PEDAGOGÍA CRÍTICA.docx UNIDAD 4,5,6
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Subtemas:
A lo largo del último siglo, la humanidad ha sufrido más cambios que a lo largo de toda su
historia, y la globalización a la que estamos sometidos hoy día, así como el acceso a la
información con un solo clic, ha hecho que todos estemos más conectados, pero también
que las brechas culturales, sociales y económicas sean más grandes.
Los principales precursores de la pedagogía crítica son Peter McLaren, Paulo Freire y
Henry Giroux, los cuales defendían que la principal idea de esta pedagogía es a través de
que el proceso de aprendizaje forme parte de la acción y transformación social del individuo.
Dependiendo del nivel de enseñanza, a los estudiantes se les deben ofrecer oportunidades
no sólo de leer textos que afirman y cuestionan la complejidad de sus propias historias, sino
también la oportunidad de desarrollar un discurso contra los límites establecidos del
conocimiento. Por ejemplo, educadores como William Bigelow y Norman Diamond han
creado materiales de curriculum alternativo relacionados con la historia del trabajo y de los
trabajadores en los Estados Unidos (Bigelow y Diamond 1988). Roger Simon y sus
colaboradores, en el Instituto Ontario para estudios sobre educación, han producido
materiales curriculares usando películas como un modo de acercamiento, basado en los
estudiantes, a la educación antirracista (Simon Et Al., 1988). Igualmente importante es la
necesidad de los estudiantes de crear sus propios textos. En este aspecto, Katie Singer
(1984) ha trabajado con estudiantes de la South Boston High School de Massachusetts para
realizar historias orales de sus comunidades, su vida familiar y su barrio, como parte de un
proyecto más amplio para producir antologías utilizadas en los programas bilingües y de
escritura. En estos ejemplos, no sólo son retadas, cruzadas y refiguradas las fronteras sino
que se crean zonas fronterizas en las que la misma producción y adquisición de
conocimiento son utilizadas por los estudiantes para reescribir sus propias historias,
identidades y posibilidades de aprendizaje.
La pedagogía que informa esta visión del conocimiento enfatiza la relación no sincrónica
entre la posición social de uno y los múltiples modos en que la cultura es construida y leída.
Quiere decir que no hay una relación predeterminada, única, entre un código cultural y la
posición de sujeto que un estudiante ocupa. La clase, raza, sexo o etnicidad de uno puede
influenciar pero predeterminar irrevocablemente el cómo uno adopta cierta ideología, lee
determinado texto o responde a particulares formas de opresión. La pedagogía de frontera
reconoce que los maestros, los estudiantes y otros, con frecuencia "leen y escriben la cultura
en diferentes niveles" (Kaplan, 1987 p. 187). Desde luego que las diferentes posiciones de
sujeto y formas de subyugación que se constituyen dentro de estos varios niveles y
relaciones de cultura, tienen la potencialidad de aislar y enajenar en vez de abrir la
posibilidad para el criticismo y la lucha. Lo que está en juego aquí es el desarrollo de una
pedagogía de frontera que pueda trabajar fructíferamente para romper esas ideologías, esos
códigos culturales y prácticas sociales que impiden a los maestros y estudiantes reconocer
cómo operan las formas sociales, en coyunturas históricas determinadas, para reprimir
lecturas alternativas de sus propias experiencias, de la sociedad y del mundo.
Subtemas:
Freire condenó las ideas fatalistas mediante las cuales se acepta la inmovilidad ideológica,
de que "la realidad es lo que es y qué podemos hacer ante eso". Ponderó la capacidad del
educador de tomar decisiones que transformen las realidades de los estudiantes, de
preconcebidas y desesperanzadas en esperanzadoras y llenas de posibilidades. Su
aproximación a la educación se nutre de sus experiencias directas con los procesos de
individuos en el camino de lograr su liberación personal: "hay que lograr la expulsión del
opresor de dentro del oprimido", nos dirá. Este libro entraña una tremenda contribución a la
enseñanza como profesión mayor. Debe ser lectura obligada de todo maestro en este
mundo y en especial en América Latina y el Caribe, porque sin dudas aporta nuevas ideas
acerca de las maneras más efectivas de formar a los educadores, y acerca de las reformas
que todavía los sistemas de enseñanza deberán emprender, para hacerlos formadores
reales de individuos imbricados en sus sociedades.
Acerca del autor Iván Illich (Viena, 1926 - Bremen, 2002) Pedagogo y ensayista mexicano de
origen austríaco. Alentado desde su temprana juventud por una viva curiosidad humanística,
cursó estudios superiores de Teología y Filosofía en la Universidad Pontificia Gregoriana de
Roma, para acabar A los veinticinco años de edad, en busca de mayores posibilidades
profesionales, emigró a los Estados Unidos de América y, merced a sus amplios
conocimientos teológicos, ejerció durante algún tiempo como asesor pastoral en Nueva
York; pero pronto habría de romper sus vínculos con la jerarquía eclesiástica, ya que sus
teorías pedagógicas, muy agresivas con cualquier forma de poder institucional, se
mostraban especialmente críticas con la Iglesia católica y con el protagonismo que ésta
había venido desempeñando durante siglos en materia educativa.
En 1956 se trasladó a Puerto Rico para ocupar el cargo de vicerrector de la Universidad de
Ponce (de filiación católica), y, tras permanecer en la isla antillana por espacio de cuatro
años, se consagró a la redacción y difusión de sus radicales ideas pedagógicas por todo el
ámbito hispanoamericano, donde pronto alcanzó un notable prestigio que le condujo, entre
otras ocupaciones, a asesorar directamente la política educativa del gobierno boliviano
presidido por Alfredo Ovando Candía (actividad en la que colaboró con el brillante pedagogo
brasileño Paulo Freire). En 1971, ya con algunos títulos publicados, Iván Illich fue uno de los
fundadores del Centro Intercultural de Documentación de Cuernavaca (México).
La tesis fundamental que alienta todas estas obras afirma que ninguna de las instituciones
tradicionales de la sociedad industrial se adecua a las necesidades reales del mundo actual,
por lo que es necesaria una revisión de todas ellas, empezando por la que Iván Illich
considera como la más perniciosa: la escuela. Según el radical pensador mexicano, la
educación pedagógica sostenida institucionalmente por la escuela tradicional se ha
convertido en una mercancía carente de valores éticos y concebida únicamente como un
hábil instrumento para la formación de escolares utilitaristas y competitivos. Para poner fin a
esta constante inmersión de los educandos en los dominios de la agresividad materialista,
Iván Illich propone el aprovechamiento de otros "canales del saber" que, en su opinión,
deberían servir de alternativa a la anquilosada rigidez de la escuela institucional y la política
educativa implantada en todas las naciones de Occidente. Y es en este marco concreto
donde surge su propuesta pedagógica más radical y revolucionaria, la denominada
"corriente de desescolarización", que comienza por establecer de forma tajante que la mayor
parte de los conocimientos útiles para un individuo de la sociedad contemporánea se
adquieren fuera de la escuela (es decir, en contacto directo con el entorno familiar, las
experiencias sociopolíticas y las vivencias culturales).
Una vez establecido este principio, Iván Illich propone en su teoría "desescolarizar" la
educación, fomentar el aprendizaje informal y potenciar la creatividad del individuo dentro del
entorno social en que se mueve, sin someterlo a los rígidos estamentos de la escuela
institucional.
Pablo Gentili
En resumen, la mayoría de los proyec tos de intervención producen poco cambio cuando
son evaluados mediante formas convencionales, y los que realmente parecen producir
cambios no siguen un patrón definido. El enfoque tecnocràtico en la elabo ración de políticas
públicas debe quedar profundamente trastornado por esta situación, aunque la reacción ha
bitual sea la de apelar en favor de más investigaciones. Sospecho que esos hechos no están
alertando so bre la existencia de efectos del tipo Hawthome.
ESTRATEGIAS DIDACTICAS
UNIDAD VII.- ESTRATEGIAS PARA EL APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO EN LA COMPRENSIÓN Y COMPOSICIÓN DE
TEXTOS
7.1.- Estrategias para la comprensión de textos.
7.2.- Estrategias de composición de textos.
¿Qué es una estrategia? El lugar de las estrategias en la enseñanza de la lectura Estrategias Desde bastantes
páginas atrás no le he pedido ninguna tarea específica más allá de leer. ¿Sería demasiado sugerirle que intente
aportar en este momento lo que entiende por «estrategia»? Gracias. Muy bien. Si ya lo intentó, permítame
que continúe haciéndole trabajar un poco más. Ahora convendría que definiera, más o menos, lo que para
usted es una habilidad, una destreza, una técnica, un procedimiento. ¿Le ha resultado fácil? ¿Ha podido
establecer diferencias nítidas entre estos conceptos? Si bien podemos encontrar matices que impiden la total
asimilación entre los términos sobre los que le pedí que reflexionara, lo cierto es que también entre ellos se
encuentran similitudes. Aunque no es mi intención abordar en profundidad sus características comunes y las
que permiten diferenciarlos, creo que puede ser de un cierto interés pronunciarnos al respecto, especialmente
por el hecho de que en las nuevas propuestas curriculares (MEC, 1989b; Departament d'Ensenyament, 1989)
se utiliza el término «procedimientos» para referirse a todos ellos. Dado que en la literatura especializada, en
la tradición psicopedagógica y también en este propio libro se habla de «estrategias de lectura», parece
necesario ubicarlas en relación a los procedimientos. «Un procedimiento -llamado también a menudo regla,
técnica, método destreza o habilidades un conjunto de acciones ordenadas y finalizadas, es decir, dirigidas a la
consecución de una meta.».
¿Por qué hay que enseñar estrategias? El papel de las estrategias en la lectura “¡Pues para leer! ¿Para qué va a
ser, si no?” Le imagino enfadado ante tanta insistencia. No obstante, me arriesgaré y abusaré un poco más de
su calidad de paciente lector. He comentado ya que en torno a la lectura se han suscitado polémicas
encendidas y debates apasionados. Sin embargo, no todo es discrepancia. Existe un acuerdo generalizado, al
menos en las publicaciones que se sitúan en una perspectiva cognitivista/constructivista de la lectura en
aceptar que, cuando se posee una habilidad razonable para la descodificación, la comprensión de lo que se lee
es producto de tres condiciones (Palincsar y Brown, 1984):
1. De la claridad y coherencia del contenido de los textos, de que su estructura resulte familiar o conocida, y
de que su léxico, sintaxis y cohesión interna posean un nivel aceptable. Algunos autores se refieren a ello como
a las propiedades de los considerate texts (Anderson y Armbruster, 1984). Si atendemos a lo que habíamos
acordado en el segundo capítulo respecto del aprendizaje significativo, estaríamos ante la condición de
«significatividad lógica» del contenido que hay que aprender (Ausubel, Novak y Hanesian 1983).
2. Del grado en que el conocimiento previo del lector sea pertinente para el contenido del texto. En otras
palabras, de la posibilidad de que el lector posea los conocimientos necesarios que le van a permitir la
atribución de significado a los contenidos del texto. Si nos remitimos a la noción de aprendizaje significativo,
esta condición es la que Ausubel y colaboradores(1983) denominan «significatividad psicológica»
Las estrategias que vamos a enseñar deben permitir al alumno la planificación de la tarea general de lectura y
su propia ubicación -motivación, disponibilidad- ante ella; facilitarán la comprobación, la revisión y el control
de lo que se lee, y la toma de decisiones adecuada en función de los objetivos que se persigan. Como ha sido
puesto de relieve por varios autores (Monereo, 1990; Nisbet y Shucksmith, 1987; Palincsar y Brown, 1984;
Pozo, 1990), son diversas las descripciones de estrategias existentes en la literatura. Además de que dichas
clasificaciones suelen observar discrepancias - 8 lo que a veces es considerado una estrategia, otras es una
técnica-, presentar listados de estrategias tiene el peligro de convertir lo que es un medio en un fin de la
enseñanza en sí mismo. Es fundamental que estemos de acuerdo en que lo que queremos no son niños que
posean amplios repertorios de estrategias, sino que sepan utilizar las estrategias adecuadas para la
comprensión del texto
He intentado precisar las cuestiones que plantean o deberían plantearle al lector, cuya respuesta es necesaria
para poder comprender lo que se lee.
1. Comprender los propósitos explícitos e implícitos de la lectura. Equivaldría a responder a las preguntas:
¿Qué tengo que leer? ¿Por qué/para qué tengo que leerlo?
2. Activar y aportar a la lectura los conocimientos previos pertinentes para el contenido de que se trate. ¿Qué
sé yo acerca del contenido del texto? ¿Qué sé acerca de contenidos afines que me puedan ser útiles? ¿Qué
otras cosas sé que puedan ayudarme: acerca del autor, del género, del tipo de texto...?
3. Dirigir la atención a lo que resulta fundamental en detrimento de lo que puede parecer trivial (en función de
los propósitos que uno persigue; punto
1.). ¿Cuál es la información esencial que el texto proporciona y que es necesaria para lograr mi objetivo de
lectura? ¿Qué informaciones puedo considerar poco relevantes, por su redundancia, por ser de detalle, por ser
poco pertinentes para el propósito que persigo?
4. Evaluar la consistencia interna del contenido que expresa el texto y su compatibilidad con el conocimiento
previo, y con lo que dicta el «sentido común». ¿Tiene sentido este texto? ¿Presentan coherencia las ideas que
en él se expresan? ¿Discrepa abiertamente de lo que yo pienso, aunque sigue una estructura argumental
lógica? ¿Se entiende lo que quiere expresar? ¿Qué dificultades plantea?
5. Comprobar continuamente si la comprensión tiene lugar mediante la revisión y recapitulación periódica y la
autointerrogación. ¿Qué se pretendía explicar en este párrafo - apartado, capítulo-? ¿Cuál es la idea
fundamental que extraigo de aquí? ¿Puedo reconstruir el hilo de los argumentos expuestos? ¿Puedo
reconstruir las ideas contenidas en los principales apartados? ¿Tengo una comprensión adecuada de los
mismos?
En este apartado vamos a hablar de aquello que se lee, es decir, los textos. No es mi intención entrar en el
tema en profundidad, cosa que escapa a los límites de estas páginas, sino ilustrar someramente la diversidad
de textos con que loS lectores nos enfrentamos, así como hacer ver por que es necesario, a mi juicio, que la
lectura en la escuela no se limite a uno o dos tipos de textos. Considero que algunos textos son más adecuados
que otros para determinados propósitos de lectura -como lo son también para determinadas finalidades de
escritura- y que las estrategias que utilizamos para leer se diversifican y se adaptan en función del texto que
queremos abordar. En lo que sigue, me ocuparé de los textos, sabiendo que existen múltiples tipologías, y que
no es precisamente el acuerdo lo que las caracteriza. No describiré las relaciones entre distintos textos y
estrategias de lectura, aspecto que será tratado precisamente en los capítulos 5,6 y 7, dedicados a la
enseñanza de estrategias. La exposición que haré aquí es un recurso del que me doto para poder referirme a
ella en apartados posteriores, cuando sea necesario.