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¿De qué están hechas las nubes que hay en Venus?

La superficie de Venus está constantemente cubierta por nubes; pero, esas nubes no se parecen a las infladas
nubes de agua que se ven en la Tierra. De hecho, las nubes de nuestro “planeta hermano” parecen estar
hechas de gotitas de ácido sulfúrico. Pero la falta de agua no significa falta de clima: se han registrado fuertes
relámpagos en la atmósfera de Venus y es posible que el vapor de ácido se convierta ocasionalmente en lluvia
o neblina. Imagínese una lluvia de ácido a unos 420 grados Celsius, ¡además de los ensordecedores truenos!

¿Hay agua en Venus?

No. Una sonda robot norteamericana, lanzada hacia la atmósfera de Venus en el año 1978, encontró cierta
evidencia de que podría haber existido -hace cientos de millones de años- vapor de agua en la atmósfera de
Venus. Sin embargo, ahora casi no queda rastro alguno de agua en este planeta (incluso como vapor en la
atmósfera.) En comparación con Venus, el desierto de Sahara es como un pantano.

¿Cómo sería la luz del día en Venus?

Bajo las nubes, en la superficie de Venus, la luz del día es de color amarillento brumoso y tan intensa como lo
es en la Tierra durante los días nublados. La luz del día se mantiene por un largo tiempo: unos dos meses
terrestres entre el amanecer hasta la puesta de Sol en Venus. Además, si alguien en la superficie de Venus
pudiera ver a través de las nubes, el Sol aparecería por el oeste y se escondería por el este.

Las razones por el movimiento lento y reverso del Sol tienen que ver con la rotación del planeta. Desde la
perspectiva de sus respectivos polos nortes, la mayoría de los cuerpos en el Sistema Solar (incluyendo la
Tierra, el Sol y los demás planetas a excepción de algunos pocos que pertenecen a los más grandes planetas
y satélites) giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Venus gira en el sentido de las agujas del reloj
(los astrónomos no están seguros del por qué). Además, Venus gira mucho más lento que la Tierra; de hecho,
es tan lento que las razones por el lugar en que el Solo aparente estar en el cielo son dos: su movimiento en
la órbita alrededor del Sol y su velocidad de rotación. Esto difiere bastante de lo que sucede en la Tierra,
donde nuestros días de 24 horas son mucho más cortos que nuestro año. Venus se demora 243 días
terrestres para rotar en su eje y 225 días terrestres para girar alrededor del Sol. El resultado es que no
resulta tan sencillo calcular en Venus el tiempo entre un amanecer y otro, sería unos 117 días terrestres.

¿Qué han revelado nuestros radares acerca de la superficie de Venus?

El orbitador americano Pioneer Venus y las dos naves espaciales soviéticas Venera de 1983 (ver tabla) )
llevaban instrumentos de radar que han estado creando mapas de la superficie de Venus a través de las
nubes. Otra fuente de información acerca de la superficie han sido los radares desde la Tierra.

Estos experimentos han revelado que gran parte del territorio de Venus es bajo y caracterizado por colinas
onduladas, y que, en general, es mucho más plano que la superficie de la Tierra. Existen dos áreas que
resaltan (quizás similares a las áreas continentales de la Tierra, pero que, obviamente, no están rodeadas de
agua.) El área más grande, llamada "Aphrodite Terra", se encuentra al sur del ecuador de Venus y tiene el
tamaño de la mitad de África. La otra área se llama "Ishtar Terra", se encuentra en el Hemisferio Norte y
tiene casi el tamaño de Australia. En Ishtar Terra se encuentra el punto más alto de Venus: Maxwell Montes,
el que es más alto que el Monte Everest.

Si Venus es un lugar tan desagradable, ¿Por qué estamos interesados en él?

Es cierto, Venus no es un país muy apropiado para colonizar –ni tampoco para ir de vacaciones-, ya que las
condiciones de su superficie son crueles (al menos, ante nuestros ojos). Sin embargo, sí nos muestra como
sería un planeta parecido a la Tierra (en características generales) si las condiciones fueran un poco
diferentes; ¡y lo que sería la Tierra si no fuéramos cuidadosos! Al comparar los patrones climáticos de Venus
con los de la Tierra, podríamos ser capaces de, por ejemplo, identificar más claramente los factores que
determinan el clima a largo plazo en todo el mundo. Además, debido a que el dióxido de carbono (el principal
culpable de las condiciones de Venus tan infernales) es, por ahora, un componente menor dentro de la
atmósfera de la Tierra (pero también es un creciente producto acompañante en el uso de combustibles
naturales), el estudiar el clima de Venus puede entregar información potencialmente vital con relación al
futuro manejo de la atmósfera de nuestro planeta. También debemos agregar que Venus es el ejemplo más
cercano de otro mundo y otro gran lugar para ejercitar nuestra curiosidad.

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