6-la-liquidacion-concursal-voluntaria-evaluando-los-riesgos-de-aceptar-la-solicitud-del-deudor-como-prueba-suficiente-para-su-declaracion
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VOLUNTARIA:
EVALUANDO LOS RIESGOS DE ACEPTAR
LA SOLICITUD DEL DEUDOR
COMO PRUEBA SUFICIENTE
PARA SU DECLARACIÓN
Abstract: Law 20,720 gives the debtor who is in a situation of insolvency the
option of requesting a voluntary liquidation procedure with the aim of settling
their debts and resuming their economic life. This study will expose the ap-
proaches of various authors who support the idea of considering the debtor’s
*
Abogado, Universidad del Desarrollo. Magister en Derecho Privado Universidad de Con
cepción. Correo electrónico: [email protected]
137
petition as conclusive proof of insolvency, the position that the courts of justi-
ce have had on the matter, and the dangers and consequences of accepting it.
Introducción
La incorporación de la Ley n.º 20720 era del todo necesaria para abordar y dar
solución a la incapacidad de pago, tanto de personas como de empresas deu-
doras, siendo su uso y aplicación un verdadero éxito si consideramos el escaso
tiempo que la norma ha estado vigencia, circunstancias que la hacen una ley
de aplicación masiva y útil para satisfacer la necesidad de los deudores que se
encuentran en un estado patrimonial crítico que les impide responder las obli-
gaciones con sus acreedores.
El procedimiento de liquidación es una de las opciones que se tiene en
un procedimiento concursal, su objetivo es la venta de los activos de la empresa
o persona insolvente con el fin de pagar a sus acreedores.
Las ínfimas exigencias que debe cumplir el deudor para someterse al pro-
cedimiento concursal de liquidación voluntaria, lo disponen a ser un procedi-
miento de fácil acceso, que, unido a vacíos legales y a una deficiente regulación,
hace que su uso sea, en algunos casos, abusivo.
Resulta útil indicar, que, como un efecto inmediato, el ejercicio de los
procedimientos concursales de liquidación implicó un importante aumento
en el ingreso de causas a los tribunales de justicia llamados a conocer de las mis-
mas, y la continua intervención de la Superintendencia de Insolvencia y Reem-
prendimiento, como de liquidadores, que en la práctica, no dan abasto1.
En este trabajo, se analizará la idea aceptada, pero poco prudente de con-
siderar la solicitud de liquidación del deudor como prueba concluyente para
1
En el periodo enero a diciembre del año 2018 ingresaron a nivel nacional un total de
3 536 procedimientos concursales de liquidación de bienes de persona deudora y 1 341 de
procedimientos concursales de liquidación de bienes de empresa deudora, mientras que en el
periodo que va del 1 de enero al 17 de diciembre de 2020 ingresaron 4 940 procedimientos
concursales de liquidación de bienes de persona deudora y 1 749 procedimientos concursales
de liquidación de bienes de empresas deudoras, ello implica un aumento importante en el
ejercicio de estos procedimientos. Estas cifras no son nada alentadoras, solo en el periodo enero
a marzo de 2021 ya han ingresado 1 073 de liquidación de bienes de persona deudora y 440 de
empresa deudora. Boletín Estadístico. Procedimientos concursales - Ley N° 20.720, 1 de enero al
31 de diciembre de 2019; Boletín Estadístico. Procedimientos Concursales - Ley N° 20.720, 1 de
enero a 17 de diciembre de 2020; Boletín Estadístico. Procedimientos Concursales - Ley N° 20.720,
1 de enero al 31 de marzo de 2021; Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento.
138
La liquidación voluntaria está definida en el artículo 2.° n.° 18 de la Ley n.º 20720
como “Aquella solicitada por el Deudor, conforme al Párrafo 1 del Título 1 del
Capítulo iv de esta ley”, distinguiéndose entre el procedimiento de liquidación
de la empresa deudora contemplada en el artículo 115 y siguientes, y la que
puede iniciar la persona deudora regulada en el artículo 273 y siguientes.
Es fácil apreciar que la Ley n.º 20720 no entregó una definición del pro-
cedimiento de liquidación voluntaria, ni tampoco ideas básicas o elementos
esenciales que permitan hacerse una idea en que consiste o la finalidad que per-
sigue, puesto que se limitó a señalar el sujeto activo y la ubicación de su trami-
tación en el texto legal.
La jurisprudencia ha entregado una definición algo simplista,pero al menos
ayuda comprender su esencia, expresando:
“la liquidación concursal constituye un procedimiento judicial cuya
finalidad es liquidar de un modo rápido y eficiente los bienes de una
persona natural o jurídica para pagar con dicho producto sus acreencias.
La liquidación es forzada cuando es solicitada por un acreedor; por el
contrario, es voluntaria cuando es el propio deudor o empresa deu-
dora quien solicita su declaración”2.
2
Corte Suprema (2019) rol 20.607-2018, considerando 4.º; en el mismo sentido Corte
Suprema (2018) rol 2.718-2018.
139
El pago de los créditos adeudados a los acreedores se efectúa conforme a las reglas conte-
3
nidas el artículo 203 y siguientes, que regulan las distintas formas de realización del activo del
deudor, entre las que se encuentran la realización simplificada o sumaria, la ordinaria, la venta
directa y la venta como unidad económica. Por otro lado, el artículo 241 y siguientes contienen
las normas referidas al orden de prelación para proceder al pago de los acreedores.
140
4
Las definiciones incluidas en el párrafo tienen coherencia con las disposiciones que regu-
lan la tramitación del procedimiento, en especial, los efectos producidos con la resolución de
término contenida en el artículo 255, que indica que una vez que la resolución de término se encuen-
tre firme o ejecutoriada, producirá el efecto de tener extintos por el solo ministerio de la ley
141
y para todos los efectos legales los saldos insolutos de las obligaciones contraídas por el deudor
con anterioridad al inicio del procedimiento concursal de liquidación. Asimismo, el inciso se-
gundo señala que el deudor se entenderá rehabilitado para todos los efectos legales, salvo que la
resolución se establezca algo distinto, haciendo mención a los efectos de dictación de la reso-
lución de liquidación establecida en el artículo 130.
5
El alcance de este concepto obliga a preguntarse, qué obligaciones quedan incluidas por la
norma, las de carácter contractual, o se incluyen también las legales, como la que tiene el padre
de dar alimento a su hijo.
6
Se entiende por rehabilitación, en la recuperación del deudor en la administración de su
patrimonio, recordando que este las pierde al momento de dictarse su liquidación, lo cual, tiene
relación con uno de los efectos que en doctrina se ha denominado “desasimiento”, este se ha definido
como “un efecto inmediato de la declaración de quiebra, en virtud del cual el fallido queda
inhabilitado de administrar y disponer de los bienes afectos al concurso, facultades que pasan de
pleno derecho al síndico, que lo sustituye y representa”. Puelma (1983) p. 85. También, Osvaldo
Contreras Strauch, lo ha definido como: “el desasimiento es la privación de los derechos del fallido
a administrar sus bienes, administración que, pronunciada la declaratoria de quiebra, pasa de
pleno derecho al síndico, quien deberá ejercerla con arreglo a la ley”; por su parte, Gonzalo Baeza
Ovalle lo define en los siguientes términos: “el desasimiento constituye un efecto inmediato de la
resolución judicial que declara la quiebra por la cual la administración de los bienes afectos al con-
curso junto a la representación judicial y extrajudicial del fallido, pasan al síndico, quedando radi-
cada en el deudor, síndico y acreedores, su facultad de disposición en tanto esté vigente la quiebra”.
Baeza (2013) pp. 641-642.
142
Por su parte, para que la persona deudora pueda acceder al procedimiento con-
cursal debe cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 273 de la ley en
estudio, pudiendo apreciarse una gran similitud con los requisitos exigidos para
la empresa deudora, pero más reducidos y con menores exigencias, estos son:
1. lista de sus bienes, lugar en que se encuentren y los gravámenes que
les afecten;
2. lista de los bienes legalmente excluidos de la liquidación de los bienes
de la persona deudora;
3. relación de juicios pendientes con efectos patrimoniales y
4. estado de deudas, con nombre, domicilio y datos de contacto de los
creedores, así como la naturaleza de sus créditos.
143
1. Aspectos generales
7
Sobre este tema véase Sandoval (2015) pp. 55-66 y Puga (2018) pp. 60-70.
8
Sandoval (2015) p. 53.
144
2. Definición de insolvencia
o cesación de pagos
11
Corte Suprema (2019) rol 31.135-2018, considerando 4.º; en el mismo sentido Corte
Suprema (2019) rol 25.122-2018; Corte Suprema (2019) rol 20.282-2018 y Corte Suprema
(2018) rol 31.591-2018.
145
Para José Zalaquet: “es un estado económico del deudor que se caracteriza por
la impotencia del patrimonio para afrontar las obligaciones que lo gravan”15.
Otro autor define la cesación de pagos como:
“La cesación de pagos es un estado patrimonial vicioso y complejo que
se traduce en un desequilibrio entre su activo liquidable y su pasivo exi-
gible, de modo tal que coloca a su titular en la incapacidad objetiva de
cumplir, actual o potencialmente, con los compromisos que lo afectan”16.
12
Puga (2008) p. 250.
13
Op. cit. p. 78.
14
Sandoval (2015) p. 54.
15
Zalaquett (1968) p. 58.
16
Chavez (2019) p. 8.
17
Corte de Apelaciones de Talca (1916) p. 147 y Corte Suprema (1937) p. 248.
146
Así, ni aun con las definiciones y teorías que se han construido a partir
de la cesación de pagos, esta institución no es más que una construcción doc-
trinaria que lamentablemente, no encuentra sustento en el derecho positivo,
debido a que la actual legislación no la ha instituido como la causa que origina
a los concursos, ni menos la ha definido, deficiencia que en todo caso ya existía
en la antigua ley de quiebras y que también ya había sido denunciada por au-
tores, incluso, antes de la actual normativa19.
No obstante, convenimos en el fundamento esencial que la cesación de
pagos consiste en la imposibilidad del deudor de cumplir con sus obligaciones a
consecuencia de un patrimonio crítico e insanable, que hace imposible satisfa-
cer los créditos de sus acreedores actual o potencialmente.
18
Corte Suprema (2014) rol 9.432-2013, considerando 8.º.
19
Puga (1989) p. 40.
20
Sandoval (2015) pp. 29-30.
147
Ligero es sostener que el interés de los acreedores radica solo en los as-
pectos que el referido autor menciona, en vista de que los efectos que produce
la declaración de liquidación voluntaria afecta de manera directa a sus patri
monios.
En este sentido, y considerando los efectos de la resolución de término,
no es difícil percatarse que su aplicación va a suponer la necesaria creación de
una consecuencia cierta e intrínseca al procedimiento mismo, cual es el per-
juicio económico que deberán soportar los acreedores en su patrimonio.
Este inevitable resultado,no puede ser soslayado por la doctrina y jurispru-
dencia, dado que estará presente en la totalidad de los procedimientos concur-
sales de liquidación, variando en un mayor o menor grado, según sean los bienes
del deudor a realizar, el número de acreedores y la preferencia que gozará su
crédito.
La cuestión mencionada reviste de gran trascendencia, al poner en coli-
sión los intereses de mayor relevancia en el concurso, en razón de ser los más
afectados con las consecuencias derivadas del mismo. Por un lado, se encuentra
el interés del deudor, quien, mediante el procedimiento de liquidación concur-
sal, buscará dar solución a la situación patrimonial crítica que sobrelleva, mien-
tras que, por otro, el interés de los acreedores, cuyo patrimonio se verá afec-
tado por los efectos de las resoluciones dictadas en el proceso de liquidación.
Entonces, al detenerse a reflexionar en las consecuencias derivadas de la de-
claración de liquidación del deudor, se hace notorio que además de encontrar-
21
Sandoval (2015) p. 29.
22
Ibid.
148
sin perjuicio de ello, las acciones revocatorias además de ser concedidas a los
terceros, también se otorgan a los acreedores
Por último, se coincide con el autor citado en lo que respecta a los inte-
reses de la comunidad que pueden verse afectados. Este sostiene:
“la aplicación de los procedimientos importa el término de la actividad
económica que desarrolla la empresa o persona deudora. La paraliza-
ción en las actividades económicas significa cesantía, desocupación,
repercusión sobre la oferta y la demanda en el mercado, etc.”26.
23
Para el análisis de las acciones revocatorias concursales, véase Goldenberg (2016) pp. 87-
128.
24
Sobre este tema véase Contador y Palacios (2015) pp. 289-303.
25
Sandoval (2015) p. 29.
26
Op. cit. p. 30.
149
27
Garrido (2014) p. 199.
150
28
Puga (2018) p. 87.
29
Op. cit. p. 91.
151
30
Pérez y Martínez (2015) p. 95.
152
153
Por su parte, Juan Esteban Puga Vial es de una posición más extrema, al señalar:
“en caso de iniciarse con la sola petición del deudor, el tribunal del concurso
está obligado a dictar sentencia sin más trámite”33.
Adherimos a la primera postura, en cuanto resulta razonable suponer
que la solicitud de liquidación constituye un hecho revelador del estado patri-
monial crítico del deudor, que, no obstante, sostenemos que deberá ser acre-
ditado por este.
Se debe desestimar, entonces, lo sostenido por Juan Puga, por conside-
rarla algo aventurada y envuelta de imprudencia, en especial si la llevamos a los
procedimientos concursales de liquidación de personas que no se encuentran
en la obligación legal de llevar estados financieros (último balance) como sí
ocurre para las empresas deudoras, donde tal antecedente aporta un historial
que muestra una trayectoria financiera contable, el registro de los activos y pa-
sivos de la empresa y de las operaciones realizadas, permitiendo acreditar de
manera suficiente y objetiva el estado de insolvencia en que se funda la solicitud
de liquidación, circunstancia que no ocurre en las personas deudoras donde
su estado de insolvencia se basa en la decisión de someterse al procedimiento,
desprovista de antecedentes contables o financieros que demuestren encon-
trarse en dicho estado.
Incluso, en fallos del Tribunal Supremo, se ha aceptado suficiente la de-
claración del deudor para dar inicio a la liquidación concursal, considerando la
solicitud una confesión de su mal estado patrimonial, en este sentido ha expre-
sado:
31
Sandoval (2015) p. 110.
32
Cabe hacer mención que el autor citado advierte que en el caso que por el hecho de que
la empresa deudora pida su liquidación voluntaria, no significa que la confesión de la cesación
de pagos se ajuste a las normas probatorias para constituir plena prueba del fundamento de su
petición. Sandoval (2015) p. 110.
33
Puga (2018) p. 295.
154
34
Se ha sostenido por la jurisprudencia que la liquidación voluntaria equivale a la solicitud
de la declaración de la propia quiebra del deudor en el antiguo juicio de quiebras, bastando que la
pidiera para que se entienda que padece de un estado de cesación de pagos, resultando aplicable
a la solicitud de liquidación voluntaria, en cuanto debe ser considerada como una manifestación
o reconocimiento del estado de insolvencia que lleva a iniciar un procedimiento de ejecución
universal, precisamente por estimarse que dicha situación no es superable. Corte Suprema
(2019) rol 20.607-2018, considerando 7°.
35
Artículo 1698 del Código Civil: Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que
alega aquellas o esta.
155
36
Casarino (2009) p. 57; también se ha dicho que “es una facultad que tiene toda persona
para ocurrir a los tribunales de justicia para obtener de ellos el reconocimiento o la declara-
ción de un derecho que se cree tener y que le ha sido desconocido”. Benavente (1962) p. 37.
37
Existen variadas opiniones doctrinarias en cuanto a la naturaleza jurídica de la solicitud
del deudor. Carlos Concha Gutiérrez expresa: “la petición del deudor es una verdadera acción y
no una excepción, aunque, además, pueda considerársele una confesión”; Renzo Provinciali, dice:
“solicitando la quiebra el deudor se sirve de aquel, su derecho a pagar y conseguir la liberación,
para el ejercicio del cual no tiene otro camino, después de producido el estado de insolvencia”;
otros, como Román Rodríguez, señala: “el deudor solo está cumpliendo con un deber, bajo sesiones
penales graves en Puga (2018) p. 261.
156
ca que dice existir, mas en ningún caso podrá constituir prueba por sí misma,
de lo contrario, llegaríamos al absurdo de que por el solo hecho de ejercer tal
facultad, el órgano jurisdiccional se verá obligado a acoger las pretensiones
deducidas, llevando el aforismo jurídico “a confesión de parte relevo de prue-
ba” al punto más extremo de aplicación, y a la absurda conversión de una ac-
ción (solicitud) en un elemento probatorio único, autosuficiente y perfecto
para acreditar el fundamento de la pretensión deducida, bastando entonces el
hecho de presentar una petición judicial para constituirse en insolvente, aun
cuando no existiera en los hechos, cuestión que encarna una grave e inaceptable
aberración jurídica.
Por lo expresado, el estado de insolvencia es un hecho que deberá ser
acreditado por el deudor por ser el fundamento esencial de la acción deducida y
del procedimiento concursal a que se somete, el que no puede darse por supues-
to por el mero ejercicio de la acción. Por otro lado, de no ser posible lo plantea-
do, la solicitud deberá considerarse como una confesión del deudor, que, no obs-
tante, deberá ajustarse a las normas generales en materia de prueba para efectos
de constituir plena prueba, y confrontarse con otros medios probatorios.
Es necesario consignar que la Ley n.º 20720 es clara en indicar que la
competencia para conocer de los procedimientos concursales corresponde al
juzgado de letras del domicilio del deudor38.
Cabe destacar que también se ha arraigado en la doctrina curiosas pos-
turas que pretenden limitar la función jurisdiccional del tribunal, establecien-
do límites al examen que el órgano judicial debe realizar, en particular, en lo
que toca a la insolvencia del deudor.
La doctrina nacional en esta materia ha sido conteste al sostener que los
tribunales llamados a conocer estos asuntos se encuentran impedidos de dis-
cutir el fondo de las solicitudes, es decir, la efectividad del estado patrimonial
crítico del deudor, debiendo estos limitarse a verificar los aspectos formales
de la solicitud, y en el evento de cumplirse, dictar la resolución de liquidación
respectiva.
En este sentido, Ricardo Sandoval sostiene una posición que es algo ex-
trema, al señalar: “si la solicitud de liquidación voluntaria se ajusta a las exi-
gencias legales, el tribunal debe dictar la resolución de liquidación”39.
De similar manera, haciendo alusión al procedimiento concursal de li-
quidación voluntaria de empresa deudora, Nelson Contador y Cristián Palacios
apuntan:
38
El artículo 3 de la Ley n.º 20720 prescribe: “Los Procedimientos Concursales contempla
dos en esta ley serán de competencia del juzgado de letras que corresponda al domicilio del
Deudor, pudiendo interponer el acreedor el incidente de incompetencia del tribunal, de acuerdo
a las reglas generales”.
39
Sandoval (2015) p. 112.
157
“en caso que el peticionario haya cumplido con las exigencia forma-
les, el juzgador no puede negar lugar a la solicitud sobre la base de
presumir o incluir que la Empresa deudora es solvente, o que puede
someterse al Procedimiento de Reorganización o que sus dificultades
son transitorias o temporales, [...] la única actitud que el sentenciador
debe asumir es la constatación de elementos formales que la misma
ley contempla, en el entendido que la decisión de someterse al Pro-
cedimiento Concursal de Liquidación responde a la esfera personal
de autodeterminación de la Empresa deudora”40.
La jurisdicción se ha definido como: “la facultad y poder que tiene el Poder Judicial de
41
administrar justicia, aun a falta de ley que resuelva la contienda o lo sometido a su decisión”.
Jiménez y Jiménez (2014) p. 694. Otros autores como Manuel Urrutia, la ha definido en los
siguientes términos; “jurisdicción es la actividad del estado tendiente a resolver, entre partes,
los conflictos de intereses jurídicos contrapuestos, que se promueven en el orden temporal
dentro del territorio de la República en forma definitiva y para siempre”. Urrutia (1949) p. 148.
158
Conforme a lo dicho, solo resta señalar que admitir las posturas plantea-
das por la doctrina, es aceptar la infracción a las disposiciones constitucionales
que reglan la facultad jurisdiccional de los tribunales de justicia, además de
dañar la labor jurisdiccional, cuanto son estos los órganos encargados de resol-
ver los asuntos sometidos a su conocimiento aplicando la ley, sobre la base del
estudio exhaustivo de los hechos y circunstancias que fundamentan la causa.
Siguiendo el pensamiento de Werner Goldschmidt: “el juez aplica la ley no
sólo par a obedecerla, sino con carácter profesional, porque la aplicación del
derecho es su oficio”43.
Conclusiones
42
Sandoval (2015) pp. 43-44.
43
Werner Goldschmidt, citado por Hoyos (1987) p. 158.
159
44
El principio de legalidad, consagrado en el artículo 6 inciso 1° de la Constitución Polí-
tica del Estado, dispone: “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución
y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la República”.
45
Jorge Bermúdez sostiene que es más propio hablar de principio de juridicidad que de lega-
lidad, toda vez que el principio no se agota con la sujeción solo a la ley, el principio de juridicidad
supone respetar toda la pirámide normativa en cuanto al grado y en cuanto a la materia”. Ber-
mudez (2011) p. 71.
160
lo que se estima un gran avance en la materia, dado que estaría perdiendo sus-
tento este enfoque en el que la solicitud constituiría una confesión suficiente
para declarar la liquidación, y su justificación mediante antecedentes se torna
necesario para demostrar el estado de insolvencia.
Desde luego, estamos a favor de la continuidad de la empresa antes que li-
quidarse, y ser este un mecanismo legal de ultimo ratio, optando por alternativas
como una reestructuración de la empresa o, bien, con el procedimiento reorga-
nización.
En este sentido, antes de solicitar un procedimiento de liquidación con-
cursal, se estima conveniente que el deudor explore todas las opciones disponi-
bles para resolver su situación de insolvencia, incluyendo la reorganización con-
cursal, cuando aún se cuenta con posibilidades reales de recuperación, en pos de
la continuidad de la empresa, y ser una opción menos perjudicial para quienes
se ven afectados con los efectos del concurso, en especial trabajadores, pro-
veedores, accionistas y clientes.
46
Corte Suprema (2020) rol 50.467-2020, también Corte Suprema (2021) rol 4.064-2021.
161
Bibliografía
162
Normas
Ley n.° 20720 (2014), sustituye el régimen concursal vigente por una ley de reorga-
nización y liquidación de empresas y personas, y perfecciona el rol de la super-
intendencia del ramo.
Ley n.° 1552 (1902) Código Procedimiento Civil.
Decreto n.° 100 (2005), fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Cons-
titución Política de la República de Chile.
Jurisprudencia
Otros documentos
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164