EL DILEMA DE LA P

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A MENUDO EL DILEMA QUE ENCABEZA ESTAS LÍNEAS

DESATA UNA VEHEMENTE BATALLA ENTRE LO IMPRESO Y


LO DIGITAL, EN LA QUE LOS PARTIDARIOS DE UNA Y OTRA
ALTERNATIVA ENARBOLAN LAS VENTAJAS DE LA OPCIÓN
PREFERIDA Y PROCLAMAN A LOS CUATRO VIENTOS LAS
DEBILIDADES DE LA DENOSTADA.

En este sobrevolar de trastos de uno al otro lado, en este


cruce de puntos fuertes y débiles, en este dilema, se
puede ver cómo en muchos casos la lectura en papel y la
lectura en pantalla muestran un similar comportamiento en
algunos aspectos y, a la postre, comparten una misma
finalidad. El lector, en uno y otro caso, busca disfrutar de
una historia, deleitarse con las palabras y las imágenes;
persigue cierta información que necesita para elaborar un
informe académico, profesional, resolver un problema
práctico, conocer, comprender, entender algo o entenderse
a sí mismo.

Ante un libro impreso, un ebook, una app, un blog, una


página web… siempre hay una persona que busca en ellos
placer, diversión, preguntas o respuestas, el lector. ¿Tiene
sentido seguir planteando el futuro de la lectura desde una
pugna continua de soportes? ¿No es hora de mirar más allá
y de analizar en mayor profundidad los cambios que se
están produciendo en los modos y maneras de leer?
Porque las transformaciones que experimenta la lectura
afectan tanto al entorno impreso como al digital. Y estos
cambios no solamente tienen que ver con el soporte de los
materiales de lectura sino que inciden en ellos otros
factores ligados directamente a los lectores y al contexto
general en el que viven.
La solución no está en destacar de forma reiterada los
conflictos sino que pasa por mostrar un mayor interés por
conocer los cambios, por establecer relaciones entre el
presente y el pasado de cara a entender y estar mejor
preparados para afrontar los nuevos caminos abiertos,
como expresa José Antonio Cordón en un reciente artículo.

Pongamos pues el foco en los cambios que experimenta la


lectura y los lectores, en la calidad y el valor de lo que
leemos, en cómo buscar y escoger de forma eficaz,
sensata y crítica en el conjunto de la oferta, impresa y
digital. El mayor dilema, más bien reto, no es otro que
formar lectores competentes, que conocen y se mueven
entre todo tipo de textos, acostumbrados a leer en
distintos formatos, avezados en surcar diferentes vías y
canales, preparados para saltar de uno a otro cuando la
lectura lo precise. Lectores capaces de descifrar todo tipo
de códigos, de comprender los mensajes que nos
transmiten, de enjuiciarlos y ser críticos con ellos.

Lo importante, en definitiva, como reclama Gemma Lluch


en un post publicado recientemente, es preguntarnos qué
estamos haciendo para promover la lectura y para que
todos los ciudadanos, chicos y grandes, puedan acceder a
ella de forma igualitaria, de tal manera que la brecha
digital no agrande aún más las diferencias en cuanto a
competencias y oportunidades entre distintos sectores de
la población.

Por todo ello, os invitamos a participar de este


“entretenimiento”, un guiño que básicamente persigue
llamar la atención sobre el estéril enfrentamiento entre lo
impreso y lo digital para centrar la atención sobre la
lectura en todas sus manifestaciones, atendiendo a todas
sus funcionalidades y contemplando todas sus formas.
Nuestro propósito, conseguir vuestra complicidad y
enfatizar los elementos comunes entre la lectura en papel
y la lectura en pantalla, apostar por la plena
complementariedad entre ambas y destacar, en uno y otro
caso, la figura del lector.

Así que, si dudáis entre el papel y la pantalla;

adelante, resolved el dilema …

Luis Miguel Cencerrado Malmierca y Elisa Yuste Tuero

¿Qué es mejor, leer en pantalla o en papel? Las nuevas


tecnologías están llevándonos a lugares desconocidos,
obligando a nuestros cerebros a cambiar para adaptarse.

Una pregunta recurrente desde la aparición de los ebooks


es si es mejor leer libros impresos o libros electrónicos.
Aunque la pregunta es muy simple, la respuesta es larga y
complicada, porque depende de muchos factores que no
son evidentes al principio como, ¿cuál es el objetivo de la
lectura? o ¿qué es lo que se está leyendo?, entre otros.

Un estudio reciente conducido por Anne Mangen y sus


colegas en el Centro de Lectura de la Universidad de
Stavanger en Noruega muestra que la lectura en papel
genera una comprensión más profunda y duradera que
leer el mismo texto en una pantalla. La información que se
lee en digital, de acuerdo con el estudio, desaparece más
rápidamente de la memoria. Las pantallas parecen ser
mejores para hacer lecturas superficiales o rápidas.

Esta falta de retención se debe, en buena medida, a la


desconexión multisensorial con los lectores de ebooks en
comparación con los libros de papel. Los libros impresos
tienen características físicas como su peso, texturas y
olores –lo que muchos llaman “la sensualidad del papel”–
que son parte crítica para la creación de memorias físicas
en el lector. Aunque algunas aplicaciones como iBooks
tienen la capacidad de simular el pase de las páginas en
un libro electrónico, el tacto del lector sólo registra el
toque en un cristal plano, privándolo de ese componente
sensorial extra que refuerza la lectura.

Otro problema relacionado con leer en una tableta digital


es que las personas son constantemente interrumpidas por
notificaciones de mensajes y otras aplicaciones mientras
lee, lo que diluye su concentración y evita que pueda
construir un hilo mental sólido sobre el texto en la pantalla,
especialmente en textos largos o complejos. De acuerdo
con la investigadora Ann Campbell de la Universidad
Abierta de Escocia, la profundidad de la lectura aumenta
cuando se utiliza un dispositivo de tinta digital (como un
Kindle o un Kobo Reader), que tiene menos distractores
que una tableta multipropósito como un iPad.

Antes de comenzar a elegir entre la pantalla o el papel


para leer, recordemos que ambos son medios que
impactan al lector de manera diferente, pero que no son
mutuamente excluyentes. Tratándose de lectura ligera, las
pantallas tienen una ventaja considerable sobre el papel
en las revistas, periódicos y otras publicaciones periódicas,
pero ése es un tema para otro día.

La neurocientífica Susan Greenfield mencionó en otro


estudio que las nuevas tecnologías están llevándonos a
lugares desconocidos, obligando a nuestros cerebros “a
cambiar para adaptarse de maneras sin precedentes”,
aunque todavía no está claro si el cambio es para bien o
para mal. En medio del debate sobre si es mejor leer en un
soporte u otro, sólo el tiempo nos dará la respuesta.

¿Qué es mejor, leer libros impresos o electrónicos?


Los libros en papel tienen un valor simbólico y ofrecen la
seguridad de que nunca dejarán de funcionar, pero esas no
son sus únicas ventajas.

Según diversos estudios científicos, la lectura de textos


impresos permite concentrarse más y recordar mejor lo
que se ha leído.

Al cerebro, además, le resulta más fácil elaborar mapas


mentales al leer textos impresos que digitales, ya que
puede obtener una idea de conjunto a través de los
sentidos.

Leer y aprender

Héctor Velázquez Fernández (*)

Hoy, al menos el 20% de la industria editorial


norteamericana, una de las más importantes del mundo,
es ya digital. Los libros electrónicos y su difusión mediante
diversas plataformas se han convertido en una innegable
opción para el acceso a la información y la cultura.

¿Pero habrá alguna diferencia importante en nuestra


manera de leer y aprender, dependiendo del soporte que
utilicemos, físico o informático? ¿Aprendemos mejor si lo
que leemos está escrito e impreso en papel, que si lo
hacemos en un formato electrónico?

A treinta años de iniciarse las investigaciones al respecto,


hoy coinciden los especialistas que cuando se trata de
artículos, crónicas, historias o descripciones para los que
no requerimos poner especial atención, la mente funciona
mejor si leemos esa información en pantalla; mientras que
cuando requerimos poner especial atención sobre los
puntos importantes de lo leído, para valorar los datos que
se me están dando, preferimos ver el texto impreso y de
conjunto, esto es, físicamente. Lo mismo cuando el texto
es abundante. ¿Se deberá esto a que el cerebro opera
diferente al leer textos impresos y digitales?

Se sabe que no tenemos un circuito cerebral especializado


en la lectura. Lo cual es entendible: se trata de fenómeno
sumamente reciente, que no aparece en la evolución
humana hasta hace unos seis mil años. Cuando leemos se
aprovecha una especie de entretejido de fibras nerviosas
en el cerebro, especializadas en la coordinación motora
tanto de la visión como del habla; de modo que para
aprender a leer y escribir usamos los mismos recursos para
visualizar y captar realidades físicas. Esta es la razón por la
que a un niño se pide repetir una y otra vez ejercicios de
caligrafía en las que escribe una y otra vez las letras para
fijar el correcto movimiento de su mano, mientras hace el
trazo, ya que necesita identificar en cada una de las letras
sus líneas rectas, curvas, espacios etc., para lo que
intervienen los ojos y las manos; y la compresión del texto
como una totalidad, como si fuera un mapa en un espacio.

Todo ello influye al preferir un texto impreso o digital.


Cuando tenemos un libro impreso, por ejemplo,
identificamos un espacio completo izquierdo y otro
derecho; cuatro esquinas del lado derecho y cuatro del
izquierdo. Y podemos ubicar si la información está arriba o
abajo; al mismo tiempo que con la mano izquierda
advertimos el volumen de lo avanzado; al tiempo que la
mano derecha calibra cuánto falta para finalizar la
totalidad de la lectura. Eso aún no es posible en un libro
digital, pues no hay volumen que nos dé idea sobre qué
tanto hemos leído. Otra ventaja competitiva del papel
frente a la pantalla radica en su modestia: no tiene
elementos distractores que impidan a la mente
concentrarse espacio-temporalmente en el mensaje del
texto.

Y sin embargo, el formato digital va mucho más allá de la


mera imitación del libro: puede mezclar imágenes, vídeo,
sonido, etc., con más elementos para acompañar el
aprendizaje de los que podrían lograrse en el texto
impreso.

Respuesta

Así pues, para responder qué lectura es mejor si la impresa


o su versión digital, hemos de preguntarnos antes sobre la
naturaleza de la información que buscamos y el motivo
que nos mueve a leer un determinado texto. En ello
radicará la pertinencia de preferir el papel o la pantalla.—
Puebla, Puebla.

[email protected]

Catedrático

Otra ventaja del papel frente a la pantalla radica en su


modestia: no tiene elementos distractores que impidan a la
mente concentrarse espacio-temporalmente en el mensaje
del texto
http://yucatan.com.mx/editoriales/opinion/lectura-mejor-
papel-pantalla

Al cerebro le cuesta menos leer en papel


Algunos estudios reflejan preferencia por el formato
impreso frente al digital. Los más jóvenes, «nativos
digitales», se adaptan a ambos

Hace 25 siglos, Sócrates veía en la palabra escrita una


amenaza para la oratoria y la memoria, que decrecería al
plasmar las ideas en un papel. Entonces la lectura estaba
reservada a unos pocos. A medida que se extendía,
muchos ojos perdían facultades a la luz de una vela por el
nuevo entretenimiento. Y tal vez la vista cansada de la
madurez lo estaría menos sin la lectura. Pese a esas
desventajas, la lectura fue un enorme avance y un gran
reto para el cerebro. Ahora el soporte digital amenaza con
desplazar al papel. El cambio suscita quejas parecidas a las
del filósofo, como mayor dificultad para memorizar y
comprender cuando se lee en una pantalla, y mayor fatiga
visual.
Hace apenas dos siglos, nada comparado con nuestra
historia evolutiva, la mayoría de la gente no sabía leer.
Cambiar el formato de lectura no parece tan grave para el
cerebro, razona Luis Miguel Martínez Otero, responsable
del grupo de Neurociencia Visual del Instituto de
Neurociencias de Alicante (CSIC-UMH). Es más, el cerebro
no «viene programado de serie» para leer. Cada vez que
alguien aprende a hacerlo, ya sea un niño o un adulto,
ciertas regiones destinadas a otras funciones, como el
reconocimiento de caras y objetos, se «reconvierten» para
interpretar palabras, sostiene el neurocientífico francés
Stanislas Dehaene. La plasticidad de nuestro cerebro hace
posible ese cambio, que mejora en gran medida su
rendimiento. Por eso, «lo importante es leer», como
destaca Martínez Otero.

Cerebro flexible
El cerebro tiene más limitaciones de las que pensamos,
pero encuentra la manera de salvarlas. Una podría ser la
dificultad de leer en una pantalla cuando está
«acostumbrado» al papel. ¿Pero es real? «Mi opinión está
dividida, porque la respuesta no está clara», reconoce
Martínez Otero. «Depende del soporte digital. Si es
internet, con anuncios, prefiero el papel. Si es un libro
electrónico me da igual. Yo tengo 44 años, pero mi hijo de
9 prefiere el soporte digital. Depende de cómo te educas»,
explica.

Los más pequeños se están convirtiendo en «nativos


digitales», capaces de manejar una pantalla táctil antes de
caminar. Son los cerebros acostumbrados al papel los que
notan el salto «tecnológico». «Nuestro cerebro se adapta a
cualquier situación. Es posible que en esta era digital, con
un exceso de información (anuncios, ventanas
emergentes...) sea horrible para mi generación que
crecimos con el papel, pero los jóvenes se están educando
en este formato. Cómo se adaptará su cerebro no lo
sabemos. No hay que ser catastrofistas. Tal vez logre un
funcionamiento multitarea más efectivo», indica Martínez
Otero.

Muchas investigaciones tratan de resolver el debate


pantalla o papel. La balanza que antes se inclinaba hacia el
papel, ahora cambia su tendencia. La incomodidad inicial
del formato digital está mejorando y uno de cada cinco
libros que se vende es digital. Pese a todo, para algunos
investigadores, como Maryanne Wolf, de la Universidad de
Tufts (EEUU), el papel tiene ventajas, como exponía en
«Investigación y Ciencia». A su juicio, un texto es un
paisaje escrito que se asemeja a un mapa topográfico que
guía la lectura. El soporte digital restaría referencias: no
vemos la extensión, esquinas o márgenes, ni tiene casi
ilustraciones, que ayudan a recordar. La memoria visual
también es importante.

Otros estudios no ven tan claras esas ventajas. Sobre todo


cuando la edad de los lectores disminuye. Un trabajo de
2012 del «Brithis Journal of Educational Tecnology» no
halló diferencias en tre universitarios que leían un texto de
600 palabras en formato digital o impreso. La comprensión
y detección de errores fue igual en ambos casos, aunque la
tarea se acortó en la pantalla.

«Es cierto que ha habido trabajos mostrando la


“superioridad” de la lectura en papel. Si exceptuamos los
más antiguos, cuando la resolución de la pantalla y la
forma de las letras era de menor calidad, o trabajos con
deficiencias metodológicas, las posibles diferencias no
están tanto en los aspectos propiamente cognitivos, como
los procesos básicos de la lectura, como los movimientos
oculares, que son los mismos en papel y pantalla. Las
diferencias son más bien metacognitivas», explica Manuel
Perea, experto en psicolingüística de la Universidad de
Valencia y del Basque Center on Cognition, Brain, and
Language de San Sebastián.

Menos referencias
Son precisamente esos aspectos, más subjetivos, los que
suponen ciertas limitaciones para los que no somos
«nativos digitales». Todos tenemos la experiencia de
imprimir las páginas que vemos en la pantalla para leerlas
más a gusto y captar mejor los detalles, especialmente si
hemos de interiorizar su contenido. Algo acorde con el
formato en el que aprendimos a leer. «En mi propia
experiencia, al menos para los no nativos digitales, la
limitación está a la hora de leer libros electrónicos de texto
o de referencia. En este caso, yo prefiero el papel y un
marco de referencia, como el índice o poder pasar
páginas», apunta Perea.

Por otro lado, el formato elctrónico, con hipertexto


(enlaces, como los que puede encontrar en este artículo)
permite ahorrarse la visita al diccionario o a otro de
consulta y acceder a contenidos extra de inmediato. Pero
es cierto que implica estrategias de lectura diferente. Para
Perea «la cuestión no son las posibles diferencias entre
leer en papel o pantalla, sino cómo mejorar la lectura
digital, dado parece inevitable la transición».

Pese a todo, muchos niños disfrutan leyendo con sus


padres un cuento en papel a la hora de dormir. Aunque el
formato digital permite incluir vídeos y sonidos. El mundo
está cambiando en esta era digital y nuestro cerebro,
como siempre, logrará adaptarse a ese nuevo reto.

Las ventajas de un texto digital


Facilita la lectura a niños con dislexia. Un texto digital
puede tener ventajas que no ofrece el papel. Por ejemplo,
para quienes tienen deficiencias visuales aumentar el
tamaño de la letra supone un gran alivio. Pero quizás lo
más novedoso y alentador esté en el campo de las
dificultades de aprendizaje de los más pequeños. «Varias
investigaciones recientes han mostrado que un ligero
aumento del espaciado entre las letras (respecto al
espaciado estándar) produce tiempos de lectura más
rápidos en los niños con dislexia, así como mejoras en la
comprensión de los textos. Si bien el aumento en el
espaciado de las letras no “cura” la dislexia, sí permite
mejorar el proceso de lectura», según una investigación
que llevó a cabo Manuel Perea con otros colegas. La
posibilidad de modificar el espaciado entre letras,
disponible en los programas de procesamiento de texto,
debería incorporarse también a los libros electrónicos, en
opinión de los autores.

10 BENEFICIOS DEL LIBRO EN PAPEL… Y OTROS 10


DEL LIBRO ELECTRÓNICO
Leer siempre es beneficioso independientemente del
formato en el que se haga. Da igual que lees en papel o
que leas en electrónico… lo importante es que te sirva la
lectura y que llegues a disfrutar de ella sin pararte a
pensar en el formato en el cual está plasmado el
contenido.
Si bien es cierto que los españoles prefieren la lectura de
libros en papel. De hecho, 8 de cada 10 personas que lee
libros lo hace en papel, mientras que en formato
electrónico solamente lo hace 1 de cada 10 personas
lectoras. Otro dato que estaría también a favor del libro en
papel es que la producción editorial, tras muchos años ya,
ha subido su porcentaje de edición de libro en papel,
mientras que el porcentaje de la edición de libros
electrónicos bajó por primera vez en el 2014.

Dejando atrás la polémica de que si los libros electrónicos


tendrían que costar menos que los libros en papel [el
precio medio de un libro electrónico en el año 2014 fue de
12,18 euros, mientras que el precio medio de un libro en
papel era de 22,20 euros] y la polémica del 21% de IVA en
los libros electrónicos al ser considerados como un servicio
electrónico en lugar de como un libro (lo cual le pondría el
IVA al 4%)… voy a tratar de mostrar los beneficios de los
libros en papel y los beneficios de los libros electrónicos.
No trato de mostrar sus defectos, simplemente decir para
qué son buenos los unos y los otros… [Aunque lo que es
beneficio de uno, es desventaja del otro].

10 BENEFICIOS DEL LIBRO EN PAPEL


1.La posesión y el coleccionismo. Puedes hacerte con
una gran biblioteca personal, la cual mostrar a tus
amigos y conocidos… además de ser un preciado
objeto de decoración. También sirven como medallas o
logros conseguidos para mostrar.
2.La perdurabilidad. Los libros en papel pueden llegar
a durar décadas y siglos, como ya se ha demostrado.
Es la tecnología más fiable para plasmar y conservar
textos.
3.El funcionamiento es sencillo. El funcionamiento de
los libros en papel es muy sencillo: basta con abrirlo y
empezar a leer. Además es fácil volver a páginas
anteriores o pasajes anteriores del libro… la relectura
es más sencilla.
4.El poder de la nostalgia. El fetichismo por los libros
existe… su olor a nuevo, su tacto, su belleza visual… El
libro en papel tiene muchos adeptos ganados y que no
quieren dejarlo de lado.
5.Tienen vida propia. Cada libro nos puede hacer
recordar un momento, nos sentimos acompañados en
viajes… Sin olvidar sus anotaciones en los márgenes,
las dobleces en las páginas, sus marcapáginas o
demás cosas que podemos encontrar dentro de ellos
para guardar una lectura, como cartas, fotografías,
calendarios, billetes de tren…
6.Mayor recuerdo de lo leído. Está demostrado que
leer en papel hace que haya un mayor recuerdo y
comprensión del texto leído.
7.Un libro siempre es un buen regalo. Regalar libros
siempre está bien visto, y no solo por la temática del
mismo, sino porque se está regalando un objeto físico
para el ocio y/o el conocimiento.
8.El préstamo a un amigo. Puedes prestar un libro en
papel a un amigo, a un familiar, a un vecino, a un
compañero de clase o del trabajo estando seguro que
no estás cometiendo una ilegalidad al hacerlo. Además
hay infinidad de libros en papel para tomar en
préstamo en las bibliotecas.
9.No te dejará nunca tirado. Un libro en papel no te
dejará en la estacada porque se le acabe la batería,
porque no sepa reconocer el formato o por la
actualización del software.
10. El placer de descubrir. Ir a una librería o a una
biblioteca a pasear entre las estanterías de libros en
papel para descubrir lecturas o simplemente para ojear
(y hojear) distintos títulos.

10 BENEFICIOS DEL LIBRO ELECTRÓNICO


1.El espacio que ocupan es en MB y no en
estanterías. No tendrás que dedicar ninguna parte de
la casa para colocar los libros y que cojan polvo…
puedes tenerlos todos guardado en el ordenador, en un
USB, en el mismo lector de libros electrónico. Incluso
puedes tener una cantidad de libros que nunca te
habías imaginado.
2.No te pesarán en la cartera o en el bolso. Al igual
que pasa con el espacio que ocupan, el peso es otro
gran punto a favor del libro electrónico. Puedes llevar
una gran cantidad de libros electrónicos en tu cartera o
bolso sin que por ello te duelan los hombros o la
espalda.
3.La tecnología le ayuda. Ya son muchos los lectores
de libros electrónicos que vienen con luz integrada, lo
cual no te hará depender de una luz externa para leer
tus libros electrónicos. Además vienen con diccionarios
para buscar palabras, traductores para hacer consultas
y buscadores internos para encontrar lo que buscas de
manera rápida.
4.Su bajo precio. Los libros electrónicos son más
baratos, por lo general, que los libros en papel.
Además puedes contar con una gran colección de
libros electrónicos gratuitos en Internet.
5.Su disponibilidad inmediata. Si quieres un libro
electrónico y estás en casa, en el trabajo o en el
parque tan solo tienes que acceder a alguna de las
múltiples plataformas que venden libros electrónicos
para comprarlo y empezar a leer inmediatamente.
También es aplicable la disponibilidad al préstamo en
bibliotecas, pero ya sabéis que no hay muchos libros
electrónicos aún y puede que estén en préstamo.
6.La conectividad con el texto y con el mundo. Los
libros electrónicos te permiten ver vídeos incrustados
en el mismo texto, ver los enlaces que incorporan o
consultar de manera inmediata las referencias.
También, ya son muchos, los que tienen conexión wifi
para navegar y descargar libros electrónicos.
7.La sincronización de las lecturas. Puedes empezar
a leer un libro electrónico en tu eReader y terminar de
leerlo en tu smartphone. Esto es posible a la llamada
lectura en la nube y que sincroniza los libros que tienes
y la página por la cual te quedaste la última vez que
accediste.
8.Las anotaciones y marcas. Puedes tomar infinidad
de anotaciones en los libros electrónicos, subrayarlos,
marcar páginas… sin estropear el libro. Es más, si
quieres puedes deshacer todo sin que quede marca
alguna.
9.Adaptación tipográfica. Se acabaron las quejas
sobre si la letra de este libro es muy pequeña o le falta
intensidad… con los libros electrónicos se puede
adaptar el tamaño de las letras, cambiar la tipografía y
darle mayor oscuridad o claridad a las mismas. Es ideal
para personas con algún tipo de problema visual.
10. Dejar que descubran por ti tus próximas
lecturas. Los libros electrónicos, más bien las
plataformas de venta de libros electrónicos, son
capaces de guiarte según tus gustos y las lecturas
realizadas anteriormente por nuevos títulos que te
llamarán muchísimo la atención. El poder de la
tecnología y de los algoritmos puestos a disposición del
descubrimiento de nuevas lecturas.

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