Unidades 1y3 Teóricos
Unidades 1y3 Teóricos
Unidades 1y3 Teóricos
Fundamentación
Las relaciones entre Antropología y Comunicación han sido y son de diferente tipo,
intersectando perspectivas y discusiones teóricas, metodológicas y epistemológicas. Sin
quedar entrampados en sostener la autosuficiencia explicativa de la Antropología, o bien
en las clásicas afirmaciones de que “todo es comunicación”, nos proponemos realizar un
recorte que se constituya como un aporte de la Antropología Sociocultural a la
Comunicación, emplazando discusiones sobre diferentes temáticas específicas que las
articulan y/o los límites conceptuales que se dirimen en su abordaje.
Desde su constitución disciplinar, la Antropología ha estado vinculada con diferentes
fenómenos históricos y sociales tales como el colonialismo, el capitalismo y la
conformación de los estados nacionales –entre otros-, en los que la “otredad” o “alteridad”
se fue configurando como su “objeto” de estudio. Las antropologías francesa, inglesa y
norteamericana se constituyeron como las formaciones discursivas hegemónicas y
fundacionales que normalizaron la disciplina desde finales del siglo XIX y principios del
XX. Las luchas antiimperialistas, los procesos de descolonización en África y Asia y el
surgimiento de nuevos movimientos sociales desde la década de 1960, estimularon las
discusiones sobre los límites de los enfoques y las prácticas de las antropologías
hegemónicas, recentrando el trabajo antropológico a las sociedades “modernas”, y no
necesariamente a las llamadas “tradicionales”, como en sus inicios. A su vez, esto implicó
el nacimiento de perspectivas novedosas para pensar y explicar procesos sociales y
culturales en locus no hegemónicos.
En el marco de esta historización disciplinar, reconocemos a la alteridad u otredad como
categorías centrales del quehacer antropológico. Por ello, definir el “objeto de estudio”
de la Antropología supone ante todo recorrer el proceso de constitución disciplinar y los
contextos históricos de producción de alteridades situadas, reconociendo los mecanismos
de representación y clasificación social (marcaciones y automarcaciones) resultantes de
las relaciones sociales en el tiempo.
En estas coordenadas, el presente programa presenta un recorte de tópicos que se
organizan a partir de considerar los contextos socio-históricos de producción de
alteridades, y las explicaciones que la disciplina emplaza sobre ellos.
En este sentido, la unidad 1 se focaliza en dar cuenta de los distintos momentos de
constitución disciplinar, los debates teórico-metodológicos y epistemológicos que
caracterizan a cada uno, los procesos de alterización resultantes, y el contexto de
producción de las ciencias sociales, atravesadas por el colonialismo, el imperialismo y la
conformación del pensamiento moderno eurocentrado. Cobran importancia en ella la
incidencia de las nociones de raza, cultura, diferencia, diversidad y desigualdad como
fundamento de los análisis de las alteridades y alterizaciones históricas y sus formas
variadas de visibilización/comunicación.
La unidad 2 recupera aspectos metodológicos centrales del trabajo de campo etnográfico
y las reflexividades que articulan a los actores involucrados, trabajados durante los
encuentros de las comisiones de trabajos prácticos. Esta unidad resulta fundamental
porque se constituye como un aporte de la asignatura a la formación de lxs estudiantes de
la licenciatura, en tanto se propone llevar adelante una experiencia etnográfica donde se
ponen en juego modalidades de registro de información a través de la observación
participante, entrevistas en profundidad, descripción de contexto de interacción y
realización de un informe a partir de la escritura etnográfica.
Por su parte, la unidad 3 se propone agendar discusiones en relación al tratamiento
antropológico y centralidad de la noción cultura y aquellos vinculados a las intersecciones
con el campo de la comunicación. Cobran centralidad por un lado, los cuestionamientos
a las perspectivas esencialistas de la cultura y la apuesta por la mirada de las
configuraciones culturales. A su vez, recuperamos las discusiones introducidas por el giro
ontológico (diferencia radical) y sus cuestionamientos a la noción de cultura como
estructura simbólica, devenida del pensamiento dicotómico moderno. Cierra el apartado
la articulación entre Cultura y Comunicación acentuando la perspectiva de proceso social
de producción de sentidos y el análisis cultural, fundamentales para introducirnos en el
emplazamiento del enfoque etnográfico.
La unidad 4 se focaliza en formalizar los aportes de la antropología para la comprensión
del “giro global a la derecha”, las complejidades en relación a la circulación de personas,
bienes e información y las lógicas multi e interculturales en la producción de alteridades.
En esta línea, identificamos explicaciones que permitan caracterizar la escala global y las
articulaciones con procesos locales de Argentina, vinculados a la centralidad del debate
por la denominada “batalla cultural” que intersectan antropología, política y
comunicación.
Por último, la unidad 5 aborda discusiones sobre la construcción de sentido común en las
juventudes contemporáneas de Argentina, a través de redes y dispositivos de
comunicación social.
Objetivos generales
A través del cursado de la asignatura se espera que les estudiantes puedan:
− Contextualizar históricamente la manera en que las transformaciones de la
sociedad atraviesan la trama de la cultura planteando los diferentes paradigmas
sobre la construcción de la “otredad” y los procesos de alterización resultantes.
− Promover una apertura crítica hacia la problematización de la realidad actual a
partir de la cultura convertida en campo de lucha desde donde repensar las
identificaciones/identidades en pos de lo local/particular en el intercambio global
Objetivos específicos
− Construir críticamente a partir del bagaje conceptual y metodológico de la
asignatura, fundamentos antropológicos sobre el lugar de la cultura en el proceso
de construcción de identidades, identificaciones y alterizaciones
− Reconocer discusiones y aportes de la antropología a los estudios de
comunicación, referidos a la producción de sentido común y nuevas
subjetividades en la esfera de la cultura.
− Establecer relaciones con otras asignaturas de la currícula tratando de articular los
conocimientos adquiridos en el cursado de tercer año de la Licenciatura en
Ciencias de la Comunicación
− Desarrollar una actitud crítico-reflexiva, valorando los aportes de la Antropología
para el trabajo desde el presente con las diferentes memorias culturales y la
comprensión de los procesos sociales desde la experiencia etnográfica.
Bibliografía obligatoria
Bibliografía complementaria
Boivin, M; Rosato, A. y Arribas, V. (2004). “Capítulo 1. La construcción del otro por la
diferencia”; “Capítulo 2. La construcción del otro por la diversidad”, “Capítulo 3. La
construcción del otro por la desigualdad” En Constructores de Otredad. Una introducción
a la Antropología social y cultural. Buenos Aires. Eudeba. Pp. 6-13; 27-33; 55-71 y 95-
104
Krotz, Esteban. (2009): “¿Qué se aprende cuando se estudia antropología?”. Conferencia
Hermitte, 15 de noviembre de 2009 en el Centro de Antropología Social del IDES.
Disponible en: http://cas.ides.org.ar/files/2012/05/01_eas_v2_n1_kro2.pdf
Lévi-Strauss, C. (1988). “Las tres fuentes de reflexión etnológica”. En LLOBERA, J.
(ed.). La antropología como ciencia. Anagrama. Barcelona. Reproducido en:
http://www.geocities.com/latrinchera2000/articulos/claude.html
Bibliografía obligatoria
Bibliografía obligatoria
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Escobar, Arturo (2012). Cultura y diferencia: la ontología política del campo de Cultura
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https://dugi-doc.udg.edu/bitstream/handle/10256/7724/WALEKERU-Num2-p7-
16.pdf?sequence=1
Bibliografía complementaria
Eagleton, Terry (2000). La idea de cultura: una mirada política sobre los conflictos
culturales, Barcelona, Paidós.
Grimson, Alejandro (2011). Los límites de la cultura. Buenos Aires. Siglo XXI.
CONDICIONES DE CURSADO
La cursada de la materia es presencial. La cátedra dispone de un régimen de asistencia
no obligatorio para clases teóricas, a excepción de las instancias evaluativas previstas
en el cronograma de cursada.
EVALUACIÓN
Marzo
18 Presentación de la asignatura
Condiciones de cursada.
Unidad 1.
25 Unidad 1.
Abril
1
Feriado Nacional
8 Unidad 3
15 Unidad 3
22 Exámen parcial unidades 1 y 3
29 Unidad 4
Primer parcial para estudiantes trabajadores y/o con familiares a cargo
Mayo
6 Unidad 4
13 Unidad 5
20 Semana de Mayo
27 Unidad 5
1
El cronograma de clases de prácticos está en el Plan de Prácticos de la asignatura.
Junio
3 Segundo parcial: unidades 4 y 5
10 Recuperatorio parcial 1 ó 2
Segundo parcial para estudiantes trabajadores y/o con familiares a cargo
17 Recuperatorio parcial 1 ó 2 para estudiantes trabajadores y/o con familiares
a cargo
Capítulo 4: La observación participante
Descotidianizar.
Extrañamiento y conciencia práctica,
un ensayo sobre la perspectiva
antropológica1
1 En Cuadernos de Antropología Social, Sección Antropología Social, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras-UBA, Vol.
2, Nº. 1, 1989, pp. 65-69.
2 Aquí se podrían agregar discusiones que apunten a limitaciones de orden cognitivo-simbólico, como los casos del determinismo lingüístico de Sa-
pir (1964) y tesis como las de la ideología dominante (Marx y Engels, 1970). Para una discusión contemporánea sobre subjetivismo/objetivismo
con relación a la teoría marxista sobre ideología, véase Abercombie et. al., 1983; Therborn, 1984.
3 El mejor contexto para problematizar esta cuestión es el surgimiento de liderazgos en movimiento políticos que han sufrido cambios radicales.
Aunque las condiciones objetivas para los cambios estén presentes, se hace necesario que individuos concretos (y muchas veces apenas algunos de
ellos) se transformen en operadores que actualicen los cambios y les impriman determinadas direcciones a través de sus propias lecturas sobre las
posibilidades concretas de acción. Evidentemente la acción social de los individuos está muy claramente –en términos de cambios sociopolíticos–
matizada por sus posiciones de clase.
194
Constructores de Otredad
de un determinado orden cuanto de su cambio gradual o tudiar “su” propia sociedad el antropólogo busca realizar
radical. la operación inversa, convertir lo familiar en exótico,
usando –por principio y por racionalización metodoló-
Extrañamiento y conciencia práctica gica– una posición de extrañamiento.
Si hay algo positivo en la vuelta a ese viejo debate, es la Es importante, a efectos de nuestra discusión, destacar
búsqueda de cuerpos teóricos que pretenden superar las que cuando el antropólogo se dirige a una investigación de
discusiones anteriores. La polémica teórica siempre fue campo se desplaza físicamente de sus parámetros coti-
una de las vías de oxigenación de las perspectivas interpre- dianos, insertándose en parámetros que, aun cuando no le
tativas en las ciencias sociales. En este sentido, un trabajo son totalmente exóticos, le son desconocidos por no ser un
como el de Anthony Giddens (1984) representa un es- actor social significante ya que no posee una historia e
fuerzo que plantea muy abiertamente cuestiones impor- identidad vivida y preestablecida en aquella red social en la
tantes para el futuro de esta discusión. Así, sin detenerme que va a trabajar.
en las críticas que pueden ser hechas, justamente por las El extrañamiento es una experiencia socialmente vi-
reverberaciones más subjetivistas de su “teoría de la estruc- vida, básica en la construcción de la perspectiva antropo-
turación” utilizaré, enseguida, una de sus nociones, la de lógica, que puede ser relacionada con la noción de “con-
“conciencia práctica”, para pensar la especificidad de la ciencia práctica” que Anthony Giddens desarrolla al dis-
perspectiva antropológica. cutir la tríada freudiana id, ego, super ego. Por considerar
El “extrañamiento” de la realidad es uno de los que la perspectiva de Freud es problemática respecto a la
puntos que fundamenta la perspectiva del antropólogo autonomía de los individuos como agentes sociales, Gid-
desde que a partir de Malinowski la investigación de dens elabora una síntesis, incorporando principalmente,
campo se impuso como una marca de nuestra identidad elementos de la sociología interaccionista de Goffman.
académica.4 Trátase de un elemento cualitativo que dife- Propone, entonces, la existencia de las siguientes catego-
renciaría –en el trabajo etnográfico, y a partir de éste en la rías constitutivas del sujeto humano: el sistema de segu-
construcción de objeto– la “mirada” del antropólogo. Al ridad básico, la conciencia práctica y la conciencia discur-
no participar como nativo en las prácticas sociales de las siva (Giddens 1984 y siguientes). No entraremos en la po-
poblaciones que estudia, en las imposiciones cognitivas lémica sobre el status heurístico de las concepciones
de una determinada realidad social, el antropólogo expe- freudianas. Aquí nos interesa utilizar la discusión de Gid-
rimenta, existencialmente, el extrañamiento como una dens sobre “conciencia práctica” para poder repensar la es-
unidad contradictoria: al ser, al mismo tiempo, aproxi- pecificidad de la perspectiva antropológica.5
mación y distanciamiento. Es como estar delante de un La noción de conciencia práctica implica que los
sistema de signos –vivirlo relacionándose primeramente agentes sociales, en su contexto cotidiano, dejan de moni-
con sus significantes pero sin comprender del todo sus torear activamente distintas fuentes de información. Estas
significados. Esta sería una característica depositada en entran en el desarrollo de las acciones de los actores como
las normas de reproducción del saber antropológico por supuestos, como “lo dado”. Esta fijación, de los elementos
los estudios de sociedades no occidentales, fundamento constitutivos de los contextos significantes para las inte-
tradicional de la disciplina. Así, la perspectiva antropoló- racciones, está dada por la rutinización de los encuentros
gica se basaría en una tensión existente entre el antropó- sociales en el cotidiano de los agentes sociales. Las fuentes
logo como miembro –aunque especial– de un sistema so- de información no monitoreadas discursivamente son
cial y cognitivo intentando transformar lo exótico en fa- parte significante de los elementos que son considerados y
miliar. entran como parte constitutiva de las características de las
Esta tensión ha sido resumida en la formula noso- interacciones pero no necesitan estar explicitadas como
tros/otros, donde “nosotros” significa el antropólogo y elementos discursivos conscientes. Están ahí, como datos
todo lo que le es familiar como miembro de una sociedad: del escenario concreto del desarrollo de las acciones. La
y “otros”, los actores sociales que estudia, lo exótico. Al es- “conciencia práctica” se diferencia del inconsciente en que
4 El antropólogo parece ser uno de los pocos “outsiders” que se vanagloria de serlo y lo transforma en la base de su identidad. Lo que sigue está basa-
do en una discusión desarrollada por Roberto da Matta (1982).
5 Como ocurre con la mayoría de los esfuerzos de síntesis teórica, el trabajo de Giddens tiene áreas más oscuras y menos desarrolladas que otras. Lo
importante es que es suficientemente rico como para estimular discusiones que posibilitan ver o proponer nuevas cuestiones. La apropiación que
hago de la noción de conciencia práctica implica menos “conciencia” de lo que probablemente argumentaría Giddens, aunque él mismo no es sufi-
cientemente claro sobre la relación entre consciente e inconsciente.
195
Capítulo 4: La observación participante
6
no existe ninguna barrera entre ella y la conciencia. Ella es posición/ perspectiva de un actor social “descalificado”,
fuente básica de la reproducción de la vida social, ya que cuyo equivalente más próximo serían los niños.8
crea la confianza en que los parámetros de monitoreo De este modo, al no participar de la “conciencia prác-
mutuo de las acciones están presentes creando el contexto tica” de los actores sociales que estudia, el extrañamiento
compartido y no problematizado. La rutina y la previsibi- se produce objetivamente para el investigador (ya que los
7
lidad son fuentes de seguridad. “supuestos” del cotidiano no lo son para él) y, al mismo
La noción de “conciencia práctica” podría ser aproxi- tiempo, subjetivamente, ya que puede ver como sujeto lo
mada a la de “fetiche de la mercancía” de Marx (1906: que los otros no pueden. Se da de nuevo el distancia-
41-96), en el sentido estricto de que ambas apuntan a la miento (la no participación en un código) y la aproxima-
existencia de dimensiones de la realidad social que escapan ción (presencia física en los contextos y el interesarse de
a la percepción discursiva de los individuos pero, no obs- elementos centrales de la realidad social analizada). Así, la
tante, son fundamentales para la relación social. Así, la no- práctica de investigación antropológica, basada en el extra-
ción de conciencia práctica también apuntaría a la alinea- ñamiento, es una dinámica objetiva y subjetiva funda-
ción de los individuos de fuentes que históricamente crean mentándose fuertemente en la percepción/explicitación
parámetros objetivos para sus interacciones. Tales fuentes de la conciencia práctica de los agentes sociales estudiados.
pueden ser tanto objetos, relaciones, organizaciones espa- Gran parte de la producción antropológica es, entonces,
ciales, informadores de significado y definidores de con- investigación sobre la conciencia práctica.9 De aquí pro-
texto físico de interacción como relaciones económicas, viene, muchas veces, la sensación de que lo que el antropó-
sociales y cognitivas/ simbólicas que son heredadas y que logo hace es organizar y sistematizar lo que ya se “sabe”.
marcan los límites de las lecturas posibles en los encuen- De hecho –y aproximándonos de nuevo a la discusión
tros. La búsqueda por conceptualizar una dimensión que marxista sobre fetiches– “lo hacen pero no lo saben”
entra cualitativamente – pero básicamente de manera di- (Marx, 1906).
fusa– en la constitución del tejido simbólico de los en- Como “outsider” el antropólogo representa para los
cuentros sociales está presente también en nociones como agentes que estudia una ruptura con el flujo de la regula-
la de “indexicalidad” (para una discusión sobre indexica- ridad cotidiana. Así, su presencia en los contextos sociales
lidad véase Crapanzano 1981). que investiga le da un carácter de agente “rompedor” de la
rutina de las actividades sociales, transformándolo en una
Desconocimiento, desfasajes y pantalla donde los actores sociales proyectan, simultánea-
asimetrías: explicitando la conciencia mente, sus nuevas percepciones causadas tanto por las ex-
práctica pectativas interpretativas operadas por la presencia del an-
El punto central para la argumentación en términos de la tropólogo. Por esto frecuentemente ocurren crisis mutuas
especificidad de la Antropología es que el antropólogo, al de identidad en los encuentros etnográficos.
insertarse en realidades sociales de las cuales no participa El extrañamiento se revela una vez más como una ex-
en lo cotidiano, desconoce –y este desconocimiento es periencia subjetiva y objetiva del antropólogo. Por desco-
parte central del extrañamiento– inmediatamente la “con- nocer subjetivamente la conciencia práctica de los actores
ciencia práctica”, importante para la definición de los pa- sociales sobre los cuales desarrolla su investigación, puede
rámetros del flujo de la vida social de los agentes sociales –con sus filtros subjetivos– percibirla objetivamente. Al
que intenta conocer. El antropólogo se ubica, así, en una mismo tiempo, se transforma objetivamente en el espacio
6 “Los agentes humanos o actores tienen, como un aspecto inherente a lo que hacen, la capacidad de comprenderlo mientras lo hacen. Las capacida-
des reflexivas del actor humano están característicamente involucradas de manera continua en el flujo de conducta diaria en los contextos de acti-
vidad social. Pero la reflexividad opera apenas parcialmente en un nivel discursivo. Lo que los agentes saben sobre lo que ellos mismos hacen y por
qué lo hacen (sus conocimientos como agentes) es altamente desarrollado en conciencia práctica. La conciencia práctica es todo lo que los actores
saben tácitamente sobre cómo “proseguir” en los contextos de la vida social sin poder darle expresión discursiva directa” (Giddens, 1984: XXIII).
7 Según Giddens (1984: XXIII) la rutinización es vital para los mecanismos psicológicos a través de los cuales un sentido de confianza o seguridad
ontológica se sostiene en las actividades diarias de la vida social. Ejercida primordialmente por la conciencia práctica, la rutina interpone una cuña
entre el contenido potencialmente explosivo del inconsciente y el monitoramiento reflexivo de la acción que los agentes “demuestran”. Para la im-
portancia de la rutinización como medio de controlar la excepcionalidad véase la discusión weberiana sobre la “rutinización del carisma” (Weber,
1968).
8 En otro lugar (Ribeiro, 1982) sugerí que los niños podrían ser vistos como una “minoría social transitoria”, ya que irremediablemente se transfor-
man en el “otro” que los controla.
9 A los más preocupados con la formalización metodológica de las investigaciones se les puede sugerir el uso de categorías producidas por la etnogra-
fía de los hechos comunicativos como base para una sistematización y operacionalización de estas ideas (véase, por ejemplo, Hyme 1982).
196
Constructores de Otredad
social, ruptura del cotidiano, en contra del cual los actores social: los artistas en particular, y los intelectuales en ge-
sociales trazan posibles descubrimientos sobre sus con- neral. De hecho, en distintos momentos de su propia vida
ciencias prácticas, posibilitados por la presencia del antro- personal la irregularidad (con relación a los grandes ciclos
pólogo como actor social que desconoce las reglas de la ru- de reproducción del cotidiano de la vida social) se impone
tinización, de la reproducción de los parámetros coti- al antropólogo. El momento más evidente es la investiga-
dianos. La fuerza de la rutina como elemento central de la ción de campo que también le priva de su conciencia prác-
vida social genera, por otro lado, la necesidad de socializar tica, de su rutina, y lo inserta directamente en el “extraña-
al antropólogo, de domesticarlo, de darle un lugar en las miento” de la realidad. Pero también, muchas tareas
redes sociales locales, ubicándolo en el aparente flujo de docentes y académicas –por ejemplo, irregularidades en
prácticas eternizadas y naturalizadas a través, frecuente- horarios de trabajo que no encajan con aquellos de la gran
mente, de rituales de nominación, atribuciones de roles de mayoría– “descotidianizan” al antropólogo. Si agregamos
parentesco ficticio u ofrendas rituales. Hay que subrayar el hecho de no ser portador de un discurso sacralizador del
que este proceso cuenta con la participación activa del an- orden cotidiano (relativizar, por ejemplo, puede ser una
tropólogo quien establece complejas relaciones de seduc- imposibilidad real para mucha gente), la práctica del an-
ción con sus informantes. En esta dialéctica de aproxima- tropólogo aparece como una ruptura con las formas de la
ción/distanciamiento está subsumida una paradoja central vida cotidiana de los actores sociales. El “descotidianizar”
de la experiencia existencial de la práctica del antropólogo parecería ser, por lo tanto, no solamente una manera de
y definida – anecdóticamente– en la antropología nortea- ser, sino también de vivir, en una búsqueda de solucionar
mericana con la expresión: “you can never go native” (uno la tensión aproximación/distanciamiento para revelar, a
nunca se transforma en nativo). través de una experiencia totalizante, los elementos consti-
tutivos de la realidad social.10
Asincronías: ¿descotidianizar es conocer? Habría que intentar comprender hasta qué punto esta
Al ser un “rompe-rutinas” cotidianas el antropólogo se característica de “rompe-cotidianos” no se refleja en la
aproxima a otros actores de su propia sociedad que, en sus propia constitución/percepción del antropólogo como una
prácticas sociales cotidiana viven en permanente desfasaje especie de actor social “divergente” en su propia sociedad.
con la sincronía dominante de la reproducción de la vida
Bibliografía
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CRAPANZANO, V., “Text, Transferece and Indexicality” MARX, K. y ENGELS, F., The German Ideology, London,
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GIDDENS, A., The Constitution of Society, University of DA MATTA, R., “O Carnaval como um Rito de Pas-
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HYME, D., “Toward Ethnographies of Communication: polis, Vozes, 1977, pp. 19-66.
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199-231. Languages”, en Dell Hymes (comp) Language in Cul-
10 La importancia de los hechos no cotidianos como reveladores de dinámicas subyacentes a la realidad es bastante admitida en la antropología tanto
por el lado del estudio de rituales como por la influencia del psicoanálisis que comparte el mismo principio (Van Gennep, 1960; Matta, 1977;
Turner, 1974).
197
Capítulo 4: La observación participante
ture and Society. A Reader in Linguistics and Anthropo- VAN GENNEP, A., The Rites of Passage, Chicago, Phoeniz
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THERBORN, G., “The New Questions of Subjectivity” en WHORF, B.L., “The Relation of Habitual Thought and
New Left Review, Nº 143, 1967, pp. 97-107. Behavior to Language”, en L. Spier, A.I. Hallowell,
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198
Constructores de Otredad
Una introducción a la Antropología Social y Cultural
Mauricio Boivin
Ana Rosato
Victoria Arribas
E
A
1
Índice
3
Índice
4
Prólogo a la tercera edición
5
Constructores de Otredad
Introducción
1 Como ejemplo mencionamos a dos autores de habla hispana: Krotz, E., La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, México, FCE, 2002 y a Menén-
dez, E., “Definiciones, indefiniciones y pequeños saberes”. En Alteridades, 1, 1991 pp. 5-11 y su Conferencia Inagural del VI Congreso Argentino
de Antropología Social, “Identidad disciplinaria y campos de aplicación”, realizado en Mar del Plata el 14 al 16 de septiembre del año 2000.
7
Introducción
Cuadro I
Contexto fin del XIX (1) entre guerras (2) después de la 2da. Guerra. (3)
Objeto diferencia cultural diversidad cultural desigualdad cultural
Explicación
evolucionismo funcionalismo estructuralismo neomarxismo
(teorías)
comparativismo/relativismo
Método comparativo relativismo (inductivo)
(formalización/deducción)
inventarios/ observación extrañamiento
Técnicas
encuestas participante interpretación
la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso Esta teoría se desarrolló en una época en la que la
en evidencia, el objeto antropológico se construyó en Antropología se estaba constituyendo como ciencia al
torno a la noción de desigualdad: el otro cultural era pro- mismo tiempo que el campo científico se estaba confor-
ducto de esa desigualdad. mando, buscando su propio espacio, en función de ob-
tener un tipo de autoridad distinta a la de la religión y la fi-
Fines del siglo XIX: losofía, y esa autoridad provenía de la objetividad de la
A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó ciencia y, especialmente, del método científico: un con-
como ciencia. Fue un momento en el cual el conoci- junto de reglas para probar las afirmaciones. En este caso el
miento del mundo, de la existencia de modos de vida di- método de la Antropología fue el comparativo, método de
ferentes, se hizo más patente por los cambios ocurridos moda en las ciencias naturales2.
en Europa y por la expansión de Occidente. Por una La teoría de la evolución se constituyó como tal en fun-
parte, la revolución industrial –como producto de cam- ción de la aplicación del método comparativo y sobre la
bios tecnológicos importantes– generó nuevas diferen- base de una concepción precisa de su objeto: el hombre.
cias: de clase, nacionales, étnicas y “problemas” que con Este objeto era concebido con una particularidad: su dua-
el tiempo fueron denominándose “sociales”. La cues- lidad; el hombre era tanto cuerpo como espíritu. Como
tión fundamental de las ciencias sociales fue la de ex- cuerpo pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto “es-
plicar esos cambios que se producían en el mundo eu- píritu” pertenecía a otro mundo, al de la cultura. Si-
ropeo. Pero, a la par de estos cambios, Occidente se guiendo esta dualidad, la Antropología se constituyó en
expandió sistemáticamente por el mundo, sobre otros dos ramas: la Antropología física y la antropología cul-
pueblos, sobre otras culturas, sobre otros modos de vida tural. Pero, no obstante, las diferencias entre los hombres
distintos al modo europeo. fueron pensadas por estos evolucionistas, básicamente,
Si bien el encuentro intercultural no era nuevo y como “diferencias” culturales.
siempre despertó una actitud de asombro ante lo dis- Para estudiar al hombre en las distintas manifesta-
tinto, en este caso el asombro de Occidente se distin- ciones en las que se presentaba, se estableció una división
guió de los anteriores porque no fue un encuentro in- del trabajo científico dentro de las ciencias humanas y so-
genuo, y por sobre todo, porque ese asombro fue do- ciales. Por un lado, la historia y la sociología tomaron
mesticado bajo las reglas del mundo científico: la como objeto (objetivo) de estudio las sociedades com-
diferencia se constituyó en objeto de explicación cientí- plejas, civilizadas, desarrolladas. Por el otro, las sociedades
fica. El nuevo encuentro de los europeos con otras cul- primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin historia y
turas distintas dio origen a lo que sería la pregunta fun- sin Estado pasaron a constituirse como el objeto propio de
dante de la Antropología: ¿por qué estos hombres son la Antropología. Esta división, producto de un proceso
distintos? La primera teoría científica sobre la diferencia histórico, se realizó en función de las distinciones de las so-
fue el evolucionismo que contestó esta pregunta a través ciedades o las culturas en tiempo y espacio, teniendo como
del concepto de evolución. parámetro la ubicación de Occidente (ver cuadro II).
2 La idea era que aquellos que vivían de modo diferente en otros lugares podían dar la clave de como había sido el pasado del hombre civilizado. Se
intentó analizar la naturaleza humana a partir de la diferencia entre las culturas y estas diferencias surgían de la comparación entre ellas.
8
Constructores de Otredad
9
Introducción
Ciencias Antropológicas
3 La Segunda Guerra había contribuido por un lado a ocultar la emergencia de esos nuevos movimientos pero al mismo tiempo los había impulsado
ya que las potencias centrales hicieron participar activamente a sus colonias en el conflicto. Al concluir éste, emergen nítidamente los movimientos
de liberación.
10
Constructores de Otredad
(el acercamiento directo y personal del antropólogo), estas nuevas culturas. Por ejemplo, respecto a la técnica, la
sino que es necesario construir un modelo teórico de so- observación participante era una herramienta creada y
ciedad que, aun cuando no corresponda a ninguna de pensada para estudiar culturas “sencillas” o “primitivas”
las que se pueden observar en la realidad, ayude a com- pero ahora esas culturas se habían transformado en
prender los fundamentos básicos de la existencia hu- “complejas” y no podía aplicársele esa técnica de modo
mana. Esta vía podía hacerse efectiva ya que las opera- directo. Lo mismo sucedió con las teorías que habían
ciones de la mente eran independientes del contexto explicado la diversidad cultural a partir del supuesto de
cultural e histórico, porque a pesar de la “superficial ex- que ésta era un hecho natural y que, por lo tanto, todas las
trañeza de los hombres primitivos”, el espíritu del sociedades debían ser tratadas como “iguales”. Así, los
hombre es, en el fondo, el mismo en todas partes. Esto antropólogos que se preguntaron por las causas de las
permite “desarrollar una ciencia general del pensa- transformaciones se encontraron con que el “hecho
miento, una ciencia conclusa, abstracta, formalista, una natural” era producto de un tipo de contacto particular: el
gramática universal del intelecto”4.Pensado en esta de la colonización. Ésta era considerada como un proceso
ciencia, Lévi-Strauss plantea tres niveles del quehacer an- caracterizado por la dominación de un pueblo sobre otro,
tropológico: lo que produjo un fenómeno evidente: la desigualdad
• un primer nivel en el cual el antropólogo pretende entre culturas. De tal forma que las teorías sobre las
“aislar y describir los modelos que un pueblo usa transformaciones de las culturas “primitivas” se centraron
para percibir, relacionar e interpretar sus experien- en explicar la desigualdad cultural como producto de la
cias”. Es el momento en que el antropólogo realiza dominación de Occidente.
la etnografía; De este modo, la Antropología tuvo un giro teórico y
• un segundo nivel donde el antropólogo compara el metodológico importante, se proveyó de las técnicas de
contenido y la organización de los sistemas cultura- otras disciplinas (principalmente de la Sociología y la
les para analizar, interpretar y explicar la diversidad. Historia) y de otras teorías sociales. No obstante, la teoría
Es el momento de la etnología, del estudio que permitía dar una primera explicación sobre la desi-
comparado de las distintas culturas; gualdad y la dominación era el marxismo. La influencia de
• un tercer nivel, el de la Antropología estructural, en esta línea de pensamiento en las explicaciones
el cual el antropólogo llega, a través de la construc- antropológicas se acentuó aún más dado que durante la
ción de modelos formales a los axiomas básicos, a las década del ‘60 hubo una especie de “explosión” de
estructuras constantes y comunes a todas las cultu- discusiones entre las distintas vertientes del marxismo6,
ras. discusiones que fueron ampliamente difundidas y que
influenciaron de manera directa en algunas de las
No obstante este reconocimiento de la práctica cientí- Antropologías dominantes.
fica como tres momentos interrelacionados, Lévi-Strauss Como ejemplo del impacto que esas discusiones gene-
se centró, casi exclusivamente, en el tercer momento5. raron, algunos antropólogos hicieron una revisión de los
Otros antropólogos, en cambio, tomaron otra vía y se estudios realizados por los clásicos sobre las “sociedades
propusieron estudiar las transformaciones que las socieda- primitivas”, intentando describirlas y explicarlas a partir
des no occidentales estaban sufriendo. Uno de los pro- de las relaciones de desigualdad que, según ellos, existían
blemas que tuvieron que afrontar estos antropólogos fue el dentro de esas sociedades. Los antropólogos que se adscri-
hecho de que las herramientas (teorías y técnicas) de la bieron a esta corriente, tuvieron largas discusiones para
Antropología clásica no eran las adecuadas para explicar adaptar una teoría que intentaba explicar la desigualdad en
4 Lévi-Strauss plantea una nueva forma de acercamiento ya no físico sino intelectual: “¿Nunca habremos de conocer a los salvajes? No, hay otro ca-
mino para acercarnos a su mundo, un camino que no es el de la participación personal en ese mundo: la construcción (partiendo de las partículas y
fragmentos de restos que aun es posible reunir o que ya han sido reunidos) de un modelo teórico de sociedad que, aunque no corresponda a ningu-
na de las que pueden observarse en la realidad, nos ayude no obstante a comprender los fundamentos básicos de la existencia humana. Y esto es po-
sible porque a pesar de la superficial extrañeza de los hombres primitivos, en un nivel más profundo no nos son en modo alguno, extraños. El
espíritu del hombre es en el fondo el mismo en todas partes de manera que lo que no puede realizarse mediante un acercamiento, mediante el in-
tento de penetrar materialmente en el mundo de las tribus salvajes, puede realizarse desarrollando una ciencia general del pensamiento, una ciencia
conclusa, abstracta, formalista, una gramática universal del intelecto” (1976).
5 La Antropología se relaciona en esta perspectiva con la lingüística, el psicoanálisis y con la ciencia de la comunicación.
6 Síntesis de estas discusiones pueden verse en P. Anderson (1983), D.C Fol., E. Loy y Olin Wright (1985) y, de modo más reciente, en T. Skocpol
(1993).
11
Introducción
la sociedad occidental a otras sociedades, ampliando o mo- este período no fueron totalmente superadas ni se que-
dificando categorías y conceptos. Las etnografías que ha- daron ancladas en el tiempo, sino que tuvieron lo que P.
bían escrito los antropólogos de otras corrientes fueron re- Bourdieu denomina un “efecto de teoría” (otros dirían,
visadas teniendo en cuenta que, más allá del modo en que efecto de ideología).Esto significa que cada teoría o ex-
se presentara, la dominación y la desigualdad eran un plicación formulada, “bajó”, se articuló con, se impuso
atributo posible en toda sociedad, en todo tiempo y es- como parte del sentido común, pasó a formar parte de
pacio. lo “imaginario” colectivo en algunos sectores de nuestra
Todo este movimiento y la enorme cantidad de infor- sociedad, se impuso como “modelo” presente en la ex-
mación obtenida hasta el momento, llevó a que la mirada plicación desde el sentido común. Algunas de esas teo-
antropológica se fragmentara y que el antropólogo se rías o algunos aspectos de las mismas se constituyeron
especializara, ya no en las “sociedades primitivas”, sino en en modelos sobre la alteridad, lo distinto. Esos modelos
problemas que toda sociedad o cultura presentaban. Así tienen la fuerza de las “clasificaciones”, no son ideas o
van a surgir las especialidades: antropología económica, representaciones que están sólo en nuestras cabezas o en
simbólica, política, urbana, rural, etc. Es decir, un proceso la cabeza de la gente, sino que sirvieron como “vehí-
opuesto al de las escuelas nacionales (período de entre culos” para la interacción, para las prácticas que desa-
guerras) donde las sociedades o las culturas se tenían que rrollamos, para la comunicación, para marcar anticipa-
tomar como un todo estrechamente relacionado y donde damente una relación entre “nosotros y los otros”. A
no se podían separar las partes. Pero ahora, la especializa- decir de E. Leach, antropólogos y no antropólogos nos
ción permitía nuevamente la aplicación del método com- encontramos realizando la misma operación clasifica-
parativo. Así, por ejemplo, la Antropología política se toria:
dedicaba a establecer semejanzas y diferencias respecto a
las formas de dominación entre distintas culturas o a “Yo” me identifico a mí mismo con un colectivo “noso-
comparar distintos sistemas políticos. tros” que entonces se contrasta con algún “otro”. Lo que
Pero en esta etapa no sólo cambiaron el objeto y las nosotros somos, o lo que el “otro” es, dependerá del con-
teorías; también se sumaron nuevos “sujetos” de conoci- texto (...) En cualquier caso “nosotros” atribuimos cua-
miento: los antropólogos “nativos” que estudiaban sus lidades a los “otros”, de acuerdo con su relación para
propias sociedades. Esto, sin duda, introdujo nuevas pre- con nosotros mismos. Si el “otro” aparece como algo
guntas para la ciencia: muy remoto, se le considera benigno y se lo dota con los
atributos del “Paraíso”. En el extremo opuesto, el
¿Cómo es posible utilizar y cómo hay que transformar un “otro” puede ser algo tan a mano y tan relacionado con-
instrumento cognitivo creado originalmente para un pro- migo mismo, como mi señor, o mi igual, o mi subordi-
pósito determinado (el conocimiento de los otros desde el nado (...) Pero a mitad de camino entre el “otro” celes-
punto de vista del norte) para otro distinto? ¿Cuál es ese tialmente remoto y el “otro” próximo y predecible, hay
otro propósito? ¿Acaso la Antropología generada en los una tercera categoría que despierta un tipo de emoción
países del sur se encuentra limitada a ser una especie de so- totalmente distinta. Se trata del “otro” que estando
ciología nativa? (Krotz, 1993: 3). próximo es incierto. Todo aquello que está en mi en-
torno inmediato y fuera de mi control se convierte in-
Esto trajo problemas teóricos y epistemológicos: mediatamente en un germen de temor (1967: 50-51).
¿quién es ahora el otro? ¿dónde vemos lo distinto? Y una
respuesta posible fue establecer que era el antropólogo el Pero hay una cuarta categoría posible en esta clasifica-
que de manera consciente y metódica marcaba la distin- ción: el otro lejano e incierto. Y es sobre ella que se cons-
ción. Ya no era el “objeto” el distinto por sus caracterís- truyó la Antropología. El antropólogo se constituyó en
ticas propias, sino que el antropólogo construía la distin- “especialista” del otro lejano e incierto. Su tarea consistió
ción, lo extraño. Es éste el que distingue, desconoce, se en borrar la incertidumbre, en transformar eso exótico, en
“extraña”. Esto modificó la base de observación partici- cierto conocido.
pante e introdujo el “extrañamiento” como un recurso En el resto del libro daremos cuenta del modo en que
metodológico y como punto de partida necesario de toda están construidos estos tres modelos en las teorías antro-
investigación antropológica. pológicas –diferencia, diversidad, desigualdad– y de qué
Creemos que lo expuesto anteriormente sintetiza modo son aún utilizados.
una historia de cien años, pero las teorías construidas en
12
Constructores de Otredad
Bibliografía
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——— La Otredad cultural entre Utopía y Ciencia, Mé- ciología, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 1993.
xico, FCE, 2002.
13
Del colonialismo a la globalización:
procesos históricos y Antropología
El asombro y la Antropología
Decimos que es una situación de dominación total en tanto abarca todas las
dimensiones de la realidad social de los pueblos colonizados. Comprende a) la empresa
material, que incluye el control de las tierras y las riquezas, de la población nativa e
impone una economía subordinada a la metrópoli; b) la empresa político-administrativa,
que comprende el control y la imposición de autoridades, de la justicia, la eliminación de
normas jurídicas nativas y la creación de nuevas divisiones territoriales que rompen las
organizaciones políticas autóctonas; y c) la empresa ideológica, que consiste en la
imposición de nuevos dogmas e instituciones, desde una evangelización compulsiva hasta
la exigencia de la aceptación de modelos culturales extranjeros, cuya función será la de
facilitar la dominación por medio de la desposesión y la humillación de la cultura nativa
(Lischetti ibid.).
La situación colonial es el resultado de diferentes etapas. Primero, la conquista y la
apropiación de las tierras usurpadas; luego, la administración del territorio y, por último,
la autonomía política de la colonia, sin romper la estructura de dependencia económica
colonial. Desde el momento del primer contacto se considera lo pre-colonial como
inexistente y lo existente se lo desvaloriza, se lo discrimina o se lo señala como inferior y
exótico, justificando de ese modo la presencia del conquistador y del administrador
(Menéndez 1969). En ese sentido, la situación colonial es percibida por los colonizadores
como una misión civilizadora que explica la inevitabilidad de la conquista europea, en
tanto sociedad portadora de una superioridad total, en lo tecnológico, lo militar, lo
religioso y lo ético. En palabras de Albert Sarrault, un ideólogo de la doctrina colonial
francesa:
Las metrópolis europeas durante el siglo XIX establecieron en sus colonias dos
modelos diferentes de administración política: el gobierno directo y el gobierno indirecto,
de acuerdo con las características de las áreas colonizadas y del grado de desarrollo de los
propios capitalismos. Gran Bretaña, potencia industrial y con escasa competencia
internacional, optó por un tipo de dominación fundamentalmente económica y con poca
incidencia política y militar en las colonias. Mantuvo la estructura política nativa,
limitándose a supervisarla. La teoría colonial británica planteaba la imposibilidad de
interpenetración cultural. Partía del supuesto de la incompatibilidad entre formas
culturales tan diferentes, lo que la llevó a la implementación de una relación colonial
basada en el distanciamiento.
En cambio, Francia, que accedió más tardíamente al proceso de industrialización,
ejerció un dominio económico, militar y político directo en las áreas colonizadas que le
permitió hacer frente a la competencia interna y externa de las otras potencias. Para eso
intentó eliminar toda la organización nativa, desde las prácticas religiosas hasta el uso de
la lengua indígena. Su objetivo era la asimilación de los pueblos colonizados a las formas
culturales francesas.
Una y otra forma de colonialismo justificaban y legitimaban la dominación como
una cruzada moral y una misión civilizadora desde dos perspectivas: como
“recuperación” de las áreas territoriales para “beneficio” de la Humanidad y como forma
de llevar y contribuir al “progreso” de los pueblos no europeos (Menéndez 1969). Los
siguientes ejemplos son claramente ilustrativos, uno, desde la literatura y el otro en la voz
de un funcionario colonial:
1
Los boers eran descendientes de antiguos colonos holandeses de Sudáfrica, que fundaron en
1884 las repúblicas de Orange y Transvaal, independientes de la tutela británica. En esa región se
detectaron yacimientos de oro. Los británicos les declararon la guerra para quitarles las tierras,
pero no les fue fácil, ya que recién los vencieron en 1909. Los boers tipificaron una realidad
paradójica: entablaron una guerra de guerrillas en pos de su independencia enfrentando a un
enemigo poderoso e imperial, siendo capitalistas, esclavistas y racistas. Contra ellos tuvieron que
vérselas los africanos zulúes.
Por último, el tercer método empleado en la relación colonial es la actitud de
distanciamiento. Este tipo de relación facilita también una mirada deshumanizada,
caracterizada por el desprecio en el que domina y el temor y la ignorancia en el
dominado, en la medida que la relación se construye sobre la creencia de la superioridad
total de Occidente. En palabras de Peter Worsley:
Es indudable que el que domina nomina (califica), por eso los otros son los
“salvajes” (en su primigenia acepción de lo cercano al mundo de la naturaleza) o
“primitivos” o “bárbaros” (los que no tienen un lenguaje como los hombres y hablan
como los animales).
2
El explorador David Livingstone -misionero escocés- representa la empresa colonizadora de por
sí, la ciudad de Manchester es el símbolo de la industria capitalista y la Biblia invoca la empresa
ideológica por antonomasia del colonialismo.
Primer momento (siglos XV al XVIII): El “Descubrimiento” de América y “los
otros”
3
Es importante señalar que el tránsito del feudalismo a los inicios del capitalismo trajo consigo
cambios culturales, tecnológicos, comerciales y políticos, que se habían iniciado en los siglos
anteriores ya que no fue una ruptura abrupta con lo medieval, sino el resultado de todo un
proceso social y económico.
En América la situación colonial adquiere las siguientes características: la
expropiación de las tierras a las comunidades indígenas, una economía basada sobre el
monocultivo y en la explotación organizada alrededor de las plantaciones y la minería, de
carácter monopólico. También se establecieron grandes propiedades, como la hacienda
para abastecer a la economía minera y el trabajo forzado mediante la servidumbre para la
población nativa, organizado principalmente a través del sistema de encomienda y mitas
(Menéndez 1969). Los indios fueron explotados como vasallos de la monarquía española.
No serían los únicos explotados: en el siglo XVI, y particularmente a partir del siglo
XVII, se incorporará la mano de obra esclava africana como fuerza de trabajo en las
plantaciones que se extendieron de Brasil a Virginia, en América del Norte4.
En poco tiempo se despliega un comercio triangular que sirvió para fomentar una
división internacional del trabajo que involucraba a tres continentes: “esclavos de África a
América; minerales y comestibles de América a Europa; bienes manufacturados de
Europa y América a África” (Worsley 1966:12). Desde entonces, la tutela europea del
capital sobre el resto del mundo dejó su impronta hasta ser recientemente superada por
los Estados Unidos.
La conquista, ocupación y administración de la colonia permitió a los españoles
construir una sociedad de superiores e inferiores, de señores y siervos, de blancos y no
blancos. En este escenario político y social de dominación, la mirada europea a través de
los conquistadores, cronistas, viajeros y misioneros dividió el mundo colonizado en
salvajes y civilizados. Comienza, conjuntamente con la conquista, la colonialidad del saber
que legitimará la “acción civilizadora” del hombre blanco.
En esta visión dicotómica, la diversidad cultural encontrada en América quedó
subsumida en una sola categoría: los indios. Antes de la llegada de los europeos no había
“indios”, sino pueblos identificados en singular. Podríamos hablar de identidades
arrebatadas, de culturas desguasadas, que han provocado efectos culturales diversos y de
distinta intensidad en los diferentes pueblos indígenas. Sin embargo, muchos de los
pueblos americanos sometidos recurrieron a la rebelión intermitente, cuando las
circunstancias resultaban favorables o, en algunos casos, a la apropiación de elementos y
prácticas de la cultura ajena, como fue el caso de la incorporación del caballo para
ponerlo al servicio de sus propios intereses. En otros momentos, la permanencia de
prácticas tradicionales re-significadas, como ciertos ritos colectivos en las fiestas anuales,
cumplen con la función de renovar el sentido de pertenencia del grupo y, en la mayoría
de los casos, recuperar la humanidad5 que les fuera arrebatada en este proceso colonial
(Bonfil Batalla 1994:193).
4
Las plantaciones eran empresas que se desarrollaron en zonas subtropicales y tropicales,
especializadas en un solo cultivo orientado a la exportación; utilizaba fuerza de trabajo
dependiente e inmovilizada de esclavos traídos de África contra su voluntad.
5
El concepto de humanidad refiere, en este caso particular, a la idea de un sujeto, de un pueblo
que sometido a una experiencia de dominación y humillación tiene la capacidad de intervenir en
su propio destino con el objetivo de lograr su libertad.
Desde los inicios de la gran industria en la era del maquinismo (1800), hasta los
años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (1950), se extiende una segunda fase de la
expansión capitalista, caracterizada por los contrastes entre centros industrializados y
periféricos y que se diferenciará notablemente del momento anterior. No obstante la
colonización de América y del África y la existencia de una economía internacionalizada,
hasta mediados del siglo XIX persistían economías sólidamente organizadas en China,
Japón y en el mundo islámico. Estas sociedades son ejemplos de mundos regionales o de
las llamadas economías-mundo, concepto acuñado por el brasileño Renato Ortiz, cuando
hace referencia a aquellos pueblos que pudieron permanecer fuera de la influencia
europea hasta las últimas décadas del siglo XIX, exceptuando algunos pocos contactos
con comerciantes y funcionarios. Es el caso de Japón, que desarrollaba su economía
ligada fundamentalmente al imperio “celestial” de la China (Ortiz:1999:36).
Según Eric Hobsbawm, recién en el siglo XIX se crea una economía única, que
llega progresivamente a los lugares más remotos, con una red cada vez más extensa de
transacciones comerciales y comunicaciones, que conecta a los países industrializados
entre sí y con el resto del mundo. En realidad, la diferencia entre países “adelantados” y
“atrasados” no existía anteriormente, sino que es una consecuencia directa de la
Revolución Industrial, a partir de la cual se clasifica a las sociedades tomando como
parámetro los niveles de desarrollo tecnológico y material para determinar los grados de
progreso o la civilización de las sociedades.
Esta etapa se caracteriza por nuevos adelantos tecnológicos como el telar industrial
y la máquina de vapor, que se utilizará para la producción, la tracción y las
comunicaciones. Por otro lado, la organización del trabajo en las fábricas producirá un
sensible desplazamiento demográfico hacia los centros donde se instalan esas fábricas. Y,
en consecuencia, las migraciones aumentarán la población de los centros urbanos, con
consecuencias sociales importantes para la clase obrera en su conjunto: las enfermedades
y el hacinamiento acompañarán su cotidianeidad transformando a las ciudades en
ámbitos de contraste extremo entre el esplendor de los que poseen el capital y la miseria
del trabajador y su familia.
El capitalismo industrial en sus diferentes momentos contribuyó a cimentar el
poder político y las fuerzas militares de las naciones que llegaron primero a una
economía basada sobre la industria y que no titubearon en imponer la supremacía de su
tecnología en la guerra. Estas naciones se transformaron en las grandes potencias de los
siglos XIX y XX (Inglaterra, Francia, Alemania y un poco más tarde los Estados Unidos
de Norteamérica).
En las últimas décadas del siglo XIX se produjo en Europa una disminución de la
tasa de ganancia en todas las ramas de la actividad económica, como consecuencia de la
falta de salida suficiente para absorber los productos industriales y los capitales
acumulados; esta crisis condujo a una reestructuración profunda del sistema capitalista.
Desde el punto de vista económico, lo fundamental del proceso es el reemplazo de la
libre competencia por los monopolios, que trajo aparejado el fenómeno del
imperialismo, que marcará el comienzo de una nueva manera de dominar: la unificación
del globo en único sistema económico y social en manos de las principales potencias.
Los rasgos más importantes del imperialismo son la continua concentración de la
producción y del capital, que ha conducido a la creación de los monopolios; la fusión del
capital industrial y el bancario, que genera el capital financiero; la importancia creciente
de la exportación de capitales sobre la de mercancías; la formación de asociaciones
capitalistas monopólicas internacionales y, por último, el reparto territorial de todo el
mundo entre las potencias capitalistas. Del mismo modo que en la etapa anterior del
capitalismo mercantil, encontramos nuevamente los dos polos involucrados en la relación
colonial: metrópolis / colonias; “civilizados” / “primitivos”.
En este contexto mundial, el continente africano será botín de guerra de las
potencias europeas, configurándose una nueva situación colonial que repetirá
características ya observadas en otras épocas y espacios: lo pre-colonial considerado como
inexistente, la negación de lo existente mediante la desvalorización y la discriminación, la
apropiación de las tierras y de las poblaciones para su utilización como fuerza de trabajo y
la evangelización forzada. Nada que escape a otros momentos históricos.
Para Peter Worsley, el reparto de África, consensuado por las potencias europeas
durante el Congreso de Berlín de 1885, inicia un nuevo modelo de dominación: la
unificación del mundo en un único sistema social:
La realidad colonial que las potencias occidentales legitiman a partir del Congreso
de Berlín de 1885, posibilitará a la Antropología -hacia principios del siglo XX- a abrir un
nuevo campo de conocimiento: la descripción de culturas desconocidas para Occidente,
al “encontrar” su objeto de estudio en las llamadas sociedades “primitivas”6. Los
antropólogos tornarán visible la diversidad cultural de las sociedades no europeas a través
de una aproximación teórica relativista y poniendo en práctica una técnica particular, el
trabajo de campo, que garantizaría la rigurosidad científica.
Este inicial trabajo de campo consiste en la convivencia y la observación con
participación en las comunidades por un período de tiempo prolongado; su propósito es
observar la conducta tal como se manifiesta, manteniendo con la comunidad un extenso
6
A pesar que, la gran mayoría de los trabajos antropológicos eran llevados a cabo en las regiones
colonizadas, algunos antropólogos realizaron investigaciones en la misma Gran Bretaña en la
década de 1890, en comunidades inglesas e irlandesas con el propósito de estudiar las
consecuencias políticas y sociales de la industrialización y urbanización (Gledhill 2000).
diálogo sobre sus prácticas y creencias. Se torna un requisito el estudio en comunidades
pequeñas que harán posible la implementación de dicha técnica. Estas sociedades
“primitivas” eran consideradas como sistemas cerrados, autosuficientes, como si
funcionaran independientemente del sistema colonial vigente. El objetivo principal del
antropólogo era dar cuenta de la totalidad de la cultura, dejando fuera del análisis las
dimensiones económicas y políticas. Así sintetiza Lischetti, este momento conocido
como el período clásico de la Antropología:
La descolonización y la Antropología
La Antropología
Antropología reflexiona sobre su propia práctica
Si en las primeras etapas del desarrollo del sistema capitalista los estados europeos
eran los actores principales de la expansión conquistadora, en las últimas décadas los
grandes grupos económicos financieros han ocupado ese lugar. La década del 60 se
puede considerar como una etapa transicional dentro de este sistema social en el que se
establecen nuevas maneras de dominar el mundo (Jameson 1999:18). Algunos de los
fenómenos sociales que la identifican son el neocolonialismo, la expansión de las
empresas multinacionales, el desarrollo fabuloso de redes de información electrónica.
7
Se puede ver el detalle de estos debates en el capítulo sobre Movimientos Teóricos Posteriores.
Los cambios políticos y tecnológicos de estos años conducirán a la etapa actual del
proceso histórico, al que Frederic Jameson denomina capitalismo tardío, y que se
caracteriza particularmente por el poder hegemónico del capitalismo financiero y del
proceso de globalización.
La globalización (etapa actual de la expansión capitalista iniciada en los siglos XV y
XVI) representa el mundo entendido como un todo, un sistema único, con una
organización mundial a cargo de algunos estados capitalistas poderosos, que se acrecentó
en 1989 con la caída del muro de Berlín, que representó metafóricamente el fracaso del
socialismo soviético. En la actualidad el proceso de globalización es liderado por los
Estados Unidos, tanto en el terreno económico-financiero cuanto en el militar y
comunicacional.
Como hemos señalado el fenómeno de la mundialización no es nuevo y sus raíces
históricas son profundas. Aún así, debemos destacar algunos rasgos de la globalización
que le otorgan originalidad. Primero, el monopolio de la revolución tecnológica en sus
dos vertientes: la informática y la genética, que parecen permitir un ahorro de la fuerza de
trabajo y de las instalaciones requeridas en la etapa anterior del capitalismo. Por otra
parte, los avances tecnológicos en los medios de comunicación y el transporte nos han
hecho tomar conciencia de la globalidad: es posible estar observando a través de un
televisor o en una pantalla conectada a Internet, en el mismo momento que sucede,
desde la participación de nuestro equipo en el Mundial de Fútbol hasta la imagen
aterradora de un avión de línea lleno de pasajeros que choca y destruye los edificios más
emblemáticos de un país del Norte. Estas innovaciones tecnológicas tienen una influencia
extraordinaria en la mundialización de la cultura dominante: computadoras, conexiones
satelitales facilitan la comunicación a escala planetaria, dejando la trasmisión de la
información en manos de algunas pocas cadenas televisivas globales.
Segundo, el control de los flujos financieros que regulan la economía mundial, el
actual flujo de ganancias y transferencias de capital hacia los países centrales en beneficio
del segmento que domina el capital globalizado (transnacional) supera ampliamente el
reducido flujo de capitales hacia los países periféricos (Amin 2003). Tercero, la
extraterritorialidad de los centros de producción de significados y valores están liberados
de los espacios locales y se manifiesta en la americanización del mundo, irradiada desde
la cultura hegemónica. Cuarto, la creciente urbanización como consecuencia económica y
social del sistema capitalista. Y, quinto, la tendencia a la profundización de la desigualdad
en la distribución de las riquezas.
Pero esta imagen de un mundo globalizado, de una “aldea global”, debe
completarse con la imagen invertida de los “otros”, los locales, los sectores o los
conjuntos sociales de los propios países poderosos y de las sociedades dependientes y
más empobrecidas. En otras palabras, al mismo tiempo que se pone en marcha un
proceso de dimensiones planetarias en los negocios, las finanzas, el comercio y en el flujo
de información, emerge un proceso localizador. En realidad, las políticas planetarias se
reflejan en esas realidades locales. Por lo tanto, la globalización y la localización pueden
verse como dos caras de la misma moneda: son las formas de expresión de la nueva
polarización y estratificación de la población mundial: ricos globalizados y pobres
localizados. Como dice Zygmunt Bauman: “ser local en un mundo globalizado es una
señal de penuria” (Bauman 1999:9).
La Antropología y la globalización
8
En el año 2001, solamente Europa tenía 19 millones de inmigrantes, 3 millones de ellos,
ilegales.
9
Ver en el capítulo Movimientos teóricos posteriores “los diablos del capitalismo”.
Este desandar por la historia del colonialismo nos enseñó cómo la Antropología se
configura como disciplina a partir de “encontrar” su objeto de estudio en el otro cultural.
El aporte de nuestra disciplina y en particular como producto de su praxis (el estudio
empírico en unidades de observación discretas), es el descubrimiento de la otredad
cultural, al recortar inicialmente de la realidad social el espacio de los grupos étnicos y
socioculturales no europeos y de los pueblos campesinos. Estos grupos que, a lo largo del
proceso de descolonización, formarán parte de los pueblos del Tercer Mundo y
recientemente, constituyen el mundo de lo “local”.
El carácter histórico de esta categorización se ha manifestado en los sucesivos
imperios coloniales y además lo veremos reflejado en las escuelas teóricas más
importantes de la Antropología (el evolucionismo, el funcionalismo, el estructural-
funcionalismo británico, el particularismo histórico de la antropología clásica, entre otras)
y en los enfoques de los movimientos teóricos posteriores, a partir de la descolonización.
Como señalamos al comienzo de este capítulo, la situación colonial creó al salvaje,
al primitivo, al indio, con una imagen invertida a la del europeo. Desde esa perspectiva, el
salvaje “confirmará” la superioridad de la civilización y así el europeo estigmatizará a los
otros como portadores de características inferiores, justificándose a sí mismo. Estos
discursos ideológicos son posibles porque en las relaciones de dominación se intentan
licuar las diferencias en una mirada etnocéntrica, simplificadora y esencializada (sin
cambios, inalterable, cristalizada) de los otros.
En el siglo XIX y desde el evolucionismo, primer paradigma científico de la
Antropología, los otros culturales, los salvajes, son caracterizados como los primitivos, en
una escala de progreso unilineal en donde el punto de llegada es la civilización occidental.
Son representantes de las primeras etapas de la evolución cultural en una línea de
desarrollo tecnológico10. En este momento hace su irrupción la ideología racista,
justificadora de la explotación y la desigualdad a que se somete a los otros.
En las primeras décadas del siglo XX, en el momento en que la Antropología se
consolida como ciencia, los “pueblos primitivos” comienzan a ser percibidos como
“diversos”, “diferentes” a las culturas occidentales. Son observados y caracterizados como
comunidades homogéneas en su estilo particular de vida y a sus miembros se los concibe
como inmersos en redes de armonía y estabilidad11. Son buenos ejemplos de esta
interpretación los estudios realizados desde las teorías funcionalista y del particularismo
histórico.
Esta representación de las otras culturas conducirá a exagerar la otredad o a
encerrarla en una pura diferencia, sin tomar en cuenta la situación de dominio colonial a
la que están siendo sometidas. En este momento, van a permanecer ocultas las relaciones
de poder y conflicto, que se diluirán en una perspectiva relativista, de aceptación de las
diferencias y negación de la desigualdad. Un ejemplo clásico de esta perspectiva es la
política de defensa del apartheid sudafricano: se justificaba la discriminación en aras de
mantener la diversidad de culturas negras africanas frente a la cultura blanca europea.
Otro enfoque sobre la diversidad, cercano al anterior y a la Antropología, y también
presente en algunas corrientes filosóficas actuales, consiste en percibir al otro desde el
10
Ver evolucionismo.
11
Ver funcionalismo, particularismo histórico y estructural-funcionalismo.
discurso de la tolerancia, que se expresa en estos términos: “tienen derecho a vivir así”,
“están acostumbrados”, “es cultural”. Esta perspectiva relativiza todos los valores y
creencias. Como defensa de la tolerancia, implica la aceptación de la diversidad en
términos de igualdad pero, paradójicamente, también lleva a la aceptación de realidades
sociales opresivas e injustas, despojando a los sujetos (entre ellos a los científicos) de toda
responsabilidad ética frente a esos otros.
La Antropología puede estudiar diferentes problemáticas relacionadas con
instituciones como la familia, las prácticas educativas, políticas, religiosas, los grupos
étnicos, los migrantes urbanos recientes, las realidades barriales, las relaciones de género,
los rituales, e interpretar las diferencias en términos de diversidad cultural. Ha peleado
esforzadamente “para demostrar que la diferencia cultural no recoge lo exótico y lo
extravagante de otras culturas, sino aquello que las distingue culturalmente, sin dejar de
lado las semejanzas de la vida cultural de las sociedades” (Moore 1996:22).
Pero, una vez admitida y aceptada la diversidad cultural, este punto de vista resulta
insuficiente. La interpretación de los fenómenos sociales requiere contextualizar esas
diferencias en los procesos históricos de dominación, explotación y exclusión. Y, aún
más, en las realidades sociales concretas donde se producen. Es importante comprender,
explicar y denunciar cuándo la noción de diversidad oculta las relaciones de poder y
desigualdad presentes en las sociedades.
Bibliografía de La ciencia y su contexto
Edgardo Lander2
En los debates políticos y en diversos campos de las ciencias sociales, han sido notorias las
dificultades para formular alternativas teóricas y políticas a la primacía total del mercado, cuya
defensa más coherente ha sido formulada por el neoliberalismo. Estas dificultades se deben,
en una importante medida, al hecho de que el neoliberalismo es debatido y confrontado como
una teoría económica, cuando en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico
de un modelo civilizatorio, esto es, como una extraordinaria síntesis de los supuestos y valores
básicos de la sociedad liberal moderna en torno al ser humano, la riqueza, la naturaleza, la
historia, el progreso, el conocimiento y la buena vida. Las alternativas a las propuestas
neoliberales y al modelo de vida que representan, no pueden buscarse en otros modelos o
teorías en el campo de la economía ya que la economía misma como disciplina científica
asume, en lo fundamental, la cosmovisión liberal.
4
la llamada perspectiva postcolonial que encuentra especial vigor en muchos departamentos de
estudios culturales de universidades norteamericanas y europeas. La búsqueda de
perspectivas del conocer no eurocéntrico tiene una larga y valiosa tradición en América Latina
(José Martí, José Carlos Mariátegui), y cuenta con valiosas contribuciones recientes, entre
éstas las de Enrique Dussel9, Arturo Escobar10, Michel-Rolph Trouillot11, Aníbal Quijano12,
Walter Mignolo13, Fernando Coronil14 y Carlos Lenkersdorf15.
Este texto se inscribe dentro de este esfuerzo, argumentando que es posible identificar dos
dimensiones constitutivas de los saberes modernos que contribuyen a explicar su eficacia
naturalizadora. Se trata de dos dimensiones que tienen orígenes históricos diferentes, y que
sólo adquieren su actual potencia naturalizadora por la vía de su estrecha imbricación. La
primera dimensión se refiere a las sucesivas separaciones o particiones del mundo de lo "real"
que se dan históricamente en la sociedad occidental y las formas como se va construyendo el
conocimiento sobre las bases de este proceso de sucesivas separaciones. La segunda
dimensión es la forma como se articulan los saberes modernos con la organización del poder,
especialmente las relaciones coloniales/imperiales de poder constitutivas del mundo moderno.
Estas dos dimensiones sirven de sustento sólido a una construcción discursiva naturalizadora
de las ciencias sociales o saberes sociales modernos.
Es sin embargo a partir de la Ilustración y con el desarrollo posterior de las ciencias modernas
cuando se sistematizan y se multiplican estas separaciones17. Un hito histórico significativo en
estos sucesivos procesos de separación lo constituye la ruptura ontológica entre cuerpo y
mente, entre la razón y el mundo, tal como ésta es formulada en la obra de Descartes18.
La ruptura ontológica entre la razón y el mundo quiere decir que el mundo ya no es un orden
significativo, está expresamente muerto. La comprensión del mundo ya no es un asunto de
estar en sintonía con el cosmos, como lo era para los pensadores griegos clásicos. ... El mundo
se convirtió en lo que es para los ciudadanos el mundo moderno, un mecanismo
desespiritualizado que puede ser captado por los conceptos y representaciones construidos por
la razón19.
Esta total separación entre mente y cuerpo dejó al mundo y al cuerpo vacío de significado y
subjetivizó radicalmente a la mente. Esta subjetivación de la mente, esta radical separación
entre mente y mundo, colocó a los seres humanos en una posición externa al cuerpo y al
mundo, con una postura instrumental hacia ellos20.
Se crea de esta manera, como señala Charles Taylor, una fisura ontológica, entre la razón y el
mundo21, separación que no está presente en otras culturas22. Sólo sobre la base de estas
separaciones -base de un conocimiento descorporeizado y descontextualizado- es concebible
ese tipo muy particular de conocimiento que pretende ser des-subjetivado (esto es, objetivo) y
universal.
Estas tendencias se radicalizan con las separaciones que Weber conceptualizó como
constitutivas de la modernidad cultural, y una creciente escisión que se da en la sociedad
moderna entre la población en general y el mundo de los especialistas y los expertos. Como
señala Habermas:
5
que se diferenciaron porque las visiones del mundo unificadas de la religión y la metafísica se
escindieron. Desde el siglo XVIII, los problemas heredados de estas viejas visiones del mundo
pudieron organizarse según aspectos específicos de validez: verdad, derecho normativo,
autenticidad y belleza que pudieron entonces ser tratados como problemas de conocimiento,
de justicia y moral o de gusto. A su vez pudieron institucionalizarse el discurso científico, las
teorías morales, la jurisprudencia y la producción y crítica de arte. Cada dominio de la cultura
correspondía a profesiones culturales, que enfocaban los problemas con perspectiva de
especialistas. Este tratamiento profesional de la tradición cultural trae a primer plano las
estructuras intrínsecas de cada una de las tres dimensiones de la cultura. Aparecen las
estructuras de la racionalidad cognitivo-instrumental, de la moral-práctica y de la estético-
expresiva, cada una de ellas sometida al control de especialistas, que parecen ser más
proclives a estas lógicas particulares que el resto de los hombres. Como resultado, crece la
distancia entre la cultura de los expertos y la de un público más amplio.
El proyecto de modernidad formulado por los filósofos del iluminismo en el siglo XVIII se
basaba en el desarrollo de una ciencia objetiva, una moral universal, y una ley y un arte
autónomos y regulados por lógicas propias23.
La conquista ibérica del continente americano es el momento fundante de los dos procesos que
articuladamente conforman la historia posterior: la modernidad y la organización colonial del
mundo24. Con el inicio del colonialismo en América comienza no sólo la organización colonial
del mundo sino -simultáneamente- la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de
la memoria25 y del imaginario26. Se da inicio al largo proceso que culminará en los siglos XVIII
y XIX en el cual, por primera vez, se organiza la totalidad del espacio y del tiempo -todas las
culturas, pueblos y territorios del planeta, presentes y pasados- en una gran narrativa universal.
En esta narrativa, Europa es -o ha sido siempre- simultáneamente el centro geográfico y la
culminación del movimiento temporal. En este período moderno temprano/colonial, se dan los
primeros pasos en la "articulación de las diferencias culturales en jerarquías cronológicas"27 y
de lo que Johannes Fabian llama la negación de la simultaneidad (negation of coevalness)28.
Con los cronistas españoles se da inicio a la "masiva formación discursiva" de construcción de
Europa/Occidente y lo otro, del europeo y el indio, desde la posición privilegiada del lugar de
enunciación asociado al poder imperial29.
Esta construcción tiene como supuesto básico el carácter universal de la experiencia europea.
Las obras de Locke y de Hegel -además de extraordinariamente influyentes- son en este
sentido paradigmáticas. Al construirse la noción de la universalidad a partir de la experiencia
particular (o parroquial) de la historia europea y realizar la lectura de la totalidad del tiempo y
del espacio de la experiencia humana a partir de esa particularidad, se erige una universalidad
radicalmente excluyente.
6
‘Let him [the Man] plant in some in-land, vacant places of America’, que el hombre así colonice
las tierras vacantes de América, un territorio que puede considerarse jurídicamente vacío
porque no está poblado de individuos que respondan a los requerimientos de la propia
concepción, a una forma de ocupación y explotación de la tierra que produzca ante todo
derechos, y derechos antes que nada individuales32.
...si no hay cultivo y cosecha, ni la ocupación efectiva sirve para generar derecho; otros usos
no valen, esa parte de la tierra, este continente de América, aunque esté poblado, puede
todavía considerarse vacante, a disposición del primer colono que llegue y se establezca. El
aborigen que no se atenga a esos conceptos, a tal cultura, no tiene ningún derecho33.
He aquí el punto de llegada del discurso propietario, punto de partida de la concepción
constitucional. Y no es desde luego una mera ocurrencia de un pensador aislado. Estamos
ante una manifestación realmente paradigmática de toda una cultura, quizás todavía la
nuestra34.
Para la perspectiva constitucional, para esta nueva mentalidad, los indígenas no reúnen las
condiciones para tener derecho alguno, ni privado ni público. The Wealth of Nations de Adam
Smith, su riqueza de las naciones no menos paradigmática, contiene y difunde la conclusión:
‘The native tribes of North America’ no tienen por su particular ‘state of society’, por un estado
que se juzga primitivo, ‘neither sovereign nor commonwealth’, ni soberano ni república, derecho
político alguno tampoco.
Con este alcance de privación jurídica de la población indígena, podrá ser alegado por tierras
americanas incluso a efectos judiciales no sólo John Locke, sino también Adam Smith, su
Wealth of Nations. Valen más como derecho para privar de derecho, que el propio
ordenamiento particular35.
Fue así necesario establecer un orden de derechos universales de todos los seres humanos,
como paso precisamente para negar el derecho a la mayoría de ellos.
El efecto es, no la universalización del derecho, sino la entronización del propio universo
jurídico, con expulsión radical de cualquier otro. Ya no es sólo que el indígena se encuentre en
una posición subordinada. Ahora resulta que no tiene sitio ninguno si no se muestra dispuesto
a abandonar completamente sus costumbres y deshacer enteramente sus comunidades para
conseguir integrarse al único mundo constitucionalmente concebible del derecho36.
...no se concibe solamente un derecho individual, este derecho privado. Derecho, también se
admite colectivo, de una colectividad, pero sólo aquél o solamente de aquélla que se
corresponda y sirva al primero, al derecho de autonomía personal y propiedad privada, a esta
libertad civil fundamental que entonces así se concebía. Dicho de otro modo, sólo cabe como
público el derecho no de cualquier comunidad, sino solamente de la institución política
constituida conforme a dicho fundamento, con vistas a su existencia y aseguramiento.
Tanto las comunidades tradicionales propias como todas las extrañas, cuales aquellas
indígenas sin soberano ni constitución, quedan excluidas de un nivel paritario del ordenamiento
jurídico o incluso del campo del derecho sin más, lo uno respecto a las propias y lo otro, lo más
excluyente, respecto a las ajenas que así no respondan a la forma estatal37.
7
despliega. Este pueblo, en la historia universal, y para esa época, es el dominante y en ella
sólo puede hacer época una vez. Contra éste su absoluto derecho a ser portador del actual
grado de desarrollo del espíritu del mundo, los espíritus de los otros pueblos están sin derecho,
y ellos, como aquéllos cuya época ha pasado, no cuentan en la historia universal40.
Un pueblo no es aún un Estado, y el tránsito de una familia, de una horda, de un clan, de una
multitud, etc., a la situación de Estado constituye la realización formal de la idea en general en
ese pueblo. Sin esa forma carece, como substancia ética que es en sí (an sich), de la
objetividad de tener en las leyes, en cuanto determinaciones pensadas, una existencia
empírica para sí y para los otros universal y omniválida y, por tanto, no es reconocido: su
autonomía en cuanto carece de legalidad objetiva y de racionalidad firme para sí es sólo formal
y no es soberanía41.
...ocurre que las naciones civilizadas consideren a otras que se les han quedado atrás en los
movimientos substanciales del Estado (los pueblos pastores frente a los cazadores, los
agrícolas frente a ambos, etc.), como bárbaras, con la consciencia de un derecho desigual, y
traten su autonomía como algo formal42.
La narrativa de Hegel está construida sobre una tríada de continentes, (Asia, Africa, Europa).
Estas "... partes del mundo no están... divididas por casualidad o por razones de comodidad,
sino que se trata de diferencias esenciales"43. La Historia se mueve de Oriente a Occidente,
siendo Europa el Occidente absoluto, lugar en el cual el espíritu alcanza su máxima expresión
al unirse consigo mismo44. Dentro de esta metanarrativa histórica, América ocupa un papel
ambiguo. Por una lado es el continente joven, con la implicación potencial que esta
caracterización puede tener como portador de futuro, pero su juventud se manifiesta
fundamentalmente en ser débil e inmaduro45. Mientras su vegetación es monstruosa, su fauna
es endeble46, e incluso el canto de sus pájaros es desagradable47. Los aborígenes
americanos son una raza débil en proceso de desaparición48. Sus civilizaciones carecían "de
los dos grandes instrumentos del progreso, el hierro y el caballo"49.
8
En diversas partes de Europa, y con particular intensidad en el Reino Unido, el avance de este
modelo de organización no sólo del trabajo y del acceso a los recursos, sino del conjunto de la
vida, fue ampliamente resistido tanto en las ciudades como en el campo. Detengámosnos en la
caracterización de esa resistencia, de este conflicto cultural o civilizatorio, que formula el
historiador inglés E.P. Thompson, lúcido estudioso de la sensibilidad popular de ese período:
Mi tesis es que la conciencia de la costumbre y los usos de la costumbre, eran especialmente
robustos en el siglo dieciocho: de hecho algunas de las ‘costumbres’ eran de invención reciente
y eran en realidad reclamos de nuevos ‘derechos’. ... la presión para ‘reformar’ fue resistida
obstinadamente y en el siglo dieciocho se abrió una distancia profunda, una alienación
profunda entre la cultura de patricios y plebeyos53.
Esta es entonces una cultura conservadora en sus formas que apela a, y busca reforzar los
usos tradicionales. Son formas no-racionales; no apelan a ninguna ‘razón’ a través del folleto,
sermón o plataforma; imponen las sanciones del ridículo, la vergüenza y las intimidaciones.
Pero el contenido y sentido de esta cultura no pueden describirse tan fácilmente como
conservadores. En la realidad social el trabajo está volviéndose, década tras década, más
‘libre’ de los tradicionales controles señoriales, parroquiales, corporativos y paternales, y más
distanciado de la dependencia clientelar directa del señorío54.
De ahí una paradoja característica del siglo: encontramos una cultura tradicional rebelde. La
cultura conservadora de los plebeyos, tan a menudo como no, resiste, en el nombre de la
costumbre, esas racionalizaciones económicas e innovaciones (como el cerramiento de las
tierras comunes, la disciplina laboral, y los mercados ‘libres’ no regulados de granos) que
gobernantes, comerciantes, o patronos buscan imponer. La innovación es más evidente en la
cima de la sociedad que debajo, pero como esta innovación no es un proceso
tecnológico/sociológico neutral y sin normas (‘modernización’, ‘racionalización’) sino la
innovación del proceso capitalista, es a menudo experimentado por los plebeyos en la forma de
explotación, o la apropiación de sus derechos de uso tradicionales, o la ruptura violenta de
modelos valorados de trabajo y ocio... Por lo tanto, la cultura plebeya es rebelde, pero rebelde
en la defensa de las costumbres. Las costumbres defendidas son las de la propia gente, y
algunas de ellas están, de hecho, basadas en recientes aserciones en la práctica55.
Las ciencias sociales tienen como piso la derrota de esa resistencia, tienen como sustrato las
nuevas condiciones que se crean cuando el modelo liberal de organización de la propiedad, del
trabajo y del tiempo dejan de aparecer como una modalidad civilizatoria en pugna con otra(s)
que conservan su vigor, y adquiere hegemonía como la única forma de vida posible56. A partir
de este momento, las luchas sociales ya no tienen como eje al modelo civilizatorio liberal y la
resistencia a su imposición, sino que pasan a definirse al interior de la sociedad liberal57. Estas
son las condiciones históricas de la naturalización de la sociedad liberal de mercado. La
"superioridad evidente" de ese modelo de organización social -y de sus países, cultura, historia,
y raza- queda demostrada tanto por la conquista y sometimiento de los demás pueblos del
mundo, como por la "superación" histórica de las formas anteriores de organización social, una
vez que se ha logrado imponer en Europa la plena hegemonía de la organización liberal de la
vida sobre las múltiples formas de resistencia con las cuales se enfrentó.
9
básico de las ciencias sociales -al interior de las cuales continuamos hoy habitando- se
establece en primer lugar, una separación entre pasado y presente: la disciplina historia estudia
el pasado, mientras se definen otras especialidades que corresponden al estudio del presente.
Para el estudio de éste se acotan, se delimitan, ámbitos diferenciados correspondientes a lo
social, lo político y lo económico, concebidos propiamente como regiones ontológicas de la
realidad histórico-social. A cada uno de estos ámbitos separados de la realidad histórico-social
corresponde una disciplina de las ciencias sociales, con su objeto de estudios, sus métodos,
sus tradiciones intelectuales, sus departamentos universitarios: la sociología, la ciencia política
y la economía. La antropología y los estudios clásicos se definen como los campos para el
estudio de los otros.
Esta es una construcción eurocéntrica, que piensa y organiza a la totalidad del tiempo y del
espacio, a toda la humanidad, a partir de su propia experiencia, colocando su especificidad
histórico-cultural como patrón de referencia superior y universal. Pero es más que eso. Este
metarrelato de la modernidad es un dispositivo de conocimiento colonial e imperial en que se
articula esa totalidad de pueblos, tiempo y espacio como parte de la organización
colonial/imperial del mundo. Una forma de organización y de ser de la sociedad, se transforma
mediante este dispositivo colonizador del saber en la forma "normal" del ser humano y de la
sociedad. Las otras formas de ser, las otras formas de organización de la sociedad, las otras
formas del saber, son trasformadas no sólo en diferentes, sino en carentes, en arcaicas,
primitivas, tradicionales, premodernas. Son ubicadas en un momento anterior del desarrollo
histórico de la humanidad59, lo cual dentro del imaginario del progreso enfatiza su inferioridad.
Existiendo una forma "natural" del ser de la sociedad y del ser humano, las otras expresiones
culturales diferentes son vistas como esencial u ontológicamente inferiores e imposibilitadas
por ello de llegar a "superarse" y llegar a ser modernas (debido principalmente a la inferioridad
racial). Los más optimistas las ven como requiriendo la acción civilizadora o modernizadora por
parte de quienes son portadores de una cultura superior para salir de su primitivismo o atraso.
Aniquilación o civilización impuesta definen así los únicos destinos posibles para los otros60.
El conjunto de separaciones sobre el cual está sustentada la noción del carácter objetivo y
universal del conocimiento científico, está articulado a las separaciones que establecen los
saberes sociales entre la sociedad moderna y el resto de las culturas. Con las ciencias sociales
se da el proceso de cientifización de la sociedad liberal, su objetivación y universalización, y
por lo tanto, su naturalización. El acceso a la ciencia, y la relación entre ciencia y verdad en
todas las disciplinas, establece una diferencia radical entre las sociedades modernas
occidentales y el resto del mundo. Se da, como señala Bruno Latour, una diferenciación básica
entre una sociedad que posee la verdad -el control de la naturaleza- y otras que no lo tienen.
En los ojos de los occidentales, el Occidente, y sólo el Occidente no es una cultura, no es sólo
una cultura.
¿Por qué se ve el Occidente a sí mismo de esta manera? ¿Por qué debería ser Occidente y
sólo Occidente no una cultura? Para comprender la Gran División entre nosotros y ellos,
10
debemos regresar a la otra Gran División, aquélla que se da entre humanos y no-humanos...
En efecto, la primera es la exportación de la segunda. Nosotros los occidentales no podemos
ser una cultura más entre otras, ya que nosotros también movilizamos a la Naturaleza.
Nosotros no movilizamos una imagen, o una representación simbólica de la naturaleza como lo
hacen otras sociedades, sino a la Naturaleza, tal como ésta es, o por lo menos tal como ésta
es conocida por las ciencias -que permanecen en el fondo, no estudiadas, no estudiables,
milagrosamente identificadas con la Naturaleza misma61.
Así, la Gran División Interna da cuenta de la Gran División Externa: nosotros somos los únicos
que diferenciamos absolutamente entre Naturaleza y Cultura, entre Ciencia y Sociedad,
mientras que a nuestros ojos todos los demás, sean chinos, amerindios, azande o barouya, no
pueden realmente separar lo que es conocimiento de lo que es sociedad, lo que es signo de lo
que es cosa, lo que viene de la Naturaleza, de lo que su cultura requiere. Hagan lo que hagan,
no importa si es adaptado, regulado o funcional, ellos siempre permanecen ciegos al interior de
esta confusión. Ellos son prisioneros tanto de lo social como del lenguaje. Nosotros, hagamos
lo que hagamos, no importa cuan criminal o imperialista podamos ser, escapamos a la prisión
de lo social y del lenguaje para lograr acceso a las cosas mismas a través de un portón de
salida providencial, el del conocimiento científico. La partición interna entre humanos y no
humanos define una segunda partición -una externa esta vez- a través de la cual los modernos
se han puesto a sí mismos en un plano diferente de los premodernos62.
Este cuerpo o conjunto de polaridades entre la sociedad moderna occidental y las otras
culturas, pueblos y sociedades, polaridades, jerarquizaciones y exclusiones establece
supuestos y miradas específicas en el conocimiento de los otros. En este sentido es posible
afirmar que, en todo el mundo ex-colonial, las ciencias sociales han servido más para el
establecimiento de contrastes con la experiencia histórico cultural universal (normal) de la
experiencia europea, (herramientas en este sentido de identificación de carencias y
deficiencias que tienen que ser superadas), que para el conocimiento de esas sociedades a
partir de sus especificidades histórico culturales. Existe una extraordinaria continuidad entre las
diferentes formas en las cuales los saberes eurocéntricos han legitimado la misión
civilizadora/normalizadora a partir de las deficiencias -desviaciones respecto al patrón normal
de lo civilizado- de otras sociedades. Los diferentes discursos históricos (evangelización,
civilización, la carga del hombre blanco, modernización, desarrollo, globalización) tienen todos
como sustento la concepción de que hay un patrón civilizatorio que es simultáneamente
superior y normal. Afirmando el carácter universal de los saberes científicos eurocéntricos se
ha abordado el estudio de todas las demás culturas y pueblos a partir de la experiencia
moderna occidental, contribuyendo de esta manera a ocultar, negar, subordinar o extirpar toda
experiencia o expresión cultural que no ha correspondido con este deber ser que fundamenta a
las ciencias sociales. Las sociedades occidentales modernas constituyen la imagen de futuro
para el resto del mundo, el modo de vida al cual éste llegaría naturalmente si no fuese por los
obstáculos representados por su composición racial inadecuada, su cultura arcaica o
tradicional, sus prejuicios mágico religiosos63, o más recientemente, por el populismo y unos
Estados excesivamente intervencionistas, que no respetan la libertad espontánea del mercado.
En América Latina, las ciencias sociales, en la medida en que han apelado a esta objetividad
universal, han contribuido a la búsqueda, asumida por las élites latinoamericanas a lo largo de
toda la historia de este continente, de la "superación" de los rasgos tradicionales y
premodernos que han obstaculizado el progreso, y la transformación de estas sociedades a
imagen y semejanza de las sociedades liberales-industriales64. Al naturalizar y universalizar
las regiones ontológicas de la cosmovisión liberal que sirven de piso a sus acotamientos
disciplinarios, las ciencias sociales han estado imposibilitadas de abordar procesos histórico-
culturales diferentes a los postulados por dicha cosmovisión. A partir de caracterizar las
expresiones culturales "tradicionales" o "no-modernas", como en proceso de transición hacia la
modernidad, se les niega toda la posibilidad de lógicas culturales o cosmovisiones propias. Al
colocarlas como expresión del pasado se niega la posibilidad de su contemporaneidad.
Está tan profundamente arraigada esta noción de lo moderno, el patrón cultural occidental y su
secuencia histórica como lo normal o universal, que este imaginario ha logrado acotar una alta
proporción de las luchas sociales y de los debates político-intelectuales del continente.
Estas nociones de la experiencia occidental como lo moderno en un sentido universal, y de la
secuencia histórica europea como el patrón normal con el cual es necesario comparar otras
11
experiencias, permanecen como presupuestos implícitos, aun en autores que expresamente se
proponen la comprensión de la especificidad histórico-cultural de este continente. Podemos
ver, por ejemplo, la forma como García Canclini aborda la caracterización de las culturas
latinoamericanas como culturas híbridas65. A pesar de rechazar expresamente la lectura de la
experiencia latinoamericana de la modernidad "como eco diferido y deficiente de los países
centrales"66 caracteriza al modernismo en los siguientes términos:
Si el modernismo no es la expresión de la modernización socioeconómica, sino el modo en que
las élites se hacen cargo de la intersección de diferentes temporalidades históricas y tratan de
elaborar con ellas un proyecto global, ¿cuáles son las temporalidades en América Latina y qué
contradicciones genera su cruce?
Parece aquí asumirse que hay un tiempo histórico "normal" y universal que es el europeo. La
modernidad entendida como universal tiene como modelo "puro" a la experiencia europea. En
contraste con este modelo o estándar de comparación, los procesos de la modernidad en
América Latina se dan en forma "contradictoria" y "desigual", como intersección de diferentes
temporalidades históricas (¿temporalidades europeas?).
· Una concepción de comunidad y de participación así como del saber popular, como formas de
constitución y a la vez como producto de un episteme de relación.
· La idea de liberación a través de la praxis, que supone la movilización de la conciencia, y un
sentido crítico que lleva a la desnaturalización de las formas canónicas de aprehender-
construir-ser en el mundo.
· La redefinición del rol de investigador social, el reconocimiento del Otro como Sí Mismo y por
lo tanto la del sujeto-objeto de la investigación como actor social y constructor de conocimiento.
· El carácter histórico, indeterminado, indefinido, no acabado y relativo del conocimiento. La
multiplicidad de voces, de mundos de vida, la pluralidad epistémica.
· La perspectiva de la dependencia y luego, la de la resistencia. La tensión ente minorías y
mayorías y los modos alternativos de hacer-conocer.
· La revisión de métodos, los aportes y las transformaciones provocados por ellos69.
Las contribuciones principales a este episteme latinoamericano las ubica Montero en la
teología de la liberación y la filosofía de la liberación70, así como en la obra de Paulo Freire,
Orlando Fals Borda71 y Alejandro Moreno72.
Tres libros recientes nos ilustran el vigor de una producción teórica cuya riqueza reside tanto
en su perspectiva crítica del eurocentrismo colonial de los saberes sociales modernos, como en
las reinterpretaciones de la realidad latinoamericana que ofrecen, a partir de otros
supuestos73.
12
Michel-Rolph Trouillot
Las implicaciones de la narrativa histórica universal que tiene a Europa como único sujeto
significativo, son abordadas por Michel-Rolph Trouillot. En Silencing the Past. Power and the
Production of History, analiza el carácter colonial de la historiografía occidental mediante el
estudio de las formas como ha sido narrada la revolución haitiana, haciendo particular énfasis
en caracterizar cómo operan las relaciones de poder74 y los silencios en la construcción de la
narrativa histórica75.
Las narrativas históricas se basan en premisas o comprensiones anteriores que tienen a su vez
como premisas la distribución del poder de registro (archival power). En el caso de la
historiografía haitiana, como en el caso de la mayoría de los países del Tercer Mundo, esas
comprensiones anteriores han sido modeladas profundamente por convenciones y
procedimientos occidentales76.
Así, la Revolución Haitiana entró en la historia mundial con la particular característica de ser
inconcebible aún mientras ocurría78.
Lo impensable es aquello que no puede ser concebido dentro del rango de alternativas
posibles, aquello que pervierte todas las respuestas porque desafía los términos a partir de los
cuales se formulan las preguntas. En este sentido, la Revolución Haitiana fue impensable en su
tiempo: retó el propio marco de referencia a partir del cual sus proponentes y opositores
examinaban la raza, el colonialismo y la esclavitud80.
La visión del mundo gana sobre los hechos: la hegemonía blanca es natural, tomada como
dada; cualquier alternativa todavía está en el dominio de lo impensable81.
Arturo Escobar
En Encountering Development. The Making and Unmaking of the Third World, Arturo Escobar
se propone contribuir a la construcción de un marco de referencia para la crítica cultural de la
economía como una estructura fundacional de la modernidad. Para ello analiza el discurso -y
las institucionalidades nacionales e internacionales- del desarrollo en la post-guerra. Este
discurso, producido bajo condiciones de desigualdad de poder, construye al Tercer Mundo
como forma de ejercer control sobre él83. De acuerdo a Escobar, desde estas desigualdades
de poder, y a partir de las categorías del pensamiento social europeo, opera la "colonización de
la realidad por el discurso" del desarrollo84.
A partir del establecimiento del patrón de desarrollo occidental como la norma, al final de la
13
segunda guerra mundial, se da la "invención" del desarrollo, produciéndose substanciales
cambios en la forma como se conciben las relaciones entre los países ricos y los pobres. Toda
la vida, cultural, política, agrícola, comercial de estas sociedades pasa a estar subordinada a
una nueva estrategia85.
Fue promovido un tipo de desarrollo que se correspondía con las ideas y expectativas del
Occidente próspero, lo que los países occidentales consideraban que era el curso normal de la
evolución y el progreso. ...al conceptualizar el progreso en esos términos, la estrategia del
desarrollo se convirtió en un poderoso instrumento para la normalización del mundo86.
La ciencia y la tecnología son concebidas no sólo como base del progreso material, sino como
la fuente de dirección y de sentido del desarrollo87. En las ciencias sociales del momento
predomina una gran confianza en la posibilidad de un conocimiento cierto, objetivo, con base
empírica, sin contaminación por el prejuicio o el error88. Por ello, sólo determinadas formas de
conocimiento fueron consideradas como apropiadas para los programas del desarrollo: el
conocimiento de los expertos entrenados en la tradición occidental89. El conocimiento de los
"otros", el conocimiento "tradicional" de los pobres, de los campesinos, no sólo era considerado
no pertinente, sino incluso como uno de los obstáculos a la tarea transformadora del desarrollo.
En el período de la post-guerra, se dio el "descubrimiento" de la pobreza masiva existente en
Asia, Africa y América Latina90. A partir de una definición estrictamente económica y
cuantitativa, dos terceras partes de la humanidad fueron transformadas en pobres - y por lo
tanto en seres carentes y necesitados de intervención- cuando en 1948 el Banco Mundial
definió como pobres a aquellos países cuyo ingreso anual per cápita era menor a US$100 al
año: "... si el problema era de insuficiente ingreso, la solución era claramente el desarrollo
económico."91 De esta forma:
El desarrollo obró creando anormalidades (los ‘pobres’, los ‘desnutridos’, los ‘analfabetos’, las
‘mujeres embarazadas’, los ‘sin tierra’), anormalidades que entonces procedía a tratar de
reformar. Buscando eliminar todos los problemas de la faz de la tierra, del Tercer Mundo, lo
que realmente logró fue multiplicarlos hasta el infinito. Materializándose en un conjunto de
prácticas, instituciones y estructuras, ha tenido un profundo impacto sobre el Tercer Mundo: las
relaciones sociales, las formas de pensar, las visiones de futuro quedaron marcadas
indeleblemente por este ubicuo operador. El Tercer Mundo ha llegado a ser lo que es, en gran
medida, por el desarrollo. Este proceso de llegar a ser implicó seleccionar entre opciones
críticas y altos costos, y los pueblos del Tercer Mundo apenas comienzan ahora a comprender
cabalmente su naturaleza92.
14
aparentemente ineluctable -para la mayoría un verdadero descriptor de la realidad- el capital
debe abordar la cuestión de la domesticación de todas las relaciones sociales y simbólicas
restantes en términos del código de la producción. Ya no son solamente el capital y el trabajo
per se los que están en juego, sino la reproducción del código. La realidad social se convierte,
para tomar prestada la expresión de Baudrillard, en ‘el espejo de la producción’95.
En la búsqueda de alternativas a estas formas universalistas de sometimiento y control de
todas las dimensiones de la cultura y la vida, Escobar apunta en dos direcciones
complementarias: la resistencia local de grupos de base a las formas dominantes de
intervención, y la deconstrucción del desarrollo96, tarea que implica el esfuerzo de la
desnaturalización y desuniversalización de la modernidad. Para esto último hace falta una
antropología de la modernidad, conducente a la comprensión de la modernidad occidental
como un fenómeno cultural e histórico específico97. Esto pasa necesariamente por la
desuniversalización de los ámbitos en los cuales se ha separado la sociedad moderna.
¿Cuál es el código cultural que ha sido inscrito en la estructura de la economía? ¿Qué vasto
desarrollo civilizatorio resultó en la actual concepción y práctica de la economía? (...). Una
antropología de la modernidad centrada en la economía nos lleva a narraciones del mercado,
producción y el trabajo, que están en las raíces de lo que podría llamarse la economía
occidental. Estas narrativas son raramente cuestionadas, son tomadas como las formas
normales y naturales de ver la vida. Sin embargo, las nociones de mercado, economía y
producción son contingencias históricas. Sus historias pueden ser descritas, sus genealogías
marcadas, sus mecanismos de poder y verdad revelados. Esto es, la economía occidental
puede ser antropologizada, para demostrar cómo está compuesta por un conjunto de discursos
y prácticas muy peculiares en la historia de las culturas.
Fernando Coronil
Del libro de Fernando Coronil The Magical State, interesa destacar su análisis de algunas de
las separaciones fundantes de los saberes sociales modernos que fueron caracterizadas en la
primera parte de este texto, asunto abordado a partir de la exploración de las implicaciones de
la exclusión del espacio y de la naturaleza que se ha dado históricamente en la caracterización
de la sociedad moderna. De acuerdo a Coronil ninguna generalización puede hacer justicia a la
diversidad y complejidad del tratamiento de la naturaleza en la teoría social occidental. Sin
embargo, considera que:
...los paradigmas dominantes tienden a reproducir los supuestos que atraviesan a la cultura
moderna en los cuales la naturaleza es un supuesto más. Las visiones del progreso histórico
posteriores a la Ilustración afirman la primacía del tiempo sobre el espacio y de la cultura sobre
la naturaleza. En términos de estas polaridades, la naturaleza está tan profundamente
asociada con espacio y geografía que estas categorías con frecuencia se presentan como
metáforas una de otra. Al diferenciarlas, los historiadores y los científicos sociales usualmente
presentan al espacio o a la geografía como un escenario inerte en el cual tienen lugar los
eventos históricos, y a la naturaleza como el material pasivo con el cual los humanos hacen su
mundo. La separación de la historia de la geografía y el dominio del tiempo sobre el espacio
15
tiene el efecto de producir imágenes de sociedades cortadas de su ambiente material, como si
surgieran de la nada100.
Marx, a pesar de afirmar que la trinidad (trabajo/capital/tierra) "contiene en sí misma todos los
misterios del proceso social de producción"103, termina por formalizar una concepción de la
creación de riqueza que ocurre al interior de la sociedad, como una relación capital/trabajo,
dejando fuera a la naturaleza. Como la naturaleza no crea valor, la renta se refiere a la
distribución, no a la creación de plusvalía104.
[El espacio] es tanto el producto de, como la condición de posibilidad de las relaciones
sociales. Como una relación social, el espacio es también una relación natural, una relación
entre sociedad y naturaleza a través de la cual la sociedad mientras se produce a sí misma
transforma y se apropia de la naturaleza108.
En segundo lugar, para Lefebvre, la tierra incluye "los terratenientes, la aristocracia del campo",
"el Estado-nación confinado dentro de un territorio específico" y "en el sentido más absoluto, la
política y la estrategia política"109. Tenemos así identificadas las dos exclusiones esenciales
implicadas por la ausencia del espacio: la naturaleza, y la territorialidad como ámbito de lo
político110.
La reintroducción del espacio -y por esa vía la dialéctica de los tres elementos de la trinidad de
Marx (trabajo, capital y tierra)- permite ver al capitalismo como proceso global, más que como
un proceso auto-generado en Europa, y permite incorporar al campo de visión a las
modernidades subalternas111.
16
homogeneizar, ni catalogar las múltiples formas de la modernidad, menos aún elevar a la
periferia mediante un mandato semántico, sino el deshacer las taxonomías imperiales que
fetichizan a Europa como el portador exclusivo de la modernidad y borra la constitución
transcultural de los centros imperiales y las periferias colonizadas. La crítica del locus de la
modernidad desde sus márgenes, crea las condiciones para una crítica inherentemente
desestabilizadora de la modernidad misma. Al desmontarse la representación de la periferia
como la encarnación del atraso bárbaro, a su vez se desmitifica la auto-representación europea
como la portadora universal de la razón y el progreso histórico113.
Una vez que se incorpora la naturaleza al análisis social, la organización del trabajo no puede
ser abstraída de sus bases materiales114. En consecuencia, la división internacional del
trabajo tiene que ser entendida no sólo como una división social del trabajo, sino igualmente
una división global de la naturaleza115.
Para romper con este conjunto de escisiones, en particular las que se han construido entre los
factores materiales y factores culturales118, Coronil propone una perspectiva holística de la
producción que incluya dichos órdenes en un mismo campo analítico. Al igual que Arturo
Escobar, concibe el proceso productivo simultáneamente como de creación de sujetos y de
mercancías.
Una apreciación del papel de la naturaleza en la creación de riqueza ofrece una visión diferente
del capitalismo. La inclusión de la naturaleza (y de los agentes asociados con ésta) debería
reemplazar a la relación capital/trabajo de la centralidad osificada que ha ocupado en la teoría
marxista. Junto con la tierra, la relación capital/trabajo puede ser vista dentro de un proceso
más amplio de mercantilización, cuyas formas específicas y efectos deben ser demostrados
concretamente en cada instancia. A la luz de esta visión más comprensiva del capitalismo,
sería difícil reducir su desarrollo a una dialéctica capital/trabajo que se origina en los centros
avanzados y se expande a la periferia atrasada. Por el contrario, la división internacional del
trabajo podría ser reconocida más adecuadamente como simultáneamente una división
internacional de naciones y de naturaleza (y de otras unidades geopolíticas, tales como el
primer y el tercer mundo, que reflejan las cambiantes condiciones internacionales). Al incluir a
los agentes que en todo el mundo están implicados en la creación del capitalismo, esta
perspectiva hace posible vislumbrar una concepción global, no eurocéntrica de su
desarrollo120.
17
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Notas
1. Quiero comenzar por agradecer a mis estudiantes en el Doctorado de Ciencias Sociales de
la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales por las fructíferas discusiones que hemos
sostenido en torno a estos asuntos en los últimos dos años.
2. Universidad Central de Venezuela, Caracas.
3. Ver, por ejemplo, los ensayos incluidos en: Linda Christiansen-Ruffman (editora): Feminist
Perspectives, International Sociological Association, Pre-Congress Volumes, Social Knowledge:
Heritage, Challenges, Perspectives, María-Luz Morán (editora general), Montreal, 1998.
4. Martin Bernal, Black Athena. The Afroasiatic Roots of Classical Civilization, Martin Bernal.
Vol. I. The Fabrication of Ancient Greece 1785-1985, Rutgers University Press, New Brunswick,
1987; J. M. Blaut, The Colonizers Model of the World. Geographical Diffusionism and
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Eurocentrism and History, Africa World Press, Trenton, 1992.
5. Edward Said, Orientalism, Vintage Books, Nueva York, 1979; y Culture and Imperialism,
Vintage Books, Nueva York, 1994.
6. Immanuel Wallerstein, (Coordinador), Abrir las ciencias sociales. Comisión Gulbenkian para
la reestructuración de las ciencias sociales, Siglo XXI Editores, México, 1996.
7. Ranajit Guha (editor), A Subaltern Studies Reader 1986-1995, University of Minnesota Press,
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8. V. Y. Mudimbe, The Idea of Africa, Indiana University Press, Bloomington e Indianapolis,
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African Philosophy. The Essential Readings, Paragon House, Nueva York, 1991.
9. Karl-Otto Apel, Enrique Dussel y Raúl Fornet B., Fundamentación de la ética y filosofía de la
liberación, Siglo XXI Editores y UAM Iztapalapa, México, 1992; Enrique Dussel (compilador)
Debate en torno a la ética del discurso de Apel. Diálogo filosófico Norte-Sur desde América
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liberación en la edad de la globalización y la exclusión, Editorial Trotta, Madrid, 1998.
10. Encountering Development. The Making and Unmaking of the Third World, Princeton
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11. Silencing the Past. Power and the Production of History, Beacon Press, Boston, 1995.
12. "Raza, "etnia" y "nación" en Mariátegui: Cuestiones abiertas", en Juan Carlos Mariátegui y
Europa. La otra cara del descubrimiento, Amauta, Lima, 1992; Modernidad, identidad y utopía
en América Latina, Editorial El Conejo, Quito, 1990; y "La colonialidad del poder y la
experiencia cultural latinoamericana", en Roberto Briceño-León y Heinz R. Sonntag (editores),
Pueblo, época y desarrollo: la sociología de América Latina, CENDES, LACSO, Nueva
Sociedad, Caracas, 1998.
13. The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and Colonization, Michigan
University Press, Ann Arbor, 1995; y "Posoccidentalismo: las epistemologías fronterizas y el
dilema de los estudios (latinoamericanos) de área", Revista Iberoamericana, LXII, 1996.
14. The Magical State. Nature, Money and Modernity in Venezuela, Chicago University Press,
Chicago, 1997; y "Beyond Occidentalism: Toward Nonimperial Geohistorical Categories",
Cultural Anthropology,vol. 11, nº 1, 51-87, 1996.
15. Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabales, Siglo XXI Editores, México,
1996.
16. "Technological Impacts on Human Rights: Models of Development, Science and
Technology and Human Rights", en C.G. Weeramantry (editor), The Impact of Technology on
Human Rights. Global Case Studies, United Nations University Press, Tokyo, 1993., p. 18. " De
acuerdo a Max Weber, el cristianismo heredó del judaísmo su hostilidad al pensamiento
mágico. Esto abrió el camino para importantes logros económicos ya que las ideas mágicas
imponen severas limitaciones a la racionalización de la vida económica. Con la llegada del
ascetismo protestante esta desmitificación del mundo se completó." (idem).
17. Dada la naturalización tanto de las relaciones sociales como de los acotamientos de los
saberes modernos, incluida la fundante separación sujeto/objeto, resulta difícil la compresión
del carácter histórico cultural específico de estas formas del saber sin acudir a otras
perspectivas culturales que nos permiten des-familiarizarnos y por lo tanto desnaturalizar la
objetividad universal de estas formas de concebir la realidad. Un texto que resulta
particularmente iluminador en este sentido es el de Carlos Lenkersdorf, ya citado. Lenkersdorf
estudia la cosmovisión de los tojolabales a través de su lengua. Caracteriza lo que llama una
lengua intersubjetiva en la cual no hay separación entre objeto y sujeto, como expresión de una
forma de compresión del mundo que carece de las múltiple escisiones que han sido
naturalizadas por la cultura occidental.
18. Frédérique Apffel-Marglin, "Introduction: Rationality and the World", en Frédérique Apffel-
Marglin y Stephen A. Marglin, Decolonizing Knowledge. From Development to Dialogue,
Clarendon Press, Oxford, 1996, p. 3.
19. Idem.
20. Op. cit. p. 4.
21. Op. cit. p. 6.
22. Op. cit. p. 7.
23. Jurgën Habermas, "Modernidad, un proyecto incompleto", en Nicolás Casullo (compilador),
El debate modernidad posmodernidad, Puntosur Editores, Buenos Aires, 1989, pp. 137-138.
24. En palabras de Tzvetan Todorov: "...el descubrimiento de América es lo que anuncia y
funda nuestra identidad presente; aún si toda fecha que permite separar dos épocas es
arbitraria, no hay ninguna que convenga más para marcar el nacimiento de la era moderna que
el año 1492, en que Colón atraviesa el océano Atlántico. Todos somos descendientes de
Colón, con él comienza nuestra genealogía -en la medida en que la palabra UcomienzoU tiene
sentido". La conquista de América. El problema del otro, Siglo XXI Editores, México, 1995
(1982), p. 15.
25. Walter Mignolo, The Darker Side of the Renaissance..., op. cit.
26. Ver: Aníbal Quijano, "URazaU, UetniaU y UnaciónU en Mariátegui: cuestiones abiertas", op.
20
cit.
27.Walter Mignolo, op. cit., p. xi.
28. "Por esto quiero decir una tendencia persistente y sistemática de ubicar los referentes de la
antropología en un tiempo diferente al presente del productor del discurso antropológico." Time
and the Other. How Anthropology Makes its Object, Columbia University Press, Nueva York,
1983, p.31.
29. Walter Mignolo, op. cit., 328.
30. Ver: Derecho indígena y cultura constitucional en América, Siglo XXI, México, 1994; y
Happy Constitution. Cultura y Lengua Constitucionales, Editorial Trota, S.A, Madrid, 1997.
31. Bartolomé Clavero, Derecho indígena y cultura constitucional en América, op. cit., pp. 21-
22.
32. Op. cit., p. 22.
33. Idem.
34. Op. cit., pp. 22-23.
35. Op. cit., p. 23.
36. Op. cit., pp. 25-26.
37. Op. cit., p. 27.
38. "...la historia universal no es el mero tribunal de su fuerza, es decir, necesidad abstracta e
irracional de un destino ciego, sino que, ella es razón en sí (an sich) y para sí y su ser para-sí
en el espíritu es saber, en ella es el desarrollo necesario, únicamente desde el concepto de su
libertad, de los momentos de la razón y así de su autoconciencia y de su libertad, la
explicitación y realización del espíritu universal." G.W.F. Hegel, Filosofía del Derecho (Rasgos
fundamentales de la filosofía del derecho o Compendio de derecho natural y ciencia del
Estado), Ediciones de la Biblioteca, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1976, p. 333.
39. Op. cit., p. 334.
40. Op. cit., pp. 334-335.
41. Op. cit., pp. 335-335.
42. Op. cit., p. 336.
43. G.W.F. Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften, Werke, vol. VI, p.442.
Citado por Antonello Gerbi, La disputa del nuevo mundo. Historia de una polémica, Fondo de
Cultura Económica, México 1993 (1955), p. 535.
44. G.W.F. Hegel, Lectures on the Philosophy of History, Cambridge University Press,
Cambridge, 1975, p. 172 y 190-191. Citado por Fernando Coronil, "Beyond Occidentalism..."
op. cit., p. 58.
45. Antonello Gerbi, op. cit., pp. 527 y 537.
46. Op. cit., p. 537.
47. Op. cit., p. 542.
48. Op. cit., p. 545.
49. Op. cit., p. 537.
50. G.W.F. Hegel, Phiosophie der Geschite, ed. Lasson, vol I, pp. 189-191. Citado por
Antonello Gerbi, op. cit., p. 538.
51. Antonello Gerbi, op. cit., pp. 545 y 548.
52. Arturo Escobar, op. cit., p. 60.
53. Customs in Common (Studies in Traditional Popular Culture), The New Press, Nueva York,
1993, p. 1.
54. Op. cit. p. 9.
55. Op. cit., pp. 9-10.
56. Para un análisis extraordinariamente rico de este proceso, ver el texto de E. P. Thompson,
ya citado.
57. Es el paso, por ejemplo, de la resistencia al maquinismo y a la disciplina laboral, a la lucha
por el derecho a la sindicalización y por la limitación de la jornada de trabajo. "Mientras el
capitalismo (o el ‘mercado’) rehicieron la naturaleza humana y la necesidad humana, la
economía política y su antagonista revolucionario asumieron que este hombre económico era
para siempre. " E. P. Thompson, op. cit., p. 15.
58. Immanuel Wallerstein, op. cit.
59. Ver: Johannes Fabián, op. cit.
60. Los problemas del eurocentrismo no residen sólo en las distorsiones en la comprensión de
los otros. Está simétricamente implicada igualmente la distorsión en la autocomprensión
europea, al concebirse como centro, como sujeto único de la historia de la modernidad. Ver
más abajo la discusión de Fernando Coronil sobre este crucial asunto.
21
61. Bruno Latour, We Have Never Been Modern, Harvard University Press, Cambridge, 1993,
p. 97.
62. Op. cit., pp. 99-100.
63. El estudio de estos obstáculos culturales, sociales e institucionales a la modernización
constituyó el eje que orientó la amplísima producción de la sociología y la antropología de la
modernización en las décadas de los 50 y los 60.
64. "El ambivalente discurso latinoamericano, en su rechazo a la dominación europea, pero en
su internalización de su misión civilizadora, ha asumido la forma de un proceso de auto-
colonización, que asume distintas formas en diferentes contextos y períodos históricos."
Fernando Coronil, The Magical State... op. cit., p. 73.
65. Néstor García Canclini, Culturas híbridas, Editorial Grijalbo y Consejo Nacional de la
Cultura y las Artes, México, 1989.
66. Perry Anderson, "Modernity and Revolution", New Left Review, número 144, marzo-abril
1984, citado por 67. . Néstor García Canclini, op. cit., p. 69.
67. Néstor García Canclini, op. cit., p. 330.
68. "Paradigmas, conceptos y relaciones para una nueva era. Cómo pensar las Ciencias
Sociales dese América Latina", Seminario Las ciencias económicas y sociales: reflexiones de
fin de siglo, Dirección de Estudios de Postgrado, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales,
Universidad Central de Venezuela, Caracas, 20 de junio de 1998 (mimeo).
69. Maritza Montero, op. cit.
70. Enrique Dussel, Introducción a la filosofía de la liberación, Nueva América, Bogotá, 1988; y
J.C. Scannone, Nuevo punto de partida de la filosofía latinoamericana, Guadalupe, Buenos
Aires, 1990.
71. Acción comunal. Una vereda colombiana, Universidad Nacional, Bogotá, 1959; y "Por la
praxis. El problema de como investigar la realidad para transformarla", En Crítica y política en
ciencias sociales. El debate Teoría y Práctica, Simposio Mundial en Cartagena, Punta de
Lanza, Bogotá, 1978.
72. El aro y la trama, Centro de Investigaciones Populares, Caracas, 1995.
73. Estos tres textos, que han sido publicados en inglés en los Estados Unidos, son: Michel-
Rolph Trouillot, Silencing the Past... op. cit.; Arturo Escobar, Encountering Development... op.
cit. y Fernando Coronil, The Magical State...op. cit.
74. "El poder es constitutivo de la historia. Rastreando el poder a través de varios ‘momentos’
simplemente ayuda a enfatizar el carácter fundamentalmente procedimental de la producción
histórica, insistir en que lo que la historia es importa menos que cómo trabaja la historia; que el
poder mismo trabaja conjuntamente con la historia; y que las preferencias políticas declaradas
de los historiadores tienen poca influencia en la mayoría de las prácticas reales del poder". Op.
cit., p 28.
75. "Los silencios son inherentes en la historia porque cada evento singular entra a la historia
careciendo de algunas de sus partes constitutivas. Algo siempre se omite mientras algo es
registrado. Nunca hay un cierre perfecto de ningún evento. Así aquello que se convierte en
dato, lo hace con ausencias innatas, específicas a su producción como tal. En otros términos,
el mismo mecanismo que hace posible cualquier registro histórico, también asegura que no
todos los hechos históricos son creados iguales. Ellos reflejan el control diferencial de los
medios de producción histórica desde el primer registro que transforma un evento en un dato."
Op. cit., p. 49.
76. Op. cit., p. 55.
77. Op. cit., p. 27.
78. Op. cit., p. 73.
79. Op. cit., pp. 80-81.
80. Op. cit., pp. 82-83.
81. Op. cit., p. 93.
82. Op. cit., p. 107.
83. "...si muchos aspectos del colonialismo han sido superados, las representaciones del
Tercer Mundo a través del desarrollo no son menos abarcantes y eficaces que sus contrapartes
coloniales". Op. cit., p. 15. Op. cit., p. 5. "En síntesis, me propongo hablar del desarrollo como
una experiencia histórica singular, la creación de un dominio de pensamiento y acción por la
vía del análisis de las características e interrelaciones de los tres ejes que lo definen: las
formas del conocimiento que se refieren a éste y a través de las cuales éste se constituye
como tal y es elaborado en la forma de objetos, conceptos, teorías y similares; el sistema de
poder que regula su práctica; y las formas de subjetividad gestadas por este discurso, aquéllas
22
a través de las cuales la gente llega a reconocerse a sí misma como desarrollada o
subdesarrollada." Op. cit., p. 10.
85. Op. cit., p. 30.
86. Op. cit., p. 26.
87. Op. cit., p. 36.
88. Op. cit., p. 37.
89. Op. cit., p. 111.
90. Op. cit., p. 21.
91. Op. cit., p. 24.
92. Arturo Escobar, "Imaginando el futuro: pensamiento crítico, desarrollo y movimientos
sociales", en Margarita López Maya (editora), Desarrollo y democracia, UNESCO, Rectorado
de la Universidad Central de Venezuela y Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 1991, p. 142.
93. Arturo Escobar, Encountering Development... op. cit., p. 39.
94. Idem.
95. Op. cit., p. 203.
96. Op. cit., pp. 222-223.
97. Op. cit., p. 11.
98. Op. cit., p. 59.
99. Op. cit., p. 61.
100. Op. cit., p. 23.
101. Op. cit., p. 42.
102. Al dejar a la naturaleza fuera del cálculo económico de la producción de riqueza en las
cuentas nacionales, el proceso de creación-destrucción que siempre está implicado en la
transformación productiva de la naturaleza queda reducido a una de sus dimensiones. Su "lado
oscuro", la destrucción/consumo/agotamiento de recursos, se hace completamente invisible.
103. Citado por Fernando Coronil, op. cit., p. 57.
104. Op. cit., p. 47. "La concepción estrictamente social de la creación de la explotación en
Marx busca evitar la fetichización del capital, el dinero y la tierra como fuentes de valor. Pero
termina por excluir la explotación de la naturaleza del análisis de la producción capitalista, y
borra su papel en la formación de la riqueza." Op. cit., p. 59.
105. The Production of Space, Blackwell, Oxford, 1991.
106. Fernando Coronil, op. cit., p. 28.
107. Op. cit., p. 28.
108. Op. cit., p. 28. De acuerdo con Lefebvre, el modelo dual simplificado (capital/trabajo) no es
capaz de dar cuenta de la creciente importancia de la naturaleza para la producción capitalista.
109. Henry Lefebvre, op. cit., p. 325. Citado por Fernando Coronil, op. cit., p. 57.
110. Sólo a partir de estas exclusiones es posible la concepción de "lo económico" como una
región ontológica separada tanto de la naturaleza como de la política, tal como se apuntó en la
parte II de este texto.
111. Op. cit., p. 8.
112. Op. cit., p. 7.
113. Op. cit., p. 74.
114. Op. cit., pp. 29-30.
115. Op. cit., p. 29.
116. Op. cit., p. 29.
117. Op. cit., p. 32.
118. Op. cit., p. 15.
119. Op. cit., p. 41.
120. Op. cit., p. 61.
23
Cultura y diferencia: Palabras clave
Keywords
Cultura y Desarrollo
El presente trabajo discute una tensión creciente en el
interior del concepto de cultura que podría ser productiva
para el campo de Cultura y Desarrollo (C&D). La tensión
puede describirse entre dos concepciones de cultura:
Arturo Escobar cultura como «estructura simbólica» (CES), y cultura
como «diferencia radical» (CDR). Se arguye que, a pesar
de su compromiso con la diversidad, la CES continúa
albergando la creencia de la existencia de un mundo
único que subyace a toda realidad —lo que llamaremos un
Autor universo. En el fundamento de esta creencia se encuentra
la ontología dualista de la modernidad. Al cuestionar
Antropólogo colombiano y profesor de la Universidad estos dualismos constitutivos, la CDR postula la diferencia
de Carolina del Norte en Chapel Hill. Sus principales radical entre mundos interrelacionados, y visibiliza el
áreas de interés son la ecología política, la antropología pluriverso. Una de las expresiones más claras de la CDR
del desarrollo, los movimientos sociales, la ciencia y la hoy en día se encuentra en la tendencia a resaltar la
tecnología así como cuestiones sobre Colombia. profunda relacionalidad de todo lo que existe. Ya sea en la
Arturo Escobar hizo estudios de pregrado en la teoría social o en muchas movilizaciones políticas, como
Universidad del Valle (Cali, Colombia). Posteriormente las de los pueblos indígenas y afrodescendientes en
continuó sus estudios de postgrado en la Cornell América Latina, podemos decir que estamos asistiendo
University y en la Universidad de California, Berkeley, a la activación política de la relacionalidad. El enfoque
donde se doctoró en 1987. Después de haber obtenido su en estas ontologías relacionales es potencialmente clave
doctorado, enseñó en varias universidades de los Estados para la reorientación parcial del campo de C&D, como se
Unidos y empezó a interesarse por temas relativos a la discutirá brevemente en la conclusión.
ecología y a las teorías de la complejidad. Realizó varios
trabajos de campo en el Pacífico colombiano, junto con Abstract
comunidades negras, y apoyó sus luchas por el territorio
y la identidad. Es autor de varias publicaciones: El final This article analyzes a growing tension within the concept
del salvaje. Naturaleza, cultura y política en la antropología of culture that could be productive for the field of Culture
contemporánea (1999), Más allá del Tercer Mundo. and Development (C&D). The tension could be described
Globalización y diferencia (2005), Más allá del Tercer as taking place within two conceptions of culture: culture
Mundo. Construcción y desconstrucción del desarrollo as «symbolic structure» (CSS) and culture as «radical
(2007) y Territorio de diferencia: lugar, movimientos, vida, difference» (CRD). It is argued that despite its commitment
redes (2010). to diversity, CSS continues to harbor the belief in the
existence of a single world that underlies all of reality –
what we will call a universe. At the basis of this belief lies
the dualist ontology of modernity. By questioning these
constitutive dualisms, CRD posits the radical differences
among inter-related worlds, thus making the case for
a pluriverse evident. One of the clearest expressions
of CRD today is found in the tendency to highlight the
profound relationality of all beings. Whether one looks at
the field of social theory or at the many forms of political
mobilization (such as those of indigenous peoples and
Afro-descendents in Latin America), we are witnessing the
political activation of relationality. The conclusion discusses
how a focus on relational ontologies is potentially crucial for
the partial reorientation of the field of C&D.
Introducción: La propuesta del artículo es la siguiente: a pesar de su
compromiso con la diversidad, la noción de cultura
como estructura simbólica (CES) continúa albergando la
creencia (léase, si se quiere, posicionamiento epistémico)
De la cultura como estructura simbólica de la existencia de un mundo único que subyace a
a la cultura como diferencia radical toda realidad —lo que llamaremos un universo. En el
El presente trabajo discute lo que considero es una fundamento de esta creencia hay dos grandes procesos
tensión creciente con respecto al concepto de cultura que interrelacionados: ciertas premisas ontológicas sobre
debería ser tomado en cuenta en el campo de Cultura y lo que constituye lo real (especialmente la unicidad del
Desarrollo (C&D). Esta tensión se da tanto en el interior mundo natural) y procesos históricos de hegemonía
de la teoría producida desde espacios académicos e y poder que han permitido a esta concepción de un
institucionales, como en el «mundo social», es decir, mundo naturalizarse y esparcirse a lo largo y ancho de los
en las prácticas, estrategias y deseos de los actores territorios socionaturales y calar en los suelos culturales
sociales. En su más mínima expresión, la tensión puede de los pueblos del mundo. A pesar de que las luchas
describirse como entre dos concepciones de cultura: que se siguen dando en nombre de la CES (incluyendo el
cultura como «estructura simbólica» (la acepción más multiculturalismo, C&D, hibridación de identidades, etc.)
antigua y aceptada) y cultura como «diferencia radical» siguen siendo importantes, cada vez son más claros no
(concepción emergente). He de aclarar desde el solo las complicidades de esta noción con los procesos
comienzo que ambas perspectivas con frecuencia se de poder sino sus límites para imaginar futuros distintos y
encuentran sobrepuestas, sin que haya un límite tajante para guiar acciones en esta dirección.
entre la una y la otra. Sin embargo, es útil diferenciarlas Es desde esta perspectiva que cobra sentido la
para propósitos heurísticos, ya que, como veremos, propuesta de cultura como diferencia radical (CDR).
aclarar esta diferencia puede tener implicaciones éticas, Partiendo de otras premisas ontológicas que cuestionan
políticas y prácticas significativas. los dualismos constitutivos de las formas dominantes de
Una segunda aclaración es que no pretendo dar un modernidad (sujeto/objeto, naturaleza/cultura, civilizados/
tratamiento exhaustivo a ninguna de las posiciones. no civilizados, humano/no humano, etc.), esta otra
Más aún, estas nociones no agotan el campo que sería perspectiva postula la diferencia radical entre mundos,
necesario cubrir para dar cuenta de los conceptos que los cuales están, sin embargo, interrelacionados. Para
están redefiniendo el área de C&D. Estos tendrían que dar visibilidad a esta perspectiva, proponemos el
incluir el surgimiento y/o redefinición de términos tales término ontología, siguiendo a Blaser (2010, 2011), como
como civilización, cosmovisión, diferencia epistémica y alternativa a cultura para dar cuenta de los complejos
lógicas comunitarias. Estas nociones —y sus co-relatos, procesos de disputa entre mundos a los que asistimos
tales como crisis civilizatoria, cosmovisiones de los hoy en día. Una concepción de ontología que permita
pueblos afros e indígenas, descolonización epistémica, múltiples mundos nos llevará, como veremos, a la noción
alternativas a la modernidad y feminismos comunitarios, del pluriverso, problematizando la noción de universo que
entre otros— pueden ser vistas como visiones albergada el CES. Como veremos, las fuentes teóricas y
emergentes que complejizan el otrora aparentemente políticas para la transición del universo al pluriverso son
bien acotado campo de C&D. Un factor quizás más muy variadas. Mientras que en el ámbito de la teoría social
importante a tener en cuenta es que las nociones el llamado giro ontológico muestra con nitidez los límites
emergentes mencionadas no surgen tan solo de la de la teoría social moderna, en el ámbito socionatural
academia o de las instituciones expertas del desarrollo, el mismo giro puede definirse en términos de lo que
sino primordialmente de grupos de base y movimiento llamaremos la activación política de la relacionalidad.
sociales, aunque usualmente en alguna relación con En sus movilizaciones, como veremos, muchos pueblos
la academia y el aparato del desarrollo o del estado. indígenas y afrodescendientes en América Latina
Esta, nos parece, es una condición esperanzadora de están mostrando la existencia de lógicas relacionales
la producción de conocimientos hoy en día, siempre y que desafían los dualismos de la modernidad. Como
cuando —desde la perspectiva de muchos movimientos argumentaremos, la fenomenología colectiva de este tipo
al menos— la crisis social y ecológica que vive el mundo de lucha difícilmente puede acomodarse dentro del CES.
sea, en gran medida, una crisis de los modelos de Las implicaciones para C&D son potencialmente claves
pensamiento que han predominado en la modernidad. para la reorientación parcial de este campo, como se
Como bien dice Boaventura de Sousa Santos (2002), discutirá brevemente en la conclusión.
afrontamos problemas modernos para los cuales no
hay suficientes soluciones modernas. Esto se aplica a
los conocimientos; es decir, para resolver los problemas Cultura como estructura simbólica:
del «desarrollo» necesitaremos conocimientos y
experiencias provenientes de muchas matrices histórico- conceptos para el universo
culturales, no solo de aquellos que hemos heredado de La noción de cultura como estructura y proceso simbólico
la «modernidad». A esto apuntan la nociones emergentes sigue siendo dominante, a pesar de que la antropología
arriba mencionadas. y los estudios culturales contemporáneos la hayan
problematizado de múltiples maneras. A esta prevalencia relación entre cultura, hegemonía y poder, a los cuales se
han contribuido muchos factores, desde los estudios puede sumar la teoría poscolonial que sitúa dicha relación
clásicos de la antropología sobre ritos y símbolos y la en el encuentro entre primer y tercer mundos, países
división marxista entre infraestructura y superestructura desarrollados y «subdesarrollados», o Norte Global y Sur
hasta el enfoque sobre las «industrias culturales» de Global.
los estudios culturales. Buena parte del trabajo en C&D
Dadas todas estas contribuciones, cabe preguntarse por
se ubica dentro de este amplio campo. La riqueza de
qué aquello que he llamado CES sigue predominando.
enfoques y estrategias basados en esta perspectiva
Antes de contestar esta pregunta, aclararé un poco más
ha sido enorme, pero al mismo tiempo empezamos a
el término. Por CES quiero decir no tanto que en aquellos
ver cómo ha invisibilizado nociones más radicales de la
campos por fuera de la antropología y los estudios
diferencia que habita en el mundo. Comencemos por
culturales (tales como C&D) se considera la cultura
explicitar la noción de CES.
como una estructura simbólica en el sentido estricto de
El desarrollo de la escuela simbólica dentro de la la palabra, sino que esta connotación —lo simbólico, lo
antropología anglo-americana (ejemplificada por Geertz y inmaterial— se ha sedimentado en los ambientes extra-
Turner), que culminara con la famosa formula de Geertz académicos (y aún en muchos de estos). Este desfase
de que el ser humano «es un animal suspendido en entre los diversos usos y acepciones de conceptos en
redes de significado que él mismo ha tejido» (1973, p. la academia y fuera de esta no es poco común.1 En este
5), ha sido una de las influencias definitivas en la CES. caso, sin embargo, la razón para ello, como veremos
Aunque Geertz mismo adumbrara las limitaciones de en un momento, es de fundamental importancia para
este enfoque, esta teoría semiótica de la cultura ha repensar no solo cultura sino lo real y el mundo mismo.
demostrado una capacidad tenaz para mantenerse en Conviene mencionar que la noción de CES implica que
el tiempo. Múltiples han sido los cuestionamientos a esta en la práctica muchos actores siguen entendiendo los
perspectiva dentro de la antropología y la teoría cultural procesos culturales como existiendo en un dominio auto-
contemporáneas, desde los debates alrededor de la contenido («la cultura», «lo cultural»), con relación a «lo
noción de la representación de la llamada antropología material» y a «la realidad» pero siempre en una posición
posmoderna hasta las críticas al esencialismo, el secundaria a estas. Esto ocurre al hablar de cultura
organicismo y el carácter con frecuencia ahistórico de en términos de símbolos, al referirse a «la producción
las investigaciones sobre cultura del posestructuralismo. cultural» en las artes, al estudiar la cultura popular creada
Los estudios culturales contribuyeron a estas críticas por las identidades híbridas globalizadas o en su relación
con varias perspectivas constructivistas de toda forma con los medios, y en la esfera de la política pública
de cultura e identidad. Como resultado, las identidades dentro de la cual sigue predominando la concepción
se descubrieron como necesariamente hibridas; la CES. En otras palabras, este entendimiento de lo cultural
globalización, como ineluctablemente localizada, se ha convertido en una especie de «sentido común»
y la modernidad, como profundamente múltiple — naturalizado. Los estudios culturales latinoamericanos
modernidades. Todas estas tendencias que tuvieron han tratado de problematizar esta situación al realzar la
lugar en los ochenta y noventa propiciaron programas imbricación de cultura, discurso y poder. Sin embargo, en
de investigación importantes, que hasta cierto punto su realpolitik, el uso de «cultura» parece ser incapaz de
continúan hoy en día. gravitar por fuera de la órbita del CES. Esto ha conducido
Tradicionalmente, la antropología ha enfatizado tres rasgos a lo que George Yúdice, investigador en estudios
de la cultura: la cultura es aprendida, es compartida culturales latinoamericanos, ha llamado «el recurso de la
y es implícita, o sea que se da por sentada. Estas cultura» (2002). A esto ha contribuido, según este autor, la
características se fundamentan en una epistemología noción de «capital cultural» abanderada por instituciones
interpretativa a partir de la tradición hermenéutica de tales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano
Dilthey y Heidegger (véase, por ejemplo, Clifford, 1988). de Desarrollo para reorientar el modelo de apoyo estatal a
La antropología, al menos desde Geertz, también ha la cultura hacia estrategias de partenariado (partnership)
insistido en el carácter parcial y siempre abierto de entre los sectores internacionales, público y privado.
toda interpretación cultural. La antropología también ha
Entenderemos los mecanismos principales que han
enfatizado que la cultura conlleva tanto significados como
permitido esta situación con el desarrollo de las secciones
prácticas o, más sucintamente, prácticas que construyen
subsiguientes, pero quiero señalar uno de ellos, quizás el
significados. En las versiones más influenciadas por el
más importante, para concluir este aparte. Para ello me
posestructuralismo foucaultiano, de hecho, no existe
apoyaré inicialmente en el trabajo del antropólogo inglés
una división tajante entre significado y práctica, o entre
lo discursivo y lo material (por ejemplo, Laclau y Mouffe,
1985). Una de las fuentes más ricas de esta reelaboración
del concepto de cultura que trata de ir más allá de la 1 Tampoco es mi intención sugerir que la antropología y los
dicotomía entre lo material y lo discursivo/cultural es estudios culturales poseen una versión más «verdadera» o
«científica» de la cultura. Los problemas de esta noción en estos
la escuela de los estudios culturales de Birmingham, campos del saber son igualmente profundos, pero los dejaré
especialmente en la obra de Raymond Williams y Stuart de lado en este texto. Valga decir que varias de las críticas que
Hall, autores quienes han trabajando muy seriamente la presentaré a la teoría social también se aplican a estos campos.
Tim Ingold. Vale la pena leer la siguiente cita en toda su es explicito en demonstrar cómo funciona esta operación:
extensión: por un lado, se afirma la unicidad de la realidad (solo
existe un mundo natural); segundo, se postula la
«La posición antropológica del relativismo cultural —
existencia de múltiples concepciones de este mundo, es
en que las personas de diferentes herencias culturales
decir, de «culturas» que «conocen» esta realidad única
(backgrounds) perciben la realidad de diversas maneras
de diversas maneras (relativismo cultural), y tercero,
porque procesan los mismos datos de la experiencia en
toda la operación es legitimada por la existencia de
términos de esquemas de creencias o de representación
una supra-racionalidad («razón universal») , que solo
alternativos— no subvierte sino que refuerza la
Occidente posee y que es la única garantía de verdad
aseveración de las ciencias naturales sobre su capacidad
sobre esa realidad. De este modo, «la antropología
para darnos un dictamen verdadero de cómo es que la
se embarca en el estudio comparativo de visiones de
naturaleza funciona realmente. Ambas posiciones se
mundo culturalmente específicas, mientras que la ciencia
fundan en un distanciamiento doble del mundo por parte
investiga el funcionamiento de la naturaleza» (Ingold,
del observador. El primero establece una división entre
2000, p. 15; véase la figura 1.1 en la misma página).
humanidad y naturaleza; el segundo crea una división,
Además de apuntar a la complicidad de la antropología
dentro de lo humano, entre “nativos” o “indígenas” que
con este estado de cosas, Ingold pone de manifiesto una
viven de acuerdo a una cultura, y los occidentales,
curiosa división de trabajo: la ciencia habla por los no-
racionales e ilustrados, que han superado la suya.
humanos, mientras que la política se ocupa del devenir
Ambas posiciones son legitimadas por un compromiso
humano. Un corolario de esta división es que la naturaleza
que yace en el fundamento del pensamiento y ciencia
no puede ser origen de hechos políticos; como veremos,
de Occidente, y que de hecho es su característica más
esta es una de las premisas que muchos movimientos
marcada; este es el compromiso hacia la preeminencia
sociales están desafiando hoy en día no solo al insistir
de la razón abstracta o universal. Dado que es gracias
en que la naturaleza está compuesta de seres vivos, sino
a esta capacidad para razonar que la humanidad, de
al incorporar a estos seres vivos en las movilizaciones
acuerdo a este discurso occidental, se diferencia de la
políticas en defensa de la «naturaleza» (de la Cadena,
naturaleza, se sigue que es en base al desarrollo máximo
2008).
de esta capacidad que la ciencia moderna se distingue
de las prácticas de conocimiento de las gentes de “otras Para terminar, vale la pena citar a Ingold de nuevo:
culturas”, cuyo pensamiento, se supone, permanece «Mientras que los dictámenes de la ciencia son tomados
atado a las limitaciones y convenciones de la tradición. como el resultado de observaciones desinteresadas y de
De hecho, la perspectiva soberana de la razón abstracta análisis racional, los recuentos indígenas son ridiculizados
se erige sobre la intersección de dos dicotomías: entre como forma de experiencia subjetiva o de “creencias”
la modernidad y la naturaleza, y entre la modernidad y la de racionalidad cuestionable. (…) Pienso que tenemos
tradición.» (Ingold, 2000, p. 15; mi traducción) que descender de las alturas imaginadas de la razón
abstracta y reubicarnos en un entroncamiento activo y
Vemos aquí una versión particularmente aguda de la
continuo con nuestros mundos si hemos de arribar a una
caracterización de la modernidad como una ontología
ecología capaz de recuperar el proceso mismo de la
basada en la dualidad entre naturaleza y cultura, y entre
vida» (p. 16). Veamos ahora si el concepto de ontología
«nosotros» y «ellos», que muchos autores han resaltado
nos ayuda al menos a pensar cómo sería esta reinmersión
(y a la cual, como veremos, se refieren los movimientos
en el flujo de la vida.
sociales que hablan de crisis de modelo civilizatorio).
Lo más interesante de Ingold —que escapa a la
mayoría de los autores cuyo análisis de la modernidad
continúa ubicándose dentro de un discurso crítico pero
Breve excursus: fallas tectónicas en la
intramoderno (por ejemplo, Latour, Habermas, Agamben, teoría social contemporánea
etc.)— es que sitúa cierta forma de racionalidad —la La teoría social contemporánea —aquella que hemos
razón abstracta o el logocentrismo (que, agreguemos, heredado directamente de Marx, Weber, Durkheim y de
es falogocentrismo, pues también contribuye a la los economistas clásicos como Smith, Ricardo, y todo esto
dominación de la mujer, como enfatizan las pensadoras sin duda con raíces en la filosofía de Kant, Hegel y otros y
feministas)— en el fundamento mismo de la operación en la teoría liberal de Locke, Hume, Hobbes, entre otros—
moderna dualista que descalifica otros mundos.2 Ingold cubre hoy en día un amplio panorama de manifestaciones.
Ha tenido sin duda una gran productividad, que hoy se ve
reflejada en la variedad de tendencias dentro de los tres
2 Hay una gran consistencia en identificar la tradición grandes paradigmas: liberal, marxista y posestructuralista.
racionalista (el dualismo cartesiano) entre una serie de Además de las obras generalmente consideradas
autores, particularmente Maturana y Varela en el campo del
cognitivismo fenomenológico ([1984]2003) y Winograd y Flores
(1986, quienes parten de la fenomenología de Heidegger y
de la obra de Maturana y Varela). Véase también la obra de la comparamos a otras críticas contemporáneas intramodernas de
filosofa ambientalista feminista Val Plumwood (2002). Insisto la modernidad. El pensamiento decolonial latinoamericano actual
en la importancia de este posicionamiento especialmente si lo también subraya este factor.
como más lúcidas dentro del pensamiento crítico sobre la operación ya señalada por Ingold y analizada por
contemporáneo (por ejemplo, la Escuela de Frankfurt, muchos otros autores intramodernos. Hay acuerdo en que
Foucault), las más radicales (por ejemplo, Deleuze y la perspectiva dominante de la modernidad está basada
Guattari), o las más de moda en el momento presente en una serie de dualismos fundacionales (naturaleza/
(una serie de pensadores hombres italianos y franceses), cultura, modernos/no-modernos, sujeto/objeto, mente/
todo «mapa» de la teoría social contemporánea hoy tiene cuerpo), de los cuales se derivan muchos otros (humano/
que incluir grandes pensadoras feministas (Haraway, no-humano, vivo/inerte, razón/emoción, lo ideal/lo
Mouffe, Butler, Irigaray, Federici, Gibson-Graham, para material, secular/sagrado, racional/irracional, ciencia/fe,
mencionar solo algunas de las más influyentes en etc.).3
distintas corrientes), así como todo un espectro de teorías
subalternas y postcoloniales construidas a partir de las Son precisamente los aspectos subordinados de estos
obras de Fanon y los pensadores anti-coloniales, Guha y dualismos los que se están afirmando hoy en día de
los estudios subalternos de la India, y la teoría decolonial múltiples maneras, algo que podríamos denominar como
latinoamericana. el retorno de lo epistémico reprimido. Si quisiéramos
hacer un mapa provisional (que ya estamos en capacidad
A pesar de la riqueza y diversidad de perspectivas y de empezar a hacer, y de nuevo quizás los estudiantes
tendencias que nos presenta este panorama —y en de doctorado de muchas partes del mundo se vean
algún rincón o parcela de las cuales cada estudiante cada vez mas abocados a hacerlo), veríamos que hay
de doctorado en casi cualquier universidad del mundo varias líneas que podemos dibujar de lo que ya no
tiene que ubicar su proyecto de tesis—, son cada vez cabe con facilidad dentro de la tabla de TSM. Llamaré
más claros los límites que enfrenta, tanto a nivel de las a estas perspectivas posconstructivistas (pues toman el
preguntas que logra hacerse como sobre las luces que constructivismo como punto de partida, pero buscando
da para la acción social. Si entendemos por episteme la ir más allá) o posdualistas. Entre estas están las nuevas
configuración particular de conocimientos que caracteriza formas de abordar lo «no-humano» (incluyendo objetos),
a una sociedad y una época determinada y que determina como en las perspectivas del actor-red; la entrada de «lo
lo que cuenta como «conocimiento» en dicha época, sin natural» a la teoría social (por vía de la ecología política,
que seamos completamente conscientes de ello, digamos las teorías de la complejidad, la etnografía de los modelos
entonces que el panorama antes descrito constituye el de naturaleza de pueblos no occidentales, etc.); el
episteme de la teoría social moderna u occidental. Ahora regreso de «la vida» y la «materialidad» como problema
bien, es este episteme el que se está resquebrajando para la teoría social (nuevos materialismos y vitalismos);
bajo el peso de sus mismas exclusiones y limitado por las problemáticas del cuerpo (desde las teorías de
sus condiciones histórico-estructurales, por un lado, y enacción de Varela y los nuevos enfoques cognitivistas
por el simple hecho de que cada vez hay más voces y hasta enfoques feministas y de teoría queer); la irrupción
formas de conocimientos que no encuentran acomodo de lo sagrado y lo espiritual como relevantes para la teoría
fácil dentro de él (y en muchas casos ni se preocupan por social, los cuales habían sido expulsados por completo
encontrarlo). Veamos muy brevemente cómo. de las academias seculares, o neutralizados en los
Entre los aspectos estructurales mencionaremos espacios especializados de los «estudios de la religión».
tres. Primero, el hecho de estar fundamentado en la Finalmente, y como elaboraremos en el siguiente
separación arbitraria del todo que es la realidad socio- aparte, uno de los grandes reprimidos que retornan
natural en esferas supuestamente autocontenidas son los conocimientos de los grupos subalternos, cuya
(economía, sociedad, cultura, política, individuo, etc.), a racionalidad fue negada, cuando no violentamente
las cuales se les dedica una «ciencia», lo que da lugar reprimida. Volvemos al ejemplo ya mencionado: al
a un sistema de «disciplinas». Desde hace ya varias movilizar la montaña como entidad sintiente, los grupos
décadas es claro que esta compartamentalización de lo indignas del Perú no lo hacen basándose en una
real es, además de ilusoria, insuficiente para iluminar las «creencia» (nuestra reducción con base en el dualismo
crisis actuales multidimensionales, tales como la crisis «ciencia/creencia» o «verdadero/falso»), sino a partir
ecológica, del clima y de pobreza. Segundo, el episteme de toda un episteme y ontología que precisamente no
de la teoría social moderna (TSM) se estructura hoy en
día en términos de tres grandes paradigmas (liberal,
marxista y posestructuralista), que hoy se ven a gatas 3 No entrare en este trabajo a debatir sobre las múltiples
para hacerse nuevas preguntas que ayuden a pensar concepciones de modernidad, lo cual sería imposible en unas
de forma diferente y novedosa. Mirando las grandes cuantas páginas. Diré que desde ciertas perspectivas críticas
(como la decolonial, pero no solamente esta) se puede mantener
revistas académicas disciplinarias, nos sorprendemos la noción de que hay una modernidad dualista dominante.
ante la pobreza de la imaginación teórica que nos repite Esto no quiere decir que no haya otras formas de modernidad
ad nauseam —así sea con variaciones pequeñas— cómo disidentes, marginales, o alternativas dentro de Occidente
debemos entender la «globalización», el «capitalismo mismo. Siempre las ha habido, y algunas de ellas estaría
mundial» o el «imperio», las crisis de la democracia o resurgiendo, y nuevas modernidades se estarían creando, desde
las fracturas mismas de esa modernidad dominante. Pero negar
la producción cultural. El tercer elemento estructural, y toda consistencia a lo que llamo la forma de euro-modernidad
quizás el más importante, es que todo el edificio de la dominante sería equivalente a negarle toda coherencia al
ciencias sociales y humanas contemporáneas se erigen capitalismo o al patriarcado.
funcionan basándose en estos binarios (de la Cadena, existen individuos y comunidades, mente, cuerpo y alma,
2008). Veremos cómo en la próxima sección. así como también existen la economía, el mercado, el
capital, el árbol, el insecto, las especies, etc. Dentro de
Para concluir, comentemos primero que la mayoría de las
esta ontología, el mundo está poblado por «individuos»
tendencias críticas que he mencionado, aunque hacen
que manipulan «objetos» con mayor o menor eficacia.
visibles las insuficiencias de la TSM, aún funcionan dentro
Estas premisas ontológicas son bastante peculiares en
de ella; la razón es su compromiso con la razón abstracta
la historia de las ontologías. El segundo nivel es que las
de que nos hablaba Ingold. Aun la fenomenología,
ontologías se enactúan a través de prácticas; es decir, no
como ha apuntado Varela (Varela, Thompson y Rosch,
solamente existen como imaginarias, ideas, discursos o lo
1991) —es decir, el pensamiento no-dual de la filosofía
que se quiera, sino que son corporizadas en prácticas.
occidental par excellence—encuentra su límite a este
Estas prácticas crean verdaderos mundos —de aquí que
nivel. La solución de Varela para salir del impasse fue la
a veces los conceptos de mundo y ontología se usen de
de apelar a tradiciones filosóficas no occidentales que no
forma equivalente. Por ejemplo, la enacción de premisas
dependan de este compromiso con la razón abstracta, lo
sobre el carácter separado de la naturaleza, así como la
cual encontrará en la poderosa filosofía de la mente del
forma de pensar en economía y alimentación lleva a la
budismo. En el siguiente aparte (aunque indirectamente
forma de agricultura del monocultivo (en contraste, una
construyendo sobre Varela entre otros autores y autoras)
ontología relacional lleva a una forma de cultivo diverso
buscaremos nuestra orientación en la dimensión
e integral, como demuestra la agroecología para muchos
epistémico-política de algunos movimientos sociales.
sistemas de finca campesinos o indígenas); la enacción
Vale la pena aclarar el propósito de todo este ejercicio: de una ontología dentro de cual la montaña es un ser
visualizar formas diferentes de pensar dentro del discreto e inerte, sin vida, lleva a su eventual destrucción,
campo de C&D. Como toda actividad intelectual en como en la minería a cielo abierto de oro o carbón.
las sociedades modernas, C&D se desarrolla a partir Tercero, las ontologías se manifiestan en historias (o
de conocimientos en relación con la TSM. En algunos narrativas) que permiten entender con mayor facilidad
casos, C&D ha hecho importantes contribuciones a la las premisas sobre qué tipo de entidades y relaciones
TSM desde su práctica institucional y política. Pero, en conforman el mundo. Este último nivel está ampliamente
general, puede decirse que la TSM constituye el trasfondo corroborado por la literatura etnográfica sobre mitos
desde el cual se piensa en C&D. Tiene entonces cierta
y rituales de creación, por ejemplo.5 Pero también
relevancia preguntarse por las implicaciones de lo que he
existe en las narrativas que los modernos nos decimos
llamado límites o fracturas en la TSM para el campo que
sobre nosotros mismos, las mismas que transmiten los
nos concierne en esta revista.
políticos día a día en sus discursos, que ineluctablemente
incorporan los noticieros de la BBC, CNN o TVE en su
cobertura de «lo que pasa en el mundo», y que todas y
La ontología como diferencia radical: todos enactuamos en nuestro vivir cotidiano como sujetos
conceptos para el pluriverso4 autosuficientes que confrontamos o vivimos en un mundo
compuesto de objetos igualmente autosuficientes que
La ontología dualista y la tradición racionalista podemos manipular con libertad.
Hablar de ontología, dada la exposición anterior sobre La ontología moderna es con frecuencia analizada
los límites de la CES y la TSM, nos permitirá lograr desde la perspectiva de la tradición racionalista que se
dos objetivos: afinar la crítica político-epistémica a la originara con Descartes. Esta tradición —bien analizada
ontología dualista de la modernidad (y por tanto a la desde la perspectiva de la fenomenología y la teoría de
CES), y visibilizar la existencia y resurgimiento de lo que la enacción por Maturana, Varela y Flores (véase por
llamaremos ontologías relacionales. Tradicionalmente, ejemplo, Maturana y Varela, 2003[1984]; Varela, 1991,
la filosofía ha definido la ontología como el estudio de la y Winograd y Flores, 1986)— subyace en el binario
esencia del ser, de lo real. En este trabajo, utilizaremos una de naturaleza y cultura y por tanto puede decirse, con
variante que no asume una posición realista fuerte (una Plumwood (2002) y Leff (1998), que la crisis ecológica es
realidad subyacente única), pero que trata de visibilizar la una crisis de la racionalidad dualista y de los modelos de
noción de mundos diversos sin negar lo real. Esta noción, pensamiento basados en esta. A escala más etnográfico-
propuesta más recientemente por Blaser (2008, 2010 política, se puede decir que con la globalización de las
y 2011), tiene tres niveles. Primero, ontología se refiere últimas décadas, más aun que en épocas anteriores, el
a aquellas premisas que los diversos grupos sociales mundo se ha ido reconstituyendo «bajo la sombra de la
mantienen sobre las entidades que realmente existen diáspora liberal» (Povinelli, 2000), es decir, bajo el léxico
en el mundo. Así, por ejemplo, en la ontología moderna impositivo del individuo, la racionalidad, la eficiencia,
la propiedad privada y, por supuesto, el mercado. Una
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alejandro grimson
~ sigloveintiuno
~ editores
siglo veintiuno editores argentlna,l.a.
Guatemala 4824 (C1425BUP), Buenos Aires, Argentina
siglo veintiuno editores, S.8. de c.v.
Cerro del Agua 248, Delegación Coyoacán (04310), D.F., México
siglo veintiuno de eepeña editores, S.8.
Sector Foresta n° 1, Tres Cantos (28760), Madrid, España
cultura Libre
Alejandro Grimson
Los límites de la cultura- 11 ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno
Editores, 2011.
272 p.; 21x14 cm.- (Antropológicas)
ISBN 978-987-629-155-9
CDD 306
Introducción 13
Objetivismo y subjetivismo 18
Después del constructivismo 24
Sedimentos y configuraciones 31
Más allá de la dicotomía y de la narrativa
posmoderna 35
Banalizaciones 36
La cultura es constitutiva 39
Configuración y hegemonía 44
Trayectorias 47
3. Las culturas son más híbridas La identificación como pregunta empírica 211
5. Configuraciones culturales
Elementos de una configuración cultural
Campo de interlocución
Fronteras, sentidos, hetcrogeneidad
Categorías, pertenencia y configuraciones
Interculturalidad, comunicación
y configuración '9 0
5. Configuraciones culturales
dades, establecer la inclusión y vincularse con el territorio que coloniales están lejos de cualquier noción clásica de república. Se-
nos exige formular con precisión nuestra propuesta. gún las distintas configuraciones varía el significado de los muer-
Primero, es necesario trasvasar a cualquier noción de "cultura" tos, en particular de los muertos a manos del Estado. Existen espa-
la heterotopía y heterocronía, la desigualdad, el poder y la histori- cios donde fue posible un genocidio, donde son factibles las
cidad. Segundo, conviene señalar que no hay otras analogías que °
masacres policiales del narcotráfico, sin generar consecuencias
éstas y que todo intento de ir más allá convertiría una metáfora jurídicas ni movilización cívica, donde la "lucha social" presupone
productiva en una tergiversación teórica. Tercero, señalar que que se ponen enjuego vidas humanas. Por el contrario, hay países
empíricamente las configuraciones culturales no nacionales con- donde un asesinato político basta para paralizar -por su excepcio-
viven con las nacionales y que entre ellas establecen relaciones nalidad-. a toda la sociedad. Hay valores distintos para el pasado o
múltiples: de ignorancia (como ocurre en diversos movimientos el futuro, y diferentes significados de "pasado" en las diversas con-
estéticos transnacionales), de parte a todo (como en algunas iden- figuraciones. Los países con ciclos económicos y políticos prolon-
tificaciones étnicas o provinciales), de representación extraterri- gados y estables, a veces conservadores. contrastan con los países
torial del todo (como en los procesos específicamen te diaspóri- de ciclos breves o crisis crónicas. Los barrios, ciudades, países o
cos) y muchas otras. corrien tes migratorias con imaginarios de homogeneidad racial o
étnica europeísta contrastan con los postulados del indigenismo,
el mestizaje y el multiculturalismo.
Al mismo tiempo son "campos de posibilidad" porque, en cada
ELEMENTOS DE UNA CONFIGURACIÓN CULTURAL uno de esos espacios simbólicos, los grupos pueden identificarse
públicamente de cierto modo (y no de otros) para presentar sus
El concepto de "configuración cultural" enfatiza la noción de un demandas; y porque el conflicto social (que es inherente a toda
marco compartido por actores enfrentados o distintos, de articu- configuración) se despliega en ciertas modalidades mientras en
laciones complejas de la heterogeneidad social. Una configura- otras permanece obturado.
ción cultural se caracteriza por cuatro elementos constitutivos. En Hay configuraciones culturales (en este caso, países en ciertos
primer lugar, las configuraciones son campos deposibilidad: en cual- contextos históricos) en las cuales los campos de concentración
quier espacio social hay representaciones, prácticas e instituciones ·son posibles. En otras configuraciones no han sido posibles. Pero
posibles (aunque no sean mayoritarias); hay representaciones, cabe recordar que el significado de "campo" fue muy diferente en
prácticas e instituciones imposibles, y hay representaciones, prác- Alemania, la Argentina o Mozambique.l'' En el revés de la trama,
ticas e instituciones que llegan a ser hegemónicas. en ciertos países la impunidad o los juicios por crímenes de lesa
Una ciudad puede ser una configuración cultural. El signifi- humanidad pueden ser posibles o no. Si en un mismo país, ciu-
cado de "barrio" -como el de "espacio público"-varía claramente dad o barrio, un acto relevante posible deviene imposible con el
entre ciudades. Las ciudades con barrios étnicos son distintas de correr del tiempo, porque ha sido erosionado ° socavado, eso
las ciudades cuya distr-ibución espacial está vinculada al nivel de quiere decir que la configuración cultural se ha transformado -al
ingresos de sus habitantes. Las ciudades con un centro cultural y menos en dimensiones decisivas-o De modo análogo, si bien en
político contrastan con los espacios urbanos fragmentados. El sig-
nificado de "gobierno" varía drásticamente entre países, y a veces
dentro de un mismo país. Los países con reyes, con liderazgos po-
líticos religiosos, con gobiernos militares cíclicos o con gobiernos 15 Ornar Ribeiro, comunicación personal.
174 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 175
todas las sociedades hasta ahora conocidas hay violaciones de mu- Esta frase tiene un vínculo estrecho con ciertos desarrollos de
jeres (Segato, 2003), los modos en que esas violaciones son signi- la teoría antropológica y con la teoría de la complejidad aplicada
ficadas, y las reacciones sociales yjurídicas que suscitan, son muy a las ciencias sociales. En el universo de la teoría cultural, palabras
distintas, y se insertan en regímenes de significación específicos. como "mayor" o "menor" tienen otras especificidades y desplaza-
En un extremo conocido, para los valores de los colonizadores la mientos de significado. Ahora bien, la interrogación misma sobre
violación de las mujeres indígenas era un acto legítimo, que in- la relación entre la parte y el todo tiene su propia historia en la
cluso podía generar orgullo. En ciertas configuraciones culturales antropología (véanse Evans-Pritchard, 1997; Oliven, 1992). Por
el infanticidio es posible. En otras, donde se penaliza de modo otra parte, interesa el señalamiento de que todo depende de si
contundente cualquier asesinato de un niño, es socialmente tole- hayo no interacción entre las partes, y que esa interacción puede
rable -al menos para amplios sectores sociales- que miles de ni- ser variable (produciendo un todo mayor o un todo menor). En
ños mueran por desnutrición u otras causas evitables. términos antropológicos, puesto que un todo siempre debería im-
La literatura, el cine y las artes en general trabajan a veces con plicar que las partes no se ignoran entre sí, la clave radicaría en
esos límites culturales: exploran los significados de traspasarlos y, en cómo comprender las formas específicas en que interactúan.
el mismo movimiento, reponen la contingencia histórica de los sen- La propuesta conceptual de Segara (1998) Yde Briones (2005)
tidos sedimentados. Paul Auster, en Un hombre en la oscuridad, ex- de pensar las formaciones nacionales de alteridad implica que siem-
plora lo que podría haber sucedido si el este demócrata no hubiera pre hay diferencias entre "partes" en un espacio nacional o pro-
aceptado el fallo de la Corte Suprema que legitimó la dudosa ree- vincial. Es decir que, sociodemográficamente, las partes de un
lección del presidente estadounidense G. W. Bush. Imagina una todo podrían ser las mismas en categorías tan vacías como pro-
guerra civil y el surgimiento de los Estados Independientes de Amé- porción de población indígena, europea y afro. Pero, como la ló-
rica. Ficcionalmente, repone un aspecto de los límites de la imagi- gica de producción de identificaciones es siempre localizada y
nación política estadounidense. La pregunta acerca de qué hubiese contingente, esas categorías adquieren significados muy diferen-
sucedido si las cosas se encaminaban de ese modo nos obliga a pre- tes (e incluyen personas muy distintas) en cada contexto social.
guntarnos por qué no atravesaron las fronteras de lo posible. Aunque las partes sean idénticas en términos demográficos, el
La novela El corazón helado, de Almudena Grandes, culmina en todo implica una interrelación específica y distinta entre las par-
un diálogo entre ÁIvaro, uno de los protagonistas de la historia, y tes. A su vez, en términos antropológicos, eso implica que las par-
su madre Angélica. El diálogo puede leerse como una metáfora tes no sean idénticas ni equivalentes. Las personas incluidas en la
que procura indagar cómo fue posible que España mantuviera en categoría "negros" son distintas en los Estados Unidos y en Brasil.
un secreto silencio ciertos episodios tenebrosos sobre los cuales Son categorías localmente significadas y, por lo tanto, habitadas
constituyó su presente. Grandes, que publicó su novela pocos por personas diferentes en cada espacio. Si esto se aceptara, de-
años antes del intento del juez Garzón por volver sobre ese pa- berían perder toda credibilidad los estudios que se siguen soste-
sado, le hace decir a ÁIvaro, que es fisico: "El todo puede ser ma- niendo sobre definiciones puramente objetivistas y pretendida-
yor, menor o igual que la suma de las partes, todo depende de la mente universalistas de "indígena" o "afro", así como los estudios
interacción que se establezca entre estas últimas. Pensad bien en que estructuran preguntas de modo fijo naturalizando la existen-
lo que acabo de decir porque esta es una frase muy importante, y cia de razas o etnias. En caso de optar por la autoidentificación,
lo es en sí misma y porque desemboca en esta otra: sólo podemos habrá que asumir que sólo podrá saberse cuántas personas se de-
afirmar con certeza que el todo es igual a la suma de las partes finen como indígenas o de cualquier otro modo ante los censis-
cuando las partes se ignoran entre sí" (Grandes, 2007: 185). tas en cada contexto censal. Esto último significa considerar re-
176 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 177
flexivamente que "censo" es un tipo específico de relación social Suele decirse que la cultura es aquello socialmente compartido
entre Estado y sociedad. por un grupo. Sin embargo, el concepto de lo compartido a veces
La idea de que hay una configuración cultural sin que exista se usa para aludir a un aspecto mayoritario de la población (aun-
homogeneidad implica necesariamen te la existencia de una tota- que no sea homogéneo); otras veces para referir a creencias o
lidad conformada por partes diferen tes que no sólo tienen rela- prácticas relevantes para los sectores populares, e incluso a postu-
ción entre sí sino una específica lógica de interrelación. Esa lógica laciones de la elite de su cultura como "cultura nacional" (con
de interrelación entre las partes es el segundo elemento constitutivo mayor o menor pregnancia); y también a elementos presentes en
de una configuración nacional. Esta lógica, que es particular de diversos escenarios, sean o no predominantes en términos cuanti-
cada configuración, puede ser de escisiones dicotómicas en las tativos o cualitativos.
identificaciones políticas o en las divisiones espaciales, articulacio- Si no hubiera nada compartido en ninguna de estas u otras acep-
nes u oposiciones que aparecen con diferentes intensidades en ciones, no estaríamos autorizados a hablar de "configuración cul-
sus instituciones, en su cotidianidad, en las grandes crisis o en los tural". Ése es el cuarto elemento constitutivo de una configura-
conflictos. La heteroglosia no niega la existencia del campo dis- ción cultural. Desde nuestra perspectiva, es dificil que una
cursivo, de géneros. Una configuración no es utópica, es heterotó- configuración tenga unidad ideológica o política, pero sí se ca-
pica. En otras palabras, partimos -como señala Chakrabarty racteriza por desarrollar las fronteras de lo posible, una lógica de
(2008)- de una heterogeneidad constitutiva de lo político que ex- la interrelación, una trama simbólica común y otros aspectos cul-
presa pluralidades irreductibles. A la vez, toda configuración tiene turales "compartidos". Todos estos elementos son históricos por-
una lógica sedimentada de articulación situada de esa heteroge- que sólo son, en cada momento, la sedimentación del transcurrir
neidad, dispositivos que otorgan sentidos determinados a las par- de los procesos sociales. Por eSO esta conceptualización contrasta
tes. Inestables, esos sentidos son disputados justamente porque con la concepción esencialista -que cree que la cultura se im-
son relevantes y porque estructuran la vida social en múltiples as- pone sobre las divisiones- y con cierto constructivismo que des-
pectos. liza que la cultura es una ficción que pretende, como toda falsa
En tercer lugar, una configuración implica una trama simbólica conciencia, ocultar los conflictos.
común, lenguajes verbales, sonoros y visuales en los cuales quienes
disputan pueden a la vez entenderse y enfrentarse. Hay categorías
de identificación que se oponen, pero que forman parte de la
misma trama. Allí donde no hay un mínimo de comprensión, no CAMPO DE INTERLOCUCIÓN
hay una configuración. Evidentemente cada grupo y cada actor
dicen cosas muy diferentes, pero lo que enuncian es inteligible En una configuración cultural, los conflictos se despliegan en una
para los otros actores. Sin duda hay interpretaciones distintas y "lengua" pasible de ser reconocida por los diferentes actores. En-
opuestas sobre las mismas enunciaciones, pero los principios de di- trecomillamos la palabra "lengua", conscientes del peso de la me-
visión del mundo en términos de campo/ciudad, blancos/negros, táfora, a la que no pretendemos utilizar en un sentido estricto. El
capital/interior, ricos/pobres, ciudadanos/extranjeros u otros im- castellano que se habla en México, Colombia o la Argentina está
plican, necesariamente, la sedimentación de ciertos principios de repleto de matices regionales, de acentos distintos según los dis-
(di)visión compartidos, una lógica sedimentada de la heteroge- tintos sectores sociales. Los hablantes utilizan esas lenguas para
neidad que habilita e inhabilita posiciones de sujeto y lugares de expresar sentidos múltiples, contradictorios y opuestos entre sí.
enunciación. Pero los diferentes hablantes de una misma lengua, inscriptos en
178 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 179
esa heterogeneidad, se comprenden entre sí. O al menos se com- Un campo de interlocución es un marco dentro del cual son
prenden en un nivel cualitativamente superior al que acceden posibles ciertos modos de identificación, mientras que otros que-
cuando tienen frente a ellos al hablante de una lengua por com- dan excluidos. Entre los modos posibles de identificación existe
pleto desconocida. Yademás construyen jerarquías, distinciones y una distribución desigual del poder. Cada Estado nacional consti-
estigmas sociales asociados a los matices de una lengua. tuye un campo de interlocución donde los actores y los grupos se
En los procesos de interacción social las comprensiones tien- posicionan como parte del diálogo y el conflicto respecto de otros
den a ser parciales. Como todo espacio social es heterogéneo, no actores y grupos. Es decir que un campo de interlocución implica
existen fronteras objetivas e inmutables que los investigadores una economía política de producción de identificaciones (véase
simplemente deban descubrir. No se trata de establecer dónde Briones, 2005: 18).
hay configuraciones, como antes se pretendía establecer cuáles En términos de configuración de culturas políticas, se considera
eran las culturas. Se trata de encontrar límites culturales en los que un proyecto hegemónico es exitoso no porque haya anulado a
cuales los participantes perciben diferencias en los regímenes de la oposición, sino en la medida en que la resistencia a los sectores
significación. Allí donde hay fronteras relevantes, que nunca son dominantes se haya realizado en los términos en que los actores
absolutas, resulta crucial no pensar su "interior" heterogéneo y fueron interpelados: como obreros, como negros, como indígenas,
desigual como "cultura" sino más bien Como configuración. como campesinos, como varones, como soldados, como consumi-
Hay reglas de significación para todos los matices y las disputas dores. Un éxito específico del Estado consiste en su capacidad
de significación que configuran una totalidad histórica. En ciertas para imponer las clasificaciones sociales y la lógica en la que se des-
ocasiones los agentes sociales intervienen sobre las propias reglas arrolla el conflicto sociopolítico.
buscando reforzarlas o socavarlas. Se trata de coyunturas históricas No obstante, el Estado no siempre tiene éxito. También ocu-
donde las suturas son socialmente visualizadas en su contingencia, rren múltiples fracasos cuando los sectores subalternos rechazan
y donde por lo tanto existe la posibilidad de que se resquebrajen la interpelación, postulan otras identificaciones y las imponen
parcial o totalmente. Es decir que se abren movimientos culturales en el escenario político. La configuración de una cultura polí-
de los que pueden emerger nuevas cualidades del proceso hege- tica en un espacio nacional determinado no es, en absoluto, una
mónico. consecuencia exclusiva de los éxitos de un Estado nacional. Por
Por otra parte, la estructuración de Un espacio social también una parte, los fracasos de los Estados tienen también una capaci-
conlleva lenguajes políticos específicos, La peculiaridad de la con- dad estructuradora difícil de exagerar. Por otra parte, tanto en
figuración nacional entre las diversas configuraciones es la acción las configuraciones nacionales como en otras existen diversos ac-
crucial del Estado y las acciones sociales dirigidas a él, incluyendo tores que pueden tener, fuera del Estado, un peso decisivo sobre
las acciones orientadas a constituirlo. En los Estados nacionales estos procesos. Los modos de organización y acción de los traba-
cada aparato institucional propuso sus propias estrategias de uni~ jadores, los campesinos, los indígenas, las mujeres, los inmigran-
ficación y los diversos sectores sociales respondieron de diferentes tes, los afrodescendientes, los consumidores, los desocupados,
formas a esas políticas. De las tensiones sociales generadas en ese los vecinos y los ciudadanos con distintas demandas pueden te-
proceso surgieron formaciones nacionales de diversidad que esta- ner distinta incidencia en diferentes espacios. Las características
blecieron clivajes peculiares: "culturas distintivas, tradiciones reco- de las elites políticas, económicas e intelectuales también son
nocibles e identidades relevantes en el juego de intereses políti- decisivas. Ylos movimientos culturales también pueden resultar
cos" (Segato, 1998: 171). De ese modo se forjó un estilo específico centrales en la elaboración de los significados de la experiencia
de interrelación entre las partes de un país. social.
180 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 181
Vamos a considerar un ejemplo bastante presente en el proceso heteroglosia o conflictividad. Sin embargo hay mayor heteroge-
histórico de constitución del Estado-nación en distintos países. La neidad de la que habitualmente se advierte, no sólo debida a las
relación entre "campesinos" y "nación" generalmente fue imagi- desigualdades políticas y económicas sino también a las diferen-
nada como una relación en la que las elites intentaron, con mayor cias de género y de generación. La existencia de una configura-
o menor éxito, imponer a los campesinos una ideología que iden- ción implica que esas diferencias y desigualdades se procesan (no
tificara los intereses hegemónicos con los del conjunto de los habi- sólo, aunque sí de un modo específico) dentro de ese marco.
tantes pobres. "La noción de que los campesinos -y otros sectores El concepto tradicional de cultura, como la antigua idea de na-
populares- pudieran haber participado en el proceso de imaginar, ción, presuponían homogeneidad. Desde aquella perspectiva. en
debatir, definir y cambiar a las naciones se ha mantenido ajena a la una cultura y en una nación las personas creían en un dios, habla-
historia" (Tu tino, 2003: 29). Florencia Mallan invirtió la mirada y ban una lengua, cocinaban ciertos animales y no otros, practicaban
mostró distintas situaciones históricas en las cuales los campesinos ciertos ritos. Resulta claro que las naciones que hoy conocemos no
mexicanos y peruanos se involucraron e incidieron sobre esos pro- responden a ese estereotipo: muchas de ellas son multilingües, plu-
cesos: desarrollando un liberalismo comunitario. participando sin rirreligiosas y pluriétnicas. Muchas veces pretende conservarse in-
gobernar, siendo más nacionalistas que las elites regionales. Se trata tacto el concepto de cultura, como si hablara exclusivamente de
de que "los campesinos y otros sectores subalternos jugaron un pa- unidades homogéneas, y de ello se deriva la idea de que "todas las
pel central en las luchas políticas que llevaron a la formación de los naciones son multiculturales". Esa formulación equipara cultura
Estados-nación" (Mallan, 2003: 53). Si retomamos los problemas de con grupo étnico. Es por eso que "multícultural"y "multiétnico" pa-
naciocentrismo señalados en el capítulo anterior, comprenderemos recen sinónimos. Esto es problemático porque muchas otras hete-
que "la idea de que son los grupos dominantes los que construyen rogeneidades quedan excluidas de esa conceptualización. Si "iden-
las naciones reproduce, en una cuestión empírica, un problema te- tidad" bebió suficientemente de "etnicidad", conviene explorar
órico reflejado en la aproximación a los sectores populares en tér- hasta qué punto "cultura" puede nutrirse del concepto contempo-
minos de hegemonía y subordinación" (Merenson, 2010). ráneo de "nación".
Ahora bien: allí donde hay un poder articulador -positivo o ne- El principal problema de la restricción del término "cultura"
gativo, amplio o restringido-, allí donde hay un gentilicio, allí para aludir a unidades homogéneas es que, cuando observamos
donde hay una jurisdicción, hay una experiencia social compar- más de cerca esas mismas unidades, las heterogeneidades resultan
tida. Una experiencia social significada de maneras diversas por evidentes. En el mundo contemporáneo, la distancia cultural in-
los distintos actores, pero de maneras relevantes (y por eso deba- tergeneracional se amplía, las diferencias de género se procesan
tibies, criticables o aborrecibles) incluso para quienes disienten o de nuevos modos, las migraciones tornan visible y cotidiano el
pretenden imponer interpretaciones opuestas o alternativas de Tercer Mundo dentro de los países centrales, así como las organi-
esa experiencia. zaciones internacionales pero también las remesas de dinero ha-
cen lo propio con el Primer Mundo en las periferias, y las cone-
xiones mediáticas plantean nuevos paisajes de translocalidad.
Estos distintos modos de interconectarse alimentan la heteroge-
FRONTERAS, SENTIDOS, HETEROGENEIDAD neidad de cualquier grupo.
Cuando frente a la interconexión se decreta que todas las fron-
El viejo concepto de cultura muchas veces presuponía que, al me- teras han desaparecido, que lo único que tenemos delante es po-
nos en los grupos relativamente pequeños, no había desigualdad, rosidad, y se nos propone renunciar a la noción de marco de sig-
182 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 183
nificación, se nos compele a una rendición incondicional ante la Pero sabemos que no es así, y las sociedades nacionales ofrecen
complejidad. Puesto que el mundo es heterogéneo, complejo y di- ejemplos diversos y complejos. Estas desarticulaciones entre cul-
námico se postula que toda catalogación, unidad o marco es una tura e identificación también suceden en (por lo menos) algunos
ficción del antropólogo. Pero cuando pensamos detenidamente grupos étnicos. No se trata de reintroducir aquí una perspectiva
en estas afirmaciones percibimos sus riesgos. El mundo es com- individualista, que siempre aduce la posibilidad de que exista al-
plejo pero los japoneses siguen sin hablar francés ni ruso en sus gún individuo distinto en cualquier grupo. Es obvio que en cual-
primeros años de vida, y los mexicanos no escucharon músicas ru- quier grupo hay múltiples diferencias. Sin embargo, cuando ha-
manas en su infancia y no consideran "propio" el cordero coci- blamos de configuración cultural pretendemos decir que cada
nado al estilo de Argelia. grupo significa, valora y jerarquiza sus propias diferencias de ma-
Salvo excepciones, claro está; pero tratar de guardar las propor- neras distintas. Es posible que existan tantas diferencias relevantes
ciones no es menor en el debate. La inmensa mayoría de la pobla- en grupos relativamente pequeños como en grupos, por ejemplo,
ción mundial no migra a otro país, la mayoría de la gente no es bi- que se constituyen en étnicos mediante un proceso migratorio es-
lingüe, la mayoría de las personas no tiene acceso irrestricto a las pecífico.
tecnologías telemáticas, las lenguas primeras continúan siendo re- Así como deOntro de las fronteras identitarias instituidas por
levantes, la ubicación geográfica sigue teniendo importancia. Y con agenciamientos políticos hay una cierta heterogeneidad cultural,
la probable excepción de Internet, así seguirá siendo en el futuro. también puede suceder exactamente lo contrario, como es fre-
El mundo ha cambiado, claro está. Pero seguimos intentando cuente en América Latina. Yen algunas zonas de Europa: grupos
comprender a seres humanos que, con recursos muy distintos, que hablan la misma lengua, celebran las mismas festividades y
despliegan su vida en regiones distintas del planeta y se comuni- usan ropas similares -en fin, grupos que tienen algo así como as-
can de modos diversos. Debemos prestar un poco menos de aten- pectos culturales muy similares- terminan adscribiendo co~ el
ción a las modas académicas, y un poco más a los modos en que paso del tiempo a nacionalidades distin tas y a veces en confhc~o.
las personas reales, de carne y hueso, viven estos fenómenos. Una Tanto para la perspectiva nacionalista como para la per'spectrva
minoría -cuantitativamente irrelevante- se siente "ciudadana del romántica o populista, la desarticulación entre cultura e identifi-
mundo". Las mayorías sienten que habitan en lugares, en barrios, cación constituye una anomalía transitoria que debe ser corre-
en ciudades, en países, en culturas y piensan "clásicamente" -o gida. Los nacionalistas clásicos buscarán que la población no sólo
sea "etnocéntricamente"- en "los otros". Cuando los "ciudadanos se identifique con su patria sino que adopte sus "pautas cultura-
del mundo" no comprenden esto, también piensan y actúan etno- les". La heterogeneidad cultural es percibida como un obstáculo
céntricamente. para los intereses nacionales. En cambio, los románticos conside-
Si pensamos hasta qué punto las culturas son o no coextensivas ran la identificación étnica como los marxistas pensaban la "clase
con las fronteras nacionales, la distinción entre una heterogenei- en sí" y la "clase para sí". La cultura sería una "clase étnica objeti-
dad cultural más o menos visible y el sentimiento de pertenencia vamente existente" y la ausencia de etnicidad política sería un
más o menos poderoso cobra relevancia. De lo contrario, habría mero indicador de "falsa conciencia". La conciencia étnica es un
que concluir que una sociedad multilingüe y multiétnica tendrá "deber ser" que, si no se expresa, es porque existe de manera invi-
un sentimiento nacional de pertenencia más débil que una socie- sible o existirá inevitablemente en el futuro. En cualquier caso, el
dad monolingüe y con rasgos étnicos homogéneos. En síntesis: futuro no presentará anomalías: en esa utopía, cultura e identi-
mayor uniformidad implicaría más identidad, y viceversa. Si así dad se reencon trarán.
fuera, las cosas serían muy simples.
184 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 185
CATEGORíAS, PERTENENCIA Y CONFIGURACIONES rada en el sentido común. De manera análoga, en otros países de
lengua castellana la palabra "gorila" alude específicamente a un
Retomaremos varias de las críticas y dilemas que hemos analizado animal, mientras que en la Argentina adquiere un sentido polí-
hasta ahora para enunciar cómo podrían distinguirse los concep- tico como equivalente a "antiperonista".
tos de "configuración cultural" e "identificación". En una configuración cultural, las clasificaciones son más com-
Desde nuestra perspectiva, resulta necesario acotar las acepcio- partidas que los sentidos de esas clasificaciones. Así, "porteño" o
nes de identificación, en referencia exclusiva a las categorías de "boliviano" pueden adquirir sentidos negativos o positivos para
grupos sociales, a los sentimientos de pertenencia a un determi- distintos miembros de la sociedad y, como ha establecido la inves-
nado colectivo, ya los intereses comunes que se articulan en torno tigación antropológica, los sentidos negativos pueden desglosarse
a una denominación. Esas categorías surgen y sedimentan en rela- en diferentes tipos que van desde el racismo y el clasismo hasta el
ción con los procesos de percepción y significación vinculados a las fundamentalismo cultural y otros. Por ello, la disputa acerca del
alterizaciones. Toda sociedad, como hace tiempo mostraban Dur- sentido de las categorías clasificatorias es Una parte decisiva de los
kheim y Mauss (1996), produce innumerables clasificaciones. La conflictos sociales. Existen movimientos sociales y culturales que
más fundamental refiere a las divisiones y agrupamientos de la buscan invertir los sentidos estigmatizadores, como el célebre
propia sociedad y de las sociedades vecinas o significativas. A lo black is beautiful. En otros contextos los movimientos pueden con-
largo de su historia las clasificaciones sociales, políticas, territoria- siderar que los sentidos peyorativos se encuentran tan sedimenta-
les, ideológicas, estéticas, étnicas, de género y de generación emer- dos que la lucha por el significado debe implicar al propio signi-
gen, tienen mayor o menor relevancia social y luego sedimentan. ficante. Así, puede buscarse reemplazar el término black por
Porteño, tucumano, correntino, federal, pcronista, gorila, comu- "afro", ya que el primero, en ciertos contextos, carga un estigma
nista, hippie, rockero, punk, mapuche, boliviano, son categorías que indeleble.
hoy tienen sentido en la Argentina. En un contexto histórico espe- Por otra parte, conviene reservar la noción de "identificación"
cífico, una sociedad tiene una caja de herramientas identitarias, un para aludir específicamente al sentimiento de pertenencia que las
conjunto de clasificaciones disponibles que permiten a sus miem- personas tienen respecto de un colectivo, y a los agrupamientos
bros identificarse a sí mismos e identificar a los otros. Algunas de en función de intereses comunes, siempre cristalizados en una ca-
esas categorías son antiguas, otras son recientes, algunas fueron fa- tegoría disponible. Como hemos visto, los aspectos ligados a los
bricadas localmente, otras han viajado desde lugares remotos. atributos sociales y a las relaciones en U-e las personas no tienen
Las características de esa caja de herramientas identitarias ofre- vinculación causal alguna con sus sentimientos de pertenencia y
cen un panorama sobre cómo una sociedad se piensa a sí misma y sus intereses. En ese sentido, consideramos que la identificación
cómo actúan sus miembros en relación con Otros. Las categorías es siempre una definición de los actores sociales, y no una conclu-
disponibles tienen distinta relevancia social. No se trata simple- sión objctivista del investigador.
mente de que un término sea lingüísticamente comprensible, De modo similar, mientras el concepto de sentimiento de perte-
sino de que tenga potencia identificatoria. Así, por ejemplo, en el nencia alude a una definición filiatoria de los actores, el concepto
castellano que se habla en la Argentina existen las palabras "mu- de "intereses" es bastante más problemático. Sabemos que se han
lato" o "mestizo", pero ninguna de ellas tiene relevancia clasifica- analizado los intereses históricos de las clases y que de modo aná-
toria comparable al lugar que ocupa el primer término en la "caja logo se han estipulado los intereses objetivos de cualquier grupo
brasileña" o el segundo en la mexicana o peruana. Esas clasifica- social. La cuestión de los intereses "objetivos" requiere un debate,
ciones hablan de una historia social, cultural y política incorpo- ya que deben contrastarse los intereses a corto y largo plazo, los
186 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 187
de colectivos definidos de un modo u otro (nacional e internacio- específicas no existen o son completamente diferentes, como su-
nal, por ejemplo). Pero cuando aludimos al concepto no teleoló- cede con "mestizo", "mulato" y "gorila".
gico de identificación que postulamos aquí, "intereses" siempre Hay cinco aspectos constitutivos de toda configuración cultural
refiere a una construcción o articulación de los actores sociales. que, no obstante, no forman parte de las definiciones antropoló-
Esos intereses articulados no implican por defecto la existencia de gicas clásicas de "cultura": la heterogeneidad, la conflictividad, la
sentimientos, y viceversa. Como puede observarse, se trata del desigualdad, la historicidad y el poder. Algunas de las respuestas a
mismo procedimiento con el cual separamos configuración e los posmodernos, como la de Bruhmann (1999), mostraron que
identificación: no pueden inferirse simplificadamente otras con- los clásicos no negaban aquellas características. Pero resulta claro
clusiones, extrapoladas, de los mismos datos. que tampoco estaban presentes en sus conceptualizaciones, no
Las categorías identitarias, ciertamente, no sólo se usan para re- sólo del término sino de los análisis de las sociedades que estudia-
ferir a una descripción de la sociedad o para aludir a la relación ban. Podríamos ofrecer una lista de excepciones, que en algún as-
del hablante con su sentimiento de pertenencia. Las personas pecto incluiría a varios autores clásicos. Sin embargo, se trata más
también las utilizan para referirse a sus interlocutores: una situa- bien de intentar actualizar el proyecto teórico que propone Ed-
ción clave de reconocimiento, aceptación o rechazo. Como es fre- mund Leach (1977) en su libro Sistemas políticos de Alta Birmania,
cuente que haya diferencia entre los modos en que una persona que de creer que ese u otro trabajo hayan podido resolver todos
es considerada por las otras y cómo se considera a sí misma, con- nuestros dilemas teóricos.
viene reservar la noción de "interpelación" para aludir a los mo- ¿Qué conceptos nos ofrecen las teorías históricas y antropológi-
dos en que una persona o grupo o institución se refiere a sus alte- cas de las naciones para pensar la cultura? A mi entender, el carác-
ridades. Utilizando la caja de herramientas identitaria, un ter imaginado de la comunidad se ha expandido al pensamiento
miembro de una sociedad se identifica, es interpelado e interpela sobre las identidades. Del mismo modo, la historicidad de lo so-
a los otros: se afilia y se desafilia, estigmatiza y es estigmatizado, cial se ha incorporado a todas las dimensiones de la teoría. El he-
contraestigmatiza. cho de que las naciones o las culturas sean históricas simplemente
En ese proceso de circulación social de categorías y clasificacio- significa que son humanas. El problema no radica en el cambio
nes humanas se disputan sentidos, desigualdades, jerarquías y po- sino en los eventuales préstamos, apropiaciones o combinatorias,
der. Esas disputas son factibles porque las categorías' se compar- desigualdades y empoderamientos que elcambio introduce.
ten, porque los significantes se anudan a algún significado, A mi entender, el mayor desafio que plantea la noción de con-
aunque no necesariamente al mismo para todos. figuración cultural es que, al igual que las naciones, si existe, es
Ese compartir un territorio de diferencia, de conflicto, una un fenómeno de alta complejidad. La complejidad radica en que
arena que es histórica, es constitutivo de la noción de "configura- si observamos cualquier región del mundo encontraremos, in-
ción cultural". Frente a las visiones de que cada cultura es homo- cluso en espacios restringidos, múltiples prácticas curativas, con-
génea, y frente a las propuestas que infieren que -dado que esa cepciones contrastantes sobre la juventud, usos diferentes de las
homogeneidad no se verifica- el concepto de cultura debe ser tecnologías, cambiantes dioses invocados, amor y repulsión hacia
desechado, necesitamos un concepto que explique por qué "cha- la carne de cerdo o de caballo, percepciones disímiles acerca del
paco", "paisa" o "boricua" tienen sen tido en un espacio social y no futuro de la humanidad.
en otro. También necesitamos un concepto que distinga estos dos La pregunta es si existen las fronteras. No sólo como líneas de-
fenómenos: que en toda sociedad las principales categorías son marcatorias de pertenencias. Fronteras de significados, lugares
polisémicas y contestadas; que en otras sociedades esas disputas reales o virtuales donde un santo o una virgen, un color de piel o
188 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 189
un beso entre varones, un estilo de vestir o de caminar, cambian bailara el tango, practicara el umbanda y defendiera la soberanía
drásticamente de sentido. Si hay un límite que separa no sólo los de los pueblos originarios del mundo andino. Aun cuando esa
significados sino, más bien, los regímenes de articulación de persona fuera hoy factible, sería ridículo pensar los dilemas del
los significados. Si las fronteras existen, dentro de esos marcos cul- mundo contemporáneo a través de su caso. Bruhmann defiende
turales hay heterogeneidad. Pero esa heterogeneidad estaría con- una perspectiva distributiva de la cultura cuando señala que una
tingentemente organizada de algún modo. Si no se encontrara ar- persona podrá no tener un rasgo determinado (hay argentinos ve-
ticulada, si fuera una sumatoria de rasgos o prácticas, la noción de getarianos y brasileños que detestan el carnaval) pero que sus ca-
marco cultural sería ociosa. racterísticas no son azarosas.
Pero en el espacio nacional, al igual que en cualquier espacio Esta perspectiva "distribucional" se interroga sobre la relación
cultural, no sólo hay heterogeneidad, sino una lógica instituida de entre individuos y rasgos culturales. Dadas una lista de rasgos y
interrelación entre las partes, que a su vez implica una noción una lista de individuos, podemos reconocer dos culturas porque
acerca de qué es una "parte" y qué no puede ser enunciado como ciertos individuos tienen ciertos rasgos, y otros tienen otros. Si
"parte". En una investigación que buscaba comparar a la Argen- bien admite la heterogeneidad porque sostiene que el encastre
tina con Brasil les preguntamos a más de doscientos mediadores nunca es perfecto, si bien su crítica al posmodernismo es razona-
socioculturales de seis ciudades argentinas y brasileñas cómo se ble en varios aspectos, el concepto de cultura que defiende Bruh-
dividía la gente en su país (Grimson, 2007). No sólo encontramos mann y la noción de configuración cultural responden a pregun-
criterios diferentes de clasificación de las partes, sino también sig- tas diferentes. La configuración cultural es una noción que, en
nificados contrastantes acerca de qué significa "dividir" en un país lugar de preguntar por los rasgos y los individuos, pregunta por
yen el otro. En otras palabras: mientras en Brasil se divide para in- los espacios y los regímenes de sentido. Un mismo individuo
tegrar cada parte en su lugar, en la Argentina la división se vincula puede habitar y habita diferentes espacios (territoriales o simbóli-
a la confron tación (Semán y Merenson, 2007). cos), y puede cambiar de creencias o de prácticas más fácilmente
Los conflictos sociales por lo general tienden a desarrollarse en que lo que puede incidir para que cambien las creencias de las
esa lengua compartida, utilizando las categorías identitarias sedi- configuraciones culturales de las que participa.
mentadas en función de posiciones de sujeto autorizadas o alenta- Una trama simbólica compartida implica que no es lo mismo
das. También hay conflictos sociales que disputan la propia lógica no comer carne de vaca en la Argentina que en otras regiones
de la in terrclación y generan posiciones imprevistas. En este caso del mundo, porque la persona vegetariana (ya dijimos que hay
se trata de movimientos que trabajan sobre la propia frontera de vegetarianos argentinos) sabe y tiene incorporado el lugar que
la hegemonía: no sólo sobre el sentido de una identidad o una ocupa la carne en el conjunto de las prácticas cotidianas dellu-
posición sino sobre la propia configuración cultural, es decir so- gar en el que habita. No significa 10 mismo "huir del carnaval" en
bre el sentido de todas las interrelaciones. Río que en Buenos Aires (nadie huye de un fenómeno menor),
Las heterogeneidades que se articulan no deben comprenderse porque "carnaval" significa cosas completamente distintas, como
sólo o principalmente como identidades, y menos aún como etni- bien saben sus cultores y los sectores altos, que en algunos casos
cidades. En sus críticas a los abolicionistas del concepto de cul- se deleitan diferenciándose de "la masa" -una masa que no existe
tura, Bruhmann sostiene que los rasgos culturales no son homo- de ese modo en París-o Ésa es la primera cuestión: las personas
géneos en cada grupo y contrastantes con los del grupo vecino, que habitan una configuración cultural y no comparten uno u
pero agrega que tampoco se encuentran aleatoriamente distribui- otro rasgo frecuente significan de un modo distinto ese rasgo y
dos por el mundo como si alguien nacido en Bali hablara japonés. esa diferencia que alguien que habita otra configuración. En
190 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURACIONES CULTURALES 191
otras palabras: hay fronteras entre regímenes de sentido de espa- o determinado grupo) como una homogeneidad cultural que se
cios diferen tes. vincula homogéneamente con otros grupos. Dentro de cada
La segunda cuestión es que las configuraciones culturales no grupo hay, sin duda, brechas culturales intergeneracionales, de
son sumatorias diferentes de rasgos, como podría malinterpre- género y de clase que no deben ser menospreciadas. Como con-
tarse a partir de la propuesta de Bruhmann sobre la cultura. Son cepto heurístico, "interculturalidad" no significa que haya cultu-
combinatorias distintas, articulaciones específicas, estructuras ras homogéneas en contacto; antes bien, permite revelar las inter-
(contingentes, históricas) de elementos que adquieren signifi- secciones múltiples entre configuraciones culturales. El concepto
cado en la trama relacional. de interculturalidad es útil porque no presupone ni una teleolo-
Por eso la presencia de un televisor o una laptop en una tribu in- gía ni un modelo de vinculación entre los grupos. Pero también
dígena, de cualquier proceso de incorporación de un símbolo, porque no presupone ahistóricamente a los grupos, al reconocer
práctica o elemento que viaja desde otros lugares reales o virtua- que éstos se constituyen como tales en procesos reales de interac-
les, implica un nuevo lugar en esa configuración. Por lo tanto es ción con otros.
en cierto modo un trastrocamiento de la articulación anterior, un Cualquier proceso comunicativo presupone, simultáneamente,
cambio cultural menor o mayor. La incorporación del mismo la existencia o la producción de un código compartido y de una
signo a diversas articulaciones sólo puede comprenderse como diferencia. Si un elemento deviene efectivamente en significante
homogeneización si, en lugar de pensar en configuraciones, se es porque produce sentido en una configuración cultural. Cual-
considera que las culturas son sumatorias de características con quier significante que podamos imaginar (una palabra, una ac-
significados transcontextuales y que por lo tanto no hay marcos ción, una comida, un olor, un color) producirá sentidos diferen-
de articulación de las heterogeneidades. tes en distintas configuraciones y será polisémico y heteroglósico
en una misma configuración cultural.
El contacto entre personas o grupos atravesados y constituidos
por flujos culturales diferentes es justamente un contacto entre
INTERCULTURALIDAD, COMUNICACIÓN Y CONFIGURACIÓN olores, sabores, sonidos, palabras, colores, corporalidades, espa-
cialidades. Las dificultades de comunicación entre universos sim-
Los procesos culturales, alejados de los tipos ideales que habitan las bólicos diferentes no es un tema nuevo en antropología. Uno de
identidades, son procesos de intersección. Todos vivimos en inter- los autores clásicos, Edward Hall, mostró hace tiempo que para es-
secciones culturales y, como individuos, residimos en in tersecciones tudiar esos procesos no sólo debemos prestar atención a lo más
peculiarísimas que, a su vez, irán transformándose a lo largo de la evidente -como son las diferencias lingüísticas, de vestimenta o de
vida. La interculturalidad no es un fenómeno novedoso: no hay ca- consumo alimenticio-, sino a los "lenguajes silenciosos" y las "di-
pítulos conocidos de la historia humana completamente ajenos al mensiones ocultas" -como son los sentidos del espacio y el tiempo
contacto entre diferentes configuraciones culturales. Más bien, la en los grupos humanos- (Hall, 1989 y 2007).
historia humana también está constituida por la dinámica, la inten- Estos análisis pueden criticarse por sus generalizaciones, como
sidad, el valor y los sentidos de esos intercambios, muchas veces con- cristalizaciones homogéneas en función de la nacionalidad, que
flictivos. El término "interculturalidad'' es una forma relativamente no siempre se corresponden con las diversidades internas de los
nueva (véase Mato, 200gb) de nombrar un proceso histórico. países. ¿Será igual la percepción del tiempo y el espacio entre la
Un riesgo presente en ciertas nociones de interculturalidad es clase alta blanca de Nueva York que entre los grupos de afronor-
volver a considerar las unidades culturales (determinado pueblo teamericanos o los pueblos indígenas que habitan ese país? ¿O
192 LOS LÍMITES DE LA CULTURA CONFIGURAClONES CULTURALES 193
será que la frase "los estadounidenses" no incluye a alguno de es- comunicativos, a partir de la heterogeneidad de las tramas de signi-
tos grupos? ficación. En ese sentido, la diferencia entre "hacer público" y "po-
Ahora bien, cuando esas críticas renuncian a comprender las ner en común" puede traducirse en dos posibilidades conceptual-
diferencias culturales en interacción abandonan la posibilidad de mente extremas de la comunicación: el contacto y la comprensión.
comprender que, cuando dos personas con experiencias históri- El contacto es una situación de interacción, presencial o virtual,
cas y rutinas cotidianas diferentes interactúan, gran parte de estas en la cual la circulación de significantes no indica nada sobre los
asimetrías de sentido se plantean de manera aguda. Las perspecti- significados que están siendo procesados. Cuando una persona
vas instrumentalistas -que no comprenden las sedimentaciones comienza a interactuar con un medio de comunicación o con
lingüísticas, kinésicas y proxémicas de los sentidos, de los olores y otra persona perteneciente a una configuración cultural que des-
los sabores, de los sentimientos de añoranza- tampoco pueden conoce, cuando alguien inicia un vínculo con una alteridad cultu-
ofrecernos nuevas opciones para repensar la propuesta de Hall en ral, se produce claramente un contacto pleno. Sin embargo, si hay
la contemporaneidad. un desconocimiento de la lengua o de las tramas simbólicas del
En ese sentido, la perspectiva intersubjetiva configuracional nos otro, ese contacto se traduce en una comprensión nula. Una situa-
permite comprender la historicidad de esas comunicaciones in- ción en la que se multiplican los contactos entre configuraciones
terculturales y al mismo tiempo dar cuenta de las fronteras cultu- diferentes pero en la que prevalece el desconocimiento del otro,
rales más duras y más porosas, como asimismo la heterogeneidad una profunda incomprensión, es una situación generadora de in-
intrínseca a todos los grupos humanos. certidumbre. Sólo cuando alguien conoce a un amigo puede pre-
La interculturalidad nos interpela a repensar la noción de co- decir cómo reaccionará frente a ciertas circunstancias. Sólo
municación como una intersección de configuraciones culturales, cuando alguien se convierte en un televidente con cierta trayecto-
entre el contacto y la comprensión. Autores como Martín-Barbero ria y con un "saber del género", puede intuir las direcciones que
(1987) o Aníbal Ford (1994) comenzaron a trabajar hace décadas tomará el guión de una telenovela (Steimberg, 1993). Sólo el co-
una concepción antropológica de la comunicación como parte de nocimiento genera la posibilidad de la comprensión. Y sólo la
la cultura que se distanció de cualquier noción informacional o comprensión instaura, no digamos certidumbres, pero sí horizon-
exclusivamente tecnológica. Desde esa tradición se postuló hace tes de previsibilidad.
ya tiempo recuperar la etimología de "comunicar"; poner en común, ¿Qué se entiende, entonces, por comunicación? Si se definiera
hacer público, comunión volvieron a ser los términos clave que defi- la comunicación como un proceso de interacción simbólica a par-
nen la comunicación (véase también Winkin, 1984). tir de una situación de contacto, se abandonaría cualquier idea de
La coincidencia de estas preguntas con la interculturalidad que comunicar implica poner en común, compartir. En este caso,
obliga a refonnular algunos problemas. La cuestión más insistente la comunicación volvería a ser un acto meramente mecánico, que
del mundo contemporáneo es si realmente podemos estar seguros existiría cuando no hubiera siquiera actos interpretativos. Si, en
de que, cuando algo se hace público, se lo está poniendo en co- carnbio, definiéramos que sólo hay comunicación cuando hay
mún. ¿Acaso "publicar" implica "comunión"? ¿Es lo mismo "poner plena comprensión entre los interactuantes -o, al menos, de
en común" que "hacer público"? Es lo mismo, siempre y cuando parte de uno de ellos-, ciertamente no existiría la comunicación
hagamos como si no hubiera códigos comunicativos divergentes; es humana. En sentido estricto, no hay comprensión plena, abso-
decir, si hacemos abstracción de la heterogeneidad cultural. luta, entre amigos ni entre hermanos, ni tampoco en el matrimo-
Si vivimos en un mundo intercultural, la comunicación debe nio, ni mucho menos podría haberla entre personas con tramas
pensarse a partir de la coexistencia de una multiplicidad de códigos simbólicas distintas.
194 LOS LÍMITES DE LA CULTURA
Imaginarios racializados
y clasificación social: retos para el
análisis cultural (y pistas para evitar
una deriva decolonial esencialista)
Sergio Caggiano1
Recepción: 19 de mayo de 2015 / Aprobación: 8 de julio de 2015
Resumen
El artículo aborda retos al estudio de los imaginarios y los sistemas de clasifi-
cación, así como sus potencialidades para comprender las desigualdades sociales.
Analiza una disputa en torno a la presencia indígena en la historia y el presente de
Argentina; más precisamente, imágenes visuales correspondientes a “repertorios he-
gemónicos” (manuales escolares y un álbum de fotografías históricas) y “repertorios
alternativos” (principalmente sitios de Internet de organizaciones indígenas), que ofre-
cen explícitamente una mirada diferente. El artículo subraya la relevancia histórica y
contemporánea de la racialización y la raza en tanto mecanismo y patrón de clasifica-
ción y categorización social. Reconociendo los aportes de la perspectiva decolonial
a esta problemática, advierte sobre los riesgos de lo que presenta como una “deriva
decolonial esencialista”, que se origina en encontrar el sustrato de la raza no ya en la
biología o en la cultura, sino en una comprensión esencializada de la historia.
Palabras clave
Imaginarios; clasificación social; raza; perspectiva decolonial; Argentina.
Abstract
This article approaches some challenges of studies on imaginaries and classifica-
tion systems, and their potentialities to understand social inequalities. It analyzes a dis-
pute over the indigenous presence in the history and present of Argentina, more pre-
cisely, it works on visual images belonging to “hegemonic repertories” (textbooks and
an album of historic photographs) and to “alternative repertoires” (mainly websites of
indigenous organizations), which offer explicitly a different gaze. The article highlights
the historical and contemporary relevance of racialization and race, as mechanism and
pattern of social classification and categorization. Recognizing the contributions of the
decolonial perspective to this problem, it warns of the risks of what is presented as
an “essentialist decolonial drift”, which originates on finding the substrate of race no
longer in biology or culture, but in an essentialized understanding of history.
1 Argentino. Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de General Sarmiento. Investiga-
dor en el Centro de Investigaciones Sociales (CIS)– Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
(CONICET) / Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES), Buenos Aires y Director del Doctorado
en Comunicación, Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS), Universidad Nacional de
La Plata (UNLP), La Plata. Correo electrónico: [email protected]
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Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Vol. 12, No. 2 Julio-Diciembre, 2015, 121-15
Sergio Caggiano
Keywords
Imaginaries; social classification; race; decolonial perspective; Argentina.
Resumo
O artigo aborda desafios para o estudo dos imaginários e os sistemas de classi-
ficação, bem como as suas potencialidades para a compreensão das desigualdades
sociais. Analisa uma disputa sobre a presença indígena na história e no presente da
Argentina, mais precisamente imagens visuais que pertencem aos “repertórios he-
gemónicos” (livros de texto e um álbum de fotografias históricas) e aos “repertórios
alternativos” (principalmente sítios de Internet de organizações indígenas), que expli-
citamente fornecem um olhar diferente. O artigo destaca a relevância histórica e con-
temporânea da raça e da racialização como mecanismo e padrão de classificação e
categorização social. Reconhecendo as contribuições da perspectiva decolonial para
esta problemática, alerta sobre os riscos do que é apresentado como uma “deriva
decolonial essencialista”, que se origina em encontrar o substrato da raça não já na
biologia ou na cultura, mas em uma compreensão essencializada da história.
Palavras chave
Imaginários; classificação social; raça; perspectiva decolonial; Argentina.
2 Sin poder reponer aquí un muy largo debate, aludo a las polémicas filosóficas entre Iris Marion Young,
Nancy Fraser, Judith Butler y Axel Honneth (Young, 1990; Honneth, 1995; Fraser, 1997 y 2000; Butler,
2000; Fraser y Honneth, 2003), que dieron cuenta de la materialidad y politicidad de las luchas por
reconocimiento, sea porque se advierta que en sí mismo el reconocimiento afecta a la injusticia o a
la opresión, sea que se lo considere un aspecto sin el cual las luchas por redistribución no pueden
tener plena consistencia o sea que se lo considere el horizonte último de toda lucha sociopolítica.
3 Tomo “imaginario”, en general, en el sentido en que lo trabajó Baczko (1999), y recupero también
algunas indicaciones para estudiar el proceso de “imaginación social”, que para Appadurai combina
la idea de representaciones en el sentido durkheimiano, la idea más habitual de las imágenes como
producciones visuales y la que está presente en usos adjetivados como el de “comunidad imagina-
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da” (Appadurai, 2001, p. 44 y ss.).
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Imaginarios racializados y clasificación social:
retos para el análisis cultural (y pistas para evitar una deriva decolonial esencialista)
4 Desde luego, los procesos de clasificación no ocurren en el vacío ni en abstracto. Actores sociales
sindicales, religiosos, empresariales, territoriales, étnicos y otros, que van desde movimientos u orga-
nizaciones locales hasta organizaciones transnacionales o corporaciones globales y organismos inter-
nacionales, en diálogo con dependencias estatales y entidades supranacionales, luchan por imponer
unas (u otras) clasificaciones sociales, que impactarán en la reducción o ampliación, impugnación o
legitimación de las desigualdades, en los modos de medirlas y, antes, de definirlas, y para hacerlo inter-
vienen a distinta escala y sobre distintos mecanismos de producción o reproducción de las mismas.
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Sergio Caggiano
5 Quijano es uno de los representantes más destacados del Grupo o Proyecto “Modernidad/Colonia-
lidad”, de esa “colectividad de argumentación”, como proponen llamarla Restrepo y Rojas (2010, p.
30), retocando la denominación “comunidad de argumentación” de Escobar (2003, p. 70). Anibal
Quijano, Walter Mignolo y Enrique Dussel forman “uno de los enlaces más vitales y productivos de la
colectividad” (Restrepo y Rojas, 2010, p. 33). Para un relato resumido de los encuentros y publicacio-
nes que plasmaron dicha colectividad y diseñaron su perspectiva, puede verse, además de los textos
124
citados, Castro-Gómez y Grosfoguel (2007).
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Imaginarios racializados y clasificación social:
retos para el análisis cultural (y pistas para evitar una deriva decolonial esencialista)
6 El tercer eje es la división del globo entre regiones (blancos o europeos / de color; centros imperiales
/ regiones dependientes) en torno de Europa como la sede del control de esa estructura mundial de
poder y el cuarto “el eurocentrismo como la perspectiva dominante de intersubjetividad y de conoci-
miento” (Quijano, 2008, p. 188).
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7 Diferentes autores, como Hall (2000) y Balibar (2004), han señalado la actualidad de la racialización,
el racismo y la “raza” en el contexto europeo, otros trabajos (Harrison, 1995, Hall 2000 y 2003, Bali-
bar 2003a y Hund 2003) se detienen en las diversas combinaciones contemporáneas de “raza” con
argumentos “culturales”, así como otros (Balibar y Wallerstein, 1994) lo habían hecho sobre la imbri-
cación entre raza, nación y clase. A su vez, para una crítica de la noción de “racismo sin razas”, ver
Stolcke (1995). Para la relación de “raza” con “sexo” y con “género”, Guillaumin (1992 y 2002) y Stolc-
ke (1992 y 1999). Para críticas teóricas y reconstrucciones históricas de la noción de “raza”, pueden
consultarse Stocking Jr. (1968), Arendt (1973), Banton (1977), Malik (1996), Foucault (1996), Todorov
126
(2000) y Balibar (2003b), y para genealogías de “raza” en América Latina, de la Cadena (2008).
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Imaginarios racializados y clasificación social:
retos para el análisis cultural (y pistas para evitar una deriva decolonial esencialista)
8 Parto de distinguir aquí repertorios visuales hegemónicos y alternativos. Dado que la “hegemonía” es un
proceso social dinámico y complejo (Williams, 2000), resulta muy difícil definir de antemano cuáles reper-
torios ocuparán “indudablemente” una u otra posición. No obstante, es posible (e inevitable, en términos
metodológicos) establecer algunos puntos de partida empíricos, y lo hago aquí en relación con dos criterios:
1) el lugar de enunciación del productor de repertorios visuales, incluyendo la capacidad técnica para realizar
tal producción y 2) la circulación de esos repertorios, como resultado de la potencia de difusión y/o de la re-
ceptividad social que logren. En cuanto a la calidad “alternativa” o “contrahegemónica”, se agrega el criterio
de la autoadscripción, es decir, el hecho de que las organizaciones, instituciones o grupos responsables de
la elaboración y difusión de tales materiales se proponen a sí mismos como una mirada diferente, alternativa
o contraria a las oficiales o dominantes, una perspectiva que repone ausencias, vuelve visible aquello que
se ha ocultado o intenta ocultarse, discute unas determinadas representaciones y ensaya otras. En otro
lado (Caggiano, 2012), la interpretación contrastiva de los repertorios permitió mostrar que las posiciones
hegemónicas o alternativas son contextuales, variables y, no pocas veces, internamente contradictorias.
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Sergio Caggiano
9 Si bien la investigación general incluyó también prensa de gran tirada, los materiales que utilizo en
este artículo son imágenes de dos procedencias. Por un lado, las fotografías de los cuatro tomos del
álbum La Fotografía en la Historia Argentina, entregado gratuitamente por el periódico Clarín a finales
de 2005. Clarín es el periódico más influyente de Argentina, parte del holding multimedia más grande
del país y de uno de los más grandes de América Latina. Editado en Buenos Aires, es por mucho el
de mayor tirada y más amplia distribución en el país, además de ser la referencia privilegiada tanto
por otros medios como por políticos y dirigentes de diversos sectores e instituciones en la “definición
de agenda”. Por otro, las imágenes visuales de tres manuales escolares de Ciencias Sociales del
segundo ciclo de la Educación General Básica (EGB) de 2006, uno de la editorial Santillana, uno de
Tinta Fresca y uno de Puerto de Palos, dirigidos a niños y niñas de aproximadamente nueve años de
edad. Los tres han sido editados en la ciudad de Buenos Aires y se proponen atender los asuntos en
una dimensión o con un enfoque nacional. Las tres editoriales escogidas son de gran tirada y, según
se infiere del costo de cada libro y de la opinión de maestros y libreros especializados, apuntan a
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públicos diferentes de acuerdo con los niveles de ingreso.
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Imaginarios racializados y clasificación social:
retos para el análisis cultural (y pistas para evitar una deriva decolonial esencialista)
10 Estudios antropológicos e históricos de la fotografía (Poole, 2000; Smith, 1999 y 2004) han mostrado
cómo esta tecnología visual jugó un papel clave en la producción misma del concepto moderno
(biológico, científico y clasificatorio) de “raza”, una de las formas históricas concretas que tomó esta
categoría “resbaladiza” (Poole, 2000, p. 26). “En el campo de la ambigüedad y fluidez que la «raza»
constituye, la fotografía y las tecnologías visuales del «tipo» que la precedieron jugaron un rol crucial
en la producción del propio concepto de la «raza»” (Poole, 2000, p. 261). El encuadre que aislaba a la
persona fotografiada del entorno, tomándola de frente, en general en un plano medio corto o en un
primer plano, otorgaba dimensión física a la noción de “tipo” y ofrecía la materialidad que la mirada
fisiognómica procuraba. Acerca de las fotografías de tipo racial en Argentina, ver Penhos (2005) y
Caggiano (2013).
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11 Fueron consultados más de cien sitios en internet, veinte de los cuales conforman esta parte del
corpus. Los sitios considerados son diversos, como son diversos los grupos realizadores o respon-
sables de los mismos. Hay propuestas “comunitarias”, que circunscriben su trabajo a un grupo en
particular (mapuche, toba, etcétera), lo cual no implica que no tengan contactos con otros grupos o
no realicen acciones conjuntas. Otras involucran a varios grupos indígenas, a partir de intereses u
objetivos comunes. Otras, por último, abordan los problemas o reivindicaciones de “los pueblos ori-
ginarios” o “los indígenas” tomados en conjunto. En su mayoría, estas últimas corresponden a sitios
de periodismo que se reconoce como “independiente” o “alternativo”, que otorga gran importancia a
la cuestión indígena, abundante cobertura y un lugar jerarquizado dentro del conjunto de notas. Las
organizaciones consideradas difieren también en el tipo de relación que mantienen con los Estados
130
y con organismos internacionales u organizaciones sociales internacionales o globales.
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retos para el análisis cultural (y pistas para evitar una deriva decolonial esencialista)
12 Para calibrar la envergadura de este último aspecto, vale notar, como ha hecho de la Cadena, que la
atribución diferencial y excluyente del pensamiento político y la acción política puede considerarse
un aspecto clave de lo pensable y de lo impensable que la raza y el racismo han organizado en las
sociedades latinoamericanas desde la Colonia. La capacidad de reflexión y acción políticas sería un
atributo reconocido a determinados actores y negado a otros. Mirado desde los sectores hegemóni-
cos, “los indios” no harían política. Pueden provocar desórdenes y presionar, pueden ser controlados
y también llevados de las narices por otros actores políticos, pero no harían ni pensarían la política
per se (de la Cadena, 2008). En este sentido, la inscripción visual de los indígenas en el mundo de la
política implica el desafío de conmover el imaginario hegemónico en uno de sus rasgos estructuran-
tes. Estas imágenes politizan la presencia indígena al tiempo que indigenizan el campo político.
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14 “En Argentina no hay negros” o “en Argentina no hay indios” son fórmulas míticas que es habitual oír
todavía hoy. Estas fórmulas están lejos de volver inexistentes a “los negros” y a “los indios”, lo que
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hacen es volverlos una existencia negada.
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el lenguaje político de la “raza”. Frigerio, por su parte, sostiene que “en nues-
tro país es la raza el factor que permanece ocluido, y poco enunciable... Sin
embargo en nuestras interacciones... el color de la piel y otros rasgos fenotípi-
cos –y las inferencias que realizamos en base a éstos– resultan importantes”
(Frigerio, 2006, p. 94).
En este marco, los repertorios visuales, menos normativos aunque no me-
nos normalizados que los discursos verbales institucionales, pueden activar
con relativa sencillez, a diferencia de estos, la “raza” y el racismo. En ellos es
posible apreciar el funcionamiento de estas dimensiones y posiciones oclui-
das, silenciosas pero visibles. Echando mano de modos de ver y mostrar que
tienen más de cien años, pero se muestran activos en su permanencia o en su
restauración, los repertorios hegemónicos reponen una determinada perspec-
tiva racial. No es difícil entender por qué en estos conjuntos de imágenes las
fotografías de los indígenas “a la moderna” no encuentran lugar.
Las dificultades de los repertorios alternativos con estas imágenes, a su
vez, parecen dar cuenta de una incomodidad semejante al “escozor” que sien-
ten muchos intelectuales a lo largo y ancho de América Latina con “raza” (Arias
y Restrepo, 2010) que, si bien se ha atenuado en los últimos años, perdura
intenso en contextos como el argentino. A estas dificultades se agrega el he-
cho de que la mayoría de las organizaciones y agrupaciones responsables de
estas imágenes se encuentran compelidas, en tanto que pueblos originarios o
indígenas, a establecer alguna forma de continuidad en la historia con aquellos
indígenas del pasado lejano. De qué modo trabajar sobre el hiato, qué imá-
genes mostrar y cómo intervenir visualmente para desestabilizar imaginarios
coloniales racializados es una pregunta que sigue en pie.
Las reflexiones en torno a “raza” elaboradas por autores de la perspectiva
decolonial ofrecen argumentos y, de hecho, algunas de estas organizaciones
apelan a este lenguaje, a la denuncia de la colonialidad del poder, del ser y
del saber, al rastreo de experiencias que tejieron tramas de apartamiento o de
resistencia a las lógicas del capitalismo moderno/colonial. Es precisamente en
este punto donde creo pertinente ofrecer una consideración crítica acerca de
lo que denomino la deriva decolonial esencialista.
La deriva esencialista de la crítica decolonial
Restrepo y Rojas han relevado críticas a pensadores del grupo moderni-
dad / colonialidad, algunas que aciertan sobre limitaciones conceptuales e
inconsistencias y otras que emanan de tergiversaciones de sus postulados
(Restrepo y Rojas, 2010). Más allá de estas objeciones, con sus aciertos y
desaciertos, me interesa reparar críticamente aquí en la expansión y difusión
“horizontal” de sus ideas, en los usos y apropiaciones que investigadores e
intelectuales formados hacen de ellas, ayudando a convalidar la “incidencia
notoria” (Restrepo y Rojas, 2010, p. 13) de sus argumentos. Tal incidencia se
da dentro y fuera de la academia en numerosos países de la región, donde 137
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Conclusiones prospectivas
Intenté mostrar la relevancia de estudiar la racialización y la raza en los
imaginarios para comprender los procesos de reproducción y persistencia de
las desigualdades sociales, tanto como las búsquedas de reducirlas y las dis-
putas en torno a ellas. El camino para ello fue profundizar en los procesos de
clasificación social, acudiendo a algunas propuestas teóricas y proponiendo
un análisis concreto. Esto implicó la revisión de algunos aportes de la perspec-
tiva decolonial y la crítica de algunas derivaciones y ampliaciones que esa red
de reflexiones genera en su expansión contemporánea. No reiteraré aquí esas
críticas a la deriva esencialista, sino que ofreceré algunas pistas conceptuales
positivas para continuar los estudios críticos de la racialización y la raza en la
región y en Argentina, y de los procesos de clasificación social, en general.
Son indudables los aportes del grupo modernidad / colonialidad, y en es-
pecial de Aníbal Quijano, para pensar desde América Latina las dinámicas de
la racialización e iluminar zonas oscuras de las teorías eurocéntricas al respec-
to. Este horizonte de trabajo permanece incitante, particularmente si se asume
como punto de partida la vacuidad de la raza, su inestabilidad y sus potenciali-
dades y articulaciones múltiples (de la Cadena, 2008), y se acepta el desafío de
especificar las formas que asume o asumió en distintos contextos históricos,
sociales, económicos y culturales, como hiciera Poole, por ejemplo, con los
aportes reseñados someramente en la nota 9 de este artículo. Tomar en serio
la idea de que “las definiciones de raza son dialógicas” (de la Cadena, 2008),
por lo demás, implica que la especificación y contextualización de sus formas
concretas releve los intercambios en los campos científicos y académicos,
tanto como los que se dan en otros ámbitos y a diversa escala entre agentes
políticos y estatales, organizaciones y movimientos sociales, organismos inter-
nacionales, actores religiosos, etcétera.
De igual modo, las articulaciones múltiples y las especificidades sociohis-
tóricas de la raza y la racialización podrían llevarnos a perder de vista lo que de
común pudieran tener esas multiplicidades. Ciertamente, es ante conceptos
“precisos” de “raza” que más tarde o más temprano recurren a concepciones
ahistóricas del cuerpo o la biología, que algunos autores hicieron hincapié en
su variabilidad. Arias y Restrepo aceptan el reto de pensar, de manera concep-
tual, las continuidades y discontinuidades en las genealogías de la racialización
y parten de notar precisamente el consenso académico acerca de que las
mencionadas articulaciones múltiples de “raza” han desbordado y desbordan
los límites del racismo científico de finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Pero entonces, ¿cuál sería la particularidad de la “raza” y la racialización (y del
racismo) que permitiría reconocer que esas articulaciones diversas correspon-
den a una zona común? Arias y Restrepo recuperan la idea de Foucault de
que el régimen de poder de la biopolítica, que comienza a configurarse en el
144
siglo XVIII, produce a la población como su objeto, y que el bienestar de –o
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simplemente el hacer vivir a– la propia población supone para los Estados “un
exterior de seres humanos dispensables que se pueden dejar morir o, incluso,
hacer morir” (Arias y Restrepo, 2010, p. 57). En este punto
puede establecerse la singularidad de la racialización, sin por ello limitar sus
múltiples articulaciones en conceptualizaciones de raza. La racialización apun-
taría a ese proceso de marcación-constitución de diferencias en jerarquía de
poblaciones (en el sentido foucaultiano) a partir de diacríticos biologizados que
apelan al discurso experto, e independientemente de que su inscripción sea en el
cuerpo-marcado o en el sujeto moral, pero siempre apuntando a la gubernamen-
talización de la existencia de las poblaciones así racializadas (Arias y Restrepo,
2010, p. 58).
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15 Ver también, para el caso particular de la población negra en los censos y las categorías raciales,
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Frigerio (2006).
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Artículo Original
La comunicación como proceso cultural. Pistas para el análisis
1
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Programa Cuba. Universidad de La Habana
RESUMEN
A partir de los postulados y contribuciones de diferentes autores, el texto da cuenta del carácter
cultural de la comunicación tanto como proceso humano fundamental, como disciplina científica
y campo profesional. A partir de aportes cardinales a su conceptualización, se aborda la
comunicación desde la cultura, al entenderla como espacio de producción de sentidos y proceso
resemantizador de lo social, lo que implica concebirla inserta en un proceso mucho más amplio,
que le da lugar y que la modifica.
Palabras clave: comunicación, cultura, Comunicación Social
ABSTRACT
Based on the postulates and contributions of different authors, the text reflects the cultural nature
of communication as a fundamental human process, as a scientific discipline and as a
professional field. Starting from cardinal contributions to its conceptualization, communication
is approached as from culture, understanding communication as a space for the production of
senses and the process of resemanting the social, which implies conceiving it as part of a much
broader process that gives rise to that modifies it.
INTRODUCCIÓN
La comunicación es una actividad cotidiana inherente a los seres humanos y tan antigua como la
vida en sociedad, de ahí que resulte cercana al conocimiento común. Incluso antes de desarrollar
el lenguaje oral, nuestros antepasados primitivos ya se comunicaban de forma extraverbal.
Asimismo, la comunicación se configura en lo social y es un espacio de configuración de lo
social. En los propios procesos comunicativos la sociedad toma sentido a partir de la interacción
entre los individuos y los entes que la forman.
Se trata de un concepto polisémico que históricamente se ha utilizado asociado a una pluralidad
de situaciones, así se ha resemantizado una y otra vez:
En el presente texto entendemos por comunicación al proceso humano en el cual los sujetos
entran en contacto mediante la interacción de significados. Proceso –al menos idealmente-
dialógico donde se intercambian constantemente los roles de emisor y receptor. Puede ser un
fenómeno directo, el conocido como «cara a cara», o puede estar soportado por plataformas
tecnológicas como los medios de comunicación masiva o las redes sociales.
El intercambio de significados que está en la base de la comunicación es solo posible en un
medio social donde exista un sujeto otro que comparta los códigos que se intercambian, por lo
que la comunicación es un proceso sociocultural en el que se intercambian, y también se
construyen, significaciones y simbolismo.
Las autoras latinoamericanas Estela Zalba y Jorgelina Bustos (2001) abordan con gran precisión
el carácter sociocultural de la comunicación al decir que:
La cultura es, en este caso, el trasfondo en el que germinan los procesos comunicativos, que los
posibilita, les sirve de soporte. En estos mismos procesos se construyen nuevas significaciones
del mundo social, esto también es cultura. Entonces la cultura y la comunicación se generan y
son generadas en un continuum propio de la vida social, en la que la cultura produce
comunicación y viceversa.
Otro aspecto a tener en cuenta sobre el carácter cultural de la comunicación es que este no se
agota en las prácticas discursivas que le dan lugar a los procesos comunicativos, sino que
también pasa por las experiencias que rodean, permean y definen el intercambio entre los
individuos. El carácter cultural de la comunicación está en lo que se dice, lo que se explicita en
los procesos comunicativos de manera verbal y extraverbal, que es interpretación,
resemantización y construcción de significantes tanto por el emisor como por el receptor; pero
está, además, en el entorno cultural que hace posible que el intercambio comunicativo tenga
lugar. En las interacciones que contextualizan los procesos comunicativos se ponen de
manifiesto los entramados culturales que portan los sujetos, cristalizándose en la capacidad de
decodificar los códigos del mensaje, en los hábitos, modos de comportamiento, valores,
sentimientos, estereotipos, opiniones, preferencias, etc.
Aunque ya hemos mencionado varias veces el término «cultura», vale aclarar que se trata aquí en
su sentido amplio, como eje y base que transversaliza la vida social. Entendemos que toda
creación humana es una forma de expresión cultural. Definir el término cultura es un proceso de
alta complejidad, dado su carácter multidimensional y convergente de diversas intersecciones.
Los autores cubanos Cecilia Linares, Yisel Rivero y Pedro Moras (2008; cit. por Carbonell 2012)
ofrecen un concepto de cultura abarcador compilando aportaciones de Raymond Williams, Jean
Claude Passeron y Pierre Bourdieu. Afirman que la cultura:
Esta definición se vincula estrechamente con la idea que antes mencionábamos sobre cómo el
carácter cultural de la comunicación tiene uno de sus focos en el hecho de que la cultura
contribuye a la estructuración de los hábitos, costumbres, gustos, formas de expresión y de
interpretación, etc., de los individuos, y estos son manifestados muchas veces en el escenario de
los procesos comunicativos.
El investigador Jorge González (1987) afirma que «desde un punto de vista científico la cultura
debe ser entendida como una dimensión de análisis de todas las prácticas sociales; es la sociedad
total, observada desde la dinámica de construcción y reelaboración constante, histórica y
cotidiana de la significación». Para abordar específicamente la dimensión cultural de la
comunicación es importante adentrarse en el análisis de esta última como disciplina científica.
En tanto proceso sustantivo de la vida en sociedad, la comunicación comporta creciente atención
para la Ciencia, por lo que se ha constituido en objeto principal de estudio para la disciplina
científica Comunicación Social, y es también un tema de estudio transdisciplinar para las
Ciencias Sociales; a su vez constituye un campo profesional, académico y científico. Con la
denominación Comunicación Social se identifica un campo de reciente configuración donde «la
comunicación es entendida como aquello que entrecruza, mantiene y simultáneamente
transforma el espacio de lo social» (Zalba y Bustos, 2001, p. 37).
La historia de la teoría de la Comunicación Social se apropia de acercamientos
fundamentalmente psicológicos y sociológicos a su objeto de estudio. Desde los estudios
pioneros de la Teoría de la Aguja Hipodérmica llevados a cabo en la década de los veinte en
Norteamérica, hasta la Escuela Crítica europea que despegó en Frankfurt también en los años
´20, y los Cultural Studies británicos iniciados en Birmingham en los ´50 y los ´60. Pero ya
desde esa década, y con mucha más fuerza en los ´70 y en los ´80, comenzó a gestarse de forma
pujante el campo de la comunicación.
Desde estas corrientes de estudios se inició el análisis de la relación de la comunicación con la
cultura. Aunque con una lógica pesimista, fueron los teóricos de Frankfurt los primeros que
abordaron esta relación al analizar los medios de comunicación masiva como mecanismos de
reproducción cultural, al formar parte de lo que ellos denominaron «industria cultural». Esta es
un mecanismo de dominación de los sujetos inherente al propio sistema social imperante, que
implica un sometimiento sutil de los individuos, mediante la organización de una sociedad liberal
que supuestamente permite el ejercicio de las autonomías personales, mientras que se perpetúa el
sistema en el poder. Los sujetos asumen los mecanismos de dominación de forma pasiva y
procesos como la democracia y la cultura vienen a ser ejemplo de ese «estado de bienestar»,
consiguiendo con eso la reproducción del propio sistema.
Los autores de la Escuela Crítica veían un vehículo de propagación de la industria cultural en el
surgimiento de los medios masivos de comunicación –la radio, por ejemplo- ya que el alcance
territorial que tienen les permite llegar a más personas en muy poco tiempo. «Los automóviles,
las bombas y el cine mantienen unido el todo social. Por el momento, la técnica de la industria
cultural ha llevado solo a la estandarización y producción en serie y ha sacrificado aquello por lo
cual la lógica de la obra se diferenciaba de la lógica del sistema social» (Horkheimer y Adorno,
1998, p. 166).
Preocupó mucho a estos teóricos la problemática de la fácil reproductibilidad del hecho artístico,
facilitada por los medios de comunicación masiva, lo cual alejaba al arte de su autenticidad y lo
masificaba. Los teóricos de Frankfurt sentían recelos de ese «arte popular», masificado, como
expresión de divertimento. Los autores de la Escuela Crítica distinguieron así entre la –legítima-
alta cultura y la –deformada- cultura de masas.
Los Cultural Studies británicos colocaron el concepto de cultura en el centro de sus análisis,
afirmaban que «La “cultura” no es una práctica; ni es simplemente la suma descriptiva de los
“hábitos y costumbres” de las sociedades. Está imbricada con todas »las prácticas sociales, y es
la suma de sus interrelaciones» (Hall, 2004, p. 178).
Sus teóricos otorgaron un papel protagónico a la cultura en el estudio sobre los medios de
comunicación masiva, pues vislumbraron su papel en el surgimiento y la transmisión de
significados y valores colectivos que tienen lugar en la sociedad. Analizaron los medios en el
marco de prácticas sociales más amplias y a sus públicos otorgándole un papel activo en el
proceso de decodificación de los mensajes, así posibilitaron la inauguración de los estudios de
recepción. «Con los Estudios Culturales, la aproximación a los fenómenos comunicativos cobró
integralidad, reconociendo las prácticas culturales que intervienen en ellos e interrelacionándolos
con los conjuntos de prácticas sociales» (Medina, 1995, p. 25).
A diferencia de la Escuela de Frankfurt, los Estudios Culturales asignan el mismo valor a todas
las formas de expresión cultural, sin diferenciaciones entre las mal llamadas alta y baja cultura.
Se aprecia así una -justa- inclusión de todas las maneras de producción cultural entre los objetos
de interés e investigación para las ciencias. La no subordinación de unas culturas a otras
constituye un aporte cardinal de los Estudios Culturales.
Desde nuestro lado del Atlántico, la corriente de estudios latinoamericanos de Comunicación
Social pone uno de sus focos fundamentales en la relación de la comunicación y la cultura. A
juicio de la autora cubana Nora Gámez (2005) «hoy se habla de un paradigma cultural
latinoamericano, cuyo aporte más significativo ha sido el de pensar la comunicación en clave
cultural… o viceversa» (Gámez, 2005, p. 111; cit. por Carbonell, 2012, p. 29).
Referencia obligada en este sentido es el teórico de origen español y radicado en Colombia Jesús
Martín-Barbero (1991), quien nos devela cómo en América Latina no se puede pensar la
comunicación desde acercamientos teoricistas, sino que debe ser desde el contacto con el cómo
vive la gente, cómo organiza y otorga sentidos al mundo, y los procesos que han determinado
que organicen y otorguen sentidos de la forma en que lo hacen, esto es, con la cultura.
Durante mucho tiempo hemos estado convencidos de que el problema gravísimo era no
tener una teoría que nos dijera con claridad que es comunicación. Yo diría que, aunque
paradójico, en estos últimos años tuvimos que perder la obsesión por el objeto propio,
tuvimos que perder la obsesión positivista por acortar la especificidad de nuestro campo,
para que pudiéramos empezar a escuchar en serio las voces que nos llegan de los
procesos reales de comunicación que se producen en América Latina. (p. 22)
El catedrático argentino Néstor García-Canclini (1992) refuerza la idea de que «los estudios
comunicacionales no pueden ser solo estudios sobre el proceso de comunicación, si entendemos
por esto la producción, circulación y recepción de mensajes» (p. 11). Más adelante menciona «la
necesidad de abarcar también las estructuras, los escenarios y los grupos sociales que se apropian
de los mensajes y los reelaboran» (p. 12).
Se trata de abrir una nueva concepción de la investigación en América Latina, a partir de una
comprensión distinta de los fenómenos:
CONCLUSIONES
Al analizar la comunicación en tanto proceso humano, disciplina científica y campo profesional,
se confirma su dimensión cultural. La comunicación humana se produce en un marco cultural
que habilita a los sujetos para poder ser partícipes de ella pero, además, en este proceso de
interacción surgen nuevos aportes a la interpretación y construcción de la vida social, para ser
más explícitos, se crea cultura. Al analizar las teorías de las cuales se apropia la historia de la
Comunicación Social, resulta evidente que se recurre una y otra vez a la relación comunicación-
cultura. Se sitúa, así, la comunicación en un marco interpretativo más amplio, integrador,
holístico. El abrir las investigaciones más allá de los márgenes de los meros componentes del
proceso comunicativo y aprehender fenómenos más complejos que enmarcan los anteriores –
como las matrices culturales- posibilita un cambio de concepción investigativa y una
comprensión más alta y profunda de la vida social, así como de los procesos de comunicación.
Un recorrido analítico por estas escuelas o campos de estudio permite vislumbrar una evolución
en la valoración de las expresiones culturales de los diferentes grupos sociales, reconociendo la
igual legitimidad de toda producción cultural. El comunicador social en tanto agente profesional
del campo de la comunicación, gestiona procesos que parten de la cultura y aportan a ella.
Estudia los contextos socioculturales de los sujetos, las condiciones de producción y apropiación
de los mensajes, así como sus referencias y significaciones; gestiona procesos comunicativos
más dialógicos; y fomenta el empoderamiento y la participación de las personas. Contribuye de
este modo al desarrollo humano y a la transformación social de la realidad.
Las agendas investigativas en materia de comunicación y cultura están ampliamente difundidas
en el mundo.2 En sus acercamientos primigenios los estudios sobre la cultura con matiz
comunicativo eran inminentemente mediocentristas y/o con una perspectiva difusionista de la
comunicación; mientras que los estudios que desde la comunicación investigaban la cultura
poseían una visión reducida solo a lo artístico-literario. En la actualidad los análisis se han
diversificado, no obstante, siguen existiendo retos como la superación total de las perspectivas
estrechas de análisis, la apertura a una mirada más transdisciplinar, un nuevo planteo de las
formas de estudio de las relaciones entre comunicación y cultura en el ámbito académico.3
Más allá de los desafíos que persisten, es ineludible la íntima relación entre la comunicación y la
cultura. Nuestra perspectiva se situó en la comunicación con el foco de estudio en lo que esta
toma de la cultura, pero no es una relación unidireccional, entre la comunicación y la cultura se
tejen múltiples puentes en ambos sentidos, se trata de una simbiosis donde cada una se erige
como constitutiva de la otra.
Con este trabajo se han querido sistematizar algunos de los aspectos que sustentan el carácter
cultural de la comunicación. El recorrido teórico realizado ha señalado pistas y es apenas un
primer paso que permitirá un posterior abordaje de esta relación anclado en las agendas
investigativas de nuestra Universidad.
REFERENCIAS
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investigación producida en La Habana entre los años 1980 y 2009. Tesis de Diploma. Facultad
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construcción del futuro. Signo y pensamiento, (31), 41-50.
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en tiempos neoconservadores. Diálogos de la Comunicación, (32), 8-12.
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diversidad de los actuales escenarios de la comunicación social. Diálogos de la Comunicación,
(62), 34-41.
Notas aclaratorias
1. El propio Canclini (1991) demuestra su incomodidad con el término para denotar estos procesos debido a lo
marcado que permanece por su origen económico, pero aun así le parece más adecuado que otros similares, como
recepción, apropiación, audiencias o usos.
2. Para ampliar en este tema puede consultarse la Carbonell (2012) «Capítulo 2. Trazos de una primera
exploración», In-mediaciones de comunicación y cultura. Una aproximación a la investigación producida en La
Habana entre los años 1980 y 2009. Tesis de Diploma inédita, Facultad de Comunicación, Universidad de La
Habana, pp. 39-53.
3. «Es la primera cuestión: cómo lograr focalizar hacia la institución educativa muchas de nuestras
propuestas, en términos de transformar radicalmente la noción de cultura y la noción de comunicación»
(Martín-Barbero, 2007, p. 328).