Prologo Tentativo para El Taller de Canciones
Prologo Tentativo para El Taller de Canciones
Prologo Tentativo para El Taller de Canciones
en 2016 fue controversial: los fanáticos de Dylan festejaron en todo el mundo lo que
para ellos era un acto de justicia. Los ortodoxos de la literatura vieron un acto de
el premio pero cobró el millón de dólares. Las plataformas digitales de música y Sony,
viejo Bob. La Academia sueca nuevamente había tomado una decisión polémica, y esta
cifras invendibles las ediciones de sus libros, para Bob Dylan no significó una
popularidad descomunal. Dylan, con su “Never Ending Tour”, se pasea por el mundo
desde hace décadas. Lleva de cinco mil a diez mil personas en cada lugar donde se
presenta a tocar. A veces, sus productores pierden dinero, como cuando vino a la
vacíos en todo el estadio. Pero la mayoría de las veces, todos ganan. Dylan toca de
punto de volverlos inaccesibles a sus fans más acérrimos. Todavía recuerdo aquel 2008
(en el 2012 estaba mejor preparado) en Velez cuando nos mirábamos desconcertados
tras intentar sin resultado reconocer las canciones. “¿Es Blowind in the wind?, ¿es
Times are they a Changing?, ¿Es Desolation Row?”, nos preguntábamos mientras en el
escenario el viejo Bobby ni siquiera había saludado al gran público argentino, ese que
Baez, su novia de cuando era un cantante de protesta. Ella dice, aclara, que Bob nunca
estuvo ahí: nunca fue hippie, ni pacifista, ni revolucionario. “Cuando estábamos juntos,
Bobby no estaba conmigo ni con nosotros”, relata, con algo de tristeza mal curada. El
movimiento vio en él algo que él no era, como si lo viera detrás de un lente empañado.
puñado de discos para revolucionar (esto sí, mal que le pese) a la música
contemporánea. Solo le bastaron seis discos (tres de folk, tres de rock) para demostrar
que se podía aunar la música pop con recursos poéticos, con imágenes surrealistas (oh, l
they are a changin- Another side, tenemos a los primeros Beatles, desde Please, Please
Me hasta Rubber Soul, con letras sosas, facilonas y adolescentes; tenemos a Johnny
Cash y su folk directo, sin metáforas; y a los creadores del Rock and Roll como Chuck
Berry y Elvis, ya aburguesados, sin pretender más que ser un reflejo de la American
Life: consumo teen y rebeldón, pensado para ser la oveja negra de la familia de clase
media hasta entrar en una universidad o comenzar a trabajar en una fábrica. De alguna
Tras esta media docena de discos, Bob Dylan desaparece de la escena musical
por unos años. Cuando vuelve a grabar, ya tiene su estilo propio. Rock-folk, voz nasal,
letras más limpias, menos efusivas. Así seguirá durante décadas: editará buenos discos,
discos malos, pésimos, y alguno excelente. Tenía una vara muy alta a la que llegar, y era
una vara que (se) había construido él mismo. Tuvo lo que cualquier artista puede desear
más que nada: no solo el prestigio, sino también el recambio generacional. A caballo de
nuevos músicos como Tom Waits, Nick Cave y Jeff Tweddy, y de otros de su
generación, tan disímiles como David Bowie, Rolling Stones o Ac/Dc, se mantuvo
siempre de pie, siempre grabando y girando, siempre digno. Su influencia se vio, se ve,
a nivel mundial. La cultura pop lo ha embargado, y no hay una sola banda de rock que
no lo tenga como ejemplo o director de cine que no pelee derechos de autor para
musicalizar escenas.
su formación musical (folk y blues, música negra, con fondos de campos de algodón,
Swift; también se explaya (un poco nomás, no sea cosa de aburrir) sobre La Odisea,
Moby Dick y Sin novedad en el frente, la novela antibelicista de Erich Remarque. Dice
de esta:
“Día tras día, las avispas te muerden y los gusanos recorren tu sangre. Eres un
animal acorralado. No encajas en ninguna parte. La lluvia que cae es monótona. Hay
derrumba a tu alrededor, y las conchas están silbando. Esta es la región inferior del
infierno. Barro, alambre de púas, trincheras llenas de ratas, ratas comiendo intestinos
tú ahí. Párate y pelea." Otra vez repite, como si fuera un epígrafe de su vida, la
Sin embargo, lo que nos compete para este taller es una frase del primer párrafo
la interpreta, queda una letra desnuda. Sería injusto decir que debiera devenir en un
poema. Las canciones son compuestas para ser acompañadas por instrumentos que la
dotan de melodía. La voz que las interpreta les pone vida y la producción con que se
presentan a nosotros son como el perfume que olemos en la primera cita, sentados frente
a frente en la mesa de un bar. Pero, ¿qué sucede cuando el fulgor se va y nos quedamos
con la canción desnuda, juntos en la cama? ¿Sigue cautivándonos igual que cuando
como dijimos, las canciones deben ser canciones, con toda la arquitectura propia del
Existe, sí, la subjetividad, eso que nos cambia la percepción sobre las cosas. Tu
magdalena no debe ser la misma que mordió Proust, y cualquier otra cosa puede
Podemos decir que “nos queremos matar”, de una manera llana. También
podemos decir, como hizo Homero Expósito en el tango “Afiches”: “dan ganas de
balearse en un rincón”, El coloquial “dan ganas” rompe con el sencillo verbo “matarse”
realidad que rompe el cliché para hacerlo único. De esta manera, el ansia de suicidio por
un amor no correspondido deja de ser un lugar común para darle una nueva vida al
anteponerlo a un sencillo “me quiero matar”. Aunque nos conmueva más este último, es
innegable que el verso de Expósito tiene muchísima más fuerza si se lo analiza de
manera objetiva.
Si bien son escasas las letras de canciones que pueden actuar como poemas,
siempre podemos encontrar versos dignos, incluso ahí donde no creíamos que pudieran
Son los versos de una canción de una banda pop cuyo cantante y compositor no
tiene fama precisamente de ser un poeta. Leamos los dos versos. El “Loca”, convertido
ambigüedad: ¿le dice loca a la narrataria, o la narrataria está loca de verdad? El “vos no
entendés nada del amor” es una sentencia que nos muestra la diferencia entre ambos. El
verso siguiente nos suma más información sobre aquella persona: es exigente (¿quién
podría cantar como McCartney?) al punto de sugerir que aquel sustantivo del primer
verso es en realidad un adjetivo: esta mujer está loca, porque pide que A cante como
alguien que no es él. El mayor acierto de estos versos es que sugiere una personalidad
literaria en la narrataria.
cliché per-se. El tango y el rock han sido bandera de esta mirada común sobre la
una musicalidad real para leerlos sin música. Por esto, si nos enfrentásemos a estos dos
versos escritos en un papel, es probable que los juzguemos como mala poesía, pero en
compositores. Desde los poetas del tango, empezando por Discépolo hasta Expósito u
Homero Manzi, hasta los folcloristas como Atahualpa Yupanqui o Jaime Dávalos. En el
rescoldo poético. Nadie duda que Luis Alberto fue un compositor impetuoso, original y
disruptivo. La canción “Por”, del álbum Artaud (oh, suicidado por la sociedad), es única
tema.
es más una virtud que un defecto. ¿Es el mismo García de “Botas Locas” que el de
“Casa Vacía”? ¿Es el mismo de “Cómo me gustaría ser negro” que el de “Canciones de
Alicia”? Es el mismo y no, es el intento de García por poner en palabras todo lo que le
Dicho esto sobre ambos, la pregunta sigue siendo la misma: ¿podrían leerse sus
letras como poemas? O mejor: ¿tendrían la misma fuerza si en vez de escuchar “Las
letras? Posiblemente no. Pero no nos importa. Ahí están los discos de García y de
Spinetta para escucharlos. Y además, tenemos muchas letras de canciones para leer en
el silencio, para saborear cada palabra, cada verso, cada imagen, para que nos sacuda la
buena poesía.