STC 173 1996
STC 173 1996
173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
JUEGO: REGIMEN FISCAL: TASA FISCAL: Elementos: el legislador puede modificarlos por medio de
disposiciones legales dictadas precisamente durante el período impositivo en el que deben surtir
efectos, para cualquier regulación de este género no debe reputarse constitucional: tiene como uno de
sus límites el principio de seguridad jurídica; Gravamen complementario: creación por Ley 1990 y
aplicación con carácter retroactivo a máquinas o aparatos automáticos aptos para juegos de clase B o C
cuya tasa fiscal correspondiente al año 1990 se hubiera devengado con anterioridad a la entrada en
vigor de la Ley: vulneración existente del principio de seguridad jurídica: se ha llevado a cabo un
aumento de la deuda tributaria imprevisible y carente de justificación.
TRIBUTOS: PRINCIPIOS DE SEGURIDAD JURIDICA Y DE RETROACTIVIDAD DE LAS NORMAS
TRIBUTARIAS: Alcance: no existe una prohibición constitucional de la legislación tributaria retroactiva:
la irretroactividad absoluta de las leyes fiscales podría hacer totalmente inviable una verdadera reforma
fiscal: la retroactividad posible de las normas tributarias no puede trascender la interdicción de la
arbitrariedad: doctrina constitucional.
PRINCIPIO DE SEGURIDAD JURIDICA: Alcance: la seguridad jurídica es suma de certeza y legalidad,
jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de lo no favorable o interdicción de la arbitrariedad, sin
perjuicio del valor que por sí mismo tiene aquel principio: no puede erigirse en valor absoluto, pues ello
daría lugar a la congelación o petrificación del ordenamiento jurídico existente: protege la confianza de
los ciudadanos, que ajustan su conducta económica a la legislación vigente, frente a cambios
normativos que no sean razonablemente previsibles: doctrina constitucional.
Jurisdicción: Constitucional
Cuestión de Inconstitucionalidad núms. 3563/19933564/1993, 3565/1993 y 100/1994
Ponente: Don fernando garcía-mon y gonzález regueral
El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por don Alvaro Rodríguez Bereijo, Presidente; don
José Gabaldón López, don Fernando García-Mon y González-Regueral, don Vicente Gimeno Sendra,
don Rafael de Mendizábal Allende, don Julio Diego González Campos, don Pedro Cruz Villalón, don
Carles Viver Pi-Sunyer, don Enrique Ruiz Vadillo, don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera, don Tomás
S. Vives Antón y don Pablo García Manzano, Magistrados, ha pronunciado
la siguiente
SENTENCIA
En las cuestiones de inconstitucionalidad núms. 3563, 3564 y 3565/1993 y 100/1994, planteadas las
tres primeras por la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña respecto del art. 38.Dos.2, de la Ley 5/1990, de 29 de junio ( RCL 1990\1337 y
I. ANTECEDENTES
1. En relación con el art. 38.2 de la Ley 5/1990, de 29 de junio, que creó un gravamen complementario
de la tasa fiscal sobre los juegos de suerte, envite o azar, y el apartado A), a), del núm. 2 del art. 3.4 del
Decreto-ley 16/1977, de 25 de febrero, según la nueva redacción ofrecida por la Ley 5/1990, de 29 de
junio, la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña ha planteado las siguientes cuestiones de inconstitucionalidad:
a) La registrada con el núm. 3563/1993, formulada por Auto de 11 de noviembre de 1993, recaído en el
recurso contencioso-administrativo núm. 620/1991, interpuesto por «Codere Barcelona, SA», contra la
Resolución del Tribunal Económico-Administrativo Regional de Cataluña, de 1 de marzo de 1991, por la
que se desestimó la reclamación formulada contra el Acuerdo del Departamento de Economía y Finanzas
de la Generalidad de Cataluña de 12 de noviembre de 1990, por el que se ratificaban las
declaraciones-liquidaciones presentadas en su momento por el recurrente por el concepto de gravamen
complementario para 1990 de la tasa fiscal sobre el juego correspondientes a las máquinas recreativas
del tipo «B» cuya titularidad ostentaba. Admitida a trámite por providencia de la Sección Primera del
Pleno de 21 de diciembre de 1993 en la que, asimismo, se acuerda efectuar los traslados previstos en el
art. 37.2 LOTC ( RCL 1979\2383 y ApNDL 13575) y publicar la incoación de la cuestión en el «Boletín
Oficial del Estado».
b) La registrada con el núm. 3564/1993, formulada por Auto de 11 de noviembre de 1993, recaído en el
recurso contencioso-administrativo núm. 621/1991, interpuesto por «Codereca, SA», contra la Resolución
del Tribunal Económico-Administrativo Regional de Cataluña, de 1 de marzo de 1991, por la que se
desestimó la reclamación formulada contra el Acuerdo del Departamento de Economía y Finanzas de la
Generalidad de Cataluña, de 12 de noviembre de 1990, por el que se ratificaban las
declaraciones-liquidaciones presentadas en su momento por el recurrente en concepto de gravamen
complementario para 1990 de la tasa fiscal sobre el juego correspondientes a las máquinas recreativas
del tipo B cuya titularidad ostentaba. Admitida a trámite por providencia de la Sección Primera del Pleno
de 21 de diciembre de 1993 en la que, asimismo, se acuerda efectuar los traslados previstos en el art.
37.2 LOTC y publicar la incoación de la cuestión en el «Boletín Oficial del Estado».
c) La registrada con el núm. 3565/1993, formulada por Auto de 11 de noviembre de 1993, recaído en el
recurso contencioso-administrativo núm. 622/1991, interpuesto por «Coderoca, SA» contra la Resolución
del Tribunal Económico-Administrativo Regional de Cataluña, de 1 de marzo de 1991, por la que se
desestima la reclamación formulada contra el Acuerdo del Departamento de Economía y Finanzas de la
Generalidad de Cataluña, de 12 de noviembre de 1990, por el que se ratificaban las
declaraciones-liquidaciones presentadas en su momento por el recurrente por el concepto de gravamen
complementario para 1990 de la tasa fiscal sobre el juego correspondiente a las máquinas recreativas del
tipo B cuya titularidad ostentaba. Admitida a trámite por providencia de la Sección Primera del Pleno de
21 de diciembre de 1993 en la que, asimismo, se acuerda efectuar los traslados previstos en el art. 37.2
LOTC y publicar la incoación de la cuestión en el «Boletín Oficial del Estado».
Se niega, a continuación, que la STC 126/1987 ( RTC 1987\126), produzca efectos de cosa juzgada en
el presente caso, pues no sólo se trata de textos legales diferentes, de situaciones fácticas muy distintas,
sino que los principios constitucionales tomados en consideración en aquella sentencia son distintos de
los que ahora se consideran vulnerados, pues incluso el de retroactividad tiene un contenido diferente.
Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
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a) Se entiende vulnerado el principio constitucional que prohíbe la arbitrariedad de los poderes públicos
recogido en el art. 9.3 CE. La arbitrariedad de la disposición legal cuestionada se aprecia en el aumento
desproporcionado de las cuotas únicas; si para el año 1983 se consideró justo el importe de la tasa de
125.000 pesetas, en el presente caso no aparece justificado un aumento del 300 por 100, pasando a una
cuota de 375.000 pesetas, sin valorar el coste del servicio o la propia actividad administrativa, ni tener en
cuenta los resultados económicos de las empresas afectadas. Por otra parte, para el año 1990, según los
datos ofrecidos por el propio Ministerio del Interior, la incidencia del sector de máquinas recreativas tipo
«B» en el juego quedó totalmente estabilizada, por lo que no aparece justificado aumento tan
desproporcionado. Además, si en el aumento de 1983 existió una cierta motivación o explicación del
mismo, el aumento efectuado en 1990 carece de motivación racional; las consideraciones expuestas en
la fundamentación de la enmienda que dio lugar al aumento no pueden considerarse justificativas del
mismo, pues es arbitrario que se pretenda corregir ciertas costumbres que inciden en el juego del sector
privado y fomentar las modalidades de juego controladas por el sector público. Al no haber razón social,
técnica ni fiscal para justificar tal aumento de un 300 por 100, debe concluirse que el mismo es arbitrario.
c) Se vulnera el principio constitucional del derecho a la igualdad (art. 14 CE). El principio de igualdad,
que rige también en el actual sistema tributario, no es más que un complemento del principio de
capacidad económica y conlleva la idea de establecer una igualdad o paridad de tratamiento fiscal a
igualdad o paridad de capacidad económica, en el sentido de que a situaciones iguales debe
corresponder siempre una igual tributación e impide los tratamientos fiscales arbitrarios o discriminatorios
entre situaciones objetivamente iguales. En el presente caso, se estima vulnerado el principio de igualdad
por cuanto en un principio la tasa fiscal sobre el juego para las máquinas recreativas repercutía
solamente sobre los ingresos recaudados; posteriormente se pasó a fijar una cuota única por máquina
recreativa, cuando es obvio que no todas las máquinas recreativas, por distintas razones, obtienen los
mismos ingresos siendo, pues, el rendimiento muy diferente de unas a otras, incluso en el mismo
municipio.
d) Se vulnera también el principio constitucional de progresividad del sistema tributario (art. 31.1 CE).
El citado principio es el resultado de la noción de capacidad económica, por lo que el sistema tributario
debe afectar progresivamente más a los titulares de un mayor poder de disposición sobre bienes y
derechos; por ello, capacidad económica y progresividad son criterios complementarios que deben actuar
perfectamente integrados, pues no puede existir la pretendida progresividad de una determinada figura
tributaria si no se alcanza un determinado nivel de capacidad económica, ya que en caso contrario se
incurriría en confiscación. Del informe del Ministerio de Hacienda que consta en autos se deduce la
desproporción de los rendimientos de las máquinas recreativas encuestadas, apreciándose que el
rendimiento medio es el doble del mínimo y el máximo es más del triple del mínimo, mientras que la tasa
fiscal es la misma para todos los rendimientos; no existe, pues, relación alguna entre los principios
citados anteriormente, vulnerándose con tal proceder el principio de progresividad.
Del art. 28 de la Ley General Tributaria ( RCL 1963\2490 y NDL 15243) se deduce que la obligación
tributaria nace cuando se realiza el hecho imponible y en ese momento se devenga el tributo; el devengo
señala así el momento en que realizado el hecho imponible nace la obligación de contribuir. En el
presente caso, el devengo del tributo se produce con anterioridad a la entrada en vigor de la ley, en el
momento en que se realiza el hecho imponible, o sea, la autorización administrativa de máquinas
recreativas; el hecho imponible se produce y se agota, no se extiende permanentemente; lo que perdura
no es el hecho imponible, sino la relación jurídica con la Administración tributaria, con los derechos y
obligaciones correspondientes. Con el devengo se inicia una relación jurídica de naturaleza tributaria y en
cuyo contenido un elemento destacado es la obligación de abonar la deuda tributaria; todo ello se origina
al amparo de una determinada legislación. Si posteriormente se produce un cambio legislativo que
supone un considerable aumento en el importe de la deuda tributaria y además tiene efectos retroactivos,
es evidente que se están lesionando derechos individuales, no por la naturaleza jurídica de la ley
tributaria, sino por la forma en que lleva a cabo su aplicación en el tiempo. Actuar legislativamente de
este modo supone una vulneración del principio de la confianza de los ciudadanos en sus instituciones,
que en un momento dado han configurado su actividad empresarial confiados en una legislación vigente,
para ser luego sorprendidos, y nada menos que con efectos retroactivos, con aumentos
desproporcionados en la cuantificación de la deuda tributaria.
La distinción entre tributos instantáneos y periódicos no puede servir de excusa para justificar una
posible retroactividad de las leyes tributarias, pues en estos últimos la inseguridad jurídica de los sujetos
pasivos sería total y absoluta, ya que nunca tendría certeza del importe de la deuda tributaria que podría
estar sujeta a las fluctuaciones legislativas más o menos justificadas.
3. Mediante tres escritos de 11 de enero de 1994, el Presidente del Senado comunica el acuerdo de la
Mesa de la Cámara de dar por personada a la Cámara en los procedimientos correspondientes a las
cuestiones 3563, 3564 y 3565/1993 y por ofrecida su colaboración a los efectos del art. 88.1 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional. Por medio de tres escritos de 20 de enero de 1994, el Presidente
del Congreso de los Diputados pone en conocimiento el acuerdo de la Mesa de la Cámara de comunicar
al Tribunal que, aun cuando el Congreso de los Diputados no se personará en el procedimiento ni
formulará alegaciones, pone a disposición del Tribunal las actuaciones de la Cámara que pueda precisar.
4. El Fiscal general del Estado formuló sus alegaciones respecto de las cuestiones 3563, 3564 y
3565/1993 en escritos idénticos registrados el día 26 de enero de 1994. En ellos analiza, en primer lugar,
las tres referencias al art. 31.1 de la Constitución, para seguir con el del art. 14 y terminar con las dos
referencias al art. 9.3.
Respecto a la prohibición de la confiscatoriedad, los argumentos del Fiscal son los mismos que en el
caso anterior. En concreto, no se observa que la norma cuestionada suprima los beneficios o ganancia
obtenida. En realidad, la Sala cuestionante viene a reconocer que no se produce una confiscación
cuando manifiesta que el gravamen complementario absorbe la mayor parte de los beneficios
empresariales, lo que, por otra parte, se contradice con lo que la Sala expone al referirse a la capacidad
económica.
La progresividad fiscal, como claramente se desprende del art. 31.1 CE, es un mero principio
informador del sistema tributario, esencialmente en los llamados impuestos directos, que no se cumple
en todos los tributos y que tiene, a su vez, otros límites; por ello, tampoco se observa en este caso la
Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
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inconstitucionalidad denunciada.
En lo que se refiere al principio de igualdad, entiende el Fiscal que debe ser estudiado en relación con
el art. 31.1 CE, y no con relación al 14, más aún cuando la Sala lo relaciona con el principio de capacidad
contributiva. En el presente caso, faltan los elementos de comparación precisos para afirmar la existencia
de una vulneración del principio de igualdad. El cambio efectuado, de una proporción de ingresos a unas
cantidades fijas, es una opción correcta desde la perspectiva constitucional; los estudios aportados sobre
los ingresos mínimos, medios y máximos se basan en cálculos y no son suficientes para confirmar la
existencia de un tratamiento desigual y discriminatorio. Además, las tasas son contraprestaciones a un
servicio público cuyos costes son, en principio, iguales. Por tanto, tampoco se observa la existencia de un
tratamiento desigual con relevancia constitucional.
Concluye su escrito el Ministerio Fiscal, solicitando que se declare que los artículos cuestionados no
son contrarios a las siguientes normas constitucionales: Primero: Art. 9.3, en cuanto garantiza la
«interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos». Segundo: Art. 14, que consagra el principio de
igualdad, y 31.1, en cuanto establece el mismo en materia tributaria. Tercero: Art. 31.1, que establece el
principio de capacidad económica en materia tributaria. Cuarto: El art. 31.1, en cuanto sanciona la
progresividad del sistema tributario. Quinto: El art. 31.1, en cuanto prohíbe que los tributos tengan
alcance confiscatorio. Sexto: El art. 9.3, en cuanto a la irretroactividad de las normas no favorables.
El antecedente más directo está constituido por la Disposición adicional sexta de la Ley 5/1983 ( RCL
1983\1369 y 1590) que elevó el importe de las cuotas y creó un gravamen complementario. Sin embargo,
y al margen de la diferencia formal de tratarse de dos normas distintas y por ello no asimilables en la
institución de la cosa juzgada, existen otras diferencias importantes entre la Ley 5/1983 y la 5/1990. Así,
en el año 1983 no se partía de una cuantía fijada en el Decreto-ley 24/1982 ( RCL 1982\3500 y RCL
1983\117), que no modificó la entonces existente desde 1980, por lo que no se creó expectativa alguna
para las empresas afectadas.
A juicio de la Sala, la retroactividad de una disposición tributaria de finalidad parafiscal puede vulnerar
la interdicción de la irretroactividad que contiene el art. 9.3 CE pues, a diferencia de los tributos de fines
estrictamente fiscales, los de fines extrafiscales son disposiciones restrictivas de derechos individuales.
La doctrina constitucional que admite la posibilidad de la retroactividad de las disposiciones fiscales, y
que se basa en que tales disposiciones no implican una limitación de derechos sino que emanan del
deber general de contribuir reconocido en el art. 31.1 CE, no puede hacerse extensiva a los tributos con
fines no fiscales. Dado que estos últimos encuentran su justificación constitucional en las facultades de
política general, el ejercicio de tales facultades se encuentra de lleno en las limitaciones de derechos que
prevé, para proscribir la retroactividad, el art. 9.3. CE. Es más, en el supuesto de autos tales derechos
están perfectamente delimitados por el acto de autorización que la actividad requiere. Por ello un tributo
que tiene como objeto condicionar tal autorización, como se expresa en su motivación, es un tributo
limitador de derecho que si bien es legítimo no puede, en opinión de la Sala, tener efectos retroactivos.
La Sala entiende también que la retroactividad producida puede vulnerar el principio de seguridad
jurídica. La STC 126/1987 declara que la conformidad a la Constitución de la retroactividad impropia,
como la que aquí se produce, ha de ser considerada en función de las circunstancias específicas
concurrentes, teniendo en cuenta entre otros criterios el de la previsibilidad de la norma, lo que puede
determinar una vulneración del principio de seguridad jurídica. En el presente caso, una norma de efecto
instantáneo previó una cuantía de 141.750 pesetas; seis meses después, otra norma elevó la cuantía a
375.000 pesetas con efectos desde el comienzo de la norma anterior, que de esta manera nunca llegó a
regir con efectos prácticos; además, la segunda norma no era sino la tramitación parlamentaria de la
primera. Ante estas circunstancias, la Sala entiende que con la retroactividad producida se ha podido
vulnerar la seguridad jurídica al no considerar razonablemente previsible la modificación operada, tanto
por su cuantía como por su motivación, pudiendo haberse vulnerado la confianza de los ciudadanos que
posiblemente habían ajustado su conducta económica a las previsiones normativas impuestas justo en el
momento del devengo.
6. Por providencia de 8 de febrero de 1994, la Sección Primera del Pleno de este Tribunal acordó
admitir a trámite la cuestión, que ha sido registrada con el núm. 100/1994, efectuar los traslados previstos
en el art. 37.2 LOTC, oír a las partes para que expongan lo conveniente sobre la acumulación de esta
cuestión con los núms. 3563, 3564 y 3565/1993, y publicar la incoación de la cuestión en el «Boletín
Oficial del Estado».
7. Mediante escrito de 15 de febrero de 1994, el Presidente del Congreso de los Diputados comunica
que aun cuando el Congreso no se personará en el procedimiento ni formulará alegaciones, pone a
disposición del Tribunal las actuaciones de la Cámara que pueda precisar. Por escrito de 22 de febrero
de 1994, el Presidente del Senado comunica el acuerdo de la Mesa de la Cámara de dar por personada
a la Cámara en el procedimiento y por ofrecida su colaboración a los efectos del art. 88.1 LOTC.
Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
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8. El Fiscal general del Estado presentó sus alegaciones en escrito de 24 de febrero de 1994. En él se
afirma que, en contra de lo sostenido en el auto de planteamiento, la finalidad parafiscal no excluye, sino
que se superpone a la finalidad prioritaria de los tributos (contribuir al sostenimiento de los gastos
públicos) y, por tanto, la premisa del auto de planteamiento es errónea en este punto. Además, es
preciso tener en cuenta que el gravamen complementario se devengó el día de la entrada en vigor de la
ley que lo creó, lo que excluye el carácter retroactivo, salvo que se entienda que el mismo viene
producido porque este gravamen fiscal se refiere a máquinas «cuya tasa fiscal correspondiente al año
1990 se haya devengado con anterioridad a la entrada en vigor de la presente ley»; en todo caso esta
última referencia se da precisamente por la necesidad de equiparar las máquinas cuya tasa fiscal, ya
incrementada, se produzca después de la entrada en vigor de la Ley, con aquellas cuya tasa ya se pagó
con arreglo a las cifras anteriores. Tras citar la doctrina de la STC 126/1987, concluye que, de una parte,
la norma cuestionada no es retroactiva, y de otra, que, aun en el caso de que se considere retroactiva, no
ha incidido en ninguno de los preceptos constitucionales que la convertirían en restrictiva de derechos
fundamentales, por lo que también por este motivo procede la desestimación de la cuestión. Por medio
de otrosí, solicita que se proceda a la acumulación indicada en la providencia del Tribunal de 8 de febrero
de 1994.
9. Por escrito de 1 de marzo de 1994, el Abogado del Estado se persona en el proceso y solicita su
acumulación a las seguidas con los núms. 3563, 3564 y 3565/1993.
10. Por Auto de 15 de marzo de 1994, ( RTC 1994\96 AUTO)el Pleno del Tribunal acordó acumular las
cuestiones de inconstitucionalidad registradas con los núms. 3564/1993, 3565/1993 y 100/1994 a la
registrada con el núm. 3563/1993 y conceder un plazo de quince días al Abogado del Estado para que
pueda presentar las alegaciones que estime oportunas en relación con las cuestiones acumuladas.
11. El Abogado del Estado formuló sus alegaciones de forma conjunta respecto de las cuestiones
núms. 3563, 3564 y 3565/1993 y 100/1994 mediante escrito de 7 de abril de 1994. Respecto de las
dudas suscitadas por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña señala que alguna de tales dudas en
realidad son una aplicación o desarrollo de las otras; así, las dudas sobre los principios de igualdad y de
progresividad aparecen vinculadas a la eventual infracción del principio de capacidad económica.
Siguiendo el orden de los autos de planteamiento de Cataluña, examina en primer término la presunta
infracción del principio constitucional de interdicción de la arbitrariedad. A juicio del Abogado del Estado,
la argumentación no se refiere a la auténtica arbitrariedad constitucionalmente proscrita, sino a un juicio
particular sobre la mayor o menor oportunidad de la norma o su posible grado de justicia. La arbitrariedad
del legislador tiene que acreditarse plenamente y sin asomo de duda y debe consistir en graves vicios de
discriminación o irrazonabilidad de la norma (SSTC 66/1985 [ RTC 1985\66], 108/1986 [ RTC 1986\108] y
65/1990 [ RTC 1990\65]); nada de ello ocurre aquí. Las exigencias de plena proporción y justificación que
parece exigirse en los autos no son aplicables mecánicamente al legislador, que goza de la presunción
de constitucionalidad. De la documentación que obra en el expediente administrativo resulta: a) que la
tasa no sobrepasa la media del 20,5 por 100 de los beneficios obtenidos; b) que había transcurrido un
prolongado período de tiempo sin que la tasa se modificase, pese a los enormes beneficios obtenidos en
la actividad. Las argumentaciones sobre la carencia de «motivación racional» son puras afirmaciones
sobre la oportunidad de la medida, correspondiendo la apreciación de la razón «social, técnica o fiscal» al
legislador, salvo manifiesta discriminación o irrazonabilidad que aquí no resulta de la documentación. La
relación de la tasa con el coste del servicio, desconoce que esta tasa es considerada como un auténtico
impuesto, para el que el coste del servicio es irrelevante; esta afirmación, además, es incompatible con
las consideraciones posteriores sobre la progresividad y la capacidad económica, que no son aplicables
a las tasas.
Carece también de toda consistencia la pretendida vulneración del principio de capacidad económica.
En contra de lo afirmado por el Tribunal Superior, la posibilidad de finalidades extrafiscales de los tributos
ha sido reconocida no sólo por la Ley General Tributaria sino también por la doctrina del Tribunal
Constitucional desde la STC 37/1987 ( RTC 1987\37), fundamento jurídico 13.
Respecto de la posible infracción del principio de progresividad, debe decirse que la progresividad que
impone la Constitución es una exigencia del sistema tributario en su conjunto, y no de cada una de las
figuras tributarias. En su caracterización tradicional, la progresividad se refiere predominantemente a los
impuestos directos generales de carácter personal, y no cuestiona la existencia de otros tributos, tales
como los Impuestos sobre Bienes Inmuebles, de Actividades Económicas y los propios impuestos
indirectos, que no poseen técnicamente tal carácter. En realidad, los autos realizan aquí una aplicación
del principio de capacidad económica, pero no acredita la existencia de regresividad y desconoce la
doctrina establecida en la STC 37/1987, fundamento jurídico 13.
Rechazan la doctrina del Tribunal sobre la retroactividad de las normas fiscales sentada en la STC
126/1987 y el Tribunal Superior de Cataluña sostiene erróneamente que el hecho imponible «se produce
y se agota, no se extiende permanentemente». Olvida que se trata del mismo supuesto que se producía
en el caso resuelto por la STC 126/1987; allí afirmó el Tribunal Constitucional que se trataba de un
«hecho imponible de duración prolongada», que «no se agota en el acto de autorización, sino que
comprende también el mantenimiento de la autorización a lo largo del tiempo con la posibilidad de
explotación de las máquinas o aparatos durante el mismo». La cuestión, en cuanto a este argumento,
está totalmente resuelta por la STC 126/1987.
En tales casos, es preciso acudir a la ponderación de los bienes constitucionales en juego, tomando en
cuenta la finalidad de la norma y las circunstancias específicas que concurren en el caso. A juicio del
Abogado del Estado, las razones de la STC 126/1987, fundamento jurídico trece son aquí plenamente
aplicables. Se trataba de restablecer el equilibrio entre los beneficios que se venían obteniendo y la
presión fiscal sobre los mismos en este concreto tributo, que había permanecido sin variación desde
hacía un prolongado lapso de tiempo; tal finalidad es perfectamente legítima y no puede sorprender a las
expectativas de los empresarios, ciertamente conscientes del desfase existente.
Por otra parte, es muy problemático afirmar que exista aquí un auténtico derecho preexistente de los
empresarios a desarrollar esta actividad económica que permita su protección a través del derecho a la
libertad de empresa, reconocido en el art. 38 de la Constitución. No cabe olvidar que el juego es una
actividad tradicionalmente prohibida por nuestro legislador, desde hace relativamente poco tiempo
meramente permitida pero sometida a una intensísima intervención administrativa, con una sustancial
dosis de discrecionalidad técnica a la vista de su incidencia en la sociedad; en tal sentido, las
expectativas de los empresarios en este campo son de una entidad jurídicamente menor que en el resto
de la actividad económica, careciendo en el caso presente de suficiente trascendencia social y
económica para exigir una plena protección del principio de confianza.
Por fin, la tramitación como Ley del Decreto-ley carece también de toda relevancia; se trata de una
posibilidad recogida en la Constitución, pudiendo en tal caso el legislador modificar el Decreto. Tal
modificación, que parece ser la
ratio
de la duda del Tribunal Superior de Madrid, nunca puede suponer la vulneración de la confianza
legítima que resulta del principio constitucional de seguridad jurídica.
Concluye su escrito solicitando que se declare que los preceptos cuestionados no son contrarios a la
Constitución.
12. Por providencia de 29 de octubre de 1996 se señaló el día 31 para la deliberación y votación de la
presente sentencia.
1.
Antes de analizar los argumentos expuestos en los autos de planteamiento para justificar las dudas
sobre la constitucionalidad del gravamen complementario cuestionado, creado para el año 1990 por la
Ley 5/1990, es preciso hacer referencia a la norma concreta de dicha Ley en la que se basa el citado
gravamen.
El art. 38.2.1 de la Ley 5/1990, de 29 de junio, sobre Medidas en Materia Presupuestaria, Financiera y
Tributaria, da una nueva redacción al art. 3, apartado 4.º, del Real Decreto-ley 16/1977, de 25 de febrero,
por el que se regulan los aspectos penales, administrativos y fiscales de los juegos de suerte, envite o
azar y apuestas. En esta nueva redacción se establece que la cuota fija anual en los casos de
explotación de máquinas o aparatos automáticos aptos para la realización de los juegos
correspondientes a las máquinas tipo «B» o recreativas con premio será de 375.000 pesetas, en tanto
Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
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que la correspondiente a las máquinas tipo «C», o de azar será de 550.000 pesetas. La nueva redacción
opera, según el citado art. 38.Dos.1, de la Ley 5/1990, a partir de la entrada en vigor de esta Ley en cuya
Disposición final tercera se dispone que entrará en vigor el mismo día de su publicación en el «Boletín
Oficial del Estado», que tuvo lugar el día 30 de junio de 1990.
Por su parte, el art. 38.Dos.2, de la misma Ley 5/1990, de 29 de junio -y esto es lo cuestionado-, crea
un gravamen complementario de la tasa fiscal que grava los juegos de suerte, envite o azar. Este
gravamen complementario es aplicable a las máquinas o aparatos automáticos aptos para la realización
de juegos clasificados como B o C cuya tasa fiscal correspondiente al año 1990 se hubiera devengado
con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley. El citado gravamen, que se devenga el día de la entrada
en vigor de la Ley, debía satisfacerse en los veinte primeros días naturales del mes de octubre de 1990 y
es aplicable exclusivamente en el año 1990; su cuantía se fija en la diferencia entre las cuotas fijas
establecidas en el núm. 1 anterior, ya citadas, y las determinadas por el Real Decreto-ley 7/1989 ( RCL
1989\2761 y RCL 1990\38), de 29 de diciembre.
Concretamente, la cuantía del gravamen para las máquinas tipo «B» es de 233.250 pesetas, diferencia
entre la cuota ya pagada a la entrada en vigor de la Ley -141.750 pesetas- y la nueva cuota fija anual
establecida en 375.000 pesetas.
Todos los recursos contencioso-administrativos en los que se plantean las cuestiones, han sido
interpuestos contra actos dictados en aplicación del citado gravamen complementario. La referencia al
art. 38.Dos.1, de la Ley 5/1990, únicamente se hace en la medida en que el art. 38 Dos.2, de la citada
Ley se remite al núm. 1 anterior para determinar algunos aspectos del régimen jurídico del gravamen
complementario y, en concreto -como hemos visto-, la cuantía de dicho gravamen. En consecuencia, las
cuestiones objeto de este proceso sólo pueden entenderse suscitadas respecto del art. 38.Dos.2, de la
citada Ley que es el que crea el gravamen complementario, ello sin perjuicio de que en el análisis de las
cuestiones sea preciso tomar en consideración lo dispuesto por el art. 38.Dos.1, de la misma Ley.
La distinta naturaleza de los principios constitucionales que se consideran infringidos y el hecho de que
la posible vulneración del art. 9.3 CE en lo relativo a retroactividad y seguridad jurídica, sean comunes en
todos los autos de planteamiento, aconseja analizar, en primer lugar, este motivo de inconstitucionalidad,
para examinar seguidamente, en su caso, las restantes vulneraciones suscitadas por el Tribunal Superior
de Justicia de Cataluña, aunque realmente esas otras vulneraciones afectarían no sólo al gravamen
complementario objeto del proceso, sino al incremento de la tasa con carácter general y para el futuro.
2.
La vulneración del art. 9.3 CE ha sido suscitada por ambas Salas de lo Contencioso-Administrativo, si
bien aportando razonamientos distintos que pueden resultar complementarios. La Sección Cuarta de la
Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña entiende que el
precepto cuestionado vulnera el principio constitucional de irretroactividad de las normas restrictivas de
derechos individuales reconocido en el art. 9.3 de la Constitución. Según el citado órgano jurisdiccional,
el devengo de la tasa fiscal, que se considera realizado con la autorización administrativa de las
máquinas recreativas destinadas a su explotación comercial, se ha producido con anterioridad a la
entrada en vigor de la ley y si con posterioridad al devengo se produce un cambio legislativo que supone
un considerable aumento de la deuda tributaria con efectos retroactivos, se vulnera el principio de la
confianza de los ciudadanos en sus instituciones que en un momento dado han planificado su actividad
empresarial confiados en la legislación que se hallaba vigente. La distinción entre tributos con hechos
imponibles instantáneos y periódicos no puede servir de excusa para justificar la posible retroactividad de
las leyes tributarias, pues en estas últimas el importe de la deuda tributaria podría estar sujeto a las
fluctuaciones legislativas, por lo que la inseguridad jurídica de los sujetos pasivos sería total y absoluta.
3.
Antes de iniciar el enjuiciamiento del art. 38.2.2 de la Ley 5/1990, desde la perspectiva del art. 9.3 CE,
es conveniente traer a colación la doctrina que este Tribunal ha sentado en pronunciamientos anteriores
sobre los principios de irretroactividad de las normas restrictivas de derechos individuales y de seguridad
jurídica en el ámbito del derecho tributario.
A este respecto, hemos declarado en reiteradas ocasiones que no existe una prohibición
constitucional de la legislación tributaria retroactiva que pueda hacerse derivar del principio de
irretroactividad tal como está consagrado en el citado precepto. El límite expreso de la
retroactividad
in peius
de las leyes que el art. 9.3 de la Norma suprema garantiza no es general, sino que está referido
exclusivamente a las leyes
ex post
facto sancionadoras o restrictivas de derechos individuales (SSTC 27/1981 [ RTC 1981\27],
6/1983 [ RTC 1983\6], y 150/1990 [ RTC 1990\150]). La irretroactividad absoluta de las leyes fiscales,
por otra parte, podría hacer totalmente inviable una verdadera reforma fiscal (SSTC 126/1987 [
RTC 1987\126] y 197/1992 [ RTC 1992\197]). Al tema no fueron extraños los constituyentes toda vez que
en el anteproyecto de la Constitución la irretroactividad se extendía también a las leyes tributarias y así
se mantuvo en el Informe de la Ponencia, pero se suprimió, significativamente, en el Dictamen de la
Comisión de Asuntos Constitucionales para no impedir u obstaculizar futuras reformas del sistema.
No cabe considerar, pues, con carácter general, subsumidas las normas fiscales en aquellas a
las que se refiere expresamente el citado art. 9.3 CE, por cuanto tales normas no tienen por objeto
una restricción de derechos individuales, sino que responden y tienen un fundamento propio en la
medida en que son directa y obligada consecuencia del deber de contribuir al sostenimiento de los gastos
públicos de acuerdo con la capacidad económica impuesta a todos los ciudadanos por el art. 31.1 de la
Norma fundamental (STC 126/1987, fundamento jurídico 9.º).
Ahora bien, como también hemos declarado en otras ocasiones, afirmar que las normas tributarias
no se hallan limitadas en cuanto tales por la prohibición de retroactividad establecida en el art. 9.3
CE, en tanto que no son normas sancionadoras o restrictivas de derechos individuales, no
supone de ninguna manera mantener, siempre y en cualquier circunstancia, su legitimidad
constitucional, que puede ser cuestionada cuando su eficacia retroactiva entre en colisión con
otros principios consagrados en la Constitución (STC 126/1987, fundamento jurídico 9.º),
señaladamente, por lo que aquí interesa, el de seguridad jurídica, recogido en el mismo precepto
constitucional.
La seguridad jurídica, según constante doctrina de este Tribunal, es «suma de certeza y legalidad,
jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de lo no favorable e interdicción de la
arbitrariedad, sin perjuicio del valor que por sí mismo tiene aquel principio» (SSTC 27/1981,
99/1987 [ RTC 1987\99], 227/1988 [ RTC 1988\227] y 150/1990). Y aun cuando resulta claro, como se
advertía en el fundamento jurídico 8.º de la STC 150/1990, que no puede erigirse en valor absoluto,
pues ello daría lugar a la congelación o petrificación del ordenamiento jurídico existente (SSTC
6/1983, 99/1987 y 126/1987), consecuencia contraria a la concepción que fluye del propio art. 9.3 CE, ni
debe entenderse tampoco como un derecho de los ciudadanos al mantenimiento de un
determinado régimen fiscal (SSTC 27/1981 y 6/1983), «sí protege, en cambio, la confianza de los
ciudadanos, que ajustan su conducta económica a la legislación vigente, frente a cambios
normativos que no sean razonablemente previsibles, ya que la retroactividad posible de las
normas tributarias no puede trascender la interdicción de la arbitrariedad» (SSTC 150/1990 y
197/1992).
Determinar cuándo una norma tributaria de carácter retroactivo vulnera la seguridad jurídica de los
Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
ciudadanos es una cuestión que sólo puede resolverse caso por caso, teniendo en cuenta, de un lado, el
grado de retroactividad de la norma y, de otro, las circunstancias que concurran en cada supuesto (SSTC
126/1987 y 150/1990).
En este sentido, respecto a una norma idéntica a la que ahora enjuiciamos -la Disposición adicional
sexta, 3, de la Ley 5/1983, de 29 de junio, sobre medidas urgentes en materia presupuestaria, financiera
y tributaria-, este Tribunal llegó a la conclusión de que se acomodaba a la Constitución porque concurrían
las siguientes circunstancias: tenía carácter transitorio, su aplicación se limitaba al ejercicio en que la ley
se aprobaba, no podía calificarse de imprevisible y respondía a la finalidad, constitucionalmente
respaldada, de una mayor justicia tributaria (STC 126/1987, fundamento jurídico 13). Como en seguida
veremos, algunas de las circunstancias que concurren en el caso que ahora nos ocupa -concretamente
las dos últimas- son sensiblemente diferentes y de ahí que haya de serlo también la conclusión a que
llegamos.
4.
El estudio de la cuestión suscitada obliga, pues, en primer término, a analizar las circunstancias
concretas que concurren en el caso, y, en segundo lugar, a determinar si, dadas esas circunstancias, la
eficacia retroactiva de la norma cuestionada vulnera o no el principio de seguridad jurídica plasmado en
el art. 9.3 CE.
Sobre el alcance retroactivo de la norma, el Fiscal general del Estado sostiene que, como indica el art.
38.dos.2.4, el gravamen complementario «se devengará el día de la entrada en vigor de esta Ley», por lo
que no se observa que tenga carácter retroactivo.
5.
A) Al igual que la Disposición adicional sexta, 3, de la Ley 5/1983, precepto que declaramos
constitucional en la STC 126/1987, el artículo 38.Dos.2 de la Ley 5/1990 es una norma de carácter
transitorio cuya aplicación se limita al ejercicio en el que dicha Ley se aprueba. Además, es evidente que
la norma impugnada, al igual que la Ley 5/1983, provoca un incremento de notable importancia en una
deuda tributaria ya devengada (el 1 de enero) y satisfecha por los sujetos pasivos. Así es, la Ley 5/1990
establece un gravamen complementario sobre la tasa fiscal que grava las máquinas recreativas tipo «B»
recaudada al inicio del período impositivo, gravamen que ha de ingresarse en los veinte primeros días
naturales del mes de octubre y tiene una cuantía de 233.250 pesetas, esto es, la diferencia entre la cuota
vigente al comienzo del período -141.750 pesetas- y la establecida al finalizar el mismo -375.000
pesetas-. Basta comparar las cifras para poner de manifiesto que el citado gravamen ha provocado un
aumento de las tasas pagadas al inicio de 1990 de más del doble de su cuantía inicial.
B) Las que acabamos de señalar son las únicas similitudes existentes entre el gravamen
En efecto, en lo que concierne al gravamen complementario establecido por la Ley 5/1983, no hay
duda de que existían en aquel momento determinados datos relevantes que permitían a los sujetos
pasivos esperar, en un plazo breve, un aumento de las tasas correspondientes a las máquinas
recreativas tipo «B»: en primer lugar, el Real Decreto-ley 8/1982, de 30 de abril ( RCL 1982\1139 y ApN
8211, nota) (la norma inmediatamente anterior a la Ley 5/1983), pese a aumentar de 6.000 pesetas (cifra
establecida por el Real Decreto-ley 9/1980, de de septiembre) a 40.000 pesetas la cuota fija de los
mencionados aparatos automáticos, porque la generalidad de los sectores del juego soportaban una
presión fiscal muy superior, advertía, de forma premonitoria, que esta cuantía quedaba «todavía muy
lejos del tipo normal de gravamen (20 por 100 sobre la cantidad jugada) que soportan otras modalidades
de juego»; en segundo lugar, y este es un dato de singular importancia, cuando se aprobó la Ley 5/1983,
no existía disposición legal alguna que hubiera establecido para el año en curso -1983- un aumento de la
tasa fiscal del juego.
La situación en la que nace la Ley 5/1990, sin embargo, es completamente distinta. Ya se había
producido la adecuación de la presión fiscal de las máquinas y aparatos a las demás modalidades del
juego (casinos, bingos, tómbolas, etc.), mediante la importante subida de las cuotas en dos sucesivas
ocasiones: la fijada en el referido Decreto-ley 8/1982 -de 6.000 a 40.000 pesetas- y la establecida por la
Ley 5/1983 que la elevó a 125.000 pesetas anuales por cada máquina o aparato del «tipo B» recreativas
con premio. Conseguida la finalidad de adecuación a la que respondían estos incrementos, la cuota fue
simplemente actualizada por la Ley 37/1988, de 28 de diciembre ( RCL 1988\2595 y RCL 1989\1784),
que la fijó para el año 1989 en 135.000 pesetas y por el Real Decreto-ley 7/1989, de 29 de diciembre,
que la estableció para el año 1990 en 141.750 pesetas. Determinada así la cuota para el año 1990 al
iniciarse ese período impositivo, ningún dato podía inducir a pensar que para ese mismo año el legislador
aumentaría de nuevo la cuota y que lo haría en una cuantía -375.000 pesetas- superior al doble de la ya
ingresada. La moderación de las subidas posteriores a la Ley 5/1983 y, entre ellas, la llevada a efecto
para el mismo año 1990, hacía imprevisible que, como gravamen complementario, la nueva cuota fija se
aplicara también a ese período impositivo.
En definitiva, cuando el Real Decreto-ley 7/1989 fijó para el año 1990 en la tasa fiscal del juego una
cuota tributaria de 141.750 pesetas por cada máquina o aparato, estaba concretando, en este ámbito de
actividad y para el referido período impositivo, el deber de contribuir al sostenimiento de los gastos
públicos establecido en el art. 31.1 de la Constitución. Los interesados en esta actividad conocían
previamente las consecuencias tributarias que derivaban de su decisión de explotar el negocio de las
máquinas o aparatos de juego, conocimiento previo que es imprescindible a la hora de planificar
cualquier actividad empresarial, en tanto que el tributo es siempre un componente más -y, a menudo,
como sucede en este caso, nada despreciable- del coste de la misma. De este modo, cuando la Ley
5/1990 estableció un gravamen complementario aplicable sobre las tasas ya devengadas al comienzo del
año 1990, no hacía otra cosa que modificar, de manera imprevisible, el
quantum
del deber de contribuir que ya había sido satisfecho, quebrantando, de este modo, la seguridad jurídica
de quienes en 1990 permanecieron en dicho sector del juego o iniciaron su actividad empresarial en el
mismo en la confianza de que sus obligaciones fiscales se hallaban previamente delimitadas por el Real
Decreto-ley 7/1989.
C) Una modificación retroactiva y de tal magnitud de una cuota tributaria ya satisfecha sólo podría
reputarse conforme con la Constitución si existieran claras exigencias de interés general que justificaran
que el principio de seguridad jurídica, que, insistimos, no es un valor absoluto, debiera ceder ante otros
bienes o derechos constitucionalmente protegidos que, conforme se desprende de cuanto llevamos
expuesto, no se aprecian en este caso.
Frente a la finalidad exclusivamente fiscal que animó la creación del gravamen complementario en la
Ley 5/1983 -como se ha dicho, la equiparación de la presión fiscal en los diversos sectores del juego-, en
la enmienda núm. 5 presentada por el Grupo Socialista, que dio lugar a la norma ahora cuestionada, se
aducían varios motivos: en primer lugar, se hacía referencia a la creciente intensidad de los fenómenos
sociales indeseables (ludopatías, cambios en los comportamientos, tensiones familiares) derivados del
Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
espectacular incremento del gasto en los juegos de suerte, envite o azar, así como la reorientación de la
actividad de las empresas de juego, y en especial de los casinos, hacia las máquinas de juego, con la
proliferación de «minicasinos» que afectan a los estratos medios y bajos de la renta personal; en
segundo lugar, se ponía también de manifiesto que los ingresos de las empresas dedicadas al juego no
estaban soportando una carga fiscal suficiente.
Respecto al primer grupo de razones aducidas en la enmienda -los efectos económicos y sociales que
se quieren evitar con la regulación que se propone-, conviene aclarar que, desde una perspectiva
constitucional, nada cabe oponer, ni a los objetivos que pretenden alcanzarse, ni a la utilización de la
tasa sobre el juego, no sólo como instrumento recaudatorio, sino también como medio para la
consecución de tales fines extrafiscales. La razón expuesta, sin embargo, no justifica el establecimiento
de un gravamen con efectos que, como ya hemos dicho, son materialmente retroactivos. Como
acertadamente advierte el Auto de 23 de noviembre de 1993 de la Sección Quinta de la Sala de lo
Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, la creación del gravamen complementario
únicamente dio lugar a una mayor deuda tributaria del sujeto pasivo, pero no pudo modificar unos
comportamientos que ya se habían producido con anterioridad a la promulgación de la ley. Las razones
de naturaleza económica y social expuestas en la motivación de la citada enmienda, podrán servir para
justificar el incremento de las cuotas fijas a aplicar en años sucesivos, pero ninguna relación pueden
guardar con el aumento de la cuota a satisfacer en el año 1990 mediante la creación del gravamen
complementario.
Como justificación de la citada enmienda se alegó también la insuficiencia de la carga fiscal soportada
por los ingresos de las empresas dedicadas al juego, y se apuntó que las máquinas tipo «B» soportaban
una carga fiscal del 11,18 por 100 de los ingresos que generan para las empresas, notablemente inferior
al tipo general del 20 por 100. Como se ha dicho, la necesidad de una mayor justicia tributaria en el
sector del juego y, en concreto, la conveniencia de adecuar la carga tributaria de las máquinas o aparatos
automáticos a la soportada por las restantes manifestaciones del juego, fue una de las razones
consideradas por la STC 126/1987 para rechazar la inconstitucionalidad del gravamen complementario
introducido por la Ley 5/1983; pero tal argumento no puede servir ahora para legitimar
constitucionalmente el gravamen complementario establecido por la Ley 5/1990.
Pues si bien es cierto que la consecución de un sistema tributario justo es una finalidad expresamente
reconocida por el art. 31.1 CE, y que la observancia del principio de igualdad es pieza esencial de todo
sistema tributario justo, como claramente se desprende del citado precepto constitucional, la realización
de dichos principios de justicia e igualdad en el ámbito tributario debe armonizarse con el respeto de los
principios informadores del ordenamiento jurídico y, de manera especial, con la seguridad jurídica.
Cuando se introdujo el gravamen complementario por la Ley 5/1983, de 29 de junio, el legislador se
enfrentaba a un fenómeno reciente, como era la tributación de las máquinas recreativas, cuyo adecuado
régimen jurídico-tributario, según se desprende con toda claridad de las Exposiciones de Motivos de los
Reales Decretos-leyes, de 26 de septiembre de 1980 y 30 de abril de 1982, suscitaba problemas desde
el punto de vista del justo reparto de la carga tributaria (STC 126/1987, fundamento jurídico 13). En ese
contexto resultaba razonable que el legislador reaccionase con prontitud ante las desigualdades que se
detectaban en la aplicación de la tasa sobre el juego a las máquinas automáticas, llegando incluso a
sacrificar parcialmente el principio de seguridad jurídica en aras a conseguir un mayor grado de justicia
tributaria en la fiscalidad de las distintas modalidades del juego.
Sin embargo, según hemos visto, cuando se introduce el gravamen complementario por la Ley 5/1990,
de 29 de junio, las circunstancias han experimentado una profunda transformación. Tras las importantes
modificaciones introducidas por el Decreto-ley de 1982 y la Ley de 1983, en el período que transcurre
entre la Ley 5/1983 y la 5/1990, sólo se producen moderados aumentos en el importe de las cuotas fijas.
Si la aplicación de la normativa vigente continuaba ocasionando la pretextada desigualdad entre la
tributación de las máquinas recreativas de los tipos «B» o «C» y las restantes manifestaciones del juego,
el legislador dispuso del suficiente margen de tiempo para remediar tal discriminación con la adopción de
medidas respetuosas de la seguridad jurídica. Carece, por lo tanto, de la debida justificación que el
legislador deje transcurrir tan dilatado período de tiempo sin adoptar las medidas oportunas y pretenda
poner fin en 1990 a la citada discriminación mediante una norma dotada de eficacia retroactiva.
6.
La conclusión de inconstitucionalidad a que hemos llegado a través del art. 9.3 CE en los fundamentos
FALLO
Ha decidido
Dada en Madrid, a treinta y uno de octubre de mil novecientos noventa y seis.-Alvaro Rodríguez
Bereijo.-José Gabaldón López.-Fernando García-Mon y González-Regueral.-Vicente Gimeno
Sendra.-Rafael de Mendizábal Allende.-Julio Diego González Campos.-Pedro Cruz Villalón.-Carles Viver
Pi-Sunyer.-Enrique Ruiz Vadillo.-Manuel Jiménez de Parga y Cabrera.-Tomás S. Vives Antón.-Pablo
García Manzano.-Rubricado.
Análisis: Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
Comentario
\.
Normativa afectada
Sentencias a favor
2.-
4.-
6.-
7.- TC (Sala Segunda) ,auto núm. 28/2008 de 28 enero 2008. RTC\2008\28 AUTO
-sobre el carácter no sancionador de las normas tributarias
17.-
TC (Pleno) ,sentencia núm. 99/1987 de 11 junio 1987. RTC\1987\99
-sobre seguridad jurídica
19.-
Análisis: Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
22.- TS (Sala de lo Civil, Sección 1ª) ,sentencia núm. 705/2005 de 10 octubre 2005.
RJ\2005\8576
-Sobre seguridad jurídica e irretroactividad
juego
43.-
RJ\1998\7923
-sobre legislación tributaria
74.- TSJ Andalucía, Málaga ,sentencia núm. 3731/2003 de 29 diciembre 2003. JUR\2004\68437
-sobre la declaración de inconstitucionalidad del art. 38.2 de la Ley 5/1990, de 29
junio
75.-
(Confirmada) TSJ Galicia ,sentencia núm. 1681/2003 de 16 diciembre 2003.
JT\2004\375
80.- TSJ Andalucía, Málaga ,sentencia núm. 2422/2003 de 24 julio 2003. JT\2003\1385
Análisis: Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
81.-
85.- TSJ Castilla-La Mancha ,sentencia núm. 324/2003 de 7 mayo 2003. JUR\2003\211102
88.-
96.-
98.-
110.- TSJ Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife ,sentencia núm. 652/2002 de 3 junio 2002.
JUR\2003\16860
113.- TSJ Islas Baleares ,sentencia núm. 329/2002 de 2 abril 2002. JT\2002\735
-sobre notificación colectiva en tributos de cobro periódico
114.- TSJ Castilla y León, Valladolid ,sentencia núm. 276/2002 de 8 marzo 2002.
JUR\2002\127988
117.-
(Confirmada) TSJ Andalucía, Sevilla ,sentencia de 12 febrero 2002. JUR\2002\114521
-sobre responsabilidad patrimonial por acto inconstitucional
118.- TSJ País Vasco ,sentencia núm. 1385/2001 de 31 diciembre 2001. JUR\2002\85754
-Sobre principio de irretroactividad de las leyes
121.- TSJ País Vasco ,sentencia núm. 1089/2001 de 9 noviembre 2001. JUR\2002\81673
-sobre la declaración de inconstitucionalidad del gravamen complementario de la
tasa fiscal sobre el juego para el año 1990
123.- TSJ Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife ,sentencia núm. 950/2001 de 22 octubre 2001.
JUR\2002\63696
-sobre la declaración de inconstitucionalidad del art. 38. dos. 2 de la Ley 5/1990, de
29 junio
124.-
(Confirmada) TSJ Andalucía, Granada ,sentencia núm. 1166/2001 de 8 octubre 2001.
JUR\2002\14806
-sobre declaración de inconstitucionalidad del gravamen complementario a la Tasa
Fiscal sobre el Juego
125.- TSJ Castilla y León, Burgos ,sentencia núm. 418/2001 de 8 octubre 2001.
JUR\2001\296862
-sobre la Tasa Fiscal sobre el Juego
130.- TSJ Castilla y León, Burgos ,sentencia núm. 352/2001 de 7 septiembre 2001.
JUR\2001\263598
138.- TSJ País Vasco ,sentencia núm. 294/2001 de 7 abril 2001. JT\2001\1720
144.- TSJ País Vasco ,sentencia núm. 1212/2000 de 28 diciembre 2000. JUR\2001\255753
-sobre la inconstitucionalidad del gravamen complementario sobre la tasa fiscal
sobre el juego
Voces
JUEGO
Régimen fiscal
-
Tasa fiscal: elementos: modificación: límites: principio de seguridad jurídica:
[F. 5]
-
Tasa fiscal: gravamen complementario: creación por Ley en 1990 y aplicación con carácter retroactivo a máquinas o
aparatos automáticos aptos para juegos de clase B o C cuya tasa fiscal correspondiente al año 1990 se hubiera devengado
con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley: norma tributaria con carácter retroactivo: vulneración existente del principio
de seguridad jurídica: se ha llevado a cabo un aumento de la deuda tributaria imprevisible y carente de justificación:
[F. 5]
-
Tasa fiscal: naturaleza: impuesto periódico:
[F. 5]
-
Referido exclusivamente a las leyes «ex post facto» sancionadoras o restrictivas de derechos individuales: doctrina
constitucional:
Análisis: Tribunal Constitucional (Pleno).Sentencia núm. 173/1996 de 31
octubreRTC\1996\173
[F. 3]
-
La seguridad jurídica es suma de certeza y legalidad, jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de lo no favorable e
interdicción de la arbitrariedad, sin perjuicio del valor que por sí mismo tiene aquel principio: doctrina constitucional:
[F. 3]
-
No puede erigirse en valor absoluto, pues ello daría lugar a la congelación o petrificación del ordenamiento jurídico
existente: doctrina constitucional:
[F. 3]
-
Protege la confianza de los ciudadanos, que ajustan su conducta económica a la legislación vigente, frente a cambios
normativos que no sean razonablemente previsibles: doctrina constitucional:
[F. 3]
TASAS ESTATALES
En especial, Tasas Fiscales sobre el Juego
Cuestiones normativas y doctrina general
Problemas sobre la validez de determinadas normas
-
El gravamen complementario creado por la Ley 5/1990 y de aplicación con carácter retroactivo a máquinas o aparatos
automáticos aptos para juegos de clase «B» o «C» cuya tasa fiscal para el año 1990 se hubiera devengado con
anterioridad a la entrada en vigor de la ley, vulnera el principio de seguridad jurídica: inconstitucionalidad del art. 38.dos.2
de la Ley 5/1990, de 29 junio:
[]
TASAS ESTATALES
En especial, Tasas Fiscales sobre el Juego
Gravámenes complementarios (Ley 5/1983, de 29-6-1983 y normas de desarrollo; Ley 5/1990 y normas de desarrollo)
Cuestiones normativas y doctrina general
-
El gravamen complementario creado por la Ley 5/1990 y de aplicación con carácter retroactivo a máquinas o aparatos
automáticos aptos para juegos de clase «B» o «C» cuya tasa fiscal para el año 1990 se hubiera devengado con
anterioridad a la entrada en vigor de la ley, vulnera el principio de seguridad jurídica: inconstitucionalidad del art. 38.dos.2
de la Ley 5/1990, de 29 junio:
[]
TRIBUTOS
Principios constitucionales
Principios y derechos constitucionales (en general)
Principio de seguridad jurídica. Irretroactividad de las normas sancionadoras. Retroactividad en las normas tributarias y derechos
adquiridos
-
Antecendentes en la elaboración de la Constitución:
[F. 3]
-
Legislación tributaria: principio de retroactividad: no existe una prohibición constitucional de retroactividad de dichas
normas, pero siempre que no se colisione con otros principios constitucionales (capacidad económica, seguridad jurídica,
interdicción de arbitrariedad...): la irretroactividad absoluta de las leyes fiscales podría hacer totalmente inviable una
verdadera reforma fiscal: doctrina constitucional:
[F. 3]
[F. 3]
-
No existe una prohibición constitucional de la legislación tributaria retroactiva: doctrina constitucional:
[F. 3]
-
Principio de seguridad jurídica: no puede entenderse como un derecho de los ciudadanos al mantenimiento de un
determinado régimen fiscal: doctrina constitucional:
[F. 3]
TRIBUTOS-PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
PRINCIPIOS Y DERECHOS CONSTITUCIONALES EN GENERAL
Principio de seguridad jurídica. Irretroactividad de normas sancionadoras. Retroactividad en las normas tributarias y derechos
adquiridos
Principio de seguridad jurídica. Configuración y aplicaciones
-
El gravamen complementario creado por la Ley 5/1990, y de aplicación con carácter retroactivo a máquinas o aparatos
automáticos aptos para juegos de clase B o C cuya tasa fiscal para el año 1990 se hubiera devengado con anterioridad a la
entrada en vigor de la ley, vulnera el principio de seguridad jurídica: inconstitucionalidad del art. 38.dos.2 de la Ley 5/1990,
de 29 junio:
[]