El Sustrato Del Liberalismo
El Sustrato Del Liberalismo
El Sustrato Del Liberalismo
Indira Marcano
Igualmente, para el autor, Francisco José Contreras, quien además escribe “Una
defensa del liberalismo conservador” considera que no es posible el liberalismo en
una sociedad en la que no se tenga ecología moral, con esto se refiere a una
ordenación (jerarquía) objetiva de valores más o menos compartida o también la
vigencia efectiva de la tradición moral objetiva, ya que sin una atmosfera moral
objetiva no tiene posibilidades auténticas la prosperidad, el progreso y la libertad.
Por otra parte, la evolución suicida descrita por Contreras recuerda una
perspectiva interesante de la ética planteada por la filósofa española Adela Cortina
en su libro Ética sin Moral, puesto que, si bien el mencionado debilitamiento
moral es una realidad manifiesta, entonces, el aspecto rescatable es el lugar que la
misma autonomía deja para plantear una ética basada en la razón y la
convivencia humana. En los diálogos sostenidos con Karl-Otto Apel en Frankfurt,
la filósofa Cortina desarrolló la idea de un Ethos Universalizable combinando
elementos del discurso kantiano y la tradición hispana para la construcción de una
teoría de los derechos humanos. Tal enfoque busca establecer una base común
para la convivencia pacifica entre los ciudadanos con diferente culturas y practicas
morales.
Ahora bien, esto último hace parte del planteamiento de Carlos Santiago Nino en
su obra El constructivismo ético, quien abre indicando que en la práctica social
el discurso moral, pretende dos cosas: 1. La superación de los conflictos y
2. Facilitar la cooperación a partir del consenso. Por lo tanto, un
libertarianismo como el descrito por Contreras propicia el conflicto y nos aleja del
consenso. No obstante, aunque el autor sugiere al liberalismo conservador como
solución a la crisis social contemporánea tal propuesta no refleja sino el sesgo
subjetivo criticado a los libertarios, neomarxistas, progres, iusnaturalistas, etc.
En el mismo sentido, Nino cuestiona que se han usado para la praxis moral
esquemas explicatorios adecuados a los fenómenos naturales como la
fusión del átomo o el asma. Los hechos morales identificados por los naturalistas,
descriptivistas, no-naturalistas y no-descriptivistas no permiten dar cuenta del
discurso moral y sus funciones que es, por una parte, la superación de los
conflictos y por la otra, facilitar la cooperación a través del consenso. De manera
que, el sustrato donde germina el liberalismo no son los distintos juicios morales
conservadores o cualquier otro, más bien siguiendo a Nino, la justificación de
los discursos morales sucede en el contexto de la practica social donde
los presupuestos formales cumplen determinadas funciones
estructurales.
Así como plantea Cortina una ética sin moral, asimismo el constructivismo ético de
Carlos Santiago Nino pretende librarse de la superposición de la visión subjetiva
que asigna valor conforme a las preferencias personales y, adicionalmente agrega
que los juicios morales no suceden en un contexto vacío sino sobre la
base de presupuestos procedimentales y si se quiere sustantivos de esta
misma practica social en donde se desarrollan. Esta concepción metaética
admite la posibilidad de justificar racionalmente principios morales normativos de
índole liberal, conservador, ecológico y otros, pero al mismo tiempo supera el
problema del relativismo moral permitiendo la discusión colectiva como el
baremo de validez. Desde esta mirada hallamos elementos del constructivismo
dispersos en Hobbes, Kant, Baier, Frankena, Hare, Rawls, Nagel, Singer, Apel,
Habermas y otros.
Por último, es bien sabido que dentro de las sociedades plurales el consenso en la
discusión moral no asegura principios morales indubitables e inmutables, sin
embargo, en la praxis social la discusión pública es un buen indicio de
validez ya que el acuerdo de la mayoría nos acerca a la imparcialidad,
universalidad y unanimidad de las valoraciones morales. De alguna manera,
este modelo respeta el ejercicio extendido de la autonomía y al mismo tiempo
sirve de limite para evitar el gen destructivo de carácter absolutista y totalitario
mencionado por Contreras. Si bien es cierto que todavía no está dada la verdad
moral el constructivismo ético es un instrumento adecuado para buscarla en forma
consensuada. El constructivismo ético también permite el florecimiento del
liberalismo a través del debate colectivo entre los ciudadanos sobre la
eficiencia de los presupuestos morales y sus funciones a fin de
mejorarlos.