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Mitre, B y López, V “Comprobaciones históricas”

La polémica que entablan Mitre y López sobre la historia de la emancipación americana (1881-1882)
tiene un interés filosófico para toda la América y en sus obras se engrandecieron ambos en medida con que
supieron ilustrarlas. Quien inicia el debate es Mitre el cual comenzó a publicar las primeras comprobaciones
en la nueva revisa de Buenos Aires y posteriormente en el diario que le posibilitaba una mayor difusión y
más rápida. Por otro lado, López comenzó en el diario Nacional sus rectificaciones, pero esta refutación fue
contestada por Mitre en un nuevo libro llamado “Nuevas comprobaciones” es aquí que comienza una
divergencia entre estos autores.
En esta divergencia, se discutió la definición objetiva de ciertos hechos de nuestra historia (La colonia del
sacramento, los censos coloniales de Buenos Aires, las invasiones inglesas, la política de los borbones en
américa) cuya verdad quedo comprobada por documentos, pero también se discutió el criterio con el cual
debía afrontarse la interpretación de tale hechos; en la rectificación de López y en las nuevas
comprobaciones de Mitre estos temas se ampliaron. Existe entonces una lucha por la verdad acerca de la
historia que cada uno busca asegurarse, para ello se recurre a una estrategia consistente en la agresión
mediante la descalificación del otro lo que pone de manifiesto que lo que está en juego es la lucha por el
reconocimiento y el prestigio de los oponentes.
Mitre reconoce que su obra era vulnerable pero no la creía vulnerable por las armas de López y por ello
mismo era que había removido tantas fuentes ya que, sabia lo provisorio de toda verdad, especialmente la
verdad histórica. Así que era él quien se colocaba en una verdadera actitud filosófica principalmente por su
temperamento y el método que utilizaba. López por el contrario creía que la historia debía escribirse como él
la concebía y se alarmo al ver a Mitre empeñado en la misma tarea con un método tan distinto. Vale decir
que estos historiadores se encontraban incursionando en un terreno casi virgen repleto de textos
inexplorados y herramientas que debían forjarse, esto se debe a que en nuestro país la tradición de los
estudios históricos había sido escrita por historiadores coloniales, como Ruiz Díaz de Guzmán con sentido
imperialista o como el padre Lozano con sentido teocrático. Mitre y López tenían dos temperamentos
opuestos que desembocaron en dos maneras distintas de investigar, comprender y escribir las cosas del
pasado, el primero atendía a las fuentes documentales, el análisis reflexivo y a la expresión desapasionada y
justa, mientras que el segundo atendía a la tradición oral, a la síntesis imaginativa y a la expresión repentista.
López argumenta que su forma de hacer historia basada en las fuentes mencionadas con anterioridad se
debe a que sostiene que se debe escribir una historia que fuese nuestra, que tuviese el sello de la originalidad
argentina con sus hombres y sus cosas, porque de otro modo el relato de los sucesos y las fechas no podía
dar más resultado que una narración vulgar, inanimada y destituida de todas las peculiaridades que nos
hacen lo que somos al presente y lo que seremos en el porvenir, por causas y efectos de lo que hemos sido
en el pasado. En cuanto a Mitre la historia debe fluir de los mismos documentos, sin tener un propósito
preconcebido, teniendo un interés dramático y se desprenda el espíritu filosófico o moral. Se destaca un
error que consistió en simplificar demasiados términos que se juzgaron antagónicos al empezar el debate
como lo fueron “la filosofía y la documentación”, “Documentos sobre documentos” y “tradición sobre
tradición”.
Así finalizaba aquella ruidosa polémica en 1882 en la cual Mitre resulta ser uno de los padres de la
historia argentina precursor de una moderna critica histórica y un fundador de sus disciplinas auxiliares
florecientes hoy en el país. En cuanto a la obra histórica de López, ella cumplió una importante función
política y estética, agitando en su tiempo la conciencia argentina, reviviendo pasiones de partidos y de
regiones, dando como resultado un esfuerzo hacia la realización de nuestra historia como arte.
La obra “comprobaciones históricas” se compone de dos volúmenes 1° comprobaciones a propósito de
la historia de Belgrano, y la 2° Nuevas comprobaciones históricas a propósito de historia argentina. La
primera parte inicia al lector en los antecedentes históricos de las colonias hispanoamericanas en el siglo
XVII hasta llegar a la revolución de mayo marcando el punto inicial de la emancipación sudamericana. La
segunda parte va desde el estallido de la revolución argentina en 1810 hasta realizar su evolución en 1821
comprendiendo las relaciones con la lucha por la independencia sudamericana y la gran figura de San
Martin.
Saldias, A “Historia de la confederación Argentina”
El autor va a estudiar la historia de la confederación Argentina ya que, dicha época no había sido
estudiada y lo que se sabía de ella era producto de las ideas de represión y propaganda que mantenían los
partidos políticos. Saldias considera necesario investigar el pasado para no vivir a la sombra de una
inquietud que revela la impotencia. Educar para la libertad es engrandecerse en el porvenir, y esto no se
consigue explotando los desvíos de época en que se abonaba a la libertad para consumar a la sombra de este
recuerdo todos los escándalos políticos que se han sucedido por los auspicios de un fanatismo análogo en
tendencias y propósitos al que se pretendió derrumbar, aunque más áticos en la forma y más soportable en la
práctica.
La república federal nunca ha sido grande relativamente porque jamás el pueblo que es la nación ha
tomado la personería que le corresponde esta cuestión de gobierno. El pueblo de 1810 fue quien decidió sus
destinos el 21 y el 25 de mayo de aquel año, porque hacia acto de presencia en cada una de las evoluciones
políticas militantes y era la fuerza del voto cuya suma representaba la única opinión pública que había y
además era la fuerza armada que hacia cumplir la ley para hacer respetar y cumplir sus decisiones soberanas.
Teran, O “Ramos Mejía y Bunge”
Se ha dicho que la categoría “positivismo” debería ser utilizada con recaudos para no englobar textos de
tipo cientificista. Las características centrales del positivos como por ejemplo desecha todo lo que no sea
experimentable atreves de los sentidos. Estos principios desarrollados principalmente por Comte y Spencer
tuvieron una nítida repercusión en la cultura argentina. El positivismo alcanzo en la argentina una
penetración imposible de subestimar, ofreciéndose tanto como una filosofía de la historia que venía a servir
de relevo a una religiosidad hackeada cuanto como organizador fundamental de la problemática político de
la elite entre los 90 y el centenario. De todos modos, si bien las presencias positivistas o cientificistas eran
sin duda dominantes, convivían de manera compleja con tendencias espiritualistas. El positivismo seguía
gozando de un prestigio dominante en la Argentina, funcionando como ideología que se apoyaba y al mismo
tiempo organizaba el saber de las ciencias.
El positivismo se convirtió en un instrumento de difusión que llevo la tonalidad inmanentista y
antropocéntrica a sectores hasta entonces inmunizados a lo moderno por solidad barreras tradicionales. José
Ramos Mejía será uno de los primeros promotores de la aplicación de este código ideológico al análisis de
una problemática nacional. A partir de Ramos Mejía se percibe uno de los puntos de constitución y
penetración del discurso positivista en la cultura argentina: A partir de la disciplina medica se organiza una
interpretación de lo social con una concepción de la sociedad como un organismo y de la crisis como una
enfermedad. Ramos Mejía toma un rasgo del pensamiento de Taine que es adjudicarle un espacio reducido a
la fuerza racional e individual en la historia. Ramos Mejía se vio interesado desde su práctica intelectual y su
adscripción al grupo gobernante por obtener reglas de comprensión y cursos de ordenamiento del confuso
mundo social argentino de fines de siglo.
Carlos Bunge buscará las causales de los males argentino y también latinoamericanos en una sociología
psicobiologica. El autor considera que la atención del investigador debe estar centrada en los hechos y sus
relaciones regulares y que esta norma debe aplicarse a todo el ámbito de la realidad, tanto natural como
cultural. Bunge propone para la vida psíquica el curso de lo simple a lo complejo que conduce desde la
sensación hasta el razonamiento pasando por las percepciones dentro de una suavísima gradualidad, dado
que, si naturaleza no da saltos en lo físico, tampoco lo hace en el reino de lo psíquico. El autor propone dos
teorías de la sociedad: una seria el utilitarismo como fundamento de lo social argumentada en términos
evolucionistas puesto que si los principios generales de la biología se reducen al de la transformación de las
especies por adaptación, la herencia y la selección natural, consiste en la supervivencia de los más aptos y
por ello es posible remontar el origen de la sociedad a la mejor defensa de los individuos por la solidaridad
social y por la división del trabajo productor. La segunda teoría parte de una concepción simbólica de lo
social y apela a la definición de la sociedad como un organismo psíquico, sentimientos e ideas tienen su
dinamismo especifico e influyen sobre la conducta de los humanos. Bunge postula que el nucleo aglutinador
en las sociedades reposa en la unidad de sentimiento e ideales sociales, se apoya en el recuerdo del pasado y
la esperanza de un futuro común de modo que existe una psiquis social. En el mismo periodo en el que
Bunge escribe sus primeros textos en Europa se estaban produciendo fuertes cuestionamientos a la ciencia y
al positivismo. Las tres vías a través de las cuales se disolvió el edificio positivista fueron el historicismo
(Diltey), el vitalismo (Nietzsche) y la intuición y movimiento (Person) más el replanteo del problema
gnoseológico que significo el neokantismo es cierto que todas ellas tuvieron una presencia demorada en
nuestro ambiente intelectual. Bunge apela a la teoría de la idea fuerza la reconoce en toda idea o estado de
conciencia un impulso fatal a convertirse en acción. Bunge optará otra vez por los ideales fundados en
nacionalismo y elaborará una concepción de la relación entre gobernantes y gobernados que, al descreer de
la democracia, pretenderá legitimar el papel de la elite en la formulación y realización de un programa de
sociedad o de nación.
Quesada y Zimmerman “La época de rosas y el reformismo institucional del cambio de siglo”
Se ha señalado frecuentemente la importancia de la época de Rosas como punto inicial de una
reinterpretación de la era resista y de una renovación metodológica en la historiografía argentina. En este
trabajo se intentará reflejar en que consistió la interpretación que hizo quesada del racismo y establecer la
conexión que tienen algunos de los postulados elegidos por quesada en la época de rosas con sus posiciones
reformistas en materia institucional y social, y en general con el movimiento reformista del cambio de siglo.
Quesada y la visión revisionista de Rosas
Para Quesada la época más oscura y compleja de historia argentina es la época de Rosas. Según el autor
Rosas fue una figura histórica exagerada cuando en realidad debería ser estudiando como un gobernante más
o menos malo de la época que lo produjo. Quesada se muestra insatisfecho con los estudios que Saldias y
Ramos Mejia dedicaron a Rosas. Califica a la historia de la confederación del primero como un notable y
concienzudo trabajo que involuntariamente es más un discurso que historia. Sobre la obra de Ramos Mejía
plantea como una obra de autosugestión medica que busca reducir a hombres y cosas al lecho de procusto de
su teoría preconcebida de los hombres celebres. Mientras que Quesada dedica una buena parte del libro al
estudio de algunos de los logros más destacables del Racismo: El legar la bases para la construcción de un
estado nacional, un escrupuloso control de las finanzas públicas, una política exterior haciendo respetar la
soberanía nacional. Por último, Quesada le atribuye a Rosas el haber sido agente de consolidación de las dos
grandes tendencias históricas de la época que marcarían la evolución histórica argentina posterior. Estos
principios eran el sentimiento demócrata de la muchedumbre y la política de federalismo y autonomía que
crecieron como reacción al predominio de los personajes de ciudad.
Quesada, Rosas y el federalismo argentino.
Quesada estudia el carácter federal de la organización colonial teniendo como punto de partida un
territorio que ofreciendo pocas oportunidades para las comunicaciones y el comercio engendra una
población nativa con hábitos de independencia semi-salvaje obligada a vivir en comarcas donde rara vez se
hacía sentir la influencia de las autoridades coloniales. El federalismo argentino no ha sido una invención
sino una evolución y el autor se pregunta qué papel cumplió rosas en esa evolución. Rosas no sostenía un
federalismo una confederación y que el gobierno federal en una república federativa no une a los pueblos
federales, sino que los representa unidos. Quesada enfatizaba las raíces históricas del federalismo argentino
y lamentaba la desgraciada evolución constitucional que amenazaba la continuidad de ese régimen, todavía
valía la pena intentar la preservación del mismo. En consecuencia, Quesada se inserta en el proceso de
reivindicación historiográfica del federalismo de comienzos de siglo que tiene lugar en un contexto de crisis
del sistema federal.
Rosas y la democratización de la sociedad argentina
La valoración que Quesadas hace de rosas como un agente integrador de la sociedad argentina está
alimentada por las preocupaciones en torno a la cuestión social de las que el cambio se siglo fue testigo. Para
el autor, a fines del siglo XIX debe reconocerse un rasgo de la sociedad argentina tan o más importante que
la estabilidad institucionalidad lograd: este es el reconocimiento que la igualdad de las clases sociales es un
hecho, todas las capas han sido entreveradas, lo que permite vislumbrar un futuro menos comprometido que
el de las otras naciones sudamericanas. La época de Rosas, adquiere entonces rasgos fundacionales para
quieres sostenía ya a comienzos de este siglo que en la argentina no existían condiciones que hicieran temer
el surgimiento de una cuestión social a la europea.
Quesada en la enseñanza de la Historia y las ciencias sociales.
La vinculación entre la enseñanza de la Historia y el papel del estado en la solución de la cuestión social
ocupa un lugar prominente. El objetivo era claro se ve con ello la de tendencia de combatir indirectamente
las doctrinas socialistas preparando generaciones que resulten refractarias a las propagandas de los partidos
extremos, y buscando que, al ejercer más tarde su derecho electoral, lo hagan en sentido antagónico al de
dichos partidos. Quesada compartía con Rojas el principio de que el estado debía tener un papel activo en la
definición de los contenidos de la enseñanza de la historia. Quesada había reflejado la influencia del
historicismo en su enfoque de las ciencias sociales de manera que realmente existe tantas fases de nuestra
ciencia como naciones. El sentido histórico que ha implantado en todos los conocimientos humanos es,
quizás, una de las más grandes conquistas del siglo XIX de modo que todo se encara con criterio histórico,
como un momento que pasa y debe investigarse exactamente como un momento que ha pasado, pues nada
hay en absoluto ni definitivo y todo se ha convertido en categorías históricas más o menos amplias o
concretas.
Como conclusión la época de Rosas y las contribuciones historiográficas de Quesada no pueden ser
vistos no solo como un importante antecedente del revisionismo histórico o de una renovación metodológica
en la historiografía Argentina, rasgos que han sido reiteradamente destacados por las historias de la
historiografía Argentina sino también como un típico producto del enfoque reformista del cambio de siglo.

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