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LA LIQUIDACIÓN CONCURSAL

VOLUNTARIA:
EVALUANDO LOS RIESGOS DE ACEPTAR
LA SOLICITUD DEL DEUDOR
COMO PRUEBA SUFICIENTE
PARA SU DECLARACIÓN

VOLUNTARY BANKRUPTCY LIQUIDATION:


ASSESSING THE RISKS OF ACCEPTING
THE DEBTOR’S REQUEST
AS SUFFICIENT EVIDENCE
FOR HIS STATEMENT

Sebastián Concha Contreras*

Resumen: La Ley n.º 20720 da al deudor que se encuentra en situación de in-


solvencia la opción de solicitar un procedimiento de liquidación voluntaria con
el objetivo de saldar sus deudas y retomar su vida económica. En este estudio
se expondrán los planteamientos de diversos autores que apoyan la idea de
considerar la petición del deudor como prueba concluyente de insolvencia, la
posición que han tenido los tribunales de justicia en la materia, y los peligros
y consecuencias de aceptarlo.

Palabras clave: procedimientos concursales, liquidación voluntaria, deudor,


insolvencia, cesación de pagos, riesgos, confesión, deudor.

Abstract: Law 20,720 gives the debtor who is in a situation of insolvency the
option of requesting a voluntary liquidation procedure with the aim of settling
their debts and resuming their economic life. This study will expose the ap-
proaches of various authors who support the idea of considering the debtor’s

*
Abogado, Universidad del Desarrollo. Magister en Derecho Privado Universidad de Con­
cepción. Correo electrónico: [email protected]

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Actualidad Jurídica n.° 49 - Enero 2024 Universidad del Desarrollo

petition as conclusive proof of insolvency, the position that the courts of justi-
ce have had on the matter, and the dangers and consequences of accepting it.

Keywords: bankruptcy proceedings, voluntary liquidation, debtor, insolvency,


cessation of payments, risks, debtor confession.

Introducción

La incorporación de la Ley n.º 20720 era del todo necesaria para abordar y dar
solución a la incapacidad de pago, tanto de personas como de empresas deu-
doras, siendo su uso y aplicación un verdadero éxito si consideramos el escaso
tiempo que la norma ha estado vigencia, circunstancias que la hacen una ley
de aplicación masiva y útil para satisfacer la necesidad de los deudores que se
encuentran en un estado patrimonial crítico que les impide responder las obli­-
gaciones con sus acreedores.
El procedimiento de liquidación es una de las opciones que se tiene en
un procedimiento concursal, su objetivo es la venta de los activos de la empresa
o persona insolvente con el fin de pagar a sus acreedores.
Las ínfimas exigencias que debe cumplir el deudor para someterse al pro-
cedimiento concursal de liquidación voluntaria, lo disponen a ser un procedi-
miento de fácil acceso, que, unido a vacíos legales y a una deficiente regulación,
hace que su uso sea, en algunos casos, abusivo.
Resulta útil indicar, que, como un efecto inmediato, el ejercicio de los
procedimientos concursales de liquidación implicó un importante aumento
en el ingreso de causas a los tribunales de justicia llamados a conocer de las mis-
mas, y la continua intervención de la Superintendencia de Insolvencia y Reem­-
prendimiento, como de liquidadores, que en la práctica, no dan abasto1.
En este trabajo, se analizará la idea aceptada, pero poco prudente de con-
siderar la solicitud de liquidación del deudor como prueba concluyente para

1
En el periodo enero a diciembre del año 2018 ingresaron a nivel nacional un total de
3 536 procedimientos concursales de liquidación de bienes de persona deudora y 1 341 de
procedimientos concursales de liquidación de bienes de empresa deudora, mientras que en el
periodo que va del 1 de enero al 17 de diciembre de 2020 ingresaron 4 940 procedimientos
concursales de liquidación de bienes de persona deudora y 1 749 procedimientos concursales
de liquidación de bienes de empresas deudoras, ello implica un aumento importante en el
ejercicio de estos procedimientos. Estas cifras no son nada alentadoras, solo en el periodo enero
a marzo de 2021 ya han ingresado 1 073 de liquidación de bienes de persona deudora y 440 de
empresa deudora. Boletín Estadístico. Procedimientos concursales - Ley N° 20.720, 1 de enero al
31 de diciembre de 2019; Boletín Estadístico. Procedimientos Concursales - Ley N° 20.720, 1 de
enero a 17 de diciembre de 2020; Boletín Estadístico. Procedimientos Concursales - Ley N° 20.720,
1 de enero al 31 de marzo de 2021; Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento.

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declarar su insolvencia. Esta idea se basa en la creencia de que la petición del


deudor sería una especie de confesión de su situación patrimonial crítica o in­-
solvencia.
Así, para su adecuada comprensión, se expondrán los planteamientos
propuestos por la doctrina, la posición que ha tenido la jurisprudencia en esta
materia, y advertirán los peligros de aceptar la postura y como contraviene
los fundamentos esenciales del derecho.
No obstante lo dicho, es posible desconocer que el procedimiento en
estudio alivia la pesada carga emocional a la que se encuentran sometidos
los deudores abrumados en deudas que no pueden afrontar, encontrando en
este procedimiento una salida para dar solución a sus problemas financieros
cuando su patrimonio ya no es capaz de soportarlo y, en definitiva, permitién-
doles tener una suerte de reincorporación en la vida civil-patrimonial; para lo
cual resulta necesario un procedimiento mesurado que armonice la solución
patrimonial del deudor y los intereses de los acreedores, al verse estos últimos,
inevitablemente perjudicados con los efectos del procedimiento concursal.

I. Aspectos generales del procedimiento concursal


de liquidación voluntaria

La liquidación voluntaria está definida en el artículo 2.° n.° 18 de la Ley n.º 20720
como “Aquella solicitada por el Deudor, conforme al Párrafo 1 del Título 1 del
Capítulo iv de esta ley”, distinguiéndose entre el procedimiento de liquidación
de la empresa deudora contemplada en el artículo 115 y siguientes, y la que
puede iniciar la persona deudora regulada en el artículo 273 y siguientes.
Es fácil apreciar que la Ley n.º 20720 no entregó una definición del pro-
cedimiento de liquidación voluntaria, ni tampoco ideas básicas o elementos
esenciales que permitan hacerse una idea en que consiste o la finalidad que per­-
sigue, puesto que se limitó a señalar el sujeto activo y la ubicación de su trami­-
tación en el texto legal.
La jurisprudencia ha entregado una definición algo simplista,pero al menos
ayuda comprender su esencia, expresando:
“la liquidación concursal constituye un procedimiento judicial cuya
finalidad es liquidar de un modo rápido y eficiente los bienes de una
persona natural o jurídica para pagar con dicho producto sus acreencias.
La liquidación es forzada cuando es solicitada por un acreedor; por el
contrario, es voluntaria cuando es el propio deudor o empresa deu-
dora quien solicita su declaración”2.

2
Corte Suprema (2019) rol 20.607-2018, considerando 4.º; en el mismo sentido Corte
Suprema (2018) rol 2.718-2018.

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Resulta claro apreciar que la definición antes referida presenta un pano-


rama amplio y general de la liquidación concursal, como también de la liqui-
dación voluntaria, lo que es insuficiente al dejar fuera aspectos relevantes que
se desarrollan en el procedimiento como son: la declaración judicial de la insol-
vencia del deudor, la ejecución colectiva que se origina a consecuencia de esta
y la verdadera pugna que se inicia entre los acreedores para obtener el pago de
sus créditos, entre otros.
Debido a la ausencia de definiciones legales, y la deficiencia de la defini-
ción jurisprudencial expuesta, se examinarán las disposiciones que estructuran
su tramitación, para, luego, aventurar a formular una definición del procedi-
miento concursal de liquidación voluntaria.
Desde un plano general, podemos señalar que el procedimiento concur-
sal de liquidación voluntaria, conforme la tramitación que presenta en la actual
Ley n.º 20720, se compone por la siguiente estructura:
1) solicitud del deudor, requisitos (artículos 115 y 274, empresa y per­-
sona deudora respectivamente);
2) dictación resolución de liquidación y sus efectos (artículo 130 y si­-
guientes);
3) incautación e inventario de bienes (artículo 163 y siguientes);
4) determinación del pasivo, verificación ordinaria y extraordinaria,
objeción e impugnación de créditos (artículo 170 y siguientes);
5) juntas de acreedores, constitutiva, ordinarias y juntas extraordinarias
(artículo 180 y siguientes);
6) realización de los bienes del deudor, simplificada o sumaria, ordinaria,
venta directa y venta como unidad económica3 y desarrollo de acti-
vidades económicas con activos del deudor (artículo 207 y si­guien­-
tes);
7) pago del pasivo, orden de prelación y pagos administrativos (artículo
241 y siguientes);
8) propuesta de reparto de los fondos (artículo 247 y siguientes) y
9) resolución de término, efectos (artículo 254 y siguientes).
De acuerdo con esta estructura, el proceso se inicia mediante una soli-
citud judicial que presenta el deudor para que el tribunal competente declare
su liquidación voluntaria mediante una resolución y, posteriormente, proce-
der a la realización de sus bienes a fin de que con su producto sean pagados los

El pago de los créditos adeudados a los acreedores se efectúa conforme a las reglas conte-
3

nidas el artículo 203 y siguientes, que regulan las distintas formas de realización del activo del
deudor, entre las que se encuentran la realización simplificada o sumaria, la ordinaria, la venta
directa y la venta como unidad económica. Por otro lado, el artículo 241 y siguientes contienen
las normas referidas al orden de prelación para proceder al pago de los acreedores.

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créditos verificados y no objetados de los acreedores del concurso, conforme


a las reglas de prelación contenidas en el derecho común. Una vez cumplido
este proceso, se dicta una resolución de término que extingue todas las deudas
contraídas antes del procedimiento (discharge) y rehabilitará al deudor para
todos los efectos legales (fresh start).
Este análisis permite concebir que en el procedimiento en estudio se
presenten dos etapas fuertemente definidas por las resoluciones judiciales que
en cada una se dictan, teniendo en consideración el asunto que resuelven y
los particulares efectos de relevancia jurídica que ellas producen.
De este modo, el procedimiento en estudio persigue dos finalidades. En
primer lugar, declarar la liquidación voluntaria, en la cual solo interviene el
deudor solicitando que así se declare por encontrarse en un estado de cesación
de pagos, debiendo cumplir con las exigencias de los artículos 115 o 273 de la
Ley n.º 20720, según sea empresa o persona deudora, y las del artículo 254
del Código de Procedimiento Civil, manifestándose con la dictación de la re-
solución de liquidación (artículo 130 de la Ley n.º 20720), la que notificada,
da inicio a la segunda etapa, consistente en una verdadera ejecución colecti-
va del deudor en la que se procede a realizar todos los bienes de este para el
posterior pago a los acreedores.
El inicio de esta segunda etapa, es posible observarla de los efectos que
genera la resolución mencionada, en cuanto con su dictación se fijan irrevoca-
blemente los derechos de todos los acreedores en el estado que tenían al día
de su pronunciamiento (artículo 134); se suspende el derecho de los acree-
dores para ejecutar de manera individual al deudor, salvo excepciones legales
(artículo 135) y se acumulan al procedimiento concursal de liquidación los
juicios civiles y ejecutivos de dar y hacer pendientes ejercidos contra el deu-
dor (artículos 142, 144 y 145).
Esta segunda etapa concluirá con la dictación de la resolución de térmi-
no, que una vez firme, producirá el efecto de extinguir las deudas contraídas
por el deudor con anterioridad al inicio del procedimiento y su rehabilitación
para todos los efectos legales.
No está demás señalar que el Diccionario de la lengua española de la Real
Academia Española define al concepto ‘liquidación’ como “acción y efecto de
liquidar”, por su parte, ‘liquidar’ encuentra variadas acepciones, definiéndose
como “saldar, pagar enteramente una cuenta” y “poner término a algo o a un
estado de cosas”4.

4
Las definiciones incluidas en el párrafo tienen coherencia con las disposiciones que regu-
lan la tramitación del procedimiento, en especial, los efectos producidos con la resolución de
término contenida en el artículo 255, que indica que una vez que la resolución de término se encuen­-
tre firme o ejecutoriada, producirá el efecto de tener extintos por el solo ministerio de la ley

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De este modo, a partir de actuaciones procesales recogidas de las dispo-


siciones que regulan la tramitación del procedimiento, es posible elaborar una
modesta y sobria definición del procedimiento en estudio que muestra un es­-
quema general para su básica comprensión, así, se entiende como:
“aquel procedimiento judicial en el que una persona o empresa deudo-
ra solicita se declare su liquidación de bienes, a objeto de que estos se
realicen y con su producto se proceda al pago de los créditos que ha-
yan sido verificados en el concurso, para que a su término, se extingan
todas las obligaciones del deudor y se reincorpore a la vida patrimo-
nial libre de toda deuda”.

La definición propuesta a partir de las disposiciones que regulan la trami-


tación del procedimiento permite visualizar de un modo más claro la estructu­-
ra básica del proceso y enfatizar los principales efectos producidos por las re­-
soluciones más importantes que se dictan en el mismo.
Se debe admitir desde ya, que esta definición se aparta de la integridad y
suficiencia que una definición debiera contener para su adecuada y total com-
prensión, y ello se debe, en parte, a la deficiencia que la ley tuvo al momento
de precisar conceptos y efectuar definiciones legales.
Esta falencia se manifiesta al apreciar en la definición dada, conceptos
tales como “obligaciones contraídas”5, y “rehabilitación del deudor”6, términos

y para todos los efectos legales los saldos insolutos de las obligaciones contraídas por el deudor
con anterioridad al inicio del procedimiento concursal de liquidación. Asimismo, el inciso se-
gundo señala que el deudor se entenderá rehabilitado para todos los efectos legales, salvo que la
resolución se establezca algo distinto, haciendo mención a los efectos de dictación de la reso-
lución de liquidación establecida en el artículo 130.
5
El alcance de este concepto obliga a preguntarse, qué obligaciones quedan incluidas por la
norma, las de carácter contractual, o se incluyen también las legales, como la que tiene el padre
de dar alimento a su hijo.
6
Se entiende por rehabilitación, en la recuperación del deudor en la administración de su
patrimonio, recordando que este las pierde al momento de dictarse su liquidación, lo cual, tiene
relación con uno de los efectos que en doctrina se ha denominado “desasimiento”, este se ha definido
como “un efecto inmediato de la declaración de quiebra, en virtud del cual el fallido queda
inhabilitado de administrar y disponer de los bienes afectos al concurso, facultades que pasan de
pleno derecho al síndico, que lo sustituye y representa”. Puelma (1983) p. 85. También, Osvaldo
Contreras Strauch, lo ha definido como: “el desasimiento es la privación de los derechos del fallido
a administrar sus bienes, administración que, pronunciada la declaratoria de quiebra, pasa de
pleno derecho al síndico, quien deberá ejercerla con arreglo a la ley”; por su parte, Gonzalo Baeza
Ovalle lo define en los siguientes términos: “el desasimiento constituye un efecto inmediato de la
resolución judicial que declara la quiebra por la cual la administración de los bienes afectos al con-
curso junto a la representación judicial y extrajudicial del fallido, pasan al síndico, quedando radi-
cada en el deudor, síndico y acreedores, su facultad de disposición en tanto esté vigente la quiebra”.
Baeza (2013) pp. 641-642.

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que no fueron definidos por el legislador, ni menos aún, establecieron su sentido


y las obligaciones que alcanzan dicho efecto, las que solo pueden ser compren-
didas a través de construcciones doctrinarias y jurisprudenciales, cuyo aná­-
lisis no será objeto del presente trabajo.

II. Breve enunciación de los requisitos para acceder


al procedimiento de liquidación voluntaria

1. Requisitos empresa deudora

Para que una empresa deudora pueda ingresar al procedimiento de liquidación


voluntaria, la Ley n.º 20720 prescribe que su solicitud cumpla con los requisi-
tos establecidos en el artículo 115, y acompañar una serie de antecedentes que
en sí no presentan mayores dificultades, estos son:
1. lista de sus bienes, lugar en que se encuentran y los gravámenes que
les afectan;
2. lista de los bienes legalmente excluidos de la liquidación;
3. relación de sus juicios pendientes;
4. estado de deudas, con nombre, domicilio y datos de contacto de
los acreedores, así como la naturaleza de sus créditos;
5. nómina de los trabajadores, cualquiera sea su situación contractual,
con indicación de las prestaciones laborales y previsionales adeu-
dadas y fueros en su caso;
6. último balance, si el deudor llevare contabilidad completa.
En caso de tratarse de una persona jurídica, los documentos antes referidos
serán firmados por sus representantes legales.

2. Requisitos persona deudora

Por su parte, para que la persona deudora pueda acceder al procedimiento con-
cursal debe cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 273 de la ley en
estudio, pudiendo apreciarse una gran similitud con los requisitos exigidos para
la empresa deudora, pero más reducidos y con menores exigencias, estos son:
1. lista de sus bienes, lugar en que se encuentren y los gravámenes que
les afecten;
2. lista de los bienes legalmente excluidos de la liquidación de los bienes
de la persona deudora;
3. relación de juicios pendientes con efectos patrimoniales y
4. estado de deudas, con nombre, domicilio y datos de contacto de los
creedores, así como la naturaleza de sus créditos.

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III. La causa del procedimiento concursal,


insolvencia o cesación de pagos

1. Aspectos generales

Como se verá, el fundamento del derecho concursal no es otro que la insolven-


cia o el estado de cesación de pagos, conceptos que han originado profundas
discrepancias entre los autores y las legislaciones del mundo, creándose distin-
tas corrientes interpretativitas que la ubican entre una de las instituciones de
derecho mercantil con mayor discusión y que cuya complejidad ha permitido
un estudio desde diversos enfoques.
En efecto, según el criterio que se utilice, existen tres teorías que intentan
definir el estado de cesación de pagos, cuyo concepto determina la legislación
aplicable ante situaciones de incapacidad de cumplimiento de obligaciones
por parte del deudor. La primera, denominada teoría materialista, identifica
a la cesación de pagos como sinónimo de incumplimiento, cualquiera sea su
entidad, sin consideración alguna a las causas del incumplimiento o al estado
patrimonial del deudor. La segunda, signada como intermedia, la reconoce
como un estado patrimonial. Se afirma que no existe cesación de pagos sin in-
cumplimiento, pero no siempre los incumplimientos implican una cesación
de pagos, puesto que este estado deberá ser apreciado por el juez en atención al
origen del incumplimiento, que persigue determinar si existe un patrimonio
impotente en el cumplimiento de sus obligaciones, que revele una situación de
malestar económico que devenga del estado de insolvencia general y perma-
nente. Por último, la teoría amplia o moderna, la considera como un estado pa-
trimonial que se revela por numerosos hechos no señalados taxativamente por
la ley. El incumplimiento es un hecho revelador, entre otros, que pueden de­
mostrar que el deudor se encuentra en imposibilidad de pagar7.
En este sentido, se evidencia que no existe discrepancia que la causa que
justifica el inicio de un procedimiento concursal colectivo es el estado de in-
solvencia o cesación de pagos, constituyendo, además, el elemento esencial de
los concursos.
Como bien lo dice Ricardo Sandoval:
“para que tengan aplicación los procedimientos colectivos concursales
se requiere que exista una causa, esto es, la situación patrimonial de
imposibilidad de pagar que afecta a una empresa o persona deudora
[...]”8.

7
Sobre este tema véase Sandoval (2015) pp. 55-66 y Puga (2018) pp. 60-70.
8
Sandoval (2015) p. 53.

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La liquidación concursal voluntaria: evaluando los riesgos de aceptar la solicitud del deudor... Sebastián Concha

En el mismo sentido, Juan Puga ha señalado que la cesación de pagos es:


“el hecho económico social que demanda el nacimiento del derecho
concursal como una reglamentación relativamente autónoma dentro
del ordenamiento jurídico general”9.

Este razonamiento también ha sido expresado por la jurisprudencia,quien,


en términos similares, ha sostenido:
“el sustrato fáctico de esta acción concursal lo instituye la cesación de
pagos, esto es, aquel estado patrimonial que impide al deudor cubrir
oportuna e íntegramente sus compromisos”10.

También se ha dicho, que:


“su presupuesto esencial es la cesación de pagos, esto es, un estado
patrimonial que impide al deudor cubrir en integridad y oportunidad
sus compromisos, lo viene a ser la causa de pedir de la acción res­pec­-
tiva”11.

2. Definición de insolvencia
o cesación de pagos

La Ley n.º 20720 no ha entregado una definición de insolvencia o cesación de


pagos, no obstante ser conceptos esenciales en los procedimientos concursales
de reorganización o liquidación, ni menos se han establecido como causa de
los mismos.
En términos simples, la insolvencia es una situación económica en la
que una empresa o persona no tiene la capacidad de hacer frente a sus deudas a
corto plazo. Es decir, no tiene los recursos económicos suficientes para cumplir
con sus obligaciones financieras.
La insolvencia puede ser causada por una variedad de factores como: una
disminución en las ventas, un aumento en los costos, una mala gestión finan­-
ciera, entre otros.
La doctrina ha entregado diversas definiciones de la cesación de pagos,
que aun cuando estas difieren unas de otras, convergen en definitiva en el mismo
hecho, una grave e irreversible situación patrimonial del deudor que le impide
continuar con el pago de sus obligaciones.

Puga (2018) p. 51.


9

Corte Suprema (2019) rol 20.607-2018, considerando 4.º.


10

11
Corte Suprema (2019) rol 31.135-2018, considerando 4.º; en el mismo sentido Corte
Suprema (2019) rol 25.122-2018; Corte Suprema (2019) rol 20.282-2018 y Corte Suprema
(2018) rol 31.591-2018.

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Es preciso destacar que la insolvencia no se limita a un patrimonio cuyo


pasivo es mayor que el activo, al modo de una simple operación contable, lo
relevante es contemplar las deudas a su vencimiento, esto es, cuando sean ac-
tualmente exigibles, debiéndose de considerar, además, que muchas empresas
emer­gentes a la vida comercial, requieren de una fuerte inversión inicial que
por lo general, se suele obtener mediante préstamos o financiamiento externo.
Para Juan Puga, cesación de pagos es:
“un estado patrimonial que impide al deudor cubrir en integridad y
oportunidad sus compromisos, [...] constituye la causa de la ejecución
colectiva y, procesalmente, viene a ser la causa de pedir de la acción
respectiva”12.

Otros autores la han definido como:


“un estado patrimonial vicioso y complejo que se traduce en un des-
equilibro entre su activo liquidable y su pasivo exigible, de modo tal
que coloca a su titular en la incapacidad objetiva de cumplir, actual o
potencialmente, los compromisos que lo afectan”13.

Asimismo, la cesación de pagos se ha entendido como:


“la situación de impotencia de pagar que en forma generalizada y per­-
manente afecta al patrimonio de la empresa o persona deudora, lo
que va más allá del incumplimiento de las obligaciones”14.

Para José Zalaquet: “es un estado económico del deudor que se caracteriza por
la impotencia del patrimonio para afrontar las obligaciones que lo gravan”15.
Otro autor define la cesación de pagos como:
“La cesación de pagos es un estado patrimonial vicioso y complejo que
se traduce en un desequilibrio entre su activo liquidable y su pasivo exi-
gible, de modo tal que coloca a su titular en la incapacidad objetiva de
cumplir, actual o potencialmente, con los compromisos que lo afectan”16.

Luego, para la jurisprudencia:


“la insolvencia se produce cuando un individuo se halla incapacitado
para pagar una deuda, o cesa el pago de sus obligaciones por com-
prometer su patrimonio más allá de sus posibilidades”17,

12
Puga (2008) p. 250.
13
Op. cit. p. 78.
14
Sandoval (2015) p. 54.
15
Zalaquett (1968) p. 58.
16
Chavez (2019) p. 8.
17
Corte de Apelaciones de Talca (1916) p. 147 y Corte Suprema (1937) p. 248.

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mientras que fallos más recientes ha señalado:


“la situación en la que se encuentra un deudor en relación con su pa-
trimonio, como consecuencia de la cual, de una parte, le es imposible
cumplir con la prestación debida y, de otra, adolece de una insuficien-
cia patrimonial para proporcionar el equivalente para la satisfacción
de su obligación”18.

Así, ni aun con las definiciones y teorías que se han construido a partir
de la cesación de pagos, esta institución no es más que una construcción doc-
trinaria que lamentablemente, no encuentra sustento en el derecho positivo,
debido a que la actual legislación no la ha instituido como la causa que origina
a los concursos, ni menos la ha definido, deficiencia que en todo caso ya existía
en la antigua ley de quiebras y que también ya había sido denunciada por au­-
tores, incluso, antes de la actual normativa19.
No obstante, convenimos en el fundamento esencial que la cesación de
pagos consiste en la imposibilidad del deudor de cumplir con sus obligaciones a
consecuencia de un patrimonio crítico e insanable, que hace imposible satisfa­-
cer los créditos de sus acreedores actual o potencialmente.

IV. Intereses comprometidos


en los procedimientos concursales

Suponer que los efectos de la liquidación voluntaria solo afectará al deudor


que la solicita resulta muy lejos de la realidad, al ser evidente que estos reper­-
cutirán en todos aquellos con quien se encuentra patrimonialmente relacio-
nado, y por cierto, de un modo desfavorable.
Por ello,determinar los intereses comprometidos en un proceso de liquida-
ción constituye un aspecto de vital importancia, en cuanto permitirá conocer los
sujetos que de algún modo serán afectados con las consecuencias y efectos del mis-
mo,por lo que resulta necesario identificar a quienes alcanzan las resoluciones ju­-
diciales dictadas en el proceso y la manera en que estas inciden sus intereses.
En este punto, se comparte lo planteado por Ricardo Sandoval, pero de
modo parcial sus argumentos. Este autor sostiene:
“en los procedimientos concursales se encuentran comprometidos,
no solo el interés del deudor y el de o los acreedores, sino también
los intereses de terceros y de la comunidad en general”20.

18
Corte Suprema (2014) rol 9.432-2013, considerando 8.º.
19
Puga (1989) p. 40.
20
Sandoval (2015) pp. 29-30.

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Este autor indica, que el primer interés comprometido es el del deudor,


“por cuanto los concursales producen efectos respecto de toda su actividad
económica y en su situación jurídica”21, y ello es evidente, dado que en el proce-
dimiento en estudio, en primer término, se declarará judicialmente la liquida-
ción del deudor y, en segundo, porque por medio de la resolución de término,
se tendrán por extintas todas las obligaciones que este haya contraído con an-
terioridad al inicio del procedimiento, y volverá a la vida civil patrimonial libre
de toda deuda, o como se denomina en doctrina un fresh start.
En lo que refiere a los acreedores, el autor citado señala que este inte-
rés resulta evidente desde:
“que los procedimientos concursales constituyen medios eficaces pa­
ra obtener la reorganización del patrimonio del deudor, que facilite
el cumplimiento de sus obligaciones, al mismo tiempo que represen-
tan el camino apropiado para obtener la liquidación de sus bienes a
fin de destinar el producto de la misma al pago de sus deudas cuando
no es posible su recuperación económica”22.

Ligero es sostener que el interés de los acreedores radica solo en los as-
pectos que el referido autor menciona, en vista de que los efectos que produce
la declaración de liquidación voluntaria afecta de manera directa a sus patri­
monios.
En este sentido, y considerando los efectos de la resolución de término,
no es difícil percatarse que su aplicación va a suponer la necesaria creación de
una consecuencia cierta e intrínseca al procedimiento mismo, cual es el per-
juicio económico que deberán soportar los acreedores en su patrimonio.
Este inevitable resultado,no puede ser soslayado por la doctrina y jurispru-
dencia, dado que estará presente en la totalidad de los procedimientos concur-
sales de liquidación, variando en un mayor o menor grado, según sean los bienes
del deudor a realizar, el número de acreedores y la preferencia que gozará su
crédito.
La cuestión mencionada reviste de gran trascendencia, al poner en coli-
sión los intereses de mayor relevancia en el concurso, en razón de ser los más
afectados con las consecuencias derivadas del mismo. Por un lado, se encuentra
el interés del deudor, quien, mediante el procedimiento de liquidación concur-
sal, buscará dar solución a la situación patrimonial crítica que sobrelleva, mien­-
tras que, por otro, el interés de los acreedores, cuyo patrimonio se verá afec-
tado por los efectos de las resoluciones dictadas en el proceso de liquidación.
Entonces, al detenerse a reflexionar en las consecuencias derivadas de la de­-
claración de liquidación del deudor, se hace notorio que además de encontrar-

21
Sandoval (2015) p. 29.
22
Ibid.

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La liquidación concursal voluntaria: evaluando los riesgos de aceptar la solicitud del deudor... Sebastián Concha

se comprometido el interés del deudor en el concurso, quien buscará liberarse


de las obligaciones insolutas vigentes al momento de presentar su solicitud, se
halla también el de los acreedores, en cuanto serán dichos créditos impagos los
que se tendrán que considerar como pérdidas, menoscabando su patrimonio.
Cabe agregar que los intereses de los acreedores se encuentran consagra­
dos en el nuevo sistema revocatorio incorporado en la actual ley concursal, por
la cual estos pueden revocar actos y contratos celebrados por el deudor en per­-
juicio de la masa pasiva23.
Respecto de los intereses de terceros en el concurso, básicamente tie-
nen relación con las acciones revocatorias que pueden intentar en contra del
deudor a fin de dejar sin efecto los actos y contratos celebrados por este24. En
este punto, seguiremos con lo planteado por Ricardo Sandoval, quien sostiene
que estos tienen sus intereses comprometidos:
“toda vez que en ellos se admite el ejercicio de acciones revocatorias
que, al ser acogidas por el tribunal pueden quedar sin efectos actos o
contratos celebrados por ellos con el deudor”25,

sin perjuicio de ello, las acciones revocatorias además de ser concedidas a los
terceros, también se otorgan a los acreedores
Por último, se coincide con el autor citado en lo que respecta a los inte­-
reses de la comunidad que pueden verse afectados. Este sostiene:
“la aplicación de los procedimientos importa el término de la actividad
económica que desarrolla la empresa o persona deudora. La paraliza-
ción en las actividades económicas significa cesantía, desocupación,
repercusión sobre la oferta y la demanda en el mercado, etc.”26.

La liquidación concursal puede tener un impacto en el empleo, gene-


rando despidos o reducción de la plantilla. Los clientes también pueden verse
afectados si la empresa cierra sus puertas, al perder un proveedor o un servicio.
Y también la comunidad, dado que una liquidación concursal podría provo-
car un impacto negativo en la economía local si la empresa es un importante
contribuyente en términos de empleo y contribuciones fiscales.
La idea que el procedimiento concursal compromete los intereses de la
sociedad toda no se encuentra afuera de la realidad, si pensamos que la liqui-
dación de una persona o empresa trae consigo importantes consecuencias en

23
Para el análisis de las acciones revocatorias concursales, véase Goldenberg (2016) pp. 87-
128.
24
Sobre este tema véase Contador y Palacios (2015) pp. 289-303.
25
Sandoval (2015) p. 29.
26
Op. cit. p. 30.

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Actualidad Jurídica n.° 49 - Enero 2024 Universidad del Desarrollo

materias como el desempleo o la economía. Según datos del Banco Mundial,


la crisis financiera mundial de 2008 mostró:
“las conexiones existentes entre el endeudamiento personal y una
crisis sistémica, el origen de la crisis financiera en las prácticas de prés­-
tamos de alto riesgo en el mercado de EE.UU demostraron la vin­-
culación entre la expansión del crédito ilimitado a empresas y par-
ticulares y la estabilidad financiera macroeconómica”27,

ello implica que el endeudamiento de las personas, sean naturales o jurídicas,


además de repercutir en el entorno próximo del deudor, también lo hace en la
sociedad y en la economía.
Para ilustrar la problemática planteada, basta ponernos en la situación
que una empresa, con gran participación en el mercado, solicite su liquidación
voluntaria, apareciendo entre sus acreedores muchas pequeñas y medianas
empresas proveedoras cuyos créditos en atención a su multiplicidad y cuantía,
no lograrán a ser pagados o, en el mejor de los casos, alcanzarán un pago parcial.
En el escenario propuesto, solo aquellos acreedores dotados de un patrimonio
robusto podrán afrontar ese crédito incobrable y seguir participando en el mer-
cado, no así quienes carecen de capacidad económica o crediticia, los que, en
cambio, en el peor de los casos, podrán verse arrastrados a su propio estado de
cesación de pagos o de insolvencia.
En este sentido, el interés de la sociedad presente en los procedimientos
concursales, además de tener relación con un impacto social a nivel macro, tam­-
bién produce efectos de manera directa a otros patrimonios que podrían encon-
trar en él, su propia causa de insolvencia. Es por ello, que, si un procedimiento
concursal tiene el potencial de perjudicar otros patrimonios y llevarlos a su pro-
pio estado de insolvencia, deberá ser ejercido con responsabilidad y extremo
cuidado a fin de evitar consecuencias económicas que podrían resultar nefas­
tas para un gran número de personas.
De esta forma, tener a la vista los intereses que se ven comprometidos en
el concurso, permite tomar conciencia que estos producen importantes efectos,
beneficiosos para unos y perjudiciales para otros, por lo que su ejercicio debe
ser ejercido de manera responsable, legítima y prudente.

V. La prueba de la cesación de pagos

En doctrina se han elaborado diversas teorías para probar la cesación de pagos,


entre los que se encuentra la teoría de los hechos reveladores, en virtud de la

27
Garrido (2014) p. 199.

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cual dichos hechos “ofrecen indicios de insolvencia, pues invitan a representarse


su insolvencia”28.
En el derecho comparado se conocen varias variantes en torno al pro-
blema que presenta la prueba de la cesación de pagos, Juan Puga, resume los
sistemas más relevantes en dos:
“el sistema francés, que se caracteriza por permitir la apertura del con-
curso, en el evento de producirse la cesación en cuanto estado patrimo-
nial, sin que la ley contemplara un repertorio de hechos reveladores,
por lo cual se abandona la determinación de la existencia o no de la in-
solvencia a la diligencia y habilidad probatorio del acreedor y al buen
criterio del juez. Y el sistema británico, que fijaba taxativamente los
actos de bancarrota (act of bankruptcy), sin contemplar una causal
genérica, de forma que en este sistema el acto de bancarrota no era
propiamente un hecho revelador, sino causa de la quiebra, sin posi-
bilidad de contraprueba”29.

Apartándose de los sistemas aludidos, la acreditación del estado de in-


solvencia no es algo que requiera de un análisis que vaya más allá de la aplica-
ción de los principios probatorios más elementales del derecho. En el escena-
rio de aquella persona que deduce una acción de cumplimiento o resolución
de contrato, nadie podrá, en su sano juicio, asumir la existencia del mismo
con la sola interposición de la demanda, vale decir, el acto de interponer la de-
manda ante un tribunal competente, no va a producir el efecto de probar per
se la existencia del contrato, sino que será carga del demandante justificarlo
por medio de antecedentes probatorios que deberá rendir al proceso para que
su acción sea acogida en la eventual sentencia definitiva.
De igual manera ocurre en los asuntos procesales no contenciosos, por
ejemplo, pues si en el caso que una persona desea cambiar su nombre, deberá
acreditar alguna de las causales legales que justifiquen el cambio solicitado
dado que no resulta ajustado a derecho, ni menos razonable, darlas por cum-
plidas con la sola presentación de su petición.
Es por ello, que, si bien convenimos que la cesación de pagos es la causa
indispensable en los procedimientos concursales, este hecho no puede enten-
derse de manera axiomática por la presentación de la solicitud de liquidación
voluntaria que hace el deudor, debiendo justificar su estado patrimonial crítico
conforme a los principios básicos y esenciales del derecho procesal y sustantivo.
Es importante mencionar que, se estima que la insolvencia debe presentar
ciertas características para justificar la aplicación de un procedimiento con-
cursal.

28
Puga (2018) p. 87.
29
Op. cit. p. 91.

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En primer lugar, debe ser general, en el sentido de que el patrimonio del


deudor debe ser incapaz de responder todas sus obligaciones que gravan su ha-
ber, sin perjuicio, que también podrá ocurrir cuando contrae una obligación que
por su relevancia haga imposible al deudor cumplirla.
Deber ser, además, permanente, tener una estabilidad y constancia, no
tratarse de un evento transitorio que responda a una coyuntura remediable a
corto o mediano plazo mediante una reestructuración financiera, sino irrever­-
sible para el deudor.
Asimismo, deberá ser grave, insanable e irremontable, es decir, que la cri­-
sis sea imposible de ser remediada.
Ciertos autores han señalado que la insolvencia es un fenómeno eco-
nómico que constituye un estado complejo, y que su exteriorización no es un
hecho simple, sino que requiere tener en cuenta diversos elementos tales como:
“la calidad personal del deudor, su acceso al crédito, su activo, su pasi-
vo al corto, mediano y largo plazo, las condiciones de mercado, su ca-
pacidad productiva, etc., y para poder acceder y tener por verificados
los elementos anteriores que dan cuenta de la insolvencia, se requiere
de suficiente información sobre importantes datos de la empresa que
están normalmente revestidos de variadas formas de secreto y con-
fidencialidad necesarias para proteger ciertos bienes jurídicos. Ello
dificulta la indagación sobre la real situación de solvencia o no del
patrimonio de una empresa. Así, por ejemplo, existe el secreto de los
negocios y la confidencialidad de la contabilidad”30.

Si bien son variadas las circunstancias que hacen concluir en un estado de


insolvencia, es posible mencionar algunas que proporcionan indicios que una
empresa o persona deudora se encuentra atravesando una, tales como: la inca-
pacidad de hacer frente a las deudas a corto plazo, la imposibilidad de reestruc-
turar sus deudas, el declive o detención de su actividad económica y la existencia
créditos incobrables de acreedores.
La concurrencia de uno o más de estos hechos no admite acoger sin más
la solicitud de liquidación voluntaria, pero si a aventurar que la persona o em-
presa deudora se encuentra en un estado patrimonial crítico que hace necesaria
la aplicación del procedimiento.
Luego, el deudor deberá acreditar su incapacidad de hacer frente a las
deudas a corto plazo, demostrando que no tiene los recursos económicos para
cumplir con sus obligaciones a corto plazo;que ha habido un declive o detención
de su actividad económica y no tiene perspectivas razonables de recuperación;
que tiene acreedores con créditos incobrables, es decir, que no tienen posibi-

30
Pérez y Martínez (2015) p. 95.

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La liquidación concursal voluntaria: evaluando los riesgos de aceptar la solicitud del deudor... Sebastián Concha

lidades de recuperar sus deudas mediante el pago normal; y que no es posible


reorganizar sus deudas mediante una reestructuración financiera y que un
procedimiento de liquidación es la única opción para pagar a sus acreedores.
En este sentido, se propone que será el deudor quien deberá acreditar la
generalidad de su insolvencia, su constancia y gravedad, para dar lugar a la apli-
cación del procedimiento, debiendo, asimismo, confrontarlo con antecedentes
objetivos que den cuenta de ello, por lo que será carga del deudor acreditar la
insolvencia que dice sobrellevar, y para ello deberá de acompañar los antece-
dentes que obran en su poder para justificarla, e indubitadamente explicar los
hechos que indujeron en su estado de cesación de pagos que revelen el estado
patrimonial crítico e insuperable que le impide cumplir con sus obligaciones.
A pesar de lo expuesto, este es un punto que se encuentra en deuda en
la actual legislación, en cuanto ninguna norma consigna que corresponderá al
deudor que pide su liquidación, la obligación de probar los hechos que sostie-
nen su pretensión, vacío que como se verá, ha dado auge a distintas teorías y
creaciones doctrinarias que enaltecen a la solicitud del deudor en una verda­
dera prueba irrefutable.

VI. Consecuencias de aceptar declaración unilateral


como prueba irrefutable y la limitación
de la facultad jurisdiccional

El procedimiento de liquidación presentado voluntariamente por el deudor,


es, sin duda, un mecanismo legal eficaz para finiquitar sus deudas, que por su
estado patrimonial ya no puede satisfacer y, asimismo, volver a la vida patri­­mo­-
nial libre de toda deuda.
Sin embargo, aceptar que se debe dictar la liquidación del deudor en el
sustento de su propia solicitud resulta arriesgado, infundado e imprudente, en
cuanto que, en todo juicio, el hecho controvertido debe ser probado.
La doctrina nacional ha aportado con cuestionables teorías que propo-
nen que el cumplimiento de las exigencias legales contenidas en los artículos
115 y 274 de la Ley n.º 20720, para la empresa y persona deudora respecti-
vamente, sean reducidas a mera teoría, arguyendo que es el deudor es quien
está manifestado el estado de insolvencia por el hecho de presentar su solici-
tud de liquidación voluntaria, bastando, entonces, más que el cumplimiento
de los requisitos legales, la sola petición de liquidación del deudor, puesto que
esta englobaría en sí misma, dichas exigencias.
En este punto, existen dos importantes autores con interesantes opinio­-
nes sobre el tema. Para Ricardo Sandoval:

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“la solicitud de liquidación voluntaria a petición del propio deudor


constituye un hecho revelador de su estado patrimonial crítico, es una
confesión expresa y judicial de cesación de pagos, pero sin embargo,
no bastará con formular la confesión del mal estado de los negocios de
la empresa deudora, ella deberá acreditarla y para tal efecto tiene que
adjuntar a la solicitud de liquidación voluntaria, los antecedentes que
evidencian el desequilibrio generalizado, permanente e irremontable
entre su activo expresado en la lista de bienes y su pasivo constituido
por el estado de deuda, lo que se suma también la relación de juicios
pendientes, los que sin duda tendrá la calidad de demandada”31, 32.

Por su parte, Juan Esteban Puga Vial es de una posición más extrema, al señalar:
“en caso de iniciarse con la sola petición del deudor, el tribunal del concurso
está obligado a dictar sentencia sin más trámite”33.
Adherimos a la primera postura, en cuanto resulta razonable suponer
que la solicitud de liquidación constituye un hecho revelador del estado patri­-
monial crítico del deudor, que, no obstante, sostenemos que deberá ser acre-
ditado por este.
Se debe desestimar, entonces, lo sostenido por Juan Puga, por conside-
rarla algo aventurada y envuelta de imprudencia, en especial si la llevamos a los
procedimientos concursales de liquidación de personas que no se encuentran
en la obligación legal de llevar estados financieros (último balance) como sí
ocurre para las empresas deudoras, donde tal antecedente aporta un historial
que muestra una trayectoria financiera contable, el registro de los activos y pa-
sivos de la empresa y de las operaciones realizadas, permitiendo acreditar de
manera suficiente y objetiva el estado de insolvencia en que se funda la solicitud
de liquidación, circunstancia que no ocurre en las personas deudoras donde
su estado de insolvencia se basa en la decisión de someterse al procedimiento,
desprovista de antecedentes contables o financieros que demuestren encon-
trarse en dicho estado.
Incluso, en fallos del Tribunal Supremo, se ha aceptado suficiente la de-
claración del deudor para dar inicio a la liquidación concursal, considerando la
solicitud una confesión de su mal estado patrimonial, en este sentido ha expre­-
sado:

31
Sandoval (2015) p. 110.
32
Cabe hacer mención que el autor citado advierte que en el caso que por el hecho de que
la empresa deudora pida su liquidación voluntaria, no significa que la confesión de la cesación
de pagos se ajuste a las normas probatorias para constituir plena prueba del fundamento de su
petición. Sandoval (2015) p. 110.
33
Puga (2018) p. 295.

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La liquidación concursal voluntaria: evaluando los riesgos de aceptar la solicitud del deudor... Sebastián Concha

“que la liquidación voluntaria equivale a la solicitud de la declaración


de la propia quiebra del deudor en el antiguo juicio de quiebras, bas-
tando que la pidiera para que se entienda que padece de un estado de
cesación de pagos, resultando plenamente aplicable a la solicitud de li-
quidación voluntaria, en cuanto debe ser considerada como una mani-
festación o reconocimiento del estado de insolvencia que lleva a iniciar
un procedimiento de ejecución universal, precisamente por estimarse
que dicha situación no es superable”34,

lo que constituye un error absoluto.


En efecto, resulta cuestionable y peligroso aceptar que la solicitud de li-
quidación es mérito suficiente para decretar la correspondiente liquidación del
deudor, no solo por el hecho de contradecir las normas probatorias35 en orden
a ser carga del actor (deudor) acreditar los hechos en que se funda el estado pa-
trimonial crítico que dice sobrellevar, sino porque constituiría una especie de
presunción de derecho respecto de su estado de insolvencia, cuya génesis pro-
viene de la acción (u omisión) del deudor, y, además, una presunción no con­-
tem­plada en la legislación.
Si bien la solicitud del deudor manifiesta un indicio de su insolvencia,
en cuanto se entiende que es este quien conoce mejor que nadie de su situa-
ción patrimonial, no podemos permitir que dicha convicción personal que el
deudor expresa en su solicitud pueda ser considerada un hecho cierto, decisi-
vo y concluyente, sin antes confrontarlo con antecedentes objetivos y ciertos
para comprobarlo.
Comprendemos que el estado de insolvencia o cesación de pagos es una
situación que solo es conocida por el deudor, y recae en él la decisión de some-
terse a un proceso de liquidación a su sola determinación, lo que se entiende
dado que es quien mejor conoce de la situación financiera y patrimonial por
la transita, por lo que, sin duda, tal decisión es íntima y personal.
No obstante, es imposible soslayar que su apreciación financiera podría
no ser la correcta y no existir tales temores en los hechos, pudiendo resultar ser
una simple ilusión que no puede acreditarse de forma objetiva.

34
Se ha sostenido por la jurisprudencia que la liquidación voluntaria equivale a la solicitud
de la declaración de la propia quiebra del deudor en el antiguo juicio de quiebras, bastando que la
pidiera para que se entienda que padece de un estado de cesación de pagos, resultando aplicable
a la solicitud de liquidación voluntaria, en cuanto debe ser considerada como una manifestación
o reconocimiento del estado de insolvencia que lleva a iniciar un procedimiento de ejecución
universal, precisamente por estimarse que dicha situación no es superable. Corte Suprema
(2019) rol 20.607-2018, considerando 7°.
35
Artículo 1698 del Código Civil: Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que
alega aquellas o esta.

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Actualidad Jurídica n.° 49 - Enero 2024 Universidad del Desarrollo

De este modo, podrá ocurrir que un deudor que solicita su liquidación


voluntaria, más que solucionar su estado patrimonial crítico, inexistente en los
hechos,busca desembarazarse de una empresa desordenada y con deudas mons-
truosas para volver a iniciar con la experiencia ya obtenida y sin repetir los errores
cometidos, siendo su decisión indiferente respecto de las repercusiones dañi-
nas que provocaran a los acreedores, de modo que, por su lesiva trascenden­­
cia, exigen un análisis especial y cauteloso por los tribunales de justicia.
Asimismo, la liquidación concursal que habrá de dictarse a consecuencia
de la solicitud de un deudor que estimaba encontrarse en una situación de insol-
vencia, podría estar fundada en un grosero error de hecho, que no se confrontaba
con una realidad objetiva y que, en definitiva, traerá graves consecuencias para
aquellos que se encuentran relacionados contractualmente con el deudor, tal
como ocurre en aquella empresa que a lo largo de su vida ha sido exitosa en su
rubro y que por el surgimiento súbito de condiciones económicas o adversas las
hacen afrontar un ocaso comercial, que no le permite enfrentar las deudas con­-
traídas a corto o mediano plazo, siendo su recuperación posible mediante una
reordenación y reestructuración financiera o un procedimiento concursal de
reorganización, propiciando siempre la continuación comercial de la empresa.
Desde otra perspectiva, se debe precaver que la petición que hace el deu-
dor al tribunal para declarar su liquidación, responde en su naturaleza procesal
a una acción judicial, que en doctrina ha sido entendida como:
“la facultad que tiene una persona para presentarse ante los tribunales
de justicia solicitando el reconocimiento o declaración del derecho
que cree tener”36,

esta facultad, es ejercida mediante el escrito que se denomina demanda, en la


que el actor debe exponer los hechos que se justifican su pretensión, y en la
etapa procesal pertinente acreditarlos mediante antecedentes probatorios que
debe acompañar37.
En este sentido, la solicitud del deudor no es más que la facultad que
tiene para comparecer ante el tribunal y pedir se declare una situación jurídi-

36
Casarino (2009) p. 57; también se ha dicho que “es una facultad que tiene toda persona
para ocurrir a los tribunales de justicia para obtener de ellos el reconocimiento o la declara-
ción de un derecho que se cree tener y que le ha sido desconocido”. Benavente (1962) p. 37.
37
Existen variadas opiniones doctrinarias en cuanto a la naturaleza jurídica de la solicitud
del deudor. Carlos Concha Gutiérrez expresa: “la petición del deudor es una verdadera acción y
no una excepción, aunque, además, pueda considerársele una confesión”; Renzo Provinciali, dice:
“solicitando la quiebra el deudor se sirve de aquel, su derecho a pagar y conseguir la liberación,
para el ejercicio del cual no tiene otro camino, después de producido el estado de insolvencia”;
otros, como Román Rodríguez, señala: “el deudor solo está cumpliendo con un deber, bajo sesiones
penales graves en Puga (2018) p. 261.

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La liquidación concursal voluntaria: evaluando los riesgos de aceptar la solicitud del deudor... Sebastián Concha

ca que dice existir, mas en ningún caso podrá constituir prueba por sí misma,
de lo contrario, llegaríamos al absurdo de que por el solo hecho de ejercer tal
facultad, el órgano jurisdiccional se verá obligado a acoger las pretensiones
deducidas, llevando el aforismo jurídico “a confesión de parte relevo de prue-
ba” al punto más extremo de aplicación, y a la absurda conversión de una ac-
ción (solicitud) en un elemento probatorio único, autosuficiente y perfecto
para acreditar el fundamento de la pretensión deducida, bastando entonces el
hecho de presentar una petición judicial para constituirse en insolvente, aun
cuando no existiera en los hechos, cuestión que encarna una grave e inaceptable
aberración jurídica.
Por lo expresado, el estado de insolvencia es un hecho que deberá ser
acreditado por el deudor por ser el fundamento esencial de la acción deducida y
del procedimiento concursal a que se somete, el que no puede darse por supues-
to por el mero ejercicio de la acción. Por otro lado, de no ser posible lo plantea­-
do, la solicitud deberá considerarse como una confesión del deudor, que, no obs-
tante, deberá ajustarse a las normas generales en materia de prueba para efectos
de constituir plena prueba, y confrontarse con otros medios probatorios.
Es necesario consignar que la Ley n.º 20720 es clara en indicar que la
competencia para conocer de los procedimientos concursales corresponde al
juzgado de letras del domicilio del deudor38.
Cabe destacar que también se ha arraigado en la doctrina curiosas pos-
turas que pretenden limitar la función jurisdiccional del tribunal, establecien-
do límites al examen que el órgano judicial debe realizar, en particular, en lo
que toca a la insolvencia del deudor.
La doctrina nacional en esta materia ha sido conteste al sostener que los
tribunales llamados a conocer estos asuntos se encuentran impedidos de dis-
cutir el fondo de las solicitudes, es decir, la efectividad del estado patrimonial
crítico del deudor, debiendo estos limitarse a verificar los aspectos formales
de la solicitud, y en el evento de cumplirse, dictar la resolución de liquidación
respectiva.
En este sentido, Ricardo Sandoval sostiene una posición que es algo ex-
trema, al señalar: “si la solicitud de liquidación voluntaria se ajusta a las exi­-
gencias legales, el tribunal debe dictar la resolución de liquidación”39.
De similar manera, haciendo alusión al procedimiento concursal de li-
quidación voluntaria de empresa deudora, Nelson Contador y Cristián Palacios
apuntan:

38
El artículo 3 de la Ley n.º 20720 prescribe: “Los Procedimientos Concursales contempla­
dos en esta ley serán de competencia del juzgado de letras que corresponda al domicilio del
Deudor, pudiendo interponer el acreedor el incidente de incompetencia del tribunal, de acuerdo
a las reglas generales”.
39
Sandoval (2015) p. 112.

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“en caso que el peticionario haya cumplido con las exigencia forma-
les, el juzgador no puede negar lugar a la solicitud sobre la base de
presumir o incluir que la Empresa deudora es solvente, o que puede
someterse al Procedimiento de Reorganización o que sus dificultades
son transitorias o temporales, [...] la única actitud que el sentenciador
debe asumir es la constatación de elementos formales que la misma
ley contempla, en el entendido que la decisión de someterse al Pro-
cedimiento Concursal de Liquidación responde a la esfera personal
de autodeterminación de la Empresa deudora”40.

Desde ya, que no se comparten las mencionadas posiciones doctrina-


rias.
En primer lugar, si se analizan las premisas planteadas a partir del concep-
to de jurisdicción41, es posible advertir que suponen una afectación inmediata
a la facultad-deber constitucional propia y exclusiva de los tribunales de justicia
y, del mismo modo, una restricción a su competencia del examen de fondo
que debe hacer, para resolver el asunto sometido a su conocimiento.
No se debe olvidar que el artículo 76 de la Constitución Política de Chile,
dispone que la facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resol-
verlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribu-
nales establecidos por la ley, es por ello que cualquier limitación pretendida
en lo que respecta a las facultades de los órganos jurisdiccionales llamados a
conocer y resolver de estos asuntos, constituye una manifiesta infracción a lo
dispuesto en la Carta Fundamental.
Conforme a lo dicho, el juez habrá de resolver en mérito a hechos es-
tablecidos y comprobados en la causa, debiendo fundar su decisión en ante-
cedentes objetivos y pruebas que los interesados deben aportar, pues en caso
contrario, carecería de imparcialidad en la resolución de los asuntos, siendo par­-
ticipe y colaborador con una de las partes del proceso, justificando su deci-
sión en lo sostenido por una de ellas.
Por otro lado, se ha pasado por alto uno de los principios que informa el
derecho concursal moderno, que el propio Ricardo Sandoval, ha denominado
principio del aumento de poder de los órganos administrativos en los proce-
dimientos concursales, en virtud del cual:

Contador y Palacios (2015) p. 142.


40

La jurisdicción se ha definido como: “la facultad y poder que tiene el Poder Judicial de
41

administrar justicia, aun a falta de ley que resuelva la contienda o lo sometido a su decisión”.
Jiménez y Jiménez (2014) p. 694. Otros autores como Manuel Urrutia, la ha definido en los
siguientes términos; “jurisdicción es la actividad del estado tendiente a resolver, entre partes,
los conflictos de intereses jurídicos contrapuestos, que se promueven en el orden temporal
dentro del territorio de la República en forma definitiva y para siempre”. Urrutia (1949) p. 148.

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La liquidación concursal voluntaria: evaluando los riesgos de aceptar la solicitud del deudor... Sebastián Concha

“los órganos jurisdiccionales y administrativos, encargados de la apli-


cación de las normas respectivas, deben disponer de los medios de
investigación y de información para resolver con conocimiento de
causa y de esta forma alcanzar los objetivos de interés general [...]”42.

Conforme a lo dicho, solo resta señalar que admitir las posturas plantea-
das por la doctrina, es aceptar la infracción a las disposiciones constitucionales
que reglan la facultad jurisdiccional de los tribunales de justicia, además de
dañar la labor jurisdiccional, cuanto son estos los órganos encargados de resol-
ver los asuntos sometidos a su conocimiento aplicando la ley, sobre la base del
estudio exhaustivo de los hechos y circunstancias que fundamentan la causa.
Siguiendo el pensamiento de Werner Goldschmidt: “el juez aplica la ley no
sólo par a obedecerla, sino con carácter profesional, porque la aplicación del
derecho es su oficio”43.

Conclusiones

El procedimiento de liquidación es, sin duda, un eficaz mecanismo legal para


finiquitar las deudas de aquel deudor que, debido a su estado patrimonial críti-
co, ya no puede responder y permitirle, al término del procedimiento, volver a
la vida patrimonial libre de toda deuda.
El ejercicio de este procedimiento trae consigo diversas consecuencias
adversas, sobre todo para los acreedores dado que parte de sus créditos quedarán
insolutos y extintos con la resolución de término, provocando a quienes no
gozan de una espalda económica sólida para afrontar un estado de insolvencia,
podrían ser arrastrados a solicitar su propia liquidación. El punto en comen-
to es respecto de los sujetos que participan en el mercado junto a la empresa
liquidada, en cuanto su ausencia en el mercado podrá afectar la subsistencia
a otras empresas en caso de que su actividad se relacione con la venta de un
bien o prestación de servicio de aquella.
Tampoco es posible olvidarse de la sociedad, en tanto que, si bien los tra-
bajadores serán acreedores de la empresa liquidada, su desvinculación aportará
a la desocupación y el aumento del desempleo del país, de manera directa con
los trabajadores de la misma, e indirectamente, si la liquidación de la empresa
trae consigo un efecto dominó de liquidaciones a otras empresas relacionadas
que deberán, a su vez, despedir personal para permanecer.
Así, para nosotros, las posiciones que postulan que la liquidación debe ser
decretada bastando la confesión del deudor, deben ser desestimadas y suprimi-

42
Sandoval (2015) pp. 43-44.
43
Werner Goldschmidt, citado por Hoyos (1987) p. 158.

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das intelectualmente por los tribunales de justicia, acogiéndolas solo cuando


dicha confesión del deudor encuentre amparo en antecedentes que se acom-
pañen a la solicitud, de lo contrario, la resolución de liquidación será infundada
e imprudente, sin perder de vista que en todo juicio, el hecho controvertido
debe ser probado.
Además, de prevalecer la convicción que los tribunales de justicia se en-
cuentran impedidos de conocer el fondo de la solicitud de liquidación del deu-
dor, traería la irrazonable conclusión de instaurar a las solicitudes de liquidación
voluntarias en verdaderas fortalezas de credibilidad, revestidas de una verdad
incuestionable a partir de hechos injustificados y no comprobados, sustenta-
dos en la declaración unilateral del deudor.
Esta posición doctrinaria, aparte de ser injustificada, contribuye además a
la creación de un sector propicio para la comisión de abusos y malas prácticas en
vista que el deudor concurre sin ningún otro interesado o afectado por el con-
curso que pueda contravenir lo pretendido, siendo entonces la figura del juez
la que se alza como el principal mecanismo de control para evitar ilega­lidades.
Del mismo modo, el cuestionamiento hacia las facultades de los tribu-
nales implicaría admitir la necesaria conducción a una resolución favorable
en solicitudes presentadas en sede judicial, por absoluta veracidad que estas
gozarían, circunstancia que no se encuentra contemplada en el ordenamien-
to jurídico en tanto no existe procedimiento judicial alguno en el que baste
el solo ejercicio de la acción (petición) del actor para que el juez se encuentre
obligado a resolver de forma favorable sus pretensiones, debido a que, incluso,
en los procedimientos voluntarios el juez es llamado a fallar con “conocimien­
to de causa” para resolver la petición que se le presenta.
No es inútil, tampoco, recordar que el juez debe resolver las causas con-
forme al mérito de los antecedentes probatorios allegados al proceso, de manera
que si no se logran acreditar los hechos en que se funda la acción o petición
requerida, en este caso, la insolvencia del deudor, el juez debe rechazar la soli­-
citud, toda vez que su sentencia carecería de fundamentos.
Lo expuesto, lleva a advertir un problema más grave sobre la infracción
al principio de legalidad44 que ordena a los órganos del Estado a someter su
acción a la Constitución y las leyes45, mandato constitucional que no se está

44
El principio de legalidad, consagrado en el artículo 6 inciso 1° de la Constitución Polí-
tica del Estado, dispone: “Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución
y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la República”.
45
Jorge Bermúdez sostiene que es más propio hablar de principio de juridicidad que de lega-
lidad, toda vez que el principio no se agota con la sujeción solo a la ley, el principio de juridicidad
supone respetar toda la pirámide normativa en cuanto al grado y en cuanto a la materia”. Ber­-
mudez (2011) p. 71.

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observando por el máximo tribunal, debido a una errónea interpretación de


la ley que regula la materia apoyada por la influyente doctrina.
No obstante, es preciso decir que la posición recogida por la jurispruden-
cia resulta, en cierto modo, comprensible, desde la perspectiva jurídico-social
si tenemos en cuenta que amplía el espectro de aplicación permitiendo un ma-
yor acceso al procedimiento concursal con el objetivo de alivianar la innegable
angustia y pesar que se encuentran los deudores abrumados en deudas, ya sea
por pérdida de empleo, siniestro, enfermedad u otra causa, lo que, no obstan-
te, no justifica la vulneración de disposiciones legales en beneficio de las per-
sonas que se someten a estos procedimientos, lo que lleva, entonces, a encon-
trar el punto de equilibrio que permita el balance del acceso al procedimiento
y el cumplimiento de las exigencias normativas, de lo contrario, las posibles
y más negativas consecuencias devienen en la inevitable proliferación y esti-
mulo de las malas prácticas alrededor del mismo.
De manera satisfactoria, y en buena hora, la Corte Suprema ha señalado
en fallos recientes, que es insuficiente la sola solicitud para acreditar la insol-
vencia, sino que es necesario que el deudor acompañe los antecedentes ne­-
cesarios para justificar el estado de sus obligaciones, en este sentido:
“para los efectos de admitir una solicitud de liquidación voluntaria,
no basta la mera confesión del mal estado de los negocios de la per­
so­na deudora, sino es preciso adjuntar los antecedentes que así lo re­-
velen”46,

lo que se estima un gran avance en la materia, dado que estaría perdiendo sus-
tento este enfoque en el que la solicitud constituiría una confesión suficiente
para declarar la liquidación, y su justificación mediante antecedentes se torna
necesario para demostrar el estado de insolvencia.
Desde luego, estamos a favor de la continuidad de la empresa antes que li-
quidarse, y ser este un mecanismo legal de ultimo ratio, optando por alternativas
como una reestructuración de la empresa o, bien, con el procedimiento reor­ga­-
nización.
En este sentido, antes de solicitar un procedimiento de liquidación con-
cursal, se estima conveniente que el deudor explore todas las opciones disponi-
bles para resolver su situación de insolvencia, incluyendo la reorganización con­-
cursal, cuando aún se cuenta con posibilidades reales de recuperación, en pos de
la continuidad de la empresa, y ser una opción menos perjudicial para quienes
se ven afectados con los efectos del concurso, en especial trabajadores, pro­-
veedores, accionistas y clientes.

46
Corte Suprema (2020) rol 50.467-2020, también Corte Suprema (2021) rol 4.064-2021.

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Normas

Ley n.° 20720 (2014), sustituye el régimen concursal vigente por una ley de reorga-
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intendencia del ramo.
Ley n.° 1552 (1902) Código Procedimiento Civil.
Decreto n.° 100 (2005), fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Cons­-
titución Política de la República de Chile.

Jurisprudencia

Corte de Apelaciones de Talca (1916): 11 de enero de 1916, Revista de Derecho y Ju­-


risprudencia, tomo 14, sec. 11.
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tomo. 35, sec. 1.
Corte Suprema (2014): rol 9.432-2013, 7 de abril de 2014.
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Corte Suprema (2018): rol 39.766-2017, 9 de mayo de 2018.
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Corte Suprema (2019): rol 25.122-2018, 15 de abril de 2019.
Corte Suprema (2019): rol 20.282-2018, 30 de abril de 2019.
Corte Suprema (2019): rol 20.607-2018, 11 de julio de 2019.
Corte Suprema: (2019): rol 31.135-2018, 20 de agosto de 2019.
Corte Suprema (2020): rol 50.467-2020, 24 de julio de 2020.
Corte Suprema (2021): rol 4.064-2021, 6 de abril de 2021.

Otros documentos

Boletín Estadístico. Procedimientos concursales - Ley N° 20.720, 1 de enero al 31 de di­-


ciembre de, enero 2019. Disponible en www.superir.gob.cl/informacion-y-estadis
ticas/informacion-y-estadisticas-ley-n-20-720/ [fecha de consulta: 18 de octubre
de 2020].
Boletín Estadístico Procedimientos concursales - Ley N° 20.720, 1 de enero a 31 de diciem-
bre de 2018. Disponible en www.superir.gob.cl/informacion-y-estadisticas/in­_-
formacion-y-estadisticas-ley-n-20-720/ [fecha de consulta: 18 de octubre de 2020].
Boletín Estadístico. Procedimientos concursales - Ley N° 20.720, 1 de enero al 17 de di­
ciem­bre de 2020. Disponible en www.superir.gob.cl/informacion-y-estadisticas/

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informacion-y-estadisticas-ley-n-20-720/ [fecha de consulta: 18 de octubre de


2020].
Boletín Estadístico. Procedimientos concursales - Ley N° 20.720, 1 de enero al 31 de mar-
zo de 2021. Disponible en www.superir.gob.cl/informacion-y-estadisticas/infor
macion-y-estadisticas-ley-n-20-720/ [fecha de consulta: 18 de octubre de 2020].

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