UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA PROFESIONAL DE HISTORIA

CURSO: SOCIEDAD, CULTURA Y ECOLOGÍA


DOCENTE: FEREN CASTILLO.
Grupo SCE2: LOPEZ ISLA CHRISTIAN, SALVADOR VARAS ANGHELLO,
AREVALO HOLGUIN ALEX, ESQUERRE CORDOVA MARVIN
CICLO II
TRUJILLO- PERÚ
2024
Capítulo 1
El ambiente está compuesto por elementos bióticos (seres vivos como
plantas, animales y humanos) y abióticos (elementos no vivos como el
agua, el aire y las rocas), que interactúan entre sí. La materia en el
ambiente se organiza en ocho niveles jerárquicos: materiales inorgánicos,
biológicos, células, organismos, poblaciones, comunidades, ecosistemas y la
biosfera. Los factores ecológicos, tanto abióticos (como el clima, la luz y el
suelo) como bióticos (relaciones entre organismos y su entorno), afectan
cómo los seres vivos se desarrollan y se distribuyen.
Los factores abióticos incluyen influencias sidéricas (como el Sol y la Luna),
ecogeográficos (como el clima y el tipo de suelo), y fisicoquímicos
(temperatura, pH, agua). La luz solar es crucial para la fotosíntesis, un
proceso que produce oxígeno y materia orgánica, esencial para todos los
seres vivos. La temperatura influye en los organismos, diferenciándose
entre poiquilotermos (que dependen del ambiente para regular su calor) y
homotermos (que mantienen una temperatura constante). Las plantas y
animales tienen adaptaciones específicas al agua: las plantas pueden ser
higrófitas, xerófitas o hidrófitas, mientras que los animales se agrupan
según su capacidad para manejar el agua en acuáticos, mesófilos o
xerófilos. Finalmente, las interacciones dentro de las especies incluyen
relaciones de reproducción, defensa y competencia por recursos.
Las relaciones ecológicas como la sinequia, epifitismo, foresia y
comensalismo son ejemplos de interacciones entre especies que implican
cooperación o beneficios mutuos. Estas interacciones pueden ser
fundamentales para la mutua tolerancia y la convivencia de diversas
especies. La simbiosis es una relación de beneficio mutuo, como se observa
en líquenes, polinización, micorrizas y bacterias intestinales.
Por otro lado, la depredación y el parasitismo son relaciones en las que una
especie se beneficia a expensas de otra. En la depredación, el depredador
caza a su presa, mientras que el parasitismo, que puede ser ecto, endo o
social, involucra organismos que causan daño o enfermedades a su
huésped.
La vegetación es un factor ecológico crucial para los animales, al
proporcionarles alimento y refugio. Su pérdida, debido a actividades
humanas como el sobrepastoreo, genera graves consecuencias ecológicas.
La densidad poblacional también influye en el equilibrio de las especies, ya
que un exceso poblacional puede generar problemas de fertilidad y
supervivencia.
Finalmente, la especie humana juega un papel fundamental en el medio
ambiente, pero sus actividades, como la deforestación y la contaminación,
están alterando gravemente los ecosistemas. Los factores ambientales
limitan la distribución y adaptación de los organismos, especialmente en
condiciones extremas.
Capítulo 2
El hábitat es el lugar donde vive una especie, mientras que el nicho
ecológico define su función dentro del ecosistema, determinada por la
competencia y especialización. Los elementos formales de una población
incluyen densidad, dispersión, edad, sexo y morbilidad, mientras que los
elementos funcionales afectan su comportamiento, fertilidad y mortalidad.
La dinámica poblacional describe cómo las poblaciones cambian en tiempo
y espacio, considerando factores como dispersión, densidad y crecimiento,
determinado por la natalidad y mortalidad. Las poblaciones pueden
mantenerse, aumentar, disminuir o fluctuar. Las comunidades bióticas son
grupos interdependientes de plantas y animales en un área, influenciadas
por factores ambientales, y se conocen como biomas, reflejando la relación
entre vegetales y animales. Un ecosistema es un sistema abierto compuesto
por componentes abióticos (materia y energía inorgánicas) y bióticos (seres
vivos), organizados en productores, consumidores y descomponedores,
conectados por cadenas tróficas. En los ecosistemas, la energía fluye según
las leyes de la termodinámica, donde la fotosíntesis convierte la energía
solar en materia orgánica. Los ciclos biogeoquímicos describen la circulación
de elementos esenciales, como el carbono, nitrógeno y fósforo, entre el
medio inorgánico y los seres vivos. El ciclo del carbono involucra la
producción de materia orgánica por las plantas y su retorno como CO2. El
ciclo del nitrógeno convierte el nitrógeno atmosférico en compuestos útiles
para las plantas. El fósforo circula en el suelo y organismos, siendo vital
para la fotosíntesis y procesos biológicos, garantizando la estabilidad
ecológica.
El potasio es esencial para plantas, animales y humanos, participando en la
fotosíntesis, procesos celulares y regulación del agua en las células. El
cobre, abundante en la naturaleza, se integra al suelo mediante la
descomposición de rocas. En un ecosistema, las cadenas alimentarias,
formadas por productores, consumidores y descomponedores, se entrelazan
para crear redes tróficas. La longitud de estas cadenas depende del número
de eslabones.
La pirámide trófica ilustra los niveles alimentarios, desde el mundo
inorgánico hasta productores, herbívoros, omnívoros, carnívoros y
carroñeros, donde cada nivel depende del inferior. La productividad del
ecosistema, reflejada en la producción de materia orgánica, es clave para
mantener cosechas y recursos naturales.
Los ecosistemas enfrentan alteraciones naturales como inundaciones y
deslizamientos, que forman parte de su equilibrio. La biosfera, compuesta
por litosfera, hidrosfera, pedosfera y atmósfera, es el área donde se
desarrolla la vida. Proporciona bienestar y riqueza al ofrecer recursos
esenciales, empleo y sustento. Sin embargo, también genera peligros como
catástrofes naturales y enfermedades. La interacción equilibrada con la
biosfera es crucial para garantizar la estabilidad de los ecosistemas y la
supervivencia humana.
Conclusión
Podemos decir que la interdependencia y complejidad de los sistemas
naturales llegan a ser esenciales y así perseveran en la biodiversidad. Nos
ayuda a comprender procesos y a lograr una relación armoniosa. También
concluimos que la distribución, abundancia y comportamiento de las
especies llegan a estar influenciados por la interdependencia entre los
factores bióticos y abióticos. Su estructura y función llegan a estar
determinadas por las relaciones ecológicas. Podemos tener en cuenta que
nuestras acciones como la deforestación, la contaminación y el cambio
climático, llegan a tener efectos que perjudican el ecosistema.

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