Antologia Personal de Ricardo Piglia
Antologia Personal de Ricardo Piglia
Antologia Personal de Ricardo Piglia
304 págs.
XI
Cómo narrar la experiencia es la pregunta del origen de la
literatura y la preocupación de todo narrador. “Una propuesta para el
próximo milenio” responde justamente a ello. El desplazamiento, el
cambio de lugar sería para Piglia la sexta propuesta a modo de
continuación del texto que Italo Calvino publicó en 1985 bajo el título
Seis propuestas para el próximo milenio. Ese desplazamiento, el cual
sería como una elipsis que “narra el punto ciego de la experiencia” y
pone “a otro en el lugar de la enunciación personal”, es el mecanismo
narrativo que Piglia destaca de Operación masacre de Rodolfo Walsh.
Rodolfo Walsh supo cómo narrar el horror que está al límite de
lenguaje y sólo puede ser nombrado con el silencio. Walsh se dio
cuenta de que las experiencias inconcebibles que nos suceden pueden
ser expresadas a través de la voz de otro; otro que eres tú pero no es tu
nombre. Es un mecanismo narrativo que encontramos en todos los
cuentos y novelas de Piglia y, además, se parece mucho a la forma de
un diario y otras formas populares de la narración actual que están
circulando por el mundo digital. El desplazamiento es, por tanto,
también el espacio que define nuestra cultura contemporánea, la cual
nos obliga a deslizarnos y dividirnos contantemente en múltiples
vidas.
En “Una clase sobre Puig”, Piglia señala como Manuel Puig
construye El beso de la mujer araña del mismo modo en que Labov
escribe su Language in The Inner City. Es decir, Puig utiliza las
historias de vida para elaborar una obra de ficción. De esta manera
transforma y renueva la novela contemporánea introduciendo el
documento real en un lugar muy superior a la voz ficcional. Puig pone
en juego “la relación entre vida privada y esfera pública, entre
experiencia individual y experiencia social”.
Piglia señala como tanto Puig como Arlt dan cuenta de la
importancia de la cultura de masas para educar los sentimientos y las
costumbres de la sociedad. El cine y los medios de comunicación
como una “maquina social de producir recuerdos y experiencias” no
sólo adquieren una importancia de primer orden en los nuevos modos
de la narrativa contemporánea sino que resuelven, en palabras de
Piglia, “la tensión entre el arte y la vida por el modo en que la cultura
de masas ha trabajado esa combinación y ha estetizado la vida
cotidiana”.
Toda la narrativa de Ricardo Piglia parte de un enigma, que está
siempre presente y es justamente eso: la experiencia perdida. En su
última novela El camino de Ida, Renzi recupera el recuerdo de Ida
XII
Brown a través de testimonio que deja en la narración de la novela,
Munk, de forma análoga, investigaba la precisión de los recuerdos en
lo que él “llamaba la memoria incierta y la imagen inolvidable de
acontecimientos que nunca hemos vivido”. Y esto es así porque la
experiencia lo único que puede modificar es el futuro, tal y como dice
el epígrafe de T. S. Eliot que Piglia utiliza al comienza de Respiración
artificial: “We had the experience but missed the meaning, an
approach to the meaning restores the experience”. Toda la teoría de
Piglia está condensada en esa frase de Eliot. Ahí encontramos la forma
inicial, el secreto que nos indica cómo leer su obra, cómo descifrar
esta antología personal. Las anotaciones en el Diario parecen ser la
única manera de recuperar el significado que es modificado el futuro,
por el acto mismo de la lectura. La lectura es la que “modela y
transmite la experiencia, en soledad. Si el narrador es el que transmite
el sentido de lo vivido, el lector es el que busca el sentido de la
experiencia perdida”. Es por esa razón por lo cual Piglia apela
constantemente al lector: el escritor necesita de la colaboración del
lector para poder llevar a cabo la frase de Eliot. Es como si Eliot
hubiera tramado un complot al no decir a quién pertenece cada parte
de la oración y la coma entre “the meaning” y “an approach” fuera
una pista, una huella pretenciosa, que nos revela dónde está el límite y
la diferencia entre el autor y el lector.
Pero esta Antología personal no es sólo la búsqueda de la
experiencia perdida; la búsqueda de una forma inicial de la escritura y
del arte, también es la experiencia de la lectura en sí misma, narrada a
través de un viaje por los textos, por los caminos que le condujeron de
una lectura a otra en los que los géneros de la vida (el diario, el
testimonio, el archivo o las clases grabadas de literatura) y los géneros
de ficción (la novela o el cuento) se cruzan con la intención de
alcanzar en su totalidad la multisensorialidad del mundo.
De entre todos los ensayos que aparecen en El último lector,
Piglia rescata para esta antología la figura de Ernesto Guevara. De
todas las escenas de lectura que aparecen en el libro parece ser que
Ernesto Guevara encarna el modo de leer que más le interesa al
escritor argentino: unir la experiencia vivida y el arte; la acción y la
ficción. “Escribir y viajar, y encontrar una nueva forma de hacer
literatura, un nuevo modo de narrar la experiencia”. Ernesto Guevara
también podría ser Tomas Munk de El camino de Ida o incluso podría
encarnar al anarquista utópico de Macedonio Fernández. Lectores que
“pagan con su vida la fidelidad de lo que piensan”.
XIII
Por último, me gustaría señalar una cualidad que parece ser
todavía no ha sido comentada por la crítica literaria, la cual ha
prestado más atención a los procedimientos artísticos de su narrativa.
“Una clase sobre Puig” y “Modos de narrar” son, como ya he
indicado, clases dictadas en la Universidad y luego transcritas a modo
de ensayo. Ricardo Piglia no solo mantuvo desde los inicios de su
trabajo como profesor un interés constante por la enseñanza, sino que,
además, formó parte junto con David Viñas, Beatriz Sarlo y Josefina
Ludmer del grupo de profesores que realizaron una renovación
disciplinar en argentina respecto de las carreras de Letras,
vinculándose con la llamada “Universidad de las catacumbas” que
tuvo lugar durante la dictadura de Videla. Más tarde fue profesor de la
Universidad de Princeton, donde la cercanía con la atmósfera del New
Criticism estadounidense condicionaría un modo concreto de trabajo
con el que se vio obligado a identificarse, el Close Reading. Esta
doble localización como profesor me parece clave para comprender
cómo Piglia construye su obra y de qué modo organiza, clasifica y
ordena de modo personal su propia antología.
XIV
Él, con su énfasis en la perfección, le dice: “le falta el acento.” Hace
falta esta pequeña recomendación a la maestra. La pedagogía siempre,
hasta el último momento.
La frase (escrita en la pizarra de la escuelita de La Higuera) es “Yo
sé leer”.
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