Albarracin Jesus - La Crisis Del Mercado

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LA CRISIS DE LA ECONOMIA DE MERCADO Publicado como LA ECONOMA DE MERCADO en Editorial Trotta.

(1991)

JESUS ALBARRACIN

"Lo primero se sac el real quinto, y luego Corts dijo que le sacaran a l otro quinto como a Su Majestad, pues se lo prometimos en el Arenal cuando le alzamos por capitn general y justicia mayor. Luego tras esto dijo que haba hecho cierta costa en la isla de Cuba, que gast en la armada; que lo sacasen del montn, y dems desto, que se apartase del mismo montn la costa de Diego Velzquez, en los navips que dimos al travs, pues todos fuimos en ello, y tras esto, que para los procuradores que fueron a Castilla, y dems desto, para los que quedaron en Villa Rica, y para el caballo que se le muri, y para la yegua de Juan Sedeo, para el fraile de la Merced y el clrigo Juan Diaz...., de manera que quedaba muy poco de parte, y por ser tan poco, muchos soldados hobo que no lo quisieron rescibir, y con todo se quedaba Corts, pues en aquel tiempo no podamos hacer otra cosa sino callar". (Bernal Diaz del Castillo. La historia verdadera de la conquista de la nueva Espaa)

"No se trata de dinero. Es por cuestin de principio". (Dashieel Hammet. La cosecha roja)

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INDICE CRISIS, QUE CRISIS? (LA CRISIS DE LA ECONOMIA DE MERCADO) I LES MUEVE LA CODICIA (LA ESTATICA DE LA ECONOMIA DE MERCADO) 1. LAS COSAS VALEN EL ESFUERZO QUE CUESTA PRODUCIRLAS (LA TEORA DEL VALOR Y LA EXPLOTACIN) 1.1. Es necesario trabajar para vivir, pero algunos viven sin necesidad de trabajar 1.2. Bueno para comer significa bueno para vender, independientemente de sus capacidades nutritivas 1.3. El trabajo humano es la madre de todos los valores 1.4. El vil metal es una mercanca especial 1.5. Nos pagan lo que valemos, pero les damos mas a cambio 1.6. Una parte para las mquinas, otra para nosotros y el resto para ellos 1.7. Hagamos las cuentas de la sociedad 1.8. Si no queremos perdernos, aprendamos algunas cosas elementales 2. LAS COSAS VALEN LO QUE SE ESTA DISPUESTO A PAGAR POR ELLAS (LA TEORIA DE LOS PRECIOS Y DE LA DISTRIBUCION DE LA RENTA) 2.1. La teora econmica dominante es la de la clase dominante 2.2. No se producen mercancas, sino "bienes" 2.3. Todos somos iguales 2.4. Las cosas valen mas cuanto mas tiles son 2.5. El precio y el valor es lo mismo 2.6. A cada cual lo suyo 2.7. Si estamos parados es por nuestra culpa 3. SOLO LOS NECIOS CONFUNDEN VALOR Y PRECIO (LA ECONOMA DE MERCADO) 3.1. Viva el mercado! 3.2. Las reglas del juego 3.3. No siempre el que mas explota es el que mas gana 3.4. Solo los necios confunden valor y precio 3.5. El mercado es maravilloso, sobre todo para algunos 3.6. En qu ha quedado la libre competencia? 3.7. Qu queda de los modelos ideales? 4. LAS COSAS VALEN LO QUE QUIEREN LOS BUROCRATAS? (EL MERCADO EN LA PLANIFICACION SOCIALISTA) 4.1. El desastre de la planificacin burocrtica 4.2. Marx era socialista 4.3. Hay mercado para rato 4.4. Lo malo no es el mercado, sino la economa de mercado 4.5. Nada nos evitar tener que "echar las cuentas" II COMO LOS ASTROS, LA ECONOMIA DE MERCADO SE MUEVE DESCRIBIENDO CICLOS (LA DINAMICA DE LA ECONOMIA DE MERCADO)

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5.

ACUMULAD, ACUMULAD, MALDITOS! (LOS DETERMINANTES DE LA ACUMULACION DE CAPITAL) 5.1. Una decisin cuidadosamente estudiada 5.2. Las mquinas nos ganan terreno 5.3. Somos una tropa, pero muchos estan en la reserva 5.4. A largo plazo, van hacia el desastre 5.5. Pero tienen forma de evitarlo

6.

LA RECTITUD NO ES SU CARACTERISTICA MAS NOTABLE (LOS CICLOS Y LAS ONDAS LARGAS) 6.1. Observemos la realidad 6.2. Como los enfermos, de vez en cuando tiene una crisis 6.3. Hay pocas buenas que incluso duran 6.4. Pero terminan acabandose y luego no es tan facil mejorar 6.5. Pioneros que muestran el camino a un rebao de corderos? 6.6. Una cosa es predicar y otra dar trigo 6.7. Afortunadamente no depende solo de ellos

7.-

LA TERCERA EDAD DE LA ECONOMIA DE MERCADO (LA ONDA LARGA DEL CAPITALISMO TARDIO) 7.1. Una segunda juventud 7.2. Pero la euforia se acaba y llega la decadencia 7.3. Hay momentos buenos, pero tambien los hay malos 7.4. Las medicinas solo curan a los sanos 7.5. Nuevas perspectivas? 7.6. El motor de la histria 7.7. La "virtud" de la austeridad III EL DINERO LO COMPLICA TODO (LOS ASPECTOS MONETARIOS Y FINANCIEROS)

8.

EL COLOR DEL DINERO (LA TEORIA MARXISTA DEL DINERO Y EL CREDITO) 8.1. Cuando las monedas eran de oro 8.2. De las deudas tambien se vive 8.3. El dinero de papel 8.4. El dinero de los mercaderes de dinero 8.5. Monedas, billetes, cuentas corrientes, tarjetas de crdito: los diferentes colores del dinero

9.

SI LOS PRECIOS SUBEN CONTINUAMENTE, ..... (LA INFLACION PERMANENTE) 9.1. Algo mas que un velo monetario 9.2. Una revolucin pacfica 9.3. Mas Estado no es peor si sirve para vivir mejor 9.4. La inflacin de instala en nuestras vidas 9.5. El dficit pblico es insostenible! 9.6. Los precios suben porque los costes aumentan? 9.7. La culpa es de los salarios?

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10.- CAMBIO, CHANGE, EXCHANGE, WECHEL (EL SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL) 10.1. Cuanto vale un dolar? 10.2. Una balanza llamada "de pagos" 10.3. Diferentes formas de fijar los cambios 10.4. La dictadura de la reliquia brbara 10.5. El reino del mercado 10.6. El imperio del dolar 10.7. Un emperador destronado IV QU CRISIS? (LA CRISIS DE LA ECONOMIA DE MERCADO EN SU CONJUNTO) 11. A MODO DE RESUMEN 11.1. El malo de la pelicula 11.2. Coloquemos al petroleo en el lugar que le corresponde 11.3. Una poca mala 11.4. La felicidad es efmera 11.5. El dinero no da la felicidad 11.6. El desorden del nuevo orden BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 9. Selecciones de lecturas, manuales y libros introductrios La teora del valor y la explotacin El marxismo y la teora econmica convencional La transformacin de los valores en precios de produccin y la formacin de la tasa de beneficio general. La crtica neoricardiana El mercado, los monoplios y las caractersticas del capitalismo real El mercado y la planificacin La literatura sobre las ondas largas El dinero y la inflacin

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CRISIS, QU CRISIS? (LA CRISIS DE LA ECONOMIA DE MERCADO) 1 Porqu un libro sobre la crisis de la economa de mercado?. Hasta hace unos aos esto hubiera resultado obvio, ahora no lo es tanto. La crisis del llamado "socialismo real" est teniendo unos efectos devastadores. Hasta ahora, una parte de la humanidad viva en estados en los que la asignacin de los recursos no era efectuada por el mercado, sino por la planificacin. El debate sobre su viabilidad quedaba saldado por la evidencia de la practica, por mas que todava quedaran muchos problemas por resolver, entre los que la falta de democracia no era el menor. La crisis actual ha puesto en duda si no la viabilidad, pues la planificacin ha funcionado durante mas de 70 aos, si al menos su eficiencia. El nivel de vida de los pases del Este se ha demostrado muy alejado de lo que constituan los patrones occidentales. La extinta Repblica Democrtica Alemana, por ejemplo, que era el "buque insignia" del llamado "socialismo real", contaba con una renta per capita que, en la valoracin mas favorable, era menos de la mitad de la de la Repblica Federal Alemana. Un factor esencial que ha determinado este hecho es el aspecto acumulativo de los fracasos econmicos de la planificacin, que se han traducido en un descenso progresivo del ritmo de crecimiento. Mientras que antes de 1960, la economa sovitica creci a ritmos superiores al 6% anual, en la dcada de los setenta lo hizo al 3% de media al ao, en el perodo 1980 a 1985 al 2,7% y, en la actualidad, el crecimiento puede ser nulo si no negativo. Si se comparan estos datos con los de Estados Unidos, la URSS tuvo un crecimiento superior hasta 1975 y prcticamente similar en el perodo 1975 a 1985, pero, en todo caso, las "realizaciones" de la economa sovitica, no han permitido alcanzar a los Estados Unidos, como se propusieron primero Kruchov y despus Bresnev. Durante los ltimos aos, el menor crecimiento ha ido acompaado de una agudizacin de los desequilibrios fundamentales de la economa. En la Unin Sovitica, la oferta de mercancas y servicios es insuficiente para abastecer la demanda que se puede expresar porque existe capacidad adquisitiva para ello y este desequilibrio es creciente. De darse en una economa de mercado, dicho desequilibrio se habra traducido en una inflacin galopante al estilo de las que se dan en Latinoamerica pero, en un sistema con planificacin burocrtica en el que los precios no se fijan por el mercado, se ha traducido en una penuria creciente de mercancas de consumo. Al insatisfactrio nivel de vida existente se ha unido una crisis que ha aumentado el malestar social y todo parece indicar que la Perestroika ha contribuido a agravarla. Esta crisis est dando pie para una fuerte ofensiva ideolgica en los pases occidentales. El fracaso econmico de la URSS y de los pases del Este se est presentando en el Oeste como una prueba palpable de la primaca del mercado sobre la planificacin y del capitalismo sobre el socialismo. Se idealiza el mercado, presentndolo como de libre competencia, perfecto, justo, ajeno a la divisin de la sociedad en clases, exculpandolo de provocar crisis peridicas, paro en los pases industriales y hambre en el tercer mundo. Y se le contrapone no a la planificacin socialista, sino a la burocrtica, desequilibrada, plagada de corrupcin e ineficacia que realmente ha existido en los pases del Este. La pregunta que parece flotar en el aire no es si la economa de mercado es mala, sino si la planificacin no es peor. 2 Mercado y economa de mercado no son sinnimos. El mercado es una institucin que ha existido antes de que llegara el capitalismo y probablemente existir mucho tiempo despus de que este haya desaparecido. Por el contrario, la llamada economa de mercado no es una institucin, sino una forma particular de organizacin social: es el modo de produccin cuyo objetivo fundamental es producir mercancas para ser vendidas en el mercado y obtener un beneficio con su venta. En este sentido, economa de mercado y capitalismo son lo mismo. Este modo de produccin, vigente desde hace solo mas de dos siglos, ha representado un enorme paso adelante para la humanidad, de forma que hay que comenzar reconociendo sus conquistas histricas. Pero tambien ha tenido consecuencias negativas para la humanidad y para la propia naturaleza. No es el sistema justo, perfecto y eficiente que se propugna y, en los albores del siglo XXI, sus consecuencias negativas son superiores a las emancipadoras.

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Su pretendida eficiencia deja mucho que desear. Desde el punto de vista terico, muchas de las consecuencias negativas de la economa de mercado son corolarios lgicos de su funcionamiento. En primer lugar, el mercado asigna los recursos productivos para satisfacer solo las necesidades que se pueden expresar porque alguien paga por ellas y a condicin de que alguien obtenga un beneficio en su satisfaccin. La consecuencia es que tiende a satisfacer los deseos de unos pocos que ganan mucho, asignando los recursos a la produccin de mercancas de lujo, en contra de unos muchos que ganan poco, que ven como escasean los productos de primera necesidad, consolidando y profundizando la desigualdad social que es inherente a su propio funcionamiento. En segundo lugar, las necesidades no preceden a las decisiones de produccin, sino al contrario, primero se realiza la produccin y despus se comprueba si son coherentes con las necesidades que expresa el mercado. El resultado es una enorme dilapidacin de recursos y la aparicin de crisis peridicas y de paro que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas. Finalmente, la bsqueda del mximo beneficio impide el apovechamiento racional de los recursos naturales y tiene efectos destructivos sobre el medio ambiente. Desde el punto de vista emprico, la economa de mercado puede apuntarse al menos tantos fracasos como la planificacin burcrtica. Mas de 25 millones de parados en los pases industriales, la enorme desigualdad que existe en ellos, el hambre y la descomposicin social en las que ha sumido al tercer mundo e incluso la aparicin de epidemias altamente destructivas, como el clera en latinoamrica, son una prueba palpable de sus efectos mas negativos. Ante la crisis del "socialismo real", algunos se han atrevido a pronosticar incluso el "fin de la historia", en el sentido de que ya se haba encontrado el rgimen mas idneo de organizacin social y solo quedaba desarrollarlo. Los que as piensan, olvidan la desigualdad social, la ineficacia y los disfuncionamientos que son intrnsecos a la economa de mercado. Mientras subsista la desigualdad entre las personas y los pases, mientras que hombres y mujeres no tengan los mismos derechos, tratamiento e igualdad en la practica, mientras los estados mas poderosos se impongan a los mas dbiles por la fuerza y, en fin, mientras el desarrollo del sistema social dominante siga chocando con la naturaleza, la Humanidad seguir luchando por su liberacin y el "fin de la historia" no habr llegado. 3 La ofensiva ideolgica trata de ocultar que junto a la crisis del "socialismo real" debe hablarse de una crisis del "capitalismo real". Desde los primeros aos setenta, la llamada "economa de mercado" se encuentra sumida en una crisis de larga duracin de la que todava no ha salido. Es verdad que, durante los ltimos aos, se ha producido una recuperacin econmica que ha tenido una cierta intensidad, pero la misma no ha pasado de ser un fenmeno cclico que debe inscribirse en el contexto de la crisis econmica. Por un lado, no puede decirse que la economa occidental haya vuelto a las tasas de crecimiento que la caracterizaron durante los 25 aos de explendor posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Por otro, las principales secuelas de la crisis siguen sin solucionarse y algunas, incluso, se han agravado. El paro contina siendo el problema nmero uno de los pases industriales, el hambre se apodera del Tercer Mundo, el problema de la deuda de los pases subdesarrollados amenaza a la estabilidad del sistema financiero mundial, a la vez que la poltica econmica que los pases industriales exigen para que la pueda pagar se traduce en explosiones sociales espontneas, y los signos de una inestabilidad creciente de las bolsas y el sistema financiero se acumulan como nunca lo haban hecho hasta ahora. A este respecto, la intoxicacin ideolgica no se refiere solo a las virtudes del mercado, sino tambin a la poltica necesaria para salir de la crisis. Para la explicacin dominante, que es la de la clase dominante, la crisis econmica actual ha sido provocada por lo que se ha denominado un "shock de oferta", esto es, por un hecho exgeno al propio sistema que ha afectado negativamente a las condiciones que determinan la produccin. Como es conocido, este hecho exgeno fue la elevacin del precio del petrleo que se produjo en 1973. Una nueva subida vino a agravar la situacin en 1979, cuando pareca que las economas de los pases industriales se estaban ajustando al cambio que se haba producido en los precios relativos. As pus, la causa de la crisis no hay que buscarla en ningn pretendido debilitamiento de la demanda o en un descenso de la tasa de beneficio que hubiera sido provocado por el propio sistema, sino en un factor externo. La crisis hubiera podido ser salvada sin grandes costes, si todos hubieran reconocido el empobrecimiento que supona el nuevo precio del petrleo y hubieran aceptado la correspondiente reduccin de sus rentas reales. En particular, si los trabajadores hubieran estado

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dispuestos a reducir sus salarios, no habra aparecido el paro masivo o, al menos, no habra durado mucho tiempo. Esquemticamente, el argumento es el siguiente. El encarecimiento de la energa provoc una contraccin de los beneficios, puesto que los salarios no se ajustaron inmediatamente a la nueva situacin, lo que, unido al empeoramiento de las expectativas de los empresarios, afect a la inversin, que pas a tener tasas de crecimiento negativas. Esto por si solo ya supona un fuerte factor depresivo que hara aumentar el paro, pero vinieron a unirse otros. La nueva estructura de los precios relativos haba dejado sin sentido econmico a una buena parte del aparato productivo de los pases industriales, diseado para la utilizacin de una energa barata, lo que se tradujo en la desaparicin de miles de empresas y la correspondiente prdida de puestos de trabajo. La existencia de unos salarios mas elevados que los que permitan las nuevas condiciones impuestas por la crisis econmica indujo a los empresarios a reducir sus plantillas, introduciendo inversiones que sustituan puestos de trabajo por mquinas. Finalmente, el nuevo precio del petrleo supuso una gran transferencia de recursos de los pases industriales a los jeques rabes, lo que origin importantes dficits en las balanzas de pagos de los primeros y provoc una aceleracin de la inflacin, lo que aconsejaba la adopcin de medidas estabilizadoras tendentes a restaurar estos "equilibrios fundamentales". Para la explicacin dominante, la crisis habra tenido una corta duracin si los trabajadores hubieran aceptado unos salarios mas bajos, la perdida conyuntural de sus empleos, el cambio en sus condiciones laborales y, en general, las medidas estabilizadoras. Como esto no fue as, los gobiernos de los pases industriales no tuvieron mas remedio que poner en marcha la poltica de austeridad, que tiene precisamente esos objetivos. En conclusin, si los trabajadores hubieran permitido jugar libremente a la ley de la oferta y la demanda, se hubiera salido ya de la crisis. Como esto no ha ocurrido, es misin de los gobiernos hacer que se cumpla. 4 La anterior es una explicacin interesada que hace mas necesario que nunca comprender la economa de mercado y su crisis desde una perspectiva que no sea la dominante. El enfoque marxista, que es el que se adopta en las pginas siguientes, no est de moda, pero no por ello ha dejado de ser un poderoso instrumento para analizar la realidad desde una perspectiva emancipadora. El presente libro es el resultado de varios cursos y seminarios que el autor ha impartido sobre el tema en el Institut Internacional de Recherche et Formatins, de Amsterdam, en la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid y en Comisiones Obreras. Se ha visto beneficiado de las continuas observaciones de los asistentes a esos cursos, pero como es obvio, los mismos no son responsables del producto final. El esquema del libro se ha dividido en varias partes bien diferenciadas. La primera se dedica al anlisis de la economa de mercado desde un punto de vista terico y en ella se sientan los elementos fundamentales necesarios para el desarrollo posterior. La segunda, analiza la crisis econmica actual, desde el punto de vista de las variables reales, situndola en el contexto de la dinmica del capitalismo. En la tercera, se pasa a la consideracin del dinero, el crdito y los elementos financieros y el papel que juegan en la crisis, y en la cuarta, a modo de resumen, se d un panorama del estado actual de la crisis. En todas ellas, se ha buscado ahorrar tiempo y trabajo a todas aquellas personas que estando interesadas por el tema, no disponen de tiempo para dedicarse a l. En consecuencia, se han tratado solo los elementos que se consideran mas importantes para comprender la crisis actual y se ha buscado una exposicin clara y sucinta, con el menor espacio posible no contradictorio con la claridad. Finalmente se facilita una bibliografa seleccionada, que pretende ser una gua de lecturas para quienes estn interesados en profundizar en los temas mas importantes tratados en el texto. Madrid, mayo 1991

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I LES MUEVE LA CODICIA (LA ESTATICA DE LA ECONOMIA DE MERCADO) 1. LAS COSAS VALEN EL ESFUERZO QUE CUESTA PRODUCIRLAS (LA TEORA DEL VALOR Y LA EXPLOTACIN)

La principal caracterstica de la economa de mercado es que su objetivo principal no es producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas, sino mercancas para ser vendidas y obtener un beneficio. El anlisis debe empezar, por tanto, por el estudio de la mercanca, que es lo que determina su valor y cuales son los mecanismos fundamentales de la produccin capitalista. Este es el objeto de la teora del valor y la explotacin. 1.1. ES NECESARIO TRABAJAR PARA VIVIR, PERO ALGUNOS VIVEN SIN NECESIDAD DE TRABAJAR

Comencemos por una sociedad primitiva en la que todo el esfuerzo humano se dedica a que la comunidad sobreviva, de forma que no es posible aplicar trabajo para acumular alimentos para el futuro, por ejemplo, porque esto supondra restar recursos para la supervivencia hoy. En esta sociedad, todo el trabajo sera necesario, con el se obtendra el producto necesario para la supervivencia de la misma y no habra ningn producto excedente que acumular para el futuro. No habra divisin social del trabajo ni sociedad de clases, porque todo el mundo debera trabajar para sobrevivir y nadie podra apropiarse del trabajo de los dems. Pero esto no querra decir que no existiera una divisin del trabajo en funcin del sexo. Una parte del trabajo necesario estara constituida por el trabajo domstico que realizan las mujeres. Adems, en estas sociedades de subsistencia, esta parte sera normalmente la mas importante, pues la preparacin de alimentos, la fabricacin de vestidos, etc, tareas encomendadas a las mujeres, constituiran la inmensa mayora de la produccin social. Fuera del trabajo domstico, la produccin seria muy pequea. La superacin del nivel de subsistencia cambiar las cosas. Una parte del trabajo social, se dedicar a producir objetos para que los individuos de la misma se alimenten, se vistan, etc y, en definitiva, sobrevivan. Es el trabajo socialmente necesario y, con el, se obtendr el producto socialmente necesario. En esta categora estar incluido el trabajo domstico, pues del total de horas de trabajo necesarias para la supervivencia, una parte la realizar la mujer en su casa. El resto del trabajo ser excedente, pues se utilizar en una produccin que no es necesaria para la supervivencia. Puesto que ya no es necesario que todos los individuos trabajen para sobrevivir, ser posible realizar una divisin tcnica del trabajo: unos producirn alimentos, otros utensilios, herramientas, etc. Tambin ser posible sostener a personas que no participan en la produccin, pero que realizan una actividad que la sociedad considera importante (militares, sacerdotes, intelectuales, etc). Habr aparecido la divisin social del trabajo. El hecho de que exista excedente, no significa que no haya escasez. La divisin social del trabajo facilitar que algunos de los miembros de la sociedad, mejor situados para ello, intenten apropiarse por la fuerza del producto excedente. De esta forma, la aparicin del excedente y de la divisin social del trabajo implican la aparicin de la propiedad privada y de la divisin de la sociedad en clases. Entonces, aunque el trabajo es necesario para vivir, algunos vivirn sin trabajar. En una sociedad desarrollada, todo el esfuerzo que realiza para reproducirse a si misma constituye el trabajo necesario y con el se obtiene el producto necesario. Este no debe interpretarse en sentido estricto, sino en un sentido histrico sociolgico. Lo que cada sociedad considera producto necesario, es resultado de su pasado, del nivel tecnolgico al que ha llegado, de su grado cultural, de sus patrones de consumo, etc. Para un indio del Amazonas, cualquier cosa por encima de sus alimentos, sus vestidos, las flechas con las que caza, etc, supondra un excedente que le hara sentirse rico. Para un habitante de los pases industriales, la reduccin de la produccin de automviles podra suponer un grave conflicto social. Pero, el producto necesario no se debe identificar con la produccin destinada al consumo, pues una parte de esta es totalmente innecesaria para la supervivencia de la sociedad e, incluso, en ocasiones perniciosa. Todo esfuerzo humano por encima del necesario constituye el trabajo excedente y con el se obtiene el producto excedente. Una parte del mismo puede destinarse a mejorar el nivel de vida de los trabajadores productivos; otra puede servir para sostener a los elementos no productivos de la sociedad

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(los servidores del estado, el ejrcito, etc), pero el resto sern materias primas, medios de produccin, etc, que no estarn en manos del conjunto de la sociedad, sino de las personas a las que la propiedad privada reconoce este derecho. Una parte de este producto excedente la utilizarn en mantener un nivel de vida mas alto que el de los productores, pero otra la acumularn para que el producto excedente sea mayor en el futuro. 1.2. BUENO PARA COMER SIGNIFICA BUENO PARA VENDER, INDEPENDIENTEMENTE DE SUS CAPACIDADES NUTRITIVAS

En las sociedades primitivas, la produccin estaba esencialmente basada en la satisfaccin de las necesidades de la colectividad. El trabajo no se dedicaba a producir cosas para el cambio o para el enriquecimiento convertido en un fin en si mismo. Algunos productos se intercambiaban por otros, pero esto era una cuestin accidental y el cambio no se produca mas que para una pequea parte de los bienes de los que dispona la comunidad. La primera divisin del trabajo en funcin del sexo no altero esta caracterstica de produccin para satisfacer las necesidades, no para el cambio. A partir de la divisin social del trabajo, la organizacin de la produccin en grandes unidades que trabajaban independientemente unas de otras (grandes familias patriarcales) hizo necesario el intercambio de los productos del trabajo de cada una de ellas. De esta forma, se pas a producir objetos, no para ser consumidos inmediatamente por su productor o por la comunidad de la que este forma parte, sino para ser intercambiados en el mercado por otros objetos. Esto es, se pas a la produccin de mercancas, que ha conocido su mas amplia expansin en la sociedad capitalista. Es la primera sociedad histrica en la que la mayor parte de la produccin est compuesta por mercancas. En ella, todo lo que pueda satisfacer una necesidad, o parece que la satisface, ser producido por alguien para ser vendido en el mercado. Y lo importante no ser en que grado satisface la necesidad, sino si la gente lo comprar o no. En las sociedades actuales, una parte del trabajo necesario se dedica directamente a la satisfaccin de las necesidades. Por un lado, los productos que los campesinos obtienen en sus huertas para su propio autoconsumo no han sido cultivados con el objetivo de venderlos en el mercado, sino de alimentarse, vestirse, etc ellos y sus familias. Por otro, los productos del trabajo domstico estn destinados a ser consumidos en el seno de la familia. Ambos constituyen el trabajo que se realiza fuera del mercado y su producto no se destina a la venta sino a satisfacer las necesidades de sus propios productores. El resto del trabajo social se efecta en los circuitos del mercado. Una parte ser realizado por personas que venden los productos que fabrican o los servicios que prestan y con el importe de esta venta obtienen los ingresos necesarios para comprar las cosas o pagar los servicios que necesitan para vivir. Son los trabajadores autnomos, los artesanos, los campesinos, etc. El resto ser realizado por personas que obtienen sus ingresos no de la venta de las cosas que producen, sino como pago a su trabajo. Son los asalariados. La caracterstica fundamental, tanto de los primeros como de los segundos, es que el producto del trabajo no es directamente utilizado por el que lo presta, esto es, no se dedica a satisfacer directamente las necesidades de ellos y de sus familias. Su objeto es producir cosas que se puedan vender en el mercado, es decir, producir mercancas. Una parte de la produccin de mercancas ser producto necesario, pues el trabajo domstico y el dedicado al autoconsumo de los campesinos es insuficiente para que la sociedad sobreviva. Con los ingresos que obtienen los productores por la venta de sus productos o de su fuerza de trabajo, acudirn al mercado a comprar los objetos o pagar los servicios que necesitan para sobrevivir. Pero la produccin de mercancas es mucho mayor que la que se necesita para la supervivencia de la sociedad. El resto constituye el producto excedente. 1.3. EL TRABAJO HUMANO ES LA MADRE DE TODOS LOS VALORES En las sociedades actuales, la mayor parte del trabajo social se destina a la produccin de mercancas. La mercanca es un producto del trabajo humano que no ha sido creado para ser consumido inmediatamente, sino para ser cambiado en el mercado y obtener con ello un beneficio. Por tanto, para que una mercanca encuentre un comprador, debe tener una utilidad. Esta utilidad es su valor de uso.

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Pero las mercancas no se intercambian en el mercado segn la utilidad que tienen (su valor de uso), sino segn la cantidad de trabajo que ha costado producirlas (su valor de cambio). Si una chaqueta le ha costado producirla 15 horas al sastre y unos pares de zapatos 5 horas al zapatero, el valor de cambio de la chaqueta ser 15 horas de trabajo y el de los zapatos 5 horas. La chaqueta y los zapatos tiene un valor de uso (una utilidad) y por eso alguien los quiere en el mercado. Pero la relacin de intercambio entre ambas mercancas no depende de sus valores de uso, sino de sus valores de cambio respectivos (el trabajo que ha costado producir a cada una de ellas). As, en el mercado, se intercambiar una chaqueta por 3 pares de zapatos. El valor de cambio de una mercanca est determinado por la cantidad de trabajo que cuesta producirla de forma que, en el mercado, cuando se intercambian dos de ellas, se esta intercambiando trabajo por trabajo segn la cantidad que cada una de ellas lleve incorporado. Pero se intercambia trabajo abstracto, es decir, se hace abstraccin de sus caractersticas especificas. De hecho, en el ejemplo que hemos puesto, se intercambian horas de trabajo de sastre por horas de trabajo de zapatero. De la misma forma, podramos poner otro ejemplo en el que se estaran intercambiando horas de ingeniero por horas de pen. Porque lo que el mercado hace es intercambiar lo que de comn tienen todas las mercancas: ser productos del trabajo humano en abstracto. Adems, no es el trabajo que cuesta producir cada mercanca concreta, sino el socialmente necesario para producirla. Cada mercanca especfica tiene un valor individual que estar determinado por el numero de horas de trabajo que cost producirla. Si la produccin de una chaqueta le ha costado al sastre 20 horas de trabajo, este ser el valor individual de la chaqueta. Pero este no ser su valor de cambio. Si en la sociedad existe otro sastre que la produce, digamos, en 10 horas de trabajo, sera ridculo que alguien comprara una chaqueta por 20 horas cuando la puede conseguir por menos. El valor de cambio de una mercanca ha de estar determinado por el trabajo socialmente requerido para producirla, esto es, no por el numero de horas empleadas en la produccin de un objeto concreto, sino por el numero de horas que se requieren para fabricarlo en las condiciones medias de productividad de esa sociedad en esa poca. Con el ejemplo de las chaquetas, si se producen dos y una cuesta 20 horas y otra 10, el valor de cambio de ambas seria 15 horas. El primer sastre habr derrochado trabaj social y el segundo se ver premiado por la sociedad por su eficiencia. Es importante sealar que en las sociedades capitalistas avanzadas el mecanismo es similar. Si en una sociedad se producen al ao 100.000 chaquetas mediante el empleo de 1.500.000 horas de trabajo, el valor de cambio de cada chaqueta ser de 15 horas. Los fabricantes que hayan empleado menos de 15 horas por cada chaqueta producida obtendrn en el mercado un valor de cambio superior al que les ha costado producir cada chaqueta. Los que hayan utilizado mas, habrn derrochado trabajo social pues, dados los conocimientos y la tecnologa existente, se pueden producir con menos horas de trabajo. Cuando las vendan en el mercado obtendrn a cambio productos que tendrn un numero de horas de trabajo incorporadas menor que el que les cost producir las chaquetas. As pues, el valor de cambio de una mercanca esta determinado por la cantidad de trabajo abstracto socialmente necesario para producirla. Con el trabajo humano toda sociedad produce cosas que le sirven para satisfacer sus necesidades o, simplemente, para acumular para el futuro. Todas las cosas que se producen con trabajo humano deben tener una utilidad, es decir, un valor de uso, pero no todo lo que produce una sociedad tiene un valor de cambio, es decir, es una mercanca. Ello es as porque no todo el trabajo de la sociedad se dedica a la produccin de mercancas (que tienen simultneamente valor de uso y valor de cambio). Tal es el caso del trabajo domstico, que es la produccin por la mujer en el seno de la familia de valores de uso que sin embargo no tienen un valor de cambio porque no pueden ser intercambiados.

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1.4. EL VIL METAL ES UNA MERCANCIA ESPECIAL En el epgrafe anterior, se ha visto que el valor de cambio de una mercanca no es mas que la relacin de intercambio entre esa mercanca y las dems o, dicho de otra manera, el nmero de unidades de otras mercancas que se pueden obtener en el mercado a cambio de una unidad de ella (en el ejemplo que se puso, se obtenan tres pares de zapatos por cada chaqueta). Se ha visto tambin que las relaciones de cambio entre dos mercancas dependen de las horas de trabajo socialmente necesario que cada una de ellas lleva incorporadas. Pero la humanidad, no ha procedido al trueque de unas mercancas por otras mas que en los estadios muy primitivos de su organizacin social, sino que normalmente, ha utilizado una mercanca como patrn para expresar las relaciones de intercambio de todas las dems y ser un medio con el que se cambian todas ellas. Esta mercanca que se ha utilizado como patrn es el dinero y, normalmente, la que se ha escogido para cumplir esta misin ha sido el oro. Siguiendo con el ejemplo anterior, si producir una libra de peso de oro cuesta en esa sociedad 1 hora de trabajo de un minero, en el mercado se intercambiara una chaqueta por 15 libras de oro y un par de zapatos por 3 libras. El dinero, en este caso, el oro, es una mercanca que se utiliza como unidad de cuenta, pues las relaciones de cambio de todas las mercancas se expresan como la cantidad de dinero que es equivalente a una unidad de esa mercanca. El precio es la expresin del valor de una mercanca en dinero, es la relacin de intercambio entre esa mercanca y la mercanca que se utiliza como dinero (15 libras de oro cada chaqueta, en el ejemplo). La primera funcin del dinero consiste, pues, en proporcionar a las mercancas la expresin de su valor, esto es, en ser una unidad de cuenta. Desde la aparicin del dinero ya no hace falta llevar una contabilidad explcita en trminos de horas de trabajo para realizar el intercambio de las mercancas. Pero las mercancas no se vuelven medibles por obra del dinero, sino porque tienen un valor de cambio, es decir, porque llevan incorporado un determinado numero de horas de trabajo. Adems, el precio es una denominacin dineraria del trabajo objetivado en una mercanca, pero de esto no se desprende que el precio sea necesariamente un exponente de la magnitud de su valor. El funcionamiento del mercado capitalista puede hacer que haya una divergencia entre precio y valor (una mercanca que se ponga de moda sufrir una elevacin de su precio mientras que su valor no cambia) y puede haber cosas que tengan un precio pero que no tengan valor, como ocurre con la tierra no cultivable (que no tiene valor porque no tiene ningn trabajo incorporado, pero que puede tener un precio, pues puede servir, por ejemplo, para construir un chalet en ella). La segunda funcin del dinero es ser un medio de pago generalmente aceptado. Cuando el sastre va al mercado a intercambiar su chaqueta, acepta el oro como pago de la misma, porque sabe que a el tambin se lo aceptarn cuando vaya a comprar otras mercancas. En tercer lugar, el dinero es tambin un deposito de valor, en la medida en que guardando oro se puede intercambiar por otras mercancas, que tambin tienen valor de cambio en el futuro. El sastre que va al mercado para vender una chaqueta, ya no necesita intercambiarla por 3 pares de zapatos como antes. Le bastara cambiar la chaqueta por 15 libras de oro y luego comprar un par de zapatos pagando 5 libras. En su bolsillo le quedaran las 10 libras de oro restante. Esas 10 libras son un depsito de valor (horas de trabajo) con las que puede ir al mercado en el futuro y comprar otras mercancas. En la actualidad, ya no se utiliza directamente oro en las transacciones que se hacen en el mercado. Ello es as porque el dinero se ha ido sofisticando. Cuando el oro se utiliz directamente como dinero, fue preciso fijar un peso en oro como unidad de medida. De esta forma, en un principio, el precio de las mercancas se expresaba en denominaciones dinerarias que se referan a unidades de peso (libras de oro, pesos, etc). Pero las denominaciones de las monedas se separaron gradualmente de los pesos (una libra ya no se corresponda a una libra de peso de oro). Como el patrn dinerario es puramente convencional y, por otra parte, requiere vigencia general para que todo el mundo lo acepte, a la postre se le regul por va legal. El dinero en circulacin ya no eran monedas de oro o metales preciosos, sino billetes de papel, de aceptacin obligatoria, en los que figuraba el compromiso de cambiarlos por una determinada cantidad de oro a su presentacin en la ventanilla del banco que los haba emitido. Con el tiempo, la obligatoriedad de los bancos centrales de cambiar sus billetes por oro a los residentes de su propio pas desapareci, de forma que esta vinculacin directa con el oro se ha perdido completamente. Los precios (cantidades de oro en que idealmente se transforman los valores) se expresan ahora en denominaciones dinerarias o denominaciones de cuenta. Pero, en las transacciones internacionales, la moneda de cada pas esta relacionada con el dlar a travs del tipo de cambio (que no

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es mas que el precio de cada moneda en trminos de dlares), que fija el mercado segn la abundancia o escasez de la moneda correspondiente. Dado que tambin existe una relacin entre el dlar y el oro, existe de hecho una relaciona entre la moneda de cada pas y este. El sistema monetario internacional es precisamente el mecanismo en el que se establecen estas relaciones. En un capitulo posterior, se volver a explicar su funcionamiento. De esta forma, aunque no circule materialmente, el oro esta representado por el papel moneda y, aunque quede oculto por la complejidad de la economa capitalista, indirectamente sigue siendo la mercanca en la que se expresan las relaciones de intercambio de todas las dems. La aparicin del dinero bancario (los depsitos en cuentas corrientes) complica las cosas, pero no cambia la naturaleza del dinero. Supongamos, siguiendo el ejemplo anterior, que el minero que ha producido las 15 libras de oro, en lugar de acudir al mercado a gastrselas, las deposita en un banco. Ya no las tiene fsicamente, pero su capacidad de compra sigue siendo la misma porque sabe que basta con extender un cheque para disponer de ellas. Para el minero, el depsito de valor (las horas de trabajo acumuladas que se puede gastar cuando quiera) no se han materializado en un metal, ni siquiera en un billete, sino en una cuenta corriente. Por tanto, dicha cuenta corriente es tambin dinero. Pero el banco sabe que sus clientes no acuden todos a la vez a retirar sus depsitos por lo que puede utilizar una parte de estas 15 libras para realizar un prstamo al sastre y obtener un beneficio con el inters de dicho prstamo (en esto consiste su negocio). Si, por ejemplo, le presta 10 libras, nos encontraremos que con las 15 libras de oro primitivas, en la economa habr 25 libras de dinero (15 de la cuenta corriente del minero y 10 en moneda del sastre). Con la misma cantidad de oro, la cantidad de dinero se habr multiplicado. El proceso continuar (el sastre puede acudir a otro banco o al mismo a depositar sus 10 libras procedentes del crdito), pero el aumento en la cantidad de dinero cada vez ser menor porque en cada nueva operacin el banco deber reservarse una parte del dinero que le depositan en cuentas corrientes para hacer frente a la retirada normal de depsitos. Al final del proceso, las 15 libras primitivas se habrn multiplicado y la cantidad de dinero existente en la sociedad ser muy superior. En la actualidad, en las economas capitalistas desarrolladas, la mayor parte del dinero en circulacin esta constituido por depsitos bancarios, esto es, por cuentas corrientes en los bancos. De hecho, en la vida diaria, el trabajador medio ve muy poco dinero en billetes: su nmina se abona en una cuenta corriente de un banco, que a su vez se encarga de pagar la mayora de sus recibos, etc. El solo dispone de las pequeas cantidades que necesita para sus gastos diarios. Con la aparicin de las tarjetas de crdito, con las que se puede disponer del dinero que se tenga en una cuenta corriente, los billetes en circulacin han disminuido aun mas. Pero la cantidad de dinero, en billetes y depsitos. en cuenta corriente, esta estrechamente relacionada con el volumen de papel moneda que haya puesto en circulacin el Banco Central. Esta relacin no es rgida, porque los poseedores de dinero pueden preferir no utilizarlo y mantener congelada su capacidad de compra, o no depositarlo en un banco, sino guardarlo en un cajn en su casa. De esta forma, la cantidad en que se multiplicara el dinero puesto en circulacin por el Banco Central en depsitos bancarios se alterara. Adems, los gobiernos pueden actuar sobre la multiplicacin del dinero y del crdito, actuando, por ejemplo, sobre la proporcin de cada depsito que los bancos no pueden prestar. Este es el terreno de actuacin de la poltica monetaria. La cantidad de dinero total esta relacionada tambin con los precios. Si, para una determinada produccin de mercancas, el dinero total (en billetes y en depsitos bancarios) crece, los precios debern aumentar (porque mas cantidad de dinero debe hacer frente a una misma cantidad de mercancas), es decir, se desarrollara una inflacin. Volveremos a todos estos temas en la parte tercera del presente libro pus, por el momento, basta con lo dicho anteriormente para seguir adelante.

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1.5. NOS PAGAN LO QUE VALEMOS, PERO LES DAMOS MAS A CAMBIO

En la sociedad capitalista, una parte de las necesidades de los trabajadores y sus familias se cubre con el trabajo realizado en el propio seno de la familia, esto es, con el trabajo domstico. Pero solamente con l la familia no puede obtener todo lo que necesita para vivir, por lo que necesita realizar un trabajo en el mercado a cambio de un salario con el que poder comprar las mercancas que le faltan para su subsistencia. As pues, el nivel de vida de los trabajadores y sus familias est determinado por los valores de uso que se obtienen con el trabajo domstico y por las mercancas que compra con el salario del trabajo asalariado. La familia es la institucin que se encarga de la divisin sexual del trabajo haciendo recaer normalmente el trabajo domstico sobre la mujer y el trabajo asalariado sobre el hombre. El hecho de que haya familias en las que realice el trabajo asalariado el hombre y la mujer o solamente la mujer no cambia las cosas, pues, normalmente, es sobre esta ltima sobre la que recae el peso del trabajo domstico. En la sociedad capitalista, el trabajador est obligado a vender su fuerza de trabajo (esto es, su capacidad de realizar un esfuerzo humano durante un espacio de tiempo) a cambio de un salario, pues es esta la nica mercanca que tiene y que puede vender para obtener lo necesario para comprar las que le faltan a l y a su familia para subsistir. La fuerza de trabajo es, pues, una mercanca y, al igual que el valor de cualquier otra mercanca, su valor es la cantidad de trabajo necesario para producirla y reproducirla, es decir, el valor de los medios de subsistencia que el trabajador y su familia deben comprar en el mercado para subsistir. Dichos medios de subsistencia no deben interpretarse en un sentido estricto, esto es, como los imprescindibles para que el individuo y su familia vivan y se reproduzcan, sino en un sentido amplio: incluyen tambin mercancas o servicios que si bien no son necesarios para la supervivencia, si lo son desde un punto de vista histrico sociolgico. Por eso, el salario debe ser suficiente para que en el nivel de vida de los trabajadores se incluyan valores de uso como el automvil, si el capital quiere una cierta estabilidad social y que aumente la productividad del trabajo, hay un salario indirecto determinado por la prestacin de ciertos servicios imprescindibles, como sanidad o educacin para cuya prestacin el capital debe dedicar recursos, etc. Pero la fuerza de trabajo no es una mercanca mas: es la nica que es capaz de crear valor, debido a que el valor que produce (que se mide por la duracin del trabajo), es siempre superior a su propio valor (esto es, a lo que cuesta producir los medios de su subsistencia). La diferencia entre el valor producido por la fuerza de trabajo y su propio valor es la plusvala. Sigamos con el ejemplo anterior. Habamos visto que la aparicin del dinero le haba permitido al sastre vender su chaqueta por 15 libras de oro sin necesidad de tener que cambiar por ella tres pares de zapatos. Con cinco libras de oro se haba comprado unos zapatos y se haba guardado las 10 restantes en el bolsillo. Este dinero, puede guardarlo en su casa o puede utilizarlo para producir mas chaquetas, esto es, puede utilizarlo como capital. En efecto, supongamos que las 15 horas que cuesta producir cada chaqueta se descomponen en 7 horas las necesarias para producir la tela y 8 horas las que se requieren para coserla. Supongamos que cuesta 3 horas producir las mercancas necesarias para que viva un da un trabajador y su familia. Entonces, el sastre puede acudir al mercado con sus 10 libras y gastrselas en adquirir la tela (que cuesta 7 libras) y los servicios de un trabajador (cuyo salario ser de 3 libras). Se habr gastado las 10 libras, pero al final de la jornada tendr una chaqueta que puede vender por 15 libras. Utilizando su dinero como capital, habr obtenido una plusvala de 5 libras. La plusvala es la fuente de los beneficios capitalistas y es extrada de la siguiente forma. El capitalista le paga al trabajador un salario que se corresponde con el valor de la fuerza de trabajo, esto es, con el valor de los medios de subsistencia que dicho trabajador necesita para subsistir l y su familia (en el ejemplo, 3 libras, con las que adquiere mercancas que cuesta producirlas 3 horas de trabajo). Pero, en el capitalismo, el trabajador puede ganar el valor de sus medios de subsistencia solo con unas horas del total de su jornada de trabajo (solamente con 3 de las 8 horas de jornada), debido, por ejemplo, al aumento de la productividad que se deriva de la utilizacin de maquinaria, por lo que el valor de la produccin del resto de la jornada (las 5 horas restantes) se la apropia el capitalista, en forma de plusvala. La plusvala es el excedente de horas de trabajo por encima de las que el trabajador necesita para producir sus medios de subsistencia que es apropiado por el capitalista.

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1.6. UNA PARTE PARA LAS MAQUINAS, OTRA PARA NOSOTROS Y EL RESTO PARA ELLOS

El valor de una mercanca, que se mide por el numero de horas de trabajo abstracto socialmente necesario para producirla, tiene varios componentes: a) El numero de horas de trabajo que se incorporan al valor de las mercancas con las materias primas, la utilizacin de la maquinaria, etc. En el total del valor de una mercanca hay que contar tambin las horas de trabajo que cost producir sus materias primas y las que se incorporan a travs del desgaste de las mquinas que se utilizan en su produccin. Es el capital constante (que llamaremos c). En el ejemplo que estamos utilizando, el capital constante seria las 7 horas de trabajo que cuesta la tela con la que se produce la chaqueta. b) El numero de horas de trabajo que el trabajador ha utilizado directamente en la produccin de la mercanca (como se ha dicho antes, en las condiciones medias de productividad, habilidad, etc de la sociedad en esa poca). Es el trabajo vivo que se incorpora al valor de la mercanca. En el ejemplo de la chaqueta, seria las 8 horas de trabajo que el operario utiliza para coserla. Pero el trabajo vivo tiene dos componentes: b.l) El capital variable (que vamos a llamar v), es decir, la parte de las horas de trabajo directo que es equivalente al valor de los medios de subsistencia que necesita el trabajador y su familia (las 3 horas de trabajo que tiene que pagar como salario). b.2) La plusvala (que llamaremos p), que es la parte de las horas de trabajo directo que es apropiada por el capitalista (las 5 horas restantes). Para llevar a cabo la produccin, el capitalista deber contar previamente con las materias primas y las mquinas y deber adelantar el salario a los trabajadores con los que estos compraran sus medios de subsistencia. En el ejemplo, tendr que contar previamente con las 10 libras de capital. Es por esto por lo que estos dos componentes del valor se llaman capital constante y capital variable. Al final del proceso productivo, el capitalista tiene una mercanca cuyo valor es superior al capital utilizado en su produccin (constante mas variable), justo en la plusvala. As pues, el valor de una mercanca ser, por tanto, c+v+p Las 15 horas que vale la chaqueta se descompondran en: 7 horas de capital constante mas 3 horas de variable mas 5 de plusvala. En el ejemplo anterior, el capitalista ha debido invertir un capital de 10 libras (7 en la tela y 3 en el salario), pero en la realidad, el capital deber ser mayor, pues deber contar tambin con una mquina. Un ejemplo mas realista podra ser el siguiente: Para producir una chaqueta, un capitalista necesita: a) Una mquina que le cuesta 1.000 libras, con la que puede producir 500 chaquetas antes de que se rompa totalmente. Por tanto, en cada chaqueta se incorporaran 2 libras como consecuencia del desgaste de la mquina. b) Tela, por importe de 5 libras para cada chaqueta. c) Una jornada de 8 horas de un trabajador, que le cuesta un salario de 3 libras. El valor de la chaqueta seguir siendo el mismo, pero las 7 libras de capital constante (7 horas de trabajo) se dividirn en 2 de desgaste de la mquina y 5 de tela. Si el trabajador trabaja 300 das al ao, producindose por tanto 300 chaquetas, el valor de la produccin seria el del cuadro

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VALOR DE LA PRODUCCION 2.100 900 1.500 4.500 Pero, para obtener esta produccin ha debido invertir una cantidad, que se muestra en el siguiente cuadro. VALOR DE LA INVERSION 2.500 900 3.400 de capital constante (1,000 de mquina ms 1,500 de tela) del que se han incorporado 2,100 en el valor de la produccin de capital variable de capital total equivalente a 300 chaquetas a 15 libras cada una de capital constante (600 de mquina y 1.500 de tela) de capital variable (3 libras al da por 300 das) de plusvala (5 horas al da por 300 das)

De la misma forma, el valor total de la produccin de una empresa tendr tres componentes: el valor de las materias primas y del desgaste de las mquinas utilizadas en la produccin (capital constante), el valor de la fuerza de trabajo (capital variable) y la plusvala. En la vida diaria, es comn denominar excedente a la plusvala. No hay ningn obstculo a que la llamemos as pues, de alguna forma, la plusvala no es mas que el excedente que queda despus de reponer las materias primas gastadas en la produccin y haber retribuido a la fuerza de trabajo. Pero, en general, con esta terminologa de lo que se trata es de esconder el hecho de la explotacin, por lo que es mas correcto la utilizacin del termino plusvala. 1.7. HAGAMOS LAS CUENTAS DE LA SOCIEDAD

En una sociedad en la que no existe mas actividad econmica que la produccin de mercancas, todo funcionara de la misma manera que en una empresa, pero apareceran algunas caractersticas propias derivadas del hecho de que se trata de una sociedad en su conjunto. Las principales variables, utilizando una terminologa similar a la que se usa en la contabilidad nacional convencional, y las principales relaciones contables seran las siguientes: El producto nacional bruto (PNB) sera el valor de todas las mercancas producidas por esa sociedad durante un perodo de tiempo determinado (un ao, por ejemplo) y, como ocurre con una mercanca individual o una empresa, tendra varios componentes. a) El capital constante (c), esto es, el valor que incorporan a todas las mercancas producidas las mquinas, las instalaciones industriales, etc, es decir, el consumo de capital fijo (CF) que se produce en el proceso de produccin durante el perodo, y las materias primas, etc que se utilizan en el mismo (cM) . La incorporacin de estas ultimas no crea ningn valor nuevo, pues el nico que lo hace es el trabajo vivo, por lo que, para una mercanca o una empresa, el capital constante estara formado por esos dos componentes, cF + cM . Pero una sociedad en su conjunto reproduce a lo largo del perodo las materias primas utilizadas (cM) en la produccin, y lo hace utilizando trabajo muerto (CF) y trabajo vivo (v + p) que, como se ha visto, crea nuevo valor. Por tanto, para el conjunto de la sociedad, el capital constante (trabajo muerto) que se ha incorporado al valor de la produccin es nicamente el consumo de capital fijo CF y no se deben incluir las materias primas utilizadas, pues, la parte de su valor que incorpora la maquinaria con la que se producen esta incluida en cF, y el nuevo valor creado al producirlas se incluye en el apartado siguiente.

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b) El resto sera el valor nuevo creado por la fuerza de trabajo, que vamos a denominar producto nacional neto (PNN). Estara formado por el capital variable (la parte del nuevo valor creado directamente por los trabajadores, que se les pagara en forma de salarios) y la plusvala (la parte expropiada por el conjunto de los capitalistas). El producto nacional neto generara unos ingresos a los individuos de la sociedad: salarios a los trabajadores y beneficios a los capitalistas. Su suma seria la renta nacional (RN), cuyo valor coincidira evidentemente con el valor del PNN. As, el producto nacional neto se podra obtener restndole a la produccin total el importe del capital fijo consumido, sumando el valor aadido (v + p) por todas las empresas, o sumando el total de los salarios (v) y el total de los beneficios (p). Todos estos mtodos nos daran el mismo valor. En suma, en el conjunto de la sociedad, las ecuaciones anteriores seran las siguientes: Producto nacional bruto (PNB) = consumo de capital fijo (cF) + Producto nacional neto (PNN) Producto nacional neto (PNN) = Renta nacional (RN) = salarios o capital variable (v) + beneficios o plusvala(p) Producto nacional bruto (PNB) = salarios (v) + beneficios (p) + consumo de capital fijo (CF) = salarios (v) + Excedente bruto de explotacin (EBE) La variable "excedente bruto de explotacin", normalmente utilizada por la contabilidad nacional convencional, se corresponde al hecho real de que tanto el consumo de capital fijo, como la plusvala, constituyen la parte del valor de la produccin bruta que queda a disposicin de los capitalistas, despus de haber pagado los salarios. Las dificultades para medir correctamente CF (las empresas sobrevaloran este componente, pues es deducible a la hora de calcular el impuesto sobre los beneficios) aconsejan normalmente utilizar esta forma de distribucin entre salarios y excedente bruto de explotacin mas que entre salarios y beneficios, pues siendo mas correcta en teora esta ultima (es la distribucin del valor nuevo creado entre capital variable y plusvala ), en la practica, se podra alejar considerablemente de la realidad. Finalmente, hay una ultima divisin del PNB que se refiere a la forma en se gastan los ingresos que genera. Las empresas se habrn quedado con una parte del mismo (el CF) en capital constante utilizado en la produccin. Los trabajadores habrn obtenido unos salarios con los que hacer frente sus gastos de consumo. Y los capitalistas habrn obtenido unos beneficios que podrn utilizar de varias formas posibles: una parte la consumirn improductivamente comprando mercancas de consumo (p'); otra la acumularn en forma de capital constante (mquinas, instalaciones industriales, aumento de las materias primas y productos terminados en sus almacenes, etc)(pC) y variable (empleando mas mano de obra en las nuevas instalaciones industriales)(pV), con el objetivo de aumentar el valor de la produccin y la masa de plusvala en el futuro. El conjunto de estos gastos, cuya suma es igual al PNB, se podra agrupar en dos epgrafes diferente: Gastos de consumo = Consumo de los trabajadores (v) + + consumo del nuevo empleo generado por el aumento del capital variable (pv) + consumo de los capitalistas (plusvala consumida inproductivamente) (p') Gastos de inversin = Reposicin del capital fijo consumido en la produccin (CF) + adquisicin de nuevos medios de produccin (pC) GNB = Gastos de consumo + Gastos de Inversin o Inversin Bruta (IB) = Gastos de consumo + (plusvala acumulada (pc) + Consumo de capital fijo (CF)) Para que todas las mercancas sean vendidas, esto es, para que el producto nacional bruto (PNB) sea igual al gasto nacional bruto (GNB), se requiere: a) Que la produccin de mercancas de consumo sea igual a los gastos de consumo. Esto podra no ocurrir por una inadecuada planificacin de la produccin por parte de los empresarios. Si el valor de la produccin de mercancas de consumo es menor que los ingresos que se destinaran a gastos de consumo (v + pV + p'), tenderan a subir los precios y se volvera al equilibrio de nuevo. Si es mayor, en principio

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tendern a acumularse mercancas en los almacenes. Si los precios aumentan entre el momento de la produccin y el de la venta, los ingresos distribuidos en el momento de la produccin no podrn comprar todas las mercancas de consumo producidas, por lo que apareceran mercancas sin vender. b) Que la produccin de medios de produccin sea igual a la inversin bruta (pC + CF). Si una parte de la plusvala se atesora, esto es, se acumula en forma de dinero, aparecer una parte de medios de produccin sin vender, porque una parte de los ingresos totales no se ha utilizado en demandar mas mercancas, sino en mantener poder adquisitivo en forma de dinero. Al contrario, si los capitalistas utilizan el dinero atesorado durante perodos anteriores en acumular capital constante o variable, aparecer una mayor demanda de mercancas que la produccin. En la economa de mercado, estos desequilibrios son la norma, pues es un sistema en el que las decisiones de produccin se toman individualmente, mientras que la demanda la realiza el conjunto de la sociedad. En unos perodos, la demanda es menor que la produccin, y se acumulan mercancas sin vender, lo que fuerza a los capitalistas a reducir la produccin. En otros ocurre lo contrario, y se absorben las mercancas acumuladas en los almacenes, induciendo a los empresarios a acumular mas para aumentar la produccin. Es decir, el desarrollo del modo de produccin capitalista no es lineal, sino que, a lo largo del mismo, se producen perodos de crisis y de auge que tienen por misin corregir los desajustes que lleva implcito su propio funcionamiento. 1.8. SI NO QUEREMOS PERDERNOS, APRENDAMOS ALGUNAS COSAS ELEMENTALES

Para comprender la produccin capitalista y el funcionamiento del mercado, tal y como se desarrollara en captulos posteriores, es preciso definir algunas variables fundamentales. Las mas importantes son las siguientes: a) La tasa de explotacin: La tasa de explotacin es el porcentaje que representan las horas de trabajo que expropia el capitalista respecto a las que el trabajador necesita para reproducir los medios de su subsistencia. Del total de la jornada de trabajo, el tiempo de trabajo necesario es el numero de horas diarias que el trabajador necesita para reproducir el equivalente de su salario. Si una trabajador trabaja ocho horas diarias y el conjunto de los medios de subsistencia de l y de su familia se produce en tres horas, este sera el tiempo de trabajo necesario y el capital variable. Las cinco horas restantes que trabaja gratuitamente para el capitalista es el tiempo de trabajo excedente y la plusvala que se apropia el capitalista. La tasa de explotacin, tambin llamada tasa de plusvala, sera la relacin entre p (trabajo excedente, 5 horas en el ejemplo) y v (trabajo necesario para reproducir los medios de subsistencia, 3 horas en el ejemplo). Seria, por tanto: p trabajo excedente 5 tasa de explotacin = ----- = ----------------------------- = --- = 166% V trabajo necesario 3 La tasa de explotacin se medira de la misma forma para una empresa (en el ejemplo de las 300 chaquetas sera 1.500 dividido por 900, es decir, tambin el 166%), una rama industrial o un pas. Sera el porcentaje que representa la plusvala que obtiene la empresa, la rama industrial o el pas, respecto al valor de las mercancas necesarias para la subsistencia de sus trabajadores.

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b) La composicin orgnica del capital: Como se ha dicho mas arriba, los capitalistas deben invertir en materias primas y mquinas (capital constante) y en salarios adelantados a los trabajadores (capital variable). La composicin orgnica del capital es la proporcin que existe entre los dos componentes del capital: el constante, c, y el variable, v. Por ejemplo, en el caso del sastre que emplea 7 de capital constante y 3 de capital variable, la composicin orgnica del capital seria 7/3, o 70%/30%. En el caso del capitalista que produce 300 chaquetas, sera 2.500/900, es decir, 73,5%/26,5%. Si dos capitalista tienen un capital total de 100, pero en el primero de ellos 70 es capital constante y 30 es capital variable y en el segundo 60 es capital constante y 40 capital variable, la composicin orgnica del primero ser 70/30, mayor que la del segundo que ser 60/40. La composicin orgnica del capital puede medirse por tanto por la relacin c/v. As pues, entre dos capitales totales iguales, el que tiene una composicin orgnica mayor utiliza mas capital constante respecto al variable. La composicin orgnica del capital es una variable fundamental, porque el aumento de la productividad del trabajo va ligado a que los trabajadores dispongan de mas mquinas, esto es, que su produccin se lleve a cabo con mas capital constantes. Normalmente, entre dos capitalistas que fabriquen la misma mercanca, los trabajadores empleados por el que disponga de una composicin orgnica del capital mas alta tendrn una productividad mayor y, como se ver en el capitulo 3, este capitalista tendr una posibilidad mayor de obtener unos beneficios mas altos. c) La tasa de beneficio: La relacin que les interesa a los capitalistas no es la tasa de explotacin, esto es, el porcentaje que representa la plusvala de una parte del capital (el variable), sino la tasa de beneficio, es decir, el porcentaje que representa la plusvala del capital total invertido (constante mas variable). Dicha relacin es: r = p plusvala / c + v capital total En el ejemplo del sastre, la tasa de beneficio sera del 50% (5 de plusvala partido por 10 de capital, 7 de constante y 3 de variable) y en el del capitalista que produce 300 chaquetas el 44,1% (1.500 de plusvala total divido por 3.400 de capital total). La relacin que existe entre la tasa de explotacin, la tasa de beneficio y la composicin orgnica del capital se pone de manifiesto dividiendo el numerador y denominador de la tasa de beneficio por v: (p/v) tasa de explotacin r = ------------ = -------------------------------------------------------------- (c/v) + 1 composicin orgnica del capital mas uno Por tanto, la tasa de beneficio ser siempre menor que la tasa de explotacin, pues es igual a esta ultima dividida por una cantidad que es mayor que la unidad. Se puede aumentar la tasa de beneficio aumentando la tasa de explotacin (esto es, extrayndo mas plusvala a los trabajadores) o disminuyendo la composicin orgnica del capital. Como se vera mas adelante, la tasa de beneficio es una de las variables clave de la economa capitalista, porque de ella depende el ritmo al que se desarrolle la acumulacin de capital.

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2. LAS COSAS VALEN LO QUE SE ESTA DISPUESTO A PAGAR POR ELLAS (LA TEORIA DE LOS PRECIOS Y DE LA DISTRIBUCION DE LA RENTA)

En el captulo anterior, se expuso que el valor de las mercancas est determinado por la cantidad de esfuerzo humano que cuesta producirlas. El valor de uso no juega un papel fundamental en la determinacin de los precios aunque, por supuesto, puede tener alguna influencia en que estos se separen de los valores. Esta teora se denomina del valor trabajo y fue desarrollada por Marx y por los economistas de la llamada Escuela Clsica anteriores a l. Desde el ultimo tercio del siglo pasado, la economa convencional dominante ha sustituido la teora clsica del valor trabajo por una teora de los precios que vincula estrechamente los conceptos de valor de cambio y valor de uso que, en su caso, pasa a denominarse utilidad. El punto de partida de la misma ya no son las mercancas, que pasan a denominarse bienes, sino el comportamiento del individuo racional que, si es consumidor, busca la mxima satisfaccin de sus necesidades y, si es productor, el mximo beneficio. En consecuencia, la medida del valor de las cosas no es el esfuerzo humano que ha costado producirlas, sino lo que la gente est dispuesta a pagar para adquirirlas. 2.1. LA TEORIA ECONOMICA DOMINANTE ES LA DE LA CLASE DOMINANTE

Desde su nacimiento como ciencia, hasta la aparicin de la obra de Marx, la economa se mantuvo relativamente unida, aunque las posiciones de los diferentes autores sobre el funcionamiento de la sociedad fueron relativamente dispares. Fue el perodo de la Economa Poltica Clsica, que se desarroll, mas o menos, durante los dos primeros tercios del siglo pasado. Desde Marx hasta la actualidad, se encuentra divida en dos campos fundamentales: la economa marxista y la teora econmica convencional. Esto no excluye, como se ver, la existencia de corrientes que no pueden vincularse directamente a una o a otra. a) La Economa Poltica Clsica Como todas las ciencias, pero quizs mas que ninguna otra, la economa no es independiente del contexto social en que se mueve. Surgi como ciencia al final del siglo XVIII, esto es, al mismo tiempo que lo hizo lo que trataba de explicar: la economa capitalista; tiene por objeto fundamental la comprensin del funcionamiento de la principal institucin de ese sistema: el mercado, y la constante bsica de sus protagonistas ha sido su vinculacin a una clase: la burguesa. En consecuencia, aunque pueden encontrarse muchas y muy honrosas excepciones, no es exagerado decir que la ciencia econmica ha tenido un marcado carcter clasista desde su inicio. Marx considero a sir William Petty (1623-1687), un personaje que vivi en la Inglaterra del siglo XVII, como el primer economista clsico de la historia. Sus preocupaciones versaron sobre la naturaleza del proceso econmico y el anlisis de los mecanismos que llevan a la apropiacin del excedente por parte de la clase dominante. Como es lgico, su vinculacin con la economa no fue desinteresada, pues sus estudios sobre la tierra en Irlanda le permitieron convertirse en uno de los mayores terratenientes del pas. Pero la economa convencional acostumbra a situar el nacimiento de la ciencia econmica en 1776, el mismo ao que el de la revolucin americana, con la publicacin en Inglaterra de Investigacin sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones de Adam Smith , que dio lugar a lo que luego se ha conocido como Economa Poltica Clsica. La Economa Poltica Clsica surgi como un producto de las necesidades de la burguesa naciente en su lucha contra la sociedad feudal establecida. Hasta finales del siglo XVIII, los pocos autores que se haban preocupado del funcionamiento econmico de la sociedad haban abordado el problema desde un punto de vista bsicamente tico (como se debera distribuir el producto social entre las diferentes clases sociales, etc). A este respecto, no es una casualidad que Adam Smith (1723-1790), el primero de los economistas clsicos, fuera un profesor de moral. Pero en un perodo de capitalismo emergente, el problema ya no era tanto justificar la apropiacin del producto excedente por parte de los terratenientes, sino comprender como se formaba, particularmente la parte que le corresponde a la nueva clase dominante: la burguesa. En consecuencia, los economistas clsicos, entre los que adems de Adam Smith cabe citar a David Ricardo (1772-1823) y John Stuart Mill (1723-1790), entre otros, se preocuparon de analizar el funcionamiento del capitalismo tal y como era. Los temas que centraron su atencin fueron:

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la formacin de los precios de las mercancas, la distribucin del producto entre los trabajadores (salarios), los capitalistas (beneficios) y los propietarios de tierra (renta de la tierra) y la evolucin econmica de la sociedad a lo largo del tiempo. La base de sus esquemas de anlisis fue la teora del valor trabajo, aunque la forma y el papel de esta teora fuera muy diferente en cada uno de los autores. Para edificar su esquema analtico del capitalismo, Marx tuvo que utilizar la economa Poltica Clsica como un elemento fundamental del mismo. Pero en sus manos, adquiri una dimensin diferente, pues sus anlisis ya no se correspondieron a las necesidades de la nueva clase dominante en su lucha contra la sociedad feudal, como haba ocurrido con la mayora de los economistas clsicos, sino a las de la clase obrera en su lucha contra la explotacin capitalista. Por eso, desde un principio, el marxismo cont con una frrea oposicin de los economistas burgueses. Desde el ultimo tercio del siglo pasado, el pensamiento econmico se ha dividido en dos campos: la economa marxista y la teora econmica convencional. b) El nacimiento y desarrollo de la teora econmica convencional El nacimiento de la teora econmica convencional moderna se produjo alrededor de 1870, paralelamente a la aparicin de la clase obrera como movimiento de masas potente, con el resurgimiento del movimiento obrero ingls despus de la derrota del cartismo, la Comuna de Pars (1871), etc. En esos aos, se publicaron las principales obras de los que se consideran fundadores de la escuela neoclsica: W.S.Jevons (1835-1882) en Inglaterra, K.Menger (1840-1921) en Austria y L.Walras (1834-1910) en Lausana. Sus postulados fundamentales han dominado la economa convencional desde entonces. Despus de la Comuna de Pars, el miedo que suscito la obra de Marx hizo que la teora econmica alejara la atencin de los antagonismos entre las clases sociales, por lo que la economa neoclsica, pretendidamente neutral y cientfica por excelencia, encontr una buena acogida. Su objetivo fundamental fue la explicacin de la formacin de los precios en un mercado perfecto en el que la piedra angular del anlisis es el individuo libre, y no ningn conflicto entre clases antagnicas. Para los autores neoclsicos, la teora del valor trabajo era pura metafsica y, por tanto, intil cuando no perniciosa para analizar el funcionamiento de una economa y, en consecuencia, la abandonaron para sustituirla por una teora subjetiva del valor, cuyos elementos fundamentales se tratarn en los epgrafes siguientes. En la medida en que desaparecan las clases sociales, en que capital y trabajo se ponan al mismo nivel como factores de la produccin y en que mitificaban el mercado capitalista hasta el punto de describirlo como un mecanismo perfecto, la teora econmica neoclsica paso de criticar el sistema capitalista a justificarlo. Algunos economistas neoclsicos no ocultaron sus simpatas por el socialismo (Walras, por ejemplo) o, incluso, estuvieron ligados al movimiento obrero (Wicksell (1851-1926), un economista sueco, anterior a la aparicin de la clase obrera en ese pas). Pero fueron personajes contradictorios, ligados a la pequea burguesa, en general, y sus anlisis no se separaron sustancialmente de lo que era la corriente dominante. La mayora, como no poda menos de ocurrir, nunca estuvo relacionada con el movimiento obrero, sino que, por el contrario, sus principales protagonistas estuvieron siempre ligados a los intereses de la burguesa o de la aristocracia aburguesada, se opusieron abiertamente a los trabajadores y fueron acrrimos crticos de Marx. Entre los fundadores, Jevons, por ejemplo, miembro de una familia burguesa arruinada, fue inspector de la casa de la moneda austriaca y atac virulentamente a los sindicatos. Entre los continuadores, Pareto (1848-1923) fue durante mas de 20 aos director de una compaa italiana de ferrocarriles, Bohn-Bawer (1851-1914), el gran critico de Marx del siglo XIX, fue ministro de hacienda del imperio austro-hngaro, y Marshall (1842-1924), el que mas contribuy a la extensin de la teora econmica neoclsica moderna, critic las huelgas obreras en demanda de la jornada de ocho horas con gran odio de clase. La teora econmica neoclsica fue la corriente dominante hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial. Fue en este perodo de 1870 a 1914 cuando se desarrollaron sus mas importantes contribuciones, fundamentalmente de la mano de A. Marshall. Los aos de crisis que precedieron a la Segunda Guerra Mundial hicieron que la economa neoclsica entrara tambin en crisis. En 1936, J.M. Keynes, un economista ingls de clara extraccin burguesa, que se enriqueci aplicando sus conocimientos a la bolsa, public la Teora general de la ocupacin, el inters y el dinero, un libro que rompa con las concepciones estrechas que se haban mantenido hasta entonces y que sintonizaba mas con las necesidades del capital para salir de la crisis en que se encontraba sumergido. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis actual, la teora econmica convencional tuvo una fuerte raz keynesiana, lo que implicaba una poltica econmica diferente a la neoclsica y una concepcin tambin distinta del papel del Estado en la economa. Pero su base terica sigui siendo la misma que la de los neoclsicos y, como

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algunos autores mostraron mas tarde, desde el punto de vista metodolgico y cientfico no supona una ruptura tan grande con los neoclsicos como pareci al principio. En la actualidad, la teora econmica convencional esta edificada sobre los cimientos que construyeron los economistas neoclsicos. Las teoras dominantes sobre la formacin de los precios, la distribucin de la renta, la demanda de dinero, los ciclos econmicos, etc, en suma, sobre el funcionamiento de la economa, estn basadas en sus principios fundamentales. Se imparte en la mayora de las universidades de los pases industriales, en las que se presenta como la elaboracin cientfica por excelencia. En ella creen, de una u otra forma, la inmensa mayora de los economistas no marxistas de todo el mundo, aunque es muy probable que, dado su carcter dominante, gran parte de ellos no sepa siquiera que son neoclsicos, o nuevos clsicos, como se denominan actualmente en la literatura anglosajona, en un alarde de petulancia. En sus principios mas puros, es la teora que anima el neoliberalismo que se ha extendido con la actual crisis econmica pero, con algunas matizaciones, es tambin la base terica de todos aquellos que proponen una salida de la crisis que no cuestiona la economa capitalista de mercado. c) Las corrientes criticas actuales El enorme desarrollo que ha experimentado la teora econmica desde el final de la Segunda Guerra Mundial ha hecho que aparezcan corrientes criticas que no comparten, de una u otra forma, las posiciones fundamentales de la corriente dominante. En primer lugar, no todos los economistas de formacin neoclsica pueden considerarse ajenos al movimiento obrero y a los intereses de los trabajadores. El gran desarrollo cientfico de la Economa ha terminado dejando muy lejos a los principios bsicos y, as, una parte minoritaria, pero significativa y sobre todo respetable, ha llegado a conclusiones que objetiva y subjetivamente les colocan en las filas de los trabajadores. Esto ha sido particularmente cierto por lo que se refiere a algunos de los que han continuado con la tradicin keynesiana. Con ellos, los economistas marxistas tienen serios desacuerdos en los principios fundamentales. Pero estn vinculados al movimiento obrero y, en lo que se refiere a sus propuestas para hacer frente a la crisis actual las diferencias no son abismales. En segundo lugar, una parte de los economistas no marxistas han vuelto sus ojos a la Escuela Clsica. Durante la fase de expansin del capitalismo tardo, en los 25 aos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, una serie de autores, en general de tradicin keynesiana, comenzaron a preguntarse por lo que ocurrira con la economa a largo plazo, una pregunta que nunca se haban hecho los neoclsicos. Y la respuesta les llevo a cuestionar la teora subjetiva del valor. En 1961, Piero Sraffa, un economista que en su juventud haba sido amigo de Gransci y que era el que sacaba sus escritos de la crcel, public un libro ("Produccin de mercancas por medio de mercancas: preludio a una critica de la teora econmica") que teniendo las dimensiones de un folleto infringi un golpe de muerte, desde el punto de vista terico, a la teora marginalista del valor, al tiempo que lanzaba a la economa hacia los derroteros de la Economa Poltica Clsica. En los aos sesenta, se desarroll un gran debate en el mundo acadmico, que se sald con la derrota de los neoclsicos en el terreno terico. Pero esto no signific que dejaran de tener influencia en la poltica econmica de los gobiernos. Con la crisis econmica, los principios neoclsicos han vuelto a resurgir de nuevo con gran fuerza en el mundo acadmico y se encuentran detrs de la ofensiva ideolgica ultraliberal que se est desarrollando actualmente, de forma que las criticas concluyentes de los aos anteriores parecen haberse olvidado. Pero ha quedado una escuela de economistas que se reclama de los principios de los clsicos frente a los neoclsicos. Sus anlisis les han llevado a ser crticos tambin con Marx (en particular con aspectos fundamentales de la teora del valor trabajo) y se reclaman del anlisis de David Ricardo, enriquecido con las modernas tcnicas de anlisis econmicos, pero han vuelto a adoptar un anlisis de clase de la economa de mercado y se encuentran indiscutiblemente en las filas del movimiento obrero. Finalmente, en contra de las apariencias, el desarrollo de la economa marxista, no vinculada en un principio al movimiento obrero militante, ha sido espectacular, particularmente en las universidades anglosajonas. Algunos, como un producto de su evolucin desde la critica ricardiana a la economa neoclsica. Otros, ante los problemas que ha puesto sobre el tapete la crisis econmica. Pero la realidad es que, en la actualidad, la economa marxista goza de una gran pluralidad y, en consecuencia, se ha visto enormemente enriquecida.

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El resultado es que entre la economa marxista y la teora econmica convencional no hay un terreno de nadie, por lo que hoy mas que nunca hay que huir de todo esquematismo. Pero la teora econmica de raz neoclsica sigue siendo la dominante. Sus principios fundamentales, en sntesis, son los siguientes. 2.2. NO SE PRODUCEN MERCANCIAS, SINO "BIENES"

La teora del valor trabajo parte del anlisis de la mercanca, porque la principal caracterstica de la economa de mercado es la produccin para la venta. Las mercancas deben servir para satisfacer alguna necesidad para que alguien las adquiera, pero en el anlisis, esto ocupa un lugar secundario. Para la economa convencional, el principal objetivo de la economa de mercado no es la obtencin de un beneficio, sino la satisfaccin de las necesidades, aunque alguien debe obtener algn beneficio para que la produccin tenga lugar. Es decir, invierte los trminos y, en consecuencia, mitifica la economa de mercado, ocultando su caracterstica fundamental: el mvil de la produccin no es la satisfaccin de las necesidades, sino obtener un beneficio. Dicha mitificacin comienza por el abandono del concepto de mercancas, que es sustituido por el aparentemente mas neutro de bien econmico. La mercanca es un producto tpico del capitalismo, el bien es un concepto aplicable a cualquier sociedad, ya sea precapitalista, capitalista o socialista. Un bien es toda cosa apta para satisfacer una necesidad humana y que est disponible para tal funcin, independientemente del carcter de la sociedad en que se de. Es un concepto objetivo y ahistrico que debe cumplir tres condiciones. En primer lugar, debe existir una necesidad que sea susceptible de ser satisfecha por l. No todas las cosas son bienes: la vacuna de la viruela, por ejemplo, no lo es, porque esta enfermedad ha sido ya erradicada. Desde este punto de vista, son bienes tanto el autoconsumo de los campesinos o el trabajo domstico, que no son mercancas, como las lechugas que se compran en el mercado o las camisas planchadas que se recogen en la tintorera, que si lo son. En segundo lugar, los bienes deben tener una aptitud tcnica para satisfacer las necesidades a las que se dirigen. Un alimento pasado o una casa en ruinas no son bienes, porque el primero no sirve para la alimentacin y la segunda no se puede utilizar como vivienda. La tierra balda tampoco sera un bien, pues no satisface ninguna necesidad, aunque forzando las cosas, si lo es para el especulador que trafica con ella. Finalmente, los bienes lo son en relacin con el factor humano, de forma que el que satisface una necesidad con ellos debe conocer como utilizarlos. Por ejemplo, un ordenador personal no es un bien para un indio del Amazonas, porque no le satisface ninguna necesidad y no sabra operar con el. La necesidad y el conocimiento de como satisfacerla preceden al bien, ocultando el hecho de que muchas mercancas, por el solo hecho de ser producidas, crean la necesidad y la aptitud tcnica para utilizarlas. Pero no todos los bienes deben ser objeto del anlisis econmico. Los bienes libres, como el aire, que satisface la necesidad de respirar, existen en la cantidad suficiente como para que todo el mundo pueda disponer de ellos sin tasa. La economa solo se debe ocupar de los bienes econmicos, que son aquellos cuya cantidad es insuficiente para satisfacer las necesidades de todos los individuos que los necesitan, es decir, que son escasos. Un bien puede ser libre para unos y econmico para otros. El agua, por ejemplo, es un bien libre para los indios del Amazonas, pero es un bien econmico para los habitantes del desierto. Los bienes econmicos pueden ser de dos tipos. Los bienes directos son los que proporcionan directamente la satisfaccin de una necesidad. Todos los bienes de consumo estaran comprendidos en esta categora. Los bienes indirectos son los que sirven para producir bienes directos, es decir, son todos aquellos que no satisfaciendo directamente una necesidad, sirven para producir otros que si lo hacen. Entre ellos estaran comprendidos todos los medios de produccin

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2.3. TODOS SOMOS IGUALES

Para la teora econmica convencional, la investigacin debe proceder de una manera anloga a la de las ciencias naturales pues, aunque los acontecimientos econmicos no pueden ser estudiados bajo condiciones experimentales controladas, es posible simularlos con modelos abstractos que constituyen una aproximacin cientfica a la realidad. En consecuencia, para la teora convencional, la economa se libera del tiempo histrico y se aparta de las leyes de la historia. La bsqueda de las leyes histricas que mueven la sociedad, caracterstica de la Economa Poltica Clsica y del marxismo, es reemplazada por el anlisis abstracto de los procesos que mueven el mercado, como si se tratase de un fenmeno fsico y no social. La primera consecuencia de este mtodo es la no consideracin de la existencia de clases sociales y su sustitucin por un abstracto individuo racional. En la sociedad, puede haber capitalistas (individuos que compran fuerza de trabajo y medios de produccin y venden mercancas) y trabajadores (personas que venden su fuerza de trabajo y con lo que obtienen por ello compran mercancas de consumo), pero todos ellos tienen un comportamiento que, en lo fundamental, es el mismo. Con respecto a los bienes de consumo, el individuo racional buscara la mxima satisfaccin de sus necesidades y da igual que sus ingresos provengan de los beneficios o de salarios, pues su origen no afectar en nada sustancial a su comportamiento. Dados sus ingresos y el conocimiento de los precios de los bienes que satisfacen sus necesidades, se los gastarn de forma que la satisfaccin que obtienen sea la mayor posible. Es verdad que los capitalistas tienen mas ingresos que los trabajadores, pero esto no cambia las cosas: solo significa que pueden satisfacer mas necesidades porque sus ingresos son mayores, pero no que su comportamiento sea distinto. La diferencia fundamental no reside en el origen de los ingresos, sino en que los diferentes individuos los tienen diferentes. Algunas de estas desigualdades pueden estar justificadas, pues, por ejemplo, la sociedad debe premiar a todos aquellos que tienen mas iniciativas, como los empresarios, o que estn mas cualificados, como las capas superiores de la clase obrera. Otras pueden ser injustas, pero se deben a que el mercado funciona mal, pues cuando lo hace bien, la libre competencia tiende a eliminarlas. Pero el hecho es que el anlisis cientfico debe partir del comportamiento de este individuo racional medio y no de que el mismo sea capitalista o proletario. Con respecto a su relacin con la actividad productiva, las cosas son similares: en lo sustancial, nada diferencia el comportamiento de un trabajador y un capitalista, salvo en que ambos tienen diferentes posiciones en el mercado. La teora del valor trabajo parte del hecho de que es este el nico que le da valor a los bienes, pero esto no es correcto. En la realidad, la produccin se realiza porque a la misma contribuyen varios factores de la produccin. Contribuye el trabajo aportando el esfuerzo humano y obtiene un precio por ello: el salario. Contribuye la tierra aportando sus productos, ya sean los de la agricultura o las materias primas con las que se realiza la produccin, y obtiene un precio: la renta de la tierra. Y contribuye el capital, facilitando los medios de produccin con los que el trabajo transforma las materias primas, convirtindolas en bienes que sirven para satisfacer necesidades. Sus poseedores, que supieron abstenerse de su consumo, acumulando para que la sociedad produjera mas en el futuro, obtienen una recompensa por la espera. El empresario es una figura insustituible en la economa de mercado, pues es el que articula la conexin entre todos estos factores de la produccin. En efecto, su papel consiste en comprar factores productivos (los servicios del trabajo, la tierra y el capital), hacer que sea posible la produccin de bienes que satisfacen las necesidades y venderlos en el mercado. Es normal que una actividad tan importante sea premiada con un beneficio. Pero el comportamiento de los propietarios de los factores de la produccin (trabajadores que poseen fuerza de trabajo o individuos que poseen materias primas o capital) no es diferente. De la misma forma que como consumidores todos ellos trataban de conseguir la mxima satisfaccin de sus necesidades, dados sus ingresos, como productores todos ellos tratarn de obtener los mximos ingresos, dada su aportacin a la produccin. Es verdad que el comportamiento de cada uno de los factores de la produccin tendr caractersticas propias, pero esto no se deber a que el comportamiento de los individuos que los poseen sea diferente (todos buscarn el mximo de ingresos), sino a que son diferentes "factores de la produccin". Lo operativo es la distincin de los servicios, no la de los poseedores de los mismos. Para la teora econmica convencional, la distincin entre diferentes clases sociales solo pueden complicar las cosas intilmente.

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2.4 LAS COSAS VALEN MAS CUANTO MAS UTILES SON

Para la teora del valor trabajo el valor de uso juega un papel muy limitado, porque no influye sobre el valor de cambio. En un contexto de escasez, el valor de una mercanca esta determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario que lleva incorporado y el cambio en los gustos de los individuos no influye sobre el mismo. Para la teora econmica convencional, el valor de un bien no es una cualidad intrnseca de las cosas y el trabajo no es el que les da valor. El valor de un bien se basa en la importancia que tiene para el individuo, de forma que si una necesidad desaparece, desaparece el valor de los bienes que la satisfacan. El valor de uso, que en su caso se llama utilidad, juega un papel crucial en la determinacin del valor, pues es el elemento fundamental que determina la funcin de demanda de cada bien. Su funcionamiento es el siguiente La utilidad de un bien es la aptitud que tiene para satisfacer una necesidad. La utilidad del agua es que calma la sed. Pero toda necesidad pierde intensidad a medida que se satisface. Supongamos un nafrago que es recogido por un barco. El primer vaso de agua le proporcionar una gran utilidad, pues satisfar una necesidad muy apremiante, pero la del segundo ser menor y si sigue bebiendo llegar un momento que puede transformarse en un suplicio, es decir, en que no le produzca ninguna utilidad, sino todo lo contrario, desutilidad. La utilidad que le aade cada vaso de agua, esto es, la utilidad adicional que le proporciona cada uno de ellos, es la utilidad marginal. Si bebe tres vasos de agua, la utilidad marginal del agua ser la que le proporciona el tercer vaso, si bebe cinco, ser la que le proporciona el quinto. La utilidad marginal del primer vaso ser mayor que la del segundo y esta que la del tercero, y as sucesivamente. Es decir, la utilidad marginal es decreciente conforme se satisface una necesidad. No ocurre lo mismo con todas las necesidades (para un drogadicto, cada nueva dosis le proporcionar una utilidad mayor, puesto que crea hbito), pero el consumidor racional se comportar de esta forma para la mayora de los bienes. La utilidad de un bien ser muy diferente de unos individuos a otros. Es posible, adems, que no se pueda medir directamente. Pero el comportamiento de la mayora de los individuos con respecto a la mayora de los bienes ser tal y como se ha descrito antes. El hecho de que existan bienes, como la droga, que tengan una utilidad marginal creciente, tampoco plantea ningn problema, pues basta con estudiarlos especificamente con el mismo mtodo, pero considerando sus caractersticas peculiares. El valor de uso, la utilidad en la terminologa de la teora econmica, tiene una importancia crucial, pues puede explicar las variaciones de la demanda de los distintos bienes. El hecho de que la utilidad marginal sea decreciente juega un papel clave en la demanda de cada bien. Volvamos al ejemplo de las chaquetas del capitulo anterior. Para un individuo que sea racional, la utilidad que le proporciona la primera chaqueta que pueda comprar en el mercado ser mucho mayor que la de la segunda (pues ahora ya tiene una y tiene menos necesidad de ella), esta, a su vez, mayor que la de la tercera, y as sucesivamente. Por tanto, el consumidor racional estar dispuesto a pagar menos por la segunda que por la primera, por la tercera que por la segunda, y as sucesivamente. Como ocurriera con la utilidad marginal, la demanda de chaquetas de este individuo ser decreciente, y habr que bajar el precio de las chaquetas para inducirlo a comprar mas. Sumando los comportamientos de todos los consumidores se tendr la funcin de demanda de chaquetas del conjunto de la sociedad, que nos dir que cantidad se demanda a cada precio, segn el criterio de que cuando baja el precio aumenta la cantidad demandada y viceversa. Un ejemplo de demanda podra ser el siguiente:

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DEMANDA DE CHAQUETAS precio de la cantidad demandada chaqueta (libras) a cada precio (unidades) 25 20 15 10 La explicacin seria que cuando baja el precio hay mas gente dispuesta a comprar chaquetas, porque no la tenan y ahora ya pueden, o porque teniendo otra, al nuevo precio les merece la pena tener dos. Dicha funcin de demanda, como se denomina, se podra representar como se ha hecho en el Grfico 2.1. A partir de aqu, utilidad y escasez son dos conceptos absolutamente inseparables. A corto plazo, si las fabricas existentes en la sociedad no pueden producir mas que 6.000 chaquetas, el precio de cada una de ellas ser de 20 libras. Pero, conforme mas abundantes sean las chaquetas, menor ser su precio, puesto que cada una de ellas satisfar necesidades menos intensas y la gente estar dispuesta a pagar menos para adquirirlas. Inversamente, si por alguna razn las chaquetas escasean, porque su produccin se reduce a 5.000, su precio subir hasta 25 libras. Por tanto, el valor de las chaquetas no depende de la cantidad de trabajo que haya costado producirlas, sino de la utilidad, esto es, del valor de uso, que las mismas tienen para los individuos, y de su escasez. El precio de un bien no es mas que un indicador de su escasez en relacin con las necesidades que satisface. En un sistema real, los consumidores tienen que escoger entre mas de un bien. No todas las necesidades tienen la misma importancia: la alimentacin es mas importante que las chaquetas, estas a su vez que ir al cine, y as sucesivamente. El consumidor no podr satisfacer todas sus necesidades, dado que su renta es limitada. Comenzar por satisfacer la necesidad mas apremiante, que es la alimentacin. Pero una vez que se haya quitado algo de hambre, comer un poco mas le dar menos satisfaccin que comprarse una chaqueta, por lo que se comprar esta. Despus ir al cine y, a partir de aqu, tendr que decidir si cada nueva porcin de renta se la gasta en comer mas, comprarse una nueva chaqueta o ir otra vez al cine. Al final, si es un consumidor racional, habr distribuido su consumo entre los diferentes bienes de forma que la satisfaccin que le produce gastarse su ultima porcin de renta en cada uno de ellos, sea idntica. Pero, para cada uno de los tres bienes, las funciones de demanda sern como se ha descrito antes. 2.5. EL PRECIO Y EL VALOR ES LO MISMO 5,000 6,000 7,000 8,000

La demanda de un bien solo explica una parte de la formacin del precio. La otra cuchilla de las tijeras es la oferta, que funciona de forma anloga a la demanda. Para aumentar la cantidad ofrecida de una mercanca se necesitar no solo mas esfuerzo humano, sino tambin mas materias primas y mas maquinaria. El trabajo ya no es el nico factor de la produccin sino que hay otros dos: la tierra (que simboliza los recursos naturales, las materias primas, etc) y el capital (que se identifica con las mquinas, las plantas industriales, etc). De esta forma, queda eliminada la primaca del trabajo en la produccin. En la economa funciona lo que se denomina ley de los rendimientos decrecientes, que consiste en lo siguiente. Si se supone fija la cantidad de uno de los factores de la produccin (el capital, por ejemplo), cuando se aumenta la de cualquier otro (el trabajo por ejemplo), cada una de las unidades produce un rendimiento (aumenta la produccin) inferior al de las anteriores. De la misma forma que la utilidad de la ltima unidad consumida de un bien era su utilidad marginal, el aumento que genera la ltima unidad empleada de un factor es su productividad marginal. La explicacin es la siguiente. A corto plazo, los empresarios no pueden aumentar el capital de que disponen (las mquinas), por lo que solamente podrn aumentar la produccin utilizando mas intensamente los otros dos factores de la

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produccin. Entonces, las mquinas se desgastarn mas rpidamente debido a su uso intensivo, la productividad de los nuevos trabajadores cada vez ser menor, porque las mismas mquinas son utilizadas por mas obreros, etc. Los productores, al ofrecer sus servicios, sufren una desutilidad que es creciente, es decir, cada nuevo producto ofrecido en el mercado comporta un sacrificio mayor, no solo en trminos de trabajo, sino de cualquier recurso productivo. Por tanto, la produccin lleva consigo costes y sacrificios que aumentan conforme crece la cantidad ofrecida. Las empresas solo pueden ofrecer mayores cantidades de servicios productivos (tierra, trabajo y capital) a costes crecientes, por lo que solo aumentarn la oferta de sus productos cuando los precios suban suficientemente. De la misma forma que hay que bajar el precio de un bien para inducir a los consumidores a comprar mas, habr que subirlo para inducir a los empresarios a que produzcan mayor cantidad del mismo. Retomemos el ejemplo del capitulo anterior relativo al empresario productor de chaquetas. Como se recordar, con una mquina y un trabajador produca 300 chaquetas al ao y los costes de cada chaqueta eran los siguientes: COSTE UNITARIO DE UNA CHAQUETA Desgaste de mquina Tela Salarios Coste de la chaqueta Beneficios Precio de la chaqueta Si desea aumentar la produccin a 500 unidades, por ejemplo, deber contratar a otro obrero cuya productividad ser menor, porque no ha aumentado el numero de mquinas. El resultado ser que deber pagar un nuevo salario, pero esta vez, en vez de producir 300 chaquetas al ao, el nuevo trabajador solo producir 200, por ejemplo. El coste de salarios de cada chaqueta habr aumentado, porque antes con un salario se producan 300 chaquetas y ahora con 2 salarios se producen 500. De la misma forma, el uso intensivo de la mquina har que se desgaste antes, con lo que tambin los costes aumentaran por esta va. Las chaquetas ya no le saldrn a 15 libras sino, por ejemplo, a 20 y el empresario no estar dispuesto a aumentar la produccin si el precio no es este. Sumando los comportamientos de todos los empresarios productores de chaquetas se obtendra la funcin de oferta de chaquetas en el mercado. Este podra ser la siguiente: OFERTA DE CHAQUETAS precio de la cantidad ofrecida chaqueta (libras) a cada precio (unidades) 15 20 25 30 5,000 6,000 7,000 8,000 2 5 3 10 5 15

Para el conjunto de los capitalistas que producen chaquetas, la curva de oferta seria como la que se ha representado en el Grfico 2.1.

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El mercado consigue poner de acuerdo a los inters de demandantes y oferentes fijando un precio de equilibrio, que deja a todos satisfechos, al que se corresponde una cantidad demandada por los consumidores que es idntica a la ofrecida por los productores. Un precio superior a este hara que las empresas estuvieran dispuestas a ofrecer mas bienes que los que los consumidores estn dispuestos a adquirir. Esto llevara a las empresas a reducir el precio hasta que se diera salida a toda su produccin. Inversamente, un precio inferior al de equilibrio llevara a una produccin inferior a la que los consumidores estaran dispuestos a demandar. Ante la escasez, estos ltimos estaran dispuestos a pagar mas, por lo que el precio se elevara, induciendo a los empresarios a producir mas, hasta que nuevamente el equilibrio se retomara. Siguiendo con el ejemplo de las chaquetas, el equilibrio se conseguira en el punto de interseccin de las curvas de demanda y oferta del Grfico 2.1. En ese punto, en el que el precio de la chaqueta es 20, los consumidores estn dispuestos a comprar 6.000 chaquetas y los productores a fabricarlas, con lo que el mercado estara en equilibrio. Si el precio fuera menor, 15 por ejemplo, en el mercado escasearan las chaquetas, pues a ese precio los consumidores demandaran 7.000 y los productores solo estaran dispuestos a ofrecer 5.000. El precio de las chaquetas se elevara y se restaurara el equilibrio. Si el precio fuera mayor al de equilibrio, las cosas funcionaran de la misma forma, pero a la inversa. En conclusin, para la teora econmica convencional, el valor de cambio de los bienes, que en su caso se confunde con el precio, no es la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlos, sino que esta determinado por su valor de uso (detrs del cual est la demanda de los mismos) y los costes de produccin (que son los que determinan la oferta). 2.6 A CADA CUAL LO SUYO

La teora del valor subjetivo, que se ha explicado mas arriba, implica el rechazo de cualquier esquema basado en clases sociales en el que haya una contradiccin entre capital y trabajo y, por tanto, de la teora de la explotacin. Esta ltima es sustituida por una teora de la distribucin de la renta, segn la cual cada factor productivo percibe rentas de acuerdo con su contribucin al proceso de produccin. As: a) Los propietarios de tierras agrcolas, de propiedades urbanas, de recursos naturales, etc, reciben una renta, que es la retribucin que les corresponde por la utilizacin de estos factores de la produccin, denominados primarios. b) Los salarios son la recompensa del esfuerzo humano. Al contrario que en los clsicos, no los perciben solo los trabajadores, sino tambin el empresario, que tiene un salario imputado por su direccin de la produccin. c) Los propietarios del capital perciben un inters como recompensa de su espera, es decir, como pago por el sacrificio que implica renunciar al consumo presente para poder aumentar la produccin futura. Por tanto, desaparece el concepto de plusvala tal y como se concibe en Marx, pues la misma se distribuye entre la renta de la tierra, los salarios de los empresarios y la retribucin del capital invertido. En este esquema, el mercado de trabajo, que funciona como un mercado mas, ocupa un lugar central. La demanda de trabajo, esto es, el numero de trabajadores al que los empresarios estn dispuestos a dar empleo, viene determinada por el hecho de que sus rendimientos son decrecientes. Como se usan varios factores en la fabricacin de un producto, cuando alguno de ellos se mantiene en una cantidad fija, sucesivos aumentos de los restantes dan lugar a aumentos de la produccin cada vez mas pequeos. Esto tiene una importancia decisiva para el trabajo, pues a corto plazo la cantidad de capital est dada. Dada una existencia de fabricas, mquinas, etc, con ellas trabajar un determinado numero de obreros y cada aumento de estos que se haga se traducir en un aumento de la produccin, pero dicho aumento ser cada vez mas pequeo. De esta forma, los empresarios contratarn trabajadores hasta el punto en el que lo que aumenta la produccin el ultimo trabajador empleado (su productividad marginal) sea igual a lo que retira de la misma (su salario). Contratar a un trabajador adicional implicara incurrir en perdidas, porque habra que pagar un salario que sera superior a lo que dicho trabajador aumenta la produccin. Igual que en cualquier otro mercado, la demanda de trabaj que realizan los empresarios depender de su precio, esto es, del salario: cuando se reduce el salario se contratarn a mas trabajadores y viceversa.

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La oferta de trabajo, esto es, el numero de trabajadores que buscan un empleo, se determina de la misma manera. Los trabajadores son tambin individuos racionales y solamente estarn dispuestos a trabajar, venciendo su natural inclinacin al ocio, cuando lo que perciban por el esfuerzo adicional les compense de ello. Por tanto, cuanto mayor sea el salario, mayor ser el numero de personas dispuestas a trabajar, y viceversa. Como en los dems bienes, el mercado se encarga de garantizar el equilibrio, en este caso, de satisfacer a trabajadores y empresarios. Hay un salario de equilibrio, que se corresponde con la productividad del ultimo trabajador contratado, al cual ningn empresario est dispuesto a contratar a ningn obrero mas, porque tendra perdidas, y ningn trabajador mas estara dispuesto a trabajar, porque no le recompensara el esfuerzo. Un salario mas bajo que este hara que los empresarios todava pudieran obtener beneficios contratando a mas trabajadores, pero no los encontraran, por lo que estaran dispuestos a pagar mas. Un salario mas alto que el de equilibrio supondra la aparicin de paro, pues habra mas obreros dispuestos a trabajar que lo que los empresarios estaran dispuestos a emplear. Los salarios bajaran y as el equilibrio se restaurara. El mercado consigue siempre el pleno empleo. Si apararece paro es porque alguien se empea en que el mercado no funcione correctamente, esto es, porque los trabajadores se empecinan en mantener un salario superior al que se corresponde a la plena ocupacin. Puede haber desequilibrios a corto plazo, porque en la realidad siempre existen fricciones, pero bastara con que los salarios se redujeran convenientemente para que el paro desapareciera 2.7. SI ESTAMOS PARADOS ES POR NUESTRA CULPA

Para la economa neoclsica, el mercado es la institucin perfecta por excelencia, pues garantiza que cualquier aumento de la produccin se traduzca inmediatamente en un aumento equivalente de la demanda que har frente a la misma. En efecto, en una economa de trueque, en la que no existe dinero y se produce para satisfacer las necesidades y en la que cada productor cambia en el mercado el exceso de produccin por encima de sus necesidades, no puede haber una superproduccin generalizada de bienes, pues la produccin excedentaria de cada persona constituye al mismo tiempo su demanda de otros bienes. Para la economa en su conjunto, la suma de las demandas tendr que ser igual a la suma de las ofertas. En una economa capitalista moderna, en la que existe dinero, las cosas funcionarn de la misma manera. Salvo el avaro excntrico, lo individuos racionales no desean dinero por el dinero mismo, por lo que no mantendrn ociosos volmenes de dinero. Entonces, todo funciona exactamente igual que en una economa de trueque, pero con el dinero como intermediario, como decan los neoclsicos, con un velo monetario. De esta forma, una duplicacin de la cantidad de dinero supondr una duplicacin de los precios, pero los precios relativos (las relaciones de intercambio entre cada dos bienes) y los volmenes de produccin permanecern inalterados, porque la cantidad de dinero no les influye. Sin embargo, entre las dos guerras mundiales, el sistema econmico de la mayora de los pases industriales se vio sacudido por una crisis sin precedentes. Como se ver en un capitulo posterior, la economa capitalista se encontraba en la fase descendente de una onda larga, que se desarroll entre el final de la primera guerra mundial y el comienzo de la segunda. Era por tanto, un momento de crisis econmica similar al que la economa capitalista esta viviendo en la actualidad. En Inglaterra, la crisis empez en 1921 y continuo con pequeas interrupciones a lo largo de los aos treinta. Incluso en 1926 se realiz una masiva huelga general que no tena precedentes en el mundo capitalista. Las severas condiciones de la depresin alcanzaron mas tarde a los Estados Unidos. El crash de 1929 hizo crecer el paro, multiplic las colas del pan y el subsidio de desempleo se extendi por todos los Estados Unidos. A la vista de estos sntomas, que no se correspondan con la teora, muchos economistas comenzaron a preguntarse si Marx no llevaba razn. La estructura neoclsica se haba montado sobre el supuesto de que el pleno empleo era el nivel al que trabajaba la economa, que todo alejamiento de l sera coyuntural y que la propia economa generara los remedios necesarios para volver a la normalidad. Pero esto no tena nada que ver con la realidad de los aos treinta: el paro alcanzaba proporciones inusitadas, la capacidad productiva ociosa era la norma y nada indicaba que esta situacin se fuera a corregir por si sola.

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A pesar de ello, los economistas neoclsicos dieron alguna explicacin a esta anormalidad: todo se deba a la rigidez de los salarios provocada por los sindicatos, que impeda que funcionasen los ajustes del mercado hacia el pleno empleo. Pero evidentemente esto no era suficiente para explicar la gravedad de la crisis en la que se encontraba sumida la economa capitalista y mucho menos para buscarla remedios. En 1936, Keynes explic cuales eran los obstculos, no previstos por los neoclsicos, para que el pleno empleo no se diera: a) no se poda decir que la oferta generara siempre su propia demanda porque el dinero no es simplemente un velo monetario. Si los empresarios que venden sus productos atesoraran el dinero de la venta, su oferta no habra creado una demanda, porque el poder adquisitivo producto de la misma se habra quedado en sus bolsillos y no habra sido devuelto al mercado. Y hay muchas razones para que las cosas funcionen de esta manera: pueden atesorar dinero por precaucin, de cara al futuro incierto, o simplemente por razones especulativas, porque se puede guardar poder de compra en forma de dinero porque se piense que maana las cosas sern mas baratas. Si esto es as, puede no producirse el pleno empleo porque no haya una demanda suficiente. b) La demanda puede descender por otras razones. Puede hacerlo porque la demanda de consumo de los trabajadores sea insuficiente y no se gasten en el mercado todas sus rentas, o porque la demanda de inversin de los empresarios tambin lo sea, porque se hayan vuelto pesimistas o, simplemente, porque piensen que los beneficios que obtendrn con las mismas no les compensen suficientemente como para realizar la inversin. c) Finalmente, como dicen los neoclsicos, el paro puede aparecer porque los salarios sean rgidos a la baja, esto es, porque se mantengan por encima del nivel que garantiza el pleno empleo. Pero para los keynesianos esto es un hecho real que ocurre siempre y cualquier explicacin de la economa capitalista debe partir de el. El resultado es que en la economa puede aparecer paro no solamente porque los salarios sean elevados, sino tambin porque la demanda que realmente se efecta en la misma es inferior al nivel de produccin que garantizara el pleno empleo. En estas condiciones, la nica solucin es cambiar el papel del Estado en la economa capitalista: si la crisis aparece porque no hay demanda suficiente, el Estado debe garantizar que ello no ocurra interviniendo en la economa y realizando la demanda que falta, a travs de inversiones publicas, por ejemplo. El Estado no puede ser el del siglo XIX, que propugnaban los liberales neoclsicos, que se limitaba al ejrcito y a la polica, esto es, a garantizar el funcionamiento del sistema capitalista. Su intervencin en la economa capitalista debe ser activa. Pero como Keynes concluyo: si nuestros controles centrales consiguen establecer un volumen de produccin tan prximo al correspondiente al de pleno empleo como sea posible, la teora neoclsica vuelve a tener su valor a partir de ese momento. Enfrentado con los problemas del capitalismo real, Keynes formul una serie de principios que llevaban a una poltica econmica diferente a la liberal neoclsica. Dicha poltica implicaba un cambio en el papel del Estado en la economa capitalista, pero no fue la teora la que provoc dicho cambio sino que, por el contrario, era la que se corresponda con las necesidades del capital para salir de la crisis en la fase depresiva de la onda larga, en la que estaba sumido. Por eso no supuso un cuestionamiento de los principios fundamentales de la economa neoclsica sino, solamente, una gua de actuacin para que estos volvieran a regir plenamente. Con Keynes, como con los neoclsicos, la teora subjetiva del valor y de la determinacin de los precios, tal y como se ha expuesto mas arriba, sigui siendo el fundamento mismo del anlisis econmico.

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3. SOLO LOS NECIOS CONFUNDEN VALOR Y PRECIO (LA ECONOMIA DE MERCADO)

En el capitulo anterior, se expuso cual era el funcionamiento del mercado segn la teora econmica dominante. Para ella, los precios nada tienen que ver con los valores trabajo porque hace abstraccin de la existencia de dos clases antagnicas en la sociedad. Como consecuencia, los beneficios no son un producto de la explotacin sino, simplemente, la retribucin a uno de los factores de la produccin: el capital. Este esquema oculta el papel fundamental que tiene la formacin de la tasa de beneficio en la economa de mercado. Por encima de estas mitificaciones, el autentico motor de la misma es la obtencin de beneficios y no la satisfaccin de las necesidades de la poblacin y esto tiene como consecuencia que, incluso desde el punto de vista terico, el mercado sea una institucin muy alejada de la eficiencia que se le propugna. Frente a esta explicacin, la Ley del Valor desvela la naturaleza profunda del mercado capitalista, su eficiencia y sus deficiencias decisivas. Por otra parte, la teora econmica convencional hace abstraccin de la historia y de las particulares condiciones reales en las que se da el mercado. En la poca del capitalismo tardo, no existe un mercado tan perfecto como el que se explica en los libros y, adems no ha existido nunca. En la realidad actual, la economa de mercado es una fuente de desigualdad social y de desequilibrios que dotan a la economa capitalista de una fuerte inestabilidad. 3.1. VIVA EL MERCADO!

El problema central de toda organizacin econmica es la escasez, esto es, el hecho de que no es posible satisfacer todas las necesidades de la sociedad porque los recursos que se requeriran para ello no estn disponibles en la cantidad suficiente. Para sus defensores, la economa de mercado es un mecanismo casi perfecto para afrontar este problema, pues permite asignar los recursos productivos escasos de forma que la produccin sea la mxima posible y la mas adecuada a las necesidades de la sociedad. En una economa de mercado, la demanda de los bienes expresa las necesidades de la sociedad y orienta las decisiones de los empresarios, que contratan factores productivos en el mercado libre y con ellos producen los bienes necesarios para hacer frente a dicha demanda. Oferta y demanda generan unos precios de equilibrio, que son indicadores de la escasez de cada uno de los bienes. Con los ingresos que obtiene de la venta de sus productos, el empresario paga los costes de los materiales que ha utilizado en su produccin. El resto se corresponde a la retribucin de todos los factores que han intervenido en la produccin, esto es, se distribuye entre salarios, rentas e intereses. Si el empresario es eficiente, todava quedara un excedente que es su beneficio. Para el conjunto de la sociedad, el valor generado ser el importe de todos los bienes producidos menos el coste de los materiales que se han utilizado en su produccin. Estos ltimos deben de restarse pues, en caso contrario, se contaran dos veces: como produccin de los mismos y como parte del valor de los productos que se elaboran con ellos. El importe de la venta de esta produccin genera unos ingresos totales de la sociedad, que es la renta nacional, que se distribuye entre todos lo que han participado en la misma. Es decir, todos los factores de la produccin tienen una fuente de renta, su suma es la renta nacional y su importe coincide con el valor de la produccin. Una parte de la renta nacional se gastar en bienes de consumo y el resto se ahorrar. Dicho ahorro lo pueden efectuar los asalariados, los capitalistas o los terratenientes, pero esto no es lo importante. Cualquiera de ellos buscar prestarlos para obtener un inters que recompense el hecho de que se han abstenido de consumir toda su renta. Este ahorro ser utilizado por los empresarios para invertirlo y expandir la produccin. El aumento de la produccin permitir pagar mas a los factores que han intervenido en la misma: a los que con su ahorro hicieron posible tal aumento, a los asalariados, etc. Es decir, habr aumentado la renta nacional, cerrndose as el circuito. Si el mercado funciona libremente, cualquier perturbacin que se produzca en el sistema tender a ser corregida. Si un empresario se equivoca en sus decisiones de produccin, ofreciendo un producto para el que no existe una demanda suficiente en el mercado, obtendr una perdida y, o corrige su actuacin, o desaparecer; si existe paro, solo se debe a que los trabajadores se empean en demandar un salario

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superior al que determina el pleno empleo, etc. Adems, el Estado debe intervenir en la economa para garantizar que el sistema funciona correctamente. La economa de mercado es, pues, un mecanismo casi perfecto que permite combinar la mxima eficiencia en la satisfaccin de las necesidades con la mxima libertad de los individuos. Este esquema, que en lo sustancial es el de los defensores de la economa de mercado, oculta e invierte el contenido real del sistema. Hay que empezar reconociendo las conquistas histricas del capitalismo. En la primera seccin del Manifiesto Comunista, Marx y Engels comienzan realizando un elocuente homenaje a sus realizaciones histricas. El capitalismo ha comportado un enorme desarrollo de las fuerzas productivas y ha contribuido a liberar a la humanidad de la esclavitud de la naturaleza mas que los modos de produccin anteriores. Ello es as porque la burguesa, a diferencia de las clases dominantes de sistemas anteriores, no puede existir sino a condicin de revolucionar incesantemente todos los instrumentos de produccin y las relaciones sociales. Por un lado, los beneficios del capitalista no se dedican a su propio consumo, como ocurra con modos de produccin anteriores, sino que se destinan en parte a ser reinvertidos para obtener mayores beneficio. Adems, el mercado capitalista implica una fuerte competencia y un constante aumento de la produccin de mercancas. Por otro, la necesidad de dar mayores salidas a sus productos implica un mercado mundial, lo que supone un carcter mundial de la produccin y el consumo, la internacionalizacin del capital, etc. Finalmente, el perfeccionamiento de los medios de produccin y el progreso de los medios de comunicacin ha arrastrado a la civilizacin a todas las culturas del planeta. Pero, inmediatamente, hay que pasar a denunciar al capitalismo como un gigantesco sistema de explotacin. Como se ha visto, el objetivo de la produccin no es la satisfaccin de las necesidades humanas (produccin de valores de uso), sino la obtencin de un beneficio (valores de cambio). La economa convencional invierte la realidad: para ella el consumo es el fin de la produccin, el beneficio se genera en la distribucin oculta la explotacin y hace abstraccin del contexto histrico, sustituyndolo por leyes naturales. El mercado capitalista no es un sistema perfecto en el que todos los individuos son consumidores iguales, sino que existen dos clases antagnicas: los capitalistas, poseedores de los medios de produccin y el proletariado, trabajador libre que se ve obligado a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario como medio de subsistencia. Es un sistema basado en la explotacin de unos muchos, que viven alienados, por unos pocos. En efecto, en los sistemas anteriores, la clase dominante obtena el producto excedente por la va de la coercin. En el capitalismo, lo obtiene a travs del mercado: poseyendo los medios de produccin, un contrato libre e igual para canjear salarios por fuerza de trabajo permite obtener el producto excedente. As, el mercado capitalista esta ntimamente ligado a la salvaguardia de la propiedad privada y el Estado como garante de las condiciones de produccin capitalistas. El hecho de que la apropiacin del producto excedente se realice mediante mecanismos econmicos y no coercitivos le da al capitalismo una legitimidad que no tenan los modos de produccin anteriores. Pero, de todas formas, una minora de la sociedad se sigue apropiando de un excedente que han producido otros. La explicacin que se ha descrito mas arriba pretende enmascarar este hecho, mitificando la economa de mercado. Esta mitificacin comienza por la consideracin de que su objetivo es la satisfaccin de las necesidades y los precios un indicador de como se consigue. Pero el verdadero motor de la economa de mercado no es este, sino la bsqueda del mximo beneficio. Desvelar su funcionamiento exige retomar la teora del valor y la explotacin. 3.2. LAS REGLAS DEL JUEGO

La Ley del Valor, es el mecanismo objetivo que gobierna el intercambio de mercancas en una economa capitalista y, por medio de estas, el reparto del trabajo y de todos los recursos disponibles entre las diferentes ramas de actividad. Es el mecanismo que hace que las necesidades sociales reconocidas socialmente, que en el capitalismo son las que se pueden expresar porque existe un poder de compra para ellas, sean cubiertas por el trabajo que se realiza en la sociedad, aunque dicho trabajo social sea realizado bajo una forma privada y cada productor individual no conozca que necesidades precisas (cuantitativa y cualitativamente) debe satisfacer su produccin. Hemos visto que las mercancas se cambian segn el trabajo que socialmente ha sido necesario realizar para producirlas. En el ejemplo que pusimos, una chaqueta (que costaba 15 horas de trabajo) se intercambiaba por tres pares de zapatos (cada uno de los cuales costaba 3 horas de trabajo). El cambio no

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puede funcionar mas que con una equivalencia semejante pues, de otro modo, la actividad menos recompensada sera abandonada. Por ejemplo, si la chaqueta se cambiara por cuatro pares de zapatos, los productores de zapatos abandonaran esa actividad mal recompensada (les pagan menos horas de trabajo que las que han empleado en producirlos) para dedicarse a otra mas recompensada (las chaquetas, por ejemplo). Escasearan los zapatos y subira su precio, con lo que se restaurara la regla de equivalencia de que una misma cantidad de trabajo se debe corresponder con una misma cantidad de valor en el cambio. La ley del valor debe de basarse en criterios objetivos iguales para todos. Como se ha visto antes, si un sastre hubiera producido una chaqueta en 20 horas no obtendra mas que 15, pues este era el tiempo de trabajo socialmente requerido para producirla, dada la productividad media de esa sociedad. Si en la sociedad solo hubiera habido necesidad de una chaqueta, este sastre se hubiera quedado sin venderla (pues la hubiera vendido el que la produce en 10 horas) y se hubiera tenido que dedicar a producir otra cosa. Hay pues un mecanismo que gobierna el intercambio de todas las mercancas y que reparte el trabajo social (y el conjunto de los recursos de la sociedad) segn las necesidades, siguiendo el criterio de mxima eficacia. Este mecanismo es la ley del valor En las sociedades capitalistas avanzadas, la ley del valor funciona de una forma mas compleja a como aqu se ha descrito. La bsqueda del mximo beneficio hace que el capital se mueva de unas ramas productivas a otras y es a travs de estos movimientos como juega la Ley del Valor, que sigue siendo el mecanismo fundamental que gobierna los intercambios y la distribucin del trabajo y los recursos sociales disponibles. 3.3. NO SIEMPRE EL QUE MAS EXPLOTA ES EL QUE MAS GANA

En una economa de mercado, el total de la masa de beneficio que obtiene el conjunto de los capitalistas al vender sus mercancas es igual al total de la plusvala que extraen a sus trabajadores. Esto es lgico, porque no es mas que el mismo problema visto desde dos puntos de vista diferentes. Pero esta regla no puede cumplirse para cada uno de los capitalistas individuales. En efecto, en las ramas industriales que tengan una composicin orgnica del capital mas baja tendrn una plusvala mas alta, porque emplean mas capital variable, y, por tanto, su tasa de beneficio ser mayor. Marx pone un ejemplo en el que esto se ve claramente. (Para simplificar, se supone que todas las ramas tienen la misma tasa de explotacin): TASAS DE EXPLOTACION Y BENEFICIO PARA DISTINTAS MERCANCIAS Mercanca 1 2 3 4 5 Obsrvese que cada una de las mercancas cuenta con la misma cantidad de capital (100) aunque tienen diferentes composiciones orgnicas del capital. Esto lleva a que cada una de ellas tenga diferentes tasas de beneficio. El objetivo fundamental de la economa capitalista es la obtencin del mximo beneficio, de forma que el capital se mover de unas ramas a otras buscndole. Si beneficio y plusvala coincidieran, el capital se dirigira a la mercanca 3 y abandonara las restantes. Entonces, habra un exceso de produccin de dicha mercanca, con lo que sus precios deberan caer y los beneficios de los capitalistas que la producen disminuir. De la misma forma, habra un dficit en 80 70 60 85 95 20 30 40 15 5 100% 100% 100% 100% 100% 20 30 40 15 5 120 130 140 115 105 20% 20% 40% 15% 5% capital capital tasa de constante variable explotacin c v (p/v) plusvala valor p c+v+p tasa de beneficio p/(c+v)

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la produccin de las restantes, sus precios aumentaran y sus beneficios tambin. Como consecuencia, los movimientos del capital en busca de mayores beneficios produciran una tendencia a la igualacin de las tasas de beneficio de todas las ramas industriales. El resultado es que habra algunos sectores que obtendran mas beneficios que la plusvala que extraen de sus trabajadores y otros en los que ocurrira lo contrario. El proceso a travs del cual esto se producira sera el siguiente: Empecemos observando en el ejemplo anterior que las mercancas que tienen una mayor composicin orgnica del capital tienen una tasa de beneficio mas baja, lo que parece contradecir a la realidad, en la que los capitalistas que cuentan con mas maquinaria tienen una tasa de beneficio mas alta. Esto es as porque en el ejemplo hemos supuesto que todo el capital constante se consume en el perodo, lo que est alejado de la realidad. Completemos, pues el ejemplo, como hemos hecho en el siguiente cuadro: LOS PRECIOS DE PRODUCCION Y LA TASA DE BENEFICIO GENERAL capital capital tasa de capital precio de tasa de precio de Mercanca constante variable explotacin plusvala constante valor coste beneficio produccin c v (p/v) p c' c'+v+p c'+ v 1 2 3 4 5 TOTAL 390 110 110 202 422 312 422 TASA DE BENEFICIO MEDIA = (110/500) = 22% Tomemos dos mercancas del cuadro: -La mercanca 1, emplea un capital total de 100 distribuido en 80 de capital constante (de los que en el proceso productivo solo se consumen 50) y 20 de capital variable. Su valor ser de 90: 50 del capital constante, mas 20 del capital variable, mas 20 de la plusvala (pues la tasa de explotacin es del 100%). Su tasa de beneficio es del 20% (20 de plusvala con 100 de capital total). -La mercancia 3, emplea un capital total de 100, distribuido en 60 de capital constante (de los que consume 51 en el proceso productivo) y 40 de capital variable. Su valor ser de 131: 51 de capital constante consumido, mas 40 de capital variable mas 40 de plusvala. Su tasa de beneficio ser del 40% (40 de plusvala con 100 de capital total). Los capitalistas que producen ambas mercancas han hecho la misma inversin de 100, pero sus composiciones orgnicas del capital son diferentes (80/20 el primero, 60/40 el segundo). Como la plusvala es producida por el trabajo vivo, el que ha empleado mas capital variable tendr una plusvala mayor (en este caso, el de la mercanca 3) y si la realizara toda tendra un beneficio mayor y una tasa de beneficio mayor. Si esto ocurriera, los capitalistas que producen la mercanca 1 se iran a producir la mercanca 3 que da mas beneficio. La competencia hara bajar el beneficio de la mercanca 3 y subir el de la 1 y las tasas de beneficio se iran igualando. La competencia redistribuye la plusvala conjunta de todos los capitalistas, nivelando la tasa de beneficio de todas las ramas industriales. En el ejemplo, la plusvala conjunta de todos los capitalistas (la suma de las plusvalas de todos ellos) es 110 y el capital total de los cinco (la suma de los de todos ellos) es de 500. La tasa de beneficio general es, por tanto del 22% (110 de plusvala es el 22% del capital total de 500). Cada uno de los dos capitalistas obtendra el 22% del capital total invertido (22 pues cada uno de ellos tiene un capital de 100) y el precio de prodiccin se obtendr sumando este beneficio a los costes. Por tanto: 80 70 60 85 95 20 30 40 15 5 100% 100% 100% 100% 100% 20 30 40 15 5 50 51 51 40 10 90 111 131 70 20 70 81 91 55 15 22% 22% 22% 22% 22% 92 103 113 77 37

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-el precio de produccin de la mercanca 1 ser de 92 (50 de capital constante, mas 20 de capital variable, mas 22 de beneficio). Su precio seria superior en 2 a su valor y su beneficio tambin seria superior en 2 a la plusvala. -el precio de produccin de la mercanca 3 ser de 113 (51 de capital constante, mas 40 de capital variable, mas 22 de beneficio). Su precio ser inferior en 18 a su valor y su capitalista habr realizado solo 22 de la plusvala de 40 que haba extrado a sus trabajadores. Unos capitalistas (los que emplean mas capital constante) obtendrn mas beneficios que la plusvala que extraen. Otros capitalistas (los que emplean mas trabajo vivo) obtendrn menos Pero la plusvala total de todos ellos es igual a la suma de los beneficios. Lo nico que ha pasado es que se ha producido una redistribucin de acuerdo con el capital invertido. As pues, los capitalistas no irn buscando la mxima plusvala, sino la obtencin de los mximos beneficios en el mercado. Esto depende, en primer lugar, de la intensidad con la que exploten a sus trabajadores pero, en segundo lugar, de como se siten en la competencia entre todos ellos. Una composicin orgnica del capital mas alta implicar una plusvala total menor, pero tambin una productividad mayor, unos costes mas reducidos y, por tanto, unos beneficios mayores. Se llevarn del mercado, no solo la plusvala que obtienen de sus trabajadores, sino tambin parte de la que obtienen los dems a los suyos. Dicho en palabras llanas, no les interesar tanto la cantidad de plusvala que aportan a la plusvala total de todos ellos, como lo que retiran de la misma. Y la mejor forma para ello es aumentar la productividad dotando a sus trabajadores de mas mquinas. Igual que le ocurra al sastre del ejemplo, el mercado les premiar su mayor productividad, haciendo que obtengan mas beneficios que plusvala. La tasa de beneficio general no es simplemente terica, aunque as pudiera parecerlo por la argumentacin utilizada. En la realidad, se pueden dar diferentes tasas de beneficio, pero siempre existe una aproximacin a la tasa de beneficio general, aproximacin que es mayor cuanto mas desarrollado este el modo de produccin capitalista. Esto se debe a que las mercancas se intercambian como productos del capital, por lo que los beneficios que se obtienen con ellas son fundamentales. Si los medios de produccin fueran propiedad de los trabajadores, sera indiferente la diversidad de las tasas de beneficio que implicaran diferentes composiciones orgnicas del capital, porque los recursos no se asignaran siguiendo el criterio de obtener el mximo de beneficio, sino de atender a las necesidades sociales. Pero como son propiedad de los capitalistas y estos estn interesados en el mximo beneficio, estos mueven su capital de unas ramas a otras buscndolo. La competencia consigue que las tasas de beneficio tiendan a igualarse. 3.4 SOLO LOS NECIOS CONFUNDEN VALOR Y PRECIO

Cuando vimos la teora del valor y la explotacin, vimos la diferencia que haba entre valor individual y valor de cambio. Cada mercanca tiene un valor individual, es decir, ha costado un determinado numero de horas producirla. Pero su valor de cambio no est determinado por las horas concretas que cost producirla, sino por las socialmente necesarias, al nivel medio de productividad en esa sociedad en esa poca. Como se ha visto en epgrafe anterior, las mercancas no se cambian a su valores de cambio, sino a los precios de produccin. En este sentido, los precios de produccin no son mas que formas transmutadas del valor. Son los precios que resultan de la redistribucin de la plusvala total que hace que se iguale la tasa de beneficio de todos los capitalistas. Los precios de produccin no son mas que valores trabajo corregidos para que la plusvala que los capitalistas realizan sea una proporcin constante del capital que han invertido. Por tanto, estn medidos en horas de trabajo (como los valores de cambio). Para medirlos en dinero, hay que dividirlos por el precio de produccin del oro (recordar el captulo relativo a valor y precio). Los precios de mercado pueden diferir de los precios de produccin medidos en dinero por razones muy diversas. Las fluctuaciones errticas que normalmente se registran en la demanda de una mercanca, por ejemplo, provocarn fluctuaciones en los precios de la misma. Pero los precios de mercado se movern alrededor de los precios de produccin y, por tanto, estn determinados por los valores. Cuando disminuye el tiempo de trabajo socialmente necesario para la produccin de una mercanca, se producir una tendencia a que disminuya su precio y, cuando aumenta, su precio tender a aumentar tambin.

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Sin embargo, para que los precios se muevan de acuerdo con sus valores, se requieren algunos requisitos: que sea un mercado estable, no accidental ni ocasional; que se intercambien grandes cantidades, y que no existan monopolios que puedan desvirtuar los precios. Entonces, los valores sern el punto de gravitacin en torno al que giraran los precios. 3.5 EL MERCADO ES MARAVILLOSO, SOBRE TODO PARA ALGUNOS

El anlisis del mercado hecho desde las perspectiva de la Ley del Valor se diferencia considerablemente del que realiza la economa convencional. La teora del valor trabajo pone de manifiesto que los beneficios no son una retribucin a la espera del capital. El conjunto de los beneficios de una sociedad no es ni mas ni menos que la suma de las plusvalas que obtienen todos sus capitalistas, esto es, es el producto excedente que se apropia la clase dominante con la explotacin de los trabajadores. Es producido por la fuerza de trabajo y los propietarios de los medios de produccin no lo son porque se hubieran abstenido antes de consumir su renta, sino porque han invertido la plusvala que obtuvieron en el pasado. En la produccin no intervienen factores de la produccin, sino trabajo vivo o trabajo muerto incorporado al capital. El mercado es, pues, un mecanismo que permite perpetuar la apropiacin del producto excedente por parte de una minora y las rentas del capital no son ninguna retribucin a la espera sino pura y simple explotacin. La retribucin del capital no se corresponde con su productividad marginal. Lo que cada capitalista obtiene es una parte del total que todos ellos han expropiado a la fuerza de trabajo. Lo que hace el mercado es redistribuir esta masa de plusvala total entre cada uno de ellos, de forma que se tienda a igualar la tasa de beneficio. La tasa de beneficio, adems, ocupa un lugar central en la determinacin de los precios. Todas estas son conclusiones que la economa convencional deja ocultas al mitificar el mercado. El mercado tampoco es el mecanismo casi perfecto y eficiente que propugnan sus defensores. El problema central de toda sociedad es la escasez, es decir, el hecho de que los recursos disponibles son insuficientes para satisfacer las necesidades sociales. La Ley del valor es el mecanismo objetivo que gobierna el intercambio de mercancas en una economa capitalista y, por medio de ellas, el reparto del trabajo y de todos los recursos disponibles entre las diferentes ramas de actividad. Garantiza que el trabajo socialmente necesario se dedica a la produccin de mercancas que satisfacen las necesidades sociales, aunque cada productor individual no conozca que necesidades precisas debe satisfacer su produccin. En esto consiste, en sustancia, la eficiencia del mercado. Pero hay algunas observaciones que hacer. En primer lugar, el mercado asignar los recursos disponibles para satisfacer solo las necesidades que se pueden expresar porque alguien paga por ellas. Dada la desigualdad que lleva implcita, el mercado tender a expresar mas las necesidades de los ricos, que las pueden pagar, que la de los pobres y, en consecuencia, una parte de los recursos se asignar a la produccin de mercancas de lujo, mientras que la produccin de bienes de primera necesidad es insuficiente. Las necesidades que no se pueden pagar no existen para el mercado, por muy importantes para la humanidad que sean. Adems, la condicin de que las necesidades se cubran es que alguien obtenga un beneficio en su satisfaccin. En la economa de mercado actual se busca la eficiencia y el equilibrio econmico, pero no importan los costes sociales. El hambre en Etiopa o la pobreza en los pases desarrollados, por ejemplo, se consideran una consecuencia inevitable, que se resuelve, muy insuficientemente, no a travs del mercado, sino con caridad, asistencia social, etc. En segundo lugar, la ley del valor pone claramente de manifiesto el carcter social que objetivamente tiene la produccin capitalista: aunque cada uno de ellos no lo sepa, hay una ley objetiva y comn para todos, de la que no se puede sustraer, que gobierna la produccin, incluida la suya. Este carcter objetivamente social de la produccin capitalista, contrasta con un sistema en el que las decisiones se toman individualmente tomando como base la informacin que da el mercado. En efecto, las necesidades no preceden a las decisiones de produccin, sino al contrario, primero se realiza la produccin y despus se comprueba si es coherente con las necesidades que expresa el mercado. La asignacin de recursos se realiza ex post, esto es, el mercado funciona indicando a los capitalistas que se han equivocado cuando ya es demasiado tarde. Nada garantiza que la suma de las decisiones individuales de los empresarios coincida con las necesidades globales de la sociedad. Es decir, el carcter anrquico de la economa capitalista, basada en la primaca del individuo, contrasta con el carcter objetivo que tiene la produccin, puesto que debe satisfacer las necesidades globales de la sociedad. La consecuencia es una inevitable dilapidacin de recursos (mercancas que no se venden mientras que

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faltan otras, reconversiones para la destruccin de sectores enteros, supervivencia del desempleo mientras que existen necesidades sin satisfacer a las que se podra dedicar esta fuerza de trabajo, etc), y la aparicin de crisis industriales peridicas derivadas de una tendencia objetiva a la sobreproduccin, que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas. Finalmente, la bsqueda del mximo beneficio obstaculiza el desarrollo de nuevos productos y nuevas tecnologas cuando estas no son rentables (como ocurre con la energa solar), impide el aprovechamiento racional de los recursos tecnolgicos existentes y tiene efectos destructivos (progresiva destruccin del medio ambiente, desarrollo de industrias de armamentos y de tecnologas peligrosas, como la nuclear, etc). Pero el mercado no solo plantea problemas de eficiencia, sino tambin de equidad. La desigualdad social es consustancial a la economa de mercado que, adems, tiende a ampliarla. Todos los individuos no son iguales sino que existen dos clases sociales fundamentales: los capitalistas poseedores de los medios de produccin, que deciden a que dedicar los recursos productivos, y los trabajadores, personas que libremente se ven obligadas, por razones econmicas, a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario como medio de subsistencia. Ambas clases ocupan un lugar muy distinto en la produccin y en la vida social: los primeros son los que explotan y se apropian del producto excedente, los segundos son los explotados. Adems, dentro de los trabajadores, la desigualdad tiende tambin a ampliarse: entre trabajadores intelectuales y manuales, tcnicos y obreros, fijos y temporales, etc. Esta desigualdad social se traduce en una distribucin de las rentas que no es equitativa, por lo que los precios de demanda no reflejaran las necesidades de los individuos, sino de los ingresos de la mayora de la poblacin, cuya baja renta les obliga a prescindir de algunos bienes necesarios, y de los de una minora, que demanda mercancas de lujo. 3.6 EN QUE HA QUEDADO LA LIBRE COMPETENCIA?

Hasta el ltimo cuarto del siglo pasado, la economa de mercado estuvo basada fundamentalmente en la libre competencia. En cada sector industrial haba un gran nmero de empresas independientes, ninguna de las cuales poda llegar a dominar el mercado, pero esta situacin se fue modificando hasta que en cada uno de ellos solo qued un conjunto muy reducido de empresas que concentraban un enorme porcentaje de la produccin. Fue una consecuencia lgica del proceso de concentracin y centralizacin del capital que se ha dado histricamente en el desarrollo del capitalismo. En efecto, para competir en mejores condiciones, cada empresa debe reducir los costes de produccin, pero esto solo se puede conseguir aumentando la productividad del trabajo. Las grandes concentraciones de capital estn en mejores condiciones para ello y expulsan a los pequeos capitales de la produccin, absorbindolos. Se produjo as un aumento del tamao de las empresas y una disminucin del nmero de las mismas. Este proceso se vio facilitado tambin por las consecuencias de la segunda revolucin industrial. A raz de ella se desarrollaron toda una serie de industrias (electricidad, petrleo, automvil, qumica, etc) que necesitaban unas inversiones mucho mas importantes que las que requeran los antiguos sectores industriales, lo que redujo el nmero de competidores potenciales. La disminucin del nmero de empresas y el aumento de su tamao permitieron que estas llegaran a acuerdos para repartirse el mercado, impedir que se produjeran bajadas de precios, etc. Se crearon crteles o sindicatos de empresas (acuerdos en los que cada firma conserva su independencia, pero todas las que lo componen estn ligados por contratos para comprar o vender y controlar as el mercado), trust (grupos de sociedades en la que cada una de ellas confa sus acciones a una sociedad comn, recibiendo a cambio una participacin en la misma; la independencia de cada una desaparece), holdings o grupos financieros (sociedad financiera que controla las empresas de distintas ramas por poseer una parte importante o el total del capital de cada una de ellas), etc. De esta forma, fue reducindose la libre competencia, que tericamente caracteriza a la economa de mercado, y desarrollndose el capitalismo de los monopolios. Este mismo proceso de concentracin y centralizacin del capital se dio tambin entre lo banca, hasta llegar a la situacin actual en la que un nmero muy reducido de grandes bancos dominan la inmensa mayora del mundo financiero. Ejercen un monopolio de hecho en la concesin de crditos, lo que les permite discriminar en favor de los monopolios, favorecer la concentracin industrial con el objetivo de garantizar mejor los crditos o, a cambio de ellos, participar en el capital de las grandes empresas industriales. Se ha desarrollado as un capitalismo financiero que va indisolublemente ligado al de los

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monopolios. En la cspide del poder de la economa de mercado actual, se encuentran grupos financieros que controlan bancos, compaas de seguros, grupos de empresas industriales, de transportes, comerciales, etc. Esto no quiere decir que se haya eliminado completamente la competencia. Siguen existiendo sectores en los que el papel de los monopolios es escaso o, incluso, reducido; no se ha llegado a una situacin en la que en cada rama industrial exista una sola empresa; existe competencia entre los monopolios, aunque esta no se produce por la va del precio, sino mediante la reduccin de los costes, la publicidad, etc. Adems, mas all de un determinado lmite, los monopolios no pueden fijar sus precios de una forma arbitraria, porque un precio excesivo hara descender la demanda, provocando un recrudecimiento de la competencia, y podra hacer que aparecieron pequeos capitalistas ofreciendo los productos a un precio mas bajo. As pues, la ley del valor sigue actuando, pero el funcionamiento del capitalismo de los monopolios est muy alejado de la idealizada economa de mercado que propugnan sus defensores. a) La limitacin de la produccin En el capitalismo de libre competencia, el mercado orienta a los empresarios que dirigen sus inversiones para cubrir la demandas. Este es el papel del mercado como mecanismo de asignador de los recursos productivos de forma que se satisfagan las necesidades sociales que se expresan en el mercado. Como se ha visto, esto no significa que todas las necesidades sean cubiertas ni que sea un proceso que se produce sin contradicciones, porque nada garantiza que la suma de las decisiones individuales de produccin se ajusta a la demanda. Pero, cuando la demanda crece, la produccin tiende a aumentar. En el capitalismo de los monopolios, este mecanismo se ve alterado profundamente. Los monopolios pueden imponer al mercado precios mas elevados que los que se corresponden a los precios de produccin, puesto que la competencia est restringida. Pero solo lo pueden hacer siempre y cuando la produccin sea menor que la demanda que expresa el mercado, pues en caso contrario se les quedaran mercancas sin vender, lo que disminuira sus beneficios, o si las quisieran dar salida, se producira un hundimiento de los precios. Por tanto, los monopolios no planificaran ningn aumento de la produccin si su absorcin por el mercado no est garantizada. Adems, preferirn equivocarse restringiendo la produccin pues si esta es menor que la demanda, los precios subirn y sus beneficios aumentarn, mientras que si es mayor, los precios descendern y no podrn obtener superbeneficios. En resumen, no tienen nada que perder y mucho que ganar limitando la produccin. La produccin no solo se ve limitada en cantidad, sino tambin en calidad. La necesidad de mantener un mercado amplio y estable y las posibilidades de conseguirlo llevan a deteriorar la calidad de los bienes duraderos para que se estropeen al cabo de un tiempo y vuelva haber una demanda de los mismos (bombillas con menor perodo de vida que el tcnicamente sera posible, televisores o vehculos que se estropean al cabo de un perodo de uso corto, etc). Por otra parte, las tcnicas publicitarias permiten crear una demanda de sus productos, independientemente de que la necesidad exista previamente o no o de que sea la mercanca mas idnea para satisfacerla. Los monopolios suponen, pues, un obstculo para la satisfaccin de las necesidades sociales, tanto por que limitan la produccin, como porque implican un deterioro de los productos o demandas artificiales. b) Los superbeneficios de los monopolistas La existencia de monopolios ha alterado la distribucin de la plusvala entre los distintos capitalistas, de forma que la ley del valor tambin se ve alterada en este aspecto. Como se ha visto en los epgrafes anteriores, en una economa competitiva, las empresas mas productivas obtienen unos beneficios mayores que la plusvala que extraen de sus trabajadores, a costa de que en las menos productivas ocurra lo contrario, es decir, las primeras se apropian de una parte de la plusvala que producen los trabajadores de las empresas menos productivas, pero la tasa de beneficio de todas ellas tiende a igualarse. Este es el juego de la ley del valor: la sociedad tiende a premiar a los capitalistas que ahorran trabajo social y a castigar a los que lo desperdician. Es este mecanismo el que hace que los recursos productivos se dirijan a satisfacer las necesidades que expresa el mercado En el capitalismo de los monopolios, esta tendencia a la igualacin de la tasa de beneficio no se produce. La existencia de monopolios no afecta al nivel de la tasa de beneficio media porque la masa total de plusvala es la mima, existan monopolios o no, y el capital total tambin. Pero estos pueden imponer un precio superior al que resultara de la libre competencia y obtener as una tasa de beneficio mayor que la

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media y mantenerla por encima durante largo tiempo. Estos superbeneficios los obtienen a costa de las empresas que operan en los sectores no monopolizados, cuya tasa de beneficio se reduce por debajo de la media y tiende a mantenerse as. La consecuencia es que los monopolios cuentan con un capital adicional, producto de unos beneficios mas elevados, lo que les permite ser ellos los que deciden en mayor medida la asignacin de los recursos y no un idealizado mercado competitivo que no existe. c) El imperialismo y las multinacionales Los monopolios poseen un gran capital, como resultado de los superbeneficios que obtienen, mientras que la acumulacin de capital en el propio pas se ve limitada como consecuencia de las restricciones al aumento de la produccin que deben imponer para conseguir dichos superbeneficios. El resultado es una tendencia a la exportacin de capitales hacia pases donde puedan obtener materias primas baratas, realizar producciones complementarias u obtener un beneficio superior al de los sectores competitivos del propio pas. Mientras que el capitalismo operaba en el mercado mundial nicamente para vender mercancas y comprar materias primas, su inters en una fuerza militar no iba mas all del control de las fuentes de materias primas. Pero los capitales invertidos en el exterior solo se amortizan cuando ha pasado un determinado numero de aos, lo que hace que haya un inters especial en mantener un control permanente sobre los pases en que se invierten. De esta forma, el capitalismo de los monopolios va ligado al imperialismo, esto es, al reparto del mundo en imperios coloniales y en zonas de influencia de las grandes potencias imperialistas. Este reparto del mundo se realiz en el ltimo cuarto del siglo pasado, segn la correlacin de fuerzas existente en ese momento, dando lugar a lo que se conoce como la "poca del imperialismo clsico", que discurri hasta el final de la primera guerra mundial. La clase dominante de los pases imperialista extraa de los pases coloniales y semicoloniales unos superbeneficios que eran repatriados hacia la metrpoli. La divisin internacional del trabajo se basaba en el cambio de productos manufacturados de los pases imperialistas por materias primas de las colonias, a travs de un intercambio desigual en el que los pases pobres cambian cantidades de trabajo superiores, pero menos intensivo, por cantidades de trabajo mas reducidas, aunque mas intensivas. Todo este mecanismo era impuesto directamente por la fuerza por la metrpoli. En la actualidad, el capital se ha hecho transnacional y la compaa multinacional es la clula bsica del capitalismo. Los capitales ya no se dirigen solamente de los pases imperialistas a las colonias, sino de unos pases imperialistas a otros. Pero el mecanismo de explotacin de los pases dependientes es similar y las multinacionales, la "clula bsica" del capitalismo tardo, de la misma forma que los monopolios lo eran del imperialismo clsico, renen fundamentalmente las caractersticas que se han sealado a estos ltimos pero actan en un plano mundial. 3.7. QUE QUEDA DE LOS MODELOS IDEALES?

Los tericos del mercado no incluyen en sus anlisis el carcter histrico de la economa capitalista. Cuando proponen medidas polticas son, por supuesto, mucho mas realistas, pero esto sucede porque una cosa es que sus teoras hagan abstraccin de las clases sociales y otra muy diferente que no sepan que existen y no las consideren. Por eso, a los esquemas ideales de libre competencia que utilizan debe contraponerse tambin el mercado existente en el capitalismo real. En primer lugar, el mercado no puede desligarse del contexto polticos e histrico en que se da. No es un mecanismo abstracto, sino un hecho real. Puede ser de libre competencia, de monopolios, de multinacionales, etc, y en todos ellos la asignacin de recursos se hace ex post, pero no con la misma eficiencia capitalista. La inflacin galopante en Amrica latina, por ejemplo, y, particularmente en Argentina, se produce en una economa de mercado pero, alguien estara dispuesto a hablar de la eficiencia del mercado en este caso?. Puede coexistir con autocracias o con formas avanzadas de democracia parlamentaria y su funcionamiento no es el mismo. En Chile, por ejemplo, el saneamiento relativo que se ha producido en su economa se debe a las virtudes del mercado o a la forma represiva con la que la dictadura de Pinochet ha forzado la extraccin del excedente?. Puede agravar la miseria de amplias masas (como ocurri en los siglos XVIII y XIX y ocurre en el tercer mundo hoy) o permitir aumentos sensibles del nivel de vida medio (como sucedi en los pases occidentales en los 30 aos previos a la I guerra mundial y en los 25 aos posteriores a la segunda). Situaciones tan diferentes no pueden explicarse solamente por el mercado.

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En segundo lugar, el capital recurre cada vez mas a mecanismos que no son los del mercado para su funcionamiento. Se ha producido una reduccin drstica del trabajo asignado en el mercado respecto al trabajo asignado directamente, como consecuencia de que las empresas cada vez mas acuden a la planificacin. En la poca de las multinacionales, el plan se hace internacional y afecta a mltiples empresas. Como es lgico, no son los precios de mercado los que rigen las transacciones entre todas las factoras de Ford esparcidas por el mundo, sino una planificacin cuidadosamente realizada. Finalmente, es importante sealar que una parte sustancial de los recursos productivos no esta asignada con criterios de mercado y su actividad no se rige por los precios. La sanidad y la seguridad social, conquistas de los trabajadores, son necesidades que, en los pases occidentales, se financian en gran parte con cuotas que se descuentan en las nminas, pero sus servicios no se compran en el mercados, es decir, cuando se prestan nadie debe pagar un precio en ese momento. Estos cambios, por lo que se refiere al funcionamiento del mercado, han tenido efectos positivos (el aumento de la proteccin social) y negativos (monopolios y superbeneficios, fijacin de precios por largos perodos que no tienen que ver con los de equilibrio del mercado, superexplotacin y miseria del tercer mundo, etc). Pero hoy, sus efectos negativos son evidentes: la crisis econmica actual, con sus secuelas de paro y deterioro del nivel de vida de las masas, los problemas derivados de un mercado mundial capitalista (el problema norte-sur y la pobreza en el tercer mundo), la agresin ecolgica, etc, son una prueba palpable de ello. 4. LAS COSAS VALEN LO QUE QUIEREN LOS BUROCRATAS? (EL MERCADO EN LA PLANIFICACION SOCIALISTA)

La lucha por el socialismo implica la lucha contra el mercado capitalista, la lucha por la abolicin de la ley del valor. Se trata de eliminar el funcionamiento automtico de la misma, de cambiar radicalmente los criterios de eficiencia, dirigiendo los recursos humanos y materiales hacia aquellas actividades que sirvan para atender las necesidades sociales de la poblacin, independientemente de que sean rentables o no siguiendo un criterio capitalista. En su fase superior, la sociedad comunista, no existir ni mercado ni dinero, sino que la satisfaccin de las necesidades se realizara mediante el reparto libre. A nivel internacional, el desarrollo de las fuerzas productivas tiene el grado de desarrollo suficiente como para eliminar la miseria, pero la economa de mercado lo impide. Por ello el socialismo exige haber derrocado el capitalismo a nivel mundial y mientras esto no suceda, un desarrollo de las fuerzas productivas que permita que la escasez no sea un problema fundamental. Mientras esto ocurre, una vez eliminado el capitalismo en un pas, el problema es organizar la economa del perodo de transicin que conduzca al socialismo, esto es, poner en pie la planificacin socialista. Durante este perodo, es vano intentar suprimir el mercado completamente, en la medida en que seguir habiendo escasez. Se necesita una actuacin poltica consciente para hacerle retroceder progresivamente, en la medida en que el desarrollo de las fuerzas productivas y la organizacin social lo permita. 4.1. EL DESASTRE DE LA PLANIFICACION BUROCRATICA

Hasta ahora, una parte de la humanidad viva en estados postcapitalistas en los que la asignacin de los recursos se efectuaba mediante la planificacin. El debate sobre su viabilidad quedaba saldado por la evidencia de la practica, por mas que todava quedaran muchos problemas por resolver, entre los que la falta de democracia no era el menor. La crisis actual del llamado socialismo real ha puesto en duda sino su viabilidad, pues la planificacin ha funcionado durante mas de 70 aos, si al menos su eficiencia pues, durante los ltimos aos, el llamado socialismo real ha entrado en crisis. Dicha crisis hay que valorarla a la luz de lo que debera haber sido una verdadera planificacin socialista, cuyos ejes fundamentales se desarrollarn mas adelante, y no tomando como referencia una idealizada economa de mercado. La crisis del socialismo real es el resultado de la quiebra de los antiguos mecanismos de planificacin burocrtica, que arrancan de los primeros planes quinquenales. Stalin concibi la economa sovitica como una gran empresa en la que el centro impone los objetivos de produccin, asigna los recursos productivos y planifica las producciones fsicas a un nivel de detalle considerable (cerca de 20 millones de productos). El rgano encargado de esta tarea es el Gosplan. A partir de aqu, todos los agentes econmicos a todos los niveles (centrales, de cada una de las repblicas, locales, directores de empresas, etc) se limitan a obedecer y su tarea consiste en hacer que se cumplan los objetivos. Se trata

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de una economa hipercentralizada y altamente jerarquizada (una economa dirigista o de ordeno y mando, como la llaman) en la que la gestin se valora no en funcin de la reduccin de costes que se haya realizado, de la mejora que se haya conseguido en la calidad de los productos o del grado de satisfaccin de las necesidades de la poblacin, sino del grado de cumplimiento del plan. A lo largo de sus sesenta aos de vida, este esquema ha sufrido algunas reformas importantes pero, en lo sustancial, puede ser descrito como se acaba de hacer. Este sistema estaba muy alejado de la verdadera planificacin socialista, lo que tena consecuencias negativas y le hacia profundamente ineficiente. En efecto, sus caractersticas fundamentales eran las siguientes: a) Responde a los intereses de la burocracia, no de la sociedad en su conjunto Por un lado, es imposible planificar de forma burocrtica una economa con 20 millones de artculos. El Gosplan no puede establecer a priori los equilibrios entre la demanda y la oferta de cada una de estos artculos y mucho menos controlar el cumplimiento del plan pues la tarea es faranica y, aunque fuera tericamente posible hacerlo centralmente, lo que es dudoso, pues la produccin es un fenmeno social y la sociedad cambia continuamente, no existe la capacidad tcnica para hacerlo eficientemente. Pero, por otro lado, no es ni necesario ni deseable. No es necesario, pues con un volumen de decisiones sustancialmente menor, relativas a la tasa de acumulacin, la distribucin de la misma entre los diferentes sectores, las producciones fundamentales, etc, se puede planificar una parte considerable de la economa con muchsimo menos esfuerzo y coste y mas eficacia. No es deseable, pues supone que aquellos que deciden que producir, como producirlo y para quien producirlo cuentan con un poder equivalente al de la burguesa en un sistema capitalista que tendern a usarlo para si, creando un sistema de privilegios que les permita perpetuarse en el poder. Este sistema de planificacin, que se corresponde a la sociedad del gran hermano, muy alejada del socialismo, es el que conviene a la burocracia, pues le permite tener privilegios materiales, un gran poder, prestigio y rentas mas elevadas, controlar la produccin y el territorio, ser quien toma las iniciativas y seleccionar los miembros del aparato y los administradores. b) Favorece la ineficiencia y la dilapidacin de recursos En una empresa capitalista, la bsqueda del mximo beneficio lleva a los directores a intensificar la utilizacin de los factores productivos de modo que sus intereses individuales coinciden con los del capitalismo en su conjunto pero, con la planificacin burocrtica no sucede lo mismo. La burocracia en su conjunto tiene inters en conseguir la mxima produccin y utilizar racionalmente los recursos pero, para los directores de empresa, lo importante es cumplir el plan, no importa cual sea la calidad de los productos y con que coste. Esto tiende a dificultar el crecimiento de la produccin, pues el plan es mas fcil de cumplir si la produccin es menor que la posible, y favorece el derroche de recursos productivos, pues cuanto mas maquinaria y mas mano de obra se disponga mejor. La consecuencia es una baja rentabilidad de las inversiones (la misma produccin se podra conseguir con mucha menos maquinaria), un derroche de energa y materias primas y una productividad de la mano de obra muy baja. La ineficiencia se ve agravada por un fenmeno adicional. Los directores de empresa tienden a acumular stocks de productos terminados para hacer frente a un eventual descenso de la produccin que les impida cumplir el plan, y de materias primas, piezas de recambio y maquinaria, para hacer frente a los estrangulamientos que normalmente se producen en el abastecimiento, con lo que para la misma produccin se termina realizando una inversin muy superior a la necesaria. Finalmente, el objetivo de cumplir los planes de produccin cueste lo que cueste lleva a la utilizacin de mtodos de produccin fuertemente contaminantes.

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c) Desincentiva la productividad La naturaleza de la planificacin burocrtica lleva a unas relaciones obreros-directores de empresa muy particulares. Como el empleo no cuesta nada y permite cumplir el plan mejor, los directores de empresa demandan una cantidad de mano de obra muy superior a la necesaria, por lo que al final se produce una penuria de empleo (la suma de las previsiones de empleo de las empresas es mayor que el total de la mano de obra disponible). Los obreros se benefician as de la seguridad en el empleo, pues aunque legalmente pueden ser despedidos pueden votar con los pies, esto es, irse a otra empresa. Esto crea unas relaciones de complicidad con la direccin que no favorece la productividad: los directores no tienen inters o medios de aumentar la productividad y los obreros tienen una actitud muy ambivalente de cara a la direccin tienen una trabajo sucio y penoso y los cuellos blancos despachos limpios y no trabajan pero no obligan a aumentar los ritmos de produccin. Por otra parte, la falta de democracia, los privilegios de la burocracia, la corrupcin, las demandas de consumo insatisfechas y el insuficiente bienestar colectivo exigible a una sociedad desarrollada en los albores del siglo XXI, destruyen los incentivos para que los trabajadores aumenten la productividad: ellos hacen como que nos pagan y nosotros como que trabajamos. Este ultimo factor tiene una gran importancia en el descenso de la productividad e, incluso, ha llevado a pequeos robos por parte de los trabajadores pero tan generalizados que han adquirido una entidad enorme. d) Favorece la economa sumergida y la corrupcin La planificacin burocrtica produce unos desequilibrios graves: escasean unas mercancas mientras existen excedentes de otras, hay una distorsin completa de los canales de distribucin, etc. Ante las dificultades en el aprovisionamiento, surgi una espesa red de relaciones informales e ilegales, pero forzosamente toleradas, de trueque entre dirigentes de empresas. En un principio, esto se tradujo en una serie de sobornos en forma de regalos, pero poco a poco los encargos de las empresas estatales de comercio a las empresas productoras siguieron cada vez mas el principio del mximo beneficio del comerciante, pero no la satisfaccin de la demanda. Todo condujo al monopolio del comercio estatal por unos intermediarios en su propio beneficios. El comercio estatal se convirti en la principal fuente de beneficios ilegales y sobre una burocracia cuyo fin principal era la autoproteccin y la autorreproduccin, aparecieron estructuras mafiosas y de clanes. La consecuencia fue doble: por una lado, se debilito la relacin entre las empresas productoras y la demanda y, por otra, se debilito la moral colectiva, por lo que sobre un sistema ineficiente, la corrupcin hizo que la ineficiencia aumentara. Segn clculos no oficiales, los beneficios de la mafia comercial se llegaron a elevar a un 2,5% del PIB, muy poco respecto a los beneficios de un pas capitalista, pero mucho respecto a la distorsin que introdujo en la produccin. e) Incorrecta eleccin de las prioridades sociales El hecho de que una economa capitalista este regida por el principio del mximo beneficio hace que no emplee completamente sus recursos productivos. De esta forma, en una situacin de crisis, un aumento de los pedidos de armamento, por ejemplo puede empujar la demanda y contribuir a que se utilicen los recursos que estaban ociosos. A largo plazo, esto no favorecer la salida de la crisis, pero puede mejorar la situacin coyuntural. Pero en una economa postcapitalista, en la que no rige directamente la ley del valor, los recursos son limitados y si se dedican a una cosa no se pueden dedicar a otra. Por ello, es imposible mantener un volumen elevado de gastos militares, realizar inversiones productivas y elevar sostenidamente el nivel de vida de las masas al mismo tiempo. En la URSS, los gastos de armamento suponen una absorcin importante de recursos productivos, que no pueden dedicarse a inversiones o a incrementar el nivel de vida. Los gastos militares se elevan a un 10% del PIB, una cifra inusual en poca de paz. Por el lado de las inversiones, se ha producido una errnea eleccin de prioridades (inversiones excesivas en unos sectores e insuficientes en otros); como se acaba de mencionar, los mecanismos de planificacin han llevado a que tengan una baja rentabilidad, y, desde 1975, la tasa de acumulacin se ha reducido, como consecuencia de la decisin de dedicar mas recursos productivos a satisfacer las necesidades de unas masas que cada vez reivindicaban mas democracia y mas bienestar.

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Esta contradiccin ha hecho imposible la elevacin del nivel de vida de las masas y, por el contrario, ha hecho que las mercancas y los servicios esenciales, no solo no se produzcan en cantidad suficiente, sino que su calidad sea muy defectuosa, lo que ha contribuido a agudizar la crisis social. f) El desequilibrio macroeconmico La consecuencia fundamental de lo anterior ha sido el abismo que existe entre la cantidad de dinero en circulacin y la cantidad de mercancas de consumo puestas en el mercado. La perestroika ha contribuido a profundizar aun mas este abismo. Algunos hechos demuestran que la situacin de la oferta ha empeorado. No teniendo la posibilidad de corregir los precios de los artculos aislados conforme a los gastos y a la demanda, las empresas no aceptan la produccin de mercancas no rentables; la campaa antialcoholica de 1985 redujo los ingresos fiscales, por la reduccin de la produccin que implico, e incremento los beneficios de las destileras clandestinas, que hicieron hacer desaparecer el azcar del mercado para fermentar las patatas; la campaa de 1986 contra los ingresos injustificados solo afecto a los campesinos que vendan sus productos en el mercado libre y redujo la oferta de alimentos; la limitacin de las importaciones de consumo agrav la escasez, etc. El resultado es que la tasa de crecimiento econmico entre 1986 y 1988 se estima en un 4%, o sea, alrededor de un 1% al ao, una cifra que esta en el limite del error estadstico. Por otro lado, ha aumentado la cantidad de dinero. Por una parte, los mas optimistas estiman que los salarios han crecido el doble que la productividad, como consecuencia, entre otras cosas, de la poltica de las empresas que buscan contentar a sus obreros. Por otra parte, el dficit del presupuesto del estado ha empeorado. La consecuencia ha sido la desaparicin de los mercados de consumo, la implantacin gradual de las cartillas de racionamiento, el florecimiento del mercado negro y la economa sumergida y, en consecuencia, un descontento creciente y la sensacin, cierta, por otra parte, del fracaso de la planificacin. Se ha producido, adems, una febril emisin de papel moneda para cubrir el dficit presupuestario, que ha provocado una fuerte depreciacin del rublo. La poltica de la burocracia para remontar la situacin actual ha tenido dos componentes: por un lado, proceder a una reestructuracin econmica que corrija los problemas de la economa sovitica (la perestroika), por otro, esto no es posible sin abordar al mismo tiempo algunas reformas polticas que introduzcan transparencia (la glasnost). La primera razn de la Perestroika, esto es, de la reestructuracin econmica, es la necesidad de mejorar los resultados de un sistema que se ha convertido en un obstculo para cualquier progreso posterior. Para los economistas de la Perestroika, el deterioro de la situacin tiene sus causas en la falta de correspondencia entre las formas de planificacin y el creciente volumen de la produccin, por una parte, y en el estancamiento de la produccin debido a los malos resultados de la productividad, por otra. En consecuencia, la solucin del problema se ha intentado: a) Acabando con la planificacin ultracentralizada de la economa introduciendo en la gestin de la produccin elementos de mercado: estableciendo la autonoma de las empresas y su gestin con criterios de mercado; una gestin mas eficaz de la mano de obra que acabe con la penuria crnica actual y que se traduzca en un aumento de la productividad, es decir, el fin de la seguridad en el empleo; la reforma de los precios, eliminando las subvenciones, liberandolos y haciendo que se aproximen a sus valores de mercado, y reformando los salarios de forma que sirvan para favorecer el incremento de la productividad. Evidentemente, esto inclua un cierto grado de privatizacin de la economa y la creacin de un mercado real. b) Relanzando el crecimiento realizando menos inversiones, pero racionalizandolas. Esto exige primar la inversin en la fabricacin de maquinaria y en la investigacin cientfico-tcnica e introducir elementos de racionalidad en la produccin mediante una mayor disciplina para conseguir una mayor economa de energa y materias primas, un empleo mas racional de equipo, la reduccin de los pedidos de bienes de inversin para realizar el plan y el aumento de la productividad de la mano de obra. c) Poniendo en marcha un juego centralizado de palancas econmicas, para dirigir la economa, similares en una buena parte a las que utilizan los gobiernos de los pases capitalistas: el coste de los

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recursos financieros, los impuestos, la fijacin central de normas, una poltica de subvenciones, un numero limitado de precios claves que sern administrados y el control del comercio exterior. 4.2. MARX ERA SOCIALISTA

Marx y Engels no desarrollaron ninguna idea sistemtica sobre la organizacin de la economa despus del derrocamiento del capitalismo. Pensaban que no era posible formular un esquema acabado para la futura sociedad porque su organizacin econmica y social dependera de las condiciones que se dieran al comenzar a construirla. Pero eran perfectamente conscientes del problema de la asignacin de los recursos productivos en una economa socialista y en El Capital y La crtica al programa de Gotha, pueden encontrase algunas referencias de como pensaban que debera ser la nueva sociedad. La distincin entre el socialismo, como objetivo final, y la transicin al socialismo, como problema inmediato, puede encontrase en Marx. En efecto, por un lado estara lo que Marx denomino fase superior del comunismo, segunda fase del comunismo o comunismo en sentido estricto, que se corresponde con lo que actualmente se entiende como socialismo, es decir, una sociedad en la que se ha superado la escasez y, por tanto, se puede proceder a lo que Bertrand Russell denomino reparto libre (Roads of freedom. Londres 1919). Para Marx, en la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinacin esclavizadora de los individuos a la divisin del trabajo, y en ella, la oposicin entre trabaj intelectual y trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan tambin las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, solo entonces podr rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgus y la sociedad podr escribir en su bandera: De cada cual, segn su capacidad; a cada cual, segn sus necesidades!. Pero, por otro lado, los problemas actuales no son estos ya que de lo que aqu se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todava en todos sus aspectos, en el econmico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraa procede. (el subrayado es de Marx). Es decir, Marx distingue una primera fase del comunismo, que tambin denomina etapa socialista, que se correspondera con la transicin al socialismo, tal y como la entendemos hoy da. En esta etapa de transicin al socialismo, no se parte de la abundancia y, por tanto, el calculo econmico y la distribucin son problemas bsicos., El primer problema que se plantea en estas sociedades de transicin es la determinacin de la parte del producto social que se debe destinar a servir de medios de consumo. Esta parte se obtiene deduciendo del producto social global: la reposicin de los medios de produccin consumidos, los fondos de reserva o de seguro contra accidentes, calamidades, etc, y la parte que se dedique a acumulacin para ampliar la produccin en el futuro. Estas deducciones constituyen una necesidad econmica y su magnitud se determinara segn los medios y fuerzas existentes, y en parte, por medio del calculo de probabilidades; lo que no puede hacerse de ningn modo es calcularlas partiendo de la equidad. Pero, en una sociedad de transicin al socialismo, el resto que se obtiene despus de las deducciones anteriores no debe constituir los medios para satisfacer el consumo individual, pues antes hay que deducir: Primero: los gastos generales de administracin no concernientes a la produccin. En esta parte se conseguir, desde el primer momento, una reduccin considerabilisima, en comparacin con la sociedad actual, reduccin que ira en aumento a medida que la sociedad se desarrolle. Segundo: la parte que se destine a la satisfaccin colectiva de las necesidades, tales como escuelas, instituciones sanitarias, etc. Esta parte aumentara considerablemente desde el primer momento, en comparacin con la sociedad actual y seguir aumentando en la medida que la sociedad se desarrolle. Tercero: los fondos de sostenimiento de las personas no capacitadas para el trabajo, etc; en una palabra, lo que hoy compete a la llamada beneficencia oficial.

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La distribucin individual de los medios de consumo se rige por el mismo principio que en el intercambio de mercancas equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma distinta. A cada trabajador, la sociedad le entrega un bono consignando que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (despus de descontar lo que ha trabajado para el fondo comn), y con este bono saca de los depsitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabaj que ha rendido. La misma cuota de trabajo que ha rendido a la sociedad de una forma, la recibe de esta de una forma distinta. La distribucin se realiza a travs de mecanismos de mercado, pero en el seno de una sociedad colectivista en la que los medios de produccin son colectivos, la distribucin que se realice con esos criterios es muy diferente a la que se realiza en el capitalismo: El modo de produccin capitalista descansa en el hecho de que las condiciones materiales de produccin les son adjudicadas a los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y propiedad del suelo, mientras la masa solo es propietaria de la condicin personal de produccin, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este modo los elementos de produccin, la actual distribucin de los medios de consumo es una consecuencia natural. Si las condiciones naturales de produccin fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto determinara por si solo, una distribucin de los medios de consumo distinta de la actual. Y Marx recalca, El socialismo vulgar (y por medio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribucin como algo independientemente del modo de produccin, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribucin. Una vez que esta dilucidada, desde hace mucho tiempo, la verdadera relacin de la cosas, por que volver a dar marcha hacia atrs?. 4.3. HAY MERCADO PARA RATO

En el comunismo, esto es, en la sociedad de productores libres asociados a la que se refera Marx, no existir ni mercado, ni dinero. La satisfaccin de las necesidades se realizara de forma que la poblacin acceder a los bienes materiales y los servicios sin pagar un precio por ellos, algo as como lo que ocurre en la actualidad en la seguridad social, en la que no hay que pagar un precio por los servicios del mdico. No se trata de una sociedad sin ninguna escasez, lo que es imposible de conseguir, sino de una situacin en la que se ha alcanzado un desarrollo de las fuerzas productivas y un tipo de cultura humana tal que impera una abundancia suficiente como para satisfacer ampliamente la mayora de las necesidades fundamentales y secundarias de la poblacin. La produccin seguir siendo insuficiente para satisfacer todas las necesidades de forma libre pero, a partir de unos niveles de satisfaccin y culturales, que se habr desarrollado enormemente, disminuir la demanda de bienes materiales y las necesidades se desarrollaran cada vez mas en la direccin de la autorrealizacin de la personalidad y las actividades creativas. Es pues, un objetivo utpico, en el sentido que tiene la utopa para la izquierda marxista: algo que todava no existe, como deca Ernst Bloch, pero que es posible conseguir y que requiere haber destruido previamente el viejo modo de produccin capitalista y haber desarrollado enormemente las fuerzas productivas de forma que sea posible una sociedad de abundancia. Mientras sobrevivan las relaciones de produccin capitalistas a nivel mundial, seguirn influyendo de algn modo, ya sea econmica, poltica o ideolgicamente. Mientras la escasez sea la norma, esto es, mientras los recursos productivos sean insuficientes para satisfacer ampliamente las necesidades sociales, no podr ser posible el reparto libre. Por eso, una vez que la clase obrera ha tomado el poder y ha derrocado al capitalismo, el problema no es construir inmediatamente la utopa, que no es posible, sino organizar la economa y la sociedad durante un perodo de transicin que conduzca a ella. El problema es el de como avanzar hacia el socialismo una vez que se han destruido las relaciones de produccin capitalistas, pero siguen subsistiendo el entramado material del mismo, su ideologa y la opresin patriarcal. Mientras haya escasez y no abundancia, es vano intentar suprimir el mercado completamente. Por un lado, el mercado continuar existiendo para los bienes de consumo individual. Esto es as porque el desarrollo insuficiente de las fuerzas productivas hace que la produccin no sea capaz de atender a todas las necesidades de la poblacin, por lo que se mantendra vivo el valor de cambio. Cada trabajador continuara vindose obligado a cambiar su fuerza de trabajo por un salario, puesto que el salario es la

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nica forma de acceder a los bienes y servicios producidos, que son limitados, y con dicho salario acudir al mercado a comprar los bienes de consumo que necesita. El problema no se puede sortear, pues si se pagara a cada trabajador no con un salario, sino con raciones fsicas o certificados de racin aparecera el mercado de los mismos, porque no todos los individuos tienen los mismos gustos o necesidades. Por otro lado, sobrevivir un mercado real para algunos servicios privados, para la pequea produccin mercantil (agrcola y artesanal), etc, que no tiene sentido eliminar. El dinero tampoco puede desaparecer y, por el contrario, puede ser un mediador eficaz en las operaciones microeconmicas. Permite que los trabajadores elijan mas flexible y libremente su consumo y es un sistema de contabilizacin mas flexible de los costes de produccin que si se emplearan horas de trabajo, por ejemplo. En el perodo de transicin, de lo que se trata de evitar es que el dinero se convierta en capital en manos privadas, no suprimirlo, que no es posible mientras exista escasez. Sin embargo, es necesario una actuacin poltica consciente, pues no se trata de buscar el mximo de mercado, sino el mnimo y, adems, hacerle retroceder progresivamente. Esto exige la limitacin de la ley del valor y el cambio de los criterios de eficiencia, de las delimitacin de que necesidades a satisfacer (no determinadas por el mercado sino consciente y democrticamente) y del calculo econmico. Derrocado el capitalismo, el problema no es eliminar completamente el mercado, que no es posible mientras haya escasez, sino poner en marcha la planificacin socialista. As pues, la organizacin de la economa durante el perodo de transicin hacia el socialismo supone la existencia de un conflicto entre dos lgicas contrapuestas: la lgica del plan (distribucin de los recursos de acuerdo con las prioridades conscientemente establecidas por la sociedad) y la lgica del mercado (distribucin de acuerdo con leyes objetivas que se imponen a espaldas de los productores. Esta contradiccin solo puede ser superada en la sociedad socialista. El objetivo del perodo de transicin es avanzar en dicha superacin. 4.4. LO MALO NO ES EL MERCADO SINO LA ECONOMIA DE MERCADO

En una economa capitalista, el mercado rige la asignacin de los recursos productivos, lleva implcita la desigualdad social y para el no existen las necesidades que no puedan expresarse en dinero. Esto es lo que la planificacin socialista debe eliminar progresivamente: el juego de la ley del valor. Pero el mercado es tambin un mecanismo de distribucin entre la poblacin y las empresas de los bienes y servicios producidos por la sociedad. En una economa mercado, esta funcin este ntimamente ligada a la anterior, porque la distribucin no es independiente de las condiciones materiales de produccin, que son capitalistas. Pero una vez que la produccin esta en manos de los trabajadores, se ha eliminado la funcin del mercado como asignador de los recursos productivos y se ha conseguido un avance sustancial en la igualdad social, no hay ninguna razn para que, durante el perodo de transicin, subsista su funcin como mecanismo de distribucin de los bienes y servicios. En la actualidad, el mercado es igual a capitalismo, pero el mercado ha existido mucho antes de que dominara el modo de produccin capitalista y seguir subsistiendo algn tiempo despus de su desaparicin. Pero no ser un mercado capitalista, porque no se producirn mercancas de una manera generalizada (la mayorora de los productos que se intercambien en el mercado no incorporarn plusvala) y el mercado, que no se regir por la bsqueda del mximo beneficio, ya no ser el mecanismo fundamental para asignar los recursos productivos a espaldas de los trabajadores. La planificacin socialista implica que la clase obrera toma conscientemente ese enorme volumen de decisiones que ahora se realizan a sus espaldas por parte de los capitalistas. La primera decisin a tomar seria la proporcin de la produccin anual que se dedica a la acumulacin, esto es, a aumentar la produccin en el futuro. En una sociedad en transicin al socialismo, los recursos no se asignaran por las empresas individuales siguiendo la ley del valor, sino que se asignaran conscientemente por el conjunto de la sociedad siguiendo prioridades previamente establecidas. a) Debe haber un equilibrio entre la tasa de acumulacin y el volumen de recursos que se dedica a satisfacer el consumo. Una tasa de acumulacin excesivamente elevada supondra un deterioro en el nivel de vida que afectara a la productividad. Una tasa excesivamente reducida supondra una fuerte hipoteca para el futuro. b) Determinado por la sociedad el volumen de la acumulacin y el objetivo de la misma (que necesidades se tratan de satisfacer), la seleccin entre posibilidades alternativas para cada inversin no se

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realizara siguiendo el criterio de la ley del valor, esto es, del mximo beneficio, sino siguiendo el criterio del mnimo coste social. En consecuencia, no se debera omitir ningn coste: el coste de la inversin, el coste de la infraestructura que la inversin provoca, los costes derivados del mantenimiento del medio ambiente, los costes sociales que causara la inversin (escuelas, ambulatorios, etc). Sin embargo, los costes no determinaran automticamente la eleccin de la inversin, pues habr que considerar otra serie de factores difcilmente cuantificables. c) Las grandes inversiones se decidiran centralmente. Es importante sealar que este es uno de los puntos fundamentales en los que se trata de romper la ley del valor: la planificacin debe tener en cuenta la demanda de consumo final y, por tanto, debe distribuir los recursos de forma que se facilite la adaptacin rpida de la oferta a la demanda, pero este no es el criterio fundamental: se trata de alterar la proporcin entre bienes pblicos y privados, considerar las necesidades que no se expresan en el mercado, cambiar los hbitos de la sociedad de forma democrtica, etc. Las pequeas inversiones (de reparacin, para aumentar la productividad, etc) podran seguir siendo decididas por las empresas. Del producto total que queda despus de la acumulacin hay que descontar todava los gastos del Estado. Desde el primer momento de la toma del poder, el objetivo del Estado obrero es su propia desaparicin, de modo que debe haber una tendencia a la disminucin progresiva de dichos gastos. Una planificacin hipercentralizada e hiperdetallada es, pues, contradictoria con este objetivo, en la medida en que fortalece al estado en vez de debilitarle. En la planificacin socialista, hay que combinar el mximo de democracia y coordinacin en la adopcin de las decisiones fundamentales (pues si no seria posible a utilizacin eficiente de los recursos globales de la sociedad) con la mxima descentralizacin, esto es, con la mxima aproximacin hacia aquellos que tienen las necesidades. Exige, pues, la mximas descentralizacin del poder. El resto de los recursos disponibles se dedicara a satisfacer las necesidades actuales de la poblacin, pero en este terreno, tambin se tratara de hacer retroceder al mercado. En la sociedad actual puede establecerse una jerarqua de las necesidades (fundamentales, secundarias y de lujo) que tiene unas bases fisiolgicas y socio-histricas. La planificacin socialista debe partir de una tendencia creciente a la distribucin directa de los recursos para satisfacer las necesidades fundamentales (reparto directo sin intermedio del dinero); el hecho de que los bienes de consumo fundamentales tengan una elasticidad demanda-precio negativa (el consumo de jabn tiene un limite, por mucho que baje su precio) hace que su consumo no aumente indefinidamente, esto es, las necesidades bsicas no aumentan sin limite. Si la sociedad decide democrticamente dar prioridad a las necesidades fundamentales se reduce automticamente los recursos disponibles para la satisfaccin de las necesidades secundarias o de lujo. En este sentido, hay que sealar la eficacia del dinero y el mercado como instrumento para permitir una mayor libertad del consumidor sobre los bienes relativamente superfluos, en la medida en la que las necesidades fundamentales estn satisfechas. Esto no supone la produccin de mercancas, pues no se realiza la misma buscando el mximo beneficio. En este sentido, respecto a las empresas que las producen, tan negativo seria la aparicin de perdidas, pues significaran una deliberacin de recursos no planificada que minorara los que se dedican a la satisfaccin de las necesidades sociales decididas democrticamente, como de beneficios, pues supondra un precio mas elevado que el que determinan los costes y, por tanto, una absorcin del poder adquisitivo de la poblacin a favor de las empresas que los obtuvieran. Es importante sealar que, en este ultimo caso, la aparicin de beneficios podra incentivar el carcter mercantil de la produccin, justamente lo que se trata de hacer desaparecer. Finalmente, la planificacin socialista debe promover una significativa ampliacin de la gama de actividades y de las relaciones humanas, esto es, debe dedicar recursos para que se desarrolle una nueva civilizacin. La planificacin socialista esta indisolublemente unida a la mas amplia democracia. En el capitalismo, el mercado es tambin un mecanismo a travs del cual la sociedad decide que producir, como producirlo y para quien producirlo. Aunque no es nada democrtico, porque deciden mas los que tienen mas poder adquisitivo, hay un mecanismo de decisin basado en la ideologa de que el consumidor, con su dinero, decide soberanamente que es lo que hay que producir. Suprimido el mercado, quedan una serie de decisiones fundamentales que solo pueden ser adoptadas democrticamente: que necesidades sociales a satisfacer, que combinacin entre satisfaccin de las necesidades y tiempo de trabajo, etc. Ninguna burocracia puede ser eficiente en la distribucin de los recursos de la sociedad para satisfacer las necesidades de la misma. Solo la sociedad en su conjunto, actuando democrticamente, puede conocerlas y decidir como satisfacerlas.

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4.5. NADA NOS EVITARA TENER QUE "ECHAR LAS CUENTAS"

La planificacin socialista debe huir de dos extremos. Por un lado, de la bsqueda del mximo de mercado o de la reproduccin al mximo de los mecanismos de mercado, porque supondra hacer que juegue plenamente la ley del valor, reproducira las viejas formas de enajenacin, aumentara la propensin a defender los intereses privados, estimulara el surgimiento de una tendencia al enriquecimiento privado, etc. Por otro, de una planificacin ultracentralizada y superdetallada de las producciones fsicas, que no es adecuado a las necesidades del perodo de transicin, no puede ser eficiente y solo responde a los intereses de la burocracia. Una vez decidido a priori por la sociedad la tasa de acumulacin y su distribucin y la proporcin de la produccin que se dedicara satisfacer el consumo socialista, que se efectuara mediante el reparto libre (que incluye lo que en la actualidad se denominan bienes pblicos -sanidad, educacin, seguridad social, etc- pero que conforme el desarrollo de las fuerzas productivas lo vaya permitiendo incorporara bienes que actualmente se compran en el mercado), aparecer el primer problema de equilibrio macroeconomico: los fondos monetarios disponibles para el consumo individual se deben de corresponder con la parte de la produccin que se dedicara a la misma. Los precios se fijaran de forma que este equilibrio sea posible. Pero, para que la produccin sea eficiente, es decir, para que no se dilapiden recursos, es preciso que el calculo econmico ocupe un lugar central. En una economa planificada, en la que existiera libre eleccin de consumo, el problema del calculo econmico se resolvera con un sistema de ecuaciones que igualaran las demandas y ofertas de cada mercanca. Tericamente aparecera imposible, pero en la practica seria factible porque no habra que disponer de una ingente informacin de todas las ramas de la produccin y resolver millones de ecuaciones. A cada factor se le asignara el valor dictado por la experiencia histrica. Los directores de las industrias socializadas llevaran a cabo sus clculos como si las valoraciones provisionales fueran correctas: si el valor atribuido fuera alto, aparecera un excedente del factor y si fuera bajo, un dficit. A travs de pruebas sucesivas se llegara a la valoracin correcta. Estos precios contables, que seran como los del mercado, produciran las igualaciones entre demanda y oferta, aunque a corto plazo, una mala orientacin de los recursos (oferta) o una mala distribucin de las necesidades (demanda), haran que aparecieran desequilibrios que, con el mtodo de prueba y error se corregiran. Las empresas colectivizadas debern tener autonoma para este calculo econmico, de forma que no es el plan central, sino ellas, el que debe realizarlo, pero los mtodos con los que se haga estarn basados en los costes, no en los precios. Sin embargo, en una economa planificada, la libre eleccin de consumo estar limitada por las decisiones previas que se hayan realizado sobre la acumulacin y el consumo socialista, de forma que los criterios sern diferentes en cada uno de estos sectores. En el sector productor de medios de produccin se utilizaran "precios contables" que iterativamente, como se ha descrito mas arriba, se irn aproximando a los valores de equilibrio. Se trata de tener un mtodo de calculo para que la produccin sea eficiente, no de reproducir los mecanismos del mercado de forma que la acumulacin se dirija a los sectores que este determina, pues este es uno de los papeles fundamentales de la planificacin. El procedimiento ser similar en el sector productor de consumo socialista. Sin embargo, en el sector productor de bienes para el consumo individual, no hay ninguna razn para que los precios relativos se ajusten de forma que se cubra la demanda y no aparezcan dficits de produccin, pues en su gran mayora son bienes secundarios y de lujo y se parte de una situacin de mayor igualdad social. De todas formas, la planificacin deber tener en cuenta la evolucin de los mismos a la hora de asignar los recursos productivos entre las diferentes ramas. Finalmente queda el problema de los incentivos. En el socialismo, los incentivos morales son fundamentales, pero ninguna sociedad puede funcionar permanentemente solo con los mismos, por lo que se necesitaran incentivos materiales para que aumente la eficiencia de la produccin. Si una empresa socialista consigue reducir sus costes, una parte debe revertir a la sociedad, pero otra puede ser repartida como primas a sus trabajadores. Esto puede introducir una cierta desigualdad social pero, por un lado, como dijo Marx, en la transicin hacia el socialismo ser imposible eliminar completamente esta contradiccin, pues se parte de la supervivencia de la ideologa burguesa, y, por otro, la situacin econmica no permite un reparto igualitario. Debe ser corregido de forma no coactiva educando a los trabajadores en el principio de la solidaridad. No hay ningn mecanismo econmico que pueda solucionar las diferencias en la productividad que existen entre las distintas ramas productivas, zonas geogrficas, etc. Los trabajadores mas productivos debern ceder parte de sus mejoras para que los menos productivos, que no lo son por su culpa, puedan vivir mejor.

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QUE CRISIS? LA CRISIS! 1 Desde el principio de la dcada de los setenta, la economa de mercado, eufemismo con el que hoy se denomina al capitalismo, se encuentra sumida en una crisis de larga duracin cuyas consecuencias estn siendo devastadoras. En los pases industriales, se han alterado profundamente los rasgos que le dieron estabilidad social al capitalismo durante los aos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El aumento del paro, que afecta ya a 35 millones de personas en los pases que forman la OCDE, ha convertido al pleno empleo en un objetivo utpico. La mejora de los salarios reales se ha detenido porque es incompatible con el funcionamiento del sistema. El estado del bienestar est amenazado porque, segn se dice, ya no es posible mantener los niveles de prestaciones sociales a los que han estado acostumbrados los trabajadores. Y los derechos laborales retroceden porque el sistema necesita un funcionamiento mas flexible del mercado de trabajo. En definitiva, el paro, el retroceso del nivel de vida, la inseguridad social, la precariedad en el empleo e, incluso, la pobreza masiva comienzan a ser un dato estructural del perodo. La situacin en el Tercer Mundo es bastante peor. Las diferencias abismales que existan entre los pases desarrollados del Norte y el mundo pobre del Sur se han agudizado, de modo que hoy el Norte es mas rico y el Sur mas pobre. El intercambio desigual, segn el cual los pases atrasados tienen que exportar cada vez mas productos para pagar los mismos bienes importados, es mas desigual que nunca. La deuda del Tercer Mundo se ha convertido en un mecanismo de expoliacin abierto por parte de los pases industriales, pues reciben como servicio de la misma mucho ms de lo que invierten en ellos. Y el primer mundo sigue imponiendo sus criterios, sumiendo a muchos pases en la pobreza mas absoluta y a continentes enteros en la hambruna y en la desesperacin. Y a todo ello hay que unir una crisis ecolgica que no tiene precedentes en la historia de la humanidad porque afecta al ecosistema global, el auge del racismo y la xenofobia en los pases occidentales, la persistencia de la desigualdad entre los sexos, guerras fratricidas como la que asola a la antigua Yugoslavia, etc. Se podra decir que, en los albores del siglo XXI, la economa de mercado est dando de s lo peor de lo que lleva dentro. A pesar de ello, el capitalismo no se bate ni mucho menos en retirada. Los efectos objetivos que la crisis ha tenido sobre la clase obrera, la incomprensin de que el llamado socialismo real no era el verdadero socialismo, sino una degeneracin burocrtica, y la fuerte ofensiva ideolgica a la que ha dado pie el derrumbe de dicho sistema, han permitido que las ideas capitalistas penetren en amplios sectores del movimiento obrero. Por un lado, el socialismo, como forma de organizacin social alternativa al mercado, ha perdido terreno en la conciencia de los trabajadores, de modo que la economa de mercado aparece como el nico sistema posible y, por tanto, se ha extendido la falsa idea de que no hay otro remedio que plegarse a sus leyes. Por otro, la poltica econmica neoliberal se presenta como la nica capaz de conseguir que se remonte la crisis, por lo que los trabajadores deben permitir la reduccin de sus salarios, el retroceso del estado del bienestar y el deterioro de sus condiciones de vida y laborales si quieren salir de ella. El resultado es que, desde el punto de vista ideolgico, la economa de mercado aparece triunfante a pesar de los destrozos que est ocasionando. 2 La gran debilidad del socialismo es que, como proyecto alternativo a la sociedad actual, no es sentido por amplias capas de la poblacin. Pero esto no hace que el capitalismo sea mejor. Desde el punto de vista emprico, ya se han sealado cuales han sido sus efectos negativos mas evidentes. Desde el punto de vista terico, dichos efectoos son corolarios lgicos de su funcionamiento. En primer lugar, el mercado no asigna los recursos productivos de la forma mas adecuada para satisfacer las necesidades sociales. La ideologa capitalista mitifica a la economa de mercado, porque su objetivo no es la satisfaccin de las necesidades humanas, sino la produccin de mercancas para obtener un beneficio mediante su venta. El mercado slo reconoce las necesidades que pueden expresarse porque alguien paga por ellas y a condicin de que alguien obtenga un beneficio en su satisfaccin. La consecuencia es que tiende a satisfacer los deseos de unos pocos que ganan mucho, asignando los recursos a la produccin de mercancas de lujo, en contra de unos muchos que ganan poco, que ven como escasean los productos de primera necesidad, consolidando y profundizando la desigualdad social que es inherente a su propio funcionamiento.

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En segundo lugar, el mercado no es el mecanismo perfecto en el que cualquier perturbacin que se produzca tiende a ser corregida. Esto es as porque las necesidades no preceden a las decisiones de produccin, sino al contrario, primero se realiza la produccin y despus se comprueba si es coherente con las necesidades que expresa el mercado. Es decir, el mercado funciona indicando a los capitalistas que se han equivocado cuando ya es demasiado tarde y el resultado es una enorme dilapidacin de recursos y la aparicin de crisis peridicas y de paro que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas. En tercer lugar, la economa de mercado tambin plantea problemas de equidad. En la sociedad capitalista, existen dos clases fundamentales: los capitalistas, que son los poseedores de los medios de produccin, y los trabajadores, que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario como medio de subsistencia. Ambas clases ocupan un lugar distinto en la produccin y en la vida social: los primeros son los que explotan y se apropian del producto excedente, los segundos son los explotados. Los propietarios de los medios de produccin no lo son porque antes se hubieran abstenido de consumir su renta, sino porque han invertido el producto excedente del que se apropiaron ellos o sus antepasados. El mercado es, pues, un mecanismo que permite perpetuar la apropiacin del producto excedente por parte de una minora y las rentas del capital no son ninguna retribucin a la frugalidad, sino pura y simple explotacin. Finalmente, la economa de mercado es la principal responsable de la crisis ecolgica. Por un lado, la produccin de mercancas para la venta genera patrones de consumo que tienen efectos destructivos sobre el medio ambiente y que no podran sostenerse si los tuvieran todos los habitantes del planeta. Por otro, la bsqueda del mximo beneficio, como motor fundamental del sistema, ha convertido a la naturaleza en un recurso expoliable que ya est teniendo graves repercusiones para la humanidad. 3 El retroceso ideolgico tambin se ha producido en el terreno de la medidas necesarias para salir de la crisis. La economa de mercado solo puede remontarla a costa de las condiciones de vida y laborales de la mayora de la poblacin y, en este sentido, no es posible encontrar una poltica econmica que beneficie a los trabajadores y que al mismo tiempo sirva para que el sistema la supere. En efecto, los factores que han determinado la crisis econmica son mltiples, pero el mas importante de todos ellos y el que los resume es el descenso a largo plazo de la tasa de beneficio que se produjo en los primeros aos de la dcada de los setenta. La clase dominante ha tratado de crear las condiciones para que dicha tasa de beneficio se recuperase y, en consecuencia, se dot de una estrategia, la poltica de austeridad, cuyos componentes son conocidos: reduccin de los salarios reales, precarizacin del empleo, retroceso del estado del bienestar, aumento de la productividad con cargo al empleo, polticas monetarias y financieras restrictivas, reestructuracin del aparato productivo para eliminar la capacidad ociosa, etc. Dada la naturaleza de la crisis, no existe ninguna otra estrategia para que el capitalismo pueda remontarla. Las ideas keynesianas que haban animado la poltica econmica durante los aos de expansin posteriores a la Segunda Guerra Mundial no servan para alcanzar los objetivos de la poltica de austeridad y, en consecuencia, el keynesianismo tambin entr en crisis. Las recetas de la escuela neoclsica, que haba sido el fundamente terico del liberalismo que domin el mundo hasta la depresin de los aos treinta, eran mas adecuadas para conseguir una recuperacin de la tasa de beneficio, porque tal escuela pona mas incapi en la necesidad de reducir los salarios, de flexibilizar el mercado de trabajo, de disminuir la intervencin del Estado en la economa, etc. Y tales ideas, adaptadas a los nuevos tiempos, pasaron a fundamentar un nuevo liberalismo. Desde que Reagan gan las elecciones en 1980 y Tatcher lleg al poder el Gran Bretaa, el avance del neoliberalismo ha sido imparable. La economa internacional se rige cada vez mas por sus principios y, en cada uno de los pases, la inmensa mayora de los gobiernos, cualquiera que fuera su etiqueta, han terminado aplicando la misma poltica econmica, de modo que hoy es prcticamente hegemnica en el mundo. Sin embargo, el neoliberalismo no ha sido capaz de crear las condiciones necesarias para el capitalismo supere la crisis porque, aunque la tasa de beneficio se ha recuperado, todava est muy lejos de los niveles que se requeriran para iniciar una nueva fase de expansin de larga duracin. Antes al contrario, ha creado problemas nuevos. Por un lado, dicha poltica econmica es profundamente recesiva, lo que ha hecho que se aada una crisis de demanda a la crisis de oferta originada por el descenso de la tasa de beneficio. Por otro, tal poltica es la responsable de que el capitalismo haya generado una hipertrofia financiera, basada en una economa de papel que tiene poco que ver con la economa real. Ambas caractersticas no son especficas de la onda recesiva actual, pues se dieron tambin en otras pocas histricas. Pero en la actualidad, la magnitud que est adquiriendo el paro y la inestabilidad que crea la hipertrofia financiera dibujan un panorama que empieza a recordar demasiado a la crisis de los aos treinta.

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4 La situacin descrita en las pginas anteriores hace mas necesario que nunca comprender la economa de mercado y su crisis desde una perspectiva crtica a contracorriente de la ideologa dominante. En el presente libro, se intentan dar algunas claves para avanzar en esa direccin. En la primera parte (captulos 1 a 4), se hace un anlisis terico del funcionamiento del capitalismo y de sus problemas y contradicciones, vindose que el sistema dista mucho ser el mecanismo perfecto que pretenden sus apologistas. En la segunda parte (captulos 5 a 7), se aborda la dinmica a largo plazo de la produccin y la acumulacin, concluyndose que la economa capitalista se desarrolla a travs de ondas de larga duracin que a su vez estn atravesadas por ciclos peridicos mas cortos. En este contexto es en el que hay que situar la crisis econmica actual. En la tercera parte (captulos 8 a 10), se introducen los factores monetarios y financieros que son fundamentales para entender la dinmica de la economa de mercado, pues ocupan un papel central en su funcionamiento. Y en la cuarta (captulos 11 a 13), se analizan los elementos fundamentales de la crisis actual: la poltica econmica neoliberal con la que la clase dominante intenta sentar las bases para salir de la crisis, las condiciones para que el capitalismo supere la onda larga recesiva y la crisis de demanda y la hipertrofia financiera que se han desarrollado durante los ltimos aos. En todas ellas, se ha buscado ahorrar tiempo a todas aquellas personas que interesadas por el tema. En consecuencia, se han tratado solo los elementos que se consideran mas imprescindibles para comprender la crisis actual y se ha buscado una exposicin sucinta hasta donde no era contradictoria con la claridad. Finalmente se facilita una bibliografa seleccionada, que pretende ser una gua de lecturas para quienes estn interesados en profundizar en las tcuestiones mas importantes tratadas en el texto. 5 La primera edicin del presente libro, publicada en 1991, fue el resultado de varios cursos y seminarios que el autor imparti sobre el tema en el Institut Internacional de Recherche et Formatins de Amsterdam, en la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid y en Comisiones Obreras. No hubiera sido posible sin las continuas observaciones de los asistentes a esos cursos. Esta segunda edicin se ha visto enriquecida por aportaciones mucho mas numerosas. La primera edicin apareci en un momento en el que las crticas a la economa de mercado no estaban precisamente de moda y mucho menos si estas se hacan, como es el caso, desde una perspectiva marxista. Recurdese que, en ese momento, estbamos viviendo en el momento lgido de la resaca que provoc la cada del muro de Berln, en particular, y del socialismo real, en general, y que el seor Fukuyama se permita hablar del fin de la historia, para sealar que la humanidad ya haba encontrado el capitalismo como sistema perfecto de organizacin social y que solo quedaba desarrollarlo. Quizs por eso, porque siempre hay personas que no se resignan a luchar contra el desorden que impone el sistema, se multiplicaron los cursos y seminarios que tomaban al libro como base de la discusin. Esto me permiti ir mas lejos que donde acababa la primera edicin y la seccin IV es el resultado. Vaya aqu mi agradecimiento a todos ellos aunque renuncio a mencionarlos para no olvidarme de ninguno. Quiero acabar sealando que el presente libro tiene una deuda especial con Pedro Montes aunque, para cualquiera que conozca nuestra trayectoria comn, no hara falta ni decirlo. Luis Felipe Garca Calvo, Rafael Frutos, Carmen Montero y Miguel Romero se vieron forzados a leer esta segunda edicin en un tiempo rcord. Aunque espero haber recogido sus observaciones, ellos no tienen la culpa de lo que el lector tiene en sus manos. Como se dice usualmente, la responsabilidad es solo ma. Febrero de 1994 II COMO LOS ASTROS, LA ECONOMIA DE MERCADO SE MUEVE DESCRIBIENDO CICLOS (LA DINAMICA DE LA ECONOMIA DE MERCADO) 5. ACUMULAD, ACUMULAD, MALDITOS! (LAS LEYES DE LA ACUMULACION DE CAPITAL)

La acumulacin de capital juega un papel fundamental en el desarrollo del modo de produccin capitalista. Una parte de la plusvala que se extrae a los trabajadores se invierte nuevamente, aumentando el capital del sistema, lo que permite a su vez expandir la produccin y la masa de plusvala en el tiempo.

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El anlisis de la dinmica del capitalismo debe comenzar, por tanto, por el estudio de los determinantes y caractersticas del proceso de acumulacin 5.1. UNA DECISION CUIDADOSAMENTE ESTUDIADA

Como se vio en el capitulo 1, el excedente bruto de explotacin (EBE) es la parte del valor producido durante el perodo que queda a disposicin de los capitalistas. Esta formado por el consumo de capital fijo (cF) y la plusvala (p). Una parte de este valor se gastar improductivamente en mercancas de consumo para los capitalistas (p'). Otra parte se gastar productivamente acumulando capital variable (pV) y constante (pC) o reponiendo el capital fijo consumido (CF). El resto puede ser atesorado en forma de dinero, de divisas, de ttulos de deuda del Estado, etc (pM). La inversin bruta (IB) o formacin bruta de capital (FBC), como tambin se la denomina, esta formada por el aumento del capital constante (pC) y la reposicin de capital fijo (cF). La acumulacin bruta ser la FBC mas la acumulacin de capital variable (pV). Tendramos, por tanto: EBE = reposicin de capital fijo (CF) + plusvala (p) = = plusvala consumida (p') + + acumulacin (FBCF + pv) + + atesoramiento (pM) La primera condicin para la acumulaciones es que exista plusvala que acumular. Se puede acumular mas que la plusvala recurriendo al desatesoramiento (lo que ocurre cclicamente pues, en los perodos de crisis se extrae mas plusvala que la que se acumula en capital constante y variable, y en los de auge ocurre lo contrario) o al crdito de otros pases (lo que no puede ser un proceso ilimitado en el tiempo). Pero no basta con que exista plusvala para que esta sea acumulada, pues puede terminar atesorada en forma de dinero o de capital financiero (ttulos del Estado o de otros pases). Es preciso, por tanto, entrar en los factores que determinan la acumulacin. Cuando un empresario individual planea realizar una inversin, lo primero que tiene que considerar es cual es la situacin del mercado de las mercancas que pretende fabricar con la misma y cual ser su evolucin posible en el futuro. Por tanto, deber tener en cuenta: a) cual es la demanda de las mercancas que fabricar con la inversin y cual prev que ser su evolucin en el futuro, y b) como abastece el mercado dicha demanda y como prev que sus competidores, nacionales y extranjeros, aumenten la capacidad productiva de las mismas, realizando a su vez nuevas inversiones. Si existe una demanda sin cubrir para esos productos, o si el empresario prev que, en el futuro, la demanda crecer mas que lo que lo haga la capacidad productiva, la inversin podr realizarse, porque las mercancas que produzca con ella podrn encontrar compradores. Si, por el contrario, la capacidad productiva de las empresas que fabrican esas mercancas esta infrautilizada (es decir, no se utiliza todo el capital disponible), o si se espera que la demanda de esos productos no crezca en el futuro, o lo haga menos que la capacidad productiva, el empresario tendr razones mas que suficientes para no realizar la inversin. Estos factores, validos para un empresario aislado, tambin lo son para una economa en su conjunto, de forma que la demanda global y el grado de utilizacin de la capacidad productiva son los primeros factores que determinan la acumulacin. Cuando la demanda global crece, o el capital esta a pleno funcionamiento, la acumulacin se ve impulsada. Cuando la demanda global se ralentiza e incluso decrece, o cuando existe un alto porcentaje de capacidad productiva sin utilizar, la acumulacin tiende a frenarse. Estos fenmenos se ven amplificados por el hecho de que la inversin tambin es un componente de la demanda. Ya hemos visto que cuando esta crece, tambin lo hace la acumulacin. Pero para realizar sus inversiones, los empresarios deben comprar mas mquinas a sus proveedores, lo que les obligar a aumentar la produccin, generandose nuevos ingresos (v + p), que se traducirn en una nueva demanda

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de consumo y en una nueva acumulacin. Adems, la acumulacin de capital constante implica tambin una acumulacin de capital variable, esto es, los empresarios debern aumentar el empleo para que opere en las nuevas instalaciones. Por tanto, el capital variable aumentar, con lo que lo harn los ingresos de los trabajadores y nuevamente volver a crecer la demanda. A la inversa, en una situacin de crisis, cuando la demanda se ralentiza y la acumulacin se detiene, los productores de medios de produccin entran en crisis, sus ingresos disminuyen, tambin lo hace el empleo, etc. Pero, para que un empresario realice una inversin, no basta con que exista una demanda suficiente para sus productos. Con la misma pretende obtener un beneficio y, por tanto, tambin deber tener en cuenta: a) Los beneficios que obtendr con la venta de las mercancas que fabricar con la inversin. Esto le llevara a considerar, por un lado, los ingresos que tendr, esto es, la cantidad que espera vender y los precios de los productos, y, por otro, los costes en que incurrir para llevar a cabo la produccin: cantidad y precios de las materias primas, nmero de trabajadores, salarios que tendrn estos, etc. b) Los costes que le representa financiar la inversin que planea realizar, esto es, los intereses que deber pagar por los prstamos a los bancos, los particulares, etc, necesarios para poder realizar la inversin. La inversin podr realizarse si el porcentaje que suponen los beneficios sobre el capital invertido (la tasa de beneficio de esta inversin) es superior al tipo de inters que debe pagar por los prstamos con los que financia la inversin. pues solo en este caso el empresario obtendr un beneficio neto. Para la economa en su conjunto, las cosas funcionan de la misma manera. Cuando la tasa de beneficio se eleva, la acumulacin tiende a verse impulsada y cuando desciende ocurre lo contrario. Igualmente, una subida del tipo de inters afecta negativamente a la inversin y una reduccin la favorece. Hay un factor adicional, relacionado con el tipo de inters, que tambin influye sobre la acumulacin. La inversin la realizan las empresas y que se efectu o no, no es independiente de la situacin en que estas se encuentran. En efecto, una empresa se financia, por una parte, con los fondos que aportaron sus accionistas o con la plusvala que obtuvieron en el pasado y que no reparti pero, por otro, tambin lo hace con prestamos (de bancos, obligaciones, etc). Cuando una empresa tiene una buena situacin financiera, esto es, cuando esta poco endeudada y tiene unos beneficios saneados, normalmente buscar inversiones para expandirse. Pero, cuando su situacin financiera es mala, esta altamente endeudada y tiene prdidas, sus objetivos no sern tanto invertir, como sanearse y mejorar su situacin. Si, adems, la tasa de beneficio es baja, porque se est en una situacin de crisis econmica, por ejemplo, y el tipo de inters es alto, la mejor inversin que podra hacer sera reducir sus deudas. De esta forma, se producira un efecto equivalente al del atesoramiento: una parte de la plusvala obtenida no se destinara a aumentar el capital constante y variable, sino a reducir sus deudas. En conclusin, la inversin crece: - Cuando lo hace la demanda global - Cuando disminuye la capacidad sin utilizar - Cuando aumenta la tasa de beneficio - Cuando disminuye el tipo de inters 5.2 LAS MAQUINAS NOS GANAN TERRENO

A lo largo de la historia del modo de produccin capitalista, se ha producido una tendencia a que las inversiones cada vez generen menos empleo, esto es, la acumulacin cada vez ha tenido una mayor proporcin de capital constante y menor de capital variable. Esto tiene unas razones encardinadas en la naturaleza intrnseca del modo de produccin capitalista. Los capitalistas estn interesados en un aumento de la productividad por dos razones fundamentales. En primer lugar, el aumento de la productividad hace que cada trabajador reproduzca el equivalente de su salario con una menor proporcin de la jornada laboral, por lo que la plusvala aumentara. En segundo lugar, como se vio en un capitulo anterior, los beneficios que obtienen cada uno de ellos no dependen solo de la plusvala que extraen a sus propios trabajadores, sino tambin de su competitividad. Aquellos que tienen una productividad mas alta que la media obtienen un precio en el

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mercado por la venta de sus mercancas que es superior al valor de las mismas y, por tanto, unos beneficios que son mayores que la plusvala. Esto lo consiguen a costa de los que tienen una productividad mas baja que la media, para los que el precio de sus mercancas es inferior a su valor y sus beneficios menores que la plusvala. Estas son las razones fundamentales que explican porque el desarrollo del modo de produccin capitalista se ha caracterizado por un aumento incesante de la productividad del trabajo y porque esta ultima ocupa un lugar central en la estrategia del capital en su conjunto y de cada capitalista en particular. El aumento de la productividad depende, independientemente de otros factores secundarios, de que a cada trabajador se le de mas medios de produccin. Por tanto, la relacin tcnica entre la cantidad de medios de produccin y la cantidad de fuerza de trabajo crecer conforme se desarrolla la acumulacin de capital. Este crecimiento de la relacin entre medios de produccin y fuerza de trabajo se producir no solo en trminos de cantidad, sino tambin de valor. Aunque el aumento de la productividad haga descender el valor de los medios de produccin (pues significa que se requieren menos horas de trabajo socialmente necesario para producirlos), por un lado, su aumento en volumen es superior al descenso que se produce en su valor y, por otro, el aumento de la productividad tambin se traduce en un descenso del valor de la fuerza de trabajo (porque tambin se requieren menos horas de trabajo para producir los bienes que consumen los trabajadores con su salario). En consecuencia, aunque la acumulacin se dirija a conseguir una mayor produccin, siempre crecer mas la parte de la misma que se destina a aumentar los medios de produccin a disposicin de los trabajadores, que la que se destina a aumentar la fuerza de trabajo utilizada, esto es, la composicin orgnica del capital crecer. Sin embargo, este crecimiento de la composicin orgnica del capital es una tendencia histrica y no implica que dicho crecimiento se produzca de una forma ininterrumpida. Por un lado, las diferentes ramas productivas tienen diferentes composiciones orgnicas del capital y si la acumulacin se dirige hacia aquellas que la tienen mas baja, esto puede traducirse en una reduccin de la composicin orgnica del conjunto. Por otro, el capital puede dirigirse hacia zonas geogrficas en las que la explotacin de los trabajadores puede ser mayor. Esto permitira una menor inversin en capital constante (porque la menor productividad se puede compensar por una mayor explotacin) y se podra traducir en un descenso de la composicin orgnica del capital. Finalmente, como consecuencia de una crisis o de una actuacin consciente de los gobiernos, la destruccin de empresas o sectores con una alta composicin orgnica del capital se puede traducir en un descenso de la de la media de la economa. A lo largo del desarrollo del capitalismo se ha producido una tendencia a la concentracin del capital a la que ya nos hemos referido cuando tratbamos el tema de los monopolios. El dato de partida del modo de produccin capitalista es cierta acumulacin de capital en manos de productores individuales, lo que permite la produccin de mercancas en gran escala. La plusvala que ello reporta induce una acumulacin posterior que tiene dos consecuencias. Por un lado, tiende a aumentar la riqueza de los capitalistas individuales, por el aumento de los beneficios que se produce y, por otro, tiende a agudizar la competencia entre ellos pues, como se ha visto, sus beneficios no dependen solamente de la plusvala que obtienen de sus trabajadores, sino tambin de su productividad. Para competir, los capitalistas deben reducir los costes de produccin de las mercancas, pero esto solo se puede conseguir aumentando la productividad del trabajo. Las grandes concentraciones de capital estn en mejores condiciones para ello y expulsarn a los pequeos capitales de la produccin, absorbindolos. Conforme se desarrolla la acumulacin, el capital se concentrar en un numero cada vez mas reducido de capitalistas, esto es, los monopolios se irn adueando del mercado. Pero esto tendr una consecuencia: a medida que aumenta la concentracin del capital, disminuir el numero de trabajadores empleados por este capital. Tambin por esta va tiende a aumentar la composicin orgnica del capital.

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5.3. SOMOS UNA TROPA, PERO MUCHOS ESTAN EN LA RESERVA

Conforme la acumulacin se desarrolla, cada nuevo aumento de capital tiene una mayor proporcin de capital constante y una menor de capital variable (esto es lo que significa el crecimiento de la composicin orgnica del capital). Como la demanda de trabajo depende del capital variable y no del constante, cada nuevo aumento del capital requerir un numero de trabajadores adicionales cada vez menor. Es esto lo que ocurre cuando se dice que las nuevas inversiones ahorran puestos de trabajo o, dicho en otros trminos, la generacin de un puesto de trabajo requiere una inversin cada vez mayor conforme pasa el tiempo. El resultado es que las mismas inversiones cada vez generan un nmero de puestos de trabajo menor. Dado que el incremento absoluto de la poblacin obrera es, en general, mas rpido que el del capital variable, esto es, como la poblacin en edad de trabajar crece mas que los puestos de trabajo, la consecuencia es que la acumulacin capitalista produce una poblacin obrera excedentaria. Esta poblacin excedentaria creada por la acumulacin es, a su vez, una nueva palanca para que la acumulacin siga desarrollndose. En efecto, dicho excedente de poblacin, constituye el ejrcito industrial de reserva, formado no solamente por los parados, sino tambin por las mujeres y los jvenes, que en las pocas de expansin tienden a incorporarse al mercado de trabajo y en las de recesin son expulsados del mismo. El ejrcito industrial de reserva tiene como misin facilitar al capital la mano de obra que este necesita para las expansiones peridicas y sbitas de la industria, sin tener que sacar trabajadores de otras esferas de la produccin. El ciclo econmico caracterstico de la industria moderna, no sera posible sin esta poblacin obrera excedentaria. As, el ejrcito industrial de reserva no se forma linelmente, sino que tiende a incrementarse en las pocas de crisis y a absorberse en las de auge. Pero al capital no le basta la cantidad de fuerza de trabajo que le suministra el incremento natural de la poblacin. Para poder desarrollarse y hacer crecer la produccin, requiere un ejrcito industrial de reserva que no dependa de esa barrera natural. Para aumentar la oferta de fuerza de trabajo y, por tanto, el ejrcito industrial de reserva, el capitalista tiene otras vas: reemplazar trabajo vivo por capital constante, acelerando la sustitucin de puestos de trabajo por mquinas; con la misma cantidad de capital variable, poner en movimiento mas trabajo gracias a una explotacin mayor (cambiando las condiciones de trabajo, por ejemplo); utilizar mano de obra no cualificada para sustituir a la cualificada; utilizar mujeres y nios, etc. A largo plazo, los bajos salarios son consecuencia nicamente del modo de produccin capitalista y no del crecimiento de la poblacin. En efecto, el aumento de los salarios no se debe a la acumulacin y su reduccin al incremento de la poblacin obrera, sino que sus movimientos estn determinados por las expansiones y contracciones del ejrcito industrial de reserva, que no dependen del crecimiento de la poblacin, sino de las oscilaciones del ciclo econmico, intrnsecas al modo de produccin capitalista. 5.4 A LARGO PLAZO VAN HACIA EL DESASTRE

El crecimiento de la composicin orgnica que se produce con la acumulacin tiende a provocar un descenso en la tasa de beneficio. Como se vio en un capitulo anterior, la tasa de beneficio puede expresarse por: p pv tasa explotacin r = -------- = ------------ = -----------------------------C+v C/v + 1 Com. org cap. + 1 Este descenso se debe al hecho de que la plusvala crece menos que el capital total, pues solo puede surgir del capital variable, cuyo crecimiento (como consecuencia del aumento de la composicin orgnica del capital) es menor que el del capital constante y, por tanto que el del capital total. Esta ley puede aplicarse a las distintas etapas que haya pasado un pas. Tambin puede aplicarse a diferentes pases en un momento dado (las diferencias entre las tasas de beneficio de dos de ellos pueden anularse o invertirse si la productividad del trabajo de ambos cambia). Cada nueva acumulacin de capital provocar un aumento del capital variable y del nivel de empleo y, puesto que es el capital variable el que crea valor, la masa de beneficios tambin crecer. Crecer por tanto el valor de la produccin porque lo hacen sus componentes y porque, adems, este es el

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objetivo de la produccin. Pero la tasa de beneficio descender, porque, aunque el capital variable y la plusvala crezcan, el capital constante todava lo hace mas rpidamente. Un ejemplo puede servir para mostrar como se produce este proceso. Supongamos una economa que, en el perodo 0, emplea un capital de 1.000, el 60% de capital constante y el 40% de capital variable. Si durante el perodo, el capital constante se desgasta en un 30% y la plusvala es del 100%, el valor de la produccin ser de 980: 180 de capital constante (el 30% de 600), 400 de capital variable y 400 de plusvala (pues la tasa de explotacin es del 100%). La tasa de beneficio ser del 40% (400 de plusvala dividido por 1.000 de capital total). Si parte de la produccin se dedica a reponer las maquinas que se han gastado durante el perodo, la situacin de esa economa al final del mismo sera la del cuadro. total capital constante variable valor total constante variable tasa de plusvala beneficio

PERIODO 0 1,000 600 400 980 180 400 400 40%

PERIODO 1 Inversin 200 160 40 128 48 40 40 25%

Capital y produccin totales 1.200 En el momento 1, se realiza una inversin de 200, pero con el objetivo de aumentar la productividad, dicha inversin implica que se les dota a cada trabajador de mas mquinas, esto es, su composicin orgnica del capital es mayor. Supongamos que es del 80%. Entonces dicha inversin se descompondr en 160 de capital constante y 40 de capital variable. Si la tasa de explotacin contina siendo del 100%, la plusvala ser de 40 y la tasa de beneficio de la misma del 25% (40 de plusvala entre 200 de inversin). Si, durante el perodo, el capital constante se sigue desgastando en un 30%, el valor de la produccin ser de 128: 48 de capital constante (30% de 160), 40 de capital variable y 40 de plusvala . En esta situacin, el capital total se habr elevado a 1.200 (1.000 de antes mas 200 de la inversin), esto es, el capital habr crecido un 20% y, por la misma razn, el valor total a 1.088 (lo que supone un crecimiento del 13,3% sobre los 960 anteriores), el capital variable a 440 (con un crecimiento del 10%) y la plusvala a 440 (con otro 10% de crecimiento). Esa economa habra experimentado un crecimiento notable en todas sus variables. Como consecuencia del incremento del capital variable, el empleo habra crecido tambin. Pero a causa del hecho de que la nueva inversin llevaba una composicin orgnica del capital mas elevada que la existente, la plusvala habr crecido menos que el volumen total del capital (10% para la plusvala frente al 20% en que lo ha hecho el capital) y, en consecuencia, la tasa de beneficio habr descendido desde el 40% hasta el 36,6%. La acumulacin aumenta el volumen total de capital y el numero de capitalistas y, al reducir el numero de productores independientes, hace que crezca la fuerza de trabajo. Esto hace que aumente la base de la masa de los beneficios. Pero como el capital constante crece mas rpidamente, el aumento de la masa de beneficios ser paralelo a la disminucin de la tasa de beneficio. As, la progresar el modo de produccin capitalista, el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo se expresa, por una parte, en una tendencia al descenso de la tasa de beneficio y, por otra, en un constante aumento de la masa absoluta de ellos y del valor de la produccin. Este efecto dual solo puede conseguirse mediante un crecimiento del capital global en una progresin mas veloz que la progresin a la cual desciende la tasa de beneficio. Por tanto, las mismas causas que producen una baja tendencial de la tasa de beneficio condicionan una acumulacin acelerada del capital y un aumento del valor de la produccin incesante. 760 440 1.108 228 440 440 36,66%

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La tendencia al descenso de la tasa de beneficio es una ley que opera constantemente, pero esto no significa que, en la realidad, se produzca una baja efectiva y continuada, ya que, como veremos inmediatamente, hay factores que pueden contrarrestar a corto plazo esta baja efectiva. Se trata, por tanto, de una tendencia que expresa un conjunto de relaciones entre la acumulacin de capital, el crecimiento de su composicin orgnica y el progreso de la productividad del trabajo y la explotacin. Esta tendencia es una caracterstica esencial y permanente del modo de produccin capitalista, que est en el centro de su contradiccin fundamental: la que existe entre la tendencia al desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas y los limites que suponen las relaciones de produccin existentes. 5.5. PERO TIENEN FORMA DE EVITARLO

El descenso de la tasa de beneficio es una tendencia a largo plazo que se puede contrarrestar a corto plazo por una serie de factores, entre los que cabe sealar como mas importantes a los siguientes: a) El aumento de la tasa de explotacin El aumento de la explotacin del trabajo, mediante el aumento de la jornada laboral (lo que se denomina plusvala absoluta) o la intensificacin del trabajo (el aumento de la productividad en una misma jornada de trabajo, que se denomina plusvala relativa) puede contrarrestar el descenso de la tasa de beneficio que se produce como consecuencia del crecimiento de la composicin orgnica del capital. De la misma forma, la reduccin de los salarios por debajo de su valor, a travs del mercado, aprovechando la presin del ejrcito de reserva, o a causa de las polticas de austeridad tendientes a situar su crecimiento por debajo de la inflacin, es una de las causas mas importantes de contencin de la tendencia a la baja de la tasa de beneficio. b) El imperialismo El imperialismo ha permitido histricamente el desarrollo del capitalismo a partir de la expansin continuada de la produccin que supuso poner a su disposicin un mercado en constante crecimiento. El imperialismo, en funcin del intercambio desigual que se establece entre los pases imperialistas y los pases dependientes, opera fundamentalmente en relacin a la tasa de beneficio en el siguiente sentido: -La reduccin del coste de produccin de los elementos del capital constante, sobre todo de las materias primas. -En los pases imperialistas, el capital invertido en la produccin para los pases dependientes, al competir con elementos productivos menos desarrollados, tiene una tasa de beneficio mayor que el invertido en su propio mercado, lo que supone un aumento de la tasa media de beneficio. -El comercio exterior abarata los elementos del capital constante y los medios de subsistencia en los que se transforma el capital variable, permite la expansin de la produccin e impulsa el desarrollo capitalista, al poner a su disposicin un mercado que se expande continuamente. Adems, para los pases desarrollados, el capital invertido en la produccin para el comercio exterior tiene una tasa de beneficio mas elevada que el invertido en la produccin para el interior, porque compite con elementos productivos menos desarrollados, sus productos son mas baratos y competitivos, tienen mas calidad, etc. El capital invertido en los pases del tercer mundo tiene mas beneficios, porque los trabajadores de estos pueden ser explotados con mas facilidad. c) El aumento de la rotacin del capital Acortando el tiempo de realizacin de las mercancas y consiguiendo realizarlas (transformarlas en dinero) mas rpidamente, se puede elevar la tasa de beneficio. En efecto, el mismo capital produce en un perodo de tiempo dado tanta mas plusvala cuanto mas rpida es esta rotacin. Este aumento de la plusvala, y por tanto de la tasa de beneficio, debe compensar la inversin de capitales en la esfera de la circulacin de mercancas (capital mercantil), que al no estar invertido en la

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produccin no genera plusvala y, por tanto, es improductivo. La mejor prueba de que esto es posible es la extraordinaria extensin del sector terciario que hace que el mismo capital total (industrial y comercial) pueda producir mas rpido la plusvala que, acumulada, se convierte de nuevo en capital. d) La intervencin econmica del Estado Desde la II Guerra Mundial, esta intervencin econmica directa toma nuevas formas y proporciones inusitadas: gasto publico enorme que se convierte en una fuente decisiva para los pedidos de sectores clave de la industria; nacionalizacin de los sectores bsicos en crisis que permite aumentar la tasa de beneficio de los sectores no nacionalizados, facilidades financieras excepcionales, ayudas fiscales, etc. Volveremos a este tema en un captulo posterior. Muchos de estos factores contrarrestantes del descenso de la tasa de beneficio haban ya sido vistos por Marx, a pesar de que cuando escribi el capital solamente haba vivido una onda larga. 6. LA RECTITUD NO ES SU CARACTERISTICA MAS NOTABLE (LAS CRISIS Y LAS ONDAS LARGAS)

A lo largo de su desarrollo, la economa capitalista ha estado plagada de crisis peridicas. Como se ha dicho en un captulo anterior, esto es una consecuencia del hecho de que la economa de mercado pretende satisfacer las necesidades colectivas sobre la base de la suma de las decisiones individuales de cada uno de los capitalistas. No existe nada que garantice que estos vayan a acertar a priori con las mismas sino que, antes al contrario, peridicamente ser necesario producir un ajuste. Las crisis industriales no son los nicos movimientos cclicos que se pueden registrar en la historia del capitalismo. La tasa de beneficio no solo oscila durante las crisis, sino que tambin lo hace describiendo movimientos de amplia duracin, esto es, tendiendo a elevarse durante muchos aos y cayendo durante otros. Se registra as una superposicin de ondas de larga duracin, con ciclos de corta duracin. Estas ondas largas de la economa capitalista tienen sus correspondientes fases de prosperidad y depresin. En las fases expansivas de la onda larga, las crisis industriales peridicas suelen tener poca gravedad, en las fases de descenso, son mas profundas, duraderas y graves. 6.1. OBSERVEMOS LA REALIDAD

Observemos la evolucin del capitalismo e indaguemos desde lo mas aparente a lo mas profundo. El primer movimiento que se puede detectar es la sucesin de oscilaciones en la coyuntura econmica. Para ilustrar estos movimientos cclicos, hemos escogido la evolucin de la economa americana durante los 50 aos que van desde 1880 a 1930. Dichos movimientos cclicos se refieren siempre a la economa capitalista en su conjunto, y tan importante es la sincrona de las expansiones y las recesiones entre los diferentes pases, como los desfases que puedan existir entre ellos. Pero no se ha dispuesto de series anteriores a la II Guerra Mundial mas que de Estados Unidos (lo que ha pasado despus de la misma se ver en otro captulo) e incluso estos, deben ser utilizados con cuidado. Se trata solamente de poner un ejemplo y no debe drselo mas alcance a lo que se diga a continuacin. Como un indicador de las oscilaciones de la coyuntura, se ha utilizado el crecimiento del PIB en trminos reales, esto es, descontando el aumento de los precios, y se han suavizado las curvas mediante una media mvil de tres aos para eliminar los movimientos errticos debidos, por ejemplo, a problemas de calculo estadstico, que en el perodo estudiado deben ser importantes. La produccin, por si sola, es insuficiente para detectar los cambios de coyuntura, pues esta afecta a todas las variables econmicas e, incluso, tiene repercusiones sociales y polticas. Pero, para el propsito que nos anima, nos puede servir como un compendio para describir estos movimientos cclicos. Estas tasas de crecimiento se han representado con la lnea fina del grfico 6.1. Obsrvese en dicho grfico, que pueden detectarse seis ciclos completos en el perodo, aunque su evolucin es irregular. El primero parte de 1883, se acelera el crecimiento hasta 1891, y se desacelera despus, hasta alcanzar su punto mas bajo en 1893. A partir de aqu, las tasas de crecimiento se aceleran aunque con oscilaciones hasta 1900, perodo en el que el crecimiento es superior al 7%. Desde este ao, nuevamente vuelven a descender hasta 1903 en que se sitan en el punto mas bajo. El tercer ciclo es mucho mas corto, pues discurre hasta 1907. El cuarto tiene su punto mas alto en 1910 y el mas bajo en 1914, por lo que su duracin ha sido mayor. Los dos ltimos discurren hasta 1920, el quinto, y hasta 1930,

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el sexto, y su caracterstica es que son mas explosivos, pues tanto las recuperaciones, como las recesiones son mas pronunciadas. Estos datos son solo un ejemplo, pero ocurrira algo similar si escogiramos otros pas en cualquier otro perodo de tiempo. En la economa capitalista, se produce un ciclo completo cada cierto nmero de aos. Partiendo de una situacin de crisis, se inicia una recuperacin, en la que la produccin y la acumulacin comienzan a crecer de nuevo. A la recuperacin le sigue una expansin, en la que toda la actividad parece acelerarse: el crecimiento es elevado, la acumulacin fuerte, el empleo crece, mejoran las rentas de los individuos de la sociedad, etc. Pero, poco a poco, este auge se va agotando y el crecimiento cada vez es menor. La economa est entrando en una fase de recesin. La situacin empeora progresivamente y llega un momento en el que el crecimiento de la produccin es negativo, la acumulacin cesa, el paro aumenta, etc. Es la crisis, en la que la economa se mantendr hasta que nuevamente se produzca una recuperacin. La duracin de estos movimientos peridicos no ha sido la misma a lo largo de la historia del capitalismo. Su gravedad y repercusiones sociales y polticas, tampoco. Pero es incuestionable que el capitalismo se ha desarrollado a travs de una sucesin de ciclos como el que se acaba de describir. El capitalismo no se caracteriza solamente por la recurrencia peridica de los ciclos. Ya se ha visto en el ejemplo anterior, que todos ellos son distintos, de forma que cada oscilacin coyuntural no es una mera repeticin de la anterior. Pero, una observacin mas atenta, indicara que los ciclos son de un carcter diferente en diferentes perodos, de forma que se podran agrupar en series homogneas. El primero acaba con una crisis en 1893 cuya magnitud es muy similar a la del anterior. La crisis de la que parte es muy duradera, pues las tasas de crecimiento no supera el 3% hasta 1890, la expansin muy corta (solo dos aos) y la recesin muy profunda. Se corresponde a una fase de crecimiento dbil, de la que venia la economa americana desde algunos a~os antes. Los dos siguientes son caractersticos de una fase de expansin a largo plazo. En el segundo, la recuperacin es muy rpida, el auge, aunque con oscilaciones, dura hasta 1900, esto es, seis aos, la recesin es muy corta, y la crisis de 1903 menos profunda que la anterior. Durante este ciclo, la economa americana creci como media mas que durante el primero. En el tercero, aunque es mas corto, el crecimiento todava sigui siendo elevado, y la crisis con la que termina no tuvo una intensidad significativamente mayor que la precedente. El cuarto ciclo es de transicin. Durante la recuperacin, el auge y el inicio de la recesin, el crecimiento todava continu siendo elevado, pero acab, en 1914, en una crisis muchsimo mas profunda que las anteriores, pues se registraron incluso crecimientos fuertemente negativos. A partir de este momento, los Estados Unidos entraron en una fase de crisis a largo plazo. En todos los ciclos, la crisis es mas profunda que en el anterior, las recuperaciones son muy agudas, pero muy cortas, y las recesiones son muy rpidas. A partir de 1914, las oscilaciones son mas explosivas, pero el crecimiento medio nunca llego a alcanzar al que se dio durante los aos de expansin precedentes. As pues, durante esos cincuenta aos, la sucesin de ciclos peridicos defini un crecimiento tendencial muy diferente en unos aos y en otros. Si calculamos ese crecimiento tendencial mediante una media de 10 aos, esto es, si definimos el crecimiento tendencial de un ao como el crecimiento medio de los 10 aos de su entorno (se podra haber escogido otro numero de aos, pero esto no cambiara las cosas sustancialmente) observaremos que desaparecen los ciclos industriales (lo que es lgico, pues de lo que se trata es de calcular la tendencia), pero que todava permanece un movimiento cclico de mayor duracin (la lnea gruesa de la parte inferior del grfico). Finalmente, a lo largo de todo el perodo, el crecimiento de la economa americana ha registrado ciclos de corta duracin y de larga duracin, pero el crecimiento medio ha sido cada vez menor. Habra una tendencia a largo plazo que se podra aproximar por la recta del grfico. Estos movimientos que se registran en el capitalismo americano se corresponden con un comportamiento que puede ser generalizable. El desarrollo del capitalismo no es lineal, sino que en el mismo pueden distinguirse varios tipos de movimientos de naturaleza muy diferentes. En primer lugar, conforme el modo de produccin capitalista se ha desarrollado, se ha registrado un crecimiento del valor de la produccin, de la acumulacin y de la masa de beneficios, pero, desde su nacimiento, dicho crecimiento ha discurrido paralelamente a una tendencia hacia el descenso de la tasa de beneficio, como consecuencia de que estos ltimos tienden a crecer menos rpidamente que el capital. Estos dos fenmenos (aumento de la produccin, de la acumulacin y de la masa de beneficio y,

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simultneamente, tendencia al descenso de la tasa de beneficio) no son contradictorios, sino que son el resultado del desarrollo de la fuerza productiva del trabajo y de la naturaleza de la acumulacin capitalista. En segundo lugar, el descenso de la tasa de beneficio no es lineal, sino que lo hace describiendo movimientos de amplia duracin, esto es, elevndose durante muchos aos y cayendo durante otros. Estas oscilaciones a largo plazo de la tasa de beneficio determinan oscilaciones u ondas largas en la acumulacin de capital, lo que afecta a la produccin y a la economa en su conjunto. Dichas ondas tienen sus correspondientes fases de prosperidad (largos perodos en los que la tasa de beneficio se recupera y la produccin y la acumulacin crecen rpidamente) y de depresin (periodos en los que la tasa de beneficio desciende y el crecimiento de la acumulacin y la produccin se ralentiza). Finalmente, estas ondas largas no son los nicos ciclos que tiene la economa capitalista. Cada una de ellas, tanto en su fase de prosperidad como de depresin, esta recorrida por ciclos de menor duracin (de siete a diez aos), con sus correspondientes crisis y auges, que se conocen como crisis industriales peridicas y que tienen su origen en las situaciones de sobreproduccin que peridicamente genera la economa capitalista. Las caractersticas de estas crisis peridicas no son las mismas en las fases de prosperidad de la onda larga que en las de depresin. Durante la fase de depresin de la onda larga, las crisis son mas duraderas y profundas y los auges mas efmeros y contradictorios. As pues, los movimientos en la tasa de beneficio tienen su reflejo en oscilaciones en el crecimiento de la produccin y de la acumulacin. Pero la dinmica del capitalismo no se debe entender de una forma mecnica. En la misma, ocupa un lugar central la tasa de beneficio, pero este no es el nico factor que la determina, hasta el punto de que las ondas largas constituyen fases histricas concretas del capitalismo que han sido muy diferentes unas de otras, en sus caractersticas y en la forma que se ha producido la fase ascendente y la salida de la fase depresiva. De la misma manera, las crisis industriales peridicas se han registrado cada 7 a 10 aos, como media, pero no han funcionado mecnicamente, y su duracin y las causas concretas que las han provocado han sido muy diferentes de unas a otras. Con todas estas precauciones, los tres movimientos fundamentales en que se puede descomponer la dinmica del capitalismo (tendencia, ondas largas y crisis industriales peridicas) se podran esquematizar como se ha hecho en el grfico 6.2, relativo a la evolucin de la produccin. Hay que reiterar que dicho grfico es solo un esquema que muestra como se articulan en teora los tres movimientos: tendencia, ondas largas y ciclos peridicos. En la realidad, como se ha visto en el caso de la economa americana, las cosas sern mucho mas complejas, los ciclos menos regulares y las recuperaciones de la tasa de beneficio, en la salida de la onda larga recesiva, mucho mas acusadas 6.2 COMO LOS ENFERMOS, DE VEZ EN CUANDO TIENE UNA CRISIS

Los ciclos de corta duracin, es decir, las crisis industriales peridicas tienen su causa fundamental en las dificultades que encuentra el capitalismo para vender sus mercancas y realizar la plusvala, que hace que peridicamente aparezcan crisis de sobreproduccin. Dado que el capitalismo tiene un carcter anrquico derivado de que la mayora de las decisiones de produccin, acumulacin, etc se toman individualmente, cada cierto tiempo se produce una situacin de superacumulacin de capital y de exceso de capacidad productiva respecto a lo que justifica el poder adquisitivo existente, sobre todo, teniendo en cuenta el subconsumo que se deriva de que los capitalistas estn interesados en mantener los salarios bajos para aumentar los beneficios. Estas crisis tienen su causa en las dificultades que encuentran los capitalistas para realizar la plusvala, esto es, para vender las mercancas: no en que estas falten, sino en que sobran. Se trata, por tanto, de crisis de sobreproduccin. El significado de estas crisis, su desarrollo y sus consecuencias, esta ligado a la evolucin de la tasa de beneficio. La crisis se caracteriza, en primer lugar, por un brusco y fuerte descenso de la tasa de beneficio. En efecto, a medida que se desarrolla la fase de auge, operan de forma creciente tres tipos de elementos. Primero, el aumento de la composicin orgnica del capital que se produce con la acumulacin durante la fase de auge. Segundo, el descenso de la tasa de explotacin que produce el crecimiento de los salarios debido al aumento coyuntural de la demanda de trabajo que implica la acumulacin y a las condiciones mas favorables para los trabajadores que crea el auge econmico. Tercero, a medida que la capacidad de produccin se desarrolla, la oferta de mercancas en el mercado aumenta hasta llegar a un momento en que se hace mayor que la demanda y los precios tienden a bajar e incluso a hundirse. Esto significa que las empresas menos productivas no pueden realizar en el mercado todo el valor de sus mercancas (recordar el tema 3) y muchas de ellas se vern obligadas a cerrar. Estos tres fenmenos (alza

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de C/v, baja de p/v y cada de precios) explican que se produzca un fuerte y brusco descenso de la tasa de beneficio media. Pero, a la vez, la crisis crea las condiciones favorables para un nuevo aumento de la tasa de beneficio media, creando las bases para un nuevo auge: desciende la composicin orgnica del capital como consecuencia de la desaparicin de parte de l a causa de los cierres de fabricas y de la bajada del precio del capital constante y aumenta la tasa de explotacin debido a la existencia al final de la depresin de un enorme ejrcito de reserva de mano de obra, lo que permite a los capitalistas presionar sobre el valor de los salarios reales y les da posibilidad de aumentar la duracin y la intensidad de la jornada de trabajo Las caractersticas de los ciclos industriales peridicos con diferentes segn se produzcan en la fase ascendente o en la descendente de la onda larga. Si la crisis se produce en la fase ascendente, tendr poca profundidad y no significar mas que un ajuste en la tendencia expansiva de la economa. Pero s se produce en la fase descendente, sus consecuencias sern mas graves y un nuevo auge coyuntural no supondr una salida de la economa de la crisis de larga duracin. En efecto, durante la crisis, una parte del capital se desvaloriza, esto es, no produce plusvala y, en consecuencia, desaparece y se invierte menos capital que el que se podra acumular, dados la plusvala y la tasa de beneficio existente. Esto termina provocando una tendencia a que se recupere la tasa de beneficio, cuya cada coyuntural tambin estaba detrs de la crisis, y hace que vaya desapareciendo la capacidad ociosa y el exceso de capital, con lo que se iniciara nuevamente la acumulacin y, con ella, una nueva fase de auge. Sin embargo, la salida de una crisis peridica no significa que la economa capitalista inicie una nueva fase ascendente a largo plazo, sino solamente un auge peridico de menos duracin. Cada nuevo ciclo de 7 a 10 aos se inicia con una maquinaria nueva, que se ha incorporado con la acumulacin que se produce en el auge. Durante la fase ascendente de la onda larga, la acumulacin masiva, y con ella una renovacin tecnolgica fundamental, se va realizando a travs de estos auges peridicos, y las crisis juegan un papel corrector de este proceso. Pero, durante la fase descendente, los valores liberados en un solo ciclo peridico no son suficientes para inducir una acumulacin masiva y, por lo tanto, impiden que se produzca una renovacin tecnolgica fundamental. Se necesita, pues, el capital liberado durante varios ciclos peridicos para que se produzca la acumulacin masiva que permitir una nueva fase ascendente a largo plazo, pero esto, por si solo no es suficiente. Se necesita adems que se produzca una recuperacin de la tasa de beneficio que induzca a los capitalistas a esta acumulacin masiva. 6.3. HAY EPOCAS BUENAS QUE INCLUSO DURAN

Las crisis industriales peridicas no son los nicos movimientos cclicos que experimenta el capitalismo en su desarrollo a lo largo del tiempo. Tambin se producen ciclos de larga duracin, que se denominan ondas largas. Durante la fase recesiva de la onda larga, cada crisis industrial peridica desvaloriza una parte del capital existente, esto es, no produce plusvala, y, por tanto desaparece. Adems, el volumen total de plusvala que obtienen el conjunto de los capitalistas es mayor que la acumulacin, esto es, no se dedican todos los fondos que se han obtenido con la explotacin a inversiones en actividades productivas. Por tanto, como consecuencia de la crisis, se libera una parte de capital, que permanece ocioso desde el punto de vista productivo, esto es, que no se invierte, porque no existe una rentabilidad suficiente que lo justifique. Estos fondos se materializan en dinero, en activos financieros o, simplemente, se utilizan para mejorar el endeudamiento de los capitalistas. En resumen, se van creando unos fondos susceptibles de emplearse en inversiones reales creadoras de plusvala que, por el momento, no se materializan, pero que van generando una capacidad de expansin futura al capital. Para que se inicie una fase expansiva de larga duracin, se necesita: a) Que se hayan liberado los fondos de capital sufientes como para que puede realizarse una acumulacin masiva. Normalmente no basta una crisis industrial peridica para que ello ocurra, sino que, durante la fase recesiva, se necesitan varias de ellas para que el capital disponga de los fondos suficientes para iniciar una nueva fase de expansin de larga duracin.

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b) Pero que existan los fondos suficientes no significa que sern invertidos: solo lo sern si pueden obtener una rentabilidad suficiente. Si la recuperacin de la tasa de beneficio que se produce como consecuencia de la crisis industrial peridica es pequea, se generar un nuevo auge cclico, pero no un perodo expansivo de larga duracin. En efecto, la insuficiente recuperacin de la tasa de beneficio no provocar una acumulacin masiva de los capitales disponibles, sino solamente de una parte de ellos. Ello impedir que se realice una transformacin tecnolgica fundamental, que solo se puede producir con una renovacin radical del capital existente, lo que solo es posible con inversiones masivas. La acumulacin ser insuficiente para compensar el crecimiento de la composicin orgnica del capital que se produce como consecuencia de la misma y el resultado ser que el crecimiento de la tasa de beneficio tender a agotarse rpidamente. Se habr generado un auge cclico, pero no una fase expansiva de larga duracin. Las fases de expansin se producen como consecuencia de una elevacin sostenida de la tasa de beneficio, que lleva a los capitalistas a realizar una acumulacin masiva que incorpora un avance tecnolgico considerable y el crecimiento de la produccin y los beneficios capitalistas en espiral. Recordando que la tasa de beneficio es igual a la tasa de explotacin dividida por la composicin orgnica del capital mas uno, los factores que pueden producir un aumento de la misma son los siguientes: a) Una disminucin de la composicin orgnica del capital. Hay tres formas de reducir la composicin orgnica del capital: la inversin masiva en zonas geogrficas o sectores en los que es baja, la reduccin del capital constante por cada del valor de las materias primas y la reduccin del perodo de rotacin del capital, por mejoras en el transporte, por ejemplo. b) Un aumento de la tasa de explotacin, mediante el aumento de la jornada de trabajo (plusvala absoluta), el aumento de la productividad del mismo (plusvala relativa) o la reduccin del valor de la fuerza de trabajo por la va de una reduccin drstica de los salarios que lleve a una disminucin de las mercancas a disposicin de los trabajadores. Si solo acta alguno de estos factores, de forma que solo se neutraliza el crecimiento que se produce en el capital, constante y variable, con la acumulacin, el aumento de la tasa de beneficio ser de corta duracin como se ha dicho. Pero si son varios los factores que actan y lo hacen de forma mas intensa, entonces el aumento de la tasa de beneficio ser sostenido y atraer capitales no invertidos en una acumulacin en torbellino. Esta acumulacin masiva de capital permitir una revolucin global de la tecnologa, que har que se desvalorice aceleradamente los capitales invertidos antes de la revolucin tecnolgica, con la consiguiente reduccin de la composicin orgnica del capital y el nuevo aumento de la tasa de beneficio media, pues los capitales que la tenan mas baja habrn desaparecido. La consecuencia ser un nuevo impulso a la acumulacin, el crecimiento acelerado, nuevos aumentos de la tasa de beneficio y la continuacin del proceso en espiral, hasta que los factores que determinaron el auge se vayan desgastando. Durante las crisis industriales peridicas, el sistema capitalista genera por si mismo las condiciones para que se produzca una recuperacin cclica de la tasa de beneficio. Ya se ha visto antes como puede ocurrir esto: descenso de la composicin orgnica del capital, como consecuencia de los cierres de fabricas, etc, progresiva eliminacin de la capacidad productiva excedentaria, aumento de la tasa de explotacin como consecuencia del crecimiento del ejrcito industrial de reserva que provoca la crisis industrial, etc. Pero son factores coyunturales que no provocan un cambio cualitativo en el nivel de la tasa de beneficio. Para que ello ocurra, se necesita un factor externo al propio funcionamiento objetivo del sistema capitalista. La aparicin, o la creacin de un nuevo mercado, puede ser ese factor externo que desencadene la acumulacin masiva de los capitales ociosos. El capitalismo es un sistema caracterizado por producir mercancas para obtener beneficios con su venta, y no para satisfacer necesidades. Por lo tanto, para sobrevivir necesita mercados y para crecer ampliarlos. La extensin del modo de produccin capitalista ha jugado en el pasado este papel. Cuando las metrpolis imperialistas desembarcaron en las colonias, no solamente explotaron a sus habitantes y se llevaron sus productos naturales, sino que, adems, con su accin crearon nuevos mercados para sus productos. Al final de la II Guerra Mundial paso algo parecido. Por un lado, surgieron nuevas mercancas: fibras sintticas, plsticos, productos derivados de la electrnica, etc. Estos productos venan a sustituir a otros antiguos y, por lo tanto, creaban su propio mercado. Por otro lado, continu extendindose geogrficamente el modo de produccin capitalista hasta lo que es hoy: un conjunto de relaciones de produccin capitalistas, semicapitalistas y postcapitalistas dominadas por el mercado capitalista. Pero esto jug un papel mas reducido, pues las metrpolis ya no

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dirigieron sus capitales a las colonias, sino a otros pases imperialistas, como consecuencia de la ampliacin del mercado que significaba la Tercera Revolucin Tecnolgica. Sin embargo, este factor no ha sido suficiente en ninguna de las ondas largas anteriores para producir una nueva fase expansiva de larga duracin. En todas ellas, ha sido necesario adems aumentar la tasa de explotacin en las metrpolis imperialistas. 6.4. PERO TERMINAN ACABANDOSE Y LUEGO NO ES TAN FACIL MEJORAR

Durante la fase expansiva de la onda larga se va realizando la acumulacin masiva y la revolucin tecnolgica a travs de los auges peridicos de corta duracin y las crisis juegan un papel corrector del proceso. Pero, conforme la fase de prosperidad va desarrollndose, el modo de produccin capitalista va sentando las bases para entrar en una nueva fase de descenso, pues los factores que permitieron la elevacin de la tasa de beneficio se van agotando progresivamente. As: a) La tasa de explotacin tiende a retroceder, por la reduccin del ejrcito de reserva y la consiguiente presin sobre los salarios, y por la recomposicin del movimiento obrero. b) La composicin orgnica del capital tiende a crecer de nuevo, conforme la acumulacin se desarrolla. c) La revolucin tecnolgica, que en un principio fue una fuente de beneficios, tiende a generalizase, convirtindose en una fuente de sobreproduccin, de agudizacin de la competencia y cada espectacular de la tasa de beneficio. d) Los nuevos mercados que surgieron en el principio de la expansin tienden a agotarse y, con ellos, las posibilidades de realizacin de la plusvala, agudizandose la competencia. As, el paso de una fase expansiva a otra depresiva es endgeno, en el sentido de que el propio funcionamiento del sistema capitalista va sentando las bases para que se produzca un nuevo descenso de la tasa de beneficio, sin que concurran circunstancias externas. Algunos factores externos pueden contribuir al cambio de tendencia, pero los fundamentales estn generados por el propio funcionamiento interno de la economa capitalista. Esto no ocurre en la fase depresiva: no hay ningn factor interno en el funcionamiento del propio sistema capitalista que garantice que se producir una nueva elevacin de la tasa de beneficio. Las crisis industriales peridicas que se registran a lo largo de la misma van liberando capital, pero: a) no basta una sola crisis para liberar el capital suficiente como para que se incorpore una revolucin tecnolgica fundamental y se recupere significativamente la tasa de beneficio y b) no es suficiente que se libere capital ocioso, sino que se requiere que este se invierta, lo que no se producir si no se ha recuperado previamente la tasa de beneficio. Una elevacin significativa de la misma depende de la tasa de explotacin y ello solo puede hacerse si la lucha de clases lo permite y los factores internos de la economa capitalista influyen sobre ella, pero no la determinan. La aparicin de un nuevo mercado que implique un descenso de la composicin orgnica del capital no esta garantizado por el propio funcionamiento del sistema. De esta forma, la salida de una onda larga recesiva depende de la concurrencia de factores externos. Es en este sentido en el que el funcionamiento de las ondas largas es asimtrico: la transicin de la fase expansiva a la recesiva se produce por razones internas, pero la salida de la fase recesiva requiere que la lucha de clases lo permita. Es por esto por lo que, en las fases recesivas, la poltica econmica y social para salir de la crisis adquiere una importancia decisiva.

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6.5. PIONEROS QUE MUESTRAN EL CAMINO A UN REBAO DE CORDEROS

Durante las dcadas de los 50 y los 60, la interpretacin de las oscilaciones econmicas sufri un giro radical. Como consecuencia del largo boom que estaba viviendo la economa occidental, las crisis eran poco duraderas y profundas, y para su explicacin bastaba el arsenal Keynesiano. Para la teora econmica, las oscilaciones de la produccin y el empleo, poco importantes, pues se producan dentro de una senda de crecimiento, tenan su origen en las correspondientes oscilaciones de la demanda, que se deban siempre a factores coyunturales. Eran oscilaciones menores de la tasa de crecimiento de la economa, dentro de una expansin que no pareca tener limites y que era interpretada como una prueba fehaciente de que Marx se haba equivocado, decan, prediciendo el derrumbe del capitalismo. Las preocupaciones de la teora econmica cambiaron incluso y la teora de los ciclos termino abandonndose en aras de una teora del crecimiento, pues el problema ya no era tanto determinar las causas de las oscilaciones econmicas, como los factores que determinaban el crecimiento de la produccin, la acumulacin y el empleo. En un mundo tan idlico, la tecnologa era un dato y el avance tecnolgico algo de lo que uno se poda olvidar, pues se produca inequvocamente y el nico problema era medir cuanto crecimiento del PIB generaba. La crisis econmica ha venido a distorsionar este estado de cosas, pues despus de mas de 15 aos, ya no puede interpretarse como un fenmeno coyuntural. En consecuencia, una parte de la economa acadmica ha vuelto sus ojos hacia la Teora de la ondas largas en busca de una interpretacin, que ha encontrado en otras fuentes distintas a los autores marxistas. Ya en los aos 30, la teora de las ondas largas fue adoptada por economistas acadmicos, particularmente por J.A. Schumpeter, y su explicacin esta jugando un papel importante en el actual revival. Segn esta teora, el avance tecnolgico juega un papel fundamental en la aparicin y desarrollo de las ondas largas y, por lo tanto, en el movimiento del capitalismo en grandes perodos histricos. En la actualidad, por lo tanto, las nuevas tecnologas podran ser el factor fundamental que sacara a la economa capitalista de la larga crisis. Merece la pena detenerse en esta interpretacin antes de entrar en la explicacin marxista. Si las revoluciones tecnolgicas se han producido en oleadas, la causa no hay que buscarla en que la investigacin cientfica y tcnica haya sido un proceso errtico que ha funcionado a saltos. Nada mas lejos de la realidad. La investigacin cientfica ha sido un proceso que ha generado un flujo relativamente suave de descubrimientos. Lo que ocurre es que las transformaciones tecnolgicas radicales han sido el resultado de la acumulacin durante un largo perodo de tiempo de gran numero de mejoras que conjuntamente han llevado a que se produzca un gran cambio. As, cuando se han acumulado una gran cantidad de investigaciones, se ha producido una incorporacin repentina a la produccin de nuevas tecnologas e inventos, esto es, una acumulacin masiva que incorpora una tecnologa radicalmente nueva, lo que induce, una vez que se generaliza al conjunto de la economa, a una onda larga de prosperidad. El agotamiento de estas invenciones inducira una nueva fase de recesin. Un smil puede servir para ilustrar este proceso. Supongamos un grifo que gotea constantemente sobre un cubo, en cuyo fondo hay una vlvula que no se abre hasta que en el cubo no se ha acumulado cierta cantidad de agua. Cuando el agua llega a un cierto nivel, la vlvula se abre, el cubo se vaca y la vlvula vuelve a cerrarse de nuevo, repitindose as el proceso sucesivamente. La corriente regular del grifo (los descubrimientos cientficos y tcnicos) da lugar a una corriente en oleadas (las revoluciones tecnolgicas). En toda esta explicacin el empresario innovador juega un papel fundamental. Para realizarse en la practica, las nuevas ideas deben de vencer una serie de obstculos iniciales pues, en general, no pueden ser aplicadas directamente en su forma original, suponen un riesgo, etc. Requiere, por lo tanto, que uno o varios empresarios innovadores superen las dificultades, introduzcan las mejoras necesarias y apliquen la idea a escala comercial. Una vez abierto el camino, por el discurrirn las dems empresas, generndose una acumulacin masiva. No es este el lugar para detenernos en los innumerables refinamientos tericos con los que Schumpeter trat de convertir esta teora en una explicacin completa del desarrollo del capitalismo a travs de ondas largas. Pero su idea bsica, la existencia de unos pioneros empresariales que muestran el camino a seguir a un rebao de competidores, parece que tiene que ver poco con el mundo actual de multinacionales, de investigacin institucionalizada y altamente burocratizada. Ya en los aos 40 esta teora fue duramente criticada, no precisamente desde las filas marxistas.

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6.6. UNA COSA ES PREDICAR Y OTRA DAR TRIGO

La forma en que las invenciones y descubrimientos cientficos y tcnicos terminan convirtindose en innovaciones tecnolgicas, esto es, incorporndose a la produccin, nada tiene que ver con el innovador empresario schumpeteriano. Tiene que ver con un mecanismo mas complejo de funcionamiento del sistema capitalista. En efecto, la investigacin cientfica y tcnica y la innovacin tecnolgica no son conceptos equivalentes. Una cosa son los descubrimientos cientficos y tcnicos que puedan obtenerse en un laboratorio (la investigacin cientfica) y otra que los mismos se vayan a aplicar a la produccin mediante inversiones que los incorporan (la innovacin tecnolgica). Como sostiene la teora de Schumpeter, la investigacin cientfica es un proceso permanente que produce un flujo relativamente suave de descubrimientos y las transformaciones tecnolgicas radicales se han producido en oleadas y no han sido el resultado de un solo descubrimiento, sino de la acumulacin durante un largo perodo de tiempo de gran numero de mejoras que conjuntamente han llevado a que se produzca un gran cambio. Pero, estas oleadas no se han producido milagrosamente, sino que han necesitado de una acumulacin masiva de capital para que la nueva tecnologa se incorporase de forma generalizada a la produccin. Desde el punto de vista de la actividad productiva, la investigacin podra dividirse en varias clases. Por un lado estara la investigacin cientfica fundamental, cuyos resultados no seran directamente aplicables a la produccin, pero que son la fuente fundamental de los dems descubrimientos tcnicos. En esta categora estaran incluidas las primeras investigaciones sobre la energa nuclear, el estudio de algunos nuevos materiales ahora, etc. Por otro lado estara la investigacin para aplicar los descubrimientos cientficos fundamentales a la actividad productiva. En esta categora se incluiran la obtencin de nuevos productos (las fibras sintticas y artificiales y los plsticos, despus de la II Guerra Mundial, por ejemplo), la investigacin de nuevos procesos de produccin de productos existentes y la investigacin de mejoras en los productos y los procesos de produccin existentes. Aunque la investigacin cientfica es un proceso permanente, el hecho de que se haya convertido en una actividad econmica mas hace que no sea neutral respecto a la fase por la que este atravesando el capitalismo. As, aunque hay que huir de todo esquematismo, en general, la investigacin fundamental suele ceder terreno a la mejora de los procesos y productos existentes durante la fase recesiva de la onda larga, la investigacin de nuevos productos y procesos no se suele dar hasta que el capitalismo ha iniciado una nueva fase de prosperidad, etc. Para que la investigacin cientfica y tcnica se transforme en innovacin tecnolgica, esto es, para que se incorpore realmente a la actividad productiva, se necesita que la acumulacin incorpore estos avances tcnicos. Por lo tanto, la innovacin tecnolgica depender de que se disponga de los avances tcnicos correspondientes, pero tambin de los factores de los que depende la acumulacin capitalista. En primer lugar, depender de la demanda del producto que fabricar con la inversin correspondiente en relacin con la capacidad productiva que este instalada. As, en las fases de prosperidad en las que normalmente los empresarios esperan un crecimiento de la produccin, la acumulacin y la actividad econmica, la innovacin tecnolgica se traducir en inversiones para poner en pie nuevas plantas productivas que incorporaran nuevos procesos de produccin, para fabricar nuevos productos, para aumentar la capacidad productiva de los productos ya existentes etc. Por el contrario, en las fases de recesin, en las que existe una situacin de sobreproduccin y no cabe esperar un apreciable crecimiento de la demanda, los empresarios dirigirn sus inversiones a reducir costes y racionalizar el capital que poseen. En segundo lugar, los empresarios acumulan para obtener un beneficio. As, en las fases de prosperidad, cuando ya se ha producido una elevacin sustancial de la tasa de beneficio, se ha reanudado la acumulacin de forma masiva y la demanda crece intensamente, ser fcil encontrar proyectos de inversin de nuevos productos y procesos que supongan una alta rentabilidad. Por el contrario, en las fases de recesin, en las que la tasa media de beneficio es baja, la demanda no crece y es difcil encontrar proyectos con una alta tasa de rentabilidad, cuando al mismo tiempo el coste de financiacin de las inversiones es alto, dada la escasez de capital y la poltica de austeridad en vigor para salir de la crisis, las inversiones se dirigirn a la reduccin de costes y, por lo tanto, a la racionalizacin de los procesos de produccin existentes.

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De esta forma, al depender de la acumulacin, la innovacin tecnolgica reviste caractersticas muy diferentes en las fases de expansin de la onda larga y en las de recesin. Pero, siguiendo con el smil del cubo, este no se vaca porque al haberse acumulado una cierta cantidad de agua, el grifo se abra mecnicamente, sino que hay un elemento externo que es el que lo hace. No es la acumulacin de inventos la que produce la innovacin tecnolgica, sino el estado de la tasa de beneficio el que lo permite. Si esta es suficientemente elevada, los descubrimientos cientficos se incorporaran a la produccin. En caso contrario, no ocurrir. Cada onda larga ha estado asociada a una revolucin tecnolgica. La primera revolucin industrial se incorporo en las dos ondas largas que se dieron en el siglo XIX, la segunda, en la onda larga que se produjo hasta la II Guerra mundial, y la tercera revolucin tecnolgica, en la onda larga del capitalismo tardo. Pero estas revoluciones tecnolgicas se han incorporado fundamentalmente en las fases de auge, no en las de recesin y bajos ritmos de crecimiento de la produccin y la acumulacin. Han servido para prolongar el auge, no para provocarlo. Hay una razn para que haya ocurrido de esta forma: para imponer un cambio tecnolgico radical se necesitan inversiones masivas que incorporen, tambin de forma masiva, los nuevos avances cientficos y tcnicos, pero los capitalistas no realizaran los enormes desembolsos de capital que esto requiere mientras que no se haya elevado sustancialmente la tasa de beneficio media, esto es, la acumulacin masiva no preceder a la salida de la onda larga, sino a la inversa. No basta con que los capitalistas dispongan de un nuevo descubrimiento cientfico, sino que es preciso , adems, que este sea rentable para que se materialice en una inversin y que exista una demanda para los productos que fabricar con ella. Adems, no basta que haya inversiones que incorporen nuevas tecnologas para que se salga de la crisis, sino que se requiere que estas sean masivas para que se produzca un cambio tecnolgico radical. Todo ello depende de la tasa de beneficio y, como se ha visto, en ultima instancia, de que la lucha de clases lo permita. 6.7 AFORTUNADAMENTE NO DEPENDE SOLO DE ELLOS

Como se ha visto, las ondas largas tienen un carcter asimtrico: el paso a la fase recesiva es endgeno, determinado por los propios factores objetivos del capitalismo, pero el inicio de una nueva fase expansiva es exgeno, esto es, depende de que la lucha de clases lo permita. Sin embargo, hay que huir de todo mecanicismo en la interpretacin de las ondas largas y mucho mas en todo lo que se refiere a la salida de la fase recesiva. La tasa de beneficio ocupa un lugar central en la dinmica del capitalismo pero no es ni mucho menos el nico factor. Hasta la fecha, las ondas largas han sido verdaderas pocas histricas con caractersticas sociales y polticas propias que hacen que el anlisis del capitalismo no se pueda reducir al movimiento oscilatorio de sus variables econmicas fundamentales. Cada una de ellas ha tenido una potencia hegemnica, una particular concrecin del sistema monetario internacional, una tecnologa y organizacin del trabajo diferente, una organizacin poltica peculiar, una forma concreta de explotar a las colonias, antes, y a los pases del tercer mundo, hoy, etc. La clase obrera no ha sido menos diferente en cada una de ellas y sus formas de organizacin, su nivel de conciencia, etc, tampoco. En las salidas de las fases recesivas de cada una de ellas, ha habido siempre un aumento sustancial de la tasa de beneficio y en l ha jugado un papel primordial el aumento de la tasa de explotacin. Pero los factores que han inducido una elevacin de aquella han actuado de muy diferente manera en cada una de ellas. Por eso, no se puede hacer ninguna extrapolacin de lo que ocurri en otras ondas largas a la salida de la actual fase recesiva. El anlisis marxista nos facilita instrumentos poderosos para comprenderla y, consiguientemente, para actuar sobre ella. Pero no podemos utilizarlo como un totem: nada nos ahorra el anlisis concreto de la situacin concreta.

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7. LA TERCERA EDAD DE LA ECONOMIA DE MERCADO (LA ONDA LARGA DEL CAPITALISMO TARDIO)

La actual onda larga, la que se ha venido en llamar del capitalismo tardo, es un ejemplo de como funcionan los movimientos a largo plazo de la economa capitalista. La fase ascendente de la misma se desarroll durante los veinticinco aos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La fase descendente se inici a partir de los primeros aos de la dcada de los setenta y en ella se encuentra todava. Desde entonces, la economa capitalista ha sufrido un cambio de tendencia caracterizado por la reduccin de los ritmos de crecimiento econmico, la aparicin del desempleo masivo y la agudizacin de una serie de factores de inestabilidad. La evolucin econmica durante esta fase recesiva no ha sido lineal. Durante la misma, la economa capitalista ha sufrido dos recesiones generalizadas (1975 y 1982) y, en la actualidad, se encuentra al final de una recuperacin cclica, de modo que una nueva recesin apunta en el horizonte. Aunque la poltica de austeridad puesta en marcha por la mayora de los gobiernos ha conseguido cierta recuperacin de la tasa de beneficio, dicha recuperacin ha sido insuficiente, de modo que los factores que determinaron el cambio de tendencia siguen actuando. 7.1 UNA SEGUNDA JUVENTUD

A partir de la Segunda Guerra Mundial y hasta el final de la dcada de los sesenta, el modo de produccin capitalista conoci una larga fase expansiva determinada por la confluencia de dos procesos: el aumento de la tasa de beneficio, por un lado, y la ampliacin del mercado a largo plazo que supuso la Tercera Revolucin Tecnolgica (con nuevos productos, como las fibras sintticas y artificiales, los plsticos, la electrnica, etc), por otro. La debilidad y, en parte, la atomizacin de la clase obrera, provocadas a raz de las sucesivas derrotas del proletariado tras el ascenso del fascismo y el termino de la Segunda Guerra Mundial, permiti una elevacin formidable de la tasa de explotacin en la mayora de los pases industriales. Esto indujo una extraordinaria elevacin de la tasa de beneficio que favoreci considerablemente la acumulacin de capital. Por otro lado, la extensin al conjunto de la economa de los avances tecnolgicos, que en un principio estuvieron ligados a la industria militar (desarrollo de la electrnica y de la energa atmica, aparicin de materias primas sintticas, etc), generando lo que se ha llamado Tercera Revolucin Tecnolgica, origin una importante reduccin en el precio del capital constante, favoreciendo as a largo plazo la elevacin de la tasa de beneficio y la acumulacin de capital. Como consecuencia de esta evolucin favorable, a partir de los aos cincuenta se produjo un crecimiento de los salarios reales en la mayora de los pases industriales, lo que condujo a una situacin de relativa estabilidad social. Durante esta fase expansiva, la economa capitalista registro algunas crisis industriales peridicas pero, salvo la recesin generalizada de 1958, ninguna de ella adquiri gravedad y solamente supusieron una ralentizacin momentnea en la lnea de intenso crecimiento que se estaba viviendo. Pero desde finales de la dcada de los sesenta pueden observarse todos los datos del paso a una nueva fase de relativo estancamiento de larga duracin. La lenta desaparicin del ejrcito de reserva industrial en la mayora de los pases industriales bloque, a pesar de la automatizacin creciente, una elevacin suplementaria de la tasa de explotacin. La revolucin tecnolgica, al generalizase, pas de ser una fuente de aumento de beneficios, a ser una fuente de sobreproduccin, de agudizacin de la competencia y de cada espectacular de la tasa de beneficio. La aplicacin deliberada de las tcnicas keynesianas anticrisis por parte de los gobiernos acentu la inflacin general, no impidi el crecimiento del paro, y termin provocando la crisis del sistema monetario internacional, con sus repercusiones negativas respecto al comercio y la circulacin de capitales. Por ultimo, la poca de las materias primas y la energa baratas concluyo, provocando graves problemas econmicos en los pases que mayor dependencia tenan de ellas, agravando las desigualdades entre ellos y contribuyendo decisivamente a la agudizacin de la competencia internacional. En definitiva, el capitalismo entr en una nueva fase de larga duracin, en la que todava se encuentra.

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7.2. PERO LA EUFORIA SE ACABA Y LLEGA LA DECADENCIA

Todos estos factores provocaron un cambio de tendencia en la economa capitalista, aunque para que la misma se hiciera evidente hubo de pasar algn tiempo, pues no apareci una crisis aguda hasta 1975 y se imput a la elevacin del precio del petrleo. Pero, desde el principio de la dcada de los setenta, pueden detectarse todos los sntomas que indican que la mayora de los pases industriales se suma en una fase recesiva de larga duracin, caracterizada por menores ritmos de crecimiento econmico y de acumulacin. En el grfico 7.1, se han representado con lneas de puntos los porcentajes anuales de crecimiento de la produccin (medida por el PIB) y de la inversin (medida por la Formacin Bruta de Capital), del conjunto de los pases de la OCDE (formada por EE.UU., Japn y la CEE y el resto de los principales pases de la Europa Occidental) en el perodo 1960 a 1990. Para detectar el ciclo, se han calculado las medias mviles de 3 aos (es decir, a cada ao se le imputa la media del mismo y del anterior y del posterior) de dichas tasas de crecimiento (lnea continua fina), con el objeto de evitar los factores errticos que siempre estn presentes en la medicin de estas variables (se espera que cuando se utilizan medias se compensaran los errores de un ao con los de los contiguos). Para poner de manifiesto la tendencia se han utilizado medias mviles de 7 aos (lnea continua gruesa), con lo que se supone que la tendencia de cada ao es el crecimiento medio de los tres anteriores, del mismo y de los tres posteriores. Si los ciclos tuvieran una duracin regular de 7 aos, este procedimiento debera eliminar el factor cclico y dejar solo la tendencia de la economa. Esto supone una aproximacin burda a ambos fenmenos porque, entre otras cosas, los ciclos no han sido regulares cada siete aos pero, con todo, sirve para ilustrar lo que ha ocurrido y cual ha sido la evolucin de la onda larga. Obsrvese que, desde el final de la dcada de los sesenta se ha registrado un descenso continuado y progresivo de la tendencia de ambas variables (produccin y acumulacin), reflejando una trayectoria similar a la que se describa cuando se trataron los aspectos tericos de la onda larga. Por lo que respecta a la produccin, el paso a la fase recesiva de la onda larga se ha traducido en un descenso medio del crecimiento del 5% al ao, en el perodo 1960 a 1973, a otro del 2,7% desde entonces. El ritmo de desarrollo de los pases industrializados se ha reducido, pues, mas de la mitad y por mucho que, durante la fase recesiva, se hayan registrado recuperaciones coyunturales, las dos crisis de 1974-75 y 1982 determinan un perodo fuertemente depresivo. El cambio en el ritmo de acumulacin ha sido aun mas acusado: de un crecimiento medio de la FBCF del 6,2% al ao, en el perodo 1960 a 1973, se ha pasado a otro del 2,3% desde 1974. Este cambio de tendencia en el ritmo de crecimiento de los pases industriales ha tenido graves repercusiones sobre sus niveles de ocupacin y paro (mas de 25 millones de parados en el conjunto de la OCDE) y ha influido muy negativamente sobre el Tercer Mundo que, ahogado por el problema de la deuda, se ha empobrecido aun mas. Sin embargo, la crisis ha tenido repercusiones muy distintas en los diferentes pases que componen la OCDE. En el grfico 7.2 se han representado las tendencias del crecimiento de la produccin en EE.UU., Japn y la CEE siguiendo el procedimiento explicado mas arriba. Obsrvese que el cambio de tendencia ha sido muy pronunciado en Japn (que ha pasado de crecer a ritmos medios del 9,6% anuales antes de 1970, al 4% desde 1974) y en la CEE (que antes de 1970 creca en torno al 4,8% y desde 1974 lo esta haciendo a una media del 2,3% al ao). En los EE.UU. por el contrario, el cambio de tendencia en el crecimiento fue muy acusado hasta 1981 (se redujo aproximadamente hasta la mitad) pero desde entonces parece haberse recuperado no menos intensamente. Esto se debe a la particular intensidad que ha tenido la ultima recuperacin cclica en la economa americana, que vicia el calculo de la tendencia. En efecto, el fenmeno de recuperacin de la tendencia, que puede detectarse en general en todos los grficos, no es mas que un efecto estadstico que solo se debe al procedimiento de calculo que se ha utilizado. Dicho procedimiento, basado en medias artmeticas, prima los valores de los ltimos aos, que se corresponden, como se ver, a una recuperacin cclica, no a que la tendencia se hay invertido. En el caso de EE.UU., dicha recuperacin cclica ha sido muy fuerte: en 1984, por ejemplo, la economa americana creci el 7,8%, una tasa equivalente a la del perodo de expansin. Una nueva recesin volvera a reducir la tendencia, por lo que no se puede sacar ninguna conclusin respecto a que se este saliendo de la crisis. Los datos de los ltimos 30 aos parecen indicar, por tanto, que la economa occidental se ha situado en una onda larga depresiva, caracterizada por menores ritmos de crecimiento de la produccin y de la acumulacin. La causa fundamental de este cambio de tendencia, aunque no la nica, es el descenso que se ha registrado en la tasa de beneficio a partir de 1970 (vase Grfico 7.3 relativo a la

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CEE), esto es, mucho antes de que se produjera la crisis del petrleo en 1973, por lo que nuevamente los datos parecen confirmar lo que se dijo en captulos anteriores. La salida de la crisis exiga, pues, una poltica econmica tendiente a restaurar el nivel de la tasa de beneficio que exista antes de la misma. En consecuencia, en la mayora de los pases industriales, se puso en marcha una poltica de austeridad y ajuste con el objetivo de que dicha tasa se recuperara a costa de los salarios. Como puede observarse en el grfico mencionado, esta poltica comenz a rendir sus frutos en 1980, ao a partir del cual el crecimiento de los salarios reales comenz a situarse por debajo de la productividad (lo que supone una perdida de la participacin de los salarios en la renta nacional y un aumento de la tasa de explotacin). Sin embargo, la recuperacin de la tasa de beneficio es todava insuficiente, pues se encuentra un 15% por debajo de la que exista en 1960 y mas de un 20% por debajo de la de 1970. 7.3 HAY MOMENTOS BUENOS, PERO TAMBIEN LOS HAY MALOS

A lo largo de la actual fase recesiva de larga duracin se han producido ciclos de menor amplitud, que pueden observarse en el grfico 7.4. En dicho grfico, la lnea continua representa la evolucin de las tasas de crecimiento del PIB y las rectas los crecimientos medios de los perodos anterior y posterior a 1974, ao en el que claramente la economa occidental ya se haba situado en la fase recesiva. En algunos aos, el crecimiento de la produccin ha sido mayor que la media y en otros ha sido menor, de forma que desde 1970 pueden detectarse tres ciclos pero nuevamente, la dinmica del capitalismo parece corresponderse con lo que se haba sealado tericamente en un capitulo anterior. El primero de los ciclos se desarroll en la transicin de la onda larga de la fase expansiva a la recesiva. A partir de la recesin de 1970, que la mayora de los autores todava sitan en el perodo previo a la actual crisis econmica, se produjo un auge, que alcanz su punto mximo en 1972 y 1973, al que le sucedi una crisis en 1974 y 1975. Durante los aos inmediatamente anteriores a la elevacin de los precios del petrleo, se produjo una auge prcticamente simultaneo en todos los pases industriales, en el que se registraron intensas tasas de crecimiento de la produccin, la acumulacin y el comercio internacional. Pero este auge seria el canto del cisne de la economa occidental, pues ya se haban dado todas las condiciones para que se iniciara la fase depresiva, en particular, el descenso de la tasa de beneficio, por lo que el intenso ritmo de acumulacin que se produjo entonces no vendra sino a agravar la crisis de sobreproduccin que se desencaden despus. A este auge le sucedi en 1974 y 1975 una crisis que no fue menos simultanea en todos los pases que lo haba sido el auge anterior. Su profundidad se vio agravada por la transferencia de plusvala de los pases industriales a los rabes que supuso la elevacin del precio del petrleo pero, como se ha dicho antes, esta no fue la causa fundamental, pues tanto la tasa de beneficio, como los ritmos de crecimiento econmico ya hablan iniciado antes el descenso. Esta fue la segunda recesin generalizada desde la Segunda Guerra Mundial, pues aunque durante la fase expansiva tambin se produjeron crisis industriales peridicas, solamente la recesin generalizada de 1957-1958 es digna de mencin por su profundidad. Ya en la fase recesiva se han producido dos ciclos: uno completo, desde 1975 a 1982, y otro incompleto, desde 1983 hasta la actualidad. La crisis ha tenido una gran simultaneidad en todas las zonas. Los aos 1975 y 1982 marcan los perodos mas bajos de crecimiento en todas los pases industriales, aunque en la primera crisis se adelant Japn un ao y en la segunda la CEE. La evolucin concreta de ambos ciclos ha sido la siguiente: Durante 1976, la mayora de los pases industriales registraron una recuperacin de sus tasas de crecimiento realmente apreciable pero, a partir de aqu y hasta 1978 en EE.UU. y 1979, en Japn y la CEE, la recuperacin fue mucho mas dbil, vacilante y sobre todo, no generalizada. Durante dicha recuperacin, los problemas fundamentales que habian determinado el cambio de tendencia permanecieron sin resolver y, por el contrario,se agravaron las tensiones inflacionistas y no se logr reducir el paro que se haba generalizado en la crisis anterior. Desde 1978-79, se inici un nuevo perodo de descenso que, salvo en la CEE, en la que se produjo un ao antes, alcanz su punto mas bajo en 1982, ao que marca la segunda recesin generalizada de la fase recesiva de la onda larga. A partir de 1983 se inici un nuevo ciclo. La recuperacin que desde entonces ha registrado la economa internacional ha sido limitada, pues las tasas de crecimiento no han llegado a alcanzar a las que se dieron durante los pasados aos de auge, pero ha tenido una cierta intensidad (en 1988, la economa americana creci un 4,4% y la CEE un 3,7%) y, sobre todo, ha durado siete aos. Sin embargo, hay factores que explican la intensidad y duracin de la esa recuperacin cclica.

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Despus de la recesin generalizada de 1982, los principales pases industriales registraron una recuperacin que alcanz su mximo en 1984. En 1985 y 1986, las tasas de crecimiento de la produccin y la acumulacin descendieron y todo pareca indicar que se haba iniciado la marcha hacia una nueva recesin cclica. Esto no se dio en la CEE, pero fue porque la misma haba registrado una recuperacin mucho menos acusada (obsrvese que hasta 1484 su crecimiento se mantuvo por debajo del de la media del perodo). El crash de las principales bolsas del mundo en 1987 pareci confirmar la hiptesis de que se haba llegado a una nueva recesin, pero la realidad, como puede observarse en los grficos, es que la economa de los pases industriales se recupera y las tasas de crecimiento volvieron a aumentar de nuevo, salvo en la CEE, en la que el crecimiento continuo acelerandose. Los principales factores que determinaron este comportamiento fueron: a) El descenso de los precios del petrleo que se produjo durante 1985 y 1986 (se sito en 12 dlares el barril, cuando haba llegado a estar en 40). Dicho descenso no produjo ninguna recuperacin significativa de la tasa de beneficio, y, por lo tanto, no sirvi para que el capitalismo saliera de la onda larga, de la misma forma en que elevacin anterior no haba sido la principal causa para que se sumiera en la misma. Pero si indujo una enorme transferencia de plusvala de los pases productores de petrleo a los pases industriales, mejorando considerablemente sus balanzas de pagos y reforzando la recuperacin cclica de los mismos. b) La recuperacin de la tasa de beneficio, aunque insuficiente para salir de la crisis, no se detuvo como consecuencia de la continuacin de la poltica de austeridad y del saneamiento de las empresas que produjo dicha poltica y la transferencia de plusvala que se ha mencionado en el punto anterior. Su nivel no era suficiente para que se iniciara una nueva fase expansiva de larga duracin, pero si para prolongar la expansin cclica. c) Los gobiernos de los principales pases industriales contaron con un cierto margen de maniobra para prolongar el auge. Ante el crash de la bolsa, pusieron en marcha polticas expansivas, sobre todo en el terreno monetario, que se traduciran en un rebrote de la inflacin y en una agudizacin de los factores de inestabilidad que se estaban desarrollando, pero que impidieron que las economas occidentales se sumieran en una nueva recesin. En l990, han aparecido nuevos factores que pueden conducir a la economa internacional a una nueva recesin cclica. En los momentos previos a la crisis del Golfo, la economa americana estaba entrando en una recesin. En efecto, el PIB creca a un ritmo de solo el 0,4%, los beneficios de las empresas descendan y la crisis afectaba ya a industrias clave, como la construccin, la banca, el automvil, los transportes areos, etc. Las perspectivas no eran mejores, si se tiene en cuenta que la reduccin del enorme dficit publico americano (241.000 millones de dlares en el ao fiscal de 1989-90) obliga a la adopcin de medidas contractivas (elevaciones de impuestos, reduccin del gasto publico, etc). Dada la importancia que tienen los Estados Unidos para la economa occidental (su PIB supone el 35% del conjunto del de la OCDE), este es un factor que pesar sobre la evolucin de la economa imperialista. Estos ciclos, y particularmente las dos recesiones generalizadas que se han mencionado, le dan al perodo que va de 1974 a la actualidad un carcter muy netamente depresivo que viene determinado por la confluencia de varios factores. Por un lado, como se ha mencionado, se trata de la fase depresiva de una onda larga. Por otro, durante la misma se han producido dos crisis clsicas de sobreproduccin, 1974-1975 y 1979-1982, y se puede estar en las puertas de una tercera. Finalmente, sobre todo ello se ha sobrepuesto una nueva fase de la crisis del sistema imperialista, de la que el alza de los precios del petrleo en 1974, 1979 y 1990 no son mas que reflejos indirectos, y un apreciable grado de resistencia por parte del movimiento obrero de la mayora de los pases industriales, que ha dificultado enormemente que los gobiernos de estos pases puedan imponer su salida a la crisis econmica. La salida de la fase de descenso requiere un nuevo aumento de la tasa de beneficio, pero si este es moderado inducir un mantenimiento de la recuperacin coyuntural, que ser de corta duracin, pero no una nueva fase expansiva a largo plazo. Durante los ltimos aos, ha habido ya dos recesiones generalizadas y, a lo largo de ellas, el capitalismo ha liberado gran cantidad de capital, es decir, ha eliminado a muchas empresas improductivas, ha reestructurado muchos sectores industriales, ha recuperado en cierta medida la tasa de beneficio y ha obtenido mas valor con la explotacin de los trabajadores que lo que luego ha acumulado. Pero la recuperacin de la tasa de beneficio ha sido insuficiente para relanzar de forma masiva la acumulacin y, de hecho, nadie espera responsablemente que el ultimo auge que se ha registrado desde 1983, vaya a significar la salida de la fase depresiva, sino que, antes al contrario, al mismo le suceder, mas pronto que tarde, una nueva crisis peridica. Ello es as porque no parece que, por el momento, el capitalismo haya sentado las bases para producir una elevacin de la tasa de beneficio capaz de sacarlo de la fase descendente de la onda larga. Esto es lo que se pasara a ver a continuacin.

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7.4.

LAS MEDICINAS SOLO CURAN A LOS SANOS

Bajo el capitalismo tardo, la investigacin cientfica y tcnica ha pasado a ser una actividad planificada y un negocio mas del que obtener un beneficio. Por un lado, los Estados favorecen la investigacin cientfica y el descubrimiento y mejora de los mtodos que permitan aplicar en la practica los avances cientficos, en muchas ocasiones, por un inters militar, aunque luego los descubrimientos pasan a tener aplicaciones industriales. Este fue el caso de los avances tecnolgicos que se produjeron a raz de la II Guerra Mundial, ligados a la industria de armamentos, y lo es ahora por motivos parecidos con la Iniciativa de Defensa Estratgica de Reagan, el proyecto Eureka de la CEE o las investigaciones de la quinta generacin de ordenadores de Japn o Inglaterra. Por otro lado, las grandes compaas dedican una parte importante de los recursos que generan a la investigacin y el desarrollo. Estos gastos I+D, como se les denomina, tienen como objetivos mejorar la tecnologa de la propia empresa, en unos casos, o producir patentes, mtodos industriales, etc con cuya venta en el mercado obtener un beneficio, en otros. Este ultimo es el caso de las universidades y los centros de investigacin pretendidamente independientes. El capitalismo tardo, al haber convertido la investigacin cientfica y tcnica en una actividad econmica mas, ha producido una considerable aceleracin de la innovacin tecnolgica. Sin embargo, ni el estado actual del avance tecnolgico ni los resultados que aporten los planes de investigacin gubernamentales o de las grandes compaas, sern el elemento fundamental que saque a la economa capitalista de la fase recesiva de la onda larga en la que se encuentra. Como ocurriera en las ondas largas anteriores, ahora los avances tecnolgicos no se transformaran en verdaderas revoluciones tecnolgicas mientras no se apliquen masivamente, lo que requiere unos ritmos de acumulacin muy superiores a los actuales. De momento, no estamos en presencia de una tecnologa radicalmente nueva, que solo se podra implantar con una acumulacin masiva, sino de inversiones para racionalizar la tecnologa existente. Dicha acumulacin masiva requiere un nivel de tasa de beneficio que todava no existe y que las nuevas tecnologas, por si solas, son incapaces de generar. Si los ritmos actuales de acumulacin se mantuvieran durante algunos aos (y hay que sealar que todava son inferiores a los que se dieron durante la fase expansiva de la onda larga), estas innovaciones produciran una nueva revolucin tecnolgica, cuyos efectos para la humanidad seran mas negativos que positivos. Entonces, las nuevas tecnologas haran que la acumulacin prosiga creciendo en espiral. Pero, como se ha visto, la recuperacin actual de la tasa de beneficio no justifica que tal oleada de inversiones se produzca y, por el contrario, es mas que probable una nueva recesin cclica. Adems, las nuevas tecnologas , por si solas, son incapaces de iniciar el proceso. En efecto, para producir la salida de la fase recesiva de la onda larga, las nuevas tecnologas deberan inducir una nueva oleada de inversiones innovadoras, esto es, deberan ser capaces de iniciar el proceso de la acumulacin capitalista en espiral . No hay ningn dato que permita afirmar que ello se este produciendo o vaya a realizarse en un prximo futuro. En primer lugar, la acumulacin masiva no depende solo de que se disponga de una tecnologa nueva sino, lo que es mas importante, de que se hayan liberado los recursos necesarios para que la misma pueda ser aplicada generalizadamente. Hasta el momento, esto no se ha producido y, por el contrario, son todava muchos los sectores capitalistas que quedan por reestructurar.En este sentido, no son las nuevas tenologias las que producirn una elevacin de la tasa de beneficio, sino la elevacin de la tasa de beneficio la que permitir la aplicacin generalizada de las nuevas tecnologas y, por lo tanto, la salida de la fase recesiva de la onda larga. En segundo lugar, no esta claro que las nuevas tecnologas supongan una elevacin sustancial de la tasa de beneficio. En efecto, una tecnologa nueva, aunque sea extraordinariamente rentable, deja obsoleto a parte del capital existente, por lo que los beneficios que debe producir deben ser mayores que las perdidas que supone desechar ese capital. Adems, la tecnologa nueva es costosa y tiene grandes costes de mantenimiento. En tercer lugar, subsiste un problema de sobreproduccin que dificulta notablemente la acumulacin masiva. La produccin masiva de nuevas maquinas no podr realizarse mientras que no haya una demanda masiva de las mismas. Ello requiere que la demanda global vuelva a pulsar de nuevo y que lo haga de una forma mantenida en el tiempo, que se haya acabado con la situacin de excedentes de capacidad productiva que existe en muchos sectores, etc. En definitiva, las decisiones de inversin que realiza un capitalista tambin dependen de las mercancas que produce.

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Por ultimo, no estamos en presencia de una tecnologa o productos radicalmente nuevos que estn cambiando el sistema productivo de forma radical. La informtica, por ejemplo, se ha introducido bsicamente en los servicios y, dentro de ellos, en una enorme proporcin en la banca, mientras que la industria ha absorbido una proporcin relativamente pequea del parque de ordenadores. La introduccin de la electrnica en la industria, si se excepta la automatizacin, se ha efectuado para una serie muy limitada de funciones: para sistemas de control (conservacin cmaras, temperaturas, etc, en alimentacin; sistemas de telemando, telemedida y control en qumica y petroqumica; control numrico de maquinas, en el metal), tcnicas de diseo y fabricacin por ordenador ~textil, diseo corte ptimo de tejidos, diseo automvil, etc) y artes grficas (tratamiento informtico de textos). La automatizacin industrial, por su parte, se ha realizado bsicamente en el sector del automvil, que ha absorbido un porcentaje enorme de los robots industriales instalados. A pesar de que es posible en otros sectores, como el envasado en cadena, la industria de transformacin de metales, el grado de robotizacin aun es muy pequeo. As pues, el considerable avance tecnolgico al que estamos asistiendo no es el factor que inducir a los capitalistas a iniciar un nuevo proceso de acumulacin masivo, a travs del cual pase a una nueva fase de auge. Una tecnologa cualitativamente nueva se incorpora una vez que el proceso de acumulacin masiva se ha iniciado, pero no es capaz de inducirlo si no se genera previamente un aumento de la tasa de beneficio. En general, el avance tecnolgico implica un aumento considerable de la composicin orgnica del capital y, por lo tanto, un factor para el descenso de la tasa media de beneficio. Es verdad que, en el terreno civil, nuevas maquinas y nuevos procesos industriales generan un nivel de produccin mayor con menos trabajadores y que en el terreno militar la tecnologa se ha refinado considerablemente (basta recordar el proyecto de Guerra de las Galaxias de Reagan), pero esta tecnologa no puede generar por si sola un nuevo boom. Los avances tecnolgicos en la industria se dirigen mucho mas a reestructurar el capital existente, sustituyendo hombres y mujeres por maquinas, que a generalizar una tecnologa nueva, y los que se derivan de la industria de armamentos no son directamente aplicables a la produccin de mercancas (la investigacin militar en el ultimo decenio ha tenido pocos resultados civiles), se generalizan tan rpidamente que dejan de ser rentables (los circuitos integrados de los misiles fueron incorporados por los japoneses a las cadenas de alta fidelidad), es extremadamente compleja y cara y est elevando considerablemente los costes de mantenimiento. Los avances tecnolgicos actuales pueden llevar al paro masivo, a la degradacin del planeta o a su destruccin por una guerra nuclear, si antes no acabamos con el capitalismo, pero, desde luego, no le sirven a este, por el momento, para salir de la onda larga de estancamiento en la que se encuentra sumido. 7.5. NUEVAS PERSPECTIVAS?

La aparicin o la creacin de un nuevo mercado tampoco puede ser el factor que desencadene la acumulacin masiva de los capitales ociosos. En tiempos muy recientes puede hablarse de una afluencia de capitales a algunas zonas del tercer mundo (fundamentalmente a pases del extremo oriente, como Corea, Taiwan, Ceylan, etc), que han contribuido decisivamente al surgimiento de unas potencias semiimperialistas, pero el mercado que han generado es a todas luces insuficiente y, por el contrario, son un factor adicional para agravar aun mas la competencia interimperialista exarcervada con la crisis econmica. El mercado potencial que suponen los pases del Este europeo no es una solucin a corto plazo, aunque no se puede descartar que lo puedan ser a largo plazo. a) Son sociedades con bajo poder adquisitivo. Por la va de una oferta mas amplia de consumo no se encontrara una demanda efectiva y la desigualdad que introducira el mercado no hara sino reducirla. Se necesitara, por tanto, crear previamente el poder adquisitivo suficiente, lo que se podra conseguir introduciendo capital que mediante una superexplotacin mayor ofreciera productos mas rentables a otros mercados. Pero el problema del capital es de superproduccin y esto dificulta a corto plazo las cosas. b) Son sociedades de baja productividad, pero la crisis afecta al conjunto de la sociedad y del sistema econmico. Por un lado, la baja productividad determina que el sistema productivo no sea rentable y esta es una de las condiciones que dificulta que el capital se decida a adquirirle. Por otro, existe una crisis de produccin de valores de uso, pero la falta de productividad tambin afecta a sectores como sanidad, enseanza, transporte, etc, sectores en los que el capital no entrara.

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c) Las incertidumbres sociales y polticas son muy grandes para el capital. En las economas de mercado, existe paro, pero tambin hay una proteccin social conseguida por el movimiento obrero durante aos. En estas sociedades, no existe paro, el mercado lo hara aparecer masivamente y no existe seguro de desempleo ni proteccin social al estilo de occidente, porque en ellas las necesidades sociales se han cubierto de otra manera. Adems, son sociedades movilizadas socialmente, que demandan mas libertad y democracia. La ideologa del mercado se ha introducido entre su poblacin, pero esta se niega a las medidas concretas que permitiran su avance. Se necesitara una dictadura militar para implantar a corto plazo el mercado, pero esto chocara con las demandas polticas fundamentales de la poblacin. d) Se necesitaran inversiones masivas de occidente para la implantacin del capitalismo, pero son sistemas en los que existe una baja rentabilidad y un mercado con poco poder adquisitivo y existe gran agitacin social. La consecuencia es que las inversiones en ellos no estn carentes de riesgos e incertidumbres, tanto desde el punto de vista econmico, como desde el poltico. En consecuencia, las posibilidades de inversiones masivas para los pases del Este son muy reducidas y, por el momento, los datos permiten apreciar que estas ayudas masivas no se estn produciendo. A corto plazo, el capital no puede contar con estos mercados para solucionar sus problemas de tasa de beneficio. Pero a medio plazo, nada se puede descartar y este puede ser uno de los factores que contribuya a la salida de la onda larga. Pero lo importante es que nada esta escrito: los acontecimientos fundamentales estn por delante. 7.6 EL MOTOR DE LA HISTORIA

Por consiguiente, a corto plazo, el capital no puede sortear la bsqueda de una solucin de la crisis econmica en su propia casa. Solo un aumento de la tasa de beneficio que fuera capaz de sostenerse en el tiempo podra inducir a la acumulacin masiva de los capitales excedentes y provocar una nueva fase de ascenso. Entonces si podra producirse una nueva revolucin tecnolgica y la aparicin de nuevos mercados. Es en este sentido en el que el paso de una fase de descenso a otra de ascenso no es endgeno, pues tal aumento de la tasa de beneficio solo puede ser inducido por el concurso de factores externos. Hemos visto que para que se produzca un aumento de la tasa de beneficio se requiere una disminucin de la composicin orgnica del capital o un aumento de la tasa de explotacin y para que aquel sea fuerte, el concurso de ambos. Hay tres formas de reducir la composicin orgnica del capital: la inversin masiva en zonas geogrficas o sectores en los que es baja, la reduccin del capital constante por cada del valor de las materias primas y la reduccin del perodo de rotacin del capital, por mejoras en el transporte, por ejemplo. No hay ningn elemento que indique que esto hoy puede hacerse fcilmente. En las metrpolis imperialistas no es posible reducir la composicin orgnica del capital, pues hay que introducir una tecnologa nueva mas cara y que ahorra mano de obra, es decir, que implica mas capital constante y menos variable. Las inversiones en el extremo oriente, mencionadas antes, no son suficientes, tienen contradicciones y no se pueden comparar con las que se pudieron producir en las colonias en el siglo pasado, por ejemplo, y las que se puedan realizar en los pases del Este, a corto plazo, no sern masivas y no estarn exentas de contradicciones. La cada del valor de las materias primas no juega ahora, pues en el inicio de la crisis el problema fue el contrario y todava estn muy por encima del valor que tenan en los momentos previos a la misma y la elevacin actual del precio del petrleo juega en sentido contrario. Por ultimo, la reduccin del perodo de rotacin del capital no parece que pueda tener un efecto decisivo en el momento presente. Por lo tanto, para que la tasa de beneficio se recupere, se requiere un aumento sustancial de la tasa de explotacin. Adems, si el aumento de la plusvala producida por este medio solo sirve para neutralizar el aumento de capital, constante y variable, que implica la acumulacin masiva, entonces el aumento de la tasa de beneficio ser de corta duracin. Por lo tanto, se requiere que el aumento de la tasa de explotacin sea muy intenso y que se reduzca la composicin orgnica del capital porque varios de los factores mencionados concurran a la vez. La dificultad para el capitalismo es que todo esto depende de la lucha de clases. As, el paso de una fase de depresin a otra de prosperidad depende de que la lucha de clases lo permita. Durante la actual fase de descenso, el capital debe reestructurar el aparato productivo, introducir nuevas tecnologas, desarrolladas durante la fase de prosperidad anterior, pero no incorporadas

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masivamente a la produccin, y elevar la tasa de explotacin. La relativa independencia de los factores subjetivos respecto a los objetivos, esto es, el hecho de que el nivel de conciencia y lucha de la clase obrera no depende deterministicamente de la evolucin del modo de produccin capitalista, se traduce hoy en que el proletariado de la mayora de los pases industriales no ha sufrido todava una derrota tan grave como para permitir la salida capitalista de la crisis. El objetivo de la poltica econmica y social de todos los gobiernos de estos pases es conseguirlo lo mas brevemente posible. 7.7. LA "VIRTUD" DE LA AUSTERIDAD

A pesar de los retrocesos que se han producido en la mayora de los pases industriales, el nivel de resistencia que aun mantiene la clase obrera de los mismos impide que la classe dominante pueda lograr una recuperacin de la tasa de beneficio de tanta intensidad como se requerira para iniciar una nueva fase de prosperidad. A ello no es ajeno la situacin en que se encontraba la clase obrera cuando sobrevino la crisis econmica. Durante la ultima fase de prosperidad del capitalismo tardo, la clase obrera de la mayora de los pases industriales fue adquiriendo una gran fuerza organizativa, de forma que, al estallar la crisis econmica, las tasas de afiliacin sindical en la mayora de estos pases eran considerablemente elevadas. Adems, durante estos aos, los trabajadores conquistaron importantes mejoras sociales, como la seguridad social, la extensin de los seguros de paro, etc, y, en general, gozaron de un nivel de vida sin precedentes. Esto, que en su momento represent un factor de integracin consciente utilizado por la burguesa, hizo que, al sobrevenir la crisis, la clase obrera no fuera derrotada por el paro, como ocurri en los aos treinta. Por una parte, su capacidad organizativa impidi la profundizacin de la ofensiva del capital (el empleo se redujo muy fuertemente en 1975 en todos los pases de la OCDE, pero desde entonces, salvo en el Estado espaol, en la mayora de ellos no ha vuelto a registrar decrecimientos significativos, de forma que el aumento del paro tiene mucho mas que ver con el crecimiento de la poblacin que con el descenso del empleo) y, por otra, el fuerte aumento del paro fue paliado en la mayora de los pases por un seguro muy extendido. Aunque con el transcurso de la crisis, la ofensiva de la burguesa ha avanzado y los trabajadores se han debilitado, lo cierto es que la clase obrera todava goza de un apreciable grado de resistencia. Para acelerar el desgaste de los trabajadores y hacer posible su salida a la crisis econmica, la classe dominante ha puesto en marcha la poltica de austeridad. Ya se ha visto que la condicin necesaria para que el capitalismo inicie una nueva fase de prosperidad es el aumento de la tasa de beneficio, lo que, entre otras cosas, implica aumentar la tasa de explotacin. Evidentemente, esto no lo ha podido hacer de golpe, sino que ha necesitado poner en marcha una ofensiva de larga duracin. Adems, tanto las crisis peridicas como las ondas largas no vienen determinadas solamente por las relaciones entre las dos clases fundamentales, sino que se derivan tambin de la anarqua inherente al sistema, pues no existe un intelectual colectivo del capitalismo, sino que la mayora de las decisiones fundamentales sobre produccin, acumulacin, etc, se toman individualmente. En este contexto, aunque el estado burgus tiene como misin la defensa de los intereses colectivos del capital, esto es, la garanta de la explotacin de los trabajadores y la armonizacin en lo posible de las decisiones individuales de los capitalistas, nunca lo consigue plenamente. Esto dificulta las cosas, pues internamente el capital tambin tiene contradicciones (en una crisis, los capitalistas menos competitivos y productivos deben desaparecer). Por eso, la marcha hacia la elevacin de la tasa de explotacin no es lineal, pues al mismo tiempo debe resolver otros problemas que tambin estn influyendo sobre la crisis. En ultima instancia, la austeridad pretende elevar la tasa de beneficio del sistema. Para ello debe elevar la tasa de explotacin mediante la reduccin del valor de reproduccin de la fuerza de trabajo, esto es, del capital variable. Las medidas concretas con las que pretende conseguirlo son la reduccin de los salarios reales de los trabajadores, la aparicin de paro y el aumento del ejrcito de reserva, para presionar hacia abajo los salarios, y la reduccin de los salarios indirectos, esto es, de las prestaciones de la seguridad social, de las pensiones, de los gastos sociales del estado (sanidad, enseanza, etc). Pero tal reduccin del capital variable, en ausencia de otros fenmenos, supondra un aumento de la composicin orgnica del capital que empujara hacia abajo a la tasa de beneficio. Para evitarlo, el aumento de la tasa de explotacin debe compensar con creces el crecimiento de la composicin orgnica del capital, y esto se consigue aumentando la intensidad de la explotacin de los trabajadores, es decir, su productividad. De esta forma, la aparicin de paro debe coexistir con un proceso de sustitucin de trabajo vivo por maquinas, con el aumento de los ritmos de trabajo, etc, es decir, debe haber una produccin material mayor con un menor numero de trabajadores. Esta es la razn fundamental por la que la reestructuracin del aparato productivo y de sectores enteros de la economa y las inversiones en racionalizacin juegan un papel fundamental como complemento de la poltica de austeridad.

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La poltica de austeridad por si sola tiende a reducir fuertemente la demanda, es decir, es una poltica depresora de la economa, pues la reduccin de los salarios reales tiende a disminuir el consumo, agravando los efectos de las restricciones en los gastos del estado. Adems, so pretexto de luchar contra la inflacin, la austeridad incluye tambin medidas restrictivas del crdito, que colocan a muchas empresas en una mala situacin financiera. Con ello se trata de reducir la composicin orgnica del capital media de la economa, haciendo desaparecer a los capitalistas menos competitivos, presionado as a la recuperacin de la tasa de beneficio. Toda crisis econmica es tambin una crisis de sobreproduccin, y la desaparicin de muchos capitalistas implica la eliminacin de la infrautilizacin del capital, producto de la sobreproduccin, para elevar la tasa de beneficio de los que sobreviven. La poltica de austeridad trata de acelerar este proceso segn la regla de que, para los capitalistas, cuanto peor es la crisis, mas fcil es la salida para los que quedan. Esta es otra razn de las reestructuraciones: colocar en mejores condiciones a los que sobreviven. La austeridad no pretende solo tener efectos materiales directos, sino que tambin tiene como objetivo reducir el nivel de conciencia social de la clase obrera con el propsito de facilitar su derrota poltica. En principio, cuando la clase obrera no lucha por la defensa de sus intereses inmediatos, esto es, por mantener el empleo y el poder adquisitivo de sus salarios, su capacidad de respuesta a las ofensivas del capital, en todos los ordenes, se deteriora gravemente y, de esta forma, retrocede la conciencia social. Adems, la austeridad coexiste con una verdadera ofensiva ideolgica. Tal poltica se justifica en aras de los intereses nacionales que exige el sacrificio de los trabajadores para salir de la crisis, se insiste hasta la saciedad en que la mejor forma para luchar contra el paro es admitir la reduccin de los salarios y el deterioro de las condiciones laborales, eufemisticamente llamado flexibilizacin del mercado de trabajo, se hace un canto de la iniciativa privada y de la conveniencia de privatizar todo, empresas publicas, servicios pblicos, etc. Es decir, cuando los intereses de las dos clases fundamentales son mas conflictivos, cuando los capitalistas tratan de aumentar la plusvala por todos los medios, se intenta convencer a los trabajadores de que deben permitirlo.

III EL DINERO LO COMPLICA TODO (LOS ASPECTOS MONETARIOS Y FINANCIEROS) I. EL COLOR DEL DINERO (LA TEORIA MARXISTA DEL DINERO Y EL CREDITO)

En los captulos anteriores, se analizaron los aspectos reales de las ondas largas, esto es, los ligados a la produccin y a la acumulacin de capital productivo. Se hizo abstraccin de los aspectos monetarios y financieros con el objetivo de poner de manifiesto las tendencias profundas inherentes a la acumulacin de capital, pero esto no quiere decir que dichos aspectos carezcan de importancia sino que, al contrario, ocupan un papel central en el desarrollo de la economa capitalista. 8.1 CUANDO LAS MONEDAS ERAN DE ORO

Como se vi en el Capitulo 3, el dinero metlico puro (consideraremos como tal solamente al oro para simplificar el anlisis) es una mercanca que como unidad de cuenta sirve para expresar las relaciones de intercambio de todas las dems. Si producir una chaqueta cuesta 15 horas de trabajo y producir una libra de oro cuesta una hora, el valor de cambio de la chaqueta en el mercado ser 15 libras. Es decir, el valor de cambio de una mercanca en trminos de dinero ser: Valor de cambio de la mercanca Valor de cambio en dinero = -------------------------------------Valor de cambio del oro Trabajo socialmente necesario para producir la mercanca = ----------------------------------------------------------------------= Trabajo socialmente necesario para producir el oro

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Pero, como tambin se vi en el Capitulo 3, las mercancas no se intercambian de acuerdo con sus valores de cambio, sino segn sus precios de produccin. Estos no son mas que formas transmutadas del valor: son los precios que resultan de la redistribucin de la plusvala total que hace que se iguale la tasa de beneficio de todos los capitalistas. Pero esto no cambia la sustancia de las cosas, de forma que el precio de produccin de una mercanca, en trminos de dinero, ser la relacin que existe entre su precio de produccin, medido en horas de trabajo, y el precio de produccin del oro, medido de la misma forma, es decir:

Precio de produccin de la mercanca en horas Precio de produccin en dinero = --------------------------------------------------------------Precio de produccin del oro en horas

Los precios de mercado pueden diferir de los precios de produccin en dinero por razones muy diversas: fluctuaciones erraticas en la demanda o en la oferta de la mercanca, cambios en las modas, etc. Pero oscilaran alrededor de ellos, de forma que, en ltima instancia, estarn determinados por los valores. Si el precio de produccin de una mercanca medido en horas de trabaJo cae, porque la productividad del sector que la fabrica ha aumentado, su precio de mercado descender tambin. De la misma forma, si el precio de produccin del oro aumenta, porque desciende la productividad de las minas, por ejemplo, los precios de las dems mercancas disminuirn. Es decir, los precios de mercado en trminos de oro dependen de los valores y no se ven afectados por el hecho de que la cantidad de oro aumente o disminuya. Pero el dinero no solamente es una unidad de cuenta, sino que tambin es una mercanca por medio de la cual se intercambian todas las dems. De hecho, el dinero es dinero y cumple su papel como tal en la circulacin de mercancas. Cualquier otra se demandar para ser consumida o ser utilizada como medio de produccin, pero el oro, salvando su papel como materia prima en la joyera, se demandar como dinero para realizar las transacciones. Ser necesaria, pues, una determinada cantidad de dinero para que la circulacin de mercancas pueda realizarse. La cantidad de dinero metlico necesaria para la circulacin, que vamos a denominar M, depender, en primer lugar, del importe total las mercancas que circulan en la sociedad en un perodo de tiempo (un ao por ejemplo). Si en la sociedad se compran y venden 500 chaquetas, cada una de las cuales cuesta 15 libras, y 1.000 pares de zapatos, a 5 libras cada uno, el importe total de todas las transacciones ser 12.500 libras (7.500 por las chaquetas y 5.000 por los zapatos). Es decir, el importe total de la circulacin de mercancas ser igual a la suma, para todas las mercancas, de los productos de su precio por el numero de transacciones que se realizan con ellas. En segundo lugar, depender tambin del numero de operaciones que se realizan con una misma moneda en el perodo de tiempo, esto es, de la velocidad de circulacin del dinero. Una misma moneda puede efectuar varios cambios sucesivos: el minero lleva las 15 libras al mercado y se compra una chaqueta; esas mismas monedas se las gasta el sastre en adquirir un par de zapatos y pagar el sueldo de un obrero, etc. Siguiendo el ejemplo anterior, si cada moneda circulara solamente una vez al ao, el volumen total de dinero que sera necesario para que se pudieran efectuar las transacciones anteriores ascendera a 7 500 libras. Si cada moneda circulase tres veces, solamente seran necesarias 2.500 libras. As pues, la cantidad de dinero necesaria para la circulacin de mercancas ser: Importe total de las transacciones Demanda de dinero para la circulacin = ----------------------------------------------Velocidad de circulacin del dinero

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LLamando P1 y T1 al precio de las chaquetas y al numero de transacciones que se realizan con las mismas, P2 y T2 a los correspondientes a los zapatos, y as sucesivamente, y V a la velocidad de circulacin del dinero, tendramos: (P1 x T1) + (P2 x T2) + (P3 x T3) + .... M = ------------------------------------------------- V

Esta expresin se puede simplificar recogiendo todos los precios en un ndice general de precios, que llamaremos P y que es una media ponderada de los de todas las mercancas, y expresando por T el volumen de transacciones de todas ellas. En tal caso, la cantidad de dinero necesaria para la circulacin de mercancas ser: PxT M =-------- V o tambin MxV=PxT

Dados los precios de las mercancas (que dependen de los valores y no de la cantidad de dinero que exista en circulacin), el volumen de transacciones y los hbitos de pago de la sociedad, se necesitar una determinada cantidad de dinero para que las transacciones puedan efectuarse. Si existe mas dinero en circulacin que dicha cantidad necesaria, el exceso ser retirado de la circulacin ofrecindolo en prstamo o atesorndole. Si el dinero en circulacin es insuficiente para atender al volumen de transacciones, se desatesorara, se pondrn mas minas en funcionamiento o aumentar su velocidad de circulacin. Es decir, las variables autnomas son los precios (determinados por los valores) y las transacciones (determinadas por la circulacin de mercancas) y el dinero metlico entrar o saldr de la circulacin de mercancas o circular mas o menos rpidamente segn sea necesario para que se pueda realizar el volumen de transacciones. Las variaciones en los precios o en las transacciones afectarn a la cantidad necesaria de dinero metlico en circulacin, pero la inversa no es cierta, es decir, la cantidad de dinero metlico existente no afectar a los precios de las mercancas, porque dependen de los valores, y, por tanto, tampoco afectar al ndice general de precios. Pero esto solamente ocurrir en una economa en la que el nico medio de pago es el dinero metlico. Como se vi en el Capitulo 1, en las sociedades actuales, el dinero se ha sofisticado enormemente: los billetes emitidos por el banco central y las cuentas corrientes depositadas en la banca privada son los medios de pago generalmente utilizados y el dinero metlico ha desaparecido de la circulacin (las monedas actuales solamente se utilizan para el cambio fraccionario y no tienen nada que ver con el oro). Esto nos lleva a la consideracin del crdito y del papel del dinero como capital. 8.2. DE LAS DEUDAS TAMBIEN SE VIVE

Hasta ahora se ha supuesto que las transacciones de todas las mercancas se realizan siempre a cambio de dinero, pero esto no es necesario ni de hecho ocurre en la realidad. Una mercanca se puede vender al contado, cobrando su importe en dinero, pero tambin se puede vender a crdito. El sastre de nuestro ejemplo puede vender la chaqueta a cambio de que se la pague el comprador transcurrido un tiempo determinado. En este caso, le estar dando un crdito comercial. Dichos crditos han sido normales en la historia del capitalismo y, en principio, se derivaron de la separacin en el tiempo entre la compra y la entrega de una mercanca o en el espacio entre comprador y vendedor. Pero sigue siendo una transaccin de mercanca por dinero metlico que se sita en la esfera de la circulacin, aunque entre la entrega de la mercanca y el cobro del dinero transcurra un tiempo. El mayor o menor recurso al crdito comercial de una sociedad afectar a la cantidad necesaria de dinero para la circulacin (la reducir cuando aumente el crdito comercial y la aumentar cuando este disminuya). Pero, en sustancia, no cambia el funcionamiento de una economa en la que solo existe dinero metlico, tal y como se ha descrito en el epgrafe anterior. Pero existe un crdito de una naturaleza muy diferente que aparecer incluso en una sociedad en la que solo exista dinero metlico. Es el crdito para inversiones productoras de plusvala.

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El dinero es una mercanca que tiene unas caractersticas diferentes a las de todas las dems. Una chaqueta, por ejemplo, lleva incorporadas una determinada cantidad de horas de trabajo, pero cuando se consume este valor de uso, dichas horas de trabajo desaparecen. El dinero metlico, lleva incorporadas unas determinadas horas de trabajo, pero si se utiliza para adquirir capital constante y variable, cuando se venda la mercanca que se produjo con ellos, se obtendr el dinero que se invirti mas una cantidad adicional correspondiente a la plusvala. Recordemos al sastre que venda una chaqueta por 15 libras y compraba un par de zapatos por 5 libras. Con las 10 libras restantes poda adquirir tela y contratar a un nuevo trabajador para producir una chaqueta con cuya venta recuperara las 10 libras y obtendra una plusvala adicional. Pero el sastre podra haber hecho otra cosa: puesto que utilizando las 10 libras como capital se puede obtener una plusvala, podra haberselas prestado a otro para que las invirtiera a cambio de que le pagara una cantidad adicional cuando se las devolviera. Si el que recibe el prstamo obtiene mas plusvala que lo que tiene que pagar por la utilizacin de las 10 libras, le merecer la pena. As pues, el dinero, utilizado como capital, es una mercanca cuyo valor de uso es su capacidad de convertirse en capital productor de plusvala y este valor de uso no se desgasta porque se utilice. Habr un tipo de capitalistas, los poseedores de dinero, que no se dedicarn a invertirlo en actividades productivas, sino a comerciar con l, ofrecindole en el mercado, no a cambio de otra mercanca, sino a cambio de ese mismo dinero mas un inters al cabo de un tiempo. El tipo de inters es el porcentaje que tiene que pagar el que recibe el prstamo por disponer de l hasta que lo devuelva. Si una persona recibe un prstamo de 100 libras a devolver a un ao al 10% de inters, esto quiere decir que, cuando pase ese perodo, deber devolver 110 libras al que se las prest. Este tipo de inters es el precio por la utilizacin del dinero. Las dems mercancas se compran y se venden y su precio esta determinado por la ley del valor. El dinero es una mercanca que se da y se recibe en prstamo y su precio es el tipo de inters, que no esta regido por la ley del valor ni por ninguna otra ley interna, sino por la oferta de dinero de los que lo quieren prestar y la demanda que hacen los que desean recibirlo prestado, para invertirlo o por el motivo que sea. Ahora estamos en condiciones de conectar con el epgrafe anterior. Del volumen de dinero que los capitalistas mantienen como capital, una parte ser atesorada, pues los poseedores de dinero pueden preferir mantenerlo en su bolsillo, por precaucin, porque esperen que los precios bajarn en el futuro, o porque no desean correr riesgos. El resto ser ofrecido en prstamo, con el objetivo de obtener una rentabilidad. Pero si el tipo de inters sube, a muchos les merecer la pena no atesorar dinero y prestarle de forma que, como en cualquier otro mercado, la oferta aumentar cuando se eleva el precio, esto es, cuando se eleva el tipo de inters. Si esta oferta de dinero capital que no se desea atesorar encuentra una demanda de capitalistas que lo quieren para invertirlo, se reinyectar nuevamente en la circulacin, de forma que el nico dinero que permanecer ocioso ser el atesorado. Los capitalistas que desean realizar inversiones en actividades productoras de plusvala y que no cuentan con fondos para ello, demandarn dinero en prstamo. Siempre y cuando el tipo de inters que deben pagar por los prestamos sea menor que la tasa de beneficio que obtendrn con las inversiones, les merecer la pena. En consecuencia, cuando el tipo de inters es elevado, habr menos inversiones que se puedan acometer, con beneficio para el inversor, y estarn dispuestos a correr menos riesgos que cuando es bajo, lo que quiere decir que la demanda de dinero como capital aumentar cuando se reduce el tipo de inters. Como en cualquier otro mercado, la demanda de dinero aumentar cuando se reduce el precio, en este caso, el tipo de inters. Es el mercado el que regula el precio: si la demanda de prestamos es mayor que la oferta, el tipo de inters tender a subir y si ocurre lo contrario, a bajar. As pues, el dinero existente tendr dos componentes. Por una parte, la cantidad necesaria para la circulacin de mercancas. El mercado de dinero como capital garantiza que una parte del dinero que poseen los capitalistas como deposito de valor es nuevamente reinyectado en el circuito econmico. Por otra parte, estar el dinero que se atesora. Nunca puede haber un exceso de oro, porque el oro es una mercanca que siempre tendr una demanda como deposito de valor. Pero si se produce atesoramiento, esto significara que una parte de la plusvala producida es inmovilizada en moneda metlica, en vez de ser nuevamente invertida, es decir, una parte de los ingresos sociales no habr generado nueva demanda. Como ocurriera con el dinero en la circulacin de mercancas, el funcionamiento del crdito y el tipo de inters en una economa moderna se complica por la existencia del papel moneda y del dinero bancario. Esto es lo que se tratara en los epgrafes siguientes.

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8.3. EL DINERO DE PAPEL

Hasta ahora hemos tratado una economa en la que la moneda metlica es el nico dinero. Sin embargo, en las sociedades actuales, el oro ha desaparecido de la circulacin y ha sido sustituido por los billetes de banco. La peseta, la libra, el dlar, etc, que parecen no tener ninguna relacin con el oro, son las monedas de papel, emitidas por los bancos centrales de cada estado, que se utilizan como unidad de cuenta y medio de pago en cada uno de ellos. Hay razones objetivas e histricas para que as haya ocurrido. El uso exclusivo del oro como medio de pago acarrea serias dificultades: se necesita transportar grandes cantidades de moneda para realizar las transacciones, con el consiguiente coste y riesgo de perdida; facilita las operaciones fraudulentas, limando las monedas, por ejemplo, con la consiguiente inseguridad monetaria; puede aparecer penuria de moneda metlica, ante un desarrollo brusco del comercio, lo que estrangulara las posibilidades de desarrollo capitalista, etc. Por todas estas razones, desde un principio, parte de la moneda metlica en circulacin fue sustituida por signos de papel que la representaban. El capitalista que ejerca de banquero se haca cargo del deposito de oro que le entregaba un cliente y emita un documento por su importe con el que este ltimo poda realizar transacciones. Pero la aceptacin de tal documento dependa de la solvencia del capitalista que lo emita, por lo que muy pronto, tal funcin paso a ser realizada por los estados y as apareci el billete de banco. Durante la mayor parte de la historia del capitalismo, el papel moneda ha sido convertible en oro, esto es, el banco central que emita los billetes se comprometa a reponer su equivalente en oro a la presentacin de los mismos en sus ventanillas. La expresin El Banco de Espaa pagara al portador la cantidad de ..... pesetas, que hasta hace poco figuraba en los billetes quera decir exactamente esto. Pero constitua una reminiscencia del pasado porque, desde hace muchos aos, los billetes de banco no son convertibles en oro. A lo sumo, se pueden convertir en divisas extranjeras, pero el tipo de cambio al que puede hacerse esta fijado por el mercado y, adems, la conversin esta sometida normalmente a restricciones legales. As pues, el papel moneda que circula actualmente no es convertible y su vinculacin con el oro no es directa. Comprender su funcionamiento exige comenzar por los billetes de banco convertibles. La forma mas simple de papel moneda convertible en oro es cuando est respaldado por una reserva de ese metal al 100%. Es lo que ocurre cuando el banco central de un pas se limita a emitir billetes exactamente por el mismo importe del oro que recibe, comprometindose a convertir los billetes en moneda metlica a la presentacin de los mismos en sus ventanillas. En el activo del banco, figurara el oro y, en el pasivo, los billetes emitidos, y ambas cantidades seran exactamente iguales. En este caso, los billetes seran como el oro y todo funcionara como se ha descrito antes, salvo que en lugar de circular el metal, circularan papeles, con el consiguiente ahorro en el transporte, mayor seguridad, etc. Esto no es lo que ocurre en la actualidad. Pero no habra necesidad de que las reservas de oro respaldaran al 100% a los billetes emitidos para que la convertibilidad se mantuviera, porque el banco central sabe que los poseedores de papel moneda nunca acuden de una sola vez a convertir sus billetes en monedas metlicas. Por ejemplo, si un banco central tiene unas reservas de oro de 100.000 libras y las conversiones de papel moneda en oro que le demanda el pblico nunca ascienden a mas de un 25% de sus reservas, podra emitir hasta 400.000 libras en billetes sin que la convertibilidad de los mismos se viera afectada. Este margen de maniobra le permitira al banco emitir billetes para realizar crditos comerciales, lo que facilitara la circulacin de las mercancas e, incluso, financiar las actividades del estado. La contrapartida de los billetes emitidos ya no seran solamente las reservas de oro, sino tambin crditos al sector privado y al estado. Un ejemplo del balance del banco central en tal situacin podra ser el siguiente:

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_______________________________________________________________________ BALANCE DEL BANCO CENTRAL EMISOR DE BILLETES CONVERTIBLES ACTIVO (CONTRAPARTIDA DE LOS BILLETES EMITIDOS) PASIVO (BILLETES EMITIDOS) _______________________________________________________________________________ Reservas de oro ......... 100.000 Crditos comerciales ....200.000 Crditos al Estado ...... 100.000 ___________ TOTAL ACTIVO .......400.000 Billetes emitidos................. 400.000

__________ TOTAL PASIVO ...................400.000

Mientras el banco central pueda mantener la convertibilidad del papel moneda, tal sistema no planteara ningn problema respecto a la naturaleza del dinero: los billetes de banco seran "tan buenos como el oro" y al igual que el pueden ser retirados o reinyectados en la circulacin en cualquier momento. El hecho de que solo una fraccin de los billetes est cubierta por el oro, representa nicamente una economa social de medios de pago que es posible dado que no todo el mundo exige al mismo tiempo que se convierta en oro. Sin embargo, para que ello ocurra, se requiere que no se emita en cantidades excesivas. Si la cantidad de billetes en circulacin es igual a la necesaria para la circulacin de mercancas mas la demanda de dinero para atesoramiento, el papel moneda estar jugando un papel similar al de la moneda metlica y los precios no tienen porque verse afectados. En la practica, estar sustituyendo al oro pero, a los ojos de todo el mundo, los billetes sern como oro, puesto que se puede acudir al banco central a cambiarlos por el, aunque solamente una fraccin est cubierta por el metal. Pero si la cantidad de billetes es superior a la necesaria, los billetes de papel se devaluarn automticamente. En efecto, una chaqueta vale 15 libras de oro, pero aunque el oro exista en exceso, el precio no se ver influido, pues es un depsito de valor que siempre puede ser atesorado. Sin embargo, si los billetes de libra emitidos son el doble de la cantidad necesaria, esto es, si 1 billete de libra = 1/2 libra de oro, por ejemplo, el precio de la chaqueta en billetes se duplicar y pasar a costar 30 libras de papel, e igual ocurrir con las dems mercancas. Los precios en billetes se habrn elevado por encima de los precios denominados en moneda metlica, o lo que es lo mismo, se habr producido una inflacin. La libra de papel se habr devaluado y, al contrario de lo que ocurre con el oro, el dinero en exceso no ser atesorado, sino mantenido en la circulacin, porque nadie desear mantener un deposito de valor en un billete que se devala. Por otra parte, el exceso de billetes tambin afectara al tipo de inters. As pues, la inflacin solo se produce en el caso del papel moneda. Los precios de las mercancas en trminos de oro pueden subir, porque el valor del oro descienda, por ejemplo, pero en sentido estricto esto no es inflacin. Es un fenmeno que, en todo caso, puede ser explicado por la ley del valor y responde a cambios en los costes de produccin del oro, no a que este exista en exceso. La inflacin es un fenmeno tpicamente monetario que tiene su origen en una emisin excesiva de dinero que hace subir el ndice general de precios. Se debe a que el dinero de papel pierde valor, pero los precios, en trminos de moneda metlica, permanecen incambiados. El papel moneda no convertible aparece cuando se elimina la obligatoriedad del banco central emisor de convertirlo en oro a la presentacin de los billetes en sus ventanillas. Como se ha dicho, es lo que ocurre normalmente en la actualidad. Su funcionamiento no difiere sustancialmente del papel moneda parcialmente convertible: basta con limitar la emisin de billetes de banco no convertibles a la cantidad de dinero socialmente necesaria para evitar la depreciacin monetaria y que tal dinero cumpla su papel objetivo. Una moneda de papel de esta clase solo circulara por el mismo importe por el que habra circulado en su lugar una moneda de papel convertible. Solo si se emite en exceso respecto a las necesidades de la sociedad capitalista, se podra provocar una elevacin del ndice general de precios y, por tanto, una depreciacin del billete. Ocurrira entonces, como con el papel moneda convertible, salvo con una diferencia importante.

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El papel moneda convertible lo es a una tasa fija: una peseta, un dlar o una libra corresponden a tantos gramos de oro. Su relacin con el metal es, pues, directa. Esto no ocurre con los billetes no convertibles, por lo que la cantidad de oro que es objetivamente representada por cada billete solo puede establecerse a posteriori por el mercado (ya sea libre o negro). En la actualidad, el mercado no fija la convertibilidad de los billetes en oro, sino en divisas extranjeras, a su vez relacionadas con el oro. As, el mercado fija el numero de pesetas que son equivalentes a cada dlar, esto es, el tipo de cambio. A diferencia del papel moneda convertible, la emisin de billetes no convertibles no solo afectar a los precios y al mercado nacional, sino que tambin tiene repercusiones sobre sus relaciones con el mercado internacional. Estos problemas se analizarn mas adelante cuando se trate el sistema monetario internacional. La emisin de billetes no convertibles no est respaldada por reservas de oro y nadie puede acudir a las ventanillas del banco central a reclamar el metal. La emisin de billetes esta respaldada por reservas de divisas extranjeras o por crditos a los distintos agentes sociales. Si aumentan las reservas de divisas o lo hacen los crditos a la banca, al sector privado o al Estado, la cantidad de billetes emitidos aumentar. Como se ha dicho, si lo hace por encima del stock de dinero necesario, tal aumento tendr efectos sobre los precios, el tipo de inters, el tipo de cambio, etc. Es precisamente el juego de todas estas variables el que es el terreno de actuacin de la poltica monetaria. Un balance de dicho banco central podra ser el siguiente:

_________________________________________________________________________________________ BALANCE DEL BANCO CENTRAL EMISOR DE BILLETES NO CONVERTIBLES _________________________________________________________________________________________ ACTIVO (CONTRAPARTIDA DE LOS BILLETES EMITIDOS) Reservas de oro ......... 100.000 Crditos a la banca ..... 75.000 Crditos al sector privado 125.000 Crditos al sector pblico 100.000 _______ Billetes emitidos. 400.000 PASIVO (BILLETES EMITIDOS)

__________ TOTAL PASIVO ................. 400.000

TOTAL ACTIVO ............ 400.000

El banco central no puede actuar sobre todas estas variables. Si el pas tiene un supervit en la balanza de pagos, las reservas de divisas aumentarn y la circulacin de billetes lo har tambin (tendr que aumentar la emisin para poder comprar las divisas que poseen los exportadores). De la misma forma, si el sector publico incurre en dficit y lo financia mediante crditos del banco emisor, la circulacin de billetes tambin aumentara. En la actualidad, no es normal que los bancos centrales den crditos al sector privado, por lo que la posibilidad mas clara de actuacin que tienen son los crditos a la banca privada. Pero esto nos lleva al epgrafe siguiente.

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8.4. EL DINERO DE LOS MERCADERES DE DINERO

El papel moneda es el dinero que se utiliza en menos proporcin en las sociedades actuales. Las empresas pagan las nominas abonandolas en las cuentas corrientes que sus empleados mantienen en un banco, estos pagan los recibos de sus clientes cargandoselos en sus cuentas corrientes, etc. Cualquier persona no llega a ver en billetes mas que la pequea parte de los ingresos que necesita para los pagos de bolsillo y, desde la extensin de las tarjetas de crdito, esta parte cada vez es menor. Es decir, cada vez se utiliza mas el dinero bancario, esto es, los depsitos en cuentas corrientes en bancos privados. En la actualidad, el dinero es, pues, algo mas complejo, no solamente que el oro, sino que los billetes emitidos por el banco central, incluso. Pero esta complejidad no cambia la naturaleza del dinero, sino que simplemente modifica su funcionamiento. Ya se ha visto que el dinero es una mercanca y este hecho no se altera porque lo que circule no sea moneda metlica, sino papel. Una moneda de libra o un billete de libra es un deposito de valor que puede convertirse en capital productor de plusvala o puede ser prestado para obtener un inters. Como dicen los capitalistas, el dinero produce mas dinero. Pero el hecho de que el dinero sea una mercanca hace que haya comerciantes que trafican con ella: son los banqueros. Un banco privado es una institucin que concentra en sus manos gran cantidad de dinero prestable, que tiene dos orgenes fundamentales. Por un lado, dicho dinero proviene del hecho de que, en general, son los cajeros de los empresarios y de muchos trabajadores que perciben sus salarios mediante transferencias a sus cuentas corrientes en un banco, de forma que en sus manos se queda la diferencia entre los ingresos y los gastos de estos. Por otro lado, concentran el ahorro de los individuos y de las empresas, un conjunto de pequeas sumas que termina constituyendo una gran cantidad. Todos estos fondos constituyen el pasivo del banco y pueden tomar la forma de cuentas corrientes (cuando el titular de la misma puede recuperar el dinero depositado o pagar a una tercera persona simplemente firmando un cheque), cuentas de ahorro (que son las cuentas cuyos fondos no se pueden movilizar mediante cheques, sino que exigen que el titular de la misma acuda personalmente a la ventanilla del banco para obtener los fondos), cuentas a plazo (cuando el titular se compromete a no recuperar el dinero hasta que no transcurra un plazo determinado), etc. En general, el banco paga un tipo de inters por estos depsitos, que suele ser mayor cuanto mas restricciones hay para la recuperacin del dinero por parte del cliente. En el caso de las cuentas corrientes, dicho tipo de inters suele ser muy reducido e, incluso, puede no haberlo, pues se interpreta que es un servicio que el banco realiza a cambio de disponer de los fondos. En la medida que el titular de una cuenta corriente puede realizar una transaccin pagando con un cheque, dichas cuentas son dinero. En efecto, estn denominadas en la unidad de cuenta del pas correspondiente (libras, pesetas, dlar), son un deposito de valor que esta a disposicin del titular en cuanto este desee hacerlo y constituyen un medio de pago aceptado por la costumbre (se puede comprar cualquier cosa pagando con un cheque o con una tarjeta de crdito) y, en general, protegido por la ley (suele estar penalizado el pago con un cheque sin fondos, esto es, sin que en la cuenta corriente exista el saldo correspondiente para hacer frente a dicho cheque). A las cuentas corrientes tambin se las denomina dinero escritural, porque no es un dinero que circule materialmente, sino que funciona haciendo anotaciones en los libros de los bancos (se hace una anotacin deducindolo de la cuenta del que paga y anotndolo en la del que recibe). Con el desarrollo de la informtica actual, el funcionamiento de tal dinero se ha simplificado enormemente: basta, por ejemplo, con acudir a un cajero automtico para disponer del dinero de una cuenta corriente sin que tenga que intervenir en ese momento ningn empleado del banco y sin que importe que sea domingo, por la noche, etc. El banco utiliza los fondos recibidos para prestarlos a un inters mayor que el que tiene que pagar por ellos. Cumple, pues, una funcin social en el capitalismo ya que son unos intermediarios que sirven para superar el fraccionamiento del capital social: reciben pequeos fondos de mucha gente, los concentran en sus manos y se los prestan a los que los necesitan. Si no existieran bancos, todos estos fondos estaran en los bolsillos de los trabajadores o en las cajas de las empresas y, en consecuencia, seran improductivos. Pero los bancos los recogen, garantizan a sus clientes que no los perdern (lo que no ocurrira si cada individuo fuera el que realizara los prestamos) y los prestan a sus clientes, estableciendo unas garantas de devolucin que no seran posibles sin ellos. Su funcin social es tan importante que el hecho de que este en manos privadas constituye una contradiccin. Pero dicha contradiccin hay que situarla en el contexto de la que se produce en general en el sistema capitalista, que se mencion en el Capitulo 4: el carcter social que objetivamente tiene la produccin, que desvela la ley del valor, y el hecho de que las principales decisiones para realizarla se efectan individualmente por los

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capitalistas, sin que nada garantice que ambos fenmenos son coherentes. Con el dinero ocurre lo mismo: nada garantiza que los bancos dirigirn sus crditos hacia inversiones que satisfagan las necesidades sociales. Es mas, normalmente no ocurre y el dinero se convierte en un mecanismo que refuerza el funcionamiento cclico de la economa capitalista. Una parte de los fondos recibidos por los bancos se mantendr en caja o en depsitos en el banco central emisor de billetes. Es la parte que se mantiene liquida para hacer frente a la eventual retirada por parte de sus depositantes. El porcentaje sobre los depsitos que se mantiene en forma de caja se denomina coeficiente de caja. Esta dictado por la practica (los bancos saben que nunca se retira mas de un 10% de los depsitos, por ejemplo), pero generalmente es una variable regulada legalmente por la autoridad monetaria para influir sobre la expansin del dinero bancario y del crdito. En efecto, recordemos a nuestro sastre que depositaba las 15 libras producto de la venta de la chaqueta en una cuenta corriente en un banco. Si el coeficiente de caja es el 10%, el banco podr prestar 13,5 de ellas y 1,5 deber mantenerla en caja. Cuando le depositen las 13,5 de nuevo, podr prestar 12,2 y tendr que mantener 1,3 en caja, y as sucesivamente. Pero si el coeficiente de caja es del 20%, la primera vez solo podr prestar 12 y tendr que mantener 3 en caja, la segunda 9,6 y deber mantener 2,4 en caja, etc. Es decir, cuando se eleva el coeficiente de caja, aumenta la que tienen que mantener los bancos privados, disminuye el volumen de crditos y con ellos, el volumen de depsitos, esto es, el dinero bancario. Es pues un instrumento que, en manos de la poltica monetaria que realiza el banco central, sirve para regular la expansin del crdito y de los depsitos en cuenta corriente. El resto que no debe mantener en caja sern fondos disponibles para realizar crditos. Dichos crditos pueden ser de varios tipos. Una parte de los fondos ser invertido en deuda publica. La actividad del estado no solamente se financia con crditos del banco central emisor de billetes. Si as fuera, se producira un aumento de la circulacin de billetes que las autoridades econmicas pueden considerar indeseable. Por tanto, puede decidir financiarse en la banca, como cualquier otro agente econmico, a cambio de pagar un tipo de inters por los prestamos que obtenga. El documento en que se materializan los mismos es la deuda publica, que puede ser de muchos tipos, dependiendo de los plazos de devolucin, del tipo de inters, etc. Pero el estado es un prestatario privilegiado, pues siempre paga los prestamos, por lo que dichos ttulos sern fcilmente negociables en el mercado, con lo que el banco que los posea podr recuperar su dinero con relativa facilidad y sin grandes perdidas. La deuda publica constituye, pues, un crdito privilegiado que se sita entre medias del dinero puro y los crditos a los empresarios. Cualquier banco, que busca combinar la rentabilidad de sus prestamos con la liquidez, esto es, con la facilidad de recuperar los fondos que ha prestado, los utilizar como colchn, de forma que una parte de su activo estar constituido por ellos. Esto hace que tambin puedan ser utilizados por la autoridad monetaria para regular la cantidad de dinero, emitiendo mas o menos de ellos segn se necesite para retirar dinero de la circulacin. Otra parte se destinar a conceder crditos comerciales al sector privado. Como se ha dicho mas arriba, en la actividad mercantil se realizan ventas a crdito que normalmente se materializan en letras de cambio, unos documentos mediante los cuales el comprador se compromete a pagar el importe de la compra al cabo de un tiempo determinado. Los vendedores pueden decidir quedarse con estas letras en su propia cartera y cobrarlas a su vencimiento, en cuyo caso, estaran realizando la financiacin ellos. Pero pueden decidir acudir a un banco para que financie el intervalo entre la venta y el cobro. Entonces, el vendedor cedera la letra al banco a cambio de recuperar su importe menos el inters correspondiente al tiempo que transcurra hasta que se cobre, y el banco recuperara el dinero al vencimiento a cambio de obtener dicho inters. Estara utilizando sus fondos para financiar una operacin comercial, esto es, la circulacin de mercancas. Dicho procedimiento, que se denomina descuento, constituye una parte importante de la inversin de los bancos. Pero no es necesario que los crditos para la circulacin de mercancas se materialicen solo en letras descontadas. Normalmente existe un desfase entre la inversin en capital circulante (constante y variable) de las empresas y la venta de las mercancas y la consiguiente obtencin de la plusvala, que puede ser cubierto mediante el crdito bancario. Dichos crditos, tambin seran para la circulacin. Finalmente, una parte de los fondos disponibles se destinar a financiar las inversiones de los empresarios en capital productor de plusvala. Pueden tomar diferentes formas: crditos a medio y largo plazo, adquisicin de obligaciones de las empresas (que no son otra cosa que prestamos a un tipo de inters fijo materializados en ttulos que pueden ser negociados en el mercado) y adquisicin de acciones (fondos facilitados a las empresas que dan derecho a participar en las decisiones de los mismos y en los beneficios). Este tipo de operaciones no se sitan en la esfera de la circulacin, sino en la de la reproduccin de capital y constituyen una parte cualitativamente importante en la inversin de los bancos.

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El negocio bancario consiste en obtener un beneficio por la diferencia entre lo que tiene que pagar por sus depsitos (que es un porcentaje diferente dependiendo del tipo de cuenta de que se trate) y lo que cobra por sus inversiones (que tambin es un porcentaje diferente segn que sea deuda pblica, crdito comercial, crdito de capital, obligaciones, acciones, etc). Dicha diferencia debe ser mayor que los costes de personal, generales, de funcionamiento, etc, que le representa su gestin. Los bancos, como cualquier empresa, tiene una financiacin propia de sus accionistas (es el capital del banco y los fondos propios que ha acumulado como consecuencia de los beneficios que obtuvo en el pasado y que no se distribuyeron) y debe realizar unas inversiones en edificios, ordenadores, material de oficina, etc. Pero todas estas partidas, normales en cualquier empresa, no influyen decisivamente en lo que se refiere al papel del banco como institucin que crea dinero, por lo que podemos olvidarnos de ellas para concentrarnos en lo que son sus partidas mas significativas por lo que se refiere al tema que nos ocupa. De igual forma, para simplificar, podemos tratar al conjunto de la banca privada como si se tratara de un solo gran banco. Con todas estas salvedades, el balance de un banco privado podra ser el siguiente:
_________________________________________________________________________________________ BALANCE DE LA BANCA PRIVADA _________________________________________________________________________________________ ACTIVO (CAJA Y CRDITOS CONDEDIDOS) PASIVO (DEPSITOS DE CLIENTES) _________________________________________________________________________________________ Caja..................... 100.000 Depsitos de clientes ............ Cuentas corrientes 700.000 Cuentas ahorro.... 125.000 Cuentas a plazo... 100.000 Crditos del Banco Central........ 75.000 __________ 925.000

Crditos al sector privado 800.000 Comerciales .. 300.000 de capital ... 300.000 Cartera valores 200.000 Crditos al sector pblico 100.000 ________

TOTAL ACTIVO ............ 1.000.000

TOTAL PASIVO ....................

1.000.000

8.5 MONEDAS, BILLETES, CUENTAS CORRIENTES, TARJETAS DE CRDITO.... LOS DIFERENTES COLORES DEL DINERO

As pues, en las sociedades actuales, el dinero existente est constituido por los billetes en circulacin (que son los emitidos por el banco central menos los que se encuentran en las cajas de la banca privada que, en consecuencia, no circulan) y por los depsitos en cuentas corrientes en la banca privada. A esta cantidad se la denomina oferta monetaria. Los depsitos de ahorro y a plazo no son dinero propiamente dicho, pues con ellos no se pueden realizar transacciones, dado que es preciso que el titular acuda fsicamente a la ventanilla del banco a retirar su dinero, en el caso de las cuentas de ahorro, e incluso que espere hasta que termine el plazo, en el caso de las cuentas a plazo. Pero se pueden considerar casi dinero, es decir, son activos muy lquidos porque los que los han depositado los podran convertir en dinero fcilmente. La oferta monetaria mas este tipo de depsitos constituye lo que se denomina disponibilidades liquidas, que sera la cantidad de dinero entendida en un sentido muy amplio. La contrapartida de todo este dinero no estara constituida por reservas de oro, sino por crditos concedidos a los diferentes agentes sociales: los capitalistas privados, el estado e incluso el resto del mundo, puesto que las reservas de divisas que posee el banco central no son otra cosa que crditos concedidos al sistema financiero del pas al que corresponden. En las sociedades actuales, el dinero es, pues, mas complejo que el dinero metlico, los billetes de banco convertibles, etc. Pero su funcionamiento no difiere sustancialmente del que se describi en este ltimo caso. Si la oferta monetaria es igual al stock necesario de dinero, los billetes de banco, las cuentas corrientes, etc, sern tan buenos como el dinero metlico y sus efectos sobre el mercado nacional sern similares. Pero si crece por encima de el, afectar a los precios, al tipo de inters, al mercado nacional y las relaciones econmicas del pas con el resto del mundo, de forma similar a la que se describi para el papel moneda. La diferencia mas importante es que ahora el dinero es una cuestin mas compleja.

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__________________________________________________________________________________________________________ BALANCE CONSOLIDADO DEL SISTEMA CREDITICIO __________________________________________________________________________________________________________ ACTIVO (CONTRAPARTIDA DEL DINERO EXISTENTE) PASIVO (DINERO EXISTENTE) __________________________________________________________________________________________________________ CRDITO AL SECTOR PRIVADO ... 925.000 Del banco emisor 125.000 Comerciales 300.000 De capital 300.000 Cartera valores 200.000 _______ CRDITOS AL SECTOR PUBLICO .. 200.000 Del Banco Emisor 100.000 De banca privada 100.000 ________ CRDITOS AL SECTOR EXTERIOR.. 100.000 __________ CIRCULACIN DE BILLETES ............ 300.000

Billetes emitidos 400.000 Menos caja de bancos 100.000 DEPSITOS EN CUENTA CORRIENTE ...... 700.000 ________ OFERTA MONETARIA .. ........... 1.000.000 DEPSITOS DE AHORRO Y A PLAZO ...... 225.000 _________ DISPONIBILIDADES LIQUIDAS.... 1.225.000 _________ PASIVO SISTEMA FINANCIERO ......... 1.225.000

ACTIVOS SISTEMA FINANCIERO.. 1.225.000

___________________________________________________________________________________________________________ ____

Consolidando los balances del banco emisor y de la banca privada que se han utilizado como ejemplo, se podran obtener las principales variables monetarias. (Consolidar dos balances consiste en sumarlos eliminando las partidas que aparecen en uno en el activo y en otro en el pasivo; por ejemplo, los crditos del banco central a la banca privada aparecen en el balance del primero en el activo y en el del segundo en el pasivo, por lo que al sumarlos podra ser eliminada dicha partida). La cantidad de dinero ya no depende de la produccin o de las entradas de oro en el circuito econmico, sino de decisiones de los diferentes agentes econmicos. Puede aumentar porque lo haga la demanda de crditos, porque el estado financie su dficit con emisin de papel moneda o recursos al sistema financiero o porque haya un supervit de la balanza de pagos (lo que obligara al banco central a emitir billetes para comprar las divisas que entraran como resultado de tan supervit). Evidentemente, puede disminuir por las razones contrarias. El objeto de la poltica monetaria es, precisamente, intentar influir sobre la cantidad de dinero en circulacin, en un sistema en el que, dado su funcionamiento, los mecanismos son mas complicados. Puede reducir la cantidad de dinero aumentando el coeficiente de caja (lo que obligara a los bancos a reducir los crditos para recuperar dinero liquido y, por tanto los deposito), encareciendo el dinero, esto es, elevando el tipo de inters (lo que tendra un efecto similar, ya que hara disminuir la demanda de crditos), financiando el dficit del estado con deuda publica vendida a particulares (lo que reducira los crditos del sistema financiero al sector publico), etc. Pero todos estos mecanismos no son tan automticos como podra parecer a simple vista, ya que entre todos ellos hay un montn de decisiones de capitalistas individuales difcilmente predecibles.

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9. SI LOS PRECIOS SUBEN CONTINUAMENTE..... (LA INFLACION PERMANENTE)

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la economa capitalista ha vivido una inflacin permanente. Incluso en las recesiones, los precios no han dejado de elevarse, lo que, en general, no ocurri en las ondas largas anteriores. Tal fenmeno tiene su origen en el cambio del papel del Estado en la economa, que supuso la llamada "revolucin keynesiana" y en la continua expansin del crdito que ha caracterizado al capitalismo tardo. Como consecuencia de estas polticas, durante la fase de expansin, las crisis han sido muy poco profundas pero la contrapartida ha sido una permanente elevacin de precios. En la fase recesiva actual, la inflacin permanente no solo no ha desaparecido, sino que, al contrario, es una fuente de contradicciones. 9.1. ALGO MAS QUE UN VELO MONETARIO

Como se ha visto en el captulo anterior, en una sociedad en la que el nico medio de pago y unidad de cuenta es la moneda metlica, la cantidad de la misma que haya en circulacin no afectar a los precios porque estos dependen de los valores. El exceso de dinero en circulacin por encima de la cantidad necesaria ser retirado, porque el oro nunca es una mercanca invendible. La inflacin tal y como la entendemos actualmente, esto es, como un proceso de elevacin continuada de los precios, no es posible. Los precios de las mercancas pueden subir porque aumente la productividad de las minas de oro, lo que se traducir en una reduccin del precio de produccin del oro, pero este es un fenmeno perfectamente explicable por la ley del valor. Sin embargo, en las sociedades actuales, en las que el dinero est compuesto por billetes de banco y depsitos a la vista, las variaciones de la oferta monetaria pueden afectar a los precios denominados en la unidad de cuenta del pas correspondiente (dlar, libra, peseta, etc). En las crisis, el crecimiento de la productividad de la sociedad que provoca la desaparicin de las empresas menos productivas, hace que se reduzca el valor de las mercancas, con lo que los precios en trminos de moneda metlica descenderan. Pero un aumento de la oferta monetaria, por encima de la cantidad necesaria de dinero, puede hacer que los precios, denominados en la unidad de cuenta del pas no lo hagan. De la misma forma, en las expansiones, el aumento de la cantidad de dinero tiene efectos fundamentalmente inflacionistas, porque en una situacin de circulacin rpida de mercancas y de pleno empleo de los recursos productivos, como suele ocurrir en las mismas, dicho aumento solo sirve para financiar el aumento de los precios. La cantidad de dinero tambin puede afectar a la actividad econmica. Esto es claro en el caso de una economa basada en la moneda metlica. Recordemos lo que se dijo en los captulos 1 y 5. El PNB genera unos ingresos en la colectividad que se reparten entre salarios (capital variable en trminos de valor) y Excedente Bruto de Explotacin (compuesto por la plusvala, p, mas el consumo de capital fijo, cF), es decir: PNB = salarios (v) + EBE = = salarios (v) + Plusvala (p) + cons. cap. fij. (cF) La plusvala, a su vez, tiene varios componentes: la parte que se consume por parte de los capitalistas (p'), la que se acumula en capital variable (pV), la que se acumula en capital constante (pC) y la que se atesora en forma de dinero (pM). Por tanto, la ecuacin anterior podra ponerse de la forma siguiente: PNB = Gastos de consumo (v + p' + pv) + + Gastos de inversin (pC + CF) + + Atesoramiento (pM) Si se produce atesoramiento, es decir, si una parte de los ingresos totales generados por la sociedad no se gasta, sino que se mantiene como un depsito de valor en forma de moneda metlica, la demanda total de mercancas, compuesta por los gastos de consumo mas los gastos de inversin, ser

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menor que la produccin. O dicho de otra forma, una parte de la plusvala obtenida no es devuelta al circuito econmico, sino que se atesora improductivamente en forma de moneda metlica, no generando nueva demanda. Por el contrario, si se produce desatesoramiento de moneda metlica, se engendrar una demanda adicional de mercancas por encima de la oferta y se movilizarn los stock de las mismas que permanecan invendidos. As pues, la cantidad de moneda metlica que exista en circulacin no afectar a los precios, pero si puede tener repercusiones sobre la actividad econmica. En las sociedades actuales, el mecanismo es mas complejo, pero el aumento en la cantidad de dinero tambin puede tener efectos sobre la actividad econmica. Al igual que ocurriera con la moneda metlica, durante la crisis, el crecimiento de la oferta monetaria puede facilitar la realizacin de las mercancas y suponer una demanda efectiva adicional. Sin embargo, dicho aumento de la demanda efectiva no est garantizado porque la inversin solo crecer si existen expectativas de expansin a largo plazo (se invertir si se piensa que habr demanda suficiente para los productos que se fabrican con la inversin) y si la tasa de beneficio es suficientemente alta (la inversin se llevar a cabo si los empresarios creen que obtendrn los suficientes beneficios), lo que normalmente no ocurre en las crisis. Es decir, aunque crezca la cantidad de dinero puede ocurrir que no aumente la demanda de mercancas y que tal poltica para remontar la crisis sea intil. Durante la etapa de auge, la expansin monetria tendr efectos mucho menores sobre la actividad, aunque puede constituir un mtodo para evitar las crisis, como se ver, a costa de un permanente inflacin. As pues, una poltica monetaria expansiva puede paliar los efectos mas negativos a corto plazo de una crisis y facilitar el mantenimiento de la expansin durante el auge, pero tambin tiene efectos negativos sobre el funcionamiento del sistema en su conjunto. Durante la crisis, el aumento de la cantidad de dinero puede impedir el saneamiento de la economa y que se creen nuevas condiciones para una nueva fase de expansin. En efecto, las crisis de sobreproduccin tambin cumplen la funcin objetiva de adaptar la capacidad productiva a la que justifica el poder adquisitivo existente. En el capitalismo, las decisiones de produccin, acumulacin, etc, se toman individualmente y cada cierto tiempo se produce una situacin de superacumulacin de capital y exceso de capacidad productiva respecto a la que justifica la demanda de consumo (determinada por el inters de los capitalistas en mantener salarios bajos) y de inversin (que se reduce cuando lo hace la tasa de beneficio). Como se dijo en un capitulo anterior, son crisis determinadas no porque falten mercancas, sino porque sobran. Las crisis tienen la funcin de eliminar este exceso de capacidad. Pero la reduccin del exceso de capacidad no se efecta uniformemente ni en proporcin al capital de cada empresa individual, sino a travs de un proceso selectivo. Las empresas cuyos trabajadores tienen una productividad mas baja, porque tienen una composicin orgnica del capital menor o porque sus tcnicas son mas anticuadas, estn menos dotadas para competir que aquellas otras en las que la productividad es mas alta. La consecuencia es que las primeras tienden a desaparecer, mientras que las segundas sobreviven, es decir, la competencia elimina a los capitalistas que objetivamente desperdician trabajo social, mediante una oleada de quiebras. El resultado es que la productividad global del trabajo aumenta, o lo que es lo mismo, el trabajo necesario para llevar a cabo la produccin se reduce. La reduccin de los valores de las mercancas hace que los precios bajen, lo que a su vez refuerza la desaparicin de los capitalistas menos competitivos. Pero a travs de este mecanismo, tambin se crean las condiciones para una nueva recuperacin cclica: aumenta la tasa de explotacin porque lo hace la productividad del trabajo, aumenta la tasa de beneficio porque lo hace la tasa de explotacin, la acumulacin tiende a recuperarse y con ella vuelve a crecer la productividad de las empresas que han sobrevivido, aparecen nuevos beneficios extraordinarios, etc. El crecimiento del crdito y de la cantidad de dinero pueden impedir el descenso de los precios y suponer una demanda adicional artificial que no eliminara las causas profundas que determinaron la crisis. Es decir, puede impedir el saneamiento de la economa, pues hace que sobrevivan las empresas que en otras condiciones no lo haran. En consecuencia, impide una correccin a largo plazo e introduce desequilibrios monetarios, tanto en el mercado interno, como en las relaciones con otros pases. Dichos desequilibrios se tratarn mas adelante, pero ahora interesa sealar que tal poltica solo aplaza los problemas. Pero a corto plazo, una poltica monetaria y crediticia expansiva puede mitigar la crisis ya que puede impedir la desaparicin de empresas, reducir el aumento del paro y hacer que haya menos

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mercancas sin vender. No hay duda de que si la poltica monetaria adaptara la cantidad de dinero a la necesaria para que las reglas de la economa funcionaran como en un sistema de moneda metlica, la crisis se profundizara. A largo plazo, sus efectos seran mas beneficiosos, porque tal poltica permitira que se produjera un saneamiento del aparato productivo. Sin embargo, a corto plazo, sus efectos sociales seran muchsimo mas graves. 9.2. UNA REVOLUCION PACIFICA

Los peligros para el capitalismo de la produccin estancada, la desaparicin de empresas y el aumento del paro, que se producen en una crisis, pueden considerarse mayores que el no saneamiento del aparto productivo a largo plazo y la inestabilidad monetaria. En efecto, en estos momentos, es cuando el capitalismo se encuentra mas dbil, pues es entonces cuando aparecen de forma mas violenta sus contradicciones internas. La crisis tiende tambin a debilitar a la clase obrera, a travs del crecimiento del ejrcito industrial de reserva que provoca, pero mientras tanto, puede generarse una situacin de gran conflictividad social, que no depende solo de los factores objetivos, y ponerse en cuestin su dominacin de clase. Esto es lo que ocurri despus de la depresin de 1929 y la crisis que sigui. Entonces, los grupos mas importantes del capital y los gobiernos de los principales pases optaron por la inflacin como medio de mitigar los efectos de la crisis. La llamada "revolucin keynesiana", con el cambio que supuso respecto al papel que debera jugar el Estado en la gestin de la economa, no fue mas que la expresin ideolgica consciente de este cambio de prioridades por parte de la clase dirigente. En las pginas finales de la "Teora general de la ocupacin, el inters y el dinero", el libro que se considera la formulacin terica mas acabada del cambio que se debera producir en la poltica econmica de los gobiernos para remontar la crisis, Keynes insisti en el papel terico que tena esta revolucin. Para l la nueva teora se terminara imponiendo, porque el factor determinante eran las ideas y no los intereses materiales. Aquellas tardaran mas o menos tiempo en imponerse, pero terminaran hacindolo. Pero se equivocaba: eran los intereses materiales del capitalismo, agobiado por el paro masivo, una gran conflictividad social y una crisis profunda, los que permitieron el triunfo de las ideas keynesianas. Estas solamente fueron el vehculo ideolgico de un cambio consciente en las prioridades de la burguesa. Como se vio en el captulo anterior, la oferta monetaria es la contrapartida de los crditos que el sistema financiero ha concedido a los sectores privado y pblico y de las reservas de divisas extranjeras que existen en sus cajas. Puede aumentar porque lo hagan dichos crditos o porque se produzca un supervit en la balanza de pagos. En los aos treinta, la creacin de dinero por parte de la autoridad monetaria estaba sometida a una ortodoxia financiera segn la cual el Estado no deba financiarse con emisin de dinero y las reservas de divisas estaban sometidas al funcionamiento del patrn oro (que se ver mas adelante) por lo que la nica posibilidad de hacer crecer la cantidad de dinero era que lo hiciera el crdito al sector privado. En condiciones de una marcha normal de la economa, el banco central tiene un mecanismo para que dichos crditos aumenten y, con ellos, la oferta monetaria: la reduccin del coeficiente legal de caja que tiene que mantener la banca privada. Si esto se produce, la banca podr aumentar sus crditos a los empresarios que los utilizarn para financiar nuevas inversiones, lo que supondr una demanda efectiva adicional que impulsar la actividad econmica. Pero en una situacin de crisis, est poltica no tendr xito. En tal situacin, las perspectivas de los empresarios son pesimistas y la tasa de beneficio es baja, por lo que no plantearn nuevas inversiones y no demandarn mas crditos a sus bancos. Los intentos de las autoridades de aumentar la demanda efectiva haciendo crecer la oferta monetaria fracasarn. La poltica monetaria ser impotente para sacar a la economa de la crisis y el aumento de la cantidad de dinero solo provocar perturbaciones. Tal era a grandes rasgos la situacin que exista en los aos treinta, en los que las reglas del capitalismo liberal eran las dominantes. Pero exista otro mtodo, aunque rompa con dichas reglas e implicaba un cambio en el papel que el Estado debera jugar en la economa: el aumento de la cantidad de dinero para financiar las actividades del sector pblico. En efecto, si no exista demanda efectiva suficiente, el estado poda crearla gastando por encima de sus ingresos y financiando el dficit resultante con emisin de papel moneda o crditos de la banca privada. Si lo haca as, la cantidad de dinero aumentara sin ninguna dificultad, lo que facilitara la realizacin de las mercancas invendidas, y la actividad del estado que se realizara con este nuevo dinero generara nuevos ingresos en la sociedad que impulsaran la demanda. Adicionalmente, el gasto pblico podra dirigirse a ciertas actividades que paliaran la

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conflictividad social existente producto de la crisis, como obras pblicas, seguro de paro, gastos sociales, etc. Tal poltica tendra un efecto inflacionista, en la medida en que impedira la reduccin de los precios denominados en moneda metlica, y no facilitara el saneamiento a largo plazo de la economa capitalista, pero servira para combatir los efectos mas acuciantes de la recesin y, adems, tendra un efecto integrador de la clase obrera. Esta es, a grandes rasgos, la esencia de la llamada "revolucin keynesiana". Desde entonces, el Estado ha jugado un papel prominente en el funcionamiento de la economa capitalista. Durante la Segunda Guerra Mundial, esto fue lgico. La necesidad de financiar el esfuerzo blico llev a un aumento del gasto pblico, financiado fundamentalmente con emisin de dinero, que mantuvo la demanda efectiva e hizo que los precios crecieran. Entonces, el papel inflacionista del sector pblico se hizo mas pronunciado. A partir de entonces, los gobiernos han utilizado este mecanismo con el doble propsito de mantener la demanda efectiva y evitar las crisis, y extender el gasto pblico de carcter social para integrar las reivindicaciones de la clase obrera. Fue lo que se conoce en los principales pases capitalistas como "Estado del Bienestar". 9.3. MAS ESTADO NO ES PEOR SI SIRVE PARA VIVIR MEJOR

En la poca de capitalismo liberal, anterior a la onda larga del capitalismo tardo, las funciones del Estado eran muy limitadas. En primer lugar, deba garantizar las condiciones generales de la produccin que no pueden asegurarse por parte del capital privado, esto es, las condiciones tcnicas generales (medios de transporte, correos), sociogenerales (un orden social estable, la garanta de que funcionar el mercado en todo el territorio), la reproduccin del trabajo intelectual indispensable para la produccin econmica (sistema educativo), etc. En segundo lugar, tena que legitimar al sistema econmico y al propio Estado mediante una poltica destinada a producir un consenso entre la poblacin sobre ambos. Se trataba de que los trabajadores identificaran sus propios intereses con los del sistema econmico y el Estado, de forma que asumieran que la mejor defensa de su nivel de vida era la defensa de la economa capitalista de libre competencia y la mejor defensa de sus libertades, la defensa del Estado. Se trataba, en suma, con palabras clsicas, de conseguir que la ideologa dominante fuera la ideologa de la clase dominante. Finalmente, deba garantizar que cualquier amenaza al sistema econmico y poltico, ya fuera de dentro del pas o del exterior, podra ser reprimida. Esto es, garantizar que cuando fallara el consenso entre la poblacin y se produjera un descontento social o hubiera una amenaza exterior, habra un ejrcito y un aparato del Estado que los hara frente. En resumen, para el capitalismo de libre competencia, las funciones del Estado se deberan reducir al mantenimiento del orden jurdico nacional, del sistema monetario y aduanero, del mercado, del ejrcito, etc, con el mnimo coste. En este Estado, las atenciones sociales solo podan ser incluidas interpretando muy laxamente sus funciones aunque, como muestran las leyes de pobres en la Inglaterra del siglo XIX, cuando las circunstancias lo exigan, tambin las ampliaban en aras del mantenimiento del sistema. Pero, en general, sus posibilidades para intervenir en la economa eran muy reducidas. El cambio del papel del Estado en la economa que supuso la llamada "revolucin keynesiana" tuvo consecuencias importantes. En los aos treinta, su intervencin fue diseada para combatir la crisis. El aumento del gasto pblico financiado con emisin de dinero tena este objetivo prioritario, aunque es evidente que, de forma secundaria, dichos gastos se podan utilizar para paliar la conflictividad social que estaba determinando el paro masivo y el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores. Pero este papel del Estado cambi an mas despus de la Segunda Guerra mundial. El enorme aumento de los beneficios y de la tasa de beneficios que se produjo en los primeros momentos de la fase de expansin del capitalismo tardo, hizo que se generaran los recursos suficientes y, por tanto, la posibilidad de aumentar los gastos del Estado. Como consecuencia del auge, creci la recaudacin tributaria y el aumento de los gastos ya no necesit financiarse fundamentalmente con emisin de dinero. Se produjo un "circulo virtuoso" en el que el crecimiento econmico generaba mas renta, la renta mayor recaudacin impositiva y esta mayores posibilidades de financiacin de los gastos sociales del estado. El Estado ampli sus funciones como consecuencia de la complejidad que estaba adquiriendo el sistema econmico. En primer lugar, aparecieron funciones productivas nuevas, que no podan ser asumidas por la iniciativa privada por su baja rentabilidad a corto plazo, por su carcter estratgico, o por su dificultad, como la energa nuclear, la investigacin, etc. En segundo lugar, la experiencia del perodo de crisis anterior a la guerra mundial exiga la adopcin de las tcnicas keynesianas anticrisis, esto es, un

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papel activo del Estado en la economa administrando las crisis econmicas mediante una poltica de sostenimiento de la demanda. Finalmente, la consecucin del consenso social se complic al mismo tiempo que lo haca el sistema, lo que exigi nuevas funciones en el terreno de la "administracin social". Conforme se desarroll el auge, los trabajadores comenzaron a organizarse en sindicatos, estos contaban con gran fuerza en la mayora de los pases industriales y tenan reivindicaciones en los terrenos de la organizacin del trabajo, las condiciones laborales, el nivel de vida, etc, que podran ser contradictorios con los intereses econmicos de los empresarios. Se hizo necesaria una poltica dirigida a ellos y la misma debera combinar una poltica laboral y social destinada a imponer las condiciones de produccin capitalistas e impedir que esta fortaleza de sus organizaciones fuera mas all de lo deseable, con otra de bienestar dirigida a evitar conflictos e integrarlos en el sistema econmico. El Estado pas a jugar un papel importante en la satisfaccin de las necesidades colectivas y, as, se extendieron la sanidad y la enseanza pblicas, se instaur un sistema generalizado de pensiones, el seguro de paro pas a cubrir a todos los desempleados existentes y un objetivo de la poltica econmica, tan importante como el del mantenimiento de la actividad, fue conseguir un mayor bienestar social. A este fenmeno se le conoci como "Estado del Bienestar", no tanto porque las sociedades industriales hubieran logrado ya un nivel de bienestar satisfactorio, pues seguan existiendo bolsas de pobreza y se estaba muy lejos de reducir la desigualdad social, como porque uno de los objetivos del Estado era aumentarla. El aumento del bienestar era una de las seas de identidad de los gobiernos socialdemcratas. Los sindicatos y las organizaciones de los trabajadores incluyeron las reivindicaciones que de l se derivaban entre sus objetivos y lucharon por ellas, consiguiendo apreciables mejoras. Por otra parte, los pases industriales, al calor de la expansin que estaban experimentando, se podan permitir satisfacerlas en alguna medida, mxime cuando este tipo de polticas legitimaba al sistema econmico y al estado entre los trabajadores. Los partidos de derecha y conservadores tampoco se pudieron sustraer de ellas. En consecuencia, se produjo una integracin creciente del movimiento obrero de esos pases e, incluso, se extendi la idea de que el capitalismo se expandira sin lmites, liberando cada vez mas a la humanidad de la esclavitud de la naturaleza. Todos los problemas que aparecan podan ser graves, como la desigualdad social, la contaminacin o el peligro de guerra, pero eran problemas tratables, aunque no sin ciertos conflictos, en el contexto de la prosperidad que se estaba produciendo. Se extendi la idea de que el socialismo devendra as como una fase natural en el desarrollo del capitalismo. Evidentemente, los avances no se conseguiran sin luchar por ellos, pero un cambio revolucionario del sistema econmico no pareca ni posible ni deseable. El cambio en el papel del Estado, que teoriz la revolucin keynesiana, tuvo unas consecuencias que ni sus propios mentores podan haber previsto. 9.4. LA INFLACION SE INSTALA EN NUESTRAS VIDAS

La gran depresin de los aos treinta condujo a una cada enorme de precios. Es lo que haba sucedido en general en las depresiones anteriores aunque, en este caso, se produjo a una escala jamas conocida. Ya se han explicado cuales son las razones de que as ocurriera. Sin embargo, en la onda larga del capitalismo tardo, la inflacin permanente ha sido la tnica dominante. Desde 1950, los precios no han dejado de elevarse, no importa que la economa se encontrara en expansin o en crisis. En las crisis mas agudas de la fase recesiva actual, el aumento continuado de los precios ha sido particularmente acentuado. De hecho, se ha acuado una nueva terminologa para describir este fenmeno: "inflacin rampante", para catalogar a la subida de precios como una situacin normal en el funcionamiento de la economa capitalista, "estanflacin", para referirse al extrao fenmeno de estancamiento econmico y al mismo tiempo inflacin, etc. La primera causa de la inflacin permanente hay que buscarla en el cambio del papel del Estado en la economa que se ha tratado mas arriba. Como se ha dicho, el aumento del gasto pblico financiado con emisin de billetes tiene un efecto inflacionario, de modo que, en los primeros momentos, esta fue la fuente principal de la inflacin permanente. Despus de la Segunda Guerra Mundial, en la fase de expansin del capitalismo tardo, aunque el gasto pblico continu siendo elevado, como consecuencia de la creciente implantacin del estado del bienestar, su papel inflacionista se redujo, dado que el crecimiento econmico que se produjo permiti financiar con impuestos una parte creciente del mismo. Pero continu siendo inflacionista pues, en general, la mayora de los gobiernos de los pases occidentales mantuvieron dficits presupuestarios casi permanentemente. Dichos dficits impulsaron constantemente a la oferta monetaria y no menos invariablemente hicieron crecer los precios. Pero se consideraba normal, pues tal poltica formaba parte de las tcnicas keynesianas anticrisis.

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Sin embargo, la poltica fiscal cedi el paso muy rpidamente a la poltica monetaria como causa fundamental de la inflacin permanente. La fuente mas importante de la misma, durante la fase de expansin del capitalismo tardo y an en la actualidad, no ha sido el crecimiento de los gastos del Estado, sino la expansin del crdito al sector privado. Esto tiene una explicacin: la poltica monetaria puede resultar impotente para sacar a una economa de la crisis, pero no lo es para mantener la expansin. Durante la fase de prosperidad del capitalismo tardo, la tasa de beneficio se mantuvo en niveles relativamente altos, la acumulacin creci prcticamente de forma ininterrumpida, pues las recesiones tuvieron muy poca profundidad, y las expectativas de expansin de los mercados a largo plazo fueron dominantes. En esta situacin, el crecimiento del crdito al sector privado podra tener unos efectos favorables sobre la actividad econmica. Por un lado, permita mantener la expansin reduciendo la gravedad de las crisis coyunturales. El crecimiento continuado de la oferta monetaria se tradujo en un aumento no menos continuo de los precios, incluso en las recesiones, lo que posibilit el mantenimiento de los mrgenes de beneficio, ahuyentandose as los efectos mas negativos de las crisis coyunturales. Adems, la poltica monetaria expansiva facilit la obtencin de crditos por parte de los empresarios y supuso tambin un tipo de inters mas reducido y, por tanto, una financiacin de la inversin menos costosa. Fue, por tanto, un instrumento de primer orden para mantener el crecimiento de la acumulacin de capital a un ritmo vivo. El resultado fue que la poltica monetaria expansiva se convirti en el instrumento privilegiado entre todas las tcnicas keynesianas anticrisis. El aumento de la cantidad de dinero mediante la expansin del crdito era, adems, el mecanismo apropiado en la poca del capitalismo tardo para facilitar a largo plazo la realizacin de la plusvala. Durante la fase de prosperidad, la produccin creci mas que la productividad del trabajo y, por supuesto, que los salarios reales. Esto implicaba una dificultad creciente en la realizacin de las mercancas, en la medida en la que la oferta de las mismas tenda a ser superior al poder adquisitivo que generaba. Para las empresas capitalistas, la mejora de la competencia ya no estaba determinada solo por la productividad de sus trabajadores o la calidad de sus producto, sino tambin por la forma mejor o peor en que se colocaran en el mercado para vender. Dentro de las empresas (los departamentos de ventas) y en el conjunto de la economa (empresas de publicidad, etc), se desarroll una actividad cuyo nico fin era facilitar la realizacin de las mercancas. A una envergadura tal, como la que se dio en el capitalismo tardo, no se ha conocido en ninguna otra poca histrica. La consecuencia fundamental fue una constante presin hacia el aumento de los costes de venta: extensin de las redes comerciales, recursos permanente a la publicidad para poder vender los productos, etc. Por otra parte, fue necesario extender el crdito al consumo como un medio de vender las mercancas, en una situacin en la que los ingresos de los trabajadores y, por tanto, sus posibilidades de consumo, crecan menos que la produccin. En estas condiciones, la poltica monetaria expansiva generaba un aumento continuado de los precios que permita la transmisin de los mayores costes de venta a los consumidores y facilitaba la financiacin de los crditos al consumo por parte del sistema financiero. Una poltica monetaria ortodoxa no hubiera permitido que funcionarn ninguno de estos mecanismos de realizacin de la plusvala. Sin embargo, esta poltica tena lmites. Desde el punto de vista del mercado interno, la inflacin permanente supona un proceso continuado de elevacin de precios y costes que se poda autoalimentar, con el riesgo de que la subida de precios escapara de todo control. El capitalismo necesitaba cierto grado de inflacin, pero si esta era excesiva, se desarticulara todo el funcionamiento del sistema. Desde el punto de vista del mercado exterior, una tasa de inflacin considerablemente mas elevada en un pas que en el resto entraaba consecuencias negativas para el mismo. El impulso de la demanda interna supona tambin impulsar las importaciones y, en un mundo de tipos de cambio fijos, como el que se vivi hasta que Nixon suspendi la convertibilidad del dolar en 1971, la mayor inflacin se traduca en una prdida de competitividad de las mercancas del pas y, por tanto, en un freno a las exportaciones. Si la mayor inflacin continuaba, el resultado final sera una devaluacin, con lo que habra que exportar mas mercancas para comprar la misma cantidad de mercancas extranjeras. Se volver a esta cuestin en un capitulo posterior. Por otra parte, tambin tena consecuencias negativas. Como ya se ha dicho, la inflacin permanente supone que, en las crisis, se evita el saneamiento del aparato productivo. Por razones similares, en la expansin permite que se lleven a cabo actividades que no se realizaran en presencia de una poltica econmica ortodoxa, lo que supone una estructura productiva tanto mas inadecuada, cuanto mayor sea la inflacin. Adems, las tcnicas keynesianas y la inflacin permanente consiguiente

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terminaron siendo un factor decisivo en la crisis del sistema monetario internacional, incluso antes de la fase recesiva actual. Todos ellos fueron factores adicionales que terminaran actuando junto con el descenso de la tasa de beneficio para que la economa occidental cambiara de tendencia. 9.5. EL DEFICIT PUBLICO ES INSOSTENIBLE!

En la actual fase recesiva, la inflacin permanente ha continuado siendo la tnica dominante e, incluso, ha tendido a agravarse, pero han cambiado los papeles del dficit del Estado y de la expansin del crdito como determinantes fundamentales de la misma y, adems, han aparecido problemas nuevos. La crisis econmica ha determinado, en general, un aumento de los dficits pblicos que, en la mayora de los pases industriales, se encuentran a un nivel muy superior al que tenan en los aos de expansin. Por un lado, la crisis ha impreso un menor crecimiento de los ingresos totales del Estado e incluso ha reducido algunos de sus componentes. En efecto, el descenso del empleo ha afectado a las cuotas a la seguridad social, el menor ritmo de actividad a los impuestos, tanto directos, como indirectos, etc. Por otro lado, ha provocado un aumento de los gastos, tanto para paliar los efectos de la crisis sobre los trabajadores (seguros de paro y subsidios de desempleo, por ejemplo), como para hacer frente a las necesidades de reconversin de las empresas capitalistas. Adems, se ha producido un aumento considerable de los gastos en armamento en los principales pases capitalistas, lo que ha hecho que algunos dficit pblicos adquieran cotas astronmicas (el de Estados Unidos, por ejemplo, pero no es ni mucho menos el nico caso). Este aumento de los dficits pblicos no es deseado por el capital, por dos razones que estn relacionadas. En primer lugar, el aumento del gasto pblico y del dficit no es el tipo de poltica que el capital necesita para salir de la crisis y, por el contrario, contribuye a impedir tal salida. Como se ha dicho, el aumento de la tasa de beneficio que se produjo durante los primeros momentos de la fase de expansin del capitalismo tardo, permiti que hubiera recursos suficientes para que los gastos del Estado crecieran y se extendiera el Estado del Bienestar, y para que una parte sustancial de los mismos se financiara con cargo a impuestos. Pero, con la crisis, ocurre todo lo contrario. Por un lado, la tasa de beneficio ha cado y su recuperacin requiere un aumento de la tasa de explotacin. Esto se puede conseguir reduciendo los salarios reales, pero tambin actuando sobre los llamados salarios indirectos (sanidad, enseanza, etc) y diferidos (pensiones). Por otro lado, la recuperacin de los beneficios capitalistas exige una reduccin de los impuestos que recaen sobre ellos, lo que agravara el dficit pblico. Estas son las razones reales de que los organismos internacionales y la mayora de los gobiernos de los pases industriales tengan como uno de sus objetivos fundamentales la reduccin del dficit pblico. En segundo lugar, hay tambin una razn monetaria que est ligada a la anterior. Durante la actual fase recesiva, la inflacin permanente sigue siendo la tnica dominante. El capital necesita un cierto grado de subida de precios para poder realizar la plusvala, pero la inflacin debe estar sometida a ciertos lmites. Por un lado, todos los pases estn interesados en reducirla para que sus mercancas no pierdan competitividad en el mercado internacional. Por otro, la inflacin tiene que controlarse pues, si se disparara, se desarticulara todo el sistema econmico. En consecuencia, los organismos internacionales no han cesado de recomendar polticas monetarias restrictivas, basadas en un control del crecimiento del crdito y de la oferta monetaria y el mantenimiento de altos tipos de inters y los gobiernos, en mayor o menor medida, las han puesto en prctica. Hay que sealar, que no se trata de volver a una ortodoxia financiera como la que exista en la poca del capitalismo liberal, pues se sigue propugnando un cierto crecimiento de las variables monetarias (de hecho, en la recesin de 1974, la primera respuesta de los gobiernos a la misma fue la articulacin de polticas monetarias expansivas) sino de someter este ltimo a ciertos lmites. En estas condiciones, de limitacin del crecimiento del crdito y de la cantidad de dinero, cuanto mas aumente el dficit del sector pblico y se financie con cargo al banco central, menor margen quedar para que crezca el crdito al sector privado. El crecimiento de este ltimo es una fuente de inflacin, pero es la que mas le conviene al capital, pues aminora los efectos que tiene la crisis sobre los beneficios y facilita la realizacin de la plusvala. Por el contrario, como se ha dicho, el dficit pblico no es la mejor poltica para que el capital remonte la crisis, sino la peor, pues supone un obstculo para el crecimiento de la tasa de beneficio, y, adems, es una fuente de inflacin permanente no deseada. Tambin por estas razones se ha propugnado la reduccin del dficit pblico y, mientras esto se produca, su financiacin de forma ortodoxa con deuda pblica a tipos de inters altos, en vez de

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recurrir a los bancos centrales. Para una parte del capital financiero, esto ltimo ha representado una fuente adicional de beneficios. Mas adelante se ver los efectos que esto ha tenido sobre el mercado de capitales. 9.6. LOS PRECIOS SUBEN PORQUE LOS COSTES AUMENTAN?

Para la teora econmica convencional, la inflacin puede ser de dos tipos: de demanda, cuando los precios suben porque esta crece mas que la oferta, y de costes, cuando la elevacin de precios se produce porque lo hace el de algunos de los componentes que se utilizan en la produccin de las mercancas. En ambas clases de inflacin, los precios no subiran si no se adaptar la cantidad de dinero a la nueva situacin, pero los factores monetarios cumple nicamente un papel pasivo, pues las causas son reales y no monetarias. Sin embargo, esto no es correcto. Ya se ha visto que la inflacin es un fenmeno monetario y no real. Los precios en moneda metlica estn determinados por los valores y sus variaciones no dependen de la cantidad de dinero ni de la mayor o menor demanda efectiva. Si se elevan los precios denominados en unidad de cuenta del pas correspondiente es porque esta se devala respecto al oro, porque existe en una cantidad superior a la necesaria para la circulacin de mercancas. Si la demanda efectiva crece, pero la cantidad de dinero permanece estable, los precios no se elevarn, pero lo harn si la cantidad de dinero crece, aunque la demanda permanezca estable. Todo lo que se ha dicho vale, pues, para la llamada inflacin de demanda, pero es preciso detenerse en la inflacin de costes. Desde el punto de vista de la teora del valor, la llamada inflacin de costes es una cuestin carente de sentido. Como se dijo en el capitulo 3 y se ha reiterado en los siguientes, los precios de produccin, en trminos de moneda metlica, dependen, en primer lugar, de los valores de las mercancas, esto es, de la cantidad de trabajo socialmente necesario que llevan incorporado; en segundo lugar, de la tasa de beneficio media, esto es, del porcentaje que supone la plusvala total respecto al valor del capital, constante y variable, total, y, en tercer lugar, del precio de produccin del oro, que nuevamente vuelve a depender de los valores y de la tasa media de beneficio. Los precios de mercado oscilaran alrededor de los precios de produccin, de forma que dependen nicamente de los valores y de la tasa de beneficio, esto es, de factores reales y no monetarios. En estas condiciones, un aumento del valor de una mercanca, por un descenso en la productividad del sector que la fabrica (una materia prima que se obtiene en una mina, por ejemplo), hara elevarse el valor y el precio de produccin de todas las dems. Pero es un fenmeno perfectamente explicable por la ley del valor que no depende de ninguna cuestin monetaria. Habra un nuevo punto de equilibrio que se correspondera con la variacin que se ha producido en el sistema de produccin, nunca un proceso continuado de elevacin de precios, por lo que extrictamente hablando, no se podra calificar de inflacin. De la misma forma, la elevacin del precio de una materia prima, porque el sector que la fabrica est en una situacin monopolstica, por ejemplo, tampoco provocara ninguna inflacin. El sector monopolista obtendra un beneficio extraordinario, porque estara vendiendo una mercanca a un precio superior al de produccin, con lo que su tasa de beneficio sera superior a la media. En los dems sectores, ocurrira lo contrario: veran reducir sus ganancias y su tasa de beneficio. Pero no habra ninguna elevacin de precios en trminos de moneda metlica. Se habra producido una transferencia de plusvala de los dems sectores al monopolista, pero nada mas. Sin embargo, si la cantidad de dinero creciera, los dems sectores podran estar en condiciones de impedir el descenso de sus beneficios procediendo a una elevacin de precios. Pero la causa de la inflacin subsiguiente no sera la primitiva elevacin del precio de la materia prima, sino el aumento de la cantidad de dinero. El hecho de que la materia prima sea importada y su precio aumente por decisin de los monopolistas extranjeros, no cambia las cosas. Una elevacin del precio del petrleo, por ejemplo, no afectara a los precios de las mercancas de los pases que lo utilizan como input, aunque si a los beneficios. Si la cantidad de dinero permaneciera estable, se producira una transferencia de plusvala de los pases consumidores a los pases productores, la tasa de beneficio caera en los primeros, algunas actividades productivas obtendran prdidas y desapareceran, etc, pero los precios no se veran afectados, porque no dependen de este hecho, sino de los valores. Tendra un impacto recesivo de

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considerable importancia, pero la causa no sera que los salarios no se hubieran adaptado a la nueva situacin, sino el descenso de la tasa de beneficio que habra provocado. Sin embargo, hay una forma de evitar tales consecuencias: permitir que los precios suban para que los empresarios puedan transmitir el mayor coste del petrleo y sus beneficios no se vean afectados, poniendo en practica una poltica monetaria expansiva. De esta forma, la inflacin permanente vuelve a ser el mecanismo especifico del capitalismo tardo para frenar el descenso de la tasa de beneficio. La llamada "inflacin de costes" no es mas que una cortina de humo levantada para ocultar este hecho. En este sentido, la cantinela de que "todos nos hemos empobrecido como consecuencia de la subida del precio del petrleo", no es mas que un intento de recuperar la tasa de beneficio aumentando la tasa de explotacin. En los pases industriales, la respuesta a la elevacin del precio del petrleo ha sido la inflacin permanente para evitar que caiga la tasa de beneficio pero, a largo plazo, esto no supone una solucin, sino solo un aplazamiento de los problemas, por lo que es necesario que la tasa de beneficio se recupere por otras vas. Se trata de que dicha recuperacin se produzca a costa de los trabajadores y el mejor mecanismo es convencerlos de que "todos nos hemos empobrecido". Si los precios han subido por culpa de los jeques rabes, los salarios no deben recuperarse del poder adquisitivo perdido por esta causa. Pero el valor de la fuerza de trabajo no depende de los jeques rabes y si han subido el precio del petrleo, el problema no afecta a los salarios, sino a los beneficios. Pero esto nos lleva a la consideracin de los salarios y la inflacin 9.7. LA CULPA ES DE LOS SALARIOS?

En una economa de moneda metlica, el crecimiento de los salarios no se traduce en elevaciones de precios, sino en un descenso de la tasa de explotacin y, consiguientemente, de la tasa de beneficio, de forma que, segn la teora del valor, la inflacin salarial no es posible. Nuevamente hay que repetir que los precios dependen de los valores y que estos no dependen del salario, sino del trabajo socialmente necesario. Sin embargo, si podra tener efectos sobre la actividad econmica, pues el descenso de la tasa de beneficio afectara a la acumulacin. De la misma forma, en una economa con billetes de banco y depsitos bancarios, el crecimiento de los salarios no se traducira en subidas de precios siempre y cuando la oferta monetria no variase, o lo hiciese dentro de los margenes de la cantidad de dinero necesaria para la circulacin de mercancas. Como en el caso de la moneda metlica, se producira un descenso de la tasa de beneficio, que tambien afectara a la situacin econmica. Pero las sociedades actuales no se caracterizan por este funcionamiento ortodoxo, sino por el crecimiento continuado de las variables monetarias y la inflacin permanente. En ellas, se registra un incremento continuado de los precios que reduce el poder adquisitivo de los salarios, los trabajadores reclaman revisiones de los mismos para resarcirse, a lo que los empresarios responden elevando nuevamente los precios. Es la famosa "espiral inflacionista de precios y costes" de la que sistemticamente se culpa a los trabajadores y a la que se intenta cortar limitando el crecimiento de sus ingresos. Sin embargo, acudiendo a la teora del valor y la explotacin, dicho proceso se aclara y sus verdaderos culpables aparecen nitidamente. En condiciones de estabilidad monetria, un aumento de los salarios significara que los trabajadores pueden adquirir mas mercancas para su subsistencia, lo que a su vez quiere decir que habra aumentado el capital variable. Como el valor total no depende de lo que se pague a los trabajadores, sino del total de trabajo socialmente necesario que se haya realizado, esto se traducir en un descenso de la tasa de explotacin. Dado que la estabilidad monetria impide que los precios de mercado, denominados en la unidad de cuenta del pais, crezcan por encima de los precios de produccin, denominados en monda metlica, la consecuencia ser que descender la tasa de beneficio. A partir de aqu, los empresarios intentarn aumentar la tasa de explotacin por todos los medios: reduciendo los salarios cuando el ejrcito de reserva haya aumentado suficientemente, realizando inversiones que hagan crecer a la productividad del trabajo, etc. Nada de esto lo tienen garantizado de antemano, pues la lucha de clases no depende solo de los factores objetivos, y el tiempo que transcurra hasta que lo consigan puede ser muy grande. Sustancialmente, esto es lo que ocurra en las ondas anteriores a la del capitalismo tardo.

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La inflacin permanente hace que estos objetivos sean mas fciles de conseguir, pues la naturaleza de los que se discute (la tasa de explotacin) queda mucho mas oculta. Si la oferta monetria crece, los capitalistas podrn transmitir a los precios el aumento de los costes. El resultado ser que los salarios perdern poder adquisitivo y podrn comprar menos mercancas para su subsistencia. El valor de la fuerza de trabajo, esto es, el capital variable, se reducir y, como consecuencia, la tasa de explotacin aumentar. De esta forma, la inflacin permanente vuelve a ser el mecanismo especfico del capitalismo tardo para evitar el descenso de la tasa de beneficio. En el siguiente paso, cuando los trabajadores reclamen mas salarios, se les culpar de inflacionistas. Los salarios nominales podrn haber crecido, pero los reales se reducirn, y esto es lo que importa, porque es de ellos de los que depende el descenso del capital variable y el aumento de la tasa de explotacin. As pues, en la poca del capitalismo tardo, la defensa del poder adquisito de los salarios es un elemento sustancial de la lucha contra el aumento de la tasa de explotacin. Aparece menos dramtica que la defensa de los salarios nominales que se produjo en otras fases del capitalismo, pero no es menos importante. La espiral inflacionista puede ponerse en marcha porque crezcan los salarios, o porque lo hagan otros costes, lo que es mas corriente. En efecto, si las autoridades responden al aumento del precio del petrleo con inflacin permanente, por ejemplo, los trabajadores debern reclamar subidas salariales simplemente para que la tasa de explotacin no aumente. Pero si lo consiguen, se pondr en marcha el proceso inflacionista que se ha descrito mas arriba. Se les tachar de culpables de la inflacin, pero de lo nico que lo son es de intentar impedir que la tasa de beneficio, que se ha reducido por la subida del precio del petroleo, se recupere a su costa. 10. CAMBIO, CHANGE, EXCHANGE, WECHSEL (EL SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL)

En los captulos anteriores, se ha estado considerando una economa cerrada, entendiendo por tal a la que no realiza comercio exterior, pero ha sido una simplificacin realizada solo para facilitar la exposicin. En la realidad, todos los pases llevan a cabo transacciones comerciales, monetarias y financieras con los dems. Como cada uno de ellos tiene su propia unidad monetaria, hace falta un mecanismo internacional que establezca las relaciones que existen entre las monedas de cada pas. Este es el papel del Sistema Monetario Internacional, que a lo largo de la historia del capitalismo, ha tomado formas muy diferentes (el patrn oro, el sistema de cambios flexibles, el sistema de cambios fijos). El sistema vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, entr en crisis en los primeros aos setenta, simultneamente con el cambio de tendencia del capitalismo tardo. Desde entonces, dicha crisis se ha agudizado y constituye uno de los mayores obstculos para que el capitalismo inicie una nueva fase de prosperidad. 10.1. CUANTO VALE UN DOLAR?

La moneda, como el ejrcito, es un signo de la soberana nacional, de forma que cada estado tiene la suya. Para que sean posibles los intercambios comerciales entre los diferentes pases, es necesario que exista una relacin entre todas ellas. Esta relacin es el tipo de cambio, que es el precio de la unidad monetaria de otro pas en trminos de la unidad monetaria del pas correspondiente. Si se acude a las pginas econmicas de un peridico, se encontrar un cuadro similar al siguiente: MERCADO DE DIVISAS (MADRID) COMPRADOR 1 dolar EEUU 1 franco francs 1 libra esterlina 1 marco alemn 100 yenes japoneses 92,563 18,396 181,922 62,529 70,202 VENDEDOR 92,795 18,442 182,378 62,285 70,378

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Cada una de las cantidades que figura en dicho cuadro indica el tipo de cambio de la peseta frente a la moneda correspondiente, o lo que es lo mismo, el preci de cada moneda extranjera en el mercado de divisas de Madrid. La columna "comprador" indica el precio al que est dispuesta a comprar la banca cada divisa que sus clientes les ofrezcan y la de "vendedor" el precio al que las vende. La diferencia entre ambas es el beneficio que se queda la banca por sus servicios de cambio de divisas. Normalmente se utiliza el tipo de cambio medio de "comprador" y "vendedor" como representativo del tipo de cambio de una moneda. Si acudiramos a otro mercado de divisas, por ejemplo, al de Pars, nos encontraramos que dicho cuadro aparecera de otra forma: el precio de cada moneda en trminos de francos. As, por ejemplo, la cotizacin de la peseta frente al franco ya no sera el precio del franco en pesetas (18,396 "comprador" y 18,442 "vendedor"), sino el precio de la peseta en francos, que sera la inversa de aquel (100 pesetas igual a 5,422 francos "comprador" y 5,436 "vendedor"). Cuando la cotizacin de una moneda es muy pequea, se suele calcular el tipo de cambio por cada 100 unidades de la misma. Las cotizaciones entre dos monedas pueden diferir en dos mercados de divisas porque la banca cobre comisiones distintas por el cambio, porque haya costes de comunicaciones, etc. Pero estas diferencias son muy pequeas y no podra ser de otra forma, porque si el dolar fuera mas barato en Madrid que en Pars, los especuladores compraran dlares en el primer mercado y los venderan en el segundo, obteniendo un beneficio con ello. Aumentara la demanda de dlares en Madrid, con lo que su precio tendera a subir, y la oferta en Pars, con lo que tendera a bajar. De esta forma, los cambios tenderan a equilibrarse. As, aunque en todo el mundo existen diferentes mercados de divisas, las cotizaciones de cada una de ellas tiende a ser la misma, salvando las lgicas diferencias que se han sealado anteriormente. De hecho, el desarrollo actual de las comunicaciones garantiza que las diferencias en las cotizaciones entre plazas geogrficamente muy alejadas son mnimas. Puede hablarse, por tanto, de la existencia de un mercado de divisas mundial. En cada momento histrico existe una divisa que es la que se utiliza con mas frecuencia en las transacciones internacionales y en la que estn constituidas la mayor parte de las reservas de divisas de los pases. Como es natural, dicha moneda suele ser la de la potencia econmica hegemnica. En la actualidad es el dlar. Como todas las monedas estn relacionadas con l, basta con considerar el tipo de cambio de cada moneda con respecto al dlar para que se est reflejando la gama de tipos de cambio. En lo sucesivo, para simplificar, nos referiremos al tipo de cambio de la moneda del pas X, como el precio del dlar en trminos de la moneda de dicho pas. 10.2. UNA BALANZA LLAMADA "DE PAGOS"

La balanza de pagos de un pas es un registro contable de todas las transacciones econmicas realizadas entre los individuos, empresas e instituciones residentes en ese pas y el resto del mundo. Es un documento til, porque permite saber cual es la situacin internacional de ese pas y, por tanto, puede servir de gua para que la poltica econmica intente corregir los desequilibrios que se puedan producir. La balanza de pagos clasifica las transacciones segn su naturaleza (mercancas, servicios, movimientos de capital a largo y a corto plazo) y para cada uno de las mismas establece los ingresos y pagos de divisas que han generado en un perodo de tiempo, as como el saldo. Hay adems saldos intermedios: la balanza por cuenta corriente, llamada as porque comprende las operaciones que influyen sobre la renta nacional del pas, est formada por la suma de las balanzas comercial y de servicios, y la balanza bsica, que comprende adems el saldo de la balanza de capital a largo plazo. El saldo total se corresponde con la variacin que se ha producido en las reservas del pas. Un ejemplo poda ser el siguiente:

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__________________________________________________
BALANZA DE PAGOS DEL PAIS X ______________________________________________________________ (Millones de dlares) INGRESOS PAGOS SALDO 1.- Mercancas 2.- Servicios 1.000 800 1.500 500 - 500 + 300

Turismo 500 Transportes 100 Rentas de inversiones 75 Otros servicios 125 3.- Cuenta corriente (1+2) 1.800 4.- Capital a largo plazo 900

100 + 400 150 - 50 175 - 100 75 + 50 2.000 750 350 400 2.750 - 200 + 150 - 300 + 450 - 50 -250

Inversiones y prestamos: del pas en el exterior 50 del exterior en el pas 850 5.- Balanza bsica (3+4) 2.700 6.- Capital a corto plazo

7.- Variacin de reservas (6+7) -300 ________________________________________________________________

En el ejemplo anterior, el pas import mercancas durante el ao por un valor de 1.500 millones de dlares y las export por 1.000. Por tanto, su balanza comercial presenta un dficit de 500. Este se vio compensado en parte por la balanza de servicios, como consecuencia de que los gastos en turismo, transportes y otros servicios que realizaron en el exterior los residentes del pas, mas los pagos de intereses dividendos, etc que tuvieron que realizar a sus prestamistas extranjeros, fueron menores que los ingresos por estas mismas partidas. El resultado es que la balanza por cuenta corriente present un dficit de 200 millones de dlares, inferior al de la balanza comercial. Dicho saldo es el resultado de que el pas demand mercancas y servicios de otros por un importe de 2.000 millones de dlares, generando en ellos la renta correspondiente, mientras que las compras de mercancas y servicios que los dems le efectuaron fue solo de 1.800. Un dficit en la balanza por cuenta corriente significa, pues, que el pas est generando ingresos netos en el exterior y un supervit, lo contrario. Una parte de este dficit ha sido financiado con entradas netas de capital a largo plazo. A pesar del dficit por cuenta corriente, el pas invirti en el exterior 300 millones de dlares netos, dando crditos comerciales, comprando inmuebles o empresas en el extranjero, etc. La consecuencia es que, a su vez, tuvo que obtener crditos comerciales, prestamos a largo plazo o vender acciones o inmuebles a residentes de otros pases, por un importe de 450 millones de dlares. El dficit final de la balanza bsica fue de 50 millones de dlares, pero se produjeron salidas de capital a corto plazo como consecuencia de la especulacin contra su moneda, por un importe de 250 millones de dlares. El resultado final fue que sus reservas de divisas descendieron en 300 millones de dlares. 10.3. DIFERENTES FORMAS DE FIJAR LOS CAMBIOS

Desde el punto de vista terico, el tipo de cambio de una moneda lo fija el mercado como una mercanca mas, pero no est regido directamente por la ley del valor ni por ninguna otra ley interna, sino por el juego de la oferta y la demanda de divisas extranjeras que realizan los residentes de un pas con el objetivo de llevar a cabo transacciones con el exterior. La demanda de divisas se realizar para pagar importaciones o rentas por los prestamos recibidos del exterior, para comprar acciones o hacer prestamos a otros pases, para realizar turismo en el extranjero, etc. Los individuos, empresas o instituciones acudirn al banco central o a la banca privada en

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busca de las divisas que necesitan para realizar esas transacciones. De la misma forma, los exportadores, los que cobraron rentas por sus inversiones en el extranjero, los empresarios que han recibido un prstamo, etc, que quieren transformar en la unidad monetaria de su pas las divisas recibidas del exterior, componen la oferta. Por tanto, la demanda de divisas extranjeras estar formada por los pagos de la balanza de pagos y la oferta por los ingresos. Conforme baja el precio de la moneda extranjera, las mercancas importadas sern mas baratas en trminos de la unidad monetaria del pas, ser mas barato hacer turismo en otros pases, etc. En efecto, si una chaqueta cuesta 100 dlares en Estados Unidos y el tipo de cambio de la peseta con respecto al dlar es de 120, al residente del Estado espaol le costar 12.000 pesetas. Pero si el precio del dlar baja a 100 pesetas/dlar, la chaqueta costar solo 10.000. Por tanto, cuando baja el precio del dlar aumentar la demanda de chaquetas americanas y, consiguientemente, de dlares para poder comprarlas. La demanda de divisas funciona por tanto como la de cualquier otra mercanca: cuando baja el precio de la moneda extranjera aumenta la demanda de la misma. Con la oferta de divisas ocurre otro tanto. Si en el estado espaol un par de zapatos cuesta 6.000 pesetas y el tipo de cambio es de 100 pesetas/dlar, al residente americano le costar 60 dlares. Pero si el dlar sube hasta 120 pesetas/dlar, el par de zapatos le costar 50. La demanda de zapatos espaoles aumentar en Estados Unidos y, por tanto, aumentar la oferta de dlares. En consecuencia, cuando baja el precio de la divisa extranjera aumenta la oferta de la misma. El tipo de cambio se forma, en teora, en el punto en el que la demanda y oferta estn en equilibrio. Tal sistema, en el que es el mercado el que fija el tipo de cambio de cada moneda, se le denomina de "tipos de cambio flexibles". En el ejemplo de balanza de pagos del epgrafe anterior, la demanda de dlares es de 2.700 millones mientras que la oferta es de 3.000 (2.750 mas 250 de movimientos de capital a largo plazo). El valor del dlar tender a subir, porque la demanda es superior a la oferta, con lo que el ajuste se realizar variando el tipo de cambio y las reservas de divisas en poder del banco central no variarn. Cuando el precio de una moneda extranjera sube se dice que la misma se ha "apreciado" y consiguientemente la del pas se ha "depreciado" (y a la inversa en caso contrario). Cuando el estado fija el tipo de cambio de su moneda y se compromete a mantenerlo, vendiendo las divisas que falten o comprando las que sobren, el sistema se denomina de "tipos de cambio fijos". En el ejemplo anterior, el estado deber sacar de sus arcas 300 millones de dlares para hacer frente a la diferencia entre la demanda y la oferta, con lo que el precio del dolar no variar. Cuando el estado decide elevar el precio fijado para la moneda extranjera se dice que la moneda del pas se ha "devaluado" (o revaluado, en caso contrario). El sistema puede ser tericamente de cambio flexibles pero, en la practica, el estado puede intervenir comprando y vendiendo divisas para evitar que su moneda se aprecie o deprecie mas de una cantidad determinada. En tal caso, una parte del ajuste se realizara mediante movimientos del tipo de cambio y otra a travs de variaciones en las reservas. En la historia del capitalismo, estos sistemas se ha sucedido alternativamente. Hasta la Primera Guerra Mundial, el comercio internacional se rigi por el "patrn oro", un sistema en el que este metal era la base de las transacciones internacionales y en el que se constituan las reservas de los pases. Cada uno de ellos fijaba el tipo de cambio de su moneda en trminos de un determinado peso de oro y se comprometa a vender oro o comprarlo segn fuera necesario para mantener la paridad establecida de su moneda. El capitalismo se rigi por un sistema de cambios flexibles en el perodo entre las dos guerras mundiales (perodo que se corresponde a la fase recesiva de la tercera onda larga). Despus de la Segunda Guerra Mundial, el sistema volvi a ser de cambios fijos, y las monedas respecto a las que se fijaban las paridades de todas las dems fueron el oro y el dlar. La crisis de este sistema ha hecho que se vuelva a un sistema de cambios flexibles, con unas caractersticas propias. 10.4. LA DICTADURA DE LA RELIQUIA BARBARA

El patrn oro estuvo vigente en su forma mas pura hasta la Primera Guerra Mundial. Es un sistema de tipos de cambio fijos, en el que cada pas establece la cantidad de oro a la que equivale su moneda.

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Durante su vigencia, el dinero de cada pas estaba compuesto por moneda metlica, billetes de banco parcialmente convertibles en oro y depsitos bancarios. Las denominaciones de las monedas de cada pas podan ser diferentes, pero cada una de ellas se corresponda con un determinado peso de oro. En efecto, por lo que respecta a la moneda metlica, si en Inglaterra se acuaban 4 monedas de libra con una onza de oro y en Estados unidos 20 monedas de dolar con una onza, el tipo de cambio sera de 5 dlares por libra. El hecho de que existieran billetes convertibles no cambiara esta relacin, siempre que no se emitieran en exceso, pues como se ha visto en el captulo relativo al dinero, bastara con acudir a las ventanillas del banco central para cambiar los billetes por oro. En este sistema, el oro es el nico medio de pago en los mercados interior e internacional y la nica diferencia que existe reside en que en cada pas la moneda se llama de forma diferente y tiene un distinto peso de oro y el billete se cambia en el banco central por una distinta cantidad de este metal. Por lo que respecta al tema monetario, el mercado interior de cada pas no se diferenciara del exterior. Adems, no podra producirse una salida continuada de oro, porque el funcionamiento del sistema tendera a corregir los desequilibrios que se produjeran en las balanzas de pagos de los diferentes pases. En efecto, supongamos que un pas tiene un dficit en su balanza de pagos. La consecuencia inmediata ser una disminucin de la moneda metlica y los billetes convertibles en circulacin, porque ha pagado mas oro por sus importaciones que el que ha cobrado por sus exportaciones. Para la teora econmica dominante en la poca, esta disminucin en la cantidad de dinero debera traducirse en una reduccin de precios. Entonces, las mercancas del exterior resultaran mas caras y las del interior mas baratas que antes, con lo que las importaciones tenderan a disminuir y las exportaciones a crecer, corrigindose el dficit de la balanza de pagos. En el pas superavitrio ocurrira exactamente lo contrario. Esta teora fue formulada por primera vez por David Hume en 1775 y, como se puede comprobar, esperaba que los desequilibrios se corrigieran a travs de la teora cuantitativa del dinero, segn la cual las variaciones en la cantidad existente del mismo influye sobre los precios. Pero como se vio en el captulo 8, el aumento o disminucin de la cantidad de moneda metlica en circulacin no se traduce en una reduccin o crecimiento de los precios, porque estos dependen de los valores. Como tambin se ha visto, en las sociedades actuales en las que no circula oro y los billetes no son convertibles en este metal, los precios medidos en la unidad de cuenta del pas pueden variar cuando lo hace la oferta monetaria, pero en la poca del patrn oro, en la que todos los billetes eran convertibles en este metal, no ocurra. El mecanismo de ajuste se produca a travs de la actividad. Una reduccin de la cantidad de moneda metlica en circulacin por un dficit de la balanza de pagos, supona que una parte de los ingresos del pas no ha ido a generar demanda en el propio mercado interior, sino en el exterior. Se haba producido una "filtracin" similar al atesoramiento, una parte de los ingresos no haba generado nuevamente demanda en el mercado interno, apareceran mercancas invendidas y la actividad econmica tendera a reducirse. La menor actividad llevara a que las importaciones se redujeran y las exportaciones crecieran, restaurndose el equilibrio. En conclusin, bajo el patrn oro los desequilibrios de las balanzas de pagos se corregan a travs de sus repercusiones en la actividad interna: un dficit llevara a una recesin que lo corregira y un supervit a una expansin que hara otro tanto. Como es evidente, no todos los pases se vean afectados de la misma forma por este mecanismo de ajuste: aquellos que contaran con grandes reservas de oro podran poner en practica medidas econmicas para paliar sus efectos. 10.5. EL REINO DEL MERCADO

Durante el perodo que discurri entre las dos guerras mundiales, la mayora de los pases comenzaron a emitir billetes de banco no convertibles. Al perderse la convertibilidad fija en oro, la cantidad de este metal que representaba cada billete solo poda establecerse a posteriori por el mercado pasndose, as, a un sistema de tipos de cambios flexibles. Como se ha visto en un epgrafe anterior, el tipo de cambio de equilibrio se forma en el punto en el que la demanda y la oferta de divisas extranjeras coinciden. Los factores mas importantes de los que depende son los siguientes:

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a) Las propensiones a la importacin y a la exportacin. Cuanto mayor sea la demanda de mercancas extranjeras por parte de los residentes de un pas, mas tender a apreciarse la moneda extranjera y a depreciarse la del pas (porque supondr una mayor demanda de las mismas para realizar importaciones) e, inversamente, cuanto mayor sea la demanda de mercancas del pas por parte del resto del mundo, mas tender a depreciarse la moneda extranjera y a apreciarse la del pas (porque aumentar la oferta de las mismas por parte de los exportadores). Es importante sealar que dichas demandas no dependen solamente de factores econmicos, sino tambin de los gustos, las modas, la penetracin de los canales de distribucin de las empresas del pas exportador, etc b) La renta nacional. Un crecimiento de la renta nacional mayor que en el resto del mundo llevar a un aumento de las importaciones mayor que el de la exportaciones, lo que conducir a una depreciacin de la moneda del pas. Normalmente, en las fases de expansin, en la que la produccin y los ingresos que genera crecen, se produce un aumento de la demanda que lleva a que las importaciones tienden a crecer por encima de las exportaciones, producindose una tendencia a la apreciacin de la moneda del pas. En las de recesin ocurre lo contrario. c) Los precios interiores y exteriores. Los precios en trminos de oro dependen de los valores y, por tanto, entre dos pases, sern mas altos en el que tenga una productividad mas baja. Si la cantidad de dinero en circulacin es la necesaria para la circulacin de las mercancas, tal como se defini en el captulo 8, los precios en trminos de la moneda de ambos pases coincidirn con los correspondientes en trminos de oro. En el pas deficitario, se producir un aumento de las importaciones y un descenso de las exportaciones que llevarn a que la moneda del pas se deprecie y, en el superavitario, lo contrario. El tipo de cambio jugar un papel corrector de las diferencias entre las productividades y, en ambos pases, los precios interiores y exteriores en trminos de su propia moneda tendern a coincidir. Sin embargo, si la diferencia entre las productividades tiende a acentuarse, se producir una tendencia permanente a la depreciacin de la moneda del que tenga una productividad mas baja. La inflacin permanente acentuar depreciacin de la moneda del pas en el que sea mayor. Cuanto mas rpidamente crezcan los precios de un pas en relacin con los exteriores, mayor tendencia habr a que aumenten las importaciones con respecto a las exportaciones, lo que llevar a la depreciacin de la moneda del pas con independencia de cual sea su productividad con respecto a la de sus competidores. Interesa remarcar que no son las diferencias de costes, sino las de los precios, las que llevan a una depreciacin de la moneda. En efecto, en una economa de moneda metlica, los precios no se veran afectados por que aumentaran los salarios, puesto que dependen de los valores, sino que lo sera la tasa de beneficio. Pero esto no afectara a la cotizacin de la moneda. Los efectos se producen porque las autoridades deciden evitar el descenso de la tasa de explotacin aumentando la oferta monetaria. d) Los movimientos internacionales de capital La demanda y oferta de divisas tambin depende de los movimientos de capital que se produzcan entre unos pases y otros. Cuando mas salidas de capital se produzcan en un pas, para adquirir ttulos extranjeros, por ejemplo, mayor tendencia habr a la depreciacin de su moneda. Inversamente, una entrada masiva de capitales extranjeros representa una tendencia a la apreciacin de la moneda del pas que los recibe, que puede llegar a compensar incluso otros factores que por si solos empujaran a la depreciacin (dficit de la balanza comercial, etc). Esto nos lleva a las repercusiones de la especulacin sobre el tipo de cambio. Una moneda puede depreciarse porque el pas tenga un dficit en el comercio exterior, por ejemplo. Pero los especuladores pueden pensar que dicha depreciacin ha sido insuficiente y que el dficit no se corregir, con lo que en el futuro se depreciar an mas. Entonces, comprarn divisas extranjeras para venderlas cuando la moneda del pas se deprecie y suban de precio, obteniendo as un beneficio. Pero su accin llevar a que aumente la demanda de divisas extranjeras con lo que realmente su precio subir y la moneda del pas se depreciar. De esta forma, pequeos movimientos del tipo de cambio se pueden ver amplificados por la especulacin.

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En un sistema de tipos de cambio flexibles, la correccin de los desequilibrios en las balanzas de pagos no se realiza a travs de la demanda interna sino a travs de variaciones en los precios relativos. Un dficit en la balanza de pagos de un pas llevara a una depreciacin de su moneda, esto es, a un encarecimiento de las divisas extranjeras, que encarecera las importaciones y abaratara las exportaciones (recordar lo que se dijo en el epgrafe 3 cuando se trataba la oferta y demanda de divisas). Las importaciones tenderan a disminuir y las exportaciones a aumentar, lo que corregira el dficit de la balanza de pagos. Este mecanismo de ajuste tiene la ventaja de que cada pas puede hacer su propia poltica econmica interior dejando que el tipo de cambio se ajuste en consecuencia. Pero tiene el inconveniente de que los tipos de cambio se vuelven altamente inestables, lo que dificulta el calculo econmico capitalista, afecta al comercio internacional (la inseguridad sobre el tipo de cambio que existir cuando se cobren las exportaciones lleva a que estas se frenen) y es mas difcil conseguir prestamos (no se sabe a que precios se producir la devolucin de los mismos). Adems, durante su perodo de vigencia despus de la Primera Guerra Mundial, los diferentes gobiernos actuaban en el mercado con el objetivo de depreciar su moneda para favorecer el crecimiento de las exportaciones y frenar el de las importaciones. Dado que exista una situacin de crisis econmica, altos volmenes de paro, etc, trataban con esta poltica de impulsar la actividad interna a costa de exportar el paro a los pases competidores. El resultado fue que el sistema monetario internacional se desarticul an mas. El sistema de tipos de cambios flexibles solo ha estado vigente cuando el capitalismo se encontraba en una fase de crisis y la potencia hegemnica se estaba debilitada. Eso es lo que ocurre actualmente. 10.6. EL IMPERIO DEL DOLAR

Como ocurri con muchas otras cosas, la Segunda Guerra Mundial acab con el sistema monetario internacional que haba estado vigente desde 1913. Poner fin al caos y a las devaluaciones competitivas de la preguerra y construir un sistema econmico internacional estable requera la vuelta a los tipos de cambio fijos, pero ya no era posible volver al patrn oro clsico. Por un lado, el oro ya no poda ser la nica moneda internacional, debido a su escasez en relacin con el desarrollo que haba experimentado la economa capitalista hasta ese momento. Por otro, la rigidez de su funcionamiento y, en particular, el hecho de que tal sistema corrigiera los desequilibrios de las balanzas de pagos a travs de sus efectos sobre la actividad interna de los pases, contrastaba con la poltica keynesiana dominante y con el nuevo papel que habra de jugar el Estado en la gestin de la economa. En 1944, Estados Unidos e Inglaterra convocaron una conferencia en Bretton Woods (New Hampsphire) con el objetivo de poner en pie un nuevo orden monetario internacional, en la que jug un papel importantsimo el propio J. M. Keynes. Se dise un sistema de tipos de cambio fijos pero ajustables y se crearon instituciones para gestionarlo (el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial de Reconstruccin y Desarrollo). Dicho sistema ha estado vigente durante toda la fase de prosperidad del capitalismo tardo y ha quebrado exactamente al mismo tiempo que se produca el cambio de tendencia con el que se inici la crisis actual. El sistema estaba basado en el establecimiento de una paridad fija entre el dlar y el oro: la Reserva Federal de los Estados Unidos (que es la que hace el papel de banco central en ese pas) se comprometa de devolver oro por cada dlar que se le presentara a razn de 35 dlares la onza. La potencia de la economa americana, que no haba sufrido ninguna destruccin durante la guerra, al contrario de los sucedido en Europa, y las grandes existencias de este metal que posea garantizaban que la convertibilidad del dlar se mantendra a largo plazo, con lo que se estableca una mayor liquidez, ya que el oro no era el nico medio de pago y el dlar era tan bueno como l. En este sentido, el funcionamiento del dlar a nivel internacional era similar al del billete de banco convertible que se describi en el captulo 8. El hecho de que las transacciones en dlares representaran menos riesgo y no tuvieran costes de transportes, como suceda con el oro, hizo que se convirtiera en la moneda en la que se realizaba la mayor parte del comercio mundial y en la que los distintos pases mantenan la inmensa mayora de sus reservas. Las dems monedas fijaban su paridad con respecto al dlar (lo que supona hacerlo tambin con respecto al oro, puesto que entre ambos exista una relacin fija), con lo que se estableca un conjunto de tipos de cambio para todas. Las autoridades monetarias de cada pas se comprometan a mantener

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dicha paridad comprando o vendiendo los dlares que fueran necesarios. Si el pas tena un supervit en su balanza de pagos, las reservas de divisas aumentaran y, si tena un dficit, disminuiran. El sistema era pues de tipos de cambio fijos. Pero si se produca un desequilibrio persistente en la balanza de pagos, producto de una sobrevaloracin o infravaloracin de la moneda, el tipo de cambio se poda ajustar cambiando su paridad con respecto al dlar. Es decir, las monedas podan revaluarse o devaluarse conforme fuera necesario, aunque no era recomendable que esto fuera muy frecuente y para los pases con problemas tal medida no estaba exenta de costes. En efecto, el sistema tena las ventajas de la estabilidad del patrn oro (porque normalmente los tipos de cambio eran fijos) y la capacidad de adaptacin de los tipos de cambio flexibles (porque las monedas podan cambiar su paridad), pero tambin tena los inconvenientes de ambos. Si un pas tena un dficit, y este persista, las autoridades deberan poner en marcha una poltica recesiva, destinada a reducir la inflacin y la actividad econmica, para impulsar las exportaciones y frenar las exportaciones. Si an as, el equilibrio no se correga, el pas poda devaluar su moneda, pero, en general, se consideraba que esto era insuficiente si no iba acompaado de una intensa poltica estabilizadora. Cuando los dficits eran pequeos, pasajeros o financiables con entradas de capital a largo plazo, el funcionamiento del sistema garantizaba que los ajustes no se realizaran por la va sus efectos sobre la actividad econmica interna, como ocurra con el patrn oro. Pero cuando los desequilibrios eran mas agudos, su correccin pasaba por la depresin de la actividad, aunque tal depresin no fuera automtica, sino impuesta. Tena pues los inconvenientes del patrn oro. Adems, al ser ajustables los tipos de cambio, las monedas no estaban a cubierto de la especulacin desestabilizadora: bastaba con que una moneda entrara en sospecha de devaluacin para que los movimientos especulativos contra ella terminaran forzando a que as ocurriera. Por tanto, tambin tena los inconvenientes de los tipos de cambio flexibles. Para los pases del tercer mundo, la correccin de los desequilibrios implicaba costes enormes. El Fondo Monetario Internacional, la institucin que ejerca (y que ejerce an hoy) las funciones de banco central del sistema, era la encargada de velar por el funcionamiento de la ortodoxia. Ningn pas con problemas de balanza de pagos poda negarse a aplicar su recetario para corregirlo, so pena de no obtener absolutamente ningn crdito internacional. Y tal recetario, que se corresponda a los intereses de las grandes potencias, estaba basado en la defensa de los intereses del capital extranjero, en medidas de liberalizacin de la economa extremas y en una intensa poltica recesiva. Se cre adems el Banco Mundial con el objetivo de que hiciera prestamos a largo plazo para promover el desarrollo, pero tales prestamos solo se realizaban para proyectos de muy clara rentabilidad y, en general, estaban ligados a que las autoridades de los pases adoptaran las polticas ortodoxas que recetaba el Fondo. Durante la vigencia de este sistema, los Estados Unidos gozaron de una situacin privilegiada, ya que su moneda era la que se utilizaba en la inmensa mayora de las transacciones internacionales y en la que se constituan las reservas de divisas de los dems pases. Se corresponda con el hecho de que era el "banco central emisor" del mundo. Pero, en 1971, las existencias de saldos en dlares eran tan abultadas que los gobiernos tenan dificultades para mantener las paridades de sus monedas. A ello se le uni la eliminacin de las barreras a los movimientos de capital, lo que significaba que, en poco tiempo, podan moverse grandes cantidades de dinero de unas monedas a otras. En 1971, Nixon suspendi la convertibilidad del dolar, pasando a cotizarse en el mercado libre e hicieron lo mismo todas las dems monedas. El oro, que hasta entonces haba tenido un precio oficial de 35 dlares la onza, alcanz muy rpidamente un precio diez veces superior. Esto supona una enorme devaluacin del dolar frente al oro y el fracaso del sistema monetario internacional diseado en Bretton Woods. No es casualidad que esto se produjera al mismo tiempo que el capitalismo tardo iniciaba la fase recesiva de la onda larga en la que se encuentra actualmente.

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10.7. UN EMPERADOR DESTRONADO

El funcionamiento de la economa capitalista depende de la solidez del sistema monetario internacional, solidez que est ligada a la existencia de una potencia hegemnica que garantice una moneda estable que pueda ser utilizada como base para las transacciones internacionales. Esto se rompi a causa de que el persistente dficit de la balanza de pagos americana, que contina en la actualidad, inyect tal cantidad de dlares en el mundo que fue imposible mantener la estabilidad del sistema. Una parte de las causas hay que buscarlas en el papel que jugaron los Estados Unidos en el mundo durante este perodo. Los gastos militares y las inversiones americanas en el exterior han sido una fuente continua de oferta de dlares. Pero las mas importantes tiene su raz en la prdida de competitividad de la economa americana. La debilidad de la economa americana tiene su origen en que han desaparecido las ventajas de productividad que tena respecto a sus competidores. Los datos a este respecto son elocuentes. En la parte superior del grfico 10.1 se ha representado el crecimiento de la productividad aparente (PIB por persona ocupada) en Estados Unidos y en la CEE de 12 miembros, desde 1960. Obsrvese que la productividad americana ha crecido muchsimo menos que la de la CEE durante todo el perodo y que, adems, su tendencia es decreciente. Esto significa (parte inferior del grfico) que mientras la productividad de la CEE se multiplic por 2,5 durante ese perodo de 30 aos, la de los Estados Unidos solo creci un 48 por 100 en total. El resultado es que, en 1987, la productividad aparente de la economa japonesa haba igualado a la americana y la de Alemania y Francia la haban superado sensiblemente.
_____________________________________________________________________________________ PIB, EMPLEO Y PRODUCTIVIDAD EN 1987 _____________________________________________________________________________________ PIB EMPLEO PRODUCTIVIDAD miles de miles depersonas miles de ECUs millones de ECUs por personas _____________________________________________________________________________________________ EE.UU 3.903 112.439 34,7 Japn 2.061 59.110 34,9 Alemania 970 25.987 37,3 Francia 764 21.508 35,5 Inglaterra 580 23.354 24,8 Italia 659 22.859 28,8 Espaa 251 11.451 21,9 TOTAL CEE 3.721 127.280 29,2 _______________________________________________________________________________________ Fuente: OCDE y CEE

Esta prdida de competitividad de la economa americana se ha traducido en un dficit de su balanza de pagos por cuenta corriente que es tan permanente como los supervit registrados por Alemania y Japn. El deterioro solo pareci detenerse durante los primeros aos del mandato de Reagan, pero su poltica ha agravado las cosas a largo plazo. El freno que supuso al desarrollo tecnolgico, a los gastos de educacin, etc agrav el desfase de productividad de la economa americana, lo que unido a los enormes gastos que exiga la carrera de armamentos, consolid el dficit de la balanza de pagos. La poltica econmica que desde entonces se ha puesto en prctica para financiarlo, ha contribuido a reforzar los problemas estructurales. El dficit de la balanza de pagos est relacionado con el del presupuesto americano, que ha alcanzado cotas histricas sin precedentes. Para financiarlo, durante la poca de Reagan se puso en marcha una poltica de tipos de inters altos para atraer capitales de Europa y Japn. Pero esto ha hecho que dichos capitales se dirijan a inversiones especulativas, a expensas de las inversiones productivas, perjudicando, por tanto, el aumento de la productividad y sumergiendo a la economa americana en un circulo vicioso. Algunos factores adicionales contribuyeron a agravar la situacin an mas. Para combatir el dficit se necesitaba que la cotizacin del dlar disminuyera, sobre todo respecto al marco y al yen. De esta forma, se abarataran las exportaciones americanas y se encareceran las importaciones provenientes del resto del mundo, con lo que el dficit se reducira. Esto supona una continua presin a la depreciacin del dolar a largo plazo. Exista, pues, una posibilidad de prdida de capital para los inversores extranjeros (que prestaron su capital a un precio del dlar mas alto y que pueden recuperarlos con un dlar depreciado), lo

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que exiga un nuevo aumento del tipo de inters que compensase del riesgo de cambio, lo que reforzaba el crculo vicioso. La depreciacin del dlar no se ha producido hasta tiempos muy recientes, pero la guerra del Golfo y sus consecuencias y la evidencia de que la economa americana ha entrado en la recesin han introducido nuevas incertidumbres. El dficit de la balanza de pagos americana es solo una parte de los desequilibrios econmicos internacionales que se han agudizado con la crisis econmica, pues la otra cara de la moneda son los supervits en las balanzas de pagos de Alemania y Japn y el aumento de los desequilibrios internos en la CEE. En efecto, ha aumentado el supervit alemn y de los pases ligados a esta economa (Belgica y Holanda) y han crecido los dficits del resto, algunos como el de Inglaterra (que tiene que ver con su declive industrial) y el del estado espaol (que se debe en gran parte a la naturaleza del proceso de integracin que se ha producido), con gran intensidad. Por lo que respecta al tercer mundo, los dficits de su balanza de pagos y su endeudamiento han crecido considerablemente. Todos estos factores se han resumido en el Grfico 10.2. Obsrvese en el mismo como, a partir de 1982, el dficits de la balanza de pagos de Estados Unidos se corresponde con los supervits de Alemania y Japn y como, aunque los desequilibrios entre estos tres pases han dejado de agudizarse, su volumen sigue siendo muy elevado. Existe, como consecuencia, una tendencia a la depreciacin del dolar y a la apreciacin del marco y del yen, que introduce una fuerte inestabilidad en el sistema monetario internacional. Esta inestabilidad provoca una serie de movimientos especulativos de capital, buscando una rentabilidad en las variaciones del tipo de cambio, que contribuyen a agravarla y dificultan el normal desarrollo del comercio mundial. A ellos se ha unido las incertidumbres provocadas por la reunificacin de Alemania, las consecuencias de la guerra del Golfo y la llegada de la recesin. IV QUE CRISIS? (LA CRISIS DE LA ECONOMIA DE MERCADO EN SU CONJUNTO) 11. A MODO DE RESUMEN

En las pginas anteriores, se han desarrollado los elementos necesarios para comprender la naturaleza y las caractersticas de la crisis en la que se encuentra sumida la llamada "economa de mercado" desde mediados de la dcada de los setenta. En la primera parte (captulos 1 a 4), se hizo un anlisis terico del funcionamiento de dicha economa y de sus problemas y contradicciones, vindose que el sistema dista mucho ser el mecanismo perfecto que pretenden sus apologistas. En la segunda parte (captulos 5 a 7), se abord la dinmica a largo plazo de la produccin y la acumulacin, concluyndose que la economa capitalista se desarrolla a travs de ondas de larga duracin que a su vez estn atravesadas por ciclos peridicos mas cortos. Es en este contexto en el que hay que situar la crisis econmica actual. Finalmente, en los captulos 8 a 10, se han introducido los factores monetarios y financieros que, como se dijo, son fundamentales para entender la dinmica de la economa de mercado, pues ocupan un papel central en su funcionamiento. A este respecto, la situacin actual estara marcada por una fuerte inestabilidad. En este captulo final, a modo de conclusin, se abordan los rasgos generales de la situacin econmica actual.

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11.1. EL MALO DE LA PELICULA

Para la mayora de los economistas, la crisis actual tiene su origen en una fecha y una causa concreta: 1973 y la elevacin del precio del petrleo que se produjo entonces. Segn esta interpretacin, la crisis se ha prolongado porque en 1979 el precio del petrleo volvi a aumentar de nuevo cuando pareca que la mayora de los pases industriales se estaban adaptando a la nueva situacin caracterizada por una energa cara. A partir de estas subidas de precios, se habran generado una serie de perturbaciones estructurales que explicaran las dificultades para remontar la crisis. Pero, desde 1983, la situacin pareca haber cambiado. La intensa recuperacin registrada desde entonces mostraba que la economa occidental poda iniciar una nueva fase de prosperidad. Evidentemente, los problemas que an permanecan por resolver eran muchos y graves, pero los malos tiempos habran quedado atrs. En 1990, una "tercera crisis energtica" podra hacer su aparicin con el conflicto del Golfo Prsico, en un momento en el que la economa occidental pareca estarse debilitando coyunturalmente. Pero, si dicho conflicto se solucionaba favorablemente y el precio del petrleo permaneca bajo, la recesin sera corta y le seguira un nuevo perodo de recuperacin. Esta interpretacin de la crisis, que coloca al petrleo en el centro de la escena, es admitida no solo por los gobiernos de los pases industriales y sus asesores, sino tambin por la inmensa mayora de la poblacin. Es preciso, por tanto, pasar revista a la cronologa de los acontecimientos antes de colocar al petrleo en el justo lugar que ocupa en una explicacin de la crisis econmica menos unidireccional y mas ajustada a la realidad. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la del Yom Kippur, en 1973, el precio del barril de petrleo se mantuvo por debajo de los 3 dlares, lo que hizo que la estructura productiva de todos los pases se adaptar a una energa barata. Pero en 1973, la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP) se reuni en Kuwait y decidi subir el precio hasta 6 dlares y romper los convenios basados en acuerdos con las compaas petrolferas extranjeras, con lo que pasaba a controlar la oferta. Estas decisiones hicieron que el precio del crudo se elevara an mas, pues en solo un mes se situ en 10 dlares. Fue lo que se conoce como "primera crisis energtica" que, segn la explicacin dominante, precipit a la economa occidental en la recesin. La mayora de los gobiernos pusieron en marcha polticas econmicas y sociales tendientes a adaptar las estructuras productivas de sus pases al nuevo precio de la energa, pero cuando pareca que esto se estaba consiguiendo, el problema volvi a aparecer. En 1979, durante los primeros tiempos de la revolucin iran, este pas suspendi la produccin de petrleo, con lo que su precio dio un salto hasta los 30 dlares, llegando a alcanzar los 34 en 1981. Fue lo que se conoci como "segunda crisis energtica", que volvi a precipitar a la economa occidental en una nueva recesin. A partir de la guerra Iran-Irak, el precio inici un descenso. Por un lado, ambos pases aumentaron la produccin para financiar la guerra y otros lo hicieron para hacer frente a su deuda externa, con lo que la oferta creci considerablemente. Por otro, algunos pases de la OPEP, como Kuwait, Arabia Saud y los Emiratos Arabes Unidos, contaban con enormes inversiones en los pases industriales como resultado de los grandes ingresos por exportaciones que haban obtenido anteriormente, y sus intereses estaban mas del lado de estos que del de los productores. Finalmente, la demanda de petrleo tendi a estabilizarse, en parte, como consecuencia de la crisis econmica y, en parte, por la adopcin de medidas de ahorro energtico. El resultado fue que el precio descendi, primero moderadamente, pero de forma muy acusada a partir de 1986, llegando a alcanzar 16 dlares en 1990. Para esta explicacin, la reduccin del precio del petrleo y el relativo xito de las polticas neoliberales que se haban puesto en marcha, determinaron una expansin econmica que, como se ha dicho, ha sido la mas "larga de la posguerra mundial". Pero el problema ha aparecido de nuevo, dando al traste con la recuperacin. En la reunin de la OPEP del 26 y 27 de julio de 1990, Irak consigui una elevacin del precio de referencia del petrleo desde los 14 dlares en que se encontraba en junio hasta 21, por la va de conseguir un recorte de 500.000 barriles diarios a Kuwait y 400.000 a los emiratos. Pero esto era insuficiente para paliar si quiera los problemas de una economa como la iraqu devastada por la guerra con Irn, altamente endeudada con Kuwait y Arabia Saud y con gran dependencia de las importaciones para abastecer a la poblacin. Una semana despus de la reunin de la OPEP se produjo la invasin y el precio del barril se dispar, llegando a alcanzar los 45 dlares. La "tercera crisis energtica" estaba servida y, con ella, una nueva recesin.

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Durante los meses de bloqueo econmico, las expectativas de un petrleo caro fueron dominantes. Si no haba guerra, porque Irak haba pasado a controlar casi la cuarta parte de la OPEP y si la haba, porque se producira la destruccin de instalaciones petrolferas. Todos los organismos internacionales hicieron previsiones basadas en un precio del petrleo mayor que el del 2 de agosto, por lo que todos ellos, de una forma u otra, anunciaban una recesin. A corto plazo, la reduccin de la oferta de petrleo que significaba el bloqueo econmico a Irak ha podido ser paliada aumentando la produccin del resto de la OPEP, lo que ha contribuido a reducir el precio del petrleo por debajo de los 18 dlares. Pero a medio plazo, las perspectivas de la economa mundial dependen de lo que ocurra con el. Para la mayora de los analistas, como corresponde al papel de mito que representa, un precio barato supondr una recesin corta seguida de una nueva expansin, esta vez garantizada por el "nuevo orden mundial" del presidente Bush, y un precio alto, una recesin mas larga. En conclusin, nada serio le ocurre a la economa de mercado, pues todos los problemas, o al menos, la mayora de ellos, viene provocado por los jeques rabes. Lo nico que tienen que hacer los trabajadores de occidente es adaptarse a los cambios y admitir la poltica liberal, porque solo as se conseguir un funcionamiento perfecto del sistema. 11.2. COLOQUEMOS AL PETROLEO EN SU JUSTO LUGAR

Colocar al petrleo en el lugar central de la crisis econmica supone darle un papel que no tiene y olvidar otras causas mas profundas. Es cierto que juega un papel estratgico, pues es la energa dominante con la que funciona el aparato productivo de los pases industriales y la que en gran medida determina los patrones de consumo de sus poblaciones y una materia prima insustituible para la produccin de muchos artculos de uso cotidianos. Se le ha llamado "oro negro" y no sin razn. Pero su papel no se puede exagerar. Hay que comenzar diciendo que en ningn momento se han producido problemas de desabastecimiento que hayan paralizado el funcionamiento de la economa. No ha ocurrido en 1973 ni en 1979 y ni siquiera ha sucedido en 1991, cuando la mayor zona de produccin del mundo estaba en guerra, lo que debera haber dificultado la extraccin y la distribucin, y centenares de pozos ardan en Kuwait. No existen perspectivas de desabastecimiento, al menos en el plazo de duracin de una vida humana, pues antes de que esto ocurra, los pozos que estn ardiendo ya se habrn apagado. Y es lamentable que as suceda, porque con el petrleo se quema alegremente un recurso que a la naturaleza le ha costado millones de aos "fabricar", que en el futuro podra ser incluso una fuente de alimentos, pero que hoy, tal y como se est utilizando, tiene un impacto enormemente negativo sobre el medio ambiente. Las repercusiones econmicas fundamentales se producen a travs de las variaciones en su precio. Es esto lo que ha ocurrido en las tres crisis energticas y no que el abastecimiento haya estado en peligro. A este respecto, la elevacin del precio del petrleo puede influir sobre la actividad econmica de los pases consumidores de esta fuente de energa a travs de varias vas diferentes. a) La contraccin de la demanda Una elevacin del precio del petrleo implica una transferencia de plusvala desde los pases consumidores a los productores que se traduce en un dficit en la balanza de pagos por cuenta corriente de los primeros y en un supervit en la de los segundos. Como se vio en el captulo 9, esto implica una detraccin en el flujo circular de la renta de los pases consumidores, lo que se traduce en un descenso de la demanda y de la produccin. Por lo tanto, tendra un efecto recesivo claro. Pero esto solo es verdad para cada pas tomado aisladamente, no para la economa capitalista en su conjunto. La elevacin del precio del petrleo supone tambin un aumento del poder de compra en los pases productores que puede ser utilizado de varias formas diferentes. En primer lugar, puede ser atesorado en forma de oro, diamantes, etc, en las arcas de sus gobernantes o de su clase dirigente, en cuyo caso, una parte de los ingresos no habr sido devuelta al mercado, lo que tendr efectos recesivos en el conjunto del mercado mundial capitalista. No parece que este tipo de atesoramiento haya sido muy importante en ninguna de las tres crisis energticas. En segundo lugar, puede ser invertido en bancos occidentales o en empresas de los pases industriales en busca de una rentabilidad. Esto es lo que parece que ocurri en gran medida (los famosos "petrodlares") pero, independientemente de las repercusiones monetarias y financieras que tuvo, supone devolver una parte sustancial de los ingresos a los propios

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pases industriales. Si estos no eran nuevamente invertidos por ellos, no era por causa de la "crisis del petrleo". Finalmente, otra parte sustancial fue utilizada para demandar productos en los pases industriales para sus clases dirigentes, para realizar "planes de desarrollo", para gastos de armamento, etc, es decir, supuso un aumento de las exportaciones de estos. Tambin en este caso, supona devolver los ingresos al mercado mundial y mas concretamente, aumentar la demanda de exportaciones de los pases industriales. As pues, la elevacin del precio del petrleo pudo tener efectos recesivos a corto plazo, en el intervalo que transcurriera entre el aumento de los ingresos en los pases productores y su gasto o inversin en los pases industriales, pero no puede explicar una crisis que lleva ya mas de 17 aos en la medida en la que no ha habido un atesoramiento importante. La evolucin de los saldos de las balanzas de pagos por cuenta corriente de los pases industriales muestra que la transferencia neta de recursos en ningn caso lleg a ser realmente importante en trminos del PIB (en el conjunto de la OCDE, nunca lleg a sobrepasar el 0,8%), que las correcciones se realizaron con cierta rapidez y que los saldos negativos mas elevados han coincidido, adems, con el perodo en el que el precio del petrleo se desplomaba. Al menos desde el punto de vista de la "transferencia de recursos", el petrleo no ha sido la causa mas importante de la crisis. b) Los efectos sobre los precios y los costes Como se vio en el captulo 9, un aumento del precio del petrleo no tiene por qu traducirse en una elevacin de los precios, denominados en moneda metlica, porque estos dependen de los valores. Pero en el capitalismo tardo, caracterizado por la inflacin permanente, las autoridades econmicas tienen la posibilidad de permitir la transmisin del aumento de los costes a los precios sin mas que practicar una poltica expansiva. Es esto lo que ha ocurrido con las dos crisis energticas, particularmente con la primera. Por otra parte, el aumento de la liquidez internacional que supuso el reciclage de los "petrodlares" contribuy a impulsar an mas la inflacin, lo que sin duda tuvo efectos recesivos al mermar las rentas reales. A ello se uni la puesta en marcha de polticas deflacionistas por parte de los gobiernos, con el objetivo, por un lado, de reducir la inflacin y, por otro, de que la tasa de beneficio se recuperase a costa de los salarios. A ello nos hemos referido en el mencionado captulo 9 y a l hay que remitirse en este tema. El resultado es que por esta va si hubo efectos recesivos importantes, pero los mismos no pueden ser imputados al petrleo, sino a la reaccin de los gobiernos occidentales a su elevacin. Los partidarios del mercado a toda costa podran haber permitido que este jugara plenamente: si el precio del petrleo haba subido, los precios se deberan haber mantenido, los beneficios deberan haber bajado, se habran producido quiebras y esto hubiera forzado una reestructuracin del aparato productivo de acuerdo con las nuevas circunstancias que determinaban una energa mas cara. Es esto lo que se espera de un funcionamiento "libre" del mercado. Pero no lo hicieron, porque "una cosa es predicar y otra dar trigo" y, con este mecanismo de ajuste, los trabajadores lo habran pagado, pero tambin ellos. En su lugar, permitieron la elevacin de los precios de los productos finales trasmitiendo mas que proporcionalmente el mayor coste de la energa y pusieron en marcha polticas de reconversin para adaptar el aparato productivo, es decir, optaron por la planificacin y no por el mercado. Aunque era una planificacin muy "sui generis", porque el ajuste se realizaba solamente a costa de los propietarios de uno de los "medios de produccin": el trabajo. Para los propietarios del otro, subvenciones, prestamos baratos, deterioro de las condiciones laborales de sus trabajadores, etc. De esta forma, el petrleo no era la causa de la crisis pero si un argumento poderoso para su poltica econmica. Esta poltica inflacionista ha tenido un relativo xito por lo que se refiere a la rebaja del coste real de la energa. Desde 1973, los precios al consumo del conjunto de la OCDE se han multiplicado por 2,9, lo que significa que, en la actualidad, el precio del petrleo que sera equivalente a los 10,5 dlares que tena aquel ao sera de 30,6 dlares. La llamada "tercera crisis energtica", por lo que se refiere al precio del petrleo no lo es tal, pues solamente en los momentos mas lgidos de la crisis del Golfo lleg a alcanzar el precio de 1973 en trminos reales y, en la actualidad, se encuentra menos de un 60 por 100 por debajo de aquel nivel. Si fuera la causa fundamental de la crisis, la recuperacin debera estar asegurada. No parece que sea esto lo que est por delante. c) La cada de la tasa de beneficio

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La transferencia de plusvala de los pases industriales a los de la OPEP que supuso el aumento del precio del petrleo, debi de suponer un descenso significativo de la tasa de beneficio de los primeros que, con toda seguridad, afect a la acumulacin y a la produccin. Este si ha podido ser un efecto importante, pero an as, hay que matizarlo. En primero lugar, como se ha visto en el captulo 7, la tasa de beneficio estaba ya cayendo con anterioridad, de modo que el precio del petrleo solo vino a amplificar un movimiento que ya estaba en curso por otras causas. En segundo lugar, como se acaba de decir, en trminos reales, la subida se ha anulado en gran parte, a causa de la inflacin que se ha producido en los pases industriales, mientras que la tasa de beneficio no parece haberse recuperado con la misma intensidad. Tambin por esta va, los acontecimientos sugieren que las causas fundamentales de la crisis econmica son otras. En conclusin, la llamada "crisis energtica" pudo hacer que las recesiones de 1974-75 y 1982-83 fueran mas profundas que lo que lo hubieran sido en ausencia de un aumento del precio del petrleo y, en 1991, puede volver a ocurrir lo mismo. De la misma manera, la reduccin del precio que se produjo a partir de 1986, fue un factor que permiti que se prolongar la recuperacin coyuntural que estaban viviendo los pases industriales. Nada de esto es raro si se tiene en cuenta el papel que ocupa el petrleo en la poca del capitalismo tardo. Fue un factor que actu a favor de movimientos preexistentes, pero no la nica causa ni la mas importante del cambio de tendencia que experiment la economa occidental en la dcada de los setenta. En la primera crisis energtica, la cada de la tasa de beneficio puede constatarse mas de tres aos antes de que se produjera el aumento del precio del petrleo en 1973 y en ese ao, los principales pases industriales ya mostraban signos claros de recesin. La segunda crisis energtica se produjo en 1979, pero la recesin no lleg hasta casi tres aos mas tarde. Y recientemente, los signos recesivos eran anteriores a la "crisis del Golfo Prsico". Las consecuencias de la forma en que se ha resuelto esta pueden agravar o mejorar la situacin, segn como evolucionen los acontecimientos, pero no podrn cambiar el signo de la crisis. Hay que abandonar, pues, cualquier tipo de explicacin que coloque al petrleo en el centro de la escena. En los captulos anteriores, se han ido desarrollando las causas, reales y monetarias, que estn detrs de la crisis en la que se encuentra la economa de mercado. La crisis energtica hay que situarla en el contexto que marcan dichos factores. Como se ha dicho, sus repercusiones sobre la economa occidental han podido ser importantes, pero situar al petrleo en el centro de la escena supone olvidar los elementos no solo mas profundos, sino tambin mas coyunturales que atenazan a la economa de mercado y que han determinado que lleve ya casi dos dcadas de crisis. Es a la luz de factores mas profundos a los que hay que analizar la situacin actual de la economa occidental y no buscando ningn chivo expiatorio. 11.3. UNA EPOCA MALA

En primer lugar, la crisis hay que situarla en el contexto de los movimientos a largo plazo que experimenta la economa capitalista. Como se ha visto en el captulo 6, dichas ondas largas constituyen perodos histricos complejos, cuyas caractersticas y causas son difcilmente resumibles. Cada una de ellas ha tenido una tecnologa que la ha caracterizado, una potencia hegemnica, un sistema de relaciones econmicas internacionales especfico, un modo de vida, unas determinadas relaciones entre las clases, etc. Pero hay una variable que, por el papel crucial que ocupa en la economa capitalista, es un sintetizador de todos estos fenmenos. Como ya dijimos en el texto, se trata de la tasa de beneficio. Durante los 25 aos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la economa occidental conoci una larga fase de prosperidad determinada, fundamentalmente, por el aumento de la tasa de beneficio que permitieron las sucesivas derrotas de la clase obrera tras el ascenso del fascismo y el trmino de la guerra y por la incidencia de la "tercera revolucin tecnolgica" que se produjo entonces. Pero desde el final de la dcada de los sesenta, todos los datos indican que se ha situado en una larga fase recesiva, caracterizada por menores ritmos de crecimiento de la produccin y la acumulacin. La causa fundamental de este cambio de tendencia, aunque no la nica, es el descenso que se registr en la tasa de beneficio mucho antes de que se produjera la crisis del petrleo de 1973. La salida de la crisis exiga, pues, una poltica econmica tendiente a restaurar el nivel de dicha tasa que exista antes de la misma pero, en la actualidad, no parece que lo haya hecho de forma suficiente. Se encuentra todava la economa de mercado en la fase recesiva de la onda larga?. Para algunos sectores de la izquierda, se puede asegurar que si no ha salido de la crisis econmica, est a punto de hacerlo. Durante los ltimos aos, el capitalismo ha experimentado una importante

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reestructuracin interna. Las dos recesiones generalizadas han permitido la eliminacin de muchas empresas improductivas, la poltica de austeridad y reconversin ha logrado la reestructuracin de sectores industriales completos y se est incorporando una verdadera revolucin tecnolgica. Desde la perspectiva de su funcionamiento interno, el saneamiento ha sido profundo y a esto hay que unirlo que, en la mayora de los pases industriales, ha conseguido una cierta victoria sobre la clase obrera. Desde el punto de vista objetivo, la poltica neoliberal es hoy dominante, los salarios han retrocedido su participacin en la renta nacional, se ha impuesto un cambio negativo en el terreno de la organizacin del trabajo y puede hablarse de un serio retroceso del Estado del Bienestar que le caracteriz durante la fase de prosperidad. Desde el punto de vista subjetivo, la clase obrera estara derrotada, primero, como consecuencia de los 15 aos de crisis econmica en los que no ha sabido imponer su alternativa a la crisis y, despus, por el efecto demoledor que ha tenido la crisis del llamado "socialismo real". Hoy mas que nunca, est lejos de vislumbrarse una salida no capitalista a la crisis y, por el contrario, estn sentadas todas las condiciones para que este imponga sus dictados. Todo esto ha debido tener una repercusin importante sobre la tasa de beneficio. Las perspectivas no pueden ser mas favorables. Por un lado, la marcha hacia la economa de mercado de los pases de la Europa del Este abre unas perspectivas de expansin del capital en una zona geogrfica en la que el modo de produccin capitalista pareca haber sido abolido. Por otro, en el orden internacional, la victoria es demoledora. Con la cada del socialismo real, se va a marchas forzadas hacia un mundo unipolar en el que Estados Unidos, como gendarme del mundo, est en condiciones de imponer un orden capitalista mundial. En este contexto, el tercer mundo ya ha perdido la batalla: no hay ninguna posibilidad de que, a corto plazo, en ninguna parte del mundo el poder hegemnico de los pases industriales pueda verse cuestionado. En todo lo anterior, hay una gran dosis de verdad. Cmo negar el avance de la reestructuracin capitalista, el retroceso objetivo y subjetivo de la clase obrera, la lamentable situacin, carente de perspectivas, en la que se encuentra el tercer mundo o los aspectos negativos del nuevo orden internacional que parece avanzar?. Pero el problema no es discutir el avance del capitalismo, que nadie niega, sino valorar si lo ha hecho en grado suficiente como para decir que ya estn sentadas las bases para una salida de la fase recesiva de la onda larga. Esto es importante, porque suponer que ya estn sentadas las condiciones es dar la batalla por perdida antes de librarse. El capitalismo ha avanzado, pero lo ha hecho centenares de metros cuando tiene que hacerlo kilmetros. La reestructuracin interna del capitalismo y el retroceso objetivo y subjetivo de la clase obrera son evidentes, pero el problema de fondo que ha determinado la onda larga recesiva subsiste pues, aunque se ha producido una cierta recuperacin de la tasa de beneficio, ha sido insuficiente. Desde los primeros aos de la dcada pasada, en la mayora de los pases industriales, los salarios reales han crecido menos que la productividad, lo que significa que el valor de la produccin se ha redistribuido en contra de los salarios y a favor del excedente (pues lo que los trabajadores han retirado de la produccin ha sido menor que lo que han aportado) o, dicho en trminos marxistas, la tasa de explotacin ha aumentado. Pero la forma en que se ha producido este hecho muestran las debilidades que aun subsisten en la economa occidental y porque dicha recuperacin ha sido insuficiente. El aumento significativo de la tasa de explotacin requiere que se efecte no solo a costa de los salarios, sino tambin que el crecimiento de la productividad se acelere. Si se realiza solamente por la va de los salarios, el aumento de la tasa de explotacin encontrar muy rpidamente limitaciones: econmicas, porque los menores salarios reducirn la demanda global, y sociales, porque la reduccin relativa del nivel de vida de los trabajadores puede encontrar una fuerte oposicin. Por el contrario, el crecimiento sostenido de la productividad permite a la vez aumentar la tasa de explotacin con una menor resistencia (pues no se consigue reduciendo el capital variable, sino aumentando en mayor proporcin el valor de la produccin) y ampliar los mercados (pues no se afecta al consumo y, por el contrario, el aumento de la productividad induce una nueva acumulacin). Nada de esto es lo que ha sucedido. Desde 1980, los salarios reales han crecido menos que la productividad no porque esta ltima haya acelerado su crecimiento, sino porque la reduccin del crecimiento de los salarios ha sido mayor. De hecho, la productividad ha crecido cada vez menos y, en la mayora de los pases industriales, su crecimiento actual es muy reducido. Ello se debe a que se encuentra en un circulo vicioso: la insuficiente recuperacin de la produccin no permite un proceso de acumulacin sostenido, lo que impide la incorporacin significativa de tecnologas ahorradores de trabajo, esto a su vez obliga a actuar sobre el capital variable para aumentar la explotacin, y los efectos sobre la demanda que tal poltica implica

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impiden que la produccin se recupere sostenidamente. Este circulo vicioso se puede romper con una derrota significativa de la clase obrera que permita una aumento sustancial de la tasa de explotacin pero, por el momento, no se ha producido. A pesar de las visiones impresionistas que pueden aparecer, el retroceso en el poder adquisitivo de los salarios o, incluso, en el Estado del Bienestar, ha sido insignificante, por lo que las agresiones debern tener mayor envergadura en el futuro. Como se ha dicho, suponer que ante tales agresiones, que cuantitativa y cualitativamente sern muy diferentes a las que hemos conocido, no habr respuesta, es dar de antemano la batalla por perdida. Es mucho mas sensato prepararse para ellas, partiendo de que las condiciones son malas, pero no irreversibles. La va por la que se ha producido el aumento de la tasa de explotacin es, pues, la caracterstica de una fase recesiva de larga duracin. Por este camino, el perodo necesario para que la tasa de beneficio aumente significativamente es excesivamente largo, sobre todo si se tiene en cuenta que la composicin orgnica del capital tambin ha aumentado, lo que es lgico en un perodo en el que el objetivo fundamental de la acumulacin no es aumentar la capacidad productiva, sino racionalizar el proceso productivo ahorrando trabajo. Hace falta actuar tambin en otras direcciones pero, como se vio en el captulo 7, esto no es fcil. Por un lado, el mercado potencial de los pases del este de Europa, no es mas que potencial y los ltimos acontecimientos muestran que cada vez lo es menos, no descartandose algn tipo de retroceso en su marcha hacia el mercado. Por otro, el nuevo orden internacional que se trata de construir se caracteriza por una gran inestabilidad, al menos desde el punto de vista econmico, lo que no facilita las cosas. 11.4. LA FELICIDAD ES EFIMERA

A lo largo de la onda larga recesiva, se han producido ciclos de menor duracin cuyas causas y naturaleza son distintas a las de las ondas largas: se deben a las peridicas situaciones de sobreproduccin en las que se coloca la economa capitalista. Durante la fase descendente de la onda larga, se han producido dos recesiones generalizadas (1974-75 y 1982-83). Desde la recesin de 1982-83, los principales pases industriales han vivido una recuperacin econmica que ha sido limitada, pues las tasas de crecimiento no han llegado a ser las que se dieron durante los 25 aos de prosperidad posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero ha tenido una cierta intensidad (en 1988, los Estados Unidos crecieron el 4,5 por 100 y el conjunto de la OCDE el 4,4 por 100) y, sobre todo, ha durado siete aos. En los meses previos a la crisis del Golfo, el nivel de actividad de la mayora de los pases industriales era todava satisfactorio, pues persista el crecimiento, la acumulacin an presentaba tasas de aumento positivas y el empleo continuaba aumentando, pero la fase coyuntural de expansin pareca haber llegado a su fin. En efecto, Japn y Alemania mantenan todava altas tasas de crecimiento durante 1990, pero la economa americana haba entrado ya en una recesin, como lo muestra el hecho de que la tasa de crecimiento del ltimo trimestre de ese ao haya sido fuertemente negativa. La recesin americana habra de tener un impacto negativo sobre el conjunto de la economa occidental que difcilmente podra ser compensado, dado que el PIB de los Estados Unidos es el doble que el japons y mas de cuatro veces el alemn y que la actividad econmica tambin se haba debilitado en el resto de la CEE. En este contexto, la crisis del Golfo supona un factor negativo adicional. Aunque sus efectos, en teora, deberan ser menores que los de las dos crisis energticas precedentes, el alza del precio del petrleo debera contribuir a debilitar la actividad econmica, de la misma forma que su reduccin haba permitido antes la prolongacin del auge. Las expectativas eran, pues, bastante pesimistas y as se reflejaba en las previsiones de todos los organismos internacionales, la mayora de las cuales daban por descontada la recesin, de una manera u otra. Sin embargo, la forma en que se ha resuelto la crisis del Golfo Prsico parece haber cambiado el panorama. Ahora se espera que la recesin sea corta y poco profunda en base al aumento de la demanda que supondrn los gastos militares y la reconstruccin de Kuwait, a los efectos beneficiosos del descenso del precio del petrleo que traer consigo el fin de la guerra, y al cambio de expectativas de los empresarios y consumidores de los pases industriales. Nada de esto parece ajustado a la realidad. a) Los gastos de armamento Para muchos analistas, la experiencia histrica sugiere que las guerras siempre han sido beneficiosas para la marcha de la economa. Despus del primer ao de la Segunda Guerra Mundial, el PIB americano creci el 18%; al principio de la guerra de Corea, el crecimiento se dispar desde cero, en

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1949, hasta el 8,5% en 1950, y la guerra de Vietnam hizo que se pasara de niveles de crecimiento inferiores al 3%, durante los primeros aos sesenta, a casi el 6% en 1965 y 1966. Ahora, los gastos gubernamentales en suministros militares y en armamento impulsaran la demanda mundial, lo que generara nuevos puestos de trabajo haciendo que el consumo aumentara. Habra un efecto indirecto mediante el comportamiento de los consumidores, y no haba razn para pensar que en esta guerra fueran mas austeros que en las anteriores. Los gastos realizados hasta ahora no han contribuido a invertir el ciclo. El coste de la guerra es muy elevado para el presupuesto americano, dado su enorme dficit fiscal, pero insignificante si se le compara con el PIB, se ha recurrido al enorme inventario de material pesado disponible, pero no ha inducido ninguna produccin nueva, y la mayora de los gastos se han destinado a alimentos, combustibles y otros productos que contribuyen poco a activar la deprimida economa americana y que, sobre todo, se realizan fuera de sus fronteras. Acabado el conflicto, la guerra incidira negativamente sobre el auge de la industria de armamentos, edificada sobre las bases de la guerra fra. En efecto, los recortes presupuestarios para proyectos nuevos seran mayores, porque los presupuestos de armamento se han utilizado en la guerra, sobre una situacin en la que los fondos ya se venan recortando como consecuencia del dficit fiscal. Las ventas de material militar a los pases de la zona no podr compensar este hecho porque sobre ellos ha recado una parte importante de la financiacin del conflicto. b) El gran negocio de la reconstruccin La polmica sobre el papel de los gastos de armamento ha dado paso a un nuevo espejismo: el gran negocio de la reconstruccin de lo que Sadam Hussein y los B-52 han destruido. Hay que reflotar la industria petrolfera, realizar grandes obras pblicas (reconstruir las centrales elctricas, carreteras, suministros de agua, edificios, etc), reponer el stock automovilstico y de vehculos industriales, reconstruir las telecomunicaciones, etc. Y las cifras se han disparado. Kuwait es un pas rico, porque tiene petrleo, pero pequeo, porque no llega a dos millones de habitantes: su Producto Nacional Bruto antes de la guerra era el 0,6 por 100 del de Estados Unidos. Aunque en el futuro produjera dos millones de barriles de petrleo diarios, lo que sera una cuota muy elevada, y el precio fuera de 20 dlares por barril, sus ingresos por exportaciones no sobrepasarian los 15.000 millones de dlares al ao (en 1988 fueron 7.160). A los tipos de inters actuales, necesitara hipotecar las exportaciones de 20 aos para obtener un crdito hoy con el que pagar una factura de 100.000 millones de dlares. Tal factura sera enorme para Kuwait, pero solo supondra el 1,5 por 100 del producto nacional bruto de Estados Unidos e Inglaterra, los supuestos pases beneficiarios. Pero la realidad es mas cruda. "The Wall Street Journal" evala la reconstruccin en 60.000 millones de dlares y no en un ao, sino en cinco. Esta es una cifra mas razonable, pero supone solo un 0,2 por ciento del PNB americano e ingls al ao. Sin duda, muchas empresas se beneficiarn del pastel, pero el botn, en trminos macroeconmicos, es muy insuficiente para superar la recesin. En el caso de Irak, los problemas son diferentes. El importe de la reconstruccin se estima en 200.000 millones de dlares, lo que es una cifra razonable si se tiene en cuenta que se gast 160.000 en infraestructura durante la dcada pasada. Pero es una economa altamente endeudada (la deuda exterior se estima en 90.000 millones) que, adems, ha perdido la guerra. No podr pagar la reconstruccin. c) El precio del petrleo Durante los meses de bloqueo econmico, las expectativas de un petrleo caro fueron dominantes pero, desde el inicio de la guerra, el precio ha descendido y hoy se encuentra en torno a los 18 dlares, a pesar del bombardeo de refineras, la voladura de centenares de pozos kuwaities y las dificultades de aprovisionamiento que han debido existir a causa de la guerra. La desestabilizacin de los mercados petrolferos hubiera sido un factor enormemente negativo para el xito de la aventura militar que poda ser evitado. En enero, los depsitos de almacenamiento de petrleo de los pases industrializados se elevaban a 3.500 millones de barriles (equivalente a 96 das de consumo), lo que significaba que las reservas de crudo eran las mayores de los ltimos diez aos. Esto se haba conseguido reduciendo la demanda, pero tambin aumentando la produccin de la OPEP para compensar las consecuencias del boicot a Irak y Kuwait. No exista, pues, un dficit de oferta como se haba previsto. Adems, el precio baj en la primera semana de guerra porque los pases industriales, previendo una explosin de pnico,

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llegaron a utilizar sus reservas de petrleo de emergencia (Bush autoriz vender 1,1 millones de barriles diarios de los 585 de sus reservas estratgicas) y, tambin, porque las compaas petrolferas contribuyeron decisivamente al mantenimiento de los precios. Gigantes petrolferos, como Chevron, Mobil y Shell se comprometieron, por ejemplo, a congelar el precio de la gasolina en sus estaciones de servicio. Los mecanismos que han permitido la reduccin del precio deben considerarse excepcionales, de modo que no pueden extrapolarse una vez que la guerra ha acabado. Cuales son las perspectivas?. De los 1.200 pozos de Kuwait, que en condiciones normales producen 1,8 millones barriles diarios, estn en llamas los 365 de mayor produccin y, adems, su industria petrolfera ha sido destruida. Betchel Grup Inc. es la compaa encargada de la extincin de los pozos incendiados y de la reconstruccin de la industria petrolfera, pero las dificultades son grandes. Hay que limpiar la zona de minas, lo que puede retrasar el trabajo semanas e incluso meses, cuando llegue el verano, las temperaturas sern de 50C, etc. En conclusin, los expertos estiman que puede tardarse entre 5 y 6 aos en una tarea que no tiene precedentes. En Irak, la situacin no es mejor, con la dificultad adicional de que la reconstruccin no se podr iniciar hasta que no se haya producido una estabilizacin poltica, lo que no parece fcil. A medio, el precio del petrleo depende del resto de la OPEP y, en ella, Arabia Saud ocupa un lugar clave pues su produccin representa el 35%. No est interesada en reducir su produccin, pero tampoco en que se produzca un hundimiento del precio. Adems, Estados Unidos ve con inters el mantenimiento de un precio relativamente alto. Bush y Baker provienen de la industria petrolfera americana y el plan energtico que han presentado recientemente incluye relanzar la produccin interna de crudo para reducir la dependencia del exterior (en la actualidad, las importaciones de petrleo suponen el 50% del consumo), lo que, segn algunos expertos, exige un precio no inferior a los 20 dlares. Tal precio no tendra efectos negativos sobre la marcha del ciclo, pero tampoco positivos. Hay que recordar que la recesin pareca clara antes de la crisis del Golfo y que, ese momento, el precio era de 14 dlares. d) El papel de las expectativas Para algunos analistas, una gran parte de la gravedad que la recesin estaba adquiriendo en la economa americana se debera al deterioro de las expectativas. La confianza de los consumidores se habra hundido, lo que es muy importante, pues sus gastos representan las dos terceras partes de la economa americana, y con la de los inversores habra ocurrido otro tanto. Algunos datos apuntan a que una parte de ello es cierto: las empresas de corretaje teman una cada de la bolsa como la de octubre de 1987 y las bolsas de Nueva York y Londres consideraron la posibilidad de cerrar temporalmente, como hicieron al principio de la Primera Guerra Mundial y al final de la Segunda. La forma en que se ha saldado el conflicto y, en particular, las perspectivas de un petrleo barato, habran contribuido decisivamente a mejorarlas. Es cierto que las expectativas han mejorado considerablemente, sobre todo si se las compara con las que existan durante los meses de bloqueo, pero sus efectos no pueden ser sobrevalorados. La economa americana estaba entrando en una recesin antes de que las mencionadas expectativas empeoraran, sus causas eran de ndole real y la oleada de orgullo y el fin del "sndrome del Vietnam" no sern suficientes para reactivar una economa atenazada por muchos problemas anteriores a la crisis del Golfo que difcilmente pueden mejorar con las expectativas: la crisis inmobiliaria, la de la banca, la situacin de exceso de capacidad en muchos sectores industriales, la deficiente competitividad americana, etc. La recesin no ser tan grave como lo hubiera sido con un conflicto largo, pero el cambio de las expectativas no puede alterar la marcha del ciclo hasta el punto de convertirla en una recuperacin. En todo caso, puede ser una recuperacin que todava parezca una recesin. Por lo que respecta al resto del mundo occidental, los efectos del cambio de expectativas tiene que ser menos significativos. Por un lado, salvo quizs Inglaterra y en muy pequea proporcin Francia, los pases de la CEE no se tienen que ver beneficiados por las consecuencias del fin de la guerra, por otro, las expectativas han podido empeorar, en parte, como consecuencia del cariz que est teniendo la unificacin alemana (aumento del paro, cierre masivo de empresas en la antigua Alemania del Este, aumento de la presin fiscal para financiar la unificacin, reduccin de los ritmos de crecimiento, etc) y, en parte, por el retroceso poltico de la idea de construccin europea que se ha producido como consecuencia de la contradictoria poltica que han mantenido los 12 a lo largo del conflicto y el escaso papel que ha tenido en l. Muchos de los problemas que aparecan en la comunidad se solucionaban porque haba una voluntad poltica de acelerar la integracin y ahora, esta voluntad se ha deteriorado. Hay quien ha dicho que la integracin europea ha retrocedido en diez aos y todo parece indicar que es verdad.

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Por lo que respecta a los pases del Este, las perspectivas son hoy peores. En la URSS, las posibilidades de que el mercado capitalista avance son cada vez mas lejanas, las reformas parecen estancarse y ya no cuentan con el consenso social que tenan y los problemas polticos se multiplican. En estas condiciones, no cabe esperar que, a corto plazo, sea un mercado que favorezca la expansin de occidente, como en algn momento se haba pensado. En los dems pases del Este, la situacin es diferente, pero todos ellos estn sumidos en una mala situacin econmica, el paro aumenta y el nivel de vida se deteriora. Poco puede hacer la RFA agobiada por los problemas que est representando la integracin. Los factores reales que se sealan como motores de una recuperacin no tienen, pues, la entidad suficiente para invertir el cambio del ciclo expansivo que se estaba produciendo antes del conflicto. Los gastos de armamentos no sern el nuevo "man" que venga a empujar la demanda mundial, la reconstruccin de Kuwait es muy poco significativa en trminos del PIB de los pases presuntamente beneficiarios y el precio del petrleo no jugar un papel tan negativo como el que primitivamente se haba previsto, pero todo hace pensar que seguir por encima del nivel que tena antes del conflicto. La recesin puede no ser tan grave como lo hubiera sido con las previsiones superiores a 27 dlares el barril que hicieron los organismos internacionales, pero hay que recordar que, por lo que respecta a la economa americana, dicha recesin pareca clara antes del 2 de agosto. As, desde el punto de vista real, la situacin actual puede caracterizarse por un cambio cclico que hay que situar en el contexto de la fase recesiva de la onda larga. En cuanto cambio cclico, sus causas son coyunturales: situacin de sobreproduccin que impide que la acumulacin siga creciendo, debilitamiento de la actividad econmica, etc. Pero en cuanto perodo que hay que situar en la dinmica de la onda larga, los problemas son mas profundos: se derivan del descenso estructural de la tasa de beneficio y, por tanto, de una determinada correlacin entre las clases sociales fundamentales, tanto en el interior de cada pas, como en el plano internacional. 11.5. EL DINERO NO DA LA FELICIDAD

El funcionamiento de la economa occidental depende de la solidez del sistema monetario internacional, solidez que est ligada a la existencia de una potencia hegemnica que garantice una moneda estable que pueda ser utilizada como base para las transacciones internacionales. Durante la fase de prosperidad, el capitalismo tardo se rigi por un sistema de tipos de cambio fijos en el que el dlar, la moneda de la potencia hegemnica, era junto al oro la moneda de reserva internacional. Pero este mundo se acab hace ya dos dcadas. El persistente dficit de la balanza de pagos americana inyect tal cantidad de dlares en el mundo que fue imposible mantener la estabilidad del sistema. Una parte de las causas hay que buscarlas en el papel que jugaron los Estados Unidos en el mundo durante este perodo. Los gastos militares y las inversiones americanas en el exterior han sido una fuente continua de oferta de dlares. Pero las mas importantes tiene su raz en la perdida de competitividad de la economa americana que se ha tratado en el Captulo 10. Desde hace dos dcadas, el sistema est en crisis y ninguna de las soluciones que se han buscado ha servido para solucionarla. Por el contrario, los desequilibrios entre las balanzas de pagos de los pases industriales y entre las de estos y las de los pases del tercer mundo se han agudizado. El dficit de la balanza de pagos americana es solo una parte de los desequilibrios econmicos internacionales, pues la otra cara de la moneda son los supervit en las balanzas de pagos de Alemania y Japn y el aumento de los desequilibrios internos en la CEE. En efecto, ha crecido el supervit alemn y de los pases ligados a esta economa (Blgica y Holanda) y han aumentado los dficit del resto, algunos como el de Inglaterra (que tiene que ver con su declive industrial) y el del estado espaol (que se debe en gran parte a la naturaleza del proceso de integracin que se ha producido), con gran intensidad. Por lo que respecta al tercer mundo, los dficit de su balanza de pagos y su endeudamiento han crecido tambin considerablemente. Existe, como consecuencia, una tendencia a la depreciacin del dlar y a la apreciacin del marco y del yen, que introduce una fuerte inestabilidad en el sistema monetario internacional. Esta inestabilidad provoca una serie de movimientos especulativos de capital, buscando una rentabilidad en las variaciones del tipo de cambio, que contribuyen a agravarla y dificultan el normal desarrollo del comercio mundial. A ellos se ha unido las incertidumbres provocadas por la reunificacin de Alemania, las consecuencias de la guerra del Golfo y la llegada de la recesin. Ninguno de estos desequilibrios tiene que mejorar como consecuencia de la forma en que se ha resuelto la crisis del Golfo. Antes al contrario,

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algunos de ellos pueden verse agudizados. La nueva recesin debe abordarse con un sistema monetario internacional mucho mas inestable que el que exista en las dos anteriores. La solucin est tambin mas lejana. Pero la crisis del sistema monetario internacional no es el nico factor de inestabilidad financiera. Durante la fase de prosperidad de la onda larga del capitalismo tardo, la inflacin permanente ha sido la situacin normal. Ya se ha visto cuales fueron su gnesis y sus causas: el crecimiento de la deuda, pblica y privada, que ha llevado a una expansin monetaria sin precedentes en la historia del capitalismo. Durante la fase recesiva, pero particularmente durante la ltima recuperacin cclica, la expansin del crdito y de la deuda ha sido enorme, hasta el punto de que puede decirse sin ninguna exageracin que la economa mundial est sentada sobre un barril de plvora. Por lo que respecta a la economa americana, dicha inestabilidad es manifiesta. En primer lugar, el dficit fiscal es asombrosamente elevado. Ronald Reagan gan las elecciones hace diez aos prometiendo rebajar los impuestos, aumentar los gastos de defensa y equilibrar el presupuesto, todo a la vez. Supona la cuadratura del crculo y, en consecuencia, no lo consigui. El resultado fue un crecimiento acelerado de dicho dficit y para financiarlo se puso en marcha una poltica de tipos de inters altos con el objetivo de atraer capitales de Europa y Japn. Esta poltica introdujo una fuerte inestabilidad en los mercados monetarios y financieros mundiales, supuso una presin para la apreciacin del dlar, a pesar del dficit por cuenta corriente, e hizo que dichos capitales se dirijan a inversiones especulativas, a expensas de las productivas, perjudicando, por tanto, el aumento de la productividad y sumergiendo a la economa americana en un circulo vicioso. Los intentos que se han hecho desde entonces para reducirlo han fracasado y la guerra del Golfo ha agravado an mas el problema. La ley Gramm Rudman-Hollings prevea una reduccin progresiva del dficit, hasta colocarle en 64.000 millones de dlares en el ao fiscal de 1991. La realidad es muy otra. En 1990 ascendi a 220.000 millones, lo que era una cifra muy lejana al objetivo marcado por dicha ley. Se lleg a un acuerdo para aplazar el ajuste cinco aos mas pero, por el momento, las cosas van en direccin contraria. En efecto, se estima que en 1991 el dficit sea de 318.000 millones y para 1992 se estn haciendo clculos de 281.000. En consecuencia, un problema muy grave, que introduce una gran inestabilidad en la economa mundial y que est an muy lejos de ser resuelto. En segundo lugar, el sistema financiero americano est tambin en crisis. La cada de las cajas de ahorro se inici en 1980, cuando el Congreso les permiti aumentar el tipo de inters hasta el 13%. Esto gener una avalancha de nuevos clientes lo que exigi que se autorizara la ampliacin del negocio, convirtindolas en agencias de crdito. Las malversaciones y la mala gestin les introdujeron en una crisis que ahora exige una inyeccin de 80.000 millones de dlares si se quiere evitar que arrasen la economa americana. Ahora se han unido al carro los bancos comerciales. Durante la poca Reagan, se lanzaron a negocios fciles y concedieron crditos a todos lo que quisieran ampliar sus negocios o sus patrimonios inmobiliarios pensando que la expansin econmica sera eterna. Como consecuencia, entre 1980 y 1989, el volumen de los crditos inmobiliarios y de las hipotecas se triplic, los prestamos para inversiones especulativas tambin aumentaron, etc. Pero las multinacionales y las empresas estadounidenses que hace 10 aos eran solventes hoy ya no lo son tanto. La crisis inmobiliaria actual, el fin de los grandes negocios especulativos y las perspectivas de una recesin hacen que muchos de esos crditos sean incobrables y ni los grandes bancos han escapado de la sospecha. El Citicorp, el gran gigante bancario americano, ya ha anunciado 2.000 despidos, el Chase Manhattan 5.000 y el Chemical, el Manufacturers Hanover, el Bank of New England tambin corren peligro. La crisis es de tal envergadura que Merril Lynch, la gran agencia financiera de Nueva York, aconseja a sus clientes que vendan todas las acciones de los bancos que posean porque "las cifras de endeudamiento bancario en Estados Unidos en estos momentos ponen los pelos de punta". Los problemas de la economa americana no son mas que una parte, aunque importante, de la inestabilidad monetaria y financiera que se ha ido instalando en los mercados mundiales durante la ltima recuperacin coyuntural. En 1987, 109 pases deban 1.190.000 millones de dlares, una cifra menor que la deuda americana, pero considerable, porque una gran parte no se podr pagar. La deuda del tercer mundo se ha convertido en un mecanismo de expoliacin abierto por parte de los pases industriales: en el perodo que va entre 1982 y 1987, el tercer mundo devolvi 85.000 millones de dlares mas que los que recibi. Esto tiene graves repercusiones para estos pases: el servicio de la deuda de Amrica Latina supone entre el 5,5% y el 6% del PIB y entre el 30% y el 50% de las exportaciones, lo supone el hambre masiva y la desarticulacin econmica y social completas. Recurdese que las indemnizaciones alemanas en el perodo 1921 a 1931, que supusieron porcentajes menores (3,5% del PIB y 15% de las exportaciones) tuvieron unas repercusiones gravsimas.

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La deuda del tercer mundo es una fuente adicional de inestabilidad. No se podr cobrar y las medidas que se han tomado (provisiones para posibles prdidas por parte de los bancos acreedores, mercado secundario de la deuda en la que se puede comprar por debajo de su valor, condonaciones, etc) son todava muy insuficientes para la magnitud que ha adquirido el problema y, sobre todo, gran parte del mal ya est hecho: pases enteros, como Per, estn sumidos en la pobreza mas absoluta, inflaciones astronmicas, como la Argentina, han descompuesto completamente la economa, etc. Una situacin que costar mucho levantar. La forma en que se ha resuelto la crisis del Golfo Prsico no parece que vaya a disminuir esta inestabilidad monetaria y financiera. Existe una enorme "economa de papel", alimentada por la persistencia de los dficit pblicos y por los mecanismos de innovacin financiera, que no se corresponde con la situacin real del capitalismo. Masas elevadas de capitales especulativos se mueven de una lado para otro buscando en inversiones financieras una rentabilidad que no encuentran en el sector real a causa de la cada de la tasa de beneficio. Esto exige la destruccin de los capitales ficticios, es decir, la eliminacin de una parte de la economa de papel mediante la anulacin de deudas por bancarrota. Pero mientras esto se produce, la bola de nieve sigue creciendo. Las polticas monetarias rigurosas, para luchar contra una inflacin que se resiste a disminuir, y los altos tipos de inters ha creado una alta inestabilidad en los mercados monetarios y de capitales. Unaselo las consecuencias que puede tener la crisis bancaria americana para que no se pueda descartar que una crisis financiera pueda unirse a la real. 5.6 EL DESORDEN DEL NUEVO ORDEN

Como se dijo en su momento y se ha repetido ahora, las ondas largas son fenmenos histricos que no se pueden circunscribir a las variables econmicas. Cada una de ellas ha tenido unas caractersticas propias, una potencia hegemnica, un determinado "orden internacional", etc. De cada una de ellas se ha salida de la fase recesiva de una forma diferente, por lo que las analogas histricas para entender la crisis actual estn de mas. Durante la fase de expansin del capitalismo tardo y durante la fase recesiva, hasta hace bien poco, las relaciones internacionales haba que enmarcarlas dentro del "statu quo" que fue diseado en Yalta, despus de la Segunda Guerra Mundial. Este marco se ha roto, primero a causa de la crisis de los pases del Este y ahora con el "nuevo orden internacional" buscado por los Estados Unidos. No es este el lugar adecuado para tratar dichos problemas ni las pginas finales del presente libro el sitio mas idneo para hacerlo. Pero, al menos, desde el punto de vista econmico, la situacin internacional que se abre no se caracteriza por la estabilidad. El mundo unipolar, que muchos parecen entrever, en el que los Estados Unidos seran el gendarme de un orden capitalista mundial, no es algo tan sencillo de construir a pesar de las apariencias. Por un lado, los factores que originaron la crisis econmica han evolucionado, pero no hasta el punto de haberse creado las condiciones para una fase expansiva de larga duracin. El capitalismo se ha reestructurado y la clase obrera de los pases industriales ha retrocedido, pero no ha sido suficiente. La tasa de beneficio es mas elevada que la que exista en los primeros aos de la crisis econmica, pero su recuperacin no es capaz todava de generar un proceso de acumulacin masivo. La economa occidental contina, pues, sumergida en la crisis econmica y, en este contexto, una eventual recuperacin coyuntural sera contradictoria, en la medida en que los problemas de fondo continan vigentes. Por otro lado, el momento coyuntural no parece el mejor. La expansin registrada desde 1983 haba llegado a su fin antes de la crisis del Golfo, de forma que una nueva recesin apuntaba por el horizonte. La forma en que se ha resuelto el conflicto har que no sea tan grave como se previ en los peores momentos del bloqueo a Irak, pero no hay ningn elemento con la suficiente envargadura que pueda detener a las fuerzas internas de la economa occidental que estaban invirtiendo el sentido del ciclo. Como ha dicho un financiero americano, si no hay recesin, puede ser una recuperacin que se parezca a una recesin. La debilidad de la actividad econmica no ser el nico factor negativo que deba afrontar el nuevo orden internacional. El "gendarme del mundo" debe hacer frente a graves problemas en su propia casa: su prdida de competitividad, el elevado dficit de la balanza de pagos, el creciente dficit presupuestario, la crisis bancaria, etc. Ninguno de estos problemas tiene una solucin fcil. La integracin europea ha retrocedido, por un lado, como consecuencia de la unificacin alemana, por otro, por el fcil y escaso papel poltico que han jugado los doce durante la crisis del Golfo. Las perspectivas de una extensin de la economa de mercado a la URSS y el resto de pases del Este son hoy mas lejanas que hace un ao, porque la crisis es mas aguda y las medidas reformistas estn perdiendo credibilidad.

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Finalmente, la economa mundial est atravesada por una enorme inestabilidad: del sistema monetario internacional, de los mercados de capitales, etc. Es dudoso que, desde el punto de vista poltico, el llamado nuevo orden internacional pueda instalarse sin conflictos. Pero, desde el punto de vista econmico, cuenta con una gran inestabilidad. 10.8. Cualquier tiempo pasado no es mejor El declive de la economa americana discurri paralelamente al desarrollo de Europa occidental como una potencia econmica. La intensa expansin econmica de la posguerra mundial puso rpidamente de manifiesto los lmites que la existencia de estados nacionales impona al desarrollo capitalista. La estrechez de los mercados internos de cada pas impeda la produccin a gran escala para competir con Estados Unidos y Japn, al tiempo que las inversiones necesarias para hacer frente a tal competencia y atender a unos mercados ampliados requeran de unos desembolsos de capital e implicaban unos riesgos que escapaban a las posibilidades de los pases aislados. El capitalismo europeo necesitaba construir un rea comercial extensa y unificada, derribando las barreras aduaneras entre los pases miembros, fomentando la concentracin y la libre circulacin de capitales y garantizndolos la rentabilidad a travs de preservarlos mercados mas amplios y con ventajas respecto a la competencia de las otras potencias econmicas. Como consecuencia, en 1957, se firm el Tratado de Roma con el que se constitua la Comunidad Econmica Europea. La CE era fundamentalmente una unin aduanera, esto es, una zona en la que las mercancas pueden moverse libremente porque se han eliminado todos los derechos arancelarios y todas las limitaciones al comercio entre los pases miembros y se ha puesto en pie un arancel comn frente a terceros pases. Pero todava no era un mercado nico como los que existen en el interior de cada pas. En primer lugar, las mercancas podan circular libremente sin pagar derechos arancelarios y sin limitaciones de ningn tipo, pero seguan teniendo la nacionalidad del pas del que procedan. Un automvil producido en Alemania, por ejemplo, se diferenciaba de otro producido en Francia en que ambos haban sido fabricados bajo legislaciones fiscales, industriales, laborales, sociales, medioambientales, etc diferentes y, en general, bajo condiciones econmicas distintas. En segundo lugar, no exista un verdadero mercado nico para los servicios, especialmente los financieros, que, en general, dependan de las reglamentaciones especficas de cada pas. En tercer lugar, las fronteras nacionales seguan existiendo para la fuerza de trabajo, que no poda desplazarse libremente de un pas a otro. En cuarto lugar, persistan las limitaciones para los movimientos internacionales de capital. Finalmente, no exista una moneda nica, sino que cada pas tena la suya. En general, nada de esto ocurre en el mercado interno de cada pas, en el que no existe ninguna discriminacin que dependa de la zona geogrfica en la que se realice la produccin, se preste el servicio, o se resida y todas las transacciones se realizan con la misma moneda. El salto cualitativo en la construccin del mercado nico europeo se dio en 1985 con la firma del Acta Unica. Desde el punto de vista econmico, se trataba de construir un mercado interior comn mediante la supresin de todas las barreras fsicas, tcnicas, fiscales o legales que podan dificultar la libre circulacin de mercancas, servicios, capitales y fuerza de trabajo por Europa. En teora, esto implicaba la homogeneizacin de todas aquellas cuestiones que determinan la actividad econmica: sistema fiscal, legislacin laboral, proteccin social, reglamentaciones industriales, etc. En la prctica, el Acta Unica dio lugar a mas de 300 directrices dirigidas abrumadoramente a la construccin del mercado nico, pero en los temas fundamentales que podan determinarlo, como las cuestiones fiscales, laborales o sociales, la homogeneizacin no se ha conseguido plenamente. A pesar de ello, el Acta Unica supuso un cambio cualitativo en la integracin europea al profundizar la apertura exterior de todas las economas de la CE, superndose la mera inexistencia de derechos arancelarios. Pero quedaba el problema de avanzar en la implantacin de la moneda nica, algo fundamental para el proyecto de integracin europea, porque la crisis del sistema monetario internacional y la consiguiente inestabilidad en las cotizaciones de las monedas perturbaba considerablemente el funcionamiento del mercado nico. Este paso se ha intentado dar con la creacin de la Unin Econmica y Monetaria, pieza central de los acuerdos de Maastricht. El objetivo es convertir al ECU en una moneda nica para toda la comunidad y al Banco Central Europeo, que la emitir, en la mxima autoridad monetaria de la misma. Para ello se fijan las condiciones que deben cumplir los estados miembros y unas fases, al final de las cuales, los estados que las satisfagan, entrarn a formar parte del ncleo de pases que contarn con un mercado y una moneda nicos. De realizarse finalmente, la Unin Econmica y Monetaria no supondr una verdadera integracin econmica y social de Europa, sino la implantacin de unas reglas similares a las que existan en la poca del patrn oro en el conjunto de los pases del continente que la formen. En efecto, el objetivo de la UEM es construir un mercado sin trabas de ningn tipo que funciona con la mnima intervencin del Estado y

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con una moneda nica (el oro antes, el ECU ahora) cuya emisin est condicionada al objetivo de la estabilidad de precios. En primer lugar, no se trata de una verdadera integracin econmica y social, sino de la creacin de un mercado en el que el capital se pueda desenvolver libremente, como ocurra en la poca del capitalismo liberal del siglo XIX. En la Europa de la UEM, existir un mercado nico en el que no habr obstculos a la circulacin de mercancas, capitales, mano de obra y servicios, pero el mercado no ser similar a los que existen ahora en el interior de cada pas. La actividad econmica no estar sometida sustancialmente a los mismos impuestos, cargas sociales y normas legales, sino que depender del pas en el que se desarrolle la actividad. La integracin social ser muy reducida, pues no existir la misma reglamentacin laboral, el mismo seguro de paro, la misma seguridad social, los mismos derechos a la educacin o a la sanidad, etc. Y habr diferencias sociales muy acusadas entre los pases miembros: desiguales niveles de renta y riqueza, de proteccin social, de dotaciones de infraestructuras, de niveles salariales, etc. En segundo lugar, el mercado funcionar con la mnima intervencin del Estado, como ocurra tambin en el siglo XIX. El estado nacional actual intervine en la economa en un porcentaje que ronda el 50% del PIB, desempea un papel redistributivo fundamental (recauda sus ingresos en todas las regiones y se los gasta discrecionalmente, no dependiendo los gastos de una regin de los ingresos que obtiene en la misma), facilita similares prestaciones sociales a todas las regiones, dirige las inversiones pblicas o incentiva las privadas con criterios que tambin son geogrficos, etc. A escala de la comunidad, la intervencin para corregir los efectos negativos del mercado ser mnima, pues el presupuesto comunitario supone una parte muy reducida del PIB conjunto de la comunidad y no existe ningn mecanismo redistributivo a nivel europeo que tenga cierta entidad, pues los ingresos pblicos de cada pas se gastarn en el interior del mismo y los Fondos de Cohesin son muy reducidos. Y los gobiernos de cada pas habrn perdido una gran parte de su soberana para actuar sobre la economa: no pueden emitir moneda, no pueden incurrir en dficits presupuestarios, no tienen autonoma para las polticas monetaria y fiscal, etc. Finalmente, la actividad econmica estar regida por una nueva reliquia brbara, solo que ahora ya no ser el oro, sino el ECU. Los mercados nacionales actuales cuentan con una moneda nica cuya emisin depende en gran medida de las decisiones polticas del gobierno, aunque no es independiente de la actividad econmica. El Estado desempea, pues, un papel corrector del mercado, evitando que provoque mayores desigualdades sociales, y maneja la moneda nica dirigiendo la poltica econmica por los derroteros que se consideren mas convenientes. El Banco Central Europeo emitir el ECU con independencia tanto de las decisiones de un gobierno europeo, que no existe, como, sobre todo, de las desigualdades que se puedan producir entre los pases miembros, pues su objetivo fundamental es la estabilidad de precios. Como en el patrn oro, los mecanismos de ajuste de las balanzas de pagos se producirn a travs de sus repercusiones en la actividad econmica interna de cada pas y, como ocurriera con aquel, las desigualdades que produce el mercado tendrn efectos acumulativos. Los pases menos competitivos tendrn un dficit en su balanza de pagos y la consecuencia ser una disminucin de los ECUs en circulacin, porque habrn pagado mas por sus importaciones que lo que han cobrado por sus exportaciones. Como ocurriera con el patrn oro, el Estado no podr compensar esta disminucin en la circulacin de dinero, porque no tiene capacidad para emitir moneda, y el resultado ser una recesin. El empobrecimiento del pas llevar a menores ingresos del estado, lo que le obligar a reducir sus gastos, agravando la situacin. En los pases mas competitivos de la Comunidad ocurrir exactamente lo contrario, con lo que el capital, la renta y la riqueza tendern a desplazarse desde las regiones pobres, con menor capacidad adquisitiva, a las ricas, agravndose las diferencias sociales y salariales. La Unin Econmica y Monetaria podra ser un factor que paliara la crisis del sistema monetario internacional. Hoy no es posible que el marco o el yen sustituyan al dolar, dado el tamao de las economas alemana y japonesa, pero la CEE en su conjunto, por volumen de comercio exterior y de capitales, ocupara una posicin predominante, por lo que el ECU podra constituirse en un nuevo soporte monetario del comercio mundial, beneficiarse de las ventajas de ser una moneda de reserva y remediar (parcialmente, porque las contradicciones con el yen y el dolar continuarn determinando fluctuaciones de los cambios) la inestabilidad monetaria crnica. El problema radica en que el ECU no es una moneda en el sentido real de la palabra. Para que exista de verdad no basta con crearla sobre el papel, sino que precisa de un banco nico que la emita, de una economa financiera y real nica que la sostenga y, en la prctica, de un Estado y un gobierno real que la respalde, algo que Europa est muy lejos de conseguir.

10.9. Y no hay que confundir los deseos con la realidad

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La Unin Econmica y Monetaria era un objetivo que se situaba en el horizonte pero, mientras se lograba ponerla en pie, la CE deba hacer frente a las repercusiones negativas de la crisis del sistema monetario internacional. Los profundos desequilibrios existentes en las balanzas de pagos de los principales pases industriales (dficit de Estados Unidos, supervit de Alemania y Japn) y los movimientos especulativos de capital han hecho que la inestabilidad en la cotizacin de las monedas haya sido la nota dominante. Para la CE, tal inestabilidad perturbaba el funcionamiento del mercado comn y chocaba con los objetivos econmicos ltimos que persegua la construccin europea: el establecimiento de un mercado nico con una moneda tambin nica. La solucin adoptada fue la creacin del Sistema Monetario Europeo, que entr en vigor en 1979 con el propsito de restablecer la estabilidad cambiaria que se haba perdido. El SME es un sistema de tipos de cambio fijos, para los pases de la Comunidad que se han adherido a l, similar en muchos de sus aspectos al patrn dolar que rigi en los 25 aos posteriores a la segunda guerra mundial pero, en este caso, la moneda central del sistema no es el oro o el dolar, sino el ECU, una unidad de cuenta arbitraria. El funcionamiento del sistema es el siguiente: Para construir un sistema de tipos de cambio fijos, se necesita una moneda que funcione como reserva, que todas las dems fijen su paridad con respecto a ella y que las autoridades monetarias de cada pas se comprometan a mantener dicha paridad comprando o vendiendo la moneda de reserva cuando sea necesario. El problema es que el ECU, que es la moneda que debe desempear ese papel central, no existe (no hay ningn Banco Central Europeo que emita ECUs) y por lo tanto hay que inventarlo. Para ello: a) Se define el ECU como una cesta de todas las monedas del sistema y cada una de ellas entra en la cesta en una cantidad que depende del PIB del pas correspondiente, del comercio comunitario, etc. b) Los gobiernos de los pases miembros acuerdan la paridad de cada una de las monedas con respecto a todas las dems del sistema, obtenindose as un conjunto de tipos de cambio fijos entre todas ellas. c) Dado que se han acordado los tipos de cambio, el resultado es que la cesta, el ECU, tiene una valor fijo en trminos de cada moneda. El ECU aparece, de esta forma, como una moneda compuesta por todas las monedas europea. No se materializa en un billete de banco ni la emite ningn banco central, pero es una unidad de cuenta que tiene un valor (el valor de la cesta) en trminos de las monedas de cada pas. El valor de la cesta no es otra cosa que el nmero de unidades de cada moneda por un ECU, pero esto no es otra cosa que el tipo de cambio de cada moneda con respecto al ECU. Se ha conseguido as sustituir las paridades con respecto al dolar por las paridades con respecto al ECU. A partir de aqu, el procedimiento es el usual en cualquier sistema de tipos de cambio fijos. Se fija una banda alrededor de la paridad y los gobiernos se comprometen a mantener la cotizacin de sus monedas dentro de la banda, comprando o vendiendo divisas para que la cotizacin de sus monedas no sobrepase los lmites de fluctuacin. Hasta la crisis del SME en julio de 1993, dicha banda era del 2,25% en torno a la paridad central para todas las monedas, excepto para la lira y la peseta que es del 6%. En la actualidad, la banda se ha ampliado hasta el 15% alrededor del tipo de cambio central. La estabilidad del sistema era una condicin necesaria para avanzar en la creacin de una moneda nica para toda la Comunidad, lo que exiga una reduccin de los desequilibrios de las balanzas de pagos de los doce y una coordinacin de las polticas econmicas. Ninguna de las dos cosas se ha conseguido de forma suficiente y, por el contrario, se han desarrollado una serie de factores que han hecho que el SME sea altamente inestable. Por un lado, la estructura de paridades centrales del SME no facilita la correccin de los desequilibrios exteriores, sino que los dificulta. Las cotizaciones de las monedas estn hoy mucho mas determinadas por los movimientos de capital que por los desajustes en las balanzas de pagos (dficits de Inglaterra, Italia y Espaa, supervit de Alemania). Dichos movimientos de capital han evitado que las cotizaciones de las monedas se deslizasen hacia niveles mas acordes con las situaciones reales de las economas correspondientes, por lo que han contribuido a mantener una estructura de paridades en el seno del SME que no es adecuada para la correccin a largo plazo de dichos desequilibrios. Por otro, el SME depende cada vez mas del carcter estabilizador o desestabilizador de los movimientos de capital. Dada la hiperactividad de los mercados financieros, en un solo da se pueden mover decenas de miles de millones de dlares en contra de unas monedas y a favor de otras y no siempre actuando en la direccin que marcara una correccin de fondo de los desequilibrios. As, el mantenimiento de la estabilidad de las cotizaciones escapa del control de los gobiernos, que pueden hacer poco actuando sobre unos tipos de inters cuyo nivel ha de tomar como referencia siempre a los altos tipos de Alemania. El resultado ha sido que el SME no ha cumplido el objetivo de dar una estabilidad a los cambios. Desde su entrada en vigor, en 1979, el SME ha sufrido mltiples reajustes de paridades, dos monedas tan importantes como la libra y la lira le han abandonado, pasando a flotar libremente en el mercado, y al final ha terminado estallando. Porque el hecho de que las monedas puedan fluctuar en una banda del 30%,

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como ocurre en la actualidad, supone el reconocimiento de la imposibilidad de construir un sistema de tipos de cambio fijos. Desde hace dos dcadas, el sistema monetario internacional est en crisis y ninguna de las soluciones que se han buscado ha servido para solucionarla. Por el contrario, en los ltimos tiempos, dicha crisis se ha agudizado. Por un lado, han aumentado los desequilibrios entre las balanzas de pagos de los pases industriales y entre las de estos y las de los pases del Tercer Mundo. Por otro, los movimientos internacionales de capital, en una cuanta que no tiene precedentes en la historia del capitalismo, se han vuelto altamente desestabilizadores. En este contexto, el SME, que haba sido diseado como una pieza bsica del nuevo orden monetario internacional, ha sucumbido, arrastrando tras de s al proyecto de Unin Econmica y Monetaria que se trataba de poner en pe a partir de los acuerdos de Maastricht, porque una de sus piezas claves era la estabilidad en las cotizaciones de las monedas. Y es que no es recomendable confundir los deseos con la realidad. La economa de mercado funcionara mejor con un sistema de tipos de cambio fijos porque tal sistema elimina la incertidumbre sobre las cotizaciones de las monedas y facilita el clculo econmico capitalista. Pero requiere de unas condiciones objetivas que no se dan: una potencia hegemnica que garantice una moneda estable que pueda ser utilizada como base de las transacciones internacionales. Durante la fase de expansin del capitalismo tardo, Estados Unidos ejerci este papel, pero ya no puede seguir desempendolo y ninguna otra potencia puede sustituirle: Japn no tiene la suficiente envergadura econmica y Europa est atenazada por sus propias contradicciones internas. El resultado es que vivimos en un mundo multipolar, en el que ni siquiera se puede hablar de que existan tres bloques homogneos, porque dentro de cada uno de ellos, los intereses de los pases que los formas son muy diversos. En estas condiciones, a falta de una potencia que imponga su ley, la ley no puede ser otra que la del mercado, tambin para la cotizacin de las monedas. Por ello, la economa de mercado no funciona con un sistema de tipos de cambio flexibles por capricho de sus dirigentes o porque les falte voluntad poltica, sino porque no existen las condiciones objetivas para un sistema de tipos de cambio fijos.

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IV TIEMPO DE TRIBULACIONES (LA CRISIS DE LA ECONOMIA DE MERCADO) 11 SED DE MAL (LA POLITICA ECONOMICA NEOLIBERAL) Desde el principio de la crisis, las ideas keynesianas, que haban animado la poltica econmica de los gobiernos de los pases industriales durante el perodo de expansin posterior a la segunda guerra mundial, fueron perdiendo terreno en beneficio de las recetas neoclsicas, porque estas aparecan a los ojos de la clase dirigente como el mejor camino para hacer efectivos los objetivos de la poltica de austeridad. De la misma forma que las ideas neoclsicas le haban dado el cuerpo econmico al liberalismo del ltimo tercio del siglo XIX y el primero del XX, ahora, adaptadas a los nuevos tiempos, han vuelto a ser la base del neoliberalismo que impregna la poltica econmica de los gobiernos occidentales y de los organismos internacionales. 11.1. Como el ave Fnix, la economa neoclsica renace de sus cenizas Desde el principio de la dcada de los setenta, la economa de mercado se encuentra sumida en una crisis de larga duracin caracterizada por la reduccin acusada de los ritmos de crecimiento del PIB y de la acumulacin y el paralelo aumento de los niveles de desempleo. Los factores que han determinado este cambio de tendencia son mltiples, pero el mas importante de todos ellos y el que los resume es el descenso de la tasa de beneficio que se produjo entonces. Para restaurar el nivel de la tasa de beneficio que exista antes de la crisis, el capital adopt una estrategia: la poltica de austeridad. Como se ha visto en un captulo anterior, la tasa de beneficio es igual a la tasa de explotacin dividida por la composicin orgnica del capital mas uno, de modo que, para conseguir su objetivo, la poltica de austeridad debera actuar sobre el numerador y el denominador de dicha relacin. Por un lado, debera lograr el aumento de la tasa de explotacin mediante la reduccin del valor de la fuerza de trabajo (lo que se consigue disminuyendo los salarios reales, las prestaciones de la seguridad social, las pensiones, los gastos sociales del Estado, etc) y una mayor intensidad en la explotacin de los trabajadores para que crezca la productividad (lo que se logra con inversiones que sustituyan hombres y mujeres por mquinas, con un cambio en la organizacin del trabajo, etc). Por otro, debera favorecer la reduccin de la composicin orgnica del capital media de la economa, lo que implicaba que tal poltica debera permitir la desaparicin de las empresas menos competitivas, incentivar la reestructuracin del aparato productivo con cargo al empleo, etc. La consecucin de estos objetivos exiga el abandono de las ideas keynesianas que haban sido hegemnicas desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Siguiendo la terminologa convencional, el capital no se enfrentaba a una crisis de demanda, porque el cambio de tendencia de la economa de mercado no estaba originado por ninguna dificultad para que el capital pudiera vender sus mercancas y realizar la plusvala. Se trataba de una crisis de oferta, cuya causa era que se haban alterado las condiciones bajo las que se realiza la produccin y la acumulacin, de forma que la produccin no era rentable debido a que los costes salariales eran muy elevados. Marx la hubiera calificado como una crisis determinada por el hecho de que, en trminos relativos, la burguesa era demasiado dbil y los trabajadores demasiado fuertes, lo que se habra traducido en una distribucin de la renta favorable a los salarios y en un descenso de la tasa de beneficio. En tales condiciones, las medidas destinadas a estimular la actividad econmica por el lado de la demanda, caractersticas de la economa keynesiana, no abordaban la causa fundamental de la crisis que, como se ha sealado, no era otra que el descenso de la tasa de beneficio. El crecimiento del consumo o del gasto pblico, por ejemplo, no llevaran a que los empresarios aumentaran su produccin, porque el problema no era que la demanda fuera insuficiente, sino que los costes eran muy elevados. En tales condiciones, una mayor demanda solo provocara una elevacin de los precios. Por las mismas razones, la inversin no crecera ante el aumento de la demanda, porque sera muy difcil encontrar proyectos que

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fueran rentables. Si no aumenta la inversin no lo hara el empleo y, por el contrario, los empresarios se podan ver obligados a reducir sus plantillas para restaurar una rentabilidad que estaba comprimida por los altos costes. El resultado es que las polticas econmicas basadas en el impulso de la demanda no servan para remontar la crisis, porque no favoreceran la recuperacin de la tasa de beneficio y, por tanto, no tenan ningn efecto positivo sobre la produccin y la inversin. Por el contrario, seran inflacionistas y no evitaran el descenso del empleo y el aumento del paro, sino que lo agravaran, As pues, con la crisis econmica, el keynesianismo tambin haba entrado en crisis. Sin embargo, las ideas de la escuela neoclsica venan como anillo al dedo para instrumentar una poltica econmica mas acorde con los objetivos de la poltica de austeridad, porque tal escuela pone mas incapi en la oferta que en la demanda. Para la economa neoclsica, la oferta agregada de la economa viene condicionada por lo que ocurra en el mercado de trabajo. Si los trabajadores aceptan que sus salarios disminuyan cuando aumenta el paro, los empresarios respondern contratando a mas trabajadores, con lo que el paro desaparecer y la produccin ser la mxima posible. No habr ningn problema de demanda: la reduccin de los salarios har que las inversiones vuelvan a ser rentables, con lo que aumentarn, y el aumento del empleo generar una masa salarial suficiente como para que el consumo aumente. La consecuencia ser que, si el mercado de trabajo funciona correctamente, cualquier perturbacin que se produzca ser absorbida y no sern posibles las crisis. Pero si los trabajadores se obstinan en mantener sus salarios por encima del nivel que justifica el pleno empleo, aparecern problemas por el lado de la oferta que ninguna poltica de demanda podr solventar. Y esto es lo que ha ocurrido en la crisis econmica actual. En efecto, si la demanda de una mercanca cualquiera disminuye y los vendedores se empean en mantener su precio, el resultado inevitable ser que dicha mercanca se acumular en los almacenes. En el mercado de trabajo ocurre algo similar: si la demanda de trabajo disminuye, porque se ha producido una elevacin del precio del petrleo que ha hecho que la produccin sea menos rentable, por ejemplo, y los trabajadores se obstinan en mantener altos sus salarios, el resultado ser un crecimiento del paro, porque los empresarios se vern obligados a realizar despidos para evitar incurrir en prdidas. El menor nivel de empleo supondr un menor nivel de produccin y los mas altos salarios una menor rentabilidad de las inversiones, que descendern. Por el contrario, si los trabajadores admiten que sus salarios se reduzcan, no se producirn despidos e, incluso, a los empresarios puede resultarles rentable contratar a nuevos trabajadores. Es decir, los salarios deben ser flexibles a la baja, reducindose cuando el empleo disminuye y el paro crece. En definitiva, la estructura neoclsica est montada sobre el supuesto de que el pleno empleo es el nivel al que trabaja la economa, que todo alejamiento de l es coyuntural y que la propia economa generar los remedios necesarios para volver a la normalidad. Se producen crisis peridicas, pero cumplen el papel objetivo de adaptar la capacidad productiva al poder adquisitivo existente. Hacen desaparecer a las empresas menos productivas o mas anticuadas, provocan con ello un aumento de la productividad del trabajo y, en consecuencia, crean las condiciones de una nueva recuperacin. Solo basta con dejar que acten las libres fuerzas del mercado para conseguir que la economa se sane a largo plazo. De esta forma, se ha producido un retorno al pasado en el mbito de la ideologa econmica dominante. La teora econmica neoclsica haba sido el fundamento ltimo del liberalismo que domin el mundo hasta la Primera Guerra Mundial. Fue derrotada en los aos treinta por el keynesianismo, porque se mostr incapaz de comprender que la crisis no solo se deba a que los salarios fueran rgidos a la baja, sino tambin a que haba un serio problema de demanda insuficiente. Nunca desapareci del todo, porque se refugi en sus cuarteles de invierno y sigui siendo el fundamento ltimo de la economa convencional, pero sus postulados no dominaron la poltica econmica que, durante varias dcadas, tuvo una inspiracin keynesiana. Ahora, adaptada a los nuevos tiempos, ha renacido de sus cenizas como el ave Fnix, para convertirse en el fundamento econmico del neoliberalismo que domina hoy el mundo. 11.2. Es preciso que algo cambie para que todo siga igual Para el neoliberalismo y la escuela neoclsica, la crisis se debe a que no se ha dejado actuar a las fuerzas libres del mercado, de forma que la misin de los gobiernos es conseguirlo. Este argumento no es sustancialmente diferente del que se deduce de la mano invisible de Adam Smith o de los escritos de John Stuart Mill, los primeros economistas neoclsicos o Marshall, de modo que una vez mas se demuestra que no hay nada nuevo bajo el sol. Tambin fue la base de la poltica econmica durante la Gran Depresin de los aos treinta, momento en el que, como ahora, el liberalismo era la ideologa dominante. Pero, a diferencia de entonces, la economa neoclsica ha conseguido un alto grado de sofisticacin en el que es conveniente detenerse. Sus elementos bsicos son los siguientes. a) La economa de mercado es el nico sistema eficiente de organizacin social y si ha entrado en una crisis de larga duracin no ha sido por ningn fallo en el sistema, sino porque se ha producido una perturbacin exterior. La crisis no tiene su origen en un debilitamiento de la demanda o en un descenso de la tasa de beneficio debido a las contradicciones internas del capitalismo, sino en un shock de oferta que

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ha afectado negativamente a las condiciones que determinan la produccin. Como es conocido, dicho shock de oferta est provocado por las sucesivas elevaciones del precio del petrleo. b) La economa de mercado cuenta con resortes para superar la crisis, pero no se les ha dejado actuar. Si los trabajadores hubieran aceptado unos salarios mas bajos, la prdida coyuntural de sus empleos, el cambio en las condiciones laborales, etc, la crisis hubiera tenido una corta duracin. No ha sido as sino que, por el contrario, el crecimiento de los costes laborales se ha convertido en el principal responsable de la inflacin, de la prdida de competitividad de las empresas y de que el aparato productivo no funcione eficientemente. c) Para salir de la crisis, los gobiernos deben restaurar el funcionamiento de dichos resortes, abandonando las polticas de demanda y poniendo en marcha polticas de oferta destinadas a restaurar las condiciones ptimas necesarias para que la produccin y la acumulacin vuelvan a funcionar eficientemente. El primer paso es la adopcin de una poltica macroeconmica basada en la reduccin de los salarios, con el propsito de disminuir la presin que ejercen sobre los costes, y en la desgravacin fiscal de los beneficios y de las rentas altas, con el objetivo de que el ahorro aumente y la acumulacin se recupere. d) El segundo paso es la desregulacin de las relaciones laborales porque la excesiva rigidez actual impide el funcionamiento eficiente del mercado de trabajo. Por una parte, se trata de flexibilizar la actividad laboral, para que los empresarios puedan rentabilizar al mximo la utilizacin de la fuerza de trabajo. Por otra, se trata de crear las condiciones necesarias para que los salarios vuelvan a ser flexibles a la baja. Si empleo y salarios son mas flexibles, la demanda de trabajo aumentar y el paro disminuir. c) Los salarios y la rigidez del mercado de trabajo no son los nicos culpables de la crisis econmica. Durante la fase de expansin posterior a la Segunda Guerra Mundial, la intervencin del Estado en la economa aument hasta el punto de que hoy el Estado tiene un peso que, en la mayora de los pases industriales, ronda el 50% del PIB. Es preciso devolverle al mercado su papel, reduciendo el peso de la actividad estatal en la economa mediante la privatizacin de los servicios pblicos y las empresas pblicas rentables. d) Finalmente, es necesario restaurar la estabilidad monetaria, rota por la inflacin permanente que caracteriz al perodo de expansin posterior a la Segunda Guerra Mundial. Para ello, se necesita una poltica monetaria restrictiva que genere una disciplina en la produccin y el empleo. De esta forma, el monetarismo se convierte en un elemento imprescindible de la poltica econmica neoliberal pues puede contribuir decisivamente a que el resto de dicha poltica funcione. La poltica econmica que se deduce de los puntos anteriores no es la nica forma en que se podran haber concretado los principios de la austeridad, como estrategia del capital para remontar la crisis, y, de hecho, no lo fue durante los primeros aos de la misma. Pero la clase dirigente tuvo poderosas razones para adoptarla. Por un lado, la ideologa en que se sustentaba serva para combatir las ideas que se haban instalado en el movimiento obrero, que dificultaban el avance de la austeridad (el socialismo como forma de organizacin social alternativa a la economa de mercado, el estado del bienestar como corrector del mercado). Por otro, cumpla los requisitos de la poltica de austeridad (reduccin de los salarios, ataque al estado del bienestar, aumento de la tasa de explotacin, etc). Veamos cada uno de los elementos de la poltica neoliberal con detalle. 11.3. La culpa siempre es de otro Segn el neoliberalismo, la causa de la crisis hay que buscarla en el shock de oferta que han provocado las sucesivas elevaciones del precio del petrleo registradas desde 1973. A partir de ellas, se habran generado una serie de perturbaciones estructurales que explicaran las dificultades actuales para remontar la crisis. Sin embargo, colocar al petrleo en el lugar central de la crisis econmica supone darle un papel que no tiene y olvidar otras causas mas profundas. Es cierto que juega un papel estratgico, pues es la energa dominante con la que funciona el aparato productivo de los pases industriales y la que en gran medida determina los patrones de consumo de sus poblaciones y una materia prima insustituible para la produccin de muchos artculos de uso cotidianos. Se le ha llamado oro negro y no sin razn. Pero su papel no se puede exagerar. Hay que comenzar diciendo que en ningn momento se han producido problemas de desabastecimiento que hayan paralizado el funcionamiento de la economa. No ha ocurrido en 1973 ni en 1979 y ni siquiera ha sucedido en 1991, cuando la mayor zona de produccin del mundo estaba en guerra, lo que debera haber dificultado la extraccin y la distribucin, y centenares de pozos ardan en Kuwait. No existen perspectivas de desabastecimiento, al menos en el plazo de duracin de una vida humana, y es lamentable que as suceda, porque con el petrleo se quema alegremente un recurso que a la naturaleza le ha costado millones de aos fabricar, que en el futuro podra ser incluso una fuente de alimentos, pero que hoy, tal y como se est utilizando, tiene un impacto enormemente negativo sobre el medio ambiente.

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Las repercusiones econmicas fundamentales se producen a travs de las variaciones en su precio. Es esto lo que ha ocurrido en las tres crisis energticas y no que el abastecimiento haya estado en peligro. A este respecto, la elevacin del precio del petrleo puede influir sobre la actividad econmica de los pases consumidores de esta fuente de energa a travs de varias vas diferentes. a) La contraccin de la demanda Una elevacin del precio del petrleo implica una transferencia de plusvala desde los pases consumidores a los productores que se traduce en un dficit en la balanza de pagos por cuenta corriente de los primeros y en un supervit en la de los segundos. Como se vio en el captulo 9, esto implica una detraccin en el flujo circular de la renta de los pases consumidores, lo que se traduce en un descenso de la demanda y de la produccin. Por lo tanto, tendra un efecto recesivo claro. Pero esto solo es verdad para cada pas tomado aisladamente, no para la economa capitalista en su conjunto. La elevacin del precio del petrleo supone tambin un aumento del poder de compra en los pases productores que puede ser utilizado de varias formas diferentes. En primer lugar, puede ser atesorado en forma de oro, diamantes, etc, en las arcas de sus gobernantes o de su clase dirigente, en cuyo caso, una parte de los ingresos no habr sido devuelta al mercado, lo que tendr efectos recesivos en el conjunto del mercado mundial capitalista. No parece que este tipo de atesoramiento haya sido muy importante en ninguna de las tres crisis energticas. En segundo lugar, puede ser invertido en bancos occidentales o en empresas de los pases industriales en busca de una rentabilidad. Esto es lo que parece que ocurri en gran medida (los famosos petrodlares) pero, independientemente de las repercusiones monetarias y financieras que tuvo, supone devolver una parte sustancial de los ingresos a los propios pases industriales. Si estos no eran nuevamente invertidos por ellos, no era por causa de la crisis del petrleo. Finalmente, otra parte sustancial fue utilizada para demandar productos en los pases industriales para sus clases dirigentes, para realizar planes de desarrollo, para gastos de armamento, etc, es decir, supuso un aumento de las exportaciones de estos. Tambin en este caso, supona devolver los ingresos al mercado mundial y mas concretamente, aumentar la demanda de exportaciones de los pases industriales. As pues, la elevacin del precio del petrleo pudo tener efectos recesivos a corto plazo, en el intervalo que transcurriera entre el aumento de los ingresos en los pases productores y su gasto o inversin en los pases industriales, pero no puede explicar una crisis que lleva ya mas de 20 aos en la medida en la que no ha habido un atesoramiento importante. La evolucin de los saldos de las balanzas de pagos por cuenta corriente de los pases industriales muestra que la transferencia neta de recursos en ningn caso lleg a ser realmente importante en trminos del PIB (en el conjunto de la OCDE, nunca lleg a sobrepasar el 0,8%), que las correcciones se realizaron con cierta rapidez y que los saldos negativos mas elevados han coincidido, adems, con el perodo en el que el precio del petrleo se desplomaba. Al menos desde el punto de vista de la transferencia de recursos, el petrleo no ha sido la causa mas importante de la crisis. b) Los efectos sobre los precios y los costes El aumento del precio del petrleo no tiene por qu traducirse en una elevacin de los precios, denominados en moneda metlica, porque estos dependen de los valores. Pero en el capitalismo tardo, caracterizado por la inflacin permanente, las autoridades econmicas tienen la posibilidad de permitir la transmisin del aumento de los costes a los precios sin mas que practicar una poltica expansiva. Es esto lo que ha ocurrido con las dos crisis energticas, particularmente con la primera. Por otra parte, el aumento de la liquidez internacional que supuso el reciclage de los petrodlares contribuy a impulsar an mas la inflacin, lo que sin duda tuvo efectos recesivos al mermar las rentas reales. A ello se uni la puesta en marcha de polticas deflacionistas por parte de los gobiernos, con el objetivo, por un lado, de reducir la inflacin y, por otro, de que la tasa de beneficio se recuperase a costa de los salarios. A ello nos hemos referido en el mencionado captulo 9 y a l hay que remitirse en este tema. El resultado es que por esta va si hubo efectos recesivos importantes, pero los mismos no pueden ser imputados al petrleo, sino a la reaccin de los gobiernos occidentales a su elevacin. Los partidarios del mercado a toda costa podran haber permitido que este jugara plenamente: si el precio del petrleo haba subido, los precios se deberan haber mantenido, los beneficios deberan haber bajado, se habran producido quiebras y esto hubiera forzado una reestructuracin del aparato productivo de acuerdo con las nuevas circunstancias que determinaban una energa mas cara. Es esto lo que se espera de un funcionamiento libre del mercado. Pero no lo hicieron porque, con este mecanismo de ajuste, los trabajadores lo habran pagado, pero tambin ellos. En su lugar, permitieron la elevacin de los precios de los productos finales trasmitiendo mas que proporcionalmente el mayor coste de la energa y pusieron en marcha polticas de reconversin para adaptar el aparato productivo, es decir, optaron por la

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planificacin y no por el mercado. Aunque era una planificacin muy sui generis, porque el ajuste se realizaba solamente a costa de los propietarios de uno de los medios de produccin: el trabajo. Para los propietarios del otro, subvenciones, deterioro de las condiciones laborales de sus trabajadores, etc. De esta forma, el petrleo no era la causa de la crisis pero si un argumento poderoso para su poltica econmica. Esta poltica inflacionista ha tenido un relativo xito por lo que se refiere a la rebaja del coste real de la energa. Desde 1973 hasta 1993, los precios al consumo del conjunto de la OCDE se han triplicado, de modo que los 15 dlares que costaba el barril de petrleo a finales de 1993 suponan un precio en trminos reales inferior al de 1973 (10,5 dlares el barril). c) La cada de la tasa de beneficio La transferencia de plusvala de los pases industriales a los de la OPEP que supuso el aumento del precio del petrleo, debi de suponer un descenso significativo de la tasa de beneficio de los primeros que, con toda seguridad, afect a la acumulacin y a la produccin. Este pudo ser un efecto importante, pero an as, hay que matizarlo. En primero lugar, la tasa de beneficio estaba ya cayendo con anterioridad, de modo que el precio del petrleo solo vino a amplificar un movimiento que ya estaba en curso por otras causas. En segundo lugar, como se acaba de decir, en trminos reales, la subida se ha anulado en gran parte, a causa de la inflacin que se ha producido en los pases industriales, mientras que la tasa de beneficio no parece haberse recuperado con la misma intensidad. Tambin por esta va, los acontecimientos sugieren que las causas fundamentales de la crisis econmica son otras. En conclusin, la llamada crisis energtica pudo hacer que las recesiones de 1974-75 y 1981-82 fueran mas profundas que lo que lo hubieran sido en ausencia de un aumento del precio del petrleo pero, en 1991, no ha ocurrido lo mismo. De igual manera, la reduccin del precio que se produjo a partir de 1986, fue un factor que permiti que se prolongar la recuperacin coyuntural que estaban viviendo los pases industriales. Nada de esto es raro si se tiene en cuenta el papel que ocupa el petrleo en la poca del capitalismo tardo. Fue un factor que actu a favor de movimientos preexistentes, pero no la nica causa ni la mas importante del cambio de tendencia que experiment la economa occidental en la dcada de los setenta. En la primera crisis energtica, la cada de la tasa de beneficio puede constatarse mas de tres aos antes de que se produjera el aumento del precio del petrleo en 1973 y en ese ao, los principales pases industriales ya mostraban signos claros de recesin. La segunda crisis energtica se produjo en 1979, pero la recesin no lleg hasta casi dos aos mas tarde. Y recientemente, los signos recesivos eran anteriores a la crisis del Golfo Prsico y la forma en que se ha resuelto esta no ha cambiado el signo de la crisis. As pues, las elevaciones del precio del petrleo no han sido la causa fundamental de la crisis econmica. Si la acumulacin se hundi fue porque durante la larga fase expansiva posterior a la Segunda Guerra Mundial, se fueron desarrollando un conjunto de factores que terminaran produciendo un descenso de la tasa de beneficio, haciendo que las inversiones no fueran rentables y sumiendo a la economa de mercado en la onda larga recesiva en la que se encuentra actualmente. Situar al petrleo en el centro de la crisis supone enmascarar el carcter de clase de la economa de mercado, de la propia crisis y de la poltica que el neoliberalismo propugna para remontarla. 11.4. El pecado de ser asalariado La economa neoclsica considera que los salarios son los principales determinantes de la inflacin que caracteriza a la onda larga recesiva actual. En un principio, porque no se adaptaron al cambio que supuso una energa mas cara, de modo que los empresarios no tuvieron mas remedio que transmitir la elevacin de los costes de la energa a los precios. Y despus, cuando el precio del petrleo disminuy en trminos reales, porque los salarios han seguido creciendo. Tal afirmacin se basa en la teora de la inflacin que se pasa a exponer seguidamente. Supongamos una empresa individual cualquiera que produce 5 chaquetas diarias empleando a 10 trabajadores, cada uno de los cuales tiene un salario de 2.500 pesetas al da. Los costes laborales de cada chaqueta, que en lo sucesivo denominaremos costes laborales unitarios sern: costes laborales unitarios = nmero de trabajadores por salario de cada trabajador -------------------------------------------------------------------------------- = nmero de chaquetas producidas

10 trabajadores por 2.500 pesetas de salario = ---------------------------------------------------------------= 5.000 5 chaquetas

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Y en general, si llamamos CLU a los costes laborales unitarios, L al nmero de trabajadores, w al salario y Y a la produccin total, podramos escribir: L.w w salario monetario CLU = = ----------= ---------- = -------------------------Y (Y/L) productividad En el ejemplo que venimos utilizando, los costes laborales unitarios, esto es, los de cada chaqueta, seran igual al salario de cada trabajador (2.500 pesetas) dividido por su productividad (media chaqueta por da), es decir, 5.000 pesetas. Por tanto, los costes laborales unitarios dependen no solo del salario, sino tambin de la productividad. En efecto, si la productividad fuera el doble, de modo que cada trabajador produjera una chaqueta al da y no media, los costes laborales de cada chaqueta seran la mitad (2.500 pesetas de salario diario dividido por la productividad, que es una chaqueta al da). Es decir, los costes laborales unitarios aumentan cuando lo hace el salario monetario (el numerador de la ecuacin) y disminuyen cuando lo hace la productividad (el denominador). Dicho de otro modo, el crecimiento de los costes laborales unitarios es igual al crecimiento del salario menos el de la productividad. En efecto, si el salario se eleva hasta 2.575 pesetas (el 3% de aumento) y la productividad crece, de forma que cada trabajador pasa a producir 0,51 chaquetas y no 0,50 (lo que supone un 2% de crecimiento de la productividad), los costes laborales unitarios se habrn elevado hasta 5.050 pesetas (2.575 pesetas de salario dividido por 0,51 de productividad), esto es, habrn crecido un 1% (la diferencia entre el 3% de los salarios y el 2% de la productividad). El precio al que la empresa est dispuesta a vender cada chaqueta ser igual a lo que le cuesta producir cada una de ellas mas un porcentaje de margen sobre dichos costes que sern sus beneficios. Si dicho porcentaje es del 50%, por ejemplo, el precio de la chaqueta sera de 7.500 pesetas, obtenido por la suma de 5.000 pesetas de costes laborales mas 2.500 de margen (el 50% de 5.000). Por tanto, en trminos generales, el precio (p) se obtiene aplicndole a los costes el porcentaje de margen (m): precio (p)= costes laborales unitarios (CLU) + beneficio por unidad (CLU por m)= =CLU + CLU. m = CLU (1+m) Y si los costes laborales suben un 1% (de 5.000 a 5.050 pesetas) y el porcentaje de beneficios se mantiene en el 50%, el precio de la chaqueta se elevar tambin un 1% (de 7.500 pesetas a 7.575 pesetas). En conclusin, los precios suben cuando crecen los salarios y se reducen cuando lo hace la productividad. Lo que ocurre para una empresa individual ocurrir de la misma forma para la economa en su conjunto, de modo que, si no se quiere que haya inflacin los salarios monetarios no pueden crecer mas que la productividad. Esta teora de la inflacin est sesgada en contra de los salarios. En primer lugar, los costes del trabajo no son los nicos ni los mas importantes en muchos sectores. Las empresas deben hacer frente tambin a los costes de las materias primas (muchas de las cuales son importadas), de los servicios que les prestan otras empresas y, sobre todo, de los costes financieros (que en los ltimos tiempos han sido muy elevados). Olvidarse de todos ellos con el argumento de que, en el conjunto de la economa, los salarios representan la mayor parte de los costes de produccin supone simplificar hasta el ridculo la forma en que se determinan los precios en una economa capitalista. En segundo lugar, los costes laborales unitarios pueden crecer porque lo hagan los salarios, pero tambin porque disminuya la productividad y esta puede hacerlo simplemente porque no haya demanda suficiente en la economa. Si con un determinado nivel de costes laborales, las ventas de una empresa disminuyen, es evidente que sus costes laborales unitarios aumentarn, pero la inflacin no se debera a los salarios, sino precisamente a una demanda insuficiente. Finalmente, y lo que es mas importante, toda esta teora est basada en que los porcentajes de margen permanecen constantes, lo que no se deduce en absoluto de los datos estadsticos. Antes al contrario, dichos datos sugieren que los beneficios han sido tanto o mas inflacionistas que los salarios, como se deduce del hecho de que, en la mayora de los pases, los precios han crecido sustancialmente por encima de los costes laborales unitarios, al menos desde 1980. Sin embargo, desde el punto de vista ideolgico, los costes laborales unitarios se han convertido en una variable analtica clave con la que los organismos internacionales, los gobiernos y los grandes pontfices de la economa demuestran todos los das la responsabilidad de los salarios en la crisis econmica. No es raro, pues dicha variable es tambin clave para conseguir que la renta se distribuya en contra de los trabajadores.

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Para que los salarios mantengan su participacin en la renta nacional se requiere que el salario real por persona, o sea, al margen del aumento de los precios, crezca como la productividad. En efecto, sean Y el PIB, p los precios, w el salario monetario por persona y L el nivel de empleo. La participacin de los salarios en el PIB, a, sera: remuneracin asalariados w . L (w/p) salario real a = ------------------------------------- = ----------- = ------- = --------------------PIB monetario p . Y (Y/L) productividad Para que a no vare, esto es, para que el PIB no se redistribuya en contra de los salarios, se necesitar que el crecimiento del salario real por persona (el numerador de la ecuacin) sea igual al de la productividad (el denominador). Dicho de otro modo, para que la renta no se redistribuya en su contra, los salarios deben resarcirse del poder adquisitivo que hayan perdido a consecuencia de la subida de precios y deben participar de los frutos del progreso que supone el aumento de la productividad. En este caso, el aumento del PIB se repartir equitativamente: un a% ir a salarios y un (1-a)% al excedente. Si el salario real por persona crece menos que la productividad, a disminuir y la participacin del excedente en el PIB (1-a) aumentar. No todos se beneficiarn por igual de los frutos del progreso, porque los beneficios se llevarn una parte creciente de los aumentos del PIB. Unas verdades muy elementales que nadie haba puesto en duda durante las dcadas de expansin econmica posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En conclusin, para que la distribucin de la renta se mantenga, los salarios monetarios deben crecer como la suma del porcentaje en que suban los precios mas el que lo haga la productividad. Sin embargo, para que no haya inflacin, los costes laborales unitarios no deben crecer, es decir, los salarios solo deben hacerlo como lo haga la productividad. Por tanto, no pueden resarcirse de las subidas de precios, porque esto sera inflacionista. Pero esto supone que a disminuya, es decir, que la renta se redistribuya en contra de los salarios continuamente. Hay una parte de verdad en el argumento de que los salarios son los principales determinantes de los precios. En una economa capitalista, cualquier aumento de los salarios por encima del de la productividad supondr un aumento de los costes que ser transmitido inmediatamente a los precios, salvo que los empresarios decidan disminuir sus beneficios para compensar el crecimiento de los salarios, lo que claramente no se corresponde con el mundo que nos ha tocado vivir. Pero este argumento oculta que los salarios no crecen por que s, sino que lo hacen para recuperarse del poder adquisitivo perdido porque antes han crecido los precios. Imputarles un carcter inflacionista es suponer que la nica forma de que no lo sean es haciendo que se rompa el proceso inflacionista una y otra vez precisamente por ellos, es decir, que cuando suben los precios, los salarios soporten el ajuste necesario. Dicho de otra forma: para que no haya inflacin, la renta se debe redistribuir en contra de los salarios y a favor de los beneficios, esto es, la tasa de explotacin debe aumentar continuamente, uno de los objetivos de la poltica de austeridad. 11.5. Las relaciones peligrosas El crecimiento de los costes laborales unitarios no solamente influye sobre los precios, sino que tambin tiene consecuencias negativas sobre la actividad real de la economa. En primer lugar, tiene un efecto directo sobre la produccin y el empleo porque deteriora la competitividad de las empresas. Los elevados salarios hacen que algunas de ellas no sean rentables y entren en crisis y que las que sobreviven se vean obligadas a reducir sus niveles de produccin y sus plantillas para conseguirlo. En segundo lugar, comprime los beneficios, lo que afecta negativamente a la inversin por una doble va. Por un lado, disminuyen los fondos de los que disponen las empresas para realizar las inversiones. Por otro, hacen que muchos proyectos posibles no sean rentables y, por tanto, que no se realicen. A partir de aqu, se desencadenaran todos los males que genera una inversin insuficiente: reduccin de la produccin, de la productividad, del empleo, etc. Finalmente, como se ha visto, el crecimiento de los salarios es el principal responsable de la inflacin, lo que obliga a una poltica monetaria rigurosa para combatirla, con las consiguientes repercusiones negativas de los altos tipos de inters sobre la actividad econmica. Todos estos problemas provocados por los salarios no se solucionan aplicando polticas de demanda, porque tales polticas no atacan el mal en su origen. Se necesita actuar sobre las causas que han provocado la enfermedad de la economa de mercado y dichas causas no hay que buscarlas en la demanda sino, como se ha dicho, en la oferta. El primer paso es el diseo de una poltica macroeconmica destinada a restaurar las condiciones ptimas en las que se debe desenvolver la produccin y la acumulacin, cuyos principales elementos son los siguientes: a) Una poltica de reduccin de los costes laborales. Es necesario reducir la presin que los salarios ejercen sobre los costes de las empresas, porque esto tendr un efecto doblemente beneficioso: disminuir

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la inflacin y aumentarn los beneficios. Si la inflacin disminuye, se habr eliminado uno de los factores fundamentales que deterioran la competitividad de las empresas y la poltica monetaria podr ser menos restrictiva. Si los empresarios tienen mas beneficios, sus inversiones aumentarn, lo que generar un crecimiento de la productividad y, con ella, del empleo y, de esta forma, la economa se volver a poner nuevamente en funcionamiento. b) Una poltica de fomento del ahorro. El ahorro global de la sociedad es muy insuficiente, en parte, debido a que los beneficios son muy reducidos, pero tambin, a que los impuestos que recaen sobre las empresas y las rentas altas, esto es, sobre los que tienen mayor capacidad de ahorro, son muy elevados. Si se reducen dichos impuestos, el ahorro aumentar, lo que har que los tipos de inters bajen, con el consiguiente efecto beneficioso sobre la inversin y el empleo. Esta poltica macroeconmica no pretende otra cosa que el aumento de la tasa de explotacin mediante la reduccin de los salarios, el crecimiento de la productividad y la desgravacin fiscal de las rentas del capital. Por tanto, es totalmente acorde con los objetivos de la poltica de austeridad. Pero los economistas neoliberales envuelven el aumento de la explotacin en razonamientos neoclsicos, tratando de demostrar que si los trabajadores lo aceptan saldrn beneficiados. En sntesis, sostienen que si los salarios se reducen, los beneficios aumentarn, con lo que la inversin se recuperar y el empleo crecer. La poltica fiscal regresiva solo pretende facilitar este proceso. Tal cadena argumental puede servir para que los trabajadores acepten la poltica de austeridad, pero el resultado de cualquier poltica econmica que se base en ella no ser el crecimiento de la ocupacin, sino el agravamiento de la crisis. En efecto, las relaciones entre salarios, beneficios, inversin y empleo son mas complejas que lo que pretende las teora econmica neoclsica. La reduccin de los salarios no tiene porque llevar a un aumento de los beneficios, porque los efectos positivos directos sobre estos pueden ser inferiores a los negativos que provocara el hundimiento de la demanda que se producira como consecuencia de la reduccin salarial. En las economas capitalistas, los salarios desempean un papel contradictorio: son una parte de los costes de produccin, por lo que su reduccin tiene un impacto positivo sobre los beneficios, pero el consumo salarial es uno de los componente mas importantes de la demanda agregada, por lo que una disminucin de los salarios puede afectar negativamente a los beneficios. La economa capitalista se mueve pues, por el filo de un cuchillo: los salarios no pueden crecer demasiado, porque los beneficios seran insuficientes para estimular la inversin, ni demasiado poco, porque no habra demanda efectiva suficiente. Esta contradiccin la expres Marx grficamente cuando dijo que cada capitalista deseara pagar bajos salarios a sus trabajadores, para rebajar sus costes, pero querra que sus competidores los pagaran altos para tener una demanda elevada. De modo que si los economistas neoliberales quieren elevar los beneficios a costa de los salarios, al mismo tiempo deben buscar otro componente de la demanda que sustituya la reduccin del consumo salarial que su poltica provoca. Descartados los gastos sociales, porque tambin se trata de reducir el dficit pblico, solo queda la inversin. Los economistas neoliberales esperan que la inversin crezca como consecuencia del aumento de los beneficios y de la reduccin del tipo de inters que generarn las reducciones fiscales, pero tal cosa es muy improbable que se produzca. Por un lado, porque la inversin depende de otros mucho factores (crecimiento de la demanda agregada, expectativas de los empresarios, etc) que, en la actual situacin de crisis presentan una trayectoria negativa. Por otro, porque la poltica fiscal regresiva puede provocar un aumento del ahorro personal, en la medida en la que la propensin al ahorro de las rentas altas es mayor, pero este es un componente muy poco importante del ahorro total de una economa, de forma que los efectos potenciales sobre el tipo de inters de tal poltica fiscal son muy reducidos. El resultado es que se pueden aumentar los beneficios pero esto no quiere decir que los empresarios vayan a invertirlos nuevamente. Como dicen los keynesianos, se puede llevar un caballo al abrevadero, pero no se le puede obligar a beber. Finalmente, aunque la inversin creciera de nuevo, el empleo no tendra que hacerlo en la misma proporcin, dada la existencia de tecnologas ahorradoras de trabajo que sustituyen hombres y mujeres por mquinas. Y esto vuelve a ser grave para la actividad econmica porque si los salarios se reducen y el empleo no crece suficientemente, la demanda de consumo se ver nuevamente afectada. As pues, la poltica fiscal regresiva y la redistribucin de la renta en contra de los salarios, con las que el capital intenta remontar la crisis, introducen un grave problema de insuficiencia en la demanda, porque el consumo se ver afectado negativamente sin que la inversin se recupere suficientemente, dado que depende de otros factores. De esta forma, en su empeo de elevar la tasa de beneficio para solucionar la crisis de oferta, la poltica neoliberal aade una crisis de demanda. 11.6. Vagos, indolentes y vividores La poltica de oferta no puede limitarse a una poltica macroeconmica basada en la reduccin de los salarios y el fomento del ahorro, sino que debe tener un segundo componente. Se necesita, adems, una

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desregulacin de las relaciones laborales con el objetivo de remover los obstculos de fondo que impiden el funcionamiento eficiente del mercado de trabajo. Los altos niveles de desempleo que existen actualmente no se deben a que el sistema sea incapaz de dar una ocupacin a todo el que lo desea, sino a la rigidez que caracteriza al mercado de trabajo y a la resistencia que los sindicatos oponen a su flexibilizacin. Durante la fase de expansin posterior a la Segunda Guerra Mundial, se desarrollaron organizaciones sindicales fuertes en la gran mayora de los pases industriales, lo que unido a un Estado excesivamente protector se termin traduciendo en una legislacin laboral excesivamente favorable para los trabajadores. Tal legislacin impide que los empresarios puedan utilizar eficientemente a la mano de obra y, lo que es peor, desincentiva a los trabajadores. En efecto, los parados cuentan con tal grado de proteccin contra el desempleo que prefieren permanecer en el paro a aceptar un puesto de trabajo con un salario mas bajo, una cualificacin distinta que la que tenan antes o en una ciudad diferente en la que viven. Esto crea enormes bolsas de paro en unas ocupaciones mientras que en otras los puestos de trabajo no se cubren. En el caso de que estn empleados, los trabajadores disponen de un verdadero arsenal legal para dificultar el ajuste de las plantillas cuando es necesario, impedir la necesaria movilidad de la mano de obra en el proceso productivo, encarecer los despidos, etc. Todo ello frena en crecimiento de la productividad. Y cuando el paro crece, los salarios no se ven afectado por ello, impidiendo as que la demanda de trabajo aumente, lo que significa que el sistema laboral discrimina a favor de los ocupados y en contra de los desempleados. Todos estos obstculos se eliminan desregulando las relaciones laborales para hacer un mercado de trabajo mas libre y que, por tanto, funcione mas eficientemente. Desde el punto de vista del capital, dicha desregulacin desempea un papel fundamental, pues su objetivo no es otro que el aumento de la tasa de explotacin. El primer objetivo es obtener un aumento sustancial de la productividad, rentabilizando al mximo la utilizacin de la fuerza de trabajo, lo que implica la flexibilizacin del empleo y la eliminacin de todo tipo de controles, ya sea por parte de la autoridad administrativa como por parte de los propios trabajadores y sus organizaciones. Por un lado, se trata de flexibilizar la entrada en el puesto de trabajo (precarizando el empleo) y la salida del mismo (con el despido libre) para que los empresarios puedan ajustar sus plantillas a las variaciones de la produccin y la demanda, consiguiendo as que estas sean las mnimas indispensables. Por otro, el objetivo es minimizar el gasto de la fuerza de trabajo utilizando a todos los trabajadores en todas las tareas, lo que supone la movilidad funcional y la polivalencia de los puestos de trabajo, o su traslado de unos establecimientos a otros, lo que representa la movilidad geogrfica. Finalmente, la desregulacin pretende facilitar que los empresarios puedan ajustar la utilizacin de la fuerza de trabajo a las variaciones estacionales de la demanda, mediante el cmputo de la jornada en trminos anuales, la libertad para establecer turnos, la flexibilidad en las horas extraordinarias, etc, y de la coyuntura, permitiendo que los empresarios puedan suspender los contratos un mes, por ejemplo, imponer la semana de cuatro das, etc, con la reduccin de los salarios correspondiente. Como es evidente, la flexibilizacin del empleo supone un deterioro considerable de las condiciones laborales, que no tiene como consecuencia una mayor creacin de empleo, porque implica reducir al mnimo las plantillas de las empresas, poder ocupar a un trabajador en varias tareas diferentes, etc, esto es, supone hacer que las plantillas sean mas productivas y, por tanto, mas reducidas. El segundo objetivo es la flexibilizacin de los salarios. La flexibilizacin del empleo, por si sola, supone un factor que presionar a la baja a los salarios, ya que los trabajadores se encontrarn en peores condiciones de negociacin, pero los partidarios de la desregulacin laboral no lo consideran suficiente y quieren realizar cambios institucionales y legales que garanticen una reduccin salarial ahora y que los salarios continen siendo bajos en el futuro. Por un lado, la estructura del salario debe cambiar, reduciendose los componentes fijos del mismo y aumentando los variables, que estn ligados a los beneficios de las empresas, a la productividad, etc, lo que supone un cambio de gran calado en la negociacin colectiva. Solamente una parte del salario (las retribuciones fijas o garantizadas) sera la que se podra resguardar de la prdida de poder adquisitivo, con lo que se habra logrado desindexar los salarios, esto es, se habra introducido un mecanismo para desvincular salarios e inflacin. Adems, la negociacin de la productividad se convertira en la norma, pero este es un tema en el que los sindicatos siempre se encuentran en psimas condiciones pues lo que se negocia es la intensificacin de los ritmos, no de la productividad, a cambio de un complemento que, en general no se corresponde con el deterioro de las condiciones de trabajo que se pacta. Por otro, se trata de modificar la legislacin que ampara a la negociacin colectiva, primando las negociaciones individuales sobre las colectivas y eliminando el carcter no negociable de algunos derechos laborales, lo que supone un ataque en profundidad a los sindicatos. Con la contrarreforma, el grado de segmentacin de los trabajadores aumentara considerablemente pues, en el lmite, solamente habra convenios de empresa y an estos no se podran imponer a los pactos individuales. El abanico salarial se abrira y los sindicatos se veran debilitados, incapacitados como estaran para realizar una defensa efectiva de todos los trabajadores.

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La desregulacin tiene relacin con la salida de la crisis, porque puede deteriorar las condiciones sociales que dificultan el aumento de la tasa de explotacin. Pero tan importante como esto es que su objetivo es tambin acabar con los sindicatos. En este sentido, la verdadera lgica de la desregulacin y la liberalizacin del mercado de trabajo no es el fomento del crecimiento econmico y el bienestar social, sino el del beneficio privado. 11.7. Acabemos con el bienestar, digo con el Estado El crecimiento de los costes laborales y la rigidez del mercado de trabajo no son los nicos factores negativos que dificultan la salida de la crisis econmica. Durante la fase expansiva posterior a la Segunda Guerra Mundial, la actividad estatal fue ganando peso en la economa, pero esto no puede sostener ya. Por un lado, el excesivo porcentaje que supone el Estado en el conjunto de la actividad econmica de la mayora de los pases industriales (en tono al 50%) dificulta el funcionamiento eficiente del mercado, de modo que es necesario reducirlo. Por otro, los dficits pblicos son muy elevados y esto provoca una subida de los tipos de inters que afecta negativamente a la inversin. Por tanto, para que la economa salga de la crisis, no hay otra solucin que reducir el gasto pblico para que el dficit disminuya, pues el aumento de los impuestos tambin tendra consecuencias negativas sobre la actividad econmica. Finalmente, el estado del bienestar est en crisis, porque ya no es posible mantener los niveles de prestaciones sociales a los que han estado acostumbrados los trabajadores. Y todo ello sin contar que el excesivo grado de proteccin social que existe actualmente los desincentiva. Sin embargo, ninguno de estos argumentos es correcto. En primer lugar, el peso del Estado en la economa no es excesivo, salvo que se piense, como hacen los neoliberales, que el mercado y la competencia deben ser las leyes supremas e inexorables a las que tienen que someterse las economas. Ya se ha visto en los captulos 2 y 3 que el mercado dista mucho ser el mecanismo perfecto de organizacin social, porque no asigna los recursos productivos de la forma mas adecuada para satisfacer las necesidades sociales, implica una desigualdad creciente y, por si solo, no tiende a corregir las perturbaciones econmicas que se producen sino que, antes al contrario, tiende a agudizarlas. Precisamente, a partir de la crisis de los aos treinta, el Estado pas a tener una intervencin creciente en la economa porque el mercado, abandonado a sus propias fuerzas, era incapaz de remontarla. De la misma forma, ahora, en contra de la opinin de los neoliberales, cualquier reduccin de la actividad del estado en favor del mercado sera negativa, porque la disminucin del gasto pblico supondra trabajar a favor de la crisis. En segundo lugar, los dficits pblicos se han agudizado precisamente porque la crisis econmica ha provocado una reduccin de los ingresos impositivos y un aumento de los gastos, pero tambin como consecuencia de la poltica econmica que el capital ha puesto en marcha para remontar la crisis. Los economistas neoliberales esperaban que las medidas fiscales destinadas a fomentar el ahorro (menor imposicin para las rentas altas, exenciones fiscales a las rentas del capital, etc) impulsaran la actividad econmica, con lo que la recaudacin impositiva aumentara, ya que la reduccin de los ingresos que se efectuaba sera menor que el aumento de los mismos que generara la mayor actividad. Como se ha visto en un epgrafe anterior, tal cosa no ha ocurrido y el resultado ha sido que los menores ingresos impositivos se han quedado en eso, en menores ingresos. Intentar disminuir los dficits pblicos reduciendo los gastos solo puede contribuir a agravar el problema, ya que menos gastos supondr menos actividad econmica, lo que se traducir en menos ingresos por impuestos y, en consecuencia, un aumento de los dficits. En tercer lugar, no es cierto que el estado del bienestar sea econmicamente insostenible porque, en cuanto a recursos productivos reales (capital y mano de obra), nunca ha habido mejores circunstancias para garantizar y reforzar el bienestar general. Tengase en cuenta que hoy todava se sostiene cuando en la Europa comunitaria existen 17 millones de parados, el 11% de la poblacin activa. Bastara con poner a trabajar a estos parados con los recursos ociosos para que el estado del bienestar pudiera incluso dar un salto adelante. En este sentido, los que hablan de crisis del estado del bienestar estn tratando de desviar la atencin del verdadero problema. Lo que est en crisis no es el estado del bienestar, sino el capitalismo, y lo que pretenden no es reducirlo a un nivel que sea sostenible, sino hacer retroceder las conquistas sociales de los trabajadores que se plasmaron en l, porque esto lo consideran necesario para que aumente la tasa de beneficio. Finalmente, con un menor grado de proteccin social, no se pretende incentivar a los trabajadores, sino deteriorar sus condiciones de vida y laborales para que puedan ser explotados mas fcilmente. En definitiva, el problema del paro no reside en que los trabajadores estn desincentivados, sino pura y simplemente en que no hay empleo. El ataque al estado del bienestar responde a las necesidades del capital para remontar la crisis econmica a su favor. Durante la fase de expansin del capitalismo tardo, el Estado intervino activamente en la economa, no solo facilitando las prestaciones sociales, sino tambin a travs de las empresas pblicas. Pero ahora las cosas han cambiado. Por un lado, se trata de aumentar la tasa de explotacin por

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la va de reducir los salarios indirectos y diferidos. Por otro, se trata de devolver al sector privado todas aquellas actividades pblicas que puedan ser rentables, en un momento en el que la crisis ha liberado grandes volmenes de capital que no encuentran donde invertirse como consecuencia de la cada de la tasa de beneficio. Por eso, el discurso neoliberal no se limita al ataque al estado del bienestar, sino que pretende extender la idea de que la gestin privada es eficiente y la pblica un desastre. Incluso, los servicios pblicos deben ser prestados por el capital privado, porque lo importante no es quien presta el servicio, sino que su financiacin sea pblica. Y la gestin privada es mejor que la pblica, porque al someterse a los criterios del mercado necesita ser rentable para sobrevivir. As, la ofensiva ideolgica liberal no solo busca una reduccin del papel del Estado en la economa, sino incluso someter su actuacin a las reglas del mercado. La gestin con criterios de mercado debe animar todo: la sanidad, la educacin, incluso el sistema carcelario. El capitalismo actual es un producto de la complejidad que ha adquirido el sistema econmico pero, en mucha mas medida, es una consecuencia de la lucha histrica de la clase obrera por mejorar sus condiciones de vida y laborales. No es el capitalismo de libre competencia del siglo XIX, sino lo que se conoce como capitalismo mixto, o capitalismo del estado del bienestar. Naci a raz de la crisis de los aos treinta, con la llamada revolucin keynesiana. En aquellos aos, la intervencin del Estado en la economa fue diseada para combatir la crisis, pero es evidente que, de forma secundaria, el gasto pblico se poda utilizar para paliar la conflictividad social que estaba determinando el paro masivo y el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores. Pero despus de la Segunda Guerra Mundial, la fuerte expansin econmica que experimentaron los pases industriales permiti un cambio cualitativo en el papel del Estado en la economa y, por tanto, un cambio en el capitalismo. Dicho cambio en la intervencin del Estado en la economa ha permitido corregir en parte la inestabilidad intrnseca del sistema capitalista (durante todo el perodo de expansin posterior a la segunda guerra mundial solo se produjo una recesin generalizada en 1958), paliar la injusticia que es inherente al funcionamiento del mercado con la extensin del estado del bienestar y darle al capitalismo una mayor legitimidad a los ojos de los trabajadores, en la medida en que, buscando disminuir la conflictividad social, algunas de sus reivindicaciones histricas eran satisfechas. Los neoliberales pretender dar marcha atrs en la moviola de la historia volviendo al capitalismo de la libre competencia, en el que el mercado era el rey absoluto de la economa. Pero el capitalismo salvaje que propugnan los neoliberales (reino absoluto del mercado, mnima intervencin del Estado, mercado de trabajo regido por la ley de la selva, etc) desapareci a principios de este siglo y no lo hizo por casualidad, sino porque, de no hacerlo, no hubiera sobrevivido. 11.8. Disciplina inglesa El ltimo componente de la poltica econmica neoliberal es el monetarismo, una doctrina que, llevada a la prctica, tiene consecuencias recesivas muy pronunciadas. Como se vio en los captulos 8 y 9, en una economa de moneda metlica, un aumento de la cantidad de dinero por encima de la necesaria para la circulacin de las mercancas, no tendr ninguna repercusin sobre los precios, porque estos dependen de los valores. El exceso de dinero en circulacin por encima de la cantidad necesaria ser retirado, porque el oro no es nunca una mercanca invendible. Sin embargo, la cantidad de dinero metlico que haya en circulacin si puede afectar a la actividad econmica, porque un exceso de moneda metlica puede generar una demanda adicional de mercancas por encima de la oferta, movilizando los stock de las mismas que permanecan invendidos. En una economa como esta, un monetarista defendera exactamente los contrario: la cantidad de dinero puede afectar a los precios pero no a la actividad econmica. En las sociedades actuales, en las que no existe dinero metlico, el mecanismo es mas complejo. Un aumento de la circulacin de billetes por encima de la cantidad necesaria para la circulacin de mercancas supondr inmediatamente una devaluacin de los mismos respecto al oro y, por consiguiente, los precios de las mercancas, denominados en billetes, se elevarn. Sin embargo, al igual que ocurra en el caso de la moneda metlica, el aumento de la cantidad de dinero puede suponer una demanda efectiva adicional e impulsar la actividad econmica. El lector o lectora interesados puede retroceder a los mencionados captulos para comprobar que es as. Por tanto, en las sociedades actuales, la expansin de las variables monetarias puede tener un efecto tanto sobre los precios, como sobre la produccin. La forma en que se distribuya dicho efecto depender de la situacin en que se encuentre la economa. Si est en el pleno empleo y, por lo tanto, la produccin no puede crecer a corto plazo, todo el aumento de la cantidad de dinero se traducir en inflacin. Si existe paro, una parte se reflejar en subida de precios, pero otra impulsar la actividad econmica real. Desde que Keynes escribiera la Teora General, en 1936, esto ha sido una verdad admitida por todo el mundo menos por los monetaristas. En sntesis, el monetarismo sostiene que la expansin de las variables monetarias no tiene prcticamente ningn efecto positivo sobre la produccin, porque esta depende de factores reales, nunca

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monetarios. Por el contrario, puesto que los costes laborales son los principales determinantes de los precios, una expansin monetaria solo conseguira mejorar las condiciones para que los empresarios pudieran transmitir mas fcilmente las subidas de salarios a los precios, por lo que tendra consecuencias fuertemente inflacionistas. Se necesita, pues, una poltica monetaria restrictiva que genere una disciplina en la produccin y el empleo, porque esta es la nica manera de controlar los costes de produccin. Con las restricciones monetarias, los monetaristas pretende desplazar la balanza de poder a favor de los empresarios, para que puedan imponer sus condiciones, y en contra de los trabajadores, para dificultar las subidas salariales. Esto se consigue poniendo un cors monetario a la economa que evite que los aumentos de la demanda real puedan ser aprovechados por los trabajadores para mejorar sus condiciones de vida. Pero tal cors monetario tiene unas repercusiones fuertemente recesivas. Los monetaristas creen que el crecimiento lento de la economa es una condicin necesaria para que se reduzcan las presiones de los costes sobre los precios, pero que dicho crecimiento lento se producir a corto plazo, solo mientras se cambia la balanza de poder. Sin embargo, la poltica monetaria puede hundir a una economa pero no puede hacer que se recupere de una recesin. Una poltica monetaria restrictiva puede estrangular a la economa, porque provocar una elevacin de los tipos de inters que tendr un efecto negativo sobre la inversin, producir un hundimiento de las expectativas, etc. Pero una poltica monetaria expansiva, no podr sacar a una economa de la recesin por si sola, porque, una vez que la demanda agregada ha cado y se han hundido las expectativas, una bajada de los tipos de inters no inducir un recuperacin de la inversin, porque esta depende de otras variables. Como ha dicho Galbraith, con una cuerda (la poltica monetaria) se puede arrastrar un mueble (disminuir la inversin), pero no empujarlo (hacer que crezca). El resultado es que el monetarismo, en su empeo en conseguir la estabilidad de precios a toda costa, tiende a generar crisis de demanda aadidas. 12 LA HISTORIA INTERMINABLE (LA SALIDA DE LA ONDA LARGA RECESIVA) Durante la crisis econmica, el capitalismo ha sufrido transformaciones tan profundas, que algunas corrientes de la izquierda piensan que ya se han sentado las bases para que inicie una nueva fase expansiva de larga duracin. Sin embargo, el anlisis de dichos cambios muestra que el sistema no ha creado todava los mecanismos que garanticen una reproduccin y una acumulacin sostenida en el tiempo. En este captulo, se examinan los problemas de fondo que determinan la crisis econmica actual y los debates en torno a la salida de la onda larga recesiva que ha enmarcado el desarrollo del sistema en los ltimos veinte aos. 12.1. Una enfermedad crnica La crisis actual hay que situarla en el contexto de los movimientos a largo plazo que experimenta la economa capitalista. Las ondas largas constituyen perodos histricos complejos, cuyas caractersticas y causas son difcilmente resumibles. Cada una de ellas ha tenido una tecnologa que la ha caracterizado, una potencia hegemnica, un sistema de relaciones econmicas internacionales especfico, un modo de vida, unas determinadas relaciones entre las clases, etc. Pero hay una variable que, por el papel crucial que ocupa en la economa capitalista, es un sintetizador de todos estos fenmenos. Como ya se dijo en el texto, se trata de la tasa de beneficio. Durante los 25 aos que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la economa occidental conoci una larga fase de prosperidad determinada, fundamentalmente, por el aumento de la tasa de beneficio que permitieron las sucesivas derrotas de la clase obrera tras el ascenso del fascismo y el trmino de la guerra y por la incidencia de la tercera revolucin tecnolgica que se produjo entonces. Pero desde el final de la dcada de los sesenta, todos los datos indican que se ha situado en una larga fase recesiva, caracterizada por menores ritmos de crecimiento de la produccin y la acumulacin. La causa fundamental de este cambio de tendencia, aunque no la nica, es el descenso que se registr en la tasa de beneficio mucho antes de que se produjera la crisis del petrleo de 1973. La salida de la crisis exiga, pues, restaurar el nivel de dicha tasa que exista antes de la misma y, como se mostr en el captulo anterior, la clase dominante ha puesto en marcha una poltica econmica y social neoliberal con el objetivo de conseguirlo. A lo largo de la onda larga recesiva, se han producido ciclos de menor duracin cuyas causas y naturaleza son distintas a las de las ondas largas: se deben a las peridicas situaciones de sobreproduccin en las que se coloca la economa capitalista. Durante la fase descendente de la onda larga, se han producido dos recesiones generalizadas (1974-75 y 1981-82). Desde la recesin de 1981-82, los principales pases industriales han vivido una expansin cclica que ha sido limitada, pues las tasas de crecimiento no han llegado a ser las que se dieron durante los 25 aos de prosperidad posteriores a la

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Segunda Guerra Mundial, pero ha tenido una cierta intensidad: en 1988, el punto mas alto de la mencionada expansin cclica, los Estados Unidos crecieron el 4,5 por 100 y la Comunidad Europea lo hizo a tasas superiores al 4 por 100. Pero hace tiempo que la expansin coyuntural acab. Primero fueron la economa americana y el Reino Unido los que, antes del conflicto del Golfo Prsico, en agosto de 1990, entraron en una recesin mientras que, en Japn y en el resto de Europa, la actividad econmica se desaceleraba acusadamente. Pero despus, las tasas negativas de crecimiento del PIB llegaron a Japn y a Alemania y el fantasma de la recesin comenz a recorrer el viejo continente. As, desde el punto de vista real, la situacin del capitalismo puede caracterizarse por un cambio cclico que hay que situar en el contexto de la fase recesiva de la onda larga. En cuanto cambio cclico, sus causas son coyunturales: situacin de sobreproduccin que impide que la acumulacin siga creciendo, debilitamiento de la actividad econmica, etc. Pero en cuanto perodo que hay que situar en la dinmica de la onda larga, los problemas son mas profundos: se derivan del descenso estructural de la tasa de beneficio y, por tanto, de una determinada correlacin entre las clases sociales fundamentales. 12.2. Hay que ver lo difcil que es mejorar! Se encuentra todava la economa de mercado en la fase recesiva de la onda larga? La crisis generalizada que recorre a la mayora de los pases industriales parece indicar que s. Pero la recesin actual podra ser solo un movimiento cclico detrs del cual vendra una recuperacin econmica coyuntural que podra ser la primera de una nueva onda larga expansiva. Es preciso, pues, analizar si se han creado las condiciones de fondo para que esto se produzca. Para algunos sectores de la izquierda, se puede asegurar que, si la economa de mercado no ha salido de la crisis econmica de larga duracin, est a punto de hacerlo. Durante los ltimos aos, el capitalismo ha experimentado una importante reestructuracin interna. Las dos recesiones generalizadas de 1974-75 y 1981-82 han permitido la eliminacin de muchas empresas improductivas, la poltica de austeridad y reconversin ha logrado la reestructuracin de sectores industriales completos y se ha incorporado una verdadera revolucin tecnolgica. Y la recesin actual puede producir un mayor desgaste del movimiento obrero, acelerandose la reestructuracin que el capitalismo necesita para salir de la crisis. Desde la perspectiva de su funcionamiento interno, el saneamiento ha sido profundo a lo que hay que unir que, en la mayora de los pases industriales, el capital ha conseguido una cierta victoria sobre la clase obrera. Desde el punto de vista objetivo, la poltica neoliberal es hoy dominante y sus postulados han calado no solamente entre los trabajadores, sino tambin en amplias capas de los dirigentes del movimiento obrero. Los salarios han retrocedido su participacin en la renta nacional, se ha impuesto un cambio negativo en el terreno de la organizacin del trabajo y puede hablarse de un serio retroceso del estado del bienestar, que puede ser an mayor si tiene xito la ofensiva que el neoliberalismo ha desencadenado a raz de la actual recesin. Desde el punto de vista subjetivo, la clase obrera se encuentra muy debilitada, como consecuencia de los efectos objetivos que veinte aos de crisis han tenido sobre los trabajadores, del retroceso ideolgico que ha provocado la incomprensin del derrumbe del socialismo real (no se trataba del socialismo, sino de una degeneracin burocrtica) y la ofensiva neoliberal y de los propios errores de la izquierda. El resultado es que no ha sabido imponer su alternativa a la crisis. Hoy, mas que nunca, est lejos de vislumbrarse una salida no capitalista de la onda larga recesiva y, por el contrario, estn sentadas todas las condiciones para que la clase dominante imponga sus dictados. Todo esto ha debido tener una repercusin importante sobre la tasa de beneficio. En todo lo anterior, hay una gran dosis de verdad. Cmo negar el avance de la reestructuracin capitalista, el retroceso objetivo y subjetivo de la clase obrera, la lamentable situacin, carente de perspectivas, en la que se encuentra el Tercer Mundo o los aspectos negativos del actual orden econmico internacional? Pero el problema no es discutir el avance del capitalismo, que nadie niega, sino valorar si lo ha hecho en grado suficiente como para decir que ya estn sentadas las bases para una salida de la fase recesiva de la onda larga. Esto es importante, porque suponer que ya se han creado las condiciones es dar la batalla por perdida antes de librarse. El capitalismo est an lejos de salir de la crisis. La reestructuracin interna del capitalismo y el retroceso objetivo y subjetivo de la clase obrera son evidentes, pero el problema de fondo que ha determinado la onda larga recesiva subsiste pues, aunque se ha producido una cierta recuperacin de la tasa de beneficio, ha sido insuficiente. Desde los primeros aos de la dcada pasada, en la mayora de los pases industriales, los salarios reales han crecido menos que la productividad, lo que significa que el valor de la produccin se ha redistribuido en contra de los salarios y a favor del excedente (pues lo que los trabajadores han retirado de la produccin ha sido menor que lo que han aportado) o, dicho en trminos marxistas, la tasa de explotacin ha aumentado. Pero la forma en que se ha producido este hecho muestran las debilidades que aun subsisten en la economa occidental y por que dicha recuperacin ha sido insuficiente.

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El aumento significativo de la tasa de explotacin requiere que se efecte no solo a costa de los salarios, sino tambin que el crecimiento de la productividad se acelere. Si se realiza solamente por la va de los salarios, el aumento de la tasa de explotacin encontrar muy rpidamente limitaciones: econmicas, porque los menores salarios reducirn la demanda global, y sociales, porque la reduccin relativa del nivel de vida de los trabajadores puede encontrar una fuerte oposicin. Por el contrario, el crecimiento sostenido de la productividad permite a la vez aumentar la tasa de explotacin con una menor resistencia (pues no se consigue reduciendo el capital variable, sino aumentando en mayor proporcin el valor de la produccin) y ampliar los mercados (pues no se afecta al consumo y, por el contrario, el aumento de la productividad induce una nueva acumulacin). Nada de esto es lo que ha sucedido. Desde 1980, los salarios reales han crecido menos que la productividad no porque esta ltima haya acelerado su crecimiento, que no lo ha hecho, sino porque la reduccin del crecimiento de los salarios ha sido mayor. De hecho, la productividad ha crecido cada vez menos y, en la mayora de los pases industriales, su crecimiento actual es muy reducido. Ello se debe a que se encuentra en un circulo vicioso: la insuficiente recuperacin de la produccin no permite un proceso de acumulacin sostenido, lo que impide la incorporacin significativa de tecnologas ahorradores de trabajo, esto a su vez obliga a actuar sobre el capital variable para aumentar la explotacin, y los efectos sobre la demanda que tal poltica implica impiden que la produccin se recupere sostenidamente. Este circulo vicioso se puede romper con una derrota significativa de la clase obrera que permita una aumento sustancial de la tasa de explotacin pero, por el momento, no se ha producido. A pesar de las visiones impresionistas que pueden aparecer, el retroceso en el poder adquisitivo de los salarios o, incluso, en el estado del bienestar, no ha tenido la envergadura que necesita el capital, por lo que las agresiones debern ser mayores en el futuro. Como se ha dicho, suponer que ante tales agresiones, que cuantitativa y cualitativamente sern muy diferentes a las que hemos conocido, no habr respuesta, es dar de antemano la batalla por perdida. Es mucho mas sensato prepararse para ellas, partiendo de que las condiciones son malas, pero no irreversibles. La va por la que se ha producido el aumento de la tasa de explotacin es, pues, la caracterstica de una fase recesiva de larga duracin. Por este camino, el perodo necesario para que la tasa de beneficio aumente significativamente es excesivamente largo, sobre todo si se tiene en cuenta que la composicin orgnica del capital tambin ha aumentado, lo que es lgico en un perodo en el que el objetivo fundamental de la acumulacin no es aumentar la capacidad productiva, sino racionalizar el proceso productivo ahorrando trabajo. El capitalismo esta, pues, lejos de adentrarse en una nueva onda expansiva, a pesar de los avances logrados en restaurar la tasa de beneficio gracias a la poltica neoliberal que han logrado imponer los gobiernos. Sin embargo, ya sea por el desgaste a que se estn viendo sometidos los trabajadores por la poltica neoliberal y por la prolongacin de la onda larga depresiva, ya sea porque la recesin actual puede poner en muy malas condiciones al movimiento obrero, existen riesgos de una grave derrota de los trabajadores, lo que es una condicin indispensable para que el capitalismo salga de su actual parlisis e inestabilidad. Pero esto es una posibilidad que pertenece al futuro, no al pasado, y no est escrito que tenga que suceder. 11.3. Todo organismo vivo se regula a si mismo Los argumentos anteriores estn sustentados en una teora de las ondas largas que parte de que el cambio de una fase recesiva de larga duracin a una expansiva se produce exogenamente, esto es, requiere el concurso de algn factor externo para que se produzca. Como se ha visto en los captulos 5 y 6, tal factor externo es la lucha de clases. Pero algunos autores sostienen que la salida de una onda larga recesiva se produce endogenamente, esto es, a lo largo de la misma se van creando las condiciones para la nueva expansin, de forma que esta se produce automtica e inevitablemente. El carcter endogeno de las ondas largas fue defendido por Kondratiev, el primero que, en los aos veinte, hizo un estudio emprico sobre las mismas. Para l, el comportamiento cclico de la economa capitalista, las innovaciones tecnolgicas e, incluso, una serie de fenmenos econmicos y sociales (guerras, expansin geogrfica de los mercados, etc) estaran determinado por las propias fuerzas internas del capitalismo. Como es evidente, los conceptos de endogeneidad y exogeneidad no deben serlo en referencia a la sociedad capitalista en su conjunto, pues en este caso todo sera endogeno, sino respecto al mecanismo econmico bsico de su funcionamiento y, en este sentido, la explicacin de Kondratief no es correcta. Sin embargo, desde mediados de la dcada de los setenta, una serie de autores franceses y americanos han abordado el problema de la crisis desde una perspectiva novedosa. Reclamndose de todo o de parte de Marx, segn quien sea el autor, tienen muy en cuenta las contribuciones de Keynes. Las aportaciones de esta corriente se encuentran muy dispersas y su heterogeneidad interna es muy grande, pero sus elementos comunes han hecho que estos autores se puedan agrupar en lo que se conoce como escuela de la regulacin. La mayor parte de ellos rechazan el anlisis de las ondas largas pero, como se

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ver inmediatamente, tienen muchos puntos en comn con l. Incluso se les podra situar entre los que sostienen que la nueva fase expansiva se produce endogenamente. En sntesis y utilizando la terminologa del anlisis de las ondas largas en todo lo posible, su posicin es la siguiente. Los regulacionistas se preguntan como puede funcionar el capitalismo a pesar de sus contradicciones internas e indagan en las transformaciones que se han sucedido en el sistema a travs de las cuales se han superado las recurrentes crisis que ha padecido, lo que les lleva al concepto de modo de regulacin. El modo de regulacin es un conjunto de mecanismos, instituciones y comportamientos individuales y colectivos que aseguran la reproduccin del sistema desde el punto de vista econmico y social, esto es, que permite reabsorber las contradicciones y darle una estabilidad suficiente para asegurar la acumulacin. La configuracin exacta del modo de regulacin descansa en formas institucionales que son producto de relaciones sociales (las relaciones crediticias, las relaciones salariales, la competencia intercapitalista, la insercin internacional, etc) y se corresponden con una determinada forma de acumulacin. A lo largo del desarrollo del capitalismo se pueden producir crisis de dos tipos: crisis en la regulacin, que sera el equivalente a las crisis industriales peridicas, y crisis de la regulacin, que se podran asimilar a las fases recesivas de una onda larga. Cuando se produce una crisis de la regulacin, el capitalismo desarrolla elementos internos que tienden a poner en pie una regulacin nueva, con la que se superara la crisis. La salida de la fase recesiva de la onda larga se produce fundamentalmente, pues, por factores endgenos. Durante la fase expansiva posterior a la II Guerra Mundial, el capitalismo funcion con una regulacin que estos autores denominan fordista. En teora, el capital tiene dos formas fundamentales de gestionar el trabajo obrero para aumentar la tasa de explotacin. Por un lado, el capital puede seguir el mtodo que Marx denomin extraccin de la plusvala absoluta, que consiste en buscar el aumento de la plusvala intensificando la explotacin directa de los trabajadores, por la va de reducir los salarios, prolongar la jornada de trabajo, etc. Tal mtodo, que implica un organizacin del trabajo de tipo taylorista (rentabilizacin al mximo de la utilizacin de la fuerza de trabajo mediante la racionalizacin del proceso productivo, el control de los tiempos de produccin, la eliminacin de los tiempos muertos, etc), tiene, sin embargo, una consecuencia negativa para el capital, en la medida en que el crecimiento de la tasa de explotacin lleva aparejado una reduccin de los salarios y, por tanto, de la demanda. Por otro, el capital puede conseguir que la plusvala aumente por un procedimiento indirecto, que Marx calific como extraccin de la plusvala relativa. La acumulacin puede tener como uno de sus objetivos el de dotar a los trabajadores de mas capital para hacerlos mas productivos y que reproduzcan el valor de la fuerza de trabajo en un proporcin menor de la jornada, con lo que la plusvala aumentara. La bsqueda sistemtica de ganancias de productividad en los bienes de consumo de masas, la tendencia al trabajo semiautomatizado, etc, iran en esta direccin. Este mtodo, que supone una organizacin del trabajo de tipo fordista (trabajo en cadena, semiautomatizacin del proceso productivo, etc), tiene una ventaja: el crecimiento de la plusvala por esta va permite el aumento de los salarios sin que la tasa de beneficio se vea afectada, con lo que la demanda puede aumentar impulsando la produccin. En efecto, sean Y el PIB, B los Beneficios, L el empleo total y K el capital. La tasa de beneficio, r, ser: Tasa de beneficio (r) = (B/Y) participacin beneficios en el PIB ------- = -------- = -------------------------------------------------- K (K/Y) Relacin capital/producto B

Como se ha visto reiterdamente en captulos anteriores, si los salarios crecen como la productividad, su participacin en el PIB no variar y, por consiguiente, tampoco lo har la de los beneficios. El resultado es, por tanto, que si se establece la regla de que el crecimiento de los salarios reales no supere el de la productividad, el numerador de la ecuacin de la tasa de beneficio no se ver negativamente afectado por dicho crecimiento salarial. Para que la tasa de beneficio no se vea afectada, es preciso que tampoco vare la relacin capital producto, esto es, el denominador de la mencionada ecuacin. La relacin capital producto puede ponerse de la siguiente forma: K Relacin capital/producto = Y (K/L) relacin capital/trabajo ------ = ------ = --------------------------------- (Y/L) productividad

Por tanto, el denominador de la ecuacin de la tasa de beneficio tampoco variar, si se establece una segunda regla: que la acumulacin genere un aumento de la productividad que compense el crecimiento de la relacin capital trabajo que se produce como consecuencia de la misma (puesto que el objetivo es dotar a los trabajadores de mas mquinas para que sean mas productivos).

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Finalmente, si el consumo crece como los salarios, se garantizar un aumento de la demanda sostenido en el tiempo que impulsar la produccin. Para los regulacionistas, esta es la tercera de las tres reglas que garantizan que el aumento de la tasa de explotacin no afectar negativamente a la demanda. Esto es lo que ocurri en los aos de expansin. Durante ese perodo, los salarios no solamente representaban un coste para los capitalistas, sino tambin un mecanismo de absorcin de una produccin creciente. Los convenios colectivos, mediante los que se determinaba el crecimiento de los salarios en funcin de la productividad, garantizaban que el poder adquisitivo crecera con la acumulacin, contribuyendo a superar la contradiccin latente entre la produccin y la realizacin de la plusvala. Los grandes sectores de la produccin se articularon en torno al consumo de masas teniendo en cuenta estas condiciones de explotacin dominantes. Y los salarios crecan empujando la demanda y con ella la produccin, sin que la tasa de beneficio se viera afectada por dicho crecimiento salarial. De esta forma, se estableci una regulacin fordista, basada en las tres reglas anteriores, que se denomina de esta manera por referencia a la organizacin del trabajo en el que se sustenta. Sin embargo, a partir de mediados de la dcada de los setenta, el modo de regulacin vigente despus de la II Guerra Mundial ha entrado en crisis, por lo que hay que estudiar como surgir una regulacin nueva y las caractersticas que tendr. Pero en todo caso, no se producir por factores exgenos pues estos autores consideran que las guerras, la lucha de clases, la nueva regulacin, etc son datos endgenos al sistema, producto de sus propias contradicciones internas. 12.4. Y genera autodefensas frente a la enfermedad La explicacin de la crisis econmica actual que se ha desarrollado en captulos anteriores sostiene que la recuperacin de la tasa de beneficio es una condicin previa indispensable para que el capitalismo supere la onda larga recesiva. Todava no se ha producido dicha recuperacin y, por tanto, el inicio de una nueva fase expansiva depender de que lo permitan factores externos al mecanismo econmico bsico de funcionamiento del sistema capitalista. Como se ha indicado reiteradamente, la lucha de clases es el factor externo fundamental y, en este sentido, las batallas mas importantes estn por delante. Pero, segn los regulacionistas, los argumentos anteriores no sirven para valorar el estado de la crisis, porque suponen menospreciar las transformaciones internas que se estn produciendo en el seno del capitalismo y en las relaciones entre las clases. Por un lado, la tasa de beneficio puede no haberse recuperado suficientemente y, sin embargo, una nueva regulacin puede haber creado las condiciones para que lo haga en el futuro. Si esto es as, no sera necesario ningn factor externo para salir de la crisis, porque la propia dinmica interna del sistema ya estara generando los requisitos para que el capitalismo remonte la fase recesiva. Por otro, la nueva fase expansiva no tiene por que ser como la que se registr despus de la Segunda Guerra Mundial, en la que el aumento de la tasa de beneficio permiti un crecimiento elevado, una acumulacin sostenida, la mejora de los salarios reales y del consumo de masas, etc. La nueva regulacin puede permitir conciliar las contradicciones internas del capitalismo y darle un cierto grado de estabilidad social y eficacia econmica, independientemente del nivel de la tasa de beneficio y de la tasa de crecimiento econmico. As pues, para los regulacionistas, no se trata de analizar el estado de la tasa de beneficio y los factores externos que pueden influir sobre ella, sino las transformaciones internas que se estn produciendo en el capitalismo y que apuntan a como puede ser la nueva regulacin que se est gestando. a) La nueva regulacin salarial Hasta ahora, la recuperacin de la tasa de beneficio, cuya cada fue el factor fundamental para el inicio de la crisis econmica actual, ha sido insuficiente para determinar una nueva fase de expansin. Por un lado, en la mayora de los pases industriales, el retroceso de los salarios ha sido muy moderado. Por otro, el crecimiento de la productividad es muy reducido en relacin con el que haba antes de la crisis. Pero se estn produciendo transformaciones en la regulacin de los salarios y en la organizacin del trabajo que pueden terminar desempeando el mismo papel a medio plazo que la recuperacin de la tasa de beneficio. Comencemos por las normas salariales. Durante la fase expansiva posterior a la Segunda Guerra Mundial, se aceptaba que los salarios reales crecieran como la productividad, de forma que su participacin en la renta se mantena. Ahora, como consecuencia de los efectos de la crisis, de la poltica de austeridad y de la ofensiva ideolgica neoliberal, ha ganado legitimidad la norma de que, en el mejor de los casos, solo mantengan su poder adquisitivo, perdiendo, por tanto, los aumentos de la productividad. Se admite, pues, el retroceso de la participacin de los salarios en la renta nacional, esto es, se acepta el aumento de la tasa de explotacin y, por este camino, se puede producir una recuperacin paulatina de la tasa de beneficio. La segmentacin objetiva de la clase obrera que est produciendo la crisis favorece la adopcin de la nueva norma salarial. Durante la fase expansiva, el empleo creci prcticamente de forma ininterrumpida

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porque la produccin aumentaba mas rpidamente que la productividad. El crecimiento de esta ltima permiti, a su vez, el aumento de los salarios, la reduccin de la jornada de trabajo y la mejora de las condiciones laborales. Y el resultado de todo ello fue una cierta tendencia a la homogeneizacin de la clase obrera que tuvo su traduccin en el comportamiento de los salarios. Pero con la fase recesiva, las cosas han comenzado a funcionar a la inversa. Ahora, el crecimiento de la productividad se realiza a costa del empleo y del deterioro de las condiciones laborales y el resultado es el descenso de la ocupacin, incluso en los sectores rentables, la aparicin de un enorme volumen de paro, la precarizacin del empleo y, en general, el deterioro global de la situacin objetiva de la clase obrera. Se ha producido un enorme fraccionamiento: entre trabajadores de sectores con futuro y los que ejercen su actividad en sectores sometidos a reconversin, entre fijos y precarios, entre ocupados y parados, etc. La divisin interna de la clase obrera no es nueva, pero durante la fase expansiva, la tendencia a la homogeneizacin permita una mejor defensa de los salarios y de las condiciones laborales, mientras que hoy es muy difcil encontrar dos sectores de trabajadores con los mismos intereses. Esto supone un cambio substantivo en el comportamiento de los salarios, que tienden a moverse a la baja. Todo esto no constituye una victoria decisiva de la burguesa, pero supone un avance considerable para imponer el aumento de la tasa de explotacin. La recuperacin de la tasa de beneficio ha sido insuficiente tambin porque el crecimiento de la productividad es muy bajo en relacin con el que exista antes de la crisis econmica, pero esto tampoco hay que sobrevalorarlo. Por un lado, los reducidos aumentos de la productividad que se deducen de las cifras macroeconmicas ocultan el cambio de fondo que se est registrando en la organizacin del trabajo. Durante la fase recesiva, el crecimiento econmico se ha basado en los servicios, cuya productividad es menor que la de la media de la economa. El mayor peso de los servicios en el conjunto de la economa ha reducido las cifras de aumento de la productividad global, pero esto no quiere decir que en la industria no se estn produciendo fuertes aumentos de la misma. Antes al contrario, en muchos sectores industriales y en algunos de los servicios, se est registrando una verdadera revolucin en la organizacin del trabajo (el toyotismo, por ejemplo) que supone un cambio radical en la forma en que el capital gestiona el uso de la mano de obra. Por otro, con los cambios tecnolgicos que se estn registrando ocurre algo similar. De momento, no se han plasmado en la realidad de forma generalizada, porque son tecnologas costosas y difciles de extender de unos sectores a otros, pero dichas tecnologas existen, se estn aplicando ya en muchas ramas industriales y en algunas de los servicios y su potencialidad es enorme. En conclusin, no se le debe dar una excesiva importancia al dedil crecimiento de la productividad global de la economa. A corto plazo, el cambio substantivo que se ha producido en la regulacin de los salarios permite un menor crecimiento de la productividad sin que ello afecte a la tasa de beneficio. Y a medio plazo, las transformaciones profundas que se estn produciendo en la organizacin del trabajo y en la aplicacin de las nuevas tecnologas terminarn teniendo un efecto positivo sobre la productividad. b) La nueva regulacin de la demanda La forma en que se ha sostenido la actividad econmica a pesar del bajo crecimiento de los salarios indica que se esta creando una nueva regulacin de la demanda. Como se ha visto, durante la fase expansiva, se estableci una regulacin mediante la cual la participacin de los salarios en la renta se mantena y la produccin y la demanda crecan armnicamente impulsadas por el consumo salarial. Esta regulacin ha entrado en crisis durante la actual fase recesiva, pero ya se pueden sealar algunos elementos que apuntan a como puede ser la nueva regulacin. Durante los perodos de expansin cclica, como ocurri en la segunda mitad de los aos ochenta, los salarios permanecen prcticamente estancados en trminos reales, mientras que los beneficios crecen considerablemente. Como consecuencia, el consumo salarial no crece y aparece un dficit de demanda que no puede llenar la inversin, porque los factores que han determinado la crisis econmica de larga duracin siguen actuando. Dicho desfase de demanda es cubierto de una nueva regulacin de la demanda: el sistema financiero canaliza una parte del excedente generado en las empresas hacia el consumo no salarial, compensando as el estancamiento o retroceso del consumo salarial. En efecto, las dificultades para encontrar inversiones productivas rentables hace que grandes flujos de capitales se dirijan hacia el sistema financiero, que se est inflando considerablemente. Pero a travs de los altos tipos de inters, parte de los beneficios termina llegando a las familias ricas que aumentan su consumo. La financiarizacin creciente de la economa desempea el papel de facilitar el consumo, amortiguando los efectos de una distribucin de la renta contradictoria con la realizacin de la plusvala, por falta de demanda. As pues, durante la ltima expansin cclica, la tasa de beneficio se ha recuperado porque el reducido crecimiento de los salarios reales ha compensado con creces el dbil aumento de la productividad y la demanda ha crecido porque el consumo no salarial ha sustituido al salarial. Pero un esquema de crecimiento de este tipo no soluciona la contradiccin entre la recuperacin de la tasa de beneficio y el mantenimiento del crecimiento de la demanda, mas que muy coyunturalmente. A largo plazo, si la

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productividad crece debilmente, la demanda aumentar, porque el menor crecimiento de la productividad permitir un mayor aumento del empleo, pero la tasa de beneficio se reducir. Por el contrario, si el crecimiento de la productividad es fuerte, la tasa de beneficio podr aumentar, pero la demanda se puede ver afectada por la reduccin del empleo. Es preciso, pues, desconectar la creacin de empleo de la determinacin de la tasa de beneficio y la nica solucin es la dualizacin de la economa, esto es, su fraccionamiento en dos sectores. Por un lado, la industria moderna y algunos servicios informatizados o informatizables caracterizados por crecimientos elevados de la productividad, dbil creacin de empleo y relativamente altos salarios. Este sector competitivo es el que debe empujar a la recuperacin de la tasa de beneficio. Por otro, los servicios de baja productividad, que es el sector que crea empleo, pero que no est sometido a las exigencias de la rentabilidad capitalista y que compensa la dbil productividad con menores salarios y un empleo mas precario. Hay una tendencia mundial, aunque sea contradictoria, a que en cada pas se de este fraccionamiento entre los sectores competitivo y no competitivo de la economa y ello ocurre porque la dualizacin es necesaria para que pueda funcionar la reproduccin del capital, dados los cambios que se han sealado mas arriba. En conclusin, todava no se ha producido la salida de la fase recesiva, pero a lo largo de la misma se han realizado transformaciones profundas que estn sentando las bases de una nueva regulacin. Con la nueva regulacin, el capitalismo ya no ser tan progresivo como lo fue durante las dcadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero puede facilitarle una salida de la fase recesiva sin un gran salto en la acumulacin y el crecimiento porque, con ella, puede encontrar una forma de estabilidad social distinta a la de los aos cincuenta y sesenta (basada en el crecimiento de los salarios para todos, del estado del bienestar, etc). El dualismo le puede permitir un cierto apoyo social, estabilizar las relaciones sociales y obtener un cierto consenso y legitimacin. La estabilidad ser inestable, pero suficiente y, adems, la legitimidad no es un criterio decisivo porque siempre queda el recurso de la coercin. 12.5. Cuando la enfermedad es grave, las autodefensas no son suficientes Es inevitable compartir algunas de las opiniones expresadas por los regulacionistas. El anlisis de la situacin (retroceso de la participacin de los salarios en la renta, segmentacin de la clase obrera, cambios profundos en la organizacin del trabajo, implantacin de nuevas tecnologas, dualizacin social creciente, etc), basado como esta en un examen riguroso de las condiciones econmicas y sociales dominantes en la mayora de los pases, no puede constituir mas que un substrato comn de toda la izquierda. Pero, quiere decir ello que se estn sentando las bases para que el capitalismo inicie una nueva onda larga expansiva? Los regulacionistas creen que s y piensan en ella como el futuro lgico y previsible. Sera muy atrevido considerar ese futuro como descartable, pero los cambios no tienen la importancia que se les asigna y no son muy diferentes de los que se han producido en otras fases de crisis del capitalismo. Como en otros momentos histricos equiparables, el desenlace previsiblemente ser mas convulso y no ajeno a acontecimientos polticos y sociales de gran trascendencia, en los que desempear un papel decisivo la lucha de clases. Uno de los problemas mas importantes de la escuela de la regulacin es que tiende a presentar de forma homognea las caractersticas de un perodo, lo que le lleva a generalizaciones abusivas y a darle importancia crucial a algunos fenmenos que son normales en la historia del capitalismo. Algo de esto es lo que ocurre con la nueva regulacin de los salarios. Los regulacionistas hacen hincapi en la importancia de las nuevas normas salariales, con la recuperacin del poder adquisitivo como objetivo frente al mantenimiento de la participacin en la renta (aumentos de los salarios equivalentes al de la productividad) del pasado. Pasando por alto que el concepto de norma salarial es muy problemtico, no parece que sea algo novedoso que en tiempos de crisis los trabajadores estn en condiciones menos favorables para negociar sus salarios. Esto ya ocurri en ondas largas recesivas anteriores, pero las reducciones salariales que se consiguieron por esta va no fueron suficientes para que el capital remontara la crisis. Adems, en lo que respecta al perodo actual, cabe resaltar algunos hechos que limitan el alcance de los avances logrados por el capital. Durante los aos ochenta, los salarios han crecido por debajo de la productividad en la mayora de los pases, pero esta situacin se ha revertido en los ltimos aos en algunas economas, pues no en balde se ha ido agotando el discurso de los gobiernos que asegura a los trabajadores que la moderacin salarial era la va para lograr la recuperacin econmica y acabar con el paro. Por otra parte, los salarios se han desacelerado a lo largo de la dcada pasada, pero tambin, como se ha resaltado, lo ha hecho la productividad, de modo que la diferencia que ha podido obtener el capital ha sido bastante modesta. Durante la dcada de los ochenta, los salarios han tenido un crecimiento real positivo y la productividad ha sido inferior al 2%, de ah que la diferencia en torno al 1% no pueda considerarse una gran mordida. Por la va de la regulacin de los salarios, habra que concluir, no se estn sentando las bases de una salida a la crisis.

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Con la segmentacin y fragmentacin de la clase obrera, ocurre algo similar. No es un fenmeno nuevo en las crisis del capitalismo y no debiera considerarse que es un mecanismo de regulacin especifico de la actual onda larga recesiva. En efecto, algunos fenmenos que se estn dando en la actual crisis, como la precarizacin del empleo, los bajos salarios en algunos sectores o la segmentacin de la clase obrera, nos parecen nuevos, pero no lo son en absoluto. Durante los aos 30, por ejemplo, eran legiones los trabajadores a destajo que no saban por la maana si ese da iban a ganar un jornal o no y las desigualdades salariales eran enormes: entre los que cobraban semanalmente y lo que lo hacan por meses, entre destajistas y trabajadores fijos, entre empleados privados y funcionarios, etc. En un perodo en el que se producan deflaciones de precios, muy a menudo los intereses inmediatos de unas capas de trabajadores y otras no coincidan (los destajistas, por ejemplo, vean reducirse sus ingresos conforme bajaban los precios, lo que no ocurra con los empleados y los funcionarios, cuyo poder adquisitivo aumentaba mes a mes). El paro como primera expresin de esa segmentacin ha sido masivo en otras etapas historias, y las secuelas de debilitamiento de la clase obrera, sobreexplotacion de algunos sectores, degradacin de las condiciones laborales, etc son manifestaciones usuales en cualquier crisis. El estancamiento econmico no afecta por igual a todos los sectores econmicos ni en esta ni en las anteriores depresiones, ni por tanto a todos los estratos de la clase obrera. Las reestructuraciones que se emprenden, las incorporaciones tecnolgicas y los cambios en la organizacin del trabajo en tiempos de crisis no se corresponden con las del perodo de expansin, y de ah que la dualizacion social tiende a acentuarse en los perodos de estancamiento y tiende a amortiguarse en los perodos de expansin. Como tal es un factor endogeno del capitalismo para remontar las crisis, pero no es nuevo ni histricamente por esta va se ha conseguido un aumento suficiente de la tasa de explotacin que permita una recuperacin de la tasa de beneficio catalizadora de un cambio de tendencia. El tema del bajo crecimiento de la productividad es mas importante de lo que sugiere la teora de la regulacin. A corto plazo, por la regla salarial dominante podra parecer indiferente siempre y cuando los salarios crecieran por debajo de la productividad, pero ya se ha sealado que dicha regla no est estabilizada y que el cambio en la distribucin de la renta que el capital ha podido obtener por esta va ha sido muy insuficiente. Adems, hay que tener en cuenta que si la tasa de beneficio aumenta con la redistribucin de la renta a favor de los beneficios, disminuye con el aumento de la composicin orgnica del capital que esta teniendo lugar, por lo que el aumento de la productividad muy por encima del de los salarios reales es una condicin fundamental para que la tasa de beneficio se recupere significativamente. A medio plazo, como se vio en los captulos 6 y 7, no es suficiente que las nuevas tecnologas o las nuevas formas de organizacin del trabajo hayan penetrado en algunos sectores sino que, para salir de la onda larga recesiva, es necesario que se generalicen a toda la economa. Por lo que se refiere a las nuevas tecnologas, tal generalizacin exige una recuperacin previa de la tasa de beneficio, que no se ha producido, por lo que no constituyen ningn factor endogeno de salida de la crisis. Y por lo que respecta a las nuevas formas de organizacin del trabajo, su generalizacin exige cambios legales e institucionales que, para que sean efectivos, no pueden producirse solo de forma paulatina o rampante. La clase dominante lo comprende as y, por eso, ha desencadenado una ofensiva por la desregulacin del mercado de trabajo. Pero dicha ofensiva responde a una decisin poltica, esto es, no es endgena respecto al mecanismo econmico bsico de funcionamiento de la economa capitalista, sino exgena al mismo. Sobre el tema de la nueva regulacin de la demanda cabria matizar las posiciones regulacionistas restndole importancia al papel que se le asigna a la financiarizacin de la economa como una nueva forma de resolver la contradiccin de la demanda, por la va de que el consumo no salarial sustituya al salarial. Ha sido un rasgo en la historia del capitalismo que en las fases de prolongado estancamiento, a falta de una rentabilidad suficiente del capital en la esfera productiva, se desarrollan actividades especulativas que implican un mecanismo de explotacin adicional de los trabajadores. Esto no es nuevo, aunque no est de mas resaltar que la explotacin por esta va burda nunca ha sido un procedimiento para superar las ondas largas depresivas, no le aporta estabilidad al sistema y le resta parte de la legitimidad conseguida a travs de la explotacin asptica que proporciona la neutralidad y eficiencia del mercado, incluido el de la fuerza de trabajo. Adems, como los mismos regulacionistas sostienen, este no puede ser un mecanismo permanente de solucionar la contradiccin entre la extraccin de la plusvala y su realizacin y, como muestra la actual recesin, ni siquiera se ha podido mantener mucho tiempo. La dualizacin de la economa, fraccionndola en un sector competitivo, con altos beneficios y bajo empleo, y un sector no competitivo, creador de empleo y, por tanto, impulsor de la demanda, no pasa de ser una regulacin de laboratorio muy difcil de imponer en la prctica. Por lo que se refiere a los salarios y a las condiciones laborales, tal dualidad existe y ha existido en otras pocas del capitalismo, no solo en las pocas recesivas. Pero ambos sectores tienen que tender a la misma tasa de beneficio, porque en caso contrario el capital emigrara de uno a otro sector, y el problema de demanda subsistira a pesar de dicha dualidad, en la medida en que en un sector de la economa habra mucho empleo, pero con salarios bajos, y, en el otro, salarios altos, pero con poco empleo. Como se ver mas adelante, el problema de la

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demanda no puede ser solucionado con ninguna nueva regulacin, sino con una acumulacin que compense la reduccin de la demanda que provoca la poltica destinada a aumentar la tasa de explotacin. 12.6. El mal solo se combate con un tratamiento de choque El capitalismo no ha generado endgenamente las condiciones para iniciar una nueva onda expansiva, como piensan los partidarios de la teora de la regulacin. En primer lugar, la tasa de beneficio no se ha recuperado suficientemente a pesar del retroceso objetivo y subjetivo que ha sufrido la clase obrera como consecuencia de los efectos de la crisis y de la poltica econmica neoliberal. Incluso, durante los ltimos aos, ha descendido en la mayora de los pases industriales y, a este respecto, los datos son inequvocos. Por un lado, los salarios monetarios han crecido mas que los precios, de modo que el poder adquisitivo de los trabajadores, como media, no se ha deteriorado. Por otro, se ha cerrado la brecha entre el crecimiento de los salarios reales y el de la productividad. Finalmente, hasta ahora, el capital no ha conseguido avanzar significativamente en el desmontaje del estado del bienestar. El resultado es que, en los ltimos aos, la participacin de los salarios en el PIB, una aproximacin a la tasa de explotacin, ha mejorado, lo que ha determinado un retroceso de la tasa de beneficio. En segundo lugar, los cambios en la organizacin del trabajo y la implantacin de las nuevas tecnologas tampoco han creado las condiciones para que la tasa de beneficio se recupere en el futuro, pues son todava muy limitados para las necesidades del capital. Los cambios en la organizacin del trabajo han podido elevar la productividad con cargo al empleo y a las condiciones laborales en algunos sectores pero, para que la tasa de beneficio se recupere suficientemente, deben extenderse al conjunto de la economa y esto no esta garantizado endgenamente. La implantacin de las nuevas tecnologas, por su parte, se circunscriben a unas pocas ramas de la industria y los servicios hasta que previamente se haya producido una recuperacin de la tasa de beneficio. En tercer lugar, no hay una nueva regulacin de la demanda que permita soslayar la contradiccin existente entre la produccin de la plusvala y su realizacin. Antes al contrario, en su intento de solucionar la crisis de oferta, la poltica neoliberal ha aadido una crisis de demanda y la recesin generalizada en la que est sumida la economa de mercado es una prueba de ello. As pues, el capitalismo no ha creado mecanismos que garanticen una reproduccin y una acumulacin sostenida, aunque sea a un ritmo mas bajo que durante la onda larga expansiva precedente, y, por tanto, sigue necesitando un tratamiento de choque para imponer a los trabajadores el aumento de la tasa de explotacin y la recuperacin de la tasa de beneficio. Como se vio en el captulo anterior, este es precisamente el objetivo de la poltica econmica neoliberal. Es indudable que el xito de tal poltica no depende de ningn mecanismo interno del sistema capitalista, sino pura y simplemente de que la lucha de clases lo permita. A este respecto, la situacin de la clase obrera es mala, tanto objetiva como subjetivamente, pero sera errneo concluir que es irreversible, porque el capital habra traspasado ya las ltimas lneas de defensa. Empecemos por el terreno ideolgico. A raz de la cada del muro de Berln, la idea del socialismo se bata en retirada y el seor Fukuyama se permita hablar del fin de la historia. La humanidad habra encontrado un sistema social perfecto, el capitalismo, un nuevo orden internacional imperara sobre el mundo y los Estados Unidos seran su gendarme. Hoy, el seor Fukuyama no encontrara un editor que estuviera dispuesto a publicar su libro sin sufrir prdidas. El nuevo orden internacional es simplemente un desorden recorrido por guerras fratricidas y los intentos de imponerlo generan hambre, desesperacin y miseria en continentes enteros y el deterioro del medio ambiente comienza a ser un dato para grandes sectores de la poblacin de los pases industriales. Y, para colmo, la poltica econmica neoliberal ha agudizado el problema del paro en el primer mundo hasta hacerlo socialmente insostenible. Un panorama muy distinto al que haba en el momento de la cada del muro de Berln, momento en el que el capitalismo apareca triunfante. Es verdad que no hay un proyecto alternativo a la sociedad actual que sea sentido por grandes capas de la poblacin, pero no es menos cierto que el proyecto capitalista retrocede. En el terreno ideolgico, las grandes batallas estn por delante, no por detrs. Pero pasemos a la situacin del movimiento obrero. La crisis econmica ha tenido consecuencias negativas en trminos de aumento del paro, retroceso de la participacin de los salarios en el PIB, precarizacin del empleo, etc, es decir, se ha producido un retroceso de las condiciones de vida y laborales de los trabajadores. Pero, como se ha dicho, el capital est muy lejos de haber desarticulado las ltimas lneas defensivas de los trabajadores y, al contrario, contina existiendo una capacidad de resistencia apreciable. Es esto lo que est detrs de la crisis econmica en todos los pases industriales: el hecho innegable de que el capital no ha conseguido la recuperacin de la tasa de beneficio que necesita porque la resistencia del movimiento obrero a la ofensiva salarial, a las agresiones al estado del bienestar, a los cambios en las condiciones laborales se lo impide. Como se ha dicho, el capital ha avanzado unos centenares de metros cuando, para salir de la crisis econmica, necesitara avanzar kilmetros y es esto lo que quiere conseguir la poltica econmica neoliberal.

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Sin embargo, la situacin actual no puede prolongarse indefinidamente. La nueva ofensiva neoliberal pretende aprovechar el debilitamiento de la clase obrera para dar un salto cualitativo en la explotacin con el objetivo de que el capital pueda remontar la crisis econmica a su favor. Las condiciones para que lo consiga no estn dadas pero es indudable que los efectos corrosivos de la crisis contribuyen a crearlas. Despus de dcadas de crisis y de poltica de austeridad, la magnitud de los ataques a los salarios reales y al estado del bienestar y el intento de introducir la ley de la selva en el mercado de trabajo muestran que la ofensiva del capital est llegando a las lneas de retaguardia de la clase obrera.

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13 LOS PROBLEMAS CRECEN (LA CRISIS DE DEMANDA Y LA INESTABILIDAD FINANCIERA) El capitalismo no ha sido capaz de crear las condiciones para iniciar una nueva fase expansiva de larga duracin y, como consecuencia, la crisis econmica se ha complicado. La dinmica interna de la onda larga recesiva ha hecho que se liberen grandes volmenes de capital que no se han invertido en actividades productivas, debido al bajo nivel de la tasa de beneficio, lo que ha tenido dos efectos. Por un lado, han aparecido dificultades para realizacin de la plusvala, de modo que una crisis de demanda ha venido a aadirse a la crisis de oferta. Por otro, estos capitales han buscado su rentabilidad en el sector financiero, que ha crecido considerablemente, introduciendo una enorme inestabilidad en el funcionamiento de la economa de mercado. Ambos elementos, crisis de demanda e hipertrofia financiera se han visto agudizados por la poltica neoliberal que se ha puesto en prctica durante los ltimos doce aos y el resultado es que la situacin comienza a parecerse en muchos aspectos a la que exista durante la crisis de los aos treinta. 13.1. La espiral de la crisis Las ondas largas recesivas estn determinadas por el descenso de la tasa de beneficio, por lo que, siguiendo la terminologa convencional, empiezan siendo crisis de oferta, esto es, el problema fundamental no es que la produccin no encuentre una demanda, sino que no es rentable. El capitalismo no iniciar una nueva onda larga expansiva hasta que no haya logrado un aumento significativo de la tasa de explotacin y una reduccin de la composicin orgnica del capital, por lo que la poltica de austeridad seguir siendo necesaria para el capital. Sin embargo, la dinmica interna de la onda larga recesiva genera una crisis de demanda aadida que subsistir hasta que el sistema haya creado las condiciones para iniciar una nueva fase expansiva de larga duracin. Veamos como se produce. Las crisis industriales peridicas no estn provocadas por la demanda, sino por la oferta, pero durante las mismas es normal que se termine produciendo una insuficiencia de la demanda. Son crisis de sobreproduccin y, por tanto, en ellas se combina el descenso de la tasa de beneficio con dificultades de realizacin de la plusvala. A medida que se desarrolla la expansin coyuntural, la composicin orgnica del capital aumenta, como consecuencia de la acumulacin, y la tasa de explotacin disminuye, debido al crecimiento de salarios propiciado por el aumento coyuntural de la demanda de trabajo que se produce durante la expansin. Esto, por si solo, explica que se termine produciendo un descenso fuerte y brusco de la tasa de beneficio media de la economa, de modo que la causa de la recesin no reside en que la demanda sea insuficiente porque los salarios son bajos, sino precisamente en que la tasa de beneficio desciende porque son altos. Pero aparecen tambin problemas de realizacin de la plusvala. Conforme la capacidad productiva va creciendo durante la expansin, como consecuencia de la acumulacin, la oferta de mercancas va aumentando y llega a un momento en que se hace mayor que la demanda, con lo que los precios tienden a caer por debajo de los valores. Los capitalistas no pueden realizar en el mercado toda la plusvala que han obtenido de sus trabajadores y, por tanto, la tasa de beneficio desciende. De modo que la causa de la recesin es la sobreproduccin en que se ha situado la economa y no la demanda. Los problemas derivados de una demanda insuficiente aparecern despus, pero no son la causa de la crisis, sino su consecuencia. Por un lado, el descenso de la tasa de beneficio provoca una disminucin de la demanda de inversin. Por otro, el aumento del paro que se produce durante la recesin crea las condiciones para que se reduzcan los salarios reales, lo que se traduce en una disminucin de la demanda de consumo. Entonces aparece una crisis de demanda que se va aadiendo a la crisis de oferta pero, al mismo tiempo, se van creando las condiciones para que esta ltima se supere. En efecto, la tasa de beneficio tiende a recuperarse, por un lado, porque ha descendido la composicin orgnica del capital debido al cierre de fbricas que se produce en la recesin y, por otro, porque la tasa de explotacin tiende a aumentar como consecuencia de la reduccin de los salarios reales y el deterioro de las condiciones laborales que permiten los altos niveles de paro. A partir de aqu, el crecimiento de la acumulacin subsiguiente empujar a la demanda agregada, sentando las bases de un nuevo auge cclico. La dinmica a largo plazo de la economa capitalista funciona de una manera diferente a como se ha descrito que lo hace en el corto plazo. De la misma forma que ocurre con los ciclos industriales peridicos, las ondas largas recesivas no estn provocadas por la demanda, sino por la oferta, aunque durante las mismas es normal que se termine produciendo una insuficiencia de la demanda. Pero as como en

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aquellos, la aparicin de una crisis de demanda y la solucin de la crisis de oferta eran las dos caras de la misma moneda, en las ondas largas recesivas no ocurre lo mismo. Ello es as porque, mientras que los ciclos industriales peridicos pueden explicarse acudiendo a factores endgenos del propio sistema capitalista (por ejemplo, la reduccin de los salarios que provoca la crisis de demanda, al mismo tiempo contribuye a que se recupere suficientemente la tasa de beneficio, solucionando la crisis de oferta), en las ondas largas recesivas los factores exgenos desempean un papel determinante, de modo que la crisis de demanda puede aparecer precisamente porque el capital no avanza suficientemente en la superacin de la crisis de oferta. Las distintas fases de las ondas largas determinan las caractersticas de los ciclos industriales peridicos que se producen durante las mismas. Si la economa se encuentra en una fase expansiva de larga duracin, los factores conyunturales que pueden empujar hacia abajo a la tasa de beneficio tendrn mucho menos peso que los estructurales, que determinan que su nivel sea alto. Pequeos ajustes en la tasa de explotacin y en la composicin orgnica del capital producirn una recuperacin de la tasa de beneficio suficiente para que la inversin vuelva a crecer fuerte y sostendamente. Y el resultado ser que la insuficiencia de la demanda que puede provocar el aumento de la tasa de explotacin ser rpidamente absorbida por la demanda adicional que generar el proceso de acumulacin. Por tanto, la crisis tendr poca profundidad y no significar mas que un alto en el camino. La nueva expansin coyuntural se iniciar sin ningn problema de demanda. Los mecanismos econmicos funcionarn de una forma muy diferente si la economa se encuentra en la fase recesiva de la onda larga. Los factores estructurales que la originaron tendrn mas peso que los coyunturales, de modo que ya no bastarn pequeos ajustes para que la recuperacin de la tasa de beneficio sea suficiente. Para iniciar una expansin sostenida, se necesitara un aumento sustancial de la tasa de explotacin y una reduccin no menos drstica de la composicin orgnica del capital. Si tal cosa sucediera, la demanda que generara la inversin compensara con creces la reduccin del consumo que provoca el aumento de la tasa de explotacin, de forma que el nuevo auge sera el primero de la nueva fase expansiva de larga duracin. Pero el capital no puede imponer de golpe un aumento sustancial de la tasa de beneficio. Por un lado, durante la recesin, los salarios reales tienden a crecer por debajo de la productividad, de modo que se produce un aumento de la tasa de explotacin, pero este aumento es pequeo, porque el cambio en la correlacin de fuerzas entre las clases, que fue uno de los factores que determinaron la onda larga recesiva, sigue estando presente. Por otro, la composicin orgnica del capital no se reduce suficientemente, como consecuencia de la implantacin de tecnologas ahorradoras de empleo e intensivas en capital caractersticas de la fase recesiva, que son las que inducen un aumento de la productividad del trabajo. El resultado es que la recuperacin de la tasa de beneficio es menor que el que se necesitara para que el crecimiento de la inversin fuera fuerte y sostenido en el tiempo. De esta forma, el aumento de la tasa de explotacin consigue que crezca la plusvala a costa de reducir la demanda de consumo, pero la plusvala obtenida no se invierte totalmente en actividades productivas porque la tasa de beneficio sigue siendo reducida y, como consecuencia, aparece un problema de realizacin. Dicho de otra forma, el aumento de la tasa de explotacin va generando un gap entre la demanda y la oferta, porque la productividad crece mas que los salarios, que no es llenado por la inversin, porque la tasa de beneficio es insuficiente, y el resultado es que una crisis de demanda se superpone a la de oferta. Se iniciar un nuevo auge cclico, porque la tasa de beneficio se ha recuperado algo, pero dicho auge arrastrar tras de s un problema de demanda que viene de la recesin anterior. Y ciclo a ciclo la crisis de demanda se ir acumulando hasta que se haya producido una recuperacin significativa de la tasa de beneficio. Entonces, toda la plusvala acumulada durante las recesiones anteriores se invertir, desaparecern los problemas de demanda y el capitalismo iniciar una nueva fase expansiva de larga duracin. Pero, hasta entonces, la crisis de demanda ir ganando un peso creciente respecto a la crisis de oferta que determin la onda larga recesiva. La solucin para el capital es imponer un aumento sustancial de la tasa de explotacin y una reduccin significativa de la composicin orgnica del capital, pero, paradjicamente, conforme avanza en estos objetivos, los problemas pueden agravarse mas que solucionarse. Ello es as, porque la lucha de clases ocupa un lugar central en la salida de la onda larga recesiva. Si los trabajadores resisten y el capital no puede imponer las medidas que solucionaran la crisis de oferta, se tendr que enfrentar tambin a una crisis de demanda, que se convertir en una dato estructural del perodo. La situacin puede acabar siendo insostenible (aumento del paro hasta niveles inslitos, quiebras masivas de empresas, etc) y las divisiones en las filas de la clase dominante pueden aparecer, porque la poltica econmica necesaria para que el capital remonte la crisis no afectar de igual forma a todos los capitalistas. Los sectores mas competitivos, que se han renovado tecnolgicamente y que cuentan con una buena rentabilidad, no vern con buenos ojos una poltica que les crea serios problemas de demanda y que, por tanto, les repercute negativamente en su tasa de beneficio. La poltica de austeridad, que gozaba del consenso de prcticamente todos los

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capitalistas al principio de la crisis, ya no ser apoyada por todos ellos. Y la salida de la onda larga recesiva y la poltica econmica necesaria para remontarla se habr complicado tambin polticamente. 13.2. La montaa de papel Para los economistas neoclsicos, el capital est constituido por las construcciones, las plantas industriales y los bienes de equipo con los que se realiza la produccin, pero esta es una visin estrecha que restringe el concepto de capital a la parte del mismo que se utiliza en la produccin de la plusvala y que impide analizar correctamente como se forma el capital financiero. Desde el punto de vista de la economa marxista el problema es abordado desde otro ngulo mucho mas enriquecedor. La plusvala que obtienen los capitalistas de la explotacin de los trabajadores durante el proceso de produccin puede ser acumulada, convirtindose en capital, de varias formas diferentes. Por un lado, pueden emplearla para adquirir mquinas, materias primas, productos acabados, etc (capital constante) y fuerza de trabajo (capital variable) y, por tanto, dedicarla a la produccin de nueva plusvala. El papel central que este componente del capital desempea en las ondas largas ya se ha tratado profusamente en las pginas anteriores del presente libro. Pero, por otro, pueden convertirla en capital financiero, esto es, pueden utilizarla para dar prstamos al Estado, a la banca o a las empresas, del propio pas o de pases extranjeros y obtener un inters a cambio. Dichos prstamos se materializan en documentos que pueden tomar la forma de acciones (cuando el prstamo se concede a una empresa a cambio de una participacin en los beneficios), obligaciones (cuando el prstamo se realiza a cambio de un tipo de inters), bonos de la banca (con un funcionamiento similar al de las obligaciones), deuda pblica (cuando el prstamo se realiza al Estado), etc. El capitalismo convierte en mercanca todo lo que toca y, as, junto a la existencia de mercados de mercancas, tambin existen otros en los que se compran y se venden estos capitales que no se han dedicado directamente a inversiones productoras de plusvala (el mercado de dinero, el mercado de divisas, el mercado de capitales, etc). Estos mercados desempean un papel importante durante la fase recesiva de la onda larga. Como se ha visto en el epgrafe anterior, las crisis cclicas que se producen a lo largo de la misma permiten un aumento de la plusvala, que no se invierte totalmente en actividades productivas durante la recuperacin subsiguiente, porque la tasa de beneficio es baja. As pues, durante la fase recesiva, las sucesivas crisis peridicas van liberando una cantidad creciente de capitales que terminan acudiendo a los mercados financieros en busca de una rentabilidad que no encuentran en las actividades reales. Precisamente, es esto lo que determina que aparezca una crisis de demanda: que una parte de la plusvala obtenida no es devuelta al circuito econmico, sino que se atesora improductivamente en forma de activos financieros, no generando nueva demanda. Estos capitales permanecern ociosos hasta que se produzca un aumento significativo de la tasa de beneficio, momento en el que pasarn a invertirse masivamente en actividades productoras de plusvala, lo que determinar el inicio de una nueva fase expansiva de larga duracin. Pero, mientras tanto, conforme se desarrolla la fase recesiva, es normal que la esfera financiera crezca considerablemente, como consecuencia de la plusvala acumulada que no se invierte. Sin embargo, la esfera financiera tiene una caracterstica peculiar: puede crecer prcticamente de forma ilimitada. El sistema bancario produce una multiplicacin del dinero emitido por los bancos centrales, de forma que el que utiliza la sociedad (en forma de billetes o de depsitos bancarios), es un mltiplo de cantidad de billetes originalmente emitida. En efecto, supongamos que el banco central emite 100.000 libras adicionales y que el coeficiente de caja de los bancos privados (el porcentaje de sus depsitos que mantienen en forma de caja para hacer frente a la eventual retirada de fondos por parte de sus clientes) es del 10%. Una vez puestas en circulacin, las 100.000 libras terminarn siendo depositadas en la banca privada, que se quedar con 10.000 en su caja y prestar las 90.000 restantes. Despus de algn tiempo, las 90.000 volvern a ser depositadas nuevamente y la banca se quedar con 9.000 en su caja y prestar las 81.000 restantes. En la tercera ronda, la banca recibir las 81.000, se quedar con 8.100 en caja y prestar las 72.900 restantes. El proceso continuar pero, en cada ronda, el aumento de los depsitos ser menor porque, en la ronda anterior, un 10% se ha filtrado a la caja de la banca y no ha sido prestado. El resultado es que la expansin de dinero que puede producir la banca est limitada por el hecho de que existe un coeficiente de caja que, adems, es utilizado por los bancos centrales para controlar la cantidad de dinero. La expansin del capital financiero se puede producir de forma similar a la del dinero bancario (el prstamo que recibe una empresa se puede utilizar para comprar acciones de otra, esta a su vez puede utilizar los fondos para invertir en una tercera, etc, etc), pero hay una diferencia fundamental entre ambos procesos. Durante la fase expansiva de la onda larga, las filtraciones son mayores (las empresas que obtienen un prstamo no lo utilizan en inversiones financieras, sino en inversiones reales productoras de plusvala) por lo que el proceso de multiplicacin del capital financiero es muy limitado. Pero durante la fase recesiva, al haber muy pocas inversiones reales rentables, las filtraciones del proceso sern muy pequeas, por lo que el volumen total de capital financiero puede terminar siendo muy superior al de la

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plusvala acumulada en la esfera financiera. Y el resultado es que todos los mercados financieros se expanden. En la bolsa, la demanda de acciones aumenta, como consecuencia de los capitales que buscan una rentabilidad, mientras que no lo hace la oferta, porque no hay muchas posibilidades de inversiones reales y, por tanto, se produce una presin para que las cotizaciones suban. Este auge en las cotizaciones favorece la especulacin que, en una primera etapa, contribuye a prolongarla y a hacer que tenga mas intensidad. En los mercados de divisas, la fluctuacin de las monedas que se produce como consecuencia de que no rige un sistema de tipos de cambio fijos, incita a la especulacin en busca de una rentabilidad rpida, lo que contribuye a desestabilizar an mas los mercados de cambio. Multitud de nuevos instrumentos financieros, de nuevos mercados, de nuevas instituciones y nuevas operaciones van surgiendo al calor del crecimiento del capital financiero. Aparecen incluso actividades fraudulentas, gentes que estn mas informadas y se aprovechan de ello, etc. As, la especulacin se convierte en un negocio mas fcil que las actividades productivas. La consecuencia es que se desarrolla una economa de papel que poco o nada tiene que ver con la situacin de las empresas, caracterizada por la recesin y las bajas tasas de beneficio, de forma que cada vez son mas los capitalistas que pretende participar de una plusvala que no crece. Durante un largo perodo, la contradiccin entre el sector real y el sector financiero de la economa puede no aparecer. Pero cualquier acontecimiento puede cambiar la situacin: una recesin real, el cambio en las expectativas de los inversores que hagan que se vuelvan pesimistas o, incluso, una creencia generalizada de que las cosas no pueden continuar as. Se puede producir entonces un descenso brusco en las cotizaciones, una huida de los mercados de cambio o una crisis financiera. Y el cambio puede ser acumulativo por las prdidas en que hayan incurrido muchos especuladores y muchas empresas que, a falta de inversiones reales rentables, se hayan dedicado a la especulacin. Pero mientras esto ocurre, la hipertrofia del sector financiero ser una caracterstica mas de la fase recesiva de la onda larga. 13.3. La primaca de la poltica sobre la economa La aparicin de una insuficiencia de la demanda, que se aade al problema de una tasa de beneficio tambin insuficiente, y el crecimiento hipertrfico del sector financiero, que le da al sistema una gran inestabilidad, son consecuencias objetivas de la dinmica interna de la onda larga recesiva. Se podra decir que, conforme se acerca el final de la fase recesiva, la crisis se agrava y los problemas crecen y ello se produce precisamente porque la lucha de clases y los conflictos intercapitalistas impiden que el capital pueda imponer una recuperacin de la tasa de beneficio suficiente como para evitar tales problemas. Pero tal agravamiento no indica nada sobre como ser el futuro, salvo que la salida de la onda larga recesiva no ser suave y que no se producir por factores endgenos. Si el capital logra imponer finalmente el aumento de la tasa de explotacin que necesita y consigue la reduccin de la composicin orgnica del capital que se requiere, a travs de las correspondientes quiebras de las empresas menos competitivas, los capitales acumulados en la esfera financiera se invertirn masivamente en el sector productivo, desaparecer la crisis de demanda, la hipertrofa financiera ser absobida (aunque no se absorber ordenadamente y sin crisis, pues los capitales financieros que pasan a ser invertidos en el sector real provocrn una contracccin de la burbuja financiera) y comenzar una nueva fase expansiva de larga duracin. El agravamiento de la crisis solo indica que, en los momentos finales, la lucha entre las clases en conflicto es ms dura y descarnada. Pero hay que huir de cualquier explicacin mecanicista. En todas las ondas largas recesivas, han terminado apareciendo problemas de realizacin de la plusvala, pero que tales problemas se hayan transformado en una crisis de demanda grave y duradera no ha dependido solo de la dinmica interna de la onda larga. De la misma forma, en todas ellas, se ha registrado un enorme desarrollo del sector financiero y de la especulacin, pero no siempre han tenido la misma intensidad y, sobre todo, no siempre han creado una inestabilidad similar. Ello es as porque la poltica ocupa un lugar en la dinmica del capitalismo tan importante como las condiciones objetivas. Este es precisamente uno de los elementos externos al propio mecanismo bsico de funcionamiento de la economa capitalista que explica por qu la salida de una onda larga recesiva no se produce nunca por factores endgenos. Veamos que papel ha desempeado en la crisis econmica actual. El capital cuenta con una estratgia para salir de la crisis: es lo que hemos llamado poltica de austeridad. Pero de tal estrategia no se deduce una nica poltica econmica y social posible, sino muchas lneas distintas de actuacin. Todas ellas tendrn el mismo objetivo estratgico (la recuperacin de la tasa de beneficio) pero, en la practica, pueden ser muy diferentes. La clase dominante adoptar una u otra dependiendo de muchos factores: la situacin del capitalismo, el estado del movimiento obrero, el tipo de resistencia que ofrece, las ideologas que se enfrentan en el campo de batalla, etc. Incluso, a lo largo de la fase recesiva se pueden aplicar polticas econmicas y sociales muy distintas, aunque todas ellas tengan el mismo objetivo a largo plazo. Y es que, por lo que respecta a la evolucin del capitalismo, nada est escrito de forma indeleble. Las condiciones

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objetivas ocupan un lugar fundamental, pero los factores subjetivos no son menos determinantes y, por tanto, la poltica se sita en el centro de la lucha de clases. Sin embargo, no todas las polticas posibles que puede adoptar el capital para remontar la crisis econmica a su favor tienen los mismos efectos. Desde el punto de vista econmico, unas pueden agravar la crisis de demanda, otras paliarla. Unas pueden provocar una gran inestabilidad financiera, otras reducirla. Por lo que se sabe de la experiencia histrica, durante la crisis de los aos treinta, ocurri lo primero. La economa neoclsica, fundamento terico del liberalismo hegemnico entonces, no fue capaz de comprender la crisis en la que se encontraba el capitalismo y, lejos de crear las condiciones para que la superara, agudiz los problemas econmicos hasta generar una situacin social insostenible. Como ha dicho Hobbsbawm (Industria e Imperio, Ariel, Madrid, 1977), nunca se hundi un barco con un capitn y una tripulacin ms ignorantes de las razones de su mala fortuna o ms impotentes para hacer algo en contra de ella. Ahora puede estar ocurriendo algo similar. Como se ha visto en el captulo 11, el capital escogi el neoliberalismo porque pens que era la mejor forma de hacer efectivos los objetivos de la poltica de austeridad. Para imponer tal poltica, necesitaba hacer retroceder las ideas fundamentales que se haban instalado slidamente en el movimiento obrero durante los aos de expansin econmica. Por un lado, la idea del socialismo, como forma de organizacin social alternativa al mercado, debera perder terreno en la conciencia de los trabajadores, porque solo se poda conseguir que estos aceptaran medidas lesivas a sus intereses si aceptaban que la economa de mercado es el nico sistema posible y la crisis un problema que exige sacrificios de todos. La crisis del llamado socialismo real vino despus a reforzar el proyecto neoliberal. Por otro, tambin deberan retroceder las ideas keynesianas que haban animado la poltica econmica durante el perodo de expansin posterior a la Segunda Guerra Mundial, porque la recuperacin de la tasa de beneficio exiga un retroceso serio del estado del bienestar. Pero el neoliberalismo y la economa neoclsica no eran la nica alternativa y, de hecho, no lo fueron durante los primeros aos de la onda larga recesiva. Se impusieron a partir de la eleccin de Reagan, en 1980, y la llegada al poder de Tatcher en Gran Bretaa. Han llegado a dominar el mundo, pero la austeridad no siempre tiene que ser neoliberal. Casi dos dcadas despus de iniciada la crisis, el neoliberalismo no ha sido capaz de crear las condiciones necesarias para que le capitalismo la supere. Aunque la tasa de beneficio se ha recuperado, todava est muy lejos de los niveles que tena antes de la crisis econmica y que se requeriran ahora para iniciar una nueva fase expansiva. Sin embargo, ha contribuido a agravar decisivamente los problemas que se derivan de la dinmica interna de la onda larga recesiva. Por un lado, ha agravado considerablemente la crisis de demanda. En el terreno de la economa internacional, la ideologa neoliberal se ha impuesto, generando una espiral recesiva en la economa mundial. En el interior de cada pas, las recetas neoclsicas dominan la poltica econmica de todos los gobiernos, lo que contribuye a que se agudice dicha crisis de demanda. Por otro, ha favorecido la hipertrofia financiera y la especulacin hasta tal punto que el mundo se ha convertido en un Gran Casino en el que se puede jugar las 24 horas del da. La inestabilidad que se deriva de ello es evidente y dificulta la salida de la onda larga recesiva. Ambas cosas ya ocurrieron durante la crisis de los aos treinta pero, ahora, las dimensiones que estn adquiriendo la crisis de demanda y la hipertrofica financiera son asombrosas. El resultado es que el capitalismo ha vuelto a cometer los mismos errores que en los aos treinta. 13.4. Una Aldea Global en medio de la selva El neoliberalismo y la economa neoclsica conciben el mercado como la mejor forma de organizar la actividad econmica de la sociedad y esto tiene una traduccin en el mbito del comercio internacional. Para ambos, el comercio libre entre todos los pases es la base de la prosperidad econmica, pues permite que cada uno de ellos pueda especializarse en lo que produce mejor y obtener lo que le falta al menor coste. Todos los pases pueden beneficiarse de l, pero la condicin es que no exista ningn obstculo al comercio internacional, lo que significa que deben eliminarse todos los aranceles y restricciones cuantitativas que se opongan al funcionamiento libre del mercado mundial. De la misma forma, hay que liberalizar todos los movimientos de capital, para que los recursos productivos puedan asignarse eficientemente sin ninguna dificultad. El neoliberalismo, pues, concibe el mundo como un gran mercado (la aldea global se llama ahora) en el que el capital se pueda mover a su antojo y concluye que de esto solo pueden deducirse beneficios para la humanidad. Las negociaciones del GATT (Tratado General sobre Aranceles y Comercio), el Acta Unica y el Tratado de Maastricht en Europa y el NAFTA (Tratado de Libre Comercio entre Estado Unidos, Canad y Mexico) van en la direccin apuntada. Con el GATT, se trata de reducir los aranceles y dems obstculos que restringen el comercio mundial. Con el Tratado de la Unin Europea, se intenta construir un mercado nico en el que las mercancas y los capitales puedan moverse libremente. Y con el NAFTA, se pretende la creacin de una zona de librecambio (una zona en la que se han eliminado los aranceles y las restricciones cuantitativas entre los pases miembros y se ha acordado una proteccin comn a todos ellos) en Amrica.

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Un mercado mundial es al fin y al cabo un mercado capitalista y sus efectos negativos se vern amplificados precisamente porque es mundial. Como se vio en los tres primeros captulos, la economa de mercado solo satisface las necesidades que pueden expresarse porque alguien paga por ellas, no es el sistema eficiente que se propugna e implica una desigualdad social creciente. Despus de dos siglos de capitalismo, perodo que en su inmensa mayora ha estado dominado por la ideologa liberal, las consecuencias negativas que ha tenido en el mundo son evidentes. En 1989, el 20 por 100 de los pases mas ricos concentraban el 82,7 por 100 del PIB mundial, el 81,2 por 100 del comercio mundial y el 80,5 por 100 de las inversiones. Para el 80 por 100 restante, quedaba el 17,3 por 100 del PIB mundial, el 18,8 por 100 del comercio y el 19,5 por 100 de las inversiones. Y si nos atenemos al 20 por 100 de pases mas pobres, en los que vive la inmensa mayora de la poblacin mundial, en ellos solo se concentra el 1,4 por 100 del PIB mundial, el 1,0 del comercio y el 1,3 de las inversiones. Hay que concluir, pues, que el comercio libre ha resultado ser un mecanismo de empobrecimiento y de concentracin de la riqueza y el capital en los pases ricos, por lo que la solucin no es derribar los obstculos internacionales que se oponen al mismo, como propone el neoliberalismo, sino precisamente el contrario: que los pases pobres se protejan de los ricos. Por lo que respecta a la crisis econmica, los efectos negativos del libre comercio son evidentes. Dado que ninguna barrera resguarda los mercados interiores de cada pas y que la competencia se convierte en el regulador supremo del sistema, se desata una lucha entre todos ellos por mejorar la competitividad y ofrecer las mejores condiciones de rentabilidad al capital. Esto reduce la capacidad de maniobra de todos los gobiernos para responder a los problemas econmicos de sus respectivos pases y les obliga a la adopcin de polticas econmicas basadas en el acoso a las condiciones de vida y laborales de los trabajadores que tienden a deprimir la demanda. En efecto, la competitividad depende de muchos factores (formacin de los trabajadores, capitalizacin de la economa, nivel del desarrollo tecnolgico, dotaciones de infraestructuras y servicios sociales, penetracin en los mercados extranjeros, etc), pero ninguno de ellos es modificable a corto plazo. De modo que a los gobiernos, admitida la aldea global y empapados como estn de ideologa neoliberal, solo les queda reducir los salarios (directos y diferidos, porque las prestaciones sociales tambin forman parte de los costes a travs de las cuotas a la seguridad social y los impuestos) y aumentar la productividad, mediante la flexibilizacin del mercado de trabajo. Se refuerza as la necesidad de la poltica neoliberal, que se desarroll en el captulo 11, a la vez que la competencia sirve como chantaje para que los trabajadores la acepten. Pero, como tambin se vio en dicho captulo, tal poltica tiende a deprimir la demanda y, dado que este proceso se repite pas a pas, se entra en una espiral depresiva que tiende a agravar an mas la crisis. La liberalizacin tiene tambin consecuencias sobre los dems aspectos de la poltica econmica. Los pases menos competitivos vern aparecer un dficit en su balanza de pagos por cuenta corriente, lo que les llevar a polticas monetarias y fiscales recesivas para que la reduccin de la inflacin y el descenso en la actividad econmica frenen las importaciones y aumenten las exportaciones. Mientras estas polticas surten efectos, necesitarn financiar dichos dficits y, en un mundo de libertad casi absoluta de movimientos de capital, estos solo entrarn si los tipos de inters son mas altos que en otros pases, si el tipo de cambio es estable y si reciben un trato fiscal favorable, esto es, si el gobierno del pas correspondiente mantiene una poltica econmica recesiva y un sistema fiscal regresivo. Nuevamente este proceso se repite pas a pas y el resultado es que las depresiones competitivas tienden a reducir la demanda de todos ellos. Nadie puede salirse, porque la implantacin de una poltica econmica distinta a la dominante, con el propsito de forzar el crecimiento, generara problemas insostenibles: aumentara la inflacin y el dficit exterior, huiran los capitales, se reducira el empleo, etc. As pues, por lo que respecta a la economa internacional, el mercado mundial absolutamente libre que propugna el neoliberalismo est contribuyendo a agravar la crisis de demanda. Algo que ya ocurri durante la crisis de los aos treinta, momento en el que el liberalismo era tambin la ideologa dominante. Entonces como ahora, la reduccin de aranceles y las llamadas a la liberalizacin del comercio mundial hicieron que los deflacionistas aparecieran por todas partes, agravando el componente de crisis de demanda que recorra a la economa de mercado. Pero las analogas van mucho mas all. Entonces, las devaluaciones competitivas que realizaban todos los pases buscaban exportar el paro al vecino por la va de favorecer las exportaciones y restringir las importaciones. No lo consiguieron porque todos hacan la misma poltica y el resultado es que la de depresin se profundiz. Ahora el mismo papel lo desempean las elevaciones competitivas del tipo de inters y las polticas recesivas. Todos los pases elevan el tipo de inters, para atraer los capitales extranjeros, toman medidas para deprimir la actividad econmica, con el propsito de incentivar las exportaciones y reducir las importaciones, y hacen llamadas para que los salarios disminuyan, con el objetivo de que aumente la competitividad. Y como entonces, nadie conseguir mejorar su posicin relativa, porque todos hacen la misma poltica. 13.5. Si algo es susceptible de empeorar, alguien se empear en lograrlo

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El proyecto de integracin europea diseado en el Acta Unica y en Maastricht es un ejemplo claro de como entiende el neoliberalismo que debe ser el funcionamiento de la economa internacional. Tal proyecto no pretende una verdadera integracin econmica y social de los pases del continente, sino la implantacin de unas reglas similares a las que existan en la poca del patrn oro. Se trata de construir un mercado interno europeo en el que no existan trabas de ningn tipo, que funcione con la mnima intervencin del Estado y con una moneda nica (el oro antes, el ECU ahora) cuya emisin no dependa de decisiones polticas. Por lo que respecta al mercado nico, son aplicables todas las crticas que se hicieron al libre comercio en el epgrafe anterior, agravadas por el hecho de que, en este caso, no se trata solo de eliminar las barreras arancelarias, sino tambin todos los obstculos tcnicos, fiscales o legales que pueden impedir la libre circulacin de mercancas, servicios, capitales y trabajo por Europa. Esto convierte a la competitividad en un criterio an mas importante y hace an mas imprescindibles a las polticas recesivas, si los pases no quieren verse desmantelados por la competencia. Pero se trata, adems, de restringir el papel desempeado por el Estado, porque justamente se pretende que sea el mercado el que regule la mayor parte de la actividad econmica sin condicionamientos de ningn tipo. Una menor intervencin estatal no garantiza una mayor estabilidad econmica y una mas alta racionalidad y, sobre todo, no es el mercado el que permitir superar la crisis. El mercado, abandonado a sus propias fuerzas, solo genera desequilibrios, por no hablar del aumento de las desigualdades regionales y personales que provoca. Precisamente, el capitalismo mixto que hoy conocemos es el resultado del cambio del papel del Estado en la economa, que se produjo ante la constatacin de que el mercado no pudo remontar la crisis de los aos treinta. Despus de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo registr la expansin mas larga de su historia gracias a dicho cambio. De modo que, por si solo, el mercado nico es un factor que tiende a agravar la crisis, sobre todo en los pases mas atrasados del continente. Por lo que se refiere a la Unin Econmica y Monetaria, el proyecto supone la introduccin de importantes elementos recesivos adicionales. En efecto, dicho proyecto est impregnado de una ideologa neoliberal nada propicia a adoptar polticas expansivas que contribuyan a remontar la recesin. El objetivo final es convertir al ECU en la moneda nica para toda la Comunidad y al Banco Central Europeo, que es el que la emitir, en la mxima autoridad monetaria de la misma. Para lograrlo, se han establecido unos objetivos monetarios y fiscales que deben cumplir todos los pases miembros (las condiciones de convergencia) y unas fases, al final de las cuales, los estados que las satisfagan entrarn a formar parte del ncleo de pases que contarn con un mercado y una moneda nicos. En definitiva, se trata de conseguir una convergencia monetaria y fiscal (en trminos de estabilidad de las monedas, inflacin, dficit pblico y endeudamiento del Estado) para poder dar el salto a la moneda nica al final del proceso. Pero estas condiciones solo se pueden alcanzar practicando una rigurosa poltica econmica restrictiva y de acoso al estado del bienestar. La pretensin de estabilizar los tipos de cambio y reducir la inflacin hasta el nivel de los pases que la tengan mas baja forzar a todos ellos a mantener una poltica estabilizadora parecida, cuando tienen problemas radicalmente diferentes y cuentan con una substrato econmico y social no equiparables. La estabilidad de precios y del tipo de cambio que puede defender Alemania, por ejemplo, nada tiene que ver con las posibilidades y necesidades de otros pases. El objetivo de rebajar el dficit pblico y reducir el endeudamiento de los Estados obliga a una poltica fiscal contractiva y de ataque al estado del bienestar, que tiene efectos perniciosos sobre la actividad econmica. El resultado es que el endurecimiento de las polticas econmicas, en un momento de recesin como el actual, solo puede contribuir a extenderla y profundizarla. A pesar de ello, la Europa ultraliberal de Maastricht es un proyecto inviable. Las contradicciones entre los pases miembros, la recesin y las crisis recurrentes del Sistema Monetario Europeo (una de las claves para la puesta en pie de la UEM era la estabilidad en las cotizaciones de las monedas) han acabado con l, de modo que la burguesa europea deber esperar a mejores tiempos para retomar su proyecto de construccin de una Europa neoliberal. Por lo menos, deber esperar a la siguiente onda larga expansiva. Pero, mientras tanto, el intento de imponer la UEM est contribuyendo a hundir a Europa an ms en la recesin. Un error similar al de los aos treinta, cuando Inglaterra, en 1925, y Japn, en 1929, restauraron el patrn oro. Esto les oblig a adoptar polticas restrictivas que agravaron la situacin econmica sin que, como ha demostrado la historia, consiguieran su objetivo. Despus de la Segunda Guerra Mundial, la economa de mercado se volvi a regir por un sistema de tipos de cambio fijos pero, entre tanto, ocurrieron muchas cosas y el sistema que vio la luz fue muy diferente al que estos pases haban intentado alumbrar antes de la misma. 13.6. Tropezando dos veces en la misma piedra En el interior de cada pas, las polticas econmicas neoliberales que se ponen en prctica tambin repiten los errores del pasado. Durante la crisis de los aos treinta, la economa neoclsica domin la poltica econmica de todos los gobiernos. Como dijeron von Misses y von Hayek en 1929, todo el problema se

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reduca a que no se dejaba que actuaran las fuerzas libres del mercado, por lo que la misin de la poltica econmica era remover los obstculos que se oponan a un funcionamiento eficiente del mismo. Hoy sabemos que la crisis tena un importante componente de demanda pero, entonces, los gobiernos respondan a la misma con recetas que tendan a hacer an mas profunda dicha crisis. El paro se deba a que los trabajadores se empecinaban en mantener unos salarios mas altos que los correspondientes al pleno empleo pero, conforme disminuan los salarios, el empleo en vez de aumentar descenda porque se reduca la demanda de consumo. La inversin era insuficiente porque el ahorro tambin lo era a causa de los dficits pblicos, pero la poltica de presupuestos equilibrados tenda a deprimir an mas la demanda, lo que afectaba negativamente a las expectativas empresariales que determinan la inversin. El dinero era un velo monetario que en nada afectaba a las variables reales, de modo que un aumento de la oferta monetaria se traducira inevitablemente en una inflacin y no en un mayor nivel de actividad. Pero las restricciones monetarias hundan an mas la demanda de inversin y, cuando se abandonaron, las expectativas empresariales estaban tan hundidas que la poltica monetaria expansiva no pudo hacer nada por reanimarla. Para que los problemas no continuaran agravandose, era preciso dar un giro drstico en la poltica econmica y esto es lo que propuso Keynes en 1936 aunque, como se ha mostrado en pginas anteriores, no fue la poltica keynesiana la que determin el inicio de la fase expansiva de larga duracin que se produjo despus de la Segunda Guerra Mundial. Durante los ltimos aos, la economa neoclsica ha vuelto a ser dominante y, como en los aos treinta, la poltica econmica inspirada en ella vuelve a cometer errores similares. La poltica de oferta (reduccin de los salarios reales, flexibilizacin del mercado de trabajo y medidas fiscales para incentivar el ahorro), la reduccin de los dficits pblicos y las polticas monetarias restrictivas son asumidas en mayor o menor medida por todos los gobiernos occidentales. Desde el punto de vista terico, dicha poltica contribuira a que el capitalismo remonte la onda larga recesiva, dado que su objetivo es elevar la tasa de beneficio. Pero en la prctica, en la medida en que sus resultados se dilatan en el tiempo debido a la resistencia de los trabajadores, termina teniendo mas efectos negativos que positivos. El consumo disminuye como consecuencia de las reducciones salariales, de la disminucin del empleo que provoca la flexibilizacin del mercado de trabajo (mas flexibilidad implica mas productividad y, por tanto, menos ocupacin y menos salarios) y de la poltica de fomento del ahorro. La inversin no depende del ahorro, como errneamente creen los economistas neoclsicos, sino de otros factores (tipo de inters, tasa de beneficio, expectativas de crecimiento de la demanda, etc), y todos ellos tienen una evolucin negativa: los tipos de inters son altos como consecuencia de la poltica monetaria restrictiva, la tasa de beneficio no se recupera suficientemente porque lo impide la lucha de clases, las expectativas de demanda son muy pesimistas, dada la poltica recesiva, etc. El gasto pblico no puede ser un motor de la demanda porque, como se ha dicho, tambin se trata de reducir el dficit pblico. Y de las exportaciones se puede esperar muy poco, porque la poltica recesiva es aplicada por todos los pases. El resultado es que la poltica neoliberal, pretendiendo solucionar la crisis a favor del capital, termina desplegando una verdadera batera de medidas depresivas que hunden la demanda, lo que afecta negativamente a la tasa de beneficio, precisamente lo contrario de lo que pretenda. Para la economa neoclsica, no existe ningn problema de demanda, sino solo de oferta. Durante los primeros aos de la onda larga recesiva, los gobiernos practicaron una poltica de oferta, pero todava no haban olvidado las tcnicas de gestin de la demanda que se haban utilizado en la fase expansiva, de forma que la poltica de austeridad se practicaba al tiempo que se tena cuidado de no producir una excesiva contraccin por la va del gasto pblico. Pero conforme la crisis ha avanzado, los gobierno han adoptado el neoliberalismo mas extremo y ya no se recatan en aplicar polticas que estrangulan la economa. Hoy, la reduccin de los salarios y del gasto pblico y la poltica monetaria contractiva son la tnica dominante, repitindose nuevamente los errores de los aos treinta. 13.7. Hagan juego seores! La economa mundial se sostiene hoy da sobre una inmensa pirmide de deuda, que no puede explicarse solamente por las consecuencias objetivas de la dinmica interna de la onda larga recesiva. Nunca ha habido tal acumulacin de deudas en otras fases recesivas y nunca ha sido tan difcil conseguir que se mantenga en pie el entramado financiero. Durante la fase de prosperidad de la onda larga del capitalismo tardo, la inflacin permanente fue la situacin normal. Ya se ha visto cuales fueron su gnesis y sus causas: el crecimiento de la deuda, pblica y privada, que llev a una expansin monetaria y financiera sin precedentes en la historia del capitalismo. Pero durante la fase recesiva, particularmente durante la ltima dcada, la expansin del crdito y de la deuda ha sido an mayor, hasta el punto de que puede decirse sin ninguna exageracin que la economa mundial est sentada sobre un barril de plvora. En los pases industriales, el aumento del endeudamiento del Sector Publico ha sido la norma general en la dcada pasada. Los dficit del sector publico se han ido acumulando y al principio de los aos

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noventa todos los pases tenan una relacin endeudamiento del sector publico/PIB sensiblemente mas alta que al final de la fase expansiva. Otro tanto puede decirse de las empresas: la relacin en sus balances entre los recursos propios y ajenos y su endeudamiento en relacin con el PIB muestran un empeoramiento a lo largo de la fase recesiva. Y, en fin, lo mismo puede decirse de las economas domsticas, cuyo endeudamiento en relacin con la renta disponible se ha degradado acusadamente. Por lo que respecta al tercer mundo, en 1987, 109 pases deban 1.190.000 millones de dlares, una cifra considerable, porque una gran parte no se podr pagar. La deuda del tercer mundo se ha convertido en un mecanismo de expoliacin abierto por parte de los pases industriales: en el perodo que va entre 1982 y 1987, el tercer mundo devolvi 85.000 millones de dlares mas que los que recibi. Esto tiene graves repercusiones para estos pases: el servicio de la deuda de Amrica Latina supone entre el 5,5% y el 6% del PIB y entre el 30% y el 50% de las exportaciones, lo que supone el hambre masiva y la desarticulacin econmica y social completas. Recurdese que las indemnizaciones alemanas en el perodo 1921 a 1931, que supusieron porcentajes menores (3,5% del PIB y 15% de las exportaciones) tuvieron unas repercusiones gravsimas. Este enorme volumen de deuda, unido a la liberalizacin de los mercados financieros que ha impuesto el neoliberalismo, ha dado lugar a una enorme economa de papel que no se corresponde con la situacin real del capitalismo. Masas elevadas de capitales se mueven de una lado para otro buscando una rentabilidad en las inversiones financieras que no encuentran en el sector real a causa de la cada de la tasa de beneficio. La desregulacin de los mercados, caracterstica de la poltica econmica neoliberal, permite que se creen multitud de nuevos instrumentos financieros, de nuevos mercados, de nuevas instituciones y de nuevas operaciones y el resultado es que esos capitales financieros se multiplican. El mecanismo del crdito favorece la especulacin, pues permite comprar activos financieros sin pagarlos en el momento y venderlos a plazo sin tenerlos todava. Y el desarrollo de las comunicaciones convierte al mundo en un Gran Casino, donde se puede especular con valores y divisas, porque siempre hay un mercado abierto: cuando se cierran los europeos se abren los de Estados Unidos, cuando estos se cierran se abre Tokio y as sucesivamente. El resultado es que masas astronmicas de capitales errantes, sin apenas relacin con los flujos reales a los que centuplican, buscan rentabilidades a travs de apuestas especulativas que se suceden las veinticuatro horas del da. Esta especulacin desatada tiene un efecto sobre las cotizaciones de las principales bolsas, que dan una rentabilidad de las acciones muy por debajo de los tipos de inters en los mercados financieros sin que existan expectativas de plusvalas, por el carcter especulativo que tienen y por la volatilidad que han adquirido las operaciones y los movimientos de capitales. Por tanto, la inestabilidad intrnseca de todo ese montaje es indiscutible y es as como en los ltimos tiempos se han vivido algunas conmociones financieras: el crash de los mercados de valores en 1987, la repeticin en 1989, el pnico desatado al estallar el conflicto del Prximo Oriente en el verano de 1990, la cada de la bolsa de Tokio desde 1990, etc. La magnitud de los flujos financieros y la especulacin afecta tambin al sistema monetario internacional. Desde hace dos dcadas, el sistema est en crisis y ninguna de las soluciones que se han buscado ha servido para solucionarla. Por el contrario, los desequilibrios entre las balanzas de pagos de los pases industriales y entre las de estos y las de los pases del tercer mundo se han agudizado. En este contexto, enormes volmenes de capitales se desplazan de unas monedas a otras buscando beneficios en las devaluaciones, que terminan consiguiendo, porque la masa es tan grande que ni los gobiernos ni los organismos internacionales pueden hacer nada por contrarrestarla. Baste decir a este respecto que los flujos financieros entre los siete principales pases industriales superan los 400.000 millones de dlares por da, lo que supone un volumen prximo al importe del PIB de la economa espaola de un ao, y que en algunos momentos la cifra ha llegado a un billn de dlares. Comprense estos flujos financieros con los comerciales, que en el mencionado grupo, no llegan a los 20.000 millones de dlares diarios. La hipertrofia financiera es sintomtica de una fase de recesin donde los capitales no encuentran posibilidades de rentabilizarse productivamente, pero, en esta ocasin, la magnitud que ha cobrado supera cualquier otra etapa histrica, incluida los aos que precedieron a la gran depresin del 29. Antes de que se inicie otra onda larga expansiva parece imprescindible un saneamiento del sistema que destruya parte del capital financiero, porque ninguna recuperacin firme puede desarrollarse con la rmora de la hipertrofia y la degeneracin financiera que han tenido lugar. Pero mientras esto se produce, la bola de nieve sigue creciendo y una bomba de relojera adosada al sistema puede estallar en cualquier momento, provocando una crisis de alcance imprevisible. 13.8. El capital en la encrucijada Dos dcadas despus de iniciada la crisis econmica, el neoliberalismo no ha sido capaz de crear las condiciones necesarias para que el capitalismo la supere. Los factores que originaron la fase recesiva han evolucionado, pero no hasta el punto de haberse creado las condiciones para una fase expansiva de larga

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duracin. La poltica econmica neoliberal ha conseguido un cierto retroceso de los salarios y de las condiciones de vida y laborales de los trabajadores y ha logrado una cierta reestructuracin del aparato productivo, pero lo obtenido no es suficiente. La tasa de beneficio es mas elevada que la que exista en los primeros aos de la crisis econmica, pero su recuperacin no es capaz de generar todava un proceso de acumulacin masivo. Dicho de otro modo, las polticas econmicas neoliberales no han podido solucionar la crisis de oferta que se desencaden en los primeros aos setenta, de forma que el capital sigue necesitando insistir en este tipo de polticas. Pero esto ya no es tan fcil, porque la crisis econmica se ha complicado considerablemente. Por un lado, la mayora de los pases industriales estn sumidos en una recesin generalizada en la que se combinan la crisis de oferta, caracterstica de la actual fase recesiva de larga duracin, y una crisis de demanda, generada por mas de una dcada de poltica neoliberal. Esto ha hecho que el paro se convierta en un problema potencialmente insostenible. Desde que se inici la onda larga recesiva a principios de la dcada de los setenta, la economa occidental ha sufrido tres recesiones generalizadas (1975, 1982 y 1992-) y cada una ha sido mas grave que la anterior, en parte debido a la dinmica interna de la onda larga recesiva, pero tambin, como consecuencia de la poltica econmica neoliberal aplicada desde los primeros aos ochenta. Cada auge cclico intermedio a estas recesiones generalizadas se ha alcanzado con un volumen de paro mas elevado, mostrando que, en las recuperaciones, no se generaban puestos de trabajo suficientes para absorber el crecimiento de la poblacin activa y el desempleo provocado por la recesin anterior. En el auge de 1974, previo a la recesin generalizada de 1975, la tasa de paro fue del 3,3% en la OCDE. En el punto equivalente de 1980, antes de la anterior recesin, fue del 5,1%. Y en 1990, el momento mas favorable de la ultima recuperacin, el nivel mnimo de paro fue del 6,1%. La tercera recesin generalizada ha supuesto un salto cualitativo en la evolucin del paro: a finales de 1993, se eleva a 33 millones de personas en la OCDE (el 8,5% de la poblacin activa) y a 17 millones en el mbito de la CE (el 10% de la poblacin activa). Y con toda seguridad el volumen de desempleo real debe ser muy superior. La mayora de los organismos internacionales reconocen que las estadsticas oficiales de paro no recogen el llamado desempleo oculto, esto es, personas no registradas como parados porque no buscan activamente un puesto de trabajo convencidas de que no lo encontraran, pero que se reincorporan rpidamente al mercado de trabajo en cuanto hay una recuperacin econmica. Por otro, la poltica econmica neoliberal tambin es responsable de que el capitalismo se haya asentado sobre una hipertrofia financiera basada en una economa de papel que no tiene nada que ver con la economa real. Esta hipertrofia financiera es un producto normal de las propias ondas largas recesivas y se ha producido tambin en otras etapas histricas del capitalismo en las que el liberalismo fue la ideologa dominante. Pero la internacionalizacin del capital, la descomposicin del sistema monetario internacional y la desregulacin de los mercados que se han producido durante los ltimos aos, hacen que el castillo de naipes que se ha levantado con la expansin financiera y crediticia sea mas inestable y peligroso que en otras pocas histricas. No parece posible una nueva onda larga expansiva sin un saneamiento financiero previo. As pues, la Gran Depresin de los aos treinta comienza a ser un referente por la gravedad que est adquiriendo la crisis actual y, como entonces, el capital se enfrenta a una contradiccin. Por un lado, necesita seguir aplicando las polticas econmicas y sociales neoliberales si quiere crear las condiciones para una nueva onda larga expansiva. Pero, por otro, tales polticas pueden llegar a generar una situacin social insostenible y una crisis financiera desastrosa. La superacin de esta contradiccin no es fcil y, como siempre, estar determinada por los resultados de la lucha de clases. BIBLIOGRAFICA SELECCIONADA El objetivo de la siguiente bibliografa es facilitar lecturas para una eventual ampliacin de los temas mas relevantes contenidos en el presente libro. Se ha pensado en un lector o lectora no especializado en economa y que dispone de poco tiempo para estos menesteres. Ello ha obligado a limitar la bibliografa escogida descartando algunas lecturas que, siendo fundamentales, requieren un nivel de conocimientos previos mas elevado que el que aqu se pretende. An as, como se podr comprobar, la lista de lecturas es excesivamente amplia, por lo que en algunos casos se indica de las que se puede prescindir. Las lecturas se han ordenado por temas, siguiendo el desarrollo lgico del libro, pero no coincidiendo necesariamente con los captulos. Ello ha sido as porque no todos requieren una ampliacin del mismo orden, hay cuestiones insuficientemente desarrolladas en el texto o incluso no tratadas que son fundamentales a nada que se quiera profundizar ellas (como ocurre con la crtica neoricardiana o la polmica sobre las ondas largas), etc. Siempre que se ha juzgado conveniente se han facilitado los captulos de libros y no libros completos, lo que significa que una misma obra puede aparecer en varios puntos. Finalmente, en cada apartado de lecturas y en cada una de ellas, se ha pretendido facilitar una

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muy somera explicacin de lo que el lector o la lectora se va a encontrar, as como del contexto en que hay que situarla. 1. SELECCIONES DE LECTURAS, MANUALES Y LIBROS INTRODUCTORIOS

Como se dijo en la Introduccin, la economa contenida en El Capital es perfectamente asequible y resulta de una actualidad asombrosa, pero leer los escritos originales de Marx se ha convertido en una tarea titnica por el excesivo nmero de pginas y de temas que contiene. Sin embargo, existen algunas selecciones de lecturas de Marx tiles. Las que se recomiendan son las siguientes: * FREEMAN, Robert.Karl Marx. Teora econmica. Ediciones Pennsula. Madrid 1961. 308 pginas. Seleccin de los principales prrafos de Marx sobre la ideologa, la metodologa y la economa marxistas ordenados sistemticamente y con notas introductorias a cada unos de ellos. El libro era la base de un curso impartido por el autor en la Universidad de Nueva York durante los aos sesenta. Las lecturas estn bastante bien escogidas, pero con demasiados cortes, lo que hace que el conjunto resulte excesivamente esquemtico. * MUOZ, Jacobo. Marx. Antologa. Ediciones Pennsula. Barcelona 1988. 462 pginas. Es una seleccin de textos de Marx, sin ninguna nota introductoria a cada uno de ellos, con criterios mas polticos que econmicos, pero que contiene lecturas que no estn en el libro reseado antes. Las lecturas estn magnficamente ordenadas desde el punto de vista lgico y resulta de utilidad para todos los que deseen leer algo mas que los escritos econmicos de Marx. Los textos econmicos se encuentran en las pginas 253 a 371. Pueden encontrarse multitud de manuales y libros introductorios a la economa marxista, pero no todos son recomendables y en particular algunos deben ser evitados. Entre los muchos que son utilizables, se ha preferido seleccionar los siguientes: * MANDEL, Ernest. Introduccin a la economa marxista. Editorial Nova Terra. Barcelona 1966. 116 pginas. * SALAMA, P y VALIER, J. Una introduccin a la economa poltica. Editorial Fontamara. Barcelona 1976. 243 pginas. * MANDEL, Ernest. Tratado de Economa Marxista. Editorial Era. Mxico 1969. Dos tomos: 377 y 424 pginas. 2. LA TEORIA DEL VALOR Y LA EXPLOTACION

Este tema es el objeto del captulo 1 y por el que parece razonable empezar. Conviene comenzar las lecturas por los captulos del libro de Mandel como introduccin a las lecturas de El Capital, que no deben evitarse. Hay que pasar despus a ver la relacin que existe entre los conceptos marxistas y los que actualmente se utilizan en la macroeconoma y la contabilidad nacional y este es el tema de la ltima de las lecturas. * MANDEL, Ernest. Tratado de Economa Marxista. Opus citado. - Captulo I (producto necesario y producto excedente) - Captulo II (el intercambio, la mercanca y el valor) * Marx, Karl. El Capital. Siglo XXI. Madrid 1983. Para este apartado, se recomiendan las siguientes lecturas, todas ellas del Libro I: - captulo 1 (la mercanca, el valor de uso y el valor de cambio) - captulo 3, epgrafe 1 (el dinero y los precios) - captulo 4, epgrafe 3 y captulo 5 (el valor de la fuerza de trabajo y la explotacin) - captulos 6 y 7 (capital constante, variable y plusvala) - captulo 13 (la maquinaria y la gran industria) - captulo 17 (la transformacin del valor de la fuerza de trabajo en salario

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* MANDEL, Ernest. Tratado de Economa Marxista. Opus citado.Captulo X: Reproduccin y crecimiento de la renta nacional. Este captulo trata de la "contabilidad social" desde el punto de vista de la teora del valor, de la formacin de la renta nacional, de su distribucin, del papel redistributivo del estado, etc. Es un tema complicado que, en la gua de lecturas, puede ser abordado mas tarde. 3. EL MARXISMO Y LA TEORIA ECONOMICA CONVENCIONAL

Las relaciones entre la economa marxista y la teora econmica convencional han sido siempre conflictivas. Solamente en la economa moderna pueden encontrarse autores que han bebido de las dos fuentes obteniendo resultados apreciables pero, desafortunadamente el nivel es superior al que se pretende dar a las actuales lecturas, por lo que se ha prescindido de ellos. Nos hemos limitado, pues a las controversias mas clsicas y hemos pretendido ser objetivos, pero no neutrales. Las dos primeras lecturas facilitan un anlisis del marco y evolucin de la teora econmica. La tercera, pretende introducir al lector en la economa convencional utilizando un autor no marxista. La cuarta, contiene la polmica entre marxismo y marginalismo que se desarroll en el siglo XIX y que desde muchos puntos de vista ha vuelto a ser actual y, la ltima, una aguda crtica al marginalismo desde las posiciones marxistas actuales. * THERBORN, Gran. Ciencia, clase y sociedad. Sobre la formacin de la sociologa y del materialismo histrico. Siglo XXI, Madrid 1980. 466 pginas. En el capitulo 2 ("Economa y teora econmica del capitalismo", pginas 72 a 110) puede encontrarse el anlisis de la Teora Econmica como un producto del capitalismo. * MANDEL, Ernest. Tratado de Economa Marxista. Opus citado. Captulo XVIII: Origen, auge y extincin de la economa poltica (pginas 292 a 332). Es una aproximacin desde el punto de vista del marxismo de la historia de la llamada "ciencia econmica". * FELLNER, William. Origen y contenido del anlisis econmico moderno. Ediciones Ariel. Barcelona 1963. En l, puede encontrase una excelente exposicin del anlisis de la escuela clsica (pginas 61 a 140) y neoclsica (167 a 300) desde un punto de vista no marxista. Solo para lectores muy interesados en el tema. * HILFERDING, BHM-BAWERK, BORTKIEVICZ. Economa burguesa y economa socialista. Cuadernos de Pasado y Presente. Argentina 1974. En la parte I, se encuentra el clsico trabajo de BHMBAWERK, principal exponente de la teora del valor subjetivo y fundador de la llamada "escuela austriaca", cuya crtica contemporanea a Marx se convirti en la respuesta "oficial" de los marginalistas. En la parte II, se encuentra la respuesta, tambin contemporanea, de HILFERDING desde una ptica marxista. El libro cuenta con una introduccin del Paul M. Sweezy relativa a la polmica, cuya lectura tambin se recomienda. * SALAMA, PIERRE. Sobre el valor. Era. Mxico 1978. En la parte I (El enfoque neoclsico) se encuentra la crtica a la teora del valor marginalista, desde una perspectiva marxista actual. 4. LA TRANSFORMACION DE LOS VALORES EN PRECIOS DE PRODUCCION Y LA FORMACION DE LA TASA DE BENEFICIO GENERAL. LA CRITICA NEORICARDIANA

El captulo 3 trata de un tema crucial para la economa marxista y su explicacin del funcionamiento del mercado: la transformacin de los valores trabajo en precios de produccin, problema al que va ligada la formacin de la tasa de beneficio general del sistema. Este tema es tambin el centro de la crtica que ha desarrollado durante los ltimos aos la llamada escuela neoricardiana. El fundamento metodolgico de esta corriente puede encontrarse en la obra de Bortkiewicz que resea mas adelante, pero su desarrollo se ha producido en dcadas recientes. En 1961, Piero Srraffa, un economista italiano profesor de Cambridge, que en su juventud haba sido amigo de Gransci y que era el que sacaba sus escritos de la crcel, public un libro ("Produccin de mercancas por medio de mercancas", Oikos, Madrid 1965) que a pesar de tener las dimensiones de un folleto, estaba llamado a revolucionar la economa por la herida de muerte que infringa a los fundamentos mas profundos de la teora econmica dominante: el marginalismo. A partir de l, toda una corriente de economistas ha resucitado los esquemas de anlisis de la economa poltica clsica, enriquecidos por las modernas tcnicas matemticas contemporaneas.

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A la luz de esta "nueva economa poltica", el pensamiento de Marx ha sido analizado minuciosamente, lo que, en general, ha llevado a la mayora de los autores a desechar la teora del valor y la explotacin porque, segn ellos, el anlisis de Marx en este terreno tena los suficientes errores como para ser revisado. En especial, el problema de la transformacin de los valores en precios de produccin, tal y como fue formulado por Marx, contiene errores de anlisis que hacen que el problema que pretende solucionar deba ser planteado de una forma muy diferente. La heterogeneidad de los autores que pueden adscribirse a esta corriente es muy grande, pero los rasgos fundamentales de la mayora de ellos pueden describirse de la siguiente manera: Los neoricardianos se caracterizan por su rechazo al individualismo subjetivista y a la consideracin de la oferta y la demanda como determinantes de la distribucin de la renta, de forma que un punto esencial de su anlisis es el reconocimiento de la divisin de la sociedad en clases. En este sentido, sus aportaciones a la crtica de la teora econmica convencional han sido fundamentales, pues han demostrado que muchas de sus proposiciones centrales no son coherentes con sus propios supuestos. Rechazan, pues, en bloque, las posiciones neoclsicas y vuelven sus ojos a las formulaciones de la economa poltica clsica. Pero, para ellos, la teora del valor trabajo no rige y el problema de la transformacin de los valores en precios de produccin fue incorrectamente resuelto por Marx. El calculo de los precios de produccin pasando previamente por los valores es un rodeo innecesario (que adems implica errores) porque el problema puede ser resuelto sin pasar por los valores. Pero esto no constituye un obstculo insalvable, pues los conceptos de valor y plusvala pueden ser substituidos por los de precio y excedente y a partir de estos llegar a una formulacin coherente de explotacin y de la determinacin de la tasa de beneficio. Desde esta nueva formulacin, la mayor parte de la obra de Marx sera plenamente utilizable, pues el abandono de la nocin marxista del valor no impide recurrir, por ejemplo, a El Capital para encontrar una explicacin de la acumulacin, las crisis, la dinmica del capitalismo, etc. La explicacin neoricardiana es, como se puede ver, extraordinariamente sugerente, pero no ha logrado convencer a muchos marxistas, y no porque sean dogmticos (lo que ocurre en muchos casos, pero no en todos). Desde el punto de vista terico, resuelven el problema por la va de no admitir que existe, pues parten de una concepcin del capitalismo que tiene muy poco que ver con lo que este es en el mundo real. A titulo de ejemplo, suponen que existe una nica tasa de beneficio de equilibrio, que cada mercanca tiene un solo precio, que el capital se puede mover instantneamente de unas ramas a otras buscando la mxima rentabilidad, etc. Dados todos estos supuestos, los precios nicos de las mercancas y la tasa de beneficio nica pueden obtenerse matemticamente con clculos que pueden ser complejos, pero para los que no se necesita conocer previamente los valores. Pero en la realidad, no existe una nica tasa de beneficio sino que cada capitalista tiene la suya, y esto es una consecuencia de la existencia de monopolios, de las dificultades para que cada capitalista pueda mover el capital de unas ramas a otras, etc. La consecuencia es que cada mercanca no tiene un nico precio, que estos fluctan por razones muy diversas y que no existe ningn mtodo matemtico parra resolver el problema. Desde el punto de vista prctico, la posicin neoricardiana significa que el antagonismo fundamental de la produccin capitalista queda reducida a una simple lucha entre salarios y excedente, pero sera injusto suponer que de este hecho todos los autores neoricardianos sacan una consecuencia reformista. Por el contrario, en muchos de ellos, el abandono de la teora del valor trabajo no ha significado la adopcin de posiciones conciliadoras, sino todo lo contrario. El anlisis neoricardiano pretende ser una explicacin en positivo del funcionamiento de una economa capitalista y es desde este anlisis desde el que se dirigen las crticas a Marx. Muchas de estas crticas son las viejas con ropaje nuevo, pero la envoltura matemtica con que se presenta no es insustancial para los marxistas, pues de ella se pueden obtener instrumentos de anlisis valiosos para desarrollar la economa marxista. A continuacin, se presentan unas lecturas ultraseleccionadas sobre una polmica que, en muchos de sus puntos, solo es comprensibles para personal especializado. Siguiendo el criterio que se ha mencionado antes, se han omitido algunas lecturas fundamentales (como las del propio Sraffa o los textos de Morhisima, bsicos en muchos aspectos). El lector debe empezar por los textos originales de Marx, para pasar a continuacin al de Mandel, en el que se da una panormica completa de la polmica. Las tres siguientes lecturas se corresponden a la corriente neoricardiana y pueden considerarse entre las mas significativas. Con el articulo de Barcel, se pretende mostrar que la mayora de estos autores no se

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pueden considerar de ninguna manera ajenos al marxismo. Finalmente, el trabajo de Salama constituye una respuesta a la crtica neoricardiana que es la mejor que se puede encontrar dado el nivel que aqu se est manejando. * Marx, Karl. El Capital. Siglo XXI. Madrid 1983. Las definiciones y el planteamiento del problema se encuentran en el Libro III, captulos 2, 3 y 8; el problema de la transformacin de los valores en precios de produccin, en el captulo 9 del mismo libro, y los precios de mercado y los valores de cambio, en el 10. a * MANDEL, Ernest. El Capital. Cien aos de controversia en torno a la obra de Karl Marx. Siglo XXI. Mxico 1981. El libro recoge las introducciones del autor a la edicin de El Capital de Penguin Books, que estuvo a cargo del equipo de New Left Review. Es un libro avanzado que valora la aportacin de Marx a la luz de las crticas aparecidas desde que apareci su obra. En las introducciones a los libros I y III se encuentra una panormica de dichas crticas y de la respuesta marxista actual a las mismas. Es pues de inexcusable lectura previa si se quiere abordar las modernas crticas ricardianas al marxismo. * HILFERDING, BHM-BAWERK, BORTKIEVICZ. Economa burguesa y economa socialista. Cuadernos de Pasado y Presente. Argentina 1974. En la parte III del libro, se encuentra la crtica contemporanea de BORTKIEVICZ a la forma en que Marx transform los valores en precios de produccin. Este trabajo es la base de la crtica neoricardiana y aclara muchsimo mas el problema que muchos artculos y libros posteriores. * GAREGNANI, Pierangelo, et alia. Debate sobre la teora marxista del valor. Ediciones de Pasado y Presente. Mxico 1979. Contiene los artculos fundamentales sobre el debate que se desarroll durante los aos sesenta sobre el problema de la transformacin. Se recomienda, en particular, la lectura de los artculos de Garegnani: "La realidad de la explotacin", "Por el reencuentro de Marx con los clsicos" y "Formulas mgicas y polvos de arsnico". * STEEDMAN, Ian. Marx after Sraffa. New Left Books. Londres 1977. Una de las pocas ocasiones en que se dar bibliografa en ingls, pero esta no hay forma de evitarla para todos aquellos y aquellas que quieran profundizar en el tema. Es la versin mas elaborada y mas actual de la crtica neoricardiana y en l se basan muchos de los trabajos posteriores. Sin embargo, el nivel del libro es relativamente elevado y se puede sortear. * BARCELO, Alfons. La teora del valor trabajo de Marx. Mientras Tanto, nmero 16-17.Barcelona 1983. Artculo elaborado para el nmero monogrfico de la revista con motivo del centenario de Marx. En el, se da una visin general de la polmica desde el punto de vista neoricardiano y resulta interesante porque, a pesar de las crticas, muestra el fuerte componente marxista que tiene una parte significativa de esta corriente. * SALAMA, PIERRE. Sobre el valor. Era. Mxico 1978. En la parte II, se encuentra la crtica marxista a los enfoques neoricardianos.

4.

EL MERCADO, LOS MONOPOLIOS Y LAS CARACTERISTICAS DEL CAPITALISMO REAL

El otro tema que se trata en el captulo 3 es el funcionamiento de la economa de mercado en la realidad. Las lecturas que se recomiendan son las siguientes: * MANDEL, Ernest. Tratado de Economa Marxista. Editorial Era. Mxico 1969. Dos tomos: 377 y 424 pginas. Capitulo XII: El capitalismo de los monopolios. * MANDEL, Ernest. El capitalismo tardo. Ediciones Era. Mxico 1972. El tema puede encontrarse en los captulos VII (La reduccin del tiempo de rotacin del capital fijo y la presin hacia la planificacin de las compaas y la planificacin econmica) y X (La concentracin y centralizacin internacionales del capital).

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* AGLIETTA, Michel. Regulacin y crisis del Capitalismo. Siglo XXI. Madrid 1979. En l se encuentra el problema tratado desde una perspectiva diferente a la anterior. 6. EL MERCADO Y LA PLANIFICACION

En los aos 30, hubo una polmica en las universidades anglosajonas sobre la viabilidad de una economa socialista. Fue una polmica acadmica y a lo largo de la misma se dijeron muchas tonteras, pero resulta de inters en la actualidad porque demostr la posibilidad de que una planificacin socialista fuera eficiente as como los criterios que no podran olvidarse. Una serie de autores neoclsicos (George Halm, von Hayek, Lionel Robins, von Mises) negaban la posibilidad de cualquier tipo de calculo econmico en una economa socialista porque en ella no existira un mercado de medios de produccin, con lo que la racionalidad econmica sera imposible. A favor del socialismo, desde posiciones no marxistas, participaron Fred M. Taylor, Oskar Lange, B.E. Lipincott, Enrico Barone y A.C. Pigou. Sus posiciones partan de la posibilidad de que la oficina del plan reprodujera las condiciones del mercado, lo que adems representara una economa mas eficiente. La crtica a ambas posturas desde posiciones marxistas corri a cargo de Maurice Dobb y Charles Betelheim. Las cuatro primeras lecturas que se dan a continuacin corresponden a esta polmica. Aunque es excesivamente terica, esos textos aclaran muchos de los puntos que ha puesto de actualidad la crisis del socialismo real. Conviene leerlos para comprobar que no hay nada nuevo bajo el sol. El libro de Trotsky es contemporneo a la polmica anterior, pero no tiene nada que ver con ella. Es una crtica a la planificacin burocrtica sovitica sorprendente, por lo temprana y por el papel fundamental que da al calculo econmico, al papel que debe jugar el mercado, etc. Es insustituible para comprender la crisis actual del socialismo real. El articulo de Mandel sobre el perodo de transicin es una sistematizacin posterior de las ideas que Trotsky sealaba para la economa sovitica. Como podr comprobar el lector, este texto ha sido fundamental para la elaboracin del captulo 4 del presente libro. Finalmente, los trabajos de Novec y de Mandel, con los que se acaban las lecturas del tema, entran en la polmica actual sobre el papel del mercado en la planificacin. Evidentemente, el tema no est cerrado, pues la polmica sigue abierta, pero basta con estas lecturas para situarse en ella. * LANGE, Oskar y TAYLOR, F.M. Sobre la teora econmica del socialismo. Ariel. Barcelona 1070. En l puede encontrase la defensa del socialismo desde perspectivas no marxistas * BETELHEIM, Charles. Problemas tericos y prcticos de la planificacin . Madrid 1962 * DOBB, Maurice. Economa poltica y capitalismo. Fondo de Cultura Econmica. Mxico 1945. * DOBB, Maurice. El calculo econmico en una economa socialista. Ariel. Barcelona 1970. * TROTSKY, L. La revolucin traicionada. Fundacin Federico Engel. Madrid 1991. El libro, que lleva el subttulo Que es y donde va la Unin sovitica?, fue publicado en 1936, en un momento en el que, a 20 aos del triunfo de la revolucin de octubre, esta pregunta pareca superflua. La crtica de la planificacin burocrtica, el papel que el mercado debe jugar en la planificacin, la necesidad de mantener los equilibrios econmicos, etc, resultan sorprendentemente actuales para la mayora de los que no conozcan la obra de Trotsky. Todos estos puntos econmicos pueden encontrase en los primeros seis captulos. * MANDEL, Ernest. La economa del perodo de transicin. Fifty year of word revolution 1917-1967. Nueva York 1968. (Existe traduccin castellana). Contiene un tratamiento sinttico del papel de la planificacin y el mercado durante el perodo de transicin al socialismo * NOVE, Alec. La economa del socialismo factible. Siglo XXI. Madrid 1986. Constituye la mas aguda crtica moderna de los problemas de la planificacin, tomando como ejemplo el caso de la Unin Sovitica. * MANDEL, Ernest. En defensa de la planificacin socialista. Inprecor, diciembre de 1989. Es la respuesta de Mandel a las crticas de Nove

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7.

LA LITERATURA SOBRE LAS ONDAS LARGAS

Situar la crisis econmica actual en el contexto de una onda larga puede parecer una mana de cierta corriente de economistas marxistas empeados en encontrar mecanismos mgicos que lo resuelvan todo. Pero esto es as por el extrao racionalismo que se ha instalado en la teora econmica convencional despus de la Segunda Guerra Mundial, al que se ha hecho referencia en el texto, pues en la historia de la llamada ciencia econmica el estudio de las ondas largas ha sido una constante. Las ondas largas haban despertado inters ya en el siglo pasado, tanto entre autores marxistas, como neoclsicos. Jevons (1884), Wicksell (1894), Casel (1918) y von Gelderen (1913), entre otros, aceptaron la existencia de estos ciclos largos. Pero fue Kondratiev, en la dcada de los aos veinte, quien hizo el primer estudio estadstico con datos de Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Dichos datos, que abarcaban desde finales del siglo XVIII hasta 1920, sugeran la existencia de "ondas largas" con una extensin media de 50 aos. Kondratiev consideraba las ondas largas como una expresin de las fuerzas internas del capitalismo, esto es, segn sus propias palabras, "surgen de causas inherentes a la propia esencia de la economa capitalista". Su funcionamiento sera "endogeno": el comportamiento cclico de la economa capitalista estara determinado por fuerzas internas que seran incluso las que determinaran las condiciones que favorecen la innovacin tecnolgica. Para Kondratiev, por tanto, no es la innovacin tecnolgica la que crea las ondas largas, sino que estas vienen determinadas por fuerzas mas profundas, que configuran el desarrollo de la economa capitalista. Adems, Kondratiev observaba un abanico amplio de fenmenos econmicos y sociales que se configuran endogenamente: guerras y descubrimientos de yacimientos de oro, expansin geogrfica de los mercados, etc. Las innovaciones tecnolgicas ejercen una gran influencia sobre el desarrollo capitalista, pero se producen como respuesta a los factores endogenos, no son su causa. El carcter exogeno de las ondas largas ha sido defendido desde dos puntos de vista muy diferentes. El primero, cuyo representante mas destacado es Schumpeter, parte de la idea de que los ciclos largos son causados por los procesos innovadores. Se ha hecho referencia a esta posicin en el texto, y no nos detendremos mas en ella. La segunda, desde nuestro punto de vista mas correcta, parte de la idea de que las ondas largas estn determinadas por factores externos, pero no por las innovaciones tecnolgicas, sino por fenmenos extraeconmicos no sistemticos y no peridicos que, adems, habran sido diferentes en las distintas fases del capitalismo. Es en esta segunda posicin en la que hay que situar a autores como Trostki, Mandel o Rostow. Teniendo en cuenta las observaciones anteriores, las lecturas que se han seleccionado son las siguientes: * ROSEMBERG, N. y FRISCHTAK, C.R. La innovacin tecnolgica y los ciclos largos. Papeles de economa espaola nmero 28. Es un panorama de las diferentes posiciones sobre las ondas largas que no es el mejor de los existentes, pero si el mas claro castellano. Admite la existencia de movimientos de larga duracin, pero duda que se pueda encontrar evidencia emprica de la existencia de ondas largas. * MANDEL, Ernest. El capitalismo tardo. Ediciones Era. Mxico 1972. Capitulo IV: Las ondas largas en la historia del capitalismo. En el se trata la controversia terica sobre las ondas largas a la luz de la posicin que se mantiene en el presente libro. En este texto est descrita la polmica rusa de los aos 20. * KONDRATIEV, N.D. Las ondas largas en la economa. Revista de Occidente. Madrid 1946. Contiene las posiciones originales de Kondratiev. * TROSTSKY, L. La curva del desarrollo capitalista. Crticas de la economa poltica. Edicin Latinoamericana, nmero 3. Mxico 1977. Es el articulo fundamental de Trotsky sobre el tema, que marc el debate de la polmica rusa de los aos 20. Extraordinariamente sencillo, pero clarificador.

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* SCHUMPETER, J.A. Capitalismo, socialismo y democracia. Editorial Aguilar. Madrid 1952. En la Parte II ("Puede sobrevivir el capitalismo") se encuentra lo esencial de su tesis en lo que se refiere a las ondas largas. Para los lectores en ingls puede encontrarse una exposicin mas acabada en su obra "Bussines Cycle". * MANDEL, Ernest. Las ondas largas del desarrollo capitalista. Siclo XXI. Madrid 1986. Ver especialmente los captulos 2 (Las ondas largas, las revoluciones tecnolgicas y los ciclos de la lucha de clases) y 4 (Las ondas largas como peridos histricos concretos).

8.

EL DINERO Y LA INFLACION

Los aspectos relacionados con el dinero y el crdito presentan una dificultad adicional, sobre todo si no se conoce cual ha sido la historia de la teora monetaria en la ciencia econmica. Se ha preferido no dar ninguna bibliografa sobre esta ltima para no recargar un volumen de lecturas que resulta ya excesivo. Las dos primeras referencias bibliograficas se refieren a las ideas originales de Marx, en los Grundisse la primera y en El Capital la segunda. Los captulos del Tratado de Mandel constituyen una recapitulacin de la teora marxista del dinero y el crdito y en ellos puede encontrarse una critica a las principales posiciones de la teora monetaria convencional. El resto de las lecturas circunscriben el problema a la era del capitalismo tardo: inflacin permanente, papel del Estado, etc * ROSDOLSKY, Roman. Gnesis y estructura de El Capital de Marx. Siglo XXI. Madrid 1978. La naturaleza y caractersticas del dinero se encuentran en los captulos 4 a 8 (pginas 129 a 203) y el dinero como capital en el captulo 27 (pginas 424 a 440) * Marx, Karl. El Capital. Siglo XXI. Madrid 1983. Vase los siguientes captulos del Libro III: Capitulo XXI: El capital que devenga inters Captulo XXII: El tipo de inters Captulo XXIII: El inters y la ganancia empresarial Captulo XXV: Crdito y capital ficticio * MANDEL, Ernest. Tratado de Economa Marxista. Editorial Era. Mxico 1969. Dos tomos: 377 y 424 pginas. En los captulos VII (El crdito) y VIII (La moneda) se pueden encontrar los elementos fundamentales de la teora marxista clsica del dinero y el crdito, as como apuntes crticos sobre el monetarismo y la moderna teora monetaria, desde el punto de vista marxista. * MANDEL, Ernest. El capitalismo tardo. Ediciones Era. Mxico 1972. En el captulo XIII se encuentra tratada la inflacin permanente que ha caracterizado a la economa capitalista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, as como un tratamiento mas elevado que en la anterior bibliografa de la teora marxista del dinero. En el captulo XV, pueden encontrarse todos los aspectos relacionados con el papel econmico del Estado en la era del capitalismo tardo. * MANDEL, Ernest. Las ondas largas del desarrollo capitalista. Siglo XXI. Madrid 1986. En el Captulo 3 (La inflacin y el boom de la posguerra) se pasa revista a los aspectos monetarios en la onda larga del capitalismo tardo. 9. El neoliberalismo Desde que Reagan gan las elecciones americanas en 1980, el neoliberalismo ha dominado la poltica econmica de todos los gobiernos occidentales. La naturaleza y caractersticas de dicha poltica econmica son abordadas en el captulo 11 y sus consecuencias sobre la situacin actual en el 13, pero un tema como este, que esta influyendo decisivamente la evolucin de la crisis, requiere algunas ampliaciones. Sobre la economa neoclsica, fundamento ltimo del neoliberalismo, ya se ha dado bibliografa en el epgrafe 3 anterior, de modo que aqu nos limitaremos a profundizar en la forma en que se presentan hoy da. La primera lectura analiza los principales elementos de la llamada revolucin conservadora, en la que hay que situar los aspectos econmicos del neoliberalismo. La segunda entra en la crtica terica de la poltica de oferta, el monetarismo, la ideologa de mercado, etc, que son los elementos centrales de la poltica econmica neoliberal. Las dos siguientes analizan su concrecin en la

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economa espaola, aunque los aspectos tericos no son olvidados. La ltima es fundamental para comprender el proyecto de construccin de una Europa neoliberal y conservadora, as como el proceso de integracin de la economa espaola en la misma y sus consecuencias. MILIBAND, R., PANITCH, L. y SAVILLE, J.: El neoconservadurismo en Gran Bretaa y Estados Unidos: retrica y realidad, Edicions Alfons el Magnnim, Valencia, 1992. En este libro, se recopilan 12 contribuciones de varios autores que giran todas ellas en torno a la llamada revolucin neoconservadora que se produjo durante los aos de Reagan y Tatcher. En l, se analizan todos los aspectos del pensamiento neoconservador desde una perspectiva socialista: el Estado, la poltica internacional, la poltica de orden pblico, el mercado, la teora econmica neoliberal, el monetarismo, etc. Los temas econmicos pueden encontrarse en los captulos 9 (B. Fine y L. Harris. Ideologa y mercado: la teora econmica y la nueva derecha) y 10 (S. Clarke. La crisis capitalista y el auge del monetarismo). BOWLES, S., GORDON, D.M. y WEISSKOPF, T.: La economa del despilfarro. Alianza Editorial, Madrid, 1989. Un libro de la New Left americana que se podra situar en esa corriente amplia y heterognea que se conoce como escuela de la regulacin. Los autores, algunos de los cuales pertenecen a dinastas de honda raigambre en las universidades americanas, son conocidos por un manual de economa nada convencional que ha sido utilizado en algunas universidades espaolas. En los captulos 8 (Las locuras de la economa de la oferta), 9 (Monetaristas o corporatistas al rescate?), 10 (La visin empresarial del mundo) y 11 (Beneficios antes que democracia?) puede encontrarse una penetrante crtica de la poltica econmica neoliberal desde la perspectiva keynesiano-marxista. VARIOS AUTORES: La larga noche neoliberal. Icaria-ISE, Madrid, 1993. Una crtica de la ideologa y la poltica econmica neoliberales desde la perspectiva espaola. Muy til para criticar los grandes mitos que se han instalado, durante los ltimo aos, en temas como el mercado, la economa internacional, los salarios, el desempleo, las prestaciones sociales, el estado del bienestar, etc. Atencin a la contribucin de David Anisi (La sonrisa de Keynes) en la que se realiza un repaso a vista de pjaro de la evolucin de la teora econmica durante las ltimas dcadas. MARTIN SECO, J.F.: La economa, estpidos, la economa! Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1993. Una crtica penetrante de la poltica econmica neoliberal practicada durante los ltimos aos por el gobierno socialista, realizada por una de las voces discrepantes mas conocedoras de la misma. Utilsimo para comprender lo que nos pasa en el Estado espaol. MONTES, P.: La integracin en Europa. Trotta, Madrid, 1993. Como se ha visto en el texto, el proyecto de integracin europea diseado en el Acta Unica y en Maastricht es un ejemplo claro de como entiende el neoliberalismo que debe ser el funcionamiento de la economa internacional. En pleno desarrollo de este proyecto, se produjo la integracin espaola en la CE, lo que cre unas dificultades adicionales a la economa espaola. El libro es imprescindible para conocer las claves de la economa internacional que propugna el neoliberalismo, la naturaleza y caractersticas del proceso de integracin europeo y las consecuencias que est teniendo para la economa espaola. 10.La teora de la regulacin y la salida de la onda larga recesiva Desde los aos setenta, un conjunto de autores franceses y americanos han publicado una serie de estudios sobre la crisis econmica actual intentando encontrar los puntos comunes y las diferencias con otras crisis del capitalismo en el pasado. Estos autores, que se sitan entre Marx y Keynes, estn muy influenciados por su origen universitario, de modo que entran en polmica con las corrientes contemporaneas del pensamiento econmico: hacia la derecha, contra la economa neoclsica, y hacia la izquierda, contra lo que ellos consideran ortodoxia marxista. Es costumbre agruparlos bajo el epgrafe de escuela de la regulacin, porque todos ellos tienen la caracterstica comn de analizar la crisis desde el punto de vista de la regulacin interna del sistema capitalista. Pero el conjunto es muy heterogneo y alguno de ellos, como Robert Boyer, denuncian la mala vulgarizacin que se hace el concepto regulacin en muchos artculos que se atribuyen a la corriente. Las dos primeras lecturas corresponden a los libros mas clsicos de esta escuela y la tercera es una crtica desde las perspectiva de las ondas largas. AGLIETA, M.: Regulacin y crisis del capitalismo. La experiencia de Estados Unidos. Siglo XXI, Madrid, 1979. En l se analiza la larga expansin capitalista que sigui a la Segunda Guerra Mundial, en el caso de la economa americana, partiendo del concepto de modo de regulacin, de modo que el anlisis se enfoca sobre las modificaciones de la relacin salarial, de los cambios en la organizacin del trabajo, de las transformaciones de las normas de consumo, etc. Es el libro que marc escuela y, por consiguiente, es fundamental para todos aquellos y aquellas que quieran conocer el regulacionismo.

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BOYER, R.: La Thorie de la rgulation: une analyse critique. Pars, 1986. Es el que presenta los conceptos bsicos del regulacionismo de forma ms coherente y clara, dedicando incluso un anexo a los mismos. Con posterioridad, el autor ha publicado mltiples artculos con Samuel Bowles en las principales revistas tericas americanas e inglesas, desarrollando el anlisis de una manera mas formalizada, pero es lamentable que no exista traduccin castellana de los mismos. Los lectores muy interesados y con alta formacin en teora econmica pueden acudir, por ejemplo, a American Economic Review de 1988 o a su contribucin en MARGLIN, S.A.: The Golden Age of Capitalism, Oxford University Press, 1989. VERLA, C.: Rgularits et crises du capitalisme. VARIOS AUTORES: La crise, les crises l'enjeu. Pars, 1988. Un anlisis crtico de la escuela de la regulacin muy similar al que se realiza en el presente libro. Las posiciones mas recientes del regulacionismo pueden encontrarse en los mltiples estudios realizados por el CEPREMAT (Centre d'Etudes prospectives d`Economie mathmatique appliqus a la planification) y por el GRESP (Groupe de recherches et d'etudes sur les systemes productifs).

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