Juana Meller de Pargament
Juana Meller de Pargament
Juana Meller de Pargament
Nació el 20 de julio de 1914 en Entre Ríos y a los seis años su familia se instaló en Buenos Aires
Falleció el 26 de febrero 2016, luego de estar internada durante varios días con motivo de una
caída.
Murió el 26 de febrero de 2016, a los 101 años. Su última ronda fue el 14 de enero de ese
mismo año.
A los 17 años se empleó en el banco de Canadá, allí conoció a su esposo, que era alemán.
Trabajo en 1939: The Royal Bank of Canada, uno de los bancos extranjeros accionistas del
BCRA
Hija: Griselda
A punto de cumplir 97 años, la tesorera de las Madres de Plaza de Mayo fue señalada por
Sergio Schoklender como responsable de los "desmanejos" del programa “Sueños
Compartidos” para la construcción de viviendas sociales. Tiempo después, el fiscal Di Lello
recordó que Hebe de Bonafini y las dirigentes de la entidad Juana Meller de Pargament y Evel
Aztarre de Petrini les otorgaron a los Schoklender "un amplísimo poder general de
administración y disposición" que permitieron que llevaran a cabo los ilícitos por los cuales
ahora se piden sus indagatorias.
-Un parte no, yo me alejé porque eran de derecha. Pero otros sí, la tomaron con mucho
respeto, desde los más grandes a los más chicos. Entendieron y asumieron los riesgos. Así que
yo recibí apoyo para todas mis actividades. Me acuerdo que se pusieron contentos cuando
empecé a escribir literatura en el taller. Yo antes escribía artículos en la revista de la Asociación
Bancaria, hacía la página de la mujer, pero no literatura.
___________________________________________________________________________
Juana Meller de Pargament nació el 20 de julio de 1914 en Entre Ríos, es pequeña y erguida,
de gestos sobrios y voz decidida. Recuerda la levedad del colibrí y la firmeza de la roca. Sus
pies diminutos llevan recorridos millones de kilómetros alrededor de la Pirámide de Mayo, ese
obelisco frustrado que es el eje simbólico de la ronda de las Madres.
Afirma Juanita que los suyos ya son años regalados, pero quiere algunos más porque aún tiene
mucho que hacer. Está un poco enojada porque ama la libertad de los tiempos en que disponía
de su vida, criaba hijos, pensaba, caminaba y a la noche sabía que había hecho siete u ocho
cosas.
Pero su hija Griselda, sus nietas y Hebe de Bonafini se han confabulado para que ya no salga
sola, no viaje más en subte y colectivo y deje de vivir como única habitante de un caserón de
tres pisos; ese asunto de que "las mujeres mayores solas somos un peligro ... ", refunfuña.
Pero, dice Juanita, "yo todo lo veo, todo lo sé y la vida me brindó esto de que tenés que estar
sola y seguir adelante sin sobrecargar a nadie y hacer lo que hacías ... Entonces ahora ando
como una gitana viviendo cómoda en el departamento de mi hija, pero todas las semanas
vuelvo a casa y con una chica que me ayuda baldeo la vereda, limpio, riego las plantas y la
esperanza de que el día menos pensado volveré a vivir ahí permanentemente". Su hija es
cálida, sus nietos también, pero ella quiere conservar su independencia, suficiente con que
cada tanto la acompañen a un chequeo médico.
Porque, dice vehemente, "yo crié a mis dos hijos, a ella y al que se llevaron. Una los trae al
mundo, les da educación. Mi hijo Alberto José era médico psicoanalista, y cuando pasó lo que
pasó, tomé el compromiso y lo sigo manteniendo. Si no es la madre, ¿quién lo va a buscar?
¿Quién lo va a recordar? ¿Quién lo va a sentir más que todos?".
Los padres de Juanita eran lituanos, llegaron a la Argentina huyendo del pogrom. Se instalaron
en Entre Ríos y luego, en 1930, en Buenos Aires, donde montaron un taller de costura. Eran
tres hermanos, el varón murió en un accidente. Ella estudiaba inglés y a los diecisiete se
empleó en el banco de Canadá, allí conoció a su esposo, que era alemán.
Recuerda que él era muy culto, muy humano, encantador. "Nos casamos. Fueron épocas de
felicidad. Mi esposo era exportador, pero en la época de Perón se fue a Montevideo, decía que
lo de Perón era dictadura, lo creía así. Tuvimos a los chicos, compramos una casa acá en
Buenos Aires, estábamos muy bien, él venía de Montevideo casi todas las semanas. Finalmente
terminamos todos en Uruguay, pero en 1960 él se enfermó, tenía cáncer de hígado, lo
operaron y poco después murió." Fue así que le cambió la vida, consiguió empleo por el diario
y trabajó diez años como secretaria bilingüe. Eso le permitió mantener a sus hijos mientras
eran chicos y estudiaban.
Después, cuenta Juanita, ellos con su trabajo se pagaron sus carreras. "Yo traté de ser la mejor
madre y mis hijos respondían, tanto Griselda como Alberto. Pero bueno, cuando se produce el
impacto de la desaparición de mi hijo él tenía una compañera que estaba embarazada, éramos
una familia pequeña pero linda. Después me dijeron que él militaba. A él se lo llevan de noche,
le pegan mucho, a ella la hacen tapar con la sábana y la dejan. A las cuatro de la mañana ella
me avisa que deje la casa, que no me quede sola, no me da detalles, si es que ella sabía que él
militaba, no me lo dijo. Fue una buena compañera de él, y nació el nieto. Yo no quise festejos,
dije que yo fiestas no puedo hacer porque me han quitado el hijo, hay que comprender eso
por sobre todas las cosas. Ella tenía que criar al hijo, y a mi hijo había que buscarlo. Ella se fue
a Brasil con la criatura."
Juana Pargament va y vuelve del pasado al presente en la misma frase una y otra vez, con ese
lenguaje de tiempo dislocado del testimonio, del relato de lo inhumano, lo aborrecible, lo que
casi no encuentra palabras para ser expresado. Ese quiebre que parte la vida en un puzzle al
que siempre le faltan piezas.
"Y sí, se quedaron muchos años en Brasil", comenta, hasta que un día a la casa de las Madres
llega un chico de unos veinte y pico de años. "Me pide el libro con las fotos que nosotras
tenemos de nuestros hijos, le pregunté si él estaba afectado poralgo. Hojea el libro y
señalando la foto de mi hijo me dice que es su padre y que él es Javier. Serenamente lo miré y
le dije me alegra verte, siempre pensé que ibas a venir a preguntarme a mí cómo era tu padre
para que yo te cuente. Me contó que estaba en Buenos Aires con su madre y el nuevo
compañero de ella y me prometió que me iba a visitar en mi casa. Lo hizo, tomamos Coca-Cola,
vio fotos y nos visitó varias veces más. El llevaba el apellido de la madre porque no habían
podido ponerle el de mi hijo. Yo me hice el ADN y efectivamente salió que es mi nieto, y ya
lleva el apellido Pargament."
Juanita fija la mirada en una de las fotos en las que se ven las rondas de los jueves de los
primeros años con las madres jóvenes, tomadas de los brazos, las cabezas cubiertas con los
pañuelos blancos, los gestos comprometidos en el grito de aparición con vida; sonríe casi
melancólica y sus ojitos vivaces se empañan.
"Yo siempre me dediqué a seguir buscando a mi hijo. En el hospital de Beccar donde él ejercía
me habían dicho que había llegado alguien herido y que él no le había dado participación a la
comisaría cuando lo atendió. De manera que no indagué más, no apareció y había que
buscarlo, para mí era lo elemental. Es la lucha que una sostiene de por vida. Y no, nunca más
nada, lo único que sé es que tengo que seguir en esto, que esto me ató para toda la vida. Mis
nietas y mi hija comprendieron esta lucha, que yo tenía obligaciones con mis compañeras, con
lo que pasó, con la memoria de mi hijo, con los valores, las ideas y los proyectos. No supe
dónde militaba, para qué averiguar más, quizá la curiosidad no me satisfaga, tendría que hacer
diferencias entre los partidos y no lo quiero hacer, porque a todos se los llevaron por algo,
porque pensaban distinto y luchaban por eso, ése es el valor. Esa es la historia que no tenemos
que olvidar.''
Carta enviada por las Madres al ex presidente Arturo Illia en octubre de 1977: “Agotamos ya
todas las instancias legales, golpeamos todas las puertas y nadie asume la responsabilidad de
tener a nuestros hijos”, le dicen. Firman de puño y letra, entre otras, Juana de Pargament,
Beatriz de Neuhaus, Hebe de Bonafini, Auro-ra de Fraccarolli, Nora de Cortiñas, Marta de
Vázquez y Azucena. (Pág 274 Libro: La rebelión de las madres
https://www.comisionporlamemoria.org/archivos/archivo/publicoyconfidencial-II/
seleccion3.html