3208-Texto del artículo-4373-1-10-20220428
3208-Texto del artículo-4373-1-10-20220428
3208-Texto del artículo-4373-1-10-20220428
AUTORES:
RESUMEN: En el presente artículo se hará una fundamentación teórica del concepto de habilidades
sociales, enfatizando en la importancia de llevar a cabo acciones para fortalecerlas, sobre todo en la
etapa de la adolescencia. Se tendrá en consideración, que a pesar de que las habilidades sociales no
forman parte de manera directa del currículo escolar, es fundamental profundizar en su aprendizaje
y desarrollo en el ámbito de la escuela. Las mismas son recursos psicosociales que ayudan a las
personas a interaccionar y a comunicarse entre sí, desarrollando aptitudes o recursos, tales como:
aspectos, se realiza una propuesta de un Programa de Entrenamiento para fortalecer las habilidades
Entrenamiento.
2
TITLE: Premises and theoretical reflections to support a Training Program in social skills in
adolescents.
AUTHORS:
ABSTRACT: In this article, a theoretical foundation of the concept of social skills will be made,
emphasizing the importance of carrying out actions to strengthen them, especially in the stage of
adolescence. It will be taken into consideration that although social skills are not directly part of the
school curriculum, it is essential to deepen their learning and development in the school
environment. They are psychosocial resources that help people to interact and communicate with
each other, developing skills or resources, such as: assertiveness, self-esteem, emotional intelligence,
among others. Taking these aspects into consideration, a proposal is made for a Training Program
INTRODUCCIÓN.
Trabajar el tema de la salud mental en adolescentes, indudablemente nos remite hacia su bienestar
social y psicológico. Cada vez hay más evidencias de que la salud mental debe ser una de las
prioridades en nuestra sociedad; sobre todo, si nos referimos a este grupo etario, el cual transita por
Una línea de actuación para abordar el tema de la salud mental en la adolescencia es considerar el
enfoque de las habilidades sociales para la vida. Desde esta mirada, se puede contribuir al desarrollo
3
Las habilidades sociales para la vida son un conjunto de habilidades, que permiten al individuo
actuar de manera competente y capacitada, en las distintas situaciones cotidianas donde se desarrolla.
Ginzburg, en el año 2012, puntualizaba que estas habilidades son destrezas psicosociales que les
facilitan a las personas aprender a vivir; es decir, desarrollarse, ampliar sus competencias, mejorar
Con base en lo anterior, se considera que el enfoque de las habilidades sociales provee una base
adolescente cuyo objetivo quedaría relacionado con su desarrollo para afrontar de forma efectiva los
retos cotidianos y situaciones de crisis, ya que las mismas hacen referencia a la capacidad para
ejecutar conductas de intercambio con resultados favorables (Uribe, Escalante, Arévalo, Cortez y
Velásquez, 2005).
En la adolescencia, una de las actividades rectoras del desarrollo está relacionada con el contexto
escolar; por tanto, aunque las habilidades sociales no sea un tema que forme parte de manera directa
del currículo escolar, se comparte el criterio de que se deberán realizar actividades en el ámbito
Con el propósito de arrojar evidencia al respecto, los objetivos del presente trabajo quedarían
sociales.
• Analizar la importancia que las habilidades sociales juegan en el desarrollo de los adolescentes.
DESARROLLO.
La especie humana es una especie social, donde tanto la comunicación como las relaciones
interacciones sociales el máximo beneficio, así como también el éxito y la felicidad, aunque no
respuestas, que se observa ante una misma situación, por parte de personas distintas. La habilidad
inferencia lógica; por ello, la habilidad es un constructo psicológico, que daría la razón de la
respuesta observable, sin identificarse con ella. La puesta de acción de una respuesta hábil exige no
solamente la posesión de esa habilidad, sino también la presencia de una serie de condiciones que
Según el autor, la habilidad representa, como tendencia general, una unidad de análisis en la que se
integran dos o más hábitos de respuesta. En este sentido, se proponen tres grandes tipos de habilidad:
las relacionadas con la motricidad, las que se refieren a los lenguajes, y las que se refieren al mundo
subdivisiones y en el caso de las habilidades sociales o interpersonales, éstas son las disposiciones
cognoscitivas que promueven una comprensión hacia los problemas de los demás, se plasman en la
solución de los problemas interpersonales propios y ajenos y permiten considerar a los seres
humanos como personas y no como objetos o elementos instrumentales, que se utilizan para el propio
discretos.
5) Las habilidades sociales son recíprocas por naturaleza y suponen una correspondencia efectiva y
apropiada.
6) La práctica de las habilidades sociales está influida por las características del medio.
7) Los déficits y los excesos de la conducta social pueden ser especificados y objetivados, a fin de
intervenir.
Trascendiendo estas ideas iniciales, se pueden ubicar los primeros trabajos relevantes de las
habilidades sociales en los años 30, con autores como: Jack (1934), Murphy et al. (1937), Page
(1936) y Williams (1935), los cuales analizaron aspectos de la conducta social en niños. Resulta
(1937) que explora la conducta social en niños, diferenciando entre conductas asertivas frente a otras
quién influido por los estudios de Pavlov, sobre la actividad nerviosa superior, expone las primeras
Salter fue continuado por Wolpe (1958), quién denominó por primera vez el “entrenamiento
6
asertivo” como un método para tratar la ansiedad y ayudar a la expresión de sentimientos. Se definía
la asertividad, en este caso, como la expresión de cualquier emoción, libre de ansiedad, en la relación
Más tarde, Lazarus (1966), Alberti y Emmons (1970), Lazarus (1971) y Wolpe (1969), reimpulsaron
la investigación de las habilidades sociales, siendo el libro de Alberti y Emmons “Your perfect
right”, el primero dedicado exclusivamente al tema de la asertividad. En los años setenta, autores
Por otro lado, es importante mencionar los trabajos de Zigler y Phillips (1960,1961), destinados a la
investigación de las relaciones interpersonales, desde el área de la psicología social. Estos estudiosos
ponen de manifiesto la importancia de las relaciones y el apoyo sociales, para mejorar los trastornos
psiquiátricos. La investigación que llevaron a cabo demostró, que cuanto mayor era la competencia
social previa de los pacientes institucionalizados, menor es la duración de su estancia y más baja su
El interés por la temática que nos compete se extiende al ámbito de la supervisión de grupos de
trabajo. Los aportes de la Universidad de Michigan tratan de descubrir el estilo eficaz de supervisión
laboral. Estos estudios fueron replicados en Europa con el enfoque del procesamiento de la
información. Este pone de manifiesto que las habilidades necesarias para que una persona use de
manera eficaz una herramienta (relación hombre-máquina) son similares a las habilidades para
establecer una relación de trabajo y profesional con los demás (relación hombre-hombre). Basándose
en esta idea, Argyle y Kendon (1967) formularon en su momento, un modelo psicosocial básico de
En 1976, Bandura plantea la teoría del aprendizaje social, de gran importancia para comprender el
comportamiento social y la influencia que el aprendizaje social tiene en la conducta social. Bandura
7
también dio mucha relevancia al papel que las expectativas de éxito o fracaso (concepto de
autoeficacia) adquieren para que el individuo pueda alcanzar lo que quiere; por tanto, para Bandura
la conducta está controlada por variables externas, pero también existe un autocontrol a través de
También resulta importante mencionar, en este apartado relativo a los antecedentes de las
habilidades sociales, los modelos interactivos, que enfatizan variables ambientales, características
personales y la interacción entre ellas para producir conductas socialmente habilidosas (Mischel,
1973).
Para Lazarus y Folkman, en 1986, cuando las habilidades sociales se encuentran en un nivel
Desde esta perspectiva, encontramos que la habilidad para mantener una interacción social positiva
con los demás, es considerada como una consecución clave en el desarrollo, las interacciones
sociales proporcionan a los jóvenes la oportunidad de aprender y efectuar habilidades sociales que
puedan influir de forma crítica en su posterior adaptación social y también psicológica (Lazarus y
Folkman, 1986).
Del mismo modo que existen numerosas definiciones sobre las habilidades sociales, también existe
gran heterogeneidad de conceptos, que de algún modo se conectan con estas. Así pues, algunos
- Competencia social.
Según McFall (1982), la competencia social “se refiere a un juicio evaluativo, referente a la calidad
social de su entorno (padre, profesora…) que está en una posición para hacer un juicio informal.
Para que una actuación sea evaluada como competente, solo necesita ser adecuada, no ser
excepcional”. Para Villamisar (1990), por su parte, “es precisamente en las consecuencias de las
habilidades sociales, dónde hunde sus raíces el constructo denominado competencia social”. Al decir
de Sarason en el año 1990, define la competencia social como “la posesión de una capacidad, que
perspectiva de Monjas (1993), “no es más hábil el que más conductas tenga, sino el que más capaz
sea de percibir y discriminar las señales del contexto y elegir la combinación adecuada de conductas,
Según estos autores mencionados previamente, el término competencia social hace referencia a una
es decir, las habilidades sociales son comportamientos específicos, que en su conjunto, forman el
comportamiento social.
Del mismo modo, Del Prette y Del Prette (2002) sugieren que una de las diferencias entre
por otros) y la habilidad social es con sentido descriptivo (Del Prette y Del Prette, 2002).
9
- Comportamiento adaptativo.
en el entorno social y comprende las habilidades necesarias para ello: habilidades de autonomía
sociales. Desde esta perspectiva y tal como se ha estado exponiendo, las habilidades sociales se
limitan a una subcategoría del comportamiento adaptativo, que hace referencia únicamente al
comportamiento interpersonal.
- La asertividad.
Para Wolpe, en el año 1958, la asertividad es: “la expresión adecuada, dirigida hacia otra persona,
de cualquier emoción que no sea la respuesta de ansiedad”. Según Caballo (1983, 1993), “podemos
considerar que la conducta asertiva es ese conjunto de comportamientos emitidos por un individuo
en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos
de ese individuo de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que
de futuros problemas”.
Por su parte, Michelson y Kazdin (1987) definen el comportamiento asertivo como “la respuesta que
reconoce las necesidades, sentimientos, derechos, sin violarlos, tanto del que habla como del que
escucha, y que intenta lograr una solución positiva y mutuamente satisfactoria, que intensifica las
relaciones a corto y largo plazo. El que habla se expresa de forma que no degrada a los que escuchan,
y que no viola o niega sus propios derechos o sentimientos. El tono de una respuesta asertiva es
Según estas definiciones, la asertividad es un concepto restringido, que se integra dentro del
situación, acrecentando de este modo, el reforzamiento social. Pero a su vez, resolviendo los
Las habilidades sociales son una serie de conductas y también, pensamientos y emociones, que
supuesto, que constituyen o conforman esa capacidad de relacionarnos con otras personas, de manera
comportamientos aprendidos (Monjas Casares, 2002), que favorecen las relaciones positivas
Estas expresan sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos del sujeto que les desarrolla,
de un modo adecuado a la situación (Caballo, 2005). Su desarrollo se inicia con el nacimiento, y tal
11
dependiendo de la cualidad de la interacción del sujeto con su ambiente; es decir, las habilidades
sociales son aprendidas, son incorporadas, no son innatas. Por no se inmanentes a las personas,
biológicamente hablando, estas pueden reforzarse, pueden ampliarse, pueden adquirir nuevos
problemas futuros en la medida que el individuo respeta las conductas de los otros (Caballo, 2005).
Tanto León Rubio y Medina Anzano (1998) como Kelly (2002), remarcan la función que tienen las
habilidades sociales para la resolución de situaciones interpersonales, lo que las torna necesarias
para la adaptación al ambiente más próximo de la persona. Por su parte, al definir qué es una
habilidad social, es necesario considerar la etapa evolutiva que transita aquel que ejecuta dichas
habilidades sociales, ya que las exigencias del ambiente no tienen la misma significación para un
niño, un adolescente o un adulto. León Rubio y Medina Anzano definen a la habilidad social como
“la capacidad de ejecutar aquellas conductas aprendidas que cubren nuestras necesidades de
comunicación interpersonal y/o responden a las exigencias y demandas de las situaciones sociales
De este último concepto, se desprenden cuatro características centrales de las habilidades sociales,
a) Su carácter aprendido.
c) La especificidad situacional.
Por su parte, Kelly (2002) define a las habilidades sociales como un conjunto de conductas
aprendidas, que emplean los individuos en las situaciones interpersonales para obtener o mantener
12
el reforzamiento de su ambiente. Según este autor, esta definición presenta tres aspectos
fundamentales:
b) Tener en cuenta las situaciones interpersonales en las que se expresan las habilidades sociales.
De este modo, Kelly (2002) sostiene que las habilidades sociales son medios que tiene un sujeto para
Como ya se ha estado analizando anteriormente en el presente trabajo, entre los principales aspectos
de las habilidades sociales, se pueden definir: comportamientos adaptados a los contextos y con
relación a otras personas, con una dimensión cultural e intercultural, que incluyen habilidades como
y resolución de conflictos.
En el caso de los adolescentes, es crucial que logren desarrollar estas habilidades porque mucho de
su tiempo lo dedican al establecimiento de relaciones con sus similares y un éxito o una efectividad
Por otra parte, los déficits en habilidades sociales se configuran, según Gresham (1981), por
agresivos pueden surgir, entre otros motivos, por una interferencia en el procesamiento cognitivo de
la información social, por una expresividad temperamental inhibida o desinhibida (Caballo, 2005),
que condiciona la receptividad social, por la influencia de rasgos de personalidad (como baja
estabilidad emocional o alta dureza emocional) (Gil Carvalho y Ferreira Novo, 2013) o por las
experiencias de aprendizaje (Argyle, 1969); de modo que las disfunciones en las habilidades
13
sociales, tales como los comportamientos agresivos, surgirían por condiciones ambientales
Es verdad, que aunque el ambiente en el que se desarrollen las personas sea adverso, eso no quiere
decir que todos los que se sometan a este tipo de influencias, tendrán un mismo patrón de
comportamiento. Los seres humanos podemos tomar decisiones y funcionar sobre la base de la
conciencia, pero tampoco podemos desentendernos de que las personas tenemos historia,
vulnerabilidades, miedos, y en nuestra vida, tenemos que aprender a vivir con estas circunstancias,
culturales y también económicos; este tipo de habilidades posibilitan que las personas asimilen
papeles y normas sociales. Según Michelson, en el año 1983, la habilidad social se utiliza para
indicar que la competencia social no es un rasgo de la personalidad, sino más bien un conjunto de
comportamientos aprendidos y adquiridos. Para este autor, las habilidades sociales son entendidas
como una estrategia dentro del proceso de afrontamiento, ya que el proceso de búsqueda de la
definiciones que se dan acerca del mismo, algunas de las cuales hemos expuesto previamente, resulta
complejo por su naturaleza multidimensional, y también por su relación con otros conceptos afines.
Es frecuente encontrar, en la literatura especializada, una proximidad del término con la denominada
competencia social e interpersonal, con la inteligencia social, con las habilidades adaptativas, entre
Qué duda cabe, a simple vista puede observarse que la variación terminológica respecto a las
Por su parte y en este sentido, Iruarrizaga, Gómez Segura, Criado, Zuazo y Sastre (1999) consideran,
que la dificultad en establecer una conceptualización definitiva radica en la conexión de ésta con el
contexto. Igualmente, debe pensarse en los recursos cognitivos con que cuenta el sujeto y que van a
Caballo (1993) resume que los problemas para definir una habilidad social son básicamente de tres
tipos. El primero remite a la cantidad de investigaciones y publicaciones en las que se han empleado
términos diversos para referirse a un mismo concepto; sobre todo el uso del término “conducta
asertiva” (Wolpe, 1958) reemplazado a mediados de los años setenta por el término de “habilidades
(Meichenbaum, Butler y Grudson, 1981). Aquí es relevante el marco cultural, las particularidades
dentro de una misma cultura (subculturas en este caso), el nivel social, educativo y económico, que
junto a las diferencias individuales (capacidades cognitivas, afectividad, sistema de valores, entre
otros) imposibilitan establecer un criterio único de lo que se considera una habilidad social. De este
modo, por ejemplo, dos personas pueden comportarse de un modo diferente en una misma situación
social, tener respuestas dispares ante una misma circunstancia, y considerarse que sus
En tercer lugar, por su parte, las revisiones sobre la temática indican que las definiciones sobre
habilidades sociales se han centrado más en las descripciones de las conductas que dan cuenta de
Considerando estas apreciaciones antes emitidas, encontramos que Fernández Ballesteros (1994) ha
señalado algunas características que presentan las habilidades sociales y que intentan clarificar un
15
poco sus rasgos más característicos. Para profundizar al respecto, nos remitimos a la propuesta que
todos los contextos en los que puede tener lugar la actividad humana.
Si se pudiera resumir algunos aspectos fundamentales, que caracterizan las habilitades sociales, se
a) Conjunto de conductas: no es una conducta aislada, sino una combinación de elementos que
d) La habilidad social ha de estar ajustada a la situación en que se desarrolla: una misma habilidad,
Por otro lado, también es posible hablar de determinadas dimensiones de las habilidades sociales,
vacilaciones, pausas...
b) La dimensión personal. Las capacidades y variables cognitivas del individuo (cómo evaluamos la
realidad) ...
conducta puede ser competente, o no, en función del contexto que la envuelve:
- El ambiente físico.
Como ya hemos podido observar, el concepto de habilidad social ha sido definido por distintos
autores en un intento por delimitarlo; sin embargo, no se ha logrado una definición universalmente
aceptada. De este modo, no se ha llegado a un acuerdo sobre en qué consiste una conducta
socialmente habilidosa. La razón principal de esto se debe a que no existe un único criterio, ya que
hay diversidad de variables que entran en juego en la interacción social. Caballo (2005) argumenta
17
que esa gran cantidad de definiciones, con sus matices correspondientes, se debe a problemas de tres
tipos:
3. Es frecuente que las definiciones no se centren en lo mismo. Así mientras unas lo hacen en los
contenidos, otras lo hacen en las consecuencias y otras en los procedimientos o, incluso, en una
mezcla de todo.
Una revisión bibliográfica ampliada nos muestra, que a lo largo de los años, se ha definido la
- “La capacidad compleja de emitir conductas que son reforzadas positiva o negativamente y de no
emitir conductas que son castigadas o extinguidas por los demás” (Libert y Lewinsohn, 1973).
- “La capacidad de jugar el rol; es decir, de cumplir fielmente con las expectativas que los otros
tienen respecto a mí como ocupante de un estatus en la situación dada” (Secord y Backman, 1976).
- “La capacidad para interactuar con los demás en un contexto social dado de un modo determinado
mutuamente beneficioso, o principalmente beneficioso para los demás” (Combs y Slaby, 1977).
- “La capacidad de expresar interpersonalmente sentimientos positivos y negativos sin que dé como
- “La expresión adecuada, dirigida hacia otra persona, de cualquier emoción que no sea la respuesta
- “La conducta que permite a una persona actuar según sus intereses más importantes, defenderse
sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos
personales sin negar los derechos de los demás” (Alberti y Emmons, 1978).
- “La expresión manifiesta de las preferencias (por medio de palabras o acciones) de una manera
tal que haga que los otros las tomen en cuenta” (MacDonald, 1978).
- “El grado en que una persona se puede comunicar con los demás de manera que satisfaga los
propios derechos, necesidades, placeres u obligaciones hasta un grado razonable sin dañar los
derechos, etc., con los demás en un intercambio libre y abierto” (Phillips, 1978).
- “Un conjunto de conductas sociales dirigidas hacia un objetivo, interrelacionadas, que pueden
aprenderse y que están bajo el control del individuo” (Hargie, Saunders y Dickson, 1981).
- “Un conjunto de conductas identificables, aprendidas, que emplean los individuos en las
1982).
- “La capacidad compleja para emitir conductas o patrones de respuesta que optimicen la influencia
que al mismo tiempo optimiza las ganancias y minimiza las pérdidas en la relación con la otra
- “Un conjunto de conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa
los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado
a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve esos
(Caballo, 1986).
19
- “Un patrón complejo de respuestas que llevan un reconocimiento social por parte de los demás y
resultan autoeficaces para ejercer un autocontrol personal, así como una influencia (directa o
(Pelechano, 1989).
a la obtención de distintos objetivos, para lo cual han de adecuarse a las exigencias situacionales”
aprendidas, y por tanto, pueden ser enseñadas. Estas conductas se orientan a la obtención de
refuerzos sociales) como autorrefuerzos” (Gil, 1993; citado por Pérez, 2009).
- “Las habilidades sociales son un conjunto de hábitos (a nivel de conductas, pero también de
sentirnos bien, obtener lo que queremos, y conseguir que los demás no nos impidan lograr
nuestros objetivos. También podemos definirlas como la capacidad de relacionarnos con los
negativas; tanto a corto como a largo plazo. Nuestro concepto de habilidades sociales incluye
Roca, 2005).
- “Son capacidades o destrezas sociales específicas requeridas para ejecutar competentemente una
tarea. Se refieren a estrategias seleccionadas por la persona y los niveles de habilidad demostrados
20
a este respecto en respuesta a las demandas situacionales de las tareas encontradas en las
actividades diarias”.
Como podemos observar, y soportando nuestro análisis en las definiciones previamente compartidas,
que se recogen en el mencionado manual de Esther Escoda, son numerosas las definiciones de
allí, que resulta valioso identificar, cuáles son las principales habilidades sociales propias de la
infancia y de la adolescencia.
El desarrollo de las habilidades sociales está estrechamente vinculado a las adquisiciones evolutivas.
Si bien en la primera infancia, las habilidades para iniciar y para mantener una situación de juego
son esenciales, a medida que el niño avanza en edad, son destacadas las habilidades verbales y las
En los años preescolares, por ejemplo, las habilidades sociales implican interacción con sus pares,
entre otros aspectos, que con el paso del tiempo, se van tornando en fundamentales para que los
niños, los adolescentes, jóvenes y adultos, puedan ampliar sus niveles de desarrollo.
Hatch, en el año 1987, analizó diversas investigaciones sobre el desarrollo de la competencia social
infantil, y encontró que a los cuatro años aproximadamente, los niños ya suelen tener un concepto
de sí mismos. Esta breve autodefinición posibilita, aunque sea de forma muy general, que el niño
21
desarrolle relaciones de amistad, principalmente con aquellos compañeros que les sonríen, saludan
Una de las primeras manifestaciones prosociales del niño preescolar; por ejemplo, consiste en ayudar
que estos comportamientos aparecen aproximadamente desde los dos años de vida y son evidentes
promoción como un factor de prevención ante las conductas agresivas, incluso en poblaciones de
riesgo, tal como lo señalan los estudios de Ikeda, Simón y Swahn (2001), por solo mencionar algunos
investigadores de la temática.
En muchas ocasiones, el grado de cooperación que alcance el niño, se presenta como un indicador
clave para comprender si es querido y aceptado, o si por el contrario, es rechazado por su grupo de
iguales. La interacción no tiene sólo un papel socializador para el niño, sino que promueve el
desarrollo cognitivo, sobre todo a partir de la manipulación de un sistema de signos, que va siendo
compartido y que permitirá que cada niño, y en su caso, cada adolescente vaya logrando sus metas
Un indicador que resume, tanto aspectos cognitivos como sociales, es la comprensión que el niño
hace de las emociones. Aproximadamente a los tres años, el niño desarrolla emociones dirigidas
hacia sí mismo, aunque subsiste una confusión respecto a experimentar diferentes estados
emocionales (positivos o negativos) al mismo tiempo. Pueden sentir orgullo o vergüenza, expresar
quejas o halagos, aunque estos dependen en gran medida, de cómo es su socialización y de las
Ya en los años escolares, la participación del niño en situaciones interpersonales es cada vez mayor,
el de actividades extraescolares). En este período, las habilidades sociales enfatizan las relaciones
22
con pares, por lo que son necesarias conductas y habilidades tales como saludar, hacer críticas y
alabanzas, disentir, ofrecer ayuda, expresar opiniones, resistir a las presiones grupales, entre otras.
Según Kelly (2002), a quien ya hemos hecho referencia en apartados previos, las habilidades
relacionadas con la competencia social infantil son los saludos, la iniciación social, el hacer y
así como la conducta cooperativa. Semrud-Clikeman (2007) sostiene, que la integración del niño al
La educación se produce en un contexto social con sus características propias, donde los
comportamientos sociales de los alumnos, de los maestros y la interacción entre ambos, son
productos de una primordial importancia para el proceso educativo como para el desarrollo de la
competencia social infantil. La interacción con los coetáneos supone el aprendizaje de numerosas
habilidades sociales para el niño; así se aprende a dominar o proteger a los pares, a asumir
responsabilidades, a devolver favores, a considerar los otros puntos de vista y a valorar las
Hoffman, Paris y Hall (1995) sostienen; por ejemplo, que estos aprendizajes son posibles por
procesos como el refuerzo por parte de los compañeros (a través de halagos, imitación de la acción
o la simple observación), el modelo de los pares y la comparación social. Un recurso muy importante
para la aceptación del niño, por parte de sus semejantes, es la habilidad para regular sus emociones,
ya que controlar las reacciones emocionales le permite comprender las diversas variables de una
Denham y otros (1990) sostienen, que aquellos niños que se relacionan satisfactoriamente con sus
pariguales utilizan adecuadas estrategias de resolución de problemas, por lo que puede considerarse
otra capacidad que potencia las habilidades sociales. Otros recursos también importantes en esta
edad son las habilidades para esperar turnos, guardar silencio cuando otros hablan, mostrar
23
comprensión no verbal, habilidades para entablar un diálogo, para jugar e integrarse a grupos, entre
otras.
Asher y Williams (1987) consideran, que ciertas características individuales potencian el desarrollo
de estas habilidades, entre las que se destacan el sentido del humor y la capacidad de tolerar las
burlas. A través del proceso de socialización, la mayoría de los niños aprende cuándo la agresión es
aceptable y cuándo no. Los niños que utilizan la agresión de modo constante y sin una razón
justificada, suelen ser rechazados por sus compañeros a diferencia de aquellos que se defienden de
otros y se niegan a ser dominados e insultados (Hoffman, Paris y Hall (1995). La popularidad está
dada en este período, aunque también deben considerarse otros aspectos, por supuesto, por cómo el
niño utiliza sus habilidades sociales dentro del grupo de pares para iniciar nuevas amistades,
Ya mirando hacia la etapa adolescente, podemos decir que esta es un período crítico para la
adquisición y para la práctica efectiva de las habilidades sociales más complejas. Por un lado, los
adolescentes han dejado los comportamientos sociales propios de la niñez, puesto que adoptan
comportamientos más críticos y desafiantes respecto a las normas sociales, y por otro lado, los
adultos les exigen comportamientos sociales más elaborados (Zavala Berbena, Valadez Sierra y
Vargas Vivero, 2008). Este nivel de intermediación, en el que se encuentran los adolescentes, suele
constituir una fuente de conflictos en ocasiones, y también permiten que los adolescentes logren
ampliar sus capacidades y habilidades sociales, cuando salen victoriosos de los retos que se les
plantean.
propia identidad del adolescente. El grupo es, en esta etapa, la institución socializadora por
antonomasia, puesto que las relaciones con los iguales de este o distinto sexo le posibilitan al
24
adolescente, nutrir su estatus como autoconcepto y formar las bases de las futuras relaciones entre
los adultos.
Según la autora, la formación de grupos en esta etapa permite al adolescente elaborar ideas y
Existen grupos que promueven una socialización que se orienta más a las conductas agresivas, al
alejamiento de los estándares de comportamiento que se espera del joven, y que de persistir en el
el caso de los adolescentes, esta condición se relaciona con las habilidades de liderazgo, popularidad,
compañerismo, jovialidad, respeto, entre otras. Cuando el adolescente logra desarrollar este tipo de
habilidades y en el fondo logra construir valores positivos, por lo general, se convierte en una
persona reconocida por sus iguales y logra impactar de algún modo en sus vidas.
La conducta social de los adolescentes presenta varias dimensiones, tales como la consideración con
los demás, el autocontrol en las relaciones sociales, el retraimiento social, la ansiedad social o
timidez y el liderazgo. Las descripciones señaladas a priori, respecto a las habilidades sociales en
niños y adolescentes, destacan dos ejes fundamentales, el conductual y el cognitivo; sin embargo, al
considerar las dimensiones situacionales y culturales en las que se manifiestan las habilidades
sociales. Además, si se tiene en cuenta que una habilidad es definida como “una rutina conductual o
cognitiva concreta que forma parte de una estrategia más amplia” (Trianes, De la Morena y Muñoz,
1999: 18); hay que reflexionar sobre los diversos factores que regulan el comportamiento social (tal
25
Todo ello, nos coloca en la situación y en la necesidad de trabajar las habilidades sociales con los
niños y especialmente con los adolescentes; por tanto, debemos procurar que estos adquieran, a
- Habilidades sociales básicas. Entrarían en estas habilidades, escuchar, iniciar una conversación,
participar en una conversación, pedir por favor o dar las gracias. A priori pueden parecer, que al
ser tan básicas, ya las tienen incorporadas, pero no siempre es así; por ejemplo: siempre está el
adolescente que no sabe escuchar a los demás o que los interrumpe constantemente, o aquel a
quien le cuesta iniciar una conversación de su interés y se limita a esperar que los demás hablen.
- Habilidades sociales avanzadas. Nos referimos aquí, a pedir ayuda o pedir disculpas. Pedir ayuda
implica reconocer una debilidad, y eso a las personas adolescentes -y a muchas adultas- les cuesta
bastante. Del mismo modo, pedir disculpas implica reconocer un error, y también cuesta a
adolescentes y adultas.
- Habilidades sociales relacionadas con los sentimientos. Estas están referidas a reconocer los
acuerdos o resolver problemas. Son habilidades muy necesarias para trabajar en equipo, para
hacer trabajos en grupo de clase, y en el futuro, se tornan fundamentales para el mundo laboral.
Por eso es importante valorar, cuando se hacen trabajos en grupo, todo el proceso que se ha
amigo, pedir permiso, o tener autocontrol. Mestas están muy ligadas a la personalidad y el estilo
26
con las demás personas; por ejemplo: una persona adolescente con un estilo comunicativo
agresivo formulará una queja sin tener en cuenta las opiniones de las demás o perderá el control
cuando no le den la razón. Si su estilo, por el contrario, es asertivo, logrará defender su criterio y
sus derechos, sin tener que maltratar, oprimir o dañar a los demás.
Lo cierto es, que los adolescentes que han logrado desarrollar sus habilidades sociales, muestran
como tendencia, una mayor capacidad de influir positivamente en el círculo de compañeros y amigos
con los cuales se relaciona, desarrollan una autoestima más elevada, teniendo una mejor
en adolescentes.
factores de riesgo y protectores o de protección que exhibe el sujeto, por lo que las intervenciones
pueden ser eficaces, en tanto se potencien los factores protectores (Costa y López, 1996).
Para Díaz, Trujillo y Peris (2007), uno de los factores de protección más estudiados en la salud
infanto-juvenil es el relacionado con las habilidades sociales, puesto que se ha comprobado que una
cual se desarrolla, permite como tendencia general, una actuación social satisfactoria, aunque
27
sabemos que el éxito de las actuaciones humanas no siempre puede medirse desde una dimensión
aislada, sino que repercuten en la misma diferentes planos de la realidad. A su vez, encontramos que
los reforzamientos por parte de los otros potencian en la persona, una valoración positiva de sus
No quisiera pasar por alto aquí, el papel que la personalidad juega en que los adolescentes logren
concienciar sus niveles de funcionamiento y desarrollo. Una personalidad bien configurada, bien
estructurada y madura para la edad correspondiente, siempre permitirá que las personas puedan hacer
frente a sus circunstancias sociales, y en este actuar, las habilidades sociales son muy importantes.
Según Carr (2007), la capacidad para formar y mantener amistades estables y satisfactorias está
determinada en gran sentido, por las experiencias de apego, ciertos rasgos de personalidad (como la
familia y de la comunidad, para conocer a otras personas); es así, como distintos estudios han
mostrado la relación existente entre las habilidades sociales y los distintos aspectos de la
personalidad. Pérez Fernández y Landazabal (2004) estudiaron en 135 niños de 6 años (de un NES
medio) las relaciones entre la conducta social y la madurez intelectual, el autoconcepto y otras
Los resultados de dicha investigación mostraron que los niños con comportamientos sociales
las manifestaciones agresivas, por solo citar algunos ejemplos, pueden minimizar las oportunidades
28
de los adolescentes, ya sea para observar o para interactuar con modelos sociales salugénicos como
En estos casos, resultan efectivas las intervenciones, a fin de modificar las deficiencias de las
habilidades sociales, promoviendo otras más eficaces, las que según Ballester y Gil Llario, pueden
Ahora bien, algunas interrogantes que podríamos plantear y que serían beneficiosas responder, serían
las siguientes:
- ¿Aprender habilidades sociales en los adolescentes asegura que un sujeto no manifieste síntomas
psicopatológicos posteriormente?
Caballo (2005) sostiene, que la mayor dificultad radica en la misma naturaleza de las interacciones
el criterio externo significativo con los cuales validar los procedimientos de evaluación.
A esto se suma, lo cuestionable de los métodos de evaluación, puesto que algunos centran su interés
allí, que se proponga un enfoque multimétodo para la evaluación, en el que se utilicen diferentes
sociales de los adolescentes, en los distintos contextos y cómo éstos se relacionan con diversos
actores sociales.
en la práctica resulta difícil y también muy costoso aplicar tanto las entrevistas y los heteroinformes
29
a informantes clave, los autoinformes y los registros de observación al sujeto evaluado en los
de ellas es, por ejemplo, la carencia de baremos adecuados a los distintos contextos socioculturales;
otra se vincula a las necesarias adecuaciones lingüísticas y metodológicas que requieren dichos
instrumentos. Dichas limitaciones surgen porque la mayoría de las técnicas han sido creadas y
Las particularidades evolutivas también han contribuido a estas dificultades metodológicas, tal es
así, que los instrumentos específicos referidos a las habilidades sociales infantiles alcanzan a niños
desde edad escolar. Distintos estudios han abordado las habilidades sociales de niños preescolares a
partir del diseño de nuevas técnicas de evaluación (Lacunza, Castro Solano y Contini, 2009;
Brussino, 2011).
capacidad de aprender que tiene todo sujeto, por lo que la intervención se dirige a provocar cambios
Son numerosas las teorías que remarcan la importancia del aprendizaje del comportamiento social y
todo lo que este lleva aparejado o con lo cual se conecta. Entre estas se destacan la Teoría del
Aprendizaje Social de Bandura y Walters, en 1974. Si bien la Teoría del Aprendizaje Social no ha
Precisamente, los trabajos de Bandura sobre agresión en niños son los que delimitaron el estudio
30
experimental del aprendizaje. Éstos habían descrito la influencia del aprendizaje observacional o
obtener resultados deseados. Bandura y Walters (1974) tuvieron en cuenta el papel del refuerzo
vicario, por el cual se modifica la conducta de un observador, según el tipo de refuerzo administrado
al modelo.
imita comportamientos, sino que analiza la situación y extrae reglas generales del modo de actuar
en el ambiente, para ponerlas en práctica cuando éste cree que puede obtener resultados favorables.
Estas creencias se desarrollan como resultados de las experiencias en una situación social, por lo que
un sujeto que ha aprendido por experiencia directa, por modelado, que es capaz de manejar con
efectividad una interacción social, desarrollará una expectativa de éxito positiva (Kelly, 1987. 2002).
De este modo, si bien el comportamiento depende de factores externos, los sujetos pueden controlar
situacionales como personales. Por su parte, el enfoque interactivo ha tenido varios representantes,
entre los que se menciona el modelo de Mc Fall (1982) sobre la competencia social. La
denominación de modelo interactivo surge a partir de Mischel (1973), el que enfatiza a la conducta
como producto del papel de las variables ambientales, las características personales (aunque no
conductuales que se inician con una recepción correcta de estímulos interpersonales relevantes;
posteriormente, tiene lugar un procesamiento flexible de estos estímulos, para generar y evaluar las
31
posibles opciones de respuesta, de las cuales el sujeto seleccionaría la mejor, para una emisión
respuesta, búsqueda en el repertorio y evaluación de su utilidad) por las que se realizaría una
contingencia almacenadas en la memoria a largo plazo. Por último, intervendrían las habilidades de
A partir de este enfoque, encontramos que el sujeto es un agente activo que busca y procesa
Es posible afirmar, que ambos modelos plantean que la habilidad social surge a partir de la
interacción de lo situacional y las características personales del sujeto, por lo que toda intervención
adolescentes.
sistemática, estrategias y habilidades interpersonales con la intención de que los individuos mejoren
su competencia interpersonal en las diferentes situaciones sociales donde funcionan y actúan. Como
es importante que los adolescentes aprendan a manejar sus habilidades sociales y comiencen a
32
desarrollar su inteligencia emocional cuanto antes y del mejor modo posible, proponemos este tipo
encontramos.
Estos programas están integrados por un conjunto de técnicas, que se orientan hacia la adquisición
de nuevas habilidades, las cuales han de permitir a los adolescentes que participen de ellos, mantener
aunque no son las únicas, que se pueden utilizar en los programas de habilidades sociales son las
siguientes:
- Las instrucciones, entendidas estas como aquellas explicaciones breves y claras, centradas en las
- En el ensayo conductual, por su parte, los participantes en el programa ponen en práctica los
participantes en el programa acerca de la actuación que han efectuado en el ensayo anterior. Esta
técnica pretende conseguir, de forma progresiva y paulatinamente, un nivel de ejecución cada vez
- El refuerzo, que es la técnica con la cual se pretende proporcionar a los individuos la motivación
necesaria, para que puedan hacer frente a las mejoras que han ido consiguiendo y a su vez
en condiciones diferentes a las que se dieron en el momento de realizar el aprendizaje inicial. Con
esta técnica se pretende generalizar las conductas aprendidas fuera del grupo de entrenamiento.
El objetivo del programa es reforzar elementos expresivos, receptivos y de interacción, bajo los
El aprendizaje estructurado está compuesto por cuatro técnicas, las cuales son: el modelado, el Role
Goldstein reunió en el año 1980 un total de cincuenta habilidades que estructuró en seis grupos
1. Primeras habilidades sociales, aquellas que inician y facilitan las primeras relaciones entre los
adolescentes mejoren sus niveles de expresión, tanto verbal, paralingüístico, como no verbales,
2. Habilidades sociales avanzadas, compuesto por un grupo de habilidades que nos permiten
mantener la relaciones con los otros miembros del grupo. Aquí se trabajará en pedir ayudas, en
participar, en dar instrucciones, en disculparse o en convencer a los demás. Entre los objetivos
34
fundamentales en esta categoría se encuentra lograr que los adolescentes mejoren los niveles
su entorno.
3. Habilidades relacionadas con los sentimientos son aquellas que nos permiten conocer nuestros
y expresarán los sentimientos, se comprenderán los sentimientos de los demás; enfrentarse con el
enfado del otro, expresar afectos o resolver los miedos. Como objetivo, se pretende identificar e
incrementar las habilidades relacionadas con los sentimientos, para aumentar los niveles de
altruistamente los propios derechos, responder a las bromas o no entrar en peleas. Como objetivo,
se busca incrementar en los adolescentes los niveles de afrontamiento a partir del entrenamiento
5. Habilidades que nos permiten hacer frente al estrés, en este grupo se incluye el aprendizaje de
6. Habilidades de planificación, aquellas habilidades más avanzadas que permiten a las personas
El programa de entrenamiento en habilidades sociales, que proponemos para desarrollar con el grupo
1. Desarrollar las habilidades sociales en los adolescentes participantes del programa, como
mecanismos de prevención, tanto en relación con el uso, así como con el abuso de sustancias
tóxicas.
su relación con los entornos más inmediatos, tanto con grupos de adultos como con grupos de
iguales.
competencia social.
un instituto aún por determinar. La idea es que haya homogeneidad en cuanto a cantidad, entre chicas
y chicos, y que se promueva una participación ampliada, por parte de cada adolescente participante.
La idea sería realizar doce sesiones de grupo e implementarlo semanalmente con una aproximada
Se utilizarán los registros, en los cuales se recogerá la información relativa a las competencias o a
los déficits de los adolescentes en el empleo de las habilidades y sobre el tipo de situaciones en las
Se recogerá información regularmente en cada una de las sesiones, anotándose en el registro los
logros y avances de las habilidades, las cuales se harán públicas, para que cada adolescente implicado
en el proceso pueda conocer sus avances. Con esto último, lo que se pretende es aumentar e
1) Entrenamiento en habilidades.
a) Técnicas conductuales.
b) Modelado e imitación.
d) Retroalimentación.
e) Instrucciones.
f) Tareas.
Instrumentos de evaluación.
Con la finalidad de observar los cambios que se pueden producir en los sujetos que participarán en
I. Medidas de autoinforme.
II. Autorregistros.
III. Entrevistas.
V. Ensayo e conductas.
VII. Afrontamiento.
CONCLUSIONES.
- Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que la persona va aprendiendo desde la
infancia, ya sea bien por observación o por aprendizaje directo, a través de la interacción con otras
personas.
- Mientras más amplio sea el repertorio de habilidades sociales que logre desarrollar un
- Cuando el adolescente cuenta con óptimas habilidades sociales, suele desarrollar y manifestar un
óptimo autocontrol emocional y una comunicación bien asertiva y desarrollada, lo que a su vez
- Las habilidades sociales son comportamientos sociales que favorecen la competencia social. Los
sociales.
- Las relaciones con otras personas son nuestra fuente principal de bienestar, pero también pueden
convertirse en la mayor fuente de estrés y malestar, sobre todo cuando tenemos déficits en las
Habilidades Sociales.
adolescentes.
- La falta de habilidades sociales nos lleva a sentir con frecuencia emociones negativas, como la
- Las personas con pocas habilidades sociales son más propensas a sufrir alteraciones psicológicas
como la ansiedad o la depresión. Ser socialmente hábil, ayuda a incrementar nuestra calidad de
- De las nuestras habilidades sociales dependerá la eficacia de las intervenciones que desarrollemos
en nuestra vida.
- Dos de las prioridades en los adolescentes, específicamente en esta etapa de su desarrollo, son la
caso de que no logren alcanzar esto, pueden tener padecimientos en su autoestima y malestares
- La adolescencia es una etapa de cambios, donde se empieza a ensayar las habilidades sociales que
quedarán consolidadas en la edad adulta; por tanto, dificultades de relación con los compañeros
relaciones superficiales (sin tener un vínculo fuerte, sin confianza), no saber poner límites (por
miedo al conflicto), poner límites de manera agresiva (por miedo a que nos puedan hacer daño),
- El adolescente comparte muchas horas al día con compañeros y amigos, que cada vez son más
importantes en su vida y se vuelven más influyentes; por tanto, es importante saber gestionar estas
relaciones de una manera sana, para fortalecer la autoestima y que el adolescente aprenda y
- Con el programa que hemos propuesto, se busca que los adolescentes desarrollen la capacidad de
manera asertiva, y por tanto, a convivir mejor con los demás. Se aprenden habilidades
comunicativas, ayudar y ser ayudados, a poner límites, a superar la vergüenza y la timidez, entre
otras.
- El hecho de que el adolescente disponga de unas habilidades sociales apropiadas supone una
drogadicción).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Berkowitz (Ed.), Advances in Experimental Social Psychology, Nueva York, Academic Press,
3, 55-98.
2. Asher, S. y Williams, G. (1987). Helping children without friends in home and school contexts.
Children’s social development: information for teachers and parents. (ERIC Document
Alianza.
6342002000600001&script=sci_arttext
10. Costa, M. y López, E. (1996). Educación para la Salud. Una estrategia para cambiar los estilos
11. Del Prette, Z. A. P. & A. Del Prette. (2002). Psicología de las habilidades sociales: Terapía y
12. Denham, A., Mc Kinley, M., Couchoud, E. y Holt, R. (1990). Emotional and behavioral
13. Escoda, E. (coord.) (2012). Habilidades sociales y de comunicación del Trabajo Social. Tirant
Humanidades.
14. Hatch, J. (1987). Peer interaction and the development of social competence. Child Study
15. Hoffman, L., Paris, S. y Hall, E. (1995). Psicología del desarrollo hoy. Madrid: Mc Graw-Hill.
16. Ikeda, R., Simon, T. y Swahn, M. (2001). The prevention of youth violence: The rationale for
and characteristics of tour evaluation projects. American Journal of Preventive Medicine, 20 (1,
17. Kelly, J. (2002). Entrenamiento de las habilidades sociales. Desclée de Brouwer. Biblioteca de
18. Lazarus, R. y Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Ediciones Martínez
Roca.
19. Mischel, W. (1973). Hacia una reconceptualización cognitiva del aprendizaje social de la
21. Papalia, D, Wendkos Olds, S. y Feldman, R. (2001). Psicología del desarrollo. Colombia: Mc
Graw- Hill.
41
24. Uribe, R., Escalante, M., Arévalo, M., Cortez, E. y Velásquez, W. (2005). Manual de habilidades
25. Zigler, E y Phillips, L. (1961): Social competence and outcome in Psychiatric disorder, J.
1. Ángel Joel Méndez López. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor Ayudante Doctor por la
3. Isaac Iran Cabrera Ruiz. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor de Tiempo Completo de la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Cuba.