MISTERIOS PADRE SAM ROSARIO.
MISTERIOS PADRE SAM ROSARIO.
MISTERIOS PADRE SAM ROSARIO.
En el centro de este itinerario de gloria del Hijo y de la Madre, el Rosario considera, en el tercer misterio glorioso,
Pentecostés, que muestra el rostro de la Iglesia como una familia reunida con María, avivada por la efusión
impetuosa del Espíritu y dispuesta para la misión evangelizadora. La contemplación de éste, como de los otros
misterios gloriosos, ha de llevar a los creyentes a tomar conciencia cada vez más viva de su nueva vida en Cristo,
en el seno de la Iglesia; una vida cuyo gran 'icono' es la escena de Pentecostés. De este modo, los misterios
gloriosos alimentan en los creyentes la esperanza en la meta escatológica, hacia la cual se encaminan como
miembros del Pueblo de Dios peregrino en la historia. Esto les impulsará necesariamente a dar un testimonio
valiente de aquel «gozoso anuncio» que da sentido a toda su vida.
¿Dónde puedo encontrar los Misterios Gozosos? En las Sagradas Escrituras. Se rezan los lunes y sábados.
«...meditar los misterios «gozosos» significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido
más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el sombrío
preanuncio del misterio del dolor salvífico. María nos ayuda a aprender el secreto de la alegría cristiana,
recordándonos que el cristianismo es ante todo evangelio, 'buena noticia', que tiene su centro o, mejor dicho, su
contenido mismo, en la persona de Cristo, el Verbo hecho carne, único Salvador del mundo...». *
(Rosarium Virignis Mariae, Juan Pablo II, Cap. II, 20)
Cada vez que se reza un Ave María se entrega una rosa y por cada Rosario completo se entregan una corona de
rosas. Por lo tanto, el Rosario es la rosa de todas las devociones. El ofrecer una rosa no es sólo el regalo material
de algo bello, sino un símbolo de delicadeza, de ternura, de acogida, de amor.
Rezar el Rosario es dirigirnos a la Virgen María y con ella a Cristo Jesús.
El Rosario “es el compendio de todo el Evangelio… se trata de que aprendamos, con María, a contemplar la belleza
del rostro de Jesucristo y a experimentar la profundidad de su amor…”, Papa Pablo VI
San Juan Pablo II: y de esto se trata el Rosario, de contemplar a Cristo con los ojos y el corazón de su santísima
Madre.