Unidad 1 ¡a Las Armas, Ciudadanos!
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1.3. Empieza la «era de las revoluciones»: Las Trece Colonias plantan cara al Imperio Británico
2. La sociedad estamental. La sociedad del Antiguo Régimen era estamental y estaba formada
por tres grupos o estamentos: la nobleza, el clero y el Tercer Estado (pueblo llano). Los
estamentos eran grupos cerrados, a los que se pertenecía por nacimiento, así que era
imposible promocionar socialmente. Había desigualdad legal entre los estamentos.
a) La nobleza y el clero pertenecían al grupo de los privilegiados: gozaban de privilegios
económicos: poseían la tierra, no pagaban impuestos y cobraban tributos; y privilegios
jurídicos: poseían tribunales y leyes propias y ocupaban los altos cargos.
b) El Tercer Estado era el grupo no privilegiado, pues sostenían a los privilegiados con su
trabajo e impuestos, no podían ocupar altos cargos y no tenían igualdad de derechos. Dentro
del Tercer Estado estaban los campesinos, los artesanos, los comerciantes, pero también la
burguesía. El desarrollo de los negocios comerciales en el siglo XVIII enriqueció a la
burguesía (comerciantes, banqueros, etc.) frente a nobles y clérigos. De esta forma aumentó
el poder e influencia social de los burgueses y, con ello, la incoherencia de su desigualdad
ante la ley, como miembros que eran del Tercer Estado. El descontento de la burguesía fue
creciendo hasta desembocar en los estallidos revolucionarios.
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LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA
En España las ideas de la Ilustración llegaron con retraso e incidieron sólo en una minoría culta de
la población, de los círculos académicos y eclesiásticos, que pretendían impulsar el desarrollo
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EL DESPOTISMO ILUSTRADO
Desde mediados del siglo XVIII, algunos monarcas europeos como Catalina de Rusia, Federico II
de Prusia o Carlos III de España, adoptaron políticas reformistas inspiradas en la Ilustración, pero
sin cuestionar el poder absoluto o la desigualdad de la sociedad estamental.
Estos monarcas se rodearon de ministros ilustrados y promovieron algunas reformas
modernizadoras en busca del interés general, como la modernización de la agricultura y la industria,
el desarrollo del comercio, la realización de obras públicas, el fomento de las artes y las ciencias,
etc. Sin embargo, ninguno de estos cambios afectó a la estructura política y social del Antiguo
Régimen. Por eso, el lema que caracterizó a este sistema de gobierno fue “Todo para el pueblo,
pero sin el pueblo”. Esta incapacidad para reformar la sociedad “desde arriba” abrió paso a las
revoluciones liberales,
En España el máximo exponente del Despotismo Ilustrado fue el rey Carlos III. Inicialmente,
asesorado por una serie de ministros italianos, como Esquilache, Carlos III emprendió una serie de
reformar reformas para estimular el crecimiento económico, entre ellas la liberalización del precio
del trigo (es decir, el precio del trigo subiría o bajaría en función de la ley de la oferta y la demanda).
El ascenso de los precios del trigo motivó el estallido de una de las más célebres “revueltas del
pan” en España, el motín de Esquilache (1766). El marqués de Esquilache, secretario de
Hacienda de Carlos III, promovió una norma municipal en Madrid que pretendía erradicar el uso de
capa larga y sombrero de ala ancha, pue el anonimato de la indumentaria favorecía la delincuencia.
En su lugar debía vestirse capa corta y tricornio, a la moda italiana. En una situación de carestía de
alimentos, esta norma fue la chispa que hizo estallar la “revuelta del pan”, que se saldó con el
destierro de Esquilache, la bajada del precio del trigo y la anulación de la norma.
1.3. EMPIEZA LA «ERA DE LAS REVOLUCIONES»: TRECE COLONIAS CONTRA EL IMPERIO BRITÁNICO
Las ideas ilustradas y los anhelos de cambios sociales, económicos y políticos se expandieron
también al continente americano. Los habitantes de las trece colonias inglesas establecidas desde
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el siglo XVII en la costa este de Norteamérica, animados por las ideas de igualdad y libertad que les
llegaban desde Europa, protagonizaron una insurrección contra su metrópoli (Reino Unido). La
Revolución Americana fue la primera revolución liberal de la Historia, que no sólo inauguró la era de
las revoluciones, sino que alumbró una nueva nación, Estados Unidos de América, el primer país
que se rigió por los principios del liberalismo.
Y TODO EMPEZÓ…CON EL TÉ
Pese a la prosperidad económica de las 13 colonias, los colonos no tenían representación en el
Parlamento de Londres, no se les permitía ocupar nuevas tierras y estaban sometidos a fuertes
impuestos. En 1773 Gran Bretaña aumentó aún más los impuestos, entre ellos los del té, lo que
motivó el Motín del Té (Boston Tea Party), en el que los colonos de Boston tiraron varios
cargamentos de té al mar. El motín fue duramente reprimido por las tropas británicas, lo que motivó
el estallido de la Guerra de Independencia Americana.
Versalles y los gastos militares. Ante esta situación el rey propuso hacer una reforma fiscal
en la que los privilegiados (nobleza y clero), hasta ahora libres de pagar impuestos, también
debían empezar a pagar. Esta medida puso también a los privilegiados contra el rey, pues
no estaban dispuestos a perder ninguno de sus privilegios.
• Causas sociales. La burguesía, aunque era cada más rica, seguía formando parte del
Tercer Estado, es decir, el estamento no privilegiado, por lo que estaban social y
políticamente marginados. Pero la burguesía había logrado acceder a la educación y,
alentada por las ideas ilustradas, empezó a reivindicar la igualdad ante la ley y el
derecho a participar en la política.
• Causas culturales. La expansión de las ideas ilustradas y el ejemplo de las Trece
Colonias norteamericanas, que bajo el ideario ilustrado habían conseguido derrocar al
Antiguo Régimen, sentó las bases de las demandas burguesas que impulsarían la
Revolución Francesa.
girondinos daban por concluida la revolución tras conquistar los derechos para la burguesía,
los jacobinos querían continuar con la revolución hasta conseguir la igualdad social,
incluyendo al resto del pueblo llano, los llamados sans-culottes.
3. Convención Nacional (1792-1794). El descontento popular forzó el ascenso de los
jacobinos y la creación de una nueva asamblea constituyente: la Convención Nacional.
Durante la Convención se abolió la monarquía y se proclamó la I República francesa, se
aprobó el sufragio universal masculino y se realizaron reformas sociales en beneficio del
pueblo llano. En 1793 el rey Luis XVI y su esposa María Antonieta fueron guillotinados
públicamente.
Bajo el mando de Robespierre, la Convención se radicalizó, deteniendo y guillotinando a
todas aquellas personas críticas con las reformas jacobinas. Había comenzado el periodo
conocido como el Terror.
4. Directorio (1795-1799). Un golpe de Estado en la Convención puso fin a esta etapa de
sangrienta represión, que terminó con la detención de Robespierre, que fue guillotinado
junto a sus seguidores. Tras el golpe de Estado, conocido como la reacción termidoriana, la
burguesía moderada recuperó el poder, reinstauró el sufragio censitario y abolió las
reformas sociales impulsadas por los jacobinos. El gobierno pasó a manos de un Directorio,
compuesto por 5 miembros. El Directorio tuvo que hacer frente a una fuerte inestabilidad,
pues contaba con la presión de los monárquicos para reestablecer el absolutismo y la de los
sans-culottes para restaurar las reformas jacobinas.
Buena parte de la burguesía empezó a valorar al ejército como la única institución capaz de
garantizar el orden social, la estabilidad económica de la burguesía y consolidar los
principios más moderados de la Revolución francesa, lejos de las aspiraciones democráticas
de los sectores populares. Así, en 1799, el joven general Napoleón Bonaparte, muy
popular por sus éxitos militares, apoyado por la burguesía encabezó un nuevo golpe de
Estado que terminó con el Directorio y clausuró la Revolución francesa.
¿QUÉ ES EL LIBERALISMO?
Bajo el impulso de la burguesía, que quería recuperar los derechos conquistados durante la
Revolución francesa y crear Estados liberales, en la primera mitad del siglo XIX se produjeron en
Europa varias oleadas revolucionarias de corte liberal.
• 1ª oleada: Las revoluciones liberales de 1820. La primera oleada revolucionaria se
produjo en torno a 1820 y se trató de insurrecciones militares apoyadas por la burguesía y
organizadas clandestinamente por sociedades secretas formadas por burgueses,
intelectuales y militares de ideas liberales. Muchas de estas insurrecciones fueron
sofocadas por la Santa Alianza, como la del general Riego en España (Trienio Liberal).
Otras triunfaron, como la de Grecia que consiguió independizarse del Imperio turco, o la de
América Latina, donde la burguesía criolla (nativos americanos de origen europeo) se rebeló
contra el dominio colonial y consiguió la independencia de casi todos los territorios y la
creación de nuevas naciones.
• 2ª oleada: Las revoluciones liberales de 1830. La segunda oleada revolucionaria se
produjo en torno a 1830. En este caso las insurrecciones fueron impulsadas por la
burguesía, pero contaron con el apoyo de las clases populares. Esta oleada revolucionaria
tuvo su principal centro en Francia, donde se consiguió derrocar a la monarquía absoluta y
establecer una monarquía constitucional y un liberalismo moderado.
• Tercera oleada. Las Revoluciones liberales de 1848. La tercera oleada revolucionaria,
conocida como “Primavera de los Pueblos”, se extendió por toda Europa en 1848. El
origen fue nuevamente Francia, donde la grave crisis económica y la restricción de
libertades derrocó definitivamente la monarquía y condujo a la proclamación de la
República. La chispa revolucionaria se extendió por el resto de Europa (los Estados
italianos, Prusia, Imperio austriaco, etc.). En este ciclo revolucionario, a las demandas
tradicionales de la burguesía se sumaron las demandas de las clases populares,
especialmente del proletariado industrial, que reivindicaban cambios más profundos para
conseguir una sociedad democrática e igualitaria: soberanía popular, sufragio universal
masculino, ampliación de libertades y reformas sociales.
¿Por qué fue tan importante la “Primavera de los Pueblos” de 1848? Aunque muchas
de las revueltas fueron reprimidas con dureza, marcaron el principio del fin del sistema de la
Restauración y con él de la mayoría de las monarquías absolutas europeas. Además,
supuso la irrupción por primera vez del proletariado en las luchas políticas y, con ellos, de
las ideas democráticas. La entrada del proletariado en la escena política supuso la escisión
dentro del pensamiento liberal, que desde entonces se dividió en liberalismo conservador
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¿QUÉ ES EL NACIONALISMO?
Para entender qué es el nacionalismo hay que empezar por comprender el concepto de nación.
Una nación es un conjunto de ciudadanos libres que comparten una lengua, una cultura, una
voluntad de vivir juntos y de regirse por las mismas leyes, una historia, unas tradiciones y una forma
de vida comunes. Partiendo de esta definición el nacionalismo fue una corriente ideológica, política
y cultural burguesa surgida en el siglo XVIII, que aspiraba a formar Estados cuyas fronteras
coincidiesen con las de la nación.
Aunque empieza a desarrollarse en el siglo XVIII, al calor de las ideas Ilustradas, la eclosión del
nacionalismo se produjo a mediados del siglo XIX, durante la Primavera de los Pueblos, cuando
muchos de los territorios ocupados, bien por los grandes Imperios europeos o bien por el dominio
napoleónico, empiezan a manifestar su voluntad de constituirse en Estados independientes.
Las ideas nacionalistas dieron lugar a dos tipos de nacionalismo:
• Nacionalismo disgregador. El nacionalismo disgregador se desarrolló dentro de los
grandes Imperios europeos, como el Imperio pruso, el Imperio ruso, el Imperio austro-
húngaro o el Imperio otomano. Estos grandes imperios eran plurinacionales, es decir, que
amalgamaban muchas naciones diferentes, que empiezan a reivindicar su independencia.
• Nacionalismo unificador. El nacionalismo unificador se desarrolló en las naciones que
estaban divididas en varios Estados, como sucedió en Italia o en Alemania.
a) La unificación italiana
A principios del siglo XIX, la península itálica se encontraba fragmentada en ocho Estados,
algunos de los cuales, como Lombardía o Véneto, estaban bajo el dominio del Imperio
austrohúngaro. El Estado impulsor de la unificación fue el reino de Piamonte, en el norte de Italia,
muy desarrollado económica e industrialmente y con una monarquía constitucional, gobernada por
el primer ministro Cavour y el rey Víctor Manuel II.
¿Qué factores influyeron en la unificación italiana? En primer lugar, la voluntad de
independencia de los territorios del norte, que querían liberarse del dominio austrohúngaro.
También jugó un papel importante el desarrollo de un movimiento cultural llamado el Risorgimento,
que defendía la identidad italiana común y abogaba por la unificación de todos los italianos. Otro
elemento impulsor fueron las sociedades secretas, como los carbonarios o la organización
Joven Italia, liderada por Mazzini, defensoras del nacionalismo y el liberalismo. A todo ello hay que
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añadir el papel de la burguesía, que luchaba por la creación de un Estado liberal y unitario, que
aboliera las fronteras y favoreciese el comercio y los negocios.
¿Cómo se produjo la unificación italiana? El reino de Piamonte comenzó el proceso de
unificación conquistando Lombardía al Imperio austrohúngaro con la ayuda de Francia, que en
pago por su ayuda recibió los territorios de Saboya y Niza. Poco a poco fueron anexionándose otros
Estados del norte y el centro de la península Itálica, como Toscana, Parma o Módena. Al mismo
tiempo, Garibaldi, uno de los grandes líderes revolucionarios de la unificación, se puso al frente de
un pequeño ejército de voluntarios, los “camisas rojas”, y lanzó una expedición hacia el sur para
anexionar el reino de las Dos Sicilias.
En 1861 todos los estados anexionados se constituyen como Reino de Italia, con el rey Víctor
Manuel II a la cabeza, al que poco después se añadiría el Véneto y los Estados Pontificios
(gobernados hasta entonces por el Papa de Roma). En 1870 Roma se convirtió en la capital de
Italia. El Papa de Roma, que había gobernado durante siglos la región se opuso a la anexión y, en
señal de protesta, se encerró en el Vaticano, marcando el inicio de la llamada Cuestión Romana,
una disputa entre el gobierno italiano y el papado que se extendería hasta 1929.
b) La unificación alemana
La Confederación Germánica estaba formada por 38 Estados, entre los que destacaban Prusia y
el Imperio austrohúngaro, que rivalizaron por extender su control sobre el resto de los territorios.
Buena parte de los Estados de la Confederación Germánica formaban ya parte de una Unión
Aduanera (Zollverein), impulsada por Prusia y que dejaba fuera al Imperio austrohúngaro. Tras
algunos intentos de unificación fallidos durante la Primavera de los Pueblos, finalmente tomó las
riendas del proceso de unificación el reino de Prusia, que era el más extenso y poderoso
económica y militarmente, con el káiser Guillermo I y su canciller Otto von Bismarck a la
cabeza. La unificación alemana se consiguió por la vía autoritaria, conquistando militarmente los
territorios bajo el control del Imperio austrohúngaro, Francia y Dinamarca. En 1871, tras conquistar
todos los territorios germánicos, se consuma la unificación alemana y Guillermo I fue proclamado
káiser (emperador) del II Reich alemán.
ROCOCÓ
Durante las primeras décadas del siglo XVIII el arte fue volviéndose cada vez más recargado y
decorativo, dando lugar al llamado estilo Rococó (del francés “rocaille” + “coquille”). El Rococó fue
un estilo impulsado por los estamentos privilegiados, pues satisfacía el gusto frívolo y
ultradecorativo de la decadente aristocracia de la época, contrario al de la burguesía intelectual.
El arte Rococó fue un arte recargado y ultradecorativo, que se plasmó sobre todo en las
abigarradas decoraciones interiores de las residencias aristocráticas, repletos de frescos,
muebles, molduras, cerámica, lámparas, etc. en estancias de tonos pastel rosados, azulados y
verdosos sobre fondos blancos y dorados.
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En arquitectura destacó el arquitecto Jacques Gabriel, autor del Petit Trianon en los jardines del
Palacio de Versalles en Francia, y también los palacios de los príncipes alemanes, que imitan la
suntuosidad de la corte francesa de Versalles.
La pintura rococó se caracterizó por el uso de colores claros y brillantes, los tonos pastel y la
representación de temas frívolos y superficiales del gusto aristocrático: fiestas, juegos, bailes,
escenas pastoriles, etc. Entre los principales representantes destacaron los autores franceses,
como Fragonard, autor de El columpio, y los paisajistas venecianos, como Canaletto, célebre por
sus vistas de los canales de Venecia.
NEOCLASICISMO
A mediados del siglo XVIII, con el triunfo de la Ilustración y de la Razón, los excesos ornamentales
y la superficialidad del estilo Rococó fueron rechazados y sustituidos por un nuevo estilo: el
Neoclasicismo. El Neoclasicismo fue el estilo de la Ilustración, basado en la razón, el orden y la
recuperación arqueológica de la antigüedad clásica. Los estudios arqueológicos del arte de la
antigüedad clásica cobraron impulso con el descubrimiento en el siglo XVIII de las ruinas de
Pompeya y Herculano. Otro aspecto determinante en el triunfo del Neoclasicismo fue el contexto
político de las primeras revoluciones liberales (EEUU y Francia) lideradas por la burguesía. Si el
Barroco y Rococó se identificaban con la aristocracia y las monarquías absolutas, el
Neoclasicismo se identificará con el ideario burgués de lucha contra el Antiguo Régimen y
los valores ilustrados (virtud cívica, sencillez, heroísmo, patriotismo, …).
El pintor neoclásico más destacado es el francés JACQUES-LOUIS DAVID, conocido como “el pintor
de la Revolución”, pues retrató el periodo con obras emblemáticas como el Juramento de los
Horacios, El rapto de las Sabinas, Juramento del Juego de Pelota o la Muerte de Marat. Tras la
llegada al poder de Napoleón será su “pintor de cámara” y realizará algunos de sus retratos más
célebres como La consagración de Napoleón o Napoleón cruzando los Alpes. Tras la caída de
Napoleón David tuvo que exiliarse en Bruselas.
Otras figuras destacadas fueron Ingres, célebre por sus bañistas y sus exóticas odaliscas, como la
Gran Odalisca; Angelica Kauffman, una de las pintoras más reconocidas de su tiempo, conocida
por sus retratos, como su célebre autorretrato alegórico titulado La decisión de Angélica;
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Élisabeth Vigée-Le Brun, conocida por sus retratos de la realeza y la aristocracia, especialmente
de la reina María Antonieta, a quien retrató en numerosas ocasiones, como en María Antonieta
con una rosa.
ROMANTICISMO
El Romanticismo se desarrolló en la 1ª mitad del siglo XIX, ligado al auge del nacionalismo y del
liberalismo (Revoluciones liberales burguesas -1820, 1830 y 1848). Surgió en Francia, pero
prendió con fuerza en toda Europa, especialmente en Gran Bretaña y Alemania. El Romanticismo,
que surgió como oposición al Neoclasicismo y la Ilustración, fue una corriente artística centrada en
la exaltación de la subjetividad, del sentimiento y del individuo. Frente a la sobriedad, la frialdad
y la racionalidad neoclásicas, el Romanticismo fue el arte de la rebeldía, la pasión, la
vehemencia y la libertad.