FISIOLOGÍA NASAL
FISIOLOGÍA NASAL
FISIOLOGÍA NASAL
Acondicionamiento aéreo
En condiciones normales, cuando el aire pasa a través de la nariz, las cavidades nasales
realizan tres funciones respiratorias:
1) El aire es calentado por las extensas superficies de los cornetes y del tabique, un área
total de aproximadamente 160 cm2
2) El aire es humidificado casi completamente incluso antes de que haya pasado más allá
de la nariz
3) El aire es filtrado parcialmente.
En conjunto dichas funciones reciben el nombre de acondicionamiento del aire de las vías
aéreas respiratorias superiores. El punto donde el gas adquiere estas condiciones
óptimas se conoce como límite de saturación isotérmica y normalmente se encuentra
alrededor de la 4ta o 5ta generación bronquial. Alcanzar el límite de saturación isotérmica
es fundamental para evitar daños sobre la mucosa y el epitelio ciliar.
Habitualmente la temperatura del aire inspirado aumenta hasta menos de 0,5 °C respecto
a la temperatura corporal, y hasta un 2-3% respecto a la saturación completa con vapor
de agua antes de llegar a la tráquea.
- Humidificación
La humedad es la cantidad de agua en forma de vapor contenido en un gas y se
caracteriza generalmente en términos de humedad absoluta o relativa. La temperatura
que el gas alcance es muy importante, ya que de ésta depende el contenido de vapor de
agua del mismo.
La humedad relativa representa el porcentaje (%) de vapor de agua que posee un gas en
relación a su máxima capacidad de transporte. La humedad absoluta es la cantidad total
de vapor de agua que contiene un gas y se expresa en miligramos de agua suspendidos
en litros de gas (mg/L). La humedad absoluta tiene relación directa con la temperatura del
gas y es importante en términos de humidificación, ya que, en un gas con baja
temperatura, la humedad relativa puede ser del 100% y su humedad absoluta estar muy
por debajo del valor recomendado.
El aire atmosférico está compuesto casi totalmente por nitrógeno y oxígeno; normalmente
apenas contiene CO2 y poco vapor de agua. Sin embargo, tan pronto como el aire
atmosférico entra en las vías aéreas está expuesto a los líquidos que recubren las
superficies respiratorias. Incluso antes de que el aire entre en los alvéolos, se humidifica
casi totalmente.
La presión parcial de vapor de agua a una temperatura corporal normal de 37 °C es de 47
mmHg, que es, por tanto, la presión parcial de vapor de agua del aire alveolar. Como la
presión total en los alvéolos no puede aumentar por encima de la presión atmosférica
(760 mmHg a nivel del mar), este vapor de agua simplemente diluye todos los demás
gases que están en el aire inspirado.
Como la temperatura del gas inspirado aumenta en su recorrido a través de la vía aérea,
a nivel de la interfaz alveolo-capilar se encuentra a temperatura corporal (37ºC), con
humedad relativa 100% y 44mg/L de humedad absoluta.
Al menos 12.000 litros de aire son filtrados por los pulmones de un ser humano en un día.
Este enorme volumen contiene el oxígeno necesario para las funciones vitales.
Al igual que otros epitelios, el respiratorio está protegido por defensas que incluyen
barreras anatómicas, cambios aerodinámicos, secreción de moco, tos, macrófagos
alveolares y moléculas con efecto antibiótico.
La primera línea de defensa es el barrido mucociliar del epitelio respiratorio que, mediante
la secreción constitutiva de moco mantiene la hidratación de la vía aérea, atrapa
partículas, bacterias y virus, y contribuye sustancias antioxidantes, antiproteasas y
antimicrobianas.
Este barrido mucociliar elimina el moco en un proceso que exige una regulación muy fina
entre el volumen y composición del moco y el volumen de líquido periciliar, de tal forma
que permitan un adecuado batido ciliar.
Numerosos factores pueden alterar este balance al inducir sobreproducción e
hipersecreción de moco o activar respuestas como la producción de sustancias
antivirales, antibióticas y citoquinas proinflamatorias. Estas respuestas pueden contribuir a
la patogénesis de las enfermedades respiratorias comunes. Esta revisión describe la
composición y funcionamiento del barrido mucociliar, sus alteraciones y terapias
disponibles.
Capa mucosa
Actúa como barrera física y química, constituida, principalmente agua (97%) y sólidos,
como proteínas, iones, lípidos y carbohidratos. Su principal componente macromolecular
son las mucinas, una familia de glicoproteínas de elevado peso molecular, altamente
glicosiladas. Son secretadas por las células caliciformes, y pueden ser secretadas como
respuesta a un estímulo agudo en milisegundos.
Las mucinas dotan al moco de características viscoelásticas que le permiten actuar como
gel y capturar partículas inhaladas, sus cargas eléctricamente negativas generan fuerzas
de repulsión contra bacterias y otros patógenos.
El moco se almacena dentro de células secretoras en forma de gránulos de mucina
condensada de hasta 1 μm de diámetro. Estos gránulos son rápida y violentamente
exocitados en respuesta a estimulación del epitelio respiratorio y al salir de la célula
expanden su volumen cientos de veces pudiendo así ocluir la vía aérea.
La capa de líquido periciliar es un medio acuoso, de baja resistencia, ideal para el batido
ciliar. Alberga moléculas con actividad antibacteriana, antifúngica y antiviral como
lisozima, lactoferrina, siderocalina, lactoperoxidasa y defensinas, facilitando la acción de
macrófagos epiteliales.
Su espesor de entre 5 y 10 μm es crítico ya que permite la función de los cilios que miden
6 a 7 μm. Si esta capa aumenta su espesor, los extremos de los cilios no alcanzan la capa
de moco y no logran su propulsión, y si disminuye, el moco se adhiere a los cilios
pudiendo bloquear su movimiento.
Dos mecanismos regulan el grosor del líquido superficial. El primero es la capacidad de la
capa mucosa de expandirse absorbiendo y almacenando líquido, y también de contraerse
para entregarlo.
El segundo mecanismo es la capacidad del epitelio de generar gradientes electroquímicas
a través del transporte activo de iones que promueven el flujo osmótico de agua. En el
epitelio respiratorio se han descrito tres canales iónicos: un canal absorbente de Na+
(ENaC) y dos canales secretores de Cl- (CFTR y CaCC)
Epitelio respiratorio
Este remueve el moco de la vía aérea, actúa como barrera y secreta moléculas que
regulan la inmunidad innata y adaptativa. Está formado por distintos tipos celulares,
fundamentalmente células ciliadas y células secretoras (caliciformes) presentes en
número similar y dispuestas en mosaico. Dentro del tejido conectivo de sostén del epitelio
olfatorio se encuentran las glándulas olfatorias (glándulas de Bowman), las cuales
producen moco que se desplaza hasta la superficie del epitelio a través del conducto.
Esta secreción humedece la superficie del epitelio olfatorio y disuelve los odorantes de
forma que pueda producirse la transducción.
Estas células secretoras poseen gran plasticidad estructural, molecular, y funcional, y se
clasifican por su apariencia microscópica en células clara, mucosas, y serosas. Células
ciliadas, no ciliadas, mucosas y serosas se asocian y forman glándulas submucosas en la
vía aérea cartilaginosa.
Las células ciliadas son fácilmente reconocibles por sus cilios que baten coordinadamente
y generan una onda metacronal que viaja pequeñas distancias, propulsando la capa
flotante de restos celulares, microorganismos, partículas inhaladas y moco a velocidades
de 4 a 20 mm/min hacia la orofaringe para su posterior deglución o expectoración. La
frecuencia basal del batido ciliar fluctúa entre 12 y 15 Hz en las vías aéreas mayores,
modulándose por estimulación nerviosa, mecánica y hormonal, mediante señalización
intracelular mediada por Ca.
Si los cilios se dejan de mover o están dañados, el moco no puede ser eliminado, y los
patógenos atrapados, el polvo y las partículas pueden iniciar una infección.
- Flora normal
La flora nasal varía según la exposición ambiental de la persona, por ejemplo, humo de
tabaco, o puede cambiar en el tiempo, dependiendo de las características microbiológicas
y epidemiológicas de cada país.
En 2008 con relación a la colonización nasal, se encontraron 18 especies bacterianas
diferentes, siendo la más frecuente en forma aislada o asociada a otras bacterias
Staphylococcus coagulasa negativo. Le sigue en orden de frecuencia S aureus,
Difteroides sp, Corynebacterium sp y Streptococcus grupo viridans.
A su vez, Streptococcus pyogenes, E coli, Streptococcus pneumoniae, Haemophilus
influenzae y Moxarella catarrhalis fueron clasificados como patógenos.
Entre el 20% y 30% de los sujetos sanos pueden estar colonizados de manera persistente
o transitoria, convirtiéndose en el principal reservorio y fuente de infección para el ser
humano.
- Olfación
Facultad del olfato. Corresponde a la mucosa pituitaria olfativa, donde existen las células
neuroepiteliales, que se impresionan por las partículas olorosas disueltas en la secreción
pituitaria.
Un olor se define como una impresión especial que deriva de la acción de algunas
sustancias químicas sobre el sistema olfatorio. Es una estructura cuyos elementos no
pueden separarse sin modificar la identidad del conjunto. Si se modifica la concentración
de uno sólo de estos constituyentes, el aroma cambia, e incluso se puede volver
irreconocible.
El porcentaje de aire nasal que pasa por la hendidura olfatoria se estima en alrededor del
10% de dicho aire. La relación entre el estímulo olfatorio y la respuesta neurofisiológica
depende de las propiedades fisicoquímicas propias de las moléculas odoríferas y el flujo
de aire nasal
- Moléculas poco hidrosolubles: cuanto más aumenta el flujo aéreo, más disminuye la
respuesta neurofisiológica, por el corto tiempo que pasa la molécula ante el neuroepitelio
olfatorio y la probabilidad de que se absorba en el moco es menor.
El órgano olfatorio recubre la cara inferior de la lámina cribosa del etmoides, la parte alta
del tabique y de la cara medial del cornete medio. Su superficie es de 370 mm 2 y
disminuye de forma progresiva durante la vida. El grosor del neuroepitelio es de unos
500μm. Consta de tres tipos de células: las neuronas olfatorias, las células de sostén y
varios tipos de células basales, como las células progenitoras olfatorias.
Las neuronas olfatorias primarias son bipolares, existen unas 200.000 neuronas por mm2
con un tiempo de vida de 2-3 meses. Los receptores olfatorios forman parte de una amplia
familia de receptores acoplados a las proteínas G, por lo tanto, las moléculas odoríferas
desencadenan la formación de segundos mensajeros.
El ser humano, sólo cuenta con 350 receptores distintos conocidos y necesita utilizar
alrededor de 10 receptores para discriminar una molécula odorífera, por lo que hay más
combinaciones que moléculas odoríferas por identificar.
El bulbo olfatorio es el primer relevo del sistema olfatorio y está formado por un conjunto
de pequeñas estructuras denominadas «glomérulos». Existen alrededor de 2.000
glomérulos por bulbo. Aquí las neuronas olfatorias primarias que se ramifican, células
mitrales (permite una detección de las señales de muy baja intensidad.) e interneuronas
granulosas (inhibición durante la fase de espiración, lo que ralentiza la actividad de las
células mitrales en la espiración)
Montano Díaz, Marco Antonio, Sánchez Fuentes, Aldo Luís, & Portal Miranda, José
Ángel. (2006). La olfacción: otro componente importante del examen físico. Revista de
Ciencias Médicas de Pinar del Río, 10(3), 21-30. Recuperado en 01 de marzo de 2021, de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-
31942006000300003&lng=es&tlng=es.
Plotnikow, G. A., Accoce, M., Navarro, E., & Tiribelli, N. (2018). Humidification and heating
of inhaled gas in patients with artificial airway. A narrative review. Revista Brasileira de
Terapia Intensiva, 30(1), 86–97. https://doi.org/10.5935/0103-507X.20180015
Pérez, F., & Vargas, S. (n.d.). Dinámica y patología del barrido mucociliar como mecanismo