6 - 0 - El Quijote - Sinopsis - Argumento
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PRIMERA PARTE
Un hidalgo pueblerino de escasa fortuna, de apellido «Quijada» o similar, llena su ocio
leyendo libros de caballerías, en la realidad de cuyos héroes acaba creyendo. Tras adoptar
el nombre de «don Quijote de la Mancha» (DQ), pertrecharse como buenamente puede y
elegir por dama a Dulcinea, decide iniciar la que será su primera salida como caballero
andante (capítulo 1). Comienza un viernes al amanecer, y a mediodía llega a una venta,
donde por la noche vela las armas y al día siguiente el pícaro ventero lo arma caballero (2-
3). Sale de la venta, se topa con Juan Haldudo, que está azotando a su criado Andrés, y
obliga al amo a pagar el salario que le debe al joven. Intenta hacer confesar a unos
mercaderes murcianos que Dulcinea es la dama más hermosa que existe (4). Termina
apaleado en un barranco, donde lo recoge su vecino Pedro Alonso y lo devuelve a su casa
maltrecho (5). Para evitar que vuelva a las andadas, sus amigos, el cura y el barbero,
auxiliados por el ama y la sobrina de DQ, queman su biblioteca después de revisar algunos
de los volúmenes (6). DQ se repone, se hace con algún dinero, contrata como escudero a
Sancho Panza (SP), un pobre labrador del lugar, prometiéndole el gobierno de una ínsula, y
comienza con él su segunda salida (7). Arremete contra unos molinos de viento que toma
por gigantes y se topa con unos monjes de San Benito, a quienes acusa de haber raptado a
la doncella que llevan en un coche, pero un vizcaíno, que escolta a la comitiva, defiende a
su señora (8). El relato se interrumpe en el momento más crítico, porque el manuscrito
donde se cuenta todo está incompleto. Sin embargo, husmeando por Toledo, aparece la
historia de DQ compuesta en árabe por Cide Hamete Benengeli. La narración se reanuda y
el combate termina con la derrota del vizcaíno (9). Poco después, DQ se da cuenta de que
tiene rota la celada y promete hacerse con el yelmo de Mambrino; departiendo con su
escudero, recuerda el poder curativo del bálsamo de Fierabrás (10). Se encuentra con unos
cabreros y pronuncia el discurso de la Edad de Oro (11). Le cuentan la historia de
Grisóstomo y Marcela. DQ acude al entierro de Grisóstomo y defiende la libertad de
Marcela, que huye (12-14). Buscando a Marcela paran en un bosque, donde Rocinante
intenta solazarse con unas yeguas. Los arrieros, yangüeses, apedrean a Rocinante y a su
dueño (15). Para curarse las heridas, dan en una venta que DQ cree castillo. Por la noche,
Maritornes acude a acostarse con un arriero, pero al pasar cerca de la cama de DQ, éste la
requiebra, creyéndola dama del castillo. El arriero, celoso, empieza una confusa pelea en la
oscuridad. DQ, molido, indica a SP cómo confeccionar el bálsamo de Fierabrás, con el que
sana; SP lo imita y termina malparado. Al intentar irse sin pagar, SP es manteado (16-17).
Se encuentran con un rebaño de ovejas, que DQ dice ser un ejército; los cabreros lo
apedrean y le rompen los dientes (18). Poco después les sale al paso la procesión que
acompaña a un difunto y ataca a los encamisados que la forman; a la luz de las antorchas
SP lo llama por primera vez «caballero de la Triste Figura» (19). En plena noche comienzan
a oír fuertes golpes, que los atemorizan; SP se hace sus necesidades, de miedo, pero al
amanecer se dan cuenta de que se trata de unos batanes (20). Se cruzan con un barbero
que lleva una bacía en la cabeza; DQ, creyendo que es el yelmo de Mambrino, lo ataca y se
apropia de la bacía (21). Dan ahora con una cadena de galeotes a los que DQ libera, pero
que, capitaneados por Ginés de Pasamonte, acaban apaleando a DQ y SP (22). Para evitar
a la Santa Hermandad, se encaminan a Sierra Morena (donde se desarrollan los capítulos
23-46). Allí conocen a Cardenio y DQ comienza a imitar la penitencia de Beltenebros y
envía a SP con una carta a Dulcinea, aunque SP olvidará llevársela (24-25). Parte con su
encargo, pero al acercarse a la venta se encuentra con el cura y el barbero, que lo
interrogan y planean una treta para devolver a DQ a su casa. Poco después coinciden con
la bella y discreta Dorotea, que acepta ser la fingida princesa Micomicona que protagonice
la treta en cuestión. Hallan a DQ, y Dorotea le pide ayuda presentándose como hija de
Tinacrio el Sabidor (26-30). De retorno a la venta, reaparece Andrés y se enteran de que la
aventura terminó con otra tanda de azotes. En la venta, discuten con el ventero sobre los
libros de caballerías; el cura se apresta a leer una novela (31), El curioso impertinente.
Cuenta la historia de dos amigos, Anselmo y Lotario, que viven en la Florencia del siglo xv.
Anselmo quiere probar el amor de su mujer, Camila, y pide ayuda a su amigo. De resultas,
Lotario huirá con Camila y Anselmo morirá de pena (33-35); la lectura sólo se interrumpe
cuando DQ confunde los cueros de vino con gigantes (35). Llega Fernando a la venta
acompañado de Luscinda y accede a reconocer a Dorotea por mujer. Llegan también
Zoraida y el Capitán. Comienzan todos a cenar y DQ pronuncia el discurso de las armas y
las letras. Se pide al Capitán que refiera su historia (36-38). El Capitán Cautivo. Ruy Pérez
de Viedma parte de las montañas de León para seguir la carrera militar. Pelea en Flandes y
en Lepanto, donde es hecho esclavo y conducido a Argel. Allí conoce a Zoraida, hija del
renegado Agimorato, con la que huye a tierra de cristianos, abandonando a Agimorato en
una playa desierta; serán atacados por piratas franceses antes de ponerse a salvo en las
costas de Málaga (39-41). Aquella misma noche llega a la venta un oidor, que es Juan
Pérez de Viedma, hermano del Capitán. Por la noche, don Luis canta canciones a la hija del
oidor, Clara. Maritornes y la ventera dejan a DQ colgado del cabo de una cuerda (42-43).
Don Luis es descubierto y declara su amor a Clara. Entra en la venta el barbero a quien DQ
quitó la bacía y la reclama. El pleito por el «baciyelmo» termina cuando Fernando hace
votar a los presentes sobre si se trata de una bacía o de un yelmo, y el cura apacigua a los
cuadrilleros de la Hermandad haciéndoles ver la locura de DQ (44-46). Se construye una
jaula para llevar a DQ a su aldea. En el camino se encuentran con un canónigo, con quien
el cura departe sobre los libros de caballerías y otros temas literarios (46-48). El canónigo
discute también con DQ. Un cabrero les refiere la historia de Leandra y Vicente de la Roca
(49-51). DQ se pelea con Eugenio y una compañía de disciplinantes; finalmente llegan al
lugar de DQ. Termina la Primera parte con los versos burlescos dedicados a DQ y SP por
una supuesta academia de Argamasilla de la Mancha (52).
SEGUNDA PARTE
DQ, convaleciente, recibe varias visitas: del cura y el barbero, de SP, increpado por
ama y sobrina, y del bachiller Sansón Carrasco. Comentan en particular la recepción de que
ha sido objeto la Primera parte del Quijote (1-4). SP conversa con su mujer (5). Después de
varias discusiones con ama y sobrina en las que interviene SP, DQ decide partir para su
tercera salida (6-8). Salen, con propósito de asistir en su momento a las fiestas
caballerescas de Zaragoza, y una noche se internan en El Toboso, buscando los palacios
de Dulcinea. Al amanecer se esconden en un bosque cercano. SP ve llegar a tres
labradoras y, para engañar a DQ, dice que Dulcinea es una de ellas. DQ se postra ante ella,
y aunque no ve sino a una campesina, da por buena la explicación de que está encantada
en figura de tal; desde ese momento su principal preocupación es hallar la manera de
desencantarla (9-10). Encuentran a una compañía de cómicos que van a representar el auto
sacramental de Las Cortes de la Muerte; DQ es hostigado por un actor vestido de diablo y
recibe nuevas pedradas (11). Adentrándose en un bosque, el Caballero de los Espejos
(también llamado «Caballero del Bosque») se precia de que su dama es más hermosa que
Dulcinea y de que ha vencido a DQ; éste lo reta en duelo y lo vence, y el Caballero resulta
ser Sansón Carrasco disfrazado, que lleva por escudero a Tomé Cecial. El narrador nos
cuenta que es una treta de Sansón Carrasco para hacer volver a DQ (12-15). Siguen su
camino, se cruzan con don Diego de Miranda, el «Caballero del Verde Gabán» (16), y lo
acompañan a su casa en amistosa charla. DQ se enfrenta con el carro de leones (17). En
casa de don Diego, DQ conversa con su hijo sobre literatura y poesía (18). Abandonan la
casa del Caballero del Verde Gabán y dan con un grupo de gente que va a las bodas de
Camacho el Rico, que se describen como fastuosas. Allí contemplan cómo Basilio consigue
casarse con Quiteria merced a una artimaña (19-21). Parten con el Primo, un humanista
loco que los acompaña a la cueva de Montesinos, a la que desciende DQ. Al salir, afirma
haber estado con Montesinos y Durandarte, y haber visto a Dulcinea encantada (22-23). En
una venta, un hombre armado les cuenta la historia de los pueblos que rebuznan. Llega
Maese Pedro y ofrece con su retablo una función de títeres, que DQ destroza al dar por real
la fábula romanceril que se representa. Al irse DQ y SP se encuentran con el pueblo del
rebuzno; SP rebuzna y es apaleado, huyendo DQ (24-27). En la ribera del Ebro, suben a un
barco que DQ supone encantado (29). Se cruzan con el séquito de unos duques que han
leído la Primera parte del Quijote y que, para reírse, crearán situaciones novelescas en las
que implicar a DQ (30, bloque narrativo que proseguirá hasta 57). DQ y SP son recibidos en
el palacio de los duques. SP riñe con la dueña Rodríguez (31), DQ responde al eclesiástico
que lo critica (32) y SP sostiene largas conversaciones con la duquesa (33). Salen de caza
y se ven involucrados en varias supuestas aventuras caballerescas, en especial la de la
dueña Dolorida, o «condesa Trifaldi», para ayudar a la cual han de viajar por los aires en el
caballo Clavileño (34-41). Carta de SP a su mujer (36). Tras recibir los consejos de DQ (42-
43), SP marcha al gobierno de la ínsula que el duque le ha concedido, y desde el principio
resuelve con sabiduría varios casos difíciles y se enfrenta a la estricta dieta que le impone el
médico Pedro de Tirteafuera (45, 47). DQ se ha quedado en el palacio de los duques,
donde es burlescamente requerido de amores por Altisidora (44, 46), y donde la dueña
Rodríguez le pide ayuda para que le devuelva el honor a su hija (48-50). La duquesa manda
una carta y regalos a Teresa Panza (50). Carteo entre DQ y SP (51). Cartas de Teresa
Panza a la duquesa y a SP (52). SP decide abandonar su gobierno después de un ficticio
intento de asalto (53). En el camino de vuelta al palacio de los duques, SP se encuentra con
su paisano Ricote, que le cuenta sus sufrimientos tras la expulsión de los moriscos (54). SP
cae en una sima y es recogido por DQ (55). El Duque escoge a Tosilos para que se
enfrente a DQ, pero Tosilos se declara vencido al ver a la hija de la dueña (56). Despedidos
de los duques con una burla de Altisidora (57), parten para Zaragoza, descubren una
arcadia de pastores y son pisoteados por unos toros (58). En una venta, DQ tiene noticia de
la publicación de una Segunda parte apócrifa del Quijote (la firmada por «Alonso Fernández
de Avellaneda») y para refutar lo que en ella se relata decide no ir ya a Zaragoza, sino a
Barcelona (59). En viaje hacia allí, caen en manos de la cuadrilla del bandolero Roque
Guinart (60-61). En Barcelona se alojan en casa de Antonio Moreno, quien da una fiesta en
su honor. Al día siguiente visitan una imprenta (62). Mientras están viendo las galeras del
puerto, tocan alarma ante la llegada de una galera corsaria a la que pronto se da captura:
en ella resulta venir Ana Félix, hija del morisco Ricote, que cuenta su historia (63).
Paseando DQ por la playa, se le presenta el Caballero de la Blanca Luna, que lo reta a
duelo y lo vence, imponiéndole que se recluya en su lugar durante un año (64-65). Vuelven
a casa: se encuentran con el lacayo Tosilos, pasan por el prado de la Arcadia, de nuevo se
ven pisoteados por cerdos y una noche son detenidos por varios hombres a caballo y
armados con lanzas (66-68). Conducidos al palacio de los duques, asisten a una
representación mitológica de la muerte de amor de Altisidora, que al cabo resucitará y
pondrá fin a la burla. El narrador nos informa de que los duques esperaban a DQ y SP
porque sabían de su vuelta gracias a Sansón Carrasco (69-71). Camino de su aldea
encuentran a don Álvaro Tarfe, personaje del Quijote de Avellaneda, que les certifica que
son ellos los auténticos DQ y SP (72). Entran en su lugar en medio de signos de mal agüero
(73); DQ cae enfermo, recobra la cordura y con ella su verdadera identidad de «Alonso
Quijano, el Bueno», y muere como un cristiano ejemplar (74).