Errores frecuentes y consejos para mejorar la comunicación en el equipo - Assaghir, Lëila
Errores frecuentes y consejos para mejorar la comunicación en el equipo - Assaghir, Lëila
Errores frecuentes y consejos para mejorar la comunicación en el equipo - Assaghir, Lëila
En este artículo la autora nos explica, desde su punto de vista como veterinaria y consultora en
seguridad sanitaria, cómo podemos mejorar la comunicación durante las consultas en beneficio
de nuestros pacientes.
Puntos clave
La mala comunicación entre los miembros del equipo de la clínica puede dar lugar a una
deficiente atención del paciente.
Los errores de comunicación entre dos personas se pueden producir básicamente de seis
formas distintas.
Al comunicarnos hay que tener en cuenta que el cerebro humano funciona de dos
maneras: la primera es rápida e intuitiva y la segunda es más lenta y reflexiva.
en la tarea que quiere hacer: por ejemplo, al calcular mal la dosis de un medicamento o al
recomendar incorrectamente un examen complementario;
en la petición que realiza: por ejemplo, cuando le pide a un compañero que administre morfina a
un gato hospitalizado que ha sufrido un atropello y le indica la dosis, pero no especifica que se
administre en infusión constante en lugar de en bolo;
en las palabras que ha utilizado; este es el típico desliz o “lapsus” en el que se dice una cosa,
pero se quiere decir otra, como en el Ejemplo 1.
Ejemplo 1
al escuchar mal lo que se le ha dicho: por ejemplo, no oír el “cero” en 0,3 y, por tanto, administrar
10 veces más la dosis de un fármaco;
Figura 2. Ejemplo de cómo detectar un error de comprensión del mensaje mediante la comprobación
© Leïla Assaghir/redibujado por Sandrine Fontègne
Ejemplo 2
“Es martes por la mañana a las 11:30 horas; mi compañero y yo estamos haciendo una
serie de cirugías electivas. Nuestro protocolo anestésico estándar es medetomidina +
diazepam + propofol. Nuestra cuarta y última intervención es una limpieza dental en un
Chihuahua de edad avanzada. Como es bastante obeso, decido administrarle alfaxalona en
lugar de propofol. Le pido a mi compañero que prepare 0,3 ml de medetomidina, 0,3 ml de
diazepam y 1,8 ml de alfaxalona. Induzco la anestesia, intubo, cambio a isoflurano... ¡y de
repente el perro está completamente apneico! Ventilo manualmente, pero el paciente no
responde y no entiendo qué ha sucedido, generándose un gran estrés para todos. Al
preguntarle al compañero, me doy cuenta de que, siguiendo la costumbre, ha utilizado
propofol en lugar de alfaxalona”.
Además de la comprobación, que permite al emisor detectar una falta de comprensión por parte
del receptor, el reto cuando se transmite una información importante o para cambiar la rutina es
conseguir que la otra persona pase del sistema 1, rápido e intuitivo, al sistema 2, más lento y
reflexivo. Para ello es importante avisar explícitamente del cambio, a menudo antes de dar las
nuevas instrucciones; esto se puede hacer llamando por su nombre a la persona, utilizando la
palabra “atención” y expresando lo que no se va a hacer. Por ejemplo, en el Ejemplo 2, en lugar de
decir simplemente “1,8 ml de alfaxalona”, se podría decir “Atención Marie, esta vez no vamos a
utilizar propofol, sino alfaxalona”.
Ejemplo 3
“En mi tercer día en la clínica ayudé a mi jefa en una esterilización de una perra para
poder hacerla yo misma en un futuro. Hablamos del protocolo anestésico, de los fármacos
utilizados, etcétera. Me dijo que la premedicación se realizaba con medetomidina y le
pregunté la dosis. Me contestó: 'Vamos a utilizar 0,3'. Multipliqué el número por el peso de
la perra (x5) y puse la inyección. En la facultad me enseñaron a expresar las dosis en
mg/kg, pero en esta clínica siempre expresan las dosis directamente en ml.
Afortunadamente, enseguida nos dimos cuenta del error y pudimos revertir el efecto con
atipamazol”.
Para evitar cualquier riesgo, las cifras siempre deben ir acompañadas de las unidades. Si el
emisor no especifica la unidad, o existe alguna duda al respecto, siempre hay que preguntar.
Además, en todos los idiomas hay multitud de rarezas, figuras retóricas y expresiones fáciles que
pueden dar lugar a errores de comunicación. Por ejemplo, cuando decimos “me gustaría
beberme un vaso” (utilizamos una palabra para designar otra con la que guarda una relación
implícita, lo que se conoce como metonimia), o “es un poco Einstein” (utilizamos un nombre
propio o una marca para designar un objeto, lo que se conoce como antonomasia). También es
probable que el equipo de la clínica ni siquiera sea consciente del lenguaje que utiliza. Algunos
ejemplos son: “prepárame el TPLO”, “¿ha comido ya el gato con ETUI?”, “dale los corticoides al
perro”, “vamos a dormir al gato” e incluso utilizar un nombre comercial específico para un
fármaco en una factura cuando la clínica utiliza la versión genérica desde hace un par de años.
Designar a un paciente por su especie, raza y/o color, patología o incluso por la operación a la que
ha sido sometido o va a ser sometido, referirse a un fármaco por su nombre original, abreviatura
del principio activo, o incluso por otro producto con el mismo principio activo, son ejemplos
típicos de aproximaciones que se utilizan en la clínica veterinaria y que en ocasiones pueden
acarrear graves consecuencias (Ejemplo 4).
Ejemplo 4
“En la clínica trabajo principalmente con grandes animales, pero una mañana bastante
tranquila ayudé a mis compañeros de pequeños animales. Me pidieron que preparara al
Maine Coon para la esterilización. Fui a las jaulas y anestesié, intubé, rasuré, desinfecté y
tapé al paciente; pero entonces atendí una llamada sobre una vaca que cojeaba, así que
me fui y una compañera realizó la cirugía. Cuando volví a la clínica, mi compañera corrió
hacia mí presa del pánico. Había preparado al gato equivocado y ella no lo había
comprobado... Ese día había dos gatos Maine Coon en la clínica, uno para esterilizar y otro
de un criador que estaba pendiente de revisar entre consulta y consulta. No comprobé si
había otro Maine Coon en otra jaula. El criador montó un gran escándalo al respecto”.
El uso de ciertos verbos imprecisos con múltiples significados, como dar, hacer, colocar o poner,
también puede ser fuente de errores (Ejemplo 5). Por lo tanto, es importante ser precisos a la
hora de hablar sobre fármacos, la acción que deseamos llevar a cabo y el paciente que queremos
tratar, con el fin de garantizar que no haya errores de interpretación por parte de nuestro
interlocutor.
Ejemplo 5
“Mi compañera me dijo: ‘cuando el paciente se despierte haz las inyecciones’. Así que
inyecté a la perra atipamezol y antibióticos. Como ya no me necesitaba, me fui a hacer otra
cosa. Poco después volvió a inyectar los fármacos porque pensaba que yo no los había
puesto. Con ‘hacer’ quería decir ‘preparar’."
Ejemplo 6
Estas situaciones son habituales en las clínicas veterinarias. En el mejor de los casos pueden ser
meramente desagradables, pero a veces pueden acarrear consecuencias más graves: un tumor
que se desecha por error porque nadie lo ha enviado al laboratorio, a pesar de que el veterinario
pidió enviarlo a analizar; un gato hospitalizado con hipertermia que pasa desapercibido porque un
compañero piensa que otro compañero se está ocupando de él; y así sucesivamente. Por otro
lado, cuando no se identifica claramente al destinatario, es posible que se dupliquen las tareas,
desde la preparación de pedidos hasta procedimientos administrativos. Nombrar a la persona
destinaria del mensaje y esperar a que confirme que se está encargando de la tarea requerida
ayuda a evitar estas situaciones. Llevar un registro (p. ej., utilizando hojas de hospitalización)
suele ser una buena forma de asegurarse de que un trabajo lo está realizando la persona
adecuada.
La autora de este artículo declara no tener ningún conflicto de interés con respecto al tema
tratado.
Conclusión
La mala comunicación dentro del equipo es el origen de muchos errores que afectan a nuestros
pacientes. Hay que elegir un punto de ataque (por ejemplo: referirse a los pacientes por su
nombre o utilizar un verbo más preciso en lugar de “hacer”) y ceñirse a él. Si es posible, se puede
trabajar en parejas, o idealmente con todo el equipo, y corregirse mutuamente. La mejor manera
de detectar y corregir un error es comprobar el mensaje y no cerrar el círculo de la comunicación
hasta estar seguro de que el mensaje se ha entendido correctamente. Evitar las insinuaciones,
llamar la atención sobre una petición inusual o delicada, utilizar verbos precisos, acompañar las
cifras con sus unidades y nombrar a la persona receptora del mensaje son formas de garantizar
una comunicación segura.
Bibliografía adicional
Cros J. Mieux communiquer entre soignants. Un enjeu majeur de sécurité : Guide de phraséologie
médicale (1re édition). Arnette Edition 2018
Kahneman D. Système 1/Système 2 : Les deux vitesses de la pensée. Flammarion 2012
Referencias
1. Oxtoby C, Ferguson E, White K, et al. We need to talk about error: causes and types of error
in veterinary practice. Vet. Rec. 2015;177(7):438-445.
2. Wallis J, Fletcher D, Bentley A, et al. Medical errors cause harm in veterinary hospitals.
Front. Vet. Sci. 2019;6(2):12.
3. Kinnison T, Guile D, May SA. Errors in veterinary practice: preliminary lessons for building
better veterinary teams. Vet. Rec. 2015;177;492492.
Leïla Assaghir
Leer el artículo
Número de edición
Fecha de publicación 23/08/2024
Leer el artículo
Número de edición
Fecha de publicación 14/06/2024
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