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CONCIENCIA E INCONCIENCIA… ¿y subconciente?
Las diferencias con otras personas no
son razones para juzgarlas.
¿Qué pasaría si, en el día de hoy, todos los humanos
morimos? Todo el universo seguiría impasiblemente su curso normal. ¿Qué somos… meros espectadores… testigos de… o…? Bueno, les puedo asegurar “concientemente” de que por ser la conciencia la esencia del ser, no moriremos todos ni hoy ni mañana… tal vez el 30 de Febrero.
Nuestro afán por “conocer” como podemos “conocer la
verdadera Realidad”, lo que pruebe que existimos, comenzó con la Intuición y la concluiremos con la Conciencia.
Obviamente, una vez más, tendremos problemas
conceptuales y de definición; tantos que sería preferible decir que la conciencia no tiene definición… todavía; pero me “remordería la conciencia” tomar esta posición evasiva, puesto que sería justo lo que hemos estado criticando constantemente.
Puede parecernos increíble que el mayor atributo de
nuestra interacción neuronal, la que nos permite hasta verbalizar conceptos abstractos, sea también nuestro mayor misterio. ¿Será porque hemos errado o mal interpretado los aspectos empíricos, o porque hemos partido de premisas falsas o incompletas… o porque la conciencia está más allá de los límites del conocimiento humano?
Si definimos la conciencia como “la suma de las actividades
mentales que ¿causan?, los pensamientos (ideas, planes…), gustos, deseos… y todo lo que usamos para decidir y actuar”, entraríamos en el conflicto de los científicos, los filósofos y los religiosos.
La mayor parte de lo poco que se sabe de la conciencia
proviene del estudio de sus (¿aparentes?) manjfestaciones.
Presumamos que sea posible conciliar las razones científicas
con las inferencias filosóficas. Trataré de exponer sus opiniones pero sin caer en la pedantería del blá blá filosófico o del teosófico formal.
A la mayoría de los científicos les interesa explicar el como la
materia puede presentar esta característica tan peculiar; ellos “piensan” que la base de la conciencia reside en el pensamiento conciente el que, junto con las tomas de decisiones, tienen, si no su origen, por lo menos su registro o traducción física, en el cerebrum. Revisemos algunos de sus planteamientos, contradicciones, dudas y escuelas; nos servirá de repaso:
• A la conciencia se la percibe más como expresión de
conducta que como la actividad de un área cerebral.
• La conciencia, por ser individual, seria indefinible y
temporal en ningún caso mecánica, es decir, solo seria una posibilidad.
• Esto significaría que los animales, por no contar con el
recurso de la razón, carecerían de conciencia; no piensan, solo comen pienso. Las “máquinas” tampoco tendrían conciencia, sin embargo, los sicólogos se ganan la vida tratando a “robots” que no piensan por si mismos. • ¿Qué es el pensamiento? (El diccionario dice que es “la facultad de pensar” y una de las definiciones de pensar es intentar o crear ánimo de hacer algo)… “Pienso, luego existo”
• La mente no solo es evolutiva sino que “cambia”. Trata
con objetos independientes de ella misma. Selectivamente, sin razones aparentes, fija su atención en algunos de ellos y excluye a otros. Esta selección es distinta entre individuos y suele ser distinta para un mismo individuo en tiempos o circunstancias distintas. Evidentemente la conciencia usa el cedazo para filtrar observaciones y recuerdos, es selectiva.
• Desde otro punto de vista la conciencia puede ser interna
e intuitiva.
• Desde otro: es subjetiva pues es la sumatoria –no
siempre conciente- de infinitos fenómenos conectados en forma absolutamente personal.
• También particulariza y diferencia entre el grado de sueño
(media vida dormida) y el de vigilia o lúcida (la otra media vida); no se nos dan explicaciones para los grados intermedios.
• Se nos dice que la conciencia requiere comprensión pero
no se aclara la participación de la fe (¿un obstáculo?)
• La teoría de la “inferencia inconsciente” postulaba que de
no ser todas las operaciones del cerebro concientes, la conciencia sería un proceso activo en que cierta forma de memoria estaría asociada con la atención. • El “movimiento conductista” negó la existencia de la conciencia aduciendo que toda conducta se explica por la relación entre estímulos y respuestas regida por el principio de causalidad… así se relegaba a la conciencia al grupo de las palabras “inútiles”.
• A los “integradores” les parece que diferentes tipos de
pensamientos estarían ligados a sectores especializados, las llamadas áreas asociativas.
Según ellos, cada mitad del encéfalo tiene cuatro
protuberancias llamadas lóbulos; dos anteriores –el frontal y el temporal- y dos posteriores –el occipital y el parietal. El lóbulo frontal estaría asociado con la “personalidad”, justo el lugar donde se generarían las ideas… ¿y dónde se degerar.ian?
El lóbulo temporal es el que nos permitiría oír, entender y
diferenciar los sonidos.
El lóbulo occipital sería el responsable de interpretar las
señales visuales.
El lóbulo parietal tendría que ver con el tacto, con las
sensaciones de calor, frío y dolor.
El hemisferio izquierdo controlaría el lado derecho del
cuerpo y el derecho al lado izquierdo. Según dicen los científicos, una de las dos mitades es siempre dominante; en el 90% de la población, el hemisferio dominante es el izquierdo, lo que explica el que la mayoría seamos diestros. (¿Será esta también la razón por la cual predomina la verborrea insustancial por sobre las ideas creativas?)
• En el siglo XX la “psicología cognoscitiva”, estableció
modelos sicológicos basados en los ordenadores, es decir, nos definía como procesadores de informaciones biológicos.
• La ciencia reaccionó. Los neurocientíficos comenzaron a
estudiar en animales vivos (sin conciencia); los neurofisiólogos en anestesiados (no concientes) y los neuroanatomistas en las “cajas negras” de los animales muertos. Un descubrimiento importante fue el que las neuronas suelen morir si sus salidas de informaciones desembocan solo en neuronas ya muertas. Esto causaría cambio en la conciencia; ¿Si o No?... No… sabemos.
• También se descubrió que cuando no existe el cuerpo
calloso, la comunicación entre los hemisferios se reduce al ítem, que es considerado parte del inconsciente, la pregunta: ¿Permanece la conciencia unificada si se corta el cuerpo calloso? Las experiencias con animales ¡¿?! y pocos humanos, obviamente no comprueban nada. Se ha llegado al punto en que algunos científicos afirman que el cuerpo calloso es solo para sujetar los hemisferios, sin función fisiológica… otros dicen que solo es para que se manifieste la epilepsia (Tenemos que comprender sus grados de frustración).
• Ante tanta duda y misterio, no quedó otra solución que
inventar el subconciente. La situación empeoró, al final de cuentas “todos los males sociales serian consecuencia del sub-conciente”. Los vacíos y quebradas de la psicología cognoscitiva, con sus computadores y cajas negras no se llenarían ni con “terremotos”.
• El fracaso del subconciente abrió la puerta a la teoría que
postula que todo acto conciente nace inconsciente-mente, es decir, sin que nos demos cuenta, el cerebro procesaría informaciones en todo momento. Sería, entonces, importante el saber cómo, qué, cuándo y por qué lo inconsciente pasa a ser conciente. Digo: “saber”.
• Hoy no tenemos muchas respuestas categóricas. La
tecnología ‘scanning’ ha permitido aprender mucho ‘viendo’ al cerebro en actividad, en estado normal o accidentado o muerto, pero todaqvñia predominan las suposiciones a la espera de una explicación ‘científica’ que, fundamentada en el principio “Debemos simplificar las cosas lo mas posible… pero no mas”, pruebe que todos los aspectos de la conciencia (sentir, pensar, amar) se basan en una fundación común.
• Cuando la ciencia no encuentra respuestas aparece la
seductiva pseudo ciencia… a ratos hasta poética.
• La cara es el espejo de la conciencia (alma).
• Es la linterna que enfoca los distintos aspectos de las
interrelaciones de los mundos interiores y exteriores.
• Los estados de conciencia son mundos o planos o
moradas presentes en los estados de vida y de muerte.
• Está conformada por visiones inferiores (físicas, etéreas
y astrales), súper naturales (ideas) y espirituales (sentir) conducentes a conocer lo universal y lo verdadero.
• Nuestro mundo no es concebido para “ciegos” ni es
sinfonía sin sonido… se necesita un estado de conciencia que creamos nosotros mismos (infierno).
• La divinidad es abstracta – Dios es concreto. No cabe
en la conciencia porque lo infinito no cabe en lo limitado.
Como apreciamos, contamos con mucha especulación y
poquísimas comprobaciones. Terminemos denunciando suposiciones y preguntas más relevantes para ver si algún genio las compone usando el pensamiento lateral.
¿Cuál sería la naturaleza “primitiva” de la conciencia? ¿Tener
una imagen interior del mundo exterior? pero, ¿qué es una imagen?, ¿por ejemplo, podemos comunicar a un ciego, lo que exactamente es un color? La comunicación con los no ciegos la comunicación supone un “correlato neuronal”
¿Puede la conciencia aceptar contradicciones?... ¿se
duerme… existe la posibilidad de accidentes… es determinada por el destino?... ¿el qué?
Algunos científicos se atreven a afirmar que los humanos
somos los únicos seres que -vivos- tenemos conciencia, es decir, que nos damos cuenta de que pensamos... “pienso, luego existo” (Juego de lógica: ¿existen las piedras?)… Otros se atreven a buscar las bases de la conciencia humana en animales… ¡en anestesiados!... qué inconscientes… Filosóficamente podemos hipotetizar que la conducta humana es el resultado de una complicada interacción neuronal; (decimos “complicada” porque -de partida- tenemos que aceptar que el ‘simple’ ver es un proceso constructivo muy complejo; la neurona –considerada como unidad- es complicada, tan complicada que no sabemos de ella todo lo que necesitaríamos saber para satisfacer la hipótesis).
La idea de que el cerebro tenga un aparato operativo que
“controla las actividades cognoscitivas”, seria asimilarla a la función de un director de orquesta, es decir, implica la existencia de “estructuras conceptuales” (un nuevo nombre para “ideas” o “pensamientos”). Por ejemplo, si miramos a una persona por detrás, le vemos la nuca pero inferimos que tiene cara; seria gran sorpresa si no fuese así. La psicología nos sugiere que la conciencia supone cierta forma de “atención” y de “imaginación”
Este enfoque psicológico del problema necesita que la
neurociencia conteste la pregunta: ¿cuál es la relación entre la actividad neuronal y la conciencia?; ¿Dónde están esas neuronas?; ¿son neuronas especificas?; ¿tienen algún tipo de conexión energéti9ca “especial”?; ¿es su impulso distinto a los de las demás?; ¿Qué hacen las neuronas para almacenar información?; ¿podemos atender a mas de un objeto al mismo tiempo?
No podemos desconocer el hecho de que, a veces
(demasiadas), el cerebro se pueda engañar estableciendo enlaces erróneos; por ejemplo, la voz del ventrílocuo, pero – pese a ello- no podemos descartar el que el proceso sea de enlaces, sean estos de origen genético o adquiridos por la repetición experimental. Que sea como en el lenguaje: unas pocas letras dan origen a muchas palabras y están pueden ser unidas en una innumerable cantidad de frases.
Tampoco podemos dejar de considerar la posibilidad de un
tercer tipo de enlace, el que se refiere a objetos cuyos rasgos nos son desconocidos.
¿Sería una ayuda el comparar la conciencia con lo que
llamamos inconciencia? La que controla –en forma excelente- lo reflejo, lo automático.
Es evidente que hay una vinculación entre la evolución del
neo-cortex, del sistema límbico y de la formación reticular con la de aquellos órganos que relacionan los procesos concientes con los inconscientes, es decir, lo “animal” de nuestras almas –desde el miedo al deseo sexual (divertido sin “hasta”)- con los procesos memorísticos y de aprendizaje.
Nos es relativamente fácil distinguir entre lo conciente y lo
inconsciente; lo difícil es explicar porque las experiencias subjetivas se originarían en percepciones objetivas. Es increíble el que pensamientos, sensaciones, sentimientos… el amor, etc. sean meros procesos fisiológicos en un muy concreto cerebro. Así percibido, deduciríamos que el alma no sería etérea pero, a pesar de grandes esfuerzos científicos, aún no se ha establecido que la actividad conciente esté ubicada en algún sector de la masa encefálica. La paradoja cuerpo-mente persiste; nuestros cerebros o no están dotados o no han evolucionado lo suficiente como para explicar este misterio. Algunos hasta se atreven a afirmar que “la razón es esclava de las pasiones” Pero algo se ha avanzado. Productos químicos como el alcohol, la nicotina, la cafeína, el prozac, el LSD y otras porquerías alteran la salud de nuestros procesos mentales.
Creo que la pregunta acertada sería: ¿Quién y cómo controla
mi mente? (de inmediato me asaltan el punto ciego, las ilusiones ópticas, la esposa)… ¡Hasta las acciones voluntaria podrían ser solo ilusiones!.. ¿Somos acaso el sueño de una mariposa que sueña que es un humano que sueña…?
Tiempo de considerar el tercer enlace.
Desde el comienzo ha existido el conflicto entre las ideas de
una conciencia individual autónoma y la de que fuese un reflejo de la de Dios.
Básicamente la Conciencia sería una actividad –¿más
“propiedad” que “proceso”?- reflexiva del Espíritu mediante la cual unificaría percepciones y conocimientos abstractos del ser con -y en- la Realidad… si es que, primeramente, es posible conciliar tanta contradicción que percibimos en los seres sociales, ejecutores de parte de la Realidad.
Esas 100 mil millones de neuronas, de una u otra manera,
integran al pensar con el sentir, al cuerpo con la mente y el espíritu… pero es el resultado lo que preocupa… ¿es real o ilusión?
Los materialistas aseguran enfáticamente que no es la
conciencia la que determina la existencia humana sino que, por el contrario, sería la existencia social (¿conservación de la especie?) la que determinaría las conciencias individuales… Hoy, más que nunca, no se puede negar la influencia social pero aún en las sociedades contradictorias, las conciencias debieran ser similares… ¿y lo son?... ¿o la similitud es la falta de conciencia (social o individual)?
En forma limitada se habla mucho de “conciencia social”, en
verdad la conciencia es absolutamente de responsabilidad personal y es inaccesible a los demás… y, a veces, hasta inaccesible a nosotros mismos… hasta creemos nuestras propias mentiras.
Por otro lado, no todas las actividades cerebrales son
concientes, algunas -ejecutadas en el complejo-R y en el sistema límbico- son afectivas o automáticas o “inconscientes” y, no es una exageración, los actos inconscientes son “perfectos”. En cambio, en los actos concientes, donde predominan la atención y la memoria, o nos equivocamos o nos quedamos dudando o buscamos mas informaciones porque las subjetividades crean conflictos y contradicciones.
Paulatinamente, la escala de incongruencias nos lleva a los
conceptos relativos del Bien y del Mal. Esta es la razón por la que se le ha asignado a la conciencia un carácter moral que juzga las conductas de los individuos… y de las sociedades.
Al no contar con una explicación científica del proceso
conciencia, abusamos del concepto recurriendo a tradiciones absurdas. Se discute el que la gran mayoría de las hipótesis tratan de integrar los aspectos que se suponen son parte de ella (“la suma de las partes no es igual a…”) en lugar de “simplificar no más allá de lo posible”. No se sabe como ‘funciona’ la conciencia... ni siquiera se sabe que sea ‘algo’ que ‘funciona’, es decir, de si es un proceso físico o no (con o sin participación de la materia).
El tercer enlace introduce mas preguntas, para mí, las
básicas serían: ¿qué es el alma?, ¿en que consiste el libre albedrío? Pero hay otras…
¿Cómo explicar que un yogui haya permanecido por más de
10 horas en el interior de una urna sellada reduciendo voluntariamente la absorción de oxígeno en un 30% y técnicamente “parando” los latidos del corazón? ¿Control de lo involuntario?
Y, para terminar, una pregunta a su conciencia: ¿si supiese
en adelanto como va a ser su vida en la Tierra…?
La Mente no ha sido capaz de explicarse a sí misma, todo lo
que se refiere a ella es causa de polémica… y lo que no se refiere a ella, ¡también! ¿Invitación a definirla bajo este aspecto?
(Hoy, 16 de Septiembre del 2011 se reúnen, en Sao Paulo,
un neurocientífico de la Universidad Western, de London, Ontario, Canadeá con el Dalai Lama para conversar de la conciencia… ¿reacciones químicas o meditación?... ¿Lloramos o reímos?)
Al fin de cuentas, la mente no sería más que el proceso
“infinito” de desarrollo individual de la curiosidad y de la imaginación con el objetivo de tomar decisiones y actuar en la satisfacción de nuestras necesidades… o gustos Siempre, ¡SIEMPRE! hay que estar aprendiendo y comprendiendo… aunque solo sospechemos para que
Las capacidades mentales y espirituales tienen un indicador,
como el de la gasolina de los automóviles; cuando la aguja muestra E hay que llenarlas para poder seguir avanzando.
Y, al igual que los autos (materiales), sufren fallas físicas,
químicas… y si el conductor está bajo la influencia del alcohol, experimente deficiencias memorísticas, delirio y sonambulismo… Para pensar.
Hemos delineado los planos y re-construido la estructura
básica de la mente, la esencia de nuestro ser. Ahora correspondería proveer los materiales de costrucción, los muebles, recursos y –sin vanidad- las decoraciones de sus distintos pisos y habitaciones para poder tomar las decisiones correctas en la satisfacción de sus necesidades (“reales” -de la realidad).
También debemos preocuparnos de su mantención, es decir,