Resumen LERNER cap 3

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Denuncias y escraches: ¿cómo intervenimos?

→ MARINA LERNER

Indagar sobre las dificultades que se presentan en los vínculos dentro del ámbito escolar
cuando los sentidos que, en algún momento, fueron compartidos son puestos en cuestión.
El malestar que surge dentro de las instituciones escolares como efecto de la deslegitimación
de los sentidos puede ser ignorado o, por el contrario, puede convertirse en un insumo para
generar una institucionalidad que lo aloje y permita nuevos modos de vinculación → construir
una cultura institucional que permita alojar la caída de sentidos y habilite nuevas
elaboraciones.
Reprimir el malestar, o ignorarlo, genera más malestar y desencuentros más profundos →
revisar algunas de las cuestiones que propone la cultura y que no favorecen el lazo, sino los
desencuentros.
La manera griega de concebir la eficacia puede resumirse así: para ser eficaz, construyo una
forma, ideal, cuyo plan trazo y a la que le adjudico un objetivo; luego comienzo a actuar de
acuerdo con ese plan en función de ese objetivo. Primero hay modelización, luego esta
modelización requiere su aplicación"". Esto podría traducirse en exigirle a la experiencia
directa que encaje en una teoría.
El modelo pertenece a un "deber ser", y esta dimensión produce su fuerza opuesta: con la
misma potencia con la que se exige que los cambios se produzcan ya, aparece la tensión en
los vínculos, y los desencuentros se vuelven más virulentos.
Leer desde un modelo implica desconocer esa fuerza que intenta expresarse en las
diferencias y contradicciones.
El concepto de eficacia dentro de la cultura china nos permite acceder a lo inédito de las
"circunstancias". Las estrategias nunca pueden pensarse fuera de la experiencia o partiendo
de una situación ya modelizada, sino que debemos elaborarlas desde la situación en la que
nos encontramos, a partir de cuya lectura es posible descubrir su potencial y poder
explotarlo.
El horizonte nos orienta en la dirección de las intervenciones, sin desconocer las
circunstancias en las que se dan los desacuerdos. Esto permite entender el concepto de
proceso, que nunca es lineal; por lo tanto, sustituir un modelo por otro no es posible. Lo
humano no avanza en línea recta; las transformaciones, cuando suceden, resultan de
movimientos espiralados.
Acompañar" es hacer de marco para que ellas puedan discutir, escuchar y escucharse,
enfrentarse a sus miedos, a sus dudas y a las de los otros. El marco adulto implica presencia,
cuidado y garantía sobre el rumbo que toman las discusiones, las decisiones, los actos, etc.
Los escraches son un ejemplo claro del desencuentro y el desamparo que afectan a las
nuevas generaciones cuando intentan solucionar, solas, las injusticias históricas que han
generado las desigualdades entre varones y mujeres.
Cuando los sentidos ya no funcionan: Entre el abuso y las conductas abusivas
Dentro del ámbito escolar, se observa que no hay un sentido unívoco de la palabra "abuso”.
Un joven está en pleno proceso de aprendizaje, su momento evolutivo implica en sí mismo
vulnerabilidad. El problema aparece cuando se decide nombrar a un joven como "abusador"
ya que, si se lo califica de este modo, se lo ubica como si fuera un adulto, más allá de que
adscriba al género que ha dominado la historia entre los géneros. Lo que no implica que no
pueda hacer daño a otro, pero como adultos debemos asumir la tarea de trabajar con él, para
que revea su posición y se responsabilice de sus actos.
En el momento en que es acusado, el joven queda etiquetado como "abusador", y salir de una
identidad impuesta por el grupo de pares no es sencillo.
Una identidad implica la identificación a un significante y se expresa en un "yo soy". Si el
contexto refuerza dicha identidad, se queda con ese sentido, es muy difícil después ponerla
en cuestión, conmoverla y generar algo diferente.
Acompañar las transformaciones
Nuestra responsabilidad como adultos consiste en poder acompañar a niños, niñas y jóvenes
para que ellos logren ser sujetos de sus propios cambios y puedan reflexionar sobre cómo se
fue construyendo la relación entre los géneros a lo largo de la historia → pensar en la época
en la que viven y en los efectos de los actos producidos por ellos mismos, con los que buscan
obtener justicia.
Una escuela no puede convertirse en un espacio de punición ni permitir que se condene
públicamente a un menor de edad y se lo juzgue muchas veces sin prueba.
Escrache → es el método que les permite a las chicas salir de las experiencias de "abuso"
sufridas, cuando no hay adultos que acompañen el dolor que generan las situaciones
abusivas → debemos encontrar las intervenciones pertinentes que acompañen a desenredar
estas situaciones complejas.
La tarea de la escuela
Cuando para las nuevas generaciones los sentidos están des- legitimados, el camino de la
imposición y del convencimiento solo conlleva mayores desencuentros entre jóvenes y
adultos.
Las intervenciones pedagógicas que respectan a la sexualidad están reguladas por leyes
nacionales.
Programa nacional de educación sexual integral.
Los objetivos de la ley son:
a) Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la
formación armónica, equilibrada y permanente de las personas.
b) Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados
sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral.
c) Promover actitudes responsables ante la sexualidad.
d) Prevenir los problemas relacionados con la salud en general, y la salud sexual y
reproductiva en particular.
e) Procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.
Vías de acceso a la institución → enfocar las intervenciones de los profesionales de los
equipos de apoyo.
1. generar las condiciones institucionales que permitan escuchar y alojar la voz de los
diferentes actores de la comunidad educativa; esto contribuye a construir la palabra
propia y la de cada grupo de estudiantes.
2. cuando el conflicto ya está instalado; por ejemplo, cuando hay una denuncia contra un
alumno y esto, muchas veces, da paso al escrache y la condena pública.
Participar es construir
La participación de alumnos y alumnas en construir la cultura institucional es fundamental
para un desarrollo integro de niños, niñas y jóvenes.
Generar una institucionalidad participativa dentro de una escuela contribuye a desplegar y
elaborar lo que está sucediendo en su comunidad. Solo participando es posible revelar la
singularidad de las circunstancias para poder intervenir desde la tensión de fuerzas que
provocan los efectos en la trama; mediante la participación, es posible escuchar la voz de los
integrantes de esa comunidad, y no desde un modelo que deja fuera la situación.
La participación no puede pensarse fuera de la época ni de cómo se construye la autoridad
pedagógica en la actualidad. Según la capacidad que tenga esa autoridad de alojar las
diferencias y de habilitar la construcción de un discurso colectivo, será más o menos
legitimada.
Una autoridad de la imposición fracasa.
Consejo de Aula:
 No es un espacio catártico sino constructivo
 Institucional y sostenido en el tiempo
 No es para hablar de compañeros sino de la trama vincular del grupo
El rol del adulto es posibilitar que la palabra se produzca. Sin estos espacios, los sentidos que
portan los chicos suelen ser pura repetición de los medios de comunicación y de sus familias.
Habilitar esos espacios es abrir la posibilidad de que algo propio de ese grupo pueda
producirse; permitir que se despliegue lo propio de cada alumno y alumna posibilita una
construcción colectiva, en la que ellos puedan sentirse parte y también responsables de esa
construcción.
Hablar y escuchar permite acceder a algo singular, darnos cuenta de que, cuando hay un
sector o un sujeto que sufre en una institución, el malestar lo sienten todos. En situaciones de
este tipo, cada uno padece su propio lugar.
Resulta un error enorme tomar decisiones pedagógicas desde las autoridades, porque no se
da lugar a la participación de los alumnos en la construcción de los nuevos vínculos. Esto no
significa un cogobierno, pero sí una renuncia de los adultos a ciertas certezas sobre cómo
deben ser las cosas. Sin esta renuncia, no hay posibilidad de escucha, ni elaboración de los
malestares.
Cuando el conflicto ya está instalado
Por lo general los equipos de orientación son convocados a las escuelas cuando el conflicto ya
está instalado.
En los escraches se aúnan la dimensión del espectáculo, el empuje a la denuncia que propone
la época y una necesidad de justicia. La exposición del otro se ejecuta en nombre de los
derechos propios. Sin embargo, el acto de decir o de hacer implica una responsabilidad del
sujeto, y la escuela es una institución que debe acompañar a sus estudiantes a asumir dicha
responsabilidad.
Responder por los efectos de los actos propios implica restituir al sujeto. La posibilidad de
condenar a alguien solo con la palabra obtura la vía de que aparezca un sujeto capaz de
responsabilizarse de sus actos, tanto en el caso de quien condena como de quien es
condenado. La autoridad pedagógica debe generar las condiciones institucionales para que
chicos y chicas puedan sentirse parte de una comunidad, asuman su responsabilidad sobre
los vínculos y vean que el otro se constituye en un límite.
La noción de justicia dentro del ámbito educativo debería ir por la vía de la reparación,
entendiendo a esta como un cambio de posición subjetiva frente al acto: hacerse responsable
implica una disposición diferente del sujeto ante lo hecho. La reparación corresponde al sujeto
que transgredió; es decir, no se repara necesariamente a la persona dañada, sino que lo que
se repara es la posición del sujeto frente a sus hechos o ante su decir. Si el sujeto logra esa
reparación, tiene la posibilidad de vincularse de otra manera y no continuar con la repetición
de lo mismo que daña a los otros.
La reparación es dar lugar a la palabra propia.
De la palabra individual a la construcción colectiva.
Como profesionales de los equipos de orientación no podemos desconocer que, cuando la
búsqueda de justicia no encuentra res- puestas en las instituciones, la lucha por obtenerla se
plantea fuera de estas. Cuando se quiere invisibilizar lo que quiere instituirse, lo que puja por
ser instituido e instalado en el mundo simbólico, eso, precisamente, no solo no cesa ni
claudica en su potencia, sino que busca la manera de ser escuchado; lo que las instituciones
no alojan, dejan de lado y/o invisibilizan luego crece y se fortalece. La idea de que hay
malestares que no pertenecen a la escuela genera silencio pedagógico y hace que los
conflictos aumenten; es necesario que el malestar que se plantea en las instituciones se
escuche, hay que entender su lógica para poder construir un problema y, luego, intervenir en
él.
Lograr que los integrantes de una comunidad educativa se sientan escuchados requiere de
una presencia adulta potente y no vacía, que permita que la intervención sea posible. A su
vez, esta escucha solo será efectiva si la posición del adulto es desde un "saber no todo", de
manera que permita surgir el saber de los chicos y las chicas, que hablen, que se escuchen
entre sí y a los otros, que elaboren sentidos más colectivos y los produzcan a partir de las
diferencias

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