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TRAVESTISMO, TRANSEXUALIDAD Y TRANSGÉNERO | 55

Travestismo, transexualidad
y transgénero
Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson
Instituto Mexicano de Sexología

Resumen
El presente texto clarifica los distintos aspectos que caracterizan el traves-
tismo, el transgénero y la transexualidad, tomando en cuenta los distintos
aspectos que participan en estas condiciones. Se mencionan los aspectos
básicos de la atención profesional a estas personas, tanto desde la perspecti-
va de la Organización Mundial para la Salud de las Personas Transgénero
(WPATH), como desde la experiencia del autor.

Palabras clave
Diversidad sexual, transexualidad, travestismo, transgénero.

Summary
This paper describes the distinctive characteristics of transvestism, transgen-
derism and transsexuality regarded as human conditions. Basic aspects of
professional attention for these individuals are explained both according to
the World Professional Association for Transgender Health (WPATH) as well
as from the author’s experience.

Keywords
Sexual diversity, transsexuality, transvestism, transgenderism.

Introducción
Para iniciar el análisis de estas condiciones es importante considerar la valo-
ración, en cada uno de los casos, de seis elementos importantes (tabla 1).
Para cada una de las condiciones iremos analizando cuál es la caracterís-
tica de cada uno de estos aspectos.

Travestismo
Expresión comportamental de la sexualidad que se conceptualiza como el gusto
que tiene una persona por usar prendas, manierismos, accesorios o lenguaje atri-
buido en una sociedad y época determinada al otro género (Álvarez-Gayou,1984).
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Tabla 1. Valoración general


1) El sexo de la persona (dimensión biológica).
2) La identidad de género (la persona se vive como hombre o mujer).
3) El rol genérico predominante (predomina en la vida de la persona
el rol masculino o el femenino).
4) La preferencia genéricaa (le atraen más hombres: androfilia; mujeres:
ginefilia; mujeres o mujeres y hombres: ambifilia) (Feinbloom, 1976;
Heller, 1976).
5) Existe o no excitación sexual al usar las prendas cruzadas.
6) Busca o no la reasignación en algún nivel (hormonal, quirúrgico para
caracteres secundarios o reasignación de OSPE).
Fuente: Álvarez-Gayou y Millán Álvarez (2009).
a Ya es antigua la discusión con activistas y otras personas mal informadas que sostienen que el

término adecuado es “orientación sexual”, porque hablar de preferencia, dicen, implica que hubo
una decisión en ser o no homosexual, bisexual o heterosexual. Esto es erróneo desde dos perspec-
tivas: 1) La lingüística española sólo reconoce la orientación como referente a guiar a una perso-
na o en función de los puntos cardinales; pienso que en México debemos hablar español y no
importar términos del inglés de manera irreflexiva, y 2) yo le pregunto a cualquier persona que
entre a un salón donde hay centenares de hombres y mujeres, si no va a preferir o le van a atraer
más los del mismo género, los del otro género o indistintamente unos y otros.

Es importante destacar que el mayor o menor apego a comportamientos del


otro género tiene una dimensión cotidiana que no pertenece estrictamente al tra-
vestismo. Expliquemos: en la sociedad podemos ver mujeres extraordinariamen-
te apegadas al rol estereotípicamente femenino,se maquillan mucho,van al salón
de belleza, están a la moda, etcétera.Y en otro punto del continuo estarán muje-
res que no usan maquillaje, no les preocupa el salón de belleza, etcétera. Ninguna
es más o menos mujer, aunque su apego al estereotipo es mayor o menor.
En el caso masculino tendremos en un extremo varones muy viriles,que no usa-
rán ni un adorno, ni anillo ni pulsera ni una cadena en el cuello, y otros que gus-
tan de utilizar estos adornos y además utilizarán cremas y cuidarán su piel y uñas
muy apegados a un estereotipo femenino (tal es el caso de los varones llamados
“metrosexuales”). Ni uno ni otro será más o menos hombre por estos aspectos.
El término proviene de la palabra italiana travestire, que significa “disfra-
zarse”, de tal modo, y en estricto apego a la definición primaria, si una perso-
na se viste como “el hombre araña” se estará travistiendo. Sin embargo, en
nuestra cultura se designa la denominación a los aspectos previamente mencio-
nados del comportamiento con rol “cruzado”.1
1Se utilizará el término “cruzado” para expresar la adopción de un rol u otra característica del
otro género o sexo, según el caso.
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El travestismo puede considerarse de varios tipos:

1)-Parcial: cuando la persona utiliza algunas prendas (por ejemplo, ropa


interior) y en ese acto obtiene una excitación erótica.
2)-Total: cuando la persona utiliza la vestimenta total y se personifica
como una persona del otro género.

En cuanto a la duración puede ser:

1)-Ocasional: si usa estas prendas de vez en cuando.


2)-Periódico: si lo hace con una periodicidad establecida, como por ejem-
plo cada fin de semana o cada 15 días; en algunos casos, los que lo
practican revelan que puede empezar a presentarse un estado de ansie-
dad que va creciendo hasta el punto que, al travestirse, ésta se calma
y desaparece, y de ahí inicia un nuevo ciclo.
3)-Profesional: cuando esta práctica está vinculada a una actividad pro-
fesional, como pudiera ser el caso de un actor o de las persona que per-
sonifican a actrices y cantantes en el teatro o en shows.
4)-Permanente: si vive bajo esta condición cotidianamente y a toda hora. Es
necesario hacer notar que esta categoría ya se encontraría más vincula-
da al transgenerismo, como veremos posteriormente, que al travestismo
(Álvarez-Gayou y Millán, 2009).

En cuanto a los seis elementos mencionados en la tabla anterior, las per-


sonas travestis suelen ser según las características que se muestran en la
tabla 2.
Es importante señalar que el travestismo es mucho más marcado en los
varones que en las mujeres. De hecho lo mismo sucede con la transgeneridad
y la transexualidad. La razón de esto radica, desde mi punto de vista, en la
mayor fragilidad que tiene la identidad masculina que la femenina. De hecho,
si reunimos a un grupo de mujeres y de hombres y los cuestionamos sobre su
ser mujer o ser hombre, encontraremos que las mujeres darán siempre razo-
nes sólidas sobre su feminidad; en cambio, los varones generalmente susten-
tan su masculinidad en el “no ser mujeres”. Esto se ve reflejado desde la
infancia, cuando vemos a un grupo de niños que inician una carrera y se escu-
cha la exclamación “vieja el último”. Así crecemos y vivimos los varones rea-
firmándonos como tales a partir de no parecer mujeres.
Como vemos en la tabla 1 la preferencia puede ser cualquiera, aunque lla-
ma la atención que existen muchos varones heterosexuales con cierto grado
de travestismo, al igual que en varones homosexuales. Así, queda claro que la
homosexualidad no está necesariamente vinculada con el travestismo.
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Tabla 2.Travestismo
1) El sexo de la persona (dimensión Suelen ser varones.
biológica).
2) La identidad de género (la perso- Su identidad de género correspon-
na se vive como hombre o mujer). de al sexo masculino.
3) El rol genérico predominante Predomina el rol genérico mascu-
(prevalece en la vida de la perso- lino.
na el rol masculino o el femenino).
4) La preferencia genérica (le atraen Pueden ser androfílicos, ginefílicos
más hombres: androfilia; mujeres: o ambifílicos.
ginefilia; mujeres o mujeres y
hombres: ambifilia).
5) Existe o no excitación sexual al En muchos casos, o por lo menos
usar las prendas cruzadas. al principio, y sobre todo en la
modalidad parcial, se da la excita-
ción sexual.
6) Busca o no la reasignación en No buscan ningún nivel de reasig-
algún nivel (hormonal, quirúrgico nación.
para caracteres secundarios o rea-
signación de OSPE).
Fuente: Álvarez-Gayou y Millán Álvarez (2009).

Diversos estudios han mostrado que el travestismo, sobretodo el parcial,


se vincula con el hecho de que el que lo practica obtiene excitación sexual al
realizarlo. Es factible que con el tiempo esto sólo se convierta en emoción y
gusto, y no necesariamente desencadenador de una respuesta sexual. En la
modalidad total no se refiere con tanta frecuencia el fenómeno de la excita-
ción sexual.
Finalmente, en términos generales, estas personas no buscan ningún nivel
de reasignación, aunque en algunos casos pueden mostrar interés y realizar
algunas cirugías estéticas.

Transgénero
Cuando hablamos de transgénero estamos hablando de una persona que vive
las 24 horas del día en el rol cruzado (tabla 3).
En este caso, como se ve en la tabla 3, el sexo biológico puede ser uno
(como hemos mencionado, primordialmente masculino) y la identidad de
género puede ser concordante o discordante con el sexo. Lo sobresaliente
aquí es el hecho de que el rol genérico predominante es siempre cruzado y
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que la persona lo vive día y noche, 24 horas al día. Esto significa que vemos
a una persona cuyo sexo biológico es masculino, totalmente vestida como
mujer constantemente y que puede decirnos que su nombre es Raúl o que su
nombre es Alejandra.
La preferencia genérica puede ser con atracción predominante hacia hom-
bres (androfílica), hacia mujeres (ginefílica), o puede hacia ambos géneros
(ambifílica). En este caso, las personas rara vez vinculan la experiencia de la
excitación erótica con el uso de las prendas, y si lo refieren fue transitoria al
principio de la práctica (Álvarez-Gayou y Millán Álvarez, 2009).
Lo que podemos decir que distingue al transgénero de la transexualidad es
que no se busca la reasignación a nivel de OSPE. En cambio, sí pueden llegar
a utilizar hormonas o cirugías de carácter estético como mamoplastías.
Como se ve en la tabla 4, las personas transexuales —en su proceso de re-
asignación— pasan por un periodo de transgeneridad. Abundaremos más so-
bre esto.

Transexualidad
En la transexualidad nos encontramos con una discordancia entre el sexo y
la identidad de género.
Es importante recordar que la identidad de género, de acuerdo con estudios
recientes, se estableció para los 12 meses de edad después del nacimiento.
Esto deja claro que esta condición no es responsabilidad de las personas, es
involuntaria y hasta la fecha no se conoce un origen cierto de la transexuali-
dad, ello a pesar de las evidencias de que existe desde tiempos inmemoriales
en la especie humana.
De manera que es la expresión de hombres atrapados en cuerpos de muje-
res o mujeres atrapadas en un cuerpo de varón. Por ello cuestionamos el que
se hable de personas que “deciden” cambiar de sexo. Se trata de personas
que buscan a toda costa que se dé la concordancia entre cuerpo e identidad
(tal y como nos sucede a la mayoría). Y por ello, preferimos hablar de rea-
signación sexual y no de cambio de sexo. Hemos escuchado que algunos auto-
res prefieren hablar de “reconstrucción” en vez de reasignación y en nuestra
visión no les falta razón.
La realidad es que estas personas viven un conflicto que conlleva mucho
dolor y sufrimiento. Imaginemos cuál sería nuestro sentir si —al vernos en
el espejo—, siendo hombres, viéramos a una mujer o a la inversa; y si esto
fuera todos los días, todas las semanas y todos los meses, e incluso durante
años.
Ante esto, queda claro que estas personas son merecedoras de toda la ayu-
da que se les pueda brindar. Lo primero que podemos pensar es en modificar la
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Tabla 3.Transgénero
1) El sexo de la persona (dimensión La proporción es de tres varones
biológica). por una mujer.
2) La identidad de género (la perso- Su identidad de género suele ser
na se vive como hombre o mujer). cruzada, aunque puede no serlo.
3) El rol genérico predominante Es el rol genérico cruzado.
(prevalece en la vida de la perso-
na el rol masculino o el femenino).
4) La preferencia genérica (le atraen Pueden ser androfílicos, ginefílicos
más hombres: androfilia; mujeres: o ambifílicos.
ginefilia; mujeres o mujeres y
hombres: ambifilia).
5) Existe o no excitación sexual al Rara vez.
usar las prendas cruzadas.
6) Busca o no la reasignación en Buscan nivel de reasignación hor-
algún nivel (hormonal, quirúrgico monal y quirúrgico estético, pero
para caracteres secundarios o rea- no en el nivel de OSPE.
signación de OSPE).
Fuente: Álvarez-Gayou y Millán Álvarez (2009).

Tabla 4.Transexualidad
1) El sexo de la persona (dimensión La proporción es de tres varones
biológica). por una mujer.
2) La identidad de género (la perso- Su identidad de género es cruza-
na se vive como hombre o mujer). da.
3) El rol genérico predominante Es el rol genérico cruzado.
(prevalece en la vida de la perso-
na el rol masculino o el femenino).
4) La preferencia genérica (le atraen Pueden ser androfílicos, ginefílicos
más hombres: androfilia; mujeres: o ambifílicos.
ginefilia; mujeres o mujeres y
hombres: ambifilia).
5) Existe o no excitación sexual al No sucede.
usar las prendas cruzadas.
6) Busca o no la reasignación en Buscan nivel de reasignación hor-
algún nivel (hormonal, quirúrgico monal y quirúrgico, incluyendo
para caracteres secundarios o rea- OSPE (situación especial de los
signación de OSPE). varones transexuales).
Fuente: Álvarez-Gayou y Millán Álvarez (2009).
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identidad de género para que concuerde; sin embargo, resulta prácticamente


imposible por cualquier método psicoterapéutico, por intensivo que sea, modifi-
carla. Es así que el único camino para ayudar a estas personas es buscar modi-
ficaciones corporales.
A estas modificaciones corporales las llamamos proceso de reasignación;
y ésta puede ser mediante hormonas o mediante cirugías estéticas y la de
reasignación de órganos sexuales externos —y en algunos casos de los inter-
nos—; todo esto se ha descrito desde hace muchos años (Wilson, 1973).
El proceso de ayuda a estas personas recae necesariamente, por las
implicaciones psicológicas y físicas, en profesionales de la salud (médicos
internistas y cirujanos, y psicólogos y psiquiatras), lo que no significa que
estas personas sean enfermas o pacientes que necesitan tratamiento. Son
seres humanos que requieren ayuda, y los más calificados para brindarla son
los profesionales mencionados. Insistimos: esta condición no es una enfer-
medad.
El abordaje profesional de la transexualidad fue por primera vez realiza-
do por el profesor Harry Benjamin (1885-1996) en 1948, cuando publicó
el libro The Transexual Phenomenon, que, siendo un clásico, ha sido reedi-
tado en múltiples ocasiones, y una de las más recientes en 1966 (Benjamin,
1966). La obra de Harry Benjamin es de enorme mérito y reconocimiento
porque estableció las bases para la ayuda profesional a estas personas. A
partir de su trabajo, se evitan tragedias como la vivida por Lili Elbe, quien
murió en 1930 —en sus desesperados intentos por lograr la concordancia—
cuando se le intentó hacer un “transplante de útero”.2
En la actualidad existe una organización internacional3 que agrupa a exper-
tos de diversos países y además publica un documento denominado Normas
Mínimas Para la Atención a Personas Transexuales (WPATH, 2006). La aso-
ciación publica una revsita científica indexada, el International Journal of
Trangenderism. Esta publicación mantiene a sus miembros y suscriptores al día
en cuanto a distintos desarrollos en la atención a la salud sexual de las perso-
nas transgénero y transexuales (por cierto agrupadas todas bajo la denomina-
ción de transgénero). Un ejemplo de ello es todo el número 1, volumen 10; se
aboca a investigaciones y artículos sobre diferentes abordajes quirúrgicos en la
reasignación; el número 2 del volumen 11 contiene interesantes artículos: la re-
visión que lleva a la versión 7 de los estándares de atención (Coleman, 2009);
2La desgarradora vida de Lili Elbe puede encontrarse en http://es.wikipedia. org/ wiki/Lili_Elbe.
3 Durante años la asociación llevó el nombre de Harry Benjamin; después los directivos la cam-
biaron a World Association for Transgender Health y recientemente varios miembros hemos
demandado que se restituya en su nombre la referencia a Harry Benjamin. Los humanos que nega-
mos la historia estamos destinados a repetir los errores. Esperemos que el exhorto tenga eco.
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asimismo, otro número revisa el papel y alcances del profesional de la salud


mental en la atención de personas transexuales (Istar, 2009).
Un aspecto que en la actualidad está en discusión es la atención a perso-
nas transexuales en la pubertad y la adolescencia, dado que, por un lado, se
presentan innegables ventajas en cuanto a la mayor adecuación de la reasig-
nación cuando se hace en estas edades, pero por otro está el hecho de que son
menores de edad y ello tiene otras connotaciones; esto lo discuten amplia-
mente De Vries y Cohen Kettenis (2009).
Como vemos, son muchos los desarrollos que hay que conocer, además de
la importancia de adecuarlos a los contextos específicos.
La modificación que hemos hecho, y que durante más de 30 años ha pro-
bado ser muy exitosa, sigue este modelo:

1)-Las personas deben seguir un proceso psicoterapéutico de acompaña-


miento durante dos años.
2)-La reasignación hormonal (que es reversible) puede iniciarse en cual-
quier momento.
3)-Antes de aprobar cualquier cirugía irreversible y mutiladora (no esté-
tica) se requiere que la persona pase por lo que se conoce como la
“Prueba de Vida”, que es vivir —durante un año— el rol 24 horas al
día. Deben enfrentar y resolver las situaciones familiares, laborales y
de la cotidianidad con esta personalidad, siempre con el acompaña-
miento del psicoterapeuta. Cuando esta fase es exitosa, la persona está
lista para la reasignación quirúrgica (Álvarez-Gayou 1986). Este
periodo de prueba de vida puede considerarse como de transgeneridad,
dado que vivirán el rol 24 horas al día sin la cirugía, aunque eventual-
mente llegarán a ella por su voluntad.

Nótese que esto, más que un requisito burocrático representa una medida de
protección para el futuro de esta persona. En nuestra experiencia de más de 30
años nunca hemos enfrentado un arrepentimiento y mucho menos un suicidio.
Esto se diferencia de lo que sucedió con el programa del Centro Johns Hopkins,
que canceló su programa por supuestos malos resultados en 1979.4 A pesar de
que otros autores encontraban resultados discordantes (Meyer y Reter, 1979;
4 En 1979 tomó posesión como director del Departamento de Psiquiatría Paul McHugh y orde-

nó una revaloración de los casos que habían sido reasignados, y aunque la mayoría expresaron
sentirse bien por la reasignación, también expresaron que su funcionamiento psicológico no
había mejorado, y por ello consideró que se estaba reforzando la “enfermedad mental” en vez
de tratar de curarla, y por ello ordenó la cancelación del programa. Como se ve, fue una mala
decisión supuestamente académica, pero con trasfondo político de transfobia.
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Hunt y Hampson, 1980), seguir los lineamientos es la mejor garantía que pode-
mos dar a las personas que se acercan a pedir nuestra ayuda.
La prevalencia de esta condición es de 1 por cada 37,000 nacidos vivos y
se distribuye en una proporción de tres personas de sexo masculino con iden-
tidad de género femenina (MF) por una con sexo femenino e identidad de
género masculina (FM) (WPATH, 2006).
De nuevo vemos la mayor prevalencia en varones biológicos, al igual que
en las condiciones previamente descritas.
En nuestra experiencia, las personas FM (varones atrapados en cuerpo de
mujer) presentan algunas características únicas que vale la pena mencionar:

1)-La gran mayoría tienen una pareja mujer y cuando han acudido a nos-
otros prácticamente ya llevan una vida familiar de convivencia, en oca-
siones con hijos (que pueden ser de la pareja o adoptados).
2)-La principal molestia que presentan con su cuerpo se centra en los
pechos y es lo que mayormente desean se elimine.
3)-En segundo lugar la molestia es con la menstruación, aunque muchos
de ellos la pierden por la acción de las hormonas.
4)-En general no tienen una acentuada demanda para tener un pene.

Las cuatro características anteriores ameritan algunos comentarios:


La primera refleja con claridad una perspectiva de género, pues sus pare-
jas mujeres son más dadas a la selección de una pareja con base en caracte-
rísticas humanas y menos con base en aspectos físicos. La situación inversa
en condiciones MF es que viven con mayor dificultad para encontrar pareja
heterosexual, dado que también desde la perspectiva de género, los varones
tienden a valorar más los aspectos físicos.
La segunda refleja que la principal incomodidad física es en cuanto a los
pechos pues son lo que primordialmente les identifica ante otros como las
mujeres que no son. De ahí la imperiosa necesidad de deshacerse de ellos.
Muchos nos han expresado su gran deseo de poder ponerse un traje de baño
sin camiseta y muchas veces sin vendas que aplanen los pechos.
Si bien la menstruación es molesta, esto se palía con el tratamiento hormonal
y en ocasiones les lleva a posponer la retirada de ovarios, útero y vagina.Tal es el
caso —mundialmente publicitado en la prensa— del varón que decidió embara-
zarse. Este varón, siendo transexual, conservaba su útero y, cuando él y su pareja
decidieron el embarazo muy deseado e imposible en ella, él tomó la decisión de
descontinuar sus hormonas y llevar el desarrollo del embrión en su útero
La cuarta característica es de mayor interés, porque a primera vista podría-
mos decir que el que no demanden un pene con tanta intensidad es porque los
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“neopenes” son deficientes, no son muy bonitos y resultan poco funcionales,


además de que esta reconstrucción quirúrgica es significativamente más cara
que la creación de una “neovagina y neovulva”. En nuestra opinión, más bien
se trata de varones que nunca fueron educados como tales, y por ende no
adquieren la sobrevaloración del pene que la educación masculina propicia.
Consideramos que la combinación de ambos factores es lo que fundamenta esta
situación.
En el caso de la mujer atrapada en un cuerpo de varón, la mayor moles-
tia es precisamente este pene y la masculinización del cuerpo que genera la
testosterona producida por los testículos. La ablación de estos órganos lleva
a la creación de una nueva vagina y vulva, como hemos mencionado.

Transexualidad secundaria
La principal diferencia entre la transexualidad primaria y la secundaria es
que en esta última la identidad de género se modifica gradualmente a lo lar-
go de la vida de la persona. No media ningún estímulo reconocido; podría
suponerse que la identidad de género no se estableció con firmeza, como en
la mayoría de las personas o en las personas transexuales primarias. El hecho
es que la identidad se debilita y gradualmente se vuelve cruzada.
Estas personas inician con periodos de travestismo y poco a poco va crecien-
do en ellas la convicción o la necesidad de ser una persona del otro género. El
travestismo va aumentando y finalmente se llega a una condición de transgene-
ridad. Esta condición es mucho menos frecuente que la transexualidad o el
transgénero; sin embargo existe y es importante reconocerla y aceptarla. En
nuestra experiencia son pocas las personas que llegan a la reasignación de órga-
nos sexuales pélvicos externos, y de hecho en los años de experiencia nunca
hemos visto a una persona con sexo femenino original en esta condición.

Disforia de género
En muchos documentos y clasificaciones encontramos que las condiciones
previamente descritas se agrupan bajo la denominación de “disforias de
género”. El concepto “disforia” se refiere a disgusto, a inconformidad. Por
ello cuestionamos el que se hable en estos casos de disforia de género, pues
con lo único que no están conformes estas personas es con su cuerpo, no con
su género.
Esto ilustra cómo incluso organismos de alto nivel de la psicología y la
psiquiatría muestran un profundo desconocimiento de algunas de las situa-
ciones que incluyen en sus clasificaciones, e incluso sexólogos poco reflexivos
siguen usando estas denominaciones que son a todas luces incorrectas.
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Tabla 5.Transexualidad secundaria


1) El sexo de la persona (dimensión La proporción es de tres varones
biológica). por una mujer
2) La identidad de género (la perso- Su identidad de género es cruzada,
na se vive como hombre o mujer). sólo que no es de origen; va evolu-
cionando a lo largo de la vida.
3) El rol genérico predominante Es el rol genérico cruzado. Se ini-
(prevalece en la vida de la perso- ca con travestismo y evoluciona
na el rol masculino o el femenino). hasta llegar a la transgeneridad y
la transexualidad.
4) La preferencia genérica (le atraen Pueden ser androfílicos, ginefílicos
más hombres: androfilia; mujeres: o ambifílicos.
ginefilia; mujeres o mujeres y
hombres: ambifilia).
5) Existe o no excitación sexual al No sucede.
usar las prendas cruzadas.
6) Busca o no la reasignación en Buscan nivel de reasignación hor-
algún nivel (hormonal, quirúrgico monal y quirúrgico incluyendo
para caracteres secundarios o rea- los órganos sexuales pélvicos
signación de OSPE). externos.
Fuente: Álvarez-Gayou y Millán Álvarez (2009).

Bigenerismo o agenerismo
Otra condición es la llamada “bigenerismo” o “agenerismo”. Ésta se refiere
a personas que se identifican plenamente como mujeres y como hombres, su
rol genérico no es predominante e incluso pueden presentarse públicamente
como parcialmente varones y parcialmente mujeres. O bien pueden alternar
ambos roles (Álvarez-Gayou y Millán Álvarez, 2009).
No se trata de ningún trastorno psiquiátrico ni de una doble personalidad.
Son personas más o menos adaptadas, como cualquier persona heterosexual;
incluso conozco el caso de un varón con esta condición que está casado y tiene
hijos; y además es un brillante y exitoso diseñador gráfico.

Autoginefilia
La autoginefilia es una condición que se describe como el gran gusto o atracción
hacia la propia imagen femenina. Consideramos que ésta puede presentarse en
dos vertientes: 1) el gusto por la imagen, y 2) el gusto por las potencialidades
que da la figura femenina.
66 | JUAN LUIS ÁLVAREZ-GAYOU JURGENSON

En el primer caso se trata generalmente de personas travestis que les


encanta su figura; tal fue el caso de una persona que vino a consulta, con
atuendo de varón y sin manerismos, que traía decenas de fotografías suyas
travestido, insistiendo en que el terapeuta las viera y expresando no sentirse
mujer y sólo disfrutar enormemente de su imagen como mujer (Álvarez-
Gayou y Millán Álvarez, 2009).
El segundo caso lo ilustro con una mujer extranjera europea, alta, muy
atractiva, que está en permanencia temporal en el país y que acude porque
desea ser monitoreada en las dosificaciones hormonales. Cuando le pregunto
desde cuándo se siente una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, me
responde que éste no es su caso, que se siente varón y que lo que busca son
los beneficios emocionales que le dan las hormonas femeninas y la cancela-
ción del efecto hormonal testicular. Expresa que como mujer puede sentir
cosas que nunca sintió como varón. Además, por tener como pareja a otra
mujer, requiere no perder la función eréctil de su pene.
Dicho sea de paso, también me relata que asistió al Centro de Atención a
Personas Transexuales de su país y que ahí rehusaron atenderla, por lo que se
atiende en forma privada con un endocrinólogo.
Como puede verse estas condiciones no son en todos los casos fáciles, tie-
nen una complejidad particular y requieren profesionales experimentados
para brindarles mayor ayuda.
Finalmente deseo destacar la labor de grupos de activistas y de expertos
que luchamos conjuntamente para lograr la modificación a la ley del Registro
Civil en la ciudad de México, por parte de la Asamblea de Representantes con
los que se logró que muchas de estas personas (por desgracia sólo con acta
de nacimiento del Distrito Federal) puedan obtener una nueva acta quedan-
do la original a resguardo; es decir, sin acceso a ella mientras no medie un
mandato jurídico que obligue a hacerla pública.
No olvidemos que todas estas personas son eso precisamente y necesitan
de la comprensión de la sociedad. Esto sólo podrá lograrse con una educa-
ción de la sexualidad integral que se imparta desde el preescolar.

Bibliografía
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WPATH (2006), Standards of Care (versión en español: Normas Mínimas para
la Atención a Personas Transexuales).

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