240916_MDH

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AUTOS N.

º 25320/2023 “M, D H C/ L,C A P/MEDIDAS PRECAUTORIAS


(RETIRO DEPERTENENCIAS) PIEZA SEPARADA”
Mendoza, 16 de setiembre de 2024.
AUTOS Y VISTOS:
Los presentes autos arriba caratulados llamados a resolver, habiéndose
fijado el orden de votos y,
CONSIDERANDO:
I.1- Que vienen estos autos a la alzada por el recurso de apelación
interpuesto por el Sr. D H M en contra de la resolución dictada en fecha 9 de octubre
de 2023, por el juez del Segundo Juzgado de Familia -Gefuaf Guaymallén-, en la
que hace lugar a la medida solicitada por el actor y autoriza al progenitor D H M y a
F M, a retirar del domicilio sito en la calle .... de la Ciudad de Mendoza, los efectos
personales de F (ropas, calzado, fotografías, juguetes, útiles, elementos de higiene y
apego personal, documentación personal, y cualquier otro que pudiera pertenecerle);
dispone que la medida indicada se realice por intermedio del Oficial de Justicia del
Tribunal, en colaboración con el Sr. P L y la Lic. P V B, previo acordar día y hora
de la medida y bajo apercibimiento de proceder al secuestro compulsivo en caso de
no llegar al acuerdo (debidamente acreditado); impone las costas “al presentante” y
regula los honorarios profesionales del Dr. Facundo Thormann Civit “en la suma de
$ 96.000.- por la labor desarrollada, arts. 9 inc. a y 10 ley 9131.”

También los Dres. Facundo Thormann Civit y Beatriz A. Quiroga, por sus
honorarios, interponen recurso de apelación y fundan en los términos del art.
40 del CPCCyT.

I.2- En el decisorio apelado el juez refiere a las constancias de la causa:

Se presenta D H M por su hijo menor de edad, F M L, solicitando se lo


autorice al niño junto a él y su piscóloga, Lic. P V B, al retiro de los efectos de uso
personal de F (vestimenta, fotografías, juguetes, útiles, materiales, y cualquier otro
que pudiera pertenecerle), del domicilio de su progenitora sito en la calle .... de la
Ciudad de Mendoza. Expresa que, desde el 5 de mayo de 2023, F fue obligado a
dejar su hogar de forma intempestiva, como surge de las constancias de autos N°
12289/2022. Relata que, desde que salió de dicha vivienda, F perdió todas sus
pertenencias, habiendo quedado completamente abandonadas en el departamento de
la progenitora y sin poder recuperarlas hasta la fecha; solo pudiendo conservar lo que
tenía puesto en ese momento; que dentro de ese departamento ha quedado una gran
parte de la infancia de F, elementos que hacen a la propia identidad: ropa, útiles
escolares, mochilas, fotos, juguetes, dibujos, elementos para hacer deporte, su lecho
y otros objetos que uso, vistió, jugó durante tantos años que ya no los posee.
Manifiesta que dentro del proceso terapéutico, el niño ha manifestado en reiteradas
oportunidades al Sr. M y a su terapeuta el deseo de recuperar “mis cosas”, le genera
curiosidad saber en qué estado están, donde están y por supuesto poder reingresar a
su antiguo domicilio. En síntesis, expone la importancia del recupero de estas
pertenencias para garantizar la satisfacción integral y simultánea de los derechos de
su hijo. Funda en derecho y ofrece prueba

Argumenta:

1) Al analizar la cuestión a resolver, la medida solicitada


enmarca en elproceso urgente no cautelar (art. 13 inc. e) y 66 inc b) del
CPFyVF).

2) Se trata de una medida autosatisfactiva, en el que se dispensa


a travésde un proceso urgente una satisfacción o efectividad inmediata y
definitiva, que agota y consume la litis, resolviendo sobre el fondo de la
pretensión esgrimida. Se caracterizan por ser pretensiones urgentes,
tramitadas por vías procesales breves. Para el otorgamiento de una medida
autosatisfactiva se requiere la acreditación de la certeza de la existencia del
derecho reclamado, es decir, una fuerte dosis de probabilidad. También es
requisito la acreditación de un daño irreparable que no está necesariamente
ligado a la demora del iter procesal (finalidad asegurativa de las cautelares),
sino a la frustración definitiva del derecho amenazado si no se satisface la
pretensión con la urgencia del caso.

3) Los efectos personales de F resguardan su derecho a la


identidadpersonal, que se entiende como un conjunto de atributos y
características que permite la individualización del sujeto en sociedad. La
identidad personal es todo aquello que hace que cada cual sea “uno mismo”
y no “otro”. El mismo comprende una faz dinámica y una estática. La
dimensión dinámica es la que se construye día a día, a partir de la experiencia,
de los vínculos familiares y sociales, la educación, la cultura etc. (Cfr.
doctrina y lo dispuesto por el art. 8 de la Convención de los Derechos del
Niño y la ley 26061 de Ley De Proteccion Integral De Los Derechos De Las
Niñas, Niños Y Adolescentes).

4) Se tiene en cuenta el informe de la Lic. B agregado en


autos,del que se desprende la importancia del recupero de estas pertenencias
para el proceso terapéutico por el que se encuentra transitando F, la totalidad
de la prueba existente en autos N.º 12339/2022, el interés superior del mismo
entendiendo que el recupero de sus pertenencias garantiza su derecho a la
identidad en su realidad radical como persona en sí, indivisible, individual y
digna.

5) Se dispone que la medida dispuesta sea realizada con la


colaboracióndel tío de F, Sr. P L.

II. -El apelante, Sr. M, formula sus agravios con relación a la imposición de
costas.

Solicita que se declare la nulidad del dispositivo -que impone las costas “al
presentante”- por falta de fundamentación. Expresa que el juez no ha fundamentado
la imposición de costas a su parte. En tal sentido expresa: “el aquo se aparta de la
regla general del criterio objetivo de la derrota y lo hace sin fundamentación
alguna”.

Solicita que “ al resolver la imposición de costas de la resolución imponga


las mismas a la demandada vencida”.

Refiere: La acción interpuesta, como bien declara el juez de grado en su


resolución puede clasificarse como una medida autosatisfactiva. En análogos casos
esta Cámara se ha expresado en relación a la imposición de costas de las medidas
autosatisfactivas aplicando el principio objetivo de la derrota, si la parte demandada
con su conducta dio lugar a la acción promovida por el actor. Recuerda que el pasado
mayo de 2023 la Sra. L se fugó de la Provincia de Mendoza para ocultar y retener a
su hijo F, desobedeciendo la orden judicial de primera instancia de modificar el
cambio de cuidado y guarda de F. A raíz de los actos realizados por la Sra. L, actos
de ocultamiento y sustracción del niño, que luego derivaron en la captura y
aprehensión de la progenitora por la policía bonaerense, en la localidad de Tigre
(desde donde pretendían abandonar el país) F fue obligado por la progenitora a
abandonar intempestivamente su hogar, dejando en él todas sus pertenencias y
objetos personales. A su vez fueron estos hechos traumáticos los que generaron en F
la necesidad terapéutica de dar un cierre y volver a su hogar materno a recuperar sus
pertenencias. La medida judicial ordenada se realizó con intervención de la psicóloga
tratante de F y fue otra de las lamentables consecuencias del accionar de C L. Por
ello, cargar a su parte con las costas resulta una solución sumamente injusta y
arbitraria. “Fue para el niño mucho más que buscar sus elementos personales, fue
un cierre para F quién pudo volver a ver su habitación, sus juguetes, sus cosas, su
antiguo hogar. El cual había abandonado como fugitivo, por la fuerza y con la
violencia habitual que ejercía sobre él la Sra. L. B con leer el informe acompañado
para observar todo lo que F ha sufrido, hoy continúa sufriendo secuelas de los años
de maltrato, de los años de alienación y guionamiento. Pero trabajando las mismas
desde el espacio terapéutico, con el amor y contención de su papá. En definitiva,
fueron los actos maliciosos y dañosos de la Sra. L los que dieron lugar a la presente
medida, siendo que el presentante únicamente solicita la acción a raíz de los hechos
acaecidos, y en aras a satisfacer el interés superior de F. Buscando propiciar todo
aquello que en el hijo restañe, en alguna medida, el despojo material y emocional
del que fue víctima.”

Concluye: “la imposición de costas al actor (quién ejercita una acción en


defensa de los derechos de F y como consecuencia del lamentable accionar de la
progenitora) resulta a todas luces injusta y desproporcionada. La plataforma fáctica
del presente caso no habilita de ninguna manera el apartamiento del criterio
objetivo de derrota y las costas deben ser impuestas a la demandada vencida.”

III.- Los letrados apelantes Dres. Facundo Thormann Civit y Beatriz A.


Quiroga, por sus honorarios, fundan también su recurso.

Sostienen que resulta errónea la norma arancelaria aplicada, ya que


corresponde aplicar el artículo 9 bis inciso c) de la ley 9131, por la especialidad del
proceso de familia. La medida solicitada no tiene contenido económico, ni existe un
valor que tienda a asegurar y el art. 9 bis inciso c, fija un piso mínimo de 3 JUS para
todo tipo de medidas urgentes (cautelares, no cautelares, etc).

Agregan que también se ha omitido la regulación de honorarios en los


caracteres invocados en la demanda (patrocinante y apoderado).

Refieren que la norma que debe aplicarse prevé un mínimo de 3 JUS, lo que
equivale a la suma de $276.857,61, por lo que corresponde modificar la resolución
apelada y regular los honorarios de la Dra. Beatriz A. Quiroga (patrocinante) en la
suma equivalente a 3 JUS y del apoderado, Dr. Facundo Thormann Civit, en la suma
del 50% previsto por la norma, es decir, 1,5 JUS ($ 138.428,80).

IV. -La apelada, debidamente notificada, no contesta. V.-

Pedido de Nulidad.

Analizaremos el pedido de nulidad de la resolución, de conformidad a lo


estatuido por el art. 141 inc. II del CPCCyT.

El recurso de nulidad se encuentra ínsito en el recurso de apelación en tanto


no tiene autonomía en nuestro sistema adjetivo y queda absorbido por la apelación.

La nulidad de la sentencia debe ser interpretada con criterio restrictivo, si el


agravio puede ser reparado por el tribunal de segunda instancia, corresponde
modificar el pronunciamiento antes de decretar su nulidad (CNCiv., Sala J, 15/7/98,
LL l998-F-636).

Los defectos en la sentencia abarcan los vicios de forma y los de contenido


y el recurso de nulidad comprende agravios ocasionados por defectos en el
procedimiento no convalidados o en la sentencia. Entre los errores en el
procedimiento que justifican la declaración de nulidad se han señalado los siguientes:
la omisión de oír a una de las partes (CCiv. 1° Cap., 18711/05, JA 19729; Fernández,
Código de Procedimiento, p. 223, nota 12; Alsina, Tratado, T IV, p. 241); el no haber
abierto la causa a prueba existiendo hechos controvertidos (Alsina, ob. cit. p. 241) o
no haber recibido alguna prueba procedente (CSJN, Fallos 107-151).

Recordamos que, en orden a la carencia de fundamentación ha expresado la


Corte Suprema de Justicia de la Nación que, por su naturaleza, las sentencias deben
estar fundadas en debida forma (CSJN, sentencia R. 324.XXIII , ”Rodriguez
Landívar, Blanca Sofía s/incidente”, 06-08-91) lo cual está vinculado además, con la
autonomía del Poder Judicial y con la sujeción de los jueces tan sólo a la ley (CSJN,
sentencia G. 153.XXIII, “Guzmán Rodolfo Eduardo”, 23-0491).

Por su parte para la Corte Provincial: “La sentencia debidamente fundada o


que tiene fundamentos mínimos o bastantes, no es susceptible de la tacha de
arbitrariedad. Lo que se exige para hacerla caer como acto jurisdiccional válido es
la ausencia de fundamentación” (SCJMza., “Hernandez Angela Victoria en J:
Hernandez Angela Victoria c/Ismar Construcciones p/Ordinario
p/Inconst.Casación”, 29/09/92, LS 231-286). Deber de fundar que tiene un claro
origen constitucional (Sagüés Pedro Nestor, “El recaudo de la motivación como
condición de la sentencia constitucional”, ED, 04-03-82, ED 04-03-82; Sosa
Gualberto Lucas, “Recaudos constitucionales para una sentencia válida. Contenido
y motivación”, JA l981-III-781; Vanossi, “La sentencia arbitraria, un acto de lesión
constitucional”, ED 91-105; De la Rúa, “Teoría General del proceso”, Bs.As., l991,
p. 146; Tessone, “El deber de motivación de las sentencias”, JA l991-I, p. 865).

La resolución en punto a la cuestión sustancial discutida como objeto de la


medida autosatisfactiva ha sido suficiente y adecuadamente fundada.

Sin embargo no ocurre lo mismo respecto al aspecto accesorio comprensivo


de las costas del proceso, ya que el juez de grado no fundamenta porqué las impone
“al presentante”, esto es al actor Sr. M.

No obstante, estimamos que el vicio invocado puede ser suplido en esta


alzada a través de la apelación impetrada y conforme ha sido expresado el agravio
del apelante.

Así lo hemos resuelto en casos similares: “Sólo procede [la nulidad] cuando
los vicios invocados no son susceptibles de repararse mediante el recurso de
apelación” (C.A.F. autos Nº 3517/2021, “Chumbita, Joana Vanesa C/ Locatelli, H
Carlos p/ Modificación Alimentos”, 27/04/2023, entre otros).

De allí que siendo susceptible de subsanarse el vicio a través del recurso de


apelación, no haremos lugar a la nulidad impetrada y nos avocaremos al examen del
mismo

VI.- Apelación del actor.

VI.1.- Ingresando al análisis del recurso advertimos que el agravio


esgrimido por el apelante contra la imposición de costas resulta atendible.

Tal como lo ha dicho este Tribunal en reiteradas oportunidades:


“básicamente, los ordenamientos procesales reconocen dos sistemas para legislar
en materia de costas: uno llamado el sistema automático, que funda la condena en
la derrota procesal, encontrándose algunas modalidades según la instancia o la
características del proceso Se parte del presupuesto objetivo de la derrota, de
manera que la sentencia debe contener una decisión expresa en tal sentido; y el
sistema de albedrío judicial que sienta el principio de que las costas se impondrán
al litigante de mala fe o temerario pero deja la apreciación casuística de la norma
al criterio del juzgador, con la consiguiente facultad de no imponer las costas
cuando se estime que el vencido procedió de buena fe (cfr, Gozaíni, Osvaldo A.,
``Costas procesales , volumen 1, pág. 39, Ediar, Bs. As. 2007)” (Autos Nº
1710/11/5F-357/14, “C. PATRICIA Y M. F. c/ E.J.F.POR INCIDENTE DE
GUARDA”, 04/05/2016, entre otros).

En esos precedentes esta Cámara de Apelaciones señaló que: “Nuestro


código procesal local adopta el primer sistema; las costas deben ser soportadas por
el perdidoso, no se imponen como sanción sino como resarcimiento de los gastos
provocados por el litigio, los que deben ser reembolsados con independencia de la
buena o mala fe del litigante”.

Ahora bien, tal como ya se manifestara en los precedentes citados, ``no


obstante que nuestro sistema procesal en materia de costas sigue el principio
chiovendano de la derrota, contempla la posibilidad de la imposición de las mismas
al vencedor o en el orden causado, cuando resulta evidente que el vencido no dio
motivo a la demanda o articulación y ``se allanó de inmediato, haciendo entrega o
depositando lo debido.”

Gozaíni ha expresado que la inversión de la regla en la imposición de costas


ha de ser prudencialmente dispuesta y sancionarla solamente cuando el
comportamiento procesal del vencedor ha sido inidóneo, lo que equivale a decir que
ha violado los presupuestos de moralidad y conducta leal y honesta que deben
conformar un proceso judicial. Así puede señalarse como principio que el actor no
debe promover un pleito sin necesidad (conf. ``Costas procesales , Vol. I, Ediar,
2002, pág. 278).

La jurisprudencia ha indicado entonces que ``Cuando de los antecedentes


del proceso resultase que el demandado no ha dado motivo a la interposición de la
demanda y se allanara dentro del plazo para contestarla, el accionante será
condenado en costas, pues frente al allanamiento a la pretensión en las condiciones
del art. 70 del Código Procesal, surge palmariamente que la promoción de la
demanda resultó innecesaria o superflua” (CNCiv., Sala F, 1997/04/10, ``G.M.C.
c/ A.M.R.B.” , LL 1999-A, p. 182).

En consecuencia examinaremos si existe en este caso algún motivo para


excepcionar el principio general.
VI.2- En el caso, el progenitor quien tiene el cuidado personal unilateral de
su hijo F M y actuando en su representación, solicita que se lo autorice al retiro de
los efectos de uso personal del niño del domicilio de su progenitora (vestimenta,
fotografías, juguetes, útiles, materiales, y cualquier otro que pudiera pertenecer).
Interpone la demanda contra esta última, Sra. C A L.

El juez, por los fundamentos vertidos en la resolución, hace lugar a la


medida, calificándola como autosatisfactiva “enmarcada en el proceso urgente no
cautelar (art. 13 inc. e) y 66 inc b) del CPFyVF”.

La demandada resulta parte vencida por lo que debe afrontar las costas, de
conformidad con el criterio objetivo de la derrota.

Recordamos que este Tribunal tiene dicho que, aún cuando la medida se
adopte inaudita parte y no se cite ni se corra traslado a la contraria, no implica la
inexistencia de un contradictor y, por ende, si la medida se concede, existe un
vencido. (C.A.F., autos N.º 252/21, “S. Q. C. S/ Medidas De Protección De
Derechos”, 18/03/2022 y autos N.º 723/17, “D.; N. B. CONTRA P.; J. A. Por
Medida de Protección”, 05/11/2019).

En este sentido, explica Jorge Peyrano con relación a las medidas


autosatisfactivas, con criterio igualmente aplicable a los procesos urgentes regulados
en el CPFyVF- que: “Se podrá convenir o no con la naturaleza de la medida pero, en
puridad, aparece al menos injusto, ilógico, contrario a las más elementales
concepciones sobres costas que quien resulta vencido, quien ha dado lugar a la
reclamación, quien ha obligado literalmente a la actuación de la actividad
jurisdiccional resulte indemne, provocando una disminución patrimonial -mínima o
cuantioso, no interesa- en quien simplemente ha reclamado su derecho” y agrega el
autor que: “como la orden impartida conlleva una tácita declaración del derecho del
peticionante y para no terminar menguando el mismo derecho reconocido, como que
el proceso se convierta en un instrumento de daño para quien tiene la razón, no se
advierten obstáculos insalvables para operar la condena en costas contra el
demandado” (Peyrano Jorge W, “Medidas Autosatisfactivas”, Santa Fe, Rubinzal
Culzoni, 2002, pág. 304 y 348).

En el caso no median razones para apartarse del principio general de


imposición de costas al vencido. En sentido similar se resolvió esta Cámara en autos
N° 47.309/16 - 742/16, “P. M. V. PSHM M.C. P. C/ G. A. C. P/ AUTOR. P/
VIAJAR”, fallo del 28/06/2017.
Por los motivos expuestos, corresponde modificar la resolución dictada,
imponiendo las costas a la demandada vencida en los términos del art. 36 inc. I del
CPCCyT.

VII.- Apelación de los abogados por sus honorarios

1.- En cuanto a la queja de los Dres. Facundo Thormann Civit y Beatriz A.


Quiroga por su propio derecho, relativa a la regulación de honorarios, advertimos
que el juez al regular ha aplicado los arts. 9 inc. a y 10 de la ley arancelaria, lo cual
no resulta correcto.

2.- Como ha quedado explicitado en apartado precedente, el actor interpuso


una medida urgente y el juez le imprimió el trámite previsto en el art. 64 del CPFyVF.

No corresponde aplicar, como lo hizo el juez de grado, el art. 9 inc a de la ley


9131, sino que procede aplicar el art. 9 bis inciso c) de la ley 9131.

En efecto, el art. 9 inciso a) de la ley 9131 prevé que “en las medidas
precautorias se fijará como monto del litigio, el valor que se tienda a asegurar y se
aplicará un tercio (1/3) de la escala. Si hubiera controversia regirá lo dispuesto por
el artículo 3º. En los juicios de divorcio se aplicará el presente y teniendo en cuenta
la totalidad de la medida ordenada”.

A su vez el art. 9 bis inciso c establece que: “Procesos tramitados ante el


fuero de familia…se regulará como mínimo:….c) Atribución del hogar conyugal y
otras medidas urgentes, cautelares y no cautelares, que no tengan por objeto bienes:
3 JUS”.

Así se expresó en autos Nº 160/19/13F-165/19/CAF, caratulados


“CHALAMAN FACUNDO C/TORRECILLA JULIETA P/MEDIDAS
PRECAUTORIAS”, en fallo del 11 de febrero de 2021, en el que los integrantes de
esta Cámara nos expedimos con relación a la aplicación del art. 9 bis inciso c) a los
procesos urgentes, cautelares o no, tramitados en el fuero de familia, en diferentes
votos, en los siguientes términos: “….Parecería que, ante la ausencia de otra norma
que las contemple, el inciso se refiere a toda medida urgente que se dicte en el fuero
de familia. Una interpretación sistémica que busque armonizar lógicamente a los
artículos, incisos y sub incisos de la ley 9131 y a ésta con los procesos establecidos
en el CPFyVF nos permite afirman que una pretensión urgente cautelar o no
cautelar no puede tener una regulación de honorarios mayor que la que le
corresponde a la acción principal a la que accede o que pretende garantizar, porque
se parte de la suposición de que estos procesos en general son más breves y exige
menos requisitos para su admisión formal y sustancial que el proceso por el que
transita la pretensión principal, que exige una labor profesional más ardua. Pero,
ante la previsión legal expresa asegurando un monto mínimo y la amplitud y
variedad de medidas urgentes que pueden darse en materia de familia, (algunas
anteriores o concomitantes con el proceso principal al que acceden, otras
autosatisfactivas sin dependencia de un proceso sustantivo y otras, como en el
presente, posteriores a la finalización del proceso principal mediante un acuerdo
transaccional homologado) no resulta aconsejable forzar una interpretación que,
ante la amplitud de casos y la variedad de criterios que utiliza la ley 9131 para
regular honorarios (v.gr. escala del art.2; montos fijos referidos al JUS; montos
mínimos referidos también al JUS; porcentajes del monto de los honorarios que
surjan de aplicar la escala del art.2; etc.) busque desanclar a algunas de estas
medidas de dicho mínimo legal a fin de armonizarlas con las regulaciones previstas
para las acciones principales, porque generaría un marco interpretativo tan variado
que daría lugar a una discrecionalidad demasiado amplia por parte de cada juez,
provocando más inseguridades que certezas. No se nos pasa por alto que habrá
casos en que dicha regulación mínima resulte en sí misma excesiva o
desproporcionada cuando acceda a una acción principal pero, a fin de propender a
la seguridad jurídica, dicha cuestión deberá ser tenida en cuenta en una futura
reforma legislativa. Este problema no se presentaba con la ley 3641 toda vez que,
no preveía las medidas urgentes cuya elaboración doctrina y jurisprudencial es
posterior a su sanción y, a las cautelares, si eran con monto se les aplicaba el art. 9
inc.a) y si eran sin monto, el art.10 de la misma ley, en base a los parámetros allí
establecidos, sin mínimos. En la actualidad y al receptar la ley arancelaria las
medidas de tramitación urgentes en todas sus formas: cautelares, no cautelares,
autosatisfactivas, etc. y colocar a las referidas a procesos de familia en el inc. c) del
art. 9 bis, generó un esquema en el que, en los procesos que versen sobre medidas
de este tipo cuando pueden ser valuadas económicamente los honorarios se regulan
conforme las pautas del art. 9 a) y cuando sean sin monto, se regula por el art. 9 bis
c) sin perder de vista que la norma establece un piso (3 JUS como mínimo) pudiendo
el juez –al igual que el cualquier otro proceso en el que se fijan mínimos- regular
por encima de ese piso justificando su regulación en parámetros objetivos (a modo
de los enunciados en el art. 10) tales como: el trabajo desarrollado por el
profesional, la complejidad del caso, etc., igualmente podrá tener en cuenta la
regulación que se prevé para la acción principal cuando esté vinculada a esta. Por
ende, no resulta correcta la interpretación hecha por la juez a quo al aplicar el art.
9 inc. a) en función del art.9bis inc.1.5. de la ley arancelaria que venimos
analizando, toda vez que el primero supone que la cautelar es con monto o que
permite una valuación económica y el segundo se refiere al ejercicio, suspensión,
privación y restitución de la responsabilidad parental regulados en los arts. 700 a
702 del CCyC, que no poseen relación alguna con el objeto de la medida urgente de
reintegro tramitada en autos” (voto del Dr. Ferrer al que adhirió la Dra. Ruggeri).

Y, coincidiendo con la solución propiciada en punto a la aplicación del art. 9


bis inc. c), a los procesos y medidas urgentes sin bienes, sean cautelares o no, que:
“...La ley 9131 contempla una norma específica para los procesos de familia, el art.
9 bis, que debe ser aplicado prioritariamente y sólo cuando la solución no se
encuentre en el mismo, cabe acudir a otras normas del mismo cuerpo legislativo que
permitan subsumir el caso, en una interpretación armónica y sistemática de las
mismas. Siendo ello así la solución adoptada por la juez de grado al aplicar el art.
9 inciso a) y 9 bis inc. i ap. 5 –según indica en el considerando segundo y dispositivo
I del resolutivo, resulta incorrecta. Por el contrario la norma cuya aplicación
pretenden las recurrentes, art. 9 bis inc. c), es la que corresponde aplicar en el sub
iúdice para regular sus honorarios profesionales. Es claro que la solución que esta
Cámara aplicó en el marco de la ley 3641 para las medidas cautelares fueran éstas
con monto (art. 9 inc. a) o sin monto (art. 10), lo eran en un contexto diferente al
que contempla la 9131, que ha previsto expresamente en una norma específica (art.
9 bis) las regulaciones de honorarios para los procesos que tramitan ante el fuero
de familia […] Ahora bien, en el marco normativo actual delimitado por la ley 9131,
el art. 9 bis inc. c) alude al supuesto de atribución del hogar conyugal y a “otras
medidas urgentes, cautelares y no cautelares que no tengan por objeto bienes”.
Sabido es que la gama de Procesos Urgentes, como género, y conforme enseña la
doctrina procesalista, engloba una multiplicidad de especies, comprensivas de las
medidas precautorias, las tutela anticipadas, las medidas autosatisfactivas y otras
que aún escapando a estos modelos clásicos, pudieran encuadrarse en dicha
categoría cuando la premura en su resolución, impusiera imprimir un trámite
expedito y rápido. Resultando también variado el universo de acciones o
pretensiones que pueden canalizarse por esa vía, distinguiéndose así el contenido
sustancial u objeto de la pretensión con la vía procedimental a través de la cual la
misma se transita. El art. 13 del recientemente sancionado CPFyVF (Libro I
Disposiciones Generales, Título III Ámbito de Aplicación y Reglas de Competencia)
en punto a la competencia material de los juzgados de familia y violencia familiar,
en su inciso 3, titulado “Proceso urgente” enuncia las distintas acciones que pueden
tramitar por dicha vía, abarcando multiplicidad de supuestos: derivadas de la
inscripción de nacimiento (sub inciso a); de la identidad de género (sub inciso b);
vinculadas con las directivas médicas anticipadas (sub inciso c); las que se susciten
con posterioridad al deceso de las personas sobre disponibilidad de su cuerpo o
alguno de sus órganos (sub inciso d) y, por último, las medidas urgentes, sean
precautorias o no precautorias, las preparatorias y provisionales en las relaciones
de familia (sub inciso e). Asimismo contempla un título específico para los Procesos
Urgentes (Libro II Procesos de Familia, Título III Proceso Urgente, arts. 64, 65, 66
y 67) para casos de extrema urgencia, cuando fuera necesario para salvaguardar
derechos fundamentales de las personas, debe resolverse la pretensión disponiendo
las medidas que se juzguen necesarias para una tutela real y efectiva, previo
dictamen del Ministerio Pupilar, en caso de corresponder. E incluso contempla que,
excepcionalmente, cuando exista prueba fehaciente y evidencia del derecho
invocado, podrá resolver sin sustanciación (art. 64). Estableciendo a continuación
los presupuestos para la procedencia del proceso urgente (art. 65) y su trámite (art.
66) y el derecho de apelación u oposición de lo que se resuelva (art. 67). En el nuevo
panorama legislativo, demarcado por ambas normativas, ley 9120 (CFPyVF) y ley
de aranceles 9131, estimo que en los procesos de familia, tratándose de procesos
urgentes en general y medidas urgentes, sean cautelares o no, sin bienes, es de
aplicación el art. 9 bis inciso c) ley 9131 y que cuando se trate de medidas cautelares
con bienes –solución no prevista en el artículo 9 bis- cabe acudir al artículo 9 inc.
a). Sin perjuicio de situaciones particulares que impongan soluciones también
específicas adaptadas a la realidad del caso concreto” (voto de la Dra. Politino por
sus fundamentos).

En conclusión, sobre la base de los fundamentos sostenidos en los votos


emitidos en el precedente citado, se coincidió en la aplicación a los procesos urgentes
-cautelares o no- del art. 9 bis inciso c de la ley 9131.

En el mismo sentido se resolvió en el fallo dictado en autos Nº 63/21CAF,


caratulados “G. M. G. c/ G. R. G. Por Medidas Precautorias”, el 25 de junio de 2.021,
entre otros.

Por lo que, en el caso de autos, teniendo en cuenta la acción promovida y el


trámite impreso como proceso urgente (cfr. art. 66 y cc del CPFyVF) resulta de
aplicación el art. 9 bis inciso c de la ley 9131 que fija un mínimo de 3 JUS.
En consecuencia, asiste razón a los apelantes y se impone modificar la
regulación de honorarios aplicando la norma arancelaria que estimamos adecuada al
caso.

3.-También asiste razón a los apelantes en cuanto sostienen que el juez de


grado omitió aplicar el art. 31 de la ley 9131, siendo que en la demanda intervinieron
el Dr. Thormann Civit como mandatario y la Dra. Quiroga como patrocinante.

El artículo 31 de la ley 9131 dispone: “El honorario del procurador se fijará


en el 50% del honorario del abogado en primera instancia y el 30% en las demás”.

Teniendo en cuenta que a la fecha de la sentencia (9/10/2023) el valor del


JUS ascendía a la $ 92.285,87, corresponde regular a la Dra. Quiroga la suma de $
276.857,61 y al Dr. Thormann Civit la suma de $ 138.428,80.

En consecuencia, también corresponde modificar en este aspecto la


regulación efectuada acogiendo el recurso interpuesto por los letrados.

VIII.- Las costas del recurso del actor se imponen a la apelada vencida (arts.
35 y 36 ap. I del CPCCyT y arts. 3 inc. i y 35 del CPFyVF).

En relación al recurso de los profesionales letrados no corresponde imponer


costas conforme las disposiciones del art 40 del CPCCyT.

IX.- Para la regulación de honorarios de esta segunda instancia se tomará


como base el monto discutido en alzada, comprensivo del monto de la condena en
costas que constituyó materia de agravio (honorarios de los letrados que asistieron
al actor) y sobre esa base se regularán los honorarios correspondientes a la
apelación de conformidad con el art. 15 de L.A. Por todo lo cual el Tribunal,

RESUELVE:

I.- No hacer lugar a la nulidad peticionada por el Sr. D H M.

II.- Hacer lugar a los recursos de apelación interpuestos por el Sr. D H M


y por los Dres. Facundo Thormann Civit y Beatriz A. Quiroga y, en consecuencia,
modificar los dispositivos 4 y 5 de la resolución dictada el 9 de octubre de 2023,
los que quedan redactados como sigue: “4.Imponer las costas a la demandada
vencida. 5.- Regular los honorarios profesionales de Dra. Beatriz Quiroga en la
suma de pesos doscientos setenta y seis mil ochocientos cincuenta y siete con
sesenta y un centavos ($ 276.857,61) y del Dr. Facundo Thormann Civit en la
suma de pesos ciento treinta y ocho mil cuatrocientos veintiocho con ochenta
centavos ($ 138.428,80) (arts. 9 bis inciso c y 31 ley 9131) ”.

III.- Imponer las costas de alzada por el recurso del actor, a la apelada.

IV.- No imponer costas por la apelación de honorarios.

V.- Regular los honorarios profesionales del Dr. Facundo Thormann Civit
en la suma de pesos cincuenta y tres mil novecientos ochenta y siete con veintitrés
centavos ($ 53.987,23) (arts. 15 y 31 de la ley 9131 y art. 33 inc. III del CPCCyT.)

NOTIFÍQUESE Y BAJEN.

Dra. Estela Inés Politino Dra. María Delicia Ruggeri Dr. Germán Ferrer
Jueza de Cámara Jueza de Cámara Juez de Cámara

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