VILLANCICOS BARROCOS LUCENTINOS DEL SIGLO XVII, PRESENTACIÓN Y TEXTOS, Antonio Cruz Casado
VILLANCICOS BARROCOS LUCENTINOS DEL SIGLO XVII, PRESENTACIÓN Y TEXTOS, Antonio Cruz Casado
VILLANCICOS BARROCOS LUCENTINOS DEL SIGLO XVII, PRESENTACIÓN Y TEXTOS, Antonio Cruz Casado
C6r
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Córdoba, 2022
Ilustre Asociación Provincial Cordobesa de Cronistas Oficiales
Crónica
/-f
XX I X
Consejo de Redacción
Coordinador
Juan Gregario Nevado Calero
Vocales
Manuel García Hurtado
Ediciones y Publicaciones.
Foto Portada: Puente sobre el río Genil. Foto archivo Diputación ch Córdoba.
I.S.B.N.. 978-84.0945529-4
Resumen
Presentación y edición de un pliego de villancicos lucentinos del siglo XVII,
fechados en 1673, aunque se presta también atención a otro pliego de villancicos
lucentinos, de las mismas características que el citado, pero fechado algo después, en
1694. Ambos constituyen ejemplos relativamente tempranos de esta forma literaria en el
Sur de Córdoba, con relación a otros pliegos similares de la comarca.
Palabras clave
Villancicos de Lucena, siglo XVII, presentación y edición.
Abstract
Presentation and edition of a sheet of Christmas carols from the 17th century,
dated 1673, although attention is also paid to another sheet of Christmas carols from
Lucena, with the same characteristics as the one cited, but dated somewhat later, in
1694. Both are relatively early examples of this literary form in the South of Córdoba,
in relation to other similar sheets of the region.
Keywords
Villancicos de Lucena, 17th century, presentation and edition.
1 En la presente aproximación aprovechamos material de diversos trabajos anteriores nuestros, entre los
que están: "Rosas del Diciembre: villancicos lucentinos del barroco tardío", Angélica. Revista de
Literatura, 6, 1994, pp. 7-34; "Una forma literaria de religiosidad popular: los villancicos de tema
navideño (A propósito de unos villancicos egabrenses del siglo XVIII)", en Actas del Congreso de
Religiosidad Popular en Andalucía, Cabra, Ilmo. Ayuntamiento de Cabra, 1994, pp. 405-413;
"Villancicos barrocos andaluces para diversas fiestas del convento de Santa Clara de Montilla (1684-
1737)", en El franctscanismo en Andalucía, I, ed. Manuel Peláez del Rosal, Córdoba, Cajasur, 1997, pp.
325-346; "Una mención de Encinas Ralas en un texto literario del siglo XVII", en Actas de las Primeras
Jornadas de la Real Academia de Córdoba sobre Encinas Reales, 13-14 de junio de 1998, Córdoba, Real
Academia de Córdoba, Excma. Diputación, Ayuntamiento de Encinas Reales, 1999, pp. 47-66; "Tres
villancicos egabrenses del siglo XVIII", El Paseo, Cabra, Excmo. Ayuntamiento, núm. 3, septiembre,
1998, pp. 65-73; Villancicos Barrocos del Sur de Córdoba (Siglos XVII-XVIII), ed. Antonio Cruz Casado,
Lucena, Excmo. Ayuntamiento / Cátedra Barahona de Soto, 2004; "Villancicos barrocos cordobeses en
honor de la Inmaculada Concepción", Boletín de la Real Academia de Córdoba, núm. 165, enero-
diciembre, 2016, pp. 433-441, etc.
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Antonio Cruz Casado
Rite he he
más rite he he
la turulu turulé
turulu turulá.
2 Marqués de Santillana, Poesías completas, ed. Manuel Durán, Madrid, Castalia, 1975, I, pp. 58-60.
Como indica el editor, en rigor, la composición no es un villancico desde el punto de vista métrico. El
libro clásico y todavía útil para el tema que nos ocupa es el de Antonio Sánchez Romeralo, El villancico
(Estudios sobre la lírica popular de los siglos XV y XVI), Madrid, Gredos, 1969.
3 Cfr. Tomás Navarro Tomás, Métrica española, op. cit., p. 171. Hemos visto también, entre otros
muchos textos, una pequeña colección de Rodrigo de Reinosa, Aquí comienza un Pater noster trovado y
dirigido a las damas. Y las coplas de la Chinagala. Y un villancico que dice "Los cabellos de mi amiga
de oro son", con otras de un ventero y un escudero. Y un villancico que dice "No tengo vida segura en no
ver su hermosura. Trovado por Rodrigo de Reinosa, s.1., s.a., en la que hay dos villancicos de carácter
profano, el primero es propiamente una glosa al villancico viejo, de tema amoroso, "Los cabellos de mi
amiga/ de oro son. / Para mí lanzadas son", y otro parecido, que glosa los versos: "No tengo vida segura /
en no ver su hermosura".
4 Cristóbal de Castillejo, "Reprensión contra los poetas españoles que escriben en verso italiano", en Elías
L. Rivas, ed., Poesía lírica del Siglo de Oro, Madrid, Cátedra, 1980, p. 53.
5 El comienzo indica, con grafía modernizada: "Villancicos para cantar en la Natividad de Nuestro Señor
Jesucristo, hechos por Estéban de Zafra. El primero al tono de "Dios, morenicos". Al final se dan los
datos del impresor: "Impresos con licencia en Toledo, por Juan Ruiz, año de MDXLV [1545]".
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Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
Uno de estos villancicos, el número seis, adapta nada menos que un cantarcillo
popular de carácter obsceno, tal como se desprende del título: "Otro villancico al tono
de "Mi marido anda cuitado / yo juraré que está castrado". Creemos que todos estos
poemas pueden considerarse un ejemplo más de lo que se suelen llamar "versiones a lo
divino" de un texto profano, fenómeno ampliamente conocido y vinculado de manera
habitual a la literatura postridentina, aunque que no sólo se circunscribe al siglo XVI,
sino que se encuentra en épocas posteriores, tal como hemos estudiado6 en algunos
ejemplos del XVII.
En otros impresos de mediados del siglo XVI encontramos la mezcla de
villancicos profanos y religiosos, tal como acontece en el llamado Cancionero de
Uppsala (Venecia, 1556), en el que se incluyen doce villancicos de Navidad, frente a
unas cuarenta canciones profanas; alguno de ellos es obra de autor conocido, como el de
fray Ambrosio Montesino, "No la debemos dormir / la noche sancta"7, pero en general
suelen ser anónimos y de un gran lirismo; por otra parte, su empleo no es sólo
específico de la literatura castellana, sino que también encontramos en este cancionero
uno en catalán, el que empieza "E la don don, Verges María"8.
Hay, por lo tanto, en este librito, un marcado desequilibrio entre la cantidad de
villancicos religiosos y profanos que incluye, aunque con el tiempo van a predominar
los primeros. La gradación apuntada, que va de lo profano a lo religioso, se puede
encontrar en diversos autores más. Por mencionar algún caso específico, recordemos
que Pedro de Padilla, en su Tesoro de varias poesías, (Madrid, Francisco Sánchez,
1580), utiliza en este libro 66 villancicos, todos de tema profano; en sus Églogas
pastoriles, (Sevilla, Andrea Pescioni, 1582), inserta bastantes villancicos profanos, aún
sin individualizados con ese nombre, como partes específicas de las obras; en su
Romancero, (Madrid, Francisco Sánchez, 1583), hay también 40 villancicos, todos ellos
de tema profano, en tanto que en la obra siguiente del mismo autor, Jardín espiritual,
(Madrid, Querino Gerardo Flamenco, 1585), aparecen ya 14 villancicos de tema
religioso, entre ellos seis dedicados "a la Natividad de Cristo Nuestro Redentor"; claro
que, en el mismo libro, hay también una "Canción a la Natividad de Cristo Nuestro
Redentor" y un "Romance al nacimiento de Nuestro Salvador", lo que parece indicativo
de que el villancico no se había especializado definitivamente por esa época en temas
navideños. Además el caso de Pedro de Padilla, con relación a la sustitución de los
asuntos profanos por los religiosos, tiene que examinarse desde la perspectiva de la
6 Nos referimos a nuestro trabajo: "Secuelas de la Fábula de Polifemo y Galatea: versiones barrocas a lo
burlesco ya lo divino", Criticón [Universidad de Toulouse Le Mirad], 49, 1990, pp. 51-59. La aportación
más importante sobre el tema es la de Francisco Javier Sánchez Martínez, Historia y crítica de la poesía
lírica culta "a lo divino" en la España del Siglo de Oro. Tomo V, volumen I. La divinización de la lírica
de Góngora (Romances y letrinas) y volumen II. La divinización de la lírica de Góngora (Poemas en arte
mayor) y otras manifestaciones (con especial atención a Juan de Mena "a lo divino" por Luis de
Aranda). Alicante, F. J. Sánchez Martínez, Editor, 1999, 2 vols. Otra aproximación nuestra al tema: "El
Polifemo a lo divino (Salamanca, 1666), de Martín de Páramo y Pardo: deudas gongorinas-, en Foro
Anual de Debate "Góngora hoy" (VII, 2004), "El Polifemo de Góngora", organizado por la Diputación de
Córdoba y la Universidad de Córdoba (22 y 23 de abril de 2004), en Autores varios, Góngora hoy VII: el
Polifento, ed. Joaquín Roses, Córdoba, Diputación, 2005, pp. 89-106. Más reciente y abarcador es nuestro
trabajo: "A propósito del Polifemo (c. 1612-1613), en su IV centenario", en Plumas no vulgares. De
Góngora a Cernuda pasando por Quevedo, coord. José Peña González, Madrid, CEU Ediciones, 2014,
pp. 89-123.
7 Rafael Mitjana, Cincuenta y cuatro canciones españolas del siglo XVI. Cancionero de Uppsala,
Uppsala. A. B. Akademiska Bokfórlaget, 1909 [ed. facsímil, Madrid, José Esteban, 19801, p. 28.
8 'bid., pp. 32-33.
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Antonio Cruz Casado
biografía personal del autor, puesto que antes de componer la última obra mencionada el
poeta entra en la religión del Carmelo.
Por su parte, Lope de Vega los emplea abundantemente en su libro Pastores de
Belén, algunos de ellos delicadísimos9, en los que predominan de acuerdo con el
ambiente específico de su narración los de asunto navideño; claro que en otros textos,
como es de suponer, Lope escribe también villancicos de tema profano.
Para la segunda mitad del siglo XVII, época de los pliegos lucentinos que
reseñaremos después, y la primera del XVIII el predominio de los villancicos religiosos
es casi absoluto con relación a los profanos, tal como puede verse, por ejemplo, en la
poesía manuscrita de Gonzalo Enríquez de Arana (1661-1738); son casi medio centenar
los villancicos religiosos que se encuentran en los dos extensos volúmenes que
contienen su producción poética, en gran parte inédital°. Entre ellos, hay algunos de
tema navideño, los dos titulados "Villancico para la natividad de Nuestro Señor"; en uno
intervienen un pastor y un cortesano, Mingo y don Gil, lo que da origen a un diálogo,
hecho documentado también en diversas composiciones del mismo tipo debidos a Lope
y que luego veremos empleado en alguno de los villancicos que mencionaremos a
continuación.
9 Véase, por ejemplo, el que se inicia con el verso "Nace el Alba María", al que Lope llama
explícitamente villancico, en Lope de Vega, Pastores de Belén, Madrid, CIAP, s.a., I, pp. 42- 43. En otros
escritores barrocos de tendencia mística hay poemas dedicados al nacimiento de Cristo, pero no adoptan
la forma de villancico, ni se titulan así; es lo que encontramos, por ejemplo, en el libro del franciscano
Antonio Panes, Escala mística y estímulo del amor divino, de 1675, en el que se incluyen dos
composiciones con ese tema: "Al nacimiento de Nuestro Salvador. Liras" y "Al mismo asumpto.
Romance", cfr. Antonio Panes, Escala mística y estímulo del amor divino, ed. Francisco Pons Fuster,
Madrid, Fundación Universitaria Española / Universidad Pontificia de Salamanca, 1995, pp. 270 y as., y
279 y ss., para los poemas citados.
10 Entre nuestras aportaciones, ya publicadas, sobre este autor se encuentran: "Poemillas de pasión en el
barroco tardío (Una muestra de la poesía religiosa de Gonzalo Enríquez de Arana y Puerto)", Torralbo,
[Lucena], 1992, pp. 78-87; "Un escritor montillano en el olvido: Don Gonzalo Enríquez de Arana y
Puerto", Nuestro Ambiente [Montilla], núm. 168, julio, 1992, pp. 87-89; "Gonzalo Enríquez de Arana, un
escritor andaluz del barroco tardío", en Lecturas y relecturas de textos españoles, latinoamericanos y US
latinos [Actas del X1 Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Universidad de California
Irvine- 92], ed. Juan Villegas, [Los Ángeles], University of California, 1994, vol. V, pp. 99-106; "Los
poemas de tema mitológico en El cisne andaluz, de Gonzalo Enríquez de Arana (1661- 1738)", en
Hommage d Robert fammes (Anejos de Criticón,!), Toulouse, PUM, 1994, pp. 281- 297; "Gonzalo
Enríquez de Arana (1661-1738) y su obra teatral en el barroco tardío", en Studia Aurea. Actas del Hl
Congreso de la AISO (Toulouse, 1993). II, Teatro, ed. I. Arellano, M. C. Pinillos, F. Serraba, M. Vitse,
Toulouse-Pamplona, 1996, pp. 120-128; Gonzalo Enríquez de Arana y Puerto, El Cisne Andaluz
(Selección), ed. Antonio Cruz Casado, Montilla, Bibliofilia Montillana, 1996, 540 págs.; "Villancicos
barrocos andaluces para diversas fiestas del convento de Santa Clara de Montilla (1684-1737) [de
Gonzalo Enríquez de Arana]", en El franciscanismo en Andalucía, I, ed. Manuel Peláez. del Rosal,
Córdoba, Cajasur, 1997, pp. 325-346, que es la base de lo que indicamos en la introducción
correspondiente a los villancicos montillanos; "San Francisco Solano en la poesía barroca del montillano
Gonzalo Enríquez de Arana y Puerto (1661-1738)", en El franciscanismo en Andalucía, II, ed. Manuel
Peláez del Rosal, Córdoba, Caja Madrid, 1998, pp. 393-405; "Una loa inédita del barroco tardío para el
convento de Santa Ana de Montilla (Córdoba) [de Gonzalo Enríquez de Arana]", en El franciscanismo en
Andalucía, IV, ed. Manuel Peláez del Rosal, Córdoba, Cajasur, 2000, pp. 549-583; "Las Octavas a la
infancia del hombre, un poema inédito de Gonzalo Enríquez de Arana (1661- 1738), en los albores del
siglo XVIII", en Remedios Morales Raya, ed., Homenaje a la profesora kr Dolores Tortosa Linde,
Granada, Universidad, 2003, p. 107-146, etc.
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Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
11 Vid., sobre el terna, nuestros estudios: "Una forma literaria de religiosidad popular: los villancicos de
tema navideño (A propósito de unos villancicos egabrenses del siglo XVIII)", en Actas del Congreso de
Religiosidad Popular en Andalucía, Cabra, Ilmo. Ayuntamiento de Cabra, 1994, pp. 405-413, y "Tres
villancicos egabrenses del siglo XVIII", El Paseo, Cabra, Excmo. Ayuntamiento, núm. 3, septiembre,
1998, pp. 65-73, además de la introducción y los textos incluidos en este mismo volumen.
12 No se indica habitualmente el autor de los versos, en los pliegos que recogen villancicos que hemos
visto; sin embargo, en esta ocasión, Don Hipólito Ruiz Solano escribe, en la dedicatoria, acerca del hecho
de consagrar "este corto desvelo a expensas de mi ignorante pluma, que remontada ha pretendido del
mejor Sol supurar los rayos, y en métricos y dulcísonos versos epilogar de un amante humanado las
finezas", en lo que puede entenderse que él mismo es el autor de los versos.
13 Véase, por ejemplo, la serie de villancicos que van desde 1807 a 1835, aunque con lagunas de algunos
años, de la Biblioteca Municipal de Córdoba, cuyo pliego más antiguo indica: Letras de los villancicos
que se han de cantar en los solemnes maitines del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, en esta Santa
Iglesia Catedral de Córdoba, en el presente año de 1807, puestos en música por don Jaime Balius y Villa,
presbítero, Maestro de Capilla en dicha Santa Iglesia. Córdoba, Imprenta Real de don Rafael García
Rodríguez y Cuenca, s.a. {pero 1807]. Con relación a los pliegos de villancicos de la Catedral de
Córdoba, no los hemos localizado posteriores a 1835, y parece que esta costumbre de editar los
villancicos había ya desaparecido un poco antes en la Catedral de Sevilla. Sobre este hecho en la última
Catedral mencionada nos queda el testimonio de Blanco White, que ya no considera vigente la edición de
estos textos hacia 1822, fecha de la edición inglesa de las Letters .from Spain: Blanco White recuerda lo
siguiente, al referirse a las celebraciones de Navidad: "La música de la Catedral es excelente.
Actualmente se limita a acompañar parte de las oraciones latinas, pero hasta hace unos cuantos años
también se usaba en una especie de intermedios dramáticos en lengua vulgar que se cantaban, no se
representaban, en determinados momentos del oficio. Estas piezas tenían el nombre de villancicos, de
villano o rústico, puesto que eran pastores y pastoras los interlocutores de estos diálogos. La letra,
impresa a expensas del cabildo, se distribuía al público, que todavía sigue echando de menos la gracia y el
humor de los zagales de Belén", José Blanco White, Cartas de España, trad., Antonio Garnica, Madrid,
Alianza, 1977, 2' ed., p. 245. (Nótese lo que dice el escritor a propósito del carácter dramático de estos
villancicos, ya advertido en algunos villancicos egabrenses, y de su ausencia de representación efectiva,
sustituida ésta por un canto estático de carácter pastoril). Sin embargo, en la Catedral de Córdoba la
costumbre de editar los villancicos continúa al menos hasta 1835, tal como hemos señalado. También
menciona Blanco la costumbre española de construir el belén en casa y de cantar villancicos
acompañados de la zambomba: "Pero los nacimientos de hoy raramente ofrecen diversión a los extraños
y, con la excepción de cantar villancicos al son de la zambomba, poco es lo que queda de las antiguas
fiestas", ibid., p. 224. Hace poco tiempo ha aparecido una buena recopilación de villancicos cordobeses
del barroco tardío: Rafael Bonilla Cerezo e Ignacio García Aguilar. Villancicos de la Catedral de
Córdoba, 1682-1767. Métricas cadencias clarines sean, Córdoba, Excmo. Ayuntamiento, 2002, en tanto
que para el ámbito granadino contamos con los dos monumentales tomos de Germán Tejerizo Robles,
Villancicos barrocos en la Capilla Real granadina. Sevilla, Junta de Andalucía, 1989, 2 vols., con
abundantes anotaciones musicales en la segunda parte.
215
Antonio Cruz Casado
esta lírica religiosa, algunas ya casi olvidadas", pero dignas de ser conocidas y
estudiadas.
Villancicos lucentinos
Los villancicos lucentinos que se nos han conservado son cronológicamente un
poco anteriores (nos referimos en este caso a los de 1673) a todos los que hemos visto,
hasta el momento, oriundos de esta zona de la provincia de Córdoba, a pesar de que,
junto a los mencionados de Cabra, de 1731, hemos consultado también otros
procedentes de La Rambla y de Montilla, respectivamente. Se trata, en los dos últimos
casos mencionados, de las Letras o villancicos que se han de cantar en la Iglesia de la
Villa de la Rambla en la fiesta y octava del Santísimo Sacramento que hace este año de
1674, en los que se indica que ha compuesto su música el licenciado Don Diego de
Quesada y Castilla, organista de la catedral de Córdoba, y del pliego de José Martínez
Espinosa de los Monteros, Letras de los villancicos que se han de cantar en la
solemnísima octava que se celebra en esta ciudad de Montilla en la colocación de la
devotísinza imagen de Jesús Nazareno, en su nueva capilla, fechado en 1689.
Son dieciocho en total las composiciones cantadas en la Navidad lucentina
(nueve en cada uno de los impresos, como es frecuente), las que nos han transmitido
estos pliegos, bastante curiosas y desiguales como corresponde a una forma lírica de
tendencia popularizante, aunque escritas por un autor culto, presumiblemente clérigo.
Al respecto hay que señalar que tanto don Cristóbal Recio y Negrales, que firma la
dedicatoria de los villancicos de 1673, como don Antonio Montoro Fernández de Mora,
maestro de capilla de San Mateo, que hace lo propio en la correspondiente a los textos
de 1694, pueden ser autores de la letra o de la música o de ambas cosas conjuntamente,
pero también puede darse el caso de que el autor verdadero no sea ninguno de ellos.
Con respecto a alguno de estos villancicos tenemos la noticia15, efectivamente
comprobada, de que son debidos a la pluma de Manuel de León Marchante (h. 1620-
1680), prolífico autor de textos religiosos, entre ellos muchos villancicos, cuya difusión
solía hacerse con frecuencia por medio de los pliegos de cordel que vendían los ciegos,
tal como se desprende del testimonio del prologuista de sus obras póstumas: "Fue [León
Marchante] contemporáneo y competidor estimado de los grandes ingenios del siglo,
que los tenía. Y del nunca bien laureado Don Pedro Calderón de la Barca se refiere que,
estando un día en la Lonja de San Sebastián de esta Corte, a tiempo que un ciego pasaba
por la calle de Atocha publicando su "Relación en verso real de los toros de Meco" (que
en este libro se reimprimen [sic]) le llamó y tomó dos docenas que llevaba, diciendo con
14 Un buen ejemplo de lo que hemos indicado es el estudio de Joaquín Criado Costa, "Un villancico casi
olvidado en la villa carolína de San Sebastián de los Ballesteros (Córdoba)", en Crónica de Córdoba y sus
pueblos, Córdoba, Asociación Provincial Cordobesa de Cronistas Oficiales, 1994, pp. 185-191. Por
nuestra parte, hemos incluido algunos villancicos en la recopilación de Alberto Alonso Fernández y
Antonio Cruz Casado, Romancero cordobés de tradición oral, Córdoba, Librería Séneca Ediciones, 2003,
especialmente p. 119 y ss., incluidos entre los romances tradicionales. Otras muestras pueden verse en
Alberto Alonso Fernández, Mónica Alonso Morales, Antonio Cruz Casado y Luis Moreno Moreno,
Patrimonio oral de la provincia de Córdoba. Romancero tradicional, Córdoba, Diputación Provincial,
2017.
15 Cfr. Catálogo de villancicos de la Biblioteca Nacional. Siglo XVII, Madrid, Ministerio de Cultura,
1992, p. 48.
216
Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
impaciencia discreta: Eran más dignos de las mejores librerías, que para abandonadas
por los ciegos. Y así se ha visto en las múltiples ediciones que de ellas se han hecho"16 .
Son tres los villancicos lucentinos de 1673 cuyo autor comprobado es León
Marchante; se trata del primero, "Todo es tristezas la tierra", del tercero, "Que se viene a
la tierra el cielo", y del séptimo, titulado en este autor, "Otro villancico en metáfora del
juego del soldado". El primero y el segundo, según podemos comprobar en la
recopilación de obras de León Marchantei7, se escribieron para la Iglesia de Toledo y se
cantaron en los maitines de Navidad del año 1672. Es posible que la difusión en pliegos
de estos textos fuese aprovechada por el colector lucentino. El tercer villancico es un
poco anterior y se escribió para la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares, en los
maitines de Navidad del año 1667. Las variantes entre los textos originales y su versión
lucentina no son muchas y se reducen, por lo general, a eliminación de varios versos y
estrofas, como puede verse en las notas a estos villancicos incluidos después.
El primero del pliego de 1673 es el ya mencionado "Todo es tristezas la tierra",
que se inicia con un extenso estribillo, (aunque en el original se haya omitido este
término), cantado a siete voces, y en él se expresa la esperanza que trae consigo el
nacimiento del Mesías, con diversas metáforas referidas al nacimiento del nuevo sol. El
segundo está basado en una danza de espadas en la que participan negros, con su
particular forma de expresión, el guineo; su realización parece haber exigido no sólo
canto alternado en el estribillo, de carácter humorístico, sino también baile, en el que
participarían, de acuerdo con lo expresado en las coplas, figuras bíblicas y religiosas
con espadas, como David, Elías, Judit, el rey Herodes, San Pedro, San Pablo y Santa
Catalina. El tercer villancico tiene un estribillo muy breve en la versión lucentina, más
amplia en la versión original, al que siguen unas coplas a dos voces, cuyo tema es la
adoración del Niño, al que vienen a darle la bienvenida luceros, estrellas, el sol, la luna,
los espíritus celestiales y los ángeles, de tal manera que la tierra se convierte en una
especie de cielo. Más breve, intenso y lírico, es el villancico cuarto, a una sola voz,
formado por el estribillo y las coplas, en las que se refiere el llanto del niño que sirve
para salvar a la humanidad.
Un interés especial, desde el punto de vista de los recursos teatrales y también
por sus referencias locales, es el villancico quinto. El tema del texto es un examen para
16 Manuel de León Marchante, Obras poéticas póstumas que a diversos asuntos escribió el Maestro
Don..., Madrid, Don Gabriel del Barrio, 1733, "Prólogo [anónimo} al benévolo lector". El pensamiento
neoclásico de Moratín rechaza las obras líricas de este poeta y lo cita a la cabeza de los reprobados: "Y
allí, por último, salieron a volar las producciones del ingenio, las fatigas deliciosas de los humanistas y
poetas. Las coplas del célebre León Marchante, dulce estudio de las barberos", Leandro Fernández de
Moratín, La derrota de los pedantes. Lección poética, ed., John Dowling, Barcelona, Labor. 1973, p. 90.
Por cierto que nuestro Barahona se encuentra en el bando de los poetas buenos, según Moratín: "vieron
venir de retorno por el aire el tenebroso Macabeo de Silveira, que arrojado de robusta mano parecía una
bala de cañón según el ímpetu que traía. Hirió de paso, aunque levemente a Luis Barahona de Soto, y
volviendo de rebote dio tal golpe en el pecho del tierno Garcilaso...", ibid., p. 75. Tampoco son del agrado
de Moratín los villancicos de su época y los ataca duramente: "Todavía dura este género de
composiciones, aunque no siempre exentas de frialdades, bajezas y chocarrerías poco convenientes a la
majestad del culto. Tal vez las han cantado los ciegos a las puertas de las tabernas al mismo tiempo que se
entonaban con solemnidad en la iglesia. Véanse algunas colecciones impresas de los villancicos y motetes
que se han cantado de dos siglos a esta parte en las catedrales de España, y se hallará cuán importante es
que la autoridad eclesiástica ejerza su vigilancia para la corrección de semejantes abusos", Leandro
Fernández de Moratín, Orígenes del teatro español, seguidos de una colección escogida de piezas
dramáticas anteriores a Lope de Vega, Paris, Librería Europea de Baudry, 1838, p. 223, nota.
17 Un buen índice de las mismas en Catálogo de villancicos de la Biblioteca Nacional. Siglo XVII, op.
cit., pp. 226-233.
217
Antonio Cruz Casado
Si de la muerte imagen
es el que sueña,
más peligra el que duerme
que el que pelea.
Son cuatro las voces que intervienen en el estribillo y dos en las coplas, con un
ritmo métrico que nos resulta bastante conseguido, debido a la mezcla de estrofas
alternadas de romance y seguidillas; a lo largo del texto se documentan diversos juegos
verbales y "alegóricos conceptos", como se dice al final de la introducción.
Características similares, en lo que se refiere al significado conceptuoso y
ambiguo, se observan en el villancico octavo, aunque al principio del mismo se indica
"que se han de cantar unas coplas / sin equívocos ni conceptos"; el resultado es un
ejemplo característico de lenguaje barroco, más influido por el llamado conceptismo
que por la tendencia denominada culteranismo. Los villancicos de esta serie terminan
con uno que se cantaría en la misa de Navidad.
Igual variedad de temas y formas se observa en los villancicos lucentinos de
1694, cuya música corrió a cargo, de acuerdo con la indicación de la portada, de don
Antonio Montoro Fernández de Mora, que era Maestro de capilla de la iglesia de San
Mateo.
De este pliego nos parecen de especial interés el villancico segundo, el séptimo y
el noveno, que tratan de imitar algunos rasgos del idioma francés y del gitano en los dos
primeros. No hay que pensar en un acercamiento serio a estas formas de expresión, sino
más bien en una imitación paródica de las mismas. En el villancico francés, que consta
18 Hemos tratado el tema con algún detenimiento en nuestro estudio "Una mención de Encinas Ralas en
un texto literario del siglo XVII", en Actas de las Primeras Jornadas de la Real Academia de Córdoba
sobre Encinas Reales, 13-14 de junio de 1998, Córdoba, Real Academia de Córdoba, Excma. Diputación,
Ayuntamiento de Encinas Reales, 1999, pp. 47-66.
218
Villancicos barrocos lucentínos del siglo XVII (presentación y textos)
19 Es posible que parte de las personas que se dedicaban en aquel momento a este oficio fuesen de
procedencia francesa, puesto que Gonzalo Enríquez de Arana (1661-1738), en el libro sexto de la
Segunda parte de El cisne andaluz, ms. inédito, al tratar de los oficios populares de la sociedad de su
época, que coincide en líneas generales con la los villancicos que estudiamos, señala que el totilimundi
viene de los Alpes. El texto es el siguiente:
[f. 309v, a] A un tutilimundero.
Epigrama.
Desde los Alpes, Barbeta
a porte traes encima
todo el mundo y tan rima
que es una catalineta.
No es eso acá ya agradable,
y así, sí de las Sabenes
con tutilimundi vienes,
vete con titulidiable.
20 Sobre el tema existe ya, entre otras aportaciones, un buen estudio lingüístico que no he podido tener en
cuenta en la presenta aproximación; se trata del trabajo de María del Carmen Fernández Ortiz, El habla
de negro en el teatro breve del Siglo de Oro, Córdoba, Universidad, 1995, 2 vols. (Memoria de
Licenciatura inédita dirigida por el profesor Dr. Ramón Morillo-Velarde Pérez).
219
Antonio Cruz Casado
Criterios de edición
En cuanto a los criterios de edición, que nos han guiado al preparar la presente
selección de poemas, se han seguido los usuales2i en la edición de textos barrocos,
nespetando sólo las grafías que pudieran tener un valor fonético, deshaciendo
abreviaturas y regularizando el uso de las mayúsculas; al mismo tiempo se puntúa la
frase según usos actuales, de acuerdo con el sentido percibido en la misma. Por otra
parte, hemos reducido el espacio dedicado a las notas, con el fin de no alargar
excesivamente el trabajo y porque consideramos que las referencias bíblicas incluidas
son fácilmente comprensibles.
Este manojuelo de villancicos barrocos quiere ser un pequeño homenaje a una
tradición eclesiástico-literaria, desaparecida en la actualidad, pero que proporcionó en
su momento algunas muestras singulares de sensibilidad religiosa, literaria y musical, en
una fiesta tan entrañable y delicada como la rememoración del nacimiento de Cristo.
Aunque han transcurrido ya más de tres siglos desde la fecha de creación de los textos
que editamos, nos parece que aún conservan el interés o la curiosidad que los hace
atractivos para el crítico o el erudito y también para el simple lector de poesía, e incluso
se nos antoja que todavía desprenden cierto íntimo calor humano, propio de la Navidad
en todos los lugares de la tierra.
VILLANCICOS DE 1673
21 Tenemos en cuenta, en lo posible, entre otras aportaciones más antiguas, el libro de Alberto Blecua,
Manual de crítica textual, Madrid, Castalia, 1983, el volumen colectivo La edición de textos (Actas del I
Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro), ed. Pablo Jauralde, Dolores Nogueras y
Alfonso Rey, London, Tamesis Books, 1990, y el artículo de Jesús Cañedo e Ignacio Arellano,
"Observaciones provisionales sobre la edición y anotación de textos del Siglo de Oro", en Jesús Cañedo-
Ignacio Arellano, eds., Edición y anotación de textos del Siglo de Oro, Pamplona, Eunsa, 1987, Anejos de
Rilce, núm. 4, pp. 339-355.
220
Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
VILLANCICO I
[ESTRIBILLO]
22 "y en desaliño y horrores", en Manuel de León Marchante, Obras poéticas póstumas que a diversos
asuntos escribió el Maestro Don..., Madrid, Don Gabriel del Barrio, 1733, p. 94; en las restante variantes
indicamos sólo el número de la página correspondiente a esta edición.
23 "del aire estrellas sublimes", p. 94.
24 "¡Ay, infelices!", ibid
25 "que la promesa alienta", p. 95.
26 "que son de la dicha anuncios felices", ibid.
27 Se intercalan varios versos, omitidos aquí: "ya la luz a la voz, al adorno I atento el deseo del hombre
colige / que quiere nacer el Sol / pues que la Aurora se ríe. / Porque la esperanza", ibid.
221
Antonio Cruz Casado
COPLAS
VILLANCICO II
ESTRIBILLO
INTRODUCCIÓN
28 Se intercalan tres versos: "y todos coligen 1 que quiere nacer el Sol / pues que la Aurora se ríe", ibid.
29 Sigue a este verso: "y todos coligen, etc.", ibid.; es decir, se ha producido la pérdida en la versión
lucentina, con relación a la original, de algunos fragmentos que funcionan como estribillo.
30 Sobre la danza de espadas, cfr. Rodrigo Caro, Días geniales o lúdicros, ed. Jean-Pierre Étienvre,
Madrid, Espasa Calpe, 1978,11, pp. 91-92: "y muy semejante todo lo dicho a lo que vemos en la danza de
las espadas, que es aquella saltación pírrica y ballimachia de que primero dijimos que hiriendo los pies el
suelo a compás, usan de las espadas y broqueles haciendo un género de batalla muy graciosa"; y la nota
correspondiente a esta edición, con la referencia a Covarrubías: "Esta danza se usa en el mino de Toledo,
y dánzanla en camisa y en greguescos de lienzo, con unos tocadores en la cabeza, y traen espadas blancas
y hacen con ellas grandes vueltas y revueltas, y una mudanza que llaman la degollada, porque cercan el
cuello del que los guía con las espadas, y cuando parece que se la van a cortar por todas partes, se les
escurre de entre ellas", Covarrubias, Tesoro, op. cit., p. 442 b, grafía actualizada.
31 Era frecuente la aparición de negros, con su característica forma de expresión, a la que se llamaba
guineo, de Guinea, tanto en algunas piezas de carácter cómico del Siglo de Oro, como en composiciones
poéticas; así en Góngora, en el poema titulado "En la fiesta del Santísimo Sacramento", se introducen dos
negras, Juana y Clara, cfr. Luis de Góngora, Letrinas, ed. Robert Jammes, op. cit., pp. 153-155; también
222
Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
GUINEO
COPLAS.
aparecen negros y su lenguaje en los titulados "A lo mismo [Al nacimiento de Cristo Nuestro Señor], y
"En la fiesta de la adoración de los reyes", ibid.. pp. 180-183.
32 Suele ser la transcripción, más o menos fonética, de la risa, tal como se documenta, por ejemplo, en La
Celestina:
"Pármeno.- hi, hi!
Celestina.- ¿Ríeste, landrecilla, hijo?".
Fernando de Rojas, La Celestina, ed. Dorothy S. Severin, Madrid, Alianza, 1976, ed., p. 66.
33 Nótese la ironía igualitaria en la expresión del negro.
34 La espada blanca o cortante, en oposición a la espada negra, que se utiliza en la esgrima. "que son de
solo hierro, sin lustre, sin corte y con botón en la punta", Covarrubias, Tesoro, op. cit., p. 549 b.
223
Antonio Cruz Casado
35 Creación expresiva, humorística, sobre el nombre del general Holofernes, al que Judit corta la cabeza.
224
Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
de lo tapiza,
que es mejol cuando tiene
glande caída36.
ni, hi, hi, etc.
Texto. En rueda entró Catarina"
y saltó con tal destreza
que sin errarse la danza
se desbarató la rueda.
Guineo. La cabeza de un Reye
tiene a su planta,
con que tiene los triunfos
de espala y mala.
Hi, hi, hi, etc.
VILLANCICO III
ESTRIBILLO
COPLAS
36 El significado de caída, referido al tapiz, es el que señala María Moliner en una de sus acepciones:
"calidad de las telas cuando caen con peso suficiente y forman pliegues en buena forma".
37 Es posible que se trate de Santa Catalina, a la que se suele representar con una espada, o, en ocasiones,
aparece en los grabados referidos a ella un ángel que le entrega una espada, con la que fue decapitada.
Cfr. Jacobo de la Vorágine, La leyenda dorada, Madrid, Alianza, 1982,11, pp. 765-774.
38 El estribillo es mucho más extenso en León Marchante, op. cit., p. 96. A este verso siguen los
siguientes:
A qué baja, ¿di?
Yo lo diré, yo.
¿Es envidia?
No.
¿Es aplauso?
Sí.
Que de envidia y aplauso
bien puede venir;
pues sin hacerse la guerra
en agasajos lidian
y así, cuando le envidian,
mejores rumbos siguen en la tierra
el sol, luna y estrellas.
Y las luces más bellas,
ansiosas de lucir con más primores,
de la esfera de un establo
bajan a mendigar los resplandores
con más ligero vuelo.
Que se viene a la tierra el cielo,
téngale no se estrelle en el suelo.
A continuación siguen las coplas, con algunas pequeñas variantes, que anotamos en su lugar
correspondiente.
225
Antonio Cruz Casado
226
Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
VILLANCICO IV
ESTRIBILLO
COPLAS
VILLANCICO V
1 Un bachiller ha venido
al portal a examinarse,
donde le dicen que son
dichosos los animales.
2 Unos esdrújulos quiere
que por responsiones pasen,
41 Siguen dos estrofas más en León Marchante, op. cit., pp. 96-97:
"1 Tres Reyes desde el Oriente
hoy a adorarle vinieron
y reverentes oraron
con ricos ofrecimientos.
2 Que le busquen tres Reyes
no ha sido extraño,
aunque aquesto una estrella
lo hizo milagro".
227
Antonio Cruz Casado
COPLAS
42 Es posible que el probable autor del texto, don Cristóbal Recio y Negrales, que firma la dedicatoria,
fuese oriundo de Écija, aunque hay que tomar el dato con la debida reserva por tratarse de un texto
humorístico que necesita un término esdrújulo, proparoxítono, en cada verso, característica que no
cumplen muchos topónimos andaluces, que son, como la mayor parte de las palabras del idioma, de
tendencia pamxítona.
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Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
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Antonio Cruz Casado
VILLANCICO VI
ESTRIBILLO
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Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
VILLANCICO VII49
INTRODUCCIÓN
1 Si por la necesidad
te conocen los ingenios,
el Verbo nace desnudo
porque es todo entendimiento.
Tan de conceptos se precia
que viene en carnes el Verbo,
yen un juego han de vestirle
alegóricos conceptos.
ESTRIBILLO
2 Vaya de juego,
que pues Dios es niño
gustará dello.
3 ¿Qué cifra, qué juego
del Verbo nos dan?
1 Discurran y lo verán.
2 ¿Es el juego de la flor?"
1 Es mejor.
3 ¿Es el juego del lucero?5I
1 Es mejor.
3 ¿Es por el juego del hombre?52
1 Es mejor.
2 Pues vaya el juego inventado.
1 Es el juego del soldado53
49 En León Marchante, op. cit., p. 52, se titula "Otro villancico en metáfora del juego del soldado".
50 A propósito del juego de la flor señala Covarrubias, "Juego de la flor, juego de tahures", Sebastián de
Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, op. cit., p. 601 b. Una referencia al mismo en
Vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor, ed. Nicholas Spadaccini y Anthony N.
Zahareas, Madrid, Castalia, 1978,1, p. 150 y nota 109.
51 No lo hemos documentado, por el momento, pero puede ser también un juego de naipes, de acuerdo
con el contexto.
52 Se trata de un juego de naipes, parecido al tresillo; cfr. Antonio de Solís, Loa para la comedia Un
bobo hace ciento, en Ramillete de entremeses y bailes nuevamente recogido de los antiguos poetas de
España. Siglo XVII, ed. Hannah E. Bergman, Madrid, Castalia, 1970, p. 269:
¿Dónde estás, tahur rehacio
de la invisible baraja,
que siempre juegas al hombre,
y siempre jugando, pasas?
También en el verso "menos hombre, más Dios, Góngora hermano", de Francisco de Quevedo, Poemas
escogidos, ed. José Manuel Blecua, Madrid, Castalia, 1972, p. 341 y nota correspondiente. Sobre el
mismo, Ignacio Arenan°, Poesía satírico burlesca de Quevedo, Pamplona, Eunsa, 1984, p. 527 y nota.
53 El juego del soldado es un juego de prendas que se encuentra descrito en Rodrigo Caro: "El juego del
soldado es muy ordinario en tales ocasiones. Dirálo Melchor.
MELCHOR.- Fingen un soldado que viene de la guerra destrozado y desnudo, y cada uno le manda una
pieza de vestir, como camisa, sayo, calzón, etc... El que trae un palo, que es el soldado, anda variando y
pidiendo lo que cada uno mandó, y en no respondiendo a tiempo, o errando lo que cada uno mandó, le da
el castigo que quiere el que trae el soldado", Rodrigo Caro, Días geniales o lúdicros, ed. Jean Pierre
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Antonio Cruz Casado
COPLAS
Étienvre, Madrid, Espasa Calpe, 1978, II, p. 212. Cfr. la nota correspondiente para versiones a lo divino
de este mismo juego, tal como puede considerarse el de este texto.
54 En León Marchante, op. cit., p. 53, sigue a este verso:
"Armas son las galas
del divino amor,
que siendo cordero,
si echa mano al acero,
es un león.
55 En León Marchante, op. cit., ibid., siguen a éste otros versos:
Si el sol no le iguala
y cada vasallo le ofrece una gala
a Dios humanado,
vaya el juego del soldado.
Que en esta noche no dudo
si Dios nace amor, desnudo,
que venga a ser Marte, armado.
56 En León Marchante, op. cit., ibid., siguen a éste otros versos:
La noche embozada y cruda
cota de escarcha le dio,
tan fuerte que sólo pudo
pasarla el rayo del sol.
Pues de acero se arma
Dios esta noche,
démosle los ingratos
los corazones.
57 De espinas, si no de acero, ibid.
232
Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
VILLANCICO VIII
1 Novedad, novedad,
en la noche de Navidad.
2 ¿Qué hay de nuevo?
1 Que han de cantar unas coplas
sin equívocos, ni conceptos.
2 Esto ya es viejo.
1 Y tan viejo que presumo
que ha de parecer muy nuevo.
Ésta es la letra.
3 Dígala. 1 Escúchela. 3 Vaya, vaya.
58 Siguen dos estrofas más en León Marchante, op. cit., pp. 53-54:
Abrahárn le ofreció espada
y su piedad la admitió,
por ser acero que sabe
pararse en la ejecución.
Aunque empuña otra espada
mas nace Cristo
por la hoja y el pomo
del paraíso.
59 Banda le ofreció el hebreo, p. 54.
60 Siguen dos estrofas más en León Marchante, op. cit., ibid.:
Para ofrecerle bandera
su velo el templo rompió
y a espaldas de Santa Cruz
será muerto el vencedor.
Bien merece victoria
un rey que supo
por vestir a un soldado
quedar desnudo.
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COPLAS
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Villancicos barrocos lucentinos del siglo XVII (presentación y textos)
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Antonio Cruz Casado
VILLANCICO [IX]
PARA LA MISA
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Ilustre Asociación Provincial Cordobesa
de Cronistas Oficiales