NOVENA_2024

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Esta es el orden para rezar la novena

1.Bendición
2.Oración para todos los días
3.Consideraciones del Día
4.Oración a la Santísima Virgen
5.Oración a San José
6.Gozos
7.Oración al Niño Jesús
8.Villancicos
El orden para las novenas es el mismo, no
obstante, lo que puede varias son las
consideraciones que narran desde el día 16 al 24 la
concepción y el nacimiento del niño Jesús.

Nacimiento de Jesús
(Mateo. 1.18-25)
2 aconteció en aquellos días, que se promulgó un
edicto de parte de Augusto César, que todo el
mundo fuese empadronado. 2 este primer censo se
hizo siendo Sirenio gobernador de Siria. 3 E iban
todos para ser empadronados, cada uno a su
ciudad. 4 y José subió de Galilea, de la ciudad de
Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se
llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de
David; 5 para ser empadronado con María su mujer,
desposada con él, la cual estaba encinta. 6 y
aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los
días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo
primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó
en un pesebre, porque no había lugar para ellos en
el mesón.
Los ángeles y los pastores
8
había pastores en la misma región, que velaban y
guardaban las vigilias de la noche sobre su
rebaño. 9 y he aquí, se les presentó un ángel del
Señor, y la gloria del Señor los rodeó de
resplandor; y tuvieron gran temor. 10 pero el ángel
les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas
de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que
os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 esto os servirá
de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales,
acostado en un pesebre. 13 y repentinamente
apareció con el ángel una multitud de las huestes
celestiales, que alababan a Dios, y decían:
14
¡Gloria a Dios en las alturas,
¡Y en la tierra paz, buena voluntad para con los
hombres!
15
sucedió que cuando los ángeles se fueron de
ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:
Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha
sucedido, y que el Señor nos ha
manifestado. 16 vinieron, pues, apresuradamente, y
hallaron a María y a José, y al niño acostado en el
pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les
había dicho acerca del niño. 18 y todos los que
oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les
decían. 19 pero María guardaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón. 20 y volvieron los
pastores glorificando y alabando a Dios por todas
las cosas que habían oído y visto, como se les
había dicho.
Nacimiento de Jesús
(Lucas. 2.1-7)
18
el nacimiento de Jesucristo fue así: Estando
desposada María su madre con José, antes que se
juntasen, se halló que había concebido del Espíritu
Santo. 19 José su marido, como era justo, y no
quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 y
pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le
apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no
temas recibir a María tu mujer, porque lo que en
ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 y dará
a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,
[a]
porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. 22 todo esto aconteció para que se
cumpliese lo dicho por el Señor por medio del
profeta, cuando dijo:
23
He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un
hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros.
24
y despertando José del sueño, hizo como el ángel
del Señor le había mandado, y recibió a su
mujer. 25 pero no la conoció hasta que dio a luz a su
hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

Novena Día 1
Saludo de bienvenida a la novena

Oración de bienvenida

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
(Se reza tres veces Gloria al Padre).

Consideración Día 1
En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en
el seno de su Padre en lo más alto de los cielos; allí
era la causa, a la par que el modelo de toda la
creación. En esas profundidades de una
incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén
antes de que se dignara bajar a la tierra y tomara
visiblemente posesión de la gruta de Belén. Allí es
donde debemos buscar sus principios que jamás
han comenzado; de allí debemos datar la
genealogía de lo eterno, que no tiene antepasados
y contemplar la vida de complacencia infinita que
allí llevaba. La vida del Verbo eterno en el seno de
su Padre era una vida maravillosa y sin embargo,
¡misterio sublime!, busca otra morada, una
mansión creada. No era porque en su mansión
eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino
porque su misericordia infinita anhelaba la
redención y la salvación del género humano, que
sin Él no podría verificarse. El pecado de Adán
había ofendido a Dios y esa ofensa infinita no podía
ser condonada sino por los méritos del mismo Dios.
La raza de Adán había desobedecido y merecido un
castigo eterno; era pues necesario para salvarla y
satisfacer su culpa, que Dios, sin dejar el cielo,
tomase la forma del hombre sobre la tierra y con la
obediencia a los designios de su Padre expiase
aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía. Era
necesario, en las miras de su amor, que tomase la
forma, las debilidades e ignorancias sistemáticas
del hombre; que creciese para darle crecimiento
espiritual; que sufriese, para enseñarle a morir a
sus pasiones y a su orgullo. Y por eso el Verbo
eterno, ardiendo en deseos de salvar al hombre,
resolvió hacerse hombre también y así redimir al
culpable.

Reflexión dia1

Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la


Navidad sea lo que debe ser; una fiesta dedicada a
la RECONCILIACIÓN. Dedicada al perdón
generoso y comprensivo que aprenderemos de un
Dios compasivo.

Con el perdón del Espíritu Santo podemos


reconciliarnos con Dios y con los hermanos y andar
en una vida nueva. Es la buena noticia que San
Pablo exclamó en sus cartas, tal como leemos en
su epístola a los romanos 5. 1 – 11. Vivir la navidad
es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido,
y es pedir perdón si hemos maltratado a los
demás.

Así, del perdón nace la armonía y construimos esa


paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la
tierra a los hombres que aman al Señor y se aman
entre sí. Los seres humanos podemos hacernos
daño con el odio o podemos ser felices en un amor
que reconcilia. Y esa buena misión es para cada
uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y no
de discordia, ser instrumento de paz y
sembradores de hermandad.

Oración para la familia


Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor.
Que no haya injuria porque Tú nos das
comprensión. Que no haya amargura porque Tú
nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos
alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el
perdón. Que no haya abandono porque Tú estás
con nosotros.
Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir.
Que cada mañana amanezca un día más de
entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre
con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que
quisiste unir, una página llena de ti.
Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas,
ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino.
Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que
hagamos del amor un motivo para amarte más.
Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para
siempre en ti. Amén.
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).
Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.
Novena Dia 2
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 2
El verbo eterno se halla a punto de tomar su
naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en
donde moraban María y José. Cuando la sombra del
decreto divino vino a deslizarse sobre ella, María
estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las
silenciosas horas de la noche en la unión más
estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó
posesión de su morada creada. Sin embargo, no
llegó inopinadamente: antes de presentarse envió
a un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel
para pedir a María de parte de Dios su
consentimiento para la encarnación. El creador no
quiso efectuar ese gran misterio sin la
aquiescencia de su criatura. Aquel momento fue
muy solemne: era potestativo en María rehusar…
Con qué adorables delicias, con qué inefable
complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a
que María abriese los labios y pronunciase el “sí”
que debió ser suave melodía para sus oídos, y con
el cual se conformaba su profunda humildad a la
omnipotente voluntad divina. La Virgen Inmaculada
ha dado su asentimiento. El arcángel ha
desaparecido. Dios se ha revestido de una
naturaleza creada; la voluntad eterna está
cumplida y la creación completa. En las regiones
del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero
la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado
atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma
estaba sumida en el silencio que se asemejaba al
de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque
todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre
los hombres que su inmenso amor había venido a
rescatar. No era ya solo el Verbo eterno, era el
Niño Jesús revestido de la apariencia humana, y
justificando ya el elogio que de Él han hecho todas
las generaciones en llamarle el más hermoso de
los hijos de los hombres.

Oración a la Santísima Virgen


Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.
6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin
igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!
11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya
tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Novena Dia 3
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 3
Así había comenzado su vida encarnada el Niño
Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el santo
cuerpo que había tomado, adorándolos
profundamente. Admirado en el primer lugar en el
alma de ese Divino Niño, considerarnos en ella la
plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia
beatífica, por lo cual desde el primer momento de
su vida vio la divina esencia más claramente que
todos los ángeles y leyó lo pasado y lo por venir
con todos sus arcanos conocimientos. No supo por
adquisición nada que no supiese por infusión desde
el primer momento de su ser, pero Él adoptó todas
las enfermedades de nuestra naturaleza a que
dignamente podía someterse, aun cuando no fuese
necesario para la grande obra que debía cumplir.
Pidámosle que sus divinas facultades suplan la
debilidad de las nuestras y les den nueva energía;
que su memoria nos enseñe a recordar sus
beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su
voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en
servicio suyo. Del alma del Niño Jesús pasemos
ahora a su cuerpo, que era un mundo de
maravillas, una obra maestra de la mano de Dios.
No era, como el nuestro, una traba para el alma;
era, por el contrario, un nuevo elemento de
santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el
de los niños, y sujeto a todas las incomodidades de
la infancia, para asemejarse más a nosotros y
participar de nuestras humillaciones. El Espíritu
Santo formó ese cuerpecillo divino con tal
delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese
sufrir el exceso para cumplir la grande obre de
nuestra redención. La belleza de ese cuerpo divino
fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la
divina sangre que por sus venas empezó a circular
desde el momento de la encarnación es la que lava
todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle
que lave las nuestra en el sacramento de la
penitencia, para que el día de su Navidad nos
encuentre purificados, perdonados y dispuestos a
recibirle con amor y provecho espiritual.
Reflexión día 3.

Una cualidad del amor que nos mueve a aceptar a


los otros tal como son.

Gracias al respeto valoramos la gran dignidad de


toda persona humana hecha a imagen y
semejanza de Dios, aunque esa persona esté
equivocada.

El respeto es fuente de armonía porque nos anima


a valorar las diferencias, como lo hace un pintor
con los colores o un músico con las notas o ritmos.

Un amor respetuoso nos impide juzgar a los


demás, manipularlos o querer moldearlos a nuestro
tamaño.

Siempre que pienso en el respeto veo a Jesús


conversando amablemente con la mujer
samaritana, tal como lo narra San Juan en el
capítulo cuatro de su evangelio.

Es un diálogo sin reproches, sin condenas y en el


que brilla la luz de una delicada tolerancia

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por vuestras grandes virtudes


y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Novena Dia 4
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 4
Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús
a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que
continuó sin la menor interrupción durante toda su
vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se
sometía a su voluntad, aceptaba con resignación el
estado en que se hallaba conociendo toda su
debilidad, toda su humillación, todas sus
incomodidades. ¿Quién de nosotros quisiera
retroceder a un estado semejante con el pleno
goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera
sostener a sabiendas un martirio tan prolongado,
tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el
Divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así
empezó a anonadarse delante de su Padre, a
enseñarnos lo que Dios merece por parte de su
criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos
nuestros pecados, y hacemos sentir toda la
criminalidad y desórdenes del orgullo. Deseamos
hacer una verdadera oración; empecemos por
formarnos de ella una exacta idea contemplando al
Niño en el seno de su madre, El Divino Niño ora y
ora del modo más excelente. No habla, no medita
ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado,
aceptado con la intención de honrar a Dios, es su
oración y ese estado expresa altamente todo lo
que Dios merece y de qué modo quiere ser
adorado por nosotros. Unámonos a las oraciones
del Niño Dios en el seno de María, unámonos al
profundo abatimiento y sea este el primer afecto
de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a Dios, no
para ser algo como lo pretende continuamente
nuestra vanidad, sino para ser nada, para quedar
eternamente consumidos y anonadados, para
renunciar a la estimulación de nosotros mismos, a
todo cuidado de nuestra grandeza, aunque sea
espiritual, a todo movimiento de vanagloria.
Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que
Dios sólo sea todo para nosotros.

Reflexión día 4
El cuarto día está dedicado a la sinceridad, una
cualidad sin la cual el amor no puede subsistir, ya
que no hay amor donde hay mentira. Amar
es andar en la verdad, sin máscaras, sin el peso de
la hipocresía y con la fuerza de la integridad.
Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con
la confianza llegamos al entendimiento y la unidad.
El amor nos enseña a no actuar como los egoístas
y los soberbios que creen que su verdad es la
Verdad.
Si la Navidad nos acerca a la verdad es una buena
Navidad: es una fiesta en la que acogemos a Jesús
como luz verdadera que viene a este mundo.
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)


Oración a San José
Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Novena Dia 5
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 5
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en
el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la
vida que llevaba también María durante el mismo
espacio de tiempo. Necesidad hoy de que no
tengamos en ella si queremos comprender, en
cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los
sublimes misterios de la encarnación y el modo
como hemos de corresponder a ellos. María no
cesaba de aspirar por el momento en que gozaría
de esa visión beatífica terrestre; la faz de Dios
encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz
humana que debía iluminar el cielo durante toda la
eternidad, iba a leer el amor filial en aquellos
mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para
siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a
ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada
instante, durante muchos años. Iba a verle en la
ignorancia aparente de la infancia, en los encantos
particulares de la juventud y en la serenidad
reflexiva de la edad madura… Haría todo lo que
quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla
contra la suya con toda la libertad del amor
materno; cubrir de besos los labios que deberían
pronunciar la sentencia a todos los hombres;
contemplarla a su gusto durante su sueño o
despierta, hasta que la hubiese aprendido de
memoria…¡Cuán ardientemente deseaba ese día!
Tal era la expectativa de María… era inaudita en sí
misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo
magnífico de toda la vida cristiana. No nos
contentemos con admirar a Jesús residiendo en
María, sino por esencia, potencia y presencia. Sí,
Jesús nace continuamente en nosotros y de
nosotros, por las buenas obras que nos hace
capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la
gracia; de manera que el alma del que se halla en
gracia es un seno perpetuo de María, un Belén
interior sin fin. Después de la comunión, Jesús
habita en nosotros durante algunos instantes, real
y sustancialmente como Dios y como hombre,
porque el mismo Niño que estaba en María está
también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo
esto sino una participación de la vida de María
durante esos maravillosos meses, y una
expectativa llena de delicias como la suya?

Reflexión día 5

Quinto día dedicado al DIÁLOGO.


Toda la Biblia es un diálogo amoroso y salvífico de
Dios con los hombres. Un diálogo que lleva a su
culmen y su plenitud cuando la palabra de Dios
que es su Hijo, se hace carne, se hace hombre, tal
como lo narra San Juan en el primer capítulo de su
evangelio.
De Dios apoyado en la sinceridad, afianzado en el
respeto y enriquecido por la comprensión, es el
que necesitamos en todas nuestras relaciones.
Un diálogo en el que a diario “nos revistamos de
misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y
paciencia”. Colosenses 3, 12.
El diálogo sereno que brota de un sincero amor y
de un alma en paz es el mejor aguinaldo que nos
podemos dar en diciembre. Así evitamos que
nuestras casas sean lugares vacíos de afecto en
los que andamos dispersos como extraños bajo el
mismo techo.
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Novena Dia 6
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 6
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de
José y María, y allí era de creerse que había de
nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo
tenía dispuesto de otra manera y los profetas
habían anunciado que el mesías nacería en Belén
de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese
esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no
parecía tener ninguna relación con este objeto, a
saber, la orden dada por el emperador Augusto,
que todos los súbditos del imperio romano se
empadronasen en el lugar de donde eran
originarios. María y José, como descendientes que
eran de David, no estaban dispensados de ir a
Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la
necesidad en que estaba José del trabajo diario
que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles
de este largo y penoso viaje, en la estación más
rigurosa e incómoda del año. No ignora Jesús en
qué lugar debe nacer e inspira a sus padres que se
entreguen a la Providencia, y que de esta manera
concurran inconscientemente a la ejecución de los
designios. Almas interiores, observad este manejo
del Divino Niño, porque es el más importante de la
vida espiritual; aprended que quien se haya
entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí
mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que
Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en
las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar
donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión
tendréis de observar esta dependencia y fidelidad
inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el
punto sobre el cual se han esmerado en imitarle
los santos y las almas verdaderamente interiores,
renunciando absolutamente a su propia voluntad.

Reflexión día 6

Sexto día: meditemos en el valor de la SENCILLEZ.


Sencillez que es la virtud de las almas grandes y
de las personas nobles.
Sencillez que adorna a María de Nazaret, tal como
ella misma lo proclama en el canto del Magníficat.
"Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque
ha mirado la humildad de su esclava".
La Navidad es una época propicia para desterrar el
orgullo y tomar conciencia de tantos males que
acarrea la soberbia. Ninguna virtud nos acerca
tanto a los demás como la sencillez y ningún
defecto nos aleja tanto como la arrogancia.
El amor sólo reina en los corazones humildes,
capaces de reconocer sus limitaciones y de
perdonar su altivez.
Es gracias a la humildad que actuamos con
delicadeza, sin creernos más que nadie, imitando
la sencillez de un Dios que “se despojó de sí mismo
y tomó la condición de siervo”.
Crecer en sencillez es un estupendo regalo para
nuestras relaciones personales.
Recordemos que en la pequeñez está la verdadera
grandeza y que el orgullo acaba con el amor y la
oración.
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Novena Dia 7
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 7
Representémonos el viaje de María y José hacia
Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador
del universo hecho hombre. Contemplemos la
humanidad y la obediencia de este Divino Niño que
aunque de raza judía y habiendo amado durante
siglos a su pueblo con una predilección
inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero
que forma el censo de población de su provincia,
como si hubiese para Él en esa circunstancia algo
que le halagase, y quisiese apresurarse a
aprovechar la ocasión de hacerse empadronar
oficial y auténticamente como súbdito en el
momento en el que venía al mundo. ¿No es
extraño que la humillación, que causa tan
invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la
única cosa creada que tenga atractivos para el
Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a
amar esa hermosa virtud? ¡Ah…! Que llegue el
momento en que aparezca el deseado de las
naciones, porque todo clama por este feliz
acontecimiento, El mundo, sumido en la oscuridad
y el malestar buscando y no encontrando el alivio
de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo
de José, la expectativa de María, son cosa que no
puede expresar el lenguaje humano. El Padre
Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión
adorablemente impaciente por dar a su Hijo único
al mundo, y verle ocupar su puesto entre las
criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos
de presentar a la luz del día esta santa humanidad
tan bella que El mismo ha formado con tan
especial y divino esmero. En cuando al Divino Niño,
objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia
nosotros avanza lo mismo que hacia Belén.
Apresuremos con nuestro deseo el momento de su
llegada, purifiquemos nuestras almas para que
sean su mística morada, y nuestros corazones para
que sean su Manís terrenal, que nuestros actos de
mortificación desprendimiento “preparen los
caminos del Señor y hagan rectos sus senderos”.

Reflexión día 7

El día de hoy los invito a cada uno de ustedes, a


que, dentro de lo mas profundo de su corazón, se
tome unos segundos para que haga su propia
reflexión.

Oración a la Santísima Virgen


Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.
(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un


Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta
al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!
8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor
rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Novena Dia 8
Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 8
Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje
en los mesones; pero no lo encuentran ya por
hallarse todo ocupado, ya porque se les desechase
a causa de su pobreza. Empero, puede turbar la
paz interior de los que están fijos en Dios. Si José
experimentaba sorpresa cuando era rechazado de
casa en casa, porque pensaba en María y en el
Niño, sonríase también con tanta tranquilidad
cuando fijaba sus miradas en su casta esposa. El
niño aún no nacido regocijábase de aquellas
negativas que eran el preludio de sus
humillaciones venideras. Cada voz áspera, el nido
de cada puerta que se cerraba ante ellos, era lo
que había venido a buscar. El deseo de esas
humillaciones era lo que había contribuido a
hacerle tomar la forma humana. ¡Oh Divino Niño
de Belén! Estos días que tantos han pasado en
fiestas y diversiones o descansando muellemente
en cómodas y ricas mansiones, han sido para
vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de
toda clase. ¡Ay! El espíritu de Belén es el de un
mundo que ha olvidado a Dios. ¡Cuántas veces no
ha sido también el nuestro! ¿No cerramos
continuamente con ruda ignorancia la puerta a los
llamamientos de Dios, que nos solicita
convertirnos, o santificarnos o conformarnos con
su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras
penas, desconociendo su carácter celestial con que
cada uno a su modo lo lleva grabado en si? Dios
viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no
conocemos su faz, o le reconocemos hasta que nos
vuelve la espalda y se aleja después de nuestra
negativa. Se pone el sol de 24 de diciembre detrás
de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran
las cimas de las rocas escarpadas que lo rodean.
Hombres groseros codean rudamente al Señor en
las calles de aquella aldea oriental, y cierran sus
puertas al ver a su madre, la bóveda de los cielos
aparece purpurina por encima de aquellas colinas
frecuentadas por los pastores. Las estrellas van
apareciendo una tras otra. Algunas horas más y
aparecerá el Verbo eterno.

Reflexión día 8

En la Exhortación Apostólica sobre el Amor en la


Familia se nos dice:
A nadie le hace bien perder la conciencia de ser
hijo. En cada persona, «incluso cuando se llega a la
edad de adulto o anciano, también si se convierte
en padre, si ocupa un sitio de responsabilidad, por
debajo de todo esto permanece la identidad de
hijo. Todos somos hijos. Y esto nos reconduce
siempre al hecho de que la vida no nos la hemos
dado nosotros mismos, sino que la hemos recibido.

Si Jesús se hizo Hijo para compartir en toda nuestra


humanidad, hoy debemos pensar cómo imitamos a
aquel que, siendo Dios verdadero supo ser Hijo en
un hogar apacible, laborioso, orante y lleno de
amor. Que nunca perdamos la alegría de ser hijos,
que nunca escuchemos que por olvidar ser hijos,
tantos derraman torrentes de lágrimas cuando ya
no están los que debieron amar y cuidar con el
más grande amor.

Oración

Dios vivo y verdadero: te rogamos que grabes con


el fuego de tu Espíritu en el corazón de tu pueblo el
mandamiento que nos pide amar a quienes nos
dieron la vida. Si Jesús siendo hijo honró con amor
a María y José, también nosotros encontremos en
nuestros progenitores a quién amar con devoción y
con misericordia. Amén.

Vida

Que estos días de familia orante, de pueblo en


espera nos permitan ser:
Hijos que aman con amor sincero. Padres que se
ganan, con su testimonio de vida ejemplar, el
corazón de su descendencia.
El día 8 de la Novena de Aguinaldos es
el penúltimo día de oración antes de la llegada del
Niño Dios.

Oración a la Santísima Virgen


Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.
(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un
Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,


que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,


consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.
Novena Dia 9
Lector 1:
Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra:
En esta noche santa te queremos dar gracias por
tanto amor. Gracias por nuestra familia y por
nuestro hogar. Gracias por las personas que
trabajan con nosotros.
Bendícenos en este día tan especial en el que
esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a
preparar nuestros corazones para recibir al Niño
Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos
aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por
venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.
Hoy al contemplar el pesebre recordamos
especialmente a las familias que no tienen techo,
alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para
que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un
cálido hogar.
Lector 2:
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca
también en nuestros corazones para que podamos
regalarles a otros el amor que Tu nos muestras día
a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu
abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos
siempre alabándote y glorificándote.
(En este momento alguien de la familia pone al
Niño Jesús en el pesebre o si ya está allí se coloca
un pequeño cirio o velita delante de Él).

Lector 3:
Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la
Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu
amor y protección. Sabemos que día a día
intercedes por nosotros y por nuestras intenciones,
gracias Madre.
Querido San José, gracias por ser padre y protector
del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por
nosotros para que seamos una familia unida en el
amor y podamos ser ejemplo de paz y
reconciliación para los demás.
Amén
Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria.

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto


amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro
hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho
hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un
pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en
nombre de todos los mortales, os doy infinitas
gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él
os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de
vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos
méritos, por las incomodidades en que nació y por
las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que
dispongáis nuestros corazones con humildad
profunda, con amor encendido, con tal desprecio de
todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga
en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Consideración Día 9
La noche ha cerrado del todo en las campiñas de
Belén. Desechados por los hombres, y viéndose sin
abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria
población y se han refugiado en una gruta que se
encontraba al pie de la colina. Seguía a la reina de
los ángeles el jumento que le había servido de
humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquella
cueva hallaron un manso buey, dejado allí
probablemente por alguno de los caminantes que
habían ido a buscar hospedaje en la ciudad. El
Divino Niño, desconocido por sus criaturas
racionales, va a tener que acudir a loas irracionales
para que calienten con su tibio aliento la atmósfera
helada de esa noche de invierno, y le manifiesten
con esto y con su humilde actitud el respeto y la
adoración que le había negado Belén. La rojiza
linterna que José tiene en la mano ilumina
tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre
lleno de paja que es figura profética de las
maravillas del altar, y de la íntima y prodigiosa
unión eucarística que Jesús ha de contraer con los
hombres. María está en adoración en medio de la
gruta, y así van pasando silenciosamente las horas
de esa noche llena de misterio. Pero ha llegado la
medianoche, y de repente vemos dentro de ese
pesebre, poco antes vacío, al Divino Niño
esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil
años con inefable anhelo. A sus pies se postra su
Santísima Madre, en los transportes de una
adoración de la cual nada puede dar idea. José
también se acerca y le rinde el homenaje con que
inaugura su misterioso e imponderable oficio de
padre adoptivo del Redentor de los hombres. La
multitud de ángeles que desciende de los cielos a
contemplar esa maravilla sin par, dejan estallar su
alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de
ese Gloria in Excelsis que es el eco de la adoración
que se produce en torno del Altísimo, hecha
perceptible por un instante a los oídos de la pobre
tierra. Convocados por ellos, vienen en tropel los
pastores de la comarca a adorar al recién nacido y
presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en
oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone
en marcha hacia Belén la caravana espléndida de
los Reyes Magos, que dentro de pocos días
vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el
oro, el incienso, y la mirra, que son símbolos de la
caridad, la adoración y la mortificación. ¡Oh
adorado Niño! Nosotros también, los que hemos
hecho esta novena para prepararnos al día de
vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra
pobre adoración. ¡No la rechacéis! ¡Ven a nuestras
almas, venid a nuestros corazones llenos de amor!
Encended en ellos la devoción a vuestra santa
infancia, no intermitente y sólo circunscrita al
tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en
todos los tiempos; devoción que fielmente
practicada y celosamente propagada, nos
conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado
y sembrando nosotros todas las virtudes cristianas.

Reflexión día 9

Noveno día para avivar la ESPERANZA y el AMOR.


El amor y la esperanza siempre van de la mano
junto con la fe. Por eso en su himno al amor nos
muestra San Pablo que el amor cree sin límites y
espera sin límites”.
Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza
firme son el incienso, el oro y la mirra que nos dan
ánimo para vivir y coraje para no decaer.
Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y
es gracias a la esperanza que los alcanzamos.
El amor y la esperanza son las alas que nos elevan
a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los
sinsabores.
Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos
y amamos a los demás, podemos lograr lo que
sugiere San Pedro en su primera carta: “estad
siempre dispuestos a dar razón de vuestra
esperanza. Con dulzura, respeto y con una buena
conciencia”.
Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego
del amor, su luz radiante brillará en el nuevo año
después de que se apaguen las luces de la
Navidad.
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por vuestras grandes virtudes
y especialmente por vuestra humildad, merecisteis
que todo un Dios os escogiese por madre suya, os
suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi
alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen
esta novena, para el nacimiento espiritual de
vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!,
comunicadme algo del profundo recogimiento y
divina ternura con que lo aguardasteis vos, para
que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Avemaría)

Oración a San José


Oh santísimo José, esposo de María y padre
adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios
porque os escogió para tan soberanos misterios y
os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que
tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos
deseos de verle y recibirle sacramentalmente,
mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo. Amén.
(Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un
Gloria).

Gozos
1. ¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios soberano, que a
infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño,
ven para enseñarnos la prudencia que hace
verdaderos sabios! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

2. ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de


Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven
prontamente para rescatarnos, y que un niño débil
muestre fuerte el brazo! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

3. ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta


al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has
sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del
campo. ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!

4. ¡Llave de David que abre al desterrado las


cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos! ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que
labró el pecado! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!
5. ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño
tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de
tus dulces labios. ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!6.

6. ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin


igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da
al mísero amparo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

7. ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, De


Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que
apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya
el cordero manso! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

8. ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor


rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven
Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor
del campo! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto

9. ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do sus


niños vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor
sagrario! ¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes
tanto!
10. ¡Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi
vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi
divino hermano! ¡Ven a nuestras almas, Ven no
tardes tanto!

11. ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya


tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis
frases, te dice mi llanto! ¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!

12. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos.


¡Ven a nuestras almas, Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús


Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a
la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y
en persona suya a todos vuestros devotos, estas
palabras tan consoladoras para nuestra pobre
humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que
quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”. Llenos de confianza en
vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos
a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a
llevar una vida santa, para conseguir una eternidad
bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual
necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh
Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de
vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis
favorablemente nuestra súplica. Amén.

Oración de despedida

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