Saussure, F. - Curso de lingüística general. (Resumen).

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Saussure, F.

"Curso de linguística general"


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Parte primera.
Reducir la lengua a una mera nomenclatura, es decir, a un conjunto de nombres, es una perspectiva simplista que
no abarca la complejidad del signo lingüístico.
El signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras. Lo que une no es un nombre y una cosa, sino una
imagen acústica y un concepto.

Un signo lingüístico es, entonces, el resultado total de la asociación de un significante con un significado.

El signo lingüístico es arbitrario porque no existe una relación necesaria entre el significante y el significado. Es
decir, no hay una razón por la que un determinado sonido deba estar asociado a un concepto específico.
Dos objeciones que se podrían hacer a este principio:
1. Parece existir una relación directa entre el significante (el sonido de la palabra) y el significado (el sonido
que imita) en las onomatopeyas.
2. También parece existir una relación directa entre el significante y el significado en las exclamaciones.
Sin embargo, estas no son más que una imitación aproximada y convencional de ciertos sonidos.

El significante es de carácter lineal porque representa una extensión, y esta extensión es mensurable en una sola
dimensión; es decir, forma una línea. En otras palabras, el significante se desarrolla en una secuencia temporal
continua, similar a una línea.

La inmutabilidad se refiere a la permanencia relativa de la relación entre el significante y el significado en el uso


cotidiano.
El signo lingüístico es inmutable en el sentido de que, dentro de un determinado sistema lingüístico, la relación
entre el significante y el significado se mantiene estable. Es decir, mientras se utilice dentro de una lengua, el
significante seguirá refiriéndose al mismo significado. Esta estabilidad se basa en la convención social de la
comunidad lingüística.
Sin embargo, esta inmutabilidad no es absoluta, ya que el sistema lingüístico está compuesto por convenciones
arbitrarias que, aunque son relativamente estables en un momento dado, podrían haber sido diferentes en otros
contextos o en distintas lenguas.
“La lengua es un producto de fuerzas sociales, y estas fuerzas actúan en función del tiempo. Si la lengua tiene un
carácter de estabilidad, no es solo porque esté influenciada por la tradición de generaciones pasadas, sino
también porque está situada en el tiempo. El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, también la
transforma”.
La lengua es, entonces, mutable: los signos lingüísticos pueden cambiar a lo largo del tiempo, pero estos cambios
ocurren de manera gradual y suelen ser el resultado de procesos socioculturales. Sin embargo, estos cambios sólo
pueden instaurarse si son adoptados por la comunidad en su conjunto. De esta forma, el cambio lingüístico es
tanto individual como colectivo.
Así, se puede hablar tanto de la inmutabilidad como de la mutabilidad del signo lingüístico.

Recapitulando,
● Se distingue entre dos componentes del lenguaje: la lengua y el habla. La lengua se refiere al sistema
abstracto y colectivo de signos lingüísticos que es compartido por una comunidad de hablantes,
mientras que el habla se refiere al uso concreto e individual de este sistema lingüístico por parte de cada
hablante.
● Se entiende que lengua y habla están interrelacionados y que ambos son fundamentales para abarcar el
lenguaje en su totalidad.

También se reconoce que la lengua es un fenómeno histórico, mientras que el habla refleja cómo este se
manifiesta en la cotidianidad.
● La acción del tiempo se combina con la fuerza social: si se considerara la masa hablante sin tener en
cuenta el tiempo, no se podría observar el efecto de las fuerzas sociales que influyen en la lengua. La
realidad lingüística no estaría completa.
Parte segunda. Capítulo cuatro.
La lengua es el pensamiento organizado en la materia fónica. Es decir, la lengua es un sistema de signos
lingüísticos en el que las ideas (el pensamiento) se comunican a través de sonidos (la materia fónica).
Por pensamiento se entiende el aspecto conceptual del signo lingüístico, es decir, el concepto o el significado. Y
por materia fónica se entiende el aspecto sonoro, es decir, la imagen acústica o el significante.
Cada término lingüístico es una articulación en la que se fija una idea en un sonido, y donde un sonido se
convierte en el signo de una idea.

Distingue entre valor lingüístico y significación. El valor lingüístico es un elemento de la significación: sin él, no
habría significación que considerar.
El valor lingüístico, en su aspecto conceptual, resulta de la relación diferencial entre el significante y el significado
dentro de un sistema de signos lingüísticos.
Está constituido por dos factores necesarios para su existencia:
1. Una cosa desemejante susceptible de ser intercambiada por otra cuyo valor aún está por determinar;
2. Por cosas similares que se pueden comparar con aquella cuyo valor está por verse.
En simples palabras, el valor lingüístico de un signo, considerando su aspecto conceptual, se determina en
contraste con otros signos dentro de un sistema de signos lingüísticos. Por otro lado, considerándolo en su
aspecto material, el valor lingüístico se deriva de las diferencias fónicas que distinguen una palabra de las demás

Aunque el significante y el significado se determinan por sus diferencias individuales, su combinación dentro del
signo lingüístico debe ser entendida en el contexto del sistema de la lengua en su totalidad.

Recapitulando,
● En la lengua no hay más que diferencias.
● La lengua no supone ideas ni sonidos que existan previamente al sistema lingüístico, sino únicamente
diferencias conceptuales y diferencias fónicas que resultan de dicho sistema.
● El valor lingüístico, considerado dentro de un determinado sistema de signos lingüísticos, es el resultado
de las diferencias que permiten distinguir un signo de los demás, tanto en su aspecto semántico como
fonético. Es decir, los signos lingüísticos adquieren su significado no por lo que son en sí mismos, sino por
lo que no son.
● Un sistema lingüístico es una serie de diferencias de sonidos combinadas con una serie de diferencias de
ideas.
● Se habla de diferencia no en el sentido distintivo de la palabra, sino en un sentido opositor. Se habla, por
tanto, de oposición.
Parte segunda. Capítulo cinco.
La lengua se manifiesta en el habla a través de una secuencia lineal de signos lingüísticos. Las relaciones que
dependen de esta secuencialidad se denominan relaciones sintagmáticas. La conexión sintagmática une términos
presentes en una serie concreta.
Los signos lingüísticos se asocian en la mente según sus similitudes y diferencias, formando conjuntos de signos
que comparten características comunes dentro del sistema lingüístico. Las relaciones que dependen de esta
asociación se denominan relaciones asociativas. La conexión asociativa une términos en ausencia en una serie
mnemónica.

Parte segunda. Capítulo seis.


Las solidaridades sintagmáticas son una combinación de dos elementos solidarios que solo tienen valor por su
acción recíproca en una unidad superior.
Los agrupamientos sintagmáticos se condicionan recíprocamente: la coordinación en el espacio contribuye a
crear coordinaciones asociativas, y estas, a su vez, son necesarias para el análisis de las partes del sintagma. Es
decir, nuestra memoria tiene en reserva tipos de sintagmas y, en el momento de emplearlos, hacemos intervenir
los grupos asociativos para fijar nuestra elección.

Solo una parte de los signos es absolutamente arbitraria; en otros interviene un fenómeno que permite reconocer
grados en lo arbitrario: la motivación.
Por ejemplo, el número diecinueve. Diecinueve no solo es solidario asociativamente con los términos dieciocho,
diecisiete y dieciséis, sino que también es solidario sintagmáticamente de sus componentes, diez y nueve.
La motivación implica:
1. El análisis del término dado, que establece una relación sintagmática.
2. La evocación de uno o más términos, que establece una relación asociativa.

El arbitrario absoluto se refiere a la relación entre el significante y el significado que no tiene ninguna conexión
natural o motivada; es decir, su significado depende de las convenciones sociales. Por otro lado, el arbitrario
relativo, aunque también implica una falta de conexión natural o motivada entre significante y significado,
reconoce que algunos signos pueden estar influenciados por otros signos dentro de un sistema lingüístico; es decir,
su significado depende de la relación con otros signos.

Recapitulando,
● Todo se reduce a diferencias, pero también a agrupaciones.
● La motivación no es absoluta.
● Hemos considerado sus oposiciones, ahora reconocemos sus solidaridades; que son de orden asociativo
y sintagmático.
● Las solidaridades asociativas y sintagmáticas limitan lo arbitrario.

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