Responsabilidad Extracontractual Final
Responsabilidad Extracontractual Final
Responsabilidad Extracontractual Final
civil
extracontractual
1
APUNTES DE CLASE
26 de octubre de 2019
Responsabilidad extracontractual
Un punto importante de la responsabilidad extracontractual es el vínculo de subordinación
que hay entre un principal y un dependiente para efectos de determinar la responsabilidad
por el hecho ajeno. Ésta es la primera forma que tiene el principal de desvirtuar su culpa, ya
que dirá que no existe un vínculo de subordinación.
Se trata de los casos en que hay un guardia de un supermercado que mata a una persona, o
un reponedor que da vuelta un aceite y provoca lesiones a una persona.
La jurisprudencia ha dicho que no es necesario que exista un vínculo laboral, bastaría con
que la persona actúe bajo una “esfera de control” del tercero civilmente responsable. Así,
los casos fáciles de subordinación serán cuando existe un contrato de trabajo (si aparece, es
porque no se está discutiendo esto).
Otros casos que se podrán presentar, son aquellos en que existe un subcontrato. Sin
embargo, lo importante no es el contrato, sino que analizar la esfera de control, de manera
que, podría ser que el guardia esté bajo un subcontrato, pero finalmente lo que haga
dependerá del supermercado.
En estos casos grises hay que recurrir al principio de buena fe. A partir de este principio,
tenemos que atender a la primacía de la realidad (el derecho protege la apariencia) y a la
doctrina de los actos propios (las personas deben comportarse de una misma manera en el
tiempo).
Un caso más difícil es el de la responsabilidad médica. Tal vez haya un contrato de
prestación de servicios, pero el actuar del médico es un poco más autónomo, por eso
presenta dificultades.
X se atiende en el centro médico 1 y el doctor le dice que lo puede operar en un plazo de 2
meses, pero que si se atiende en el centro médico 2 lo puede operar en 1 semana. Lo opera
en el centro médico 2 y sufre una negligencia médica. No puede demandar al centro
médico 1 porque si se operó en el centro médico 2 sólo porque sería más rápido, entonces
ya no hay una “esfera de control”.
Luego que reconocemos el vínculo de subordinación, vemos la culpa in vigilando y la culpa
in eligendo. Lo que se presume es la culpa en la elección y la culpa en la vigilancia. Sin
embargo, el tercero civilmente responsable podría decir que vigiló y eligió bien.
El más importante es el deber de vigilancia, ya que, por ejemplo, podría suceder que el
guardia no tenía depresión y que le dio después, de manera que, sería bueno que la empresa
contara con apoyo psicológico o que adoptara otras alternativas para alivianar la carga
laboral, que haya una actitud activa frente a los problemas que puedan surgir.
2
Supongamos que Lider dice que elige bien porque tiene una buena agencia de selección de
personal (lo que resulta beneficioso para ellos porque podrían decir que incluso
profesionalizaron la elección). Dice que han invertido en un buen sistema de seguridad y
una empresa de vigilancia.
El reponeros bota un aceite en un pasillo y una señora pasa por ahí, se cae y resulta
gravemente herida.
Descartamos la defensa de Lider porque su finalidad de contratar todo ese sistema no es
para evitar accidentes o para resguardar a su personal, sino que para evitar que les roben.
Además, se ha dicho permanentemente que no basta con implementar las medidas, sino que
hay que agotarlas para evitar que el riesgo se verifique y se produzca el daño.
Si la víctima se expone imprudentemente al daño no se desvirtúa la culpa de Lider, solo se
rebaja la indemnización.
Requisitos de la acción indemnizatoria por responsabilidad extracontractual
Se ha sostenido que los elementos necesarios para que exista responsabilidad
extracontractual en el derecho civil chileno son: capacidad, dolo y culpa, daño y relación de
causalidad. Así lo ha manifestado Ramos Pazos.
Sin embargo, Corral ha manifestado que la capacidad es un presupuesto general de la
responsabilidad civil y que hay que distinguir los requisitos o elementos del hecho
particular que causa esa responsabilidad. Así, los elementos del hecho generador de
responsabilidad pueden analizarse del siguiente modo:
• En primer lugar, se necesita que el hecho o acto sea originado en la voluntad del ser
humano.
• A continuación, debe exigirse que ese hecho voluntario contraste con el derecho, es
decir, sea injusto o ilícito desde un punto de vista objetivo.
• Luego, al hecho voluntario antijurídico debe añadirse el que haya efectivamente
causado daño, requisitos que se desdobla en dos: el daño propiamente tal (nocividad) y
el vínculo causal entre el hecho ilícito y el perjuicio (causalidad).
• Además, el hecho debe ser subjetivamente antijurídico, es decir, que sea reprochable o
imputable a una persona. Las formas de imputación ordinaria son el dolo y la culpa y;
las formas de imputación extraordinaria configuran los supuestos de la llamada
responsabilidad objetiva.
3
este sentido, en sede extracontractual, las incapacidades pueden sintetizarse en dos causas:
la falta de razón y la minoría de edad, en otras palabras.Al respecto, serán incapaces:
• Los dementes (art. 2319 inciso 1° CC), siempre que la demencia sea actual, total y no
sea imputable a la voluntad del sujeto.
• Los ebrios en caso que sea permanente al punto de considerarse una enfermedad, ya
que, si es transitoria, será responsable (art. 2318 CC).
• Los infantes menores de 7 años (art. 2319 inciso 1° CC).
• Los menores entre 7 y 16 años, los cuales quedarán a la prudencia del juez si son o no
responsables (art. 2319 inciso 2° CC).
Con todo, el art. 2319 CC señala que, por los daños causados por los incapaces,
responderán las personas a cuyo cargo estén, si pudiere imputárseles negligencia.
- La voluntad: acción u omisión
Puede consistir en una conducta positiva u omisiva. La omisión se configura cuando el
deber general de cuidado prescribía al agente el asumir una determinada conducta y éste no
la realizó.
Hay ciertos casos de exclusión de responsabilidad por falta de voluntad, tales como:
• El caso fortuito (imprevisto al que no es posible resistir), Corral lo considera como una
causal de supresión de la voluntariedad del hecho, a pesar que otros lo consideran como
una causal de exoneración de responsabilidad por falta de antijuridicidad, culpa o de
nexo causal.
• Estados transitorios de pérdida del uso de la razón como el que actúa en estado de
hipnosis o sonámbulo. La doctrina suele asimilarlos a la demencia, pero Corral señala
que no se les debe asimilar a la demencia que es una causal de falta de capacidad
delictual.
¿Qué sucede con la responsabilidad de las personas jurídicas? La doctrina, que ve en la
persona jurídica una mera ficción, señala que no cabe hablar de responsabilidad de ella
puesto que no existe una voluntad humana. Con todo, la responsabilidad civil
extracontractual de las personas jurídicas está regulada en el art. 39 CPP. En Chile, se
estima que el problema debe resolverse de diferente manera según se trate de una
Corporación o de una Sociedad Anónima:
• En el caso de las Corporaciones, la norma a aplicar es el art. 552 CC, de manera que,
sus representantes serán responsables, pero como no hay representación para ejecutar
hechos ilícitos, no se divisa la razón por la que tuviera que responder la Corporación
por los actos ilícitos en que incurrieran sus representantes.
• En las Sociedades Anónimas, nuestra legislación acepta la teoría del órgano, es decir,
sus administradores o representantes legales responderán.
4
En cuanto a la voluntad en los actos colectivos, hay coautoría no sólo cuando dos o más
voluntades concurren en la realización de un hecho ilícito, lo que da lugar a la solidaridad
del art. 2317 CC; sino igualmente cuando se contribuye con el voto a la formación de una
voluntad de un ente o persona colectiva (responsabilidad de directores de una S.A).
- Antijuridicidad
Para que haya responsabilidad es necesario que el daño provenga de un comportamiento
objetivamente ilícito, contrario al ordenamiento. La valoración de la licitud de la conducta
generadora de la responsabilidad puede fundarse en una infracción a un deber legal expreso
o en la transgresión del principio general de que no es lícito dañar sin causa justificada a
otro.
En materia civil, la tipicidad y antijuridicidad tienden a confundirse en una sola etapa: no es
posible exigir que haya “tipos” preestablecidos de todos los hechos que generan
responsabilidad. El análisis de la ilicitud se centrará, por tanto, en la constatación de si el
hecho en cuestión constituye una infracción a una norma positiva o si va contra el principio
general de que nadie puede dañar injustamente a otro (alterum non laedere).
A veces el ejercicio de un derecho, en sí mismo justo, puede llegar a ser ilícito o injusto, ya
que, puede causar daño ilegítimamente. En este sentido, nos referimos a la “teoría del abuso
del derecho” que sostiene que el ejercicio abusivo de un derecho genera obligación de
reparar los perjuicios producidos.
En Chile, la teoría del abuso del derecho no está consagrada en forma general, pero existen
indicios de aceptación. Nuestra doctrina ha reconocido que, el ejercicio abusivo de un
derecho es una especie de acto ilícito que, si se ejecuta con dolo o culpa, genera
responsabilidad. Se considera que, si el abuso se constituye por el ejercicio con exclusiva
finalidad de dañar, habrá necesidad de probar la intención dolosa, pero en cambio, si se
trata de una conducta que lesiona las buenas costumbres o la buena fe, esa misma
infracción será constitutiva de culpa.
Hay ciertas circunstancias que excluyen la ilicitud, tales como:
• La legítima defensa.
• El Estado de necesidad.
• Cuando se actúa con autorización legal.
• La ignorancia o error respecto de la naturaleza del hecho dañoso exime de
responsabilidad si en las mismas circunstancias un hombre prudente hubiere incurrido
en ella o el.
En cuanto a la asunción voluntaria de la posibilidad del daño, encontramos pactos de
irresponsabilidad, sobre los cuales se discute su validez. Alessandri sostiene que son
válidas, siempre que no se apliquen al dolo o culpa grave; y no pueden referirse a daños
contra las personas.
5
En cuanto a la aceptación de los riesgos, la mera aceptación no exime de responsabilidad
por el daño causado, sólo autoriza a reducir el monto de la indemnización si se estima que
la víctima actuó con imprudencia (art. 2330 CC).
Por último, cabe señalar que la ilicitud misma, esto es, la antijuridicidad de la conducta, no
amerita prueba, ya que, se trata de un juicio de derecho que corresponde al juez. No
obstante, el comportamiento activo u omisivo debe ser acreditado por el demandante,
asimismo, los supuestos de hecho de una causal de exclusión de la ilicitud deberán ser
probados por el demandado que intenta liberarse de la obligación de reparar el daño.
- La nocividad del daño
Para que exista responsabilidad civil es menester que el hecho ilícito haya causado daño
(arts. 1437 y 2314 CC). Este elemento debe haberse ya producido para que pueda
accionarse de responsabilidad civil. No obstante, en ciertos supuestos se permite que la
responsabilidad civil actúe por anticipado antes de que un daño inminente se produzca y
para que se adopten las medidas necesarias para evitarlo, esto es lo que se conoce como
responsabilidad preventiva.
La doctrina más tradicional define el daño como el detrimento, perjuicio o menoscabo que
se recibe por culpa de otro, en la hacienda o la persona. Sin embargo, no todo daño es
resarcible.
Una teoría piensa que sólo hay daño resarcible en la medida en que el menoscabo lesiona
un derecho subjetivo de la víctima. Sin embargo, esta concepción del daño parece
demasiado restringida, por lo que la doctrina y la jurisprudencia modernas prefieren
ampliar la noción de daño resarcible a la lesión o afectación, sea de un derecho subjetivo
reconocido formalmente, o de un interés en la satisfacción de necesidades o bienes
humanos de carácter privado.
Alessandri ha señalado que basta con que se lesione un interés legítimo (tutelado por el
derecho) para que se genere daño indemnizable. Esta es la postura de la jurisprudencia y de
los estudios doctrinales más recientes.
La doctrina y la jurisprudencia han ido delimitando las diversas condiciones que deben
cumplirse para que el daño tenga relevancia jurídica y pueda ser fundamento de un
resarcimiento a título de responsabilidad civil:
• Certeza del daño: Un daño resarcible debe ser cierto, real y efectivo. No quiere decir
que el daño sea actual, ya que, puede ser indemnizable un daño futuro, pero sólo en la
medida en que, al momento de dictar la sentencia, haya certeza de que necesariamente
sobrevendrá.
En la doctrina francesa se ha acuñado la expresión “pérdida de un chance” para aquellos
casos en los que el demandante pide indemnización porque la conducta culpable del
demandado le impidió aprovechar una oportunidad o ejercer un derecho del cual, con
mayor o menor probabilidad, pero no con certeza, obtendría un beneficio. Parece ser,
6
que es resarcible, pero no con el valor total de la pérdida del beneficio que se podría
haber logrado de haberse aprovechado la oportunidad, sino que, lo que debe
indemnizarse es sencillamente la frustración de la oportunidad, ya que, ese es el daño
cierto.
• Relación directa con el hecho ilícito: De esto surge que los daños secundarios o
indirectos no puedan ser indemnizados.
• Previsibilidad: Nuestra doctrina afirma que en la responsabilidad extracontractual
deben indemnizarse tanto los perjuicios previsibles como los imprevisibles (art. 2329
CC).
• Subsistencia: No puede indemnizarse un mismo daño dos veces, pues habría un
enriquecimiento injusto. Por ello, si el victimario ya ha reparado espontáneamente el
daño, no procederá la indemnización.
Ello no ocurre si el daño es reparado por la propia víctima o por un tercero que no es el
responsable, como sucede con el asegurador. En estos casos, el daño es subsistente.
• Magnitud suficiente:Aunque, en general, se suele enfatizar el principio de la
reparación integral que impone que “todo” daño debe ser indemnizable, lo cierto es que,
si las personas reclamaran por todos los daños que sufren en su diario relacionarse con
los demás, el sistema judicial colapsaría. Por ende, parece lógico que se refiere a un
daño que tenga una entidad mínima proporcionada a la actividad que deberá
desplegarse para obtener su reparación.
Por último, es necesario señalar que el daño debe ser probado en el proceso, ya que, si no es
así, no podrá ser objeto de indemnización.
- La imputación causal: exigencia de un nexo causal
Entre el comportamiento voluntario e ilícito del autor y el daño sufrido por la víctima debe
existir una relación o nexo causal. Este requisito está contenido implícitamente en el art.
2314 CC.
Se plantea el problema cuando hay multiplicidad de causas, esto es, coexisten en la
producción de un resultado dañino, por una parte, un acontecimiento inevitable,
imprevisible e irresistible (caso fortuito) y, por otra parte, un comportamiento imprudente
del agente. Para determinar la responsabilidad habría que cuestionar si el comportamiento
imprudente puede ser considerado causa del daño, con independencia de la existencia de la
fuerza mayor o caso fortuito, es decir, si la acción hubiese causado el perjuicio, aún cuando
no hubiere intervenido el caso fortuito. En este caso debe afirmarse la relación de
causalidad y, por ende, la responsabilidad del agente.
Al revés, si la causa del daño es el caso fortuito y éste se hubiera producido con
independencia del comportamiento negligente del sujeto, no habrá relación de causalidad
entre esta conducta y el daño.
7
Si en algún supuesto cabe imaginar que caso fortuito y comportamiento negligente actúan
como concausas en forma necesaria y simultáneamente, quizás lo más justo sería no
absolver totalmente de responsabilidad al agente, pero sí reducir el monto de la
indemnización de manera proporcional a la entidad del aporte causal del agente.
Si en un hecho existe participación de una pluralidad de personas, es necesario determinar
si es posible predicar una relación de causalidad respecto de todas ellas.
En general, el que invoca la existencia de la obligación de indemnizar debe probar sus
presupuestos, entre ellos la causalidad entre el hecho y el daño.
- La reprochabilidad o culpabilidad
El hecho no solo debe ser ilícito, sino también culpable, en el sentido de que ha de poderse
dirigir un juicio de reproche personal al autor. Este juicio de reprochabilidad puede
fundarse en la comisión dolosa o culposa.
Así, se distingue el delito civil del cuasidelito civil. El primero, es aquel hecho ilícito
cometido con intención de dañar que ha inferido injuria o daño a otra persona y; el
segundo, es aquel hecho ilícito cometido sin intención de dañar que ha inferido injuria o
daño a otra persona.
El dolo consiste en la intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro;
mientras que la culpa es la omisión de la diligencia a que se estaba jurídicamente obligado.
La culpa debe apreciarse en abstracto, esto es, comparando la conducta del agente con la
que habría observado un hombre prudente, de manera que, el análisis no se hace en
concreto, o sea, según las circunstancias exclusivamente personales del agente o sus
disposiciones psicológicas o anímicas.
Sin embargo, el análisis en abstracto debe ser relativizado para ponerlo acorde con el nivel
de especialización de las actividades riesgosas que existen en las sociedades modernas. En
este sentido, el prototipo de hombre prudente con el que se debe contrastar el actuar del
agente debe ser el que corresponde al hombre prudente promedio de la actividad en la que
se desempeñó el actor para causar daño.
La culpa, como elemento de la responsabilidad extracontractual, se distingue de la
contractual en que no admite graduaciones, de manera que, cualquier tipo de culpa impone
responsabilidad.
La culpabilidad en sus dos modalidades, dolosa o culposa, debe ser probada por quien la
alega, esta es la regla general (art. 1698 CC). Para probar el dolo o la culpa son admisibles
todos los medios de prueba.
Requisitos para hacer responsable al tercero civilmente responsable (arts. 2320 y 2322
La atribución de vigilancia se fundamenta en el deber de vigilancia o en el deber de
correcta selección que tienen ciertas personas respecto de otras. Por tanto, no se responde
8
sólo por la culpa ajena, sino también por la propia.La doctrina ha señala que, para que se dé
esta presunción deben cumplirse los siguientes requisitos:
• Capacidad delictual del tercero civilmente responsable: No puede predicarse
responsabilidad si no se cumple con el presupuesto esencial de la capacidad para ser
sujeto pasivo de esta obligación.
• Comisión de un hecho ilícito dañoso por parte del dependiente
• Capacidad delictual del autor material del daño: Art. 2319 CC, si el subordinado es
incapaz, no se aplica la presunción y habría que probar la culpa del civilmente
responsable.
• Prueba de la responsabilidad del subordinado o dependiente: El dolo o la culpa del
subordinado deben ser probados por la víctima, y establecida la responsabilidad del
subordinado, se presume la del civilmente responsable.
• Vínculo de subordinación o dependencia entre el responsable y el autor material
del daño: El vínculo de dependencia no requiere formalización jurídica, ya que, es una
situación fáctica caracterizada por la autorización expresa o tácita del principal para que
alguien gestione en interés del primero un determinado negocio siguiendo sus
instrucciones, órdenes u orientaciones.
Así, lo ha entendido la jurisprudencia, que no exige acreditar la existencia de un vínculo
laboral formal, y bastaría con que una persona preste servicios a las órdenes de otra para
que aquella tenga el carácter de dependiente.
El vínculo de dependencia se ha ido abriendo también para dar cabida al caso en que el
empleador o tercero civilmente responsable sea un organismo público.
9
3. Los jefes de colegio y escuela responden del hecho de los discípulos, mientras estén
bajo su cuidado (art. 2320 inciso 4° CC): Esta responsabilidad se produce únicamente
cuando el hecho ilícito ocurre mientras el discípulo está bajo el cuidado del colegio.
Esta responsabilidad no tiene relación con la edad del discípulo y no cubre los daños
que él se pueda causar a sí mismo.
4. Los artesanos/empresarios responden del hecho de sus aprendices/dependientes,
mientras estén bajo su cuidado (art. 2320 inciso 4° CC): Esta responsabilidad sólo se
produce si el aprendiz o dependiente se encuentra bajo la dependencia o cuidado del
artesano o empresario. No cubre los daños que el aprendiz o el dependiente se cause a sí
mismo.
Además, esta responsabilidad cesa si los empresarios o artesanos prueban que no
pudieron impedir el hecho con la autoridad y cuidado que su respectiva calidad les
confiere.
5. Los amos responderán de la conducta de sus criados o sirvientes, en el ejercicio de
sus respectivas funciones; y esto, aunque el hecho de que se trate no se haya
ejecutado a su vista (art. 2322 CC): El fundamento de esta responsabilidad es “la
culpa in eligendo” y “la culpa in vigilando” que se atribuye al amo, la ley presume que
si un criado o sirviente comete un delito, cuasidelito en el ejercicio de sus funciones, es
porque aquel no lo vigiló o dirigió debidamente o porque eligió como tal a un individuo
incompetente o sin las condiciones requeridas.
RESÚMENES TEXTOS
Responsabilidad extracontractual – Ramos Pazos
Capítulo I. De la responsabilidad en general
Dentro del ámbito jurídico podemos afirmar que una persona tiene responsabilidad cuando
está obligada a resarcir, reparar o indemnizar todo perjuicio causado a otra, sea porque
habiendo contratado con él, incumplió alguna obligación derivada de ese contrato, sea
porque incurrió en una conducta dolosa o culpable que le ha producido un daño, sea porque
incumplió una obligación derivada de la ley o de un cuasicontrato.
La primera distinción que debe hacerse es entre la responsabilidad penal y la
responsabilidad civil. Esta última puede ser, a su vez, contractual, extracontractual,
precontractual o postcontractual.
Así, la responsabilidad penal proviene de la comisión de un delito o cuasidelito penal, es
decir, de toda acción u omisión voluntaria o culpable penada por la ley. La responsabilidad
penal es ajena a la idea de daño, toda vez que, la ley sanciona delitos o cuasidelitos penales
que pueden no causar daño como, por ejemplo, la conducción de un vehículo en estado de
ebriedad o portar un arma de fuego sin estar autorizado. Lo que tipifica la responsabilidad
penal es que se trata de una conducta penada por la ley.
¿Un mismo hecho puede generar responsabilidad penal y civil?
10
No obstante que las nociones de responsabilidad penal y civil son diferentes, un mismo
hecho puede generar ambas. Así lo expresa el art. 10 CPP.
La Corte Suprema ha expresado que, aún cuando de un mismo hecho puedan generar
responsabilidades penal y civil, de naturaleza extracontractual, son distintas e
independientes entre sí. Así, para intentar la acción civil no es necesario deducir previa o
conjuntamente la acción penal, ni que una sentencia haya establecido la existencia de un
delito o cuasidelito penal.
Noción de responsabilidad civil
En términos generales, podemos decir que una persona es responsable civilmente siempre
que deba reparar un daño. Así, cuando una persona ocasiona un daño a otra surge entre
ellas una obligación, en que la víctima pasa a ser el acreedor y el causante del daño el
deudor.
Pablo Rodríguez define la responsabilidad civil diciendo que consiste en el deber jurídico
de reparar los daños o perjuicios que se producen con ocasión del incumplimiento de una
obligación; entendiendo por obligación un deber de conducta tipificado en la ley, de manera
que, si dicha conducta no se despliega, quien la infringe debe indemnizar los perjuicios que
de ello se sigue.
Lo que caracteriza la responsabilidad civil es el daño, si éste falta no hay responsabilidad
civil. Sin embargo, se ha sostenido que en la responsabilidad contractual, más importante
que el daño es el incumplimiento culpable de una obligación (arts. 1542 y 1559 N°2 CC).
La diferencia entre la responsabilidad civil contractual y extracontractual es la siguiente:
• En la contractual se ha incumplido, dolosa o culpablemente, una obligación derivada de
un contrato. Si ese incumplimiento causa perjuicios, éstos deben ser indemnizados.
• En la extracontractual el daño proviene de la comisión de un delito o cuasidelito civil,
esto es, de un hecho ilícito cometido con intención de dañar que causa daño (art. 2284
inciso 3° CC) o de un hecho ilícito culpable, cometido sin intención de dañar, que causa
daño (art. 2284 inciso 4° CC).
Responsabilidad precontractual
Se la ha definido como aquella en que incurre una parte si con dolo o culpa causa a la otra
un daño injusto en el desarrollo de la formación del contrato o en el periodo previo de las
tratativas o negociaciones preliminares. Estas últimas son los debates e intercambio de
ideas entre las futuras partes acerca del contenido del contrato proyectado y de la
conveniencia recíproca de darle vida.
La etapa de las llamadas tratativas o negociaciones preliminares puede ser más o menos
breve o larga, y dura hasta el día en que se formula la oferta de contratar hecha en los
términos que la ley exige.
11
Durante el periodo precontractual puede ocurrir que una de las partes falte a la buena fe y
lealtad que debe presidir la vida de los negocios, sea negando la información,
interrumpiendo abusivamente las conversaciones, etc. Si con ello se causan perjuicios se
debe indemnizar y será el juez, en cada caso, quien deberá ponderar las circunstancias
específicas y determinar cuándo ha habito realmente ruptura de las tratativas.
Con todo, no es que quien inicie tratos contractuales haya de quedar ligado desde entonces
y no pueda desistir. El desistimiento es un derecho que le cabe, como manifestación de la
libertad contractual, pero su ejercicio no debe ser abusivo y dañoso.
El CC no establece normas específicas sobre responsabilidad precontractual. Sin embargo,
se obliga a indemnizar los perjuicios producidos por la confianza en la formación del
contrato o del retiro de la oferta de celebrar el contrato propuesto que vulnera la seguridad
dada de que aquél se perfeccionará.
Barros explica que, en la etapa precontractual, aún no hay promesa, de modo que tampoco
puede haber contrato, pero existe un grado variable de confianza que debe ser honrado por
quien la ha creado, por lo que extender en exceso el principio de que no hay
responsabilidad sin consentimiento, puede dejar sin reparación a daños que resultan del
abuso o de no tomar en consideración el interés de la contraparte. Por el contrario, extender
en exceso los deberes precontractuales supone introducir riegos de responsabilidad en una
fase caracterizada por la ausencia de la voluntad de obligarse.
Como ya señalamos, el CC no reglamenta en forma especial este tipo de responsabilidad y
su vacio lo suple en cierta forma el CCom en sus arts. 98 y 100. Según el primero, si el
destinatario de la oferta da extemporáneamente su aceptación, el proponente será obligado,
bajo responsabilidad de daños y perjuicios a dar pronto aviso de su retractación. El segundo
agrega que la retractación tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los
gastos que la persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y
perjuicios que hubiere sufrido.
Así también, existen casos que no pueden ser cubiertos por el CCom. En este sentido, se
estima que la responsabilidad precontractual puede afincarse en el art. 1546 CC, toda vez
que, la buena fe es un principio de aplicación que debe presidir en la relación negocial en
todo su desarrollo. También puede fundarse en las normas de la responsabilidad
extracontractual según las cuales todo el que culpablemente causa un daño a otro debe
indemnizarlo.
- Normas por las que se debe regir la responsabilidad precontractual
Hay que recordar que dentro de esta etapa hay dos fases: la primera, de las tratativas o
conversaciones preliminares que comienza con el inicio de las conversaciones y que
termina con la formulación de una oferta dando paso a la segunda fase. En esta etapa si
existe convención que regule los gastos y acciones que ocurran en ella, la reparación de
12
dichos desembolsos deberá ceñirse a las normas de la responsabilidad contractual; y en
ausencia de tales estipulaciones, a las de la responsabilidad extracontractual.
En cambio, en el periodo de la oferta si hubo retractación tempestiva se trataría de una
responsabilidad legal complementada por los preceptos que rigen la responsabilidad
contractual.
Alessandri afirma que la responsabilidad precontractual, aunque no es posible clasificarla
de contractual, porque no existe un vínculo aún, se rige igualmente por las reglas de esa
responsabilidad, ya que, se trata de la infracción de obligaciones simplemente legales. En
cambio, la responsabilidad a que puede dar origen la ruptura de las negociaciones
preliminares a un contrato es extracontractual porque tales negociaciones no crean entre las
partes ningún vínculo jurídico.
Avelino León dice que si el oferente se retracta de su oferta, debe responder del mismo
modo que si hay una causal de nulidad o ineficacia que le sea imputable. Ello, lo lleva a
concluir que se deben aplicar las reglas de la responsabilidad extracontractual. Esta opinión
está referida a la responsabilidad que se genera después de formulada la oferta no
cubriendo, por consiguiente, la etapa de las conversaciones preliminares.
Responsabilidad postcontractual
En ciertos casos, una de las partes de un contrato puede responder a la otra con
posterioridad a su extinción.
Diferencias entre la responsabilidad contractual y extracontractual
Ambas se diferencian porque en la responsabilidad contractual existe entre las partes un
vínculo jurídico preexistente que crea una obligación que una de ellas no cumple. En
cambio, en la extracontractual no existe ninguna relación jurídica previa, lo que ocurre es
que una de ellas, actuando con dolo o culpa, causa un daño a la otra y de allí surge la
obligación de indemnizar.
A partir de la diferencia conceptual, surgen otras:
1. Capacidad: La responsabilidad contractual supone en las partes capacidad para
contratar, es decir, tener 18 años (art. 26 CC). En la extracontractual, la plena capacidad
se adquiere a los 16 años, pero el mayor de 7 y menor de 16 puede ser capaz si el
tribunal determina que obró con discernimiento (art. 2319 CC).
2. Culpa: En materia contractual, la culpa admite grados (art. 44 CC) porque al existir un
contrato, la ley les exige diversos grados de cuidado (art. 1547 CC). En cambio, en la
extracontractual no existe una graduación de culpa, de manera que, cualquier falta de
diligencia que cause perjuicios a otro, genera la obligación de indemnizar.
13
3. Mora del deudor: En la responsabilidad contractual es necesario constituir en mora al
deudor para que deba indemnizar (art. 1557 CC), lo cual no acontece en la
responsabilidad extracontractual en que la obligación de indemnizar deriva de la sola
existencia del hecho ilícito.
7. Prescripción: En responsabilidad contractual rige la norma del art. 2515 CC, es decir,
que será por la regla general de 5 años contados desde que la obligación se hizo
exigible. En cambio, la acción para hacer efectiva la responsabilidad extracontractual
prescribe en 4 años contados desde la perpetración del hecho (art. 2332 CC).
14
9. Por los actos que se responde: En la responsabilidad contractual se responde siempre
de una conducta propia, sin perjuicio del art. 1679 CC que dispone que en el hecho o
culpa del deudor se comprende el hecho o culpa de las personas por quienes fueron
responsables. En cambio, en la responsabilidad extracontractual, la ley admite la
responsabilidad por el hecho propio, ajeno y por las cosas.
10. Acción popular: En ciertos casos, en materia extracontractual, existe una acción
popular (art. 2333 CC), lo cual no existe en materia contractual.
15
Existen dos teorías para fundar la responsabilidad extracontractual: la subjetiva o clásica y
la objetiva o del riesgo creado. La primera, se sustenta en la culpabilidad del autor, de tal
suerte que sólo cabe la indemnización si se actúa con dolo o culpa, lo que debe ser probado
por la víctima. De acuerdo con la segunda, debe responder del daño quien crea el riesgo, sin
que tenga importancia la culpabilidad del agente.
Con el tiempo, la responsabilidad se ha ido objetivizando. Sin embargo, la teoría objetiva
no ha estado exenta de reproches, se ha dicho que al suprimir el elemento de culpabilidad
quita el fundamento moral a la obligación de indemnizar, el autor del daño debe responder
porque actuó mal y con ello causó un daño a otro.
La doctrina concluye que ambas teorías presentan ventajas y desventajas. Sin duda la
objetiva facilita a las víctimas el pago de las indemnizaciones por los perjuicios sufridos y
tiene un innegable fondo de justicia, pues si el hombre con su actividad puede obtener un
provecho o beneficio, es justo que repare los daños que causa. Por otra parte, la
responsabilidad subjetiva no puede ser desechada, hay conveniencia en conservarla como
principio general de responsabilidad porque, a diferencia de la responsabilidad objetiva,
descansa en un valor humano, cual es la conducta del agente.
Nuestro CC sigue la teoría clásica o subjetiva fundada en la culpabilidad del autor. Así
aparece de manifiesto al relacionar los arts. 2314 y 2284 CC. Sin embargo, existen en
nuestro ordenamiento positivo diferentes leyes inspiradas en la teoría del riesgo creado.
Requisitos de la responsabilidad extracontractual
Mientras no se cumplan todos los requisitos, no cabe la indemnización, esto es importante
para saber desde qué fecha se cuenta el plazo de prescripción del art. 2332 CC,
normalmente se ha entendido que los cuatro años corren desde que se cometió el hecho
material del cual derivaron los perjuicios.
1. Capacidad del autor del hecho ilícito
La regla general es la capacidad, la excepción la incapacidad. Son incapaces los dementes,
los menores de 7 años y, para el caso de los mayores de 7 y menores de 16, siempre que
hayan actuado sin discernimiento (art. 2319 CC).
• Dementes: No rige en esta materia el art. 465 CC porque se aplica sólo a la capacidad
para celebrar actos y contratos. Las únicas exigencias de la ley es que la demencia sea
total y exista al momento de la comisión del hecho ilícito, no es necesario que la
demencia sea permanente.
Para Rodríguez no existe inconveniente en aplicar el art. 465 CC porque dispone que es
algo más bien procesal.
El CC no resuelve lo que ocurre con aquellas personas que actúan en estados de
inconsciencia (drogados, hipnotizados, sonámbulos). Sólo se refiere al caso del ebrio,
estableciendo en el art. 2318 CC que es responsable del daño causado por su delito o
cuasidelito.
16
Sin embargo, cuando el estado de inconsciencia no es consecuencia de un acto
voluntario del autor, sino que proviene de un tercero, opera una causal de
inimputabilidad, porque el autor del daño se encuentra en la misma situación que un
demente o un infante respecto del ilícito civil. De manera que, la acción indemnizatoria
debe ser dirigida en contra de la persona que colocó al autor del daño en la situación de
inconsciencia.
• Mayor de 7 años y menor de 16 que haya obrado sin discernimiento: Art. 2319
inciso 2º CC. Queda a la prudencia del juez determinar si el menor ha cometido el
delito o cuasidelito sin discernimiento.
• Responsabilidad de los terceros a cargo de los incapaces: El art. 2319 CC señala que
por los daños causados por los incapaces, responderán las personas a cuyo cargo estén,
si pudiere imputárseles negligencia.
17
El dolo se aprecia en concreto en cada caso y no se presume, por lo tanto, quien lo
alegue deberá probarlo (art. 1459 CC).
• Culpa: Es aquella falta de diligencia o cuidado que los hombres prudentes emplean
ordinariamente en sus actos y negocios propios (arts. 2319 y 2329 CC).
Alessandri explica que la culpa es una misma en materia contractual y extracontractual,
pues en ambas importa una conducta descuidada, negligente, imprudente. Cierto es que
en la primera existe una graduación que no se encuentra en la segunda.
Por ello, nos debemos preguntar ¿De qué culpa se responde en materia
extracontractual? Rodríguez Grez afirma que se responde del cuidado que dispone la
ley en cada caso; en los demás casos, es la sociedad misma la que establece el nivel de
diligencia requerido conforme a los usos, hábitos y costumbres imperantes.
La culpa se debe apreciar en abstracto, esto es, comparándola con un modelo ideal que
debe ser “un hombre prudente de idéntica profesión u oficio, colocado en su misma
situación”. Así, el juez deberá comparar ambas conductas para saber si el hombre
prudente habría actuado de la misma forma o no y así determinar si existe o no culpa.
Rodríguez Grez señala que la culpa se apreciará conforme al deber de cuidado y
diligencia que a cada cual corresponde en la comunidad, atendiendo a su ubicación,
actividades, nivel cultural, grado educacional, etc.
En cuanto al caso de la “culpa contra la legalidad”, esto es, aquella que surge del solo
incumplimiento de una norma legal o reglamentaria, como es el caso de la persona que
provoca un accidente por infringir las normas del tránsito. En estos casos basta con probar
la violación de la norma para tener por acreditada la culpa, puesto que ésta consiste
precisamente en no haber respetado la norma en cuestión.
Al respecto, Barros ha señalado que, si bien la regla general es que la infracción de una
norma legal permite dar por acreditada la culpa, ello no significa que el cumplimiento de
todas las normas legales acredite que se ha actuado con la diligencia debida, pero
constituye un valioso indicio de ello.
En cuanto a la prueba de la culpabilidad, quien demanda indemnización por
responsabilidad extracontractual tiene que probar el dolo (art. 1459 CC) o la culpa del autor
de los daños. En sede extracontractual la culpa no se presume, pero su prueba se torna
demasiado difícil, por lo tanto, como una manera de paliar este grave inconveniente se
establecen presunciones de culpabilidad (arts. 2320 a 2323 y 2326 a 2329 CC).
• Presunciones de responsabilidad por el hecho propio (art. 2329 CC)
Según Alessandri, el art. 2329 establece una presunción de culpabilidad cuando el daño
proviene de un hecho que, por su naturaleza o por las circunstancias en que se realizó, es
susceptible de atribuirse a culpa o dolo del agente. Esta tesis no ha sido muy aceptada, pero
Alessandri tiene los siguientes argumentos:
18
a) El art. 2329 está puesto después de que el CC regulara casos de presunción por el
hecho ajeno y por el hecho de las cosas.
b) De no entenderse como una presunción por el hecho propio, carecería de relevancia,
pues no haría más que repetir lo que dice el art. 2314 CC.
Para Ducci, el art. 2329 CC tiene un alcance distinto, parecido, pero más limitado. Según
él, estaría consagrando una presunción de responsabilidad en el caso de las actividades
peligrosas, de manera que, quien crea una situación peligrosa, tiene el deber de restablecer
la seguridad de los terceros aumentando su diligencia.
Por su parte, Meza Barros interpreta el art. 2329 CC de manera diferente. A su juicio, en el
inciso 1° se repite la regla general del art. 2314 CC y, en el inciso 2° contempla
excepciones a esa regla, en cuanto se estaría presumiendo la culpa del agente.
• Presunciones de responsabilidad por el hecho ajeno (arts. 2320, 2321 y 2322 CC)
Se responde por los hechos ajenos cuando el hecho ilícito es cometido por una persona que
está al cuidado o bajo la dependencia o vigilancia de otra.
¿Por qué se habla de presunciones de responsabilidad por hecho ajeno? Porque acreditado
que el hecho ilícito fue cometido por el dependiente, debe responder el principal por cuanto
no cumplió debidamente con su obligación de cuidado.
Alessandri dice que está mal hablar de hecho ajeno, ya que, quien tiene bajo su cuidado o
dependencia a una persona que causa un daño, no responde del hecho de ésta, sino del suyo
propio, cual es la falta de vigilancia que sobre ella debía ejercer.
El art. 2320 no es taxativo, pues en su inciso 1° establece la regla general de que “toda
persona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que
estuvieren a su cuidado”, y los siguientes incisos son ejemplos de esa situación de
dependencia.
¿Cuáles son los requisitos para que opere la responsabilidad por hecho ajeno?
a) Que exista un vínculo de subordinación o dependencia entre dos personas: Es
evidente, pues, justamente, la responsabilidad del principal se funda en la existencia
de esta dependencia.
b) Que este vínculo sea de derecho privado: Si fuera de derecho público, las reglas
de la responsabilidad son distintas, ya que, en tal caso habría responsabilidad del
Estado que se rige por reglas diferentes.
c) Que ambas personas sean capaces de delito o cuasidelito: Por consiguiente, si el
subordinado es incapaz de delito o cuasidelito, no cabe presumir la responsabilidad
de quien lo tiene a su cuidado.
Así, el guardián de un demente, de un infante o de un menor de 16 años que obró
sin discernimiento, es responsable del daño que éstos causen si puede imputárseles
negligencia, es decir, a condición de probar la culpa (art. 2319 CC).
19
d) Que el subordinado o dependiente haya cometido un hecho ilícito: El principal
sólo responde por los hechos ilícitos de la persona que está bajo su cuidado.
e) Que la víctima pruebe la responsabilidad del subordinado o dependiente: Lo
que presume la ley es la responsabilidad del principal, no la del subordinado, por lo
que la de este último debe probarse.
Así, deberá probar el dolo o la culpa del subordinado o dependiente; el daño
causado y; la relación causal entre ambos.
Probándose estos requisitos, se presume la culpa del principal porque hubo falta de
vigilancia y esta falta de vigilancia fue la causa del daño irrogado por el subordinado o
dependiente.
Del inciso final del art. 2320 CC se desprende que estas presunciones son simplemente
legales, quedando desvirtuada si el principal prueba de con la autoridad y cuidado que su
respectiva calidad le confiere y prescribe, no hubiera podido impedir el hecho. Sin embargo
hay dos situaciones en que no se admite probar en contrario, esto es, cuando el hecho
causante del daño lo realizó el subordinado por orden del principal (art. 2325 CC) y cuando
el delito o cuasidelito cometido por el hijo menor conocidamente provengan de la mala
educación o de los hábitos viciosos que les han dejado adquirir.
Ahora bien, el hecho de que la víctima pueda accionar en contra del principal, no lo privan
de su acción en contra del autor del hecho ilícito. Lo único que no puede hacer es accionar
contra los dos por el total, pues estaría pretendiendo una doble indemnización.
Cabe agregar que si se demanda a los dos, sus obligaciones no son solidarias. Además, el
art. 2325 CC dispone que el principal tendrá acción de reembolso en contra del
subordinado. Sin embargo, carecerá de esta acción cuando el subordinado actuó por orden
del principal o cuando era incapaz de delito o cuasidelito.
Algo importante que hay que tener en cuenta es que las responsabilidades por hecho ajeno
no se pueden acumular. Ello quiere decir que la víctima del daño inferido por quien está al
cuidado de dos o más personas por causas diferentes, sólo puede invocar la responsabilidad
de que tratan los arts. 2320 a 2322 de aquella que lo tenía a su cuidado al momento del
daño y no de los demás.
De manera que, si un menor comete un hecho ilícito mientras está en el colegio, se debe
demandar al jefe del colegio y no a su padre. Así ha sido fallado. Sin embargo, esta regla
tiene como excepción el art. 2321 CC que dispone que cuando el delito o cuasidelito
cometido por el hijo menor provengan de la mala educación o de los hábitos viciosos que
su padre le ha dejado adquirir, caso en que también se puede demandar al padre, puesto que
de conformidad a este artículo los padres son siempre responsables de los delitos o
cuasidelitos cometidos por sus hijos que sean consecuencia de aquello.
Los casos contemplados de responsabilidad por el hecho ajeno son:
20
a) Responsabilidad de los padres por el hecho de sus hijos menores: El padre, y a
falta de éste, la madre (hoy no se distingue una prevalencia), serán responsables del
hecho de los hijos menores que habiten en la misma casa. Esto en relación a los arts.
222 y 224 CC según los cuales los hijos deben respeto y obediencia a sus padres.
El único requisito que exige el art. 2320 inciso 2° es que el hijo menor habite en la
misma casa de su padre o de su madre. Si el hijo menor tiene un peculio profesional
o industrial y, dentro de él, comete un hecho ilícito, se afirma que el padre no tiene
responsabilidad por cuanto el hijo se mira como mayor de edad para la
administración y goce de este peculio.
b) Responsabilidad de los tutores o curadores por el hecho de sus pupilos: El tutor
o curador es responsable de la conducta del pupilo que vive bajo su dependencia y
cuidado. Nótese que el pupilo tiene que vivir bajo la dependencia o cuidado de su
guardador, pero no es necesario que vivan en la misma casa, pues la ley no lo exige.
En el caso de los curadores, los únicos que responden son los generales o interinos y
no los adjuntos.
No se debe olvidar que si el pupilo es alguno de los incapaces indicados en el art.
2319 CC, el tutor o curador no va a responder de sus hechos, salvo en cuanto se les
pruebe su propia negligencia.
c) Responsabilidad de los jefes de colegios por el hecho de sus discípulos:
Responderán por el hecho de sus discípulos mientras estén bajo su cuidado, esto es,
desde que el alumno ingresa hasta que sale del establecimiento, a menos que el
colegio haya asumido el deber de cuidado como podría ser el caso de los paseos de
curso, o cuando los alumnos son llevados a sus casas en vehículos del mismo
colegio.
Esta responsabilidad no tiene relación con la edad del discípulo y no cubre los daños
que se pueda causar a sí mismo.
d) Responsabilidad de los artesanos y empresarios por el hecho de sus aprendices
o dependientes: Esta responsabilidad sólo se produce si el aprendiz o dependiente
se encuentra bajo la dependencia o cuidado del artesano o empresario. No cubre los
daños que el aprendiz o dependiente se cause a sí mismo.
Con todo, esta responsabilidad cesa si los empresarios o artesanos prueban que no
pudieron impedir el hecho con la autoridad y cuidado que su respectiva calidad les
confiere.
e) Responsabilidad de los amos por el hecho de sus criados o dependientes: Los
amos responderán de la conducta de sus criados y sirvientes en el ejercicio de sus
respectivas funciones; y esto, aunque el hecho de que se trate no se haya producido
a su vista.
El fundamente de esta responsabilidad es la culpa in eligendo y la culpa in vigilando
que se atribuye al amo.
El amo sólo responde si el hecho lo realiza el criado o sirviente en el ejercicio de
sus respectivas funciones. Y no responde si prueba que el criado o sirviente cuando
21
causó el daño ejercía sus funciones de un modo impropio que no tenía medio de
prever o impedir, empleando el cuidado ordinario y la autoridad competente, en este
caso, toda la responsabilidad recaerá sobre dichos criados o sirvientes.
• Presunciones de responsabilidad por el hecho de las cosas (arts. 2323, 2324, 2326,
2327 y 2328 CC)
El dueño o el que se sirve de una cosa, debe cuidar que ésta se mantenga en buen estado
para no causar daños a terceros, de tal suerte que, si alguno se produce se presume su
culpabilidad.
La responsabilidad por el hecho de las cosas es taxativa:
a) Daño causado por un animal (arts. 2326 y 2327 CC)
El art. 2326 prescribe que el dueño de un animal es responsable de los daños causados por
el mismo animal, aun después que se haya soltado o extraviado; salvo que la soltura,
extravío o daño no pueda imputarse a culpa del dueño o del dependiente encargado de la
guarda o servicio del animal. Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona que se sirva
de un animal ajeno; salva su acción contra del dueño, si el daño ha sobrevenido por una
calidad o vicio del animal, que el dueño con mediano cuidado o prudencia debió conocer o
prever, y de que no le dio conocimiento.
El art. 2327 se refiere al daño causado por un animal fiero, dispone que el daño causado por
un animal fiero, de que no se reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio, será
siempre imputable al que lo tenga, y si alegare que no le fue posible evitar el daño no será
oído.
Lo importante es señalar que se entiende por animal fiero al animal feroz o peligroso como
los leones, tigres, etc. No es sinónimo de animal salvaje o bravío, pues por tal, el art. 608
entiende que son los que viven libres e independientes del hombre.
En este segundo caso, la responsabilidad es de quien tiene el animal, aunque no sea el
dueño ni se sirva de él.
Por último, la presunción de culpabilidad del que tiene el animal es de derecho, ya que no
admite prueba en contrario. Algunos piensan que se trata de un caso de responsabilidad
objetiva, puesto que se debe indemnizar prescindiéndose del elemento culpabilidad.
b) Daño ocasionado por la ruina de un edificio (arts. 2323 y 2324 CC)
El dueño de un edificio es responsable a terceros de los daños que ocasione su ruina
acaecida por haber omitido las necesarias reparaciones, o por haber faltado de otra manera
al cuidado de un buen padre de familia. Si el edificio perteneciere a dos o más personas
proindiviso, se dividirá entre ellas la indemnización a prorrata de sus cuotas de dominio.
22
Si la víctima fuera un vecino, sólo se le va a indemnizar si hubiere notificado la
correspondiente querella de obra ruinosa. Si no lo hizo, actuó negligentemente y, por ello,
producido el daño, no tiene derecho a demandar indemnización.
Por último, si la ruina del edificio proviene exclusivamente de una fuerza mayor o caso
fortuito no opera la regla del art. 2323, pues tal ruina no se debe al hecho de haberse
omitido las necesarias reparaciones o por haber faltado de otra manera al cuidado de un
buen padre de familia.
En cuanto a la ruina proveniente de un vicio de construcción (art. 2324 CC), responderá el
empresario que hizo la obra o suministró los materiales. También responderá en este caso el
que se encargó de la construcción del edificio en calidad de arquitecto (art. 2004 CC).
c) Daño causado por una cosa que se cae o se arroja de la parte superior de un
edificio (art. 2328 CC)
El daño causado por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de un edificio, es
imputable a todas las personas que habitan la misma parte del edificio, y la indemnización
se dividirá entre todas ellas, a menos que se pruebe que el hecho se debe a la culpa o mala
intención de alguna persona exclusivamente, en cuyo caso será responsable esa sola.
La cosa que cae no puede ser parte del mismo edificio como una cornisa, por ejemplo, pues
en tal caso nos encontraríamos en la situación del art. 2323 CC.
En cuanto a la acción popular para evitar la caída de una cosa de la parte superior de un
edifico, el inciso 2° del art. 2328 dispone que si hubiere alguna cosa que, de la parte
superior de un edificio o de otro paraje elevado, amenace caída y daño, podrá ser obligado a
removerla el dueño del edificio o del sitio, o su inquilino o la persona a quien perteneciere
la cosa o que se sirviere de ella; y cualquiera del pueblo tendrá derecho para pedir la
remoción.
Causales de eximentes de responsabilidad
El autor del daño no está obligado a indemnizar en dos casos: cuando ha habido ausencia de
dolo o culpa y cuando se hubiere establecido una cláusula de irresponsabilidad. En el
primer caso, una opción es que concurra un caso fortuito o fuerza mayor.
Este último es definido por el art. 45 como el imprevisto a que no es posible resistir. Sus
características son ser imprevisto, es decir, que no haya razones para estimar que el hecho
va a ocurrir; e irresistible, o sea, que no es posible evitar sus consecuencias. Por excepción,
se responderá del caso fortuito en el caso del art. 2327 CC.
En cuanto a la cláusula de irresponsabilidad, se le define como aquella por la cual la futura
víctima releva totalmente al futuro autor del daño de su obligación de repararlo si éste llega
a producirse. En la responsabilidad contractual se aceptan en virtud de lo dispuesto en el
art. 1545 CC, sin más límites que el que no pueden significar una renuncia anticipada del
dolo a la culpa grave.
23
¿Se deben admitir este tipo de cláusulas en responsabilidad extracontractual? Rodríguez les
niega valor a las cláusulas de irresponsabilidad o responsabilidad atenuada porque es
principio de orden público que la condonación del dolo futuro no vale. También les niega
valor cuando proviene de un hecho ejecutado con culpa inexcusable o cuando se trata de
daños en la persona porque la persona humana no está en el comercio humano, de tal suerte
que no puede disponerse en modo alguno de su integridad.
3. Existencia de un daño
Alessandri señala que el daño es todo detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia
que sufre un individuo en su persona, bienes, libertad, honor, crédito, afectos, creencias,
etc. El daño supone la destrucción o disminución, por insignificante que sea, de toda
ventaja, beneficio patrimonial o extrapatrimonial de que goza un individuo.
Para que el daño sea indemnizable, debe cumplir diversos requisitos:
• Debe ser ocasionado por una persona distinta del ofendido y ello explica que el monto
de la indemnización se reduzca si en el hecho hubo responsabilidad de la víctima (art.
2330 CC).
• Debe ser anormal, de donde se sigue que no dan derecho a indemnización aquellas
molestias propias de la vida en sociedad.
• Debe afectar un interés lícito de la víctima.
• Debe ser cierto.
• Debe ser directo.
• No debe encontrarse reparado.
En cuanto a que el daño deba ser cierto, se ha dicho que es indemnizable tanto el daño
presente como el futuro, con tal que sean ciertos. Por consiguiente, no procede indemnizar
el daño eventual o hipotético, sin perjuicio de que se considere para otros efectos como la
acción popular.
Este requisito tiene mucha importancia para la determinación del lucro cesante. En relación
con este punto, la doctrina se ha planteado si debe indemnizarse o no la pérdida de un
chance, entendida ésta como una expectativa de ganancia o una probabilidad más o menos
cierta de pérdida.
En cuanto a que el daño debe ser directo, ello significa que debe ser la consecuencia
inmediata y necesaria del hecho que la provoca.
Por último, parece evidente que si el daño ha sido reparado, la víctima no puede pretender
que se le vuelva a indemnizar, pues importaría un enriquecimiento sin causa.
Los daños pueden ser materiales, esto es, una lesión pecuniaria o disminución del
patrimonio. A su vez, puede ser de dos clases: daño emergente y lucro cesante.
24
• Daño emergente: Se trata del detrimento patrimonial efectivo que sufre la víctima. Es
la diferencia que se produce en el activo del patrimonio de una persona, como
consecuencia del ilícito civil, entre su valor original y el valor actual.
• Lucro cesante: Consiste en la privación de una ventaja económica que, como
consecuencia del ilícito, la víctima no va a poder lograr. Siempre constituye un daño
futuro y, por lo mismo, es difícil calcularlo.
En cuanto al daño moral, el CC no contempló la indemnización de este tipo de daño, han
sido los tribunales los que, por razones de equidad, lo fueron incorporando. En el caso de la
responsabilidad extracontractual, lo fundaron en el art. 2329 CC.
Hoy, parece insostenible mantener una postura contraria a la reparación del daño moral
tanto en la responsabilidad contractual como extracontractual, dentro del ordenamiento
jurídico chileno.
Algo que es necesario precisar es el concepto de daño moral. Hay una primera tesis según
la cual el daño moral consiste y encuentra su fundamento en el sufrimiento, dolor o
molestia que el hecho ilícito ocasiona en la sensibilidad física o en los sentimientos o
afectos de una persona. Esta teoría aceptada mayoritariamente en nuestro país, ha sido
objeto de varias críticas como que no es aplicable a las personas jurídicas ya que estas no
pueden experimentar dolor y; además, porque no cubre todos los perjuicios
extrapatrimoniales, quedando excluidos, por ejemplo, los estéticos o las molestias causadas
por la alteración en las condiciones de vida.
¿Cómo se avalúan los perjuicios? Se debe distinguir entre el daño emergente, el lucro
cesante y el daño moral:
• Valoración y prueba del daño emergente: Podrá probarse con facturas, peritajes,
testigos, etc., según el ilícito de que se trate. La prueba testimonial no tiene las
limitaciones de los arts. 1709 y 1710 CC, por cuanto éstas sólo rigen para la prueba de
los actos y contratos.
• Valoración y prueba del lucro cesante: La valoración es más difícil por su naturaleza
eventual. Es corriente, en el caso de accidentes laborales, que se demande como lucro
cesante lo que la víctima podría haber ganado de haber seguido trabajando hasta el
término de su vida laboral.
Con todo, en el suceder fáctico entre la mera posibilidad y la certidumbre, existe una
zona intermedia, que es la probabilidad suficiente, que es más que la posibilidad pero
menos que la certeza, situación que se conoce como “chance”. Por ende, los hechos que
constan como lucro cesante, caen dentro de esa zona gris que se llama “chance”. Sin
embargo, por el carácter vago e incierto del lucro cesante, el legislador no ha
establecido reglas sobre su apreciación, con el objeto de dejar su determinación sujeta a
la prudencia del tribunal.
25
• Valoración y prueba del daño moral: Presenta aún mayores problemas para
valorizarlo debido a su naturaleza netamente subjetiva. Por ello, la jurisprudencia
nacional en forma reiterada ha venido estimando que es facultad de los jueces
apreciarlo discrecionalmente.
En cuanto al momento al que debe estarse para fijar el daño material, Alessandri ha dicho
que el juez debe regular la indemnización según el monto del daño al tiempo del delito o
cuasidelito, si este recae sobre una cosa, la indemnización se determinará por el valor que
entonces tenía la cosa.
Otra opinión señala que el juez avalúa los perjuicios materiales en la sentencia, pero ello no
implica que deba hacerlo necesariamente en relación a ese tiempo presente, pudiendo
recurrir a otras alternativas como situarse en un tiempo pasado o incluso en uno futuro.
Explica que para evaluar los perjuicios materiales el juez debe colocarse en el momento en
que éstos se produjeron, pues el derecho a la reparación y la obligación correlativa nacen al
producirse el daño, más aún, es en ese instante que existen las constancias materiales qe lo
constituyen y los factores económicos que en ese mismo momento determinaban su valor y
que permiten probarlo.
En cuanto al momento al que debe estarse para fijar el daño extrapatrimonial, se entiende
que esta apreciación debe hacerse al momento en que se dicta la sentencia, ya que, aquí no
existen las constancias materiales que permitan retrotraer la avaluación al instante en que el
perjuicio se produjo.
Como la indemnización debe ser íntegra, las sumas ordenadas pagar deben serlo reajustadas
y con intereses.
4. Nexo causal entre el hecho u omisión dolosa o culpable y el daño
Debe entenderse que, entre un acto ilícito y un determinado daño hay relación causal
cuando el primero engendra el segundo y éste no puede darse sin aquél, se desprende de los
arts. 2314, 2316, 2318 y 2329 CC.
Si el daño proviene de una sola causa el problema es simple. Sin embargo, puede suceder
que provengan de varias causas y surge el problema de las concausas, para las cuales
existen distintas teorías.
• Teoría de la equivalencia de las condiciones (condictio sine qua non): La causa,
filosóficamente hablando, es la suma de las condiciones de toda naturaleza, que siendo
realizadas, hacen que siga el consiguiente, de toda necesidad. Así, todo efecto es
resultante de conjugación de todas las condiciones que deben ser consideradas
equivalentes en lo causal y en lo jurídico, de manera que, constituyen condictio sine qua
non del resultado final.
• Teoría de la causa próxima: Sólo constituye causa aquella de las diversas condiciones
necesarias de un resultado que se halla temporalmente más próxima a éste; las otras son
26
simplemente condiciones. Se la critica porque no siempre la condición última es la que
verdaderamente causó el daño.
• Teoría de la condición preponderante: La causa resulta ser aquella condición que
rompe el equilibrio entre los factores favorables y contrarios a la producción del daño,
influyendo decisivamente en el resultado.
• Teoría de la causa eficiente: Todas las condiciones no tienen la misma eficacia en la
producción del resultado, por lo que no son equivalentes.
• Teoría de la causa adecuada: No todas las condiciones necesarias para un resultado
son equivalentes. Aquella que según el curso natural y ordinario de las cosas es idónea
para producir el resultado, esa es la causa. Las demás condiciones que no producen
normal y regularmente ese efecto son solamente condiciones o antecedentes o factores
concurrentes.
Para establecer cuál es la causa conforme a esta teoría, debe formularse un juicio de
probabilidad, o sea, considerar qué acción u omisión del presunto responsable era
idónea para producir regular o normalmente el resultado dañoso.
Efectos de la responsabilidad extracontractual
El efecto propio es generar la obligación de indemnizar íntegramente los perjuicios
causados a la víctima (arts. 1437, 2314 y 2329 CC). La indemnización debe ser completa,
salvo que quien lo haya sufrido se haya expuesto imprudentemente (art. 2330 CC).
El hecho ilícito genera para el autor la obligación de indemnizar a la víctima y para esta
última el derecho personal correlativo para exigir la reparación íntegra del daño que se le ha
producido (arts. 578, 1437, 2284 y 2314 CC).
La acción de indemnización de perjuicios es personal porque sólo puede reclamarse del
autor del daño; es mueble porque persigue una reparación pecuniaria o la ejecución de
hechos destinados a hacer cesar o impedir el daño, y los hechos que se deben se reputan
muebles (art. 581 CC) y; es patrimonial, lo que implica que es transmisible, comerciable,
renunciable y prescriptible.
Titulares de la acción
En principio, esta acción sólo compete a quien ha sufrido o teme un daño y solamente a él,
ya que sin interés no hay acción. Ahora, como el daño puede ser contingente o producido,
es necesario formular algunas precisiones:
• Si el daño es contingente, debe subdistinguirse según amenace a persona determinada o
indeterminada. En el primer caso la acción compete sólo a esas personas; en el segundo
caso, hay por lo general, una acción popular.
• Si el daño se ha producido, la acción compete exclusivamente a quien lo sufrió, a
menos que lo haga en su nombre o como heredero, legatario o cesionario suyo. Nadie
más tendría el interés jurídico necesario para intentar la acción.
27
Ahora, cuando la víctima puede ser una o varias personas. La primera situación no genera
problemas, pero cuando los perjudicados son varios, todos tienen derecho a que se les
indemnicen los perjuicios que se le han causado. Por consiguiente, habrá tantas
indemnizaciones distintas como personas damnificadas.
En el caso de pluralidad de víctimas, éstas pueden ser afectadas de distinta manera, sea
porque cada una ejerce, con relación a la cosa destruida, derechos diferentes, sea porque el
daño causado a una repercute a otra. Y debe además, distinguirse según el daño recaiga en
una cosa o en una persona; y en este último caso si el daño es material o moral.
En cuanto al daño material en las cosas, en este supuesto se aplica el art. 2315 CC el cual
dispone que puede pedir esta indemnización no sólo el que es dueño o poseedor de la cosa
que ha sufrido el daño, o su heredero, sino el usufructuario, el habitador o el usuario, si el
daño irroga perjuicio a su derecho de usufructo o de habitación o uso. Puede pedirla en
otros casos el que tiene la cosa con obligación de responder de ella, pero sólo en ausencia
del dueño.
En cuanto al daño material en las personas, tienen acción para demandar la víctima
inmediata y directa del ilícito y la víctima mediata o indirecta del mismo, cuando con
motivo del delito o cuasidelito, queda privado de la ayuda económica que le proporcionaba
la víctima principal.
En cuanto al daño extrapatrimonial o moral, puede demandarlo todo aquel que ha visto
lesionado un interés extrapatrimonial, por ende, tienen acción tanto las personas naturales
como las jurídicas, estas últimas cuando vean afectado su prestigio comercial, reputación,
crédito o confianza.
En el caso de las personas naturales, tienen acción por daño moral no sólo las víctimas
directas del ilícito o sus herederos, sino también las denominadas “víctimas por
repercusión”, esto es, todos aquellos que sin tener la calidad de víctimas inmediatas o
directas, también lo sufren en razón de que el daño inferido a las víctimas directas los hiere
en sus propios sentimientos o afectos o les lesiona algún interés o derecho extrapatrimonial
del que son titulares, no requiriéndose que entre ellas exista vinculación jurídica.
La acción derivada de un hecho ilícito es transmisible por testamento o ab intestato, a título
singular o universal. Luego, pueden ejercitarla tanto los herederos como los legatarios. Y, si
la víctima fue íntegramente indemnizada por el autor del ilícito, no podrá dirigirse en contra
de quien obtuvo provecho del dolo ajeno, pues habría un enriquecimiento sin causa.
¿Es transmisible la acción de responsabilidad por daño moral? Hay que hacer algunas
distinciones:
a) La víctima fallece cuando ya hay sentencia que acoge la demanda por daño
moral: Si la sentencia ordenó pagar a la víctima directa una indemnización por
cualquier tipo de daño (material o moral), si ésta fallece, la acción para cobrar la
indemnización se transmite a sus herederos (art. 1097 CC).
28
b) La víctima demanda en vida, pero fallece durante el juicio: Si la víctima directa
litigaba por sí sola se aplica el art. 5 CPC y si lo hacía a través de mandatario
judicial este mandato se mantiene.
c) La víctima fallece antes de deducir la acción: ¿Pueden sus herederos demandar el
daño moral sufrido por la víctima directa? Para algunos sus herederos pueden
hacerlo, argumentan que en caso contrario, el autor de un accidente mortal sería
tratado mejor que el autor de lesiones no mortales, ya que, muerta la víctima el
autor quedaría a salvo de toda demanda.
Agregan que la víctima adquiere un derecho de reparación desde que el daño se
produce y este derecho es un verdadero crédito de indemnización que, por lo
mismo, forma parte del patrimonio de la víctima como cualquier otro crédito.
Ramón Domínguez señala que esta acción es intransmisible, ya que, esta acción
tiene un fundamento personalísimo del daño a reparar y la finalidad perseguida con
la indemnización no se avienen con un ejercicio de la acción por quienes no han
sufrido el daño.
Hecho de la víctima y reducción de la indemnización
Para que la culpa de la víctima exonere de responsabilidad al agente, no es necesario que a
éste le haya sido absolutamente imposible preverla o resistirla; esta culpa constituye una
causal de irresponsabilidad distinta del caso fortuito. Basta que no haya incurrido en ella,
esto es, que el daño tenga por única causa la culpa de la víctima.
Una situación distinta ocurre cuando el daño es la consecuencia tanto de la culpa del agente
como de la víctima, pues en tal caso procede la reducción de la indemnización (art. 2330
CC).
Ahora bien ¿En qué términos deberá hacerse la reducción? De seguirse la doctrina de la
equivalencia de las condiciones, debería rebajarse a la mitad, pues según ella, todas las
causas del daño son de la misma entidad. Sin embargo, se estima más justo que la rebaja la
haga el juez considerando la influencia que cada una de estas culpas tuvo en la ocurrencia
del hecho, lo que naturalmente implica separarse de la teoría de la equivalencia de las
condiciones.
La acción de responsabilidad extracontractual se puede ceder por acto entre vivos a
cualquier título, de acuerdo a las reglas generales. En este caso, no se divisa inconveniente
para que pueda demandar el cesionario.
Titular pasivo de la acción de indemnización de perjuicios
La norma básica está en el art. 2316 CC, la cual dispone que es obligado a la indemnización
el que hizo el daño y sus herederos; y el que recibe provecho del dolo ajeno, sin ser
cómplice en él sólo es obligado hasta la concurrencia de lo que valga el provecho.
• El autor del daño: Se entiende por “autor” no solo aquel que materialmente cometió el
ilícito, sino también a los cómplices o encubridores.
29
• Los herederos del autor del ilícito: Los herederos del autor del delito o cuasidelito
responden porque representan a la persona del causante y le suceden en todas sus
obligaciones transmisibles (art. 1097 CC). Alessandri aclara que los sucesores a título
singular no tienen responsabilidad porque no representan a la persona del causante.
En el caso que los herederos sean varios, cada uno deberá concurrir a la reparación a
prorrata de su cuota (art. 1354 CC).
• El que recibe provecho del dolo ajeno y sus herederos: Estos sólo responderán hasta
el monto del provecho.
En este caso se plantea el problema de determinar en contra de quien se debe dirigir la
acción. Al respecto, Alessandri señala que se puede dirigir directamente en contra de
quien se aprovecha del dolo, aunque no se haya declarado previamente la existencia del
delito y la consiguiente responsabilidad de su autor.
Por otro lado, Ducci estima que para que pueda interponerse la acción de reparación
contra el que recibe provecho del dolo ajeno, es preciso que con anterioridad se haya
establecido que existe un delito y que es responsable de éste su autor.
Con todo, si la víctima fue íntegramente indemnizada por el autor del ilícito, no podrá
dirigirse en contra de quien obtuvo provecho del dolo ajeno, pues habría un
enriquecimiento sin causa.
La acción de responsabilidad extracontractual se puede dirigir también en contra de las
personas que, en conformidad a lo dispuesto en los arts. 2320 al 2322, responden del hecho
de otras personas.
Si los autores del ilícito son dos o más personas, todos ellos responden solidariamente de
todo perjuicio (art. 2317 CC), sin perjuicio que, en sus relaciones internas, cada uno soporte
el pago en la parte que corresponda a la gravedad de su falta. Alessandri aclara que la
solidaridad afecta a todos los que hayan intervenido en la comisión del delito o cuasidelito
como autores, cómplices o encubridores. Sin embargo, Ducci afirma que la solidaridad no
alcanza a los encubridores.
El art. 2317 CC debe interpretarse restrictivamente, por eso no alcanza a los terceros
civilmente responsables, porque ellos no son coautores de un mismo delito. Por la misma
razón, en el caso de que las víctimas sean varias, no hay solidaridad activa, pues la ley no la
establece.
Extinción de la responsabilidad extracontractual
Se extingue por los modos generales contemplados para cualquier obligación. Sin embargo,
sólo nos referiremos a tres:
1. La transacción
Art. 2449 CC. La transacción tiene efectos relativos (art. 2461 CC)
2. La renuncia
30
La renuncia sólo puede hacerse después de ocurrido el hecho ilícito, pues antes no ha
nacido el derecho.
La renuncia no requiere de formalidad alguna, pero su prueba queda sometida a la
limitación de los arts. 1708 y 1709 CC. En el caso del art. 2317 CC, no se divisan reparos
para que la víctima pueda renunciar respecto sólo de alguna de ellas, ya que al tener efectos
relativos, la renuncia no afecta a los demás.
3. La prescripción
Art. 2332 CC. El plazo serán cuatro años desde la perpetración del acto. En la doctrina se
encuentran distintas opiniones sobre el momento desde el cual deben contarse los cuatro
años en los casos en que el daño no se produce coetáneamente con la realización del hecho
culpable o doloso.
Alessandri estima que los cuatro años corren desde la realización del hecho doloso o
culpable. En cambio, Pablo Rodríguez estima que los cuatro años se deben contar desde
que concurren todos y cada uno de los presupuestos que conforman el ilícito civil, por lo
que sólo empieza a correr cuando sobreviene el daño, pues al constituir éste un elemento
del hecho ilícito, no puede ocurrir antes, ya que ello implicaría supone que la prescripción
comienza a correr antes de que el derecho nazca.
Se ha fallado que corresponde rechazar la demanda de indemnización de daños
patrimoniales si han transcurrido más de cuatro años desde la perpetración del acto que los
causó, pero debe acogerse esa demanda en cuanto reclama la indemnización del daño moral
si éste es el resultado de una secuencia de hechos y desde el día de la terminación de esta
secuencia hasta la notificación de la demanda del perjudicado no han transcurrido los
plazos prescriptivos de los arts. 2332 y 2515 CC.
También pueden presentarse dudas sobre el momento en que se debe empezar a contar el
plazo en aquellos casos en que el acto ilícito está configurado por acciones u omisiones
mantenidos durante un extenso periodo. Estimamos que, en tal caso, el plazo de
prescripción comienza a computarse desde que cesa la actividad ilícita.
Se ha fallado que tratándose de la responsabilidad extrajudicial de un ente de derecho
público, no cabe admitir la aplicación del art. 2332 CC, por cuanto ello sería inconsistente
con las características de la nulidad de derecho público, de modo que su aplicación
conduciría a reconocer la total invalidez de los actos impugnados, pero manteniéndose
incólumes sus efectos.
También se ha resuelto que esta prescripción es una de corto plazo, de manera que, a partir
del art. 2524 CC corren contra toda persona.
Capítulo III. Responsabilidad del Estado
El art. 38 inciso 2° CPR dispone que cualquier persona que sea lesionada en sus derechos
por la Administración del Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá
31
reclamar ante los tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que
pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño.
Esta disposición ha sido entendida por la doctrina en el sentido que el único requisito para
que se genere la responsabilidad de la administración es que se haya lesionado un derecho
de un administrado, sin que importe si el acto, hecho u omisión que la produce sea lícito o
ilícito, que haya habido o no culpabilidad en el agente del Estado. Se trata de una
responsabilidad que no se funda en la culpa o el dolo de quien lo causa, sino en la
existencia de una víctima que ha sufrido un daño como consecuencia del actuar de la
administración.
- Características
Es de Derecho Público, lo que la hace diferente al sistema aplicable a los sujetos jurídicos
privados.
Es objetiva, ya que no es una responsabilidad que derive del hecho del otro, sino
directamente de la persona jurídica (administración), se configura por los daños causados
por el actuar lícito o ilícito, jurídico o de hecho de los órganos administrativos. La víctima
sólo debe acreditar que un hecho, acción u omisión de un ente estatal realizada dentro del
ámbito de sus funciones le ha causado un daño, no es siquiera necesario individualizar a la
persona natural que realizó el acto.
Es integral, en cuanto debe comprender la indemnización de todo daño causado a la
víctima, patrimonial o extrapatrimonial.
Un caso en que la Administración del Estado es responsable es cuando hay falta de
servicio. Habrá falta de servicio en los siguientes casos:
• Cuando la administración pública ha funcionado mal, o sea el daño es causado por una
acción positiva.
• Cuando no ha funcionado, o sea el daño se ha cometido por omisión, cuando existe un
deber funcional de actuar.
• Cuando lo haya hecho tardíamente, o sea, cuando el daño es cometido por una falta de
diligencia funcional.
Los requisitos para que pueda prosperar una demanda de indemnización por falta de
servicio son los siguientes:
• Que exista una norma de derecho positivo que obligue a la administración a prestar el
servicio.
• Que se acredite que el servicio no se prestó o se prestó en forma inadecuada o
tardíamente.
• Que se pruebe el perjuicio.
• Que se pruebe que el perjuicio se produjo por la falta de servicio (nexo causal).
32
Existe controversia sobre si la acción para demandar la indemnización del Estado prescribe
y para el caso de ser así, en qué plazo. Soto Kloss es de opinión que la acción es
imprescriptible, por tratarse de una responsabilidad de derecho público a la que no debe
aplicarse el estatuto de la responsabilidad del derecho civil.
Rojas opina que la acción prescribe. Ello, por ser la prescripción universal y de todos los
tiempos respecto de las acciones patrimoniales y descansar en la idea de protección a un
valor jurídico importante: estabilidad y seguridad jurídicas.
Apuntes de clase + Barros
Tenemos una responsabilidad civil, pero también hay otras fuentes de responsabilidad, tal
como la responsabilidad penal que depende del tipo y la culpabilidad, mientras que en
materia civil se tiene un tipo amplio consagrado en el art. 2314. También está la
responsabilidad infraccional o administrativa en donde encontramos multas a beneficio
fiscal y se requiere de culpabilidad. También tenemos la responsabilidad política en donde
encontramos sanciones morales.
El elemento más importante de la responsabilidad civil es el daño, esto quiere decir que sin
daño no hay indemnización ni responsabilidad civil. El daño es el objeto procesal de la
acción (art. 2314 “Alterum neminem laedere”).
33
Concepto de responsabilidad civil
“Necesidad efectiva o eventual que se encuentra una persona de hacerse cargo de las
consecuencias gravosas de un acto que se le atribuye como propio”.
“Juicio normativo por el que se le imputa a una persona la obligación de reparar a otra”.
En las culturas antiguas se respondía por hechos voluntarios (delictuales), lo que hoy en día
conocemos como “responsabilidad penal”. En el siglo V a.C., encontramos la Ley del
Talión.
Se responde por actor propios, pero también respondemos por actos de terceros que
dependen de nosotros (vínculos familiares, militares, laborales, etc), también respondemos
por las cosas que se tienen o poseen (por ej. Tirar el Código Civil y que le pegue a alguien).
34
Las preguntas que plantea la responsabilidad civil se deben a casos cotidianos de accidentes
que causan daños a terceros, quienes plantean preguntas acerca del ordenamiento que
debería resolverlos tales como ¿Cuál es la regla socialmente más eficiente? O ¿Cuál es la
regla de atribución de responsabilidad más justa? La cuestión que subyace a la mayoría de
estas preguntas dice relación con el criterio que se utilizará como fundamento de la
responsabilidad civil: la culpa del que causa el daño o la mera relación causal entre ese
hecho de un tercero y el daño.
Así, la pregunta principal es si acaso procede o no que la víctima sea indemnizada por un
tercero. La respuesta a esta cuestión esencial está determinada por las condiciones que el
derecho establece para que haya lugar a la responsabilidad civil: ¿Basta que el tercero haya
intervenido de cualquier modo en la ocurrencia del accidente, o es necesario, además, que
su conducta sea reprochable? Este primer orden de preguntas define los principales
sistemas de atribución de responsabilidad:
• El de responsabilidad estricta u objetiva, que solo exige una relación causal para que
surja la obligación indemnizatoria, con la consecuencia de que quien desempeña
una actividad asume todos los riesgos de accidentes que se derivan de realizarla.
• El de responsabilidad por culpa, que exige, además, que el autor del daño haya
actuado con negligencia o mala fe.
La pregunta por los fines pretende indagar sobre las razones para establecer un determinado
régimen de responsabilidad civil, y en particular, para preferir uno u otro modelo de
atribución.
Desde el punto de vista sustantivo, los fines de la responsabilidad civil pueden ser
agrupados en dos órdenes: a) desde la perspectiva del análisis económico, el fin de las
reglas de responsabilidad civil es prevenir los accidentes en un grado óptimo socialmente; y
b) desde la perspectiva de la relación entre el agresor y la víctima, las reglas de
responsabilidad tienen por finalidad dar una solución justa.
Así, desde el punto de vista instrumental, el derecho puede ser visto como un conjunto de
incentivos y desincentivos que permiten orientar el comportamiento hacia fines socialmente
deseables. Tratándose de la responsabilidad civil, el fin será la óptima prevención de
accidentes, esto es, el establecimiento de una regla tan rigurosa como sea necesario para
evitar accidentes que causan un daño mayor al beneficio que reporta la actividad que los
genera. En este sentido, las reglas de responsabilidad civil actúan como reglas de
prevención general. Actúan además como un mecanismo descentralizado de control. Este
sistema estará con frecuencia complementado con normas de prevención especial, de
carácter admnistrativo.
35
Desde una perspectiva económica, el establecimiento de un régimen de responsabilidad
civil supone determinar los niveles óptimos de prevención. Exige responder la pregunta
acerca de cuáles son los niveles de riesgo que estamos dispuestos a tolerar, y cuales las
herramientas legales (tipos de responsabilidad) más eficientes para alcanzar dichos niveles.
Un segundo argumento en favor del sistema de responsabilidad estricta señala que la mejor
regla para prevenir accidentes es la que aplica los incentivos en aquél que genera el riesgo,
de manera que sea éste quien determine el grado óptimo de cuidado. Por regla general,
quien desarrolla la actividad está en mejores condiciones para evitar el daño.
Por último, el sistema de responsabilidad estricta considera como factor relevante el nivel
óptimo de actividad. La responsabilidad estricta opera como un fuerte desincentivo a
desarrollar actividades cuya utilidad marginal es menor al costo de evitar o reparar los
accidentes que provoca.
36
5. Punitiva o de castigo: Mirando la acción penal se busca castigar al culpable, pero en
el ordenamiento civil no se busca castigar.
En la ley norteamericana, se crearon daños punitivos. Sin embargo, en Chile se han
prohibido constitucionalmente, ya que van contra el debido proceso porque se está
culpando a alguien ex ante. No obstante, hay sesgo en la jurisprudencia.
En el sistema procesal penal encontramos medidas alternativas.
14/03/2016
Nociones generales
El hecho punible también da origen a una responsabilidad civil, esto se veía claramente en
la “Lex Aquilia”, la cual tipificaba delitos con penas civiles.
1. Daño: Sin este elemento no hay responsabilidad civil, pero si puede haber
responsabilidad penal, como por ejemplo: los delitos de mero peligro o abstractos.
A diferencia de lo que ocurre en el ámbito penal e infraccional, donde se
contemplan ilícitos de mero peligro y se sancionan conductas tentadas y frustradas,
sin daño no hay responsabilidad civil. Por eso, el daño es condición esencial de la
responsabilidad patrimonial.
3. Tipo: En materia penal se exige tipicidad, mientras que en materia civil hay un tipo
amplio (art. 2314).
37
6. Renuncia de la acción: En materia penal no se puede renunciar, mientras que en
materia civil si se puede.
8. Culpa: La finalidad de la culpa civil tiene por fin reparar un daño, mientras que la
finalidad de la culpa penal tiene como fin que el infractor de la norma sea
condenado a sufrir un daño.
1. Reglas generales:
• Legitimación activa en el procedimiento civil: Cuando estamos ante un daño
en las cosas, el legitimado activo puede ser el dueño, poseedor, iura in re
aliena o los herederos de todos ellos.
Cuando estamos ante un daño en las personas, podemos estar frente a un
daño patrimonial en donde el legitimado activo será la víctima o la víctima
por rebote, y también aquellos que recibían ayuda económica del afectado.
En el caso del daño moral será la víctima directa, mientras que la situación
de las víctimas por rebote se discute, pero se piensa que si pueden ser
legitimados activos en el caso de fundarse en la muerte.
38
Hay un derecho de opción (art. 69.2 CPP), es decir, si la victima ejerce la acción
ante juez civil no puede hacerlo ante juez penal porque si lo hace habrá
litispendencia.
*Solo será procedente la acción restitutoria cuando sea la cosa debida, si ésta se destruye
procede la reparatoria. La acción restitutoria procede en objetos y documentos, sin embargo
la ley penal prefiere la incautación de los objetos.
40
Art. 240 y 237 CPP. Se produce la detención temporal de la persecución penal por medio
de un acuerdo entre el Fiscal y el imputado, de manera que podemos notar con claridad que
no participa la víctima.
Que se produzca una detención de dicha persecución no quiere decir que se extingan las
acciones civiles de las víctimas o terceros, estas siguen vigentes.
Puede recaer en dinero, pero ¿Formaría parte de la indemnización? La doctrina nos señala
que si formaría parte de la imputación a la indemnización de perjuicios.
Acuerdo reparatorio:
Tiene un efecto relativo, de manera que, solo va a afectar a aquellos que intervinieron en el
proceso.
21/03/2016
Ambos estatutos de responsabilidad comparte un objetivo común, esto es, dar lugar a una
acción civil de indemnización de perjuicios, que persigue la reparación pecuniaria de los
daños sufridos por el hecho de un tercero. Sin embargo, así como comparten un gran
elemento común, también hay diferencias entre ambas, tales como:
41
• Art. 1437, 2284, 2314. La responsabilidad contractual no está explicita en ninguna
parte, pero la podemos construir a partir de los arts. 1545 y ss., mientras que las
normas de la responsabilidad extracontractual se encuentran en los arts. 2314 y ss.
No existe impedimento para que el contrato sustituya a las reglas de responsabilidad civil
extracontractual, respetando los límites que imponen las normas de orden público y las
buenas costumbres.
Principales diferencias
42
3. La prueba de la culpa: En materia de responsabilidad contractual opera la culpa
presunta (Art. 1547.3), es decir, del hecho conocido o contrato se infiere otro hecho
que sería el incumplimiento. Así, en el juicio se debe presentar como prueba solo el
contrato y no el incumplimiento porque este se presume y, de esta manera, la
víctima se beneficia de esta presunción. En doctrina se dice que la presunción de
culpa va a operar de manera distinta si se trata de una obligación de medio o de
resultado; de forma que, en las obligaciones de medio no rige la presunción porque
siempre hay que probar la diligencia y esta se confunde con la prestación, mientras
que en la obligación de resultado opera porque solo basta probar el contrato.
En la responsabilidad extracontractual, la regla es la culpa probada, es decir,
siempre se debe probar. La excepción es la culpa presunta, la cual se da en aquellos
casos de hecho propio (Art. 2329), hecho ajeno (Art. 2320 y 2322), y hecho de las
cosas (Art. 2323). Hoy la excepción es muy grande y se da en la mayoría de los
casos.
43
8. Extensión del daño indemnizable: En materia de régimen de responsabilidad
extracontractual se responde de todo daño, de manera que, se ha creado un principio
llamado “principio de reparación integral del daño” (Art. 2329).
En materia de régimen de responsabilidad contractual hay límites en la
indemnización, el cual está dado por la previsibilidad del daño regulado en el art.
1558; si la actuación es culpable, se responde por los perjuicios previstos, mientras
que si es dolosa se responde por perjuicios imprevistos. Siempre se responde de los
perjuicios directos.
10. Prescripción: En régimen de responsabilidad contractual (art. 2515) nos regimos por
las reglas generales, es decir 5 años desde que la obligación es exigible; mientras
que en régimen de responsabilidad extracontractual (Art. 2322) son 4 años desde la
perpetración del acto.
El problema se da en los casos en que el daño se prolonga en el tiempo.
Frontera interna
44
¿Puede la víctima optar por el régimen que más le favorezca? El problema es el
desplazamiento de lo contractual hacia lo extracontractual. ¿Por qué es un problema?
Fundamentalmente es porque hay un contrato y no podemos desconocerlo para beneficiar a
la víctima.
No se trata de una concurrencia o cumulo, sino que es una opción. No hay una norma que
solucione el problema, de manera que la doctrina mayoritaria rechaza la opción y la
minoritaria la acepta (Corral y Barros).
Requisitos de la opción:
2. Doble condición del hecho dañoso: Es el mismo hecho que ocasiona dos fuentes. Es
fácil detectarla cuando existen obligaciones de seguridad (cuidado de las personas);
como en materia medica, trabajo, urbanismo y construcción, consumo, etc.
Rechazo de la opción:
A favor de la opción:
*¿Cuáles son los límites a la opción? Son dos, cuando hay pacto expreso (Art. 1545) y
cuando el ilícito contractual proviene de un delito penal.
28/03/2016
Frontera externa:
45
1. Inferencia en contrato ajeno: El problema se da en el momento en que un tercero
participa en el incumplimiento, cosa que dogmáticamente no podría pasar porque en
el contrato solo pueden participar las partes; sin embargo, aquí ese paradigma se
repone.
¿El incumplimiento de un contrato puede ser atribuible a un tercero? En principio
no por lo dicho anteriormente, pero en este caso sí. La relatividad del contrato nos
dice que no; no obstante, aceptando que el tercero puede diremos que la
configuración de los deberes del tercero son:
• Excepcionales respecto de la posición de las partes, es una conducta
excepcional que no siempre se da.
• Generales, el tercero debe provocar una conducta que altere el neminem
laedere, es decir, que altere el régimen extracontractual.
En cuanto a la responsabilidad del tercero ¿Habría responsabilidad contractual o
extracontractual? Encontramos ambas, ya que el acreedor puede exigir una
indemnización al deudor por responsabilidad contractual y contra el tercero una
especie de responsabilidad extracontractual, pero fundada en el incumplimiento; eso
es lo extraño, no se trata de una simple infracción al neminem laedere, no se trata de
una simple negligencia. No basta con no conocer los contratos existentes entre las
partes, el tercero debe saber y conocer el incumplimiento (dolo).
Así, se configura una responsabilidad concurrente cumulativa, es decir, afloran
ambas responsabilidades para personas distintas. Ahora bien, si hay solidaridad, una
vez pagado por uno es difícil cobrarle a otro porque o si no habría enriquecimiento
sin causa (pero internamente podría haber repetición respecto del que pago por
otros). Los casos típicos son el libre comercio.
Requisitos de procedencia:
• Existencia de un vínculo contractual: Contrato entre la victima acreedora y
su deudor, debe ser vinculante hacia el futuro y no puede ser de efecto
instantáneo.
• El tercero de mala fe (dolo) genera conductas para incumplir el contrato: No
solo causa daño. Cuando queremos saber si hay inferencia en contrato ajeno
debemos ver la intención del tercero, así, si el tercero tenía la intención de
incumplir la hay, pero si solo produce daño, no.
46
Seleilles expande los estudios de Ihering y se aleja de la culpa in contrahendo,
trasladándose a una noción objetiva, es decir, prescindimos de la culpa y nos
centramos en cuenta la infracción de deberes o seguridad creada.
¿Por qué se indemniza? Antes en Chile se seguía el régimen subjetivo, de manera
que se debía indemnizar porque el futuro deudor fue negligente. Claro Solar creía
que era una extensión de la culpa contractual, mientras que Domínguez y Alessandri
señalaron que se trataba de la culpa extracontractual. Se ve en los casos de
retractación de la oferta.
Hay otros autores que explican que el fundamento está en la buena fe objetiva del
art. 1546,
Otros como Tapia y Stichkin que piensan que está en el abuso del derecho, sobre
todo cuando hay retractación tempestiva de la oferta. Otros dicen que el fundamento
está en la ley como declaración unilateral de voluntad.
Las más utilizadas son la noción de culpa y de buena fe.
La doctrina mayoritaria señala, respecto a la naturaleza de la responsabilidad
precontractual, que se aplica el régimen de responsabilidad extracontractual como
derecho común y supletorio de la responsabilidad contractual.
Ahora, en los casos de oferta como tenemos el requisito de seriedad (intención de
obligarse), estamos ad portas de un contrato. De esta forma, Corral cree que se
aplicaría el régimen extracontractual, pero Barros dice que es discutible y que
podría ser contractual ya que está más cerca del contrato (por eso que lo discutido es
la revocación o caducidad de la oferta).
30/03/2016
Deberes precontractuales:
47
Su contenido está en la reserva o secreto de la información recibida. Se presenta en
el acuerdo de confidencialidad que puede tener la forma de un contrato, por
ejemplo, cuyo caso daría origen a responsabilidad contractual.
1. Tratativas preliminares o negociación: En esta etapa, cada quien cuida sus propios
intereses, pero siempre en un ámbito de confianza legítima, es decir, siempre bajo
buena fe. Como bien sabemos, no se puede imponer la celebración de un contrato a
nadie, sin embargo, el problema estará si algo hace mal una de las partes, ya que se
producirá un mal entendido, el cual, desde el punto de vista de la buena fe y desde
el punto de vista del mismo mal, produce un daño. Los requisitos para que surja
responsabilidad precontractual en la etapa de negociación son:
• Que exista una confianza razonable.
• Que se produzca un retiro injustificado.
• Que este retiro injustificado cause daño.
• Que exista un nexo causal entre el retiro injustificado y el daño
¿Qué se indemniza? Nos centramos en el interés negativo o de confianza y se
indemnizará como si no se hubiera celebrado el contrato, es decir, se tendrá en
especial consideración los gastos provocados y el gasto espontáneo; además, se
podrá pedir la indemnización de lucro cesante y daño moral en ciertos casos
puntuales.
2. Oferta: Como bien sabemos, los requisitos de la oferta son: que debe ser seria,
completa y hecha a una persona determinada.
Los casos de responsabilidad precontractual, se hacen notar en casos de una
retractación de la oferta que cumpla con ser tempestiva u oportuna y también en
casos de ofertas sujetas a plazo.
48
04/04/2016
V. Responsabilidad extracontractual
Imputabilidad
La ley puede imponer obligaciones que tengan por antecedente un mero hecho jurídico. En
ese caso no existe responsabilidad civil, sino, como señala el artículo 1437, una obligación
legal. En contraste, la responsabilidad civil tiene siempre por antecedente un daño
atribuible a la conducta libre del demandado. Este principio es asumido por nuestro
derecho, que establece como condición de la responsabilidad un hecho voluntario de quien
resulta obligado.
Para que el hecho voluntario pueda ser imputado a su autor se requiere adicionalmente que
éste tenga una aptitud elemental para discernir lo que es correcto y lo que es riesgoso. Por
eso, la imputación subjetiva del hecho a su autor supone que éste tenga discernimiento
suficiente, lo que se expresa en el requisito de capacidad.
Puede manifestarse como acción u omisión, de modo que, en el caso que haya un
movimiento que realice una persona para generar una acción, el deber general de cuidado
será negativo; ej. No golpear a alguien. Como omisión será abstenerse de una conducta,
pero aquí es necesario que esa omisión esté sancionada expresamente cuando el sujeto
estaba obligado a actuar, ej. Cuando se establecen deberes de confidencialidad. Casi la
mayoría de las hipótesis de fuente de la omisión tienen relación con el dolo, la ley (obliga a
que una persona actúe) y también el juez puede crear este deber de actuar.
El hecho voluntario tiene dos elementos, uno material o externo y uno subjetivo o interno:
49
el derecho son los producidos a consecuencia de una acción, pues el
comportamiento puramente negativo, la pura omisión, está sujeto a requisitos
particularmente exigentes para dar lugar a la responsabilidad, esto es, la existencia
de un deber especial de actuar en beneficio de otro.
• Subjetivo: Consiste en la voluntariedad, aquí suponemos que el sujeto es libre para
actuar. La conducta solo es voluntaria en la medida en que pueda ser imputada a una
persona como su acción u omisión libre, debe ser atribuida como su hecho.
La subjetividad de la acción rara vez forma parte explícita del juicio de responsabilidad, ya
que la atención del juicio de centra en la dimensión material del hecho.
Capacidad extracontractual
Nos centramos en la imputabilidad subjetiva, lo que supone que el autor tenga algún grado
mínimo de aptitud de deliberación para discernir lo que es correcto y lo que es riesgoso; así,
analizamos un aspecto personal del sujeto.
¿Quiénes no serán capaces? El art. 2319 señala que no son capaces de delito o cuasidelito:
50
extracontractual tal decreto es solo un antecedente, que podrá servir de base para
una declaración judicial específica de demencia en el juicio de responsabilidad. Así,
una persona puede ser incapaz de manejar sus bienes y, sin embargo, no tener
perturbada su capacidad para discernir el límite de lo correcto y lo incorrecto.
En consecuencia, al menos teóricamente, el interdicto por demencia puede ser
tenido por capaz para efectos de establecer su responsabilidad extracontractual.
3. En el caso del ebrio (art. 2318), éste siempre responde si era capaz, ya que fue por
voluntad propia que se puso en dicha condición.
La perdida de discernimiento debida a una acción originariamente atribuible al autor
no excluye la responsabilidad. A pesar de la privación de la razón que se sigue
eventualmente de su estado, se funda en que la ebriedad le es imputable, porque
proviene de un acto voluntario que puede ser calificado como un defecto en la
conducción de la vida.
Así, si se demuestra que la ebriedad u otro impedimento n son voluntarios, la
privación de discernimiento o voluntad puede ser alegada como excepción de
inimputabilidad, porque la incapacidad no tiene su antecedente en un acto
voluntario del demandado.
4. ¿Las personas jurídicas son capaces? Sí y sus representantes legales actúan por
ellos. Técnicamente, las personas jurídicas tienen voluntad, la que se expresa por
quienes forman parte de sus órganos o actúan como sus representantes (arts. 550 y
551). De este modo, las personas jurídicas pueden ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles.
Su capacidad para contraer obligaciones civiles no solo comprende el ámbito
contractual, sino también extracontractual. De esta forma, las personas jurídicas, al
igual que las personas naturales, responden civilmente por hechos que les son
imputables personalmente; responden, además, por el hecho ajeno, cometido por sus
dependientes.
• Estado de necesidad: Actúa sin culpa quien ocasiona un daño para evitar otro
mayor. El estado de necesidad es una excusa que se basa en la desproporción de los
bienes comprometidos por la acción, de manera que la víctima soporta un daño que
es substancialmente menor al daño actual o inminente que el autor pretende evitar.
Además de la notoria desproporción de los bienes y la actualidad o inminencia del
peligro, la doctrina agrega los requisitos de que el peligro que se trata de evitar no
tenga su origen en una acción culpable del que alega la justificación y que no hayan
estado disponibles medios inocuos o menos dañinos para evitar el daño.
• Legítima defensa: Opera de modo análogo a como opera en el derecho penal. Así,
actúa en legítima defensa quien ocasiona un daño obrando en defensa de su persona
o derechos, a condición de que la agresión sea actual e ilegítima, no haya mediado
provocación suficiente por parte del agente, la defensa sea necesaria y
proporcionada al ataque, se dirija contra el agresor y el daño se haya producido a
consecuencia del acto de defensa.
• Abuso del derecho (art. 1546) “quien ejerce su derecho a nadie ofende, salvo que
cause un daño” salvo que actúe con dolo o culpa.
52
Culpabilidad o reprochabilidad
Debemos señalar que la culpa no intencional o negligencia puede ser concebida como la
inobservancia del cuidado debido en la conducta susceptible de causar daño a otros. De
manera que, la culpa civil es esencialmente un juicio de ilicitud acerca de la conducta y no
respecto de un estado de ánimo.
Según un principio reiterado en el Código Civil (arts. 1437, 2284, 2314 y 2329), la
atribución de responsabilidad civil supone que el demandado haya incurrido en culpa, sea
en la forma de dolo o de negligencia.
La culpa es un juicio negativo o de reproche en contra del autor del daño injusto, quien tuvo
un actuar displicente o descuidado. Esta persona no quiere provocar daño, pero lo causa, en
circunstancias que debió haberse comportado de otro modo. La regla general es la del art.
2314, y el juez deberá analizar el comportamiento:
En sistemas especiales se crean nuevas culpas, de esta manera, a los profesionales se les
exige una culpa profesional.
En el concepto clásico, Alessandri señalaba que era la falta de aquella diligencia o cuidado
que los hombres prudentes emplean ordinariamente en sus actos y negocios propios. Tapia
decía que era la omisión de la diligencia a que se estaba jurídicamente obligado. Corral
seguía a los clásicos y reconoció la prudencia y la previsibilidad, pero consideraba que la
culpa se había difuminado a tal punto de considerar el error culpable. Barros indicó que era
la infracción al deber de cuidado, es decir, era una inobservancia del cuidado debido en la
conducta susceptible de causar daño a otro.
53
06/04/2016
En cuanto que se trate de un régimen común y supletorio, esto es frente a los sistemas
especiales y objetivos de responsabilidad.
¿Cómo se prueba? Primero que todo, la culpa debe ser probada (art. 1698), se debe probar
que el agente es negligente, pero muchas veces probar dicha negligencia es muy difícil y
por esto existen las presunciones.
54
Dolo
Diferente a la culpa es la responsabilidad que proviene del dolo o culpa intencional, la ley
hace referencia al dolo y a la culpa como condiciones alternativas de la responsabilidad
civil, dando lugar en el primer caso a delitos civiles y en el segundo caso a cuasidelitos. El
dolo supone siempre algún grado de intencionalidad, de modo que la acción dolosa es
inseparable de una voluntad dolosa.
Arts. 44, 2284 y 2314. La persona quiere y conoce provocar el daño, y es esa conducta la
que produce un delito civil capaz de generar indemnización. Existe un concepto unitario del
dolo, contempla el dolo directo, dolo eventual, culpa grave y culpa intencional (aceptación
voluntaria del ilícito con conciencia de antijuridicidad).
También se castiga a las personas que se aprovechan del dolo ajeno, pero su sanción no es
indemnizadora sino mas bien restitutoria por un enriquecimiento sin causa (arts. 2316 y
1458.2).
Responsabilidad objetiva
Se prescinde de la culpa, de manera que, puede que exista, pero no se hace el análisis y solo
se mira el nexo causal y el daño. Son regímenes ex lege, es decir, regímenes que deben
estar establecidos en la ley, no obstante a veces los sistemas subjetivos se han ido
objetivando.
Alessandri y Barros las aceptan todas como presunciones. Corral las niega, dice que estas
presunciones no son de culpa, sino que de causa. Hay algunas de ellas que se han
objetivado, porque existe un sistema de culpa probada que torna la prueba muy difícil,
porque la victima debe probar la negligencia, pero también hay culpas presuntas lo que da
la culpa objetivada.
55
La presunción general de culpabilidad por el hecho propio ha sido construida en el derecho
chileno a partir de la norma del art. 2329. La regla se compone de dos partes.: la primera
expresa que “todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona debe
ser indemnizado por esta”. La segunda, señala tres conductas típicas en que esa regla recibe
especial aplicación: el que dispara imprudentemente un arma de fuego; el que remueve las
losas de una acequia o cañería en calle o camino, sin las precauciones necesarias para que
no caigan los que transitan por allí de día o de noche; el que, obligado a la construcción o
reparación de un acueducto o puente que atraviesa un camino, lo tiene en estado de causar
daño a los que transitan por él.
En cuanto a su origen y evolución, diremos que primero se pensó que era una reiteración
del art. 2314, cuya peculiaridad consistía en citar algunos ejemplos o casos de aplicación
del principio general de responsabilidad por culpa. Esto, hasta que Ducci fue el primero en
hablar de presunciones pero solo en actividades peligrosas, para que luego Alessandri,
siguiendo a la doctrina francesa y especialmente a autores colombianos, lo extendiera
señalando que se establece una presunción de culpabilidad cuando el daño proviene de un
hecho que, por su naturaleza o por las circunstancias en que se realizó, es susceptible de
atribuirse a culpa o dolo del agente.
Corral dice que no es una presunción de culpa sino que es una presunción de causalidad.
Barros, el 2006 nos dice que la interpretación de Alessandri es la más correcta, pero señala
que hay una apariencia de culpa o principio de prueba.
56
• Control de las circunstancias y rol de la experiencia: El daño es fácilmente atribuido
por el control que tenía el hechor, de manera que, el accidente o daño es un indicio
prima facie del responsable. Es tan evidente que debe haber culpa, que no vamos a
exigir prueba (res ipsa loquitur).
Entonces se da cuando el hechor debiera tener un control y los accidentes ocurren
con negligencia.
Respecto de los efectos de la presunción por el hecho propio, primero que todo ¿Es una
presunción? Presunción prima facie, inferencia indeterminada, apariencia de culpa basada
en la experiencia. Se trataría de acercar a una responsabilidad estricta, si nos saltamos este
examen, prescindimos de la culpa.
Todos los demás elementos se deben probar, sin embargo, para Corral no habría que
demostrar el nexo causal (en la práctica eso se hace).
b. Forma gramatical subjuntiva del verbo “pueda”: El texto avala esta interpretación.
La norma no se refiere a todo daño que haya sido causado por malicia o negligencia,
sino a ‘todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona’. La
forma gramatical subjuntiva se refiere a una conducta cuya descripción ya incluye
en principio una valoración de negligencia.
c. Ejemplos del art. 2329: Los ejemplos del artículo 2329 también contribuyen a esta
interpretación, pues se refieren a hechos que por sí solos son expresivos de culpa.
57
Así, en el caso del disparo imprudente de un arma de fuego, la circunstancia que
permite inferir la culpabilidad es disparar un arma en una situación de peligro; y en
la remoción de las losas de una acequia o cañería en una calle o camino, sin que
haya evidencia de las precauciones necesarias, así como en el mal estado de
mantención de un puente o acueducto que atraviesa un camino, son hechos que por
su sola ocurrencia denotan prima facie negligencia.
08/04/2016
Responsabilidad por el hecho ajeno (Art. 2320 y 2322). Regla general art. 2320 inc.1.
Por regla general, cada uno responde por sus propios actos, con la excepción de cuando uno
responde por los hechos de otro. Según la doctrina, se responderá por los hechos de otros en
los casos en que se trate de personas bajo el cuidado y vigilancia de otra, o sea existen dos
tipos de culpa, la culpa in vigilando y la culpa in operando. El principal o tercero
civilmente responsable tiene culpa, ya que asume deberes especiales de cuidado
propiamente tales o de vigilancia.
Según Alessandri, se distingue entre autor mediato, el cual en este caso vendría siendo el
tercero y, el autor inmediato que vendría siendo el hechor. Según Abeliuk, el ilícito que
comete el subordinado debe ser con capacidad. Según Corral, existe una mixtura entre la
responsabilidad vicaria y la responsabilidad subjetiva por culpa, esta última se configura
cuando se trata el hecho ajeno con la existencia de dos culpas, por ambos sujetos.
La tendencia judicial ha ido mutando, de manera que, lo que el legislador consagró como
una forma de configuración de la responsabilidad a la vicaria. Esta consiste en la
responsabilidad en la cual la culpa se prescinde para el principal, de modo que será culpa
objetiva, mientras que para el dependiente será culpa subjetiva.
58
Barros establece la responsabilidad general por el hecho ajeno, pero reconoce la existencia
de la culpa, al menos para el hechor.
1. Comisión de un hecho ilícito por parte del dependiente: Debe realizarse el daño
dentro del deber de cuidado o vigilancia, es decir, en el ámbito de dependencia o
ejercicio de funciones. Hoy en día, se utiliza la expresión “con ocasión de…”, de
forma que se aplica el supuesto.
Barros dice que son daños funcionales o habla de una relación interna de sentido.
3. Ambos deben ser capaces: Ambos deben ser capaces conforme al régimen de
responsabilidad extracontractual. Hay diferencia en el art. 2319 y 2325.
4. Culpa del subordinado: Se debe demostrar la culpa del dependiente, ya que es una
culpa probada, pero se presume la del principal.
¿Siempre se debe demostrar la culpa personal y subjetiva del dependiente? No, ya
que en algunas oportunidades encontramos el término de “culpa difusa”, y se da en
aquellos casos en que es difícil ver quien fue el responsable y por lo tanto se
presume la culpa de la organización.
“Culpa anónima” → sabemos que hay alguien responsable, pero no sabemos quién
es directamente.
Además se presumiría el nexo de causalidad (Alessandri y Corral).
Se tienen que acreditar todos los elementos de la responsabilidad civil.
Los requisitos son: que el hijo sea menor de edad con patria potestad y que habite en la
misma casa, no es necesario que el hecho ilícito se produzca en la casa. Barros dice que
puede extenderse más allá de si vive o no en la misma casa, por un deber general (Art.
2314).
¿Cómo opera la presunción? Probada la culpa del menor, se da por probada la culpa de los
padres, o sea, al menos el Código Civil requiere de la culpa de los padres. Por eso pueden
eximirse de responsabilidad probando ausencia de culpabilidad o prueba liberatoria (Art.
2320 inciso final).
11/04/2016
¿Qué sucede con los malos hábitos conocidos del menor? Bajo la regla del art. 2320
hablamos de responsabilidad por culpa presunta, de manera que estamos bajo el caso de
que el menor de edad vive en casa del padres. Sin embargo, bajo la regla del art. 2321 se
habla de “siempre”, es decir, siempre serán responsables, tratándose del caso en que vivan
o no en la misma casa de los padres.
60
Ahora continuando en el art. 2321, por regla general, se entendería que no hay ninguna
causal de exculpación, de manera que sería un supuesto sin culpa y se le llamaría una
“hipótesis de responsabilidad objetiva”, de modo que, los padres siempre deben responder.
Incluso hay quienes postulan que es una presunción de derecho y por lo tanto no admite
prueba en contrario, no teniendo limitación temporal ni permitiendo exoneración alguna.
Hay una doctrina que aplica la regla del art. 2317 para efectos del discernimiento, pero es
muy excepcional. Se entiende que estos malos hábitos son realmente peligrosos, producto
de la mala educación de los padres, lo cual se debe probar, pero es tan difícil probar eso que
nunca se usa o se usa muy poco. Además se exige que sea conocido que se dejó adquirir
malos hábitos, lo cual agrava la situación.
Se obliga al tutor o curador, a falta de padres. Este tutor o curador, será responsable de los
pupilos que viven bajo su dependencia y cuidado, la prueba le pertenece a la víctima y se
aplica la prueba liberatoria para el tutor de igual manera que para los padres.
La regla debe entenderse referida a la guarda que tiene por objeto el cuidado personal del
pupilo, que corresponde a los tutores y curadores generales (artículo 340). Se excluyen, en
consecuencia, los guardadores limitados a la administración de bienes. La presunción surge
del deber legal de cuidado, y no sólo de la común habitación, por las razones expuestas a
propósito de la responsabilidad de los padres
Los requisitos son: que los dependientes estén bajo su cuidado y que la víctima debe ser
otro aprendiz o dependiente.
Derogado.
Deben vigilar a sus pupilos y mantener la disciplina, responden los directores o quienes
dirigen un establecimiento educacional, no se aplica a los profesores.
Esta regla se refiere a los jefes de colegios y escuelas y no a los profesores. Cuando
corresponda, sin embargo, éstos pueden quedar sujetos a la presunción general del inciso
primero del artículo 2320. La presunción está limitada al tiempo en que los alumnos están
bajo el cuidado del colegio o escuela, pero se extiende a los daños producidos cuando
61
escapan al control del establecimiento mientras estaban sujetos a su guarda. Atendidas las
restricciones que la Constitución, la ley y las costumbres imponen a la potestad
correccional de las escuelas y colegios, pareciera que la autoridad de que están dotados para
cuidar de sus alumnos debe ser medida en atención a las circunstancias
Los requisitos son: que los actos se ejecuten bajo el cuidado de estos jefes y que la victima
debe ser otro alumno.
Los amos responden por el hecho de sus criados o sirvientes en el ejercicio de sus
funciones. Aplica la prueba liberatoria.
Los requisitos son: que los criados actúen en el ejercicio de sus funciones y que la victima
sea otro criado o un tercero.
Es una presunción simplemente legal por el hecho del dependiente (Arts. 2320 y 2322), por
esa razón es que la doctrina ve un concurso de norma, pudiendo utilizar ambas reglas
porque son equivalentes.
Requisitos:
62
¿Un abogado tiene que seguir las instrucciones del cliente en el juicio? ¿Médicos
deben operar como le dicen los pacientes? La regla general es que no, porque son
profesiones liberales aunque exista un vínculo.
De esta forma, el primer limite a este deber de cuidado nace de las relaciones
autónomas o liberales, eso no obsta a que si hacen mal su trabajo deben responder
(art. 2314 y 2329), por eso que el matiz más grande es el tema de la subcontratación
porque no sabemos dónde está el vinculo y habría que demostrar una dependencia
conexa.
Inmobiliaria >>>>> constructora >>>>> aseo >>>>> persona
La pregunta por los límites de la dependencia se presenta con particular intensidad cuando
interviene en la producción del daño un contratista, que asume un grado significativo de
autonomía en la ejecución de una obra. Así, el vínculo entre la empresa de aseo y la
persona que finalmente realiza esta labor está claro, pero hay que demostrar los otros
vínculos (entre la inmobiliaria y la constructora, y entre la constructora y la empresa de
aseo) para hacer responsable finalmente a la inmobiliaria, que es quien tiene mayor sustento
económico.
✓ Que la víctima sea un dependiente o un tercero: No tiene que haber culpa probada
del empresario, esta es solo presunta.
La prueba liberatoria es muy difícil porque requiere demostrar selección,
entrenamiento, supervisión (pero no al momento de contratar, sino al momento del
63
accidente), se acerca al caso fortuito ya que para liberarse tiene que pasar algo muy
fortuito.
Según Alessandri, existe una doble responsabilidad, esto es, una responsabilidad del autor
del hecho y por ende responsabilidad por el hecho propio y otra del tercero civilmente
responsable y por ende responsabilidad por el hecho ajeno.
Cuando el subordinado comete el ilícito, debe probarse su culpa; sin embargo, se presume
la culpa del tercero. Esta presunción se constituye como simplemente legal, por lo que
admite prueba liberatoria.
Derecho a repetición
64
¿Cómo responde el principal? De un régimen en principio mancomunado, nos estamos
pasando a un régimen de responsabilidad solidaria o vicaria (esto es directo incluso contra
el principal).
Al respecto se discute:
a. Hay autores que defienden que aún deberían responder bajo responsabilidad
simplemente conjunta, tales como Alessandri, Meza y Corral. Para ellos no se trata
de un supuesto del art. 2317, esto agregado al hecho que la solidaridad nunca se
presume, además de que el daño no proviene de un mismo hecho, sino que se
originan en culpas diferentes.
A todo lo anterior, Corral agrega el hecho de que no existe texto expreso. Además
del hecho de que existan tantas obligaciones para el principal declina a aceptar que
sea mancomunado o simplemente conjunta.
Responsabilidad por el hecho en las cosas (Arts. 2323, 2324, 2326 y 2328)
También llamada por custodia. ¿Por qué responde esa persona? Porque hay una infracción
al deber de custodia. Solo se responde por las cosas que están bajo nuestro control, no hay
un artículo que norme una hipótesis por la responsabilidad por el hecho de las cosas, hay
solo presunciones específicas y no generales.
Doctrinas o técnicas:
Tipologías:
65
a. Animales no fieros: Art. 2326, se trata de una responsabilidad subjetiva, ya que hay
una presunción de culpa para el dueño o de quien lo tenga; como es una presunción
simplemente legal permite una exoneración demostrando ausencia de culpa.
b. Animales fieros: Art. 2327, se trata de una responsabilidad objetiva o sin culpa, de
manera que no admite exoneración y solo admitiría falta de causalidad. Sin
embargo, al decir “no será odio”, permite inferir que no acepta ni siquiera el caso
fortuito. Hay casos en que si se acepta y otros que no.
En el art. 2326 vemos la existencia de una responsabilidad por custodia, de modo que, el
juicio de culpabilidad será si esa persona tenía o no bajo su control un animal. Como el
examen de imputabilidad exige culpa estamos frente a un sistema subjetivo.
Responde el dueño aun si el animal se suelta, ya que responde el que sirve a cualquier
título. Aplica a toda clase de animales, tal como el art. 608 habla de animales para efectos
de la ocupación.
¿Qué pasa con los animales mascotas, circos, centros de entretención? Se aplica la
presunción del art. 2326 porque reporta una utilidad, contrario sensu al art. 2327. Se admite
la exoneración, ausencia de culpa.
En el caso del art. 2327, la fiereza se exige como una consideración objetiva, de modo que,
hay una presunción de derecho que no admite prueba en contrario, esto queda claramente
dicho con la expresión “no será oído”.
¿Se exonera por el caso fortuito? Aquí responde toda persona sin necesidad de un titulo de
tenencia, ya que el animal es fiero y no reporta utilidad.
Si la situación no encaja dentro del art. 2326 o del 2327, se resolverá por las reglas
generales del 2314. Sin embargo, también encontramos otras normas de responsabilidad
por los animales, como la Ley de copropiedad inmobiliaria (Ley 19.537), Ley Orgánica de
municipalidades (Ley 18.695), Ley de Consumo en casos de veterinarias o peluquerías (Ley
19.496).
66
El art. 2323 habla de una culpa refleja y por tanto, subjetiva. Como se habla de ruina, esta
puede ser material que evoca el mismo deterioro de los materiales o funcional por daños
por el mal funcionamiento.
Requisitos:
Hay una hipótesis de responsabilidad preventiva (art. 934) en donde tenemos la querella
posesoria.
3. Responsabilidad por las cosas que se caen o arrojan desde la parte superior de un
edificio (art. 2328)
Por otro lado, en el caso del art. 2328 inciso 2, hay una responsabilidad preventiva, es decir,
cuando la cosa amanece caída, y se dirige contra el dueño o cualquiera que cohabite.
22/04/2016
Es un requisito común de la responsabilidad civil, se infiere de los arts. 1437, 2314 y 2329.
El requisito de causalidad se refiere a la relación entre el hecho por el cual se responde y el
daño provocado. Es la materialización de los principios lógicos, sin embargo, en el plano
jurídico no se responde de todas las consecuencias, ya que solo se responde civilmente por
daños y no por conductas reprobables que no se materializan en perjuicios.
La vinculación puede ser objetiva entre un hecho u omisión, o puede ser subjetiva, esto
último referido a la culpa. Ambas deben ser en relación con el daño causado, primero se
tiene conciencia del daño y luego con este se busca la causa.
67
a. Teoría de la equivalencia de las condiciones: La doctrina y jurisprudencia están de
acuerdo en que para dar por acreditada la causalidad debe mostrarse que el hecho
por el cual se responde es una condición necesaria del daño. Y un hecho es
condición necesaria de un cierto resultado cuando de no haber existido la condición,
el resultado tampoco se habría producido (el hecho es condictio sine qua non del
daño). El requisito de causalidad exige que haya una diferencia entre dos estados de
cosas: el que existiría si el hecho no hubiese ocurrido y el efectivamente existente.
Esta exigencia mínima de la responsabilidad es conocida como la doctrina de la
equivalencia de las condiciones. Más que una doctrina jurídica, que compite con
otras, debe ser considerada como expresión de un requisito general de que el hecho
por el cual se responde sea causa necesaria del daño.
Que una causa sea necesaria para que se produzca un resultado no significa que
también sea suficiente, esto es, que pueda producirlo sin intervención de otras
causas. Lo usual será precisamente que diversas causas intervengan en un accidente.
Por eso, todas las causas del accidente son equivalentes, en la medida que
individualmente sean condición necesaria para la producción del resultado dañoso.
Así, idealmente, se realiza una supresión mental hipotética, aunque todas las causas
valen lo mismo; hay una sin la cual no se hubiera producido el daño, por lo tanto se
responderá por todos los daños.
No obstante, hay algunos que piensan en una especie de “regreso al infinito”. Los
problemas se presentan en casos donde hay varias causas, y tampoco explicaría el
derecho a repetición (art. 2325).
68
Teoría de la imputación objetiva
Supone la existencia de dos causas, la causa material y la causa normativa. Sin embargo, el
problema que genera la causa material reflejada en la sine qua non, es el tema de las
concausas (multiplicidad de causas), por lo tanto no nos genera una respuesta, y habría que
recurrir a la causa normativa.
El segundo problema que se generan es respecto a las causas alternativas, ya que estas
suponen que hay diferentes causas que pudieron provocar un daño (ej. El caso del veneno),
aquí se sabe que el daño se generará por causa A o B, pero esta problemática también la
soluciona la imputación objetiva.
El último problema se genera respecto de las causas hipotéticas, esto es, que hay
alternativa, pero una nunca se llegó a generar (hay una omisión), es una probabilidad muy
cercana a la certeza pero que no llegó a ocurrir.
¿Hay límites? No los conocemos porque todas valen lo mismo, sin perjuicio de la
existencia de una sine qua non.
Causalidad jurídica
2. Riesgo general de la vida: Se suele utilizar en el tráfico, ya que toda la vida supone
riesgos; sin embargo hay riesgos permitidos y tolerados y otros que no. Estos
últimos son el criterio de determinación de la responsabilidad y se le aplica
fundamentalmente a las empresas productoras (protocolos de seguridad).
4. Fin de protección de la norma: Todas las normas tienen una finalidad especial, en
este caso la norma regula una situación para ampararla, de manera que la
imputación se hace hasta el punto que regula la determinada norma, de modo que
responderá hasta todo lo que pudo prever y cuidar.
69
Corral la critica porque nuestra protección es muy amplia (art. 2314).
La responsabilidad por culpa exige que exista una conexión de ilicitud entre la regla
de conducta (cuya infracción funda el juicio de negligencia) y el daño que esa regla
persigue prevenir. El principio subyacente es que el derecho a la reparación debe
estar determinado por el sentido de la regla infringida, porque en el derecho civil los
deberes de cuidado son establecidos para evitar un daño, de modo que si éste se
produjo por una razón diferente al incumplimiento del deber de cuidado, la
responsabilidad pierde su fundamento. La regla que califica un hecho como
culpable suele tener un fin protector más o menos inequívoco.
Entonces...
Dentro del análisis de la causa jurídica, se puede incluir un criterio o más, pero siempre
debe existir al menos uno que impute, ya que incluso operan para limitar o excluir
responsabilidad. En tensión con dos o más criterios, debemos ver cual prima ponderando.
Los daños que se limitan son previstos o imprevistos, daños directos o indirectos.
25/04/2016
Casos problemáticos
1. Inducción a asumir riesgos o peligros ordinarios: Por ejemplo, una persona induce a
otra a viajar y ésta contrae una enfermedad ¿Responde el inductor? ¿Qué criterio se
emplea para atribuir responsabilidad? Previsibilidad, pero hay problemas en su
determinación.
70
¿Qué criterio emplea para atenuar o eximir responsabilidad? Riesgo general de la
vida como eximente y prohibición de regreso.
2. Agravamiento del mal por defecto imperceptible de la víctima: Por ejemplo, una
persona golpea a otra con la intención de ocasionarle lesiones, pero lo mata.
¿Qué criterio atribuye responsabilidad? Atribuye responsabilidad el principio de
confianza.
¿Cuál atenúa o exime? El fin de protección a la norma (cuidado y control).
4. Circunstancias especiales de la víctima: Por ejemplo, una persona que tiene asma es
golpeada, en circunstancias que el hechor no sabía, y en vez de causarle lesiones, lo
mata.
El autor del daño indemniza a la victima tal como es y no influye en la
configuración de la responsabilidad, pero influye en el monto de la indemnización.
Puede eximir o atenuar el quantum (monto indemnizatorio)
¿Se hubiera evitado de todos modos el daño? Sí, porque si sacamos el hecho de que
tenga asma, solo tendríamos lesiones y no muerte.
Límites a la relación de causalidad
1. Caso fortuito o fuerza mayor (art. 45): El caso fortuito o fuerza mayor tiene una
relevancia más bien limitada en la responsabilidad extracontractual por negligencia.
En efecto, la responsabilidad por culpa supone precisamente que el daño sea
atribuible a negligencia y no a una causa extraña al demandado. En otras palabras,
atribuir un hecho a fuerza mayor excluye imputarlo a culpa y viceversa.
Irrumpe la antijuridicidad o culpa (Corral), el caso fortuito incluye hechos naturales
y la fuerza mayor con hechos del tercero o actuaciones humanas. Corral incluso
incluye el cumplimiento de órdenes imprevistas.
Requisitos:
• Es un hecho imprevisto.
• Este hecho debe ser irresistible, es decir, que la víctima no pueda resistirlo.
• Debe ser un hecho involuntario.
Los efectos son:
• Si tiene efectos permanentes extingue la responsabilidad.
• Si tiene efectos temporales suspende la responsabilidad.
71
Cuando concurre caso fortuito y culpa a la vez, debemos preguntarnos si se hubiera
podido evitar de todos modos el daño.
72
sus efectos son una materia particularmente equívoca en el derecho civil. En
principio, la asunción voluntaria de un riesgo no modifica la relación de la víctima
con los terceros que están en situación de causarle daño. En efecto, la simple
circunstancia de participar voluntariamente en una actividad que supone algún
riesgo no justifica al tercero por la realización del daño, porque del hecho de la
víctima no se sigue intención alguna de liberarlo de responsabilidad.
Para que la asunción del riesgo incida en el juicio de responsabilidad se requiere,
por consiguiente, un acto de voluntad que va más allá de la mera participación en
una actividad que supone algún peligro. Quien asume un riesgo acepta el específico
peligro conexo a la actividad. Con todo, conviene tener presente que la voluntad de
la víctima no reside en la aceptación del daño, sino del peligro, que se asume a
riesgo propio.
La asunción del riesgo no exime a los demás de sus deberes de cuidado, pero
desplaza el riesgo en casos de mero error de conducta y permite definir en términos
menos exigentes los deberes de diligencia de los terceros.
Está fuera del ámbito del art. 2330 y volvemos a las reglas generales del art. 2314.
Sin daño no hay responsabilidad civil (art. 1437, 2329, 2314), por eso es que en la
evolución histórica pasamos de la culpa al daño. El daño es un menoscabo, detrimento,
disminución, perjuicio.
73
víctima, como la de restitución en naturaleza al estado anterior al hecho del demandado,
también están dirigidas a remover o poner término al daño.
¿Qué se protege?
c. Lesión a una situación jurídica: Todo tipo de daños, es mucho más amplio que un
interés.
2. Certeza del daño: El daño tiene que ser cierto, pero es contradictorio a los daños
hipotéticos, de modo que, estos no se indemnizan. Cosa distinta es el quantum que
siempre es incierto y queda a criterio del juez.
Hay de todas formas probabilidades, aquí pensamos en la visión completa del lucro
cesante y la pérdida de chance o perdida de oportunidad de una ganancia futura
esperada.
La certeza del daño lo prueba la victima a través de pericias.
3. El daño debe ser actual: Pero no hay acuerdo, este existe y se resarce a posteriori, de
manera que no hay responsabilidad preventiva.
13/05/2016
74
• Relevante: Se excluyen aquellas incomodidades o molestias que las personas se
causan recíprocamente como consecuencia normal de la vida en común. No toda
turbación da lugar a reparación.
¿Cuál es el umbral a partir del cual el daño pasa a ser significativo? El límite de
reparabilidad de los daños patrimoniales es más bien práctico que jurídico, pues está
dado por el costo de seguir un proceso judicial por una pretensión de cuantía
insignificante (por ejemplo, en caso de destrucción de una cosa de valor exiguo). El
daño moral, por el contrario, es frecuentemente una lotería de valores más inciertos,
en atención a la dificultad para valorarlo en dinero y la relativa dispersión de las
indemnizaciones reconocidas por los jueces.
• Directo.
• Cierto: El requisito de la certidumbre hace referencia a la materialidad del daño, a
su realidad. Esta certidumbre solo puede resultar de su prueba.
El requisito de la certidumbre no suele presentar problemas tratándose de un daño
actual, ya producido. En ese caso, la víctima alega que antes de la presentación de la
demanda ha sufrido una pérdida (daño emergente), o que ha dejado de obtener un
ingreso o una ganancia (lucro cesante). Más difícil es mostrar que es cierto el daño
futuro, pues éste envuelve necesariamente una cierta contingencia (especialmente el
lucro cesante). A ese respecto, el derecho da por satisfecha la exigencia de
certidumbre si existe una probabilidad suficiente de que el daño se vaya a producir
• Debe afectar personalmente a la víctima.
Tipos de daño
1. Daño en las cosas y daño en las personas: Los primeros se amparan en el ámbito de
la responsabilidad contractual, el otro en la responsabilidad extracontractual.
75
5. Lucro cesante y daño emergente (art. 1556): El daño emergente supone para Corral
una pérdida actual en el patrimonio, asimismo, las sentencias dicen que es una
disminución real y efectiva en el patrimonio. Barros dice que es la disminución del
activo. El daño emergente puede ser presente o futuro (pero un futuro cercano).
El lucro cesante es la falta de un lucro cierto porque hay una ganancia legítima.
Corral dice que es la legítima frustración de utilidad que hubiera incrementado el
patrimonio de no haber sucedido el hecho dañoso. Barros dice que es la
imposibilidad que se incremente el activo.
Como son daños proyectados en el tiempo es difícil determinarlo, de manera que en
el caso del lucro cesante más que hablar de certeza, hablamos de una probabilidad
razonable y alta de indemnizarlo, es un daño cierto y por lo general, futuro.
Elorriaga dice que el juicio de probabilidad va en dos sentidos: primero, implica
descartar las ganancias que no sean realmente probables y segundo, evitamos la
suposición de sucesos extraordinarios.
Pero la incertidumbre está en el quantum, por eso las sentencias no indemnizan toda
la proyección laboral de una persona.
Las sentencias confunden el daño con el quantum.
Formas de lucro cesante
76
• Se mira la vida y años de trabajo pendiente.
• Se atienden a otras fuentes de ingreso: De modo que no se cuenta el total del
tiempo.
• Se mira la situación pasada, como las utilidades.
6. Daños ciertos e inciertos: El daño debe ser cierto, pero hoy en día la certidumbre se
ha ido relajando como es lo que pasa con el lucro cesante donde no hay certeza,
pero hay altas probabilidades.
Los daños inciertos, eventuales o hipotéticos son aquellos que no se saben si se van
a producir, ya que la probabilidad es baja. Estos daños son conocidos como pérdida
de chance u oportunidad, aquí el daño se ha producido pero es incierto, se provoco
una pérdida de oportunidad real y seria.
Se indemniza la oportunidad, no la ganancia futura legítima, pero ha tenido un
incipiente reconocimiento jurisprudencial.
18/05/2016
77
5. Placeres de la vida: Nos centramos en el gusto de vivir, vemos placeres sociales o
deportivos. En general, no es autónomo y los jueces de consumo lo toman en
consideración.
7. Wrongful birth y Wrongful life: El primero es aquel en que demandan los padres al
médico por no informar que darían a luz a un niño “enfermo”, privándolos de tomar
una decisión informada sobre interrupción del embarazo.
El segundo es la acción que posee el niño representado por sus padres contra el
médico, el niño demanda al médico por la vida que le tocó vivir, ya que no informó
a sus padres para que tomaran una decisión informada.
El Código Civil no se pronuncia sobre el daño moral, se infiere de los arts. 2314, 2329,
2317 y 2331. También se regula en la Ley de Protección de los Derechos del Consumidor
(Ley 19.496, art. 3)
Lo pueden padecer todas las personas, hoy en día el concepto se amplía y es por eso que se
pueden proteger las personas jurídicas.
Se presenta cuando los herederos no buscan demandar su daño propio como víctimas por
rebote, sino cuando pretenden demandar como herederos de la persona fallecida y por el
daño moral del causante. El problema está cuando la víctima fallece sin demandar.
Respecto al daño patrimonial diremos que se transmite (art. 1907). Respecto de los daños
extrapatrimoniales se discute:
Debe probarse, se aceptan todos los medios de prueba. Antiguamente el daño moral no se
probaba, peor hoy sí, aunque con flexibilidad (generalmente se ve de la misma causalidad).
¿Cómo se prueba la tristeza? Se debe señalar que una persona normal, en la misma
situación, se hubiera sentido igual de triste.
Determinación del quantum, es difícil en general, es una facultad privativa de los jueces y
se ha aplicado de forma discrecional.
20/05/2016
Sujeto activo
1. Titulares por derecho propio: Víctimas directas, victimas por rebote o por
repercusión, incluso pueden coincidir ambas calidades.
2. Titulares por derecho derivado: Sucesores mortis causa (art. 951), sucesores entre
vivos.
Legitimados pasivos
1. Autor del daño: Art. 2316, incluso los cómplices y encubridores ¿solidaridad del art.
2317?
79
4. La persona que se aprovecha del dolo ajeno: Art. 2316.2 ¿Hay acción restitutoria o
indemnizatoria? Para Corral hay indemnizatoria, pero se indemniza por el
incremento patrimonial que recibe el tercero. Hablamos del cómplice no del autor
del daño.
Tribunal competente
Art. 254 CPC, se necesita una causa de pedir precisa, ya que hay muchas indemnizaciones
y debemos identificar por que pedimos indemnización.
Reducción de la indemnización
• Imputaciones injuriosas (Art. 2331): Los daños a la honra e imagen van siempre
acompañados, nunca solos.
• Concurrencia de la victima (art. 2330)
• Deber o carga de mitigar los daños (Art. 1546): Buena fe.
• Compensatio lucri cum damno: La persona que sufre un daño eventualmente puede
ganar, como por ejemplo la venta de escombros.
• Todas las atenuantes o eximentes que interrumpen el nexo de causalidad: Esto es
importante para los demandados en juicio, hay que ver también la falta de prueba de
los daños pedidos (todos los daños se prueban y si no se prueban, entonces no hay
daño).
80
1. Renuncia a la acción: Art. 12, la forma procesal es el desistimiento de la demanda,
es un interés propio y no debe estar prohibido.
2. Transacción: Art. 2449 o acuerdo reparatorio, esta tiene efectos relativos y produce
cosa juzgada.
3. Prescripción: Art. 2332, en la responsabilidad contractual son 5 años, son las reglas
generales de la prescripción (art. 2515). En la responsabilidad extracontractual son 4
años desde la perpetración (art. 2332), el problema es el conocimiento del daño y el
otro son los daños a largo plazo.
¿Cómo o desde cuando se cuenta este plazo? Se cuenta desde el inicio, pero ¿y si se inicia y
no termina? ¿O si se origina el daño con posterioridad al hecho dañoso? Por ejemplo, la
ingesta de medicamentos o el cigarrillo o daños medioambientales.
Las acciones de corto plazo se suspenden, pero ¿Será siempre así? Pizarro dice que la
mayoría de la doctrina y también cierta jurisprudencia han advertido que a partir del art.
2524 correspondería entender dos cosas:
81
considerarse una acción especial que nace de cierto acto porque el art. 2332 alude a
“acto”.
• Para Pizarro la acción del art. 2332 si se suspende porque el “acto” del art. 2524 no
es lo mismo que el ilícito aquiliano del art. 2332, ni siquiera se menciona, no se
contempla la suspensión para “acciones especiales” emanadas de actos o contratos
(art. 2524 y 2523). El 2332 no contempla una prescripción de corto tiempo.
82