditti como 'la resistencia a obedecer un
imperativo jurídico invocando la existencia de un dictamen de conciencia que impide
sujetarse al comportamiento prescrito'.11
"El objetor de conciencia, en los estados que consagran esa posibilidad, no incurre en
violación de las prescripciones constitucionales y legales sobre servicio militar por el
hecho de adoptar una posición negativa frente a la obligación que se le impone, sino que,
dadas las condiciones que el respectivo régimen jurídico establezca, hace uso de un
verdadero derecho, que debe ser reconocido por las autoridades. Estas, en un buen número
de casos, canjean con el objetor las prestaciones que normalmente le corresponderían por
otras de similares condiciones que no impliquen transgresión a los principios que alega
derivados de su conciencia. Allí no puede hablarse de desobediencia civil o de remisión a
prestar el servicio.
"Si, como ya se ha dicho, la obligación de prestar el servicio militar es desarrollo del
postulado según el cual los intereses colectivos prevalecen sobre los individuales y si,
además, el Estado al exigirlo no puede desconocer la igualdad de las personas ante la ley,
cuyos dictados deben ser objetivos e imparciales, es evidente que la objeción de conciencia
para que pueda invocarse, requiere de su expresa institucionalización dentro del respectivo
ordenamiento jurídico. Es decir, las autoridades no pueden admitirla sin estar contemplada
su posibilidad ni fijadas en norma vigente las condiciones dentro de las cuales ha de
reconocerse; hacerlo sin ese fundamento en casos específicos representaría
desbordamiento de sus atribuciones y franca violación del principio de igualdad, aparte de
la incertidumbre que se generaría en el interior de la comunidad.
"De allí que deba afirmarse la impracticabilidad de tal figura en cualquiera de sus
modalidades en aquellos sistemas constitucionales que no la han consagrado, como
acontece en el caso colombiano. Una propuesta en el sentido de introducirla expresamente
en el texto de la Carta de 1991, presentada por el constituyente Fernando Carrillo fue
negada por la Asamblea Nacional Constituyente, sin que pueda afirmarse que de los textos
aprobados se deduzca siquiera un principio de objeción. De allí que no sea procedente, a
la luz del ordenamiento en vigor, acceder a las pretensiones del demandante relacionadas
con la sustitución o exclusión de los deberes propios del servicio militar, a favor de sus
representados." (Sentencia T-409 de junio 8 de 1992. M.P. Dr. José Gregorio Hernández
Galindo).
1
Citada por SUAREZ PERTIERRO, Gustavo: La objeción de conciencia al servicio militar en
España, en "Anuario de Derechos Humanos", Instituto de Derechos Humanos, Madrid, 1990. Pág.
251.
3
Sentencia C-511/94 M.P. Fabio Morón Díaz
En consecuencia, en el estado actual del ordenamiento constitucional colombiano,
por principio todo varón colombiano tiene la obligación de inscribirse para definir su
situación militar dentro del lapso del año anterior en que cumpla la mayoría de edad,
no obstante si se trata de un estudiante de último año de estudios secundarios, sin
importar la edad, deberá inscribirse durante el transcurso del año lectivo por
intermedio del respectivo plantel educativo, requisito sin el cual no podrá formular
solicitudes de exención o aplazamiento4.
4
Dichas causales están consagradas en los artículos 27 a 29 de la Ley 48 de 1993 que señala:
ARTICULO 27. Exenciones en todo tiempo. Están exentos de prestar el servicio militar en todo
tiempo y no pagan cuota de compensación militar:
a) Los limitados físicos y sensoriales permanentes;
b ) Los indígenas que residan en su territorio y conserven su integridad cultural, social y económica.
ARTICULO 28. Exención en tiempo de paz. Están exentos del servicio militar en tiempo de paz,
con la obligación de inscribirse y pagar cuota de compensación militar:
a) Los clérigos y religiosos de acuerdo a los convenios concordatarios vigentes. Así mismo los
similares jerárquicos de otras religiones o iglesias, dedicados permanentemente a su culto;
b) Los que hubieren sido condenados a penas que tengan como accesorias la perdida de los
derechos políticos mientras no obtengan su rehabilitación
c) El hijo único hombre o mujer, de matrimonio o de unión permanente, de mujer viuda, divorciada
separada o madre soltera;
d) El huérfano de padre o madre que atienda con su trabajo a la subsistencia de sus hermanos
incapaces de ganarse el sustento;
e) El hijo de padres incapacitados para trabajar o mayores de 60 años, cuando éstos carezcan de
renta, pensión o medios de subsistencia siempre que dicho hijo vele por ellos;
f) El hermano o hijo de quien haya muerto o adquirido una inhabilidad absoluta y permanente en
combate, en actos del servicio o como consecuencia del mismo, durante la prestación del servicio
militar obligatorio, a menos, que siendo apto, voluntariamente quiera prestarlo;
g) Los casados que hagan vida conyugal;
h) Los inhábiles relativos y permanentes;
i) Los hijos de oficiales, suboficiales, agentes y civiles de la Fuerza Pública que hayan fallecido o
adquirido una inhabilidad absoluta y permanente en combate o en actos del servicio y por causas
inherentes al mismo, a menos que siendo aptos, voluntariamente quieran prestarlo.
ARTICULO 29. Aplazamientos. Son causales de aplazamiento para la prestación del servicio
militar por el tiempo que subsistan, las siguientes:
a) Ser hermano de quien esté prestando servicio militar obligatorio
b) Encontrarse detenido presuntivamente por las autoridades civiles en la época en que deba ser
incorporado;
c) Resultar inhábil relativo temporal, en cuyo caso queda pendiente de un nuevo reconocimiento
hasta la próxima incorporación. Si subsistiere la inhabilidad, se clasificará para el pago de la cuota
de. compensación militar;
d) Haber sido aceptado o estar cursando estudios en establecimientos reconocidos por las
autoridades eclesiásticas como centros de preparación de la carrera sacerdotal o de la vida religiosa;
e) El aspirante a ingresar a las escuelas de formación de Oficiales, Suboficiales y Agentes;
f) El inscrito que esté cursando el último año de enseñanza media y no obtuviere el título de
bachiller por perdida del año;
La elección para ingresar al servicio militar se hará por el procedimiento de sorteo
entre los conscriptos aptos, el cual podrá cumplirse en cualquier etapa del proceso de
acuerdo con el potencial humano disponible y las necesidades de reemplazos en las
Fuerzas Militares.
Cumplidos los requisitos de ley, los conscriptos aptos elegidos se citan en el lugar,
fecha y hora determinados por las autoridades de Reclutamiento, con fines de
selección e ingreso, lo que constituye su incorporación a filas para la prestación del
servicio militar (Ley 48 de 1993, art. 20).
Quienes por razón de una causal de exención, inhabilidad o falta de cupo, hayan sido
eximidos de la prestación del servicio militar bajo banderas deberán pagar una
contribución pecuniaria al Tesoro Nacional, denominada "cuota de compensación
militar" (Ley 48 de 1993, art. 22).
Para la Corte no debe olvidarse en efecto que el llamamiento de las reservas se hace
en el marco de la función que la Constitución radicó en cabeza de las Fuerzas
Militares y que consiste en “la defensa de la soberanía, la independencia, la
integridad del territorio nacional y del orden constitucional”, por lo que cuando el
Gobierno decide llamar a sus reservas al servicio está ejerciendo las potestades y
facultades que el constituyente le otorgó para el debido cumplimiento de los fines
esenciales del Estado, entre los cuales está el de “defender la independencia
nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la
vigencia de un orden justo” (C.P., art. 2º).
Ahora bien, para efectos del estudio que adelanta la Corporación en el presente
asunto, es importante precisar que la disposición atacada 11 se aplica exclusivamente a
aquellas personas que han prestado el servicio militar obligatorio (reservistas de
primera clase), los cuales gozan de las prerrogativas que la ley ha señalado para
ellos, de la misma manera que están sometidos a los deberes que las mismas normas
les imponen12.
Estas personas que han jurado bandera, han recibido un entrenamiento militar, y en
determinados casos han obtenido el grado de subtenientes, o de suboficiales de
reserva13, tienen en efecto un régimen especial que incluye una serie de beneficios a
los que alude el artículo 40 de la Ley 48 de 1993. Norma que es del siguiente tenor:
10
Sentencia C-511 /94 M.P. Fabio Morón Díaz
11
ARTICULO 117. DESOBEDIENCIA DE RESERVISTAS. El personal que haya prestado el
servicio militar obligatorio y esté en situación de reserva, que no se presentare en los términos
previstos en el artículo anterior, incurrirá en arresto de tres (3) meses a un (1) año.
12
Según el artículo 52 del Decreto Reglamentario 2058 de 1993 los reservistas de primera clase
tienen la obligación de informar todo cambio de residencia ante el Comando de Zona o Distrito
Militar de reclutamiento de su localidad.
13
De acuerdo con el Decreto 1790 de 200 que establece las normas de carrera del personal de
oficiales y suboficiales de las Fuerzas Militares la reserva de primera clase de oficiales y
suboficiales esta conformada respectivamente por:
ARTICULO 121.- RESERVA DE PRIMERA CLASE. La reserva de primera clase de oficiales de
las Fuerzas Militares está constituida por:
a. Los oficiales retirados del servicio activo, llamados a conformar las unidades del plan nacional de
movilización, mientras no hayan cumplido la edad máxima establecida por Ley para los servidores
públicos y reúnan las condiciones de aptitud sicofísica requeridas.
“ARTICULO 40. Al término de la prestación del servicio militar. Todo
colombiano que haya prestado el servicio militar obligatorio, tendrá los
siguientes derechos:
a) En las entidades del Estado de cualquier orden el tiempo de servicio militar le será
computado para efectos de cesantía, pensión de jubilación de vejez y prima de
antigüedad en los términos de la ley;
15
Esta norma fue declarada inexequible mediante la Sentencia C-1410 de 2000, M.P: Fabio Morón
Díaz.
16
“por medio de la cual se conceden algunos beneficios a los reservistas del Ejército, Armada
Nacional, Fuerzas de Policía y de la Fuerza Aérea Colombiana”
militar obligatorio y que por tal razón ostenten el título de reservistas del Ejército,
de la Armada o de la Policía 17, tendrán prioridad en los programas de reforma
agraria y en los que se refieren a vivienda de interés social que impulse el Gobierno,
dándole preferencia a los de la región y a los que acrediten su calidad de
campesinos”.
En ese orden de ideas se tiene que, los reservistas estarán obligados a concurrir a la
convocatoria en el lugar, fecha y hora señalados en el Decreto de Movilización o
llamamiento especial. Los reservistas residentes en el extranjero deberán presentarse
en el termino de la distancia ante las autoridades consulares colombianas más
cercanas.
Así mismo debe tenerse en cuenta que de acuerdo con el artículo 58 de la Ley 48 de
1993 las empresas y organismos nacionales o extranjeros, entidades oficiales y
privadas establecidas en Colombia, en caso de movilización o llamamiento especial
están obligadas a conceder a sus empleados y trabajadores el permiso para su
incorporación por el tiempo requerido y a reintegrarlos a sus puestos una vez
terminen su servicio en filas, so pena de incurrir en multa de hasta 10 salarios
mínimos mensuales legales vigentes por cada ciudadano que no reintegre en su
respectivo cargo. Así mismo precisa el citado artículo 58 que la interrupción causada
por la movilización o llamamiento especial al servicio no ocasiona la terminación
del contrato de trabajo o la cesación en el cargo.
17
El aparte subrayado fue declarado inexequible por la Corte Constitucional en la sentencia C-423
de 1997, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
Con base en las anteriores consideraciones para la Corte, contrariamente a lo
sostenido por el actor, cuando una persona tiene la calidad de reservista de primera
clase y es llamado al servicio, en los términos antes descritos, readquiere la calidad
de militar en servicio activo, desde el mismo momento en que se formaliza dicho
llamamiento.
En efecto, una vez el Gobierno Nacional convoca a las reservas, mediante acto
administrativo, indicando el lugar, la fecha y la hora en que deben presentarse, a
partir de ese momento se entienden nuevamente vinculadas al servicio activo y, por
lo tanto, les son aplicables las normas que regulan la actividad militar.
Finalmente precisa la Corte que si bien esta materia hace relación a una serie de
elementos complejos que, como el de la objeción de conciencia, merecerían
eventualmente ser objeto de estudio por esta Corporación 18, un debate en este sentido
solo podría realizarse en el marco de un proceso en el que con base en un cargo
específico planteado en la respectiva demanda se de aplicación a la plenitud de las
formas propias del juicio de constitucionalidad.
La Corte al respecto constata sin embargo, que las disposiciones atacadas establecen
en este caso tratamiento diferente a situaciones distintas, al tiempo que responden a
los criterios establecidos por esta Corporación para justificar la diferenciación que el
legislador hace en ciertas circunstancias atendiendo elementos objetivos, razonables,
proporcionados y que estén acordes con una finalidad constitucional legítima.
"En la realización del juicio de igualdad es necesario establecer, cuáles son las
situaciones o supuestos que deben ser objeto de comparación, desde el punto
de vista objetivo o material y funcional, atendiendo todos los aspectos que sean
relevantes en las respectivas relaciones o circunstancias, con el fin de
determinar qué es lo igual que merece un trato igual y qué es lo divergente que
exige, por consiguiente, un trato diferenciado. Realizado esto, es preciso
determinar si el tratamiento que se dispensa en una situación concreta obedece
o no a criterios que sean objetivos, razonables, proporcionados y que estén
acordes con una finalidad constitucional legítima"19.
19
Sentencia C-654/97, M.P. Antonio Barrera Carbonell.
Así, en el juicio de igualdad propuesto 20 lo primero que ha de tenerse en cuenta es
que el término de comparación utilizado por el actor resulta inapropiado, pues no es
posible establecer, válidamente, una equivalencia entre los juzgados de los
Departamentos de Policía y Policías Metropolitanas, y los jueces de Brigadas y
Divisiones del Ejército Nacional, la Fuerza Aérea y la Armada Nacional.
Tanto por razones que aluden a las finalidades diferentes de las instituciones
señaladas, como a su estructura y organización específicas, tal equiparación no es
conducente.
Las Fuerzas Militares y la Policía Nacional cuentan con una organización jerárquica,
que no es sin embargo idéntica, pues ésta depende de las funciones específicas que
cada una está llamada a cumplir.
En este sentido esta Corporación debe recordar que si bien las instituciones
señaladas hacen parte de la Fuerza Pública (C.P., art. 216), cumplen funciones
constitucionales distintas que no resultan equiparables y que hacen improcedente
una asimilación mecánica de una y otra en términos de estructura y de organización.
Así mientras que a las Fuerzas Militares la Carta Política les asigna la finalidad
primordial de defender la soberanía nacional, la independencia, la integridad del
territorio nacional y el orden constitucional (C.P., art. 217), a la Policía Nacional,
definida como un cuerpo armado de naturaleza civil, la misma Carta le atribuye el
mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y
libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz
(C.P., art. 218)
20
Sentencia C-445/95, M.P. Alejandro Martínez Caballero.
De otra parte cabe recordar que en atención al principio de separación de mando y
jurisdicción, adoptado por el legislador bajo el enunciado de independencia y
autonomía del juzgador (C.P.M., art. 214) 21 y sobre el cual se hizo particular énfasis
durante el trámite del proyecto respectivo, la solución adoptada para el caso de la
Policía Nacional se encuentra claramente justificada.
“11. Dentro de los propósitos que animaron la expedición de la Ley que ahora
se examina, la garantía de la imparcialidad en el juez penal militar ocupó un
interés especial para el legislador. Así se constata en la revisión de los
antecedentes del debate legislativo en el Congreso Nacional. Sobre la
necesidad de desvincular al juzgador castrense de los intereses o presiones que
se pueden derivar de las relaciones jerárquicas que se dan dentro del seno de
la organización militar, se hicieron las siguientes observaciones en la
exposición de motivos al proyecto correspondiente:
‘En este sentido, ha sido aspiración manifiesta del propio estamento castrense,
que se modifique la estructura de la justicia penal militar existente, de
conformidad con la cual se radica en cabeza del funcionario que juzga, la
doble condición de juez y parte. El actual Código de Justicia Penal Militar,
coloca al juez militar ante la casi imposible tarea, irrealizable para cualquier
ser humano, de evaluar con objetividad e imparcialidad las conductas de sus
propios subordinados, que en mucha ocasiones han obrado siguiendo sus
órdenes y con quienes, además, ha compartido los atavares de la acción bélica,
en cuya vivencia común se gesta naturalmente una inextirpable solidaridad
entre quienes comparten tal clase de experiencia’.
21
Este propósito de garantía de la imparcialidad del juez militar, quedó plasmado de manera
fehaciente en la redacción de los artículos 214 y 215 de la Ley 522 de 1999, que a la letra dicen:
“Artículo 214. Independencia y autonomía del juzgador. Los miembros de la Fuerza pública, en
ningún caso podrán ejercer coetáneamente las funciones de comando con las investigación,
acusación y juzgamiento.”
“Artículo 215. Ningún miembro de la Fuerza Pública podrá juzgar a un superior en grado o
antigüedad.”
‘La separación del mando y la jurisdicción que este proyecto consagra busca
aliviarlo de tan pesado lastre, echando así las bases para su ejercicio más
objetivo e imparcial’22”23
22
Exposición de motivos al proyecto de Ley 064 de 1997 Cámara. Gaceta del Congreso N° 368 del
11 de septiembre de 1997.
23
Sentencia C-361/01, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
Dicho procedimiento especial, que consagran los artículos 578 y 579 del Código
Penal Militar24, desconocería entonces en su concepto el debido proceso (C.P., art.
29) por lo que concretamente el inciso atacado, al establecer únicamente la
intervención del Ministerio Público y del Defensor, debería declararse
inconstitucional.
En primer lugar esta Corporación considera necesario hacer una lectura sistemática
24
CAPITULO III PROCEDIMIENTO ESPECIAL.
“ARTICULO 578. DELITOS QUE SE JUZGAN. Los delitos contra el servicio, de la fuga de presos,
el uso indebido de uniformes e insignias de la Fuerza Pública y los contemplados en el Titulo
Octavo, del Libro Segundo del presente estatuto, denominados OTROS DELITOS, se investigarán
y fallarán por este procedimiento.”
“ARTICULO 579. TRAMITE. El Juez adelantará y perfeccionará la investigación en el término de
quince (15) días. Se oirá en indagatoria al procesado y se le resolverá su situación jurídica dentro
de los dos (2) días siguientes. Si no fuere posible recibir la indagatoria dentro del término de
instrucción señalado anteriormente, se le emplazará por dos (2) días, se le declarará persona
ausente y se le designará Defensor de oficio.
Perfeccionada la investigación, el Juez de primera instancia por auto de sustanciación, declarará
la iniciación del juicio y dará traslado a las partes por dos (2) días para que soliciten las pruebas
que estimen necesarias; si fueren conducentes las decretará. También podrá de oficio ordenar la
práctica de pruebas.
Las pruebas se practicarán dentro de los cinco (5) días siguientes.
Vencido el término anterior, se dará traslado al Ministerio Público para concepto por cinco (5) días
y al Defensor por igual término para alegar. Se pronunciará fallo dentro de los cinco (5) días
siguientes.”
25
Cita al respecto las sentencias C-293/95 y SU 717/98, M. P. Carlos Gaviria Díaz, así como la
Sentencia C-163/00, M. P. Fabio Morón Díaz.
de la Ley 522 de 1999 en relación con la figura de la parte civil y sus características
dentro del procedimiento penal militar, con énfasis en la finalidad específica que
para ella se señala en los artículos 305 a 310 de dicha disposición.
26
“ARTICULO 306. REQUISITOS DE LA DEMANDA DE PARTE CIVIL. La demanda de
constitución de parte civil, deberá contener: 1 Nombre, domicilio, identidad de la persona que
demanda. 2. Nombre, domicilio, grado e identificación del miembro de la Fuerza Pública
procesado. 3. Relación de hechos que se consideren constitutivos del delito. 4. Fundamentos
jurídicos de la demanda. 5. Solicitud de las pruebas que se consideren conducentes y pertinentes y
presentación de las que se encuentren en su poder.
De no cumplirse los requisitos establecidos en el presente artículo, el Juez señalará los defectos de
que adolezca la demanda, para que el demandante los subsane en el término de diez (10) días. Si
no lo hiciere, rechazará la demanda.
Contra el auto que inadmite la demanda, procede el recurso de reposición. Contra el auto que la
rechaza, procede el recurso de apelación en el efecto devolutivo. Si el rechazo se produce en la
etapa del juicio, será en el efecto suspensivo.”
No debe olvidarse en efecto que dentro del procedimiento penal militar, el
resarcimiento de perjuicios se reconoce claramente como un derecho de las personas
afectadas por el hecho punible, pero que deberá obtenerse ante la jurisdicción en lo
contencioso administrativo.
Es decir que dentro del proceso penal militar la actuación de la parte civil se
establece de manera precisa, limitando su actuación al impulso procesal para
contribuir a la búsqueda de la verdad de los hechos y que el tema del resarcimiento
de perjuicios se concentra en la Jurisdicción en lo Contencioso Administrativo,
excluyendo expresamente la competencia de la justicia penal militar en este campo.
Cabe aclarar que la valoración acerca de la constitucionalidad de las disposiciones
que fijan las características señaladas en el Código Penal Militar para la intervención
de la parte civil, no ha sido planteada en este proceso, por lo que ésta se deberá hacer
en el momento en que las normas respectivas sean objeto de demanda ante esta
Corporación, y no en la presente oportunidad en la que se analiza exclusivamente la
constitucionalidad del inciso final del artículo 579 de la Ley 522 de 1999.
Al respecto esta Corporación debe señalar que ni de las normas que establecen los
presupuestos para la constitución e intervención de la parte civil en el procedimiento
penal militar, atrás citados, ni del texto de la disposición en que se contiene el inciso
atacado se desprende que esté prohibida la constitución de la parte civil en este tipo
de procedimiento.
Efectivamente, el artículo 579 de la Ley 522 de 1999 señala que para el caso de los
delitos a que alude el artículo 578 ibídem27.
27
Delitos contra el servicio, de la fuga de presos, el uso indebido de uniformes e insignias de la
Fuerza Pública y los contemplados en el Titulo Octavo, del Libro Segundo del Código Penal
Militar, denominados OTROS DELITOS, consagrados en los artículos 187 a 194.
Vencido el término anterior, se dará traslado al Ministerio Público para concepto por
cinco (5) días y al Defensor por igual término para alegar. Se pronunciará fallo dentro de
los cinco (5) días siguientes”28.
De la lectura de este artículo se desprende para la Corte que en el caso que la parte
civil se haya constituido, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 305 a 310 de la
Ley 522 de 1999, podrá solicitar pruebas, así como impugnar la providencia que las
decrete, pues ha de entenderse que el inciso segundo del artículo 579, transcrito, al
señalar que se trasladará a las partes para que soliciten pruebas incluye a la parte
civil, si ésta se ha constituido dentro del proceso.
De otra parte, si bien no asiste razón al señor Procurador cuando afirma que se
desconoce en este caso la Constitución al impedirse la posibilidad de solicitar el
resarcimiento del daño causado, pues como ya se señaló la demanda respectiva
deberá presentarse ante la Jurisdicción en lo Contencioso Administrativo (C.P.M.,
arts. 106 a 108), esta Corporación debe tener en cuenta que en el proceso adelantado
ante dicha jurisdicción, la decisión adoptada dentro del proceso penal militar servirá
de base para el análisis de los perjuicios causados por los delitos a los cuales este
procedimiento se aplica29.
28
Subraya y negrilla fuera de texto.
29
En particular debe tomarse en cuenta el caso de los denominados otros delitos en los que
evidentemente se justifica la constitución de la parte civil y el resarcimiento del daño. Estos delitos
son:
“ARTICULO 187. VIOLACION DE HABITACION AJENA. El miembro de la Fuerza Pública que
abusando de sus funciones se introduzca o permanezca en habitación ajena o en sus dependencias
inmediatas, por este solo hecho incurrirá en arresto de seis (6) a dieciocho (18) meses.
Es decir que la participación de la parte civil en este procedimiento especial no solo
resulta concordante con el objetivo que la Ley 522 de 1999 le señala como sujeto
procesal dentro del procedimiento penal militar, sino que dicha intervención se hace
necesaria para garantizar la protección de sus derechos, en materia de indemnización
de perjuicios, indemnización que podrá excluirse o limitarse en función del
pronunciamiento de la justicia penal militar, al momento de ser estudiada por la
Jurisdicción en lo Contencioso Administrativo.
ARTICULO 188. LESIONES PERSONALES DOLOSAS. El que intencionalmente cause a otro daño
en el cuerpo o en la salud, que implique incapacidad para trabajar o enfermedad que no pase de
treinta (30) días incurrirá en arresto de seis (6) a (18) meses.
ARTICULO 189. LESIONES PRETERINTENCIONALES Y CULPOSAS. Si las lesiones a que se
refiere el artículo anterior fueren preterintencionales o culposas, la pena se reducirá a la mitad.
ARTICULO 190. HURTO SIMPLE. El que se apodere de una cosa mueble ajena, con el propósito
de obtener provecho para sí o para otro, cuya cuantía no exceda de diez (10) salarios mínimos
mensuales legales incurrirá en arresto de seis (6) a doce (12) meses.
ARTICULO 191. HURTO DE USO. Cuando el apoderamiento se cometiere con el fin de hacer uso
de la cosa y ésta se restituyere en término no mayor de veinticuatro (24) horas, la pena será de
arresto de tres (3) a seis (6) meses.
Cuando la cosa se restituyere con daño o deterioro grave, la pena se aumentará hasta en la mitad.
ARTICULO 192. ESTAFA. El que induciendo ó manteniendo a otro en error por medio de artificios
ó engaños, obtenga provecho ilícito para sí o para un tercero con perjuicio ajeno, cuya cuantía no
exceda de diez (10) salarios mínimos legales mensuales, incurrirá en arresto de seis (6) a dieciocho
(18) meses.
ARTICULO 193. EMISION Y TRANSFERENCIA ILEGAL DE CHEQUE. El que emita ó transfiera
cheques sin tener suficiente provisión de fondos, ó quién luego de emitirlo diere orden injustificada
de no pago, cuando la cuantía no exceda de diez (10) salarios mínimos mensuales legales,
incurrirá en arresto de seis (6) a doce (12) meses siempre que el hecho no configure delito
sancionado con pena mayor.
La acción penal cesará por pago del cheque antes de la sentencia de primera instancia.
La emisión ó transferencia de cheque posdatado ó entregado en garantía no da lugar a acción
penal.
ARTICULO 194. DAÑO EN BIEN AJENO. El que destruya, inutilice, haga desaparecer ó de
cualquier otro modo dañe bien ajeno, mueble ó inmueble, cuando el monto del daño no exceda de
diez (10) salarios mínimos mensuales legales, incurrirá en arresto de seis (6) a doce (12) meses,
siempre que el hecho no constituya delito sancionado con pena mayor.”
Finalmente teniendo en cuenta que el demandante señala que la disposición atacada
viola igualmente el artículo 29 constitucional, al omitir la participación del Fiscal
Penal Militar, reconocido como sujeto procesal de acuerdo con el artículo 292 de la
Ley 522 de 199930, la Corte debe señalar que, contrariamente a lo que sucede en el
caso de la parte civil, tal circunstancia no desconoce el núcleo esencial del debido
proceso.
Ahora bien, el legislador, en uso de esa misma potestad, bien pudo considerar que en
función del principio de celeridad y de las características propias del procedimiento
regulado por los artículos 578 y 579 de la Ley 522 de 1999, la intervención del
Fiscal Penal Militar no se hacía necesaria, sin que con ello haya desbordado el
ejercicio de sus competencias.
VII. DECISION
RESUELVE:
Segundo.- Declarar EXEQUIBLES los artículos 255, 256, 257 y 258 de la Ley 522
de 1999, por el cargo analizado en esta sentencia.
Tercero.- Declarar EXEQUIBLE el inciso final del artículo 579 de la Ley 522 de
1999, en el entendido que deberá darse traslado para alegar a la parte civil, en caso
de que ésta se hubiere constituido en el respectivo proceso.
32
Sentencia C-361 de 2001, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte
Constitucional y archívese el expediente.
Magistrado Ponente:
Dr. ALVARO TAFUR GALVIS
Con el debido respeto, en este salvamento de voto expreso las razones por las cuales
no acompañé a la mayoría que voto por la exequibilidad condicionada de la norma
demandada.
“Finalmente precisa la Corte que si bien esta materia hace relación a una serie de
elementos complejos que, como el de la objeción de conciencia, merecerían
eventualmente ser objeto de estudio por esta Corporación 34, un debate en este
sentido solo podría realizarse en el marco de un proceso en el que con base en un
cargo específico planteado en la respectiva demanda se de aplicación a la plenitud
de las formas propias del juicio de constitucionalidad.”
33
La sentencia declara “EXEQUIBLE el artículo 117 de la Ley 522 de 1999 en el entendido que el reservista
podrá invocar, si es del caso, las causales de exención establecidas en la ley.”
34
Cabe recordar en todo caso la constante jurisprudencia de la Corte en esta materia contenida en las
Sentencias T-409 de 1992, M.P. José Gregorio Hernández Galindo; T-224 de 1993, M.P. Vladimiro Naranjo
Mesa; C-511 de 1994, M.P. Fabio Morón Díaz y T-363 de 1995, M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
2. En segundo lugar, resulta ineludible analizar la constitucionalidad de la norma
demandada a la luz del art. 18 de la Constitución Política, así el demandante no
hubiere formulado un cargo específico. Ello, no sólo porque la Corte debe juzgar las
normas demandadas con base en toda la Constitución (Decreto 2067 de 1991, art.
22), sino porque el argumento acogido por la mayoría parte del supuesto de que con
el acto administrativo de llamamiento el reservista que hubiere prestado el servicio
militar obligatorio pierde su status de civil para convertirse en militar en servicio
activo, lo que justificaría que fuera juzgado por un juez militar en caso de
desobediencia por negarse a acudir al llamamiento. ¿No comprende la libertad de
conciencia la definición básica acerca del estatus civil o militar de una persona?
¿Hay algo más medular en el ámbito de la libertad de conciencia que la respuesta a
la pregunta acerca de quién se es, civil o militar? La cuestión reviste tanta
importancia, que con razón, los magistrados Jaime Araujo Rentería y Eduardo
Montealegre Lynnet salvaron su voto porque consideran que ni aún el Jefe de
Estado, como comandante de las Fuerzas Armadas, puede, por vía de un acto
administrativo, modificar el estatus de un colombiano para pasarlo de civil a militar,
sin darle la oportunidad de invocar las causales de exención establecidas en la ley y
sin abrir un procedimiento razonable para que pueda elevar una objeción de
conciencia, todo esto sometiendo a quien “era un civil” a la jurisdicción penal
militar.
3. Se podría pensar que las diferentes posiciones en realidad no son tan divergentes.
Ello es tan sólo parcialmente cierto. En verdad ninguno de los magistrados ni los que
conforman la mayoría ni los que aclaran o salvan el voto, sostienen que la
Constitución puede ser interpretada en el sentido de excluir de manera absoluta la
posibilidad de elevar una objeción de conciencia en el ámbito de la prestación del
servicio militar. Sin duda ello constituye una significativa concurrencia de criterios
desde diferentes perspectivas y matices. Donde quizás no se presenta una
concurrencia tan clara es en el punto de sí se debe proteger directamente este
derecho ante la ausencia de una ley que regule la objeción de conciencia para
armonizarla con el deber constitucional de defender la independencia nacional y las
instituciones constitucionales mediante el empleo de las armas. Por lo menos en lo
que a mí respecta, estimo que la posibilidad de plantear la objeción de conciencia no
está supeditada a que previamente la ley regule la materia. Como ya se anotó, el
artículo 18 de la Constitución reconoce expresamente el derecho constitucional
fundamental a no ser compelido a actuar contra la propia conciencia lo cual otorga
una base clara para exigir en casos concretos la aplicación directa de la Constitución.
Todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas
lo exijan para defender la independencia nacional y las instituciones patrias.
La Ley determinará las causales que en todo tiempo eximen del servicio militar y las
prerrogativas por la prestación del mismo.
Los colombianos que no presten el servicio militar estarán obligados a uno social, civil o
ecológico en los términos que establezca la ley.
Fecha ut supra,
Para que opere el fuero militar, es decir que la justicia penal militar asuma el
conocimiento de las conductas delictivas que se imputan al personal militar y
de la policía, se requieren dos condiciones de acuerdo con el artículo 221 de
la Constitución política y el artículo primero del Código Penal Militar a
saber : (1) Ser miembro activo de la fuerza pública y (2) Que los delitos
objeto del juzgamiento tengan relación con el mismo servicio.
1. Para que opere el fuero militar, es decir que la justicia penal militar asuma
el conocimiento de las conductas delictivas que se imputan al personal
militar y de la policía, se requieren dos condiciones de acuerdo con el
artículo 221 de la Constitución política y el artículo primero del Código
Penal Militar a saber : (1) Ser miembro activo de la fuerza pública y (2)
Que los delitos objeto del juzgamiento tengan relación con el mismo
servicio.
“Por ende, la ley que señala cuáles son los delitos que corresponde conocer a esta jurisdicción debe
respetar la orden constitucional que impone tanto el contenido esencial del fuero militar como su
carácter limitado y excepcional. La extensión de éste, por fuera de los supuestos constitucionales,
menoscabaría la jurisdicción ordinaria, que se impone como juez natural general, por mandato de la
misma Constitución y, por contera, violaría asimismo el principio de igualdad, el cual sólo se concilia
con una interpretación restrictiva de las excepciones a la tutela judicial común”
Fecha ut supra,
36
Sentencia C-359/97 Eduardo Cifuentes M.
Salvamento parcial de voto a la Sentencia C-740/01
1. El artículo 117, arriba mencionado se encuentra dentro del Código Penal Militar,
código que de conformidad con el artículo 221 de la Constitución, sólo es
aplicable a los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con
el mismo servicio.
2. La aplicación de este artículo presupone, o tiene como condición sine qua non,
que el sólo decreto de movilización o llamamiento especial al servicio, modifica
ipso facto el Estatuto Jurídico del Ciudadano, que pasa de ser un civil para
convertirse en militar.
3. El Estatuto Jurídico de las personas es por regla general, el de ser civiles y sólo
excepcionalmente los civiles se convierten en militares, de tal manera que quien
es reservista es por que ha dejado de ser militar y continúa siendo civil; o sea que
al momento del llamamiento a filas la persona tiene la calidad de civil, no se
encuentra en servicio activo y en consecuencia no se le puede aplicar el Código
Penal Militar.
4. Las personas comienzan su vida, siendo civiles y sólo al llegar a los 18 años están
obligados a modificar su status jurídico para convertirse en militares. Luego de
prestado el servicio militar recuperan su status jurídico general, que es el de civil.
Como se puede observar el status jurídico general de las personas es el de civil, el
status de militares es un paréntesis o una excepción a este status jurídico y
mientras una persona no ingresa al ejercito conserva su status natural de civil.
7. El artículo 117 viola también el principio de igualdad ya que sólo cobija a los
reservistas que hayan prestado el servicio militar obligatorio, dejando por fuera a
otra clase de reservistas que son aquellos que no han prestado el servicio militar
obligatorio, respecto de los cuales nada se dice y debemos entender que no
comenten el delito de desobediencia.
No es cierto que por que no haya norma expresa para la objeción de conciencia
no exista este derecho reconocido en nuestra Constitución, pues no es necesario
una especificación del mismo, ya que los géneros incluyen siempre las especies
particulares y la libertad de conciencia incluye la objeción de conciencia. Es el
mismo fenómeno que se presenta con la igualdad de acceso a la función pública
contemplado en el numeral 7 del artículo 40 de la Constitución, norma que sobra,
pues queda cobijada dentro del artículo 13 de la Constitución que establece el
concepto genérico de igualdad.
Fecha ut supra.
PERSONA-Concepto/AUTONOMIA PERSONAL-Protección
(Salvamento de voto)
Magistrado Ponente:
Dr. ALVARO TAFUR GÁLVIS.
Con el debido respeto, presento las razones por las cuales salvo parcialmente el voto
en el proceso de la referencia.
Para arribar a esta conclusión la mayoría, en lugar de analizar si resulta admisible (i)
incorporar por vía general a todo reservista de primera clase al servicio activo y (ii)
establecer la manera en que una persona adquiere la calidad de servidor público,
hace un recuento de las prerrogativas y deberes genéricos de los reservistas de
primera clase, de manera que derivan la validez de la incorporación automática y
generalizada de la existencia de tales prerrogativas y deberes.
Esta interpretación permitiría, por lo tanto, que mediantee una decisión, el supremo
comandante de las Fuerzas Armadas decidiera en qué momento la libertad personal
desaparece, para ingresar a la burocracia estatal. En suma, la defensa de la
independencia nacional y las instituciones públicas permitirían anular todo vestigio
de autodeterminación personal.
Así las cosas, admitir que la convocatoria presidencial tiene la virtud de convertir a
los convocados, ipso jure, en servidores públicos, no sólo implica el
desconocimiento del derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica de toda
persona, sino, además, una abierta violación de la exigencia constitucional de que
todo servidor público sea posesionado y, por lo mismo, que jure el cumplimiento de
sus funciones.
6. El hecho de que sea indispensable incorporar, esto es, que la persona preste
juramento y se posesione (como le es exigible a todo servidor público), implica que
no es posible que los tribunales militares juzguen a la persona que no acude al
llamado. El artículo 221 de la Carta, tal como lo ha destacado varias veces esta
corporación37, exige dos elementos para que una conducta pueda ser sometida a
juzgamiento de los jueces militares: que la conducta sea realizada por un integrante
de las fuerzas armadas y guarde relación con el servicio.
39
Sentencia C-358 de 1997, en relación con los delitos asimilables a los de lesa humanidad.
40
Ver sentencia C-1410 de 2000 M.P. Fabio Morón Díaz.
41
Sentencias C-022 de 1996 y C-1410 de 2000
42
Sentencia C-423 de 1997
transformarlos, por acto administrativo general, en funcionarios públicos, sin estar
en capacidad de ejercer sus funciones, se les desconoce el derecho al trato especial
que la Carta les garantiza.
En suma, las tesis que apoya la Corte, anulan a la persona y la dejan indefensa frente
a las actuaciones arbitrarias de la administración. Lo más grave es que se le
entregue al Presidente de la República la potestad de variar el estatus personal y
modificar las normas constitucionales sobre el juez natural.
Fecha, ut supra