Tema 11 literatura

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11.

La narrativa y el teatro
1. La narrativa romántica
1.1 Las leyendas y los cuentos de tipo popular
Las invasiones napoleónicas tuvieron el mismo efecto en Europa que en España: ante la invasión
francesa, el pueblo opuso resistencia militar y cultural. Los eruditos buscaron en sus tradiciones
y relatos folklóricos sus señas de identidad para enfrentarse a la uniformidad del imperio. En
Alemania, los hermanos Grimm recopilaron una serie de cuentos tradicionales: Cuentos para la
infancia y el hogar (1812-1815) en el que aparecen Blancanieves, Cenicienta, Hänsel y Gretel, la
Bella Durmiente o Pulgarcito.
En España fue Cecilia Böhl de Faber, que firmaba con el seudónimo de Fernán Caballero, quien
recogió los cuentos populares españoles de transmisión oral. En estos relatos se funden el
cuento fantástico, la leyenda tradicional, el cuento popular y el cuadro de costumbres.

1.2 La narrativa histórica y costumbrista.


Tras el largo paréntesis que sufrió la novela durante el siglo XVIII, los autores españoles de
principios del XIX intentaron hacer resurgir el género animados por el éxito de que gozaban las
traducciones de las novelas europeas.
De toda la narrativa que llegaba a España, la que más aceptación tuvo fue la no vela histórica,
que recreaba en un pasado lejano e idealizado los viejos principios aventureros y caballerescos.
Las mas buscadas eran Ivanhoe de Sir Walter Scott, Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas, y
Los Miserables de Víctor Hugo.
Al mismo tiempo, hay otra corriente narrativa que intenta alejarse de la irrealis-mo de la novela
histórica y busca su inspiración en temas y personajes contemporáneos. Son las novelas
costumbristas y los artículos de costumbres, en los que los autores pretenden retratar fielmente
las costumbres populares, ya sea para preservar las tradiciones o bien para hacer una crítica de
tipo (profesionales o ideológicos), escenas o instituciones con el objetivo de reformar la
sociedad.
Estas dos corrientes configuran el panorama de la narrativa en España a principios de siglo XIX.

NOVELA HISTÓRICA: Los protagonistas son personajes imaginarios, mientras que los
secundarios son personajes históricos. Muy politizadas, a menudo cierran alusiones concretas a
eventos tos recientes bajo la trama histórica. Espronceda: Sancho Saldaña o el castellano de
Cuéllar (1834). Larra: El doncel de don Enrique el doliente (1834).

NOVELA COSTUMBRISTA: Son novelas ambientadas en la clase media contemporánea, de la


que muestran sus costumbres sin entrar a analizar o criticarlas. En estas novelas se percibe una
cierta nostalgia del pasado. Fernán Caballero, de ideología conservadora, llega incluso a
interrumpir el relato para predicar contra el liberalismo. Caballero: La gaviota (1849).

ARTÍCULOS DE COSTUMBRES: En los cuadros de costumbres se re- trataban el habla y el


comportamiento de la ciudad de manera pintoresca o idealizada. Fueron el germen de la novela
realista posterior. Larra: Artículos (1828 a 1836). Mesonero Romanos: Escenas ma- tritenses
(1836). Estébanez Calderón: Escenas andaluz Luza (1846).

2. Mariano José de Larra


Larra fue el mejor prosista del Romanticismo. Su obra literaria abarca todos los géneros: poesía,
novela (El doncel de don Enrique el Doliente, novela histórica) y teatros trueno (Macías y El conde
Fernán González). Sin embargo, donde Larra sobresalió fue en el campo de la periodismo.
Sus artículos periodísticos, que pronto comenzó a firmar bajo el seudónimo de Figaro, transmiten
el ansia de renovación social y cultural que comparten la mayoría de los intelectuales de
momento, los ilustrados a los liberales.
Su lenguaje claro y directo, la viveza de la narración y los diálogos, y su fuerza satírica inician un
nuevo estilo dentro del periodismo español, acercándolo a la modernidad.
Sus artículos tienen formas diversas: crónicas, relatos breves, cartas., Y se suelen clasificar en
tres grupos: artículos de costumbres, artículos políticos y artículos literarias. Los más conocidos
son "El castellano viejo", sobre la mala educación; "El casarse pronto y mal", de raíz
autobiográfica; "Vuelva usted mañana", sobre la ineficacia de las instituciones; y "El día de
difuntos de 1836", en el que Madrid aparece retratado como un cementerio.

Artículos de costumbres
En los artículos de costumbres hace una sátira mordaz de los defectos de la sociedad española:
la mala educación, la pereza. A pesar de ser costumbristas, Larra se aleja del toque festivo que
solían tener estos textos para convertirlos en reflexiones serias.

Artículos políticos
En los artículos políticos, Larra analiza los acontecimientos de su época. En ellos se aprecia
también su evolución política.

Artículos literarios
En sus artículos literarios, Larra defiende los principios del Romanticismo. Son especialmente
importantes los textos dedicados al teatro romántico.

3. Los géneros teatrales en el siglo XIX


Durante el Romanticismo, las formas teatrales de siglo XVIII siguieron vigentes Las comedias
sentimentales dieron paso al melodrama, que suscitaba el entusiasmo de las clases populares.
Originario de Italia, fue inicialmente musical, pero a finales del XVIII se desprendió de la música y
se transformó. El melodrama solía presentar las siguientes características:
• Tenía un esquema narrativo muy simple y unas estructuras fijas.
• La acción se desarrollaba en paisajes abruptos y misteriosos, con puentes carcomidos, ruinas y
bosques enmarañados, llenos de sonidos siniestros.
• Presentaba personajes estereotipados, modelos de bondad o de maldad, enfrentados a
situaciones extremas.
• La protagonista era siempre una joven desvalida la honra estaba en peligro por los deseos
malignos del traidor.
• Al final un joven caballero apuesto y rico la salvaba y le proponía matrimonio.

El melodrama conservó el fuerte tono sentimental de sus orígenes. Su objetivo era emocionar al
espectador, de manera que se intensificaba el sentimentalismo de la in- TARDA y el efectismo
espectacular de la puesta en escena.
Por otra parte, las tragedias y las comedias neoclásicas se siguieron representante do durante la
primera mitad de siglo XIX. La tragedia neoclásica evolucionó hacia el drama histórico romántico,
mientras que la comedia neoclásica derivó hacia la comedia y el drama de costumbres
contemporáneas, obras de estética neoclásica, opuestas a la moral romántica y el liberalismo,
protagonizadas por personajes burgueses, pacíficos y conformistas.

4. El drama romántico
El drama romántico triunfó durante un breve periodo de tiempo en los escenarios españoles. El
duque de Rivas estrenó Don Álvaro o la fuerza del sino en 1835 y Antonio García Gutiérrez El
trovador en 1836. Par and Don Juan Tenorio, la obra maestra de José Zorrilla, se estrenó en 1844.
Cuando en 1.849 el autor estrenó otra de sus obras, Traidor, inconfeso y mártir, el drama
romántica co ya era considerado una fórmula teatral demasiado extrema para el público burgués,
y entrará en decadencia.
Estas obras expresan la nueva concepción romántica del yo: el ser humano es un espíritu
inconformista que busca incesantemente unos ideales inalcanzables. Los dramaturgos
románticos darán cabida en sus textos al misterio, lo sobrenatural y en todo lo que pertenece a la
esfera del inconsciente.
Estos dramas giran en torno a los temas del amor y la libertad. Los héroes protagonistas quieren
una unión amorosa perfecta y total, pero esto no es posible porque que los persigue un destino
desgraciado. La historia aparece frecuentemente como telón de fondo de la trama, aunque los
autores no describen con rigor una época, sino que les interesa más el detalle pintoresco o la
anécdota histórica. Está también presente la preocupación social por los problemas de su
tiempo: la lucha por la libertad política, las pasiones y los conflictos del alma humana.

4.1 Características del drama romántico


En el drama romántico aprecia perfectamente uno de los principios estéticos más importantes del
Romanticismo: la libertad absoluta del arte. Estas son las principales características de estas
obras:
• Los dramaturgos rechazan la regla clásica de las tres unidades e introducen episodios
secundarios. El dinamismo de la acción y la trama complicada determinan frecuentes cambios
de lugar.
• Ese mismo deseo de libertad lleva los románticos a desdibujar las fronteras entre los géneros:
mezclan en una misma obra lo trágico y lo cómico y también la prosa y el verso. Posteriormente
preferirán el verso de rica polimetría.
• El número de actos ya no se reduce a tres, sino que pueden ser tres, cuatro o cincuenta co,
cada uno con un título muy llamativo.
• La importante función de la escenografía determina que los dramaturgos incluyan en sus textos
largas acotaciones.
• Para intensificar el clima trágico, recurren a elementos efectistas como la anagnórisis o
reconocimiento, con la que los personajes descubren que su amigo es en realidad su mayor
enemigo o que quien los condena a muerte resulta ser su propio padre .
• El desenlace es siempre el mismo: la destrucción trágica del individuo que sucumbe ante el
orden social

- Nuevos espacios teatrales: Al iniciarse el siglo XIX, la situación de los teatros era bastante
desastrosa. Estos estaban mal acondicionados, tenían poca luz y escasa ventilación. A lo largo
del siglo XIX se introdujo produjeron innovaciones en el espacio escénico. Los sistemas de
iluminación cambiaron y se pasó de dar a luz con velas a hacerlo con gas y, más tarde, con
electricidad. La puesta en escena fue cobrando importancia y la dirección escénica se hizo
indispensable.

4.2 Personajes
Aunque el Romanticismo exalta al individuo, el drama romántico presenta personajes planos, que
no evolucionan y que no tienen profundidad interior. Toda la trama gira alrededor de los
protagonistas, el héroe y la heroína, jóvenes que prefieren allá del bien y de mal. Generalmente
pertenecen a clases sociales diferentes, lo que dificulta la realización de sus deseos.
El protagonista es un ser misterioso, de origen desconocido, portador de un fatal destino.
Hombre en tensión, insatisfecho, ángel y demonio, vive intensamente el placer y el dolor. Ama la
vida, pero la muerte lo persigue.
La protagonista femenina es un ángel de dulzura, pureza e inocencia, capaz de los mayores
sacrificios. Ama con pasión, pero está predestinada a el dolor y la muerte.
En el drama romántico aparecen personajes de las clases sociales más altas (reyes y nobles) y
más bajas (gitanos, criados ...), pero apenas encontramos personajes de clase media,
abundantes, en cambio, en la comedia de costumbres .
4.3 Lenguaje
En el drama romántico de los sentimientos exaltados expresan con una serie de recursos
retóricos utilizados hasta la saciedad. Abundan las exclamaciones en los parlamentos de los
personajes, resaltadas por acotaciones escénicas de apoyo como con ira, con terror, etc.
Son muy frecuentes también las interjecciones como idios mío!, IVirgen Santa!, IVoto a el diablo!,
Etc. Esto dota el lenguaje de estos dramas de un exceso de teatrali- dad que lo aleja de la
lengua hablada.
Entre los procedimientos retóricos más utilizados encontramos la antítesis y las imágenes
agrupadas en campos semánticos contrapuestos.

5. José Zorrilla
Zorrilla fue uno de los autores teatrales preferidos por el público. Escribió sus dramas casi
exclusivamente en verso, lo que facilitaba la introducción en la obra de fragmentos líricos de gran
belleza. En su teatro predomina la acción frente al análisis de los sentimientos y del carácter de
los personajes.
Al autor no le interesan los conflictos contemporáneos. Sus obras, centradas en la exaltación
patriótica, no tienen espíritu crítico. Predomina en ellas el tema histórica rico, y muchas están
ambientadas en la Edad Media y el Siglo de Oro.
Su obra más conocida, Don Juan Tenorio, se estrenó con gran éxito en Madrid. En ella
popularizó el mito de don Juan adaptándolo a la ideología romántica.
Para desarrollar su drama, Zorrilla se inspiró en la obra de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla,
en el que se escenificaba la lucha entre el bien y el mal a través de dos personajes: doña Inés y el
burlador don Juan . Con su lujuria, el seductor desafío las leyes humanas y divinas, atentando
contra uno de los valores más arraigados socialmente en el siglo XVII: el honor y la honra. Su
actitud le implica el castigo divino: don Juan muere y su alma se hunde en los infiernos.
Zorrilla reinterpreta este mito haciendo que don Juan, el joven libertino, irresponsable, cínico e
irreverente, enamore verdaderamente de doña Inés, y que este amor lo salve de la condena
eterna. Esta es, precisamente, la originalidad del personaje de Zorrilla.

6. Don Juan Tenorio


6.1 Estructura y argumento
Obra dividida en dos partes. Acción de cada una en una sola noche, y entre ellas 5 años. Pone de
relieve el amor que don Juan siente por doña Inés. A pesar del tiempo el seductor no la olvida.

Estructura
- Primera parte:
- Actos I,II,III: Predomina lo terrestre, el protagonista, don Juan, se enfrenta a los vivos. La
acción rápida y violenta se desarrolla a lo largo de una sola noche. Don Juan es desde el
punto de vista católico, un pecador que merece el infierno.
- Acto IV: Título: El diablo a las puertas del cielo. Expresa función de unión entre las dos
partes: La transformación de don Juan.
- Segunda parte:
- Actos V,VI,VII: Predomina lo celestial: don Juan se enfrenta a los muertos, su conciencia y a
dios. La acción, más sosegada y centrada en el proceso interior de don Juan se desarrolla
en una sola noche. Don Juan se está transformando por el poder de la gracia a través de
doña Inés y conseguirá la salvación.

Argumento
En la primera parte se narran las conquistas del libertino don Juan, que ha ganado una apuesta a
su amigo don Luis Mejía: ver cuál de los dos comete más fechorías en un año. Don Luis,
despechado, le presenta un reto aún mayor: no habrá ganado realmente su apuesta hasta que no
conquiste a una novicia a punto de profesar.
Don Juan acepta el desafío y seduce y rapta a doña Inés del convento. Cuando el padre de la
novicia, don Gonzalo, va a buscarlo, el protagonista lo mata. Después, don Juan huye de la
justicia dejando desolada a doña Inés por la muerte de su padre y la fuga del protagonista. Pero
él se ha enamorado de ella y esto cambiará su vida.
La acción de la segunda parte pasa cinco años después. Don Juan no ha podido olvidar a doña
Inés, que murió de pena al convento. Un día, mientras contempla su sepulcro, el fantasma de la
joven se le aparece informando que su destino depende de él, ya que los dos se salvarán o se
condenarán juntos.
Ya de noche, mientras don Juan cena con unos invitados, se presenta ante su espíritu de don
Gonzalo. Este le invita a cenar al sepulcro, y don Juan, que no tiene miedo de nada ni a nadie,
acepta. El protagonista se presenta ante don Gonzalo y éste intenta arrastrarlo a infiernos, pero
don Juan se arrepiente de sus pecados y doña Inés sale de su tumba y lo salva.

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