44.- Las tres partes de la iglesia (Del Maestro) Parte 11
44.- Las tres partes de la iglesia (Del Maestro) Parte 11
44.- Las tres partes de la iglesia (Del Maestro) Parte 11
“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en
la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas
24:49).
El “hombro” en los versículos de la Escritura que aparecen abajo, se refiere a la
responsabilidad y autoridad divina, el derecho y la capacidad (autoridad y poder) para
gobernar:
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro…
Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su
reino” (Isaías 9:6-7).
“y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu
potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Y pondré la llave
[gobierno] de la casa de David sobre su hombro…Colgarán de él toda la honra de la
casa de su padre” (Isaías 22:21-22, 24).
Fue esta clase de gloria, honor y poder, lo que les fue dado a Adán y Eva en la creación.
Habían sido creados a la imagen de Dios y “vestidos” con autoridad divina. Deberían gobernar
sobre toda la tierra bajo la inmediata dirección de Dios.
Sin embargo, cuando cayeron en el pecado, perdieron sus “túnicas reales” de justicia recta.
Satanás se apoderó de su derecho a gobernar y reinó sobre el mundo hasta que Jesús vino.
En la cruz fue privado de su poder y llevado a la derrota. Cristo fue el vencedor y reconquistó
el derecho de reinar sobre el mundo que le había sido dado al hombre, devolviéndoselo de
nuevo (Hebreos 2:14-15).
Jesús fijó firmemente esta verdad en las mentes de Sus discípulos con estas palabras:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra…Como me envió el Padre, así
también yo os envío…He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;
pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder
desde lo alto…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo” (Mateo 28:18; Juan 20:21; Lucas 24:49; Hechos 1:8).
3. Bajo Autoridad
Por la palabra del Señor y el poder de Su Espíritu se nos ha dado autoridad sobre los
espíritus malos e incluso sobre el mismo diablo (Lucas 10:19). Santiago explica claramente
esta verdad en su epístola:
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).
La palabra “someterse” en la lengua griega del Nuevo Testamento, es un término militar.
Significa: colocarse bajo la autoridad de un oficial de rango superior. Aquellos que están en
autoridad deben colocarse bajo autoridad.
Cuando nos colocamos “bajo” la autoridad, esa autoridad viene “sobre” nosotros. Hablamos y
actuamos en el poder de esa autoridad, no en la nuestra.
La misma verdad se aplica a la autoridad espiritual. Cuando nos colocamos bajo la autoridad
de Jesús, Su autoridad viene sobre nosotros. Cuando hablamos Sus palabras y obedecemos
Sus órdenes, el poder de Su Espíritu respalda nuestras acciones. Estamos hablando y
actuando en Su lugar. Él está hablando y actuando a través de nosotros. No es de extrañar
que el diablo tiemble y huya.
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Capítulo 44
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