Acto legislativo 02 del 2015

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Acto legislativo 02 del 2015, equilibrio de poderes

Análisis sobre el acto legislativo 02 del 2015

Integrantes:

Fausto Joaquín Muñoz Terranova

Jean Paul Flórez Corrales

Jeison Andrés Garcés Gómez

Facultad de Derecho, Universidad Pontificia Bolivariana

Dr. Martín Hernán Bonilla Acosta

10 de septiembre de 2021
Acto legislativo 02 del 2015, equilibrio de poderes
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En época de la Constitución del año 1991, es del caso resaltar que la jurisdicción constitucional
y, en particular, la Corte Constitucional colombiana ha sido objeto de compuestas opiniones
desde su consagración, las cuales han tenido un diferentes matices: en primer lugar, aquellas que
la ven como una corporación con descomunales poderes y nada legitimada democráticamente, y
en segundo lugar esas opiniones que ven a esta jurisdicción, en cabeza de la Corte
Constitucional, como la institución más sólida, garantista y cercana a los asociados.

Al borde de sus apreciaciones, lo seguro es que la consagración de la Corte Constitucional como


órgano de cierre de la jurisdicción constitucional en la Constitución de 1991, le estipuló la tarea
principal de guardar la voluntad del constituyente primario plasmada en las disposiciones
constitucionales de 1991, pero; por su especial relevancia dentro de sus competencias le fue
asignada a la Corte Constitucional la tarea de llevar a cabo el control abstracto y el control
concreto de constitucionalidad; el primero corresponde a un control normativo en el que los
hechos pasan a un plano secundario, es una confrontación de una norma jurídica con la fuerza de
una ley frente a la Constitución política; por el otro lado, el control concreto hace de la Corte el
único tribunal que revisa las decisiones respecto de acciones de tutela instauradas por los
colombianos por presunta vulneración, o puesta en peligro real, de los derecho fundamentales.

Competencias consagradas en el artículo 241 de la, también llamada, carta o norma superior, o
Ley fundamental. En otras palabras, La Carta otorgo a la Corte Constitucional dos deberes para
cumplir su obligación de guardar la integridad y la supremacía de la Constitución: primero,
juzgar la constitucionalidad de normas como leyes o decretos con fuerza de ley, y, segundo,
unificar la jurisprudencia de las decisiones judiciales relacionadas con la tutela de los
derechos constitucionales.

Así las cosas, en atención a la función del control abstracto, y en aras de la protección integral
que esta institución le debe prestar a la Constitución, e hace un análisis de fondo sobre las
decisiones adoptadas por la Corte Constitucional en el marco del estudio del Acto Legislativo 02
de 2015.

En el Acto Legislativo 02 de 2015 se aprobó las figuras del gobierno de la Rama Judicial y la
comisión de Aforados de la siguiente manera: o Del Órgano de Gobierno de la Rama Judicial En
la Constitución de 1991, el Consejo Superior de la Judicatura estaba conformado por dos salas:
(i) una disciplinaria, encargada de ejercer la función jurisdiccional disciplinaria sobre los
funcionarios y empleados de la Rama judicial, aunado a esto en cabeza de esta sala se encontraba
la función de investigar y sancionar a los abogados en el ejercicio de su profesión. (ii) Por otra
parte, se encontraba la sala administrativa, la cual como su nombre lo indica se encargaba de
administrar, así como de la gestión y el control de la Rama Judicial.

Ahora bien, el Acto Legislativo 02 de 2015 eliminó el Consejo Superior de la Judicatura, en cuyo
reemplazo consagró la creación de nuevos órganos. Algunas de las funciones que estaban en
cabeza de la sala administrativa fueron asignadas al Consejo de Gobierno Judicial, órgano que
según la reforma estaría conformado por 9 magistrados, entre los cuales se encontrarían los
presidentes de las Altas Cortes, un representante de los magistrados de los tribunales y de los
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jueces, un representante de los empleados de la Rama Judicial y tres miembros permanentes cuya
labor la ejercerían exclusivamente en el Consejo de Gobierno Judicial.

Salvo los presidentes de las Altas Cortes, los miembros restantes del Consejo de Gobierno
Judicial contarían con un periodo de cuatro años para el desempeño y desarrollo de las funciones
que constitucionalmente les fueran asignadas, con la prohibición expresa de ser reelegidos
Respecto de los miembros de permanencia exclusiva el acto reformatorio plantea que estos
tienen funciones específicas como la planeación estratégica, proponer al Consejo programas de
políticas públicas para la aprobación por parte del mismo Consejo. Es importante señalar que el
perfil de estos miembros debe atender a una experiencia de 10 años en diseño, evaluación o
seguimiento de políticas públicas y además de la elección deberá haber diferentes tipos de
perfiles profesionales. El Consejo es el encargado de definir las políticas de la rama judicial,
postular listas y ternas que la constitución establezca para la elección de otros funcionarios
judiciales. De igual manera se asignó a su cargo la tarea de adelantar trámites judiciales y
administrativos que se adelanten en los despachos judiciales, así como expedir el reglamento del
sistema de carrera judicial y de la Comisión de Carrera judicial Otra de las funciones asignadas
al Consejo de Gobierno es la aprobación del proyecto de presupuesto para la Rama Judicial,
función que antes del Acto Legislativo era desarrollada por la Sala administrativa del Consejo
Superior de la Judicatura. No obstante, con la reforma, el Consejo de Gobierno Judicial
procedería a ejercer esta función de manera muy diferente a como es adelantada por la Sala
administrativa en la actualidad; con lo cual, el trámite de elaboración del presupuesto para la
Rama judicial se llevaría a cabo: con la realización del proyecto de presupuesto, su aprobación
por parte del Consejo de Gobierno Judicial y, posteriormente, su remisión al Gobierno Nacional.

Del Órgano de Administración de la Rama Judicial

El Acto Legislativo 02 de 2015 le asignó la administración de la Rama judicial a un órgano


denominado Gerencia de la Rama Judicial, órgano que estará subordinado al Consejo Nacional
de Gobierno Judicial La función principal de la Gerencia de la Rama judicial es la ejecución de
las decisiones adoptadas en el Consejo de Gobierno Judicial. Además de esa función, la Gerencia
de la Rama judicial se encargaría de promover el apoyo administrativo y logístico para el
Consejo de Gobierno, así como de la elaboración del proyecto del presupuesto que debe ser
aprobado por el mismo Consejo de Gobierno Judicial y posteriormente remitido al Gobierno
nacional, para finalmente ser ejecutado de conformidad con la aprobación del Congreso. Este
Órgano estaría en cabeza del Gerente de la Rama judicial, quien tendría la representación legal
de la Rama Judicial para efectos procesales, y cuyo nombramiento hace parte de la lista de
funciones encargadas al Consejo de Gobierno Judicial.

De la Comisión Nacional de Disciplina Judicial.

Este Órgano tiene como misión reemplazar la controversial Sala disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura. La Comisión Nacional de Disciplina Judicial sería la encargada de
ejercer la función jurisdiccional disciplinaria sobre los funcionarios y empleados de la Rama
Judicial, así como de instruir la investigación e imponer la sanción correspondiente por el
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ejercicio indebido de la profesión de la abogacía. El funcionamiento de este Órgano se configuró


de una forma modulada, puesto que no entrará a funcionar de manera inmediata, sino que se
estableció que las Magistrados que la conformarían se elegirían dentro del año siguiente a la
entrada de la vigencia del Acto Legislativo. De tal manera que, hasta que no estén nombrados y
posesionados los nuevos miembros, esta función seguirá siendo desarrollada por los Magistrados
de la Sala disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura
o de la Competencia del Senado de la República para conocer de acusaciones que formule la
Cámara de Representantes contra el Presidente de la República, o quien haga sus veces, y los
miembros de la Comisión de Aforados.

El articulo 5 del Acto Legislativo modificaba el artículo 174 de la Constitución Política de


Colombia; a la luz de su contenido, el Senado de la República únicamente conocerá de las
acusaciones que formule la Cámara de Representantes contra el Presidente de la República, o
quien haga sus veces, y contra los miembros de la Comisión de Aforados; según lo dispuesto
originalmente en el artículo 174 de la Constitución, esta función se desarrollaba además contra
los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional, el Consejo de Estado,
el Consejo Superior de la Judicatura y el Fiscal General de la Nación.
De esta manera, las acusaciones que se formulen contra estos funcionarios estarían a cargo de la
nueva Comisión de Aforados, órgano creado por el Acto Legislativo 02 de 2015
De la Competencia de la Cámara de Representantes para acusar ante el Senado de la República,
al Presidente de la República, o a quien haga sus veces, y a los miembros de la Comisión de
Aforados.

En armonía con la modificación del artículo 5 del Acto Legislativo, el artículo 7 del mismo texto
normativo reformó el artículo 178 de la Constitución, es así como de ahora en adelante la
Cámara de Representantes solo acusará ante el Senado al Presidente de la República, o a quien
haga sus veces, y a los miembros de la Comisión de Aforados De esta manera, los Magistrados
de la Corte Suprema de Justicia, de la Corte Constitucional, del Consejo de Estado, del Consejo
Superior de la Judicatura y del Fiscal General de la Nación pasarán a ser acusador por la
Comisión de Aforados.

Con anterioridad a la Sentencia C-551 de 2003 la Corte Constitucional, afirmaba reiteradamente


que su competencia respecto al estudio de constitucionalidad sobre los actos reformatorios de la
Constitución era únicamente sobre los vicios formales en sentido estricto, excluyendo de su
competencia cualquier tipo de control material puesto que resultaba obvio que las modificaciones
o reformas que fueran aprobadas serían contrarias al contenido normativo de la constitución
vigente puesto que el objetivo de esta era la modificación de sus mandatos.
No obstante, a partir del año 2003 se abrió una postura jurisprudencial a propósito del control de
constitucionalidad de los Actos Legislativos cuando mediante la Sentencia C-551 de 2003 la
Corte Constitucional acogió la teoría de los límites competenciales del poder de reforma, según
la cual, dentro del juicio de constitucionalidad, dicha corporación establece la necesidad del
análisis de la competencia como un punto esencial dentro del estudio del cumplimiento del
trámite formal. Principios del carácter propio del estado colombiano como un Estado social
y democrático de Derecho, tambien como un estado constitucional republicano, democrático,
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participativo, pluralista y con autonomía en sus entes territoriales. En segundo lugar,


encontramos los principios relacionados con el régimen político, es decir, el sistema de gobierno
presidencial, el principio de separación de poderes y de pesos y contra pesos. En tercer lugar, los
principios relacionados con la función publica, esto es, la moralidad publica, la prevalencia del
interés general y la competencia del funcionario público.

De igual manera, la Corte Constitucional en Sentencia C- 1200 de 2003, estableció que hay
ciertas actuaciones que aún cuando recaigan sobre los principios o ejes fundamentales y
definitorios de nuestra Constitución Política no constituyen sustituciones parciales, como lo son:
1. Las reformulaciones positivas, es decir, el cambio de redacción de una norma sin la sustitución
de su esencial, como por ejemplo, “estado de derecho, social y democrático” reformulado por
“estado democrático y social de derecho”. 2. Las re conceptualizaciones, que se presenta cuando
se cambia la conceptualización que se tenia de un valor o principio protegido en la Constitución,
el ejemplo planteado por la Corte es: “el pueblo es el único titular de soberanía” y se cambia tal
concepto por “la soberanía reside exclusiva e indivisiblemente en el pueblo.
3. Las excepciones específicas, es decir, cuando se crea una salvedad a una norma o precepto
general, pero la aplicación de esta norma general se sigue aplicando, como, por ejemplo: La
constitución establece la prohibición de la imposición de penas perpetuas, pero lo exceptúa en el
caso de la inhabilidad indefinida por pérdida de la investidura. 4. Las limitaciones o
restricciones, es decir, la armonización de valores e intereses enfrentados mediante la imposición
de límites y restricciones como por ejemplo, el derecho fundamental de la libertad de prensa
contiene un límite respecto a la honra.

DE LAS DECLARATORIAS DE INEXEQUIBILIDAD DEL ACTO LEGISLATIVO 02


DE 2015

El Acto Legislativo 02 de 2015 fue publicado en el diario oficial el día 1 de julio de 2015. Este
acto reformatorio de la Constitución fue objeto de varias demandas de inconstitucionalidad, cuyo
resultado arrojó, las siguientes decisiones: sentencia C-053 de 2016, sentencia C-285 de 2016,
sentencia C373 de 2016, sentencia C-094 de 2017, sentencia C- 112 de 2017, la sentencia C-053
de 2016 y la sentencia C-290 de 2017. En ellas, las decisiones adoptadas finalmente declararon
la exequibilidad de las normas objeto de demandas, o fueron resueltas a través de la declaratoria
de inhibición por parte de la Corte, a razón de la ineptitud de la demanda. Sin embargo, dentro de
las demandas presentadas las sentencias C-373 de 2016 y la sentencia C-285 de 2016 la Corte
Constitucional mediante la declaratoria de inconstitucionalidad modificó el gobierno de la Rama
Judicial, asi como el tribunal de aforados las cuales son objeto de nuestro estudio.

DEL GOBIERNO JUDICIAL

Mediante la sentencia C-285 de 2016 fueron declaradas inconstitucionales los artículos 15,16,17
y 18, que establecían el nuevo diseño del gobierno judicial, lo que trajo como consecuencia
revivir al Consejo Superior de la Judicatura, respecto a su sala administrativa. Decisión que será
analizada en el presente acápite de la siguiente manera: 1.1.1. Normas demandadas: Los
accionantes demandaron parcialmente los artículos 15 y 26, así como la totalidad de los artículos
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16, 17, 18 y 19 del Acto Legislativo 02 de 2015. 1.1.2. Fundamentos de la demanda La Corte
Constitucional concluye que este contenido normativo constituía una sustitución a la
Constitución por las siguientes razones:

1. El nuevo modelo de gobierno y administración de la Rama Judicial previsto en el Acto


Legislativo suprimió los principios esenciales del texto constitucional que orientan la definición
de la estructura del Estado en general y la del Poder Judicial en especial: la independencia y la
autonomía judicial.
2. Para el accionante, estos dos principios son elementos definitorios del ordenamiento superior
que no podían ser sustituidos o eliminados por el Congreso, ya que constituyen el fundamento de
la organización del Estado, de las relaciones entre los poderes públicos y de la configuración
especial de la Rama Judicial.

Para el peticionario los principios de autonomía y de independencia judicial irradiaron todo el


modelo de estado establecido en la constitución de 1991. El accionante trae a colación lo
manifestado en el proceso de la constituyente, puesto que dentro del mismo se buscaba darle
fuerza al poder judicial mediante la creación de organismos autónomos de dirección,
administración y manejo de su presupuesto.

En este mismo sentido, el accionante sustenta la fundamentalidad de los principios de autonomía


e independencia judicial del mismo contenido de la constitución, puesto que, de su misma
lectura, se puede evidenciar cómo estas directrices irradiaron a todo el ordenamiento superior. A
consideración del demandante estos dos principios son reemplazados mediante el nuevo sistema
de gobierno propuesto por el Acto Legislativo 02 de 2015, debido a que, en este se debilita la
independencia del poder judicial respecto a las otras ramas del poder público de la siguiente
manera: por una parte los miembros del consejo de gobierno judicial no se dedicarían
exclusivamente a la administración de la rama judicial puesto que los presidentes de las Altas
Cortes además de ejercer funciones judiciales, ejercen también la presidencia de las mismas; de
igual forma que sucede con el representante de los jueces y magistrados de los tribunales, que
desarrollan funciones jurisdiccionales, y por último con el representante de los empleados
judiciales, puesto que estos tienen a su cargo otras labores.
En este mismo sentido, se ve perjudicada la continuidad de la gestión de la rama judicial, puesto
que los presidentes de las Altas Cortes son elegidos cada año. Por otra parte, se autoriza
expresamente la facultad del ejecutivo para intervenir en la gestión de la rama judicial ya que los
Ministros del Despacho y los Directores de departamentos administrativos pueden participar51
de las reuniones del Concejo de Gobierno Judicial, perjudicando así la autonomía del poder
judicial Por último, el cargo de Gerente de la Rama judicial presenta problemas de la manera
que esta concebido puesto que se le asignan dos funciones que son incompatibles entre si, debido
a que el Gerente participa en el Concejo de Gobierno judicial, órgano encargado de establecer las
políticas de gestión, y la ejecución de estas puesto que el control queda radicado en el mismo
órgano controlado.

Fundamentos de la Decisión.
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La Corte Constitucional para el estudio del cargo que fue declarado inconstitucional en la
sentencia C-285 de 2016 parte de establecer si existe un pilar fundamental que se vea sustituido
por otro completamente diferente con la reforma que el Acto Legislativo le introduce a la
Constitución mediante los artículos que suprimen el Consejo Superior de la Judicatura y crean
nuevos órganos en reemplazo de este. En efecto, la Corte identifica eje esencial de la
Constitución de 1991 el autogobierno judicial, el cual, en línea con lo anterior puede ser
modificado por el poder derivado, es decir, el congreso, pero de ninguna forma sustituido o
suprimido dentro del contenido de la Constitución. El autogobierno judicial en palabras de la
Corte Constitucional en la mencionada sentencia es “La capacidad de la Rama Judicial para
gestionarse y conducirse por sí misma, sin la dependencia e interferencia de otros poderes y
órganos del Estado, materializa los principios de independencia y de autonomía judicial, que a su
vez son parte integral del principio de separación de poderes como elemento esencial del
ordenamiento superior.”

De igual manera, la Corte estableció el alcance de este pilar definiéndolo como un elemento de
tipo orgánico, motivo por el cual, las instancias encargadas del manejo de la Rama Judicial
deben ser endógenas a este mismo poder. Lo anterior quiere decir que para el ejercicio y
cumplimiento de este principio es necesario una institucionalidad externa que sea capaz de
dirigirla en primer lugar, como una entidad que tiene a su cargo el manejo y gestión de las
garantías institucionales propias de la independencia judicial, mediante el ejercicio de las
actividades como la vinculación de los operadores jurídicos al sistema judicial, las condiciones
para el ejercicio de la función jurisdiccional, así como el suministro técnico y humano para la
Rama judicial.
En segundo lugar, es necesaria una institucionalidad capaz de materializar los fines del Estado,
como la realización de los fines de la justicia, cuyo significado no es otro que el de satisfacer las
necesidades y derechos de los ciudadanos. El carácter endógeno propio y necesario según el
autogobierno judicial, y que está presente en el sistema de gobierno y administración de la Rama
Judicial consagrado en la legislación anterior al Acto Legislativo 02 de 2015, se materializa en
los siguientes elementos: en primer lugar, la conformación de un Órgano de autogobierno, es
decir, el Consejo Superior de la Judicatura, compuesto por magistrados; en segundo lugar, la
elección de los magistrados del Consejo Superior de la Judicatura se realiza por los órganos
máximos de cada una de las jurisdicciones; y, por último, mediante el requisito de ser abogados y
haber ejercido con buen criterio la profesión. Pues bien, al analizar la Corte si la reforma
respetaba el carácter endógeno propio del principio de autogobierno concluyó que aunque
formalmente la reforma constitucional consagra dos órganos encargados del gobierno y la
administración de la Rama Judicial: el Consejo de Gobierno Judicial y la Gerencia de la Rama
Judicial, este último es un órgano de ejecución subordinado al Consejo de Gobierno Judicial que
es el encargado de gestionar la Rama judicial; con lo cual, materialmente no existe un
sistema orgánico institucionalizado.
Finalmente, la Corte agrega que la estructura institucional que se le otorgó a los órganos
consagrados en el Acto Legislativo, al interior de la Rama judicial, les impide cumplir con su
objetivo funcional principal. Lo anterior, en tanto que, por ejemplo, la Gerencia de la Rama
Judicial –aparentemente subordinada al órgano de gobierno judicial– se encarga, entre otras, de
promover el apoyo administrativo y logístico del Consejo de Gobierno Judicial; de ahí que, en
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realidad, el ejercicio de las funciones encargadas al Consejo de Gobierno Judicial esté


determinada por el desempeño y decisiones operativas de la Gerencia de la Rama.
Ahora, respecto de la materialización de la autonomía en el marco de la separación de poderes, la
Corte precisa que la autonomía en general corresponde a la entrega a cada una de las ramas del
poder público cada una, titulares principales de una función del Estado de la capacidad para
desenvolverse y desplegar sus actividades por sí mismos y para autogobernarse. Por regla
general esta capacidad de autogestión se encuentra en cabeza de cada titular de la función que
corresponda, sin embargo, como la función jurisdiccional es ejercida por un sinnúmero de
funcionarios que la desarrollan de manera independiente a lo largo del país, esta circunstancia
exige un diseño orgánico y particular del órgano de gobierno judicial que se encargue de la
gestión independiente de la Rama judicial.

En línea con lo anterior, respecto de la materialización de este principio, la Corte establece que
es necesario que el órgano de autogobierno esté equipado con una autonomía externa e interna, la
primera se refiere a que la actividad de gobierno judicial sea ejercida libre de injerencia ajena a
la propia Rama Judicial y por virtud de la autonomía interna el órgano de gobierno judicial debe
estar orientado a satisfacer las necesidades de la administración de justicia sin la injerencia de
intereses gremiales o de cualquier otro tipo. Es importante resaltar que la autonomía judicial en
su ámbito de autogobierno trasciende los aspectos operativos y financieros que usualmente se le
otorgan como presupuesto de la independencia judicial, puesto que la noción de autogestión y las
labores necesarias para ello van dirigidas, desde la perspectiva del gobierno judicial, a una pronta
y cumplida administración de justicia. Los principios de autogobierno y autonomía judicial se
encontraban asegurados en el modelo del Consejo Superior de la Judicatura mediante el ejercicio
permanente y no ocasional de las funciones de gobierno judicial en cabeza de la Sala
administrativa, puesto que de esta forma permanentemente se desarrolla el total de las
competencias relacionadas con el gobierno y la administración de la Rama Judicial; el mismo
modelo del Consejo Superior garantizaba los mencionados principios con los magistrados que
conformaban la Sala administrativa del Consejo Superior, pues comoquiera que se trataba de
funcionarios permanentes de la Sala administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, ello
aseguraba evitar la concurrencia de otros intereses personales o gremiales que obstaculizaran el
desarrollo de sus funciones dentro del órgano de gobierno judicial.
En el modelo de gobierno y administración de la Rama Judicial que fue propuesto en el Acto
Legislativo 02 del 2015, la ausencia de los dos presupuestos que fueron mencionados en el
párrafo anterior permitió a la Corte concluir que el principio de autonomía judicial se veía
suprimido. Las razones estriban principalmente en que no todos los miembros que conformarían
el Consejo de Gobierno Judicial tienen el carácter de funcionarios permanentes en dicho órgano,
por lo que, no solo se deja desprovista a la administración de justicia de la permanencia con que
debe contar la independencia judicial, sino que, además, en los miembros que conformarían el
Consejo de Gobierno Judicial confluye otra calidad: la de juez de la república en la jurisdicción
que le corresponda a cada cual, por lo que el ejercicio de sus funciones como miembros del
Consejo de Gobierno Judicial podría verse influido por intereses gremiales incompatibles con el
ejercicio de la administración.
Los argumentos señalados fueron suficientes para que de forma clara y rotunda la Corte
concluyera que el nuevo modelo, aunque nominalmente apuntaba a cumplir con los mismos
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objetivos y parámetros que consagraba el modelo anterior, carece de aptitud para lograrlo puesto
que la estructura y distribución competencial no cumple con los parámetros establecidos de la
autonomía judicial. Finalmente, la Corte decidió que la supresión del Consejo Superior de la
Judicatura y su reemplazo con la estructura del Consejo de Gobierno Judicial no respeta la idea
de autogobierno judicial como presupuesto de la autonomía y la independencia judicial y del
principio de separación de poderes. Lo anterior, siguiendo el razonamiento de la Corte
Constitucional, pretende alterar uno de los pilares fundamentales de la Constitución de 1991, lo
que redunda en una sustitución parcial de la misma, cuestión que no es de competencia del
Congreso de la República.

DEL TRIBUNAL DE AFORADOS

El tribunal de aforados era la otra figura importante del Acto Legislativo 02 de 2015, en este
caso, mediante la sentencia C- 373 de 2016, la Corte declara inconstitucional esta figura. 1.1.5.
Normas demandadas El accionante demandó parcialmente los artículos 2,9,11 y 26,
y totalmente los artículos 5,7,8,15,16,17,18 y 19 del Acto Legislativo No. 02 de 2015, por medio
del cual se adopta una reforma de equilibrio de poderes y reajuste institucional y se dictan otras
disposiciones. 1.1.6. Fundamentos de la demanda Los argumentos presentados respecto del cargo
por vulneración de los principios de conectividad e identidad flexible en el trámite de los
artículos 2 (parcial), 5, 7, 8 y 9 (parcial) son los siguientes: El accionante afirma que los
artículos demandados presentan un caso de sustitución de la Constitución debido a que, por la
creación de la Comisión de Aforados y la eliminación del antejuicio político para el juzgamiento
de algunos funcionarios del Estado, según el actor, habrían sido sustituidos dos pilares
fundamentales de la Constitución, a saber:
El principio de Estado de Derecho y el sistema de frenos y contrapesos. En este sentido, la
accionante señala que, de acuerdo con lo establecido en el Acto Legislativo 02 de 2015, la
Comisión de Aforados no se encuentra.
vinculada a ninguna rama del poder público, motivo por le cual no es una autoridad judicial,
circunstancia que es especialmente grave en el caso de la investigación y acusación de los
magistrados de las altas Cortes y del Fiscal General de la Nación, puesto que el ejercicio de esta
función implica eventualmente la afectación a derechos fundamentales.

En este mismo sentido, continúa el accionante afirmando que los magistrados de las Altas
Cortes, así como el Fiscal General de la Nación se encuentran adscritos a la Rama Judicial, los
cuales, según el diseño de controles constitucionalmente instituido, solo pueden ser controlados
por otra rama del poder público, y en especial por el Congreso, órgano con la mayor
representación democrática por ser elegido directamente por el pueblo. De igual manera, para el
demandante no hay razón jurídica para justificar el mantenimiento del modelo de acusación a
cargo de la Cámara de Representantes y de juzgamiento a cargo del Senado de la República, para
el Presidente de la República, o para quien haga sus veces, cuando tal circunstancia en su opinión
genera un desequilibrio desfavorable para la Rama Judicial, el cual resulta mayor cuando este
modelo en el Acto Legislativo se aplica para los miembros de la Comisión de Aforados, quienes
no hacen parte de ninguna Rama del poder y se excluye de este modelo, sin motivo alguno a los
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magistrados de las Altas Cortes y al Fiscal General de la Nación, funcionarios que sí hacen parte
de la Rama Judicial.

Respecto a la legitimidad de las actuaciones que llegue a realizar la Comisión de Aforados, el


accionante afirma que carecen de legitimidad democrática por cuanto el único órgano que la
ostenta es el Congreso, el cual, al acusar e investigar a los miembros de la Comisión de
Aforados, se convierte en juez y parte, debido a que la elección de los miembros de la Comisión
está a cargo del Congreso.
En línea con lo anterior, el accionante argumenta que la imparcialidad requerida por parte del
Congreso desaparece al ser esta Corporación la que se encarga de elegir a los miembros de la
Comisión de Aforados y, posteriormente, los puede investigar acusa y juzga. Como consecuencia
de esto se concentra el poder en beneficio de una de las ramas de poder público y en detrimento
de alguna otra. Es así como la falta de legitimidad democrática produce un desbarajuste
institucional puesto que no solo le otorga un modelo de juzgamiento especial al Presidente de la
república o quien haga sus veces, sino que adicionalmente concentra excesivamente el poder en
el Congreso.
Por último, afirma que, las actuaciones desarrolladas por la Comisión de Aforados no están
sujetas a ningún control, legal o constitucional, distinto al que realiza el Congreso, quien es su
nominador, circunstancia que le permite inferir gravemente en el poder judicial.

Fundamentos de la Corte

El análisis realizado por la Corte respecto a los cargos formulados en contra de los artículos 2
(parcial) 5, 7, 8 (parcial) y 9 (parcial) del Acto legislativo 02 de 2015 parte de establecer que los
ejes definitorios de la Constitución para la aplicación de la metodología del juicio de sustitución
son: los principios de separación de poderes e independencia y autonomía judicial, los cuales
según se encuentran interconectados.

Respecto de la separación de poderes, para la corte es claro que se trata de un principio


transversal, que ha sufrido variaciones en su definición, sin que existan cambios en su esencia, es
decir, el propósito de limitar el poder público a través de la distribución de competencias y el
control recíproco de cada rama del poder público en el ejercicio de sus funciones.
En la mayoría de las definiciones que la doctrina ha esgrimido al respecto del principio de la
separación de poderes, hay un énfasis particular en definir este principio como la asignación de
funciones básicas a cada una de las ramas, caracterizándolas con fundamento en las tareas que
respectivamente cumplen según lo establecido en la Constitución, con el fin de impedir la
concentración de todas las funciones estatales. Razón por la cual el Estado de Derecho no es otra
cosa que una asignación de competencias para lograr el cumplimiento de las diferentes funciones
estatales.
Las ramas del poder público se encuentran conformadas por órganos, los cuales son los
encargados de concretar esas funciones estatales, de modo que la separación de poderes tiene una
extensión orgánica. Estos órganos se denominan órganos constitucionales, cuya consagración
normativa se encuentra prevista por el artículo 113 constitucional. Sin embargo, la Corte
Constitucional ha considerado que existen otros órganos autónomos e independientes que sirven
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al cumplimiento de las demás funciones como es el caso del Ministerio Público y la Contraloría
General de la República.
Pues bien, de igual forma el Tribunal Constitucional en la decisión objeto de estudio considera
que son órganos constitucionales: el Congreso de la República, el Presidente de la República, la
Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de
la Judicatura y la Fiscalía General de la Nación, puesto que la misma Constitución, establece su
status jurídico, al definir su conformación, sus miembros, las competencias de los mismos, así
como el lugar especial que ocupan estos órganos en la estructura estatal.

Una de las características que poseen estos órganos constitucionales es la paridad. Lo anterior
implica que entre ellos existe una identidad jurídica legítima y autónoma del origen de cada
órgano y la proyección que estos tengan en el ámbito político. De igual forma, entre los órganos
constitucionales existe una relación de igualdad entre ellos, que proviene del derecho positivo y
que excluye la jerarquización entre estos órganos.

Pues bien, al realizar el estudio del caso concreto, la Corte establece que la investigación y
acusación de los magistrados de las Altas Cortes y el Fiscal General de la Nación corresponde a
un control inter-orgánico inscrito dentro de las formas de colaboración armónica entre las ramas
del poder público. El esquema de acusación y juzgamiento consagrado en la Constitución de
1991, previo al Acto Legislativo 02 de 2015, estaba diseñado de la siguiente manera: cuando la
conducta del funcionario en cuestión recaía sobre delitos penales cometidos en ejercicio de la
función o de la indignidad por mala conducta, el competente para adelantar la investigación y
acusación era la Cámara de Representantes y el juzgamiento lo realizaba el Senado de la
República, el cual solo podía aplicar sanciones como la suspensión o destitución del cargo, y, en
caso de que el comportamiento configurara otro tipo de pena, la entidad con la competencia para
decretar la imposición de esa pena era la Corte Suprema de Justicia. Razón por la cual, en este
último caso, el procedimiento judicial previo a la imposición de la pena era de instrucción y
conocimiento de la Corte Suprema de Justicia.

Por el contrario, si se trataba de delitos comunes, la función de acusación estaba en cabeza de la


Cámara de Representantes, y el Senado de la República debia analizar y decidir si había o no
lugar al seguimiento de la causa. En caso de encontrar mérito para continuar con el trámite, el
juzgamiento estaba a cargo de la Corte Suprema de Justicia. Por último, este esquema se
complementaba con la responsabilidad fiscal que se podía atribuir a los funcionarios, bajo el
respeto del debido proceso, que se encontraba establecida en los artículos 174, 175 y 178 de la
Constitución.

De esta manera el constituyente originario estableció un régimen constitucional con límites


impuestos mediante las reglas sustantivas y procedimentales para la remoción anticipada de estos
altos funcionarios, así como la suspensión de los mismos y la imposición de sanciones durante el
período para el cual fueron nombrados.

Es así como, este sistema establecido buscaba asegurar que la investigación, acusación y
juzgamiento de los funcionarios judiciales: en primer lugar, no afectara negativamente el
Acto legislativo 02 del 2015, equilibrio de poderes
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ejercicio imparcial de sus funciones; en segundo lugar, tuviera en cuenta el lugar que ocupaba el
funcionario en el vértice de una de las ramas del poder público y por último permitiera
considerar que los efectos que produciría la decisión tomada respecto a la estabilidad del sistema
constitucional.

Después de las precisiones anteriormente mencionadas el Tribunal Constitucional, con el


propósito de aplicar la metodología del juicio de sustitución, delimitó los pilares fundamentales
de la premisa mayor recordando, en primer lugar, el nexo inescindible existente entre la
autonomía e independencia del poder judicial y el principio de separación de poderes puesto que
los primeros no son más que expresiones de este último.

En segundo lugar, que aun cuando exista una colaboración armónica entre las ramas del poder
público, es claro que cada una de ellas goza de su propia independencia. Dicha independencia
preserva el ámbito funcional de cada una de las ramas del poder público contra las indebidas
injerencias que pueden provenir de otros poderes u órganos, y debe respetarse incluso cuando
existan escenarios de recíproca colaboración, como ya lo acotamos con anterioridad.
Esta independencia que se predica de las ramas del poder público se transmite de igual manera a
los órganos constitucionales que las conforman y, a su vez, a los funcionarios que desarrollan las
funciones que les son propias a cada una de las ramas del poder público.
Agrega la Corte que, como consecuencia del cambio en el parámetro de valoración, con la
modificación constitucional la competencia para la remoción y sanción de los integrantes de las
máximas corporaciones judiciales se desplazó de un órgano con legitimidad democrática hacia
un organismo nuevo carente de legitimidad democrática directa.

Finalmente, la Corte agrega un motivo de reparo adicional según el cual la reforma introducida
por el Acto Legislativo 02 de 2015, introduce una variación sustancial al esquema de de control
inter-orgánico, privando a uno de los poderes público de una facultad que le correspondía según
el propósito esencial de la separación de poderes, para asignar esa potestad de investigación y
acusación a otro órgano de naturaleza y composición diferente.

Al aplicar el último paso de la metodología del juicio de sustitución, es decir, la comparación


entre la premisa mayor y la premisa menor, la Corte Constitucional concluyó, en primer lugar,
que una Comisión de Aforados que no hace parte a ninguna de las ramas del poder público, y
que carece de índole judicial, no puede desplazar al Congreso de la República sin que esto
signifique una sustitución de la Constitución.

En el supuesto de entregarse el ejercicio de una competencia asignada dentro de una función


judicial a un órgano que no pertenece a la Rama Judicial se debe cumplir con dos condiciones las
cuales en palabras de la Corte son “(i) ser del mismo rango de los órganos constitucionales
representados por los funcionarios sometidos a investigación y eventual acusación y (ii)
garantizar una actuación coherente con una responsabilidad debida al pueblo y en cuyo
establecimiento pudieran apreciarse y sopesarse las connotaciones políticas y de impacto
institucional propias de esa clase de responsabilidad.
Acto legislativo 02 del 2015, equilibrio de poderes
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En este mismo sentido, la Corte concluye que al establecerse el régimen especial del
control inter-orgánico, el cual se activa cuando se busca establecer la responsabilidad de los
funcionarios sobre los cuales recae el fuero, el Constituyente originario pretendió que la
determinación de esa responsabilidad operara dentro de los límites de las tres ramas del poder
público y sus órganos constitucionales. Sin embargo, las modificaciones introducidas por el Acto
Legislativo, la Comisión de aforadas quedó por fuera de los límites de las ramas del poder
público, por lo que incumple con la característica de que los órganos que deben hacer efectiva la
responsabilidad de aforados pertenecientes a la Rama Judicial deban ser órganos constitucionales
de las otras ramas del poder público. Con lo cual se materializa el principio de la separación de
poderes, y el control interrogantico entre las instituciones del poder público.
Finalmente, la Corte concluye que, la creación de la Comisión de Aforados sustituyó el principio
de independencia judicial, puesto que se desplazó al Congreso, órgano de origen popular, de las
funciones de acusación e investigación, desapareciendo las consideraciones de estabilidad
institucional63 o del bien común como llama el tribunal e instituyó un procedimiento que
pretende hacer valer el régimen sancionatorio instituido.

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