MANUAL DE HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA
MANUAL DE HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA
MANUAL DE HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA
Autora:
• Mónika Salgueiro
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Índice
Introducción y presentación
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4. Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Bibliografía
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Introducción y presentación
Como parte del Plan de Estudios conducentes a la obtención del Grado en Psicología, la
asignatura Historia de la Psicología es una materia básica de carácter obligatorio de 6 créditos
ECTS, equivalentes a 150 horas de trabajo. Se imparte en el primer semestre del primer curso del
Grado en Psicología.
de dar una respuesta sencilla a una pregunta compleja: ¿qué es la Psicología?, abordando la
definición del término y su origen etimológico, y planteando un marco histórico para el abordaje de
la Psicología. En el “Capítulo 2: Antecedentes filosóficos y epistemológicos: Psicología
precientífica” se recogen las principales contribuciones de autores destacados en otras ciencias,
como la filosofía, la fisiología o la biología, que facilitaron y promovieron el nacimiento de la
Psicología científica y su posterior desarrollo. El “Capítulo 3: Siglo XIX: Surgimiento de la Psicología
como ciencia” recoge los hechos que marcaron el inicio de la Psicología experimental. En el
“Capítulo 4: Siglo XX. Corrientes psicológicas fundamentales” se explican las principales escuelas
psicológicas, así como los autores más representativos de los diferentes paradigmas y sus
contribuciones más relevantes, desde el inicio de la psicología científica hasta la actualidad.
Finalmente, el “Capítulo 5: Psicología y profesión en la actualidad” supone un acercamiento a la
realidad de la profesión del psicólogo/a en nuestros días, los campos de desarrollo profesional y
las normas éticas y de conducta que deben regir su desempeño.
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Capítulo Objetivos
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Introducción a la historia de la
psicología 1
“Querida Maty:
Nuestra mente tiene aún vastas regiones sin mapas que las identifiquen. En relación con
la fauna que ahí habita no somos zoólogos profesionales, qué va, sino meros aficionados
y coleccionistas de ejemplares curiosos. ¿Qué le vamos a hacer, Maty? Los psicólogos
están más cerca del osado boy-scout que del científico riguroso, que todo lo quiere
comprobado en laboratorio para darle validez. Buenas razones hay para que así sea.
O sea, primer consejo: no andes diciendo por ahí que vas a estudiar psicología: por tu
edad y sensibilidad van a suponer que la que tiene flojo un tornillo eres tú. Segundo
consejo: si lees algo sobre psicología, guárdatelo y no lo comentes entre familiares y
allegados. Te podrían frustrar -y es lo más peligroso que puede sucederte- los
comentarios que provocarías. Mucho menos interpretes el sueño de una amiga: tienes
altas probabilidades de ofenderla.
Toma tu distancia: como el astrónomo hace con el sol, es la mejor manera de conocer a
la gente.
Y es que, hay que reconocerlo, las definiciones y los rumbos de la psicología son de lo
más disímiles y casi nadie se pone de acuerdo en nada (…)”.
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Introducción a la historia de la psicología
Una pregunta tan sencilla de plantear como: ¿qué es la psicología?, encierra en realidad una
enorme dificultad para ser respondida. Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española
(http://www.rae.es) podemos contar hasta cinco acepciones diferentes (figura 1.1):
De un primer vistazo, puede llamar la atención que la psicología se defina en primer lugar como
“parte de la filosofía que trata del alma, sus facultades y operaciones”. No es hasta su segunda
acepción en el diccionario cuando encontramos una definición más cercana a la concepción
actual de la psicología, entendida como aquella “ciencia o estudio de la mente y de la conducta en
personas o animales”.
Etimológicamente el término Psicología proviene de las raíces griegas: o psykhé, que hace
referencia a la psique, el alma o la actividad mental, y o logía, referido a tratado o estudio.
Por tanto, la psicología sería, literalmente, el “estudio o tratado del alma”.
Históricamente hablando, la palabra latina psicología fue utilizada por primera vez por el poeta
croata Marko Marulic (1450-1524), como título de su obra Psichiologia de ratione animae
humanae (La Psicología de la naturaleza del alma humana), a finales del siglo XV (Krstic, 1964).
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La definición de psicología ha ido variando en el tiempo, a medida que ha ido cambiando su objeto
de estudio y se han perfeccionado sus métodos y técnicas. A lo largo de la historia, se ha definido
como el estudio del alma, del espíritu, de la mente, de la conciencia, y más recientemente, como
el estudio de la conducta humana y de los procesos mentales. Esto es así porque la definición de
psicología, como la de cualquier otra disciplina científica, es contingente al momento histórico en
el que se desarrolla, y se ve afectada, inevitablemente, por factores temporales, sociopolíticos y
geo-lingüísticos.
La psicología del alma responde a una curiosidad inherente al ser humano, que se plantea
preguntas sobre sí mismo y su propia vida mental. Se trata de una psicología metafísica,
espiritualista, que se mantuvo durante siglos vigente de mano de los pensadores y filósofos
clásicos hasta la Edad Moderna.
estudio se centra en los contenidos mentales y la relación de éstos con el cuerpo o como parte del
mismo. Vinculada a la psicología de la mente y de la mano de la naciente psicología experimental,
a partir del siglo XIX el objeto de estudio de la psicología se centra en las experiencias conscientes
y los fenómenos inconscientes que subyacen a los procesos mentales, dando lugar a una
psicología de la conciencia.
En los años más recientes la psicología ha experimentado un nuevo cambio conceptual dado que,
sin dejar de preocuparse por la conducta, pretende abordar también la comprensión de los
procesos mentales que subyacen a dicha conducta, es decir, la cognición humana. Esta psicología
de la mente y la conducta ha dado pie a una psicología de los procesos mentales, base de la
Psicología Cognitiva en auge desde la segunda mitad del siglo XX.
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Introducción a la historia de la psicología
psicología actual sin retroceder a sus orígenes y al pasado que le antecede, tan largo como la
misma humanidad.
El punto de inflexión que separa ambos momentos y a partir del cual comenzamos a hablar de la
Psicología como disciplina científica, lo podemos situar a finales del siglo XIX, concretamente en
1879, coincidiendo con la fundación del primer laboratorio de psicología experimental en la
ciudad de Leipzig (Alemania) de manos del célebre psicólogo alemán Wilhelm M. Wundt (1832-
1920).
Con Wundt a la cabeza, los psicólogos de la época, padres de la psicología científica, trataron de
llevar “lo psicológico”, hasta entonces objeto de estudio de la filosofía, al laboratorio para abordar
su estudio empleando métodos propios de las ciencias experimentales.
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Es decir, la Psicología científica surge de la convergencia de dos factores: por una parte, el objeto
de estudio, los problemas y cuestiones psicológicas que no fueron elegidos arbitrariamente, sino
que eran heredados de la filosofía. Por otra, el método de estudio, ya que se trataba de aclarar
estas cuestiones psicológicas, no a partir de las especulaciones metafísicas y abstractas de la
filosofía, sino a partir de los datos proporcionados por los métodos experimentales, por las
técnicas e instrumentos de observación científicos, cuyo origen se encuentra en ciencias
experimentales como la fisiología o la medicina.
Tal como veremos en los siguientes capítulos, la psicología ha contado con multitud de enfoques y
orientaciones teóricas, que han ido evolucionando, apoyándose o contraponiéndose a lo largo de
la historia. Además, han sido muchas las figuras destacadas en la historia de la psicología;
filósofos, pensadores, fisiólogos o científicos que, con sus hipótesis, teorías, propuestas o
experimentos, han contribuido al desarrollo de los principales paradigmas de la psicología.
Es posible que, ante tal cantidad de información, con numerosas corrientes, escuelas e ideas,
autores, publicaciones y fechas, el lector que se aproxima por primera vez a una materia como la
Historia de la Psicología pueda sentirse, en cierto modo, abrumado o temeroso. No obstante, se
pretende presentar los contenidos de una manera accesible y didáctica, aunque esto suponga, en
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muchos casos, no profundizar en exceso en los contenidos propuestos por una corriente
psicológica determinada, o en las teorías de algunos autores. Se busca, principalmente, facilitar
un bosquejo general con las ideas más relevantes y destacadas de cada corriente psicológica, que
permitan al lector elaborar un mapa conceptual completo en el que situar a los autores más
destacados por sus contribuciones a la psicología. En ningún caso se pretende una lectura
memorística de todo el contenido recogido en los siguientes capítulos; no es necesario memorizar
cada una de las múltiples fechas, nombres de las obras de los autores o sus datos biográficos,
pero sí saber situar en el tiempo a aquellos más destacados o especialmente relevantes, y
relacionarlo con sus contribuciones y con las ideas principales de la corriente o escuela
psicológica correspondiente.
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Introducción a la historia de la psicología
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Resumen
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Introducción a la historia de la psicología
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Antecedentes filosóficos y
epistemológicos: psicología 2
precientífica
Entre las primeras consideraciones sobre los fenómenos que se podrían llamar psicológicos están
las de las series de “los libros de los sueños” asirios, constituidas por una serie de tablillas de
arcilla grabadas con alfabeto cuneiforme y halladas entre los restos de la Biblioteca de Nínive
datadas durante el reinado del rey Asurbanipal (669-627 a.C.). La biblioteca alojaba una extensa
colección de tablillas de arcilla, cubiertas de escritura cuneiforme por ambos lados tratando los
temas más diversos: gramática, diccionarios, listas de ciudades, ciencias, historia, etc. Los asirios
interpretaban los sueños como señales a las que debían atender, y sostenían que los malos
sueños eran advertencias que requerían una acción para corregir el problema que había
aparecido en sueños. Se han identificado “libros” que describen sueños de muerte, de pérdida de
dientes y de cabello, o que relatan la vergüenza de encontrarnos desnudos en público. Uno de los
sueños más antiguos grabados hallado en Nínive dice que si un hombre vuela en repetidas
ocasiones en sus sueños, entonces éste perderá todo lo que tiene.
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Etimológicamente, el término Fisiología proviene de las raíces griegas physis (naturaleza) y logia
(estudio), y se refiere a la ciencia que estudia las funciones de los seres vivos ya sean plantas
(fisiología vegetal) o animales (fisiología animal, que incluye la fisiología humana). Mientras que la
anatomía, disciplina a la que está estrechamente ligada, aborda el estudio de las formas y
estructuras que componen los seres vivos, la fisiología se encarga del estudio del funcionamiento
de dichas estructuras y sistemas.
Hipócrates de Cos (460 a.C. - 370 a.C.) fue la figura griega más destacada de la historia de la
medicina. Hipócrates se aleja progresivamente de la idea de la enfermedad como proveniente de
los dioses, y emplea la observación del cuerpo como base principal para el conocimiento médico
(figura 2.1). Según enseñó a sus alumnos, las enfermedades son el resultado de causas naturales
Hipócrates es considerado como el “padre de la medicina” por sus enormes contribuciones a este
campo. El Corpus Hippocraticum o Cuerpo Hipocrático, la serie de escritos recopilados durante
dos siglos y atribuidos inicialmente a Hipócrates, aunque hoy se admite que pertenecen a varios
autores diferentes, contiene alrededor de 70 libros que describen con minuciosidad multitud de
casos clínicos, diagnósticos, epidemias, y temas de interés médico. De hecho, todavía se
mantiene el tradicional Juramento Hipocrático con el que los estudiantes de medicina se
comprometen al finalizar sus estudios. Pero también podemos considerarle, en parte, uno de los
“padres de la psicología”, ya que fue uno de los pioneros en describir las causas naturales de las
condiciones psicológicas y de algunos problemas conductuales, y formuló teorías aún perdurables
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del temperamento y la motivación. En su tratado “El arte de curar”, Hipócrates añadió numerosas
notas sobre los casos y sobre los procedimientos empleados en distintos pacientes, cuyas
descripciones muestran claramente síntomas que hoy identificaríamos como melancolía, manía,
depresión postparto o fobia, entre otros.
En otra de sus numerosas publicaciones, el tratado titulado “La naturaleza del hombre”,
Hipócrates se basó en la teoría de los cuatro elementos, propuesta por el filósofo griego
Empédocles, según la cual el cosmos, el Universo, estaba formado por cuatro elementos: agua,
aire, fuego y tierra, y a partir de esta idea presentó su Teoría de los Humores como propuesta para
explicar el funcionamiento del cuerpo humano y el temperamento. De acuerdo con Hipócrates,
estos cuatro elementos dan lugar, en el cuerpo humano, a cuatro humores (o fluidos) básicos: bilis
negra, localizada en el bazo, bilis amarilla, localizada en el hígado, flema, localizada en el cerebro,
y sangre, localizada en el corazón.
La salud vendría determinada por el equilibrio entre los cuatro humores y, por tanto, la
enfermedad, para Hipócrates, sería la consecuencia de un desequilibrio, por exceso o por defecto,
de alguno de estos cuatro humores, ya fuera por causas internas (exceso natural de algún humor,
fatiga, preocupaciones) o por causas internas (cambios bruscos del clima, traumatismos que
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liberen humores). El tratamiento deberá buscar, por tanto, el restablecimiento del equilibrio en los
humores, bien aliviando el exceso a través de la orina, el sudor, los vómitos, las expectoraciones, o
bien recuperando los déficits a través de la alimentación y el descanso.
De entre todas las contribuciones de Hipócrates, la más importante para el tema que nos ocupa,
la Psicología, es que considera al hombre como un todo, argumentando que la naturaleza tiende a
la salud y, por tanto, la persona enferma tiende espontáneamente a la curación. En los escritos de
Hipócrates podemos encontrar, por vez primera, conceptos filosóficos basados en el sentido
común y el uso de la razón, más allá de la mera atribución divina o mágica.
En la Grecia clásica la medicina estuvo dominada por las ideas hipocráticas y la teoría de los
cuatro humores se mantuvo vigente durante muchos siglos, siendo la forma más común de
analizar el funcionamiento del cuerpo humano entre los médicos europeos hasta la puesta en
marcha de la medicina moderna, ya en el siglo XIX. Tuvo su máximo exponente en Galeno de
Pérgamo (129-200 d.C.), filósofo y médico griego del Imperio Romano, considerado uno de los
investigadores que más contribuyeron al conocimiento en campos como la anatomía, la fisiología,
la patología, la farmacología o la neurología (figura 2.2).
1. Temperamento melancólico (bilis negra): los individuos eran descritos como melancólicos,
inquietos, muy reflexivos, inestables y ansiosos. Se basa en un tipo de sistema nervioso
débil, con una alta concentración de la atención y baja reactividad ante los estímulos del
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
La teoría de los cuatro humores se mantuvo vigente durante muchos siglos, y aún perdura su
influencia en el lenguaje actual cuando, por ejemplo, ante un gruñido enfurruñado a modo de
saludo a primera hora de la mañana afirmamos: “¡Vaya cara de enfado! Parece que hoy te has
levantado de mal humor”, o cuando empleamos la expresión “¡qué poca sangre tiene!” para
referirnos a alguien que se muestra lento y torpe en su quehacer.
Durante el período neoclásico en Europa, la teoría humoral tuvo gran influencia en el diagnóstico y
tratamiento de las enfermedades, dominando la práctica de la medicina. Algunas prácticas típicas
del siglo XVIII, como las sangrías o la aplicación de calor local, eran la solución que se proponía a
enfermedades debidas, supuestamente, a desequilibrios en los humores del cuerpo,
concretamente, exceso de sangre y de bilis, respectivamente.
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Galeno se formó como anatomista, y apoyándose en su propia experiencia clínica como cirujano
de los gladiadores de su ciudad natal, Pérgamo, y en las disecciones que realizó a pequeños
simios, animales de ganado, y posiblemente a algunos cadáveres humanos, fue el primero en
realizar una descripción minuciosa de los huesos, el sistema nervioso y algunos órganos y se
consideran sus trabajos como el inicio de la Fisiología Experimental. Escribió un tratado de 17
libros, De Usu Partium (“sobre el uso de las partes”), en el que recoge una descripción anatómica
y funcional de diversas partes del cuerpo humano: mano, brazos, pie, piernas, las tres cavidades
(abdomen, tórax y cerebro), sus recubrimientos y los sistemas de relación entre las diferentes
partes. A partir de sus descubrimientos, sentó las bases de la fisiología general a partir de la cual
se avanzó en el conocimiento del funcionamiento del cuerpo humano.
los órganos de una cavidad. A cada tipo de facultad del cuerpo le correspondería un tipo de
pneuma. Galeno se apoyó en los tres tipos de alma definidos por Aristóteles, y en la Teoría
pneumática desarrollada por otros filósofos para explicar el funcionamiento de los seres vivos
(tabla 2.1).
Según Galeno, los humanos cuentan con tres tipos de pneuma o espíritus, cada uno específico de
un tipo de alma, encargados de “dar vida” al cuerpo incorporándose a la sangre desde un órgano
específico:
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Pneuma o
Alma Órgano Cavidad Funciones
espíritu
Mantenimiento de la vida:
Irascible Corazón Tórax Vital
respiración, latido, pulso
“Si (una persona) desea llegar a ser buena y noble, déjenla buscar a alguien que la ayude
revelándole cada acción que sea errónea (…) No debemos dejar el diagnóstico de esas
pasiones a nosotros mismos, sino que debemos confiarlo a otros (…) Esa persona
madura puede ver esos vicios y debe revelarnos con franqueza nuestros errores. Luego,
cuando nos señale alguna falta, déjennos primero agradecérselo inmediatamente;
después déjennos alejarnos y considerar la causa nosotros mismos; permítanos
censurarnos a nosotros mismos y tratar de acabar con la enfermedad, no sólo hasta el
punto donde no sea visible para otros, sino hasta el de remover sus raíces de nuestra
alma”. (Galeno, citado por Hajal, 1983, pp. 321-322)
Este pasaje permanece hasta hoy como la descripción de una relación ideal entre terapeuta y
paciente.
Con el fallecimiento de Galeno, en torno al año 200 d.C., se vivió un parón en el avance del estudio
de la anatomía y de la fisiología, ya que los romanos destacaban por su pragmatismo y no estaban
especialmente interesados en la ciencia. Por tanto, el pensamiento médico-fisiológico estuvo
dominado por las teorías hipocráticas “actualizadas” por Galeno, las cuales no fueron
reemplazadas en la antigüedad y se mantuvieron vigentes hasta la época del Renacimiento.
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2.1.2. APORTACIONES DESDE LA FILOSOFÍA
Etimológicamente el término Filosofía proviene de las raíces griegas o filein, “amar” y
o sofía, “sabiduría”; literalmente: amor a la sabiduría. Hace referencia al estudio de una
variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la esencia, la existencia, el
conocimiento, la moral, la mente, el lenguaje, y en general, aquello que atañe al hombre y al
universo. De hecho, la filosofía en la época clásica fue la madre de todas las ciencias, que
posteriormente, en la época moderna, comenzaron a definirse como disciplinas independientes;
en primer lugar, las ciencias naturales como la física, la astronomía y la química, posteriormente
las ciencias biológicas como la fisiología o la zoología y, por último, las ciencias humanas, entre las
que se encuentra la psicología.
Durante la Grecia antigua todo giraba en torno a la mitología, la cual reconocía la dominancia de
multitud de dioses y deidades que, de alguna manera, controlaban el devenir de a los seres
humanos. El problema general de la relación entre la mente y la materia adquiere importancia
cuando algunos pensadores griegos comienzan a cuestionar la fiabilidad de los sistemas
sensoriales para percibir el mundo. Se inicia entonces una tendencia centrada en el estudio del
propio hombre que estableció el escenario para el pensamiento filosófico posterior.
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Fueron muchos los pensadores griegos (Heráclito, Parménides, Empédocles, Diógenes, Demócrito,
etc.) que con su saber y observaciones llenaron de diferentes puntos de vista los primeros
desarrollos de la psicología, pero tres destacaron especialmente: Sócrates, su pupilo Platón, y
Aristóteles. Estos grandes pensadores establecieron la epistemología, la rama de la filosofía que
investiga el origen, principios, fundamentos, métodos y límites del conocimiento humano.
Sócrates (470 a.C. - 399 a.C.) fue la figura principal de la transformación de la filosofía griega en
un proyecto continuo y unificado (figura 2.3).
Aunque no dejó ningún escrito, Sócrates inspiró a muchos discípulos que se apoyaron en sus
ideas para desarrollar las propias posteriormente. Descrito como un hombre rechoncho, con un
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
vientre prominente, ojos saltones y labios gruesos, con aspecto desaliñado, Sócrates se habría
dedicado a deambular por las plazas y mercados de Atenas, donde tomaba a las gentes del lugar
(mercaderes, campesinos o artesanos) como interlocutores para someterlas a largos diálogos e
interrogatorios.
Se le atribuye la conocida frase: “Sólo sé que no sé nada”. Ha sido retratado a través de la historia
como un gran observador y escéptico, conocido por sus discusiones, en las que buscaba
cuestionar cualquier presupuesto y dudaba de lo obvio, como forma de estimular la lógica y el
razonamiento de su interlocutor, sentando las bases de la corriente filosófica del racionalismo,
desarrollada por Descartes en el siglo XVII.
El discípulo más destacado de Sócrates fue el filósofo griego Platón (427 a.C. - 347 a.C.) (figura
Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón se interesó primeramente por la política, y
posteriormente, influido por las enseñanzas de Sócrates, por la filosofía. Alrededor del año 387
a.C., Platón fundó la Academia de Atenas, la cual dirigió durante 40 años hasta su fallecimiento.
La Academia, considerada un antecedente de las Universidades, se mantuvo funcionando durante
más de 900 años hasta su clausura por el Emperador Justiniano en el siglo VI d.C., y se convirtió
en el mayor foco de conocimiento de la época, y numerosos pensadores pasaron por ella para
investigar y profundizar en el conocimiento de las matemáticas, retórica, ciencia política, medicina
o astronomía.
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ética, política, filosofía del lenguaje, educación. Su objetivo, al igual que el de Sócrates, era no dar
a sus estudiantes una colección de hechos sino entrenarlos para ver más allá de la superficie de
las cosas, para buscar la realidad subyacente a todo.
En su obra La República (380 a.C.), Platón describió una sociedad utópica con un sistema
oligárquico de gobierno en el que un pequeño grupo de personas estaban dotadas con una razón
superior, los guardias, comandados por un rey-filósofo. Aquellos más valerosos serían los
guerreros, y quienes contaran con un sentido superior de la belleza o la armonía serían artistas o
poetas, mientras que los menos talentosos o habilidosos serían sirvientes o esclavos. De marcada
orientación espiritualista, Platón piensa que el hombre es sobrenatural en su origen, ya que las
diferencias individuales provenían de los dioses, pero que la sociedad debía seleccionar y
preservar estas cualidades por medio de matrimonios arreglados. A partir de las ideas de Platón
se refuerza el dualismo cuerpo-alma. El cuerpo es mortal y por lo tanto también es mutable.
Pertenece al Mundo Sensible, aquel que podemos percibir a través de los sentidos, y por tanto es
corrompible; tiene un principio y un final. En contraposición, el alma (la psique) es nuestra parte
divina, la que nos hace verdaderos humanos. Pertenece al Mundo de las Ideas, es inmutable e
inmortal, eterna.
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“Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada,
abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están
en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse
quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la
cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre
el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte
que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los
titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo - dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda
clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales
hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá,
como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar, ¿crees que los que están así han
visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el
fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
- (…) Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de
su ignorancia, y si, conforme a su naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de
ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a
mirar la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no
fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que
contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora
cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza
de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole
a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría
perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que
entonces se le mostraba?
- (…) Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo
que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de
hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos.
- (…) Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido
constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no
habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que
necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber
subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar
una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y
matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
- (…) Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo
que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la
vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la
subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con
la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre,
que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo
cierto. En fin, he aquí lo que a mi me parece: en el mundo inteligible lo último que se
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percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que
ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el
mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de esta, en el inteligible es ella la
soberana y productora de la verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla
quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
A través de esta alegoría, Platón sostiene que los seres humanos, al igual que los hombres
encadenados en la caverna, no vemos más que sombras que simulan una realidad engañosa y
superficial, y que esta ficción proyectada por la luz de una hoguera nos distrae de la realidad, del
verdadero conocimiento. Si uno de nosotros pudiéramos liberarnos de las cadenas y ver más allá,
la realidad nos confundiría y nos sentiríamos cegados por la luz, apartando la mirada y
percibiendo apenas figuras borrosas que nos parecerían menos reales que las sombras que
hemos visto durante toda la vida. La única forma de llegar a captar la realidad en todos sus
detalles sería, según Platón, acostumbrarnos a ello, dedicando tiempo y esfuerzo a ver las cosas
tal como son, sin ceder a la confusión y a la molestia que el exceso de luz nos produciría.
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Según Platón, nuestras sensaciones no son más que representaciones imperfectas de la realidad,
y el sistema de percepción sensorial es poco fiable y apenas nos acerca a la verdad. Afirmaba que
el conocimiento (Mundo de las Ideas) no podía ser fruto de lo percibido a través de las
sensaciones (Mundo Sensible), sino que eran los procesos de razonamiento que se ponían en
marcha a través de esas sensaciones los que lo elaboraban. El Mundo de las Ideas estaría
compuesto por lo que él denominó formas, es decir, estructuras reales que conforman el mundo y
que poseen una existencia independiente de las sensaciones que las constituyen. Según Platón,
las formas son reales, permanentes, inmutables y eternas (como el alma), mientras que las
sensaciones son inestables, se corrompen, decaen y mueren (como el cuerpo).
Aristóteles (385 a.C. - 322 a.C.) nació en Estagira (Tracia) y fue discípulo de Platón en la Academia
de Atenas durante unos 20 años. Sin embargo, descontento con la excesiva importancia que se
daba a las matemáticas en la Academia, decidió abandonarla para centrar sus estudios en la
biología, y trabajar como preceptor de Alejandro Magno.
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Muchos autores atribuyen a Aristóteles el paso del mito al logos, o lo que es lo mismo, la
superación del pensamiento mitológico, aún vigente con Platón, y la progresiva implantación de
formas de pensamiento racional (Ferrándiz-Lloret et al., 2014, p.21).
“Resulta, sin duda, necesario establecer en primer lugar a qué genero pertenece y qué es
el alma -quiero decir, si se trata de una realidad individual, de una entidad o si, al
contrario, es cualidad, cantidad o cualquier otra de las categorías que hemos distinguido-
y, en segundo lugar, si se encuentra entre los seres en potencia o más bien constituye
una cierta entelequia. La diferencia no es, desde luego, desdeñable. (…) Luego el alma
es necesariamente entidad en cuanto forma específica de un cuerpo natural que en
potencia tiene vida. Ahora bien, la entidad es entelequia, luego el alma es entelequia de
tal cuerpo. El alma es la entelequia primera de un cuerpo natural que en potencia tiene
vida” (Aristóteles, 2010).
En otro apartado de la misma obra, Aristóteles distingue entre vista, entendida como la mera
capacidad de ver, y visión, entendida como la actividad de ver. Metafóricamente, podría
compararse el alma con la vista y el cuerpo con el ojo.
“(…) Apliquemos ahora lo que hemos dicho a las diversas partes del cuerpo viviente. Si el
ojo fuera un ser vivo, su alma sería la vista. Ella es, sin duda, la entidad definitoria (o
forma) del ojo. Por su parte, el ojo es la materia de la vista. Si se pierde la vista, el ojo no
es tal ojo a no ser de palabra, como cuando denominamos así a un ojo pintado o
esculpido en piedra. Pues bien, lo que se aplica a las partes del cuerpo viviente debemos
aplicarlo también a la totalidad de éste, puesto que entre la potencia (órgano) sensorial
considerada en su totalidad y el conjunto del cuerpo que siente considerado como tal,
debe existir la misma relación que hay entre sus respectivas partes. Por lo demás, lo que
posee en potencia la capacidad de vivir no es el cuerpo que ha perdido el alma, sino el
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que la conserva. Tampoco poseen tal capacidad la semilla y el fruto, que sólo
potencialmente constituyen un cuerpo de esta clase. El estado de vigilia es entelequia en
el mismo sentido en que lo son la visión o el acto de cortar con el hacha, mientras que el
alma es entelequia en el mismo sentido en que lo son la vista o la capacidad de la
herramienta para cortar. El cuerpo es lo que es sólo potencialmente, pero igual que la
pupila del ojo y la vista constituyen el ojo, así en el otro caso el alma y el cuerpo
constituyen un ser vivo” (Aristóteles, 1983).
Para él, el alma o la psique no procede del Mundo de las Ideas, como defendía Platón, sino que
forma parte de la naturaleza en la que participan todos los seres, y por tanto pertenece al Mundo
Sensible, o mundo de sustancias. El alma es la organización del cuerpo vivo, lo que le dota de vida
y le diferencia de un cuerpo inerte. De este modo, un cuerpo con alma tiene capacidad de llevar a
cabo las funciones vitales, la vida. El alma no sería, por tanto, un espíritu separable del cuerpo,
como defendía Platón, pues no puede existir sin el cuerpo ya que este es su forma, su estructura.
Aristóteles argumenta que hay tres tipos de alma, que se organizaban además de una manera
jerárquica (tabla 2.1):
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Denominada así por ser propia de los vegetales, de las plantas, y presente en
Alma vegetativa todos los seres vivos. Asume funciones básicas para el mantenimiento de la
vida: funciones sensitivas y control del movimiento local.
Sería propia y característica del ser humano, el alma que lo distingue del resto
de los seres vivos. Las funciones racionales consisten en la propia capacidad de
Alma racional
conocimiento. Aristóteles define al hombre como un alma racional, aludiendo al
alma que le es propia.
Aristóteles fue uno de los primeros filósofos griegos en adoptar una aproximación inductiva
observacional en su trabajo. De las observaciones de sus propios procesos cognitivos, desarrolló
algunos principios básicos de la memoria humana que hoy en día siguen siendo fundamentales
para las explicaciones contemporáneas respecto al funcionamiento de la memoria. En su tratado
De Memoria et Reminiscentia (“Concerniente a la memoria y la reminiscencia”) recoge sus
observaciones sobre algunos factores que afectan a cómo recordamos las cosas:
23
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Para Aristóteles los recuerdos reflejan nuestras experiencias en el mundo. Las experiencias, por
su parte, son las responsables de los contenidos de la mente, ya que sin ellas nuestras mentes
estarían en blanco.
Estos planteamientos de los filósofos griegos dominaron el pensamiento occidental durante siglos,
Los planteamientos de los filósofos griegos, con especial influencia de las ideas de Aristóteles,
habían acercado el estudio del hombre a la naturaleza, al considerarlo como un elemento más de
ella. Sin embargo, el carácter espiritual y místico del hombre, con el alma como ente
independiente del cuerpo físico, cobró nuevamente protagonismo en un momento de la Historia
dominado por el creciente poder e influencia del cristianismo en Europa: la Edad Media.
La Edad Media, como es sabido, fue dominada por los valores religiosos y estuvo regida por el
teocentrismo, una doctrina o visión del universo que considera a Dios o a la divinidad como el
centro de la realidad y de todo el pensamiento y la actividad humana. Las cuestiones psicológicas
fueron tratadas, por tanto, por hombres de fe y religiosos. Para los pensadores de la época
medieval el primer problema es la existencia del mundo en sí mismo, es decir, el que Dios haya
creado todo cuanto existe. El problema consiste en comprender la realidad del hombre frente a
Dios, el cual se manifiesta en forma de revelación y se hace patente en la intimidad, en el alma
humana. De ahí, que el hombre medieval reflexione sobre sí mismo y que busque en el mundo los
rastros del plan creador de Dios. Con este telón de fondo común, la filosofía siguió dos
orientaciones principales: la de Agustín de Hipona y la de Tomás de Aquino.
24
Agustín de Hipona (354 d.C. - 430 d.C.) o San Agustín, fue el máximo pensador del cristianismo del
primer milenio y tuvo una gran influencia en el desarrollo de la filosofía y la teología posteriores
(figura 2.7).
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Suele considerarse a Agustín de Hipona como el autor que llevó a cabo por primera vez de una
forma plena la integración de la filosofía griega y la religión cristiana.
Nacido en Tagaste (Numidia), estudió retórica en Cartago y dedicó buena parte de su juventud y
primeros años de madurez a la enseñanza de esta disciplina. De naturaleza curiosa, desde su
juventud se dedicó de lleno al estudio de la filosofía, y en una búsqueda incansable de
conocimiento pasó de una escuela filosófica a otra sin encontrar verdadera respuesta a sus
inquietudes. En el 386 se convierte al cristianismo e inicia entonces una intensa actividad como
escritor, siendo un autor muy prolífico y dejando numerosas obras, que tuvieron una gran difusión
y calado en la época gracias al desarrollo de métodos más sofisticados de escritura y al uso, cada
vez más extendido, de libros o volúmenes de hojas cosidas en lugar de los rollos de pergamino que
se habían utilizado hasta el momento.
Ordenado sacerdote en el 391, San Agustín fue consagrado al poco tiempo como obispo de
Hipona, ciudad norteafricana donde moriría años más tarde tras 30 años de labor episcopal.
Su obra más conocida, “Confesiones”, recoge una autobiografía y multitud de reflexiones sobre
sus propias emociones, pensamientos, motivos y memorias. Esta obra supone una gran
contribución a la Historia de la Psicología al recoger una minuciosa descripción de la psique de un
hombre llevada a cabo desde la intimidad, como reducto interior subjetivo susceptible de
observación, descripción y análisis, desde la introspección, la reflexión acerca de uno mismo y de
la propia existencia del yo. Puede decirse que la obra agustiniana ha contribuido a sentar las
bases de una tradición introspectiva que, con mayor o menor presencia según las épocas y los
lugares, se ha mantenido viva en psicología hasta nuestros días (Ferrándiz-Lloret et al., 2014,
p.33). Entre sus líneas, podemos encontrar fragmentos como el que sigue:
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
“Una vez allí, pido a la memoria que me traiga lo que quiero. Algunas cosas se presentan
al momento; otras tengo que buscarlas durante más tiempo y sacarlas como de unos
escondrijos más secretos. Otras se presentan como en tropel, y cuando quiero buscar
otra cosa se me ponen delante, como diciendo: “¿Somos por ventura nosotras las que
buscas?”. Yo las aparto de mi memoria con la mano del corazón, hasta que se hace claro
lo que quiero y salta desde su escondite a mi vista.
(…) Todo esto lo tengo dentro de mí, en el ámbito inmenso de mi memoria. En ella se me
ofrecen el cielo, la tierra y el mar, junto con todas las cosas que he percibido en ellos por
medio de mis sentidos, a excepción de las ya olvidadas. En la memoria me encuentro
también conmigo mismo. Me acuerdo de mí y de lo que hice, cuándo y cómo lo hice, y de
los sentimientos que tenía entonces.
(…) ¿Cómo, entonces, estos hechos entraron en mi memoria? ¿Por dónde entraron? No
lo sé. Cuando los aprendí, no les di crédito por testimonio ajeno. Simplemente los
reconocí en mi alma como verdaderos y los aprobé, para después encomendárselos
como en depósito y poder sacarlos cuando quisiera. Por lo tanto, debían estar en mi alma
incluso antes de que yo los aprendiese, aunque no estuviesen presentes en la memoria.
Agustín de Hipona anticipa a Descartes al sostener que la mente, mientras que duda, es
consciente de sí misma: Si enim fallor, sum (“Si me engaño, existo”). Siguiendo las ideas de los
filósofos de la Antigua Grecia, en especial de Platón, Agustín de Hipona defendía el carácter
trascendental y espiritual del hombre, con el alma como aspecto peculiar que le es propio y es
distinto de su cuerpo físico, y el cual debe emprender la búsqueda de la verdad desde la intimidad,
desde el interior de uno mismo, guiado por Dios. De hecho, el interés último de este tipo de
indagación no era para Agustín de Hipona otro que el de facilitar el camino al conocimiento de
Dios. Este pensamiento, alejado del estudio “natural” del hombre, predominó en los primeros
tiempos de la Edad Media.
Tenemos que avanzar casi 800 años en la historia, hasta el siglo XIII, para que la orientación
naturalista en la concepción del ser humano propuesta por Aristóteles fuera retomada,
concretamente, de la mano de Tomás de Aquino (figura 2.8).
Tomás de Aquino (1225-1274), o Santo Tomás, nació en una familia de linaje noble y se formó en
las Universidades de Nápoles y París, consagrando toda su vida al estudio de la teología y la
filosofía, influido principalmente por su maestro parisino: Alberto Magno.
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Figura 2.8. Tomás de Aquino (1225-1274).
Es considerado el gran filósofo de la cristiandad, y con sus trabajos se convirtió en uno de los
principales representantes de la Escolástica, una corriente teológica y filosófica que trató de
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adaptar los principios de la filosofía grecolatina clásica a los principios de la religión cristiana.
Tomás de Aquino se basó en las ideas aristotélicas y trató de conciliarlas con las creencias básicas
del cristianismo, tales como la inmortalidad del alma y la creación. El ser humano sería, por tanto,
un compuesto sustancial de alma y cuerpo, representado el alma la forma y el cuerpo la materia
de dicha sustancia, donde uno no tiene sentido sin el otro, y ambos juntos conforman al hombre.
No es el alma quien piensa, ni el cuerpo quien siente. Es la persona, con alma y cuerpo, quien
piensa, quiere, siente o actúa.
“No existe conocimiento de cosa alguna más excelente que el del alma, ni más grato, ni
más admirable, ni que procure tanto provecho para los asuntos más importantes. En
efecto, como el alma es el ser más excelente de cuantos han sido creados bajo el cielo, y
hasta más preciado y excelente que los mismos cielos, de ahí que estimemos en gran
precio cuantas enseñanzas podamos aprender acerca de ella. (…) Además, puesto que
en ella está la fuente y origen de todos nuestros bienes y males, nada hay más
provechoso que conocerla adecuadamente (…), puesto que no podrá gobernar su espíritu
y mantener la posesión de sí mismo para obrar el bien quien personalmente no se haya
examinado” (Juan Luis Vives, 1492 - 1540)1.
1. Juan Luis Vives (1492-1540) fue un destacado humanista, filósofo y pedagogo español. Sus reflexiones y
acercamiento empírico al estudio del alma humana tuvieron una gran influencia en la formación psicológica de
Descartes, iniciador de las corrientes filosóficas de la modernidad.
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
En esta nueva visión del universo se enmarcan las dos posturas principales de la época: el
racionalismo y el empirismo. Ambas visiones fueron esenciales en la psicología filosófica de la
etapa moderna, ya que con su influencia sentaron las bases que posibilitaron el nacimiento de la
psicología científica. Es en este momento cuando la psicología deja de centrarse en el alma y en
“¿Qué soy, pues? Una cosa que piensa. ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que
duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere y, también, imagina y siente”
(Descartes, 1991, p.137).
René Descartes (1596-1650) fue un destacado matemático y filósofo francés (figura 2.9). Durante
su juventud, la posición acomodada de su familia le permitió seguir realizar multitud de viajes por
Europa en los que estudió y se nutrió de diversas fuentes. A su regreso, se estableció en París y
más tarde, ya de modo definitivo, en Holanda, donde se dedicó a estudiar y a elaborar una nueva
filosofía basada en el uso de la razón como única vía de acceso al conocimiento.
28
Además de sus aportaciones en otros campos, como las matemáticas, sus ideas contribuyeron a
la formulación del racionalismo, que acentúa el papel de la razón y la lógica en la adquisición del
conocimiento. Según Descartes, ciertas verdades universales evidentes eran innatas, no
derivadas de la experiencia, y a ellas se llega por medio de la razón. En su obra Discours de la
méthode (“Discurso del método”, 1637), trató de adoptar un método riguroso y científico, basado
en las matemáticas, que permitiera unificar todas las ciencias en una sola. Para esto, Descartes
creyó necesario determinar las reglas lógicas universales a las cuales debería ajustarse todo
razonamiento:
1. Evidencia: sólo es verdadero aquello evidente, es decir, que se presente tan clara y
distintamente que no haya ocasión de ponerlo en duda.
2. Análisis: las cuestiones complejas que se han de examinar han de dividirse en el mayor
número de partes posibles y necesarias para su mejor solución.
3. Deducción o síntesis: los pensamientos han de ordenarse empezando por los objetos más
simples y fáciles de abordar, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el
conocimiento de los más complejos.
4. Comprobación: una vez llegado al conocimiento, revisar el proceso con la finalidad de estar
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Para Descartes el pensamiento (cogito) es la prueba final de la existencia, el propio acto de pensar
(cogito, ergo sum), dado que ni siquiera el escéptico puede negar la existencia del pensamiento,
porque esta negación sería, en sí misma, un pensamiento. No se puede dejar de pensar, porque
se dejaría de existir. Escribió:
“Noté que mientras estaba tratando de pensar que todo es falso, fue necesario que yo,
quien estaba pensando en eso, fuera algo. Y la observación de esta verdad: 'Yo estoy
pensando, luego existo' era tan firme y segura que todas las demás suposiciones
extravagantes sobre lo escéptico eran incapaces de sacudirla. Decidí que podía
aceptarlo sin ningún escrúpulo como el primer principio de la filosofía que estaba
buscando” (Descartes, 1637; citado en Cottingham et al., 1985).
• Cogito (res cogitans o cosa pensante): la mente es diferente del cuerpo, es inextensa, libre y
carente de sustancia, específicamente humana. Se refiere al hecho psicológico de una
conciencia de sí mismo. Constituye la sede del conocimiento.
• Cuerpo (res extensa): el cuerpo es extenso, limitado y tiene sustancia. Es pura materia
inanimada, sometida a principios y leyes mecánicas, como una máquina de cierta
complejidad. Descartes admite, también, que pueda llevar a cabo algunas funciones en las
que no es necesario la intervención de la mente: por ejemplo, no tenemos que desear la
digestión de la comida, o pensar en coger y soltar aire con cada respiración, o en cada latido
29
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
del corazón, sino que el cuerpo se encarga de estas funciones de manera independiente de
la mente.
Según Descartes, el cuerpo humano forma parte de la res extensa, aunque debe interactuar de
algún modo con la res cogitans, definida ésta en términos puramente espirituales.
Descartes propuso, además, que la interacción entre cuerpo y mente se producía en una
estructura del tamaño de un guisante ubicada en la base del cerebro: el conarium o la glándula
pineal (figura 2.10). Llegó a esta conclusión tras observar que, mientras la mayoría de las
estructuras cerebrales se presentaban por pares y se distribuían igualmente en ambos
hemisferios cerebrales, la glándula pineal era única y ocupaba un lugar central en el cerebro y, por
tanto, una estructura unitaria parecía el lugar lógico donde ocurrían las interacciones entre la
mente y el cuerpo. Descartes creía que en esta pequeña glándula la sangre se convertía en
“espíritus animales” y se distribuía a través de los nervios hacia todo el cuerpo, participando en
funciones como los movimientos corporales, la imaginación o la memoria. Aunque en su momento
Descartes no supo describir de qué forma se produciría esta interacción entre mente y cuerpo, o
cuáles eran las funciones concretas de la glándula pineal, hoy en día sabemos que regula la
secreción de melatonina, una hormona implicada en la regulación del ciclo sueño-vigilia, y que
también interviene en otras funciones vitales como el hambre, la sed o el deseo sexual.
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“El hombre es un ser racional y continuamente está en busca de la felicidad que espera
alcanzar mediante la gratificación de alguna pasión o sentimiento. Rara vez actúa, habla
o piensa sin una finalidad o intención” (David Hume, 1711-1776).
El empirismo británico tiene en John Locke (1632-1704) (figura 2.11) su figura más importante y
representativa. Locke estudió filosofía, medicina y ciencias naturales en la Universidad de Oxford,
y se relacionó con algunas de las principales personalidades de la ciencia del momento,
estableciendo la Royal Society. Retirado en Francia, en 1675, comienza allí la redacción de su
obra más relevante: “Ensayo sobre el entendimiento humano” (1689), la cual marcó el inicio
formal del empirismo británico y tuvo un gran peso en la historia de la psicología (Ferrándiz-Lloret
et al., 2014, p.72).
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“Supongamos que la mente es, como nosotros decimos, un papel en blanco, vacío de
caracteres, sin ninguna idea: ¿cómo se llena? ¿de dónde procede el vasto acopio que la
ilimitada y activa imaginación del hombre ha grabado en ella con una variedad casi
31
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
infinita? A esto respondo con una palabra: de la experiencia. En ella está fundado todo
nuestro conocimiento, y de ella se deriva todo” (Locke, 1689, citado en Locke, 1975, p.
104).
“En primer lugar, nuestros sentidos, al ocuparse de los objetos sensibles concretos,
transmiten a la mente varias percepciones distintas de las cosas de acuerdo con los
diversos modos en que esos objetos les afectan. Así accedemos a las ideas que tenemos
de lo amarillo, lo blanco, lo caliente, lo frío, lo blando, lo duro, lo amargo, lo dulce, y a
todas las llamadas cualidades sensibles. Al decir que los sentidos las transmiten a la
mente, lo que quiero decir es que ellos, desde los objetos externos, transmiten a la
mente lo que produce en ella esas percepciones. A esta gran fuente de la mayor parte de
las ideas que tenemos, que dependen totalmente de nuestros sentidos y son enviadas
por ellos al entendimiento, la llamo sensación.
Inspirándose en Aristóteles, Locke propone que al nacer la mente humana es una Tabula rasa u
hoja en blanco donde no hay nada, y en la cual se van escribiendo las experiencias derivadas de la
percepción sensorial a medida que la vida de una persona prosigue. El conocimiento, las ideas, ya
sean simples (primarias) o complejas (secundarias), no derivan de la intuición o de una actividad
discursiva, sino que serían el resultado de nuestra experiencia generada a través de la confluencia
de dos surtidores de ideas:
• Sensaciones: provenientes del contacto con objetos externos, percepciones a través de los
sentidos.
• Reflexiones: proveniente de las operaciones internas mentales, como los pensamientos, las
memorias de hechos pasados, etc.
Por ejemplo, en la presencia de una flor nosotros vemos su color, olemos su fragancia, y sentimos
su contacto. Todas estas sensaciones, conforman en nosotros una idea: flor. Pero también
podemos reflexionar acerca de ella; pensar en la flor cuando no está presente de forma física. De
32
esta forma también tenemos ideas sobre la flor que son independientes de las sensaciones, sino
que provienen de las reflexiones.
La sensación sería, por tanto, el fenómeno básico de la vida mental, y la reflexión, por su parte, la
toma de conciencia que acompaña a cada una de estas sensaciones. Toda idea en la mente fue
alguna vez una sensación o una reflexión: no hay nada en el entendimiento que antes no haya
estado en los sentidos.
Con esta propuesta, Locke da un paso definitivo en el abandono del sustancialismo psicológico.
Transforma el cogito cartesiano, entendido como sustancia, como ente metafísico, en una función
psíquica: la conciencia de ser uno mismo. Esta teoría de la mente propuesta por Locke es
frecuentemente citada como el origen de las concepciones modernas de la identidad y del yo, que
aparecen en las obras de filósofos posteriores. Locke fue el primero en definir el yo como una
continuidad de la conciencia.
Llegando al siglo XVIII, la propuesta del filósofo escocés David Hume (1711-1776) puede
considerarse como una transición entre los empiristas y los asociacionistas británicos (figura
2.12). Tras abandonar la carrera de Derecho, Hume se dedicó de lleno a la filosofía y obtuvo la
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Tomando como punto de partida la propuesta empirista de Locke, Hume cree que no hay
conocimiento más allá de la experiencia, y se centró en el estudio los componentes de la mente y
las leyes que describieran cómo se conectaban o combinaban dichos componentes. Según él, el
conocimiento humano es el resultado de las asociaciones entre sensaciones.
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
• Impresiones: son aquellas percepciones que derivan del contacto directo con la realidad
exterior, a través de los sentidos, y entran con más fuerza en la mente. Además, pueden ser:
Simples: una sensación no descomponible (átomos de la vida mental).
Complejas: asociación de percepciones que puede descomponerse en percepciones más
simples. La mayoría de las impresiones serían complejas, puesto que estamos
continuamente expuestos a multitud de sensaciones simples a través de los sentidos.
• Ideas: son las imágenes débiles o menos vívidas de las impresiones, de las que somos
conscientes cuando reflexionamos sobre alguna de las sensaciones anteriores, cuando
pensamos y razonamos. A cada idea le corresponde, por tanto, su impresión; es decir, nos
resulta imposible pensar en nada que no hayamos sentido con anterioridad.
Uno de sus planteamientos es que las ideas complejas se forman a partir de ideas más simples,
que se combinan y asocian de acuerdo a tres leyes o principios de asociación: semejanza,
contigüidad, ya sea temporal o espacial, y causalidad, estableciendo relaciones de causa y efecto.
Este concepto de asociación para describir el funcionamiento de algunos fenómenos mentales ya
había sido anteriormente empleado por Platón y, sobre todo, por Aristóteles, que en sus tratados
dejó indicios de las leyes de asociación de ideas (semejanza, contraste y contigüidad). Es,
“Una conclusión metafísica es, o bien una conclusión falsa, o una conclusión
experimental que se mantiene oculta” (Hermann Von Helmoltz, 1877).
Además de la filosofía, la fisiología es una de las ciencias que más ha contribuido a la Historia de
la psicología. Durante el siglo XIX experimentó grandes progresos, muy especialmente en el
avance del conocimiento del sistema nervioso, los cuales tuvieron una enorme repercusión sobre
la psicología, ya que aportaban datos que ayudaban a desentrañar la naturaleza del ser humano.
Algunos autores, incluso, afirman que la nueva psicología se gestó en los laboratorios de fisiólogos
y anatomistas.
A finales del siglo XVIII, de la mano del neuroanatomista y fisiólogo alemán Franz Joseph Gall
(1758-1828) (figura 2.13), surgió lo que más tarde sería conocido como frenología, un movimiento
científico basado en la creencia de que importantes rasgos del carácter pueden ser descubiertos
a partir del estudio de la forma del cráneo. Según la frenología, las facultades y funciones
34
mentales se localizan en áreas específicas de la superficie del cerebro y determinan el
comportamiento humano. El cerebro quedaría así organizado y dividido en diferentes zonas más o
menos desarrolladas según lo estuviera también la función o facultad asociada a las mismas, y
encapsulado de forma hermética en el cráneo (figura 2.14).
35
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Según Gall, la forma exterior del cráneo corresponde a la forma interior del cerebro, que está
determinada desde la niñez. Las facultades muy desarrolladas darían lugar a un engrosamiento
de la zona cerebral donde se localiza su función, y causaría una pequeña protuberancia sobre el
cráneo. De igual manera, las zonas menos desarrolladas podrían llegar a causar pequeñas
hendiduras. En consecuencia, la medición o palpación del cráneo (craneoscopia) podía revelar la
calidad de las funciones mentales subyacentes.
Aunque gozó de cierta popularidad durante el siglo XIX, el análisis de Gall sobre las funciones del
cerebro y la propia frenología quedaron en el olvido y no recibieron ninguna atención durante el
siglo XX, hasta ser considerado hoy en día como una pseudociencia. Sin embargo, aunque su
punto de vista fuera erróneo, tuvo un importante papel histórico y contribuyó a impulsar el
pensamiento científico y a establecer el cerebro como órgano de la mente, con determinadas
áreas ligadas a funciones específicas.
En una de sus obras, “Sobre las funciones del cerebro y sus partes” (1825), Gall escribió:
Por otra parte, entre los siglos XVIII y XIX el interés por el funcionamiento del cuerpo humano había
ido en aumento, y numerosos anatomistas, fisiólogos, químicos y médicos se interesaron por el
estudio del sistema nervioso, coincidiendo en identificarlo como el órgano central de las funciones
humanas. En términos generales, se había venido trabajando bajo el supuesto de que todos los
nervios tenían una misma naturaleza morfológica y una misma función: transmitir los impulsos
nerviosos entre el cerebro y el resto de los órganos. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX se
demostró experimentalmente la distinción estructural y funcional de los nervios que transmiten
los impulsos nerviosos desde y hacia el cerebro. Aunque trabajaron de manera independiente, los
anatomistas Charles Bell (1774-1842) y François Magendie (1783-1855), constataron y
publicaron, casi a la vez, la constatación de que las raíces espinales anteriores contienen
únicamente fibras motoras, y las raíces espinales posteriores sólo fibras sensoriales, de manera
que los impulsos nerviosos se llevan a cabo en una sola dirección desde o hacia el cerebro en
cada caso. Este descubrimiento, conocido posteriormente con el nombre de Ley de Bell-Magendie
supuso la distinción entre (figura 2.15):
36
• Fibras aferentes: vías ascendentes, sensitivas. Estos nervios sensoriales estarían
conectados con la médula en sus raíces posteriores y transmiten los impulsos nerviosos
desde el ambiente externo hacia el interior del organismo y el cerebro.
• Fibras eferentes: vías descendentes, motoras. Los nervios motores estarían conectados a la
médula espinal por sus raíces anteriores y transmiten impulsos nerviosos desde el cerebro
hacia la periferia.
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Figura 2.15. Fibras aferentes (sensitivas) y eferentes (motoras) del Sistema Nervioso.
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Es decir, cada uno de los nervios sensoriales podía, de manera exclusiva, transmitir un tipo de
sensación específica correspondiente al órgano sensorial con el que estaba vinculado: si se
estimula un nervio visual, tendremos sensaciones visuales, si se estimulan nervios especializados
en provocar sensaciones de calor, tendremos calor, independientemente de si el estímulo es luz o
A partir de la contribución de Müller proliferaron numerosos estudios científicos sobre los órganos
sensoriales y el proceso de la percepción. El fisiólogo alemán Hermann Von Helmholtz (1821-
1894) (figura 2.17), considerado uno de los grandes científicos del siglo XIX, aceptó la Ley de
Müller y la completó añadiendo que la mente “interpreta” los estímulos sensoriales mediante
procesos inconscientes y automáticos, de manera que la voluntad no participa del proceso de
percepción.
Según Helmholtz, las experiencias explican las percepciones. Es decir, la percepción (visual) de un
objeto no responde a una intuición innata, sino aprendida, aunque el sujeto no sea consciente de
haberse dado dicho aprendizaje. Diferenció entre dos procesos para explicar cómo recibimos la
información del mundo exterior:
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“(…) Cuando se estimulan los mecanismos nerviosos que tienen sus terminaciones en la
zona derecha de la retina de los dos ojos, normalmente nuestra experiencia (repetida en
nuestra vida un millón de veces) ha sido que teníamos ante nosotros un objeto luminoso
a la izquierda. Debíamos levantar la mano hacia la izquierda para taparnos la luz o para
asir el objeto luminoso; o teníamos que movernos hacia la izquierda para acercarnos a él.
Así pues, aunque en estos casos no se dé una conclusión consciente determinada, sí que
se ha cumplido en cambio la función esencial y originaria de semejante conclusión y se
ha alcanzado su resultado, sencillamente, claro está, mediante los procesos
inconscientes de asociación de ideas que tienen lugar en el oscuro fondo de nuestra
memoria” (Helmholtz, 1978, pp. 191-192).
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Para Helmholtz nuestra percepción del mundo exterior incluye, no sólo esquemas de las
sensaciones producidas en el mismo momento en que se estimula el órgano sensorial, sino
también imágenes derivadas de impresiones anteriores. Lo que percibimos en un momento dado
sería, por tanto, una combinación de pasado y presente.
Este interés por estudiar cómo percibimos el mundo exterior a través de los sentidos, llevó a los
fisiólogos del siglo XIX a desarrollar nuevas metodologías de estudio para manipular la
estimulación exterior y así poder observar los cambios que se producían en las sensaciones. Se
iniciaba así la experimentación en condiciones controladas de laboratorio.
Uno de los máximos representantes de esta nueva forma de estudio fue el alemán Gustav Theodor
Fechner (1801-1887) (figura 2.18). Formado en medicina y cirugía, dedicó su vida al estudio de la
física en la Universidad de Leipzig. A raíz de una profunda crisis personal, se interesó por los
conceptos filosóficos del alma y el cuerpo, y comenzó a desarrollar la disciplina que él mismo
denominó psicofísica, en la que trató de aunar sus conocimientos sobre física y filosofía con el
objetivo de hallar una base científica o experimental de la relación entre la mente y el cuerpo. En
sus propias palabras, Fechner define la psicofísica como sigue:
“La realidad de las relaciones funcionales entre el cuerpo y el alma es algo que suele ser
admitido generalmente por todos, pero en cambio el problema de las razones, sentido e
implicaciones de esta realidad es una cuestión todavía no resuelta.
39
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
Dejando aparte los puntos de vista metafísicos, los cuales pertenecen a la esencia, y no
al fenómeno o apariencia, la psicofísica pretende determinar con toda exactitud posible
las relaciones funcionales reales existentes entre los dominios fenoménicos del cuerpo y
del alma.
En la que fue considerada su obra más representativa, Elemete der Psychophysik (Elementos de
Psicofísica, 1860), Fechner pensó que los hechos conscientes y las reacciones corporales, aunque
no pueden reducirse unos a los otros, son las dos caras de una misma moneda. Para Fechner, el
aspecto mental o psíquico, las sensaciones, no podían medirse directamente, ya que no disponía
de ninguna unidad de medida de los estados mentales, pero sí de manera indirecta mediante su
manifiesto físico, es decir, la respuesta del individuo a dichas sensaciones, su umbral sensorial.
Siendo el interés de Fechner la cuantificación de estos fenómenos, su mayor contribución a la
psicología científica fue el desarrollo de métodos sistemáticos y rigurosos de experimentación,
denominados métodos psicofísicos, que posteriormente dieron pie a numerosos estudios.
El objetivo que perseguía Fechner en sus experimentos era determinar la relación entre la
magnitud física del estímulo y la intensidad subjetiva de la respuesta, ya que para poder captar un
estímulo éste debe poseer una magnitud suficiente para estimular el órgano sensorial, ser
percibido y generar una respuesta. Se centró Fechner en el estudio de los umbrales, que
previamente habían sido descritos por el psicólogo alemán Heinrich Weber (1795-1878). Notó
Fechner que el estímulo y la sensación no aumentaban en la misma proporción: si nos
encontramos en una habitación en penumbra, iluminada únicamente por la luz tenue de una vela,
y encendemos otra vela, enseguida notaremos la diferencia. Sin embargo, si estamos en una
habitación bien iluminada por dos docenas de velas encendidas, y encendemos una vela más, el
cambio de iluminación apenas será percibido. Basándose en esta idea desarrolló la Ley
40
Psicofísica de Weber-Fechner, la cual establece la relación cuantitativa entre la magnitud del
estímulo físico y cómo éste es percibido: “Si un estímulo crece en progresión geométrica, la
percepción evolucionará en progresión aritmética. El menor cambio discernible en la magnitud de
un estímulo es proporcional a la magnitud del estímulo”.
Tras varios estudios describió dos tipos de umbrales en la percepción de las sensaciones: el
umbral absoluto, que define los límites -mínimo y máximo- de la percepción o la magnitud de
estímulo necesaria para que éste sea percibido (mínimo) o deje de ser percibido (máximo), y el
umbral diferencial, referido a la capacidad discriminativa de los sentidos (tabla 2.2).
Umbral Definición
Los éxitos obtenidos por Fechner y Helmholtz, entre otros, forman parte esencial del embrión que
dio lugar al nacimiento de la psicología científica y supusieron una clara inspiración a psicólogos
como Wundt, siendo los verdaderos precursores de la psicología experimental contemporánea. De
hecho, la psicofísica y sus métodos de estudio continúan siendo, hoy en día, una útil herramienta
científica.
“No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el
que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio” (Charles Darwin, 1869).
Desde los filósofos de la Antigua Grecia hasta finales del siglo XVII, la historia del universo se
había planteado desde una perspectiva “fixista”, que consideraba a los seres vivos invariables e
inmutables desde el origen del mundo (algunos tratarán de volver a esta perspectiva fixista con el
creacionismo, que defiende que los seres vivos han surgido de un acto creador divino, y no son
fruto de la evolución). A partir del siglo XVIII, se comenzó a dudar de este planteamiento y
surgieron diversas teorías que aceptaban cierto cambio o progreso en los seres a lo largo de su
existencia.
El primero en proponer una teoría evolutiva aplicada a los seres vivos fue el francés Jean Baptiste
Lamarck (1744-1829) que argumentó que los organismos cambiaban cuando, de forma
imprevista, el medio al que están adaptados cambia y se ven obligados a modificar el uso de sus
recursos, bien buscando unos nuevos, o bien abandonando los que ya no son útiles. Este
41
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
planteamiento fue conocido como “ley del uso y del desuso”. Aunque en un principio fue
rechazada, esta propuesta dio paso al evolucionismo, que sería después enormemente
desarrollado.
Charles Darwin (1809-1882) (figura 2.19) nació en Gran Bretaña y estudió medicina en la
Universidad de Edimburgo y teología en la Universidad de Cambridge, completando
posteriormente sus estudios con otros de botánica, biología y geología. Entre 1831 y 1836
participó en una expedición por diversos países y recogió infinidad de información en sus diarios
de viaje y anotaciones de índole científica relativas a la biología, geología y antropología. Estas
observaciones servirán a Darwin como base para construir su Teoría de la Evolución, que lo
convertirá una de las figuras más influyentes en el pensamiento del siglo XIX.
Tal como recogió en una de sus obras más importantes, “El origen de las especies” (1859), todas
las especies de seres vivos han evolucionado a partir de un antepasado común mediante un
proceso de selección natural, de forma que la diversidad que se observa en la naturaleza se debe
a las modificaciones acumuladas por la evolución a lo largo de las sucesivas generaciones.
Escribió:
“(…) como de cada especie nacen muchos más individuos de los que puedan sobrevivir y
como, consiguientemente, hay que recurrir con frecuencia a la lucha por la existencia, se
deduce que cualquier ser, si varía, aunque sea levemente, de algún modo provechoso
para él, bajo las complejas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá mejores
probabilidades de sobrevivir, y de ser así seleccionado naturalmente. Según el vigoroso
principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su forma nueva y
modificada.
42
A partir de sus estudios, Darwin propone una Teoría de la Evolución, que explicaría el origen
común de todas las especies animales y el proceso por el cual han ido sucediéndose los cambios
y adaptaciones a lo largo de los años (tabla 2.3).
Por su contribución a la Historia de la Psicología, destaca también la obra “La expresión de las
emociones en el hombre y en los animales” (1872), en la que Darwin trató de determinar los
gestos con los que los humanos y algunos animales, principalmente pájaros y mamíferos,
expresamos las diferentes emociones. Darwin reconocía cierto valor universal en la expresión
facial de las emociones, según la cual seres de razas muy distintas, tanto humanos como
animales, expresan estados mentales similares con los mismos movimientos. Propuso que ciertos
comportamientos emocionales humanos son herencia de comportamientos que fueron útiles en
la vida animal anterior. Por ejemplo, lo que hoy sería un gesto facial de desprecio o cólera, en una
época anterior (animal) podía haber sido una preparación para morder.
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Las ideas de Darwin supusieron el inicio de la moderna Psicología comparada, que emplea
modelos animales no humanos para investigar sobre el comportamiento o la vida mental.
Principio Descripción
Lucha por la El medio dispone de recursos finitos y limitados, por lo que los individuos
supervivencia han de pelear para acceder a ellos y sobrevivir.
Las variaciones, los caracteres adquiridos, que han mostrado ser positivos
Herencia para la supervivencia tenderán transmitirse a través de la herencia a los
descendientes, y así propagarse.
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Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
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Resumen
45
Antecedentes filosóficos y epistemológicos: psicología
precientífica
46
Siglo XIX: el surgimiento de la
psicología como ciencia 3
“Así, pues, me parece, en definitiva, que el único camino que la Psicología puede tomar
es aquel que parte de los más elementales problemas de la vida anímica, los cuales se
hallan ocultos en los fenómenos de la percepción sensible (…)” Wilhelm M. Wundt, 1920.
Como hemos visto en los capítulos anteriores, esta joven ciencia, la Psicología, nace y se
desarrolla de la mano de otras disciplinas, tales como la filosofía, la anatomía, la biología o la
fisiología, y son muchos los autores que contribuyeron a darle su forma y a sentar sus bases.
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Desde el siglo XVIII, y a lo largo de todo el siglo XIX, había ido creciendo progresivamente el interés
por describir el funcionamiento del cuerpo humano y los procesos fisiológicos ligados a la
percepción sensorial, así como por desarrollar nuevos métodos experimentales que permitieran
abordar el estudio de estos procesos. Autores como Fechner o Helmholtz, y sus contribuciones al
estudio experimental de la percepción y al desarrollo de la psicofísica, posibilitaron que se
empezara a considerar la aplicación del método científico al estudio de la mente humana, de la
Psicología.
47
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
Wilhelm Maximilien Wundt (1832-1920) fue un filósofo, fisiólogo y psicólogo alemán, conocido
principalmente por ser considerado el fundador de la Psicología científica (figura 3.1). Se formó
teniendo a Müller como maestro en Berlín, y estuvo vinculado personalmente con Helmholtz y
Fechner, con quienes coincidió en Heidelberg y Leipzig, respectivamente. Otra fuente importante
de sus intereses fue la filosofía, y recibió influencias del asociacionismo inglés.
Pocos años después de graduarse, en 1858 Wundt entró a trabajar en el Instituto de Fisiología de
la prestigiosa Universidad de Heidelberg, como asistente del fisiólogo alemán Hermann von
Helmholtz, conocido por sus contribuciones al estudio de la percepción humana. A pesar del
entusiasmo inicial, Wundt se sintió pronto desilusionado, ya que el tipo de asistencia que le era
requerido se centraba más en tareas docentes, y apenas participaba activamente de la
investigación en laboratorio. No obstante, durante los años que trabajó como asistente de
Helmholtz, Wundt se formó y recibió influencias de la fisiología experimental y sus métodos de
estudio. En 1862 publicó su primer libro: “Contribuciones hacia una teoría de la
sensopercepción”, donde analiza las funciones sensoriales y desarrolla una teoría de la
percepción. Wundt ubica la psicología entre las ciencias físicas y las ciencias sociales, y utiliza el
método experimental para documentar cuestiones diversas del comportamiento y hacer de la
psicología una ciencia inductiva, experimental.
48
otoño de 1879, Wundt inició una serie de experimentos ajenos al curso que impartía, y puso así en
marcha el primer laboratorio de psicología experimental, dando lugar al surgimiento de la
psicología como ciencia (figura 3.2).
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Figura 3.2. Fotografías del edificio Konvikt, donde Wundt puso en marcha el primer laboratorio de
Psicología Experimental.
Entre 1873 y 1874 Wundt había publicado los dos volúmenes de su obra “Principios de Psicología
Fisiológica” como una síntesis entre la fisiología y la filosofía de la mente. Es importante aclarar
que, en este contexto, aún no debemos entender por “psicología fisiológica” el estudio de las
bases biológicas de la conducta humana, tal como la definimos actualmente, sino la concepción
que Wundt adoptó para este término, esto es, un área de conocimiento centrada en la
investigación de un ámbito fronterizo entre lo físico y lo mental, empleando para ello técnicas
49
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
experimentales análogas a las de la fisiología. En el prefacio de una edición posterior del libro
podemos leer:
“El libro que aquí presento al público es un intento por definir un nuevo dominio de la
ciencia. Estoy muy consciente de que la cuestión debe ser incorporada aun cuando el
momento todavía no es oportuno para tal empresa. La nueva disciplina se apoya en
fundamentos anatómicos y fisiológicos los cuales, en ciertos aspectos, están muy lejos
de ser sólidos; mientras que el tratamiento experimental de los problemas psicológicos
debe ser pronunciado desde cualquier punto de vista por estar en sus primeros
comienzos. Al mismo tiempo, los mejores medios para descubrir los espacios en blanco
que nuestra ignorancia ha dejado en la importante cuestión de una ciencia en desarrollo
son, como todos nosotros sabemos, tener un panorama general de su presente
condición” (Wundt, 1904, p.v. Citado en: Hotershall, 1997, pp.125-126).
“(…) primero, investigar aquellos procesos vitales [la conciencia] que, a medio camino
entre la experiencia interna y externa, requieren de la aplicación simultánea de ambos
métodos de observación, el externo y el interno. Segundo, arrojar luz sobre todos los
procesos vitales desde los puntos de vista conseguidos por las investigaciones en esta
área y, de esta manera, quizás, contribuir a una comprensión total de la existencia
humana. [Esta nueva ciencia] comienza con los procesos fisiológicos y comprende
demostrar cómo influyen éstos en el ámbito de la observación interna (…). El nombre de
psicología fisiológica (…) indica que la psicología es el verdadero tema de nuestra ciencia
(…). Si uno desea poner el acento en sus características metodológicas, se podría
denominar a nuestra ciencia psicología experimental, para distinguirla de la habitual
ciencia de la mente basada únicamente en la introspección” (Wundt, 1873, pp. 157-158.
Citado en: Leahey, 2005, pp. 490-491).
50
3.2.1. LA PSICOLOGÍA INDIVIDUAL O EXPERIMENTAL
Inicialmente, Wundt desarrolló un mayor interés por el estudio de los procesos inferiores,
especialmente los procesos perceptivos que daban como resultado representaciones mentales.
En este escenario, el objeto de estudio de la Psicología era la experiencia inmediata de la
conciencia, entendida ésta como el conjunto de experiencias conscientes vividas por una persona.
La Psicología aspira a estudiar toda esta experiencia, incluyendo todos los elementos que la
conforman. Lo mismo que los físicos o los anatomistas de la época trataban de analizar la materia
o el cuerpo humano reduciéndolos a sus elementos básicos, los átomos o las células en cada
caso, Wundt decidió que los psicólogos debían analizar la mente reduciéndola a los componentes
más básicos que la constituyen: sensaciones y sentimientos (tabla 3.1).
medidas y cuantificadas.
Wundt concebía la percepción como una experiencia inmediata, la entrada de una representación
mental a nuestra conciencia. Desarrolló además el término de apercepción, referido al proceso
que se ocupaba de mantener o trasladar dicha representación mental al centro de atención de la
conciencia. Así, lo que recibe atención es apercibido. De esta forma, el concepto de apercepción
se encuentra muy estrechamente ligado a la voluntad, entendida, según Wundt, como un
sentimiento de decisión o resolución que conduce a una acción manifiesta. La apercepción
requiere de la participación activa del sujeto y es, para Wundt, un acto de la voluntad con el que
controlamos y damos unidad sintética a nuestra mente. Es decir, para ver claro un contenido de la
conciencia, éste debía ser llevado al foco de atención mediante el uso de la voluntad por parte del
sujeto. De esta forma, la voluntad jugaba un papel primordial en los procesos de apercepción y en
todo el sistema psicológico, por lo que muchos, incluido el propio Wundt, consideraron esta
propuesta como voluntarista. En sus propias palabras:
“La psicología voluntarista no afirma en manera alguna que la voluntad sea la única
forma realmente existente del proceso psíquico, sino que simplemente afirma que la
voluntad con los sentimientos y las emociones con ella íntimamente conexos,
constituyen una parte de la experiencia psíquica tan necesaria como las sensaciones y
representaciones; afirma, además, que por la analogía del proceso volitivo debe
interpretarse todo otro proceso psíquico; esto es cual un hecho que siempre muda en el
tiempo, y no cual una suma de objetos persistentes como generalmente admite el
intelectualismo (…). Cuando llamamos psicología voluntarista a la dirección
estrictamente empírica que se contrapone a las tentativas de renovar la doctrina
metafísica que se caracteriza por los principios formulados más atrás, no debemos
olvidar que, en sí y por sí, este voluntarismo psicológico nada tiene que ver con ninguna
51
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
Según el esquema anterior, todo contenido de la conciencia, todo “evento psíquico” exhibe dos
dimensiones:
Para Wundt, el objeto de estudio de la Psicología no sería el mundo exterior en sí, sino los
procesos psicológicos a partir de los cuales observamos y experimentamos el mundo exterior, y a
los cuales podemos acceder mediante la introspección, la autoobservación experimental.
Wundt define la introspección, ya no como una serie de autorreportes, sino como un conjunto de
procedimientos objetivos, experimentales, estrictamente controlados, que comprendía
52
mediciones objetivas y cuantificables, como los tiempos de reacción o tasa de respuestas. Al
estudio de procesos como la atención, la memoria o la apercepción, Wundt aplicó la metodología
experimental propia de la fisiología, recurriendo especialmente a estudios cronométricos,
cuantificación de los tiempos de reacción y estudio de umbrales.
Aunque los trabajos atribuidos a Wundt son cuantiosos, su principal labor fue la dirección y tutoría
de estudiantes, los cuales llevaban a cabo el mayor peso de los experimentos.
En todo momento Wundt había defendido que la psicología experimental del individuo no podía
constituir una psicología completa, y a partir de 1900 centró su estudio en lo que él mismo había
considerado “la otra mitad de la psicología”, la psicología colectiva. Desde 1900 hasta pocos días
antes de su muerte en 1920, Wundt acometió la inmensa tarea de publicar su obra más extensa,
consistente en 12 volúmenes, con lo que él mismo había denominado Völkerpsychologie (lit. del
desarrollo de la humanidad; “Psicología de los pueblos”). En esta obra, Wundt elevó el método
comparado-histórico al mismo nivel que el método experimental, y se centró en el estudio del
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Según el propio Wundt, esta psicología colectiva ya no permitía el uso de métodos experimentales,
sino que requería de métodos descriptivos, más propios de las ciencias sociales, con el fin de
realizar una interpretación histórico-cultural de la realidad del individuo, y así inferir, a partir de
ella, el funcionamiento de los procesos psíquicos superiores. Se centró entonces Wundt en el
estudio de los productos de la mente colectiva, es decir, lenguaje, los mitos o las costumbres, que
a su vez pueden estar influidos por otros fenómenos sociales y culturales como la religión, las
leyes o el arte. Para Wundt, la enorme variedad sociocultural existente es un claro reflejo de las
distintas fases de la evolución mental y cultura del ser humano, desde las tribus más primitivas
hasta las sociedades más civilizadas.
53
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
Así, podemos considerar como la mayor contribución de Wundt a la psicología, más allá de teorías
o principios que pudieran llevar su nombre, el empuje que otorgó a la psicología como ciencia
independiente de la filosofía, su establecimiento como disciplina. Además, el enorme volumen de
estudiantes que acogió en sus instalaciones -se calcula que por el laboratorio de Leipzig pasaron
cerca de 24.000 alumnos- facilitó la difusión de este método científico al regresar éstos a sus
lugares de origen y fundar en ellos sus propios laboratorios. Durante sus años de docencia, Wundt
dirigió cerca de 200 tesis doctorales y escribió más de 500 publicaciones originales. Debemos
admitir, es cierto, que la mayoría e los sucesores de Wundt rechazaron su división de la psicología
en psicología individual y psicología de los pueblos, y fueron más numerosos los que se opusieron
a las ideas wundtianas que los que las continuaron, pero la influencia de Wundt en la difusión y
De entre los alumnos de Wundt en el laboratorio de Leipzig surgirán también algunos que fueron
figuras relevantes para la psicología: Titchener, Kraepelin, Külpe, Cattell, Durkheim, Spearman,
Sapir, entre otros.
Si bien la psicología como disciplina científica independiente surgió en Alemania, donde se habían
dado las condiciones óptimas que facilitaron su institucionalización y asentamiento en la
Universidad, fue en Estados Unidos donde obtuvo un crecimiento institucional mayor. A finales del
siglo XIX la psicología estadounidense puso en marcha la primera organización profesional activa,
la Asociación Americana de Psicología (del inglés, American Psychological Association, APA)
fundada en 1892 y considerada, aún en la actualidad, la mayor institución profesional de la
psicología en todo el mundo. También en pocos años se establecieron multitud de laboratorios de
psicología en las Universidades de Chicago, Clark, Columbia, Cornell, Harvard, Pennsylvania,
Winsconsin, Yale, etc., y se comenzaron a editar las primeras publicaciones periódicas (revistas)
dedicadas a la psicología general, experimental y aplicada.
54
3.4. ESTRUCTURALISMO FRENTE A FUNCIONALISMO
Edward Bradford Titchener (1867-1927) fue un psicólogo británico, formado también en filosofía y
fisiología, que se estableció posteriormente en Estados Unidos, donde llegó a ser considerado el
impulsor definitivo de la psicología experimental americana (figura 3.4).
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Titchener, buen conocedor de la lengua y cultura alemanas, tradujo la tercera edición de Principios
de Psicología Fisiológica de Wundt, y quedó impresionado por sus ideas. En 1890 decidió viajar a
Alemania e incorporarse al laboratorio de Leipzig bajo la tutela de Wundt, de quien obtuvo su
doctorado en 1892. Aunque no mantuvieron una relación muy estrecha, la influencia de Wundt
sobre Titchener es indiscutible.
Obtenido su doctorado, en 1892 se trasladó a Estados Unidos, recomendado por otro alumno de
Wundt, Frank Angell (1857-1939), para ocupar un puesto como profesor en la Universidad de
Cornell, donde se mantuvo en activo 35 años, hasta su fallecimiento en 1927.
Entre 1901 y 1905 publicó su obra más relevante, “Psicología experimental: manual de prácticas
de laboratorio”, formada por cuatro volúmenes: dos manuales para alumnos y dos manuales para
profesores, la cual se convirtió en la obra de referencia de psicología en Estados Unidos durante
los siguientes 20 años. Aunque los textos de Titchener fueron sustituidos y actualizados con el
tiempo, desempeñaron un papel crucial en el desarrollo de la psicología experimental en Estados
55
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
Unidos, y sirvieron para ensalzar la importancia del respeto al rigor científico (Greenwood, 2011,
p.278).
(…) Por encima de esta psicología de la estructura hay, sin embargo, una psicología
funcional. Podemos considerar la mente como un complejo de procesos, configurados y
moldeados por las condiciones del organismo físico. O podemos considerarla como el
nombre colectivo de un sistema de funciones del organismo psicofísico. Estos dos puntos
de vista se confunden no pocas veces. La frase 'asociación de ideas', por ejemplo, puede
referirse al complejo estructural (el grupo de sensaciones asociadas) o al proceso
funcional de reconocimiento y recuerdo (la asociación de una formación con otra). En el
56
primer sentido se trata de material morfológico; en el segundo pertenece a lo que
llamaré (confío en que no se interprete mal la expresión) psicología fisiológica.
Del mismo modo en que la psicología experimental se ocupa en buena medida de los
problemas estructurales, la psicología 'descriptiva' antigua y moderna se ocupa
principalmente de los problemas funcionales. En las discusiones de la psicología
descriptiva, la memoria, el reconocimiento, la imaginación, el concepto, el juicio, la
atención, la apercepción, la volición y un ejército de sustantivos verbales de denotación
más o menos amplia, connotan funciones del organismo en su totalidad. Que sus
procesos subyacentes sean de carácter psíquico es, por decirlo así, accidental; en la
práctica están al mismo nivel que la digestión y la locomoción, la secreción y la
excreción” (Titchener, 1898, citado en: Dennis, 1948, pp. 366-369).
Titchener:
Al igual que defendiera Wundt, Titchener insistía en que las condiciones externas debían
controlarse cuidadosamente para poder determinar con mayor precisión los contenidos de la
conciencia, y para que una misma experiencia pudiera ser experimentada por más de un
observador, permitiendo así una verificación recíproca de los resultados del experimento.
Apoyándose en Wundt, Titchener describió tres elementos básicos de la mente, los cuales no eran
susceptibles de mayor reducción analítica (tabla 3.2).
57
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
El estructuralismo fue muy criticado por considerarse una aproximación artificial y analista al
estudio de la conciencia. El golpe de gracia que hizo tambalear todo el programa de la psicología
estructural de Titchener fue el debate acerca del “pensamiento sin imágenes” que se inició de la
mano de Oswald Külpe (1862-1915) (figura 3.5), filósofo y psicólogo alemán, quien también había
sido alumno de Wundt en el Instituto de Leipzig, y se convertiría después en el fundador y máximo
exponente de la denominada Escuela de Würzburgo.
Külpe obtuvo el Doctorado con Wundt en 1887, y ocupó varios puestos en las Universidades de
Bonn y Munich. Entre sus obras más importantes cabe destacar “Compendio de Psicología”
(1893), en la que ya cuestionó algunos aspectos fundamentales de los planteamientos
wundtianos. De hecho, Külpe ejemplifica a la perfección una situación que se dio repetidamente:
la de los psicólogos que, formados con Wundt en Leipzig, vieron claramente la necesidad de
trascender los límites impuestos por su maestro a la psicología experimental y quisieron ampliar la
aplicación del método experimental a otros aspectos de la psicología (Ferrándiz-Lloret et al.,
2014).
En 1894 obtuvo una cátedra en la Universidad de Würzburgo, donde dos años más tarde fundó el
laboratorio experimental que sería la sede de las investigaciones llevadas a cabo por la
denominada Escuela de Würzburgo. Los resultados que obtenían en sus investigaciones a
menudo eran contradictorios con los resultados obtenidos en otros laboratorios, lo que generó un
clima de debate clave en estos años.
58
Lo que caracteriza a la Escuela de Würzburgo es, precisamente, la creencia de que el método
experimental puede aplicarse a los fenómenos complejos o superiores, tales como el pensar, el
juicio, el razonamiento o la abstracción.
etéreos pensamientos hasta bastante tarde. Los primeros contenidos mentales que se
advirtieron en la conciencia fueron las presiones y las punciones, los sabores y los olores,
los sonidos y los colores. Eran los más fáciles de percibir, seguidos de sus imágenes y de
los placeres y los dolores. Aquello que no tuviera la palpable constitución de estas
formaciones escapaba al ojo del científico que no estuviera adiestrado para percibirlo.
(…) Lo que finalmente nos llevó en psicología a otra teoría fue la aplicación sistemática
de la auto-observación. Anteriormente, lo normal era no pedir el informe sobre las
experiencias habidas durante un experimento nada más terminar éste, sino tan sólo
obtener algún que otro informe en los casos excepcionales o anormales. Sólo cuando
concluía una serie completa de experimentos se pedía un informe general sobre los
hechos principales que aún se recordasen. De esta manera, sólo los aspectos más
llamativos salían a la luz. Además, el compromiso con las concepciones tradicionales de
las sensaciones, los sentimientos y las imágenes, impedía observar o conceptuar lo que
no era ni sensación, ni sentimiento, ni imagen. Sin embargo, en cuanto se permitió que
las personas adiestradas en observar sus propias experiencias hiciesen informes
completos y sin prejuicios inmediatamente después de terminado el experimento, se hizo
evidente la necesidad de ampliar los conceptos y definiciones anteriores. Descubrimos
en nosotros mismos procesos, estados, direcciones y actos que no encajaban en el
esquema de la psicología anterior. Los sujetos empezaron a hablar en lenguaje cotidiano,
y a dar a las imágenes solo una importancia secundaria en su mundo privado. Sabía,
pensaban, juzgaban y entendían, captaban significados e interpretaban conexiones, sin
apoyarse en realidad en ninguno de los acontecimientos sensoriales que aparecían de
vez en cuando” (Külpe, 1912, citado en: Watson, 1979, pp.151-153).
Empleando estos métodos, Külpe demostró experimentalmente que, en muchos casos, cuando
pensamos en cosas muy abstractas, el pensamiento no genera imágenes o representaciones
mentales y, por tanto, los contenidos de la conciencia no podían limitarse a dichos elementos.
Aunque Titchener defendió su postura alegando que la capacidad de reportar imágenes dependía
59
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
El desarrollo del funcionalismo comenzó con William James (1842-1910) (figura 3.6), filósofo y
psicólogo estadounidense de enorme relevancia, profesor en la Universidad de Harvard, y
considerado padre de la psicología norteamericana. Se formó en Estados Unidos y Europa, donde
En 1890 publicó su obra más relevante, “Principios de Psicología”, que fue utilizada como texto de
referencia en numerosas Universidades de Estados Unidos y Europa.
Para James, la psicología tiene un carácter más práctico que teórico, por lo que se le ha
considerado cercano al pragmatismo. Muy influido por el evolucionismo de Darwin, James concibe
la psicología como una ciencia natural, que estudia los procesos mentales como actividades
funcionales, adaptativas, cuyo fin último será garantizar la adaptación y supervivencia del
individuo. La conciencia sería, por tanto, una corriente de pensamientos que fluyen
constantemente, una estructura biológicamente relevante y adecuada para facilitar la adaptación
de los seres complejos a entornos complicados (Civera et al., 2006). En sus propias palabras:
“La vida mental es, ante todo, teleológica, o sea, que nuestros diversos modos de sentir y
pensar han llegado a ser lo que son a causa de su utilidad para modelar nuestras
60
reacciones sobre el mundo exterior (…). El fin primero y fundamental de la vida psíquica
es, pues, una acción de conservación del individuo” (James, 1892, pp. 13-14).
James entiende la conciencia como un proceso que selecciona constantemente las ideas que han
de traducirse en acciones, siendo, así, el motor de la adaptación que activa el organismo.
Se mostró muy crítico ante el atomismo que defendía la psicología estructural, y consideraba que
el estudio de la conciencia no podía limitarse a la descripción de los elementos que la componen,
sino que debía considerarse como un proceso continuo. Justifica el estudio de la mente de
acuerdo con su utilidad práctica:
que las sensaciones, al ser las cosas más simples, son las primeras que deben ser
consideradas por la psicología, es una de estas suposiciones. Lo único que la psicología
tiene derecho a postular desde el principio es precisamente el hecho del pensamiento, y
este hecho tiene que ser examinado y analizado en primer lugar. Si después resulta que
las sensaciones están entre los elementos del pensamiento, éstas no saldrán peor
paradas que en el caso de haberlas presupuesto desde el principio.
(…) Por tanto, la conciencia no aparece ante sí misma partida en trozos. Palabras tales
como 'cadena' o 'tren' no la describen adecuadamente tal como se presenta en una
primera instancia. No es nada articulado; fluye. Un 'río' o una 'corriente' son las
metáforas que mejor la describen. Así pues, en lo sucesivo, cuando hablemos de ella la
llamaremos corriente de pensamiento, de la conciencia o de la vida subjetiva” (James,
1890, citado en Gondra, 1990, pp. 108-131).
Por lo tanto, para James y para el funcionalismo que surgirá a continuación, a la psicología le
correspondería el estudio de la actividad mental en un sentido adaptativo.
Una de las figuras más relevantes del funcionalismo será John Dewey (1858-1952), (figura 3.7)
especialmente a partir de la publicación de su artículo “El concepto del arco reflejo en psicología”
(1896). Se trata de un artículo polémico, donde Dewey ataca de manera directa el atomismo que
definía la psicología de Wundt y Titchener. La crítica de Dewey no se centró únicamente en la
61
Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
propuesta de estos autores acerca de que ciertos “átomos” o elementos (sensaciones e ideas)
fueran los que constituían los contenidos mentales, sino que supuso una verdadera resistencia
organizada y sistemática contra todo el estructuralismo.
(…) La idea del arco reflejo, tal como es usada comúnmente, es defectuosa por cuanto se
supone que el estímulo y la respuesta motora tienen existencias psíquicas distintas,
siendo así que en realidad siempre están dentro de una coordinación.
(…) La realidad es que estímulo y respuesta no son distinciones reales, sino distinciones
teleológicas, distinciones fundadas en la función o papel desempeñado, en la
consecución o mantenimiento de una meta” (Dewey, 1896, citado en Gondra, 1982, pp.
198-206).
En términos generales, en Estados Unidos de América era bastante unánime la creencia de que el
cometido del psicólogo no se podía limitar a diseccionar el contenido de la conciencia, sino que
62
debía incluir la descripción y análisis de los procesos que ocurrían en la misma. Por este motivo, el
movimiento psicológico americano se entregó de lleno al funcionalismo, convirtiéndola en la
primera escuela de psicología típicamente americana.
El funcionalismo es, ante todo, una psicología desde la perspectiva de la continua adaptación del
organismo al medio cambiante en el que se desarrolla. La conciencia, y los procesos que se
derivan de la misma, tales como la memoria, las sensaciones, las emociones, etc., serían el
resultado de una evolución, y estarían por tanto al servicio de un propósito biológico.
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Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
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Resumen
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Siglo XIX: el surgimiento de la psicología como ciencia
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Siglo XX: corrientes psicológicas
fundamentales 4
“Si un estudiante de psicología, a comienzos de la década de 1920, hubiera ido a la
Universidad de Cornell, habría oído el tema estructuralista, esbozado por el propio
Titchener, vestido con su toga de Oxford. En la Universidad de Chicago se habría
encontrado con el funcionalismo, enseñado por Harvey Carr. En John's Hopkins, sin duda,
habría oído sobre el conductismo y sobre los estudios hechos por John Watson acerca de
los reflejos y las emociones en los niños. Y si hubiera sido lo suficientemente osado como
para cruzar el Atlántico, podría haber escuchado hablar de la Gestalt a Koffka en
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Tal como hemos visto en el capítulo anterior, el impulso de las universidades europeas,
especialmente en Alemania, de finales del siglo XIX, fue el caldo de cultivo ideal que propició el
surgimiento de una psicología científica, distinguida y aceptada ya como disciplina académica,
iniciada en Leipzig de manos del psicólogo alemán Wilhelm Wundt, y difundida posteriormente a
diferentes países occidentales, desarrollándose en cada uno de ellos con sus propias
particularidades.
Los primeros enfrentamientos teóricos se produjeron en el plano del estudio de la conciencia, aún
bajo el influjo de la introspección. Las discusiones se centraron en lo que debía ser o no
estudiado: ¿debía limitarse el estudio experimental a los procesos considerados inferiores, tales
como los procesos sensoriales y la percepción, o debía abrirse también al estudio de procesos
67
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
En cualquier caso, el siglo XX desde sus inicios fue un momento de enorme eclosión de ideas y
teorías, casi contemporáneas, que coexistieron y fueron predominantes según la universidad en la
que se desarrollaron.
En los próximos apartados que dan forma a este Capítulo 4: Siglo XX: Corrientes psicológicas
fundamentales, iremos desarrollando las características de las principales escuelas o sistemas
psicológicos organizando los contenidos por similitud de ideas, aunando a los diferentes autores
por su cercanía a las diferentes corrientes, y no tanto por orden cronológico, por lo que será común
Figura 4.1. Esquema resumen de la evolución de la Psicología a lo largo del siglo XX.
Fuente: Adaptado y modificado de Sáiz et al., 2009, p.192.
68
4.1. LA PSICOLOGÍA DE LA GESTALT
De manera casi paralela al desarrollo del programa de Leipzig llevado a cabo por Wundt, a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX surgió, en la Universidad de Berlín, una nueva corriente de
pensamiento, a partir de los trabajos experimentales obtenidos por autores como Max
Wertheimer, Wolfang Köhler, Kurt Koffka o Kurt Lewin, dando lugar al surgimiento de la que se
considera la primera Escuela de Psicología, ya que sus planteamientos compartían una serie de
presupuestos metodológicos y teóricos, que conferían a sus ideas y procedimientos cierta
coherencia y cohesión. Nos referimos a la denominada Psicología de la Gestalt.
El término alemán Gestalt es un vocablo que carece de traducción literal al castellano, aunque en
muchas ocasiones lo podemos encontrar traducido como “forma”. Siendo más fieles al concepto
original, deberíamos también aceptar, como sinónimos de Gestalt, los términos de “figura”,
“conformación”, “configuración”, “hechura”, “estructura” o “creación”, entre otros.
Los principios básicos de la Psicología de la Gestalt, los cuales hacen referencia a la naturaleza
activa y organizada de la percepción, se pueden rastrear hasta los planteamientos teóricos de
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filósofos como Immanuel Kant (1724-1804), el cual afirmaba que los elementos sensoriales de la
percepción se organizaban activamente junto con la participación de la imaginación como
condición subjetiva del individuo, quien elabora una construcción mental a parir de la materia
procedente de los estímulos, de las sensaciones.
Así, la Psicología de la Gestalt conecta con la tradición filosófica alemana de los siglos
precedentes, y surge como una nueva psicología científica ocupada del estudio de la conciencia
humana, entendida ésta como la experiencia, los procesos mentales o los sucesos conscientes, a
través del método experimental. Frente a una realidad que es física y objetiva, la Gestalt va a
preocuparse de evaluar la experiencia o la vivencia de dicha realidad por parte de un sujeto, y
dicha experiencia es psíquica y subjetiva.
Max Wertheimer (1880-1943) (figura 4.2) nació en Praga y se formó en psicología bajo la
dirección de Stumpf en la Universidad de Berlín. En 1904 obtuvo su Doctorado en la Universidad
de Würzburgo de manos de Oswald Külpe (1862-1915).
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Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
para niños, un instrumento que permite observar, a través de un visor, una imagen que al ponerse
en movimiento rotatorio rápido crea la ilusión de percibirse como estática o en movimiento muy
lento. Utilizando este aparato, y desarrollando instrumentos similares, Wertheimer comenzó a
plantearse preguntas acerca de la percepción del movimiento, y trató de encontrar respuestas
preguntando a algunos colegas de la Universidad de Frankfur t, aunque no obtuvo las
explicaciones que deseaba. Sin embargo, conoció a otros dos psicólogos más jóvenes que habían
sido igualmente alumnos de Stumpf en Berlín: Kurt Koffka y Wolfgang Köhler, y a quienes aceptó
como asistentes e inició una serie de estudios en torno a la percepción óptica del movimiento en
la Universidad de Frankfurt.
Entre 1910 y 1912 realizó diversos experimentos sobre la percepción del movimiento aparente, en
los cuales participaron también Koffka y Köhler, primeramente, como sujetos experimentales y
posteriormente como asistentes de investigación. Gracias a este trabajo, Wertheimer consiguió un
puesto como profesor en la Universidad de Frankfurt.
En 1933 se vio forzado a abandonar Alemania, bajo la amenaza del nazismo debido a su
condición judía, y se trasladó a Estados Unidos, donde ya se encontraban Koffka, y donde poco
después también emigró Köhler. Los tres continuaron trabajando en la psicología de la Gestalt,
cuyas ideas impulsaron y difundieron enormemente en el continente americano. En 1935
fundaron la influyente revista Psychologische Forschung, una publicación periódica que recogía
los resultados de los experimentos que llevaban a cabo sobre la percepción.
70
Finalmente falleció en New York, en 1943.
Kurt Koffka (1886-1941) (figura 4.3), originario de Berlín, se había formado la Universidad
homónima y había obtenido su doctorado en 1909 con Stumpf. Posteriormente, ocupó un puesto
en la Universidad de Frankfurt, donde se dedicó a investigar sobre la percepción visual.
Entre 1910 y 1912 fue invitado por Wertheimer a participar como sujeto experimental, junto a su
compañero Köhler, en una investigación que él mismo había denominado como “Efecto Phi”.
Cuando participaron en dicho experimento, ni Köhler ni Koffka conocían su finalidad y no fue
hasta finalizar su participación que fueron informados sobre el objetivo de estudio: analizar la
percepción del movimiento aparente. Se convirtieron, a partir de este momento, en entusiastas
del estudio de la percepción y, junto a Wertheimer, iniciaron una serie de estudios que dio lugar a
la Escuela de la Gestalt.
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En los años '20 del siglo XX se trasladó a Estados Unidos y desempeñó diversos puestos en las
Universidades de Cornell primero, y posteriormente en la Universidad de Wisconsin y en el Smith
College de Northampton, Massachussets, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1941.
Wolfgang Köhler (1887-1967) (figura 4.4) se había formado en las universidades alemanas de
Tübingen, Bonn y Berlín, siendo en ésta última en la que trabajó junto al psicólogo experimental
Carl Stumpf, director del Instituto de Psicología de la Universidad de Berlín, cargo que después
ocuparía él mismo.
En 1909, poco después de obtener su doctorado con una Tesis sobre la Psicología del Sonido
dirigida por Stumpf, Köhler fue contratado como docente y asistente de investigación en la
Universidad de Frankfurt, donde coincidiría con Koffka. Como ya hemos explicado, ambos
participaron conjuntamente como sujetos experimentales en un estudio de Wertheimer sobre la
percepción del movimiento aparente, y a partir de ahí comenzaron a realizar los conocidos
71
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Entre 1914 y 1920 permaneció en la Isla de Tenerife, donde realizó diversas investigaciones de
Psicología Comparada y etología animal con chimpancés.
Ocupó una plaza como docente e investigador en el Swarthmore College de Pensilvania hasta su
jubilación, en 1955, aunque siguió realizando multitud de estudios e impartiendo conferencias
por todo el mundo.
Junto a los autores anteriores, el psicólogo alemán Kurt Lewin (1890-1947) (figura 4.5), fue
considerado uno de los principales exponentes de la Psicología de la Gestalt de Berlín.
72
Figura 4.5. Kurt Lewin (1890-1947).
Al igual que ocurriera con otros autores, en 1933 con la ascensión de Hitler al poder, Lewin se vio
obligado a emigrar a Estados Unidos, donde comenzó a trabajar en la Universidad de Cornell. A
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partir de 1944 ocupó el puesto de director del Centro de Investigación para la Dinámica de Grupo
del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), donde desarrolló su trabajo hasta su muerte, en
1947.
Además de como impulsor de la Psicología de la Gestalt, Lewin es reconocido como uno de los
pioneros en el desarrollo de la Psicología social moderna, ya que centró el grueso de su trabajo en
el estudio de los factores que afectan a las interacciones sociales, las dinámicas grupales y el
comportamiento humano en el entorno social. En este sentido, una de sus contribuciones más
importantes es la denominada Teoría de Campo, a partir de la cual pretende explicar cómo las
personas actúan según el modo en el que se perciben a sí mismas en relación al entorno y las
interacciones que establecen con el mismo. Según Lewin, la persona y el entorno que le rodea no
son dos elementos que puedan analizarse separadamente, sino que están en constante
interacción, de forma dinámica, y se afectan el uno al otro produciendo un cambio continuo. Así, la
Teoría de Campo de Lewin establece que el comportamiento es, en realidad, un flujo constante de
interacciones entre los elementos de dicho campo, los cuales generan un proceso de cambio que
lleva desde una situación inicial a otra distinta.
C = f (P,A)
Es decir, la conducta del individuo (C) es el resultado de una función (f) de la situación global que
incluye las condiciones específicas de la propia persona (P) y las condiciones específicas del
ambiente (A) en el que se desarrolla.
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Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
La psicología científica de finales del siglo XIX y principios del siglo XX planteaba nuestra vida
mental como algo susceptible de análisis experimental, principalmente basado en el atomismo, es
decir, en la identificación de los elementos básicos (sensaciones y sentimientos) que conforman la
conciencia humana y que pueden combinarse entre sí para generar estados mentales complejos y
conformar la estructura mental.
Los psicólogos de la Gestalt, Wertheimer, Koffka, Köhler y Lewin, veían una psicología más nueva
y dinámica que la proporcionada por el estructuralismo de Wundt y Titchener, y no se mostraban
satisfechos con lo que consideraban era un estado estático, estéril y estropeado de la psicología
en ese momento. En palabras del propio Köhler:
“En aquellos momentos nos aporreaban con la tesis de que todos los hechos
psicológicos (no sólo los de la percepción) constaban de átomos inertes independientes.
(…) Nos perturbaba enormemente la ausencia total de sentido que mostraba el cuadro y
la implicación de que la vida humana, aparentemente tan colorista y dinámica, era en
realidad tremendamente aburrida” (Köhler, 1960, pp.253-254).
“Su psicología (la del introspeccionista) es muy incapaz de satisfacer a la gente por
mucho tiempo. Dado que ignora las experiencias de la vida cotidiana y se concentra en
hechos raros, los cuales sólo pueden revelar un procedimiento artificial, tanto su
audiencia personal como la laica, tarde o temprano perderá la paciencia. Y algo más
pasará. Habrá psicólogos que le tomarán la palabra cundo dice que ésta es la única
manera correcta de tratar la experiencia. Si esto es verdadero, dirán, el estudio de la
experiencia puede con seguridad no interesarnos. Haremos cosas más vivas.
Estudiaremos la conducta” (Köhler, 1947, p.85).
Este “hacer cosas más vivas” al que Köhler se refiere quedó reflejado en una nueva psicología
más dinámica. El individuo ya no es un receptor pasivo de estímulos sensoriales, sino que las
percepciones pasan a ser activas, vivas y organizadas.
74
Principio de Totalidad, es decir, “el todo es más que la mera suma de sus partes, y anterior a
ellas”. Es decir, el fundamento primario de nuestra experiencia no lo constituyen los elementos
individuales, sino al revés: cada parte individual depende de lo que es la Gestalt, y sus cualidades
están determinadas por la estructura en la que se integran.
también otro sentido muy diferente y que se refiere a una clase especial de dicha
descripción, esto es, la que analiza la experiencia directa en sensaciones o atributos, u
otras instancias últimas, sistemáticas, aunque no experimentales” (Koffka, 1935).
Las primeras aproximaciones experimentales que sentaron las bases de la Escuela de la Gestalt
se iniciaron con los estudios sobre la percepción del movimiento aparente, o fenómeno Phi
llevamos a cabo por Wertheimer.
Aunque hay muchas variantes del experimento, la versión clásica incluía una proyección mediante
un estroboscopio o un taquistoscopio de dos estímulos luminosos que se presentaban en una
sucesión temporal y a un ritmo pautado que era modificado a voluntad del investigador. El objetivo
consistía en medir la percepción producida en función del intervalo de tiempo que hubiera entre
ambas presentaciones. Según este fuera, Wertheimer describió tres tipos de resultados:
1. Impresión de sucesión: si el intervalo de tiempo entre los dos estímulos era largo, superior
a 200 msg., los estímulos se percibían como presentados de manera sucesiva, uno detrás
de otro.
2. Impresión de simultaneidad: cuando los estímulos eran presentados separados por un
intervalo de tiempo corto, inferior a 30 msg., éstos eran percibidos simultáneamente,
como si fueran un único estímulo.
3. Impresión de movimiento: una presentación de dos estímulos separados por un intervalo
de tiempo óptimo, en torno a 60 msg., genera la impresión de movimiento aparente, como
si el primer estímulo se desplazara hasta ocupar el espacio situado por el segundo
estímulo.
Este último efecto de movimiento, al que denominó fenómeno Phi, fue especialmente importante
para Wertheimer e impulsó gran parte de sus investigaciones posteriores.
75
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Si bien es cierto que hubo una recuperación económica importante en los años '30 que facilitó, en
estos años, un nuevo impulso de las ciencias sociales, económicas y de la salud, muchas escuelas
y corrientes se vieron gravemente afectadas por cuestiones étnicas o ideológicas. Concretamente
en lo concerniente a la psicología, se calcula que al comienzo de la época nazi aproximadamente
un tercio de los autores más influyentes habían perdido sus cátedras y posiciones por cuestiones
políticas, racistas o religiosas: se clausuraron y desmantelaron multitud de laboratorios, hubo
despidos, encarcelamientos, ejecuciones y emigración forzosa que afectaron a cientos de
Tal fue el caso de los principales representantes de la Gestalt: Koffka y Lewin primero, y
posteriormente Wertheimer y Köhler emigraron a Estados Unidos forzados por las constantes
presiones a las que eran sometidos por el régimen nazi. En Norteamérica trataron reanudar su
actividad y continuar con sus estudios, aunque sin el respaldo de la tradición científica y filosófica
alemana, la Gestalt se encontró fuera de contexto. Además, las dificultades idiomáticas y la
complejidad de algunos planteamientos gestálticos dificultaron su expansión, que ya no volvería a
recuperar la fuerza que había tenido en Europa, y no pasó de ser una corriente minoritaria (Sáiz et
al., 2009).
A partir de sus investigaciones propusieron dos fenómenos que rigen nuestra percepción, en
función de si los estímulos percibidos cuentan con similitudes o diferencias:
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Este principio organizativo no dependería de la significación de los objetos ni de la influencia de
las memorias o experiencias pasadas, sino que sería un principio primario que organiza la
percepción. Esta organización perceptual participaría también en la configuración de totalidades,
de manera que se distinguen dos componentes:
1. Figura: estímulo en el que se focaliza nuestra atención, que es dominante y se destaca del
entorno que lo rodea. Esta parte está delimitada y estructurada, bien definida, que
sobresale en primer plano y a la cual se dota de significado. A menudo es mejor recordada.
2. Fondo: estímulo más difuso, informe, que rodea la figura y forma parte del entorno y del
campo percibido, pero no centra nuestra atención, queda en un segundo plano.
Generalmente se muestra como una parte indiferenciada, periférica, que captamos de
modo difuso y recordamos menos.
el autor en su obra “Figuras visuales” (1915), esta figura presenta una doble visión, la de la copa y
la de dos rostros humanos que se miran frente a frente, pero ambas no pueden ser percibidas
simultáneamente, sino que una de las formas (figura) destacará siempre sobre la otra (fondo),
aunque podamos alternar la percepción entre una y otra.
Además, no sólo percibimos en términos de figura-fondo, sino que la figura, a su vez, tiende a
estructurarse de acuerdo a unas leyes definidas, o Principios de Percepción, que son factores de
agrupación de estímulos en estructuras más simples y conocidas, para dotarlos de significado.
Estas leyes fueron reformuladas y ampliadas en multitud de ocasiones por sus autores. Además
de la Ley de Figura-Fondo que ya hemos comentado, veamos a continuación de forma resumida
los principios y leyes más relevantes:
Ley de proximidad: elementos similares que se presentan aislados pero cercanos entre sí
son percibidos como pertenecientes a una misma forma. Nuestro cerebro agrupa
77
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
elementos cercanos, de manera que invierte menos recursos al tener que procesar menor
número de elementos.
En el ejemplo (figura 4.7), más probablemente se verán cuatro figuras cuadradas
formadas por cuatro círculos cada uno, que 16 círculos independientes.
78
En el ejemplo (figura 4.9) se percibirá más probablemente un elefante completo y
“normal”, que una figura imposible con cinco patas.
Ley de cierre o clausura: los elementos cerrados y acabados son más estables
visualmente, lo que hace que nuestro cerebro tienda a “cerrar” y a completar las formas
incompletas, y las perciba como mejor organizadas.
Por ejemplo, en la ilusión óptica clásica conocida como Triángulo de Kanizsa (figura 4.10),
desarrollada por el psicólogo italiano Kanizsa (1955), se percibirá más probablemente un
triángulo equilátero blanco, superpuesto a otro de borde negro pero incompleto, ambos
dos cerrados y completos. Además, este triángulo blanco, aunque inexistente, parece ser
más brillante que el área circundante, pero de hecho, tiene el mismo brillo de fondo.
Ley de la buena continuidad o dirección: los elementos que parecen estar colocados
formando un patrón o siguiendo un flujo orientado en una dirección, tenderán a agruparse
como parte de un mismo modelo, aunque permanezcan separados entre sí. Este principio
no puede ser considerado aisladamente, ya que actúa de manera integrada con otros. Se
apoya en la Ley de la buena figura, ya que provoca la elección de formas más simples, y en
79
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
la Ley de cierre, ya que nuestro cerebro tiende a percibir elementos continuos, aunque
estos estén interrumpidos entre sí.
En el ejemplo (figura 4.11) tendemos a percibir un cubo formado por círculos separados
entre sí. El cubo será, en todo caso, un producto de nuestro cerebro que completa la forma
e identifica los elementos como parte de una misma figura.
4.2. EL PSICOANÁLISIS
“El Psicoanálisis es, por lo menos, una teoría de la evolución, una teoría de la neurosis,
una teoría de la cultura, una teoría del papel de la sexualidad, un arsenal de
instrumentos para la interpretación de las producciones de la imaginación humana, un
esquema explicativo de las relaciones interpersonales y una filosofía de la religión”
(Bakan, 1964, p.37).
Intentar abarcar en un capítulo breve todo el pensamiento de Freud es del todo imposible, por lo
que en las siguientes páginas trataremos de ordenar, de manera cronológica, algunas de sus
principales contribuciones con la finalidad de plantear un esbozo de lo que fue y representó el
psicoanálisis de Freud.
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4.2.1. NOTAS BIOGRÁFICAS DE SIGMUND FREUD
Sigmund Freud (1856-1939) (figura 4.12), nació en el seno de una familia judía, en la ciudad de
Freiberg, en Moravia, provincia del Imperio Austrohúngaro. Pronto la familia se instaló en Viena,
Austria, donde Freud creció y vivió casi toda su vida, hasta que se vio obligado a emigrar a Londres
en 1938, huyendo de la persecución nazi.
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Educado inicialmente por un padre creyente pero liberal, Freud se definirá a sí mismo como
radicalmente ateo, aunque adherido firmemente al judaísmo, del que se siente heredero.
A pesar de que su familia atravesó grandes dificultades económicas, sus padres se esforzaron
para que obtuviera una buena educación. Freud sobresalió en la escuela, y tenía un talento
especial para los idiomas, llegando a dominar el alemán, francés, inglés, italiano, español, hebreo,
latín y griego. Mostró una enorme pasión por el conocimiento, la verdad y el coraje, atributo que
reconoce en sí mismo. Según sus propias palabras, en una carta dirigida a su prometida Martha
Bernays:
81
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Según él mismo cuenta, la lectura de “El origen de las especies” (Darwin, 1859) despertó su
interés por la ciencia, y en 1873, con 17 años, se matriculó en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Viena. Durante su formación recibió cursos optativos de psicología, y al finalizar
sus estudios se formó como neuroanatomista y trabajó en el Hospital General de Viena con
pacientes con daño cerebral.
Como investigador médico, entre 1884 y 1887 Freud experimentó en sí mismo el uso de la
cocaína, y fue pionero en proponer su uso terapéutico por sus propiedades estimulantes y
analgésicas. Encontró que este fármaco aliviaba sus sentimientos de depresión, cambiaba el mal
humor por alegría y lo ayudaba a trabajar. Llegó a ser un defensor entusiasta del uso terapéutico
de esta sustancia, y publicó seis artículos sobre los beneficios y propiedades de esta droga, la cual
utilizó regularmente en su consulta con pacientes diversos, y administró también a sus familiares
y amigos. Aunque en un principio el entusiasmo de Freud por la cocaína fue compartido de forma
amplia, pronto empezaron a reportarse numerosos casos de adicción e intoxicación, y la alarma se
extendió a través de la comunidad médica. Como defensor de la droga, Freud fue censurado y
reprendido por sus colegas, que aprovechando la crítica llegaron también a poner en duda toda su
propuesta teórica.
Aunque en un primer momento la idea de Freud fue continuar con sus trabajos con pacientes con
daño cerebral, sus intereses de investigación cambiaron en el invierno de 1885, cuando fue
becado para estudiar la histeria y la aplicación de la hipnosis en la clínica de La Salpêtrière de
París, bajo la dirección del médico neurólogo francés Jean-Martin Charcot (1825-1893). Durante
su estancia, Freud asistía a las demostraciones públicas de Charcot sobre la histeria femenina y
su capacidad para inducir y aliviar los síntomas histéricos por medio de la hipnosis (figura 4.13). El
interés que Charcot despertó en Freud queda reflejado en las cartas que envió éste desde París
dirigidas su prometida, Martha Bernays, con quien se casaría en 1886 y con la que tuvo seis hijos:
“Charcot, quien es uno de los más grandes médicos y un hombre cuyo sentido común
alcanza grados de genialidad, está simplemente destrozando todos mis objetivos y mis
opiniones. Algunas veces salgo de sus conferencias como salgo de Notre Dame, con una
idea por completo nueva acerca de la perfección. Pero él me agota. Cuando me separo
de él dejo de tener cualquier deseo por trabajar en mis propias cosas tontas… Mi cerebro
está saciado como después de una tarde en el teatro. Si la semilla algún día dará fruto o
no, no lo sé, pero lo que sí sé es que ningún otro ser humano me ha afectado nunca en la
misma forma” (Freud, 14 de noviembre de 1885; en Freud, Freud y Grubrich-Similtis,
1978, p.114).
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Figura 4.13. Detalle del óleo Lección clínica en la Salpêtrière (1887), de Pierre A. Brouillet.
Fuente: Musée d'Histoire de la Mèdecine. Universidad Descartes, París (Francia).
De vuelta a Viena, en 1886, abrió una clínica privada especializada en trastornos nerviosos, entre
los que incluyó la neurosis y la histeria. Al principio empleó tratamientos convencionales para el
tratamiento de la histeria: baños, masaje, electroterapia, y curas de reposo, que no siempre tenían
el efecto esperado. Empleó también la hipnosis que había aprendido junto a Charcot, y
posteriormente, junto al fisiólogo austriaco Josef Breuer (1842-1925), el cual había sido su
mentor en su etapa de estudiante, desarrolló el método catártico como técnica terapéutica para
tratar la histeria. Freud descubrió que podía identificar las ideas patológicas de sus pacientes con
sólo hacer que éstos se relajaran y describieran lo que les viniera a la mente, sin importar que
fueran pensamientos vergonzosos o aparentemente triviales. Creía que el componente esencial
del tratamiento psicoanalítico era la expresión catártica de las emociones asociadas a los
recuerdos reprimidos, los cuales pueden identificarse por medio de estados de trance
espontáneos, la hipnosis y la asociación libre, primero, y posteriormente a través de los sueños,
las bromas, o los lapsus linguae (Greenwood, 2011). A partir de estos trabajos, Freud y Breuer
publicaron su obra “Estudios sobre la histeria” (1895).
Freud plantea la histeria como un problema funcional, y no tanto como un problema orgánico
debido a una lesión cerebral o del sistema nervioso. A partir de sus consultas con pacientes
afectadas de neurosis histérica, Freud establece una relación simbólica entre ciertas experiencias
infantiles y la elaboración del síntoma. La hipnosis y la conversación terapéutica se proponían con
el objetivo de rescatar tales contenidos reprimidos y colocar al paciente en la vía de su curación.
83
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Freud describe también el fenómeno de transferencia, que se refiere a ciertos sentimientos que
originalmente la paciente sintió hacia las personas implicadas en su recuerdo reprimido, y que en
consulta proyecta sobre la figura del terapeuta. La transferencia puede dar lugar también a una
contratransferencia, referida al fenómeno por el cual el terapeuta experimenta una serie de
emociones o sentimientos que se despiertan a partir del relato de la paciente.
A partir del verano de 1897, una serie de circunstancias -la ruptura con el que había sido su
mentor, Breuer, o la muerte de su padre- llevan a Freud a aplicarse a sí mismo las técnicas que
utilizaba en consulta con sus pacientes, iniciando así su propio autoanálisis, el cual continuó a lo
largo de toda su vida.
De manera progresiva, Freud irá reemplazando la hipnosis, la catarsis y la asociación libre por el
interés por la interpretación de los sueños, desarrollando y asentando poco a poco las ideas que
conformaron su propuesta teórica: el Psicoanálisis.
En el año 1900 publica “La interpretación de los sueños”. Si bien es cierto que esta obra no fue
desde el principio un éxito de ventas -vendió únicamente 600 copias en los primeros 13 años
desde su publicación-, luego ha sido considerada la obra más relevante de Freud, y aún hoy en día
Al año siguiente, en 1901 publicó “Psicopatología de la vida cotidiana”, obra en la cual sugiere que
los actos de la vida cotidiana que percibimos como errores o accidentes, en realidad son
satisfacciones de deseos simbólicos.
Desde los 3 años Freud había vivido en la ciudad de Viena. Sin embargo, en 1938, tras la anexión
de Austria por parte de la Alemania nazi, Freud, en su condición de judío y fundador de la escuela
psicoanalítica, fue declarado enemigo del Tercer Reich. Sus libros fueron quemados públicamente
y tanto él como su familia padecieron un enorme acoso, lo que le llevó a huir y refugiarse en
Londres.
En 1939, muy deteriorado físicamente y achacado de fuertes dolores debido a la propagación del
cáncer de paladar que padecía, solicitó la asistencia de su médico personal y finalmente falleció
tras serle suministradas tres inyecciones de morfina a modo de sedación.
Por algunas de sus propuestas teóricas, Freud había sido duramente criticado y rechazado en
muchos círculos. De hecho, todavía hoy en día persiste el debate acerca de si el psicoanálisis
pertenece o no al ámbito de la ciencia. Mientras unos consideran a Freud un gran científico en el
campo de la medicina, que descubrió gran parte del funcionamiento psíquico humano, otros lo
ven como un filósofo que replanteó la naturaleza humana y contribuyó a derribar algunos tabúes,
pero cuyas teorías, como ciencia, fallan en un examen riguroso. Lo que nadie puede negar es que
Freud, como personaje, será siempre considerado como una de las figuras más influyentes del
siglo XX y del pensamiento contemporáneo por su influencia en campos del conocimiento como la
filosofía, la literatura, la política, las artes, la sociología, la antropología y, obviamente, la
psicología.
Según un informe de la Asociación Americana de Psicología (APA, Freud ocupa el tercer puesto,
por detrás de Skinner y Piaget, en el ranking de los 100 psicólogos más citados del siglo XX
84
(Haggbloom, Warnick, Warnick, Jones, Yarbrough, Russell, Borecky, McGahhey, Powell, Beavers &
Monte, 2002).
El modelo psicológico que inició Freud se centra al principio en los procesos mentales anormales,
y a partir de allí, encuentra en toda criatura el amplio espacio del inconsciente. Tras el escenario
de la conciencia está el objeto de estudio del psicoanálisis: el inconsciente y su funcionamiento.
En su obra más relevante, “La interpretación de los sueños” (1900), propone su primera tópica, la
primera propuesta de la estructura de la mente, en la que recoge un modelo topográfico del
aparato psíquico. Freud centra sus intereses en el estudio de la adaptación del individuo a sus
propias pulsiones inconscientes. Este nuevo punto de vista precisa la existencia de un órgano
funcional mental, responsable de la creación de fantasías y de su represión, así como de la
elaboración del síntoma que se derive de esos deseos reprimidos.
Para explicar este modelo topográfico, él mismo emplea la metáfora del iceberg, el cual muestra al
exterior sólo una mínima parte de toda la masa que lo compone (figura 4.14).
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La parte visible del iceberg, que se puede ver por encima del agua, representa la mente
consciente, cuyos contenidos provienen principalmente de los sistemas de percepción y
conciencia del medio. Incluye, por tanto, las funciones perceptivo-motrices, y está compuesto por
85
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento dado: la percepción de las sensaciones
externas e internas, de las sensaciones de placer y displacer.
La parte del iceberg que se sumerge debajo del agua, pero que aún es visible, formaría lo que
Freud denominó preconsciente, que es la parte de la mente que representa nuestra memoria. Si
bien no somos conscientes de esta información de manera continua, sí tenemos un acceso
relativamente fácil o posible a estos conocimientos o recuerdos, y podemos recuperar sus
contenidos cuando sea necesario.
Finalmente, la mayor parte del iceberg quedaría oculta debajo de la línea de flotación y
representaría el inconsciente. Freud lo define como algo vivo, constituido por contenidos tales
como las pulsiones, las emociones, los pensamientos, las motivaciones, los deseos, los recuerdos,
etc., los cuales pueden ser dolorosos, amenazantes o provocadores de ansiedad. La mayor parte
de los contenidos del inconsciente son, según Freud, inaceptables o desagradables. A pesar de
encontrarse fuera de nuestro conocimiento, los contenidos del inconsciente ejercen una
influencia clara en nuestro comportamiento, y se manifiestan en algunas de nuestras conductas.
Freud no encontró el inconsciente en el laboratorio, sino en la clínica, a través del sufrimiento y el
malestar de sus pacientes.
“Ésta (el ello) es la parte más oscura de nuestra personalidad y lo poco que sabemos de
ella lo hemos aprendido estudiando la elaboración del sueño y la formación del síntoma
neurótico. Lo poco que sabemos, además, tiene carácter negativo y no puede describirse
si no es por contraste con el yo. Únicamente algunas comparaciones nos permiten
86
hacernos una idea: lo denominamos caos, caldera llena de emociones en ebullición. Nos
lo representamos desembocando en éste su representación psíquica, pero no podemos
concretar en qué sustrato. Se llena de energías a partir de impulsos, pero sin manifestar
ninguna organización ni voluntad general.
(…) Si consideramos los esfuerzos del yo para complacerlos al mismo tiempo o, mejor
dicho, para obedecerlos simultáneamente, no lamentaremos haberlo personificado y
presentado como un ser aparte. Se siente asediado por tres lados y amenazado por tres
peligros ante los que, en caso de presión máxima, reacciona con el sentimiento de
angustia. Al proceder de las experiencias del sistema de la percepción está destinado a
representar las exigencias del mundo exterior, pero también quiere ser un fiel servidor
del ello, estar en armonía con él, ser considerado por él como un objeto y atraer, de esta
manera, su libido. Al tratar de conectarse entre el ello y la realidad se ve obligado
muchas veces a disfrazar exigencias inconscientes del ello (…) a fingir con falta de
sinceridad diplomática, una atención a la realidad (…). Por otro lado, es rigurosamente
vigilado por el rígido superyó, que le impone determinadas normas de conducta (…) y lo
castiga en caso de infracción con los sentimientos de inferioridad y culpabilidad. De esta
manera, conducido por el ello, restringido por el superyó y rechazado por la realidad, el
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yo lucha por llevar a cabo su misión económica, la de establecer una armonía entre las
fuerzas que actúan sobre él; y comprendemos por qué, a veces, no podemos menos que
exclamar: ¡Qué difícil es la vida! Cuando el yo tiene que reconocer su debilidad, se ahoga
con la angustia, angustia real ante el mundo exterior, angustia moral ante el superyó, y
angustia neurótica ante la fuerza de las pasiones en el ello” (Freud, 1932).
Además, Freud definió ciertos principios que dominaban la vida mental, la conducta y las
experiencias humanas (tabla 4.1):
Principio Descripción
87
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Principio Descripción
Antes de Freud, la opinión general de los científicos era que los sueños carecían de interés como
tema de estudio psicológico, ya que consideraban que éstos se originaban en perturbaciones
fisiológicas irregulares del cerebro (Sáiz et al., 2009).
Según Freud, el inconsciente se refleja en el contenido latente de los sueños, el cual hay que
interpretar y “traducir”. En 1900 publica su obra “La interpretación de los sueños” que, aunque
inicialmente no fue muy bien recibida, con los años conseguiría una enorme difusión hasta ser
considerada su obra maestra, e incluso hoy en día es considerado una obra clásica de lectura
recomendada. En este libro, Freud explora cómo funciona el inconsciente mostrando que a través
del trabajo de entender el significado de los sueños podemos conocer más profundamente lo
irracional de la mente.
Poco después, en 1901, publica otra obra de gran relevancia, “Psicopatología de la vida
cotidiana”, en la cual sugiere que determinados deslices o errores que cometemos en nuestros
quehaceres cotidianos tienen cierta representatividad, y son en realidad actos fallidos o lapsus
linguae (después también llamados lapsus freudianos), malas jugadas del inconsciente que se
muestra en conflicto interno y se manifiesta a través de dichos errores o accidentes. La
explicación que da Freud a esta situación es que los deseos reprimidos por el inconsciente, a
88
menudo debido a imperativos morales, son liberados por descuido en el momento en que la
represión fuerte y continuada que ejerce el inconsciente se relaja por efecto de la fatiga, y es aquí
cuando se produce el lapsus linguae.
En 1905 Freud publica otro de sus trabajos fundamentales, “Tres ensayos para una teoría sexual”
en la cual propone su Teoría Psicosexual del Desarrollo de la Personalidad. Esta publicación
generó un enorme revuelo durante décadas y fue la diana de multitud de críticas, sin embargo,
aún hoy en día esta teoría es considerada como una de las aportaciones más relevantes de la
psicología al conocimiento de la sexualidad humana.
Tabla 4.2: Resumen de las fases del desarrollo según la Teoría Psicosexual de Freud.
Cuidados básicos
Personalidad oral caracterizada
brindados al
por inmadurez, falta de criterio
Fase oral 0-1 años Boca, labios recién nacido,
propio. Conductas orales: fumar,
succión,
beber, morderse las uñas, etc.
masticación.
Personalidad anal-expulsiva
caracterizada por desorden
Eliminación
Vías excesivo, autodestrucción,
urinaria e
Fase anal 1-3 años urinarias, derroche.
intestinal. Control
esfínter Personalidad anal-retentiva
de esfínteres.
caracterizada por rigidez,
obsesión, orden excesivo.
Para Freud, la infancia es una etapa crucial en la que se da forma a nuestra personalidad y
comportamiento como adultos, de manera que toda persona progresa a través de varias fases o
etapas, determinadas por un conflicto en la satisfacción sexual asociada a una zona erógena
concreta según la fase (tabla 4.2). Si estas etapas se completan con éxito, el resultado será un
adulto sano y equilibrado. Si, por el contrario, no se resuelve equilibradamente el conflicto de una
89
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
de las etapas, el niño tendrá dificultades para avanzar hacia la siguiente fase del desarrollo y
resultará una fijación en la fase no resuelta, es decir, un foco persistente en una etapa
psicosexual anterior que determinará una serie de rasgos de personalidad y conductas
características.
Una de las ideas más controvertidas de la teoría de Freud fue la del complejo de Edipo. Desde la
teoría psicoanalítica, este complejo emocional que vive cada ser humano es el fenómeno más
importante en la conformación de su personalidad. Según el autor, coincidiendo con la fase fálica
del desarrollo (3-6 años), los niños experimentan ciertos sentimientos de deseo hacia la madre y
de hostilidad hacia el padre, al que perciben como un rival a batir y al cual reemplazar. A su vez,
también sienten cierto miedo a ser castigados por estos sentimientos, a lo que Freud denominó
angustia de castración. La resolución de esta situación ocurre cuando este temor es vencido por
el niño, que pasa a identificarse con la figura paterna.
Dejando de lado los aspectos clínicos, la concepción antropológica de la propuesta de Freud pone
de manifiesto que el psiquismo humano se va construyendo desde la niñez mediante un proceso
de relaciones e identificaciones con las figuras de referencia (paterna/materna). Es decir, que
tanto el niño como la niña asimilan aspectos del padre y de la madre en la construcción de su
personalidad.
La propuesta de Freud, que había supuesto el inicio del psicoanálisis, es también la teoría más
conocida y extendida de toda la escuela psicodinámica. Para este autor, los fenómenos psíquicos
son el resultado de un juego de fuerzas relacionadas con el nivel de tensiones instintivas y
conflictos internos, y la represión que impide su satisfacción. El psicoanálisis supuso una
revolución en la descripción y el tratamiento de las enfermedades mentales, y durante buena
parte del siglo XX fue el marco de referencia en la mayoría de los países occidentales, sentando
las bases de la psiquiatría contemporánea. No obstante, la crítica más importante que recibió, y
sigue recibiendo la propuesta psicoanalítica, es su escaso carácter científico y la ausencia de
apoyo empírico, y de hecho, hoy en día muchos la califican de pseudociencia.
Si bien es cierto que nadie duda de la importancia de la figura de Sigmund Freud en el surgimiento
y posterior desarrollo del Psicoanálisis, ni el psicoanálisis en su totalidad ni la psicología
psicodinámica pueden ser explicadas únicamente desde su punto de vista. De hecho, la
psicoterapia basada en las ideas fundamentales del psicoanálisis tiene tres grandes fundadores:
Sigmund Freud, Alfred Adler y Carl Gustav Jung.
90
Alfred Adler (1870-1937) (figura 4.15) nació en Viena, en el seno de una familia judía. Desde niño
estuvo rodeado de consultas médicas y hospitales, debido a diversos problemas de salud que
padeció, lo que posiblemente motivara su interés por la medicina, carrera que acabó estudiando
en la Universidad de Viena.
Tras graduarse en medicina, tuvo contacto con Sigmund Freud y empezó a introducirse en las
ideas acerca del funcionamiento de la psique que proponía la teoría freudiana. Fue tal el
entusiasmo de Adler con estas ideas, que se convirtió en el primer presidente de la asociación de
psicoanalistas de la ciudad, la Sociedad Psicológica de los miércoles, que más tarde pasaría a
llamarse oficialmente Asociación Psicoanalítica de Viena, creada en 1902. Allí se debatían y
desarrollaban las ideas fundamentales con las que los psicoanalistas intentaban explicar la mente
humana, contribuyendo a que los diversos socios fueran desarrollando también sus propias
teorías y puntos de vista propios en torno al psicoanálisis.
En este escenario, Adler empezó a cuestionar algunos pilares fundamentales de las teorías de
Freud y finalmente, en 1911, motivado por una oposición cada vez más notoria a las ideas de
Freud, Adler abandona la Asociación Psicoanalítica de Viena, convirtiéndose en el primero de
varios psicoanalistas que se distanciarían en poco tiempo del psicoanálisis ortodoxo de Freud.
Adler se muestra reacio a aceptar dos ideas fundamentales de la propuesta freudiana: en primer
lugar, el peso que ésta atribuía al componente sexual para explicar el desarrollo de la
personalidad y los conflictos de la vida adulta y, en segundo lugar, la importancia de los hechos
del pasado que, según Freud, se mantienen reprimidos en el inconsciente y continúan afectando a
todo nuestro presente. En cambio, Adler pone el énfasis en el poder de cada individuo a la hora de
estructurar el funcionamiento de su mente según lo que ocurre en el presente: la importancia no
reside en los actos pasados como un lastre que nos condicionan inevitablemente, sino en nuestra
manera de interactuar con lo que sentimos y pensamos en el aquí y el ahora, en el contexto
concreto en el que nos encontramos.
Con estas ideas, Adler forjó las bases de la denominada Psicología Individual, y desarrolló dos
conceptos fundamentales:
91
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
que puede arrastrarse hasta la vida adulta. El sentimiento de inferioridad puede originarse
desde tres orígenes o fuentes:
a) Genético: el desamparo o la dependencia en la que se encuentra el niño ante el adulto
deja siempre a aquél con una conciencia de inferioridad. Este sentimiento queda tan
arraigado mentalmente, que todo el desarrollo posterior puede considerarse como un
esfuerzo por superar la vivencia primaria de inferioridad.
b) Orgánico: el sentimiento de inferioridad puede estar condicionado orgánicamente por
una deficiencia corporal o funcional, por ejemplo, la tartamudez.
c) Situación: diversas situaciones que el niño vive, como un rechazo por parte de los
padres o una situación de maltrato, pueden acentuar todavía más el sentimiento de
inferioridad.
2. Afán de superación: se refiere al mecanismo de compensación o superación del
sentimiento de inferioridad que se pone en marcha en forma de motivación impulsiva. En
la mayoría de los casos, Adler ve este impulso como un fenómeno neurótico que sirve para
compensar de una forma anormal los sentimientos de inferioridad, resaltando aquellas
cualidades en las que se sobresale y exhibiendo cierto complejo de superioridad,
generalmente, proyectando los sentimientos de inferioridad con respecto a los demás.
Otro de los grandes autores ligados a la historia de la Psicología Psicodinámica fue Carl Gustav
Jung (1875-1961) (figura 4.16). De origen suizo, Jung fue un médico psiquiatra y psicólogo clave
en la etapa inicial del Psicoanálisis; durante años fue discípulo de Freud, y junto a él y a Alfred
Adler fundó, en 1902, la Asociación Psicoanalítica de Viena siendo, además, el único miembro de
origen no judío.
Según se ha podido comprobar en las cartas que se intercambiaban y en las memorias de Jung,
las discusiones y debates entre éste y Freud eran frecuentes y se fueron recrudeciendo con el
tiempo, ya que ambos tenían puntos de vista diferentes acerca del funcionamiento del aparato
psíquico:
“Ahora lo veía claro. Él mismo (Freud) tenía una neurosis y concretamente fácil de
diagnosticar por sus síntomas bastante desagradables, como descubrí en nuestro viaje a
América. (…) Había visto que ni Freud ni sus discípulos podrían comprender qué
significaba el psicoanálisis en la teoría y en la práctica, puesto que ni siquiera el maestro
había logrado resolver su propia neurosis. Cuando anunció su intención de identificar y
dogmatizar la teoría y el método, ya no pude cooperar más con él, y no me quedó más
opción que retrotraerme a mí” (Jung, 1999, p. 201).
92
Figura 4.16. Carl G. Jung (1875-1961).
En 1913, estas diferencias se hicieron más notables, y Jung se mostró abiertamente contrario a la
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Al igual que Freud, Jung consideraba que la personalidad tenía como propósito fundamental el
equilibrio entre fuerzas conscientes e inconscientes (Brennan, 1999). Sin embargo, a diferencia
de Freud, Jung rechazó el papel fundamental que Freud otorgaba a la primera infancia y la
existencia de una sexualidad infantil, y se centró en los años posteriores de la vida.
Insiste Jung en la imposibilidad de dar una respuesta terminante acerca del método analítico o
psicoterapéutico ideal. Para Jung, la terapéutica será distinta en cada caso, y la curación debe
surgir del propio paciente de manera natural. En sus propias palabras:
“La psicoterapia y los análisis son tan distintos como los mismos individuos. Yo trato a
cada paciente lo más individualmente posible, pues la solución del problema es siempre
personal. Las reglas válidas en general sólo se pueden formular cum grano salis1. Una
verdad psicológica es solamente válida cuando se puede cambiar. Una solución que a mí
no se me ocurra puede ser para otro precisamente la correcta. Naturalmente un médico
debe conocer los denominados “métodos”. Pero debe evitar anquilosarse en lo rutinario.
Las premisas teóricas sólo deben aplicarse con mucho cuidado. Hoy quizás son válidas,
mañana pueden serlo otras. En mis análisis no juegan ningún papel. Intencionadamente
no soy sistemático. Frente al individuo no hay para mi más que la comprensión individual.
Para cada paciente se requiere un lenguaje distinto” (Jung, 1999, pp. 161-162).
1. La locución latina cum grano salis, traducida literalmente significa “con un grano de sal”, y figuradamente parece
significar que uno debe aplicar una capa de sano escepticismo a una determinada afirmación y no darla por certeza
absoluta sin haberla contrastado antes debidamente.
93
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Uno de los conceptos más importantes en la estructura psíquica propuesta por Jung es lo que él
denomina inconsciente colectivo, que hace referencia a la existencia de un sustrato común a los
seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos en
los que se expresa el contenido de la psique. Los contenidos básicos de este inconsciente
colectivo estarían formados, según el autor, por imágenes primordiales o arquetipos,
representaciones oníricas y fantasías con rasgos similares comunes a todas las culturas,
sociedades y religiones, casi de carácter universal. Estos arquetipos se manifiestan a través de
fantasías, símbolos y representaciones, a través de los sueños y de determinados actos. Según
Jung, cada generación de una sociedad repite ciertos patrones comunes a las generaciones
anteriores y a otras sociedades, ya que está movida por los contenidos del inconsciente colectivo
(arquetipos) que implican ciertas tendencias innatas que se manifiestan a nivel personal (por
ejemplo, a través de los complejos) o a nivel colectivo (como características comunes a todas las
culturas).
En los años '30, coincidiendo con el ascenso de Hitler al poder y la persecución de varias
sociedades psicoanalíticas cuyos miembros eran, en su mayoría de origen judío, Jung fue
nombrado presidente de la Sociedad Médica de Psicoterapia y director de la Revista de
Psicoterapia, ambas de presunta matriz nazi. Este hecho ha sido utilizado como argumento en
A pesar de la incomparable aportación a la psicología que hicieron Freud y algunos de los primeros
psicoanalistas, sus propuestas dejan aún abiertos algunos interrogantes que requerirán el trabajo
de nuevas generaciones de psicoanalistas que, aun utilizando la obra freudiana como fuente
principal, propusieron profundizar, discutir o ampliar diversos aspectos del conocimiento
psicoanalítico.
Si bien se mantuvieron algunos preceptos básicos del psicoanálisis inicial, las orientaciones post-
freudianas enfatizaron una mayor importancia de la instancia consciente, del YO, frente a los
deseos reprimidos e impulsos inconscientes. Además, pusieron un interés especial en el papel
que juega el entorno cultural y otros factores sociales en el desarrollo de la personalidad del
individuo y su comportamiento.
Los enfoques teóricos surgidos a partir de la obra de Freud y tras su muerte son incontables, e
incluyeron propuestas destacadas, como la denominada Psicología del Yo [Anna Freud, Erik
Erikson, entre otros), la Teoría de las relaciones de objeto (Melanie Klein, Donald Winnicott), el
Psicoanálisis hermenéutico (Jacques Lacan), o el Psicoanálisis social (Karen Horney, Erich
Fromm).
Una parte considerable de las teorías psicoanalíticas actuales centra su atención en las
experiencias tempranas y en la importancia que los problemas de la primera infancia ligados a las
relaciones de objeto tienen en los problemas psicopatológicos posteriores (Mayor y Tortosa,
2006a). Esta Teoría de las relaciones objetales encuentra su mayor exponente en la figura de
Melanie Klein (1882-1960) (figura 4.17), psicoanalista austriaca de origen judío.
94
Figura 4.17. Melanie Klein (1882-1960).
El primer contacto de Melanie Klein con las ideas de Freud fue la lectura de su obra “La
interpretación de los sueños” (1900), la cual despertó su interés inicial en el psicoanálisis.
Además, desde su juventud, Klein había atravesado varios cuadros depresivos de gravedad
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variable, lo que la llevó a iniciar su análisis con Sándor Ferenczi (1873-1933), psicoanalista y fiel
seguidor de Freud, con quien colaboró estrechamente en la Asociación Psicoanalítica de Viena. En
1918, Klein asiste al V Congreso Psicoanalítico Internacional, hecho que ella misma reconoce
como el impulso final que la llevó a dedicarse al psicoanálisis, dedicando su labor a ajustar el
modelo psicoanalítico al trabajo con niños.
Una de las contribuciones más valoradas por parte de la teoría psicoanalítica de Melanie Klein es
la introducción del juego simbólico como método de evaluación y trabajo con menores. Al igual
que Freud hiciera con la asociación libre con los adultos que acudían a análisis, el juego simbólico
es empleado como un método de comunicación a través del cual el infante exterioriza sus
inquietudes y deseos de forma indirecta. De este modo, analizando el simbolismo encerrado en el
proceso de juego, el terapeuta es capaz de observar las fantasías inconscientes que rigen la
conducta del niño, como forma de expresión de sus instintos o angustias.
La teoría psicoanalítica de Klein destaca por ampliar y profundizar en aspectos del desarrollo a lo
largo de la infancia, y crear un enfoque más centrado en cómo se relaciona el individuo con los
objetos, entendiendo generalmente como objetos a otras personas, siendo esta la base de la
teoría de las relaciones objetales. Esta teoría establece que las relaciones afectivas tempranas
que el niño establece en los primeros años de su desarrollo, y especialmente con aquellas
personas (objetos) más relevantes o significativas (madre), generan ciertas huellas permanentes
que marcarán la futura relación que establecerá con otros objetos, internalizándose las
experiencias vividas y originándose en base a ellas la estructura psicológica del sujeto.
Según la autora, a lo largo del desarrollo el ser humano pasa por una serie de etapas en las que
desarrolla el Yo y las relaciones con el entorno. Concretamente, establece dos posiciones
concretas en la infancia:
95
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Por su parte, el enfoque del Psicoanálisis social, denominado también psicoanálisis cultural o
neopsicoanálisis, surgió principalmente en el continente americano a partir de la década de 1920
coincidiendo con el mayor desarrollo del conductismo. Centra su interés en el componente social
del desarrollo del psiquismo.
En esta línea destaca, entre otros, Erich Fromm (1900-1980) (figura 4.18), psicoanalista social y
filósofo humanista.
Fromm nació en el seno de una familia de origen judío en Frankfurt (Alemania). A diferencia de
otros psicoanalistas, no fue médico ni escribió sobre psicoterapia, sino que se formó en derecho y
sociología, realizando un doctorado sobre la ley judía.
96
Figura 4.18. Erich Fromm (1900-1980).
importancia a los factores sociales, y entiende al ser humano como un individuo que se desarrolla
en el contexto de una cultura y entorno social determinado, el cual influye y es influido a
consecuencia de esta interrelación. El comportamiento sería, para Fromm, el resultado de un
aprendizaje en un contexto cultural.
En algunas de sus obras, como “El miedo a la libertad” (1941) o “El arte de amar” (1956),
describe Fromm que la principal fuente de malestar o sufrimiento son las tensiones que generan
las interrelaciones del individuo con su entorno fruto de esa dicotomía existencial: por un lado,
queremos ser libres e independientes, y por otro, buscamos establecer lazos y vínculos seguros.
97
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Según Fromm, la forma de afrontar ese malestar y disminuir el sufrimiento pasa por desarrollar la
capacidad de amar, también y, sobre todo, a nosotros mismos.
El llamado Psicoanálisis hermenéutico pretende un retorno a Freud, al considerar que las nuevas
propuestas surgidas desde el psicoanálisis se han alejado de su núcleo y desvirtuado sus
preceptos. Una de las figuras principales del psicoanálisis hermenéutico fue Jacques Lacan
(1901-1981) (figura 4.19), médico psiquiatra y psicoanalista francés.
Tras formarse en medicina, entre 1927 y 1931 Lacan realizó la formación de especialista en
psiquiatría, y al año siguiente comenzó su propio análisis de mano de Rudolph Loewenstein
(1898-1976), psicoanalista destacado de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) y
reconocido por sus aportaciones a la Psicología del Yo.
Bajo la consigna de un retorno a Freud, y muy apoyado en una visión estructuralista de la psique
humana, e influido por la lingüística y la antropología, Lacan retoma la importancia clave del
inconsciente, al tiempo que se distancia de los nuevos enfoques que proponían otros
psicoanalistas, como los teóricos de las relaciones objetales o los psicólogos del yo.
Estas marcadas diferencias con las nuevas tendencias teóricas le generaron numerosas críticas y
le llevaron, en 1953, a presentar su dimisión como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de
París, y unirse a otros psicoanalistas para fundar la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. En 1963
fue expulsado de la Asociación Internacional del Psicoanálisis (IPA), y un año más tarde fundó la
Escuela Freudiana de París, que pasaría a ser la Escuela de Causa Freudiana en 1981, con el
objetivo de restaurar el psicoanálisis original que había sido, a su juicio, completamente desviado
obstaculizando su progreso.
El pensamiento de Lacan y su propuesta teórica entrañan cierta dificultad debido, en parte, a que
su legado está compuesto, básicamente, por las transcripciones literales de las grabaciones que
se realizaban en sus numerosas conferencias y seminarios, junto a las notas de algunos
asistentes. Destaca, por ejemplo, “El Seminario”, un compendio de 25 volúmenes que recogen los
seminarios impartidos por el autor entre 1953 y 1979, y en cada uno de los cuales aborda temas
como: “Los escritos técnicos de Freud”, “La Psicosis”, “La relación de objeto”, “Las formaciones
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del inconsciente”; “La ética del psicoanálisis”, “La transferencia”, “La identificación”, “La
angustia”, “El síntoma”, entre otros.
Para Lacan, la realidad que le da un verdadero sentido al YO es el “Otro”, es decir, lo que nos
permite convertirnos en un sujeto individual, es precisamente el conocimiento de los límites
propios, más allá de los cuales se halla todo lo que no es YO, lo que es “Otro”. Al conocer y
reconocer la existencia del “Otro”, definimos y redefinimos el YO.
Entre las nociones propuestas por Lacan se encuentra lo que denominó estadio del espejo, el
momento en el que el niño, a partir de la visión de su imagen reflejada en el espejo, le otorga un
sentido de otredad a su propia identidad, y por tanto le dota de individualidad. Añade también la
importancia del lenguaje, que en este estadio permite al niño hablar de sí mismo en segunda o
tercera persona. Esta identificación es un primer paso para la construcción del YO por parte del
niño; la identificación de uno mismo en términos del “otro”.
Lacan estuvo muy influido por la lingüística, y consideraba que el lenguaje es determinante, ya que
determina el significado que el individuo otorga al mundo. El relato del paciente es el material del
que el analista dispone. El habla es el proceso por el que un individuo obtiene una significación
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por parte del otro, de manera que el síntoma podría ser, según Lacan, una extensión de la
comunicación que fue inefectiva por otros medios.
4.3. EL CONDUCTISMO
Los primeros años del siglo XX, coincidiendo con la transformación de la psicología en una
disciplina académica y una ciencia reconocida, confluyeron multitud de corrientes y propuestas
teóricas, a veces contrapuestas y otras complementarias. Por aquel entonces, dos enfoques
teóricos similares, aunque geográficamente alejados, destacaron por mostrar un mayor
compromiso con el objetivismo científico:
99
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Nacido en Massachusetts, Estados Unidos, Edward Lee Thorndike (1874-1949) (figura 4.20) fue
un psicólogo y pedagogo estadounidense, considerado habitualmente como el antecesor directo
de la psicología conductista.
Recibió influencias directas del funcionalismo dominante en Estados Unidos a finales del siglo XIX,
ya que fue alumno de William James en la Universidad de Harvard, y posteriormente realizó su
tesis doctoral, Inteligencia animal (1898), bajo la dirección de James McKeen Cattell (1860-1944)
en la Universidad de Columbia.
En 1899 obtuvo una plaza como profesor adjunto en la Escuela de Magisterio de la Universidad de
Columbia, y 5 años más tarde fue nombrado profesor de Psicología Educacional y director del
Instituto de Investigación Pedagógica, cargos que ocupó durante casi 20 años. Poco antes de
retirarse, entre 1942 y 1943, ocupó la cátedra William James en la Universidad de Harvard.
Para su trabajo de tesis doctoral, Thorndike había construido una serie de laberintos que los
animales experimentales (pollos) debían recorrer buscando la salida a partir de la cual accedían a
la comida o el agua. Según observó Thorndike, en los primeros ensayos los animales recorrían el
laberinto mostrando signos de ansiedad y desconcierto, pero en las sucesivas repeticiones los
animales iban encontrando la salida con mayor rapidez, indicando que se había dado cierto grado
100
de aprendizaje. Este trabajo, en el que analizó los principios que rigen la adquisición de conductas
aprendidas en modelos animales, se convirtió en el primer acercamiento al estudio del
comportamiento animal en condiciones de laboratorio.
A partir de estos trabajos, Thorndike desarrolló una concepción del aprendizaje en términos de
asociaciones basadas en un esquema estímulo-respuesta (E-R), enfoque que él mismo denominó
Conexionismo, esto es, un intento de entender la mente como un sistema de conexiones capaz de
adaptar las respuestas del organismo a la situación concreta a la que se enfrenta en cada
momento. En un primer momento, propuso que estas conexiones E-R respondían a una serie de
principios o leyes básicas:
1. Ley del ejercicio: otorga importancia a la práctica (el uso y el desuso) en el aprendizaje.
Según Thorndike (1911, p.244): “cualquier respuesta frente a una situación se conectará,
en igualdad de condiciones, con más fuerza a la situación en proporción al número de
veces que haya estado conectado con esa situación, y a la fuerza y duración promedios de
las conexiones”.
2. Ley del efecto: se refiere al papel que tienen las consecuencias de una conducta
determinada en el proceso de aprendizaje, ya sean consecuencias satisfactorias (refuerzo)
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
101
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Posteriormente, Thorndike quiso comprobar cómo estas leyes del aprendizaje se aplicaban
también a la conducta humana y realizó diversas investigaciones para alcanzar el alcance de las
mismas: “Encontramos este mismo aprendizaje en el hombre. Aprendemos mediante la selección
gradual del acto o del juicio apropiado, por su asociación con las circunstancias o la situación que
lo requiere, justo de la misma forma que lo hacen los animales” (Thorndike, 1911, p.284).
“(Thorndike) sentó las reglas del juego de la investigación psicológica en aquellos años
hasta bien entrada la década de 1950. Son dos las razones básicas por las que se
considera a Thorndike funcionalista y no conductista: la utilización de términos
mentalistas y su deseo de no abandonar completamente el análisis introspectivo, útil en
el estudio de la conciencia humana. Por ello, se le puede considerar como una figura de
transición entre el funcionalismo y el conductismo” (Samelson, 1981, pp.399-400).
Nacido en Rusia, Iván Petróvich Pavlov (1849-1936) (figura 4.21), fue un fisiólogo conocido por
sus estudios sobre la adquisición de conductas condicionadas y el aprendizaje.
102
Figura 4.21. Iván Pavlov (1849-1936).
Ingenió un método para establecer una fístula desde el aparato digestivo de los animales (empleó
perros) hasta el exterior, con objeto de obtener muestras de los jugos gástricos producidos
durante los experimentos con comida.
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En 1904 recibió el Premio Nobel de Medicina por estos trabajos sobre los procesos digestivos. En
el discurso que pronunció en el acto de entrega, en vez de exponer sus trabajos en el terreno de la
fisiología de la digestión, expuso sus ideas sobre los reflejos condicionales como método de
estudio objetivo para analizar el funcionamiento del sistema nervioso. Anunciaba así su nuevo
programa de investigación: dejaba a un lado la fisiología de los procesos digestivos para centrarse
en el estudio de la actividad nerviosa superior:
“Citemos dos simples experiencias que cualquiera puede hacer. Vertamos en la boca de
un perro una solución débil de cualquier ácido. Normalmente provoca una reacción
defensiva: el líquido es rechazado con bruscos movimientos de cabeza, la saliva se
derrama abundantemente en la boca, diluyendo el ácido y limpiando la mucosa.
103
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
saliva. Los dos hechos son igualmente exactos y constantes y deben ser designados con
el mismo término fisiológico: reflejo (…).
Ante tales hechos, el pensamiento más exigente no encontrará nada que objetar a esta
conclusión fisiológica. Sin embargo, la diferencia entre ambos reflejos es ya muy nítida.
(…) el primer reflejo ha sido producido sin preparación previa, sin condición alguna; el
segundo se ha logrado con un procedimiento especial. ¿Qué significado tiene esto?
Este condicionamiento, según Pavlov, se debía a la creación de una nueva conexión nerviosa. La
relación temporal entre los estímulos y las respuestas era el principio fundamental para la
adquisición de tal condicionamiento, mediada por el córtex cerebral.
Aunque nunca se identificó a sí mismo como psicólogo, sus trabajos dejaron entrever su interés
por áreas como la psicopatología, la psiquiatría, el lenguaje y la personalidad humana, aunque
reivindicó una aproximación científica a su estudio con objeto de obtener datos fiables. En
palabras del propio Pavlov:
104
vez, los fisiólogos interpretaban de un modo psicológico los resultados obtenidos en la
interrupción experimental de la actividad de ciertas zonas hemisféricas en los animales,
por analogía con lo que podía vivenciar el hombre en las mismas circunstancias (…). Sin
embargo, pronto el desaliento se extendió por los dos campos. La fisiología de los
hemisferios cerebrales se detuvo en estos primeros experimentos y casi dejó de
progresar. Resurgieron entre los psicólogos aquellos que, como antaño, se pronunciaron
resueltamente por una independencia total del estudio psicológico en relación con la
fisiología.
(…) Era necesario hallar un fenómeno psíquico elemental que pudiera ser considerado en
su totalidad como un fenómeno puramente fisiológico. Partiendo de él, por un estudio
rigurosamente objetivo (como se practica siempre en fisiología) de las condiciones de su
aparición, de sus implicaciones y de su desaparición, se obtendría el cuadro fisiológico
objetivo y completo de la actividad superior de los animales (…) en lugar de los
experimentos efectuados hasta entonces y basados en la excitación artificial y la
destrucción. Felizmente, desde hacia tiempo muchos investigadores habían advertido
este fenómeno y varios le habían concedido su atención y algunos (en primer lugar debe
mencionarse a Thorndike) habían emprendido ya su estudio, pero por una razón
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Las obras de Pavlov y de sus muchos estudiantes, relacionadas tanto con el reflejo condicional y
los procesos aprendizaje por condicionamiento, como con el resto de temas de investigación que
llevaron a cabo, comenzaron a ser traducidos muy pronto al inglés, francés y alemán, ejerciendo
una enorme influencia sobre el desarrollo de la fisiología, la psicología y la psiquiatría.
John Broadus Watson (1878-1958) (figura 4.22) nació en Greenville (Carolina del Sur, Estados
Unidos), en el seno de una familia muy humilde. Estudió en las Universidades de Furman y
Chicago, y en ésta última recibió influencias de funcionalistas de la época, como John Dewey o
James Angell.
105
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Tras unos años como profesor en la Universidad de Chicago, en 1908 se trasladó a la Universidad
Su célebre artículo Psychology as the behaviorist views it (La psicología tal como la ve el
conductista) supuso tal punto de inflexión que su año de publicación, 1913, es considerado por
los historiadores como el del inicio formal del conductismo, considerado por muchos como la
escuela psicológica de mayor relevancia e influencia en la primera mitad del siglo XX. En este
trabajo, Watson desafía los supuestos fundamentales de la psicología vigente, a la par que
reivindica la necesidad de adoptar una serie de medidas que faciliten la construcción de una
auténtica ciencia psicológica. Propone dejar atrás términos tan poco precisos como conciencia o
mente, y abandonar el uso de la introspección como método:
106
bruto. La conducta del hombre, con todo su refinamiento y complejidad, sólo constituye
una parte del plan de investigación total del conductista.
significativos en la medida en que arrojen alguna luz sobre los estados conscientes. Para
pertenecer al ámbito de la psicología, estos datos conductuales deben tener al menos
una relación analógica o indirecta con tales estados conscientes.
En realidad, a veces se encuentra uno con psicólogos que ni siquiera creen en esta
relación analógica. Este escepticismo se manifiesta a menudo en la pregunta que le
plantean al investigador de la conducta: '¿qué relevancia tiene para la psicología humana
el estudio de los animales?'. He solido considerar esta cuestión con detenimiento. De
hecho, siempre me ha resultado un poco incómoda. Yo tenía interés en mi propio trabajo
y creía en su importancia, pero no podía establecer ninguna estrecha conexión entre él y
la psicología tal como la entendía mi interlocutor. Espero que esta confesión aclare el
ambiente, y que no tengamos que trabajar ya más con falsos pretextos. Tenemos que
admitir con franqueza que estos hechos tan importantes para nosotros, esos hechos que
hemos logrado obtener tras realizar una gran cantidad de trabajo sobre los sentidos de
los animales con el método conductual, sólo han contribuido fragmentariamente a la
teoría general de los procesos sensoriales humanos, y no han sugerido nuevos puntos de
aproximación experimental. De la misma manera, el enorme número de experimentos
que hemos llevado a cabo sobre el aprendizaje ha contribuido poco a la psicología
humana. Parece razonablemente claro que se debe llegar a algún tipo de compromiso: o
la psicología tiene que cambiar su punto de vista para incorporar los hechos de la
conducta, tengan o no relevancia para los problemas de la 'conciencia'; o la conducta
debe permanecer aparte como una ciencia totalmente separada e independiente. Si
quienes se ocupan de la psicología humana no consideran favorablemente nuestras
propuestas y se niegan a modificar su postura, los conductistas no tendrán más remedio
que utilizar a los seres humanos como sujetos y emplear métodos de investigación que
sean exactamente semejantes a los que hoy se emplean en la investigación animal.
107
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
(…) Creo que podemos escribir una psicología (…) no haciendo uso en ninguna ocasión
de términos como los de conciencia, estados mentales, mente, contenido, verificable por
introspección, imaginería, etc. (…) Podemos hacerlo recurriendo a términos como
estímulo y respuesta, formación e integración de hábitos, y otros similares (…), tomaría
como primer punto de partida el hecho observable de que cualquier organismo, tanto
animal como humano, se adapta al medio gracias a su dotación hereditaria y a sus
hábitos. (…) Mi objetivo último al realizar todo este trabajo es aprender métodos
generales y particulares mediante los cuales podamos controlar la conducta” (Watson,
1913, pp. 158-167).
En otoño de 1919 Watson inició su famoso experimento con “El pequeño Albert”, un bebé de 11
meses con el que pretendió estudiar las bases conductuales de las emociones, concretamente, la
naturaleza aprendida de los miedos infantiles.
El procedimiento, de varios meses de duración, consistió en presentar al niño una serie de objetos
(una rata blanca, un perro, máscaras, un paquete de algodón, etc.), los cuales no producían
ninguna reacción de miedo o ansiedad. De manera paralela, se comprobó que otros estímulos,
como la presentación de sonidos intensos repentinos, sí producían en el bebé una reacción de
miedo y sobresalto. Posteriormente se realizaron en el laboratorio diversos ensayos en los que se
presentaba, por ejemplo, uno de los estímulos neutros (rata blanca), seguido de un fuerte ruido
desagradable cada vez que el niño trataba de tocarla, provocando una respuesta de miedo y
llanto. Tras varias repeticiones, se comprobó que la sola presencia del animal, ya sin ir
acompañado del ruido, provocaba una respuesta condicionada de miedo, llanto, evitación y huida,
e incluso la respuesta de temor se había generalizado a otras situaciones u objetos con
características similares (conejo, perro, algodón blanco, etc.). Según Watson y sus colaboradores,
este experimento demostraba que determinadas reacciones emocionales, como el miedo que
desencadenan las fobias, son en realidad respuestas conductuales adquiridas durante la infancia
y la primera juventud.
El diseño original del experimento también incluía aplicar métodos de descondicionamiento para
comprobar cómo podía eliminarse la respuesta emocional una vez adquirida, sin embargo, el niño
abandonó el hospital antes de que llegara este momento, por lo que el experimento no pudo
completarse.
108
Posteriormente, en su publicación Behaviorism (Conductismo, 1930) acentúa todavía más si cabe
el énfasis de la objetividad, el valor de lo empírico y el rigor. Considera la psicología como una
ciencia natural, compañera necesaria de la fisiología como ciencia interesada en el
funcionamiento del organismo, aceptando como concepto central el ambientalismo que
determina la adquisición de conductas. A esta obra debemos el célebre pasaje de Watson:
“Dadnos una docena de niños sanos, bien formados y un mundo apropiado para criarlos,
y garantizamos convertir a cualquiera de ellos, tomado al azar, en determinado
especialista: médico, abogado, artista, jefe de comercio, pordiosero o ladrón, no
importan los talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocaciones y raza de sus
ascendientes. Lo confesamos: rebasamos lo hasta hoy establecido por nuestras
experiencias, pero también lo han hecho así durante miles de años los defensores de la
parte contraria. Por supuesto, de efectuarse este experimento, deberíamos ser nosotros
quienes habríamos de especificar la forma de criarse a los niños y el tipo de mundo en el
cual habitarían” (Watson, 1930, pp.108-109).
largo del ciclo vital, especialmente durante los primeros años cuando se adquieren la mayor parte
de los hábitos a través del condicionamiento y el aprendizaje. Este ambientalismo extremo implica
una filosofía optimista en relación al comportamiento humano y la sociedad; los seres humanos
están sujetos al cambio, y pueden modificar -en sentido adaptativo o no adaptativo- sus
conductas, no están a merced de contingencias biológicas o genéticas. No hay un determinismo
biológico, sino que el ser humano es modificable y perfeccionable; la sociedad puede ser cada vez
mejor, si las personas así lo deciden.
El conductismo watsoniano fue la fuerza dominante en la psicología de los años '20 del siglo XX, la
cual era definida como una ciencia de la conducta, cuyo método de estudio rechazaba
tajantemente la introspección y se enmarcaba en el método experimental. A partir de estas ideas
surge el denominado neoconductismo, iniciado por una serie de autores cuyas propuestas
teóricas, sustentadas en las ideas de Watson, trataron de proporcionar una base empírica y más
elaborada para mostrar la veracidad de sus planteamientos.
Aunque podríamos destacar varios nombres, tales como Edward Chace Tolman (1886-1959) o
Clark Leonard Hull (1884-1952), una figura abanderó especialmente esta nueva tendencia:
Skinner, reconocido por la Asociación Americana de Psicología (APA) como el psicólogo más
influyente y más citado de todo el siglo XX (Haggbloom et al., 2002).
Burrhus Frederic Skinner (1904-1990) (figura 4.23) nació en Pennsylvania, y durante su juventud
trató de ser escritor, aunque sin demasiado éxito.
Se interesó por la psicología a raíz de leer algunas obras de autores como Watson o Thorndike, y
finalmente se graduó en la Universidad de Harvard, donde también obtuvo su doctorado, en 1931,
con una tesis teórica sobre el concepto del reflejo.
109
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Entre 1936 y 1945 se estableció en la Universidad de Minnesota, donde llevó a cabo numerosos
experimentos con modelos animales, principalmente palomas o roedores, cuyas conductas
Una caja de Skinner clásica cuenta con un espacio donde se coloca el animal, permitiendo la
observación y registro de sus conductas. Contiene además los siguientes elementos:
• Manipulandum: uno o más mecanismos que el animal puede manipular: presionar una
palanca, empujar una tecla, etc. En función de las respuestas dadas, recibirá el estímulo
reforzador correspondiente (comida, descarga eléctrica).
• Estímulo discriminativo: actúa como indicador para señalizar que la respuesta dada es la
adecuada. Suele utilizarse una luz o un sonido.
• Registro acumulativo: un aparato externo a la caja registra la tasa de respuesta, es decir, la
frecuencia de respuestas dadas en una unidad de tiempo determinado. También señaliza la
aparición de los reforzadores y su naturaleza (gratificante o aversiva).
• La superstición de la paloma es un experimento ya clásico de Skinner, en el que participaron
8 palomas hambrientas, introducidas en la caja de Skinner, a las cuales se les ofrecía
comida a intervalos regulares con independencia de la respuesta que éstas emitieran. No
obstante, se observó un condicionamiento evidente en todas las palomas. Por ejemplo, una
de las palomas aprendió a dar vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj alrededor
de la caja, otra paloma pegaba su cabeza a una de las esquinas superiores de un modo muy
característico, y una tercera sacudía la cabeza hacia los lados. Cada paloma había
desarrollado su propia respuesta, idiosincrática. Tanto fue así, que daba la impresión de que
las palomas se comportaban de ese modo al creer que tales conductas eran las que
provocaban la aparición de la comida, atribuyendo a sus respuestas cierta superstición.
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La explicación de Skinner sobre este fenómeno apelaba al refuerzo recibido: entendió que
cualquiera que fuese la respuesta que el sujeto acabara de realizar justo antes de la aparición del
estímulo deseado (comida), su ejecución resultaría reforzada por el valor de recompensa asociado
a dicho estímulo.
Skinner sostiene que la unidad de la conducta es el reflejo, que resulta de una conexión entre los
estímulos y las respuestas dadas a esos estímulos. Por lo tanto, la conducta sería una cadena de
reflejos, cuya asociación está determinada por el papel que desempeñan otro tipo de estímulos:
los reforzadores, referidos éstos a las consecuencias (gratificantes o aversivas) de una
determinada respuesta.
“Es habitual referirse a cualquier movimiento del organismo como a una respuesta. Este
término procede del campo del acto reflejo e implica un acto que, por decirlo así,
responde a un hecho anterior, el estímulo. Pero podemos hacer que un acontecimiento
sea contingente con la conducta, sin identificar, o sin ser capaces de identificar, un
estímulo previo (…).
111
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
112
La meta de los analistas de conducta, según Skinner, debería ser el poder dar respuesta a
cuestiones como: ¿qué aspectos de la conducta son importantes? ¿de qué variables son función
los cambios en estos aspectos de la conducta? ¿cuáles son las relaciones entre la conducta y las
variables que la controlan? ¿qué métodos son apropiados para poder estudiar tal sistema
experimentalmente?
4.4. EL HUMANISMO
A partir de mediados del siglo XX, después de la II Guerra Mundial, la psicología que se había ido
asentando los años anteriores, era ya una disciplina plenamente reconocida y de prestigio, y los
trabajos llevados a cabo por psicólogos eran bien considerados desde diferentes ámbitos
académicos. Además, como consecuencia derivada directamente de los conflictos bélicos de la
primera mitad del siglo XX, se hizo necesario contar con un volumen importante de especialistas
en la atención y tratamiento de los diversos trastornos psicológicos, desórdenes mentales y daños
nerviosos que afectaban a los soldados que habían intervenido, y la figura del psicólogo fue
impulsada como el perfil profesional más demandado, junto al psiquiatra, para llevar a cabo estas
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tareas.
A partir de las décadas de los años 1920 y 1930, Alemania, y Europa en general, habían perdido
fuerza como foco académico de la psicología, que vivía una mayor expansión y desarrollo en el
continente americano, donde imperaba principalmente el enfoque conductista. No obstante, a
partir de mediados de siglo, el conductismo también empieza a resultar insuficiente para algunos
investigadores, que criticaban, entre otras cuestiones, la pérdida de interés por los procesos
psíquicos superiores o la concepción reduccionista de que la mente animal era equiparable a la
mente humana.
En este escenario, algunas de las nuevas propuestas teóricas que surgirán y se desarrollarán en la
segunda mitad del siglo XX tratarán, sobre todo de recuperar al individuo como centro de los
intereses de estudio desde la psicología (Humanismo), y reconocerán la necesidad de incluir el
abordaje de las variables internas y los procesos cognitivos (Psicología cognitiva).
113
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Ante esto, la psicología humanista va a ser más un movimiento que una escuela; va a proponer
“Los principios que condensan los postulados básicos que guían el enfoque humanista
son:
1) El hombre como tal sobrepasa la suma de sus partes. El hombre debe ser considerado
como algo más que un resultado de la adición de varias partes y funciones.
Abraham H. Maslow (1908-1970) (figura 4.25) puede ser considerado uno de los máximos
exponentes del movimiento humanista, junto a Carl Rogers.
114
Figura 4.25. Abraham H. Maslow (1908-1970).
Nacido en New York, Estados Unidos, en el seno de una familia de origen judío procedente de
Rusia, se formó en Psicología en la Universidad de Winsconsin.
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Inicialmente se formó como conductista junto a Thorndike y recibió influencias del conductismo de
Watson, pasando por varias etapas intelectuales hasta considerar que muchos de los conceptos
más ortodoxos de la psicología científica resultan insuficientes para explicar el comportamiento y
la experiencia humanos. Abandonó entonces esta línea, y recibió influencias de varios psicólogos
de la Gestalt, como Max Wertheimer o Kurt Koffka, y de psicoanalistas como Alfred Adler,
colaborador directo de Sigmund Freud.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Maslow comenzó a cuestionarse el modo en que los psicólogos
llegan a sus conclusiones, y a desarrollar sus propias ideas sobre cómo entender la mente
humana. Adopta y desarrolla entonces el concepto de autorrealización, idea clave de su
propuesta, para probar que los seres humanos no actúan de manera mecanicista ante las
situaciones del ambiente, sino que tratan de alcanzar experiencias cumbre, momentos sublimes
en la vida en los que el individuo está en armonía consigo mismo y con su entorno:
“¿Qué hace uno cuando se autorrealiza? ¿Aprieta los dientes y se retuerce? ¿Qué
significa la autorrealización en función de la conducta real? (…).
115
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Tercero, hablar de autorrealización implica que hay un sí mismo que se actualiza. Un ser
humano no es una tabula rasa, una masa de arcilla o plastilina. Es algo que ya está, por
lo menos una especie de estructura cartilaginosa. Un ser humano es, como mínimo, su
temperamento, sus equilibrios bioquímicos, etc. Existe un sí mismo, y lo que a veces he
llamado “escuchar las voces del impulso” significa dejarlo que emerja. Muchos de
nosotros, la mayor parte del tiempo (y esto se amplía en especial a los niños y jóvenes)
no nos escuchamos, sino que escuchamos las voces introyectadas de Mamá, Papá, el
Sistema, los Mayores, la autoridad o la tradición (…).
Cuarto, en la duda, optad por ser sinceros. Estoy a resguardo con la frase “en la duda”,
así que no necesito debatir cuestiones de diplomacia. A menudo, cuando dudamos no
somos sinceros. Los clientes casi nunca lo son. Juegan juegos y adoptan poses. No
aceptan con facilidad la sugerencia de ser sinceros. Mirar dentro de uno en busca de
Quinto, (…). No se puede escoger sabiamente para toda una vida a menos que uno se
atreva a escucharse a sí mismo, a su propio sí mismo (self), a cada instante de la vida, y
a decir con alma: “no, esto y aquello no me gustan”. Expresar algo sinceramente implica
atreverse a ser diferente, impopular, inconformista.
Octavo, descubrir quién es uno, qué es, qué le gusta, qué no le gusta, qué es bueno o
malo para uno, hacia dónde va y cuál es su misión -abrirse para sí mismo-, significa
desenmascarar la psicopatología” (Maslow, 1983, pp.71-75).
A modo de guía visual para ilustrar su Teoría de la motivación humana, Maslow elaboró una
jerarquía de necesidades (figura 4.26), representada como una pirámide que contiene una
organización en cinco niveles de las necesidades humanas, psicológicas y físicas. Según Maslow,
sólo cuando las necesidades más básicas -situadas en los niveles inferiores de la pirámide- son
satisfechas, podrá buscarse satisfacer necesidades de los niveles superiores.
116
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La tesis central de la pirámide de las necesidades, que ha tenido aplicación en diversos campos
incluso más allá de la psicología, expresa que los seres humanos tienen necesidades
estructuradas en diferentes estratos, de tal modo que las necesidades secundarias o superiores
van surgiendo a medida que se van satisfaciendo las más básicas.
Junto a Carl Rogers y otros representantes de la Psicología Humanista, Maslow fundó en 1962 la
Asociación Americana de Psicología Humanista, y su revista: la Journal of Humanistic Psychology.
En 1968 fue elegido presidente de la American Psychological Association (APA).
Carl Rogers (1902-1987) (figura 4.27) fue un psicólogo estadounidense de enorme influencia,
conocido principalmente por ser el iniciador junto a Abraham Maslow del enfoque humanista en
psicología. Según el estudio llevado a cabo por la Asociación Americana de Psicología (APA)
117
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
(Haggbloom et al., 2002), Carl Rogers ocupa el sexto puesto en el ranking de los 100 psicólogos
más citados del siglo XX.
En sus primeros años de práctica profesional, Rogers trabajó como psicólogo infantil y fue
paulatinamente aproximándose a la psicología clínica. En 1942 publica su obra Counseling and
Psychotherapy, fundando las bases de la terapia centrada en el cliente o terapia no directiva, que
se convertirá en la piedra angular de la Psicología Humanista. La hipótesis central de este
enfoque, basado en la no directividad, establece que el individuo posee, en sí mismo, las actitudes
y capacidad de dirigir su comportamiento, y que estos medios pueden ser explotados para
producir un cambio buscado. En palabras del propio autor:
118
6. Que el cliente perciba, al menos en un grado mínimo, las condiciones 4 y 5 (…).
7. El cliente es cada vez más capaz de expresar sus sentimientos por medios verbales y/
o motores.
8. Los sentimientos que expresa se refieren cada vez más al yo por oposición al no-yo.
9. Es capaz, cada vez más, de establecer una distinción entre los objetos de sus
sentimientos y percepciones (…).
10. Los sentimientos que expresa se relacionan cada vez más con el estado de
incongruencia existente entre algunas de sus experiencias y su concepto del yo.
12. Experimenta con plena conciencia sentimientos que, hasta entonces, habían sido
negados a la conciencia o distorsionados conscientemente.
13. La imagen del yo se reorganiza para integrar las experiencias que habían sido
distorsionadas conscientemente o negadas a la conciencia.
14. A medida que prosigue la reorganización de la estructura del yo, la congruencia entre
su concepto del yo y la experiencia aumenta cada vez más (…).
15. El cliente se vuelve cada vez más capaz de experimentar la consideración positiva
incondicional que el terapeuta le manifiesta.
16. Siente cada vez más una consideración positiva incondicional hacia sí mismo.
18. El cliente es cada vez más congruente, menos defensivo y está más abierto a su
experiencia.
19. Sus percepciones son, por consiguiente, más realistas, más objetivas y más
diferenciadas.
119
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
25. Se produce una disminución general de la tensión, tanto fisiológica como psicológica,
y del tipo específico de tensión psicológica denominado angustia.
29. Como experimenta cada vez menos necesidad de deformar sus experiencias, en
especial sus experiencias en relación a otras personas, siente hacia ellas una mayor
aceptación.
32. El sujeto se revela como un ser más creativo, más capaz de adaptarse a cada
situación especial y a cada nuevo problema”.
120
Durante toda su carrera Rogers mantuvo una clara oposición al conductismo dominante de la
época, muy especialmente al conductismo radical de Skinner, al que acusaba de tratar a las
personas como objetos incapaces, sin considerar su capacidad de elección y libertad, sus
intenciones o creencias, como factores determinantes de la conducta humana.
Gordon Willard Allport (1897-1967) (figura 4.28) fue un psicólogo estadounidense, conocido por
ser uno de los pioneros en el estudio de la personalidad, considerado a menudo como el Padre de
la Psicología de la Persona.
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Uno de sus hermanos mayores fue el también célebre psicólogo Floyd Henry Allport (1890-1978),
considerado Padre de la Psicología Social como disciplina científica.
Allport se mostró crítico con las escuelas imperantes, tanto con el psicoanálisis de Freud como
con el conductismo de Watson o Skinner, e insistió en la importancia de la individualidad del ser
humano.
En su obra “Personalidad: una interpretación psicológica” (1937) define la personalidad como una
organización de los sistemas psicofísicos del individuo que le permiten adaptarse al ambiente.
121
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Propone que la personalidad es única de cada individuo, y descarta la utilización de métodos poco
rigurosos en su estudio, como la astrología o la quiromancia. Insiste, por el contrario, en emplear
procedimientos basados en la observación de los hechos, del estilo del comportamiento de una
persona, la grafología, el estudio de los escritos, diarios y autobiografías, etc. (Mayor y Tortosa,
2006b).
En su Teoría del rasgo de la personalidad, Allport distingue tres tipos de rasgos, en función de la
mayor o menor influencia que éstos tienen en el comportamiento del individuo:
Por tanto, la propuesta de Allport entiende la personalidad desde un punto de vista estructural, de
manera que cada persona se configura a partir de combinaciones de diferentes rasgos cardinales,
centrales y secundarios, dotando a cada individuo de una composición única.
Desde mediados del siglo XX hasta la actualidad la escena psicológica ha visto cómo una nueva
propuesta, a pesar de su nacimiento reciente, ha ido desarrollándose a un ritmo vertiginoso,
llegando a desplazar a las escuelas hegemónicas hasta el momento: la Psicología Cognitiva.
La psicología cognitiva, más que limitarse a estudiar ciertos procesos referidos a la cognición,
aspira a dar una perspectiva general sobre todos los procesos psíquicos, incluyendo también una
dimensión aplicada y práctica.
122
4.5.1. ANTECEDENTES Y PRIMERAS APROXIMACIONES AL ESTUDIO DE LA
COGNICIÓN
A pesar de que los inicios de las ciencias cognitivas debemos buscarlos a mediados del siglo XX,
ya en el siglo anterior algunos autores se habían interesado en el estudio de los procesos
cognitivos desde un enfoque experimental. Así, por ejemplo, Hermann Ebbinghaus (1850-1909)
(figura 4.29) es hoy en día reconocido como el impulsor del estudio experimental de la memoria y
del aprendizaje verbal. Dedicó también parte de su trabajo al estudio de la percepción visual, el
rendimiento escolar o la inteligencia y estuvo fuertemente influenciado por los asociacionistas
británicos y alemanes, así como por la psicofísica.
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Tengamos en cuenta que afrontar el estudio experimental de la memoria en estos años no era una
tarea fácil, ya que trataba de aplicar el método experimental a un proceso mental superior,
premisa que ni siquiera el propio Wundt veía factible.
En sus experimentos, la mayoría de los cuales aplicó sobre sí mismo como sujeto de estudio,
Ebbinghaus empleó listas de pseudopalabras, trigramas o sílabas sin sentido (WID, ZOF, TAR),
para comprobar cómo se sucedían el recuerdo y el olvido. Publicó sus hallazgos en su obra Sobre
la memoria (1885):
123
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Con las consonantes simples del alfabeto y las 11 vocales y diptongos del idioma
alemán, construimos todas las sílabas posibles que pertenecieran a una determinada
clase, a saber, la formada por una vocal puesta en medio de dos consonantes.
Dichas sílabas, aproximadamente unas 2.300, fueron mezcladas unas con otras, y a
continuación extraídas al azar de manera que formaran series de diferentes longitudes,
las cuales constituyeron el objeto de los diversos experimentos. (…) Las sílabas
empleadas en un experimento eran dejadas a un lado hasta haber agotado el total de las
mismas; después se volvían a mezclar y a utilizar conforme el mismo procedimiento.
Todos los experimentos realizados con estas series de sílabas pretendían en último
término lo siguiente: conseguir que, mediante la lectura repetida en voz alta, una serie
quedara grabada de tal forma en la memoria que pudiera ser repetida después a
voluntad. Considerábamos este objetivo la primera vez que el sujeto, dada la sílaba
inicial, era capaz de realizar toda la serie sin interrupciones, a una determinada
velocidad, y con la conciencia de no cometer ninguna falta” (Ebbinghaus, 1885, en
Gondra, 1982, pp.136-137).
124
Gracias a sus experimentos con listas de palabras, Ebbinghaus también describió el denominado
efecto de posición serial, referido a la tendencia de una persona a mostrar una tasa mayor de
recuerdo libre o espontáneo de aquellos elementos situados en los primeros puestos (efecto de
primacía) o en los últimos puestos (efecto de recencia) de la lista de palabras a recordar, en
comparación con los elementos intermedios.
Otro autor relevante en el estudio de la cognición humana fue el británico Frederic Charles Bartlett
(1886-1969) (figura 4.31), primer profesor de psicología universal en la Universidad de
Cambridge, y considerado históricamente como el verdadero precursor de la psicología cognitiva
contemporánea.
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En 1932 publicó su obra Remembering: an experimental and social study (El recuerdo: estudio
experimental y social), con sus hallazgos sobre el funcionamiento de la memoria humana, y
posteriormente amplió sus estudios al proceso cognitivo del pensamiento, entendido como un
proceso psíquico superior de carácter social.
Una de las mayores contribuciones de Bartlett es su Teoría del esquema de la mente, a partir de la
cual sostiene que el recuerdo, al igual que el pensamiento, no es tanto un proceso de
reconstrucción de información almacenada, sino un proceso de producción de nueva información
en la cual se invierten sobre todo los esquemas mentales del sujeto, sus intereses sociales,
emociones, expectativas, etc., más que los datos concretos que se intentan recordar. Según
Bartlett, el conocimiento se organiza en base a una compleja red de esquemas, esto es,
estructuras mentales que representan el entendimiento que se tiene del mundo.
Este concepto de esquema desarrollado por Bartlett, aunque pasó desapercibido en sus inicios al
coincidir en el tiempo con una hegemonía absoluta del conductismo americano, fue poco a poco
ganando fuerza y adoptado por otros autores relevantes, destacando, entre otros, Jean Piaget.
Jean Piaget (1896-1980) (figura 4.32) fue un psicólogo y biólogo suizo, reconocido por sus
aportes al estudio de la infancia y por su propuesta teórica sobre el desarrollo de las habilidades
cognitivas y la inteligencia. Es considerado por muchos, junto a William James o Sigmund Freud,
125
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
como uno de los psicólogos más sobresalientes de la historia, aunque también es muy discutido.
Según el estudio llevado a cabo por la Asociación Americana de Psicología (APA) (Haggbloom et al.,
2002), Piaget ocupa el segundo lugar, únicamente por detrás de Skinner, en el ranking de los
psicólogos más citados del siglo XX.
No cabe duda de que Piaget desarrolló una vida académica intensa y realizó importantes
contribuciones a la psicología y al estudio de la inteligencia y el desarrollo cognitivo.
En 1936, siendo entonces profesor en la Universidad de Lausanne (Suiza) fue nombrado director
de la Oficina Internacional de Educación (posteriormente parte de la UNESCO), y entre 1951 y
1954 fue secretario general de la Unión Internacional de Ciencia Psicológica. En 1955, Piaget
fundó el Centro Internacional de Epistemología Genética, en Ginebra (Suiza), el cual dirigió hasta
su fallecimiento en 1980.
Piaget se apoya en el constructivismo y, al igual que hiciera Bartlett, considera que el pensamiento
es en realidad una construcción o elaboración nueva a partir de la información que dispone el
sujeto. Es decir, no podemos conocer la realidad tal como es, puesto que nuestro conocimiento del
mundo no es sino una organización de los datos que obtenemos de la realidad, los cuales
construimos en base a los esquemas (percepciones, memorias, expectativas) que disponemos.
126
Apoyado en este constructivismo, postura encontrada con el empirismo, Piaget propone y
desarrolla el concepto de epistemología genética para considerar el conocimiento como una
interpretación del mundo a partir de las estructuras previas de las que se dispone, las cuales, a su
vez, dependen del momento vital y del medio social y físico.
Así, considera Piaget que dos procesos principales caracterizan la evolución del psiquismo
humano y de la inteligencia, y su adaptación al medio:
127
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Además de a Piaget, debemos considerar también la enorme importancia de otro psicólogo cuya
propuesta teórica ayudó a trazar un puente de transición entre el conductismo y el cognitivismo:
Albert Bandura. Según la Asociación Americana de Psicología (APA) (Haadgloom et al., 2002),
Bandura ocuparía el cuarto puesto en el ranking de los 100 psicólogos más citados del siglo XX,
por detrás de Skinner, Freud y Piaget, siendo el psicólogo vivo más citado.
Albert Bandura (1925-…) (figura 4.33) nació en Canadá, en el seno de una familia originaria de
Europa del Este. Se formó en psicología en la Universidad de Columbia Británica y la Universidad
de Iowa, obteniendo el doctorado en 1952, para ocupar un puesto como profesor en la
Universidad de Standford al año siguiente.
No obstante, Bandura propone su Teoría el Aprendizaje Social, a partir de la cual sugiere que en el
proceso de aprendizaje intervienen determinados factores cognitivos que pueden actuar como
mediadores y modificar la adquisición de conductas. Sugiere, además, que buena parte del
aprendizaje ocurre en el medio social a través de la observación de los otros (aprendizaje vicario),
sin que sea necesaria la experiencia directa.
En la década de los '60, Bandura llevó a cabo una serie de experimentos con el objetivo de
demostrar que, a diferencia de lo que defendía Skinner, el aprendizaje no sólo dependía de los
estímulos externos sino también de factores internos y sociales.
128
Bandura quiso demostrar que ciertas conductas eran aprendidas en la infancia a partir de la
observación de la conducta de los adultos y su imitación. Para ello, llevó a cabo el célebre
experimento del muñeco Bobo en la Universidad de Standford (Bandura, Ross y Ross, 1961;
Bandura, Ross y Ross, 1963).
El muñeco Bobo era un juguete hinchable, de metro y medio de alto, con forma de payaso (figura
4.34). Los participantes fueron 36 niños y 36 niñas, de entre 3 y 5 años de edad, que se
organizaron en tres grupos: grupo de modelo agresivo, grupo de modelo no agresivo, y grupo
control.
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Figura 4.34. Secuencias extraídas de las grabaciones realizadas por el equipo de Bandura en el
experimento del muñeco Bobo (1961).
En una primera fase, los niños de los grupos experimentales de modelado, tanto agresivo como no
agresivo, pasaban individualmente a una habitación de juegos con diferentes juguetes donde se
les hacía coincidir con un adulto. En el grupo de modelado agresivo, tras un tiempo de juego libre,
el adulto comenzaba a mostrar una serie de conductas agresivas dirigidas hacia el muñeco Bobo,
pegándole patadas, empleando un martillo de juguete para darle golpes, verbalizando
comentarios hostiles, lanzándolo por los aires, etc. En el grupo de modelado no agresivo, el adulto
jugaba con el muñeco con normalidad.
129
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
En una fase posterior, los niños fueron pasando uno a uno a la habitación de juegos sin ninguna
instrucción más allá del juego libre. Sus conductas eran grabadas y registradas.
Los resultados mostraron que aquellos niños que habían sido expuestos al modelo agresivo
mostraban una mayor tasa de conductas agresivas dirigidas al muñeco Bobo, repitiendo, en
muchos casos, los mismos comportamientos que habían observado realizar al adulto en la fase de
modelado (figura 4.34). Además, los niños mostraban mayor número de conductas agresivas
cuando el adulto modelo coincidía con su mismo sexo; hombre en el caso de los niños y mujer en
el caso de las niñas. Por el contrario, no hubo diferencias en las tasas de agresividad que
mostraron los niños del grupo de modelado no agresivo y los del grupo control.
A partir de este y otros experimentos similares, Bandura sentó las bases de su Teoría del
Aprendizaje Social, según la cual, las personas adquirimos buena par te de nuestros
conocimientos, reglas sociales, habilidades, estrategias y creencias a partir de la observación de
los otros en el medio social en el que nos desarrollamos.
El desarrollo de la psicología cognitiva puede organizarse en tres fases o períodos, en cada uno de
los cuales predomina un enfoque determinado:
1. Enfoque de procesamiento de la información: abarca desde sus inicios, en los años '50,
hasta la década de los '80. Predomina la metáfora del ordenador.
2. Enfoque conexionista: surgido en la década de los años '80 a partir del desarrollo de las
redes neuronales artificiales.
3. Cognitivismo emocional: surgido en los últimos años del siglo XX y siglo XXI, época marcada
por cierto grado de cerebro-centrismo. Propone un sistema modular para explicar el
funcionamiento de la mente.
A finales de los años '30 y '40 se sucedieron una serie de avances en informática y computación
(la máquina de Turing, la ciencia computacional de Von Neumann, etc.), que dieron lugar a los
primeros ordenadores y máquinas programables, capaces de tomar decisiones y con cierto grado
de autonomía.
Por otro lado, el desarrollo de la Teoría de la Información (Shannon, 1948) a partir de la cual la
comunicación podía explicarse mediante una serie de algoritmos matemáticos y leyes físicas,
favoreció que se emplearan analogías de estos sistemas para explicar el funcionamiento de la
cognición humana.
130
Así, fue alimentándose la idea de que el cerebro podía ser explicado desde el Enfoque de
Procesamiento de la Información, empleándose para ello la analogía mente-ordenador, a partir de
la cual la cognición humana se entiende como un ordenador que dispone de determinadas
estructuras físicas (hardware), que funcionan gracias a circuitos eléctricos y llevan a cabo tareas
de procesamiento (software) -selección, percepción, atención, memoria, elaboración,
recuperación- de la información (input) disponible en el medio.
Podemos decir que la Psicología Cognitiva nace oficialmente en los años '50, considerando
muchos historiadores el año 1956 como el del inicio formal, ya que en septiembre de este año se
celebró en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) el Simposio de la Teoría de la
Información, en el que participaron numerosos referentes de esta nueva tendencia, provenientes
de diversas áreas y disciplinas.
Entre los trabajos presentados, destacaron varios por su relevancia y contribución a la historia de
la Psicología. Noam Chomsky (1928-…) (figura 4.35), profesor emérito de lingüísitica del MIT,
presentó su obra Three models for the description of language (Tres modelos para la descripción
del lenguaje), en la que defiende un modelo de producción lingüística derivado de la Teoría de la
Información de Shannon (1948), la cual reformula y amplía con su propio enfoque de la gramática
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transformacional. La gramática de Chomsky requiere de una mente humana capaz de operar con
representaciones simbólicas mediante ciertas reglas, que conviertan la idea que quiere
expresarse en una frase gramaticalmente aceptable que pueda ser transmitida.
Chomsky destaca por su enorme contribución al establecimiento de las ciencias cognitivas a partir
de la crítica abierta que mostró al conductismo de Skinner, poniendo en tela de juicio el método
basado en el estudio del comportamiento que imperaba en los años '50. En sus escritos se
aprecia fácilmente su defensa de un enfoque naturalista, que aboga por la validez ecológica de las
investigaciones:
131
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
reaccionar en una ocasión dada, o solamente a aquellos ante los que el organismo
reacciona de hecho; y paralelamente, debemos decidir si vamos a llamar respuesta a
cualquier parte del comportamiento o sólo a aquellas que están conectadas con los
estímulos de acuerdo con unas determinadas leyes. (…) Si él (el psicólogo) acepta las
definiciones amplias, según las cuales un estímulo es cualquier hecho físico que incida
sobre el organismo, y una respuesta es cualquier parte del comportamiento del
organismo, debe concluir que no se ha demostrado que el comportamiento siga unas
leyes (…). Si aceptamos las definiciones más restringidas, entonces el comportamiento,
por definición, sigue unas leyes (si es que consiste en respuestas); pero este echo tiene
una importancia limitada, ya que casi todo lo que el animal hace, simplemente no será
considerado como comportamiento. Por tanto, el psicólogo debe admitir, o que el
comportamiento no está sometido a leyes (…), o debe restringir su atención a aquellas
áreas limitadísimas en que sigue unas leyes (por ejemplo, la presión de las ratas sobre la
palanca, con los controles adecuados; para Skinner, el sometimiento a leyes del
comportamiento observado proporciona una definición implícita de un buen
experimento).
132
Miller, que se había doctorado en 1946 en la Universidad de Harvard, fue después profesor en la
Universidad de Rockefeller y en la Universidad de Princeton, donde participó en el establecimiento
del Laboratorio de Ciencia Cognitiva (1986) y se mantuvo hasta su jubilación.
“A medida que nuestro debate progresaba y nuestra concepción de los planes se hacía
más clara, creció en nosotros el convencimiento de que estábamos desarrollando un
punto de vista que cubría amplios sectores de la psicología. Comenzamos entonces a
preguntarnos cuál sería la mejor forma de caracterizar nuestra postura de manera que
se pudiera comparar con otras más tradicionales y conocidas. El problema nos dejó
perplejos. No nos creíamos conductistas, al menos no en el sentido en el que J.B. Watson
definió el término y, con todo, nos interesaba mucho más (…) lo que la gente hacía que lo
que sabía. Hicimos hincapié en los procesos que se encuentran inmediatamente detrás
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de la acción, pero no en la acción misma. Por otra parte, no nos hemos considerado a
nosotros mismos psicólogos introspectivos, al menos no en el sentido en el que Wilhelm
Wundt definió el término, aunque deseábamos prestar atención a lo que la gente nos
había contado acerca de sus ideas y planes. ¿Cómo podría caracterizarse una postura
que aparentemente es una mezcolanza de elementos considerados normalmente
incompatibles? En medio de este dilema se nos ocurrió de repente que podríamos ser
conductistas subjetivos. Cuando dejamos de reír, comenzamos a preguntarnos
seriamente si no era exactamente esa la postura en la que nos habíamos mantenido. Por
lo menos el nombre sugería la chocante incoherencia de nuestra postura.
(…)
133
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
De hecho, llevó a cabo numerosos estudios en los que evaluaba la capacidad de la mente para
asociar elementos, y llegó a la conclusión de que esta capacidad, correspondiente a la memoria a
corto plazo, estaba limitada a la cantidad de entre 5 a 9 elementos en la mayoría de las personas
(de ahí el 72).
Esta propuesta de Miller es aceptada y reconocida hasta nuestros días como uno de los
presupuestos básicos del procesamiento de la información, y numerosas pruebas de evaluación
de la memoria y tareas cognitivas se han desarrollado a partir de esta idea (por ejemplo, la
longitud de los números de teléfono es de 9 cifras, o la de las matrículas de los coches suele ser
de 4 dígitos y 3 letras).
Coincidiendo en el tiempo, en los años '50, en Inglaterra diversos autores se inspiraron en los
trabajos iniciados por Bartlett y su Teoría del Esquema para investigar cómo las personas
procesaban la información proveniente del medio. Se diseñaron en estos años multitud de
paradigmas experimentales para comprobar cómo funcionan los procesos atencionales y la
memoria.
A esta época debemos los estudios llevados a cabo por Colin Cherry (1914-1979) que diseñó el
A partir de estas tareas pudo evaluarse la capacidad de atención selectiva, y algunos autores,
como Donald Broadbent (1926-1993), propusieron modelos teóricos para explicar su
funcionamiento. Basándose en los trabajos anteriores de Bartlett, Broadbent llevó a cabo
numerosas investigaciones sobre los procesos de atención selectiva y memoria a corto plazo,
cuyos hallazgos publicó en su obra Perception and communication (Percepción y comunicación,
1958), considerada un texto clásico en psicología cognitiva. Fue pionero en emplear la analogía
del ordenador, característica del Enfoque de Procesamiento de la Información vigente en los
inicios de la psicología cognitiva, para explicar el funcionamiento de la cognición humana.
Este modelo de Broadbent fue pronto modificado y sustituido por otros más complejos, pero
supuso un punto de inflexión definitivo que abrió la puerta a las nuevas teorías sobre el
funcionamiento de los procesos mentales superiores.
134
En los primeros veinte años desde el nacimiento de la psicología cognitiva se habían publicado
multitud de libros que dieron un enorme empuje a este nuevo enfoque, destacando especialmente
la obra de Neisser, Cognitive Psychology (1967).
Ulric Neisser (1928-2012) (figura 4.37) se doctoró en la Universidad de Harvard (1956) y trabajó
en diversas universidades de Estados Unidos, donde llevó a cabo multitud de experimentos y
publicó numerosos artículos sobre percepción, atención y memoria.
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Neisser, que había recibido también formación en ciencia computacional y era un auténtico
experto en ordenadores, fue uno de los pioneros del enfoque de procesamiento de la información
y de la analogía mente-ordenador (input-procesamiento-output):
“(…) existe un mundo de árboles, gente, automóviles e incluso de libros, que tiene gran
participación en nuestra experiencia de estos objetos; sin embargo, no tenemos un
acceso directo e inmediato a dicho mundo, ni a ninguna de sus propiedades. La teoría
antigua de los éidola, que supone que la mente puede captar directamente tenues
copias de los objetos, tiene que ser rechazada. Cualquier cosa que conozcamos acerca
de la realidad tiene que ser mediada, no sólo por los órganos de los sentidos, sino por un
complejo de sistemas que interpretan y reinterpretan la información sensorial. La
actividad de los sistemas cognoscitivos termina en la actividad (en la cual se integra) de
los músculos y las glándulas que llamamos 'conducta'. También parcialmente (aunque
muy parcialmente) se ve reflejada en esas experiencias privadas de ver, oír, imaginar y
pensar, a las cuales las descripciones verbales nunca hacen justicia plena.
(…)
Desde Watson hasta Skinner, el conductismo radical ha sostenido que las acciones del
hombre se deben explicar sólo en términos de variables observables, sin ninguna
vicisitud interna. El recurso de los mecanismos hipotéticos se considera especulativo en
135
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
(…)
Según Neisser, los procesos mentales que ocurren, por ejemplo, durante la percepción o la
memoria, pueden medirse y analizarse posteriormente. Siguiendo la Teoría del Esquema de
Bartlett, Neisser postuló que la memoria es, en gran medida, una reconstrucción basada en la
interpretación de los hechos recordados, y no una fotografía instantánea y exacta del momento
vivido. En sus diversas investigaciones, puso especial interés en diseñar experimentos en
condiciones naturales, con una gran validez ecológica, y criticó la escasa flexibilidad de la
psicología cognitiva del momento, que se limitaba a diseñar tareas y paradigmas experimentales
aplicables en estrictas condiciones de laboratorio, según él, artificiales y con ninguna validez
ecológica.
Tras unos primeros años de excesivo optimismo con el surgimiento de las ciencias cognitivas, a
partir de los años '70 comenzaron a hacerse evidentes algunas limitaciones de esta nueva
corriente, y algunos autores optaron por reformular los supuestos iniciales y proponer un nuevo
enfoque teórico.
Surge entonces, a partir de los años '80, una nueva orientación para explicar los fenómenos
mentales, conocida como conexionismo.
136
Uno de los argumentos más criticados del enfoque de procesamiento de la información había sido
la concepción de la mente como un sistema de procesamiento en serie o secuencial, respondiente
a una serie de algoritmos pre-programados que determinarían la emisión de la respuesta. No
obstante, lo cierto es que, la mayor parte del tiempo, las personas nos enfrentamos a situaciones
en las que debemos realizar varias tareas simultáneas a gran velocidad y con cierto grado de
flexibilidad, adaptando las respuestas a las demandas del entorno, y ocurriendo el procesamiento
de la información con enorme rapidez. Siendo que el procesamiento secuencial no es capaz de
responder satisfactoriamente a esta realidad, el enfoque conexionista abandona los algoritmos
computacionales y propone un procesamiento en paralelo, según el cual la información se
procesa a través de patrones de propagación de la activación, tal como lo haría una red neuronal.
Esto es, cuando un input de información llega al cerebro, los nodos -unidades neuronales-
encargados de procesar dicha información se activarán, y generarán una activación en red,
propagando la activación al conjunto de neuronas asociadas a ellas y generando un output
determinado. Además, el modelo conexionista asume que los patrones de respuesta dados a
partir de la activación de estas redes neuronales pueden ir cambiando fruto del aprendizaje, el
cual sería, precisamente, una modificación en las conexiones establecidas entre dichas redes.
computación y la inteligencia artificial. En los últimos años hemos vivido un auténtico auge de
estas tecnologías, que tratan de “copiar” el comportamiento de las redes neuronales y aplicarlo a
la simulación computacional y al desarrollo de sistemas cada vez más sofisticados y autónomos.
Aunque esta postura ha sido criticada por algunos por considerarla excesivamente reduccionista y
cerebro-centrista, lo cierto es que, en los años siguientes y especialmente a partir de la década de
los '90, estamos siendo testigos de cómo el cerebro y todo lo relacionado con la 'neuro-…', gana el
protagonismo más absoluto en la psicología.
La década de 1990-2000 fue declarada la Década del cerebro por el gobierno de Estados Unidos,
lo que se tradujo en un impulso importante a la investigación, tanto básica como aplicada, no sólo
en Estados Unidos sino en casi la totalidad de los países desarrollados. La inversión en recursos
se intensificó, y la financiación de proyectos de investigación en el campo de las neurociencias se
consideró una prioridad. Por supuesto, a partir del año 2000 la investigación sobre el cerebro ha
continuado avanzando, en gran parte gracias a los hallazgos conseguidos en aquellos años.
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Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
Los avances en el estudio de las bases neurológicas implicadas en los procesos psicológicos
acentúan las limitaciones de las propuestas iniciales de la psicología cognitiva, basadas en la
analogía mente-ordenador. Los circuitos electrónicos de los computadores, que llevan a cabo un
procesamiento serial y establecen conexiones finitas y limitadas, no responden igual que las redes
neuronales del cerebro humano, que lleva a cabo un procesamiento en paralelo y establece
trillones de conexiones que a su vez van cambiando y modificándose en base a la experiencia y el
aprendizaje.
En los últimos años, algunos autores han propuesto un modelo modular de la mente, según el cual
la mente estaría formada por una serie de módulos o sistemas, con ciertas propiedades y
funciones específicas, los cuales operarían de manera relativamente independiente pero
integrados en un complejo mayor, interconectados entre sí. En este escenario, el cerebro deja de
ser un procesador y pasa a ser un sistema integrado y organizado en módulos específicos y
especializados en diferentes tipos de procesos o actividades: lenguaje, habilidades artísticas,
relaciones sociales, capacidad lógica, etc.
En 1983 publicó su obra Frames of Mind: the theory of multiple intelligences (Estructuras de la
mente: la teoría de las inteligencias múltiples), en la que propone la concepción de la inteligencia
humana, no como una capacidad unitaria global, sino como un conjunto o red de habilidades
específicas relacionadas entre sí.
138
Esta propuesta, que será el eje central de los trabajos posteriores de Gardner, ha marcado un
punto de inflexión en la consideración de la inteligencia humana, y ha sido reconocida y
galardonada en multitud de ocasiones. De hecho, en 1990 Gardner fue el primer estadounidense
en recibir el Premio Grawemeyer de la Universidad de Lousville, y en 2011 recibió el Premio
Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales por su contribución a la mejora global de la
educación, y ha recibido la distinción honoris causa en una veintena de Universidades de todo el
mundo.
“Una pequeña pasa una hora con un examinador, quien le hace preguntas para indagar
cuánto sabe (¿Quién descubrió América? ¿Qué hace el estómago?), su vocabulario (¿Qué
quiere decir 'disparate'? ¿Qué quiere decir 'campanario'?), sus conocimientos aritméticos
(si cuestan ochenta centavos cada uno, ¿cuánto tienes que pagar por tres chocolates?),
su capacidad para recordar números (5, 1, 7, 4, 2, 3, 8), su capacidad para comprender
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la similitud entre dos elementos (codo y rodilla, montaña y lago). También puede pedirle
que realice otras tareas determinadas -por ejemplo, salir de un laberinto u ordenar un
conjunto de fotografías o cuadros de manera que relaten una historia completa. Tiempo
después, el examinador califica las respuestas y obtiene un solo número -el cociente
intelectual de la niña, o CI-. Es probable que este número (que incluso puede mencionar
a la niña) ejercerá un efecto apreciable en su futuro, influyendo en la manera en que
piensen de ella sus profesores y determinando la posibilidad de que obtenga ciertos
privilegios. La importancia dada al número no es del todo inapropiada: después de todo,
la calificación en una prueba de inteligencia sí predice la capacidad personal para
manejar las cuestiones escolares, aunque poco predice acerca del éxito en la vida futura.
(…)
Razón, inteligencia, lógica y conocimiento no son sinónimos; buena parte de esta obra
constituye un esfuerzo por importunar las diversas habilidades y capacidades que se han
combinado con demasiada facilidad bajo la rúbrica de 'lo mental'. (…) Tan atrincherada
está esta manera de pensar -y hablar- que la mayoría caemos con facilidad en la trampa
de clasificar a los individuos como más o menos 'listo', 'brillante', 'astuto', o 'inteligente'.
(…)
En lo que sigue, afirmo que hay evidencias persuasivas sobre la existencia de varias
competencias intelectuales humanas relativamente autónomas, que en lo sucesivo
abrevio como 'inteligencias humanas'. Estas son las 'estructuras de la mente' de mi
título. Hasta ahora no se ha establecido a satisfacción la naturaleza y alcance exactos de
cada 'estructura' intelectual, ni tampoco se ha fijado el número preciso de inteligencias.
Pero me parece que cada vez es más difícil negar la convicción de que existen al menos
algunas inteligencias, que son relativamente independientes entre sí, y que los
individuos y las culturas pueden amoldar y combinar en una multiplicidad de maneras
adaptativas” (Gardner, 2001, pp. 20-24).
139
Siglo XX: corrientes psicológicas fundamentales
La teoría de Gardner contempla la idea de que las personas cuentan con ocho tipos de
inteligencias o habilidades cognoscitivas (ampliado en los últimos años a nueve inteligencias), las
cuales trabajan de manera conjunta y coordinada, aunque con cierto grado de autonomía. Cada
persona, e incluso una misma persona en diferentes momentos de su vida, tendrá más o menos
desarrollada uno u otro tipo de inteligencia.
140
personal-, muchas veces prediciendo sus decisiones, sentimientos o acciones. Se trata de
una inteligencia relacionada con las habilidades sociales y la empatía.
Diversas investigaciones han permitido hallar un correlato neurofisiológico de los lóbulos
frontales con este tipo de inteligencia.
7. Inteligencia intrapersonal: define la capacidad de conocerse a uno mismo: entender,
explicar y discriminar los propios sentimientos como medio de dirigir las acciones y lograr
los objetivos que uno se marca.
Al igual que la inteligencia interpersonal, la inteligencia intrapersonal se relaciona con la
actividad de los lóbulos frontales.
8. Inteligencia naturalista: permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados
a la naturaleza como, por ejemplo, las especies animales y vegetales, o conceptos
relacionados con el clima, la geografía o los fenómenos naturales.
9. Inteligencia existencial: en los últimos años se ha la concepción de la inteligencia
existencial, relacionada con las cuestiones filosóficas de la existencia. Aunque Gardner no
la considera una inteligencia verdadera, sugiere considerarla como la novena inteligencia
ya que también determina la forma en que las personas se desempeñan en el mundo y
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Los desarrollos tecnológicos ocurridos en los últimos años han tratado, entre otras cuestiones, de
analizar las correspondencias neurofisiológicas y neuroanatómicas de esta concepción modular
de la mente, y es frecuente que la psicología se nutra de los hallazgos obtenidos a partir de
estudios llevados a cabo por equipos multidisciplinares, en los que participan tanto psicólogos
como investigadores de otras áreas: fisiología, neurociencia, ingeniería o física.
Lo cierto es que todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar una comprensión
profunda de lo que está haciendo el cerebro y de cómo sus patrones de actividad dan lugar a las
emociones o los recuerdos, o bien de cómo determinados fallos en su funcionamiento se traducen
en cuadros clínicos o trastornos psiquiátricos.
Muchas son las cuestiones que esperan respuesta, y la dirección que tome la psicología en los
próximos años, aún está por ver.
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Resumen
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