Yawar Fiesta Resumen 604725 Downloadable 5920483
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4 pag.
El resumen de Yawar Fiesta, se explican brevemente los once capítulos que componen
la obra, cada uno lleva su propio nombre o título, además están numerados en siglas
romanas. El contenido de cada uno da cuenta de un testimonio independiente, al tiempo
que denotan una continuidad de los mismos, cabe destacar que en cada parte refieren
acontecimientos suscitados dentro la historia del Perú respeto a la trama central, los
cuales son de interés para el autor en el desarrollo del relato.
I. Pueblo Indio:
Se narra la forma en que se encuentra estructurado el pueblo Puquio, donde se procede a
dar a conocer que el “pueblo indio” está integrado por cuatro ayllus, que son una
especie de sectores o barrios denominados Pichk’achuri, K’ayau, K’ollana y Chaupi, los
cuales mantenían una suerte de competencia entre sí a fin de probar el que más se
destacaba. De igual forma trata este capítulo sobre los mistis, que antiguamente fueron
los que invadieron al pueblo.
Los mistis o principales, estaban integrados por los blancos, mestizos, hacendados,
gamonales, jueces entre otros, ellos fueron los que cometieron abusos en contra el
pueblo indio despojándolos de sus tierras donde posteriormente crearon un nuevo lugar
al que denominaron Jirón Bolivar.
II. El Despojo:
Trata sobre el comportamiento abusivo de los mistis respecto al pueblo indio. Se relata
la práctica que utilizaban para despojarlos de sus tierras, lo que realizaban mediante
medios engañosos adecuándolos a la legalidad, con el fin de transformar los terrenos en
pastizales para alimentar ganado, lo cual resultaba más oneroso para estos.
IV. K’ayau:
Se refiere a que Don Julián Arangüena, el que era un dueño de hacienda, sería quien
cedería al misitu, que él tenía en su tierra de la montaña, ello luego de que el ayllu del
K’ayau lo persuadiera de que así lo hiciera, por lo que todos elogiaron su aceptación,
por lo que solo se escuchaban comentarios de que la corrida sería excelente. Hasta Don
Pancho Jiménez se regocijó, pero no así el prefecto, el que decía que era algo bárbaro.
En tal sentido, un grupo representado por Don Dimitri Cáceres, eran partidarios que se
eliminara el espectáculo bajo el modo “indio”, por cuanto consideraban que era una
tradición desproporcionada y atroz, mientras que los que estaban del lado de Don
Pancho, fijan su criterio diciendo que, se permitiera el evento ya que todo estaba
preparado, además que podrían realizarlo en esta oportunidad por última vez.
Ante la diatriba que se estaba presentando en cuanto a las opiniones de los dos grupos
contrapuestos, el subprefecto se mostró intransigente, por lo que determinó que, si
alguien contravenía la orden, sería seriamente sancionado. En tal virtud, Don Pancho
fue aprehendido y procesado como alborotador. Las autoridades dieron cumplimiento a
la orden y procedieron a contratar un torero profesional en Lima para realizar la corrida
civilizadamente, de acuerdo con los parámetros españoles.
VI. La Autoridad:
En este capítulo el autor de la novela revela el nivel de abuso de las autoridades
nombradas desde el gobierno central. Lo cual se evidencia cuando el subprefecto, saca
de la cárcel a Don Pancho y en su oficina mantiene una acalorada conversación con
éste, donde le comenta que lo dejará en libertad, pero lo notifica de que si nuevamente
incurre en incitar a las personas volvería a detenerlo.
Una vez que Don Pancho se retira del despacho,se dirige a la plaza, mientras él va
caminando en medio de ésta, el subprefecto en un acto de traición y de abuso, le da la
orden al sargento de que proceda a dispararle por la espalda, a lo que el subalterno no
accedió por considerarlo un acto contrario.
Entre tanto los indios al enterarse de que la circular contenía el mandato de no realizar
la novillada taurina de la forma que se había realizado tradicionalmente, procedieron a
reunirse en la plaza central, donde el vicario y el alcalde conversaron con ellos,
asegurándoles que el evento se llevaría a cabo en las condiciones que se habían
estipulado, vale decir a la manera de turupukllay.
La expresión serranos, la utilizaban los limeños contra los inmigrantes, como una forma
de desprecio. Dicha migración, se materializó, en virtud de la construcción de la vía que
conduce desde puquio a Nazca, que sería realizada por los puquianos con las
Para lo cual se designó como su presidente a un mestizo puquio, el cual estaría bajo la
convicción del pensamiento de José Carlos Mariátegui, quien era un político y pensador
peruano, el que fue uno de los estudiosos principales del socialismo en América latina.
VIII. El Misitu:
El presente capítulo está básicamente destinado a describir el origen del misitu. Según
los indios, este animal emergía de un remolino que se producía en la laguna de
Torkok’ocha, que el mismo era un ser mítico y no producto de un proceso natural. Su
influencia se extendía más lejos a los linderos de Lucanas. Igualmente se decía que se
encontraba en la puna, al cobijo de queñuales de negromayo en K’oñani.
En virtud de que Don Julián Arangüena, que era un hacendado, aunque hizo todo lo
posible por agarrarlo, este no lo consiguió, entonces visto que no le fue posible, resolvió
obsequiarlo en primera instancia a los pobladores de K’oñani y posteriormente a los
K’ayau.
IX. La Víspera:
Aca se explica la preocupación del subprefecto, respecto a que se le diera cumplimiento
al contenido de la circular, pero buscando la forma de no generar incomodidad a los
indios. Por tal razón convoca a una reunión a los vecinos calificados de principales. Allí
Don Demetrio, le comunica que el cura tenía una idea, que era hacer un pequeño coso
en la misma plaza de Pichk’achuri.
Luego se hablaría con los que asistieran al evento, para hacerlos entrar en razón, que esa
era la mejor manera de que disfrutaran el espectáculo, sin utilizar todo el perímetro de la
plaza, de igual manera se les indicaría que no se usara la dinamita cuando entraran las
personas al ruedo, a fin de evitar el peligro que ello podría causar al público.
X. El Auki:
En esta parte se describen aspectos religiosos de los puquianos, donde se habla de la
devoción de estos en función a los espíritus de las montañas, haciendo mención puntual
al auki Karwasaru, denominado jefe, considerado el padre de todas las serranías de
Lucanas. En tal virtud los de la comuna de K’ayau, piden su protección para ir en busca
del misitu y proceden a subir a la altiplanicie a enterrar la ofrenda.
El subprefecto ordenó la detención de Don Pancho y de Don Julián, con el fin de que
estos no fueran instigar a los indios. Llega el gran momento en que misitu entra al
ruedo, más atrás ingresa el torero ibarito, el que se torna un poco perplejo, en virtud del
sonido de las wakawak’ras y el canto tétrico de las damas. Este inició bien a lidiar con
el misitu, pero el animal lo envistió, casi alcanzándolo, por lo que tuvo que meterse en
uno de los escondederos.
Esto generó en la multitud abucheos, los indios entonces pidieron que se incorporarán
los que tenían ellos dispuestos para la lidia con el misitu, al salir el Wallpa en principio
se desenvolvió bien, pero el toro en un descuido le clavó uno de los cuernos en la ingle,
por lo que fue auxiliado por los otros toreros indios y se lo quitaron al animal. Luego
entró al ruedo El Raura.
A éste le fue suministrado una caja de dinamitas por parte del Varayo’k alcalde de
K’ayau, con lo cual lograron dominar al misitu, causándole heridas mortales y en
consecuencia éste le dijo al subprefecto que las fiestas así era que se desarrollaban, que
era el real Yawar punchay.