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“Pura vida”, la frase favorita de los costarricenses, el símbolo y uno de los eslóganes del país. No hay mejor
expresión para describir a este país tropical, con su vida natural y salvaje — con 27 parques nacionales, 58 refugios
de vida salvaje, 32 zonas protegidas, 11 reservas forestales y 8 reservas biológicas. Si existe el paraíso, está en
Costa Rica, que es uno de los destinos preferidos para los viajeros que apuestan por el turismo ecológico.
Tanta diversidad biológica en un territorio tan pequeño no sería posible sin la acción del gobierno de Costa Rica
para proteger su naturaleza, y el ímpetu de sus gentes para que se mantenga así, respaldándolo en todo momento.
Costa Rica está enclavada en Centroamérica, entre el Océano Pacífico y el Atlántico, y entre dos países, Panamá y
Nicaragua. La gran variedad de ecosistemas y climas que se suceden en el país es uno de los principales atractivos
para los turistas. Desde volcanes a bosques secos, humedales y pantanos o colibríes y jaguares, Costa Rica tiene
más de 10000 especies de plantas y árboles, 850 especies diferentes de pájaros, 35000 especies de insectos y más
de 1000 especies diferentes de peces de agua dulce y salada.
El turismo, atraído por tanto territorio protegido, entra en un viaje donde el respeto a la naturaleza es absoluto.
Con su entrada a los parques y pernoctaciones fomentan la conservación del territorio. El dinero que recibe Costa
Rica de los turistas se invierte exclusivamente en trabajar por la conservación de su ecosistema. Estamos ante el
perfecto equilibrio entre turismo y naturaleza.
Pero hay más. Costa Rica crece con la economía del turismo. Ahora mismo ya es la principal fuente de ingresos del
país, por delante de la industria bananera, la ganadería y la exportación de café. Es una de las fuentes laborales
más importantes del país, con viajeros que vienen principalmente de Estados Unidos, Europa y Canadá, aunque la
naturaleza no lo es todo. En Costa Rica hay arquitectura colonial española, pueblos recónditos en la selva, folklore
y gastronomía, y una apuesta por el deporte de aventura, cada vez más de moda entre viajeros de todas las partes
del mundo.
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