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PSICOPATOLOGIA
TEMA 2. “Comprensión e interpretación”
●Aliani “Dos lógicas de lectura” Cap2 ●Freud, conferencia 16 “Psicoanálisis y psiquiatría ●Freud “Sobre psicoanálisis silvestre” Otras referencias: Lacan (esquema seminario V), Saussure, Pierce, C (signo), Jacobson. R (comunicación)
Freud, “Sobre el psicoanálisis silvestre” (1910)
Este texto cuenta la breve historia de una paciente que llego a su consultorio con estado de angustia, la cual anteriormente había sido atendida por un joven médico que creyó saber sobre psicoanálisis. Freud comenta que la joven llego a su consultorio con un estado angustiante, el cual apareció luego de la separación con su esposo. El joven medico lo que hizo fue decirle que este estado había aparecido porque ella había prescindido de la actividad sexual, lo que hizo el medico fue darle tres “opciones” para solucionar la angustia: 1- Que vuelva con su marido. 2- Que se satisfaga ella sola. 3- Conseguirse un amante, como consecuencia de esto lo que ocurrió fue un aumento de la angustia. Lo salvaje de esto dicho fue el modo en que lo comunica y la mal lectura de una serie de preceptos de lo que es el psicoanálisis (comprensión). Luego de escuchar el caso Freud lo que hace es realizar diferentes críticas, la primera fue sobre la sexualidad relacionando esta como lo más tradicional que sería el coito u orgasmo, ubicándolo al psicoanalista en un lugar de desconocimiento sobre el psicoanálisis a partir de esto Freud dice que es mejor hablar de psicosexualidad y no de sexualidad para referirse a la sexualidad entendida como lo hace el psicoanálisis, ya que el concepto sexual que comprende el psicoanálisis es mucho más extenso. Freud menciona que sin dudas ese individuo había simplificado mucho el problema mediante su unilateral insistencia en el factor semántico dentro de lo sexual. En segundo lugar, un mal diagnóstico y con esto se refiere al diagnostico que el joven médico le dio a la mujer el cual dijo que era “neurosis de angustia”, Freud lo que dice sobre esto es que lo tomo de una manera muy apresurada, pudiéndole indicar a la señora una terapia semántica y que también no era necesario un diagnostico tan apresurado ya que quien padece de angustia no tiene necesariamente neurosis de angustia. Para Freud la dama sufría una histeria de angustia. En tercer y último lugar, la comunicación. El joven medico creyó que mediante la comunicación sobre el padecimiento de lo que él creía que tenía esta señora iba a disminuirlo, pero en realidad lo que hizo fue agudizarlo. Por ende, lo que el joven realizo no es ya una terapia, porque esta se trata de combatir las resistencias. Menciona que no se trata de simplemente saberes sobre el psicoanálisis, porque si fuera así el enfermo solamente accedería a una conferencia o a leer un libro para poder sanar. Freud dice que no se debe comunicar el diagnostico sin antes que se cumplan dos condiciones. En primer lugar, que el enfermo haya sido preparado y el mismo ya este cerca de lo reprimido por él; y, en segundo lugar, que su apego al medico (transferencia) haya llegado al punto en que el vinculo afectivo con el imposibilite una nueva fuga. Debido de lo peligroso que podía a llegar ser para los enfermos y para la causa que el psicoanálisis conlleva el previsible ejercicio de un psicoanálisis “silvestre”. En la primavera de 1910 se fundó una asociación psicoanalista internacional para así poder dar nombres de los verdaderos psicoanalistas ya que consideraban que tales analistas silvestres dañaban mas la causa que a los enfermos.
Freud, conferencia 16 “Psicoanálisis y psiquiatría
En esta conferencia Freud lo que se propone es reflexionar sobre la convivencia entre psiquiatría y la lógica médica. No tenía como propósito despertar el convencimiento de sus espectadores. Menciona que ellos si desconocen el material no están en condiciones de juzgar, creer y ni desestimar. Deberían de escuchar y dejar que se le produzca en ellos lo que se les refiere. El convencimiento no es fácil, se obtiene trabajando durante muchos años con el mismo material y ha vivido, él mismo, estas experiencias nuevas y sorprendentes. El psicoanálisis y la psiquiatría si pueden coexistir en paz, pero hasta que se presenten oportunidades en que ambas puedan influirse. Cotejarse y conciliarse en una decisión final. Menciona que el comportamiento opositor de los médicos puede que devenga porque ellos se comprometen muy poco con los neuróticos; oyen con tan poca atención lo que ellos tienen que decirles que se han enajenado la posibilidad de extraer algo valioso de sus comunicaciones, y por tanto de hacer en ellos observaciones en profundidad. La actitud que adopta la psiquiatría frente a este caso clínico es la de una acción sintomática indiferente, pero con un síntoma impuesto como importante. Va conectado con un intenso sufrimiento subjetivo, y objetivamente amenaza la convivencia de una familia; es, por tanto, un objeto insoslayable del interés psiquiátrico. El psiquiatra intenta primero caracterizar el síntoma mediante una propiedad esencial. El único fundamento es que la paciente cree en su tierno y fiel esposo. Sabe que ese escrito no posee fuerza probatoria alguna, puede esclarecerse satisfactoriamente su origen; no obstante, sufre como si admitiera la total justificación de esos celos. A ideas de este tipo, inaccesibles a argumentos lógicos y tomados de la realidad, se ha convenido en llamarlas ideas delirantes. La buena señora padece pues un delirio de celos. Esto es la característica esencial de un caso patológico. Si una idea delirante no puede ser desarraigada refiriéndola a la realidad no ha de provenir de esta. ¿De dónde viene entonces? Las ideas delirantes se presentan en aquellas personas en cuyas familias han aparecido repetidas veces estas y otras perturbaciones psíquicas. Con otras palabras, esta señora se ha desarrollado una idea delirante porque estaba predispuesta a casa de una transmisión hereditaria. La idea de infidelidad ya había estado antes presente, es por eso el temor sobre la enferma. Luego de unas sesiones Freud se da cuenta que había dentro de la paciente un intenso enamoramiento por un hombre joven, ese mismo yerno que la insto a buscarlo en calidad de paciente. De este enamoramiento, ella no sabía nada o quizás muy poco; menciona que, debido a la relación de parentesco, esto podría ser disfrazado como una ternura inconsciente. Un enamoramiento así, que seria algo monstruoso, imposible, no puedo devenir consciente; no obstante, prexistió y, en calidad de inconsciente, ejerció una serie de presión. El mecanismo que toma la génesis de los celos delirante es el de desplazamiento. Llegando al final da 3 ideas para comprender este caso psicoanalítico. En primer lugar: la idea delirante ha dejado de ser algo disparatado o incomprensible, posee pleno sentido, tiene buenos motivo, pertenece a la trama de una vivencia, rica en efectos, de la enferma. En segundo lugar: es necesario como reacciona frente a un proceso anímico inconsciente colegido por otros indicios, y precisamente a esta dependencia debe su carácter delirante, su resistencia a los ataques basados en la lógica y la realidad. En tercer lugar: la vivencia que hay tras la contracción de la enfermedad determina unívocamente que habría de engendrarse una idea de celos delirantes. Se hace la siguiente pregunta ¿Por qué esta señora, que vive un matrimonio dichoso, sufre un enamoramiento hacia su yerno, y por que el alivio, que también habría sido posible por otras vías, ocurre en la forma de un espejamiento así, de una proyección de su propio estado sobre su marido? Lo que menciona es que quizás la señora se encontraba en la edad critica que trae la necesidad sexual femenina una intensificación indeseada y repentina. O tal vez su marido desde hace mucho tiempo ya no posee la capacidad de rendimiento sexual que esta señora necesita para satisfacerse. Cerrando ya la conferencia se pregunta si hay contradicciones entre la psiquiatría y el psicoanálisis. La psiquiatría no aplica los métodos técnicos del psicoanálisis, omite todo otro anudamiento con el contenido de idea delirante y, al remitirnos a la herencia, nos proporciona una etiología muy general y remota, en vez de poner de manifiesto primero la causación más particular y próxima. Pero no hay contradicciones son los psiquiatras quienes se resisten al psicoanálisis, no la psiquiatría. Es inconcebible una contradicción entre estas dos modalidades de estudio, unas de las cuales continua a la otra. CARPETA (PRACTICO) ¿Cómo obra un/a psiquiatra? ●Supone predisposición a causa de una transmisión hereditaria. ●Tiene que conformarse con el diagnóstico y una prognosis del desarrollo ulterior. ●Diagnostica “delirio de celos” por lo absurdo de los observable. ●Lo absurdo se homologa a lo loco, no a lo inconsciente, los celos quedan sin ser indagados. ¿Cómo obraría un/a psicoanalista? ●Escuchando al síntoma: son los celos exacerbados, hipersensibilidad ante la posibilidad de infidelidad. ●No hay delirio porque no hay perdida de la realidad en el caso. ●Ella misma genera conflicto con la carta.
Aliani “Dos lógicas de lectura” Cap2
El signo, una herencia Saussuriana Saussure y su teoría del signo marcan un punto ineludible para la mayoría de los trabajos sobre la lengua en el campo de as ciencias humanas. En términos generales define como signo a la asociación resultante de dos términos: el concepto y la imagen acústica, o también denominados, significante y significado. El signo lingüístico es conformado como una entidad biplanica, es decir, la idea que se forma en nuestra mente. Tal relación no se presentaría idénticamente en las distintas lenguas. La arbitrariedad seria la propiedad que define la relación entre el significado y significante. Saussure plantea que el signo no une una cosa y un nombre, como se piensa comúnmente, sino un concepto y una imagen acústica. Luego de mencionar la palabra buey referida en diferentes lenguas, escritas diferentes pero referidas a lo mismo lo que hace es poner en evidencia el nexo que uniría el significado y el significante es de necesidad, y ya no de arbitrariedad, pues uno evoca al otro necesariamente en toda circunstancia. Entre el significante y el significado el nexo no es arbitrario; al contrario, es necesario. Lo arbitrario es que el signo, en su conjunto bipartito, sea aplicado a tal elemento de la realidad, y no a tal otro. Saussure no definió claramente el significado, pues lo dejo a mitad de camino entre una imagen mental, un concepto y una realidad psicológica no circunscripta de otro modo; en cambio subrayo con insistencia el hecho de que el significado es algo que se refiere a la actividad mental de los individuos dentro de la sociedad. Las consecuencias se trasladan a la mutabilidad e inmutabilidad del signo. La inmutabilidad porque siendo arbitrario, no puede ser puesto en tela de juicio en nombre de una norma razonable; mutabilidad porque, siendo arbitrario, siempre es susceptible de alterarse. No es entre significante y significado donde la relación al mismo tiempo se modifica y permanece, sino entre el signo y su objeto. El valor de un signo en Saussure, estaría determinado por sus relaciones de oposición con otros signos. Su ubicación diferencial lo significa, no hay nada positivo en el signo que determine su valor. Por ejemplo, lo mas importante en la palabra no es la unicidad de su sonido, sino las diferencias fónicas que permiten distinguir esa palabra de todas las demás. La diferencia opcional fundaría la significación. *** El método interpretativo propuesto por Freud en la “interpretación de los sueños” nos muestra acabadamente esta lógica de funcionamiento de la palabra. Los restos diurnos del sueño son elementos que adquieren valor en funciona de su ubicación en el relato del sueño. Los restos diurnos no tendrían un valor positivo sino el dado por el sistema del sueño. Lo inconsciente esta estructurado como un lenguaje, según la extimidad del deseo.