Dialnet-FracturasDeCaderaEnAdultosMayores-9586424
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Resumen
Las fracturas de cadera (FC) en adultos mayores son una de las principales causas de
hospitalización, sin embargo, la falta de consensos para el adecuado manejo inicial, tratamiento
y su seguimiento durante la hospitalización hace que aumente la morbimortalidad, además de
transformarse en un problema socioeconómico creciente. Se busca resumir de manera práctica
y sencilla el adecuado manejo inicial, las opciones de tratamiento tanto conservador como
quirúrgico y su adecuado seguimiento, con el fin de disminuir la morbimortalidad. Se trata de un
estudio de revisión el cual incluyó 21 artículos, la búsqueda se realizó en las bases de datos de
Abstract
Hip fractures (HF) in older adults are one of the main causes of hospitalization, however, the lack
of consensus for adequate initial management, treatment and follow-up during hospitalization
increases morbidity and mortality, in addition to becoming a problem. growing socioeconomic
problem. The aim is to summarize in a practical and simple way the appropriate initial
management, both conservative and surgical treatment options and their adequate follow-up, in
order to reduce morbidity and mortality. This is a review study which included 21 articles, the
search was carried out in the PubMed, MEDLINE, EMBASE and Google Scholar databases of the
last 6 years. Orthopedic studies related to the management of hip fractures in elderly patients
were identified. Studies that did not meet the above criteria were excluded. Elderly patients with
CF should have a comprehensive initial evaluation, ensuring adequate evaluation so that the
patient enters surgery in optimal conditions. The ideal surgical resolution is within the first 48
hours. Trying to prevent early mechanical complications, establish early physiotherapy, and
prevent fractures in the future will improve functionality and life expectancy.
Como citar: Maldonado Maldonado, D. A., Meza Calvache, J. M., Gutiérrez Paneluisa, C. A.,
Simbaña Arteaga, M. D., Paredes Cerón, J. M., & Tinillo Chasi, E. A. (2023). Fracturas de cadera
en adultos mayores: un enfoque actualizado sobre su manejo. LATAM Revista Latinoamericana
de Ciencias Sociales y Humanidades 4(3), 344–358. https://doi.org/10.56712/latam.v4i4.1220
Las FC es una de las principales causas de hospitalización en ancianos y han ido en aumento, llegando
incluso a una incidencia anual por cada 100.000 habitantes es de 197 a 201 para hombres y 511 a 553
para mujeres, esta incidencia aumenta con la edad.
El 91.6% de las fracturas de cadera ocurren en mayores de 70 años, de los cuales 72% son mujeres. El
riesgo de caídas aumenta en mayores de 65 años. Alrededor del 5% de las fracturas de cadera no tienen
un origen traumático, por lo cual se debe sospechar en fracturas patológicas causadas por malignidad
y el uso de bifosfonatos.
Las personas de la tercera edad son más propensas a caerse, debido a múltiples causas las cuales
deben ser investigadas, por ejemplo: deficiente equilibrio, uso de ayudas para caminar, vértigo,
dificultad para maniobrar ante los peligros ambientales, entre otras. Por estos motivos es que el
paciente debe tener una valoración por un equipo médico completo.
Tener en cuenta que las complicaciones mecánicas precoces (CMP) las cuales ocurren en la mayoría
de los casos durante el primer año, todo esto influye en la función y esperanza de vida, es decir con un
diagnóstico temprano, la resolución quirúrgica adecuada y dentro de las primeras 48 horas, movilidad
precoz entre las más importantes, dará como resultado un adecuado pronóstico, el cual también va
variar por varios factores dependientes del paciente, del cirujano y del tipo de tratamiento.
Epidemiología
Las FC son una de las principales causas de hospitalización en ancianos y han ido en aumento, esto
es directamente proporcional a la mayor cantidad de adultos mayores en el mundo. Se estima que a
nivel mundial la incidencia supere los seis millones de personas para el año 2050 (otras fuentes
señalan entre 7,3 y 21,3 millones para el año 2050), presentándose como un problema socioeconómico
creciente en la población.
Anualmente, las FC se presentan aproximadamente en 1,5 millones. Son el tercer tipo de fractura
traumática más común y tienen una alta tasa de morbilidad y mortalidad (7,10). El 91.6% de las FC
ocurren en mayores de 70 años, 72% son mujeres. Se estima que la incidencia anual por cada 100.000
habitantes es de 197 a 201 para hombres y 511 a 553 para mujeres, esta incidencia incrementa con la
edad, teniendo como edad promedio los 80 años, sin embargo, ya son muy comunes a partir de los 50
años (10,18). Alrededor del 5% de las FC no tienen un origen traumático, por lo cual se debe sospechar
en fracturas patológicas causadas por malignidad y el uso de bifosfonatos.
Las fracturas articulares de la cabeza femoral son poco comunes, por lo general se asocian a
luxaciones traumáticas en un 12%, de las cuales la mayoría son posteriores. Un inconveniente es que
hay poca bibliografía al respecto, ocurren por traumatismos de alta energía, principalmente accidentes
automovilísticos (caderas flexionadas y en aducción), y tienen que ser resueltas por un cirujano de
experiencia.
Las fracturas del cuello femoral (FCF) representan alrededor del 3,6% de todas las fracturas, cuya
incidencia es de 146 por cada 100.000 adultos. Las FCF basicervical (la línea de fractura atraviesa la
base del cuello femoral en su unión con la región intertrocantérica) es poco común, representa el 1,8%
de todas las fracturas de fémur proximal (FFP).
Las fracturas subtrocantéricas (FST) tienen una incidencia global de 15 a 20 por cada 100.000
pacientes. Además, son difíciles de manejar debido a las fuerzas deformantes. Son casi iguales en
hombres y mujeres, sin embargo, a mayor edad es más frecuente en mujeres.
METODOLOGÍA
En agosto del 2023 realizamos un artículo de revisión sobre las investigaciones recientes del manejo
de las FC, la búsqueda se realizó en las bases de datos de PubMed, MEDLINE, EMBASE y Google
Académico de los últimos 6 años, en su mayoría trabajos a partir del año 2021. Se identificaron
estudios relacionados con la epidemiología, el manejo inicial, factores de riesgo, manifestaciones
clínicas, examen físico, diagnóstico, clasificación, intervención quirúrgica, tratamiento, pronóstico y
complicaciones de las fracturas de cadera (incluyen fracturas de cabeza femoral, FCF, FI y FST). Entre
2017 y 2023 se encontró un total de veinte y uno artículos que cumplían con los criterios de inclusión,
básicamente que sean basados en pacientes de tercera edad con FC. Se excluyeron los estudios que
no cumplieron con los criterios anteriores. Se recopiló la información más importante para un
adecuado manejo de las fracturas de cadera.
Factores de riesgo
Menor calidad ósea u osteoporosis: es una de las principales causas (2,4,7). Las FC (fracturas por
fragilidad), ocasionada por la osteoporosis deben recibir un tratamiento subyacente (2). La
osteoporosis provoca la mayor pérdida de trabéculas densas y origina una corteza más delgada que
aumenta la susceptibilidad al pandeo, con lo cual, aumenta el riesgo de complicaciones mecánicas
precoces en un 50%.
Las caídas: aproximadamente entre el 30 al 60% de adultos mayores se caen cada año (uno de cada
tres personas), un 90% de las FC son ocasionadas por caídas de propia altura, este riesgo aumenta en
mayores de 65 años.
Género femenino: las mujeres tienen más tendencia a fracturarse debido a tasas más altas de
osteoporosis, el riesgo de FC en mujeres a lo largo de la vida es del 17,5% vs el 6% en hombres
Edad: en promedio, los 77 años para mujeres vs 72 años para varones. A mayor edad aumenta el riesgo
de FI, y a menor edad (40-50 años) FCF.
Origen étnico: mayor riesgo en caucásicos. Las personas que viven hacia el norte por tener menor
exposición solar, beben agua con menos calcio y más flúor, teniendo un impacto directo en la densidad
mineral ósea.
La mayoría de las FC se pueden diagnosticar, o al menos sospechar con una buena historia clínica, los
pacientes refieren gran dolor en la cadera e incapacidad para la deambulación o soportar peso, la
pierna afectada se acorta y se rota externamente, esto debido a la tracción sin oposición del músculo
iliopsoas que se inserta en el trocánter menor. El dolor se localiza de preferencia a nivel de la ingle o el
trocánter mayor, existe una deformidad que va a depender de la configuración anatómica de la fractura,
así como del grado de desplazamiento.
DIAGNÓSTICO
Las radiografías simples son adecuadas para el diagnóstico, se debe obtener una vista AP de la pelvis
junto con una vista lateral de la cadera afectada. Sin embargo, al aparentar normales y tener la
sospecha de fractura, se puede pensar en fracturas ocultas de cadera, las cuales representan entre el
2% al 10%.
La resonancia magnética (RNM) tiene una sensibilidad del 100% y una especificidad del 93 al 100%
para el diagnóstico de las fracturas ocultas, mientras que la tomografía computarizada (TC) tiene una
sensibilidad del 91% y una especificidad del 100%, la cual es válida, tener en cuenta que se puede pasar
por alto fracturas en el plano axial. Es importante reconocer el patrón de la fractura en las imágenes
radiográficas, ya que esto definirá el tratamiento quirúrgico.
Manejo inicial
La evaluación inicial comienza en el departamento de emergencia y debe ser realizada por un equipo
médico (quirúrgico y clínico), anestesiólogo, fisioterapeuta, farmacéutico y nutricionista. Esto, con el
fin de garantizar una adecuada evaluación y tratar de que el paciente ingrese en condiciones óptimas
a la resolución quirúrgica.
Proporcionar un adecuado manejo del dolor (el mismo que no es bien tratado en adultos mayores), de
no hacerlo, aumenta el riesgo de delirio, la duración de la estancia hospitalaria, empeora la
recuperación de la funcionalidad y aumenta el riesgo de desarrollar síndromes de dolor crónico. El
delirio es una complicación frecuente en adultos mayores, se presenta hasta un 61% de los pacientes
con fractura de cadera.
Si el sitio de atención cuenta con bloqueos nerviosos regionales (BNR), es buena opción para disminuir
el dolor (pre y postoperatorio), además de minimizar la sedación y complicaciones causadas por los
opioides, que son más altas en adultos mayores. Evidencia de alta calidad menciona que los BNR
reducen el dolor con el movimiento luego de 30 minutos.
Los BNR de una sola inyección se los puede realizar en sala de emergencia y en la cirugía (siempre y
cuando hayan pasado 6 horas del primer bloqueo). Las opciones de bloqueo son femorales y de fascia
lata, este último tiene mayor probabilidad de generar una mejor analgesia.
Pruebas de laboratorio
En todos los pacientes es recomendable obtener una muestra de sangre para la realización de un
hemograma completo, determinar el tipo de sangre, marcadores de inflamación, índice internacional
normalizado (INR), tiempo de tromboplastina y un perfil metabólico básico. Es importante la realización
de pruebas cruzadas, ya que el tratamiento quirúrgico se asocia a una pérdida significativa de sangre
(10). Los pacientes con mayor riesgo de hemorragia son: 1) Mayores de 75 años, 2) hemoglobina inicial
menor a 12g/dl, y 3) Fractura peritrocantérea.
Hidratación
Tener en cuenta que estos pacientes tienden a deshidratarse, por lo cual se deberá utilizar
hidrataciones intravenosas, se estima que entre 100 a 200ml/hora de cristaloides isotónicos es seguro,
sin embargo, es necesario individualizar la hidratación parenteral, es decir calcular la dosis por
kilogramo de peso, con el fin de garantizar la hidratación preoperatoria y perioperatoria (3,10).
Realizar la profilaxis antibiótica para evitar la infección del sitio quirúrgico está indicada para cualquier
paciente sometido a cirugía por fracturas de cadera.
Comenzar la anticoagulación, tener en cuenta que un 40% de los pacientes de edad avanzada con
fracturas de cadera están con tratamiento anticoagulante o antiagregante, por lo cual amerita
En el caso de fármacos anti factor X activado como Apixaban o Rivaroxaban, niveles en plasma
inferiores a 50pg/ml dan seguridad para realizar la cirugía, si no se puede hacer la medición, se
aconseja diferir la cirugía 24 horas. En el caso de Dabigatran, su antídoto es el Idarucizumab. Los
principales anticoagulantes y antiagregantes se describen en la tabla 1. El ácido tranexámico es una
opción para reducir el riesgo de hemorragia y transfusiones sanguíneas en pacientes anticoagulados,
sin embargo, aún hay falta de evidencia
Tabla 1
La prevención del delirio es fundamental, ya que es alta su frecuencia y difícil de reconocer en los
ancianos, está asociado con mayor tasa de complicaciones y mortalidad. Para facilitar su diagnóstico
se puede ocupar el test 4AT (instrumento de cribado de deterioro cognitivo y delirium), el cual es
sensible y específico, validado en pacientes con fracturas de cadera.
Es importante establecer el estado mental al ingreso del paciente, parte de la prevención incluye
estrategias no farmacológicas como la movilización temprana, adecuada hidratación, mejorar la
calidad del sueño (un solo visitante, reducir el estrés, actividad diurna), orientación en las tres esferas
(tiempo, espacio y persona), optimizar la audición y la visión, fortalecer la reminiscencia.
En el caso que se presente el delirio, se debe buscar la causa y tratarla, como por ejemplo el dolor, los
trastornos hidroelectrolíticos, las infecciones o los trastornos metabólicos. El uso de fármacos
anticolinérgicos en la tercera edad aumenta el riesgo de delirio, deterioro cognitivo, caídas, fracturas y
por ende la mortalidad. Todo lo mencionado debería ser evaluado y tratado por un geriatra.
Manejo de la anemia
Los pacientes con FFP pueden perder hasta 1 litro de sangre, por lo cual la reposición de líquidos y
probables transfusiones deben ser consideraciones tempranas. Las concentraciones de hemoglobina
peroperatoria deben mantenerse por encima de 9g/Dl. Se debe usar transfusiones sanguíneas en
pacientes con hemoglobinas menores a 8g/Dl (2,10).
Ayuno
Se debe evitar el ayuno prolongado, esto solo aumenta el catabolismo conduciendo a cuadros de
hipoglucemia, inmunosupresión y deshidratación. El tiempo de ayunas varía según protocolos
hospitalarios, sin embargo, la Sociedad Europea de Anestesiología recomienda un ayuno de líquidos
de 2 horas y de alimentos sólidos de 6 horas antes de la cirugía.
La prevención y manejo del estreñimiento, sobre todo en pacientes que reciben opioides.
El manejo nutricional, poner mayor énfasis en desnutridos o con proteínas bajas, de preferencia debe
ser valorado y manejado por un nutricionista.
Prevenir las úlceras de presión, las mismas que ocurren entre el 10 al 40%, aumentando el riesgo de
infección nosocomial y estancia hospitalaria. El uso de colchones de espuma de 6 pulgadas de
profundidad disminuyó la incidencia de úlceras por presión en pacientes con fracturas de cadera del
68 al 24%.
Evitar las infecciones del tracto urinario (ITU): las ITU sintomáticas como las bacteriurias
asintomáticas (presentes en el 20% de mujeres sanas mayores de 80 años) son comunes en los
ancianos. Usar catéteres urinarios permanentes reduce la retención urinaria y distención vesical en
comparación con cateterismo intermitente, sin aumentar el riesgo de infección, este catéter debe ser
La evaluación geriátrica integral mejora el resultado en mayores de 65 años con fracturas de cadera
(disminuye la probabilidad de morir y mejora el pronóstico funcional), por lo cual, todo paciente
geriátrico en su postquirúrgico debe tener la valoración por Geriatría.
Las fracturas de la cadera se clasifican por la localización anatómica y por el tipo de fractura. Es decir,
en intracapsulares (cuello y cabeza femoral) y extracapsulares (intertrocantéricas y subtrocantéricas).
Las fracturas intracapsulares se dividen en subcapitales, mediocervicales (las más comunes, 86%) y
subcapitales. Este tipo de fracturas tienen más riesgo de pseudoartrosis o consolidación defectuosa y
es más probable que conduzcan a una necrosis avascular (NAV) de la cabeza femoral. Estas fracturas
ocurren tres veces más frecuentemente en las mujeres, mientras que las fracturas extracapsulares se
presentan con una proporción 3:1 de mujeres a hombres.
Las fracturas subtrocantéricas tienen mayor necesidad de dispositivos de implante como clavos
endomedulares, a la vez tienen tasas de fracaso del implante debido a las altas tensiones que se
ejercen sobre esta parte del fémur. Estas fracturas muestran una distribución bimodal, entre los 20 a
40 años y mayores de 60 años.
Dentro de las clasificaciones más utilizadas para categorizar a las FFP tenemos:
Los pacientes que se encuentran estables y sin enfermedades comórbidas significativas, deben ser
ingresados a resolución quirúrgica dentro de las 24 horas, con lo cual hay un mejor control del dolor,
una disminución de la hospitalización y menos reingresos. El retraso aumenta el riesgo de
complicaciones como trombosis venosa profunda (TVP), embolia pulmonar, neumonía, ITU y úlceras
de presión. Un estudio aleatorizado de casi 3000 pacientes demostró que no existe diferencia entre
una cirugía acelerada (antes de las 6 horas) comparado con una cirugía estándar (dentro de las
primeras 24 horas).
Los pacientes operados antes de las 48 horas muestran un 20% de disminución de riesgo de muerte
dentro del primer año. En pacientes con comorbilidades como insuficiencia cardiaca congestiva,
infecciones activas, angina inestable, entre otras, debe ser valorado por un médico clínico para una
adecuada estabilización, con lo cual poder realizar la resolución quirúrgica lo más pronto posible, de
Diabetes no controlada.
Arritmia cardíaca corregible con una frecuencia ventricular > 120 minutos.
Coagulopatía reversible.
Tratamiento
El tratamiento conservador aumenta la mortalidad a los 30 días y al año, mientras que el tratamiento
quirúrgico antes dentro de las primeras 48 horas del ingreso se relaciona con mejores resultados,
operar antes de las 6 horas no reduce la mortalidad ni la tasa de complicaciones mayores, sin embargo,
no aumenta el riesgo para el paciente, reduce el delirio y disminuye la estancia hospitalaria. Las FC
pueden ser tratadas mediante fijación interna con clavo cefalomedular, placa de compresión, placa
bloqueada o fijación con múltiples tornillos, todo va depender del tipo de fractura.
Casi todas las FCF, excepto las fracturas por estrés que involucran el lado de la compresión, se tratan
quirúrgicamente, con el objetivo de permitir la movilidad temprana, mejorar la curación y prevenir el
desplazamiento. El tratamiento quirúrgico brinda varias ventajas, entre las cuales se incluyen la
disminución de la mortalidad, mejorar la funcionalidad y mayor movilidad del paciente. Los factores
que predicen el éxito del tratamiento son: el patrón de la fractura, la calidad del hueso, la calidad de la
reducción, la colocación óptima del implante y la experiencia del cirujano.
Postoperatorio y pronóstico
La prevención de una nueva fractura es un pilar fundamental en los ancianos, enfatizar en reducir el
riesgo de caídas (valorar hipotensión postural, síncopes, arritmias, entre otras), y mejorar la salud ósea
(evaluar deficiencias de calcio o vitamina D, investigar hepatopatías o nefropatías). La movilidad y
visión deficientes son causas mecánicas que deben ser evaluadas y manejadas. Realizar prevención
de las fracturas por fragilidad en pacientes de tercera edad con osteoporosis confirmada y alto riesgo
de fractura.
Los factores que aumentan la mortalidad incluyen mayores de 85 años, estado funcional dependiente,
ASA de 3 o más, antecedentes de cáncer, sexo masculino y el desarrollo de una complicación
postoperatoria. Los pacientes que vivían en acilos antes de su lesión tienen menos probabilidad de
recuperar una función adecuada.
Rehabilitación
Esta terapia física debe ser intensiva, a su vez puede comenzar entre los días 2 y 5 postquirúrgicos, sin
embargo, para tratar de conseguir esta rehabilitación temprana se necesita conseguir un adecuado
control del dolor, de la hipotensión, de los problemas cognitivos (delirio, fatiga), problemas intestinales
(diarrea, estreñimiento, náuseas, vómito, mala tolerancia a la dieta), retención urinaria y de la anemia.
Con todo lo anteriormente descrito se intenta que el paciente regrese a su vida normal, esto varía entre
los pacientes, ya que depende de otros factores como los clínicos, complicaciones anestésicas,
infecciones.
Otros
Mejorar la nutrición, una adecuada suplementación dietética para evitar la desnutrición proteica y
energética (evidencia moderada), mejora la movilidad y reduce la mortalidad, sin embargo, no existe
un consenso claro. Instaurar medidas farmacológicas (siempre y cuando no esté contraindicada) y no
farmacológicas para una profilaxis frente al tromboembolismo. Las medidas farmacológicas como la
heparina de bajo peso molecular u otro tipo de anticoagulantes se prescriben durante unos 28 a 35
días. Las medidas no farmacológicas incluyen la movilización temprana y fisioterapia.
Complicaciones
Las complicaciones más frecuentes en fracturas de cabeza femoral fueron las osificaciones
heterotópicas, necrosis avascular (NAV) y osteoartritis. La NAV de la cabeza femoral es un tipo de
osteonecrosis aséptica provocada por la interrupción del aporte sanguíneo al fémur proximal causado
por eventos traumáticos como no traumáticos, que provocan la muerte de los osteocitos.
Las tasas de infección postquirúrgicas van desde 0,6 al 3,6%, esto varía según el tipo de procedimiento
quirúrgico. Otras complicaciones médicas son: delirio (13,5 - 33%), embolia pulmonar (1,4 - 7,5%),
trombosis venosa profunda (27%), neumonía (7%), infarto agudo de miocardio o insuficiencia cardíaca
(35 - 42%), retención o infección urinaria (12 - 61%), lesión renal aguda (11%), anemia (24 - 44%) y
úlceras por presión (7 - 9%). Las complicaciones de la artroplastia incluyen: dislocación, aflojamiento,
DISCUSIÓN
Las FC es una de las principales causas de hospitalización en ancianos, el 91.6% de las fracturas de
cadera ocurren en mayores de 70 años, de los cuales 72% son mujeres. El riesgo de caídas aumenta
en mayores de 65 años. Alrededor del 5% de las fracturas de cadera no tienen un origen traumático,
por lo cual se debe sospechar en fracturas patológicas. Las FC son el tercer tipo de fractura traumática
más común y tienen una alta tasa de morbilidad y mortalidad. Las personas de la tercera edad son más
propensas a caerse, debido a múltiples causas las cuales deben ser investigadas, por ejemplo:
deficiente equilibrio, uso de ayudas para caminar, vértigo, dificultad para maniobrar ante los peligros
ambientales, entre otras.
Los factores de riesgo a tener en cuenta son: osteoporosis, las caídas (este riesgo aumenta en mayores
de 65 años), el género femenino, la edad (a mayor edad aumenta el riesgo de FC), el origen étnico
(mayor riesgo en caucásicos), presencia de otras enfermedades, los medicamentos, el bajo nivel
socioeconómico, entre los principales. Dentro del examen físico, estos pacientes refieren gran dolor en
la ingle o en el trocánter mayor más incapacidad para la deambulación o soportar peso, la pierna
afectada se acorta y se rota externamente. El diagnóstico se realiza mediante radiografías simples
con vistas AP de la pelvis y lateral de la cadera afectada. Ante la duda se puede realizar una resonancia
magnética o una tomografía computarizada.
El tratamiento perioperatorio debe ser multidisciplinario, con el fin de disminuir las tasas de morbilidad
y mortalidad, además de evitar complicaciones, esto incluye una cirugía temprana (de preferencia
dentro de las primeras 48 horas), tratamiento del dolor (uno de los puntos más bajos en el tratamiento),
fluidoterapia y prevención del delirio.
Los pacientes que se encuentran estables y sin enfermedades comórbidas significativas, deben ser
ingresados a resolución quirúrgica dentro de las 48 horas, con lo cual hay un mejor control del dolor,
una disminución de la hospitalización y menos reingresos. El tratamiento conservador aumenta la
mortalidad a los 30 días y al año, mientras que el tratamiento quirúrgico se relaciona con mejores
resultados.
Tener en cuenta que las complicaciones mecánicas precoces (CMP) las cuales ocurren en la mayoría
de los casos durante el primer año, todo esto influye en la función y esperanza de vida, es decir con un
diagnóstico temprano, la resolución quirúrgica adecuada y dentro de las primeras 48 horas, la
movilidad precoz entre las más importantes, dará como resultado un adecuado pronóstico, el cual
también va variar por varios factores dependientes del paciente, del cirujano y del tipo de tratamiento.
Esta terapia física debe ser intensiva, a su vez puede comenzar entre los días 2 y 5 postquirúrgicos, por
lo cual necesita un adecuado control del dolor, de la hipotensión, de los problemas cognitivos (delirio,
fatiga), problemas intestinales (diarrea, estreñimiento, náuseas, vómito, mala tolerancia a la dieta),
retención urinaria y de la anemia.
Sin embargo, tener en cuenta que, en pacientes ancianos, este tipo de fracturas son eventos que
cambian la vida y empeoran aún más la autosuficiencia ya comprometida, tanto es así que, luego del
año de la fractura, solo el 40 al 60% recuperan la funcionalidad que tenían antes de la fractura.
Fomentar hábitos de moderar el consumo de alcohol, evitar fumar, un control adecuado del peso,
fomentar el ejercicio, prevenir o tratar adecuadamente la osteoporosis son parte de los puntos
fundamentales para disminuir la incidencia de las fracturas de cadera.
CONCLUSIONES
Los pacientes de edad avanzada con FC deben tener una evaluación inicial integral, conformada por
varios especialistas tanto quirúrgicos y clínicos, con lo cual se garantizará una adecuada evaluación,
para que el paciente ingrese en condiciones óptimas a la cirugía. La resolución quirúrgica ideal está
dentro de las 48 primeras horas, que sumado al buen control del dolor, disminuye el riesgo de delirio y
de estancia hospitalaria, con un riesgo disminuido de reingresos. Tratar de prevenir las complicaciones
mecánicas precoces, instaurar una fisioterapia temprana, y prevenir fracturas a futuro mejorará la
funcionalidad y esperanza de vida. Poner especial atención al tratamiento del dolor, causante principal
del delirio.
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