11-INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS.
11-INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS.
11-INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS.
11.1 El Problema.
Si se opta por proteger a los contratantes y respetar sus propósitos, debe predominar la
voluntad real o interna sobre los términos de la declaración, y no considerárseles ligados por
una voluntad declarada que no era el fiel reflejo de su decisión.
La teoría de la voluntad real o interna, surgida en Francia en el siglo XVIII bajo el influjo de las
ideas del individualismo liberal y de la escuela del derecho natural, que concedían gran
importancia al individuo y a su voluntad, postula esta solución y sostiene que, para aplicar un
contrato, el intérprete debe descubrir cuál es la intención de las partes y hacerla predominar.
No se nos oculta que, en los términos de tal teoría, el intérprete debe realizar la función de un
psicólogo y explorar la intención común de los contratantes para establecer el alcance del
contrato, además de que la estricta aplicación de sus postulados podría provocar incertidumbre
en el alcance asignado al contrato, sobre todo frente a los terceros que conocieron la
declaración de voluntad por su manifestación exterior.
Ninguna de las dos tesis ha sido adoptada en su integridad por las legislaciones: el Código Civil
francés, nacido en pleno auge del individualismo liberal, se inspiró en la teoría de la voluntad
real o interna y, sin embargo, ha tenido que reconocer la necesidad de una declaración de
voluntad. Por su parte, el Código Civil alemán, que en apariencia postula la teoría de la voluntad
declarada en su art 116 "una declaración de voluntad no es nula sólo porque el autor de la
declaración se reserve secretamente no querer lo que ha sido declarado", se ve precisado a
hacer concesiones la voluntad real en el art. 173: "Para la interpretación de una declaración de
voluntad es necesario investigar la voluntad real y no atenerse al sentido literal de la
expresión.”
11.4 Códigos.
Artículo 1851. Si los términos del contrato son claros y no dejan duda sobre la intención de los
contratantes, se estará al sentido literal de sus cláusulas. Si las palabras parecieran contrarias a
la intención evidente de los
contratantes, prevalecerá ésta sobre aquéllas.
Esto quiere decir principalmente que si no existe contradicción alguna entre las palabras empleadas en el
contrato, o entre éstas y las circunstancias objetivas del acto, la interpretación se reduce a atribuir el sentido
usual a los vocablos y a reconocer su significado común como la norma del acto.
Artículo 1852. Cualquiera que sea la generalidad de los términos de un contrato, no deberán
entenderse comprendidos en él cosas distintas y casos diferentes de aquéllos sobre los que los
interesados se propusieron contratar.
Según el Libro de obligaciones civiles esto quiere decir que la generalidad de una disposición contractual es
inoperante si no la quieren los contrayentes, cuyo compromiso sólo alcanza a los supuestos y objetos
previstos por ellos y no a otros que no concibieron en el contrato. En este caso, el intérprete deberá analizar
las declaraciones de voluntad de los protagonista del acto para establecer con certeza las limitaciones al
alcance general del enunciado contenido en la cláusula.
Artículo 1853.Si alguna cláusula de los contratos admitiere diversos sentidos, deberá entenderse
en el más adecuado para que produzca efecto.
El precepto se refiere a la cláusula ambigua y equívoca que admite interprestaciones diversas, alguna de las
cuales es válida y eficaz por la licitud de su contenido souadecuaciónyconformidadconelpropósitodelcontrato,y
no lo es la que toma inexplicable, inaplicable o ilegítima la disposición contractual. El primer sentido debe
atribuirse al canon, que alcanza así su razón lógica de ser, por cuanto el propósito de las partes ha sido que
produzca sus efectos de derecho.
Artículo 1854. Las cláusulas de los contratos deben interpretarse las unas por las otras,
atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas.
El análisis enlazado de las normas contractuales es la interpretación sis temática. Las cláusulas de un
contrato son partes de un todo, cuya realidad sólo podrá ser descubierta mediante la relación, el cotejo y la
revelación del sentido del conjunto. Algunas de ellas establecen limitaciones, modalidades, casos y
supuestos de operación de otras, y sólo conociendo, combinando y ponderando el alcance del todo podrá
descubrirse la voluntad de las partes.
Artículo1855. Las palabras que pueden tener distintas acepciones serán entendidas en aquella
que sea más conforme a la naturaleza y objeto del contrato.
La naturaleza del objeto del contrato podrán arrojar luz para desentrañar el sentido de las cláusulas . Cada
contrato tiene una naturaleza distinta,en funcion de los elementos que lo animan.Es oneroso o gratuito según
el ánimo que alienten las partes ; es instantáneo o de tracto sucesivo si se le proyecta una existencia fugaz
prolongada ; es conmutativo aleatorio si se tiene la seguridad de alcanzar las prestaciones previstas o éstas
dependen de algún factor de azar, etc.
Artículo 1856. El uso o la costumbre del país se tendrá en cuenta para interpretar las
ambigüedades de los contratos.
El medio en que se celebra un contrato influye en los contratantes y los condiciona. Las circunstancias
económica y social, los modismos y regionalismos de lenguaje, las prácticas locales de negocios no pueden
ni
deben ser desatendidos por el intérprete para alcanzar el propósito real que anima al acto jurídico y conseguir
así su justa y propia dimensión.
Artículo 1857. Cuando absolutamente fuere imposible resolver las dudas por las reglas
establecidas en los artículos precedentes, si aquéllas recaen sobre circunstancias accidentales
del contrato, y éste fuere gratuito,
se resolverán en favor de la menor transmisión de derechos e intereses; si fuere oneroso, se
resolverá la duda en favor de la mayor reciprocidad de intereses.
La norma supone un contrato confuso, cuya ambigüedad no desaparece ni con la aplicación de los principios
de interpretación antes transcritos.
Si las dudas fundadas recayeran sobre el objeto principal del contrato, éste no podría sobrevivir ni producir
efectos jurídicos. Habría faltado el consenti miento y el acto sería inexistente, por la ausencia del acuerdo de
voluntades sobre la materia esencial del mismo.
Si las dudas irreductibles recayesen sólo sobre circunstancias accidentales del pacto, éste podría subsistir,
pero su alcance sería interpretado conforme a la equidad y según su naturaleza.
El Código Civil mexicano, si bien no reprodujo la fórmula anterior, establece un principio similar
en los arts. 1796 y 1797. El primero señala que los contratos “obligan a los contratantes no sólo
al cumplimiento de lo expresa mente pactado, sino también a las consecuencias que, según su
naturaleza, son conforme a la buena fe, al uso o a la ley"
El segundo establece que “la validez y el cumplimiento de los contratos no pueden quedar al
arbitrio de uno de los contratantes" lo cual significa que el contrato obliga a quienes lo celebran
y que ninguno de ellos puede privarlo de efectos unilateralmente o dejar de cumplirlo. Conviene
precisar tal principio para indicar su alcance.
1. Tienen que observar los principios legales concernientes al acto que han celebrado.
Ahora bien, así como el contrato no puede ser revocado por uno de los con tratantes, es posible
hacerlo por la voluntad de ambos. Lo que dos voluntades anudaron puede ser desatado por ellas
mismas. Esto debe entenderse sin per juicio de los derechos de tercero, constituidos
legítimamente con base en el contrato que pretendiere revocarse. Así, las partes pueden
convenir en privar de efectos un contrato válido y eficaz, pero
ello no habrá de acarrear perjuicios a cualquier tercero que hubiese adquirido derechos
creados por el acto que se pretende extinguir.
FUENTES: