4. REDAF. RENZI La Motivación Hacia La AF en La Adolescencia
4. REDAF. RENZI La Motivación Hacia La AF en La Adolescencia
4. REDAF. RENZI La Motivación Hacia La AF en La Adolescencia
Resumen
Actualmente, en Argentina, circula abundante información sobre los beneficios de la
actividad física (AF) para la salud, la calidad de vida y el desarrollo humano integral. No
obstante, la mayor parte de la población todavía es sedentaria. Distintas investigaciones han
demostrado que quienes hacen AF se comprometen más frecuentemente con
comportamientos saludables. Dada la importancia de promover la incorporación de la AF como
estilo de vida, es necesario considerar la incidencia de la motivación como uno de los procesos
clave para lograr el compromiso y la adherencia de los sujetos. Para ello, se revisan los aportes
de distintas teorías que explican la motivación en general, y hacia la AF en particular, y se
focaliza su análisis en la adolescencia. Además, se enuncian posibles estrategias para favorecer
la adherencia hacia la AF más allá de esa etapa evolutiva.
Introducción
Aún cuando en la sociedad actual existen numerosas evidencias y circula cada vez más
información sobre los beneficios que la participación en actividades físicas y/o deportivas
reporta para la salud (orgánica, psicológica y social), el bienestar, la calidad de vida y el
desarrollo humano integral, en Argentina, la mayor parte de la población todavía es
sedentaria, o no realiza actividad física a un nivel de intensidad que produzca los beneficios
deseados. Además, los porcentajes de sedentarismo tienden a aumentar -con las consabidas
consecuencias para la salud- conforme la tecnología sigue modificando las formas de
transporte, trabajo, comunicación y las actividades de la vida cotidiana. Podría considerarse
que no basta con tener la información, no alcanzan los procesos racionales de toma de
conciencia, ni parece ser motivo suficiente conocer los beneficios de la actividad física
sistemática para incorporarla al estilo de vida.
Por otra parte, distintas investigaciones demostraron que, en comparación con los
sujetos sedentarios, las personas que hacen AF se comprometen con comportamientos
saludables y evitan conductas de riesgo para la salud (Miquel Salgado-Araujo, 1998). De allí
que, uno de los grandes desafíos al que nos enfrentamos los profesionales -comprometidos
con la resignificación, revalorización y reposicionamiento de la AF (REDAF, 2013)- desde
distintos campos2, es promover que la población realice AF, es decir, que la gente inactiva “se
mueva” y que la gente activa mantenga e incremente su nivel de actividad motriz.
La resignificación de la AF requiere de la construcción de una nueva cultura, en la que
su práctica se convierta en una conducta autónoma, elegida voluntariamente, producto de la
1
Magister en Didáctica (UBA) Docente de la Universidad Nacional de Avellaneda.
2
Por distintos campos entiendo: la educación, el deporte, la salud, el trabajo, la política, entre otros.
motivación intrínseca, lo que favorecería la adherencia a la AF durante toda la vida (Ortiz y
Ortiz, 2007). Un sujeto logra adherencia a la AF cuando la internaliza e incorpora en su estilo
de vida. La adherencia lograda se consolida si se realiza AF de forma sistemática y regular, lo
que resulta necesario si se espera obtener los beneficios que la AF reporta para la promoción
de la salud (Ayaso Maneiro y Barreiro Ríos, 2003). Uno de los elementos clave para lograr el
compromiso y la adherencia a la AF es la motivación, ya que es el proceso psicológico
determinante del comportamiento humano más importante e inmediato, en tanto gobierna la
dirección, intensidad y persistencia de la conducta humana (Moreno Murcia, Cervelló y
González-Cutre Coll, 2007).
Frente al desafío de promover la AF, cabe preguntarse:
Tomando como guía estos interrogantes, en este capítulo invito a revisar y reflexionar
sobre la motivación hacia la AF y su relación con la adherencia, a la luz de los aportes de
distintas teorías motivacionales.
Desarrollo
¿Qué motiva a un sujeto a realizar AF?
Vale aclarar que concibo a la AF desde una perspectiva holística y compleja, como la
manifestación visible de la intencionalidad humana, en la que confluyen todas sus
dimensiones: motricidad, inteligencia, afectividad, sociabilidad, creatividad, entre otras, en la
interacción del sujeto con el contexto socio-histórico y cultural.
Sin embargo, no desconozco que si lo que interesa es “dar batalla” al sedentarismo, es
inevitable poner el énfasis en la dimensión biológica de la AF y su incidencia sobre la
frecuencia cardíaca, la contracción muscular y el gasto calórico, entre otros posibles efectos
sobre el organismo humano, en comparación con el reposo. No obstante, limitar la AF a su
compromiso orgánico funcional sería incurrir en una mirada reduccionista, propia del
paradigma de la simplificación, en lugar de enriquecer su abordaje desde un enfoque
multirreferencial y transdisciplinario, al que habilita un análisis de la AF desde el paradigma de
la complejidad (Morin, 1998).
Si bien la AF puede ser la manifestación de tres tipos de motricidad: cotidiana, laboral
y deportiva y/o AF en tiempo libre (AFTL), focalizo el análisis en la AFTL, y en los motivos que
llevan a un sujeto a elegirla y realizarla voluntaria y autónomamente.
En el ámbito de la actividad física y el deporte, la motivación juega un papel muy
importante, dado que puede ser la clave para explicar la elección e inicio de una actividad
física, la intensidad en la práctica de esa actividad, la persistencia, la continuidad, el
mantenimiento en la tarea y el rendimiento o abandono de la práctica de cada sujeto.
Motivación (del latín “motus” o “motivus”: significa causa del movimiento) es aquel
estado interno del sujeto, conformado por el conjunto de factores que actúan como
determinantes a la hora de activar, dirigir y/o mantener el comportamiento humano e incitar a
una acción.
La motivación es un proceso individual, dinámico -en tanto varía en función del
momento evolutivo-, y muy complejo, dado que es producto de un conjunto de variables
sociales, ambientales e individuales, que a su vez interactúan entre sí. Por consiguiente, el
estudio de la motivación hacia la realización de actividad física y deportiva constituye un
prerrequisito para el diseño e implementación de estrategias e intervenciones adecuadas,
encaminadas al aumento de los niveles de actividad física.
Autónomas: satisfacer su deseo de elección, sentir que son libres de decidir las propias
acciones.
Competentes: satisfacer su deseo de interactuar de forma eficaz con el ambiente, de
producir los efectos esperados en el entorno, de obtener resultados óptimos en las
acciones que realizan.
Relacionadas con los otros: satisfacer su deseo de sentirse conectadas con los demás,
aceptadas y respetadas por ellos.
De estos tres elementos psicológicos, la autonomía es el más determinante, pues
permite establecer distintos niveles de motivación, desde el nivel más alto: la motivación
autónoma, autodeterminada o intrínseca hacia el más bajo: la desmotivación (o falta de
motivación), mientras que entre estos niveles se encuentran los diferentes tipos de motivación
controlada o extrínseca (Deci y Ryan, 2000).
Para la TAD, la motivación intrínseca es el prototipo de la motivación autónoma,
autorregulada y de las actividades autodeterminadas. Cuando los sujetos están motivados
intrínsecamente participan de la actividad física y/o deporte por los sentimientos de diversión,
interés, satisfacción y placer que les despierta la propia actividad. La persona va al gimnasio,
practica un deporte o hace AFTL porque lo divierte, se siente bien, le gusta; la AF está
autoavalada.
En cambio, cuando los sujetos están motivados extrínsecamente, realizan la AF y/o
deportiva por las consecuencias que se derivan de la actividad, por ejemplo: para superar a los
demás, mejorar la imagen corporal, tener mayor reconocimiento social. La motivación
extrínseca se caracteriza porque el impulso (o motivación) para la acción es instrumental.
Mientras que los sujetos desmotivados, sin motivación, no tienen intención de realizar
AF. La ausencia de motivación los conduce a un comportamiento pasivo, a la falta de acción
(Molinero, Salguero del Valle y Márquez, 2011).
El ambiente y los otros desempeñan un papel importante para que las personas se
muevan de forma más o menos autónoma o controlada. Actuar con autonomía significa actuar
por propia voluntad y sentir que se puede elegir. Por el contrario, estar o sentirse controlado
significa actuar bajo presión, sentir que se tiene que realizar una acción por obligación. Por lo
tanto, la posibilidad de elegir favorece la motivación intrínseca y la adherencia hacia la
actividad elegida, que es lo que sería deseable en relación con la AF, es decir que los sujetos
elijan realizar AF de forma autónoma, voluntaria, autorregulada y persistan en su práctica por
la sensación de placer, bienestar y diversión que les genera.
3
Con la sanción de la Ley de Educación Nacional Nº26.206, del año 2006, la obligatoriedad escolar se extendió a 13
años. Así lo establece en el ARTÍCULO 16.- “La obligatoriedad escolar en todo el país se extiende desde la edad de
cinco (5) años hasta la finalización del nivel de la Educación Secundaria“
4
Niveles recomendados de actividad física para la salud de 5 a 17 años: “Los niños de 5–17 años deberían acumular
por lo menos 60 minutos de actividad física de intensidad moderada o vigorosa al día. La actividad física durante más
de 60 minutos al día reporta beneficios adicionales para la salud. La actividad física diaria debería ser, en su mayor
parte, de resistencia cardio-respiratoria (aeróbicas). Convendría incorporar actividades de intensidad vigorosa, para el
fortalecimiento de los músculos y los huesos, como mínimo tres veces a la semana” OMS (2010). Recomendaciones
mundiales sobre actividad fí sica para la salud. Ginebra, Suiza: Organización Mundial de la Salud.
percepción de la competencia, en tanto componente psicológico de la motivación, puede dar
algunas pistas.
¿Qué estrategias implementar para favorecer la adherencia hacia la práctica de AF más allá
de la adolescencia?
A partir de los aportes de las teorías motivacionales, diferentes autores -como Moreno y
Martínez, A. (2006) o Moreno, Cervelló y González-Cutre (2007 y 2008)- recopilaron una serie
de estrategias que los entrenadores, técnicos y profesores tendrían que tener en cuenta si su
intención es promover la motivación y favorecer una mayor adherencia de los adolescentes
hacia la AF. Entre estas estrategias, que bien pueden hacerse extensivas a otras etapas
evolutivas, cabe mencionar:
Establecer objetivos de dificultad moderada, haciendo participar al adolescente en la
elección de objetivos realistas, a corto y mediano plazo, que le permitan ir comprobando cómo
mejora su competencia motriz, ayuda a prolongar el tiempo de práctica. Es necesario respetar
la progresión en la dificultad de la práctica, como un modo de consolidar el hábito de ser
físicamente activo.
Dar posibilidades de elección en las actividades a partir de establecer varias opciones
para alcanzar un determinado objetivo, concede al adolescente la posibilidad de elegir trabajar
a su propio ritmo y sentirse protagonista del proyecto.
Explicar el propósito de la actividad, la descripción de lo que se va a hacer y qué se
quiere conseguir con la actividad propuesta, aumenta la percepción positiva de la actividad, el
sentido de la autonomía y lo motiva intrínsecamente, ya que el adolescente contará con
información para practicar por sí mismo, fuera de entornos institucionales.
Es preciso que la AF sea propuesta desde un enfoque globalizador, a partir de darle
importancia a todas sus dimensiones: la conceptual, la procedimental y la actitudinal (Corrales,
Ferrari, Gómez y Renzi, 2010). Además de “saber hacer” una determinada AF, los sujetos
necesitan aprender por qué y para qué la hacen, es decir: tienen que acceder a una
fundamentación conceptual que les permita conocer y comprender el sentido y significado de
la AF, sin que durante su práctica se invierta excesivo tiempo en explicaciones –ya que la
esencia de la AF es el hacer corporal y motor-.
Transmitir un clima motivacional que se oriente a la tarea permite que el sujeto se
centre en el proceso y evita presiones externas que le provoquen tensión, como por ejemplo la
comparación con los otros. Otras pautas que fomentan el clima tarea son: diseñar actividades
basadas en la variedad y la novedad, en la medida de lo posible individualizadas, que
proporcionen múltiples oportunidades de éxito, reconozcan el progreso individual y posibiliten
el tiempo suficiente para lograr ese progreso.
Concientizar a los participantes de que la habilidad se mejora a través del esfuerzo y
el aprendizaje. Es fundamental convencer al adolescente de que si se esfuerza y realiza la AF
con regularidad, conseguirá alcanzar los objetivos que se plantea. Además, la creencia de que
se puede mejorar incrementa la motivación autodeterminada.
Brindar un feedback o retroalimentación positiva informando al adolescente lo que
está haciendo bien y alentándolo a seguir mejorando, promueve las sensaciones de
competencia y autoconfianza, que aumentan los niveles de autodeterminación y de
motivación intrínseca.
Utilizar las recompensas con cuidado, pues si se aplican de forma inadecuada pueden
reducir la motivación y la autonomía. Asimismo, es preciso revisar el uso que se hace de la
competición, porque contrariamente a lo esperado, puede provocar el descenso de la
motivación intrínseca.
Propiciar el desarrollo del estado de flujo (flow) en los practicantes, concebido como
estado psicológico óptimo que suele acompañar la práctica de la AF cuando se hace por
motivación intrínseca.
Moreno, Cervelló y González (2006) conceptualizan el flow como un estado de
conciencia en el que se llega a estar totalmente absorbido por lo que se está haciendo,
omitiendo cualquier otro pensamiento y emoción. Es una experiencia armoniosa en la que se
integran pensamiento y sensaciones, y que deja al sujeto la vivencia de que algo especial le ha
pasado, por el nivel de disfrute. De allí su valor para la motivación.
Promover el desarrollo de relaciones sociales entre los participantes. Dado que
durante la práctica de la AF existe una mayor oportunidad de interacción social que en el resto
de las áreas, se pueden fomentar relaciones planteando actividades cooperativas, de
resolución de problemas y toma de decisiones conjunta.
La satisfacción de la necesidad de relación con los otros es otra de las condiciones que
favorece la motivación, de allí la importancia de la cohesión del grupo como sustrato esencial
para la práctica de la AF y deportiva.
Consideraciones finales
Una nueva cultura de la AF requiere nuevas formas de intervención, que partan de
considerar las necesidades, intereses y motivos del sujeto, al mismo tiempo destinatario y
protagonista de la AF, especialmente en una etapa evolutiva tan sensible como es la
adolescencia.
La comprensión de la incidencia de la motivación en la práctica de la AF, a través de la
revisión de los aportes de diferentes teorías motivacionales, en particular, la Teoría de la
Autodeterminación y la Teoría de Metas de Logros, puede contribuir a que las figuras de
autoridad mejoren la calidad de sus intervenciones orientadas a aumentar las experiencias y
vivencias positivas, que favorezcan la adherencia de los adolescentes hacia la práctica de AF.
Para que los sujetos tengan una motivación autodeterminada que los lleve a
comprometerse voluntariamente con la AF, la práctica debe satisfacer sus necesidades
psicológicas básicas de competencia, autonomía y relación con los demás. Por lo tanto,
durante la práctica de cualquier AF, es preciso que el adolescente experimente eficacia y sea
capaz de controlar el resultado de su acción motriz, sienta que tiene libertad de elegir y
capacidad para decidir y participar activamente en la organización de la actividad y
experimente satisfacción en la esfera social, a partir de la aceptación y el vínculo con sus pares.
Los entrenadores y profesores promoverán la satisfacción de esas necesidades si
generan un clima motivacional orientado a la tarea, que propicie en los adolescentes el
desarrollo de tipos más autónomos o autodeterminados de motivación y, con ellos, la
adherencia hacia la práctica de AF como estilo de vida.
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