Elviretti, Bruno N. - Proyecto de tesis - V2
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Proyecto de tesis
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Elviretti, Bruno N.
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Poco se ha escrito sobre este tema y, en consecuencia, nos proponemos comprender el rol
que jugó el movimiento ácrata luego de la represión de la Semana Trágica y, sobre todo,
de la Patagonia Rebelde, su impacto político, las discusiones sobre la violencia por parte
de diferentes actores (prensa, partidos de izquierda, ejército), así como las tensiones que
acontecieron en la primera experiencia democrática.
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Por otro lado, para el apartado de la metodología, nos interesa destacar aquellas lecturas
que permitan apreciar cómo el crimen político puede revelar nuevas perspectivas:
cuestiones teóricas y contribuciones en diálogo con los estudios sobre violencia en
entreguerras:
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sobre mejores condiciones laborales no fueron escuchados por los terratenientes y los
dueños de las tierras. Esta situación de protesta escaló a tal punto que desde el gobierno
enviaron al ejército a «apaciguar» los enfrentamientos, pero derivó en una brutal masacre
que posteriormente se conoció como «Patagonia Rebelde» o «Patagonia Trágica». Claro
que, las huelgas obreras que terminaron con un desenlace trágico no fueron los únicos
conflictos laborales. Los aportes de Silvana Palermo (2007; 2016) permiten profundizar
aún más sobre los malestares sociales a fines de la década de 1910, poniendo de relieve
las protestas efectuadas por los trabajadores del ferrocarril en 1917. De la misma manera,
sus investigaciones demuestran que la presencia femenina en tales disputas devino central
en tanto se llevaran a cabo esas prerrogativas masculinas y, al mismo tiempo, puso de
manifiesto la relevancia de las mujeres como otras luchadoras en la puja de clases
logrando que la protesta tome mayor importancia en la sociedad.
La concatenación de conflictos obreros, las ansiedades que generaban las noticias
de la Revolución Rusa y la política obrera del radicalismo contribuyeron al surgimiento
de organizaciones de extrema derecha. Los trabajos clásicos de Sandra McGee Deutsch
(2001; 2003) sobre el surgimiento de la Liga Patriótica en la década de 1920, exponen
cómo esta representaba una reacción principalmente de origen local contra la clase obrera
inmigrante en tanto se autoproclamaban nacionalistas. Creada en 1919, la Liga se fundaba
sobre la creencia de que el gobierno radical no actuaba frente al peligro social de los
trabajadores, por lo que, en tanto que los medios lícitos no eran suficientes, recurrían
entonces a la coacción ilegal. Su caracterización deja entrever la esencia de dicha
organización, ya que la violencia y el desprecio por la libertad de expresión eran las armas
por excelencia para imponerse ante lo que ellos denominaban un peligro para la
«argentinidad».
Otros estudios, que retoman las perspectivas de historia social, ofrecen
interpretaciones distintas sobre estos años: estas pesquisas ponen el foco en la inexistencia
de conflictos sociales durante el período de entreguerras (1914-1945). Este es el caso de
obras como la de Francis Korn y Luis Alberto Romero (2006) en la cual reúnen una serie
de trabajos que pretenden demostrar que el traspaso de los gobiernos oligárquicos a lo
democráticos, pasando por los golpes del 30 y del 43, fue un período de tranquilidad y de
“acallada transformación” de la sociedad. En otras palabras, afirman que la intensidad de
las protestas y manifestaciones decrecieron ya que el Estado se engrandecía cada vez más
y, por lo tanto, existían nuevos medios para canalizar las demandas. En este sentido, los
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autores aseguran que este callado paso de la Buenos Aires de entreguerras se debió a
distintas cuestiones: entre ellas encuentran al nacionalismo como un factor determinante
ya que, a partir de este, se logró la escolarización y alfabetización de la población y se
permitió alentar cada vez más el sentimiento de argentinidad. Asimismo, argumentan que
la bonanza económica permitió el crecimiento y bienestar social y, al mismo tiempo, la
atracción para inmigrantes europeos, los cuales se encontraban al llegar, según los
autores, con una sociedad integrada y en pleno proceso de desarrollo imparable.
Desde hace unos años los gobiernos radicales están siendo objeto de nuevas
revisiones. Por un lado, un conjunto de trabajos trata de comprender el éxito electoral del
radicalismo y la formación de una identidad política perdurable. En este sentido, Joel
Horowitz (2015) busca demostrar de qué forma el radicalismo se había instalado y
mantenido en el poder gracias a la democratización política. Al discutir la interpretación
de D. Rock sobre el apoyo del radicalismo basado en sus prácticas clientelistas, Horowitz
demuestra cómo el radicalismo apeló a la movilización popular conjugando diferentes
estrategias políticas y simbólicas: nacionalismo, obrerismo, un lenguaje plebeyo y
prácticas políticas novedosas. En una línea similar, Pablo Gerchunoff (2016) focaliza su
estudio en las políticas económicas llevadas a cabo por los gobiernos radicales. A partir
del examen de variables cuantitativas y políticas gubernamentales advierte que durante
los 14 años de vida del radicalismo hubo vaivenes en la economía que permitieron, en su
momento de bonanza, una expansión del obrerismo a través de políticas fiscales y
monetarias, inversiones en obras públicas federales y aumento del poder adquisitivo de
los trabajadores. De esta forma, las políticas económicas resultan ser el factor
fundamental para comprender el apoyo nacional y obrero a los gobiernos radicales.
Por otro lado, otro conjunto de estudios busca comprender las prácticas de represión
y violencia política de estos años. Por lo que se refiere al Ejército, Marina Franco (2023)
afirma que dicha fuerza armada consideraba necesario intervenir en los conflictos sociales
como defensa nacional. De esta forma, la autora aborda el problema de la relación entre
la seguridad interna y el Ejército, el cual se legitimaba bajo la capa de intervención y
disciplinamiento de los actores políticos. Así, sus aportes nos pueden ayudar a
profundizar sobre las figuras de los héroes y, además, a indagar más sobre la percepción
del conflicto social como amenaza al orden. Por su parte, Marianne González Alemán
(2013; 2014) es de las pocas autoras que se dedican a trabajar sobre la violencia política
en Argentina durante el período que nos interesa. Sus investigaciones ponen de relieve
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cómo el conflicto callejero tuvo vinculación política, es decir, que los amedrentamientos,
agitaciones y enfrentamientos se producían por discrepancias políticas y siempre en pos
de defender los intereses de cada ideología. Tampoco se puede comprender tales disputas
sin tener en cuenta el contexto internacional y nacional de violencia que se vivía, pues
con la llegada de los fascismos en Europa, y las innumerables protestas por mejoras en
las condiciones de vida en distintos lugares de Argentina, los niveles de violencia a partir
de la orfandad de representación política no dejaron de escalar.
Como demuestra este sintético relevamiento, los años de la primera experiencia
democrática están siendo reexaminados ampliando los problemas y enfoques para ofrecer
nuevas interpretaciones sobre la primera experiencia democrática en nuestro país.
Nuestro objetivo es contribuir a esa revisión a partir de un caso de estudio conocido y de
amplia relevancia pública, pero que no ha merecido un análisis sistemático y minucioso.
El anarquismo en Argentina
La producción historiográfica del anarquismo tiene una larga historia. Los trabajos
clásicos pusieron de manifiesto su vinculación con el movimiento obrero y construcción
de un sujeto de acción que sería el resultado de este vínculo. De hecho, la obra de Isaacov
Oved (1978) resulta una lectura necesaria para comprender los inicios de los estudios del
anarquismo en Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX. Su relevancia radica
en que, hasta su publicación, se conocía poco del movimiento ácrata, por lo que ésta dio
el puntapié inicial para desentrañar este movimiento, convirtiéndose en una referencia en
lo que se refiere a estas investigaciones. Asimismo, sus aportes en base a fuentes y
archivos internacionales ―hasta ese momento poco explorados― cargó de singularidad
característica a la obra de Oved, la cual sirvió como antecedente para los historiadores
que le sucedieron.
Sin dudas, la renovación de estos estudios obedeció a la obra de Juan Suriano
(2001). Sus investigaciones desde que combinan las herramientas de la historia social y
cultural resultan claves en el ámbito local para comprender la relevancia y especificidad
del movimiento de izquierda en su momento de mayor esplendor, entre 1890 y 1910.
Suriano indaga el anarquismo como movimiento social y político a partir de su incidencia
cultural, sobre todo poniendo el foco en su ideario, prácticas e instituciones, a saber, la
prensa y los círculos en que se proliferaban sus ideas. Según el autor, la llegada de
inmigrantes de forma masiva a partir de 1870 constituyó el punto de partida para la
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multiplicación de las ideas libertarias en Buenos Aires por lo que las organizaciones
ácratas crecieron sobre todo al filo del siglo, convirtiéndose en un actor clave dentro del
movimiento obrero y las izquierdas.
Si la mayoría de los trabajos se concentraron en el momento de auge del
anarquismo, en las primeras décadas del siglo XX, trabajos recientes comienzan a
demostrar la incidencia posterior a 1916, matizando la hipótesis de Juan Suriano sobre el
momento de su declive. Las contribuciones de Luciana Anapios avanzan en la indagación
del anarquismo en los años 20 demostrando la centralidad del movimiento durante la
primera experiencia democrática. En particular, Anapios (2013) explora qué lecturas
tenían los diarios La Protesta y La Antorcha sobre diversos sucesos de fines de la década
del 20. Su hipótesis defiende la vitalidad anarquista y reconstruye las múltiples acciones
que desplegaron, como atentados y protestas, demostrando su pervivencia en el período
de entreguerras. Asimismo, en otro trabajo (2007) detalla las discusiones que se dieron al
interior de los principales referentes del anarquismo ya que entre 1916 y 1920, lejos de
comenzar un declive, proliferaron cuatro variantes dentro del movimiento: el protestismo,
el antorchismo, los anarco-bolcheviques y los expropiadores. Así, la autora se centra en
las disputas que se llevaron a cabo entre estos por temas como el manejo de los recursos,
las distintas formas de luchar contra el poder y, por último, los conflictos personales que
existían entre las distintas corrientes. De esta forma, Anapios concluye que
paulatinamente se fue gestando una polarización entre las mencionadas ramas y que cada
una construyó una imagen de enemigo en la que se encontraban las demás corrientes,
sobre todo teniendo en cuenta cómo concebía cada una de ellas la cuestión de los
atentados, el uso de la violencia y la forma de llevar a la práctica la defensa de sus ideas.
Aportes recientes como los de Martín Albornoz (2021) permiten profundizar en la
construcción del imaginario social del anarquismo con el entramado que brinda la
modernización periodística de principios del siglo XX. Este autor, destaca la importancia
de los diarios y su lectura, tanto los comerciales como los de izquierda, tales como La
Nación, La Prensa, y La Vanguardia, El Perseguido y La Protesta, en la cristalización
de la figura de los anarquistas. Un ejemplo que proporciona es que a los militantes ácratas
se les atribuía el uso de un arma específica: la bomba. Sin embargo, este autor señala la
inflación que los diarios comerciales de la época hacían de la violencia anarquista, lo que
no se correspondía con las prácticas efectivas de dicho movimiento.
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Junto a estos trabajos que ponen el lente en la dimensión política del anarquismo y
las lecturas sociales sobre este movimiento, cabe mencionar que en los últimos años los
estudios del anarquismo han abierto nuevas líneas de indagación y temáticas. Así lo
demuestran los aportes Nadia Ledesma Prieto (2016) quien analiza los discursos de
médicos anarquistas entre 1931 y 1951, los cuales se pronuncian en favor del control de
la sexualidad femenina, el goce de esta y el acceso al aborto. No obstante, también
focaliza cómo se dio el eclipse de estos discursos con la llegada de Perón al poder y su
establecimiento como líder nacional. Abonando a estas nuevas perspectivas, Laura
Fernández Cordero (2017) se acerca desde la mirada de género, focalizando en la
dimensión política de las relaciones amorosas y de la sexualidad de los propios
anarquistas del siglo pasado. Además, busca destacar la voz de las mujeres
ácratas ―muchas veces marginadas― para dimensionar el rol de estas, sobre todo a partir
del relevamiento de los periódicos escritos por ellas1. A estas investigaciones se suma la
de Ivanna Margarucci (2020; 2021) quien se acerca a los estudios del anarquismo desde
una perspectiva transnacional, argumentando que desde los últimos años es posible
apreciar un giro en lo que refiere a la investigación del anarquismo latinoamericano,
poniendo de manifiesto los vínculos regionales del movimiento.
Por lo que respecta a la cuestión de la periodización, es posible encontrar que estos
nuevos estudios pretenden correrse de la periodización clásica del anarquismo ―la cual
establece el auge del anarquismo argentino entre 1880 y su muerte hacia 1916― para
ofrecer una nueva, en la cual el movimiento ácrata persiste incluso hasta la década de
1940. En este sentido, Agustín Nieto y Oscar Videla (2018) reúnen una serie de
investigaciones que buscan superar estas ya establecidas barreras temporales, geográficas
y temáticas para ofrecer una renovación en estos aspectos. Así, por ejemplo, corren el eje
de la Ciudad de Buenos Aires y plantean que al interior del país se desarrollaron
experiencias anarquistas que valen la pena recuperar e investigar, sobre todo a partir de
las protestas lideradas por estos activistas ácratas. En este sentido, por último, Jacinto
Cerdá (2023) plantea que, si bien con anterioridad los estudios sobre el anarquismo
afirmaban que hacia la década del treinta estos movimientos habían desaparecido, nuevos
aportes historiográficos, entre los que se encuentra la presente obra, se encarga de refutar
esta idea. En este sentido, demuestra que, aunque estas organizaciones ―gremiales,
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Nuestra Tribuna y La Voz de la Mujer.
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- Introducción
- El asesinato de Varela
- El asesinato de Wilckens
- A modo de cierre
- Introducción
- Repercusiones y explicaciones sobre el asesinato de Varela
- ¿Una respuesta fallida?: ecos de la movilización y huelga
- A modo de conclusión
- Introducción
- Homenajes y honores
- La construcción de un mártir para la nación
- A modo de conclusión
● Reflexiones finales
● Fuentes y bibliografía
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profundizar sobre los aspectos referidos a la violencia y, sobre todo, a las discusiones,
planteos y debates que surgieron de distintas posiciones políticas respecto a los casos
presentados con anterioridad: cómo explicaron y qué postura tuvo la izquierda frente a
los asesinatos. Finalmente, dedicamos el último capítulo, con sus divisiones, a los
planteos que nos sirven como puntapié inicial para indagar, reflexionar y dejar abierto
ciertos interrogantes para continuar pensando sobre las derivas de los asesinatos, usos y
apropiaciones por parte del ejército y las derechas, para comprender su posicionamiento
frente a estos episodios.
10) Bibliografía:
Albornoz, Martín (2021). Cuando el anarquismo causaba sensación. La sociedad
argentina, entre el miedo y la fascinación por los ideales libertarios. Buenos Aires:
Siglo XXI.
Álvarez Tardío, Manuel (2012). “Democratización y violencia política en el mundo de
entreguerras: una cuestión abierta”. En: Ayer, número 4: pp. 27-49.
Anapios, Luciana (2007). “Compañeros, adversarios y enemigos. Conflictos internos en
el anarquismo argentino en la década del 20”. En: Entrepasados, número 32: 27-
41.
Anapios, Luciana (2013). “La ciudad de las bombas. El anarquismo y la ‘propaganda por
el hecho’ en la Buenos Aires de los años veinte”. En: Boletín del Instituto de
Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, número 39: 42-75.
Ansaldi, Waldo y Alberto, Mariana (2014), “Muchos hablan de ella, pocos piensan en
ella”. En: Ansaldi, Waldo y Verónica Giordano (coords.); América Latina. Tiempos
de violencias, Buenos Aires: Ariel. Pp. 27-47.
Ansolabehere, P. (2007). El hombre sin patria: historias del criminal anarquista. En L.
Caimari (comp.), La ley de los profanos. Delito, justicia y cultura en Buenos Aires
(1870-1940). Fondo de Cultura Económica.
Aróstegui Sánchez, Julio (2012). “La especificación de lo genérico: la violencia política
en la perspectiva histórica”. En: Hispania nova, número 10: pp. 1-31.
Bilsky, Edgardo (1984). La Semana Trágica. Buenos Aires: CEAL.
Bonaudo, Marta y Bandieri, Susana (2000). “La cuestión social agraria en los espacios
regionales”. En: Ricardo Falcón (dir.), Democracia, conflicto social y renovación
de ideas (1916-1930). Buenos Aires: Sudamericana. Pp. 229-282.
Caimari, L. (2004). Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en la Argentina,
1880-1955. Siglo XXI.
Caimari, L. (2007). Suceso de cinematográficos aspectos. Secuestro y espectáculo en el
Buenos Aires de los treinta. En L. Caimari (comp.), La ley de los profanos. Delito,
justicia y cultura en Buenos Aires (1870-1940). Fondo de Cultura Económica.
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Congresos y documentos:
● Campaña de Santa Cruz: homenaje al ejército y armada.
● El culto de la Patagonia: sucesos de Santa Cruz.
● III Congreso de Trabajadores de la Liga Patriótica Argentina (1922).
● IV Congreso Nacionalista de la Liga Patriótica Argentina (1923).
● V Congreso Nacionalista de Trabajadores (1924).
● VI Congreso Nacionalista de Trabajadores (1925).
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En el Ministerio de Defensa.
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