I DOMINGO de CUARESMA - Sintetizado - Eucologia
I DOMINGO de CUARESMA - Sintetizado - Eucologia
I DOMINGO de CUARESMA - Sintetizado - Eucologia
El cual,
En la Misa vespertina del Jueves Santo:
en esta misma noche,
tomó pan,
dándote gracias,
lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
105. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CC Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos
el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
C1 Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido
a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal;
*y con el Papa N.,
con nuestro Obispo N.,
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
C2 Acuérdate también de nuestros hermanos
que se durmieron en la esperanzade la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José,
los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.
Junta las manos.
106. Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
CP
oP or Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
124. Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con
las manos juntas, dice:
Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
126. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
"La paz les dejo, mi paz les doy",
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Amén.
127. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos,
añade:
Y con tu espíritu.
128. Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
ANTÍFONA DE LA COMUNION Mt 4, 4
No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
O bien: Cfr. Sal 90, 4