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Bogotá, D. Enero, Febrero y Marzo de 1971.

BOLETIN
DE HISTORIA
Y ANTIGÜEDADES

DIRECTOR: REDACTORES:

MARIO GERMAN ROMERO MANUEL JOSE FORERO


LUIS ALBERTO ACUÑA

VOLUMEN LVIII NUMEROS 675, 676, 677

Tarifa Postal Reducida - Licencia número 141 del Ministerio de Comunicaciones.


TABLA

Páginas

I— Eduardo Guzmán Esponda. Recuerdo de Raimundo Rlvas .............................. 3

II—Alvaro García Herrera. Discurso pronunciado en Valparaíso, en ocasión


de la colocación del busto del General Santander .............................................. 7

[II—Sergio Elias Ortiz. Eusebio María Canabal ......................................................... 13

l\r—Luis Martínez Delgado. Fundación de Popayán .................................................. 25

V— José María Uricoechea y Montoya. Noticias genealógicas ............ »................ 33

VI— Mario Ericeño Perozo. El legado bolivariano de Lasso de la Vega .............. 105

711—Rajael Ramón Castellanos. El tricentenario del nacimiento de un cronista


de Indias bogotano José de Oviedo y Baños .......................................................... 117

III—Robert H. Davis. Prescott y Acosta: dos prohombres de la historia científica 139

TX.—Kathleen Romoli de Avery. Informe sobre investigaciones realizadas en el


Exterior ................................................................................................................................... 151

X—BIBLIOGRAFIA:

Rafael Gómez Hoyos. Por caminos de mar, tierra y aire, de Abel Cruz
Santos ...................................................................................................................................... 161

Manuel José Forero. Historia de la Casa de Moneda, de Antonio María


Barriga Villalba .................................................................................................................. 163

XI—Extractos de Actas .......................................................................................................... 169

XII— Libros, folletos y revistas llegados a la Biblioteca de la Academia .............. 185

“En las obras o artículos que la Academia publique, en volumen o en el Boletín,


la responsabilidad de las tesis u opiniones que allí se sostengan, será tan sólo de
los respectivos autores. La del Instituto se limita a considerar que esos libros o
artículos merecen ser publicados. Esta declaración aparecerá en cada número del
Boletín y en los libros o folletos que la Academia publique'’.
(Artículo 38. Capítulo VIII de los Estatutos).
ACADEMIA COLOMBIANA DE HISTORIA

BOLETIN DE
HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Volumen LVIII

1971

Editorial Kelly
Bogotá, d. e.
Boletín Je Historia y Antigüe Ja Jes
(EDICION ORDENADA POR EL DECRETO NUMERO 110» DE 1»4»)

ORGANO DE LA ACADEMIA COLOMBIANA DE HISTORIA


Director: Mario Germán Romero
Redactores: Manuel José Forero - Luis Alberto Acuña
Volumen LVm Bogotá. D. E., Enero. Febrero y llano de 1971 Nos. 875, 676, 677

RECUERDO DE RAIMUNDO RIVAS

Por: EDUARDO GUZMAN ESPONDA

Amistad de una vida. Le recuerdo desde la más remota


infancia, cuando en la escuela elemental y mixta de las seño­
ritas Marta, Amanda y Tulla Quijano, nos sentábamos en un
mismo banco. Calle 8* entre carreras 5* y 6a. Fines de siglo.
De entonces a hoy no ha cambiado mucho tal vía, en un
mundo donde no queda nada de ayer. Viejo Bogotá. Anoto
lo de mixta, para hacer ver que tal sistema no es invento
pedagógico de ahora.
La evocación de ese pequeño plantel, que a lo sumo ten­
dría dos docenas de chiquillos, siempre fue tema predilecto,
a lo largo de la vida, con Raimundo, con su simpatiquísimo
hermano Luis y con Pepe Piedrahita. Por entonces veíamos
a esas finas maestras, con la lente de aumento propia de
la niñez, como venerables ancianas, sin caer en la cuenta
de que eran unas encantadoras veinteañeras. Hoy la escue-
lita de las Quijanos surge entre los más amables recuerdos
de mi vida, al extremo de que me parece a veces haberla
visto descrita en las páginas de Amicis o de Alfonso Daudet.
Saltando de esa lejanía a la juventud de Raimundo Rivas
Escobar, hay que escribir aquí los nombres de sus más cer­
canos amigos de entonces, Eduardo Santos, predestinado a
4 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

ilustrar las más altas posiciones de la República, y Antonio


José Caro, el hijo menor de don Miguel Antonio, fallecido
tempranamente.
* * *
Fue Raimundo desde la adolescencia incansable lector
de toda especie de libros, sin perjuicio de sus estudios de
bachillerato en el Colegio Mayor del Rosario, y luego de sus
cursos en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional.
Aunque su verdadero éxito juvenil estuvo en la elección que
le hizo la Academia Nacional de Historia, como miembro
honorario, título excepcional piara quien entraba allí con
solo 16 años de edad. Desde entonces hasta el fin de su
vida, fue aquella entidad, de la cual llegó a ser presidente,
un hogar intelectual y afectivo para él.
No solo se mostraba erudito en historia patria. También
lo fue para lo tocante a la historia universal; tanto que
hubo de desafiar en cierta ocasión a un profesor norteame­
ricano —que trataba de enseñarle quién había sido Lincoln—
para enfrentar los conocimientos que cada uno tuviera acerca
de todos los presidentes de los Estados Unidos, incluidas las
fechas de sus principales actuaciones. El contrincante quedó
pulverizado.
Sus títulos de eximio historiador fueron aumentando con
la publicación de obras de diversos temas, avaloradas por
la precisión de los datos, y por la captación del conjunto de
los sucesos, que sabía enfocar con agudo sentido crítico. “El
Andante Caballero don Antonio Nariño” y la “Historia Diplo­
mática de Colombia”, son dos ejemplos de entre su nutrida
bibliografía.
Por vocación tenía que llegar Raimundo al Ministerio
de Relaciones Exteriores. Su cargo por excelencia allí, entre
otros, estuvo en la secretaría de la Comisión Asesora, cuando
la Comisión tenía funciones permanentes y no esporádicas,
como se estableció después, privando a la cancillería de una
constante, invaluable cooperación. Gran lástima fue que los
libros de actas de esa junta, llevados con tanto esmero por
Rivas, y muchos de sus informes, desaparecieran en el incen­
dio del 9 de abril de 1948.
Siempre pude admirar en ese ministerio, cómo mi amigo
era el funcionario que lo sabía todo, desde el remoto ante­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 5

cedente que respaldaba un título fronterizo, hasta los detalles


burocráticos de la vida diaria. Y en un medio tan poco propi­
cio a la continuidad en el servicio de la política exterior.
Raimundo fue el tipo del diplomático de “carrera”, habiendo
llegado a canciller de la República, en el gobierno de Olaya
Herrera; antes había tenido la representación del país en
Caracas, en tiempo de Pedro Nel Ospina; después la llevó en
Montevideo, cuando la presidencia de Eduardo Santos.
❖ * *

Mucho más inclinado al análisis que a la síntesis, los


escritos de Raimundo Rivas se resienten del procedimiento
pausado del investigador, tocado de cierta densidad en la
forma. Temperamento por extremo sensible, le desazonaban
las naturales contrariedades de la vida. La puntualidad le
preocupaba en grado sumo. La tardanza en recibir respuesta
a una carta, le ponía a cavilar. El protocolo para mi inolvi­
dable amigo era algo serio.
Afiliado al partido liberal, como sus ilustres antepasados,
amaba las tradiciones de su ciudad natal, sus viejos claustros,
sus casonas de patios floridos, los sabores de la cocina
santafereña. Siendo alcalde Bogotá, fundó la Sociedad de
Embellecimiento, que aún funciona.
Gustó con fino criterio, voluptuosamente, la poesía, y de
ahí el inagotable acervo de versos que abrigaba su memoria;
así como tuvo gran facilidad en la improvisación rimada.
Recordemos la curiosa Historia de Colombia, en verso,
escrita en sus amadas espinelas, para lectura de los niños.
Obra que lo entretuvo durante una larga navegación por la
vía del estrecho de Magallanes, al regresar del Uruguay. Yo
creo que son pocos los colombianos que conocen esa ruta.
Como hombre de letras, y con sobrados títulos se le llamó
a la Academia de la Lengua, en 1934, en calidad de individuo
de número, y de sucesor de Carlos Arturo Torres, de quien
hizo certero elogio crítico en su discurso de recepción.
Se cumplen hoy 25 años de su fallecimiento. Con tal
motivo, revive su memoria para los que le conocimos y apre­
ciamos tan de cerca. Acompañamos cordialmente en la fe­
cha a Eugenta Posada de Rivas, y a sus hijos.
24 febrero 1971.
DISCURSO

Pronunciado por el Embajador de Colombia, doctor Alvaro


García Herrera, en ocasión de la colocación del busto del
General Francisco de Paula Santander en la ciudad de
Valparaíso, el día 17 de febrero de 1971.

Excelentísimo señor Presidente de la República:


Señor Alcalde de Valparaíso:
Señor Decano y Miembros del Cuerpo Consular:
Señores Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas:

Señoras y señores:
Bogotá entrega hoy, por mi conducto, a la Ilustre Muni­
cipalidad de Valparaíso, la figura en bronce de Francisco
de Paula Santander. La capital de Colombia ha querido, desde
años atrás, rendir así tributo de simpatía, admiración y soli­
daridad a esta Perla del Pacífico, segura de que guardará
celosamente, con los mismos acendrados sentimientos, la no­
ble imagen de quien ciertamente “fue, en palabras de auto­
rizado y eminente historiador colombiano, la más fuerte
encarnación de la idea nacional, el más ingénito, espontáneo
y precoz de nuestros temperamentos políticos. Tan bien orga­
nizado para el gobierno como el Cardenal de Richelieu, a
quien se asemeja hasta en lo físico; pero a un Richelieu hecho
para la libertad en el orden y que supiera imprimir a su
país, entre el estruendo del cañón y las ambiciones de los
guerreros triunfadores, el sello cívico y legalista que nos dis­
tinguió entre las dictaduras militares de Hispanoamérica”.
Actos como éste, Excelentísimo señor Presidente, enalte­
cido por vuestra presencia y al cual ella da especial signifi-
8 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

cación, no deben ser únicamente de rememoración histórica,


para relievar las virtudes y gestas de nuestros libertadores,
nuestros proceres y hombres de Estado. Si bien es cierto que
la gratitud y la veneración hacia quienes nos dieron la inde­
pendencia y formaron nuestras repúblicas, son preceptos ine­
ludibles de la justicia, es claro también que el recuerdo del
pasado debe ser ocasión propicia para pensar en empresas
trascendentes que la coyuntura actual de nuestros países
aconseja y aún impone, no ajenas por cierto al pensamiento
clarividente de aquellos forjadores de nuestras patrias.
Me inclino a creer que la evocación de glorias y méritos
de hombres ya consagrados en la historia, lleva consigo el
desafío a no ser inferiores en nuestra época a cuanto ellos
hicieron en la suya, seguramente en circunstancias más ar­
duas que las presentes, habida cuenta de las limitaciones
materiales entonces ambientes.
Aquí, en nuestra América Latina, cuando ahora reflexio­
namos sobre las concepciones políticas de nuestros fundado­
res, hallamos en ellas la más amplia y certera visión sobre
la misión que a este hemisferio corresponde en el concierto
universal y la manera de realizarla. Mas los pueblos carecían
entonces, necesariamente, de perspectiva histórica y juzgaban
visionarios a sus dirigentes. Es así como en nuestros días
ya nadie impugna ni considera irrealizable el ideal boliva-
riano de una sola gran nación formada por las antiguas
colonias hispano-americanas, independientemente del hecho
de estar ella dividida en diferentes estados soberanos, orga­
nizados y regidos según la idiosincracia y particulares condi­
ciones de sus respectivos habitantes. La unidad política, como
pudo haberse alcanzado a raíz de la independencia, no parece
ser meta posible en nuestra generación y tal vez en las que
inmediatamente la sigan y releven, pero está ya en proceso
irreversible, cada día mejor estructurada, la integración sub­
regional andina, jurídicamente consagrada por el Acuerdo
de Cartagena, que tiene como designio, no sólo el beneficio
y progreso de los países signatarios, sino acelerar y perfec­
cionar los mecanismos de la integración Latinoamericana,
prevista en el Tratado de Montevideo. Cuanto se ha hecho
desde la Declaración de Bogotá en 1966 hasta los Acuerdos
de Lima en diciembre último, pasando por el Convenio Andrés
Bello de integración cultural, es signo evidente de que vamos
Monumento del General Francisco de Paula Santander en Valparaíso
(Chile).
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 9

dejando atrás las expresiones retóricas, por bien intenciona­


das que sean, para entrar1 por la ruta de los hechos y cumplir
la misión ineludible que la Providencia les señala en el conti­
nente y en el mundo.
El General Francisco de Paula Santander fue decidido
propulsor de la unidad continental y del pensamiento del
Libertador Bolívar de promover la unión de las colonias libe­
radas por su inspiración y por su espada. Quisieron no obs­
tante los hados de esos dos grandes hombres, identificados en
el heroísmo y el patriotismo, que su mayor empeño y el más
feliz de sus designios políticos, la constitución de la Gran
Colombia, se deshiciera en sus manos, no tanto por las dife­
rencias de criterio que surgieron entre ellos sobre la conduc­
ción del nuevo Estado —no por graves imposibles de conci­
liar—, sino por ambiciones de caudillos militares y consejeros
suyos de visión menguada, más afectos al efímero dominio
de sus feudos regionales, que a la grandeza y perennidad de
una nación admirable, privilegiada por la naturaleza, mimada
por los dioses.
Mas “¡cómo se ha deformado, exclama aquel sereno y
agudo historiador antes mencionado, cómo se ha empeque­
ñecido, por criterio de partido, por espíritu regional, por
intereses o pasiones personales, por carencia de elementos de
juicio ... esta grandiosa y noble divergencia!”. Por exaltar
la memoria de Bolívar hay quienes denigran a Santander,
disminuyen sus acciones guerreras y desfiguran su obra de
estadista. Son los aduladores o detractores habituales que,
a falta de discernimiento para juzgar la historia, llevan a
sus juicios los fanatismos, arrebatos y obsesiones propios de
querellas entre politicastros y caciques. Pero frente a esos
áulicos o infamadores, y a ciertos críticos bien intencionados,
más obcecados e ingenuos, surgen testimonios de valor in­
contrastable.
Entre éstos no podría hallar otro más autorizado, desin­
teresado y puro, que el del propio Don Bernardo O’Higgins,
quien en carta del 24 de julio de 1820, dirigida a Santander,
así se expresa:
“Séame permitido aquí felicitar a Vuestra Excelencia por
la gloriosa parte que ha tenido en la libertad de su patria.
La posteridad, que tiene palmas para todas las virtudes y
10 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

lugar para todas las reputaciones, haciendo justicia al ven­


cedor de Pore, le colocará al lado del inmortal Bolívar”.
Y si otro testimonio fuese necesario, sea éste el del pro­
pio Simón Bolívar, tanto cuando juzga a Santander como
guerrero, como cuando le aprecia como hombre de Estado:

En 1820 le dice:
‘■Vuestra Excelencia, después de haber tributado a su
patria los servicios más esclarecidos, ha puesto el colmo a
su gloria por su moderación, obediencia y desprendimiento.
Vuestra Excelencia estaba llamado por su nacimiento, valor,
virtudes y talento, a ser el primer Jefe de la Nación grana­
dina, pero Vuestra Excelencia ha preferido ser el primer
súbdito de Colombia. Yo que sé más que otro alguno a cuánto
tenía derecho Vuestra Excelencia a aspirar, me asombro al
contemplar cuánto ha renunciado Vuestra Excelencia por
aumentar sus títulos a la gratitud nacional, títulos que ya
parecían completos. ¿No fue Vuestra Excelencia el primero
que levantó un ejército para oponerse a la invasión de Casa-
nare por nuestros poderosos enemigos? ¿No fue Vuestra
Excelencia el primero que restableció el orden y una sabia
Administración en las Provincias libres de Nueva Granada?
¿No fue Vuestra Excelencia el primero en apresurarse a dar
el complemento a su libertad? ¿A abrirnos el camino por las
Termopilas de Paya? ¿No fue Vuestra Excelencia el primero
en derramar su sangre en Gámeza y el primero en Vargas
y Boyacá en prodigar su vida? No ha justificado Vuestra
Excelencia mi elección por su inteligencia, economía y recti­
tud en el Gobierno de la Nueva Granada? Es, pues, Vuestra
Excelencia el más acreedor a la gratitud de Colombia, que
por mi órgano la manifiesta a Vuestra Excelencia”.

Más tarde, en 1825, le dirige estas palabras definitivas:


“Yo me congratulo a mí mismo, a mi Patria y a Vuestra
Excelencia por el término de una empresa que colma de ben­
diciones al pueblo, de laureles a los soldados y de gloria
al gobierno que ha sido el arquitecto de esta prodigiosa
creación. El ejército en el campo y Vuestra Excelencia en
la administración, son los autores de la existencia y de la
libertad de Colombia. El primero ha dado la vida al suelo
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 11

de sus padres y de sus hijos; y Vuestra Excelencia la liber­


tad, porque ha hecho regir las leyes en medio del ruido de
las armas y de las cadenas. Vuestra Excelencia ha resuelto
el más sublime problema de la política: si un pueblo esclavo
puede ser libre. Vuestra Excelencia, pues, merece la gratitud
de Colombia y del género humano. Acepte Vuestra Excelen­
cia la mía como soldado y ciudadano”.
Cuando Bolívar mencionaba a Colombia se refería enton­
ces a la República formada por Venezuela, Nueva Granada
y Ecuador, que perduró hasta 1830. Ese año, un mes antes
de su muerte, en carta al General Rafael Urdaneta, el Liber­
tador hizo este reconocimiento de valor histórico y político
indiscutible: “El no habernos compuesto con Santander nos
ha perdido a todos”.
Al frente del Gobierno de Colombia, mientras Bolívar
consolidaba la victoria de Boyacá y preparaba las campañas
que liberarían a Ecuador y Perú, Santander se dirigía al
General O’Higgins y a Lord Cochrane, Almirante de las Fuer­
zas Navales de Chile y Argentina, en mensajes en que rego­
cijándose por los triunfos alcanzados en el sur, especialmente
la batalla de Maipú, exponía la necesidad de la cooperación
de las repúblicas meridionales con la Gran Colombia “para
redimir, según sus palabras, al pueblo peruano de la vergon­
zosa servidumbre en que gime” y “cuya suerte fijará sin
disputa la de toda América”. Esa cooperación no fue entonces
mero propósito, sino tangible realidad. Gracias a ella se con­
quistó la independencia de América Latina en los campos
de batalla y se aseguró la libertad de las nuevas naciones
mediante el establecimiento de instituoiones jurídicas que
en gran parte aún perduran. Por ello Santander pudo decir
la frase feliz que desde hoy podrán leer y meditar cuantos
pasen por este monumento: “Las armas os han dado inde­
pendencia, las leyes os darán la libertad”. Por ello mismo se
hizo acreedor al título insigne de “Hombre de las Leyes”.
Esa cooperación desde la época de nuestra emancipación
no se ha extinguido ni se extinguirá entre Chile y Colombia.
El diálogo entre sus pueblos no ha declinado, el entendi­
miento profesional entre sus fuerzas armadas no se ha debi­
litado y el diálogo entre sus mandatarios no se ha interrum­
pido. Este fue decisivo, entre los Presidentes Eduardo Frei y
Carlos Lleras, para dar vida al Acuerdo de Cartagena o Pacto
12 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Andino; ha servido ya positivamente, entre los Presidentes


Salvador Allende y Misael Pastrana, para ampliarlo y forta­
lecerlo; seguirá siendo necesario en todo cuanto convenga
a nuestra América Latina para preservar la libertad, defen­
der la justicia, respetar el derecho y perseguir, sin pausa ni
reposo, el entendimiento entre todos los pueblos del mundo
y la seguridad y la paz internacionales.

Señor Alcalde de Valparaíso:


Gracias por vuestras expresivas y acertadas palabras sobre
Santander y Colombia. Gracias por el sitio de honor que la
Municipalidad, por iniciativa vuestra, ha destinado para el
busto donado por Bogotá a vuestra ciudad, donde desde hoy
forma parte de ella.

Excelentísimo señor Presidente:


Quiero expresar a Vuestra Excelencia, en nombre de
Colombia y su Gobierno, el más profundo reconocimiento por
haberse dignado presidir esta ceremonia. Tengo encargo espe­
cial de mi Presidente de transmitir a Vuestra Excelencia el
testimonio de su gratitud por este gesto de especial deferen­
cia hacia Colombia.
La efigie de Francisco de Paula Santander, en este sitio
especial de Valparaíso, como en el patio de los héroes en
la Escuela Militar Bernardo O’Higgins de Santiago, es y será
testimonio constante de culto y amistad del pueblo fraterno
de Colombia hacia el noble y generoso pueblo de Chile.
EUSEBIO MARIA CANABAL

Por: SERGIO ELIAS ORTIZ

Fue el doctor Canabal de los personajes de mayor signi­


ficación en los días en que Cartagena de Indias andaba inquie­
ta por obtener su independencia de la metrópoli española y
hasta ser la primera entre las provincias del Nuevo Reyno
de Granada en declararse absolutamente desligada de ella
y constituirse en estado libre, dueño de sus destinos. Formó
él, entre 1808 y 1815, en el grupo de patriotas más compro­
metidos en los movimientos revolucionarios y, sin embargo,
fue de los pocos hombres de valía, casi el único, en salir
bien librado y aparecer ante el tribunal de purificación crea­
do por el pacificador don Pablo Morillo, en 1816, a raíz de
la reconquista de esa plaza fuerte, para averiguar la conducta
de los rebeldes, como indemne de toda culpa y antes bien
acreedor a que se lo restituyese a su empleo de Administrador
Principal de la Renta de Aguardientes de Cartagena, de que
se le suponía haber sido despojado por los independientes en
castigo de su fidelidad a la monarquía, o cuando menos a
que se lo tuviese en cuenta para una plaza de oidor en
alguna de las audiencias de Tierra Firme.
¿Cómo pudo ocurrir semejante olvido de un pasado rela­
tivamente cercano, en un momento ciertamente de confusión,
pero que constaba en documentos que estuvieron al alcance
de los jueces la actuación de las personas que habían inter­
venido, en una u otra forma, en los movimientos de rebeldía
y existían testigos de cargo que podían incriminarlas, como
14 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

sucedió con los mártires de Cartagena y con otros proceres


que se vieron encarcelados y despojados de sus bienes por
el delito de traición al soberano?
Esto nos hemos preguntado al examinar un expediente
del Archivo General de Indias (Quito, legajo 266), en que
consta que, sometido a juicio el doctor Canabal entre los
sindicados o sospechosos de haber tomado parte en el movi­
miento independentista se comprobó que muy al contrario
de haber sido infidente, había sufrido perjuicios por su leal­
tad a la monarquía. He aquí lo que al respecto reza el expe­
diente: “En las diligencias practicadas por el Gobierno y
Comandancia de la citada plaza, para averiguar la conducta
que observó aquel interesado durante la revolución, lejos de
aparecer criminalidad, resulta: que sus sentimientos fueron
siempre contrarios al sistema adoptado por los rebeldes; que
fue despojado de la administración que obtenía; que padeció
persecuciones; que favoreció y protegió a los vasallos fieles
perseguidos por su lealtad; con otras particularidades de
consideración a la causa del Rey, en mérito de lo cual el
Síndico Procurador de la Ciudad que ejercía el ministerio
fiscal en respuesta de 16 de abril de 1816, expuso que nada
tenía que pedir, y por tanto logró su completa indemniza­
ción”. Y en otro lugar del mismo expediente se dice que
“Cuando después de ocurrida la revolución se discutía en
Cartagena la forma de Gobierno que debía adoptar aquella
Provincia, el expresado doctor Canabal, que sostuvo eficaz­
mente la causa del Rey, fue el primero de los tres únicos
individuos, que dieron su voto por el reconocimiento de
S. M.” (1).
Con este certificado de buena conducta, reñido con la
realidad de los hechos, que no sabemos cómo pudo obtenerse
de un tribunal inexorable en sus procedimientos y que con­
denaba a muerte, o a penas de prisión e incautación de bienes
a personas de iguales, o cuando menos parecidas responsabi­
lidades, el doctor Canabal solicitó en 1816, en pleno reinado
del terror se lo tuviese en cuenta para una plaza de oidor en
la audiencia de Quito, que tenía un estipendio de 3.300 pesos.

(1) Instancia de don Eusebio María Canabal para que se le conceda


una plaza de oidor en Quito, o Guatemala o Caracas. Cartagena, 22 de
abril de 1820. (Archivo General de Indias. Quito, legajo 266).
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 15

Considerada su solicitud en el Consejo de Indias y sometido


su nombre a elección obtuvo varios votos, pero otro candidato
le ganó de mano. Más adelante, llegado a Cartagena el Virrey
don Francisco Montalvo, ante quien expuso su situación el
doctor Canabal, lo nombró Fiscal de Real Hacienda de Carta­
gena “y posteriormente Fiscal de su Superior Gobierno”.
Con todo, no se sintió satisfecho el doctor Canabal y
hacia 1820, se presentó nuevamente como candidato a oidor
en las audiencias de Guatemala y Caracas. Para ello agregó
a su solicitud nuevas certificaciones de su conducta leal al
soberano, entre ellas la del ex-Virrey don Antonio Amar y
Borbón, expedida en Zaragoza el 17 de marzo de 1818, en
que ese mandatario hizo constar: “que encendida la revolu­
ción de aquel Virreynato a fines de julio de 1810, fue trans­
portado sin comunicación al convento de la Popa, extramuros
de Cartagena, y que el expresado doctor Canabal, fue el
singular sujeto que aun privado de licencia, se dedicó a visi­
tarle y facilitarle auxilios para su subsistencia, la de su esposa
y familia, igualmente confinados; por cuya experiencia, no
le es dudoso de que el mencionado Don Eusebio habrá per­
manecido con fidelidad al legítimo Gobierno y por tanto le
juzga acreedor a la reposición de su empleo de Administrador
Principal de la Renta de Aguardientes de Cartagena y más
bien a la opción de algún otro togado a que lo hacen capaz
sus estudios y práctica forense acreditada”.
Esta atestación del ex-Virrey Amar era cierta en todas
sus partes. Fue público y notorio en Cartagena que el doctor
Canabal prodigó atenciones y auxilios al caído mandatario,
sin que esto lo demeritara como patriota integral que fue
desde la primera hora de la revolución. Mediaban en esas
demostraciones de respeto y conmiseración tanto la hidalguía
que fue característica de la sociedad cartagenera, como la
gratitud que guardaba Canabal al ex-Virrey por haberlo nom­
brado éste Administrador Principal de la Renta de Aguar­
dientes de Cartagena. En el momento de prueba, por encima
de todas las consideraciones, pagaba esa deuda a su bene­
factor y nadie, que sepamos, se atrevió a tachar ese acto de
nobleza de defección a la causa de la independencia, que en
ese momento, fines de 1810, empezaba a coger fuerza en el
Cabildo de Cartagena de que Canabal formaba parte. Se nos
16 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

ocurre pensar que fue quizá esa acción generosa la que se


tuvo en cuenta para hacer caso omiso de los comprometi­
mientos del doctor Canabal en la revolución, cuando le tocó
comparecer ante el tribunal militar, en 1816, a responder de
su conducta pasada, sacarlo indemne de toda culpa y hasta
acreedor a la benevolencia de sus jueces.
Figuraron, además, en su solicitud para oidor en la Au­
diencia de Guatemala, certificaciones de los señores Joaquín
Carrión y Moreno y José Valdés Posada, oidores de la Audien­
cia de Santafé, trasladada a Cartagena después del 7 de
agosto de 1819, acordes en que el doctor Canabal había sido
leal al soberano y una recomendación especial del Virrey
Montalvo, respecto de las buenas dotes que adornaban al
pretendiente para un empleo proporcionado a sus facultades.
Examinada la solicitud en el Consejo de Indias, el Fiscal
en su vista de 22 de abril de 1820, expuso: “Don Eusebio María
Canabal, abogado de la Real Audiencia de Santafé y Fiscal
que ha sido de Real Hacienda en Cartagena, hijo legítimo
y por ambas líneas hidalgo, fue colegial en el Seminario de
Cartagena, donde estudió Filosofía, Jurisprudencia y Sagrada
Teología. Se trasladó a Santafé, y continuó en aquella Univer­
sidad su carrera literaria donde recibió los grados de Bachi­
ller, Licenciado y Doctor en Cánones, y de Bachiller y Licen­
ciado en Teología. Fue recibido de Abogado en aquella Real
Audiencia en 9 de noviembre de 1807. Para la práctica forense
asistió a los estudios de don Tomás Tenorio Carvajal y don
Juan Nepomuceno Berrueco por tres años. En el citado colegio
de Cartagena fue Pasante General de Estudios, Catedrático
de Teología y Filosofía precedida oposición. El obispo Geró­
nimo de Liñán lo nombró para la cátedra de Teología de
Cartagena de 1805-06. La cátedra de filosofía de allí la ganó
por oposición mientras era pasante por nombramiento del
Gobernador del Obispado don Benito José Lambí en 1808. En
1811 el gobierno revolucionario lo privó de su empleo de
Administrador de Aguardientes que le había dado el señor
Amar. El Virrey de Santafé don Francisco Montalvo lo nom­
bró Fiscal de Real Hacienda de la misma plaza de Cartagena
y posteriormente Fiscal de su Superior Gobierno. A propuesta
del Fiscal de la Real Hacienda fue nombrado Agente Fiscal,
y tiene diferentes informes a su favor”. Agregó el Fiscal que
el doctor Eusebio Canabal era hijo de don Manuel José de
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 17

Dios Canabal y de doña María Trinidad de Pazos; que vistió


la beca en el Real Colegio Seminario de San Carlos de Carta­
gena y luego en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario bajo el doctor Francisco González Manrique (2).
Nada resultó de esta nueva instancia ante el poder supre­
mo del Reino porque aunque obtuvo votos para oidor en las
Audiencias de Guatemala y Caracas, otros fueron los agracia­
dos en esos empleos, principalmente por ser españoles de
nacimiento y tener poderosos valedores ante los magistrados
dispensadores de esos cargos.

II

Se comprende que el anterior período de la vida del doctor


Canabal (1816 a 1820) debió ser de espectativa, de esperanzas
frustradas y de natural temor de que en una revisión de
procesos se escudriñara a fondo su responsabilidad en los
acontecimientos que tan duramente se estaban castigando y
se lo llamara a cuentas. De allí su deseo de alejarse de Nueva
Granada, de poner tierra por medio entre él y la mirada
inquisidora de los agentes del terror, pues debía sentirse tan
culpado como los proceres sacrificados en esos luctuosos días:
Manuel del Castillo, Manuel de Anguiano, Martín Amador,
Pantaleón Germán Ribón, José María Portocarrero, José Ma­
ría García de Toledo, Miguel Díaz Granados, Antonio José
de Ayos, con quienes había actuado, hombro a hombro, en
los movimientos revolucionarios de 1809 a 1816.
Revisando, en efecto, los sucesos ocurridos en Cartage­
na en esos siete años, encontramos que el doctor Canabal,
coronada su carrera de abogado en Santafé y nuevamente en
su tierra natal, se dedicó al ejercicio de su profesión y al pro­
pio tiempo a participar en la agitación política que venía ex­
perimentando Cartagena, de tiempo atrás, en virtud de la
crisis española a partir de 1808. Pronto fue llamado a ocupar
el puesto de Ayudante de la Comandancia de Armas de la pla­
za, que es de suponer se le confió por ser adicto al grupo de
agitadores pero que dejó al poco tiempo por haberlo pedido

(2) Ibidem.
18 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

para sí el capitán Miguel Patiño, alegando que Canabal no


era militar.
Para el año de 1810 el doctor Canabal fue elegido regi­
dor añal del Cabildo de Cartagena y como tal le tocó inter­
venir en varios asuntos notoriamente tendenciosos y de pug­
nacidad contra el orden colonial establecido. La llegada a la
ciudad del Comisario Regio don Antonio de Villavicencio en­
cendió más los ánimos y avivó las esperanzas de los criollos
de alcanzar la autodeterminación a que aspiraban. Ocurrió
el primer choque entre el gobernador español de la Provincia,
don Francisco Montes, y el Cabildo, cuando Villavicencio in­
vitó a ambas autoridades al acto de reconocimiento del Con­
sejo Supremo de Regencia de España. Montes se negó bajo
el pretexto de no haber recibido instrucciones de sus superio­
res al respecto, en tanto que los señores del Ayuntamiento,
reunidos en cabildo extraordinario, aceptaron la invitación y
actuaron en conformidad. Esto le dio pie al Cabildo para apli­
carle al Gobernador “la Ley 2% del Título 79 del Libro 49 de la
Recopilación de Indias que atribuía la administración pública
a los Gobernadores y Ayuntamientos en común” y en conse­
cuencia nombró a los señores Antonio de Narváez y Tomás
Andrés Torres, como diputados del Cabildo para entender en
los actos oficiales junto con el Gobernador, lo que equivalía
a sujetarlo a un régimen de administración compartida, sin
que Montes tuviera nada que objetar por tratarse de un de­
recho municipal acorde con la ley (3).
Mas luego, como se supiese que el Comandante de Armas
de Mompós, teniente coronel Vicente Talledo, enemigo jurado
de los criollos, había provocado graves disenciones entre él y
el Cabildo de esa ciudad, el Comisario Villavicencio para pre­
venir mayores males que podían sobrevenir de continuar ese
estado de cosas, trató el asunto con el Ayuntamiento de Car­
tagena y de común acuerdo se convino en solicitar del Go­
bernador Montes el retiro de Talledo. Montes se negó a acep­
tar esta medida y esto y la conducta equívoca que usaba en
todos sus actos prepararon el golpe de opinión de 14 de junio
de 1810 que dio en tierra con su gobierno.

(3) ORTIZ, Sergio Elias, Génesis de la revolución del 20 de 'julio


de 1810. Editorial Kelly. Bogotá, MCMLX, p. 107
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 19

“En efecto, dice la relación de esa memorable sesión, en


este día se reunió el Ayuntamiento con asistencia de todos
sus miembros, del Procurador General, del Gobernador y los
Coadministradores, de los Alcaldes Ordinarios, del Teniente de
Gobernador y de Villavicencio, en su carácter de Comisario
Regio, y haciendo salir de la sala al Gobernador Montes, se
constituyeron en sesión deliberativa efervescente. El Coadmi­
nistrador don Tomás Andrés Torres, español peninsular, in­
formó sobre el no cumplimiento del Gobernador a la promesa
juramentada que había hecho de gobernar de acuerdo y en
asocio con la Junta de Gobierno; se le acusó de haber expedido
muchas órdenes de importancia sin consentimiento de los
Adjuntos; de haber abierto la correspondencia oficial sin con­
sentimiento de éstos; de haber demorado los correos; de no
haber cumplido lo dispuesto por la Junta en orden a comuni­
car al Consejo de Regencia que ya se le había reconocido, y
se le dedujeron como cosa de catorce a diez y seis sumarios
por estos y otros abusos de autoridad; además de estos, y de
otros cargos que le dedujo el doctor García Toledo, éste de­
mostró la ilegalidad con que Montes estaba ejerciendo la
Gobernación, pues ni su nombramiento había sido hecho de
acuerdo con las ritualidades acostumbradas, ni había obtenido
el título de la Cámara de Indias, ni en defecto de ésta se ha­
llaba la Real Orden del Ministerio de Gracia y Justicia ni se
había tomado razón de su nombramiento en la Contaduría
General de Indias, por lo cual no podía continuar en el man­
do político ni recibir el sueldo que cobraba; y entre todos estos
cargos, el mayor de todos, que tenía amenazados a los patrio­
tas de solicitar del Almirante de Jamaica recursos para blo­
quear la plaza de Cartagena, después de esto, el mismo Gar­
cía de Toledo en vehemente peroración pidió que fuese des­
conocido y destituido el Gobernador Montes. El Alcalde Díaz
Granados y el Coadministrador Torres se adhirieron a lo pe­
dido por García de Toledo, y todos los concurrentes estuvieron
unánimes en que se depusiera al Gobernador y se llamara en
su reemplazo el Teniente Gobernador don Blas de Soria, per­
sona honorable y muy bienquista en la ciudad” (4).

(4) CORRALES, Manuel Ezequiel, Documentos para la Historia de la


Provincia de Cartagena de Indias, hoy estado soberano de Bolívar en la
Unión Colombiana. Imprenta de Medardo Rivas. Bogotá, 1883, T. I., p. 83.
20 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Aún más: cuando se supo en Cartagena lo del golpe del


20 de Julio de 1810 y la constitución de una Junta guberna­
tiva en la capital del Virreynato, reunido el Cabildo carta­
genero el 14 de agosto de ese año, en sesión extraordinaria, y
oído el voto del pueblo, se constituyó una “Junta Suprema de
la Ciudad y Provincia de Cartagena de Indias”.
En todos los documentos que dan fe de esos actos de
intervención desacostumbrada, de fuerza y extralimitación
de funciones del Cabildo de Cartagena, que no tenía facul­
tad, ni autoridad para destituir al Gobernador sin mediar
sentencia del Consejo de Indias en juicio contradictorio, apa­
recen la intervención y la firma del doctor Eusebio María
Canabal, al lado de las de los ilustres proceres sacrificados
por Morillo en 1816: García de Toledo, Díaz Granados, del
Castillo, Ayos, Gutiérrez de Piñeres...
Pero donde quedó fijada más concretamente la respon­
sabilidad del doctor Canabal en los movimientos de eman­
cipación, fue en el año siguiente cuando Cartagena de Indias
se adelantó a todas las colonias hispanoamericanas en la
proclamación de su Independencia Absoluta de la madre
patria en acto público solemne el 11 de noviembre de 1811.
Gesto valiente y desafiador de un pueblo guiado por hombres
de avanzada que no querían disimular sus legítimas aspira­
ciones, pues hasta esa fecha todos los pronunciamientos de las
colonias habían sido en una u otra forma condicionados al
restablecimiento del “llorado Fernando”, en el trono de sus
mayores. En ese memorable documento de Independencia
Absoluta, se dijo entre otras cosas: “Nosotros los represen­
tantes del buen pueblo de Cartagena de Indias, con su ex­
preso y público consentimiento, poniendo por testigo al Sér
Supremo de la rectitud de nuestros procederes, y por árbitro
al mundo imparcial de la justicia de nuestra causa, declara­
mos solemnemente a la luz de todo el mundo, que la pro­
vincia de Cartagena de Indias es desde hoy, de hecho y por
derecho, Estado libre, soberano e independiente, puede hacer
todo lo que hacen y pueden hacer las naciones libres e in­
dependientes. Y para mayor firmeza y validez de esta nues­
tra declaración empeñamos solemnemente nuestras vidas y
haciendas, jurando derramar hasta la última gota de nuestra
sangre antes que faltar a tan sagrado comprometimiento”.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 21

Firmaron este precioso documento, los siguientes padres


conscriptos:
“Ignacio Cavero, Presidente; Juan de Dios Amador, José
María García de Toledo, Ramón Ripoll, José de Casamayor,
Domingo Granados, José María del Real, Germán Gutiérrez
de Piñeres, Eusebio María Canabal, José María del Castillo,
Basilio del Toro de Mendoza, Manuel José Canabal, Ignacio
de Narváez y Latorre, Santiago de Lecuna, José María de la
Terga, Manuel Rodríguez Torices, Juan de Arias, Anselmo
José de Urreta, José Fernández de Madrid y José María Benito
Revollo, Secretario”.
Como se ve, no solamente firmó esta solemne declara­
ción, que podía costar la cabeza a los patricios que la signa­
ron, el doctor Eusebio María Canabal, sino su padre, don
José Manuel Canabal, mientras su hermano, el más tarde
teniente coronel de la república Pedro José Canabal coman­
daba una compañía del ejército del nuevo estado. Toda la
familia Canabal estuvo comprometida desde la primera hora
en el movimiento de la liberación de Cartagena.
En la Convención de elección popular que se reunió en
Cartagena el 21 de enero de 1812, intervino como diputado
por Tolú el doctor Eusebio María Canabal y tuvo parte en la
redacción del estatuto eminentemente democrático que se
dio el estado. “La constitución, dice Jiménez Molinares, que
contenía los más avanzados principios liberales” (5). La fir­
maron: Germán Gutiérrez de Piñeres, José María del Real,
Manuel Rodríguez Torices, Juan de Dios Amador, Eusebio
María Canabal, Vicente Gutiérrez de Piñeres, Pantaleón Ger­
mán Ribón, Manuel Anguiano y José María García de Toledo,
entre otros.
Fieles a sus ideas y a sus compromisos para con la patria
permanecieron hasta el fin los hermanos Canabal (6), es
decir, hasta que el general don Pablo Morillo entró a Car­

ió) JIMENEZ MOLINEROS Gabriel, Los Mártires de Cartagena de


1816, ante el Consejo de Guerra y ante la Historia. T. I. Imprenta De­
partamental. Cartagena, 1948, p. 290.
(6) Suponemos que para el año de 1815 había dejado de existir el
procer Manuel José Canabal, pues ya no aparece su nombre entre los
de los defensores de Cartagena.
22 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

tagena el 6 de diciembre de 1815, después de ciento seis días


de riguroso sitio puesto a la heroica y ya desolada plaza
fuerte. De esa firmeza y devoción a la causa de la indepen­
dencia da razón la lista nominal de algunos de los individuos
que defendieron la plaza durante el sitio que le puso el Ge­
neral don Pablo Morillo, en la cual están inscritos los nom­
bres de Eusebio María Canabal y Pedro José Canabal (7).

III

Constituida la República de Colombia y después de las


batallas decisivas de la libertad: Boyacá y Carabobo, el bri­
gadier don Gabriel de Torres, último defensor de la plaza de
Cartagena, salió de la martirizada ciudad el 19 de octubre de
1821, después de la capitulación que le impuso el benemérito
general Mariano Montilla. El advenimiento del nuevo orden
encontró al doctor Canabal sin empleo y casi en la miseria,
pero la república le abrió sus brazos como a hijo suyo acree­
dor a su confianza y a intervenir en los negocios del país.
Nadie se acordó en esa hora de que el doctor Canabal había
sido perdonado por el tribunal militar del terror, en gracia a
su supuesta adhesión a la monarquía, según rezan los docu­
mentos acomodaticios en que fundaba sus demandas ante el
Consejo de Indias para ser nombrado oidor en alguna parte.
Vivían aun numerosos testigos que hubieran podido incri­
minarlo, como no faltaron críticas contra su amigo y com­
pañero en los días de la revolución, don José Fernández
Madrid, perdonado por Morillo.
Como primera medida del nuevo régimen, el doctor Ca­
nabal fue nombrado Ministro del Tribunal Superior de Car­
tagena. Más adelante, restablecido el colegio de Cartagena,
se le confió el rectorado del instituto. Luego la gobernación
de la provincia. Elegido en 1825 representante al Congreso
Nacional, figuró en la Comisión 6^ de Infracción a la cons-

(7) CORRALES, Manuel Ezequiel, Rectificaciones y adiciones a la


obra “Cartagena y sus cercanías” del señor José P. Urueta. Imprenta de
Vapor de Zalamea Hermanos. Bogotá, 1887, p. 52.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 23

titución y a las leyes y considerado como el más apto en la


materia, el senado de ese año lo nombró para que “hiciese
de abogado fiscal en la acusación contra el Ministro de la
Alta Corte de Justicia doctor Miguel Peña”. A poco de allí
fue elegido Magistrado de la Corte Suprema, la más elevada
distinción que podía conferirse a un ciudadano de acredita­
dos antecedentes de honorabilidad y c,ompeten|cia. Según
Scarpetta y Vergara, murió el doctor Eusebio María Canabal
lejos de la patria, en Cádiz, 1853 (8).

(8) SCARPETTA, Leónidas y VERGARA, Saturnino, Diccionario Bio­


gráfico de los campeones de la libertad. ■ ■ Imprenta de Zalamea. Bogotá,
1879, p. 83.
FUNDACION DE POPAYAN

Por: LUIS MARTINEZ DELGADO

Discutida ha sido la fecha de la fundación de la ciudad


de Popayán, pues hay discrepancias evidentes sobre el par­
ticular.
El autorizado historiador Enrique Otero D’Costa presen­
tó un importante informe a la Academia Colombiana, el 22
de agosto de 1937, publicado después en el Boletín de Histo­
ria y Antigüedades, en el N<? 276-Volumen XXIV, correspon­
diente al mes de octubre del mismo año, en el cual sostiene
que no puede aceptarse el año de 1538 como el de la funda­
ción de Popayán; que debe continuar aceptándose el año de
1536 como el de dicha fundación, porque es el que predican
los autores más antiguos y de reconocida fehaciencia, son
sus propias palabras, año que armoniza perfectamente con
otras cronologías que giran en torno a él, lo que no ocurre
con el de 1538; que lo más seguro, agrega el ilustre historia­
dor, es que la fundación ocurriera en el mes de diciembre
del año últimamente citado, y señala la posibilidad de que
el hecho ocurriera el 4 de diciembre, o sea la víspera de
la Pascua de Navidad, de 1538.
Por su parte Castellanos y fray Pedro Simón, dicen que
el conquistador Belalcázar tomó posesión del valle en donde
está Popayán, el 24 de diciembre de 1536. Cieza de León y
Castellanos señalan el año de 1536 como el de la fundación
de la ciudad; el historiador Jaime Arroyo sostiene que fue el
15 de agosto de 1537 cuando fue fundada Popayán. Flórez de
Ocáriz señala el año de 1536 y, posteriormente, don Felipe
Pérez se atuvo al año de 1538. Podríamos citar otros histo­
26 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

riadores que han sostenido, unos el año de 1536, otros el de


1537, y algunos el de 1538. Entre los últimos está el doctor
José María Arboleda Llórente, sabio historiador e investiga­
dor, antiguo director del famoso archivo del Cauca, clasifica­
do en gran parte por él con insuperable maestría, quien en­
contró en el mismo un documento en el cual se señala con
precisión la fecha y año de la fundación de Popayán.
El citado documento lo mencionamos en detalle en nues­
tro libro POPAYAN, CIUDAD PROCERA, y posteriormente el
doctor Arboleda Llórente se atuvo a él en su importante libro
sobre la ciudad.
No obstante, algunos historiadores continúan discutien­
do el punto controvertido de la fecha y año de la fun­
dación de Popayán, y de aquí que sea conveniente reprodu­
cir en el Boletín de Historia y Antigüedades, el documento
que se conserva en el archivo de la Universidad del Cauca.
El texto de los documentos dice textualmente así:

FUNDACION DE POPAYAN. “Al ameno lugar de esta


ubérrima comarca donde se alzaban aquellos dos grandes ca­
seríos trasladó Belalcázar la incipiente villa que siguiendo
sus instrucciones, Ampudia —a quien enviara adelante— ha­
bía levantado a orillas del Cauca, probablemente el 30 de No­
viembre de 1535, y a la vez que hacía esta traslación, decla­
raba fundada la ciudad de Popayán, el Sábado 13 de Enero
de 1537, según lo certifica el escribano, Francisco de Vega
Polanco en 1605” (3), conforme lo leeremos en el documento
a que nos hemos referido, que transcribimos en la página si­
guiente: “Al fundar la ciudad, situóse el Conquistador al Occi­
dente del cerro de la EME, del lado de Tulcán, aprovechando
las mismas habitaciones de los indios, cuyo recinto rodeó al
punto de una fuerte estacada de guaduas, sin incluir la parte
que se ha llamado La Pamba, por haber quedado abierta..

Ref. Sig. 8079 - C1 - 12 nt).

En la muy Noble y muy Leal ciudad de Popayán, cavesa


de su provincia y ovispado, tierra firme de las Yndias en
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 27

Beynte E quatro días del mes de noviembre, año del Señor de


mili E seiscientos E cinco, ante El capitán Andrés de la Rroca
alcalde hordinario en esta ciudad y su termino e jurisdicción,
Por el Rey nuestro señor y ante mi Franco. De Vega Polanco,
escrivano de su magestad público y del cavildo de esta ciudad,
Por su magestad le presento el contenido...
Pedim...to. Diego de Albarado clérigo Presvitero hijo le­
gitimo de Diego de Albarado y Catalina Sánchez, mis padres
vesinos de esta ciudad de Popayan, digo que a mi derecho
conviene hazer ynformacion ad perpetuam Rey memoriam
como de derecho aya lugar de las partes y calidades de los
dichos ¡mis padres abuelos y mías, y para el dho efecto
hago presentación de este ynterrogatorio de preguntas por
donde pido sean exzaminados los testigos que presentare...
Decreto.......... El alcalde hubo por presentado el testi­
monio e interrogatorio e mando que por el se exzaminen los
tgos. y lo sometió a mi el escrivano por estar ocupado en
cosas del servicio de su magestad, y que fecha la ynformación
se traiga para proveher justicia- e lo firmo Andrés de la Rroca,
ante mi Francisco de Vega.
Yterrogato. de Preguntas. Por las preguntas se han ex­
zaminados los testigos que fueron presentados por parte de
Diego de Albarado, presvitero, en la información que pre­
tende hazer de los servicios, partes y calidades de sus padres,
abuelos y antepasados.
Primeramente si conocen al capitán Joan de Ampudia,
vzo. (vecino) que fue de esta ciudad de Popayan y saben que
fue el primero Descubridor y fundador de ella y que entro con
titulo de Cappn., por el capitán don Sebastan. de Belalcazar
que le nombro por ser persona de parte y calidad (y) méritos
y servicios, y como tal desde la ciudad de Quito salió descu­
briendo todas las tierras que ay desde la ciudad de Quito
hasta esta ciudad de Popayan, y en aquella ocasión y en las
que se ofrecieron sirbio a su magestad y siempre tubo primer
lugar en las repartisiones que se hizieron de casas y solares,
boz y voto en cavildo y en otras juntas fue tenido y estimado
por hombre principal, noble de parte y calidad y siempre se
trato como tal, con mucha costa de su persona y familia y
en dichos y hechos mostro mucho valor como todo lo suso
28 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

dho. que consta e aparesce por los escriptos y rrecaudos que


ay en los libros de cavildo de esta ciudad, a que se rremitan
los testigos...
Y si se saven que en continuación de los servicios que
siempre hizo a su magestad en la ocasión que se ofreció de
yr apasiguar las provincias de los yndios paezes, fue el dho
capitán Joan de Ampudia como capitán general y a su costa
llebo los soldados nescesarios los quales entraron y pelearon
hasta que murió el dho capitán Joan de Ampudia en aquella
ocasión, y asi en ellas como en las demas sirvió a su mages­
tad como leal vasallo suyo gastando y consumiendo su ha-
zienda sin que le aya rremunerado cosa alguna...
Fee Yo Franco, de Vega Polanco, escrivo. del rrey nues­
tro Señor, publico y del numero y cavildo desta ciudad de
Popayan, cavesa de su gobernación, sertifico y doy fee por
testimonio de verdad, como en el libro de cavildo que ha alia
do desta ciudad, mas antiguo, en un papel viejo, roto y sin
firma y al parecer ya letra antigua, está una razón que lo
que ella se pudo trasladar y leher desde renglón entero,
dise asi:
“Dicha Protestación conque el dho capitán Joan de Am­
pudia fundo la dha Villa conforme e porque yo con los es­
pañoles de pie e de a cavallo que conmigo en nombre de su
magestad andan, vine a esta dha prova. de Popayan donde
al presente estoy y donde se an descubierto muchos pueblos
y tierras e provincias muy pobladas de naturales, en comar­
ca deste dho asiento de Popan, y porque e visto todo lo suso
dho pareciendome primeramente con el servicio de Dios Nues­
tro Sor. y de su Bendita Madre y de su magd. y del dho Sor.
Goor. (Belalcázar) en su Re nombre el bien perpetuación e
naturales della e de los vezinos y pobladores e conquistadores
della e que vinieren e que este dho asiento e sitio de Popayan
esta en comarca de naturales de la tierra, en donde con me­
nos trabajo pueden servir a los. Españoles e que en el ay
e montes de leña e pastos para ganados e vastimentos y co­
mida de la tierra necesarios para la sustentación humana
y tiene condiciones convenientes e buenas e todas las otras
calidades que se requiere y para semejante fundación e demas
desto parece la tierra ser muy sana y ay rosa (1) y tal qual
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 29

conviene, se espera con la ayuda del inmenso Dios y de su


Bendita madres se descubrirán otras muchas provincias de
que magd. sera muy servido e sus rreynos e rrentas aumen­
tadas, por ende en nombre de su magestad e del dho señor
Gobernador (2), en su real nombre, desde hoy savado que
se contaron treze dias del año del nacimiento de nuestro sal-
bador JesuXpo. de mili e quinientos e treinta (3) en ade­
lante, para siempre jamás, paso y traslado en este dicho dia
aasiento de Popayan, la dha Villa de Ampudia que estava
en la dha provincia de Popayan fundada, a la qual en el dho
nombre desde agora le nombro e le pongo que se llame de
aqui adelante la ciudad de Popayan, tanto por la voluntad
de su magestad y del dho señor governador, en su real nom­
bre, cosa que se requiere en semejante pueblo e ciudad, que
esta es, y por nuestra sancta fee católica, mando que en el
solar y sitio que do se funde haga y edifique la yglessia mayor
desta ciudad y ponga por nombre nuestra señora del rreposo
porque ella sea de ayuda e favor contra nuestros enemigos
e tenga esta ciudad y en el margen esta leyenda: fundóse a
treze de enero de treynta y siete años”.
Y assi mesmo, paresce en el dho libro de cadve. esta otra
razón, que dize assi:
“Don Franco. Picado, adelantado capitán Geni, e gover­
nador por su magd. en estos rreynos de la Nueva Castilla
llamada Perú, etc. por quanto en nombre de la ciudad de
Popayán y como su procurador pareció ante mi el rreveren-
do padre beneficiado Garci Sánchez e me pidió que por
a caussa de estar la dha ciudad a tanta distancia de ca­
mino y tan malo de andar por los muchos rios y tierra fragosa
que en ella hay, y en mucha parte della se alia presente
gente de guerra, que en todo tiempo no se puede caminar
sin grande riesgo, e las elecciones de alcaldes y rregidores
que se acostumbran de hacer por el cavdo. e regimiento de
la dha ciudad para que yo señale en nombre de su magd.:
Procurador, rregidores y alcaldes, los que me pareciese con­
forme a cuadro que se me a de ynviar, no se puede traer en
tiempo conveniente para que el dia de año nuevo sean nom­
brados e rrecibidos a los oficios cadañeros como es costum­
bre, e que a esta causa no se puede nombrar por mi sin que
se pases la mayor parte del tiempo y se pierde la horden que
30 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

se debe tener en lo que tanto ymporta al buen rregimiento


de la dha ciudad, e bien e procomún della en nombre de su
madg. tuviese que las dhas. eleciones cometiese al teniente
que fuere de la dha e le diese para ello poder, por ende
y porque me consta los dhos ynconvenientes e que al buen
rregiminto della conviene y a la execusion de la justa, que
aya persona que en nombre de su magd. y en mi lugar en
la dha ciudad haga cada un año la elección y nombramiento
de alcaldes y rregidores, tube por bien de lo proveher e por
la presente en nombre de su magd. e hsta tanto que yo otra
proveo, doy poder a vos, el capitán Joan de Ampudia, mi
teniente de gobernador en la dha ciudad e a otra cualquier
que se ofreciere de aquí en adelante, para que cada año como
es costumbre y yo lo puedo hacer de las personas que el ca­
vildo señalare para alcaldes y regidores de la dha ciudad,
conforme a derecho nombre para los dhos oficios las perso­
nas que le paresciere mas abiles y suficientes. Que señalados
por vos el dho capitán Joan de Ampudia mi teniente o por
los demás que de aqui en adelante fuere, yo los e dado por
nombrados e para los nombrar e hacer la dha elección a vos
el dho capitán e a los otros quales-quier que mis tenientes
fueren en la dha ciudad, doy poder cumplido en nombre de
su magestad según que yo le llevo y tengo como su gober­
nador con todas sus yncidencias e dependencias anexidades
y conexidades, e mando que sea puesto este poder en el libro
del cavildo de la dha ciudad, para que los dhos mis tenientes
puedan húsar y husen del agora que aqui adelante, fecha
en la gran ciudad del Cozco, a quinze dias del mes de diziem-
bre de mili e quinientos e trynta e ocho años. Franco. Pi-
zarro. Por mandato de su SS. Antonio Picado (Pirado?) y
ansí mesmo e paresse en el dho libro de cavda. antiguo aver
sido nombrado en el año de mili y quios. e treynta e siete,
por alcalde hordinario de primero voto el dho capitán Joan
de Ampudia, y assi en primer lugar en el dho libro de cavil­
do antiguo esta una firma entre las demas que dise: “Joan
de Ampudia”, según que todo lo suso dho mas largamente
consta y paresse en el dho libro de cavd. antiguo e papeles a
que me refiero. Y paresse por el dho libro de cavildo antiguo
que: “a nueve dias del mes de abril de mil e quinientos e tryn­
ta e siete, el cavda., just, y regimiento desta ciudad que enton­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 31

ces hera, conviene a saber: el señor cappn. Joan de Ampudia y


Franco. García de Tovar, alcaldes hordinarios, y Francisco
de Ciessa y Luis Bejarano, Brme. Alvarez y Martin Alonso
de Angulo y Pedro de la Mota y Alonso (T) Lobon y Suero de
Cangas, rregidores, Alonso Sánchez Machete, ante Joan de
Sepulbeda, escrivano publico y del consejo desta ciudad, se­
ñalaron solares en la plasa destaciudad, el primero para
hacer las casas de cavildo y el segundo para don Franco.
Pizarro, governador, y el tercero para el Cappn. don Sebas-
tan. de Benalcazar, y el quarto para el capitán Joan de Am­
pudia, todos en las partes y debajo de los linderos contenidos
en el dho cavildo y libro del Cavildo a que me refiero, y para
que de todo conste de pedimento del dho Diego de Albarado,
presvitero de mandamiento del capitán Andrés de la Rroca,
alcalde hordinario, da el presente testimonio en Popayan, a
veynte e cuatro dias del mes de noviembre de mili e seissien-
tos e cinco años. Ttos. Marcos de Velasco e Marcos Rrubio
de Ayala e Sebastan. Nuñez, vezinos e rresidentes en esta
dha ciudad en testimonio de verdad, Franco, de Bega.
Prentdo. con petición ante el capn. Andrés de la Rroca
Alcalde hordinario por Diego de Albarado presvitero en Po­
payan en veynte e quatro de noviembre, año de mili e seis­
cientos e sinco, ante mi Francisco de Bega.

NOTAS

(1) El Instituto de Investigaciones Históricas “José María Arboleda”,


fue creado por Acuerdo N? 3, de junio 8/70, emanado del Consejo Aca­
démico de la Universidad del Cauca. En la Sección INVESTIGACIONES
de este Instituto se incorporó el Archivo Central del Cauca.

(2) Editorial Universidad. Popayán. Tomo I. 1966.

(3) Este documento tiene algunos pasajes confusos, cuyos conceptos


no concuerdan. Parece que el escribano que copió el documento original
(el único conocido sobre la fundación de Popayán), en 1605, omitió las
palabras que estaban ilegibles, tratando de tomar el texto con absoluta
fidelidad, como él mismo lo dice al comienzo de esta transcripción:
“... certifico y doy fee por testimonio de verdad como en el libro de
cabildo he aliado desta ciudad más antiguo en un papel viejo roto y sin
32 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

firma y al parecer ya letra antigua está una razón que lo que en ella se
pudo trasladar y leer desde renglón entero... ”. Posiblemente esto ha su­
cedido con esta fecha, la cual, como se verá a continuación y está am­
pliamente demostrado, es 1537 (no 1530). Conservamos las adiciones del
historiador Arboleda Llórente a un fragmento de este documento pu­
blicado en la obra citada “Popayán, a través del Arte y de la Historia”,
pág. 8. Por otra parte, no vemos muy claro que haya sido Belalcázar quien
personalmente fundara en enero 13 de 1537 a Popayán en el sitio que
hoy ocupa; en algunos apartes el documento da a entender que Ampudia,
por orden de Belalcázar, trasladó la Villa por él fundada con anterioridad,
del sitio original (Campamento) al lugar actual.

(4) Cultivo de maíz. Cabe anotar cómo en América precolombina


esta planta era básica.

(5) Sebastián de Belalcázar.


NOTICIAS GENEALOGICAS

Por José María Uricoechea y Montoya.

El doctor José María Uricoechea y Montoya, cuyo recuer­


do conservamos con afecto sus amigos, encontró como el más
noble destino de sus años postrimeros, consagrarlos al estudio
de su linaje, ilustrado con figuras proceras de las diferentes
épocas de la historia nacional desde los días mismos de la
conquista española.
Acendrado amor filial por su ilustre progenitor el distin­
guido hombre público, doctor José María Uricoechea y Rovira;
su admiración justísima por la gloria y la memoria de su tío
abuelo el sabio Ezequiel Uricoechea, acicatearon el justo orgu­
llo de su casta hidalga, y deseoso de que sus sobrinos y los
demás miembros de la casa de Uricoechea supieran ejercitar
con pleno conocimiento el grato deber de honrar a padre y
madre, no dio descanso a su laboriosa tarea, hasta dejarla
consignada en su obra postuma, Noticias genealógicas, que hoy
recoge el Boletín, seguro de contribuir con ella a la historia
social colombiana, sin vanos alardes aristocráticos, sino como
testimonio de cuanto las altas clases han hecho, sencillamente,
discretamente por el servicio nacional. De aquí los oportunos
epígrafes que preceden la obra de Uricoechea y Montoya. Con
rigor científico, puesto de manifiesto en las notas documen­
tales y bibliográficas que ilustran el trabajo, y él acervo docu­
mental que, como apéndice, completa su ardua tarea y que
verá la luz en él próximo número del Boletín, erigió perdu­
rable memoria a su noble estirpe hispanoamericana.
Guillermo Hernández de Alba
34 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

“Para llegar, lo mismo un pueblo que un


hombre, a conocerse, tiene que estudiar de
un modo o de otro su historia”.

Miguel de Unamuno.

“The kind of person you are depends upon


your forbears for generations back, just like
a plant”.
Tilomas A. Edison.

LA CASA SOLAR DE URICOECHEA Y SUS ALIANZAS

La Casa Solar (1) de Uricoechea, originalmente Uría y


luego Uricoechea, estaba sita desde tiempo inmemorial en la
Ante Yglesia (2) de Larraurí, sufragánea de la de Munguía,
partido judicial de Guernica (Vizcaya).
Su rama principal moró también en la Ante Yglesia de
Gámiz, del citado partido de Guernica, y en la Villa de Bilbao,
de donde pasó al Nuevo Reino de Granada radicando en Santa
Fe de Bogotá.
A fines del siglo XVI era descendiente legítimo directo
y señor de dicha Casa Solar.
I. El Infanzón (3) Juan de Uricoechea que casó con doña
María Sáenz de Uría de cuyo enlace fue hijo legítimo
II. Don Domingo de Uricoechea y Sáenz de Uría nacido
en Larraurí donde contrajo matrimonio el día 8 de enero de
1649 con doña María Pérez de Larrauriguchía, de igual natu­
raleza, hija legítima de Juan de Larrauriguchía y doña María
Ramos de Larraurí; nieta legítima paterna de Juan de Gordia
y doña Angela de Larrauriguchía; nieta legítima materna de
Juan de Larraurí y doña María Sáenz de Garmuri. Fue su
hijo,
III. Don Martín de Uricoechea y Larrauriguchía, bauti­
zado en Larraurí el 7 de agosto de 1651 que se avecindó en
la Ante Yglesia de Gámiz donde casó el 25 de febrero de
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 35

1703 con doña Francisca de Ormaechea é Iturriaga bautizada


en dicha Ante Yglesia el 15 de marzo de 1680, hija legítima
de Pedro de Ormaechea y doña Antonia de Iturriaga; nieta
legítima paterna de Martín de Zameza Ormaechea y doña
Mari Juanes de Ormaechea y Vilella; nieta legítima materna
de Domingo de Iturriaga y doña María Sáenz de Aguirre;
bisnieta legítima paterna de Santurum de Zameza y Bátiz
y doña Domexa de Bátiz, de Bastián de Vilella y doña María
de Ormaechea; bisnieta legítima materna de Juan de Iturriaga
y doña María Sáenz de Uñarte, de Martín de Aguirre y doña
Theresa de Elorriaga. Padres de
IV. Don Pablo de Uricoechea y Ormaechea, nacido en Gá­
miz el 7 de abril de 1722 y bautizado al siguiente día en la
Iglesia Parroquial. Casó en Bilbao el 16 de junio de 1748 con
doña Joaquina de Vitoria y Goiri bautizada en Abando el 30
de mayo de 1721, hija legítima de Juan Joseph de Vitoria
nacido en Bilbao el 3 de marzo de 1685 y doña Lucía de
Goiri, natural de Zamudio, casados en Bilbao el 20 de marzo
de 1718; nieta legítima paterna de Bartolomé de Vitoria,
natural de Aro y doña María Cruz de Unzueta natural de
Bilbao; nieta legítima materna de Juan de Goiri natural de
Zamudio y doña Magdalena de Iturralde natural de Yurre
en Arratía; bisnieta legítima paterna de Diego de Vitoria y
doña María de Vivanco, de Juan de Unzueta y doña María
de Goicoechea. Fue su hijo.
V. Don Juan Antonio de Uricoechea y Vitoria, Ormaechea
y Goiri, nacido en Bilbao el 6 de noviembre de 1750 y bau­
tizado al siguiente día en la Parroquia de los Sanjuanes (4).
Pasó al Nuevo Reino de Granada en 1776 (5) y se estableció
primero en Cartagena de Indias y posteriormente en Santa
Fe de Bogotá de la que fue vecino muy principal y en donde
desempeñó los cargos de Capitán del Regimiento de Milicias
Disciplinadas de Caballería, Alcalde Ordinario en 1804 y Re­
gidor del Cabildo en 1807. Con motivo de la revolución de
Independencia, a la que fue opuesto como leal español, sufrió
persecuciones y pérdidas considerables é intervino en nuestra
primera contienda civil combatiendo valerosamente en defen­
sa de Santa Fé atacada por Bolívar como refiere el doctor
don José Antonio de Torres y Peña en el Poema “Santa Fé
Cautiva” (6). Murió en Santa Fé de Bogotá de edad de ochen­
36 boletín de historia y antigüedades

ta y tres años, un mes y veinticinco días el 31 de diciembre


de 1833 y fue sepultado en la Iglesia de San Francisco.
Casó don Juan Antonio en la Catedral Metropolitana de
Santa Fé el 8 de diciembre de 1788 con doña María Concep­
ción de Zornoza y Peñalver, Zorrilla y León, nacida el día de
la Purísima Concepción, ocho de diciembre de 1774, y bauti­
zada al siguiente día en dicha Iglesia Catedral, fallecida el
20 de mayo de 1830 y sepultada en la Iglesia de Santo Domin­
go. Hija legítima de don Juan Manuel de Zornoza, natural
de Balmaceda en Vizcaya muerto en Santa Fé y sepultado
en la Catedral el 20 de abril de 1802, Capitán de Milicias,
Alcalde Ordinario y Regidor Perpetuo del Cabildo por título
firmado en Aranjuez el 26 de septiembre de 1781, miembro
del Real Acuerdo y Junta General de Justicia que en 1781
acordó las Capitulaciones con los Comuneros del Socorro (7)
y doña Josefa de Peñalver y León, casados el 18 de septiem­
bre de 1773 (8), Abuelos Paternos: Don Juan de Zornoza y
doña María de Zorrilla, vizcaínos. Abuelos Maternos: el doc­
tor don José Antonio de Peñalver Vegué y Arnalte, natural de
la Villa de Mora, Arciprestazgo de La Mancha, Diócesis de
Toledo, fallecido en Santa Fé el 1? de octubre de 1774 y sepul­
tado en la Iglesia del Carmen, Colegial de los Verdes en la
Universidad de Alcalá de Henares (9), del Consejo de S. M. y
su Fiscal en la Real Audiencia de Santa Fé y doña Gertrudis
de León y Herrera, santafereña de nobilísimo linaje (10).
Bisabuelos: (por los linajes de León y Herrera en adelante);
don Nicolás de León Venero y Achuri, Encomendero de Suta
y Tausa, Alcalde Ordinario de Santa Fé en 1718 y doña Marga­
rita de Herrera Sotomayor y Guzmán, casados en Zipaquirá el
28 de abril de 1714. Terceros Abuelos: Don Nicolás de León
y Guzmán, Encomendero de Suta y Tausa y doña Isabel de
Achuri y Guzmán; don José de Herrera Sotomayor y Azelas,
Alcalde Ordinario de Vélez y de Santa Fé y de la Hermandad
de esta última y doña María de Guzmán y Noriega (hija le­
gítima de don Diego de Guzmán y Solanilla, natural y En­
comendero de Muzo y de doña María Alvarez de Noriega y
Ramírez Gaseo). Cuartos Abuelos: Don Gonzalo de León y
Clavijo, Encomendero de Simijaca, Suta y Tausa, Alcalde de
la Hermandad de Santa Fé en 1622 y Regidor del Cabildo y
doña Ana de Guzmán; don Juan de Achuri y Zárate, Alcalde
de la Hermandad de Santa Fé y doña Isabel Bernal y Guzmán;
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 37

el Capitán Conquistador Antonio de Herrera Sotomayor, hijo­


dalgo de sangre, natural de Asturias de Santillana, Alcalde
Ordinario de Vélez y doña Margarita de Azelas bautizada en
dicha ciudad el 21 de mayo de 1630 (hija del navarro Andrés
de Azelas Cerrudo, Alcalde Ordinario de Vélez y doña María
de Angulo; nieta legítima del Capitán Conquistador Juan
Angulo del Campo, Encomendero de Saque y Xeria en el
distrito de Vélez y doña María Cadera Valiente; bisnieta del
Capitán Conquistador Francisco de Murcia, hijodalgo de san­
gre, de los compañeros de Nicolás de Federman y doña Leonor
Valiente Cadera casados en 1588) casados el 18 de mayo de
1648. Quintos Abuelos: Don Gonzalo de León Venero, Enco­
mendero de Simijaca, Suta y Tausa, Capitán de Infantería de
Número y Milicias de Santa Fé y en esta ciudad Alcalde Ordi­
nario por los años de 1598 y 1602 y doña Juana Clavijo, natu­
ral de San Cristóbal de la Laguna, Isla Tenerife, casados en
1548; don Francisco de Guzmán y doña Elvira Belloso Aven-
daño de nobilísimas familias de que tratan los Arboles de
Gonzalo Suárez Rendón y Francisco de Rojas (Ocaríz); Juan
de Achuri, natural de Bilbao y doña Eugenia de Zárate y Rio-
ja, casados en Santa Fé el 21 de junio de 1610; Cristóbal Ortiz
Bernal —segundo del nombre— (hijo legítimo del Capitán
Conquistador Cristóbal Ortiz Bernal, compañero de Quesada
en el descubrimiento y conquista y fundación de Santa Fé de
Bogotá y doña Ana de Castro su legítima mujer), Capitán de
Infantería, familiar del Santo Oficio de la Inquisición, Enco­
mendero de Sesquilé, Alcalde Ordinario de Santa Fé en 1642,
1655 y de la Hermandad en 1619 y doña Ana de Guzmán Ponce
de León. Sextos Abuelos: El Capitán Conquistador Gonzalo
de León hijodalgo de sangre, Encomendero de Simijaca y Al­
calde de Santa Fé en 1566 y doña Luisa Venero, natural de
Salamanca —hija legítima del bachiller Francisco Venero de
Leiva y de doña Beatriz de Cuadros—, que entró al Nuevo
Reino en compañía de la familia de su tío el doctor Andrés
Díaz Venero de Leiva, primer Presidente, Gobernador y Ca­
pitán General del Nuevo Reino de Granada.
Hijos de don Juan Antonio de Uricoechea y doña María
Concepción de Zornoza fueron
1. Don Joseph Joaquín de Uricoechea y Zornoza, bautizado
en la Catedral dé Santa Fé el 31 de octubre de 1789, fallecido
38 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

el 22 de julio de 1810 y sepultado en la Capilla del Colegio


Mayor de Nuestra Señora del Rosario cuya beca vistió el 8 de
abril de 1805. Soltero.
2. Don Policarpo Joseph de Uricoechea y Zornoza, bauti­
zado en la Catedral de Santa Fé el 27 de enero de 1792 y
fallecido el 7 de enero de 1861. Colegial del Mayor del Rosario
en 1805. Teniente del Regimiento de Voluntarios de Infantería
de Santa Fé del 10 de diciembre de 1810 al 5 de diciembre de
1811 en que renunció para poder recibir grados y desempeñar
el cargo de Pasante de Filosofía en su carácter de Colegial
Formal del Rosario (11). Doctor en derecho del mismo Claus­
tro. Diputado por Cundinamarca al Congreso de Cúcuta en
1821 y por Bogotá a la Convención Nacional Constituyente
de 1831-32 (12). Casó con doña Virginia Meléndez de Arjona,
su parienta. Padres de doña Mariana Uricoechea y Meléndez
de Arjona bautizada en la Catedral de Bogotá el 17 de abril
de 1848 casada con don Francisco París y Bilbao. Con des­
cendencia.
3. Don Francisco Xavier de Uricoechea y Zornoza, bauti­
zado en la Catedral de Santa Fé el 4 de diciembre de 1793.
Colegial del Rosario en 1805. Casó con doña Mercedes Girardot
hermana del héroe del Bárbula. Padres de doña Mercedes Uri­
coechea y Girardot que casó con don Miguel Leónidas Gutié­
rrez distinguido hombre público. Con descendencia.
4. Don José María de Uricoechea y Zornoza, Vitoria y
Peñalver que sigue la tercera línea, de la cual nos ocupamos
en particular.
5. Doña Juliana de Uricoechea y Zornoza bautizada en la
Catedral de Santa Fé el 11 de enero de 1797. Casó con don
Antonio Benito de Castro y Montenegro el 28 de junio de 1817.
Con descendencia.
6. Don Nicolás de Uricoechea y Zornoza, Vitoria y Peñal­
ver —sigue otra línea— bautizado en la Catedral de Santa Fé
el 10 de septiembre de 1798. Colegial del Rosario en 1810. Casó
en la Metropolitana de Santa Fé de Bogotá el 24 de febrero
de 1822 con doña Josefa Nabarro y Rocha, santafereña de las
que coronaron a Bolívar después de Boyacá. Padres de:
a) Don Juan Agustín Uricoechea y Nabarro bautizado en
la Catedral de Bogotá el 27 de agosto de 1825 y fallecido en
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 39

1883 —sus restos reposan en la Capilla del Colegio Mayor del


Rosario—. Doctor en Derecho. Fiscal del Tribunal de Cundi­
namarca en 1849. Procurador de la Provincia de Bogotá en
1851. Gobernador de la Provincia de Mariquita con sede en
Ibagué de 1852 a 1854. Diputado a la Asamblea de Cundina­
marca de 1857 a 1861. De los defensores del convento de San
Agustín, de Bogotá, en 1862. Diputado por Cundinamarca a
la Convención de Rionegro en 1863. Procurador General de la
Nación de 1861 a 1864. Encargado de la Presidencia de la Re­
pública en su carácter de Procurador de la Nación del 29 de
enero al 29 de febrero de 1864. Rector del Colegio Mayor del Ro­
sario de 1864 a 1865. Diputado a la Asamblea de Cundnamar-
ca en 1867. Representante a la Cámara de 1875 a 1876. Senador
en 1867. Magistrado de la Corte Suprema Federal de 1877 a
1880, y Catedrático de los Colegios del Rosario y San Bartolo­
mé (13). Casó en Ibagué en 1854 con doña Jacoba Cuéllar y
fueron padres de (19) Don Juan Uricoechea y Cuéllar, nacido
en Ibagué en 1854 que casó en Vélez (Santander) con doña
Mercedes Herrera y Franco natural de dicha ciudad, con des­
cendencia, y (29) Doña Paulina Uricoechea y Cuéllar casada
con don Ricardo Soto y Landínez, con descendencia; y b) Do­
ña María Josefa Uricoechea y Nabarro nacida en Bogotá el
19 de marzo de 1825 y fallecida el 20 de octubre de 1881
casada con el señor doctor don Juan Nepomuceno Núñez y
Conto distinguido ciudadano que fue Tesorero General de la
Nación, empleo del que fue removido por la fuerza pública al
negarse a obedecer órdenes del dictador General José María
Meló (14) y Rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, con descendencia.
7. Doña Mariana de Uricoechea y Zornoza bautizada en
la Catedral de Bogotá el 18 de abril de 1803, fallecida el 5
de abril de 1831 y sepultada en la Iglesia de la Candelaria.
Soltera.
8. Doña María Josefa de Uricoechea y Zornoza bautizada
en la Catedral de Bogotá el 22 de abril de 1806. Soltera.
9. Doña Marta de Uricoechea y Zornoza bautizada en
la Catedral de Bogotá el 29 de junio de 1809. Casó con don
Bernardo de Alcázar. Con descendencia; y
10. Doña Mamerta de Uricoechea y Zornoza bautizada
en la Catedral de Bogotá el 12 de abril de 1812. Casó con
40 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

don José Gregorio Gutiérrez y Vergara, hijo legítimo del


procer y mártir de la Independencia doctor don José Grego­
rio Gutiérrez y Moreno y de doña Antonia de Vergara y Sanz
de Santamaría, con distinguida descendencia.
VII. Don José María de Uricoechea y Zornoza, Vitoria y
Peñalver, nacido en Santa Fé de Bogotá el 18 de marzo de
1795 y bautizado en la Catedral Metropolitana de cuatro días
de edad. Vistió la beca de Colegial del Mayor del Rosario el
14 de diciembre de 1810. Tomó las armas al servicio de la
revolución de Independencia en 1811. Hizo toda la Campaña
del Sur (septiembre 1813-junio 1814) en la cual ganó su
ascenso a Capitán de Infantería. Combatió en Santa Fé (8
a 11 de diciembre de 1814) en defensa del Gobierno de Cun­
dinamarca. Luchó con valentía en la memorable batalla de
la Cuchilla del Tambo (junio 29, 1816) en la cual fue herido.
Hecho prisionero por el Coronel español Tolrá después de la
acción de La Plata (julio 10, 1816) fue condenado a muerte,
indultado y confinado a Maracaibo donde reanudó sus servi­
cios al librarse la ciudad del dominio español como Adjunto
al Estado Mayor General con el que pasó a Santa Marta a
reunirse con las fuerzas expedicionarias destinadas a liber­
tar a Panamá (15), operación que no se realizó. Pasó luego
con dichas fuerzas a Sabanilla (16) y en marcha para el Sur
de la República llegó a Bogotá el 22 de enero de 1822 (17).
Días después por motivos de salud vióse obligado a pedir
licencia absoluta. En 1825 fue llamado nuevamente al servi­
cio (18) y en 1834 fue Alcalde de Bogotá (19). Murió en su
ciudad natal de edad de cuarenta y seis años, once meses
y veintiún días el 25 de febrero de 1842.
Casó don José María en la Catedral Metropolitana de
Bogotá el 3 de marzo de 1822 con doña Mariana Rodríguez
y Moreno, de la Serna e Isabella, bautizada en la misma Igle­
sia Catedral el 19 de febrero de 1796 de un día de edad y falle­
cida el 11 de febrero de 1840. Hija legítima de don Fernando
Rodríguez y de la Serna, Sotomayor y Hurtado de Arguínde-
gui, uno de los santafereños más distinguidos de la época
por su talento e integridad, linaje y caudal; Capitán de Mili­
cias, varias veces Alcalde Ordinario y de la Hermandad, Regi­
dor Perpetuo del Ilustre Cabildo, agraciado con un título de
Castilla —que no aceptó—, con motivo del matrimonio en
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 41

1805 del Príncipe de Asturias (20), miembro del Serenísimo


Colegio Electoral que declaró la Independencia total de Cun­
dinamarca en 1813 (21), admirador y amigo del Libertador,
bautizado en la Catedral Metropolitana el 6 de noviembre
de 1760, fallecido el 22 de enero de 1834 y sepultado en la
Iglesia de San Agustín y doña Josefa Moreno é Isabella, Díaz
de Escandón y Aguado, bautizada en la Catedral de Santa Fé
el 4 de mayo de 1762, fallecida el 10 de enero de 1842 y
sepultada en la Capilla de la Hacienda de Canoas, casados
el 29 de octubre de 1789. Abuelos Paternos: Don Fernando
Rodríguez y Sotomayor, Capitán de Milicias, Procurador Ge­
neral de Santa Fé en 1763 y en ella Alcalde Ordinario en
1768 y 1769 y Regidor Perpetuo del Cabildo, bautizado en
Bujalance (Andalucía) el 25 de septiembre de 1721, fallecido
en Santa Fé el 26 de diciembre de 1780 y sepultado en la
Iglesia de San Francisco y deña Josefa de la Serna y Hurtado
de Arguindegui, bautizada en la Catedral de Santa Fé el 15
de enero de 1739, fallecida el 6 de abril de 1798 y sepultada
en la Iglesia de San Francisco, casados el 17 de mayo de
1775 (22). Abuelos Maternos: el señor doctor don Francisco
Antonio Moreno y Díaz de Escandón, Moreno y Gayón, na­
cido en Mariquita el 25 de octubre de 1736 y bautizado el 25
de noviembre siguiente, Colegial del Mayor de San Bartolomé
de Santa Fé de Bogotá donde cursó estudios y obtuvo grados,
Alcalde de Santa Fé en 1761, del Consejo de S. M. y su Fiscal
en las Reales Audiencias de Santa Fé y Lima, Oidor y Alcalde
de Corte en ésta última y Regente de la de Santiago de
Chile donde murió el 22 de febrero de 1792. Fundador del
Hospicio y de la Biblioteca Pública de Santa Fé, Autor del
célebre Plan de Estudios para la Nueva Granada y uno de
los criollos más notables de su época por sus distinguidos
talentos y eminentes servicios (23) y doña María Teresa de
Isabella y Aguado, Martínez y Rodrigo, bautizada en la Villa
de Morón en España el 22 de junio de 1736, fallecida en
Santa Fé de Bogotá y sepultada en la Metropolitana el año
de 1806 donde habían casado el 10 de junio de 1759. Bisabue­
los Paternos: Don Fernando Rodríguez y doña Antonia de
Sotomayor naturales de la ciudad de Córdoba (Andalucía);
don Francisco de la Serna Ibáñez, bautizado en la Parroquia
de Santa María de Villanueva y su Anexo de San Pedro de
Molinedo en Vizcaya el 17 de febrero de 1699 (24), vecino
42 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

de Santa Fé de Bogotá y en ella Capitán de Milicias, Alcalde


Ordinario por los años de 1740, 1750 y 1755 que en el reci­
bimiento del Virrey Pizarro gastó de su peculio en refrescos
solamente seis mil pesos (25) fallecido el 18 de diciembre
de 1772 y sepultado en la Iglesia de San Francisco y doña
Francisca Hurtado de Arguindegui, bautizada en la Metro­
politana de Santa Fé el 3 de noviembre de 1709 casados allí
mismo el 3 de noviembre de 1725. Bisabuelos Maternos: Don
Miguel Moreno y Moreno, Juberias y Matarranz, hijodalgo de
sangre, bautizado en Alcolea del Pinar, Castilla la Vieja, el
22 de mayo de 1699 fallecido en Santa Fé de Bogotá el 22
de enero de 1777 y sepultado en la Iglesia de San Juan de
Dios, Teniente de Gobernador y Justicia Mayor de la Provin­
cia de Nóvita, una de las del Chocó, familiar y notario del
Santo Oficio de la Inquisición y rico minero, varias veces
Alcalde Ordinario de Mariquita donde casó el 5 de noviem­
bre de 1732 con doña Manuela María Díaz de Escandón y
Gayón, bautizada en dicha ciudad el 17 de abril de 1709,
fallecida en Santa Fé de Bogotá y sepultada en la Iglesia
de San Juan de Dios el 18 de diciembre de 1765 (hija legítima
del Capitán don Diego Díaz de Escandón, Alcalde Ordinario
de Mariquita, familiar del Santo Oficio de la Inquisición,
natural de Abendames, Valle de Pañamellera y doña Fran­
cisca Gayón é Infante casados en Mariquita el 21 de abril
de 1705); don Isidro de Isabella, bautizado en Almazán^el
24 de mayo de 1705 y doña Francisca Xaviera de Aguado,
bautizada en Utrilla el 10 de diciembre de 1709 casados en
Alentisque el 14 de septiembre de 1725 (26).
Hijos de don José María de Uricoechea y Zornoza y doña
Mariana Rodríguez y Moreno fueron
1. Don Sabas Uricoechea y Rodríguez, Zornoza y Moreno,
que sigue.
2. Don Máximo Uricoechea y Rodríguez bautizado en la
Catedral de Bogotá el 17 de octubre de 1825 y fallecido el
23 de diciembre de 1855. Soltero.
3. Doña Filomena María de los Dolores Uricoechea y Ro­
dríguez bautizada en la Catedral de Bogotá el 23 de marzo
de 1830 y fallecida el 2 de agosto de 1880. Casó el 8 de
diciembre de 1844 con su primo hermano don Antonio María
de Castro y Uricoechea, padres de don Manuel María Castro
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 43

y Uricoechea nacido en Bogotá el 20 de junio de 1849 y falle­


cido el 10 de junio de 1913. Militar y político educado en
París a donde sus padres habían trasladado su residencia.
Casó el 28 de enero de 1882 con doña Mercedes Ponce de
León. Padres de: a) Doña María, Monja de la Visitación
en Bogotá; b) Doña Lucila, soltera; c) Doña Mercedes falle­
cida soltera; y d) Doña Inés, gemela con la anterior casada
con el doctor don Carlos Rosales. Con descendencia; y
4. Don Ezequiel Francisco de Asis Uricoechea y Rodrí­
guez, Zornoza y Moreno, ilustre sabio colombiano, bautizado
en la Catedral Metropolitana de Bogotá el 10 de abril de 1834
de un día de edad, doctor en Medicina y Cirugía de la Univer­
sidad de Yale, Estados Unidos de Norte América (1848) y en
Filosofía de la Universidad de Gottinga en Alemania (1851).
Profesor de Química del Colegio Mayor del Rosario de Bogotá
(1860-1867) y de la Lengua Arabe en la Universidad de Bru­
selas (Bélgica) de 1878 a 1880. Fundador de la Sociedad de
Naturalistas Neo-Granadinos (1859) y del Anuario titulado
“Contribución de Colombia a las Ciencias y a las Artes”,
órgano de la mencionada Sociedad, considerado como digno
sucesor del Semanario de Caldas. Autor de: a) Noticias sobre
la Lengua Chibcha y particularmente sobre los nombres nu­
merales, Berlín 1854; b) Memoria sobre las Antigüedades Neo-
Granadinas, Berlín 1854; c) Mapoteca Colombiana é Historia
Cartográfica de América, Londres 1860; d) Gramática, frases
y oraciones de la Lengua Chibcha, Bogotá 1861; e) Gramática
Vocabulario, Catecismo y Confesionario de la Lengua Chibcha
según manuscritos anónimos é inéditos, París 1871; f) Alfa­
beto Fonético de la Lengua Castellana, Madrid 1872; g) Editor
del Vocabulario Paez-Castellano, París 1872; h) De la Gramá­
tica y Vocabulario de la Lengua Goajira por Rafael Celedón
con una introducción y apéndice por E. Uricoechea, París 1878;
e i) Gramaire Arabe de C. P. Caspari. Traduite de la Quatrieme
Edition Allemande et en partie remenié par E. Uricoechea,
París 1880. Dejó inéditas: 1) Etnología de los Chibchas (publi­
cada en la Revista del Colegio del Rosario de Bogotá en su
entrega de agosto de 1937); 2) Viaje al Meta; 3) Bibliografía
Colombiana (inició la publicación la Revista Latino America­
na editada en París por don Adriano Páez); 4) Diccionario
de Ciencias Naturales; y 5) Curso Elemental de Gramática
44 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Arabe, amén de diversas publicaciones dispersas en Revistas


Científicas de Europa y América. Todos los mencionados tra­
bajos fueron pasto de las llamas junto con su Diario iniciado
a la edad de diez años, su Album mencionado por él en la
nota con que anunció la muerte del Barón de Humboldt en
el Mosaico de Bogotá de fecha 27 de junio de 1859 así como
su correspondencia. Perteneció a numerosas asociaciones cien­
tíficas y literarias de Europa y América de las que solo men­
cionamos las Reales Academias de la Historia y de la Lengua
de Madrid en calidad de correspondiente. Murió en el Hospital
Johamiter de la ciudad de Beyrut (Siria) el 28 de julio de
1880 de edad de cuarenta y seis años dos meses y nueve
días (27). Soltero.
VII. Don Sabas Uricoechea y Rodríguez, Zornoza y Mo­
reno, bautizado el mismo día de nacido —5 de diciembre de
1822— en la Catedral de Bogotá y fallecido en jurisdicción
de Fusagasugá (Cundinamarca) el 24 de marzo de 1894.
Gallardo e ilustrado ciudadano. Agricultor. Fue miembro de
la Junta Suprema de Crédito Público (28) y de los defensores
de San Agustín en 1862 (29).
Casó en Bogotá el 14 de febrero de 1847 con doña
Margarita Rovira y Caicedo, Dávila y Rojas, bautizada en
la Catedral de Bogotá el 12 de septiembre de 1825 y falle­
cida el 8 de septiembre de 1876. Hija legítima de don Juan
José Rovira y Dávila, Picó y Romero, natural del Chocó, po­
seedor del Mayorazgo fundado en Jijona, Reino de Valencia
en España por sus lejanos y legítimos ascendientes Mosen
Onofre Gracian Rovira y su mujer doña Isabel Visedo; Capi­
tán del Regimiento de Milicias de Infantería de Santa Fé en
1819 (30), fallecido en Ibagué (Tolima) el 11 de mayo de
1855 y doña Dionisia de Caicedo y Rojas, Cabrera y Lorión de
Mendoza, santafereña de las que coronaron a Bolívar des­
pués de Boyacá, bautizada en la Catedral el 8 de abril de
1806 casados el 27 de agosto de 1823. Abuelos Paternos: el
Mayorazgo don Pascual Rovira y Picó, Subteniente del Regi­
miento de Milicias del Reino de Valencia que pasó a las
Provincias del Chocó con el Visitador Vicente Yáñez y fue
Corregidor de San Juan de Chamí, San Antonio de Tatana
y Citará y Teniente de Gobernador de Lloró en dichas pro­
vincias, vecino igualmente de Santa Fé de Bogotá y Santa
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 45

Marta, nacido en Jijona el 30 de octubre de 1762 y fallecido


en la emigración en Panamá en 1820 y doña María Bernar­
dina Dávila y Romero, natural de Anserma, fallecida en Santa
Marta, donde testó (31) el 24 de octubre de 1845. Abuelos
Maternos: Don Manuel de Caicedo y Cabrera, bautizado en
la Metropolitana de Santa Fé el 6 de diciembre de 1774, Cole­
gial del Rosario en 1786, fallecido en 1810 y doña Rosa de
Rojas y Lorión casados en Santa Fé el 30 de diciembre de
1804 (32). Bisabuelos Paternos: Don Francisco Rovira y Ro­
vira, Mayorazgo de la Casa de Rovira y doña María Picó y
Mira naturales y vecinos de Jijona; don Salvador Dávila Or­
tiz, Capitán de Milicias y Alcalde Ordinario de Anserma y
doña Antonia Romero y Giraldo natural de esta ciudad. Bisa­
buelos Maternos: Don José Ignacio de Caicedo y Flórez, naci­
do el 20 de abril de 1748 y bautizado en la Catedral de Santa
Fé el 21 de enero de 1755, Colegial del Rosario en 1761, Abo­
gado de la Real Audiencia y Chancillería del Nuevo Reino
de Granada, Alcalde Ordinario de Santa Fé en 1774 y Regi­
dor Perpetuo del I. C. por título firmado en el Pardo el 21
de enero de 1785, Gobernador de los Llanos y amigo íntimo
y colaborador de don Antonio Nariño y su defensor en el
proceso sobre publicación de los Derechos del Hombre (33)
fallecido en 1803 y doña Magdalena de Cabrera y Prieto, bau­
tizada en la Catedral de Santa Fé el 3 de enero de 1749 casados
el 20 de diciembre de 1772; don Francisco de Rojas y López
y doña Calixta Lorión de Mendoza. Terceros Abuelos Pater­
nos: Don Vicente Rovira y Verdú, Mayorazgo de la Casa de
Rovira y doña Vicenta Rovira y Mira; don Melchor Picó y doña
María Mira; don N. Dávila y doña María Ortiz; don Antonio
Romero y doña Rosa Giraldo. Terceros Abuelos Maternos:
Don Fernando José Caicedo y Vélez Ladrón de Guevara,
nacido en Santa Fé el 12 de enero de 1706, Capitán de Infan­
tería, Alférez Real de Ibagué en 1752 fallecido en 1785 y
doña Teresa Flórez y Olarte, bautizada en la Viceparroquia
de San Lorenzo, jurisdicción de Vélez el 16 de enero de 1724
casados en la Hacienda de San Juan Bautista, jurisdicción
de Suaita el 19 de julio de 1754; don Juan Ignacio de Cabre­
ra y Zubia, bautizado en la Catedral de Santa Fé el 7 de
enero de 1723 fallecido en 1759 y doña Mariana Prieto y
Ricaurte, casados en Santa Fé el 15 de junio de 1745; don
Ignacio de Rojas y Sandoval, a cuya generosidad débese la
46 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

construcción de la Iglesia de la Tercera en Santa Fé de Bogo­


tá (34) y doña María Rosa López; don Manuel Lorción de
Rivera y doña Antonia Petronila de Mendoza (35). Ascen­
dientes igualmente legítimos é ilustres de doña Margarita
Rovira y Caicedo Dávila y Rojas fueron entre otros el Capitán
Conquistador Francisco Beltrán de Caicedo fundador de su
linaje en el Nuevo Reino de Granada; Antón de Olalla y
Gonzalo Suárez Rendón soldados en Flandes, Alemania e
Italia con el Emperador Carlos V, compañeros de Quesada
en el descubrimiento y conquista del Nuevo Reino y funda­
ción de la ciudad de Santa Fé de Bogotá; Juan de Olmos,
compañero de los anteriores; Nicolás de Rivera, el viejo, com­
pañero de Pizarro en la conquista del Perú y fundación de
la ciudad de los Reyes de Lima y su primer Alcalde Ordina­
rio (36); el General y Almirante don Atonio Maldonado de
Mendoza, caballero de Calatrava, conquistador de Florida
(hoy de los Estados Unidos de Norte América); don Cristóbal
Vélez Ladrón de Guevara, Marqués de Quintana de las Torres;
el Maestre de Campo don Gil de Cabrera y Dávalos, caba­
llero de Calatrava, Alcalde Ordinario de Lima, su patria, del
Consejo de S. M. y Gobernador y Capitán General del Nuevo
Reino de Granada de 1685 a 1703; y don Juan Flórez de
Ocarís, autor de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada.

Don Sabas Uricoechea y Rodríguez y doña Margarita


Rovira y Caicedo fueron padres de
1. Don Roberto Uricoechea y Rovira, bautizado en la
Catedral de Bogotá el 30 de octubre de 1847 y fallecido en
Bocas del Toro (Panamá) el 1<? de agosto de 1916 (37). Juris­
perito, políglota y pianista eminente. Abandonó la Patria por
los años de 1870 para radicarse en los Estados Unidos de
Norte América con prolongadas residencias en Europa. Por
los años de 1901 estableció negocios en Panamá. Soltero.
2. Don Carlos Uricoechea y Rovira, bautizado en la Cate­
dral de Bogotá el 28 de mayo de 1849 y fallecido en Fusaga-
sugá el 4 de diciembre de 1929. Doctor en Derecho (1877).
Agricultor. Fundó con su hermano José María el cafetal de­
nominado “La Granja” en el Tolima. Casó en primeras nup­
cias en Santa Marta con doña Catalina Ceballos y en segun­
das en Bogotá en 1884 con doña Carmen Abello y Herrera.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 47

Con descendencia de este último enlace en cuyos hijos se ha


extinguido la varonía de la línea.
3. Doña María Luisa Uricoechea y Rovira, bautizada en
la Iglesia de San Carlos de Bogotá el 20 de junio de 1850.
Casó con don Antonio María Lora. Sin descendencia.
4. Don Enrique Uricoechea y Rovira, bautizado en la
Catedral de Bogotá el 11 de junio de 1852 y fallecido en
Fusagasugá en abril de 1920 (38). Agricultor. Militar de Ca­
rrera y miembro muy distinguido de la Guardia Colombiana.
Se portó con gran valentía en la memorable batalla de Garra­
pata (noviembre 20, 1876). Casó en Bogotá el 30 de mayo de
1895 con doña Ana Matilde Durán y Borda. Sin descendencia.
5. Doña Adela Uricoechea y Rovira, bautizada en la Igle­
sia de San Carlos de Bogotá el 10 de abril de 1854 y falle­
cida el 27 de junio de 1926. Casó el 30 de junio de 1879 con
don Miguel de Peñarredonda. Fueron sus hijas (a) Doña
Margarita de Peñarredonda y Uricoechea bautizada en la
Iglesia de Santa Bárbara de Bogotá el 24 de agosto de 1881
y fallecida el 17 de febrero de 1963; casó el 24 de enero de
1902 con don Jorge Saravia y Márquez; sin descendencia; (b)
Doña Elisa de Peñarredonda y Uricoechea nacida en Fusa­
gasugá el 26 de marzo de 1883 y fallecida en 1944. Casó dos
veces. Sin descendencia; (c) Doña Mercedes de Peñarredonda
y Uricoechea bautizada en la Catedral de Bogotá el 17 de
octubre de 1884. Casó con don Bernardo Posada y Villa y
fueron padres de doña Adela Posada y Peñarredonda que
casó con don René van Meerbeke y Restrepo. Con descenden­
cia; y (d) Doña María de Peñarredonda y Uricoechea bauti­
zada en la Catedral de Bogotá de dos meses y veinticinco días
de edad el 17 de octubre de 1890. Casó el 14 de octubre de
1917 con don Gonzalo Posada y Villa. Con descendencia.
6. Don Jorge Uricoechea y Rovira bautizado en la Cate­
dral de Bogotá el 7 de octubre de 1856. Agricultor. Casó con
doña Mercedes Barrios y fueron padres de María Antonia e
Inés Uricochea y Barrios, solteras.
7. Don José María Uricoechea y Rovira, Rodríguez y Cai­
cedo, segundo del nombre, que sigue; y
8. Don Ricardo Uricoechea y Rovira, médico notable edu­
cado en París en cuya Universidad obtuvo el grado de doctor
48 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

en Medicina y Cirugía, bautizado en la Catedral de Bogotá


el 29 de octubre de 1861 y fallecido en Cali el 6 de enero
de 1936. Soltero.
VII. Don José María Uricoechea y Rovira, Rodríguez y
Caicedo, nacido en Bogotá el 29 de marzo1 de 1858 y bautizado
en la Catedral Metropolitana el 26 de junio siguiente. Bachi­
ller en Letras de la Universidad de Góttingen (1877), polí­
glota, diplomático; político, virtuoso pianista (39) y agricul­
tor. Fue Ministro de Relaciones Exteriores, Senador de la
República y uno de los presidentes de esta Alta Cámara du­
rante las históricas sesiones de 1903 y Enviado Extraordinario
y Ministro Plenipotenciario de la República ante el Gobierno
del Brasil (1910-1912). Falleció en Bogotá de edad de setenta
y seis años, seis meses y siete días el 6 de octubre de 1934 (40).
Casó don José María en Bogotá el 12 de febrero de 1887
con doña María Aquilina Montoya y Lorenzana, Sáenz y
Sáenz bautizada en la Iglesia de San Carlos de Bogotá el
16 de enero de 1861 de diez días de edad y fallecida el 22 de
octubre de 1918. Hija legítima de don Francisco Javier Mon­
toya y Sáenz, Zapata y Montoya, nacido en Rionegro (Ant.) el
8 de junio de 1831 y fallecido en Bogotá el 9 de diciembre
de 1917 y doña Susana Lorenzana y Sáenz, Montoya y Mon­
toya, de igual naturaleza nacida el 21 de abril de 1838 y
fallecida el 4 de abril de 1914 en Bogotá donde se casaron
el 8 de septiembre de 1858 (41). Abuelos Paternos: Don
Francisco Montoya y Zapata, Duque de Estrada y Ossa, pro­
cer de la Independencia y una de las más interesantes y
distinguidas personalidades de su época (42) nacido en Rio-
negro el 25 de septiembre de 1798 y fallecido en Bogotá el
14 de julio de 1867 y doña Manuela Sáenz y Montoya, Min-
guez y Zapata —su sobrina carnal— nacida en Rionegro el 28
de mayo de 1803 y fallecida en Bogotá el 5 de julio de 1877
casados en Rionegro el 17 de julio de 1819 (43). Abuelos Ma­
ternos: Don Nazario Lorenzana y Montoya, Ferreiro y Zapa­
ta, opulento hombre de empresa miembro qué fue de la Junta
Suprema de Crédito Público (44) nacido en Rionegro el 28
de junio de 1807 y fallecido en Bogotá el 8 de marzo de 1877
y doña Aquilina Sáenz y Montoya, Minguez y Zapata, de igual
naturaleza casados el 8 de octubre de 1833 (44A). Bisabuelos
Paternos : Don José María Montoya y Duque de Estrada, Gon­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 49

zález de Castro y Salazar, doctor en Derecho del Real Colegio


de San Bartolomé de Santafé de Bogotá, Abogado de la Real
Audiencia y Chancillería del Nuevo Reino de Granada, Te­
niente de Gobernador y Oficial Real de Rionegro y Mari-
nilla, Ayudante Mayor de Milicias Blancas de Antioquia y
Juez Privado de Comisos, partidario de la Independencia
a la que prestó eminentes servicios: Diputado a la Asamblea
Provincial y Gobernador de junio a octubre de 1811 (45) naci­
do en Rionegro el 18 de septiembre de 1725 y fallecido el
24 de junio de 1834 y doña María Josefa Zapata y Ossa, del
Pino y de la Sema, natural de Santa Fé de Antioquia casa­
dos el 9 de julio de 1784; don Pedro Sáenz y Minguez, García
Durango y Sáenz de Santamaría, Alcalde Ordinario de Santa
Fé de Bogotá en 1818 (46) nacido en Muro de Cámero, Pro­
vincia de Logroño en España el 22 de noviembre de 1780 y
fallecido en Rionegro el 24 de agosto de 1855 y doña Ana
María Montoya y Zapata, Duque de Estrada y Ossa, natural
de Rionegro. Bisabuelos Maternos: Don Luis Lorenzana y Fe-
rreiro, González de Santalla y Pérez, Diputado por Antioquia
a la Convención Nacional Constituyente de 1831-32, nacido
en Santa Fé de Antioquia el 1783 y fallecido en Bogotá en
1852 y doña Genoveva Montoya y Zapata, Duque de Estrada
y Ossa, nacida en Rionegro el 19 de agosto de 1785 y fallecida
en Bogotá el 24 marzo de 1871, casados en 1805; don Pedro
Sáenz y Minguez, García Durango y Sáenz de Santamaría y
doña Ana María Montoya y Zapata, Duque de Estrada y
Ossa ya mencionados como abuelos paternos. Terceros Abue­
los Paternos: Don Francisco Xavier de Montoya y González
de Castro, Giraldo y Mesa, Regidor Fiel Executor del M. I.
Cabildo de Rionegro (47) nacido en esta ciudad el 3 de agosto
de 1730 y fallecido el 10 de enero de 1813 y doña María Rita
Duque de Estrada y Salazar, García de Heredia y Henao, na­
cida en Marinilla en 1737; don Lorenzo Zapata y del Pino,
Gómez de Múnera y Jovel de Moneada, Ayudante de Milicias,
Alcalde Ordinario y Regidor del M. I. Cabildo de Santa Fé
de Antioquia nacido en esta ciudad el 2 de junio de 1737,
fallecido en Rionegro el 18 de octubre de 1804 y doña Lucía
de Ossa y de la Serna, Pimienta y Eyzaguirre, de igual natu­
raleza, casados en 1758; don Francisco Sáenz y García Duran­
go y doña Micaela Minguez, naturales de Muro de Cámeros;
don José María Montoya y Duque de Estrada, González de
50 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Castro y Salazar y doña María Josefa Zapata y Ossa, del


Pino y de la Serna ya mencionados como bisabuelos pater­
nos. Terceros Abuelos Maternos: Don Cayetano Buelta de
Lorenzana y González de Santalla, Capitán del Regimiento
de Milicias del Reino de León, Alcalde de la Hermandad por
los hijosdalgo del Concejo de Laceana y Gobernador y Capitán
General de la Provincia de Antioquia en el Nuevo Reino de
Granada (1776-1787) por título firmado en San Lorenzo el
2 de noviembre de 1775, nacido en Orallo, Concejo de Laceana,
Reino de León en España en 1732 (48) y fallecido en Santa
Fé de Antioquia el 5 de junio de 1793 y doña María Ignacia
Ferreiro y Pérez, Cerviño y Rodil, natural de Santa Fé de
Antioquia (49); don José María Montoya y Duque de Estrada,
González de Castro y Salazar y doña María Josefa Zapata y
Ossa, del Pino y de la Serna, ya mencionados como bisabuelos
y terceros abuelos paternos; don Francisco Sáenz y García
Durango y doña Micaela Minguez ya mencionados como ter­
ceros abuelos paternos; don José María Montoya y Duque
de Estrada, González de Castro y Salazar, y doña María Jose­
fa Zapata y Ossa, del Pino y de la Sema ya mencionados
como bisabuelos y tatarabuelos paternos y ahora dos veces
como terceros abuelos maternos. Cuartos Abuelos Paternos:
Don José Pelayo de Montoya y Giraldo, nacido en Rionegro
el 18 de agosto de 1698 y doña Ventura González de Castro
y Mesa, Rodríguez y Vivanco, natural de Santa Fé de Antio­
quia casados en Medellín el 5 de febrero de 1725; don José
Martín Duque de Estrada y García de Heredia, natural de
Marinilla y doña Melchora de Salazar y Henao, del Castillo
y Losada, natural de Rionegro; don Francisco Xavier Zapata
y de la Serna, Toro y Palacio, Alcalde Ordinario de Santa Fé
de Antioquia en 1718, 1719 y 1735 fallecido en 1736 y doña
Francisca del Pino y Jovel de Moneada, Guzmán y Zabala,
su segunda legítima mujer, natural de Remedios; don Nicolás
de Ossa y Pimienta, Zapata y Valero, y doña Marina de la
Serna y Eyzaguirre, Palacio y Arce, naturales de Santa Fé
de Antioquia; don Juan Sáenz y doña Isabel García Durango
naturales de Muro de Torrecillas; don José Minguez y doña
Angela Sáenz de Santamaría naturales de Muro; don Fran­
cisco Xavier de Montoya y González de Castro, Giraldo y
Mesa, y doña María Rita Duque de Estrada y Salazar, García
de Heredia y Henao, ya mencionados como terceros abuelos
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 51

paternos; don Lorenzo Zapata y del Pino, Gómez de Múnera


y Jovel de Moneada y doña Lucía de Ossa y de la Serna,
Pimienta y Eyzaguirre, ya mencionados como terceros abue­
los. Cuartos Abuelos Maternos: Don Pedro Buelta de Loren­
zana y doña Tomasa González de Santalla naturales de Ora­
llo, Concejo de Laceana, Reino de León; don Antonio Ferreiro
y Cerviño, Maestre de Campo de Milicias Españolas y Alguacil
Mayor del Santo Oficio de la Inquisición en Santa Fé de
Antioquia, nacido en Caldas de Reyes, Reino de Galicia, el 20
de octubre de 1699 y doña Angela Rita Pérez y Rodil, Bueno
y Vargas Machuca, natural de Santa Fé de Antioquia; don
Francisco Xavier de Montoya y González de Castro, Giraldo
y Mesa, y doña María Rita Duque de Estrada y Salazar, Gar­
cía de Heredia y Henao, ya mencionados como terceros y
cuartos abuelos paternos; don José Minguez y doña Angela
Sáenz de Santamaría ya mencionados como cuartos abuelos
paternos; don Francisco Xavier de Montoya y González de
Castro, Giraldo y Mesa, y doña María Rita Duque de Estrada
y Salazar, García de Heredia y Henao, ya mencionados como
terceros y cuartos abuelos paternos y ahora cuartos maternos;
don Lorenzo Zapata y del Pino, Gómez de Múnera y Jovel de
Moneada, y doña Lucía de Ossa y de la Serna, Pimienta y
Eyzaguirre ya mencionados como terceros abuelos paternos.
Quintos Abuelos Paternos: Don Francisco Solano de Mon­
toya y Tapia, natural de Santa Fé de Antioquia, y doña Ana
Giraldo y Muñoz de Bonilla, Lobo y Pareja, natural de Ma-
rinilla casados en Rionegro en 1696; Juan González de Castro,
Alférez de Milicias Españoles, natural de Cabezas de San Juan
(Andalucía), y doña María Josefa de Mesa y Vivanco, Villa­
vicencio y Paladines de la Fuente, natural de Santa Fé de
Antioquia; don Juan Duque de Estrada, natural de Mariquita
muerto en Marinilla el 3 de abril de 1723 y doña María Josefa
García de Heredia y Ramírez de Coy; don Antonio de Salazar
y del Castillo, natural de Simití (Bolívar) y doña Juana
Henao y Vivas, natural de Rionegro; don Juan Zapata y
Toro, Gómez de Múnera y Zapata de Cárdenas, Alcalde Ordi­
nario y Alguacil Mayor del Santo Oficio de la Inquisición y
Regidor Perpetuo del M. I. Cabildo de Santa Fé de Antioquia
natural de ella fallecido en Medellín en 1713 y doña Mariana
de la Sema y Vásquez de Espinosa, Palacio y Vásquez Gua-
dramiros, de igual naturaleza; don José Pablo del Pino y
52 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Guzmán, Toro y Lezcano, natural de Remedios fallecido el 21


de octubre de 1736 y doña Manuela Jovel de Moneada y Zaba-
la, Cortés de Acevedo y Flórez, natural de Santa Fé de Antio­
quia; don Agustín de Ossa y Zapata, Goyás y Toro y doña
Lucía Pimienta y Vásquez de Espinosa, Valero y Vásquez Gua-
dramiros, naturales de Santa Fé de Antioquia; don Martín
Sáenz López y doña Josefa Zaldiema, naturales de Muro de
Cámeros; don Martín García Durango y doña Magdalena
Sáenz Hidalgo, naturales de Muro; (exceptuando los corres­
pondientes a Minguez y Sáenz de Santamaría por carecer de
información); don José Pelayo de Montoya y Giraldo y doña
Ventura González de Castro y Mesa, Rodríguez y Vivanco, ya
mencionados como cuartos abuelos paternos; don José Mar­
tín Duque de Estrada y García de Heredia y doña Melchora
de Salazar y Henao, del Castillo y Losada, ya mencionados co­
mo cuartos abuelos paternos; don Francisco Xavier Zapata
y de la Serna, Toro y Palacio y doña Francisca del Pino y
Jovel de Moneada, Guzmán y Zabala, ya mencionados como
cuartos abuelos paternos; don Nicolás de Ossa y Pimienta,
Zapata y Valero y doña Marina de la Serna y Eyzaguirre,
Palacio y Arce, ya mencionados como cuartos abuelos pa­
ternos. Quintos Abuelos Maternos: (exceptuando los co­
rrespondientes a los linajes Lorenzana y González de San-
talla por carecer de información); don Esteban Ferreiro y de
la Fuente y doña María Cerviño naturales del Reino de
Galicia; don Patricio Pérez Bueno (hijo de don Francisco
Felipe Pérez y doña Ana Luisa Bueno), natural de Ampudia,
Alcalde Ordinario de Santa Fé de Antioquia y doña Gregoria
Rodil y Vargas Machuca (hija de don Francisco Rodil natural
de Santa Eulalia de Oseos en Asturias y doña Josefa de Var­
gas Machuca natural de Santa Fé de Antioquia), casados el
24 de junio de 1700; don José Pelayo de Montoya y Giraldo y
doña Ventura González de Castro y Mesa, Rodríguez y Vivan­
co, ya mencionados como cuartos y quintos abuelos paternos;
don José Martín Duque de Estrada y García de Heredia y
Doña Melchora de Salazar y Henao, del Castillo y Losada, ya
mencionados como cuartos abuelos paternos y maternos; Juan
González de Castro y Doña María Josefa de Mesa y Vivanco,
Villavicencio y Paladines de la Fuente, ya mencionados como
quintos abuelos paternos; don Francisco Xavier Zapata y de
la Serna, Toro y Palacio y doña Francisca del Pino y Jovel de
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 53

Moneada, Guzmán y Zabala, ya mencionados como cuartos


abuelos paternos. Sextos Abuelos Paternos: Don José Miguel
de Montoya y Piedrahita, Ortiz y Gutiérrez de Guetaria, na­
tural de Santa Fé de Antioquia, soltero, y doña Catalina de
Tapia y Lezcano, de igual naturaleza, señora principal por
su linaje y caudal, también soltera (50); don Francisco Man­
sueto Giraldo, Capitán de Milicias y Alcalde Ordinario de
Marinilla, natural de Arma, fallecido el 15 de agosto de 1732
y doña Sabina Muñoz de Bonilla y Alarcón, Prado y Sánchez,
natural de Popayán; Antonio González de Castro, el cojo, y
doña Catalina Rodríguez naturales de Cabezas de San Juan
(Andalucía); don Antonio de Mesa y Villavicencio, Capitán
de Milicias Españoles, hijodalgo de sangre, natural de Jerez
de la Frontera, fallecido en Santa Fé de Antioquia en 1655 y
doña María de Vivanco y Paladines de la Fuente, natural de
Santa Fé de Antioquia; don Juan García de Heredia y Cas-
trillón, natural de Arma y doña María Ramírez de Coy, na­
tural de Santa Fé de Antioquia; don Pedro de Salazar y doña
Jacinta del Castillo, naturales de Simití; don Melchor Henao
y Vásquez Guadramiros, natural de Santa Fé de Antioquia
fallecido en Rionegro en 1687 y doña Juana de Losada y Zerpa,
de igual naturaleza; don Antonio Zapata y Gómez de Múnera,
hijodalgo de sangre, Maese de Campo de Milicias Españolas,
nacido en Albacete el 11 de junio de 1609 y doña Ana María de
Toro y Ordás, Zapata de Cárdenas y Figueroa (50A), Enco­
mendera de Peques y Besicos —encomiendas heredadas de su
padre sobre las cuales sostuvo litigio que subió al Supremo
Consejo de Indias (51)— natural de Santa Fé de Antioquia;
don Pedro de la Serna y Zapata, Palacio y Vásquez, Alférez de
Milicias, natural de Santa Fé de Antioquia y doña Gertrudis
de Eyzaguirre y Arce, López de Iriarte y Sandoval, de igual
naturaleza; don Antonio del Pino Villapadierna, Gobernador
de la Provincia de Antioquia en 1685, nacido en Remedios en
1621 y doña Magdalena de Guzmán y Lezcano, Miranda y Ta-
borda, natural de Santa Fé de Antioquia; don Juan Jovel de
Moneada y Cortés de Acevedo, natural de Pamplona en el
Nuevo Reino de Granada (52) y doña Elvira de Zabala y Fló­
rez, natural de Santa Fé de Antioquia; don Francisco de Ossa
y Guióla, Goyaz y Balumpisquisiela, hijodalgo de sangre na­
tural de Elorrio en Vizcaya, descendiente legítimo directo de
la Casa de Ossa sita en el Valle de Aldape, Merindad de Du-
54 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

rango en Vizcaya, que pasó al Nuevo Reino de Granada en


1650 y doña Ana Zapata y Toro, Gómez de Múnera y Zapata
de Cárdenas natural de Santa Fé de Antioquia; (exceptuando
los correspondientes a Minguez y Sáenz); don Francisco So­
lano de Montoya y Tapia y doña Ana Giraldo y Muñoz de
Bonilla, Lobo y Pareja ya mencionados como quintos abuelos
paternos; don Juan Duque de Estrada y doña Juana Josefa
García de Heredia y Ramírez de Coy, ya mencionados como
quintos abuelos paternos; don Pedro de Salazar y doña Ja­
cinta del Castillo, ya mencionados como sextos abuelos pa­
ternos; don Juan Zapata y Toro, Gómez de Múnera y Zapata
de Cárdenas y doña Mariana de la Serna y Vásquez de Es­
pinosa, Palacio y Vásquez Guadramiros, ya mencionados co­
mo quintos abuelos paternos; don Agustín de Ossa y Zapata,
Goyaz y Toro y doña Lucía Pimienta y Vásquez de Espinosa,
Valero y Vásquez Guadramiros, ya mencionados como quintos
abuelos paternos; don Pedro de la Serna y Zapata, Palacio y
Vásquez y doña Gertrudis de Eyzaguirre y Arce, López de
Iriarte y Sandoval, ya mencionados como sextos abuelos pa­
ternos. Séptimos Abuelos Paternos: El Capitán Fernando
Montoya hijodalgo de sangre (hijo legítimo de Juan de Monto­
ya y de doña Magdalena Ortiz Tocano, ambos hijosdalgo), na­
tural de Miranda de Ebero o Berantevilla, que pasó al Nuevo
Reino de Granada por los años de 1635 radicado en Santa
Fé de Antioquia donde falleció aproximadamente en 1660 (53),
y doña Isabel de Piedrahita y Guetaria, González de la Nava
y Gutiérrez de Irirtegui (54), natural de dicha ciudad; N.
Solano de Tapia y doña Antonia de Lezcano, naturales de
Santa Fé de Antioquia; Juan Giraldo Lobo y doña Francisca
Pareja; Diego Muñoz de Bonilla, Capitán de Milicias Espa­
ñolas, natural de Popayán y doña María de Alarcón y Sán­
chez, natural de Santa Fé de Antioquia; (exceptuando los co­
rrespondientes a González de Castro y Rodríguez por no te­
ner más información); Mateo González de Mesa y doña Cata­
lina Guerra, hijosdalgo naturales de Jerez de la Frontera;
Bartolomé Sánchez Vivanco y Doña Catalina Paladines de la
Fuente (55), naturales de Santa Fé de Antioquia; Diego Al-
varez de Castrillón, hijodalgo natural del Consejo de Bual en
Asturias (56) y doña Catalina de Heredia (57); Juan Nicasio
Ramírez de Coy (58) y doña Isabel Floriana de Idárraga, ca­
sados en Sopetrán, Antonio de Salazar y doña Jacinta del
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 55

Castillo; Gregorio Henao y Vivas y doña Jacoba Vásquez; Mar­


tín de Losada y doña Juliana de Zerpa y Alarcón; don Juan
Gómez de Múnera y doña Francisca Zapata hijosdalgo natu­
rales de Albacete (Murcia); Fernando de Toro y Zapata de
Cárdenas (59), Capitán de Milicias Españolas, Alcalde Or­
dinario y Contador del Real Erario en Santa Fé de Antioquia,
Encomendero de Peques y Besicos (60) nacido en Remedios en
1595 y doña María de Ordás y Figueroa, natural de Santa Fé
de Antioquia (61); don Pedro de la Serna y Vásquez Guadra­
miros y doña Gertrudis Zapata y Toro Gómez de Múnera y
Zapata de Cárdenas, naturales de Santa Fé de Antioquia; don
Antonio de Eyzaguirre y López de Iriarte, hijodalgo natural
de Oñate en Guipúzcoa, Tesorero del Real Erario en Santa
Fé de Antioquia y doña Gerónima de Arce y Vásquez Sando-
val y Guadramiros, natural de esa ciudad; don Juan de Vi-
llapadierna y Alvarado, natural de Zafra en Extremadura
(hijo de don Diego de Alvarado Villapedierna y doña
Catalina Reyes) y doña Juana del Pino y Toro, natural
de Remedios (62); don Francisco de Guzmán y Miranda,
Regidor y Depositario General de Santa Fé de Antioquia
nacido por los años de 1590 y doña Luisa de Lezcano y
Taborda; don Lorenzo Jovel de Moneada y doña Leonor
Cortés de Acevedo; el Capitán Francisco de Zabala y doña
Catalina Flórez; don Agustín de Ossa y Goyáz y doña Feli­
ciana de Guióla y Balumpisquisiela, naturales de Elorrio en
Vizcaya; don Antonio Zapata y Gómez de Múnera y doña
Ana María de Toro y Ordás Zapata de Cárdenas y Figueroa
ya mencionados como sextos abuelos paternos; don José Mi­
guel de Montoya y Piedrahita, Ortiz y Gutiérrez de Guetaría
y doña Catalina de Tapia y Lezcano ya mencionados como
sextos abuelos paternos; Francisco Mansueto Giraldo y doña
Sabina Muñoz de Bonilla y Alarcón, Prado y Sánchez ya men­
cionados como sextos abuelos paternos; (exceptuando los
Correspondientes a Duque de Estrada, García de Heredia y Sa­
lazar) ; don Antonio Zapata y Gómez de Múnera y doña Ana
María de Toro y Ordás, Zapata de Cárdenas y Figueroa ya
mencionados como sextos y séptimos abuelos paternos; don
Pedro de la Serna Palacio natural de Colindres en las Món­
talas de Burgos (hijo legítimo de don Pedro de la Serna y
doña María Palacio) que sirvió a la Real Armada de 1621 a
56 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

1631 y fue vecino de Cartagena de Indias y de Santa Fé de


Antioquia y doña Andrea Vásquez de Espinosa natural de
esta última ciudad; don Francisco de Ossa y Guióla, Goyaz
y Balumpisquisiela y doña Ana Zapata y Toro, Gómez de
Múnera y Zapata de Cárdenas ya mencionados como sextos
abuelos paternos, don Agustín Pimienta Valeros hijodalgo no­
torio, Capitán de Milicias Españolas natural de Almodovar
del Campo en la Mancha (hijo de Martín Díaz Pimienta
Valero y doña Catalina Jijona) de los primeros conquista­
dores y colonizadores, Alcalde Ordinario de Santa Fé de An­
tioquia y doña Laureana Vásquez de Espinosa; don Pedro de
la Serna y Vásquez de Espinosa, Palacio y Vásquez Guadra­
miros natural de Santa Fé de Antioquia y doña María Ger­
trudis Zapata y Toro, Gómez de Múnera y Zapata de Cárde­
nas; don Antonio de Eyzaguirre hijodalgo notorio natural de
Oñate en Guipúzcoa (hijo de Martín de Eyzaguirre y doña
María López de Iriarte y Antía), Tesorero del Real Erario
en Santa Fé de Antioquia muerto el 7 de junio de 1726 y doña
Gerónima de Arce y Sandoval natural de esta ciudad.
Don José María Uricoechea y Rovira y doña María Aqui­
lina Montoya y Lorenzana fueron padres de:
1. Don José María Uricoechea y Montoya, Rovira y Lo­
renzana, nacido en la Hacienda de Piedra Grande, jurisdic­
ción de Fusagasugá el 23 de febrero de 1890 y bautizado de
tres días de edad en su Iglesia Parroquial. Doctor en Dere­
cho de la Universidad Republicana de Bogotá (1915). Sol­
tero. Murió en Bogotá el 1*? de febrero de 1965.
2. Don Fernando Uricoechea y Montoya, Rovira y Lo­
renzana, nacido en la Hacienda de Piedra Grande jurisdicción
de Fusagasugá el 7 de septiembre de 1891 y bautizado en su
Iglesia Parroquial de dos días de edad. Agricultor. Casó en
Sucre (Bolívar) con Doña Margarita Corena y falleció en
dicha población el 15 de mayo de 1957. Con descendencia,
que sigue la primera línea.
3. Doña Susana Uricochea y Montoya, Rovira y Loren­
zana, nacida en Bogotá el 15 de febrero de 1893 y bautizada
de dos días de edad en la Iglesia de la Veracruz. Casó en su
ciudad natal el 20 de octubre de 1917 con don José Pablo
Plata y Uribe, Soto y Buenaventura, de igual naturaleza, na­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 57

cido el 25 de abril de 1882 y fallecido en Londres (Inglaterra)


el 25 de septiembre de 1922, hijo legítimo de don José María
Plata y Soto y de doña Dolores Uribe y Buenaventura; nieto
legítimo de don José María Plata y Soto, distinguido hom­
bre público que fue Secretario de Hacienda y de Relacio­
nes Exteriores, muerto en el combate de San Diego (Bo­
gotá) el 19 de jimio de 1861 y de doña Dominga Soto y Villa-
mizar; bisnieto legítimo paterno de don Isidro Plata y Obre­
gón y de doña Francisca Soto y Montes de Oca, padres de
don Fernando Plata y Uricoechea, Uribe y Montoya, doctor
en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional
(1943) casado con doña Lucía Tamayo y Ogliastri. Con des­
cendencia.
4. Don Alvaro de Uricoechea y Montoya, Rovira y Lo­
renzana, doctor en Derecho y Ciencias Políticas de la Uni­
versidad Nacional de Bogotá (1917), miembro Correspon­
diente de la Academia Colombiana de Historia y muy dis­
tinguido escritor, Intendente que fué del Archipiélago de
San Andrés y Providencia (1934-1937) nacido en Bogotá el
4 de mayo de 1894, bautizado en la Iglesia de Santa Bárbara
de cuatro días de edad y fallecido el 22 de enero de 1947 en
accidente de Aviación (63) Soltero.
5. Don Octavio Uricoechea y Montoya, Rovira y Loren­
zana, que sigue la segunda línea.
6. Doña Cecilia Uricoechea y Montoya, Rovira y Loren­
zana, bautizada en la Iglesia de La Candelaria de Bogotá el 12
de febrero de 1900 de cuatro días de edad. Casó el 25 de sep­
tiembre de 1920 con don Sixto Iriarte y Rocha Castro y Cai­
cedo, hijo legítimo de don Aurelio Iriarte y Castro y de doña
Amelia Rocha y Caicedo; nieto legítimo paterno de don José
María Iriarte y Serrano y de doña Casimira Castro y López,
padres de (a) don Alvaro que casó con doña Rosa Inés Alvira
y Jácome, con descendencia; (b) doña Cecilia que casó con
don Augusto Anzola y Cubides, con descendencia; y (c) doña
Inés que casó con don Daniel Jaramillo y Suárez, con des­
cendencia. Doña Cecilia casó en segundas nupcias en la ciu­
dad de Balboa, (Zona del Canal de Panamá) el 18 de junio
de 1956 con el historiador y hombre de negocios don Américo
Carnicelli nacido en la ciudad de Richmond, Estado de Vigi-
58 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

nía, Estados Unidos de Norte América el 8 de octubre de 1901.


Murió doña Cecilia el 19 de enero de 1966.
IX. Don Octavio Uricoechea y Montoya, Rovira y Loren­
zana, bautizado en la Iglesia de La Candelaria de Bogotá el
27 de mayo de 1897 de diez y siete días de edad. Doctor en
Medicina y Cirugía de la Universidad Nacional de Bogotá
(1923). Casó en Bogotá el 11 de agosto de 1928 con doña Ma­
ría Elisa Acosta y Acosta, del Castillo y Gutiérrez, nacida en
Miraflores (Boyacá), el 10 de agosto de 1895. Hija legítima de
don Pablo Emilio Acosta y del Castillo, Berbeo y Espinosa
—hermano medio legítimo del General Santos Acosta, brillan­
te militar y político Presidente de Colombia de 1867 a 1868—
nacido en Miraflores el 19 de julio de 1864 y de doña Elisa
Acosta y Gutiérrez, del Castillo y Morales de igual naturaleza
nacida el 11 de enero de 1874 casados el 20 de septiembre de
1893. Abuelos Paternos: Don Joaquín Acosta y Berbeo, Ruiz
de Noriega y Rodríguez Terán, soldado de la Independencia,
nacido en Guadalupe (Santander) el 19 de mayo de 1802 y
fallecido en Miraflores el 7 de mayo de 1883 y doña Dolores
del Castillo y Espinosa, Salinas y Mendoza, —su segunda le­
gítima mujer— natural de Miraflores donde casaron el 7 de
junio de 1856. Abuelos Maternos: Don Arcadio Acosta y del
Castillo, Berbeo y Salinas —hermano legítimo entero del men­
cionado General Santos Acosta— nacido en Miraflores el 8 de
noviembre de 1836 y doña Antonia Gutiérrez y Morales, Suá-
rez y Bernal, natural de Garagoa (Boyacá) donde casaron el
30 de abril de 1857. Bisabuelos Paternos: Don José Rito de
Acosta y Ruiz de Noriega, criollo de la ciudad de Panamá, Al­
calde Ordinario de Segundo Voto de la Villa del Socorro (San­
tander) y doña María Josefa Berbeo y Rodríguez Terán, na­
tural de dicha Villa donde casaron el 19 de Mayo de 1793;
don José María del Castillo y doña Micaela Espinosa. Bisa­
buelos Maternos: Don Joaquín Acosta y Berbeo, Ruiz de
Noriega y Rodríguez Terán —ya mencionado como abuelo
paterno— y doña Micaela del Castillo y Salinas— su primera
legítima mujer— casados en Miraflores el 7 de julio de 1824;
don Juan Gutiérrez y doña Candelaria Morales. Terceros
Abuelos Paternos: Don Félix de Acosta, natural de España,
y doña Fermina Ruiz de Noriega criolla de la ciudad de
Panamá; don Juan Francisco Berbeo el célebre Capitán Ge­
neral de los Comuneros del Socorro, nacido en dicha Villa
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 59

por los años de 1730 y fallecido el 29 de julio de 1795 y doña


Bárbara Rodríguez Terán —su segunda legítima mujer— ca­
sados el 2 de mayo de 1770; don Ildefonso del Castillo y doña
Liberata Salinas; don Isidro Espinosa y doña Josefa de Men­
doza. Terceros Abuelos Maternos: Don José Rito de Acosta
y Ruiz de Noriega y Doña María Josefa Berbeo y Rodríguez
Terán ya mencionados como terceros abuelos paternos; don
Ildefonso del Castillo y doña Liberata Salinas ya menciona­
dos como terceros abuelos paternos; don Pastor Gutiérrez y
doña Dolores Suárez; don José Antonio Morales y doña Ma­
ría Bernal.
Don Octavio falleció en su ciudad natal el 16 de enero
de 1970.

Hijos de don Octavio Uricoechea y Montoya y doña María


Elisa Acosta y Acosta fueron:
1. Doña Susana Uricoechea y Acosta, Montoya y Acosta,
nacida en Bogotá el 18 de julio de 1929. Casó en su ciudad
natal el 14 de octubre de 1951 con don Alvaro Salazar y
Londoño, Grillo y Mesa, de igual naturaleza, hijo legítimo de
don Alejandro Salazar y Grillo y doña Alicia Londoño y Mesa;
nieto legítimo paterno de don Félix Salazar, distinguido hom­
bre de empresa que fue Ministro de Hacienda y Gerente del
Banco de la República y doña Pepa Grillo. Padres de: (a)
Marta, nacida en Bogotá el 14 de julio de 1952: (b) Silvia, na­
cida en Bogotá el 2 de enero de 1954; (c) Susana, nacida en
Bogotá el 6 de enero de 1956; (d) Cristina, nacida en Bogotá
el 15 de mayo de 1960; (e) Carolina, nacida en Bogotá el 9
de agosto de 1964.
2. Doña Elisa Uricoechea y Acosta, Montoya y Acosta,
nacida en Bogotá el 29 de julio de 1931. Casó, en primeras
nupcias, en su ciudad natal el 19 de marzo de 1953 con don
Eduardo Venegas y Leiva, Sáenz y Pereira, hijo legítimo de
don Eduardo Venegas y Sáenz y doña Margarita Leiva y
Pereira y fueron padres de: (a) Germán, nacido en Bogotá el
22 de enero de 1954; (b) Ana María, nacida en Ubaté (Cun­
dinamarca) el 2 de diciembre de 1956; y (c) Catalina, nacida
en Bogotá el 21 de marzo de 1959. Casó en segundas nupcias
en la ciudad de Viena (Austria), el 22 de septiembre de 1963
con don Hans Maximilian Lovrek von Lobrenovich, Ingeniero
60 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

de la Universidad Politécnica de dicha ciudad y distinguido


ciudadano austríaco, hijo legítimo de don Hans Augusto Lo­
vrek von Lobrenovich, Capitán del Ejército Imperial de Aus-
tria-Hungría fallecido durante la primera Guerra Mundial
y de doña Margarethe von Baldas. De este enlace es hijo:
Arnim, nacido en Bogotá el 25 de diciembre de 1964; y
3.Don José María Uricoechea y Acosta, Montoya y Acos­
ta, que sigue.

X. Don José María Uricoechea y Acosta, Montoya y Acos­


ta, nacido en Miraflores (Boyacá) el 24 de junio de 1936.
Cursó estudios en la Universidad de California donde obtuvo
grado de Agronomía (DAVIS, 1960). Casó en primeras nupcias
en la ciudad de Orinda, ciudad del Estado de California, en los
Estados Unidos de Norte América el 6 de febrero de 1960 con
doña Robería Lynn Simonds y Strickland, Patton y Gant, alum-
na también de la mencionada Universidad donde obtuvo grado
en Literatura Inglesa (DAVIS, 1960), nacida en la ciudad de
Oakland (Cal.) el 12 de junio de 1938, hija legítima de don
George Simonds y Patton, Latham y White, nacido en Chat-
tanooga (Tennesee) el 19 de abril de 1905, Arquitecto de la
Universidad de California (BERKELEY, 1927) y en ella Pro­
fesor y de doña Merle Strickland y Gant, Ward y Harmon,
nacida en Chicago (Illinois) el 26 de agosto de 1905, casados
el 3 de agosto de 1931 en Yosemite National Park. Abuelos
Paternos: Don Rogal Ambrose Simonds y Latham y doña
Angus Patton y White. Abuelos Maternos: Don Amos Aaron
Strickland y Ward y doña Anna Gant y Harmon. Bisabuelos
Paternos: Don Henry A. Simonds y doña Mary Latham, don
Robert Alexander Patton y doña Mary White. Bisabuelos
Maternos: Don William Strickland y doña Martha Melinda
Ward; don Robert Gant y doña Catherine Harmon.

Don José María Uricoechea y Acosta y doña Robería


Lynn Simonds y Strickland fueron padres de:
1. Don Jorge, nacido en Bogtá el 27 de abri lde 1961, y
2. Don Juan Antonio, nacido en Bogotá el 25 de julio
de 1962;
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 61

II
ARBOL
de
GONZALO de LEON
(Ocariz, T.2° ARBOL XLII)

I. “Gonzalo de León, asturiano, hijodalgo de sangre,


cuyo linaje tiene su Solar en las Montañas del Reyno de
León, en el lugar de Ruycio de Tapia y el origen de su ape­
llido se formó en la restauración de la ciudad de León, la
primera vez que se ganó a los moros y por ello sus armas son
un León en campo de Plata”. “Entró Gonzalo de León en
el Nuevo Reyno de Granada con el Gobernador Gerónimo Le­
brón en 1541; acudió a la conquista de los Muzos y fué su
encomendero y Encomendero de Simijaca, y Alcalde Ordina­
rio de Santa Fé en 1566”.
“Casó con doña Luisa Venero que entró en Santa Marta
en 1532, Encomendera de Suta, Tausa y Simijaca, hija legí­
tima del bachiller Francisco Venero, sobrino del doctor An­
drés Díaz Venero de Leiva, primer Presidente, Gobernador y
Capitán General del Nuevo Reino de Granada y de doña
Beatriz de Cuadros, vecinos de Salamanca”.

“Fué su hijo,
II. Gonzalo de León Venero, Encomendero de Simijaca
Suta y Tausa, Capitán de Infantería de Número y Milicias
de Santa Fé y en ella Alcalde Ordinario por los años de 1609
y 1621 y Alcalde de la Hermandad en 1598 y 1621”.
“Casó con doña Juana Clavijo natural de San Cristóbal
de la Laguna, Isla de Tenerife, hija legítima de Manuel Mo­
reno Calderón, de los conquistadores de dicha Isla y doña
Isabel Clavijo de familia de antigüedad y nobleza”.

“Hijo único fué.


III. “Gonzalo de León Venero, Encomendero de Simijaca,
Suta y Tausa, Alcalde de la Hermandad de Santa Fé en 1622
y Regidor del Cabildo”.
62 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

“Casó con doña Ana de Guzmán, hija legítima de don


Francisco de Guzmán y doña Elvira Belloso Avendaño de no­
bilísimas familias de que tratan los Arboles de Gonzalo Suá-
rez Rendón y Francisco de Rojas”.

“Fué su hijo,
IV. Don Nicolás de León y Guzmán, Encomendero de Suta
y Tausa; casó en segundas nupcias con doña Isabel de Achuri
y Bernal, hija legítima de don Juan de Achuri y Zarate, Al­
calde de la Hermandad de Santa Fé y doña Isabel Bernal y
Guzmán”. Abuelos Paternos: Juan de Achuri natural de
Bilbao y doña Eugenia de Zarate y Rioja casados en Santa
Fé el 21 de julio de 1610. Abuelos Maternos: Cristóbal Ortiz
Bernal —segundo del nombre— natural de Santa Fé, Capi­
tán de Infantería, familiar del Santo Oficio de la Inquisi­
ción, Encomendero de Sesquilé, Alcalde Ordinario de Santa
Fé en 1642, 1654 y 1655 y de la Hermandad en 1619 muerto
el miércoles Santo de 1655 y doña Isabel de Guzmán-Ponce
de León casados en Santa Fé el 9 de mayo de 1618. Bisabue­
los Paternos: Martín de Achuri y doña María Iñiguez de
Goronda, bilbaínos, Diego García de Zárate y doña María de
Rioja. Bisabuelos Maternos: Luis Bernal de Castro, Alcalde
de la Hermandad de Santa Fé y Alcalde Ordinariro en 1598
y 1603, Encomendero de Sesquilé y doña Isabel Duarte natu­
ral de Toledo; el Capitán Francisco de Guzmán-Ponce de
León, Alcalde Ordinario y Encomendero de Muzo fallecido
el 3 febrero de 1625 y doña Juana Miño Patiño su primera
legítima mujer. Terceros Abuelos Paternos: (exceptuan­
do los correspondientes a Achuri y Goronda por carecer de
noticias); el Capitán Pedro García de Zárate, de los Conquis­
tadores de Venezuela y la Nueva Granada, compañero de
Quesada en la jornada de El Dorado y pacificador de los Gua-
lies y doña Elvira Rodríguez, Encomendera de Sáchica; Lope
de Rioja natural de la Villa de Beleño y doña María de Cés­
pedes primera mujer española nacida en el Nuevo Reino (64).
Terceros Abuelos Maternos: el Capitán Conquistador Cris­
tóbal Ortiz Bernal, hijodalgo de sangre, natural de Sala­
manca, compañero de Quesada en el descubrimiento y con­
quista del Nuevo Reino, uno de los fundadores de Santa Fé
de Bogotá, su Procurador General en 1554, Alcalde Ordina­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 63

rio en 1569 y primer Encomendero de Sesquilé y doña Ana


de Castro de igual naturaleza; Martín del Pulgar y doña
Francisca de Tolosa —padres de doña Isabel Duarte ya men­
cionada como mujer legítima de Luis Bernal de Castro como
bisabuelos paternos— naturales de Toledo; don Enrique de
Guzmán-Ponce de León, Capitán de Caballos, que ganó eje-
tutoría de nobleza e hidalguía de sangre en la Real Chan-
cillería de Granada el 20 de abril de 1584 y doña Nicolasa
Forero su legítima mujer naturales de la Villa de Cazalla de
la Sierra; don Juan Patiño de Haro de los conquistadores de
Muzo y doña Catalina Miño naturales de Llerena.
Hijo de don Nicolás de León y Guzmán y doña Isabel
de Achuri y Bernal fué
V. Don Nicolás de León-Venero y Achuri, Encomendero
de Suta y Tausa, Alcalde Ordinario de Santa Fé en 1718.
Casó en Zipaquirá el 28 de abril de 1714 con doña Margarita
de Herrera-Sotomayor y Guzmán, hija legítima de don José
de Herrera-Sotomayor y Azelas, Sargento Mayor, Alcalde Or­
dinario de Vélez, Muzo y Santa Fé y de la Hermandad de
ésta última y doña María Guzmán y Noriega. Abuelos Pa­
ternos: el Capitán Conquistador don Antonio de Herrera-
Sotomayor, hijodalgo de sangre, natural de Asturias de San-
tillana, Encomendero de Semija y Guepsa en el distrito de la
ciudad de Vélez y doña María Margarita de Azelas bautizada
en esta ciudad el 21 de mayo de 1630 casados allí mismo el
18 de mayo de 1648. Abuelos Maternos: Don Diego de Guz-
mán y Solanilla, natural y Encomendero de Muzo, su Al­
calde Ordinario, Capitán de Caballos y Encomendero de
Pauna, Chiza e Ibacapi y doña María Alvarez de Noriega y
Ramírez Gaseo. Bisabuelos Paternos: (exceptuando los co­
rrespondientes a Herrera-Sotomayor por carecer de infor­
mación); Andrés de Azelas Cernido, natural del Reino de
Navarra, Alcalde Ordinario de Vélez y doña María de Angulo
natural de dicha ciudad. Bisabuelos Maternos: don Enri­
que de Guzmán Saavedra, Capitán de Caballos, Encomendero
y Alcalde Ordinario de Muzo y doña María Miño Patiño su
legítima mujer; don Diego Alvarez de Noriega, hijodalgo de
sangre, nacido en el Consejo de Pilón en el Principado de As­
turias, Alcalde Ordinario de Muzo y su Procurador varias
64 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

veces, Encomendero de Ibacapi y doña Lucía Ramírez Gaseo


—hija legítima de Alfonso Venero de Leiva sobrino del doc­
tor Andrés Díaz Venero de Leiva y doña María de Pove-
da (64A) .Terceros Abuelos Paternos: (exceptuando los
correspondientes a Herrera-Sotomayor y Azelas por falta de
noticias); el Capitán Juan Angulo del Campo, de los Con­
quistadores venidos con Lebrón, Encomendero de Saque y
Xeria en el distrito de la ciudad de Vélez donde casó con
doña María Cadena Valiente —hija legítima del Capitán Con­
quistador Francisco de Murcia, hijodalgo de sangre, natural
de Murcia, de los compañeros de Federmán y doña Leonor
Valiente Cadera natural de Palos de Moguer casados en 1585—

Hija de don Nicolás de León-Venero y Achuri y doña


María Margarita de Herrera-Sotomayor y Guzmán fué
VI. Doña Gertrudis de León y Herrera que casó con el
señor doctor don José Antonio de Peñalver Vegué y Arnalte,
natural de la Villa de Mora en el Arciprestazgo de La Man­
cha, Diócesis de Toledo, del Consejo de S.M. y su Fiscal en
ia Real Audiencia de Santa Fé en el Nuevo Reino de Grana­
da. Padres de
VII. Doña Josefa de Peñalver y León, santafereña que
casó con don Juan Manuel de Zornoza y Zorrilla natural de
Balmaceda en Vizcaya, Capitán de Milicias, Alcalde Ordi­
nario y Regidor de Santa Fé. Fué su hija
VIII. Doña María Concepción de Zornoza y Peñalver,
santafereña que casó con don Juan Antonio de Uricoechea y
Vitoria natural de Bilbao, Capitán de Milicias, Alcalde Ordina­
rio y Regidor del Cabildo de Santa Fé de Bogotá. Padres de
IX. Don José María de Uricoechea y Zornoza Vitoria
Peñalver, santafereño, procer de la Independencia, Capitán
Adjunto al Estado Mayor del Libertador, casado con doña
Marina Rodríguez y Moreno. Padres de:
X. Don Sobas Uricoechea y Rodríguez, bogotano que
casó con doña Margarita Rovira y Caicedo. Padres entre
otros de
XI. Don José María Uricoechea y Rovira —segundo
del nombre— bogotano, casado con doña María Aquilina Mon­
toya y Lorenzana. Padres entre otros de
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 65

XII. Don Octavio Uricoechea y Montoya, bogotano, ca­


sado con doña María Elisa Acosta y Acosta, natural de Mira-
flores (Boyacá). Padres entre otros de
XIII. Don José María Uricoechea y Acosta —tercero
del nombre— natural de Miraflores (Boyacá) que casó en
Orinda, Estado de California, Estados Unidos de América con
doña Robería Lynn Simmonds y Strickland en sucesión.

III

MORENO
(Moreno y Escandón) *

Linaje castellano (65). Una casa de este apellido radicó


en Hinojosa del Campo, lugar del antiguo Señorío de Moli­
na, perteneciente hoy al partido de Molina de Aragón (Gua-
dalajara), de la que procedió
I. Andrés Moreno, el mozo, natural de Hinojosa del Cam­
po, que probó su nobleza e hidalguía de sangre en la Real
Chancillería de Valladolid en 1547 (66), casado con doña Ra­
mona de Salcedo, de igual naturaleza. Padres de:
II. Don Juan Moreno y Salcedo bautizado en Hinojosa
del Campo el 29 de junio de 1588 de cinco días de edad. Con­
trajo matrimonio el 24 de abril de 1610 con doña Ana Rome­
ro, de igual naturaleza, hija legítima de don Gaspar Romero
y doña Catalina de Salinas. Fue su hijo:
III. Don Andrés Moreno y Romero —segundo del nom­
bre —bautizado en Hinojosa del Campo el 4 de diciembre de
1614 de cinco días de edad. Casó en Alcolea del Pinar, que
pertenece hoy al partido de Sigüenza (Guadalajara), el 8 de
abril de 1634 con doña Juana Ramírez hija legítima de don

(*) Aunque esta parte fue publicada en otra ocasión, se reproduce


aquí para no romper la unidad del estudio.
66 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Salvador Ramírez y doña Fortunata Carnerero vecinos de


Alcolea. Padres de
IV. Don Miguel Moreno y Ramírez bautizado en Alco­
lea del Pinar el 6 de octubre de 1636 de doce días de edad.
Casó el 4 de marzo de 1656 con doña Catalina de Juberias, de
igual naturaleza, hija legítima de don Francisco Antonio
de Juberias y doña Gertrudis de Amo. Padres de
V. Don José Moreno y Juberias, nacido en Alcolea del Pi­
nar el 7 de agosto de 1660 y bautizado al siguiente día en su
Iglesia Parroquial. Contrajo matrimonio en Sacecorbo —pre­
via dispensa del impedimento de un tercero con cuarto grado
de consaguinidad— el 19 de junio de 1689 con doña María
Moreno de Matarranz bautizada en dicho lugar el 5 de sep­
tiembre de 1673, hija legítima de don José Moreno y Doña
Ana de Matarranz casados el 5 de mayo de 1670; nieta legí­
tima paterna de don Pedro Moreno y doña Teresa de Cuestas,
naturales de Hinojosa del Campo donde casaron en 1643, y
bisnieta legítima paterna de Andrés Moreno, el mozo, y doña
Ramona de Salcedo mencionados en el punto 1<? de esta re­
lación. Fué su hijo
IV. Don Miguel Moreno y Moreno, Juberias y Matarranz,
—segundo del nombre— nacido en Alcolea del Pinar el 21
de mayo de 1699 y bautizado de ocho días de edad en su Igle­
sia Parroquial. Pasó al Nuevo Reino de Granada por los años
de 1725. Fue Teniente de Gobernador y Justicia Mayor de la
Provincia de Nóvita, una de las del Chocó (67), varias veces
Alcalde Ordinario de Mariquita (68) y familiar y notario del
Santo Oficio de la Inquisición (69). Rico minero, las poseyó
y explotó en jurisdicción de Mariquita (70), y en las Provin­
cias del Chocó (71). Casó el 5 de noviembre de 1732 —fecha
en la que se otorgó la respectiva Carta Dotal (72)—, con doña
Manuela María Díaz de Escandón y Gayón, bautizada en
Mariquita el 15 de abril de 1709, hija legítima del Capitán
don Diego Díaz de Escandón, hijodalgo de sangre, Alcalde
Ordinario de Mariquita, familiar del Santo Oficio de la In­
quisición, natural de Abendames, Valle de Peñamellera y
doña Francisca Gayón e Infante casados en dicha ciudad el
21 de abril de 1765. (Don Miguel Moreno y doña Manuela
María Díaz de Escandón fallecieron en Santafé de Bogotá el
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 67

28 de enero de 1777 y el 18 de abril de 1765. —respectiva­


mente— siendo sepultados en la Iglesia de San Juan de Dios).
Fueron sus hijos —según testamento otorgado por don
Miguel el 17 de enero de 1777 por ante el Escribano de nú­
mero del Ilustre Cabildo de Santafé Antonio de Luengas y
Hondovilla— los siguientes:
1. Doctor don Josef Julián Moreno y Díaz de Escandón.
Natural de Mariquita. “Clérigo de Mayores Ordenes. Pertene­
ció a la Religión Extrañada (Compañía de Jesús)”. Gracias
a Real Cédula que en su favor obtuvo su hermano el Fiscal
sirvió beneficios eclesiásticos y fue Cura de Serrezuela, el So­
corro, Culatas, Oiba y Tuta, este último lo obtuvo en oposi­
ciones “al tiempo que el Arzobispo se hallaba enconado con
el Fiscal” (73).
2. Doctor don Francisco Antonio Moreno y Díaz de Es­
candón, que sigue.
3. Doctor don Miguel Antonio Moreno y Díaz de Es­
candón. Natural de Mariquita. Abogado de la Real Audiencia
y Cancillería del Nuevo Reino de Granada (74). Pasó a las
Provincias del Chocó atendiendo los negocios de la sucesión
de su padre (75). Murió en Santafé de Bogotá el 18 de julio
de 1815 y fue sepultado en la Iglesia de San Carlos. Parti­
dario de la Independencia fue primer Presidente de la Junta
de Gobierno de Nóvita (76). Sus poderosos enemigos lograron
confiscarle todos sus bienes despojándolo hasta de sus papeles
personales como refiere en su testamento (77). Soltero.
4. Doctor don Francisco Xavier Moreno y Díaz de Es­
candón. Natural de Mariquita. Bachiller del Real Mayor de
San Bartolomé de Santafé. Bachiller en Leyes de la Univer­
sidad de Burgo de Osma. Secretario del Gimnasio de Leyes
de la Universidad de Valladolid donde cursó estudios (1765-
1768), y obtuvo grados (78). Abogado de los Reales Consejos
en Madrid “donde siguió su carrera mereciendo ser nueve
veces consultado por la Cámara de Indias para las togas de
América” (79). Oidor de la Real Audiencia de Manila “para
donde siguió por Veracruz el 9 de febrero de 1785 en el Navio
San Leandro” (80). Alcalde del Crimen y Oidor de la Real
Audiencia de Lima y Regente de la de Quito (81). Partidario
68 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

de la Independencia. Presidente de la Alta Cámara de Jus­


ticia del Perú por designación del General don José de San
Martín del 29 de agosto de 1821. Con tal carácter tomó jura­
mento e impuso las condecoraciones a los agraciados con la
Orden del Sol. Tomó parte en las deliberaciones que el Con­
sejo de Estado tuvo el 24 de diciembre de 1821 bajo la presi­
dencia de San Martín relativas a las instrucciones que para
seleccionar un monarca para el Perú, se dieron a don Juan
García del Río y al Coronel don Diego Paroissien. Hizo parte
de la Comisión que el 1*? de febrero de 1822 recibió el Go­
bierno de Lima por ausencia del Protector y cesó en sus fun­
ciones al ser ocupada Lima por Rodil en junio de 1823 (82).
Sabemos que el doctor don Francisco Xavier fue casado
y tuvo una hija, con la qué vivió en Lima, que con su marido
emigró a Manila. Ignoramos los nombres de su mujer, de su
hija y de su yerno y las patrias de éstos. Desconocemos así
mismo la suerte posterior del doctor don Francisco Xavier,
de quien sospechamos que, en seguimiento de su hija, regresó
a Filipinas.
5. Doña Teresa Moreno y Díaz de Escandón. Natural de
Mariquita. Casó en la Metropolitana de Santafé el 13 de junio
de 1771 con el doctor don Ignacio Zizero y no tuvo descen­
dencia. El doctor Zizero gastó en malos negocios la dote re­
cibida y murió dejándola en la pobreza, siendo recogida por
su hermano el Fiscal, en cuyo hogar murió.
6. Doctor don Santiago Ignacio Moreno y Díaz de Es­
candón. Natural de Mariquita. Abogado de la Real Audiencia
y Cancillería del Nuevo Reino de Granada. Agente Fiscal en
lo Civil y en lo Criminal de dicha Real Audiencia (83). Corre­
gidor de Cervitá por nombramiento del Arzobispo Virrey del
14 de agosto de 1778. Casó en la Metropolitana de Santafé
el 3 de mayo de 1778 con doña María Gerónima Fernández y
Morales, hija legítima del Contador de la Real Casa de Mo­
neda don Lorenzo Fernández y Coronel y fue padre de varios
hijos muertos en la infancia a excepción de uno llamado José
María según declara en su testamento (84), hijo este que a
su turno y en testamento otorgado para instituir heredero a su
hijo natural José Celestino Ríos Rota declara ser soltero (85).
Distinguióse el doctor don Santiago por su carácter inestable
y su conducta doméstica (86), así como por haberse prestado
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 69

a servir de instrumento de los enemigos de su hermano el


Fiscal que a todos protegió.

VII. Doctor don Francisco Antonio Moreno y Díaz de Es­


candón, Moreno y Gayón, nacido en Mariquita el 25 de octu­
bre de 1736 y bautizado el 25 de noviembre siguiente. Colegial
del Real Mayor de San Bartolomé de Santafé de Bogotá don­
de cursó estudios y obtuvo grados. Abogado de la Real Au­
diencia y Chancillería del Nuevo Reino de Granada. Alcalde
Ordinario de Santafé en 1761. Fiscal de las Reales Audien­
cias de Santafé y Lima, Oidor y Alcalde de Corte de ésta últi­
ma y Regente de la de Santiago de Chile donde murió el 22
de febrero de 1792. Autor del célebre Plan de Estudios para la
Nueva Granada y fundador del Hospicio y Biblioteca Pública
de Santafé y uno de los criollos más notables de la época por
sus distinguidos talentos y eminentes servicios (87). Casó en
la Catedral Metropolitana de Santa Fé el 10 de junio de
1759 con doña María Teresa de Isabella y Aguado, Martínez y
Rodrigo, bautizada el 22 de julio de 1736 en la Villa de
Morón (España), fallecida en Santa Fé de Bogotá en 1806 y
sepultada en la Catedral. Hija legítima de don Isidro de Isa-
bella bautizado en Almazán (España) el 24 de mayo de 1703
y de doña Francisca Xa viera de Aguado bautizada el 10 de
febrero de 1709 en Utrilla (España) casados en Alentisque
el 14 de septiembre de 1727 (88); nieta legítima paterna de
don Juan de Isabella y doña María Martínez naturales y ve­
cinos de Alentisque; nieta legítima materna de don José de
Aguado y doña Feliciana Rodrigo naturales de Utrilla. Don
Francisco Antonio Moreno y doña Teresa de Isabella fueron
padres de:

1. Doña María Engracia Moreno e Isabella bautizada en


la Catedral de Santa Fé el 9 de abril de 1760. fallecida el 25
de junio de 1807 y sepultada en la Capilla del Sagrario. Casó
con don José Antonio Valdés, opulento comerciante, natural
de Villaviciosa en el Principado de Asturias, fallecido en Tur-
baco el 21 de julio de 1804. Sin descendencia.
2. Doña María Antonia Moreno e Isabella bautizada en
la Catedral de Santa Fé el 10 de julio de 1761, fallecida el
4 de marzo de 1842. Soltera.
70 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

3. Doña María Josefa Carmela Moreno e Isabella bauti­


zada en la Catedral de Santa Fé el 6 de marzo de 1763, fa­
llecida el 10 de febrero de 1842 y sepultada en la Capilla de
la Hacienda de Canoas. Casó el 29 de octubre de 1789 con don
Fernando Rodríguez y de la Serna, Sotomayor y Hurtado de
Arguindegui, uno de los santafereños más distinguidos de la
época por su talento e integridad, linaje y caudal; Capitán
de Milicias, Alcalde Ordinario de Santa Fé y de la Herman­
dad, Regidor Perpetuo del Ilustre Cabildo, agraciado con un
Título de Castilla —que no aceptó— con motivo del matri­
monio del Príncipe de Asturias en 1805 (89), miembro del
Serenísimo Colegio Electoral que en 1813 proclamó la In­
dependencia total de Cundinamarca, admirador y amigo del
Libertador, nacido el 6 de noviembre de 1760, fallecido el 22
de enero de 1834 y sepultado en la Iglesia de San Agustín.

Hijos de doña María Josefa Moreno e Isabella y don Fer­


nando Rodríguez y de la Serna fueron:
a) Don José María Rodríguez y Moreno, bautizado en la
Catedral de Santa Fé el 14 de mayo de 1791 y fallecido en
la infancia.
b) Doña María Josefa Rodríguez y Moreno, bautizada
en la Catedral de Santa Fé el 19 de abril de 1793. Casó con
don José Antonio González de Leiva el 3 de octubre de 1811
y fueron padres de: Tomás, Santiago y Salustiano González
de Leiva y Rodríguez cuya suerte ignoramos.
c) Doña Mariana Rodríguez y Moreno bautizada en la
Catedral de Santa Fé el 19 de febrero de 1796 de un día de
edad y fallecida el 11 de febrero de 1840. Casó en la Catedral
Metropolitana de Bogotá el 3 de marzo de 1822 con el Pro­
cer de la Independencia Capitán don José María de Uricoe­
chea y Zornoza cuya descendencia completa puede verse en
el Capítulo 19 de esta relación no obstante lo cual mencio­
namos aquí al más ilustre de sus hijos: el sabio don Ezequiel
Uricoechea y Rodríguez, Zornoza y Moreno; y
d) Doña Gregoria de los Dolores Rodríguez y Moreno bau­
tizada en la Catedral de Santa Fé el 9 de mayo de 1801 y
fallecida en 1855. Casó el 2 de octubre de 1818 en la misma
Iglesia Catedral, con el distinguido español don Carlos José
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 71

Marín y Herrero, Recaudador de Alcabalas y Alcalde Ordi­


nario de Tunja. Fue su única hija doña Dolores Marín y Ro­
dríguez Herrero y Moreno, bautizada en la Catedral el 28 de
mayo de 1820, Iglesia en la que contrajo matrimonio el 28
de febrero de 1843 con don Manuel López y Mazuerra, padres
de doña Filomena López y Marín, soltera.
4. Doña Francisca Moreno e Isabella bautizada en la
Catedral de Santa Fé el 27 de septiembre de 1764. Casó con
don José Pantaleón Gutiérrez y Díaz Quijano, santafereño
distinguidísimo y Procer de la Independencia.
Fueron sus hijos:
a) Don José Gregorio Gutiérrez y Moreno, procer de la
Independencia fusilado por Morillo en Santa Fé de Bogotá
el 6 de junio de 1816, casado con doña Antonia de Vergara
y Sanz de Santamaría, con los siguientes hijos: 1?) Don
Ignacio Gutiérrez y Vergara distinguido ciudadano casado
con doña Ignacia Ponce de León y Vélez; 2Q) Doña María Jo­
sefa Gutiérrez y Vergara casada con don Rafael Alvarez y
Bastida; y 3?) Don José Gregorio Gutiérrez y Vergara casado
con doña Mamerta de Uricoechea y Zornoza, todos con des­
cendencia muy distinguida.
b) Don Agustín Gutiérrez y Moreno, eminente patrio­
ta (89A), soltero.
c) Doña Manuela Gutiérrez y Moreno casada con don
Mariano Tovar y Andrade, con numerosa y distinguida des­
cendencia entre la que se destaca el historiador y hombre de
letras doctor don Pedro María Ibáñez y Tovar.
d) Don Cenón Gutiérrez y Moreno casado con doña Ma­
nuela Bastida.
e) Doña Margarita Gutiérrez y Moreno casada con don
Antonio del Castillo y Alarcón con descendencia distinguida; y
f) Doña Catalina Gutiérrez y Moreno casada con don
Juan Nepomuceno Caicedo con distinguida descendencia.
5. Don Miguel Fermín Moreno e Isabella —tercero del
nombre— que sigue.
6. Doña María Teresa Moreno e Isabella, santafereña
nacida en 1772 casada con el distinguido español don Loren­
72 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

zo Marroquín de la Sierra con los hijos siguientes: 1?) Don


José María Marroquín y Moreno, santafereño casado con doña
Trinidad Ricaurte y Nariño, padres de a) Don José Manuel
Marroquín y Ricaurte distinguido ciudadano y eminente hom­
bre de letras, Presidente de la Reuública, casado con doña Ma­
tilde Osorio y Ricaurte con distinguida descendencia; 29) don
Andrés Marroquín y Moreno, soltero; 39) Doña María Josefa
Marroquín y Moreno, soltera; 49) Doña Concepción Marro­
quín y Moreno casada con don Santiago Grajales con des­
cendencia; 59) Doña Juana Marroquín y Moreno casada con
don Manuel Ricaurte; 69) Don Francisco de Sales Marroquín
y Moreno, soltero; y 79) Don Juan Antonio Marroquín y
Moreno, soltero; y
7. Don Francisco Ignacio Moreno e Isabella bautizado
en la Catedral de Santa Fé de Bogotá el 28 de julio de 1779
y fallecido el 30 de mayo de 1811 y sepultado en la Iglesia de
San Carlos. Soltero.
VIII. Don Miguel Moreno e Isabella, Díaz de Escandón
y Aguado bautizado en la Catedral Metropolitana de Santa
Fé de Bogotá el 9 de julio de 1768. Teniente de Navio de la
Real Armada (90), del Consejo de S.M. y su Secretario con
ejercicio de Decretos y Oficial Mayor de la Secretaría de Es­
tado y Despacho Universal de Marina, condecorado con la Real
y Distinguida Orden de Carlos III en la categoría de Cruz
Pensionada (91).
Casó don Miguel en España con doña Fortunata Luyan-
do y fueron padres de:
19 Don Manuel Moreno y Luyando, español muerto en
1841. Soltero.
29 Doña Javeria Moreno y Luyando, española, casada con
don Pedro Saban, Secretario Perpetuo de la Real Academia
Española de la Historia en Madrid, padres de don José Saban
casado con doña Fermina Romero.
39 Don José Moreno y Luyando —segundo del nombre—
que sigue.
49 Doña Amalia Moreno y Luyando, española, casada
con don Prudencio Berrizabal, padres de: a) Doña Amalia
Berrizabal y Moreno, casada con don José Trillo, padres de
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 73

doña Amalia Trillo y Berriozabal, y b) Doña María Berrio-


zabal y Moreno casada con un señor de apellido Beramendi; y
59 Doña Teresa Moreno y Luyando, española casada con
don Mariano Homesto, padres de don Mariano y don Vicente
Homesto y Moreno.
IX. Don José Moreno y Luyando, español, casado con
doña Isabel Fernández de Lara, padres de:
X. Don José Moreno y Fernández de Lara —tercero del
nombre— de cuya suerte no tenemos noticias.

IV
CAICEDO

“Antiguo linaje originario de Vizcaya con casas muy no­


tables en Alava, La Rioja, Córdoba, Granada y República de
Colombia... La noble familia de Caicedo radicada en la
República de Colombia es originaria de la rama del Solar de
Vizcaya, que tuvo asiento en Rioja, partido judicial de Haro
(Logroño). Fue su progenitor Hernán Pérez de Ocio y Cai­
*
cedo” (92).

I. El Capitán Conquistador “Francisco Beltrán de Cai­


cedo nació el 13 de enero de 1544 en Berantevilla cerca de Mi­
randa de Ebro, Provincia de Alava, una de las vazcongadas;
hijo legítimo de Hernán Pérez de Ocio y Caicedo y de María
Ramírez Beltrán de Corcuera y nieto paterno, igualmente
legítimo, de Baltazar de Caicedo, vecino de la expresada
villa. Pertenecía Beltrán de Caicedo a familia de noble pro­
sapia y disfrutaba de un mayorazgo en su patria”. Pasó al
Nuevo Reino de Granada por los años de 1550. Fue “compa­

* El autor al estudiar la fecunda familia de Beltrán de Caicedo, tomó


solamente la linea correspondiente a doña Dionisia Caicedo y Rojas
esposa de don Juan José Rovira y Dávila, según los hechos de los
ilustres genealogistas bogotanos Restrepo Sáenz’ y Rivas. (G. H. de A)
74 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

ñero del Conquistador Francisco de Ospina en el descubri­


miento y conquista y en la fundación de la ciudad de los
Remedios (Antioquia) enl560 de la que fue Alcalde por S M.
recibiendo en recompensa de sus servicios repartimiento de
indios en la Provincia de Puchina. Pasó luego a Santa Fé don­
de contrajo matrimonio aproximadamente en 1570 con doña
María Pardo Dasmariñas natural de la ciudad de Betanzos en
Galicia que vino al Nuevo Reino de Granada en compañía de
sus padres Antonio Pardo Dasmariñas de igual naturaleza y
de doña Catalina Vásquez natural de Palos de Moguer, su
legítima mujer, ambos hijosdalgo, en el año de 1565. Obtuvo
la Encomienda de Suesca y desempeñó en Santa Fé los car­
gos de Capitán y Justicia y Regidor del Ilustre Cabildo”.

Fue su hijo legítimo:


II. “El Capitán Francisco Beltrán de Caicedo y Pardo
bautizado en Santa Fé el 16 de diciembre de 1577, su Alcai­
de Ordinario en 1615 y 1642, Alférez Real, Depositario Ge­
neral y Contador del Tribunal y Real Audiencia de Cuentas;
sucedió a su padre en la Encomienda de Suesca por título de
10 de septiembre de 1611. Casó en primeras nupcias con
doña Catalina Carrillo y fue su única hija, doña Gerónima
que casó con don Juan Vélez Ladrón de Guevara primer
marqués de Quintana de las Torres”.
“Casó en segundas nupcias en Santa Fé el 20 de abril
de 1620 con doña Teresa de Mayorga, su parienta, santa­
fereña bautizada el 21 de octubre de 1599 y fallecida en
1644, hija legítima del Capitán Alonso López de Mayorga,
Encomendero de Nemocón, Pacho, Tasgata y sus anexos,
Alcalde de la Hermandad de Santa Fé y Alcalde Ordinario en
1613 y 1619, familiar del Santo Oficio de la Inquisición,
bautizado el 22 de marzo de 1564 en Villafranca, Diócesis de
Toledo, fallecido en Santa Fé en 1639 y doña Ana María de
Fonseca y Olmos bautizada en Santa Fé el 19 de abril de
1581. Nieta paterna de Francisco López Hidalgo de Mayorga
y de doña Juana López de Villaseñor. Nieta materna de Juan
de Olmos segundo del nombre, santafereño nacido en 1555,
Encomendero de Nemocón, Tasgata, Tibitó y Pacho, de los
Conquistadores de Sierras Nevadas, Gobierno del Espíritu
Santo de la Grita y Mérida, Alcalde Ordinario de Santa Fé
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 75

en 1538, 1586 y 1590 y doña Catalina Vásquez, santafereña


nacida por los años de 1562. Bisnieta paterna del Capitán
Conquistador Juan de Olmos, hijodalgo notorio de sangre,
natural de la Villa de Portillo, Castilla la Vieja, de los com­
pañeros de Quesada en el descubrimiento, conquista y colo­
nización del Nuevo Reino, de los fundadores de Santa Fé y
Tunja, pacificador de los Muzos, Encomendero de Nemocón
Tibitó, Tasgata y Pacho, Alguacil Mayor de Santa Fé y doña
María Cerezo de Ortega, española, casados en 1551”.
Padres de:
HI. Don Fernando Leonel de Caicedo y Mayorga ‘‘san-
tafereño nacido el 27 de junio de 1637, Capitán y Sargento
Mayor de Caballos Corazas, Alcalde Ordinario de Santa Fé,
Corregidor del Partido de Zipaquirá, Caballero de la Orden
de Santiago efe la que se cruzó el 5 de febrero de 1650 en la
Iglesia de San Agustín, fallecido el 26 de febrero de 1679 y
de doña Francisca Ramírez Floriano nacida en Santa Fé el
4 de diciembre de 1636 casados el 28 de octubre de 1651”.
Fue doña Francisca Ramírez Floriano hija legítima de don
Alonso Ramírez de Oviedo y de doña María Maldonado de
Mendoza; nieta legítima materna de don Antonio Maldonado
de Mendoza y de doña María de Rioja casados en Santa Fé
el 1*? de octubre de 1615; bisnieta legítima materna del Almi
rante y General don Francisco Maldonado de Mendoza, Con­
quistador de Florida, Caballero de Santiago, nacido en Avila
Fuerte cerca a Salamanca el 2 de abril de 1551 y de doña
Gerónima de Orrego su legítima mujer, hija del Capitán
Conquistador Antón Olalla, natural de Bujalance en Anda­
lucía, soldado en Flandes, Alemania e Italia con el Emperador
Carlos V, compañero de Quesada en el descubrimiento, con­
quista y colonización del Nuevo Reino, de los fundadores de
Santa Fé y Tunja, Encomendero de Bogotá, y de María de
Orrego y Valdaya noble portuguesa, su legítima mujer.
Fue su hijo:
IV. “Don Alonso de Caicedo y Ramírez Floriano Mal-
donado de Mendoza, santafereño bautizado el 3 de marzo de
1655 y fallecido en junio de 1726. Capitán de Caballos Corazas
y Comisario de Caballería del Nuevo Reino, Alcalde Ordina­
rio de Santa Fé en 1685, 1695 y 1717. Casó en Santa Fé el
76 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

24 de diciembre de 1678 con doña Francisca de Pastrana,


hija legítima de don Francisco de Pastrana y Cabrera natu­
ral de Toledo, que vino al Nuevo Reino con don Martín de
Saavedra y Guzmán en 1637, Corregidor de naturales del
partido de Chita, visitador de las Reales Casas de Popayán y
Contador del Tribunal y Real Audiencia de Cuentas y de
doña Ana María Pretel”. Abuelos paternos: Don Diego de
Pastrana y doña Antonia de Cabrera. Abuelos Maternos: el
Capitán Sebastián Pretel, proveedor del Presidio del Carare,
Regidor Perpetuo de la Villa de Honda y su Alcalde Ordi­
nario varias veces, Capitán de Infantería y Teniente de Co­
rregidor de Mariquita y doña Teresa Abad, natural de Santa
Fé. Bisabuelos paternos: Don Clemente de Pastrana y doña
Isabel de Alquiza; don Gabriel de Cabrera y doña Ana de
Fontecha. Bisabuelos maternos: Don Fernando Pretel y doña
María de la Torre Cano; Tomás Abad, que sirvió en la Con­
quista y fue encomendero y doña María Pérez Cordero —hija
legítima de Juan Pérez Cordero natural de Salvatierra en
Galicia, de los conquistadores y doña Magdalena Tellez—.
Padres de:
V. “Don José de Caicedo y Pastrana bautizado en Se-
rrezuela el 21 de agosto de 1684 y fallecido en 1740, Enco­
mendero de Bojacá por título del 23 de septiembre de 1699,
Alcalde Ordinario de Santa Fé en 1737, Corregidor de natu­
rales de Zipaquirá y Coyaima, Gobernador de la Provincia
de Neiva y nombrado para la del Chocó, Capitán de la Guar­
dia del fundador del Virreinato don Antonio de la Pedroza
y Guerrero y Teniente Coronel; dueño de la célebre hacienda
de Saldaña”.
Casó en Santa Fé el año de 1700 con doña Mariana Vélez
Ladrón de Guevara natural de Ecija en Andalucía, hija le­
gítima de don Cristóbal Vélez Ladrón de Guevara y Galindo
de Guzmán, de la misma naturaleza, Marqués de Quintana
de las Torres y de doña Angela de Caicedo y Vásquez de Ve-
lazco su legítima mujer.
Fue su hijo:
VI. “Don Fernando José de Caicedo y Vélez Ladrón de
Guevara, nacido el 12 de enero de 1706 y fallecido en Santa
Fé en 1785, Capitán de Infantería y Alférez Real en 1752 en
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 77

que juró a Femando VI. Contrajo matrimonio por medio de


apoderado el 19 de junio de 1754 en la Hacienda de San Juan
Bautista, jurisdicción de Suaita, con doña Teresa Flórez y
Olarte, bautizada en la vice-parroquia de San Lorenzo, ju­
risdicción de Vélez, el 19 de enero de 1724, hija legítima de
don Bernardo Antonio Flórez y Vanegas nacido en Santa Fé
el 24 de abril de 1689, Escribano de Cámara de la Real Au­
diencia y de doña Isabel de Olarte”. Abuelos paternos-. Don
Martín Gerónimo Flórez de Acuña nacido en Santa Fé el
19 de septiembre de 1666, Escribano de Cámara de la Real
Audiencia y doña Bárbara Vanegas y Cifuentes. Abuelos ma­
ternos: El Teniente General don Pedro de Olarte y Cifuentes,
Alcalde Ordinario de Vélez en diferentes ocasiones y doña
Francisca de Herrera Sotomayor y Azelas nacida en dicha
ciudad el 29 de septiembre de 1676. Bisabuelos paternos:
don Juan Flórez de Ocaríz nacido el 5 de septiembre de 1612
en San Lucar de Barrameda, Alcalde de la Hermandad por
los hijosdalgo de Villacecino en 1664, vecino de Santa Fé de
Bogotá a la que entró el 7 de octubre de 1626, Contador de
la Real Hacienda, Tesorero en Santa Fé, Capitán de Infan­
tería Española, Escribano de Cámara, Procurador del Nuevo
Reino, con voto, en España y Alcalde Ordinario de Santa
Fé en 1666 y doña Juana Paula de Acuña y Angulo natural
de Muzo, casados en Santa Fé el 13 de enero de 1644. Bisa­
buelos maternos: El Capitán don Juan Bautista de Olarte,
Alcalde Provincial de Vélez y doña Clara de Cifuentes y Ve-
landia; el Capitán Conquistador don Antonio de Herrera
Sotomayor, hijodalgo notorio de sangre, natural de Asturias
de Santillana, Encomendero de Simija y Güepsa en el Dis­
trito de Vélez y doña Margarita de Azelas bautizada el 28
de mayo de 1630 casados el 18 de mayo de 1648. Terceros
abuelos paternos: Domingo García Flórez, natural de Villa-
cecino en el Consejo de Babia de las Montañas de León, fa­
llecido en Madrid en 1622 y doña Micaela Ochoa Olariaga
Ocaríz, andaluza; el Capitán don Francisco Fernández de
Acuña, Caballero de Santiago, Gobernador de Muzo, natural
de Ponte de Lerma, Portugal, y doña Gerónima de Angulo
y Bustamante casados en Santa Fé el 30 de septiembre de
1628 (exceptuando los correspondientes a Vanegas Marcha
por falta de noticias); el Capitán don Antón de Cifuentes y
78 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Angulo, Encomendero de Vélez y doña María de Velandia


Manrique y Suárez de Figueroa. Terceros abuelos maternos :
Don Martín de Olarte y doña Gracia Deza; el Capitán Antón
de Cifuentes y Angulo y doña María de Velandia Manrique
y Suárez de Figueroa ya mencionados como terceros abuelos
paternos; (exceptuando los correspondientes a Herrera Soto-
mayor por carecer de noticias); Andrés de Azelas Cernido,
natural del Reino de Navarra, Alcalde Ordinario de Vélez y
doña María de Angulo (hija legítima del Capitán Conquis­
tador Juan Angulo del Campo, Encomendero de Saque y Xeria
y de doña María Cadera Valiente; nieta legítima del Capitán
Conquistador Francisco de Murcia, de los compañeros de Fe-
derman y de doña Leonor Valiente Cadera, natural de Palos
de Moguer casados en 1585).
Doña María de Velandia Manrique y Suárez de Figue­
roa atrás mencionada como tercera abuela por ambas líneas
de doña Teresa Flórez y Olarte fue hija legítima de don
Sebastián de Velandia Manrique y de doña Clara Suárez de
Figueroa y Alencastre, nieta legítima de don Nicolás Suárez
de Figueroa natural de Tunja donde desempeñó los cargos
de Capitán, Sargento Mayor, Alcalde Ordinario, Teniente de
Corregidor y Alguacil Mayor y de doña Luisa de Alencastre (hi­
ja legítima del Capitán Conquistador Antón de Castro y de
doña Ana de Velosa); y bisnieta legítima del Capitán Con­
quistador Gonzalo Suárez Rendón, hijodalgo notorio natural
de Málaga en Andalucía, soldado en Flandes, Alemania e
Italia con el Emperador Carlos V., compañero de Quesada
en el descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo
Reino de Granada y de los fundadores de Santa Fé y Tunja
y de doña Mencia de Figueroa, española de ilustre prosapia.

Hijo de don Fernando José de Caicedo y Vélez Ladrón de


Guevara y de doña Teresa Flórez y Olarte fue:
VII. Don José Ignacio de Caicedo y Flórez, nacido el 20
de abril de 1748 y bautizado en la Metropolitana de Santa
Fé el 21 de enero de 1754, Colegial del Mayor del Rosario de
Santa Fé, abogado de la Real Audiencia y Cancillería del
Nuevo Reino de Granada, Alcalde Ordinario y Regidor de
Santa Fé, Gobernador de los Llanos, amigo íntimo y cola­
borador de don Antonio Nariño en sus proyectos revolucio­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 79

narios de los Derechos del Hombre, fallecido en 1803.


Casó en primeras nupcias el 20 de diciembre de 1772
con doña Magdalena de Cabrera y Prieto nacida en Santa
Fé el 3 de enero de 1749, hija legítima de don Juan Ignacio
de Cabrera y Zubia, Corregidor de Chita, bautizado en la
Catedral de Santa Fé el 7 de enero de 1728, fallecido en 1749
y de doña Mariana Prieto y Ricaurte de igual naturaleza.
Abuelos paternos: Don Antonio de Cabrera y Quirós, Capi­
tán, Maestre de Campo, Alférez Real y Alcalde Ordinario de
Santa Fé en 1711 y 1716 y doña Magdalena de Zubia casa­
dos en Santa Fé el 6 de enero de 1709. Bisabuelos paternos :
Don Gil de Cabrera y Dávalos, Alcalde Ordinario de Lima,
su patria, Maestre de Campo, Caballero de Calatrava, del
Consejo de S.M., Gobernador y Capitán General del Nuevo
Reino de Granada (1686-1703), nacido el 29 de julio de 1646
y fallecido en 1712 y doña Gertrudis de Quirós y Ceballos,
española, su segunda legítima mujer; el Capitán Pedro de
Zubia, Alcalde Ordinario de Santa Fé en 1718, natural de la
Ante Iglesia de San Juan Bautista de Berriz, jurisdicción de
Orrio en Vizcaya y doña Catalina de Mena Loyola y Mazmela,
santafereña. Terceros abuelos paternos: Don Rodrigo de
Cabrera bautizado en Baeza el 27 de abril de 1605 y doña
Josefa Dávalos y Ribera bautizada en Lima el 31 de diciem­
bre de 1621; don Francisco de Quirós y doña Francisca de
Ceballos, españoles; don Francisco de Zubia y doña Mag­
dalena de Gazeta; don Miguel de Mena Loyola, Maestre de
Campo de Mariquita —su patria—, Alcalde Ordinario de
Santa Fé en 1647 y 1660 y doña María de Mazmela, Enco­
mendera de Ubaté. Cuartos abuelos paternos: Don Lorenzo
de Cabrera San Martín y doña Mariana de Pedraza, ambos
hijosdalgo, bautizados en Baeza el 4 de noviembre de 1570
y 16 de septiembre de 1580 respectivamente, casados allí
mismo el 14 de abril de 1602; el Maestre de Campo don An­
tonio de Ribera, Regidor de Lima, su patria, y doña Petronila
Dávalos de igual naturaleza, bautizados el 30 de junio de
1566 y 19 de septiembre de 1603 respectivamente: don Pedro
de Zubia y doña María Beatriz de Aguirre; Gaspar de Mena
Loyola natural de Ciudad Real y doña Gerónima de Salcedo
(exceptuando los correspondientes al linaje Gazeta por falta
de noticias); Bartolomé de Mazmela, Regidor de Santa Fé y
80 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Encomendero de Ubaté y doña Ana Maldonado de Bohórquez.


Quintos abuelos paternos: Rodrigo de Cabrera y doña Ar­
genta de San Martín, hijosdalgo naturales de Baeza; Nico­
lás de Ribera, apellidado EL Viejo, natural de Sevilla, com­
pañero de Pizarro en la conquista del Perú y fundación de
la ciudad de los Reyes de Lima y su primer Alcalde (93) y
doña Elvira Dávalos natural de la Isla Española; (exceptuan­
do los correspondientes a los linajes Zubia, Aguirre, Mena
Loyola y Salcedo por falta de noticias); Bartolomé de Maz­
mela natural del Valle Real de Leniz en la Provincia de Alava,
conquistador y poblador de La Palma y su Encomendero (hijo
legítimo de Martín de Mazmela, Señor de la Casa de su ape­
llido y de doña María Ruiz de Otálora), Contador del Rey en
la Real Cancillería y Gobernador de Popayán y doña Adriana
Maldonado.

Padres de:
VIII. Don Manuel de Caicedo y Cabrera, nacido en San­
ta Fé el 6 de diciembre de 1774, fallecido en 1818, Colegial del
Rosario en 1786 que casó el 30 de diciembre de 1804 en su
ciudad natal con doña Rosa de Rojas y Lorión, hija legítima
de don Francisco de Rojas y López y de doña Calixta Lorión
de Mendoza, nieta legítima paterna de don Ignacio de Roías
y Sandoval y de doña María Rosa López; nieta legítima ma­
terna de don Manuel Lorión de Rivera, sevillano, y de doña
Antonia Petronila de Mendoza.

Fue su hija:
IX. Doña Dionisio de Caicedo y Rojas Cabrera y Lorión
de Mendoza, santafereña de las que coronaron a Bolívar des­
pués de Boyacá (94) bautizada en la Catedral Metropolitana
el 8 de abril de 1808; contrajo matrimonio el 27 de agosto de
1823 con don Juan José Rovira y Dávila, natural de la Pro­
vincia del Chocó, muerto en Ibagué el 11 de mayo de 1855,
hijo legítimo de don Pascual Rovira y Picó, nacido el 30 de
octubre de 1762 en Jijona, Reino de Valencia, en España y
fallecido en la emigración en Panamá en 1820, Alférez del
Regimiento de Milicias del Reino de Valencia, Corregidor de
San Juan de Chamí, San Antonio de Tatana y Citará y Te­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 81

niente de Gobernador de Lloró en las Provincias del Chocó,


poseedor del Mayorazgo fundado en Jijona, Reino de Valen­
cia por sus legítimos ascendientes Mosen Onofre Gracian
Rovira y su mujer doña Isabel Visedo y de doña María Ber­
nardina Dávila y Romero, natural de Anserma. Abuelos pa­
ternos: Don Francisco Rovira y Rovira y doña María Picó y
Mira naturales y vecinos de Jijona. Abuelos maternos: Don
Salvador Dávila Ortiz, Capitán y Alcalde Ordinario de An­
serma y doña Antonia Romero y Giraldo. Bisabuelos pa­
ternos: Don Vicente Rovira y Verdú y doña Vicenta Rovira
y Mira naturales y vecinos de Jijona; don Melchor Picó y do­
ña Juana Mira, don N. López Dávila y doña Rosa Giraldo
vecinos de Cartago.

Padres de:
X. Doña Margarita Rovira y Caicedo, Dávila y Rojas,
casada con don Sabas Uricoechea y Rodríguez.

Padres de:
XI. Don José María Uricoechea y Rovira, Rodríguez y
Caicedo casado con doña María Aquilina Montoya y Loren­
zana, Sáenz y Sáenz.

Padres de:
XII. Don Octavio Uricoechea y Montoya, Rovira y Lo­
renzana, casado con doña María Elisa Acosta y Acosta, del
Castillo y Gutiérrez.

Padres de:
XIII. Don José María Uricoechea y Acosta, Montoya y
Acosta, casado en primeras nupcias con doña Roberta Lynn
Simonds y Strickland, Patton y Gant, con sucesión.
82 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

NOTAS

(1) “Tres circunstancias caracterizan a la familia vascongada; el


Solar, el apellido y el escudo de armas... El Solar no es, ni ha sido
en los pasados tiempos, una torre rodeada de fosos... Es una casería
rodeada de heredades .. que forman un conjunto agrícola indivisible,
cuya transmisión integra en las generaciones sucesivas se perpetúa por
la costumbre... En Vizcaya se le dá el nombre de Echaunza, contrac­
ción de Eche-Jaunza, señorío de la Casa, y a su conservación en los lina­
jes está consagrado el Fuero de Troncalidad” (Juan Carlos de Guerra
en Estudios de Heráldica Vasca. San Sebastián, 1927).
(2) “Las ante Iglesias hacían relación a una localidad y recibían di­
cho nombre porque los vecinos al reunirse para tratar asuntos del común
lo hacían delante de las Iglesias y las Escrituras o Actas, solían comen­
zar con las palabras Ante la Iglesia de...”. (Javier de Ibarra y Pedro
de Carmendia en Torres de Vizcaya. Madrid, 1946).
(3) Infanzón: “Hijodalgo que en sus heredamientos tenía potestad y
señorío limitados” (Diccionario de la Real Academia Española).
(4) Fueron sus hermanas: Doña María Josefa que casó con don
Joseph Thomás de Arechederreta vecinos de la Villa y Corte de Madrid
en 1785 y doña Josefa Antonia a la que según tradición dotó con los
bienes que le correspondieron en la sucesión de su padre al casar con
don Sebastián Domingo de Ituarte e Ibarrondo.
(5) Archivo General de Indias de Sevilla. Contratación 5521, Car­
gadores 6. Embarcó don Juan Antonio en Sevilla en la fragata San
Francisco de Paula con destino a Cartagena de Indias el 27 de marzo de
1776 acompañando a Don Manuel Villaciervos, cargador (comerciante que
cargaba mercancías para las Indias), de quien era empleado. Según este
registro su filiación era la siguiente: “Natural de Bilbao en el señorío
de Vizcaya, de veinte y cinco años de edad, de c. (color) blanco, nariz
larga gruesa, ojos pardos y pelo rubio, el cual es soltero y de los no
prohibidos pasar a Indias’.
(6) La Patria Boba (Biblioteca de Historia Nacional, Volumen 1?).
(7) Cárdenas Acosta Pablo Enrique. Los Comuneros, ps. 282 y 283.
Editorial Minerva. MCMXLV.
(8) Don Juan Manuel de Zornoza y doña Josefa de Peñalver fueron
padres de
19 Doña María Concepción, la primogénita ya mencionada.
29 Don José Antonio, procer de la Independencia, bautizado en la
Catedral de Santa Fé el 11 de mayo de 1777. Casó con doña María
Dolores de Zubiandi el 21 de diciembre de 1796. Con descendencia; y
39 Don Joaquín Joseph bautizado en la Catedral de Santa Fé el 29
de agosto de 1789. Sabemos, pues consta en documentos del Archivo
Histórico Nacional de Bogotá (Particulares, T. 39 fs. 00688 a 00773), que
pidió a su hermana doña María Concepción permiso para contraer matri­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 83
monio que le fue negado por desigualdad del linaje de la novia por
lo cual recurrió a la Real Audiencia que se lo concedió tras pronloga-
dísimo litigio. No hemos podido hallar documentos que nos digan si
cumplió sus propósitos ni dato alguno de su suerte.
(9) Archivo Histórico Nacional. Madrid (España). Sección de Uni­
versidades. Recepción de Colegiales de Santa Catalina de los Verdes de
la Universidad de Alcalá de Henares, Año de 1720.
(10) Doña Gertrudis de León y Herrera fue hermana legítima
entera del señor doctor don José Joaquín de León y Herrera, sacerdote
distinguidísimo, Canónigo de la Catedral Metropolitana de Santa Fé,
Vice Rector y Rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario,
de cuyos méritos y abolengos dice el historiador y genealogista don
Guillermo Hernández de Alba: “...Nuestra República aristocrática tiene
en el Rector León y Herrera cuanto las constituciones reclaman a sus
hijos: no viene su nobleza solamente de los días de la Conquista, porque
las raíces de su estirpe con las hazañas del siglo XVI enriquecieron
glorias pretéritas bien habidas; no fundaron su grandeza sobre las pave­
sas de las civilizaciones americanas que ayudaron a sojuzgar. Sus cuatro
abolengos dieron a su Casa raigambre definitiva en nuestra América
como que su Arbol Genealógico con los Gonzalo de León aparecen
Diego García de Zárate el de las empresas de Venezuela y el Nuevo
Reino, Francisco Lorenzo, Cristóbal Ortiz Bernal, Juan de Avendaño,
Baltazar Maldonado, Juan Angulo del Campo, Francisco Butrón de Múxi-
ca, los más de ellos fundadores de Santa Fé de Bogotá. El añoso tronco
Ibérico vincúlase aún más con ascendientes tan ilustres como el Oidor
de Santo Domingo don Buenaventura Cuadrado Solanilla, el Bachiller
y Fiscal Francisco Venero, no siendo extraño a las glorias de su Casa
el memorable doctor Venero de Leiva, primer Presidente de esta colo­
nia Indiana . . Herreras y Guzmanes, apellidos de su madre doña Marga­
rita hacen remontar su orgullo hasta las casas de los duques de Medina
Sidonia y de Arcos y los condes de Oñate...” (Crónica del Colegio
Mayor de Nuestra Señora del Rosario, T. 29 p. 63).
(11) Diario Político (Santa Fé de Bogotá), N9 25 (diciembre 18,
1810) y Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Guerra y Marina. T. 107,
fs. 0044 y ss.
(12) Pombo y Guerra. Constituciones de Colombia. T. 29 ps. 705,
720, y ss. a 881 y 991. Imprenta de la Luz, 1911.
(13) Otero Muñoz Gustavo. El Doctor Juan Agustín Uricoechea. El
Siglo (Bogotá), agosto 28, 1950. Con adiciones y correcciones de J. M.
Uricoechea.
(14) Restrepo José Manuel. Diario Político y Militar. T. 19 p. 375.
Imprenta Nacional, Bogotá, 1954.
(15) En momentos en que el Libertador se embarcaba en Mara-
caibo con destino a Santa Marta a ponerse al frente de la expedición
recibió un Despacho del Congreso avisándole haber sido elegido Presi­
dente de la República e invitándolo a seguir inmediatamente a Cúcuta
84 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

a tomar posesión. Esta novedad fue comunicada por su Ministro de


Guerra y Marina Briceño Méndez al Gobernador de la plaza de Santa
Marta, Coronel José María Carreño donde estaban concentrados, proce­
dentes de La Guaira, Ocumare y Maracaibo, los batallones “Granaderos”,
“Carabobo”, “Vencedores de Boyacá”, “Rifles”, “Tiradores” y “Lanceros
de la Guardia” con parte de la escuadra que debía de transportarlos,
compuesta por la Balandra “La Unión” (la que conducía el equipaje
del Libertador) y las goletas de guerra “Nacional”, “Cundinamarca”,
“Favorita”, “Bogotá”, “Ana” y “Pájaro Verde”. Igual comunicación diri­
gióse al General Montilla y al Coronel Lino de Clemente in|prmándoles
además que el Libertador había nombrado con poderes amplísimos
como Jefe de la Expedición al Coronel Bartolomé Salom, Jefe de su
Estado Mayor (para más detalles de este interesantísimo capítulo de
nuestra historia véase a O’Leary, Memorias, T. 18 ps. 463 a 560, así como
los fondos Guerra y Marina, Ts. 171, 173 y 175; y Secretaría de Guerra
y Marina, Ts. 4, 6, 10, 58, 239, 332A, 333, 1263, 1464 y 1472 en el
Archivo Histórico Nacional).
(16) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Guerra y Marina. T. 173,
f. 01170.
(17) Ibáñez Pedro María. Crónicas de Bogotá. T. IV, p. 261. Impren­
ta Nacional, 1923.
(18) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Acuerdos del Consejo de
Gobierno. T. 29, p. 12. En la sesión del 4 de enero de 1825 el Ministro
de Guerra y Marina informó al Consejo, presidido por el Vicepresidente
Santander, que con destino a las Milicias de Infantería había nombrado
a los Capitanes Antonio Miralla, Francisco Pardo, Marceliano Trujillo,
Pedro Mosquera, José María Uricoechea y Salvador Rizo. No hemos hallado
pruebas documentales sobre su aceptación y desempeño como tampoco
relativas a su ascenso a Coronel, grado que según algunos historiadores
alcanzó.
(19) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Notaría 3^ de Bogotá. Pro­
tocolo de los años de 1835 y 1835. Diligencia en el proceso contra el
doctor Florentino González en la que actuó como Alcalde de Bogotá el
año de 1835.
(20) Gutiérrez Ponce Ignacio. Vida de Don Ignacio Gutiérrez Vergara,
T. 19 y único, ps. 4 y 5. Imprenta Bradbury, Agnew & Cía. Lts. Londres,
1900;
—Rivas Raimundo. Los Nobles de la Colonia, en el Boletín de Historia
y Antigüedades, Vol. IV, ps. 331 y ss.; y
—Rivas Raimundo. A Propósito de los Títulos de Castilla, en Cromos,
Bogotá, abril, 1934.
(21) —Pombo y Guerra. Ob. ct. T. 19, ps. 496 y 498.
—Torres y Peña (La Patria Boba), dice: “...la Independencia se
declaró el 16 siendo mi voto contrario y el de don Fernando Rodríguez”; y
—-Caballero a su vez escribe: “... todos la declararon menos el doctor
Torres y don Fernando Rodríguez (el chapetón)”. A don Fernando lo
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 85
apellidaban “el Chapetón” por su lealtad a España siendo criollo de
Santa Fé, es decir “español americano”.
(22) Hijos de don Fernando Rodríguez y Sotomayor y doña Josefa
de la Serna y Hurtado de Arguindegui fueron,
19 Doña María Manuela Cayetana, bautizada en la Catedral de Santa
Fé el 2 de agosto de 1753. Ignoramos su suerte.
29 Don Francisco de Sales —primero del nombre— bautizado en la
Catedral de Santa Fé el 15 de febrero de 1758. Muerto en la infancia.
39 Don Fernando, ya mencionado.
49 Don Francisco de Sales, segundo del nombre-bautizado en la
Catedral de Santa Fé el 31 de enero de 1765. Pasó a España en 1804
donde se dedicó al comercio en la ciudad de Cádiz, circunstancia que
le permitió socorrer a sus paisanos y a otros americanos conducidos a
prisiones por su participación en la revolución de Independencia, según
documentos del Archivo de su hermano don Fernando producidos con
motivo del reclamo, infructuoso, para que se le pagaran los diez mil
pesos que a su favor grababa la hacienda de Hato Grande que había
comprado a don José Felipe Gil Martínez Malo el 2 de julio de 1798
(Notaría 2^ de Bogotá) que vendió a don Estanislao Gutiérrez y que
en poder del presbítero español Bujanda fue adjudicada por Resolución
del 12 de septiembre de 1819 al General Santander como parte de su
haber militar y declarada libre de dicho gravamen por considerar que
esa suma pertenecía al Estado como derecho del enemigo (Archivo
Histórico Nacional. Bogotá. Historia. T. 28 fs. 033 y ss., y Cartas y Mensajes
de Santander, T. 29, ps. 237, 254, 261 y 740). Con relación a don Fran­
cisco existe en la Biblioteca Nacional, Fondo Pineda, Sala 1* N9 6267 una
carta fechada en Cádiz a su hermano don Fernando con noticias de
Europa y la Península, editada por las autoridades virreinales. Ignora­
mos si en España contrajo matrimonio así como la fecha de su muerte.
59 Don Pedro José Antonio bautizado en la Catedral de Santa Fé
el 20 de noviembre de 1766. Fue Alcalde Ordinario de Santa Fe en
1787. En 1789 viajó a España. Testó en Santa Fé el 6 de diciembre
de 1805. Soltero.
69 Doña María Catalina bautizada en la Catedral de Santa Fé el
6 de diciembre de 1768. Ignoramos su suerte.
79 Doña María Rosa Juliana bautizada en la Catedral de Santa Fé
el 21 de febrero de 1772. Casó con el doctor don José Felipe Gil Martí­
nez Malo. Con descendencia.
89 Doña María Leocadia bautizada en la Catedral de Santa Fé el 10
de diciembre de 1772. Casó con el español don Juan Gómez. Con des­
cendencia; y
99 Doña María Bárbara bautizada en la Catedral de Santa Fé el 13
de junio de 1776. Ignoramos su suerte.
(23) Tuvo el doctor don Francisco Antonio Moreno y Escandón en
la Nueva Granada, enemigos poderosos e implacables a quienes venció
con aplauso del Supremo Consejo de Yndias según la Real Provisión
86 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Executoria del 12 de febrero de 1785 que citaremos adelante. Y en


Chile los tuvo también, poderosos pero ocultos, que no tuvieron valor
de atacarlo en vida ya que aguardaron su muerte para tratar de manci *
llar su memoria, como don Ambrosio Higgins, irlandés de nación y
militar al servicio de España en Chile como Maestre de Campo y más
tarde Virrey del Perú. Ese valeroso militar, tres meses después de la
muerte del Regente Moreno, se queja de las dificultades que tuvo en
sus labores, en carta del 15 de mayo de 1792 al Ministro Marqués de
Bajamar, a quien dice: “ Sin embargo lo he expuesto a V. E. a dos
fines: uno para que convencido el sujeto con quien he tenido que lidiar
por dos continuos años, conozca también cuánto he sufrido y callado (!!!)
Por no molestar a su superior atención, y por otra para suplicarle que si en
toda circunstancia creo que V. E. tendrá cuidado en elegir para subrogar
al finado Moreno una persona de las calidades que requiere este alto
empleo de Regente (!!!) —lo subrayado es nuestro—. Este extraordinario
documento puede verse en la obra “El Marqués de Osomo don Ambrosio
Higgins, 17204801” del distinguido historiador chileno don Ricardo Do­
noso —editada por la Universidad de Chile en 1941— quien se hace
eco de| su héroe, dá algunas noticias y emite juicios como los siguientes:
“Magnates que se consideraban heridos en sus intereses por la orienta­
ción de su labor renovadora (de Higgins) como Prado, trataron de
concitarle todo género de dificultades, y no faltaron togados, ampara­
dores de los defraudadores de la Real Corona, como aquel Oidor Moreno
y Escandón, que se alistaron resueltos en las filas de sus tenaces ene­
migos”. Más adelante dice: “Moreno y Escandón llegó a Chile a fines
de 1789 y murió en Santiago el 22 de febrero de 1792. Durante la
ausencia del Gobernador a los baños de Canquines a principios de 1790,
quedó encargado del despacho diario y urgente en su calidad de Regente
de la Audiencia, oportunidad durante la cual suscita a Higgins muchas
dificultades, así como durante su ausencia a visitar las obras de defensa
de la Costa entre Aconcagua y Maipío”.
(24) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Notaría de Bogotá. Pro­
tocolo del año 1784. Testimonio de los Instrumentos Originales perte­
necientes a la legítima descendencia y nobleza de los descendientes de
don Francisco de la Serna Ybáñez y doña Francisca Hurtado de Arguin­
degui. Fs. 19 y ss. y 32 y ss.
(25) Rivas Raimundo. El Andante Caballero don Antonio Nariño.
P. 59. Imprenta de la Luz. Bogotá. MXCMXXVI; y
—Colombia Ilustrada. Bogotá, N? 3. Mayo 13, 1888.
(26) La familia Isabella v Aguado constaba de cuatro hermanos.
1<? Fray don Manuel de Isabella, religioso franciscano definidor de la
Provincia de la Concepción en Castilla la Vieja; 2? Sor Thomasa de
Isabella religiosa profesa en el Convento de las Descalzas Reales de
Valladolid; 3? del Illm? Sr. Dr. D. José Antonio de Isabella, Colegial
en el de San Bartolomé de Sigüenza, bachiller y doctor en Sagrada
Teología de la Universidad de Santo Tomás de Santa Fé de Bogotá y
en dicha ciudad Cura y Canónigo de la Catedral Metropolitana, Rector
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 87

del Real Colegio de San Bartolomé, del Consejo de S. M, y Obispo electo


de Comayagua (Guatemala); y 4? de doña María Teresa de Isabella
mujer legítima del doctor don Francisco Antonio Moreno y Escandón.
Los dos últimos pasaron a América en compañía de su tío don Juan
Antonio Sáenz Maza, Oficial de las Reales Caxas de Santa Marta y
Riohacha por los años de 1755. Doña María Teresa residió en Santa
Marta con la familia de su tío hasta principios del mes de marzo de
1758 en que conducida por éste pasó a Santa Fé en viaje que duró
tres meses y nueve días y en dicha ciudad residió hasta su muerte,
ya que no obstante la obligación de acompañar a su marido a Lima y
a Santiago fue exonerada de hacerlo por las razones que dio al Arzo­
bispo Virrey, que éste encontró atendibles y comunicó al Ministro don
Joseph de Gálvez.
Fuentes: a) Testamento del doctor Isabella otorgado en Cartagena
el 12 de dicimebre de 1785, protocolizado en la Escribanía de Antonio
Vicente Villalobos le 10 de mayo de 1786 (Notaría 2^ de Bogotá); b) Re­
laciones de Méritos y Circunstancias del Dr. Isabella de los años de
1773 y 1779 (Biblioteca Nacional. Fondo Pineda. Sala 1^ N? 7467, Pieza
36 y 4922, Pieza 17); c) Datos Biográficos de los Canónigos de la Cate­
dral Metropolitana de Santa Fé de Bogotá, por el Illm? Sr. D. Joaquín
Pardo Vergara; d) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Milicias y Marina.
T. II, fs. 340 a 344; T. 137, fs. 1095 y ss.; y e) Archivo Histórico Nacional
Bogotá. Real Audiencia. T. 15, fs. 437 y ss. La Real Audiencia y los
funerales de doña María Teresa de Isabella.
(27) Don Rufino José Cuervo lo llamó “... ilustre bogotano incan­
sable investigador científico y literario, sabio que no halló placer mayor
que estimular y encaminar a los estudiosos, amigo sin igual cuya lealtad
y solicitud jamás conocieron límites...” (Véase el Apéndice A al Pró­
logo de la tercera Edición de las Apuntaciones Críticas, Bogotá, Imprenta
de Medardo Rivas, 1881, reproducido en las subsiguientes); y otro de
sus contemporáneos, el Conde de la Viñaza, dijo de él que era “. . . uno
de los americanos más ilustres de éste siglo, por su varia y general
cultura, y sobre todo, por su gran competencia y saber lingüístico...”
(véase la Bibliografía Española de las Lenguas Indígenas de América,
Madrid, 1892). Datos curiosos e interesantes pueden verse en los bocetos
biográficos de Ricardo Lleras Codazzi publicados en la Revista del Colé
gio del Rosario, Volumen V, N? 42 y en el Boletín de Historia y Anti­
güedades, Volumen V; de Daniel Samper Ortega (Senderos. Bogotá,
mayo de 1934); de Luis Augusto Cuervo (Conferencia pronunciada en
la Academia Colombiana de Historia el 10 de agosto de 1948); de
Gabriel Giraldo Jaramillo (Bibliografía de Bibliografías Colombianas.
Editorial Pax. Bogotá, 1954, ps. 20 y ss.); de Fernando Uricoechea (El
Aguilucho, XXXII, 1958); de Rafael Guevara Bazan, Director de Instituto
Peruano de los Altos Estudios Islámicos (Thesavrvs. T. XVI, N? 3); del
doctor Guillermo Guitarte, Profesor de la Universidad de Buenos Aires
(Argentina), en Cartas Desconocidas de Miguel Antonio Caro, Juan María
Gutiérrez y Ezequiel Uricoechea (Thesavrvs, T. XVII). Próximamente
verá la luz pública el estudio que sobre su vida y obra prepara por
88 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

encargo del Instituto Caro y Cuervo el eminente historiador y hombre


de letras don Guillermo Hernández de Alba.
(28) La administración de los bienes desamortizados se encomendó
a la Junta Suprema de Crédito Público, integrada por el Secretario de
Hacienda de la Unión, el Procurador General de la Nación, el Tesorero
General, el Administrador de la Casa de Moneda y representantes de
los gremios de propietarios y comerciantes escogidos entre los más
eminentes ciudadanos por su patriotismo, integridad e ilustración como
lo fueron don Miguel Samper, el doctor Salvador Camacho Roldán, don
Sabas Uricoechea y don Nazario Lorenzana, entre otros. Allí tomaron
asiento el doctor Rafael Núñez y el General Julián Trujillo en su calidad
de funcionarios nacionales. La historia de sus actividades está consig­
nada en el Registro Oficial a partir del 11 de septiembre de 1861.
(29) —Ibáñez, Ob. cit. T. IV, p. 459.
—Cordovés Moure José María. Reminiscencias de Santa Fé y Bogotá.
Ps. 800 a 802. Edición Aguilar. Madrid, 1957.
(30) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Guerra y Marina. T. 169,
f. 00532.
(31) —Archivo de la Parroquia del Sagrario de Santa Marta (Mag­
dalena).
—Notaría 1^ de Santa Marta. Protocolo de 1845.
El 19 de noviembre de 1845 se protocoliza el Testamento otorgado
por doña María Bernardina Dávila el 19 de noviembre de 1844 del que
transcribimos algdnas de sus declaraciones adicionadas con diversas
noticias. Declara ser hija legítima de don Salvador Dávila y doña Anto­
nia Romero y haber sido casada con don Pascual Rovira natural de los
Reinos de España de cuyo matrimonio fueron hijos:
a) Doña María Isabel, la primogénita, natural de Citará, vecina que
fue de Santa Fé de Bogotá y de Santa Marta, mujer legítima del
español don Joaquín de Mier y Benítez en cuya casa de San Pedro
Alejandrino murió el Libertador. Fue doña Isabel una admirable mujer
por la bondad de su corazón, por su talento e ilustración y por su
clara belleza. La tradición de familia habla de la conducta de los Mier
para con su ilustre huésped que por lo discreta ha sido olvidada siendo
digna de pereptua memoria. El historiador don José Ignacio Méndez la
rescata del olvido al relatar la encantadora escena del primer encuentro
de doña Isabel con el Héroe en su obra El Ocaso del Libertador. Con
muy distinguida descendencia.
b) Doña María Esperanza. Soltera.
c) Don Juan José, ya mencionado.
d) Doña María del Carmen. Soltera; y
e) Doña Magdalena nacida en Citará el 22 de julio de 1800 y falle­
cida en Bogotá el 1? de agosto de 1850. Casó con don Raimundo Santa­
maría y Tirado, servidor de la Independencia y muy distinguido ciuda­
dano. Con descendencia entre la que figura con brillo el escritor, histo­
riador y diplomático don Raimundo Rivas y Escobar.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 89
(32) Don Manuel de Caicedo y Cabrera y doña Rosa de Rojas y
Lorión fueron padres de
a) Doña Dionisia, la primogénita, ya mencionada.
b) Doña Isabel, casada con el General José Ace vedo Tejada, distin­
guido militar y diplomático, hijo legítimo de don José de Acevedo y
Gómez, apellidadoi el Tribuno del Pueblo. Sin descendencia, y
c) Don José de Caicedo y Rojas eminente ciudadano, escritor y
hombre de letras que fue Representante al Congreso en 1850 y 1851,
Subsecretario de Relaciones Exteriores, Despacho Ministerial del que
estuvo encargado, nacido el 8 de agosto de 1816 y fallecido el 20 de
octubre de 1898. Casó con doña Paulina Suárez Fortoul y dejó muy
lucida descendencia.
(33) Hernández de Alba Guillermo. El Proceso de Nariño a la Luz
de Documentos Inéditos.
(34) Groot José Manuel. Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Gra­
nada. T. 19, p. 329. Bogotá, 1858.
(35) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Testamentarias de Antio­
quia. T. 59, fs. 334 a 348. Don Manuel Lorióin de Rivera y la testamen­
taria de doña Antonia Petronila de Mendoza.
(36) Ricardo Palma. Tradiciones Peruanas. Capítulos titulados: “Los
Caballeros de la Capa” y “La Monja de la Llave”.
(37) Un diario de Bocas del Toro o de la ciudad de Panamá —el
recorte que poseemos carece de este dato— publicó a raíz de su muerte
el siguiente

“OBITUARY

“An ancient landmark has been removed by “Time’s effacing fingers”;


and Señor Don Roberto Uricoechea, in answer to the ‘one lone cali’, has
crossed the bordeland of Time and entered into Silence. Quietly, almost-
suddenly, in the early hours of Tuesday morning last, the Ist inst., the
end carne. The deceased was a Colombian by birth and a member of
a noble family. He was a man of letters and sometime Director of the
local Goverment School; was thoroughly versed in the law; a master of
several languages, a musician of no mean order; and what is noblcst
in man, was sincere in his friendships, and a gentleman.
“His mortal remains, after the funeral rites in the Román Catho-
lic Church, followed by Government officials and representatives citi-
zens, were borne to the Haul Over Cementery and laid to rest in the
Acre of our God.
“The kind, familiar face is no more; the oheery voice is still; the
brilliantt intellect at rest. Peace to his ashes ¡Reverence for his me-
mory!”
90 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

(38) £1 Espectador, El Tiempo y El Siglo de Bogotá del 24, 25 y 27


de abril de 1920 registraron la noticia de su muerte con notas en las
que se honra su memoria y de ellas transcribimos algunos apartes de
la de El Espectador, que dice así:

“GENERAL URICOECHEA

“Acaba de pagar tributo a la tierra el General Enrique Uricoechea,


antiguo miembro de la Guardia Colombiana y gallardo militar que ganó
sus trensillas en el campo inmortal de Garrapata. De procera familia y
de irresistible atractivo personal, no buscó nunca hacerse recompensar
sus servicios. Había servido al liberalismo por convicción ardiente de
su espíritu, por ese infatigable celo que la mayor parte de las veces,
por una de esas extrañas paradojas de la vida, es más intenso en los
hombres de espada... Ligados a sus deudos por carísimos vínculos de
amistad, hacemos nuestro el dolor que hoy los visita... queremos hacer­
les llegar nuestro saludo de pésame por la muerte de quien al bajar
a la tumba deja un amable recuerdo de gallardía y heroísmo que no
será borrado”.

(39) Interesantes y curiosos datos de su vida de estudiante en Góttin-


gen se pueden ver en las cartas de Ezequiel Uricoechea a su amigo
Rufino José Cuervo (Cuervo Rufino José. Cartas de su archivo, volú­
menes I y II, Bogotá, 1941/42) así como en la Nota Preliminar con
que Guillermo Hernández de Alba prologó su opúsculo titulado “Breve
Epistolario de Don Miguel Antonio Caro (Thesavrus. T. XVI, NQ 3, pági­
nas 731-739, entrega de Septiembre-Diciembre de 1961).
(40) El Tiempo y El Diario Nacional de Bogotá, de 7 y 8 de octubre
de 1934 registraron su muerte con amables notas que transcribimos a
continuación, en su orden. Dicen así:

“DON JOSE MARIA URICOECHEA

“En las primeras horas de la mañana de hoy dejó de existir en su


residencia de Chapinero el señor don José María Uricoechea, después de
una larga enfermedad. Don José María era miembro de una familia
patricia y llevó con dignidad y orgullo su ilustre apellido. Gran ciuda­
dano, caballero modelo, jefe de hogar meritísimo, liberal de ascendradas
convicciones, la muerte de don José María constituye para la República
y para su familia una pérdida irreparable. Don José María fue Ministro
de Estado, Senador, Ministro de Colombia en el Brasil. Poseía una vasta
cultura y un exquisito don de gentes. Cu corrección británica escondía
una alma bondadosa y un espíritu comprensivo como el que más. En
esta hora de dolor enviamos a todos sus deudos nuestro pésame más
sentido...”
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 91

JOSE MARIA URICOECHEA

“Ayer fueron entregados a la tierra los despojos mortales de ese


gran caballero y gran señor que se llamó José María Uricoechea. Vastago
sobresaliente de una rancia estirpe nobiliaria, por la limpieza de su
origjen, por la bondad de su corazón, por la hidalguía de sus acciones
y cultas maneras, por su densa ilustración y su claro talento, fue don
José María uno de esos ejemplares de nuestra raza que le dan lustre
y prolongan sus virtudes a través de las generaciones. En los últimos
años de su existencia prefirió la vida del hogar feliz a las agitaciones
de la política. Pero en días pretéritos fue un varón de recias energías
para el servicio público y le brindó a la Patria los óptimos frutos de
su inteligencia y de su espíritu finamente cultivado. La diplomacia lo
vio representando a Colombia en los países de ultramar, y en todos
aquellos donde actuó, su gestión se destacó por el acierto y el tino con
que fue conducida. Tenía un dón de gentes y era dueño de una pulcritud
personal que relievavan su distinguida personalidad y le atraían unáni­
mes simpatías. Fue Ministro de Relaciones Exteriores de Quintero
Calderón y aunque breve su permanencia en aquella cartera como fue
la presidencia de aquel varón consular allí dejó huellas de su capacidad
y de su gran patriotismo. Liberal de profundas convicciones ideológicas,
no obstante su retiro de la vida pública sentía con el liberalismo sus
reveses y le entusiasmaban sus triunfos . .. ”

(41) Del matrimonio de don Francisco Javier Montoya y Sáenz y


doña Susana Lorenzana y Sáenz provinieron —a más de otros que no
tomaron estado de matrimonio— los siguientes hijos
a) Doña María Aquilina, ya mencionada.
b) Doña María Luisa, que casó con don Manuel Ricaurte y Duran.
Padres de (1?) don José Manuel, casado con doña Matilde de Cayzedo
y del Castillo, con descendencia; (2?) Doña Ana casada con don Daniel
Escallón y del Castillo, con descendencia; y (3<?) Doña Elisa casada con
don Guillermo Salazar y Grillo con descendencia, y
c) Doña Susana, casada con su pariente don Luis Mejía y Montoya,
padres de: (1?) Doña Enriqueta casada con don Pedro Uribe y Venegas
con descendencia; (2^) Don Jorge casado con su parienta doña Elena
Silva y Montoya, sin descendencia, y (3?) Doña Alicia casada con don
Alfonso Pombo y Arroyo, con descendencia.

(42) Sirvió don Francisco a la causa de la revolución de Indepen­


dencia de 1814 a 1816. Combatió en El Palo (junio 4 de 1815); Cancán
(26 a 28 de mayo de 1816) y la Cuchilla del Tambo (junio 29, 1816)
alcanzando el grado de Coronel. Después del desastre de la Cuchilla
del Tambo emigró a Jamaica de donde regresó en 1819. En 1823 viajó
a Londres comisionado por el Gobierno para contratar el empréstito
de treinta millones de pesos decretado por el Congreso. Fue desde
1825 entusiasta promotor de la construcción de un canal por Panamá.
A sus esfuerzos debióse el establecimiento en forma permanente de la
92 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

navegación a vapor del río Magdalena. Fomentó la industria del tabaco


con el establecimiento de las factorías de Ambalema y prestó su entu­
siasta concurso a toda iniciativa de progreso. Hombre de mundo fastuoso
trajo consigo en 1825 de Londres elegante coche así como “coadunan
and Groom at a Salary of forty Pounds Stirlins pr. Annum & two suits
og bets Livery Two hast one Pair of Boots & Broad Lodgeing & washing”
—respetamos la ortografía del documento— (cuyos descendientes igno­
rantes tal vez de esta circunstancia lo equiparan a Oficial de la Legión
Británica!), y en defensa de su dignidad citó al campo del honor al
doctor don Joaquín José Gori.
Una idea de la importancia del papel desempeñado por don Fran­
cisco lo dá en forma incompleta la lista de algunos documentos de su
archivo publicada por The Varnum Collection of Historical American
Autographs, una publicación de la American Art Association, Inc. Madi-
son Avenue 56 to 67th Street, New York City, 1928, páginas 92, 93 y 94
que transcribimos —incompleta desde luego para no alargar esta nota—
a continuación.
“452. Panamá Canal. A Collectios of Documents and Letters relating
to the early Concession by the New Granada Government for the Cons-
truction of a Canal across the Isthmus of Panama. Fully described
below. Together, 21 pices, 71 pp., folio 4to and 8vo.
íí

“The Pappers in this Collection are Original Source Documents of


the Highets Historical Importance. They have remained in the possession
of the ancient Montoya family for over one hundred years, ande are
now the property of Dr. Alvaro de Uricoechea-Montoya. They Belong
Without question in one of the great repositories of Source material
in American History.
This Collection comprises.
—Document signed by the President of New Granada. 3pp. 4to. Bogo­
tá, December 10, 1836. A Charter Issued to The Individuáis Named The-
rein, They Being the Associates of the Company, Montoya, Biddle, etc.,
this gace them the exclusive right to form Lines Transportation from
Ocean to Ocean Across the Isthmus of Panama.

—Document Signed by the Notary Public of Bogotá for the Associa­


tion. Bogotá, December 14, 1836. These are the original articles of the
Organization of the Panamá Canal Company.
....—A contract Signed by Montoya and his associates. Bogotá, september
22, 1825. This is an Acrement to Petition the Comming Congress in
Bogotá... For the Exclusive Right to Buld a Route by Land or Water
Across the Isthmus....
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 93
—Document Signed by the Associates of the Company... Bogotá,
November 30, 1836. This instruct Montoya to go to the United States,
to sell stock and raise money.
—Document Signed by a Notary Public of Bogotá and certified by
the American and British Legations . . Bogotá, December 10, 1826. This
is a power of attorney granted to Montoya to go to Philadelphia and
there establish headquarters for the Company with Charles Biddle or
in any other city of the United States...
—Autograph Letter Signed, “Nap. Fierre L. Bonaparte”. 2pp 4to,
Carthagene, October 21, 1832. To Colonel Montoya.
A Superb Letter Mentioning the Death of L’Aiglon, from Pierre Na­
poleón the famous Italian adventurer of the Bonaparte family to the
leader of the Panama Canal proyect. . .

—Autograph Letter Signed, Wm. Wheelright. 2pp. 8vo. London, Fe-


bruary 9, 1838. To Motoya. The writer of this letter expresses the
opinión that the building of the canal is impractical. . .
—A bilí rendere to Montoya for books, instruments etc., ordered
by the Panama Canal C9, Bogotá february 7, 1827.
Véanse además: a) Scarpetta y Vergara en Biografía de Proceres;
b) Emiro Kastos en Un Recuerdo del señor Francisco Montoya, Bogotá,
1862; c) José Manuel Restrepo en Diario Político y Militar, T. 3?, ps. 6,
101, 151, 502 y 529 y en su Autobiografía (de Restrepo); d) en Leyes de
Colombia y de la Nueva Granada; e) José María Samper en Hombres
Ilustres o Notables, Bogotá, 1879; y f) Vicente Olarte Camacho en
Resumen Histórico sobre la Deuda Pública de Colombia, T. 19, Bogotá,
1914.
(43) Doña María Aquilina descendía de tres hermanos por el linaje
de Montoya: don Francisco Montoya y Zapata su abuelo paterno; doña
Ana María Montoya y Zapata mujer legítima de don Pedro Sáenz su
abuelo y bisabuelo paterno, y de doña Genoveva Montoya y Zapata
mujer legítima de su bisabuelo materno don Luis Lorenzana. Y por
el linaje de Sáenz de dos hermanas: doña Manuela Sáenz y Montoya
mujer legítima de su abuelo paterno don Francisco Montoya y Zapata
ya mencionado y de doña Aquilina Sáenz y Montoya mujer legítima
de su abuelo materno don Nazario Lorenzana, circunstancias que explican
que unos mismos nombres se mencionan en diferentes grados de paren-
tezco paterno y materno.
(44) Registro Oficial. Bogotá, septiembre 28, 1861.
(44A) Don Nazario Lorenzana y Montoya y doña Aquilina Sáenz
y Montoya fueron padres de
19 Don Máximo, el primogénito casado con doña Lucrecia López y
Durán (hija legítima del procer de la Independencia y Presidente de la
República General José Hilario López) con los siguientes hijos —solo
mencionamos a los que casaron—: a) Doña María Luisa que casó con
94 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

el distinguido ciudadano doctor José Camacho Carrizosa, con descen­


dencia; b) Doña Lucrecia casada con don Hermógenes Vargas, con
descendencia; c) Doña Genoveva que casó con el doctor Juan Evange­
lista Manrique, sin descendencia; d) Don Pablo casado con doña Pepa
Uribe y Restrepo, con descendencia; y e) Doña Belén casada con el
doctor Julio Manrique. Con descendencia.
(45) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Empleados Antioquia. T. 21,
fs. 223, 225 y 354, y
—Scarpetta y Vergara. Biografía de Proceres.
(46) Actas de la Junta Municipal de Propios de Santa Fé de Bogotá.
Volumen 2? (Ediciones del Consejo Municipal).
(47) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Notaría 3^ de Bogotá. Pro­
tocolo de 1808, f. 105.
(48) Don Cayetano Buelta de Lorenzana “entró a servir en el Regi­
miento de Milicias del Reino de León como Subteniente el mes de
junio de 1761 siendo ascendido a Teniente el 8 de mayo de 1769 y a
Capitán el 13 de octubre de 1771 habiendo servido con honor y buena
conducta en las guarniciones de Zamora y durante la guerra de Portu­
gal en los destacamentos de Puente de Castro-Gonzalo y Puebla de
Sanabria, asistiendo a las Asambleas y desempeñado otros cargos y
comisiones que se le confirieron tocantes al mismo Regimiento por
cuyas circunstancias ha manifestado a don Joseph de Villaforme su
Coronel, un memorial firmado para Su Magestad en solicitud de algún
Corregimiento en Yndias. .. Fue Administrador de Rentas de Correos y
Estafetas del Reino de León durante dos años y elegido Alcalde de la
Hermandad (no obstante su ausencia) por los hijosdalgo del Concejo
de Laceana en 1779...” (Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Milicias
y Marina, T. 41 fs. 105 y ss. donde se encuentra la Relación de Méritos
y Circunstancias de don Cayetano).
(49) Con relación al matrimonio secreto de don Cayetano con Doña
María Ignacia Ferreiro y Pérez Cerviño y los incidentes que él provocó
al desobedecer órdenes de la Corte que se lo prohibían mientras estu­
viese encargado de la Gobernación de Antioquia existen documentos
muy interesantes en el Archivo Histórico Nacional, fondos Empleados de
Antioquia, Tomos 4, fs. 702 y ss.; 16 fs. 65, 66, 72 y 80; y Real Audiencia,
T. 17 fs. 00443 y s.
50) García Carraffa A. y A. Enciclopedia Heráldica y Genealógica.
T. 55, ps. 208 y ss.
(50A) Doña Ana María de Toro y Ordaz, Zapata de Cárdenas y Figue­
roa, era hija legítima del célebre capitán Femando de Toro y a quien
nos referiremos en la Nota N9 59.
(51) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Miscelánea. T. 37, fs. I9
a 171, año 1681.
(52) Juan Jovel de Moneada y Cortés de Acevedo fue hermano
legítimo entero de José Jovel de Moneada y Cortés de Acevedo casado
con doña Andrea Ramírez de Andrade, padres de doña Fransisca Jovel
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 95
de Moneada y Ramírez de Andrade mujer legítima de don Juan Santiago
de Santander y Rojas segundos abuelos legítimos del General Francisco
de Paula Santander. El linaje de Jovel de Moneada es muy noble y
antiguo y se remonta a Pedro Jovel, señor de la Casa de su apellido
sita en el lugar de Altosilla, Diócesis de Tarragona, Principado de
Cataluña (véase a Ocaríz, T. 1? ps. 415 y ss. Arbol de Martín Galeano,
y T. 29, ps. 274 a 480, Arbol de Hernado de Rojas). Es interesante,
aunque pobre, el opúsculo titulado La Familia Santander de Luis Eduar­
do Pacheco.
(53) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Miscelánea. Tomos 82, f. 22.
Doña Isabel de Piedrahita, viuda del Capitán Fernando de Montoya,
vecina de Santa Fé de Antioquia dá poder al licenciado Jacinto de Toro,
Clérigo Presbítero, vecino de Santa Fé de Bogotá con fecha 19 de octubre
de 1663 en pleito de minas con el Alférez Alonso de Guetaria; y 92,
fs. 401 a 510 en pleito con el Capitán Felipe de Herrera en pleito de
minas.
(54) Doña Isabel de Piedrahita fue hija legítima de Juan de Pie­
drahita natural de Toledo y doña María Gutiérrez de Guetaria viscaína;
nieta paterna de Andrés de Piedrahita, natural de Toledo y doña María
González de la Nava, natural de Villar de Pedroso que pasaron al Nuevo
Reino de Granada por los años de 1580 radicando en la ciudad de
Zaragoza y nieta materna de Juan Gutiérrez de Iriartegui y doña Gracia
de Guetaria, vizcaínos.
(55) Hija legítima del Capitán Alonso Paladines de la Fuente,
Escribano de S. M. en Santa Fé de Antioquia, natural de Puebla de
Casalla en Andalucía y de doña Isabel Pérez Galeano.
(56) Hijo del Mayorazgo Rodrigo Alvarez de Castrillón y de doña
María Bernaldo de Quirós.
(57) Hija del Capitán Conquistador Nicolás Baldón y de doña Cata­
lina de Heredia.
(58) Hijo de Juan Ramírez de Coy y de doña Juana Josefa de
Belalcázar naturales de Santa Fé de Antioquia; nieto de Cristóbal Ramí­
rez de Coy y de doña Leonor Márquez de Fontidueña, bisnieto del Capitán
Conquistador Juan Ramírez de Coy natural de la Villa de Lepe en la
Provincia de Huelva, compañero de los Capitanes Francisco de Ospina y
Gaspar de Rodas, de los fundadores de Cáceres y Zaragoza y de doña
Juana Sánchez de Torreblanca —Hija del capitán conquistador Bartolomé
Sánchez de Torreblanca—.
(59) El Capitán Fernando de Toro y Zapata de Cárdenas, famoso
minero y explorador nació en Remedios en 1595. Fue hijo legítimo del
Capitán Conquistador Juan de Toro, hijodalgo de sangre, natural de
Villalba de Alcor en el Arzobispado de Sevilla, Alcalde Ordinario de
Remedios, Alférez Real, Gobernador de la Provincia de Antioquia y
General de la Conquista de los Cimitarras en 1593 y de doña Catalina
Zapata de Cárdenas —su segunda legítima mujer—; nieto por el linaje
de Zapata de Cárdenas del Capitán don Luis Zapata de Cárdenas, hijo­
96 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

dalgo notorio natural de Llerena, y de doña María Valero; y bisnieto del


Conquistador García Valero.
(60) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Miscelánea. T. 37, fs. 19
a 171.
(61) Hija del Capitán Juan García de Ordaz natural de Rioseco de
Tapia, Diócesis de Oviedo que pasó a Santa Fé de Antioquia en 1589
y de doña Mariana de Figueroa natural de Alanje.
(62) Hijo de Antonio del Pino Villapadierna nacido en Santa Fé
de Antioquia en 1611, Gobernador de la Provincia de abril a agosto de
1658, y de doña Magdalena de Guzmán y Lezcano; nieto de Juan de
Villapadierna y Alvarado, natural de Zafra en Extremadura y de doña
Juana del Pino; bisnieto de Antonio del Pino, natural de las Montañas
de Burgos y de doña Damiana de Toro y Carvajal; tataranieto por el
linaje de Toro del Capitán Conquistador Juan de Toro (véase la Nota
N<? 59 supra) y de doña Inés de Carvajal su primera legítima mujer
muerta al dar a luz a doña Damiana. Los descendientes de don Juan
de Villapadierna usaron de preferencia el apellido Pino.
(63) El Boletín de Historia y Antigüedades, órgano de la Academia
Colombiana de Historia (Volumen XXIV, página 788) publicó con moti­
vo de su muerte la siguiente hermosa necrología.

“ALVARO URICOECHEA

“Condiscípulo desde los Claustros del Colegio del Rosario y luego de


la Universidad Nacional; colega de la Academia de Historia; compañero
y amigo ejemplar en todo momento, no obstante su larga ausencia de
Bogotá, Alvaro Uricoechea, una de las víctimas de la catástrofe aérea del
22 del presente mes, reunía singulares condiciones de caballerosidad y
dotes intelectuales y disposiciones para el trabajo que lo hicieron con­
quistar siempre y en todo lugar sincera admiración y simpatía general.
Bajo el inolvidable rectorado de Monseñor Carrasquilla, quien lo apre­
ciaba especialmente, ganó Alvaro uno de los primeros premios del con­
curso abierto por el Colegio con motivo del centenario de la indepen­
dencia en 1910, al cual presentó una magnífica biografía del procer
Atanasio Girardot, a quien contaba como uno de los más destacados
colaterales de su ilustre genealogía. Esa biografía fue publicada en
seguida en la Revista del Rosario, y continuando en tan ejemplar disci­
plina) intelectual, ganó otro concurso en 1915, el abierto por la Academia
de Historia con motivo del centenario del sitio de Cartagena. Así obtuvo
Alvaro Uricoechea el diploma y la medalla de miembro correspondiente
de la Academia, donde continuó prestando por algún tiempo el ilustrado
concurso de sus actividades e investigaciones. Presentó allí trabajos tan
serios y bien documentados como el relativo a las relaciones entre don
Ezequiel Uricechea y don Rufino Cuervo.
“Más tarde se graduó de abogado en la Universidad Nacional, y
en firme y definitiva orientación profesional se ausentó de esta capital
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 97
para residir largos años en los Estados Unidos y luego en Ocaña y
Barranquilla, donde alcanzó sólida posición como abogado y donde vivió
consagrado al trabajo y a los estudios rodeado de simpatías y respeto.
Hace apenas pocas semanas que dio a sus familiares y amigos el placer
de venir a Bogotá, y en regreso a reanudar sus tareas encontró el
trágico fin con diez y seis compañeros más de viaje, que ha dejado al
país lleno de consternación y de pena a la familia y amigos de Alvaro
Uricoechea, muy especialmente, embargados por una desgracia sin igual,
pues su muerte ha constituido una pérdida sensible y dolorosa para la
sociedad, para las letras y para sus numerosos relacionados y admi­
radores.
“Con la muerte de Alvaro Uricoechea ha desaparecido un elemento
representativo de las tradiciones nacionales, así por su ascendencia vin­
culada a familias fundamentales del país, como por sus aficiones lite­
rarias y sus labores en el Foro, con lo cual realizó un esfuerzo cons'
tante y ejemplar para llevar adelante la lista de servicios prestados en
otras épocas por Juan Agustín y Ezequiel Uricoechea, por su padre el
doctor José María Uricoechea y por otras personalidades que brillaron
eri el país y en el exterior. Nos ha dejado además el ejemplo de trabajar
y de luchar con absoluta independencia de la política y sin el afán de
las improvisaciones y de los triunfos fáciles que caracterizan a la nueva
generación. Dejó un nombre digno de constante recuerdo y una memoria
limpia que será siempre enaltecida.
“Al lado de quienes hoy lloran tan trágico fin nos acercamos también
a compartir sinceramente tan amargos momentos y a buscar solo en las
consolaciones eternas como dice Kempis, el alivio para tan doloroso
acontecimiento.
Nicolás García Samudio.
Bogotá, enero 30, 1947’’.

(64) Refiere Ocáriz (Tomo 1?, p. 71) que “ . .resuelto Gerónimo


Lebrón a subir al Nuevo Reyno de Granala... salió de Santa Marta
a principios del año de 1540 con cien soldados... Fue el primero que
trajo trigo, cebada y otras semillas, asimismo las primeras mujeres espa­
ñolas que fueron. . . Ysabel Romero mujer de Francisco Lozano la
cual parió en el río Magdalena a doña Ysabel de Céspedes mujer de
Lope de Rioja. . .”
(64A) Nuevo vínculo con el nobilísimo linaje de Venero.
(65) Atienza Julio de. Diccionario Nobiliario Español.
(66) Basanta de la Riva Alfredo. Archivo de la Real Chancillería
de Valladolid. Sala de Hijosdalgo. (4 tomos). T. 2?, p. 430. Entre los
documentos presentados por don Miguel Moreno e Isabella para poder
cruzarse de Caballero de la Orden de Carlos III figura la “Real Ejecutoria
de Nobleza e Hidalguía de Sangre” ganada en la Chancillería de Vallado-
lid por Andrés Moreno, el mozo, “Sexto Abuelo del Pretendiente” la
misma que registra Basanta de la Riva.
98 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

(67) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Empleados Canea. T. 10,


fs. 973-978.
(68) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Empleados Tolima. T. 11,
fs. 577-580.
(69) Véase la interesantísima controversia epistolar del Presbítero
doctor don Cristóbal Méndez Cortés, Comisario del Santo Oficio de la
Inquisición en Mariquita del año de 1742 con su compadre y amigo el
familiar y Notario del mismo Santo Oficio don Miguel Moreno en el
Archivo Histórico Nacional de Bogotá, fondo Miscelánea, T. 49, fs.
713-783.
(70) Restrepo Vicente. Minas de Oro y Plata. Bogotá, 1888.
(71) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Miscelánea. T. 121, fs.
525-583.
(72) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Miscelánea. T. 84, fs.
195 y ss.
(73) Real Provisión Executoria del 12 de febrero de 1785 conten­
tiva del fallo proferido por la Real Audiencia de Santa Fé en favor
del doctor don Francisco Antonio Moreno y Escandón en el pleito incoa­
do por sus hermanos los doctores don Joseph Julián y don Santiago
Moreno y Escandón que doña María Teresa de Isabella menciona en
la Cláusula 6? del testamento otorgado el 25 de julio de 1793 ante el
Escribano Juan Nepomuceno Franqui (Notaría 3 * de Bogotá) que obra
en nuestro poder.
(74) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Médicos y Abogados, T. 4?,
fs. 362-365.
(75) Real Provisión citada.
(76) Diario Político (Santa Fé de Bogotá) NQ 24 (noviembre 26,
1810).
(77) Notaría 1^ de Bogotá. Testamento del doctor D. Miguel Antonio
Moreno y Escandón otorgado el 27 de mayo de 1815.
(78) Archivo Histórico y Proviixñal Universitario de Valladolid
(España).
—Universidad. Libro N? 243 de Matrículas abierto el 22 de octubre
de 1758.
—Universidad. Legajo 263. Expediente Personal.
—Universidad. Legajo 290.
(79) Real Provisión citada.
(80) Archivo General de Indias de Sevilla. Contratación. Legajo 5528.
(81) En los Fondos Notariales del Archivo Histórico Nacional há-
llanse huellas de su paso por las Reales Audiencias de Manila y Lima
—como también de sus actividades profesionales en la Villa y Corte
de Madrid— según poderes conferidos en Santa Fé por el R. P. Fray
Antonio Vivas en 1778 para negocios en Manila y por su sobrina doña
María Engracia Moreno e Isabella del 11 de febrero de 1805 para nego­
cios en el Perú (ambos de la Notaría 3* de Bogotá). Obtuvimos además
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 99
del ilustre director general del Archivo General de Indias de Sevilla
don José de la Peña datos acerca de sus nombramientos los que copia­
mos a continuación. Dicen así:
“Nombramiento de diferentes cargos desempeñados por dicho señor:
Se ha consultado... la obra Magdaleno Ricardo “Títulos de Indias” Catá­
logo XX del Archivo General de Simancas, Valladolid, 1954, encontrando
los datos que copiamos a continuación:

—1784-VII-26. Oidor de la R. A. de Manila, p. 401.


—1794-XII- 4. Alcalde del Crimen de la R. A. de Lima, p. 522.
—1800-XII-20. Oidor de la R. A. de Lima, p. 522.
-1810- VI-19 Regente de la R. A. de Quito, p. 494.

(82) Debemos al ilustre Profesor de la Universidad de San Marcos


de Lima, doctor (médico) don J. F. García Llaque los datos que obtuvo
de una prolija investigación que hemos agradecido cordialmente. Entre
los documentos que el Profesor García Llaque consultó, amén de diversos
papeles de la época, merecen especial mención en esta Nota los Documentos
del Archivo San Martín y la colección de la Gaceta del Gobierno de Lima
Independiente correspondientes a los años de 1821, 1822 y 1823. En el
Tomo VII, p. 195 de los Documentos aparece una comunicación del año
de 1820 que Aristipo Emero dirigió a San Martín de la cual es el siguiente
párrafo: “En esta Audiencia hay dos patriotas encubiertos que son: el
doctor D. Francisco Xavier Moreno y D. Santiago Aldunate, ambos ame­
ricanos”, y en el N? de la Gaceta correspondiente al 29 de agosto de
1821 la siguiente noticia: “S. E. el Protector del Perú ha tenido a bien
nombrar para Presidente de la Alta Cámara de Justicia al doctor D.
Francisco Xavier Moreno y para Vocales a D. Tomás Ignacio Palomeque,
D. José de la Iglesia, D. Santiago Aldunate y D. José Arris”. Además,
hemos encontrado en la Obra Memoria sobre la Vida del General Bolívar
del General T. C. de Mosquera, Edición de la Imprenta Nacional, 1954,
páginas 418 a 420 el Acta de la sesión del Consejo de Estado del Perú
del 24 de diciembre de 1821 a la que asistió en su calidad de Presidente
de la Alta Cámara de Justicia.
(83) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Reales Cédulas. T. 21, fs.
415 y ss. donde se encuentra la Relación de Méritos y Circunstancias del
doctor D. Santiago Moreno y Escandón.
(84) Notaría 2^ de Bogotá. Testamento del doctor D. Santiago Moreno
y Escandón otorgado al 22 de octubre de 1798.
(85) Notaría 1* de Bogotá. Testamento de D. José Moreno y Fernández
otorgado el 23 de mayo de 1858.
(86) Archivo Histórico Nacional. Bogotá. Colegios. T. 3?, fs. 346 y ss.
(87) Véase la nota N? 23.
(88) Véase la Nota N<? 26.
(89) Gutiérrez Ponce. Ob. cit.
(89A) Gutiérrez Ponce. Ob. cit.
100 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

(90) Por tratarse de un bogotano totalmente desconocido en su patria


presentamos su interesante Hoja de Servicios documento que debemos
a la bondad del señor Contralmirante de la Armada Española don Julio
Guillén y Tato, Director del Museo Naval de Madrid. Dice así:
“Hoja de servicios del Teniente de Navio de la Real Armada don
Miguel Moreno Isabella, natural de Santa Fé de Bogotá, Capital del Nuevo
Reino de Granada.

EMPLEOS
—Sentó plaza de Cadete del Regimiento fijo
de Lima, 2 abril, 1782
—Subteniente del mismo, 2 noviembre, 1782
—Pasó a la Armada de Alférez de Fragata, 17 octubre, 1788
—Alférez de Navio, 17 enero, 1792
—Teniente de Fragata, 22 noviembre, 1794
—Teniente de Navio, 5 octubre, 1802.

EMPLEOS EN COMISION
—Este Oficial era Subteniente del Regimiento que se cita y pasó
a la Armada en la fecha que se señala desde la cual ha estado embar­
cado 9 años, un mes y un día, navegando en los Navios Paula, Guerrero,
fragata Preciosa, Navios Reina, San Joaquín y Montañés, haciendo en
ellos varios corsos, tanto en buques sueltos como en las Escuadras de
los Excmos. Marqués del Socorro don Juan de Lángara y el Jefe don
Ignacio María de Alava, con las que pasó al Mar del Sur y ha ejecutado
en ellas varias salidas y comisiones importantes, subsistiendo en Cavite
en el Navio Montañés.

ACCIONES
—Después del nafragio de la Fragata Preciosa de su destino fue
destacado con tropas de Marina a hacer el servicio en tierra cuando el
ataque que se dio a Bañuls, San Telmo, Porvendre y Coliubre.

NOTAS
—Por Real Orden del 3 de agosto de 1797, manda S. M. se le tenga
presente con preferencia para su inmediato ascenso. El 14 de diciembre
de 1809 tuvo su ingreso en la Secretaría de Estado y del Despacho
Universal de Marina como Clase de Oficial 6? de ella.

Certifico: que la Hoja de Servicios que antecede, es copia de la


Original que existe en el Archivo de esta Secretaría de mi cargo a
que me refiero y lo certifico de orden del Excm? Ss. Capitán y Director
General de la Real Armada a siete de abril de mil ochocientos quince.

(Firmado y rubricado).
Jacinto de Aguilar Tablada”.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 101

(91) Archivo Histórico Nacional de Madrid (España). Orden de


Carlos III. Expediente 1793. Pruebas de don Miguel Moreno de Isabella
para cruzarse de Caballero de la Orden, aprobadas el 10 de diciembre
de 1810.
(92) García Carraffa Alberto y Arturo. Enciclopedia Heráldica y
Genealógica. T. 19, ps. 19 a 20.
(93) “...Juan Tello el sevillano fue uno de los doce fundadores
de Lima (18 de enero de 1535), siendo los otros el Marqués Pizarro,
el Tesorero Alonso Riquelme, el veedor García de Salcedo, el Sevillano
Nicolás de Ribera, el Viejo, Ruiz Díaz, Rodrigo de Mazuelas, Cristóbal
de Peralta, Alonso Martín de don Benito, Cristóbal Palomino, el sala­
manquino Nicolás de Ribera, el Mozo, y el Secretario Antonio Picado...
Los Primeros Alcaldes que tuvo el Cabildo de Lima fueron Ribera el
Viejo y Juan Tello” (Ricardo Palma en Tradiciones Peruanas, Crónica
de una guerra civil titulada “Los Caballeros de la Capa”).
(94) Ibáñez Pedro María. Ob. cit., T. IV, p. 61.
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Uricoechea, su fecha, Valladolid, febrero 26, 1790, y
Certificación que don Julián Joseph Brochera, Rey de Armas de la Cató­
lica Majestad del Señor Don Carlos IV expide a favor de Don Juan
Antonio de Uricoechea, su fecha en Madrid, año de 1792.
EL LEGADO BOLIVARIANO DE LASSO DE LA VEGA

Por: MARIO BRICEÑO PEROZO

Trujillo, la ciudad madre de los pueblos de la Cordillera,


es núcleo de la historia de los Andes, y por ello, esta urbe
ejemplar está rodeada de hechos memorables y su vida es
un luminoso calendario de efemérides.
El año próximo-antecedente, 1970, se cerró con el Sesqui-
centenario de los tratados de Armisticio y Regularización de
la Guerra y del abrazo de Bolívar y Morillo en Santa Ana,
acontecimientos de repercusión continental, y este, 1971, mar­
ca hoy, la una y media centurias de la célebre entrevista del
Libertador con el Obispo de Mérida de Maracaibo, don Ra­
fael Lasso de la Vega. Suceso, también, de honda trascen­
dencia, que cobra magnitud universal.
Porque si en Santa Ana se detuvo, simbólicamente, la
guerra, se dio fin al odio con el fraterno encuentro de los
campeones de la contienda, en la catedral de Trujillo, nacen
para el Derecho Internacional Pontificio las relaciones entre
un libertador de pueblos y el padre espiritual de los mismos,
no es el cese de una lucha a muerte, sino la apertura de un
ala que dispensa protección sublime con calor de nidos ce­
lestiales.
Después de la suspensión de hostilidades, Bolívar pro­
cura sacar todo el provecho posible a la tregua convenida, de
Trujillo se mueve hacia Barinas, de allí a San Cristóbal,
luego a Cúcuta y finalmente a Bogotá. Atiende en detalle
todo lo que concierne a las operaciones del Sur, dictar nor­
mas para ciertos negocios diplomáticos y reemprende el re­
greso a su base del occidente venezolano. El 19 de febrero de
1821 escribe a La Torre, desde Cúcuta, y da la interpretación
106 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

precisa a la resolución de Maracaibo, el 28 de enero, en donde


la espontaneidad del pronunciamiento disipa toda duda en
tomo a la infracción del armisticio por parte del gobierno
de Colombia.
El 19 de marzo está en Trujillo. Nadie se mueve con más
agilidad dentro del territorio de su mando. En Bolívar es la
inquietud propia del genio que lo lleva fácilmente de uno a
otro lugar, que lo hace pensar y mirar muy lejos, y que lo
impulsa a concebir proyectos que a otros parecen inefables.
En esta oportunidad, el arribo a la capital trujillana,
coincide con la visita de Monseñor Lasso de la Vega. El día
anterior, el mitrado había hecho contacto con el General
Rafael Urdaneta, el segundo del Libertador en la conducción
de la guerra, y de ese contacto surgieron los preparativos para
la entrevista. De primer intento, el obispo quiso salir a en­
contrar al Libertador, confundido con el pueblo entero de
Trujillo que se aprestaba a recibirlo, pero, le pareció más
conforme con los ritos del pontificial, aguardar al Magis­
trado en la puerta del templo y así se hizo con toda solem­
nidad. Una leve sonrisa iluminó el rostro de los dos personajes
y con el complacimiento de dos hermanos que se reconocen
al término de larga ausencia, Bolívar y Lasso, penetran en el
augusto recinto, bajo el dosel sagrado, que después del San­
tísimo Sacramento, sólo cubre a las excelsas potestades.
Es el mismo templo a cuyas puertas tocó la mano ardien­
te de Antonio Nicolás Briceño, en demanda de adhesión al
movimiento de Caracas, y esas puertas se abrieron de par
en par, y el clero se confundió con los seglares que en el
Ayuntamiento truj illano proclamaron la independencia de
la Provincia el 9 de octubre de 1810; el mismo en donde re­
sonó el verbo altivo y convincente de José Ignacio Briceño
Pacheco, José de Segovia, fray Ignacio de Alvarez, Bartolomé
Monsant y José Antonio Rendón; el mismo que guarda los
despojos venerandos de los obispos de la Diócesis de Caracas,
fray Alonso de Briceño (+ 16 de noviembre de 1668) y fray
Antonio González de Acuña (+ 22 de febrero de 1682); y el
mismo que él (Bolívar), Ribas, Girardot, Maza, D’Elhuyar,
Ricaurte, Yepes y otros grandes capitanes de la Campaña
Admirable, visitaron en 1813.
En medio al reverente silencio de los circunstantes, el
Caudillo abandona el templo, se dirige, entre músicas y flores,
boletín de historia y antigüedades 107

a la casa donde mora el General Urdaneta, a media cuadra


de la iglesia. Era la hora del almuerzo y el prelado no quería
importunar al guerrero, de aquí que por la tarde, a las 5, se
disponga Lasso de la Vega a visitar al Libertador. Este le
dispensa el mejor trato, y se abocan de inmediato a abordar
los temas lógicos de la conferencia: patriotismo, gobierno y
emancipación. Y seguro que los principios bolivarianos cala­
ron hondamente en la mente y en el corazón del obispo. Este
escribirá para la posteridad: El consentimiento de los pueblos
es al que debe reducirse todo sistema de gobierno (1). Es una
concepción democrática del más puro signo bolivariano.
Pocos días después sólo queda en Trujillo el recuerdo del
encuentro. El obispo se ha ido a Mérida y el Libertador ha
tomado el camino de Barinas. Pero los efectos de aquella
conversación se harán sentir a lo largo de la vida de la Gran
Colombia, y esto, sin solución de continuidad. En cambio, el
armisticio acaba y la contienda se hace más encarnizada,
hasta el 9 de diciembre de 1824, cuando el ejército de Bolívar
apaga el último foco realista en el Mediodía de América.
Las relaciones con la Curia Pontificia las habían procu­
rado los patriotas venezolanos y neogranadinos desde 1813,
Luis Delpech y Manuel Palacio Fajardo piden al Papa Pío
VII la designación de obispos para Venezuela y Cartagena de
Indias; en 1820, Fernando Peñalver y José M. Vergara hacen
llegar al Vaticano, por medio del Cardenal Ercole Consalvi,
un meduloso documento (27 de marzo), en busca del reco­
nocimiento de la emancipación, esta pieza la redactó don
Andrés Bello; después, en 1821 y 1822, Francisco Antonio Zea
y Tiburcio de Echeverría, representantes de la Gran Colom­
bia en Europa, proponen un concordato.
La necesidad de estas relaciones la contemplaban otras
personalidades, no era tan sólo Bolívar. Juan Germán Roscio,
el 13 de septiembre de 1820, recomienda al Libertador que se
reanuden las diligencias iniciadas por Peñalver y Vergara
ante el Sumo Pontífice.
El Regio Patronato de Indias no se ajustaba al nuevo
estilo de la América Española, y por tanto debía excluirse
por inoperante, ya que esa exclusión la había decretado el
hecho mismo de la Independencia, poniendo de manifiesto la
urgencia de que surgiese un sistema más liberal por parte de
la Silla Apostólica. Como bien han fijado los especialistas en
108 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Derecho Indiano y en Historia Eclesiástica, el Patronazgo real


indiano, descansa sobre dos estatutos fundamentales: la bula
Universalis Ecclesiae Régimen, de 28 de julio de 1508, de S.S.
Julio II y la magna Cédula General del rey Felipe II, de 19
de junio de 1574; a los que se agregan, en lo que a Venezuela
concierne, los documentos de erección del obispado de Coro:
la bula Pro Excelentia Praeminentiae Sedis, de S. S. Clemente
VII, de 21 de julio de 1531, y el decreto episcopal de don
Rodrigo de Bastidas, dado a 4 de junio de 1532.
No obstante, a pesar de la obsolescencia de aquel ré­
gimen, el Papa Pío VII, lo convalida con su breve de la obe­
diencia, dado en Roma, en Santa María la Mayor, el 30 de
enero de 1816, es la doctrina legitimista preconizada en la
sumisión a las autoridades superiores de España, condena de
la rebelión de los criollos y lealtad a Fernando VII, rey cató­
lico para quien nada hay más precioso que la religión y la
felicidad de sus súbditos (2). Instrumento exhortatorio que la
autoridad española comunicó a sus vasallos del Nuevo Mundo
en Real Cédula de 12 de abril del mentado año 16.
La actitud del Papa se explicaba por la fama que se daba
a los republicanos de herejes, de liberales volterianos, hosti­
les a la Iglesia; especie propalada por el gobierno de la Pe­
nínsula, en coro con los Estados de la Santa Alianza. Era
indispensable hacer cambiar la apreciación del Santo Padre
y esto lo hará Lasso de la Vega.
En efecto, como había prometido al Libertador, escribe a
Pío VII, desde San Antonio del Táchira, el 20 de octubre de
1821. Le implora: ¡Sálvanos, que perecemos! Extended hasta
nosotros vuestra santísima bendición (3). Se entiende que al
recalcar nosotros, se refiere a la América republicana y de­
mocrática.
El padre de la Iglesia tenía que comprender que Lasso
ni sus copartidarios podían ser por el estilo de los guelfos y
carbonarios, que allá en Italia le atacaban duramente, a
quienes habría de castigar con la bula Ecclesia super. Y que
los revolucionarios de estas Indias no se manifiestan anti­
clericales, ni van contra los principios eclesiásticos, como los
españoles de las Cortes de 1812 y 1820.
Por ello, el Sumo Pontífice declara al obispo, en carta del
7 de septiembre de 1822: Lloramos amargamente tantas he­
ridas dadas a la Iglesia en España... Deseamos vehemente­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 109

mente proveer a las necesidades de los fieles de esas regiones


de América (4). Con razón considera el egregio historiador
Leturia que este documento constituye una revocación indi­
recta de la encíclica legitimista de 1816 (5).
Lasso desde antes de su encuentro con Bolívar tenía in­
clinaciones por la Independencia, no obstante que en 1817
había ratificado lo del breve pontificio, pero es muy decidora
su actitud en Timotes, el 1? de octubre de 1820, cuando manda
que no se ponga ninguna clase de trabas a los propósitos de
paz que animan al Libertador, que, por el contrario, los fieles
se apresten a dar facilidades; y asimismo, el 28 de enero de
1821, cuando Maracaibo, timoneado por el trujillano Domingo
Briceño y Briceño, realiza su anhelo de pronunciarse por la
República de Colombia, Lasso que a la sazón está en la urbe
del Lago, advierte que no contraría el movimiento patriota,
que más bien ofrece a todos sus oficios pastorales, pero que
no da ese paso porque no quiere ser factor de división, toda
vez que en territorio de su diócesis, aún hay curas que siguen
la causa del rey, y él no les puede dar la espalda. Era una
forma clara de protegerlos en aquellos instantes, y en cierto
modo, una velada invitación a los renuentes para engrosar las
filas republicanas.
Para Bolívar, Lasso es bueno, virtuoso y activo (6), y de
su amistad ha de esperar mucho bien; en efecto, él será amigo
entrañable y eficaz colaborador. El Libertador tenía la rara
facilidad de conquistar adeptos valiosos, y los extraía hasta
de campos verdaderamente inasequibles . Recuérdese a Don
Salvador Jiménez de Enciso y Cobos Padilla, el obispo de Po­
payán, irreductible monarquista, que en 1819 se mostró en
desacuerdo con ciertas medidas de los triunfadores en Bo­
yacá, mas con el tiempo, Bolívar lo electriza con su mirada
de fuego y lo atrae a su partido. Nadie escapaba a la mag­
nética personalidad del Libertador.
Lasso actúa en el Congreso de Cúcuta el mismo año de
1821, y entre 1823 y 26 es senador de la República. De las
profundas convicciones republicanas del obispo habla con su­
ma elocuencia su exhortación a los fieles con motivo de la
toma de Maracaibo por Morales en 1822. En pastoral del 13
de dicho mes, sostiene que todos están obligados en concien­
cia a obedecer al gobierno, al que han jurado servicio real y
110 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

personal, que se entienda que los españoles jamás han tenido


soberanía sobre nosotros, ni existe razón ni conveniencia po­
lítica ni moral para que usen de la fuerza e intenten —no>
diremos conquistas — sino devastaciones (7).
Su influencia irá más allá de las fronteras de Colombia.
El 19 de enero de 1826, en carta para el Papa León XII, don
Matías Terrazas, deán del Cabildo de Charcas en Bolivia, y
después obispo auxiliar, llama a Lasso sabio y ejemplar Pre­
lado; es a propósito de haber recibido en aquellas alejadas
provincias del Altiplano, copias de letras pontificias enviadas
por Lasso. Y destaca que, en presencia de Simón Bolívar
—Libertador de Colombia y del Perú— y del general en jefe
del ejército unido, Antonio José de Sucre, acaba de proveer
ochenta parroquias vacantes (8).
Estas copias las remitía Lasso al Libertador, a quien te­
nía al tanto de las impresiones de la Santa Sede respecto a
sus relaciones con las jóvenes repúblicas del continente. En
el Sur, en donde operaba Monseñor Giovanni Muzi, vicario y
delegado apostólico para la América Española, cuyo secre­
tario era el canónigo Mastai, después Papa Pío IX, Bolívar se
manejó con el mismo tacto; de su correspondencia con Muzi
dio relación a Lasso (9).
En cierta oportunidad comentó Santander: El obispo está
más patriota que Bolívar (10), ponderaba, así el Vicepresi­
dente, el fervor de Lasso por la causa que había abrazado con
sinceridad y entusiasmo, pero hay algo más que debemos
ponderar en él, su bolivarianismo ejemplar, nacido en la fér­
til tierra trujillana y eternizado en su corazón.
El 28 de enero de 1825, cuando se conoce en Mérida la
noticia del triunfo en Ayacucho, el 9 de diciembre anterior,
el obispo da gracias a Dios con misa solemne, tedeum y pre­
ces y escribe al Libertador felicitándole efusivamente; en 1828,
cuando Bolívar asume la dictadura para salvar a Colombia
del caos, Lasso de la Vega, escribe al Papa justificando esta
actitud. Seguro estaba el mitrado, como lo estaban, igual­
mente, Fernando Caicedo y Flórez, arzobispo de Bogotá, José
María Estevez, obispo de Santa Marta, y Ramón Ignacio
Méndez, arzobispo de Caracas, de que la asunción plena
del poder por parte del Libertador, era la salvación de
la moralidad, del orden civil y de la religión de la Gran
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 111

Colombia, tan comprometida por el régimen parlamentario


del período 1821-1827 (11).
El 19 de octubre del mentado año 28 al saberse en Mérida
la frustración del atentado contra el Libertador, el 25 de sep­
tiembre, Monseñor Lasso hace pública manifestación de re­
gocijo y da gracias al cielo por la preservación de la vida
del Padre de la Patria.
Cuando agónica la gran República de Colombia, al Li­
bertador se le injuria y desconoce por parcialidades miopes y
ensoberbecidas, Lasso de la Vega, desde Quito, le llama, con
la seguridad plena de que aquella tierra que rebosa de devo­
ción bolivariana, le tributará el permanente homenaje que se
le niega en otras partes (12).
¿Habrá mejores muestras de bolivarianismo puro, edifi­
cante y patriótico? En la conducta del prelado se entremez­
clan la gratitud y el valor, la admiración y la consecuencia,
la hidalguía y la lealtad, la protesta y el paradigma!
Y ya que hemos recorrido la actuación cívica del insigne
levita, importa precisar de dónde venía y hacia donde fue
este pastor de pueblos. Entre sus ancestros descuella el cas­
tellano Francisco Alvarez de Toledo, que arranca de los Illán
del siglo XIII, de la Casa de los Emperadores de Grecia; los
Lasso de Castilla, descendientes del primer Marqués de San-
tillana, amigos muy cercanos del Emperador Carlos I; Garci
Lasso de la Vega, de Badajoz, se vino con Pedro de Alvarado,
en 1531, estuvo en Guatemala, Quito y Lima, se avecindó en
el Cuzco y allí fue corregidor, es padre del inca Garcilaso de
la Vega; Francisco Lasso de la Vega, gobernador de Chile,
entre 1630 y 1638, veterano de las guerras de Flandes, que
vino con el encargo de poner fin a la hospitalidad de los
mapuches, lucha contra los caciques Lientur, Butapichón,
Quempuante, Loncomilla y Naucopillán, y logra vencerlos, a
la par que hace un gobierno progresista en ocho años de ges­
tión. Entre los clérigos de la familia ocupan encumbrado si­
tial los sevillanos Juan de Lasso, cardenal de Inocencio VI, en
1362 participa en la elección de Urbano V; fray Juan Lasso
de la Vega y Cancino, a propuesta de Felipe V, vino como
obispo a Cuba; Diego Lasso de la Vega, canónigo de la Cate­
dral de Plasencia, exquisito poeta del siglo XVII.
Tronco de ilustre prosapia en España, es el de los Lasso
de la Vega, cuyos vástagos cansados de brillar en la Península,
112 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

se trasladan a las Indias con el único designio de servir, de


ser útiles a la comunidad y dejar un nombre que crece con
el tiempo.
México, Chile, Perú, Nuevo Reino de Granada y Panamá,
reciben, entre otras regiones indianas, la sangre de los Lasso
de la Vega. El 20 de octubre de 1764, nace en tierra panameña
(Santiago de Veraguas), Hilario José Rafael Lasso de la Vega,
el padre: Capitán Nicolás Feliciano Lasso de la Vega, alcalde
ordinario y oficial de la real contaduría en Panamá, la madre:
Estefanía Josefa de la Rosa Lombardo. Un hermano de don
Nicolás, José Liberato Lasso de la Vega, estuvo en el arce-
dianazgo de la catedral de la expresada ciudad. Los Lasso
de la Vega itsmeños procedían de la rama gaditana.
Nuestro obispo se formó en el Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario de Santa Fé, ordenado en 1792, hace una
espléndida carrera, párroco de Bogotá (Funza) en 1794, ca­
nónigo doctoral en 1804; es chantre en Panamá hasta 1816,
en que se le nombre para regir la diócesis de Mérida de Ma­
racaibo (13). El Libertador lo postula en 1828 para la silla
episcopal de Quito, y es preconizado como tal en diciembre
del mismo año. Esta diócesis venía en sede vacante desde 1822
y la habían gobernado los doctores Félix Calixto Miranda y
Suárez y José Manuel Flórez. Bolívar, al saber la preconiza­
ción de su postulado, le escribe el 7 de abril de 1829: Una
Iglesia sin cabeza es un cuerpo sin alma. La piedad de V.S.
Illma. hará mucho bien a estos feligreses que claman por
tener un obispo digno de llamarse príncipe de la Iglesia y so­
bre todo padre de los pobres. Aquí la caridad está abandonada
por falta de buenos ejemplos; pero les he dicho a todos que
en viniendo V.S. Illma. no habrá un miserable que no reciba
algún alivio, un buen cristiano que no se edifique al contem­
plar los buenos ejemplos de su pastor (14). El Libertador ha­
blaba desde Quito, seguro de que no se equivocaba.
En Quito, como en Mérida, Lasso se destaca por su es­
píritu de organización, su sapiencia, su rectitud y el empeño
civilizador de llevar la educación a todos los sectores, y cuando
el país se debate en la incertidumbre política, a raíz de la
desmembración de la Gran Colombia, el obispo es heraldo de
paz y de concordia, hasta el 6 de abril de 1831, cuando sus
ojos se cierran para siempre (15).
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 113

Un procer nacido en Panamá y muerto en Ecuador, los


dos pueblos que más han amado y aman al Libertador.
La huella luminosa de la trayectoria ejemplar del maes­
tro panameño, es legado permanente de dignidad y supera­
ción para las juventudes indoiberas sedientas de caminos y
urgidas de mentores.
En una de sus grandes oraciones panegíricas, el Padre
Gonzalo Coloma (S.J.), presenta este elocuente pasaje:
¿Conserváis grata memoria de Teodosio? —preguntó a su
pueblo el glorioso San Ambrosio, obispo de Milán, en las exe­
quias de aquel magnánimo emperador romano. —Pues en­
tonces— añadió señalando a los dos hijos del difunto mo­
narca: —¡solvite filiis quod debetis parenti!— ¡si queréis ha­
cer una cosa que el padre os agradezca desde el cielo, defended
a sus hijos en la tierra!... (16). Hoy para parodiar al eximio
orador, preguntamos a la comunidad trujillana, y por su in­
termedio, a todos los pueblos del orbe bolivariano: ¿Conserváis
grata memoria de Monseñor Rafael Lasso de la Vega? Pues,
entonces, sed leales a los principios del Libertador, luchad por
la defensa de estas patrias nacidas de su genio, propiciad la
unión de los conglomerados de acá y acullá y entonad himnos
a la paz y a la armonía social, como el mejor tributo al santo
de la mitra y al sabio de la espada.

NOTAS

(1) R. L. de la V. Conducta del obispo de Mérida desde la trans­


formación de Maracaibo. En: Antonio Ramón Silva, Documentos para la
historia de la diócesis de Mérida. Imprenta Diocesana, Mérida, 1922. t.
VI. p. 147.
(2) Silva, ob, cit. t. IV. pp. 55 a 57.
(3) Silva, ob. cit. t. VI. pp. 16 y 18.
(4) Silva, ob. cit. t. IV. p. 186.
(5) Pedro de Leturia (S.I.). Relaciones entre la Santa Sede e His­
panoamérica. Typis Pontificiae Universtatis Gregorianae, Roma, 1960.
Vol. II. p. 176.
(6) S.B. Obras Completas. Editorial Lex, La Habana, 1950. Vol I.
p. 540.
114 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

(7) Pastoral a su clero y pueblo. Gaceta de Colombia, Bogotá, do­


mingo 3 de noviembre de 1822. Trimestre 49 p. 1.

(8) Leturia, ob. cit. Vol II. p. 306.

(9) Silva, ob. cit. t. VI. pp. 96 a 99.


(10) De Santander para Estanislao Vergara, desde el Rosario, a 9 de
octubre de 1821. Cartas y Mensajes del General Francisco de Paula
Santander, compilación de Roberto Cortázar. Talleres Editoriales de Li­
brería Voluntad, Ltda. Bogotá, 1954. Vol III. p. 383.
De las magníficas relaciones entre el Libertador y Lasso de la Vega,
es indubitable testimonio la revocatoria de un decreto de aquel, en el
sentido de complacer al obispo, atinente a que los bienes del finado
canónigo Juan Ignacio Gutiérrez, continúen con el destino de favorecer
el fomento de la instrucción pública en Santa Fé, Tunja, Pamplona y
San José de Cúcuta, que, por mandato de última voluntad de Gutiérrez,
les asignó el doctor Lasso años atrás.
La providencia del Libertador fué dictada en el Cuartel General del
Rosario de Cúcuta, el 7 de octubre de 1821, dos días antes de la carta
de Santander. Dice así: Deseando no interrumpir las piadosas institu­
ciones testamentarias en favor de la instrucción pública y de la religión!
he venido a convenir en que los bienes que dejó el Dr. Juan Ignacio Gu­
tiérrez tengan el destino a que los aplicó el fundador, y no el que se *
les ha dado por el decreto que se cita... Bolívar.
Vid: Fundación John Boulton. Anotaciones Bolivarianas, Decretos
marginales del Libertador. Italgráfica C.A., Caracas, 1960. N9 176.
p 248.

(11) Leturia, ob. cit. vol. III. p. 473. Ver también Boletín de la
Academia Nacional de la Historia. Octubre-Diciembre de 1952. N9 140.
t. XXXV. pp. 375-376.
(12) M.B.P. El Bolívar que llevamos por dentro. Editora Venegrá-
fica, C.A. Caracas, 1968. p. 361.

(13) Lasso es el 59 titular de este obispado, su antecesor fué Don


Santiago Hernández Milanés, 1801-1812, salmantino, realista convencido.
El sucesor de Lasso, Doctor Buenaventura Arias, 1829-1831, esclarecido
patriota, oriundo de Mérida.
(14) Quito, 7-IV-1829. Al Illmo. Señor Obispo de Quito, doctor Ra­
fael Lasso de la Vega, Mérida. Obras Completas. Vol. III. pp. 168-169.
(15) A Lasso le sucede el doctor Nicolás Joaquín de Arteta y Calixto,
quien será en 1850 el primer Arzobispo de Quito.
Más datos biográficos de Lasso de la Vega en: Silva, ob. cit. Vols.
IV, V y VI; José Manuel Groot, Historia de la Gran Colombia, 1819-1830.
Edición auspiciada por la Academia Nacional de la Historia. Cooperativa
de Artes Gráficas, Caracas, 1941; Roberto Jaramillo Arango, El clero
en la Independencia. Imprenta de la Universidad de Antioquia, Medellín,
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 115
1946. pp. 204 a 210; Ricardo de Labastida Briceño, Biografías de los
Obispos de Mérida. (Con notas de Héctor García Chuecos). Boletín de
la Academia Nacional de la Historia. Julio-Septiembre de 1958. N? 163.
Tomo XLI. pp. 331 a 343; Ernesto J. Castillero R. Biografía del doctor
Rafael Lasso de la Vega, Prelado, Legislador y Procer (1764-1831). Tipo­
grafía Occidente, C A Maracaibo, 1956; José Restrepo Posada, Arquidió-
cesis ee Bogotá. Eitorial Lumen Christi, Bogotá, 1961 y 1963, tomo I
(1564-1819) y II (1823-1868); y Eloi Chalbaud Cardona, Historia de la
Universidad de los Andes. Talleres Gráficos de la ULA. Mérida, 1968, t.
II, capítulo III y sgts.
(16) Panegírico de San Ignacio de Loyola. Sermones Varios. Admon.
de El Mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao. 1920. p. 68.
EL TRICENTENARIO DEL NACIMIENTO
DE UN CRONISTA DE INDIAS BOGOTANO
JOSE DE OVIEDO Y BAÑOS

“La historia es como cosa sagrada, porque ha


de ser verdadera, y, donde está la verdad,
está Dios, en cuanto a la verdad”, Cervantes.

I EL HOMBRE

A colombianos y venezolanos nos une, nos enlaza, nos


acerca en el júbilo, y aún en la tragedia, nos llama herma­
nos y nos presenta sin distingos de ningún género, una his­
toria común, que viene de muy lejos, que se bordó con las
manos pasionarias de muchas generaciones en el lienzo de
una América fulgurante y recia, beldad de cal y canto desde
la hora misma en que en 1498 aquellos expedicionarios de
la conquista llegaron para revivir en la costa, desde Paria
hasta el Cabo de la Vela, como sembradores de pueblos con
el idioma de Cervantes y la religión de Cristo.
Y esa historia no se ha fraccionado nunca. La genealogía
de la raza colonizadora amamantó los nombres de quienes
romperían varios siglos de cadenas para obsequiarnos el de­
recho a la libertad. Historia común que nos depara siempre
novedades que baten en buena lid todo escollo, toda incom­
prensión, todo intento de descabellar el ancestro mismo, que
cual cordón umbilical, que cual seno de una misma madre,
nos gemeliza en la esperanza, en la redención, en el futuro
integracionista, vitalizador, palpitante. Por ello ahora, vamos
a recorrer una ruta añeja y a hablar de un maestro universal
en esta dulce crónica, profana de hondura científica.
118 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Tres siglos se cumplirán en diciembre de este año de la


venida al mundo de uno de los grandes cronistas de la histo­
ria americana, José de Oviedo y Baños, natural de esta se­
ñorial Santa Fé de Bogotá. Era una época de cruzadas y
de conquistas. Entre los Páeces y los Pijaos se había interna­
do el evangelizador Fray Benito de Carvajal y la ciudad an­
gustiada temía por la vida del joven aventurero que iba en
misión de maestro para enseñar el amor de Dios.
Existían en Bogotá varias iglesias: la de San Diego, aque­
lla que junto con el convento del mismo nombre, de Recoletos
Franciscanos, edificaran en 1606 y tuvo nave lateral o capi­
lla de Nuestra Señora del Campo en 1627, costeada la cons­
trucción por el Oidor Juan Ortiz de Cervantes; la majestuosa
capilla del Sagrario, aún en construcción en esa época, a
espenzas del Sargento Mayor Gabriel Gómez de Sandoval; la
de San Agustín, apenas entonces con dos años de existencia,
pues arruinada la construcción en 1640, se edificó la actual
en 1668; la de la Veracruz donde casi siglo y medio después
fueron enterrados algunos de los proceres mártires de la gue­
rra magna; la capilla del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, edificada a costo del Arzobispo Fray Cristóbal de
Torres de 1651 a 1654; la de Las Cruces, primitiva ermita
del señor de la Columna, y muchas otras, que todas eran
pan y vino del rubro de la cristianización. Oviedo y Baños fue
bautizado en la Catedral. La fe de bautismo dice así: “Joseph.
En Santa fe a beinte de disiembre de mil seiscientos y setenta
y un años yo el Dor. Onofre de baños y Sotomaior con lisen-
sia del paroco bautise puse olio y crisma a Joseph hijo legítimo
del Sor. Don Antonio de Oviedo y ribas oydor desta Real
audiencia y de doña Josepha de baños y sotomayor fue su
padrino el Rebrendo Pe. Hernando Cabero Retor de la Com­
pañía de Jesús. D. S. Onofre Thomas de Baños y Sotomayor
(rubrica)”. (1)
La ciudad era entonces breve, si el vocablo es justo. Hacia
el Sur, en la ribera norte del Río Fucha, se podían ver las
casas donde vacacionaba el Virrey Messía de la Cerda, quien
hacía poco había hecho construir una fábrica de pólvora en
los alrededores. El convento de Santa Clara era una residen-

(1) GOMEZ RESTREPO, ANTONIO. Historia de la Literatura


Colombiana. Volumen II. Bogotá, 1940, páginas 223-224.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 119

cía de plegaria y devoción. La Real Audiencia estaba sobre el


costado sur de la Plaza Mayor. Y allá en los pináculos de los
cerros, las iglesias de Monserrate y de la Guadalupe, erigidas
en 1620 y 1650 respectivamente; y entre la colonial casona de
Llórente, su florero ancestral, y más allá el Cabildo Eclesiás­
tico, y la Capilla del Sagrario, la Real Aduana, la arquería de
los Portales, el Palacio de los Virreyes, la Cárcel grande o de
Corte, donde cuando los albores de la independencia “pa­
saron su última noche los jefes comuneros”; el alojamiento de
las compañías de alabarderos y tantas otras residencias
fantásticas. Lugar ideal como para añorar la venida al mundo.
Guillermo Morón ha dicho que la figura de este con­
trovertido José de Oviedo y Baños “alcanza extraordinario
relieve en las letras venezolanas hasta considerársele como
el punto de arranque de nuestra nacionalidad literaria, sin
menoscabo de su trascendencia en la literatura general de la
lengua castellana, que manejó con donosura”. (2)
Su nombre es de extrema importancia, ya que se trata de
uno de los pocos americanos que se inscribió en los anales
españoles de la bibliografía de la conquista, al lado de Juan
de Castellanos, Fray Pedro de Aguado; Fray Pedro Simón,
Fray Antonio Caulín y tantos otros que dejaron firme cons­
tancia de sus atributos como escritores, en libros definitivos
y de vigencia total, aún en esta época de renovación y hasta
de sacrilegios a la génesis de la historia.
José de Oviedo y Baños era hijo de Juan Antonio de
Oviedo y Ribas y de Josefa de Baños y Sotomayor; él, décimo
séptimo Fiscal de la Audiencia de Santa Fé de Bogotá, por
título concedido el 29 de julio de 1664 y recibido el 26 de mar­
zo de 1665; y ella, hermana del Obispo Diego de Baños y Soto-
mayor, que lo fue de Venezuela a partir del 12 de agosto de
1684, amparado por las bulas expedidas el 15 de febrero de
1683. (3)
Supo de su progenitor por referencia, ya que apenas con­
taba ínfima edad cuando este desapareció el 28 de enero de
1672, lo que motiva la partida de la madre hacia Lima, de

(2) MORON GUILLERMO. Los Cronistas y la Historia. Ediciones


del Ministerio de Educación (Biblioteca Popular Venezolana). Volu­
men 64. Caracas, 1957, página 99.
(3) MORON. GUILLERMO. Obra Citada. Página 101.
120 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

donde era originaria. El la acompaña hasta 1684, fecha en la


cual emprende viaje hacia Caracas, bajo la protección de su
tío, el dicho Baños y Sotomayor. En esta última ciudad se
establecería definitivamente.
El prelado ilustre era el décimo sexto Obispo de Vene­
zuela, y tomó posesión de su cargo el 12 de agosto de
1684. Fue quien en 1687 llevó a cabo en Caracas el Tercer
Sínodo Diocesano, de gran trascendencia universal, así como
fue el continuador de la construción del edificio del Semina­
rio de Santa Rosa de Lima, origen de nuestra Universidad,
del cual elaboró los estatutos para instalarlo con ocho semina­
ristas y clases de latín, filosofía y teología moral y escolástica.
Oviedo y Baños crece pues en un ambiente de imponen­
cia, estudiando con los mejores maestros de aquella socie­
dad caraqueña en que se desenvolvía su connotado pariente.
Cuando contrae matrimonio con Francisca Manuela de To­
var, el 19 de marzo de 1698, es ya un reconocido señor dedi­
cado a las faenas de la tierra, posee un hato de ganado, y es,
además “cosechador de maíz en el Valle de la Pascua y de
cacao en el Tuy”. Un año después, integrado a las activi­
dades políticas, es nombrado Alcalde de Segundo Voto por
el Cabildo Caraqueño. Y en 1703 ya era uno de los doce Re­
gidores Perpetuos en el mencionado Ayuntamiento, desde el
18 de mayo, “pero para el 26 de noviembre del mismo año re­
nuncia el cargo, que al parecer resultaba demasiado molesto,
no solamente por la imperiosa necesidad de acudir a las Jun­
tas sino también por las consecuencias de índole social a que
se veía comprometido”. (4)
En 1710 es electo Alcalde de Primer Voto, o Alcalde Or­
dinario portador de la “vara de la justicia”, suceso que se
repetiría en 1722, año en que la sociedad caraqueña recibe la
extraordinaria noticia de que por Bula del 18 de diciembre
el Papa Inocencio XIII le permite al gran Colegio Seminario
de Santa Rosa de Lima erigirse en Universidad Publica de
Estudio General, hoy Universidad Central de Venezuela, o
Universidad de Caracas, transformación que se efectúa, en
acto solemnísimo el 11 de agosto de 1725. “Al acto de la ins­
talación se le dio la más alta solemnidad, dentro de las ....

(4) MORON GUILLERMO. Obra Citada. Página 95.


^ÍT^oeo:)a?3?Qe¿iiy'«x?'3?¿c'x<x?<¿
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IfY POBLACION^
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^jtiOYDOR DE LAS R E A LES A U DIE NCIAS8 ¡
¡ de Sanco Domingo , Guatemala, y México, del Confejo $,
I £* de fu Mageftad en el Real , y Supremo i
de Indias. «0

PRIMERA PARTE. $
iQ; ¡ £ CON PRIVILEGIO: EnMadrid.cn la Imprenta de D. Glorio H¡7mo61'7, §! íS"
en la calle deles Jardines. Año M. DCC. XXlll. il
I C> ------- — ■ ■ -------------------------------------
>** H til ¿rafe eftt Libro en diebt Imprenta, »*» *•*

FACSIMILE REDUCIDO DE LA PORTADA DE LA EDICION PRINCIPE


(Cortesía de la Ncic York Public Librury)
122 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

rancias fórmulas religiosas del primitivo instituto, y ter­


minadas las ceremonias universitarias, se cantó un Te Deum
en el local que es hoy Salón del Concejo Municipal, entonces
Capilla, el cual terminó entre alegres repiques de campanas
en todas las iglesias y retumbantes explosiones de fuegos ar­
tificiales en la hoy Plaza Bolívar; y luego siguieron los feste­
jos populares de fuegos artificiales y música de clarines y
chirimías”. (5)
“Pretendió Oviedo el hábito de una de las Ordenes Mi­
litares, apoyando su solicitud, a los 18 años, en los servicios
prestados por sus antepasados y en su propia calidad. Al
efecto sostuvo largas diligencias amparado en la validez de
su tío el Obispo, y constituyendo apoderados en la Corte que
se encargaran de la gestión relativa a gracias y mercedes del
Rey. En principio éste había accedido de acuerdo con decreto
de 25 de julio de 1690; pero el agraciado no llegó a ver cum­
plido su deseo de vestir el hábito de Santiago”. (6)
“Tuvo el grado de Capitán y desde el 21 de junio de
1728 el de Teniente General de ias armas y milicias en la
gobernación venezolana, que le fue concedido por Lope Ca­
rrillo de Andrade, a la sazón Gobernador, cargo en el que fue
reelegido, 19 septiembre 1730, por el sucesor de Andrade,
Sebastián García de la Torre; pero este mismo Gobernador
le retiró del servicio efectivo el 23 de octubre del mismo año,
atendiendo a la edad y a los achaques de Oviedo”. (7)
“También debía nuestro historiador sacar tiempo para
dedicarlo al catolicismo activo, pues fue mayordomo de la
Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario en la Iglesia de
San Jacinto de Caracas y Síndico General de los conventos
franciscanos de Venezuela y de los Sagrados Lugares y Casa
Santa de Jerusalén. La huella de su actividad privada queda
además en atenciones sociales numerosas: tutorías, fian­
zas” (8).
El 20 de noviembre de 1738 moría en Caracas, sin haber
salido jamás de los límites de la provincia. Era el año en que

(5) MACHADO, JOSE E. El Día Histórico. Caracas, Oficina Cen­


tral de Información, 1970, página 364.
(6) MORON. GUILLERMO. Obra Citada, página 98.
(7) MORON GUILLERMO. Obra Citada, página 98.
(8) MORON. GUILLERMO. Obra Citada, página 99.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 123

en su ciudad natal se harían las dos primeras publicaciones


en la Imprenta de la Compañía de Jesús: el Septenario al
Corazón Doloroso de María Santísima y la Novena del Sagrado
Corazón de Jesús, bajo la sabia dirección de Hermano Fran­
cisco de la Peña (9).
Pero por sobre todo Oviedo y Baños es un maestro extra­
ordinario que se inmortalizó con la publicación de un solo
libro: “Historia de la Conquista, y Población de la Pro­
vincia de Venezuela”, que lo consagra y dedica a su hermano,
el señor don Diego Antonio de Oviedo y Baños, Oidor de las
Reales Audiencias dte Santo Domingo, Guatemala y México,
del Consejo de Su Majestad en el Real y Supremo de xas
Indias. De tan importante obra apenas publicó la primera
parte, con privilegio: en Madrid, en la Imprenta de don
Gregorio de Hermosilla, en la calle de los Jardines. Año
MDCCXXIII. De la segunda hablaremos después.
Este libro es el comienzo de una gran época americana,
pues “Oviedo fue de los antecesores de ese movimiento cul­
tural que se llamará enciclopedia. La provincia, después de
constituida en el orden estrictamente material comenzaba en
su tiempo a solidificarse en el espiritual... No resultará exa­
gerado afirmar que Oviedo contribuyó a formar el ambiente
propicio para que el siglo XVIII diera buenos frutos, como los
dio, según por nombres como el de Bolívar, en un orcten,
y el de Bello, en otro, además de la numerosa generación
segada por la guerra de Independencia, cuando hubo de in­
terrumpirse trágica, pero gloriosamente, una hermosa tra­
dición de cultura. Un ejemplo de lo que fue capaz esa tra­
dición está en lo que se ha llamado el milagro musical de
Caracas y, en letras, en lo que he denominado en otro lugar,
la generación inédita. Si el historiador encontró buenos
maestros y libros en las cercanías de su tío, hubo de seguir
luego caminos propios, en medio de numerosos menesteres
de tipo doméstico. Si no puede llamársele hombre de letras,
en cuanto esto significa oficio continuo, sí debe considerár­
sele especialmente culto y preocupado. Su libro dará ocasión
a que se manifiesten algunas muestras del ingenio caraqueño,

(9) POSADA EDUARDO. Bibliografía Bogotana. Tomo I. Bo­


gotá, 1917, página 1.
124 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

aquel pobre culteranismo dieciochesco, imposible de com­


parar con más afortunadas regiones - México, Perú, Nueva
Granada”, según la docta apreciación del académico antes
citado, Guillermo Morón. (10)

II LA OBRA

Bien, hablemos de ese libro, único tesoro que aportó


Oviedo y Baños a la cultura americana, y del que apenas pu­
blicó la primera parte, porque la otra tiene una confusa
historia, llena de profundas discrepancias y hasta de sonados
comentarios irreverentes. La primera edición, como ya ano­
tamos, es de 1723, en Madrid, y trae en primer lugar la “Su­
ma de Privilegio del Rey Nuestro Señor” que tiene por “tiem­
po de diez años, don Gregorio Hermosilla, para poder impri­
mir el Libro intitulado Historia de la Conquista y Población
de la Provincia de Venezuela, Primera Parte, su Autor don
Joseph de Oviedo y Baños, sin que otra persona alguna pueda
pasar a imprimirlo sin su permiso, so las penas contenidas
en dicho Privilegio”.
Después aparece la “Suma de la Tassa”, por la que cons­
ta que “a ocho maravedíes cada pliego, el cual parece tiene
noventa y seis, sin principios, ni tablas”. Y seguidamente la
dedicatoria que Oviedo y Baños hace a su hermano Diego
Antonio, así:
“En la protección de V.S. busca la seguridad, para co­
rrer sin recelo, la Historia de Venezuela: A quien si no a V.
S. pudiera yo consagrar esta obra, para dejar en su som­
bra afianzados los aciertos? Si tibit deest meritum (decía
Cicerón), magnum cura subrogare Patronum: y siendo las
prendas que adornan a V. S. de aquella esfera tan
superior, que sin que las exajere la lisonja, ni las pueda
disminuir la emulación, lo acreditan a todas luces por gran­
de; para que los deméritos de mi pluma puedan pasar di­
simulados, sin dar de ojos en los tropiezos de su ignorancia:
Magnum cura subrogare Patronum; este es el motivo por
que a V.S. se la dedico; y esta es la razón por que se la

(10) MORON GUILLERMO. Obra Citada, páginas 118 y 119.


Z- VlVVYtVWlAfcN WfcN ’.YW WWVWVY VV\ VtWNNWi <.V\VkVx\

HISTORIA
Sí DE LA CONQUISTA
t Ki ttftt» tttttO * ‘ ttttM ttttU M ttO

Y POBLACION DE LA PROVINCIA
\
DE VENEZUELA,
i ESCRITA

/z POR D. JOSÉ DE OVIEDO


i Y BAÑOS,
1 J'ECINODEDELEON
T.A CIUDAD DE SANTIAGO
DE CARACAS.
í QUIEN LA CONSAGRA Y DEDICA A SU HERMANO
I EL SEÑOR 1). DIEGO ANTONIO DE OVIEDO Y BAÑOS,
■!

Oidor nr l\s Reales Audiencias de Santo Domingo,


Guatemala. yMéjico, del Consejo de su Majestad
en el Real y Supremo de las Indias.

Viz
’Z

V
PRIMERA PARTE
i/

'i CON P R ! V I L E J 1 O :
i Fn Madrid, en ¡a ¡mjirrnfa de I). Gregorio Herma silla,
- tU

I en la calle de loa Jardines, ;\ño M. DCCXX11!.


i REIMPRESO EN CARACAS.
IMPRENTA DE DOMINGO NAVAS SPINOLA.

1824
126 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

consagro: omitiendo la más individual expresión en sus


elogios, por excusar la nota que se me puede imputar de
interesado, pues aunque sobre los ilustres blasones hereda­
dos, resplandecen en V.S. la gran literatura, consumada
prudencia, singular talento, y conocido valor con que ayuda­
do de sus muchas experiencias, y general comprensión ha
sabido V.S. dar glorioso expediente a los negocios más gra­
ves, que la Real confianza ha cometido a su zelo, usando de
la pluma de Minerva con la misma destreza que ha sabido
aprovecharse en ocasiones de los aceros de Palas, para
dejar verificado en sus acciones, que Palladis effigies una
est, cademque Minerve, habiendo debido a la naturaleza la
dicha de hacerme tan inmediato a V.S. en la sangre, pu­
diera la crítica censura atribuir a elación de propia vana­
gloria todo lo que corriera la pluma en su alabanza; y asi
lazident te alienus.
“Un vaso de agua (según consta del capítulo veinte y
tres de el Libro Segundo de los Reyes), ofrecieron a David
tres invencibles soldados; y cuando en toda razón política pa­
rece se debía reputar tan corta ofrenda por materia despre­
ciable para los ojos de un rey, la estimó tanto aquel discreto
monarca, que juzgándola digna víctima de más soberanas
aras, se la ofreció a Dios: Livavit eam Dómino; sin que dé
otra razón el sagrado Texto para esta demostración, que
haber sido sacada aquella agua de la Cisterna de Belén, a
costa de la fatiga, y trabajo de aquellos tres capitanes. Ad­
mita V.S. la corta víctima de mi rendido obsequio, hacién­
dola digna ofrenda de sus aras, no por lo que contiene, sino
por el imponderable trabajo, y continuadas tareas que me
ha costado sacar de la Cisterna del olvido en que estaban
sepultados, por violencia de la omisión, y rigores del descui­
do, los memorables hechos de aquellos valerosos españoles,
que dan materia para tejer la narración de esta Historia,
para que saliendo a luz a la sombra de V. S. deban a su pa­
trocinio los aplausos que merecieron sus obras. Guarde Dios
a V.S. los años que deseo en el mayor ascenso, que corres­
ponde a sus méritos. B.L.M. de V.S. su hermano, y afecto
servidor, D. José de Oviedo y Baños”.
En otra página aparece la “Censura de don Antonio
Dongo, Bibliotecario de la Real Biblioteca de su Majestad, y
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 127

oficial de la Secretaría de Estado, quien manifiesta no haber


hallado en dicho libro “cosa en que se desvíe de lo que enseña
la Santa Iglesia Romana, ni cosa opuesta a las regalías, y
buenas leyes de estos Reinos”. A lo que sigue la “Aprobación
del Licenciado don Manuel Isidoro de Mirones y Benavente,
del Consejo de su Majestad y Oidor de la Real Audiencia de
Panamá”, en uno de cuyos párrafos reza, refiriéndose al
contenido, que “quedé suspenso, admirando por el contexto,
el inimitable desvelo del Autor en solicitar materiales que
perfeccionasen la obra; pues no ministrándoselos escritor al­
guno en particular, debió a su aplicación el hallarlos, regis­
trando los archivos de la ciudad de Caracas y otras de aquel
territorio, cuya duplicación de trabajo, por tener el tempe­
ramento de aquel clima reducidos los papeles, así por la
humedad que consume lo escrito, como por la polilla, que
taladra los procesos, a un caos, que pone en confusión lo
pasado, no es justo se quede en el silencio. Y si a los pri­
meros inventores de las cosas, según refiere Polidoro Vir­
gilio en su Epístola dedicatoria a Ludovico Odacio, no se les
debe defraudar del aplauso de que la infatigable investiga­
ción de su discurso les hizo acreedores, dando a luz la ver­
dad de lo que estaba negado hasta entonces a la noticia de
los hombres; careciendo la historia de lo que al presente
desea el Autor se imprima, es digno de que se le otorgue la
licencia, para que en la memoria de los siglos, disfrute en
alabanzas lo que sus tareas estudiosas le han granjeado de
merecimiento”.
Y más adelante agrega: “Si el argumento de la obra hace
digno de recomendación al autor, no es menos entre lo igual,
y cadente de la narrativa (sin las afectaciones, frases, pe­
ríodos y términos, que la novedad ha introducido) la con­
formidad con las reglas de consumado historiador”.
Y antes de llegar al “prólogo del autor” aparece, un
poema del Licenciado don Alonso Escobar, Prebítero, Canó­
nigo de la Santa Iglesia Catedral de Caracas, comisario del
Santo Oficio, Examinador Sinodal del Obispado de Vene­
zuela y “Secretario de Cámara que fue el Ilustrísimo Señor
Obispo don Diego de Baños y Sotomayor”, el versado tío de
Oviedo y Baños; luego del mismo autor, un soneto acrós­
tico, y de Ruiz Fernández de Fuenmayor, este poema:
128 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

“Santiago, mas que á Losada


á Oviedo debes dichosa,
pues por este eres famosa,
si por aquel conquistada;
que una piedra, aún no labrada,
no debe tanto al cantero,
cuanto al artífice infiero,
que la pule y no la parte,
porque aquí se ejerce el arte,
y allá trabajó el acero.

“Que si en Julio Emperador,


á quien dió con gallardía,
si lo docto facundia
cinco triunfos el valor,
de Roma el grande orador
más la elocuencia acredita;
en lo que Oviedo ejercita
merece aplauso mayor
que todo conquistador,
dando la conquista escrita.

“Ellos pusieron leales


en el riesgo el corazón,
y Oviedo en su narración
les dá espíritus vitales;
aún hoy viven inmortales,
que de mirtho, encinta y grama
pudieran ceñir la rama
por diadema, no el triunfal,
que este es para el que inmortal
les dá la vida en la fama.

“Viva el que hace al escribir


phenix á otros renacer,
y mejor supiera hacer
lo que sabe referir;
porque se pueden unir
fortuna, y merecimiento,
y á pesar del movimiento
del tiempo, que presto vuela,
la descrita Venezuela,
goce su alto entendimiento”.

Siguen dos poemas del M.R.P. Predicador Fray José


de Fuentes y un romance endecasílabo del Licenciado D.
Francisco de Hozes, abogado de la Real Audiencia de Santa
Fé, con elogios a Caracas y a Oviedo y Baños.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 129

En el “prólogo del autor” se dice, entre otras muchas


cosas la siguiente: “El trabajo que he tenido para disponer
la obra ha sido grande, siendo preciso revolver todos los
archivos de la provincia para buscar materiales, y cotejando
los instrumentos antiguos, sacar de su contexto la substan­
cia en qué afianzar la verdad con que se debe hacer narra­
ción de los sucesos, pues sin dar crédito a la vulgaridad con
que se refieren algunos, he asegurado la certeza de lo que
escribo en la auténtica aserción de lo que he visto”. Y se
entra de lleno al texto histórico, con el primer capítulo de­
dicado al “sitio y calidades de la provincia”, fundación, po­
bladores, etc., para terminar el “Libro Primero” en el capítulo
XIV, todos, justamente, sobre los colonizadores, desde Juan
de Ampies, los Belzares, Ambrosio Alfinger, Federman, Juan
Alemán y Jorge Spira.
El “Libro Segundo”, con trece capítulos; el Tercero con
catorce; el Cuarto también con trece; el Quinto con catorce;
el Sexto con trece, y el Séptimo y último con diez capítulos,
siendo este último referente al saqueo de la ciudad de Ca­
racas por Drake y a “todo lo sucedido en la provincia hasta
el año de 1600”.
En los textos para el estudio de la HISTORIA DE LA
HISTORIOGRAFIA VENEZOLANA, el reconocido profesor uni­
versitario, doctor Germán Carrera Damas, expresa conceptos
respecto a esta obra que debemos transcribir íntegramente,
ya por su importancia intrínseca como por el sentido formal
del análisis de las nuevas disciplinas historicistas. Manifiesta
el elocuente estudioso:
“José Oviedo y Baños fue hombre de una preparación
intelectual superior, formada en los únicos centros coloniales
donde podía obtenerse la cultura más elevada de su tiempo:
les centros religiosos. Como descendiente de familias de li­
naje y por su parentezco con altos dignatarios de la Iglesia,
alcanzó toda clase de facilidades para su educación. No tiene
escasa importancia el hecho de que hubiese nacido en Bogo­
tá y que residiese en Lima hasta los 14 años de edad. Es
decir, su contacto temprano con los dos focos de cultura más
importantes de la América meridional.
“En Caracas, bajo la cúratela de su ilustre tío, el obispo
don Diego de Baños y Sotomayor, su formación continuó
130 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

en excelentes condiciones. Toda su educación se desarrolló


en el Palacio Episcopal, lo que quiere decir que tuvo a su
alcance las obras más importantes, tanto de índole literaria
como filosófica, que podía ambicionar un hombre culto. La
índole y calidad de su Historia revelan que la cultura que
adquirió, gracias a la rica biblioteca de que evidentemente
dispuso, no era nada despreciable y muy bien puede com­
parársele con los historiadores europeos, pues sin duda algu­
na se halla colocado dentro de la escuela histórica, para su
época, la más avanzada.
“José de Oviedo y Baños se dedicó a escribir su Historia
cuando tenía ya alrededor de cincuenta años de edad. Es la
obra de un hombre maduro. Esto, para el caso de que nos
ocupamos, tiene mucha importancia, pues habiendo nacido en
1671, pudo aprovecharse de las ideas historiográficas y de la
metodología de la segunda mitad del siglo XVII, cuando
Bossuet, los benedictinos de San Mauro, entre éstos sobre
todo Mabillon y Bouquet, dieron a la Historia un nuevo sen­
tido y nuevas normas que habían de conducir a la escuela
erudita. Además, antes de escribir su obra, Oviedo y Baños
tuvo tiempo de aprovecharse de las enseñanzas filosóficas de
Descartes y asimismo de la Filosofía de principios del XVIII
con todas sus consecuencias en el campo de la política, de
la literatura y de la ciencia. Todo esto dejó huellas muy pro­
fundas en la obra de Oviedo.
“La mejor noticia acerca de la formación intelectual de
este autor nos la da su propia obra, en la que se echa de ver
que conoció los historiadores de Indias, aún a los más cer­
canos de su tiempo, y no sólo los conoció, sino que los estudió
con profundidad. Como hombre maduro que ha visto un vasto
panorama de la cultura universal, justamente en el momento
más brillante de ésta después del período griego, pudo mirar
en torno suyo con mirada profunda. Es hombre que perte­
nece a dos siglos, y este hecho no deja de tener importancia
cuando se ha vivido entre los siglos de Descartes y de Vol-
taire, entre el fin de la dinastía de los Asturias y el comienzo
de la de los Borbones en España.
“Como hombre ya de la Ilustración, Oviedo y Baños es­
tudia a los Cronistas de Indias y observa lo que hay en ellos
de falso y de útil, y al mismo tiempo toma partido, situándose
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 131

en la escuela erudita. Hablando de aquellos cronistas dice


que “por adornar de exornadas locuciones sus escritos’’, no
desdeñaron “usar de impropiedades, que no son permitidas en
la historia, pues introducen en persona de algunos indios y
caciques oraciones tan colocadas y elegantes, como pudiera
hacerlas Cicerón”. No sólo se pronuncia en contra de la fan­
tasía en la Historia sino que pide un estilo para tratar los
hechos históricos, un estilo que debe ser ajeno a las exigen­
cias literarias. Por eso del suyo dice que ha procurado que
“salga arreglado a lo corriente, sin que llegue a rozarse en
lo afectadio, por huir el defecto en que incurrieron algunos
historiadores modernos de las Indias”. De manera que Oviedo
y Baños exige del historiador dos condiciones: 10 que se ciña
a la verdad; y 29, que escriba con un estilo claro, sencillo,
sin admitir que lo fantástico o lo literario falseen la verdad
histórica.
“Estas dos demandas bastarían para situarlo dentro de
la escuela erudita; aunque no es necesario conjeturarlo, pues
él abrazó esa escuela a plena conciencia, convencido de que
es la única que puede conducir al conocimiento de la verdad
histórica: por eso proclamó el valor insuperable del docu­
mento. Sólo el documento debe ser admitido por el narrador
para la reconstrucción de los hechos, “sin dar crédito a la
vulgaridad con que se refieren algunos”. Declara que ha usa­
do el método crítico, que es lo fundamental en la escuela
erudita, para la realización de su Historia y confiesa que el
trabajo que ha “tenido para disponer la obra ha sido grande,
siendo preciso revolver todos los archivos de la provincia para
buscar materiales, y cotejando los instrumentos antiguos,
sacar de su contexto la substancia en que afianzar la verdad”.
Es esto lo que, en el lenguaje, de los metodólogos, se llama
“la crítica de las fuentes” y es la operación más delicada de
las muchas que debe realizar el historiador que se lanza a la
reconstrucción del pasado mediante el estudio de los llama­
dos “restos del pasado” (manuscritos, monumentos, objetos
de la industria y del arte del hombre, etc.) .
“Lamentablemente no hizo exhibición de las fuentes y
excusa su falta, de la que se dio perfecta cuenta, por la pro­
lijidad de “los instrumentos antiguos” que se vio obligado a
132 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

consultar, y por los que dice haberse “gobernado en todo”.


Con esta frase parece confesar que no hizo uso de las histo­
rias sobre Venezuela conocidas hasta entonces, sino que pre­
firió remitirse directamente a las fuentes. Paul Adam con­
jetura que una de esas fuentes podría haber sido la crónica
en manuscrito compuesta por un soldado poeta llamado Ulloa,
de cuya obra se conoce apenas un fragmento. Pero no hay
ninguna prueba en concreto. Lo único cierto es que Oviedo y
Baños consultó un gran número de documentos de los archi­
vos, pues estudios posteriores han venido a comprobar la
exactitud de muchos de los datos aportados por este his­
toriador.
“Debe observarse que, a pesar de todos sus enunciados
objetivistas incurrió (aunque en muy contadas ocasiones y
en pasajes de escasa importancia), en algunos de los errores
que él había advertido en sus antecesores, y, así, prestó oídos
a ciertos relatos fantásticos de monstruos marinos y a otros
no menos inverosímiles.
“Como en Herrera, fue un motivo nacionalista, de acen­
drado orgullo español, el que le indujo a escribir su Historia
con el objeto de “sacar de las cenizas del olvido las memo­
rias de aquellos valerosos españoles”, que conquistaron la
Provincia de Venezuela. Parece anunciar así una historia tí­
picamente militar. Sin embargo, desde las primeras páginas
se nota, con difusa claridad, que apartándose de los límites
estrechos de la historia clásica logró hacer una verdadera
“historia general”, y, de esta manera, concede especial im­
portancia a la geografía, al clima, a las perturbaciones natura­
les, costumbres, industria y comercio, religión y caracteres
etnográficos de los indígenas. E hizo también, en gran me­
dida, historia de la vida civil de los españoles una vez que
fueron organizadas las ciudades, de las cuales da una can­
tidad considerable de noticias acerca del número de sus habi­
tantes, labores a las que se dedicaban, comercio, cultivos, etc.
“Esta preocupación se encuentra tan hondamente arrai­
gada en Oviedo y Baños que aun cuando escribe sobre las
hazañas militares de alguno de los Welseres o de los con­
quistadores españoles, se detiene en consideraciones de la más
diversa índole, algunas veces de carácter moral, aunque éstas,
por lo general, son escasas y su interés por las cuestiones
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 133

de orden físico económico y social está presente a lo largo


de su relato. Todo eso demuestra, claramente, que se incli­
naba hacia el tipo de Historia que ya en su tiempo había
sido bautizada con el nombre de Historia Civil.
“Oviedo y Baños parte de la duda. Es la duda cartesiana
que Bayle convirtió en la médula de su propio método histó­
rico, aplicado a su Diccionario Histórico y Crítico (1697), en
el que la crítica interna alcanzó su más fina aplicación. Nues­
tro autor debió conocer esta obra de Bayle que tanta influen­
cia ejerció en su tiempo. Como aquél, desconfía de todo aquello
que se conocía por narración de los sucesos; pero sin el
apoyo de las pruebas. Por eso dice: “he asegurado la certeza
de lo que escribo en la auténtica aserción de lo que he visto”.
Esta duda lo llevó a desconfiar aun de su propia capacidad
para realizar la obra que se había propuesto.
“Como puede apreciarse, Oviedo y Baños es, pues, un
representante de la Ilustración en nuestra América y su obra
es el fruto de las ideas, que, desde mediados del siglo XVII,
habían comenzado a abrirse paso en Francia y en Inglaterra.
Ella demuestra, evidentemente, que la cultura venezolana del
siglo XVIII (aún desdo sus comienzos) lejos de hallarse atra­
sada y sumida en la oscuridad, como frecuentemente se ase­
gura, seguía muy de cerca los adelantos del pensamiento
europeo. El caso de Oviedo y Baños demuestra la necesidad
de investigar por qué y de qué fuentes obtuvo la cultura de
que hace gala en su Historia. Y es muy probable que esa
investigación viniese a revelar que sus conocimientos eran
patrimonio de muchos, pues no se comprende que un indivi-,
dúo aislado pueda desarrollar sus ideas hasta llevarlas al
grado de perfección en que se encuentran en la obra de
Oviedo y Baños”. (11)

III — LAS EDICIONES

Siete veces se ha editado hasta ahora este monumental


venero de riquezas históricas. La primera (príncipe) ya la

(11) CARRERA DAMAS, GERMAN. Historia de la Historiografía


Venezolana. (Textos para su estudio). Selección, Introducción e In­
dices de... Caracas. Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Cen­
tral de Venezuela, páginas 284-288.
134 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

anotamos, pero pasarían exactamente ciento un años para


que apareciese una nueva edición, con mayores méritos, si
se quiere, porque se imprimió en Caracas, en la imprenta
de aquel famoso Domingo Navas Spinola, y en el año de
1824. El ensayista y bibliógrafo Pedro Grases dice que “por
lo que se conoce sobre empresas tipográficas en Venezuela, la
publicación de Oviedo y Baños es la más importante, por
su volumen, desde la introducción de la imprenta en el país,
en 1808, hasta 1830”. (12)
En el mismo año, aunque no de tal envergadura, y entre
muchos folletos y hojas sueltas, en la ciudad natal de Oviedo
y Baños, en esta Santa Fé de Bogotá, aparecían el Catecismo
político arreglado a la Constitución de la República de Colom­
bia de 30 de agosto de 1821. Para el uso de las escuelas del
primeras letras del Departamento de Orinoco, dispuesto por
el licenciado José Grau, asesor de la Intendencia del mismo
Departamento y dedicado a la juventud cumanesa y Memo­
rias para la Historia de la Santa Iglesia Metropolitana, de
Santafé de Bogotá, Capital de la República de Colombia
Dispuestas por el Doctor Fernando Caycedo y Flórez. Arce­
diano de ella, Provisor, Vicario General, y Gobernador de
su Arzobispado. (13)
La tercera edición es de 1885 en Madrid, por Luis Nava­
rro, en la “Calle de la Colegiata, número 6”, en dos volúme­
nes que corresponden a los Tomos III y IV de la Bibliotcea
de los Americanistas, ilustrada con notas y documentos por
el Capitán de Navio Cesáreo Fernández Duro, de la Real
Academia de la Historia. La cuarta apareció en conjunto con
la Historia de la Nueva Andalucía, de Cautín; Población de
Mérida y San Cristóbal, de Aguado, y Décadas Merideñas, de
Tulio Febres Cordero. Es una edición de Parra León Herma­
nos, Caracas, Editorial Sur-América, 1935, con acertado y
genial prólogo del ilustre venezolano, doctor Caracciolo Parra.
Después se hizo en 1941, en Nueva York, una reproducción
facsimilar de la edición de Caracas, 1824, con introducción
de Paul Adams. Es la quinta edición. En 1958 apareció la
sexta, en la serie “Historiadores de Indias”, de la Biblioteca

(12) GRASES, PEDRO. En “Ofrecimiento a la edición de Ca­


racas, 1967 de la Historia de Oviedo y Baños, página “L”.
(13) POSADA EDUARDO. Obra Citada. Tomo I, páginas 95 y 119.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 135

de Autores Españoles, Ediciones Atlas, Madrid, con un estudio


preliminar, de profundo alcance, debido a la normativa tarea
de investigador de Guillermo Morón. El texto de Oviedo y
Baños va acompañado de la Historia Corográfica, natural y
evangélica de la Nueva Andalucía, por Fray Antonio Caulín.
Lo séptima edición es de 1967, como homenaje de un
grupo de residentes catalanes en Venezuela, al cuatricen-
tenario de la fundación de Caracas. En el “Ofrecimiento” se
dice: “La presente publicación de la Historia de Oviedo y
Baños es una manifestación de afecto y adhesión a la capital
de Venezuela, en ocasión de su Cuatricentenario, por parte
de quienes, venidos todos ellos del suelo común de la Penín­
sula, fueron acogidos por la ciudad y a ella le dieron su
trabajo, para hacer o rehacer así su vida y sus esperanzas.
En verdad Oviedo y Baños es un magnífico ejemplo de adap­
tación para nuestros días y para siempre. Nacido en Bogotá,
viene a residir a Caracas, después de haber pasado su infan­
cia en Lima. El propio autor nos da a conocer en el “Prólogo
al lector” puesto como prefacio a su obra la intimidad de su
propósito”. (14)

IV - LA SEGUNDA PARTE

La segunda parte de la Historia de la Conquista y Pobla­


ción de la Provincia de Venezuela, aún está inédita y hasta
se ha dado por perdida, cuando no haya sido incinerada,
pues al decir de más de un experto en cuestiones históricas
y bibliográficas, estaba elaborada con rotundos juicios y sen­
sacionales episodios sobre la vida de la sociedad caraqueña,
relatados sin eufemismos, con criterio cortante y recio.
Una de las causas más difundidas en relación a las cir­
cunstancias que movieron a no ser publicada en la época
en que se escribió o años más tarde, es la difícil información
contenida en los legajos sobre los días del pontificado del
discutido y célebre Obispo Fray Mauro de Tovar, de quien
se tejieron muchas y muy variadas anécdotas en las que la
ironía, la soma y hasta el fino humorismo despiadado juga­
ron determinante papel. Sin embargo, el doctor Caracciolo

(14) GRASES, PEDRO. Obra Citada, página “G”.


136 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Parra en el brillante prólogo con que ilustró la edición de


Caracas, 1935, de la primera parte, y de la cual ya hablamos,
asegura que el valioso manuscrito estuvo a punto de ser
editado. Morón expresa: “Cuando ya el autor se disponía a
enviar los originales a las prensas madrileñas, pensaron los
parientes si no traería malas consecuencias la historia del
Obispo don Mauro de Tovar, quien actuó en Caracas entre
1640 y 1653, con bastante ruido, según veremos; en preven­
ción de ello, persuadieron al autor de que dejara de momento
el gusto de ver impreso el segundo volumen, que ya el primero
reposaba en su biblioteca y en la de los hombres distinguidos,
es de imaginarse, de la capital criolla. Se quedó, pues, el
manuscrito para ser leído apenas por unos cuantos íntimos,
como una de esas obras a las que el temor a la censura impi­
den cumplir su ministerio de salir a contar la verdad en
todos los lugares en que el hombre está ansioso de ella”. (15)
Y el ilustre historiador Francisco Javier Yáñez, de quien
se dice que tuvo en sus manos los originales, por 1830, anotó
en la hoja final del ejemplar de la primera parte que poseyó,
lo siguiente: “El segundo tomo de esta obra nunca se impri­
mió por consideraciones a ciertas familias que fueron atroz­
mente ofendidas por el Obispo don Fray Mauro de Tovar, del
orden de San Benito, trasladado al Obispado de Chiapa en
1654. Los que poseen el manuscrito lo ocultan por las mismas
débiles razones”. (16).
Frente a tales circunstancias nosotros vamos a citar el
caso del eminentísimo doctor Nicanor Borges, ex-Canciller
de Venezuela de 1899, y gran experto en cuestiones de histo­
ria : En carta dirigida al General Antonio Guzmán Blanco, sin
fecha, expresa, hablando de textos históricos de su patria, que
“La de Oviedo, en su primer tomo, es la historia antigua de la
Colonia, y su segundo tomo, que yo leí por casualidad, ha
desaparecido”. (17)

(15) MORON GUILLERMO. Obra Citada, página 124.


(16) MORON GUILLERMO. Obra Citada, página 125.
(17) “Los Desvelos de un Patriota: Nicanor Borges y la defensa
de la integridad territorial Venezolana (1812-1899)”. En Boletín Histó­
rico, de la Fundación John Boulton, número 17, mayo 1968, Caracas,
página 222.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 137

¿Publicado o inédito? Ahí está el problema. En la reseña


de tal carta del doctor Borges, se dice: “Ese testimonio, que se
agrega a otros anteriormente existentes, reafirma la tesis de
que aquel segundo tomo sí fué realmente escrito y nos hace
falta alentar la esperanza de que un día, en algún todavía
inexplorado archivo público o privado de Venezuela, habrá
de aparecer tan valioso manuscrito”. (18)
Nunca pues se ha sabido a ciencia exacta, si existió o
más, si existe, este complemento al dicho libro. Pero lo cierto
es que apenas con esa primera parte, el gran maestro inmor­
talizó su nombre universalmente. De Santa Fé de Bogotá a
Santiago de León de Caracas llevó la vida para la mejor
ofrenda que desde el siglo XVII pueda unirnos a todos.

(18) “Los Desvelos de un Patriota, etc., Caracas, página 206.


PRESCOTT Y ACOSTA: DOS PROHOMBRES
DE LA HISTORIA CIENTIFICA

Por: ROBERT H. DAVIS

Para muchos, la historia no es más que un género de


literatura imaginativa. Se escribe como justificación de una
ideología política, para adular a sus antepasados, o a causa
de un fuerte motivo nacionalista. El verdadero historiador
sabe bien que ninguno de estos enfoques se puede calificar
como historia válida, es decir historia científica. Sin embargo,
hay que conceder que la escuela de lo que hoy en día se
llama historia científica empezó su desarrollo apenas a me­
diados del siglo pasado, con el pensamiento y metodología
del historiador Leopoldo von Ranke (1), quien insistió en que
era necesario escribir la historia como lo que fue, y no como
10 que hubiéramos querido que fuera. Además la historia
tiene que ser escrita solamente por medio de evidencia de­
mostrable, a base de los documentos, y no por las leyendas,
no por los rumores, ni menos por la ideología partidista del
escritor. La historia crítica y documentada ya ha llegado a
ser la buscada por todos los verdaderos historiadores.
Entre los creadores de este estilo de trabajo en los estu­
dios de la historia iberoamericana del siglo pasado, podemos
colocar al conocido historiador estadunidense William Hickling
Prescott (1796-1859) (2) y al sabio granadino General Joa­
quín Acosta (1800-1852) (3). Las obras monumentales de Pres­
cott —Historia del Reinado de Fernando e Isabel la Cató­
lica (4), Historia de la Conquista de México (5), Historia de
la Conquista del Perú (6), e Historia del Reinado de Felipe
11 (7)— son conocidos en todo el mundo. Aunque la historia
140 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

del general Acosta tiene menos acogida mundial, su Compen­


dio Histórico del Descubrimiento y Colonización de la Nueva
Granada en el siglo Décimo Sexto (8) mantiene su posición
como una de las primeras muestras de la historia científica
en la historiografía neogranadina. Los libros de ambos auto­
res han merecido repetidas ediciones (9).
Aunque últimamente las obras de Prescott se han criti­
cado como unas de las que han contribuido a la “leyenda
negra’’ de la conquista española por su interpretación nega­
tiva de ella, nadie se atreve a negar la laboriosa dedicación
con que Prescott investigó los documentos y utilizó la eviden­
cia empírica para escribir sus estudios. Bien conocido también
es el hecho de que en sus últimos años trabajaba como
investigador e historiador estando ciego. Dígase lo que se
diga acerca de su personal interpretación de los hechos, Pres­
cott fue sin duda un investigador precursor de las riquezas
de los archivos españoles que contribuyó a la redacción de
estudios científicos de gran valor para la historia iberoame­
ricana.
También lo fue el General Acosta. Léase el prólogo de
su Compendio Histórico.
“Hace ya muchos años que se siente la necesidad de una
obra que instruya nuestra juventud en la historia antigüa
de la Nueva Granada. Para llenar este vacío me propuse
reimprimir alguno de los autores antiguos que tratan de la
materia, pero leyendo detenidamente cuanto poseemos impreso
o manuscrito respecto del antiguo virreinato del Nuevo Reino
de Granada, observé que las narraciones de los cronistas, ade­
más de ser incompletas, se hallan recargadas de fábulas y
de declamaciones que ocultan y ahogan, por decirlo así, los
hechos esenciales. El lenguaje mismo antigüo, grande atrac­
tivo para el que ha adquirido el hábito de leer escritos, es
un obstáculo al común de los lectores a quienes su profesión
y ocupaciones no permiten consagrar el tiempo necesario para
sacar el jugo a memorias añejas y separar en ellas el grano
de la paja.
“Valiéndose de estas crónicas y de otros documentos, tra­
té entonces de componer una narración completa y exacta
aunque compendiosa, reproduciendo las impresiones que ha­
bía recibido con la lectura de aquellas obras, conservándoles
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 141

su interés y supliendo las unas con las otras. Esta es la que


me atrevo a dar a luz, esperando que sea de alguna utilidad
mientras una pluma más diestra se haga cargo de la empresa.
“He sido parco en juicios, deducciones y apreciaciones
filosóficas de los acontecimientos, porque esto exige talentos
que no poseo, y porque pienso que los hechos presentados
con claridad y dispuestos en el orden conveniente deben su­
gerir por sí mismos las reflexiones al lector” (10).
¿Qué declaración más clara podrá darse de la metodolo­
gía y filosofía de la historia científica?
Al considerar estos dos escritores entre los iniciadores
de esta escuela de historia, es sumamente agradable ver algu­
nos de sus pensamientos personales, las cualidades de sus
personalidades, y la historia en el proceso de creación, como
se pueden ver en las dos cartas que se reproducen aquí.
Después de una descripción de los viajes y las investi­
gaciones hechas para completar su Compendio Histórico,
Acosta apuntó esta noticia en su prólogo.
“Cuando tenía ya bien adelantado el trabajo llegó a mis
manos la historia de la Conquista del Perú escrita por el
señor Guillermo Prescot (sic), que el mundo literario reconoce
como el mejor historiador contemporáneo de las cosas de Amé­
rica. En el prólogo de esta obra alude a un trabajo histórico
de que se ocupa análogo a los anteriores, y habiendo ya
escrito la historia de México y la del Perú era de suponerse
que se proponía colmar el vacío que existe respecto del asiento
del tercer centro de civilización americana que comprende
el dominio de los Chibchas o Muiscas, y me aplaudí de que
pluma tan hábil realizara al fin mis deseos, en cuyo caso
no me quedaba sino la misión de traductor, más proporcio­
nada a mis fuerzas. Escribí pues al señor Prescot, ofrecién­
dole mis materiales, libros, apuntamientos y el mapa que
tengo trazado de la Nueva Granada a la época del descubri­
miento, y congratulándome de que nuestra historia hubiera
caído en tan buenas manos. El señor Prescot me desenga­
ñó, anunciándome que su nuevo trabajo es la historia de
Felipe II, que hará juego con la del reinado de don Fernando
y doña Isabel como la historia de México con la historia del
Perú, y dejará así este insigne historiador erigidos cuatro
142 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

monumentos históricos de la época más brillante de la mo­


narquía española” (11).
La carta de Acosta a Prescott, y el borrador de la res­
puesta de éste a Acosta se encuentran entre los papeles del
historiador norteamericano, depositados en poder de la So­
ciedad Histórica del Estado de Massachusetts (Massachusetts
Historical Society) en Boston, Massachusetts, E. U. A. Sus
textos son los siguientes:

“París, Julio 29 de 1847


12 Rué de Postes
“Muy Sr. Mío:
“El Sr. Cushing (12), su distinguido compatriota tuvo la
bondad de darme hace algunos años una introducción para
VM. Vine de Washington a Boston y no logré ver a VM. y
más tarde en 1845 viniendo a Europa tampoco tuve el gusto
de hallarlo. Mi mala estrella ha querido que pase yo por
Boston siempre en verano, estación que VM. pasa en el cam­
po. He leído casi con el mismo gusto que la Conquista de
México, su última obra sobre el Perú, y como hace algunos
años que me ocupo en reunir materiales para un trabajo
sobre la N. Granada, mi patria, desearía saber si VM. tiene
intención de escribir sobre este tercer centro de civilización,
el imperio de los Chibchas ó Muiskas que ocupaban las es-
planadas altas del territorio que hoy constituye la República
de la N. Granada. Yo he recorrido todo el país siguiendo las
huellas de los conquistadores y además de Piedrahita (13),
Zamora (14), Ocáriz (15, Casani (16), Herrera (17), Nava-
rrete (18), y demás obras impresas y relativas a aquel terri­
torio tengo los dos volúmenes manuscritos de F. P[edro]. Si­
món (19), los dos de P. Castellanos (20), la relación de
Fresle (21) también manuscrita y algunos otros documentos
inéditos de menor importancia (22), que he hallado en Sevilla
en los archivos públicos y en la biblioteca de M. Ternaux Com-
pans (23). Aunque mi trabajo está bastante adelantado y cons­
truida la carta del país a la época del descubrimiento, como
no he tenido más objeto que llenar el vacío que hoy tenemos
en nuestra historia antigüa al emprender mi obra; la abando­
naría de buena gana, si la pluma que ha escrito el Reynado
de Ysabel la Católica se encargase de la empresa, y transmitiría
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 143

a VM. todos mis documentos, limitándome entonces al oficio de


traductor. Solo de un documento importante carecemos y es
lo que escribió Gonzalo Ximénez de Quesada, con el título Tar­
des de Suesca (24) en que relataba los acontecimientos de
su expedición de Sta. Marta á Bogotá, el principal suceso
del descubrimiento de aquellos países. Este escrito que citan
los conmistas se ha perdido lastimosamente. Puede ser que
VM. tenga algunos papeles que yo no poseo. Tengo la memo­
ria original del Canónigo Duquesne sobre el calendario de
los indios Muiskas (25) que cita M. de Humboldt en sus Mo­
numentos de las Cordilleras (26), y una de las piedras de
que los sacerdotes se servían. Ojalá que VM. me haga el
favor de contestarme pronto a fin de continuar o interrum­
pir mi trabajo, y remitir a VM. los papeles, libros, ídolos y
figuras de barro, etc.
“Aun antes de haber estado en los Estados Unidos como
Encargado de Negocios de mi gobierno (27), había ya hecho
presente a la Sociedad Filosófica de Filadelfia (28) de ciertos
dibujos de monumentos Indianos hallados en el nacimiento
del Magdalena. Este presente lo hice en 1832 cuando aún
no me había ocupado de recoger datos sobre la historia anti-
güa y es probable que poco caso habrán hecho de figuras
que sin embargo tienen mucho interés y que yo desearía
tener hoy en mi poder (29).
“Acepte VM. el homenaje de mi respeto y consideración
con que me suscribo de
VM. muy atento
obediente servidor
J. Acosta
(Rúbrica)

“P. S. Sírvase VM. excusarme por haberle escrito en


Castellano, idioma que VM. conoce mejor que yo el Inglés”.

Y de Prescott, Acosta recibió esta contestación:

“Boston, Aug. 28/47.


“My Dear Sir,
“I received by the last steamer your letter in which you
give me an account of your historical labors in respect to
144 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

the ancient race of the Muiscas and the occupation of the


country by the Spaniards. At the same time you place at my
disposal your rich collection of original material for the ilus-
tration of this subject.
“I am deeply sensible to the compliment conveyed by
this offer and to the generous spirit which has prompted it;
for I know well how hard it is for the scholar to part with
materials which he has assembled so much care, cost, and
difficulty. But I have now a great historie work before me
which must engage my exclusive attention (if I have the
health to pursue it) for many years to come. This is the
regin of Phillip the Second of Spain for which I have been
several years in collecting a large mass of original documents
from the public archives and prívate libraries in the different
capitals of Europe, and especially in the Península. But now
that I consider this collection as complete, my eyes are so
much enfeebled by my literary labors that I have scarcely
any use of them. Whether this will deter me from accom-
plishing my object, I cannot now say; though my progress
at all events must necessarily be very slow.
“For these reasons it will not be in my power for me as
you percaive to avail myself of your disinterested offer; and
I can only wish you the success you deserve in the prosicution
[sic, presecution] of your enlightened labors to illustrate the
history of a race which seems to have been inferior to none
other on the American continent in civilization and historical
interest” (30).
[Borrador sin firma],

Como dijo Acosta, los documentos y los hechos, presen­


tados con desinterés hablan por sí mismos. Estos documentos
deben impresionar a cada lector de alguna manera u otra, y
no hay necesidad de discutirlos más. Las dos cartas no son
más que un fragmento en las vidas de dos historiadores,
pero ilustran rasgos del carácter de cada uno, y forman una
viñeta fascinadora de las carreras de dos prohombres de la
historia ibeoramericana científica.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 145

NOTAS

(1) Leopoldo von Ranke (1795-1886) fue uno de los más grandes
iniciadores de la moderna escuela histórica. Véase “Leopoldo von Ranke”,
en Enciclopedia Universal Ilustrada Europea-Americana [España! (70
Vols. en 72 tomos; Bilbao y otras: Espasa-Calpe, [1907! - (1930), Vol. 49,
páginas 671-672. Según estas, para von Ranke, “El método consisto en
poner en evidencia las enseñanzas que los hechos llevan en sí mismos;
el valor de los estudios históricos consiste únicamente en la investigación
y publicación de las fuentes auténticas. Mas esto no es todo: es preciso
además, un alto sentido crítico, la perspicacia para hallar las fuentes y
escoger los materiales, una mirada profunda para penetrar e i las hon­
duras del espíritu y no contentarse con la letra muerta. ..”.
(2) Para un boceto bio-bibliográfico de Prescott, véase el Dictionary
of American Biography, Alian Johnson y Dumas Malone, eds. (20 Vols.;
New York: Charles Scribner’s Sons, 1928-1936), Vol. 15, páginas 196-200.
(3) Véanse Soledad Acosta de Samper, Biografía del General Joaquín
Acosta, procer de la independencia, historiador, geógrafo, hombre cien­
tífico y filántropo (Bogotá: Librería Colombiana Camacho Roldan y Ta-
mayo, 1901), y Robert H. Davis, “Acosta, Caro y Lleras: Three Essayists
and their Views of New Granada’s National Problems. 1832-1853”, tesis
doctoral inédita, Vanderbilt University, Nashville, Tennessee, E.U.A.,1969.
(4) History of the Reign of Ferdinand and Isabel the Catholic (3
Vols.); Boston: American Stationer’s Co., John B. Russell, 1838. Según el
boceto del Dictionary of American Biography, ya citado, la primera edi­
ción de esta obra se agotó cinco semanas después de su publicación.
(5) History of the Conquest of México, with a preliminary view of
the ancient Mexican civilization (3 Vols.; London: Richard Bcntly, 1843).
(6) History of the Conquest of Perú and the civilization of the
Incas (2 Vols.; London; Richard Bently, 1847). Sobre las historias de
México y Perú, Acosta dijo en la bibliografía de su Compendio Histórico,
citado más adelante, página 434, “Los escritos de M. Prescott son indis­
pensables al que quiere conocer el estado de los conocimientos de los
modernos respecto de la historia de América...”.
(7) History of the Reign of Philip the Second (3 Vols.; London: Ri­
chard Bently, 1855-1858).
(8) Publicada primero en París: Imprenta de Beau, San Germán en
Laye, 1848; 467 páginas con mapa y cuatro láminas.
(9) Las obras de Prescott han aperecido en tantas ediciones y en tan­
tos idiomas que es imposible enumerarlas. El estudio de Acosta ha sido
impreso en tres ocasiones: la primera en París, ya citada; la segunda en
Bogotá por la Librería de Camacho Roldán y Tamayo en 1901; y la ter­
cera, también en Bogotá por las prensas de la Bibloiteca Nacional en
1942 como Tomo II de la Biblioteca Popular de Cultura Colombiana.
146 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

(10) Primera edición, páginas V-VI.


(11) Ibid., página IX.
(12) Referencia a Caleb Cushing (1800-1870), distinguido abogado,
comerciante, y estadista estadunidense. Prestó servicio militar en la gue­
rra contra México, 1846-1848, fue procurador General de los Estados Uni­
dos (Attorney General), 1853-1857, y Ministro Diplomático en España,
1873-1877. Véase el Dictionary of American Biography, Vol. 4, páginas
623-630. Seguramente Cushing y Acosta se conocieron en 1842 cuando
Acosta visitó la capital de los Estados Unidos y Cushing era diputado a
la Cámara de Representantes del Congreso Nacional. Según un aviso de
la Biblioteca del Congreso (Library of Congress), Washington, D. C., los
papeles personales de Cushing, que constan de unos 120000 piezas en
421 cajas, están abiertos al público pero desgracidamente sin índices, de
modo que no ha sido posible hasta el momento establecer o no, existen
cartas de Acosta en esta colección.
(13) Lucas Fernández de Piedrahita (1624-1688), Historia General
de las conquistas del Nuevo Reino de Granada. A la S.C.R.M. de D. Car­
los Segundo Rey de las Españas de las Indias (2^ ed.; Bogotá: Imprenta
de Medardo Rivas, 1881). Parece que la primera edición fue hecha en
Amberes, por Juan Bautista Verdussen én 1688.
(14) Alonso de Zamora (1635-1717), Historia de la Provincia de
San Antonino del Nuevo Reino de Granada (del Orden de Predicadores)
(4 Vols., 2^ ed.; Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 6265; Bogotá:
Editorial ABC, 1945). La primera edición fue hecha en Barcelona, en
la Imprenta de Joseph Llopis en 1701.
(15) Juan Flórez de Ocáriz (1612-1692), Libro de las genealogías del
Nuevo Reino de Granada. . . (2 Vols.; Madrid: Joseph Fernández de
Buendía, Impresor de la Real Capilla de su Magestad, 1674-1676).
(16) Según Francisco Esteve Barba, Historiografía Indiana (Madrid:
Editorial Gredos, 1964), página 339, la obra de José Casanni (1673-1750),
Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino de
Granada en la América, descripción y relación exacta de sus gloriosas
misiones en el Reino, Llanos, Meta y Río Orinoco, almas y terreno que
han conquistado sus misioneros para Dios, aumento de la cristiandad y
extensión de los dominios de su Majestad católica, fue publicada por pri­
mera vez en Madrid en 1741.
(17) Antonio de Herrera y Tordesillas (1549-1625), Historia general
de los hechos castellanos en las Islas y Tierrafirme del Mar Océano.
Antonio Ballesteros-Beretta y otros, eds. (12 Vis.; Madrid: Tipografía de
Archivos y otras, 1934-1953). Parece que la primera edición fue hecha en
cuatro tomos en Madrid, 1601-1615.
(18) Martín Fernández de Navarrete (1765-1844), Colección de los
viajes y descubrimientos, que hicieron por mar los españoles desde fines
del Siglo XV, con varios documentos inéditos concernientes a la historia
de la marina castellana y de los establecimientos españoles en Indias
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 147
de la marina castellana y de los establecimientos españoles en Indias
(3 Vols.; Madrid Imprenta Real, 1825-1829).
(19) Pedro Simón (1574?/1581-16??), Noticias historiales de las con­
quistas de Tierrafinne en las Indias Occidentales (5 Vols.; ¡Bogotá: Im­
prenta de Medardo Rivas, 1882-1892). La primera edición que compren­
de solamente la primera parte de la obra fue hecha en 1626.
(20) Juan de Castellanos (1522-1606). Véase Obras de Juan de
Castellanos, con prólogo de Miguel Antonio Caro (4 Vols.; Bogotá Edi­
torial ABC., 1955). La primera parte de las Elegias de varones ilus­
tres, la obra más conocida de Castellanos fue publicada en 1589, pero la
última parte no apareció hasta 1847, época en que Prescott y Acosta es­
cribieron las cartas citadas.
(21) La obra de Juan Rodríguez Freile (1566-ca. 1640), Conquista y
descubríniípntn del Nuevo Reino de Granada de las Indias Occidentales
del mar Océano, y fundación de la ciudad de Santa Fé de Bogotá .. (Bo­
gotá: Tipografía de Borda, 1884), fue publicada por primera vez en Bo­
gotá, por Felipe Pérez, Imprenta Pizano y Pérez, en 1859, después de la
muerte de Acosta y en el mismo año en que murió Prescott la obra es
más generalmente conocida simplemente como El Carnero.
(22) Véase por ejemplo, Pedro de Aguado (1513-?), Recopilación
historial (Biblioteca de Historia Nacional, Vol. V; Bogotá: Imprenta
Nacional, 1906), la primera edición de esta obra escrita en el Siglo XVI.
La nota introductoria dice, página IX, “En el Compendio Histórico de
D. Joaquín Acosta hallamos por primera vez la mención de la obra que
hoy publicamos. Fue este ilustre historiador quien nos puso en la pista
de tan precioso códice”.
(23) Henri Ternaux-Compans (1807-1864), famoso americanista fran­
cés quien poseía una rica biblioteca personal de obras y manuscritos
sobre la época de la conquista de América. Acosta incluyó en la biblio­
grafía de su Compendio Histórico una referencia a una obra de Ternaux-
Compans, Essai sur 1’ancien Cundinamarca, publicada por A. Bertrand
en París en 1842. Véase también su Archives de voyage ou collection
d’anciennes relations inédit ou tres-rare... relatifs a la geographie ct au
voyage (2 Vols.; París: A. Bertrand, 1840), y su Voyages, relations et
memoires originaux para servir a l’histoire de la decouverte de l’Ame-
rique (20 Vols.; París: A. Bertrand, 1837-1840). ,
(24) Como anota Acosta, parece que esta obra del conquistador Gon-
zolo Jiménez de Quesada (ca. 1496-1579), conocida también como “Ratos
de Suesca”, todavía no se ha encontrado. Véase Rafael Torres Quintero,
“Bibliografía de Jiménez de Quesada”, en su excelente edición de El An-
tijovio (Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, X; Bogotá: Talleres
de la Editorial Voluntad, 1952), páginas CXXXVI-CXXXVII. Sobre esta
relación de Quesada, véanse también “Epitome de la Conquista del Nue­
vo Reino de Granada”, y Fernando Caro Molina, “La importancia his­
tórica del Epitome...” Ximénez de Quesada, Vol. IV, N? 16 (Bogotá,
Enero-Junio 1971), páginas 73-90 y 115-126.
148 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

(25) Acosta reprodujo esta obra como un apéndice de su Compen­


dio Histórico. Véase la “Disertación sobre el calendario de los Muiscas”,
Indios naturales de este Nuevo Reino de Granada, dedicada al S.D.D.
José Celestino Mutis, director general de la expedición Botánica por S.M.,
por el D.D. José Domingo Duquesne de la Madrid, cura de la Iglesia
de Gachancipá de los mismos Indios”, páginas 405-417.
(26) Alexander von Humboldt (1769-1859), Vues des Cordilléres
et monumens des peuples indigénes de l’Amérique (París: F. Scho-
ell, 1810).
(27) Acosta fue Encargado de Negocios en los Estados Unidos en
1842, mandado a Washington desde Abril hasta Noviembre, para arre­
glar algunas cuestiones pendientes cuando el Ministro Estadunidense
James Semple partió bruscamente de la Nueva Granada en este año.
Véase Raimundo Rivas, Historia diplomática de Colombia, 1810-1934 (Bo­
gotá: Imprenta Nacional, 1961, páginas 220-221.
(28) Probablemente una referencia a la American Philosophical
Society, notable asociación de curiosos eruditos, que fue fundada en Fi-
ladelfia con la colaboración de Benjamín Franklin en 1743, y sigue exis­
tiendo hasta hoy día.
(29) No ha sido posible hasta el momento averiguar si todavía exis­
ten estos dibujos en la referida Sociedad, o no. Parece casi seguro que
no fueron devueltos a Acosta, pues él al menos no los utilizó en su libro.
Las cuatro láminas en el Compendió Histórico tratan de los Indios Muis-
cas o de los Indios de la Sierra Nevada de Santa Marta; no de los mo­
numentos a los cuales se refiere Acosta aquí.
(30) En Castellano la carta dice: “Muy Estimado señor, Recibí por
el último buque de vapor su carta en que Ud. me cuenta de su tra­
bajo histórico con respecto a la antigua raza de los Muiscas y la con
quista del país por los españoles. Al mismo tiempo, usted pone a mi dis­
posición su rica colección de fuentes originales para la ilustración de
este tema.

Estoy profundamente conmovido por el tributo que me hace con este


ofrecimiento y por el espíritu generoso que lo ha suscitado; porque yo se
muy bien qué difícil es para el investigador serio desprenderse de los
datos que ha reunido con tanto cuidado, tanto costo, y tanta dificultad.
Sin embargo, tengo ya proyectado una obra histórica de proporciones tan
grandes que consumirá todas mis energías (si mi salud lo permite) por
muchos años de hoy en adelante. El tema es el reinado de Felipe II de Es­
paña, para cual ya gastado varios años en coleccionar una gran canti­
dad de datos originales de los archivos públicos y de las bibliotecas
particulares de las distintas capitales de Europa, y especialmente de la
Península. Pero ya, lamentablemente, cuando considero esta investigación
suficientemente completa, mis ojos se han debilitado tanto por mis es­
fuerzos literarios que apenas puedo utilizarlos. Si esta situación me de­
tiene en el cumplimiento de mi objetivo, todavía no puedo decirlo, aunque,
en todo caso, mi trabajo futuro no puede ser sino muy lento.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 149

Por estas razones, no me será posible, como Ud. lo comprende apro­


vecharme de su propuesta desinteresada; y yo no puedo hacer más que
desear para Ud. el éxito que tan justamente merece en el desarrollo de
su noble tarea, en sus ensayos para ilustrar la historia de una raza
indígena cuya civilización é importancia histórica son tan dignas de aten­
ción como cualesquiera otras en el continente americano”.
INFORME
Sobre investigaciones realizadas en el Exterior.

Por: KATLEEN ROMOLI DE AVERY

Me es muy grata esta ocasión para presentar a la hono­


rable Presidencia de esta Corporación y a ustedes, mis cole­
gas, el informe sobre las investigaciones realizadas en el ex­
terior en 1969 y 1970: no solamente por la obligación que me
fue puesto por el mismo Decreto de comisión, sino como expre­
sión de mi agradecimiento del apoyo cordial y activo que me
ha brindado la Academia, y en especial el doctor Martínez
Delgado como Coordinador de la Historia Extensa, en mi deseo
de hacer estudios que consideraba necesarios para el trabajo
que me ha sido confiado.
El informe será breve y sencillo; en parte porque ustedes
saben mejor que yo, lo que implica una investigación de
orden histórico, y en parte por la imposibilidad de reseñar
todas las investigaciones efectuadas en diferentes archivos
durante un año de labores intensivas.
Basta con decir que el producto de éstas se concreta en
unos doce kilos de papeles —notas, transcripciones textuales,
extractos y unas cuantas fotocopias— para que ustedes se
den cuenta de que me debo limitar —fuera sólo por miseri­
cordia para con quienes me escuchan— a un resumen muy
escueto de los trabajos, y a una que otra muestra de los re­
sultados de éstos.
Me fui de Colombia con un doble encargo: por una parte,
de investigar, en conexión con el trabajo en preparación para
la Historia Extensa, sobre el descubrimiento y los primeros
establecimientos españoles en tierras colombianas; y por otra
152 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

parte, de buscar datos sobre los pueblos autóctonos del te­


rritorio —esto, en cumplimiento de una comisión del Instituto
Colombiano de Antropología, al cual pertenezco. Afortuna­
damente, las dos investigaciones corrían parejas, puesto que
la etnográfica versaba sobre los grupos indígenas que encon­
traron aquí los conquistadores y pobladores españoles. En
efecto, es en las relaciones, informes y testimonios de éstos,
que se encuentran— aunque no tanto, ni tan frecuente­
mente como sería de desear— las noticias que contribuyen a la
identificación de las culturas prehispánicas del territorio de
Colombia.
En cuanto a la investigación estrictamente histórica,
quizás podría parecer curiosa la insistencia en hacerla, en
vista de que son muchos años (más de cuantos quiero contar),
que concentro buena parte de mis estudios en el perído del
descubrimiento y de las primeras empresas colonizadoras en
estas partes de América. Pero fue precisamente por los nue­
vos datos y dudas surgidos de estos estudios, que me parecía
imprescindible hacer otras averiguaciones y buscar una docu­
mentación más amplia: particularmente, con respecto a pun­
tos donde los datos que poseía estaban en contraste con ver­
siones generalmente aceptadas de los acontecimientos en
cuestión.
Como es obvio, las investigaciones debían realizarse prin­
cipalmente en España, y sobre todo, en el Archivo General de
Indias en Sevilla. Idealmente, habrían incluido algunas en,
por ejemplo, el Haus-Hof —und Staats-Archiv de Viena, y en
el Archivo Secreto del Vaticano— por no decir nada de los
innumerables archivos municipales y provinciales en que pue­
de haber informaciones valiosas acerca de nuestros descu­
bridores. Pero, ni el tiempo, ni mis medios alcanzaron a tanto.
Salí de Bogotá el último sábado de agosto de 1969, y el
lunes siguiente empecé en el Museo Británico. La ida a Lon­
dres tuvo por objeto examinar ciertos mapas y códices con­
servados allí, y hablar con unas eminentes autoridades en
materia de cartografía y nociones geográficas del Medioevo
y de los siglos XVI y XVII. Desgraciadamente, las tres per­
sonas a quienes quería consultar, estaban todas fuera del país
en goce de vacaciones, y como el tiempo apremiaba, tuve que
contentarme con un más bien apurado estudio del material
cartográfico que en el campo de mis intereses especiales con­
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 153

serva el Museo Británico. Había pensado en conseguir unas


reproducciones en color de las cartas manuscritas de la costa
colombiana que se contienen en el famoso Waggoner de Wil-
lam Hack, pero ante las dificultades que se presentaron, opté
por quedar con las fotocopias en blanco y negro que ya poseo,
tomadas del códice original en la Huntington Library.
De Londres pasé a Bruselas. Abrigaba la esperanza de en­
contrar en Bélgica algún documento inédito que hablara de
los descubrimientos en el Nuevo Mundo. Como se sabe, desde
por lo menos 1497, se recibían en los Países Bajos informes más
o menos detallados de los acontecimientos de España, los que
se hacían más asiduos después de 1504, cuando murió la Reina
Católica, y que a partir de 1516 tuvieron carácter oficial.
Además, comenzando con el segundo viaje de Colón en 1493,
religiosos flamencos iban a las Indias, y lógicamente, éstos
deberían haber relatado a sus superiores y amigos de Europa
las cosas vistas en los extraños países de la mar Océano. Al
cabo de tres semanas, sin embargo, tuve que aceptar lo que
me decían archiveros, bibliotecarios, profesores e historiado­
res de las Ordenes religiosas: que en Bélgica no se conserva
nada documental sobre los hechos de las primeras décadas de
la historia americana. O por lo menos, que si existen tales
fuentes, su paradero es un misterio.
De Bruselas seguí directamente para España, haciendo
sólo un pequeño detour para visitar una colección, que se de­
cía importante, de artefactos precolombinos, que se conservan
en el museo de Auch. La pequeña ciudad antigua es encan­
tadora; la colección, donada por un nativo de Armañac que
vivió largos años en América, fue una desilusión.
Las investigaciones en España empezaron, lógicamente,
en el Norte: con la visita a unos lugares apartados, asociados
con descubridores y gobernantes de lo que hoy es Colombia,
y unos días en el Archivo Municipal de Burgos.
Así fui a Andagoya, diminuto caserío del valle de Cuar-
tango, para hallar que en este verde rincón de Vizcaya viven
todavía los descendientes de la familia Ibáñez, la de nuestro
Pascual de Andagoya. Entre las pocas casas de la villa —gran­
des, severas, de oscura piedra gris, agrupadas sin orden de
calles— don Justiniano Ibáñez me mostró aquella en la cual,
según algunos, nació su antepasado Pascual, titular de la
primera gobernación del occidente de Colombia.
154 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Luego hice una excursión al Val Caderechas, otrora cuar­


tilla de la merindad de la Bureba, en las montañas de Burgos.
Aquí está la pintoresca villa de Ojeda: unas casas adosadas
a un abrupto ramal de la serranía. El descubridor Alonso de
Ojeda era vecino de Cuenca, pero hay quienes sostienen, a
veces con pasión, que era nativo de Ojeda de Valcaderechas.
Y bien puede ser que los progenitores de nuestro Ojeda tuvie­
ron origen en esta apartada región de Castilla la Vieja, donde
casi todos los vecinos se preciaban de su hidalguía. Aún hoy
—me decía el padre cura de Ojeda y los sitios circunvecinos—
un 25 por ciento de los habitantes de estos lugares se deno­
minan, o Alonso (como apellido), o de Ojeda. Debo decir que
las investigaciones que más tarde hice en los archivos de Va-
lladolid, Simancas, Madrid y Cuenca, mientras proporciona­
ban acopio de informaciones sobre un número de Ojeda, no
establecieron el nexo entre los infanzones del Val Caderechas
y nuestro Alonso de Ojeda conquense. Dejo para otra ocasión
la discusión de las distintas tesis, de los datos recogidos,
acerca de la familia del descubridor.
Fui también al Valle de Ojeda en el norte de la provin­
cia de Palencia, por el cual pasa uno de los antiguos caminos
de Santiago. Aquí cada toponimo termina en “de Ojeda”:
Prádanos de Ojeda, Olmos de Ojeda, Quintanatello de Ojeda,
Payo de Ojeda y muchos otros. En Cozuelo de Ojeda están los
restos del convento de las frailes de Santiago, fundada por el
rey Alonso VIII en 1186. El convento se denominaba Santa
Eufemia, y de él queda la magnífica iglesia románica, pre­
servada por obra del actual dueño de los terrenos, en la cual
están los sarcófagos de doña Sancha, hermana de Fernando
III, y de un misterioso señor conocido como don Juan de la
Poca Tripa. Desde la iglesia se mira la mole azul de los Picos
de Europa. Tal vez, sea solamente coincidencia el hecho de
que el último nombre que puso el descubridor Ojeda en la
costa colombiana, fue el de Montañas de Santa Eufemia.
Luego pasé a Simancas. Trabajé en este Archivo, y por
unos días en el de la Real Chancillería de Valladolid, hasta
mediados de noviembre, cuando empieza el horario de invierno
y los Archivos permanecen cerrados en la tarde. El antiguo
castillo de Simancas ha sido magníficamente restaurado y
acondicionado en años recientes. Aun cuando se trasladaron,
hace casi dos siglos, los fondos americanos —veinte y dos
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 155

carros de papeles preciosos— al Archivo de Indias de Sevilla,


todavía quedan en Simancas documentos muy interesantes
para el investigador americano. Además, aquí como en la
Chancillería de Valladolid, se conservan expedientes impor­
tantes relativos a las familias hidalgas de Castilla. El examen
de estos pleitos y pruebas se relacionan directamente con otras
de mis investigaciones, pues los descubridores de Colombia
eran hijosdalgo. (Cabe señalar que la hidalguía, tan aprecia­
da por los españoles de aquel entonces, no era cosa rara. Se­
gún el censo de 1541, el promedio de hidalgos en la población
de las provincias de Castilla, era de 7 u 8 por ciento, y bas­
tante más alto en las provincias antiguas de León y la Vieja
Castilla; en Vizcaya y Guipúzcoa, cada familia nativa tenía
rango hidalgo. Se comprende así el hecho —a veces contro­
vertido— de la proporción alta de hijosdalgo entre los con­
quistadores del Nuevo Mundo).
En Madrid, dividí la mayor parte de mi tiempo entre el
Archivo Histórico Nacional y la Biblioteca de la Real Aca­
demia de Historia. Esta, está abierta únicamente de 4 a 7%
p.m., así que trabajaba la mañana en el Archivo Histórico,
y la tarde en el de la Academia. La excelente biblioteca de la
Casa de Velázquez, del Instituto de Francia, me fue muy útil,
pues es rica en obras de referencia y catálogos de archivos y
colecciones. Hice también unas averiguaciones en la sección
de manuscritos de la Biblioteca Nacional.
En diciembre, me trasladé a Sevilla, y aquí permanecí
hasta emprender viaje de regreso, con excepción de unas vi­
sitas a lugares de interés para mis investigaciones —y natu­
ralmente, de las salidas en los domingos y días festivos, con
los compañeros de archivo, a los bellos sitios históricos que
son orgullo de Andalucía. La última excursión investigativa,
y la más larga, fue a Belalcázar (Bel-, no Ben-), Bolaños de
Almagro y Cuenca.
En el Archivo de Indias, la investigación es ahora más
fácil y más cómoda de lo que era hace algunos años, gracias
a las reformas que se han hecho tanto bajo la dirección de
don José de la Peña, como ahora bajo la actual directora del
Archivo, doña Rosario Parra. A las innovaciones en cuanto a
la ordenación de los fondos, y las mejores facilidades brin­
dadas a los investigadores, se ha añadido últimamente el aire
acondicionado, que hace agradable el trabajo aun cuando la
156 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

temperatura afuera es de 39 o 40 grados. Del resto, el verano


no era muy duro, y nunca experimentamos las temperaturas
de 50 grados que nos prometieron los amigos sevillanos.
En el Archivo, las Secciones a las cuales principalmente
me dediqué, fueron las de Justicia, Patronato Real y Gobierno,
pues otras Secciones de mucha importancia, como son las de
Contaduría y Contratación, han sido extensamente estudia­
das, y muchos de sus documentos publicados, textualmente o
en extractos, o resumidos en la Colección Muñoz. En Pa­
tronato hay las descripciones de descubrimientos, conquis­
tas, poblaciones y pacificaciones, y las informaciones de ser­
vicios y méritos de descubridores y conquistadores. Justicia,
tiene la subsección de Residencias, y las de Autos fiscales y
entre partes, y un apartado de Informaciones y Probanzas.
En Gobierno, hay entre otras materias, la divertida serie de
informes, quejas y relaciones de oficiales y particulares, y el
extraordinario Indiferente General, depósito de todos los pa­
peles que por olvido o por incertidumbre acerca de su clasifi­
cación, quedaron fuera de las otras secciones. En Indiferente
General se puede hallar cualquier cosa, y en el mismo legajo
se puede ver el reclamo de un barrendero de Panamá del siglo
XVI, sobre prestaciones sociales, y un informe de puño y letra
de Sebastián Elcano referente al primer viaje alrededor del
mundo.
Como es evidente, el material contenido en los fondos
consultados, es inagotable, y uno se siente como un ratoncito
tan insignificante como presuntuoso, ante la montaña im­
presionante de los documentos que, idealmente, debería exa­
minar. La verdad es que para la investigación histórica ver­
dadera, no basta la voluntad, la paciencia, el entusiasmo, y ni
siquiera la experiencia. Necesita tiempo.
Como ejemplo, aquí —o mejor, allí— están las Residen­
cias. Sabido es que en las que se tomaron a los primeros go­
bernadores, oidores y conquistadores de estas tierras, se en­
cierra gran parte de la historia temprana de Colombia. En
ellas se revisan las actuaciones de los residenciados y los
eventos de los años anteriores, en ellas se ventilan rencores
y rivalidades; y entre los montones de papeles y las inter­
minables repeticiones de los testigos de innumerables pro­
banzas y contra-probanzas, están enterrados los datos que
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 157

nos hacen falta para comprender los acontecimientos de aquel


entonces.
Ahora bien: solamente en cuanto se conserva de las dos
residencias casi contemporáneas de Francisco Briceño, hay
unas doce mil fojas —veinte y cuatro mil páginas tamaño
folio— escrito en letra pastrana. Los papeles de las residen­
cias de Pedro de Heredia suman más de 16.000 fojas, y en los
relativamente modestos legajos de la residencia de Juan de
Vadillo, hay 6.200 y pico. Sobre estos mamotretos el investi­
gador, que debe combinar los atributos de un arqueólogo (o un
guaquero), y de un juez de hecho, se clava día tras día, di­
vidido entre el júbilo por los hallazgos y la preocupación de
haber dejado inadvertido algo significante.
Tal vez, habría que decir algo de un aspecto del trabajo,
no por pedestre menos indispensable: esto es, la consulta de
catálogos e índices de archivos y colecciones. Idealmente, se
lo haría antes de emprender una investigación determinada,
sobre todo tratándose de una investigación por desarrollar
fuera del país, con el fin de que la orientación previa permi­
tiera luego ahorrar tiempo precioso en el exterior. Desgracia­
damente, faltan en el país la mayor parte de estas obras
orientadoras de invetigaciones especiales, que son a la vez
instrumentos valiosos para los estudios en campos diversos, y
monumentos a la paciente erudición de sus autores.
De paso, anoto otra faceta de las labores, que cada inves­
tigador conoce, por sus pecados. Es esta, la de la confronta­
ción de documentos ya conocidos en transcripciones de im­
prenta, con los originales conservados en los archivos. Cuando
de hechos de la conquista se trata, estas comparaciones son
a veces desesperantes, pues aparte las normales trabas y acer­
tijos de la paleografía, se encontraron los copistas con nom­
bres y términos indígenas, de los cuales no poseían claves.
Confieso que a pesar de que algunos cotejos me resultaron en
extremo útiles, tuve que suspender este trabajo, porque bien
hubiera podido llenar todo el tiempo de que disponía.
Con todo, teniendo en cuenta las limitaciones del tiempo,
y las mías propias, estoy razonablemente satisfecha de cuanto
he podido lograr. Hubo unas frustraciones, inevitablemente;
pero debo admitir que de éstas las más graves eran de espe­
ranzas atrevidas, pues trataban de la localización de docu­
mentos, y hasta de todo un archivo, cuyo paradero ha sido
158 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

buscado por personas capaces que disponían de oportunidades


excepcionales para encontrarlo. El archivo extraviado, es el
del Puerto de Santa María de la casa Medinaceli. Como don
Luis de la Cerda, duque de Medinaceli y señor de El Puerto,
era protector de Colón, patrón de Alonso de Ojeda y señor del
vecino de esa villa, el piloto Juan de la Cosa, el archivo de
ese título de la casa ducal podría ser de enorme interés para
la historia del descubrimiento. Existía, aunque no a dispo­
sición del público ni en poder de la familia, hasta época re­
ciente; desapareció en circunstancias que sería largo detallar,
dejando un vacío en la magnífica colección de los archivos de
Medinaceli ahora reunidos en la Casa de Pilato al cuidado
experto de don Joaquín González Moreno.
Por otro lado, los resultados positivos son muchos. Al­
gunos de los datos nuevos —la mayor parte de ellos, no tie­
nen trascendencia tomados individualmente. Pero en conjunto
aclaran muchas actuaciones de los primeros exploradores y
pobladores del territorio colombiano. Además, hay datos en
sí sencillos, que determinan una serie de rectificaciones im­
portantes. Un ejemplo de esto, es la fecha de salida de la
armada de Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa, que des­
cubrió desde la Guajira hasta Portugandí en el Istmo. Aun­
que no hay unanimidad acerca de esta fecha, la mayor parte
de los historiadores modernos, empezando por Navarrete, han
optado por la de octubre de 1500, en los primeros días del
mes. En ésta fecha se basa Navarrete para afirmar lo falaz de
una declaración de Alonso de Ojeda, y por consiguiente lo
inescrupuloso del descubridor; en esta fecha se basan buena
parte de los argumentos de quienes sustentan que el planis­
ferio famoso de Juan de la Cosa es, o falsificado en cuanto al
año rotulado en el mismo mapa, o bien hecho de otra mano,
en época posterior. Cosa —se dice— no hubiera podido re­
gistrar en el mapa, ni el último viaje de Cabot, ni el‘ descu­
brimiento del Brasil por Vicente Yáñez Pinzón, porque Pinzón
no regresó del viaje sino el 30 de septiembre de 1500, cuando
Cosa estaba por zarpar de Cádiz con Bastidas. Pero se da el
hecho de que existen pruebas documentales de que Bastidas
y Cosa no salieron de España antes de fines de febrero o prin­
cipios de marzo del año 1501. Cosa tuvo tiempo de sobra para
dibujar las exploraciones de Cabot, y cinco meses para
añadir lo de Pinzón; y lo depuesto por Alonso de Ojeda,
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 159

acerca de la fecha en que Bastidas había llegado a la Guajira,


lejos de demostrar la falta de verdad del descubridor, com­
prueba lo exacto de su declaración. Ojeda tenía sus defectos,
pero el de mentir sobre el inicio de la exploración de Bastidas
no fue uno de éstos. Añado que al establecer la fecha verda­
dera de partida de Cosa y Bastidas, se elimina la necesidad
de hacer acrobacias historiográficas para cordinar la topo­
nimia puesta por éstos, con la supuesta cronología de viaje.
Dos novedades merecen una mención sumaria. Una es la
lista de todos los indios encomendados en la jurisdicción de
Cali en 1552, de especial interés para la determinación de la
discutida filiación de los pueblos autóctonos del valle del
Cauca. Son más de 3.300 apellidos, y 33 nombres de tribus
o grupos. Evidentemente, no es posible adelantar por ahora
ninguna conclusión al respecto; parece, sin embargo, que ha­
bría que excluir la supuesta filiación chibcha de los dichos pue­
blos. Otro hallazgo del cual estoy feliz, pues es un asunto que
desde tiempo me interesa, es la prueba documental de la ubi­
cación de la fundación de Cali por Belalcázar. Sobre ésta, la
única fundación de la ciudad, espero entregar pronto para la
Revista, una relación pormenorizada, pues entre las informa­
ciones diversas recogidas poblaciones de españoles en la go­
bernación de Popayán, indudablemente tiene prelación la so­
lución de tan debatida cuestión como es la ubicación de la
primitiva Cali.
Huelga insistir con ustedes sobre los encantos de la in­
vestigación documental, que al lado de los datos inmediata­
mente pertinentes a la materia de nuestro estudio del mo­
mento, proporciona tantos detalles que hacen vivir para nos­
otros los protagonistas de la historia como si fueran personas
conocidas y tratadas cotidianamente. Da gusto leer, a manera
de apéndice a las eruditas discusiones de las bulas y tratados
sobre la Línea de Demarcación, la carta de Fernando el Ca­
tólico al hijo de su secretario fallecido unos años antes, en la
cual dice que no encuentra el documento del Pacto de Torde-
sillas —¿quizás quedó entre los papeles de su padre? ¿Y qué
decir de los chismes, tan divertidos como instructivos acerca
de las intimidades de poderosos y conquistadores rasos?
Ante la necesidad de aprovechar hasta el último momento
el período a mi disposición para búsquedas y averiguaciones
en los fondos históricos, fue forzoso dejar el ordenar el ma­
160 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

terial recogido, hasta estar nuevamente aquí. En ésta labor


estoy actualmente. Los papeles relativos —esos doce kilos de
papeles de que hice mención al comienzo de ésta relación—
que por motivos comprensibles tuve que enviar por correo or­
dinario, demoraron más de cuatro meses en llegar, pero me
fueron entregados intactos.
Quiero señalar la acogida cordial que en todas partes tu­
ve de archiveros, bibliotecarios y otras personas de especial
distinción en el campo de los estudios hostóricos. Entre éstos
hay varios miembros y amigos de esta Academia: don Manuel
Ballesteros y Gaibrois, don Francisco Morales Padrón, don
José María de la Peña y Cámara, don Demetrio Ramos, doña
Rosarlo Parra, actual directora del Archivo de Indias; doctor
Carete, director en Cuenca de la Casa de Cultura, en la cual
se guardan los antiguos archivos de protocolo de la ciudad;
y muchos otros que sería largo enumerar. Al igual de todos
los que, dedicados a la persecución de las verdades de la his­
toria, han ido a estudiar los archivos de Europa, y especial­
mente, de España, yo siento profunda gratitud por la gene­
rosidad con que allá se brinda toda clase de facilidades al in­
vestigador extranjero. Y finalmente, quiero recordar el es­
píritu de compañerismo que impera en los archivos, y quizá,
particularmente en el Archivo de Indias. La desinteresada
cooperación entre compañeros de investigación, en atmósfera
de amistosa colaboración que se respira, es aún en retrospecto
un estímulo constante.
BIBLIOGRAFIA

POR CAMINOS DE MAR, TIERRA Y AIRE

De: RAFAEL GOMEZ HOYOS

Para celebrar los 25 años de labores de la Industria Co­


lombiana de Llantas, el gerente general don Francisco de
Abrisqueta, tuvo la excelente idea de publicar, con el título
que antecede, el libro escrito por Abel Cruz Santos sobre los
caminos de Colombia. Bellísima edición que honra a la em­
presa patrocinadora, y cuyo ejemplo debería inspirar a las
entidades industriales y comerciales a fin de que en lo posible
economía y cultura vayan hermanadas.
Abel Cruz Santos, actual presidente de la Academia Co­
lombiana de Historia, tiene en su haber numerosas obras de
economía e historia, excelentes por el contenido y apreciables
por la forma. Antiguo ministro de Obras Públicas de la admi­
nistración Santos, hombre culto de severas lecturas, conoce­
dor práctico de la geografía patria y amante de la historia
era ciertamente la persona más indicada para trazarnos, en
ágiles líneas, el origen, desarrollo y estado actual de nuestras
vías de comunicación por tierra, aire y mar. Y nos ha presen­
tado una síntesis afortunada en que se mezclan los datos es­
tadísticos y las enseñanzas de la técnica con las observaciones
sagaces del letrado y las gratas reminiscencias del historiador.
La evolución de los trasportes en Colombia —paralela al
correr de los años de cuantos como el autor hemos doblado la
esquina de la media centuria— es tema gratísimo que hace
volver las miradas a la niñez y primera juventud, cuando re­
corríamos los caminos solitarios y polvorientos al paso lento
de la muía, navegábamos en barcos fluviales ya desaparecidos,
162 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

subíamos con respetuosa admiración al tren y mirábamos


asombrados y curiosos la frágil estructura del hidroavión.
El delicioso prólogo que sirve de magnífico pórtico a la
obra, cargado de nostalgia, evoca los recuerdos del autor, que
son también propios de cuantos vivimos en la lejana provin­
cia y nos tocó sentir crecer la patria en sus caminos de tierra
y de río, y ahora la vemos expandirse por los mares y los
aires del mundo en flotas que hinchen de orgullo el alma co­
lombiana. Modestamente confiesa Cruz Santos que no es un
libro técnico, ni didáctico, ni tampoco histórico. Pero en cam­
bio de todo ello participa —y en notable calidad— porque ins­
truye, deleita e inspira fe en el futuro de Colombia.
El texto se enriquece a veces —para suavizar la inevi­
table monotonía de las cifras y enumeraciones— con relatos
de viajes realizados por personajes ilustres que como Hum-
boldt, han recorrido la geografía del país y nos dejaron, en
páginas inolvidables, vividas descripciones de la tierra y de
la gente; y brevísimas biografías, como la del Almirante Pa­
dilla, esmaltan el libro de verdaderas joyas literarias de alto
valor histórico. Además, numerosas ilustraciones selecciona­
das con innegable gusto y dispuestas a veces en forma impre­
sionante para dar relieve al progreso que hemos alcanzado
en los últimos años, contribuyen a dar a la obra sentido ar­
tístico e interés humano.
El estilo fluyente y el lenguaje correcto, la anécdota opor­
tuna y la cita apropiada, el tono descriptivo con ligeros toques
poéticos, tornan útil y deleitosa la lectura y realzan el mérito
de este volumen que en buena hora entregó Icollantas a la
bibliografía colombiana. En todo él resplandece y halla apli­
cación la idea de Darío Echandía —citada por el autor—
acerca de las relaciones entre la política y la técnica: “Sin el
genio de los que inventaron la máquina de vapor o los moto­
res de explosión no existiría tal vez la democracia. Los puros
hombres de ciencia y los técnicos exclusivos no pueden reem­
plazar siempre a los políticos en su función propia de gober­
nar. Pero en nuestro tiempo los estadistas tienden cada día
más a convertirse en intermediarios entre la técnica y la
multitud; su acción característica parece que fuera la de
transmitir al pueblo, para que este los acepte, sancione y eje­
cute, los planes y prospectos de la vida social, concebidos y
elaborados por los expertos y los sabios”.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 163

Este ensayo cumple, pues, a cabalidad el propósito del


autor y de quienes lo patrocinaron: destacar el esfuerzo cons­
tante que, a partir de los aborígenes, han venido realizando
los colombianos en las vías de comunicación, indispensables
para conseguir la integración nacional. Esfuerzos y logros de
singular mérito, en un país como el nuestro que ofrece difi­
cultades al parecer insuperables pero que han venido vencién­
dose a golpes de voluntad y de talento.

Una obra ejemplar.

HISTORIA DE LA CASA DE MONEDA

Por: MANUEL JOSE FORERO

Dice mucho al espíritu santafereño y bogotano la deno­


minación Historia de la Casa de Moneda. En ella se encuen­
tra envuelta una etapa tradicional de nuestra vida pre­
independiente y republicana; y dentro de su ropaje están
mezclados los colores de la España de Femando VI, el Justo,
y las tres irradiaciones del pabellón de Colombia.
Sin que bajo sus amplios aleros las añejas crónicas re­
gistren sucesos legendarios, la Casa de Moneda de Santafé
tiene grato sabor de leyenda. Sus altos muros hablan tam­
bién muy alto en cuanto al poderío y la magnificencia del
pasado. Y sus hierros forjados permiten o exigen imaginar
escenas cortesanas.
La expresión grabada sobre el portalón austero dice así:
“Reinando don Femando VI el Justo se incorporó en su Real
Dominio. Reedificó Amplio y Acabó siendo Virrey el Exmo. Sor
Dn. Joseph Solís Folch de Cardona y Primer Super Intenden­
te el Señor Dn. Miguel de Santistevan”. Una línea recta bien
perceptible anota: “Año 1756”.
164 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Los tres volúmenes ahora publicados bajo la protección


del Banco de la República, en la capital de Colombia, y he­
chos por la doctísima pluma y dirección del Profesor Antonio
María Barriga Villalba, cifran, resumen y compedian todo lo
deseable en la materia histórica de donde tomaron la vida.
El profesor Barriga Villalba ha dotado a la ciudad de un
Código legible y memorable. La historia no consiste solo en
el relato, ni está completa en la documentación acerca de un
personaje determinado o de un suceso trascendente. La his­
toria no es la recopilación de fechas, vivas en su momento,
inertes bajo la pesadumbre del tiempo veloz. Como tampoco
es la lista de los nombres que un día conmovieron a quienes
pudieron repetirlos, con amor, temor o desdén; y luego se
confundieron, entremezclaron y opacaron al llegar a las pla­
yas humanas las nuevas olas vigorosas y estremecidas.
Narrar lo que fue en otros siglos y lo que ahora es la Casa
de Moneda, significó en el primer instante para el doctor
Antonio María Barriga Villalba una empresa caudalosa, no
exenta de tedio, no distante de la pesadumbre que guardan
los archivos, a pesar de su propia importancia. Leer aquellos
signos antiguos de quienes dijo Cervantes “que no los enten­
derá Satanás”, trae consigo una fatiga no eludible. Precisar,
no obstante, su contenido; definir su importancia; enaltecer
en el presente lo que dijeron en el pasado, es labor meritoria,
exactamente por las dimensiones propias de su dificultad.
Los anales de la Casa de Moneda de Santafé han dejado
de ser un punto ignorado de los anales mayores de la nación.
Cronológicamente runidos se encuentran en el libro del pro­
fesor Barriga Villalba aquellos pliegos sin cuyo auxilio y
presencia de nada servirían los fenómenos de la existencia del
edificio levantadb por manos de súbditos y sustentado por
diestras de ciudadanos.
Según las palabras iniciales estampadas en el primero
de los tres volúmenes de la obra, “comprende este estudio la
historia de la Casa de Moneda de Santa Fe de Bogotá, que en
orden conológico abarca tres épocas. La primera, de los Teso­
reros Particulares, de 1627 a 1753. La segunda, la administra­
ción por cuenta de la Corona, por intermedio de los Virreyes,
con un Superintendente de fábrica, en los años de 1753 a 1819;
y la tercera, en la historia correspondiente a la época repu-
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 165

blicana”. Ese plan fue observado cuidadosamente por el autor,


a lo largo de los numerosos apartes y capítulos preparados
con cuidado y destreza por él.
Como palabras preliminares estampa en seguida: “Los
primeros hallazgos, las referencias numerosas que obtuvie­
ron los conquistadores sobre el oro nativo, verificadas por el
uso que del metal hacían los indígenas, comprobadas por los
despojos abundantes; y el encuentro de ricos aluviones de
oro en los avances de la conquista de la tierra firme, crearon
en los castellanos el espejismo de El Dorado, si pudiéramos
decir así, por que fue verdad, no un templo macizo de oro, ni
sagrados y rutilantes depósitos; pero sí hallaron un país in­
mensamente rico que, en este conglomerado de los Andes, en
sus playas y aluviones, farallones y repliegues, guardaba y
aún retiene, cientos de miles de toneladas del aurum, base
de toda riqueza. Y dieron fuerza a esta mentalidad, los reque­
rírmenos que en la época tenía la monarquía por la escasez
de los metales preciosos, que había producido violentas cri­
sis, y en momentos en que la moneda de vellón florecía en
toda su desnudez. La plata y el oro de América movieron el
comercio, y el sol de la prosperidad fue entonces cuando no
se puso en los confines del imperio”.
Grato es para los historiadores del Derecho Español en
Indias repasar las disposiciones tomadas por la Corona de
Castilla, cuando todavía flotaban en los aires las brisas a cuyo
amparo se movieron las carabelas de Cristóbal Colón. Gratí­
simo es leer ahora (merced a las ediciones facsimilares patro­
cinadas por el Instituto de Cultura Hispánica, de Madrid),
las ordenanzas cuya firma refleja en cada hoja la voluntad
de los grandes y la determinación de los Consejeros. En este
caso facsimilar tenemos a nuestra mano derecha el Cedulario
Indiano recopilado por Diego de Encinas, fecha 1596. Lo cual
significa en dos palabras que fue hecho ciento cuatro años
después del Descubrimiento de este Nuevo Mundo. El Cedu­
lario comprende cuatro grandes volúmenes, tan generosos
en sus márgenes y tan legibles en su texto, como si acabaran
de recibir el último vistazo de los impresores rendidos ante la
majestad de Carlos y Felipes. En Madrid y en la Imprenta
Real aparecieron bajo los emblemas propios del tiempo y del
del imperio.
166 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Sobre monedas, oro, plata, casas de moneda, trueques,


rescates, minas, sepulturas aborígenes, ídolos, etc., se hallan
en los libros de leyes de Indias declaraciones numerosas, cosa
tan natural entonces como lo fueron tantos mandatos minu­
ciosos. Precisamente entre las Publicaciones del Banco de la
República y del Archivo de la Economía Nacional son plau­
sibles, en la mayor esfera, los tratados cuyo conjunto permite
al leyente reconstruir vastos cuadros del orbe económi­
co del país.
Otros libros, muy útiles para quienes deseen profundizar
en estas materias, antiguas siempre y siempre nuevas, vienen
a ser las Notas a la Recopilación de Indias, por Manuel Josef
de Ayala. Esta obra, inédita por muchos años, ha sido trans­
crita y publicada recientemente en las Ediciones Cultura
Hispánica, al cuidado del doctor Juan Manzano Manzano,
catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Sevilla.
Al mismo profesor debemos la Historia de las Recopila­
ciones de Indias. El cual observa en el prólogo del volumen se­
gundo: “.. .Buena prueba del interés creciente que en insig­
nes historiadores de nuestros días han venido despertando
los proyectos legislativos de la centuria decimoséptima son las
últimas monografías de algunos maestros del americanismo
español, centradas en las dos grandes figuras de aquel siglo:
Antonio de León Pinelo y Juan de Solórzano Pereira”.
Consignamos lo dicho para insistir en la importancia de
obras como la del profesor Antonio María Barriga Villalba.
El Derecho Público y el Derecho Administrativo, incorpora­
dos al continente iberoamericano por los rectores del pensa­
miento castellano, reflejo fueron y vislumbre clara, de las
doctrinas enseñadas por los mayores y más diestros juriscon­
sultos de Alcalá y Salamanca.

Recorre uno la historia general de Colombia al pasar,


una a una, las páginas de la Historia de la Casa de Moneda.
Desde la Ordenanza de 1565, dada por Felipe II en cuan­
to a la acuñación de monedas de plata en América, entra el
lector en conocimiento de disposiciones generales o parciales,
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 167

valiosas para entender la materia en que, últimamente y en


obras estupendas, se han hecho oír Abel Cruz Santos, con su
dominio característico, y Antonio María Barriga Villalba,
con su acreditado conocimieno numeroso.
Nombres y apellidos que subsisten aún en la sociedad co­
lombiana o han desaparecido al paso del tiempo dilatado, se
hallan aquí; Alonso Turrillo de Yebra, Iñigo de Alvis, Anto­
nio de Vergara Azcárate, José Prieto de Salazar, Vicente Ca-
bueñas de Valderas, Francisco de Urretavisque, Miguel Henrí-
quez de Mansilla...
Cuando empiezan a distinguirse en el cielo sereno del
Nuevo Reino de Granada los albores primeros de la transfor­
mación política, otros nombres saludan al leyente: Juan Es­
pinosa de los Monteros, Doña María Ana de Ricaurte, el cé­
lebre facultativo Fr. Miguel de Isla, los virreyes Joseph de
Ezpeleta y Antonio Caballero y Góngora, Camilo Torres, Fran­
cisco José de Caldas...
Enriquece notoriamente esta Historia la excelente pre­
sentación de las ilustraciones. Siempre curiosas, siempre ca­
paces de detenerlo a uno en mitad de la lectura, jamás in­
comprensibles para los ojos y las miradas de nuestro tiempo.
Creemos de todo punto innecesario referirnos en deta­
lle al contenido de la documenación legislativa de la obra.
Singularmente en el volumen tercero de ella.
Las leyes republicanas han sido coleccionadas con esmero
y diligente espíritu.
Y, pues hablamos del profesor Antonio María Barriga Vi-
Ualba, no podríamos concluir esta reseña sin aludir al libro
recientísimo suyo, denominado netamente El empréstito de
Zea y el préstamo dbe Erik Bollman de 1822.
Hace honor este ilustrado volumen al narrador y al Ban­
co de la República. Todo buen lector de los anales de Colom­
bia conoce los rasgos sustantivos de aquella operación finan­
ciera de los días de la Gran Colombia.

La Historia de la Casa de Moneda de Santafé no deja en


nosotros la pesadumbre de una lectura inútil, áspera, sin sa­
168 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

bor ni color. Halaga por lo autorizado de sus textos, interesa


por la calidad de sus observaciones. En todo corresponde a
la estrella intelectual de su autor.
El cual ha trazado notablemente un capítulo magno, de
lo que evidenció la voluntad de los monarcas en los años de
su gobierno ultramarino; y la fortaleza creadora de los liber­
tadores a cuya cabeza se hallaron, y siguen hallándose, Bolí­
var y Santander.
EXTRACTOS DE ACTAS

Sesión del 6 de febrero de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo


Asistentes: Numerarios: Guillermo Hernández de Alba,
Manuel José Forero, Luis Martínez Delgado, Carlos Restrepo
Canal, Horacio Rodríguez Plata, Roberto Liévano, Luis Al­
berto Acuña, José Manuel Pérez Ayala, Sergio Elias Ortiz,
Alberto Lozano Cleves, R.P. Alberto Lee López, Rafael Ber­
nal Medina, Guillermo Vargas Paúl, Andrés Soriano Lleras.
Correspondientes: Eduardo Acevedo Latorre, Carlos Arbeláez
Camacho, R.P. Alberto Ariza, Fernando Galvis Salazar, Luis
Galvis Madero, Hno. Justo Ramón, R. P. Juan Manuel Pa­
checo, Guillermo Plazas Olarte, Señora Kathleen Romoli. Se
excusaron los académicos R. P. Roberto María Tisnés J., Ca­
milo Riaño, Monseñor José Restrepo Posada, Abel Cruz San­
tos, Ricardo Ortiz McCormick y José Antonio León Rey.
Se aprobó sin observaciones el acta de la sesión anterior.

Asuntos tratados:
Se eligió como Secretario en propiedad al académico Car­
los Arbeláez Camacho, quien venía desempeñando dichas fun­
ciones con carácter de Interino desde el fallecimiento del ti­
tular doctor Oswaldo Díaz Díaz.
La Presidencia saluda al académico Luis Martínez Del­
gado, quien se reincorpora a las labores académicas después
de algunos años de ausencia, durante los cuales desempeñó
el cargo de Cónsul de Colombia en Barcelona.
170 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

También se refirió el señor Presidente a los trámites y


dificultades que tuvo que vencer para que afortunadamente
en el día de hoy pudiera entrar la Academia en posesión de­
finitiva del lote en donde se erigirá el Jardín de Nariño, con­
tiguo a la Casa Museo del 20 de Julio.
De acuerdo con lo dispuesto por los Estatutos el Presi­
dente hizo los nombramientos de las comisiones perma­
nentes, a saber: Comisión de Candidaturas; Comisión de Pu­
blicaciones, Junta de Festejos Patrios.
Se aprueba una Resolución que exalta la obra del Arzo­
bispo Excelentísimo Señor Antonio Herrán Zaldúa, cuyo cen­
tenario de su fallecimiento se cumple en la fecha.
Se aprueba eiTprimer debate el Acuerdo de Honores con
motivo del fallecimiento del académico Oswaldo Díaz Díaz.
Igualmente es aprobada la Resolución de Honores con motivo
del fallecimiento del académico Jorge H. Tascón.
Es aprobado en primer debate el proyecto de Presupues­
to de la Academia para el año de 1968.
Se aprobaron proposiciones relacionadas con el cente­
nario de la Arquidiócesis de Medellín, de duelo por el falle­
cimiento del doctor Ricardo Uribe Escobar, de agradecimiento
por la colaboración del doctor Bernal Medina en el pago
del auxilio decretado por la Gobernación de Cundinamarca
con destino a la Sala Antonio Nariño del Museo de la Casa
del 20 de Julio, de pesar por el fallecimiento del historiador
argentino Arturo Capdevila, de felicitación a la municipa­
lidad de Suaita con motivo de su segundo centenario.
Se dió lectura a la correspondencia recibida por la Se­
cretaría, entre la cual se encuentran varias consultas que
pasan en comisión a los académicos Vargas Paúl, Camilo Ria-
ño, Monseñor Bernardo Sanz de Santamaría, Luis Martínez
Delgado.

Obras presentadas
Boletín de Historia y Antigüedades correspondiente a
los meses de julio a septiembre de 1967; N9 251 del Reperto­
rio Boyacense; Año II, NO 14 de la Revista Ximénez de Que­
sada; el N? 5 de la Revista de la Academia Colombiana de
Historia Eclesiástica; el N<? 110 del Boletín de la Academia
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 171

Nacional de Historia de Quito; discursos del Canciller del


Ecuador, doctor Jorge Salvador Lara; y “Medidas del Roma­
no”, de Diego de Sagredo, reproducción facsimilar del origi­
nal del siglo XVI, edición de la Academia de Historia del
Valle del Cauca.

Sesión del 20 de febrero de 1968

Presidencia del Tte. Coronel Alberto Lozano Cleves.


Asistentes: Numerarios Guillermo Hernández de Alba,
Manuel José Forero, Luis Martínez Delgado, Monseñor José
Restrepo Posada, Carlos Restrepo Canal, Horacio Rodríguez
Plata, Roberto Liévano, Monseñor Mario Germán Romero,
José Manuel Pérez Ayala, R. P. Alberto Lee López, Abel Cruz
Santos, R.P. Roberto María Tisnés J., Rafael Bernal Medina.
Correspondientes: Carlos Arbeláez Camacho, Fernando Gal-
vis Salazar, Luis Galvis Madero, Guillermo Plazas Olarte.
Se excusaron los académicos Bernardo J. Caycedo, Julio Lon­
doño, Camilo Riaño, Jorge Obando Lombana, Andrés Soriano
Lleras, Andrés Pardo Tovar y Fray Alberto Ariza.
Se aprobó el acta de la sesión anterior con una aclara­
ción sobre un busto de Antonio Ricaurte destinado a la Es­
cuela Ricaurte, situada en San Mateo, Venezuela, gestionado
por el Embajador Arciniegas ante nuestro gobierno.

Asuntos tratados
Se refirió el Presidente al problema surgido a raiz de la
terminal de buses ubicada cerca de la Quinta de Bolívar y
de la Casa Bolivariana.
Se aprobó en segundo debate el Acuerdo de Honores al
académico Díaz Díaz.
Igualmente fue discutido y aprobado en segundo debate,
el presupuesto para el año de 1968.
El académico Roberto Liévano informa verbalmente sobre
el estudio que hizo, en unión del académico Aguilera, del
programa para la sesión de homenaje al académico López
de Mesa.
172 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Monseñor José Restrepo Posada informa sobre los re­


sultados de la comisión que conjuntamente con el académico
Cruz Santos llevaron a cabo en la ciudad de Honda con mo­
tivo del primer centenario del fallecimiento del Arzobis­
po Herrón.
Se dió lectura a la correspondencia recibida y se pasaron
en comisión a los académicos Guillermo Hernández de Alba
y Julio Londoño las consultas formuladas por el Secretario
Permanente Adjunto de la Comisión Colombiana de la Unes-
co y del señor Eduardo Alberto Lasco. A las demás comuni­
caciones se les dió curso normal.
Se aprobaron los informes presentados por los académi­
cos Guillermo Vargas Paúl y Alberto Marimón. El primero
referente al proyecto de bandera para la población de Utica
y el segundo sobre un estudio del doctor Leopoldo Borda
Roldán.

Obras presentadas

“La inmigración Alemana al Estado Soberano de San­


tander en siglo XIX” del doctor Horacio Rodríguez Plata.
“Orígenes del Ecuador de Hoy” del historiador ecuato­
riano Luis Robalino Dávila.
“Zarpazo - Otra cara de la violencia”, del Sargento Se­
gundo Evelio Buitrago Salazar.
“Genealogía Episcopal de la Jerarquía Eclesiástica en
los países que formaron la Gran Colombia”, por Monseñor
José Restrepo Posada.
Colección de fotocopias de algunas cartas dirigidas al Ge
neral Santander durante su viaje por Europa con poteriori-
dad al atentado del 25 de septiembre, obsequio del académico
Jorge Obando Lombana.
El Secretario dió lectura a un informe sobre la casa de
los Aposentos o Santa Bárbara, situada en el municipio de
Tasco, Boyacá y en la cual habitó el Libertador días antes
de la acción del Pantano de Vargas.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 173

Sesión del 5 de marzo de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo.


Asistentes: Numerarios: Manuel José Forero, Carlos Res­
trepo Canal, Horacio Rodríguez Plata, Roberto Liévano, Luis
Duque Gómez, Monseñor Mario Germán Romero, José Ma­
nuel Pérez Ayala, Julio Londoño, Sergio Elias Ortiz, Alberto
Lozano Cleves, R.P. Alberto Lee López, Abel Cruz Santos,
Juan Friede, Andrés Soriano Lleras, Camilo Riaño. Corres­
pondientes: Carlos Arbeláez Camacho, Jorge Cárdenas Gar­
cía, Carlos Arturo Díaz, Fernando Galvis Salazar, Luis Galvis
Madero, Jorge Obando Lombana, Ricardo Ortiz McCormick,
R.P. Juan Manuel Pacheco, señora Kathleen Romoli. Se
excusaron los académicos Monseñor José Restrepo Posada,
R.P. Rafael Gómez Hoyos, Luis Martínez Delgado y Hno.
Junto Ramón.
Fue aprobada sin modificaciones en acta de la sesión an­
terior .

Asuntos tratados

Fueron declarados vacantes los sillones de los académi­


cos numerarios fallecidos Oswaldo Díaz Díaz y Jorge H.
Tascón.
Se aprobaron proposiciones en las cuales la Academia
manifiesta su condolencia por el fallecimiento del doctor Vi­
cente Casas Castañeda, del Ilustrísimo Monseñor Andrés Res­
trepo Sáenz, de un pariente del académico Ortiz McCormick.
del Rector de la Universidad de los Andes, doctor Reinaldo
Muñoz Zambrano.
La señora Kathleen Romoli hizo entrega de algunas fo­
tocopias de documentos encontrados por ella en la Biblioteca
Histórica de la ciudad de New York. Son ellos: una carta del
Almirante Padilla y un proyecto de tratado entre el gobierno
colombiano y el señor Gabriel-Julien Ouvrard quien fuera
proveedor de los ejércitos de la república francesa y luego
del Imperio.
174 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Se leyó el extenso informe presentado por el académico


Cruz Santos en su calidad de Director-Coordinador de la His­
toria Extensa de Colombia.

Sesión del 20 de marzo de 1968

Presidencia del Tte. Coronel Alberto Lozano Cleves.


Asistentes: Numerarios: Luis Martínez Delgado, Monse­
ñor José Restrepo Posada, Carlos Restrepo Canal, Roberto
Liévano, Monseñor Mario Germán Romero, José Manuel Pé­
rez Ayala, Abel Cruz Santos, Juan Friede, Andrés Soriano
Lleras, Camilo Riaño. Correspondientes: Carlos Arbeláez Ca­
macho, Alfredo D. Bateman, Fernando Galvis Salazar, Luis
Galvis Madero, Hno. Justo Ramón. Se excusaron los acadé­
micos Bernardo J. Caycedo, Fray Alberto Lee López, Julio
Londoño, Sergio Elias Ortiz, Horacio Rodríguez Plata, Jorge
Obando Lombana, José Antonio León Rey.
Se aprobó el acta de la sesión anterior con la adición de
un voto de agradecimiento al académico Cruz Santos por su
informe sobre la labor desarrollada al frente de la Coordi­
nación de la Historia Extensa de Colombia.

Asuntos tratados
Se dió curso a la correspondencia recibida y se comisio­
nó al académico José Manuel Pérez Ayala para responder a
una consulta contenida en una de las comunicaciones leídas.
Fueron leídos y aprobados los informes suscritos por Ca­
milo Riaño en relación con los grados militares de los sub­
oficiales y oficiales realistas durante las guerras de indepen­
dencia; del académico Luis Martínez Delgado sobre el capitán
Diego Delgado, Gobernador y Justicia Mayor de Popayán en
1552; de don José Manuel Pérez Ayala sobre la consulta for­
mulada por el académico correspondiente Hartog, de Aruba,
relacionado con los Almirantes Brión y Padilla y los neogra-
nadinos que sirvieron en la Real Armada Española; de don
Guillermo Hernández de Alba sobre el proyecto de la Comi­
sión Colombiana de la UNESCO de organizar una exposición
ambulatoria de los Derechos del Hombre.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 175

Presentación de obras

NQ 58 de la Colección Universidad Pontificia Bolivaria-


na, “Hombres y Hechos de la Independencia”, por fray Al­
berto Lee López.
N<? 6 de la Colección Academia Antioqueña de Historia,
“Francisco Antonio Zea y Selección de sus escritos”, por el
Pbro. Jesús Mejía E .
7 de la Colección Academia Antioqueña de Historia,
“Cuatro Escritores Antioqueños”, por el Pbro. Carlos E. Mesa.
“Eduardo Santos and the good Neighbor, 1938 - 1942”,
del escritor norteamericano David Bushnell.
“Del espíritu, del alma y del cuerpo. Sionismo y otros
estudios”, del doctor Aarón Benchetrit.
“El viaje de J. J. Dauxion Lavayasse a las Islas de Tri­
nidad, Taboga, Margarita y varios lugares de Venezuela en
la América Meridional”.

Lectura
La lectura de la fecha estuvo a cargo del académico Ca­
milo Riaño y versó sobre la ofensiva de Cartagena contra
Santa Marta a finales de 1812.

Sesión del 2 de abril de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo.


Asistentes: Numerarios: Manuel José Forero, Luis Mar­
tínez Delgado, Monseñor José Restrepo Posada, Carlos Res­
trepo Canal, Horacio Rodríguez Plata, Roberto Liévano, Luis
Alberto Acuña, José Manuel Pérez Ayala, Sergio Elias Ortiz,
Alberto Lozano Cleves, fray Alberto Lee López, Abel Cruz San­
tos, Juan Friede, Camilo Riaño. Correspondientes: Carlos Ar­
beláez Camacho, Alfredo D. Bateman, Carlos Arturo Díaz,
Fernando Galvis Salazar, Armando Gómez Latorre, Víctor A.
Bedoya. Se excusaron los académicos Andrés Soriano Lleras,
Julio Londoño y fray Alberto Ariza.
Se aprobó el acta de la sesión anterior.
176 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Asuntos tratados

Se trató lo relacionado con la comisión nombrada por el


Gobierno con motivo de la celebración del sesquicentenario
de la Batalla de Boyacá y la urgencia de que se inicien las
obras ordenadas por la Ley.
Se avisó por parte del Presidente de que se ha fijado la
próxima sesión para la presentación de candidatos para las
vacantes de numerarios.
Se aprobaron tres proposiciones de duelo con motivo del
fallecimiento de Monseñor José Vicente Castro Silva, del doc­
tor Domingo Esguerra y de un pariente cercano del doctor
Soriano Lleras.
Se consideraron a continuación varias comunicaciones
recibidas en la Secretaría.
Fueron elegidos como miembros correspondientes el doc­
tor Jesús Arango Cano, el doctor Hernando Gaitán Linares
y el Profesor Manuel Lucena Salmoral.

Lectura
La de la fecha estuvo a cargo del doctor Alfredo D. Bate-
man y en ella se refirió el conferenciante al “Primer Plan Vial
de la República”.

Presentación de obras
Escritos del Libertador, volúmenes II y III, Documentos
particulares, Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Colombian Penal Code, del escritor norteamericano Pha-
nor Eder.
También se presentaron las siguientes separatas de que
es autor el académico Juan Friede: La extraordiaria experien­
cia de Francisco Martín 1531-1533. Algunas consideraciones
sobre la evaluación demográfica en la Provincia de Tunja;
Fray Pedro Aguado; Historia de Sebastián de Belálcazar, es­
crita por su hijo, don Francisco; Los estamentos sociales en
España y su contribución a la emigración a América; Fray
Pedro Aguado y Fray Antonio Medrano, historiadores de
Colombia y Venezuela; Demographic Changes in the mining
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 177

conmunity of Muzo after the plage of 1629; Das Venezuela


geschaft der Welser; Proceso de formación de la propiedad te­
rritorial en la América Intertropical.

¡
Sesión del 16 de abril de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caicedo.


Asistentes: Numerarios: Guillermo Hernández de Alba,
Manuel José Forero, Monseñor José Restrepo Posada, Carlos
Restrepo Canal, Horacio Rodríguez Plata, Roberto Liévano,
José Manuel Pérez Ayala, Alberto Lozano Cleves, fray Alberto
Lee López, Abel Cruz Santos, Rafael Bernal Medina, Andrés
Soriano Lleras, Eduardo Guzmán Esponda, Camilo Riaño, Co­
rrespondientes: Carlos Arbeláez Camacho, Rafael Bernal Ji­
ménez, Carlos Arturo Díaz, Fernando Galvis Salazar, Hno.
Justo Ramón, Jorge Obando Lombana, R. P. Manuel Pache­
co y Eduardo Santa. Se excusaron los académicos Monseñor
Mario Germán Romero, Sergio Elias Ortiz y Jorge Cárde­
nas García.
Se aprobó sin modificaciones el acta de la sesión anterior.

Asuntos Tratados
Se presentaron como candidatos para llevar los sillones
vacantes los nombres de los académicos Alfredo D. Bateman
y Carlos Arbeláez Camacho, y se cita para la próxima sesión
a la elección corespondiente.
Informa el presidente sobre el ofrecimiento del Banco
Popular de reponer la placa que recordaba el lugar de naci­
miento del General Hermógenes Maza, perdida durante la
construcción del edificio que hoy ocupa dicho Banco. Las ges­
tiones pertinentes para tal ofrecimiento fueron adelantadas
por el académico Jorge Obando Lombana.
Igualmente informó el presidente sobre la reunión de una
Conferencia de Arte Sagrado Colonial en la sede de la Acade­
mia, programada y costeada por el Instituto Internacional
de Arte Ibérico Colonial, dependiente de la Universidad de
Santa Fé, estado de Nuevo México, y designó una comisión
compuesta por los académicos Monseñor José Restrepo Posa­
178 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

da, Monseñor Mario Germán Romero, fray Alberto Lee Ló­


pez, Guillermo Hernández de Alba y Monseñor Bernardo
Sánz de Santamaría para que colaboren con el secretario
en la organización de tal reunión.
Se dió lectura a la correspondencia recibida, y se dió co­
misión al académico Eduardo Santa para responder una de
las solicitudes recibidas, a las demás le dará curso de acuerdo
con lo resuelto en la sesión, el secretario.
El académico Lozano Cleves rindió informe verbal sobre
la reunión de la Comisión Asesora para la celebración del ses-
quicentenario de la Compañía Libertadora.
Se aprobó el informe presentado por el académico Pérez
Ayala relativo a una solicitud de informaciones sobre el país,
sus gentes, su historia y los hechos importantes de ella.

Presentación de Obras
Se presentaron las siguientes, de que es autor el acadé­
mico Germán Arciniegas: Genio y Figura de Jorge Isaacs; L’
Europe vue par l’Amerique Latine; Don Quijote y la Con­
quista de América; El Continente de siete colores.
Se informa a los señores académicos sobre el ciclo de con­
ferencias que se dictará en el Instituto Colombiano de Cultura
Hispánica.

Lectura
“Lo que vi, oí y supe de don Marco Fidel Suárez” fue el
título de la interesantísima disertación del académico corres­
pondiente Carlos Arturo Díaz.

Sesión del 7 de mayo de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo.


Asistentes: Numerarios: Guillermo Hernández de Alba,
Manuel José Forero, Miguel Aguilera, Luis Martínez Delgado,
Monseñor José Restrepo Posada, Carlos Restrepo Canal, Ho­
racio Rodríguez Plata, Roberto Liévano, Luis Alberto Acuña,
Luis Duque Gómez, José Manuel Pérez Ayala, fray Alberto
Lee López Abel Cruz Santos, Roberto María Tisnés, Rafael
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 179

Bernal Medina, Guillermo Vargas Paúl, Andrés Soriano Lle­


ras, Eduardo Guzmán Esponda, Camilo Riaño. Correspondien­
tes: Eduardo Acevedo Latorre, Rafael Bernal Jiménez, Rubén
Buitrago, Jorge Cárdenas García, Carlos Arturo Díaz, Fer­
nando Galvis Salazar, Guillermo Plazas Olarte. Se excusaron
los académicos Julio Londoño, Carlos Arbeláez Camacho, Al­
fredo D. Bateman, José Antonio León Rey y Ricardo Ortiz
McCormick.

Asuntos Tratados
Fueron elegidos como miembros de número de la corpo­
ración: en reemplazo del doctor Jorge H. Tascón, el doctor
Alfredo D. Bateman, en reemplazo del doctor Oswaldo Díaz
Díaz, el arquitecto Carlos Arbeláez Camacho.
Se leyó y aprobó un acuerdo especial de congratulación
al doctor Eduardo Santos.
Se informó sobre la instalación oficial de la junta orga­
nizadora del sesquicentenario de la Campaña Libertadora.
Se comisiona al académico Guillermo Hernández de Alba,
para hacer una revisión de la obra Historia Pictórica de Co­
lombia, que proyecta editar la Casa MOVIFOTO de Medellín.
Fueron aprobadas proposiciones en los siguientes senti­
dos: con motivo del centenario de la muerte del insigne co­
lombiano doctor Lorenzo María Lleras, con motivo del falle­
cimiento del padre del académico Rubén Buitrago y con oca­
sión los quebrantos de salud que aquejan al académico doc­
tor Fabio Lozano y Lozano.
Se dió curso a la correspondencia y se solicita la colabo­
ración del Instituto Colombiano de Antropología, del acadé­
mico José Manuel Pérez Ayala, para dar las informaciones
solicitadas en algunas de esas notas.
Fue aprobado el informe económico presentado por el
doctor Rafael Bernal Medina, relacionado con el Instituto
Superior de Historia.

Presentación de Obras
Se presentó el Boletín de Historia y Antigüedades corres­
pondiente a los meses de octubre a diciembre de 1967; De Ar­
quitectura e Historia, del doctor Carlos Arbeláez Camacho;
180 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Bolívar humanista y su labor universitaria, del correspondien­


te venezolano Carlos Felice Cardot; Ez&quiel Uricoechea. No­
ticia biobibliográfica y Homenaje en la ciudad de Bruselas, de
don Guillermo Hernández de Alba; Historia del departamento
de Antioquia, por Francisco Duque Betancur.

Lectura
La disertación de la fecha a cargo del doctor Rafael Ber­
nal Jiménez, titulada “Unas palabras alrededor del tema: Las
dos Américas” fue sumamente interesante y mereció nutri­
dos aplausos.
En esta sesión actuó como secretario ad-hoc. fray Alberto
Lee López.

Sesión del 21 de mayo de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo.


Asistentes: Numerarios: Guillermo Hernández de Alba,
Miguel Aguilera, Monseñor José Restrepo Posada, Carlos Res­
trepo Canal, Horacio Rodríguez Plata, Roberto Liévano, Luis
Alberto Acuña, José Manuel Pérez Ayala, Alberto Lozano ele­
ves, fray Alberto Lee López, Rafael Bernal Medina, Andrés
Soriano Lleras, Eduardo Guzmán Esponda, Camilo Riaño,
Carlos Arbeláez Camacho. Correspondientes: Rafael Bernal
Jiménez, Jorge Cárdenas García, Fernando Galvis Salazar, Jo­
sé Antonio León Rey, Monseñor Bernardo Sanz de Santama­
ría, R. P. Carlos E. Mesa, Hernando Gaitán Linares.
Se excusaron los académicos Manuel José Forero y An­
drés Pardo Tovar.
Fue aprobada el acta de la sesión anterior con la salve­
dad de la firma de un académico en una de las proposicio­
nes aprobadas.

Asuntos Tratados
Se trató lo relacionado con ls> publicación del II tomo
de la obra Jiménez de Quesada a través de Documentos Histó­
ricos de los Archivos, recopilación del académico Juan Friede.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 181

El presidente tomó la promesa reglamentaria al R. P.


Carlos E. Mesa, quien asiste a la sesión para tomar posesión
como miembro correspondiente.
Fueron aprobadas las siguientes proposiciones: de condo­
lencia por el fallecimiento de doña Carolina Villegas Restre­
po de Mazuera; por el fallecimiento del distinguido juriscon­
sulto doctor José H. Andrade Suescún.
Se aprobó el informe presentado por el académico Guiller­
mo Vargas Paúl, relacionado con el escudo de la poblacióu
de Chía, con las modificaciones propuestas por Monseñor
Bernardo Sanz de Santamaría. Igualmente se aprobó el in­
forme del académico José Manuel Pérez Ayala relativo a un
artículo publicado por la revista Enfoque Internacional, titu­
lado “Ellos lucharon por Colombia”. Finalmente se aprobó el
informe presentado por don Carlos Restrepo Canal en rela­
ción con la película colombiana Bajo la Tierra.
Se dió lectura a la correspondencia recibida entre la cual
se encontraba una carta del académico Francisco de Paula
Plazas en la cual comunica su elección de académico corres ­
pondiente del Instituto Genealógico de Guayaquil.

Presentación de Obras
Gaceta del Gobierno del Perú 1823-1826, tres tomos, pu­
blicación de la Fundación Eugenio Mendoza de Caracas.

Lectura
El R. P. Carlos E. Mesa dió lectura a un interesante es­
tudio sobre las intenciones de la Historia contemporánea: su
necesidad, su importancia y sus dificultades.

Sesión del 4 de junio de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo.


Asistentes: Numerarios: Miguel Aguilera, Monseñor José
Restrepo Posada, Carlos Restrepo Canal, Horacio Rodríguez
Plata, Roberto Liévano, Luis Duque Gómez, Monseñor Mario
Germán Romero, José Manuel Pérez Ayala, Julio Londoño,
Alberto Lozano Cleves, fray Alberto Lee López, Abel Cruz
182 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

Santos, R. P. Roberto María Tisnés, Alirio Gómez Picón, An­


drés Soriano Lleras, Camilo Riaño, Alfredo D. Bateman, Car­
los Arbeláez Camacho. Correspondientes: R.P. Rafael Ar­
boleda, Rafael Bernal Jiménez, Jorge Cárdenas García, Carlos
Arturo Díaz, Jaime Duarte French, Hernando Gaitán Lina­
res, Fernando Galvis Salazar, Armando Gómez Latorre, José
Antonio León Rey, Guillermo Plazas Olarte y Eduardo Santa.
Se excusaron los académicos Luis Martínez Delgado, Ma­
nuel José Forero, Guillermo Hernández de Alba y Hno. Jus­
to Ramón.
Se aprobó el acta de la sesión anterior sin ninguna mo­
dificación .

Asuntos tratados

El Presidente se refiere a la investigación adelantada


por el académico Guillermo Hernández de Alba en relación
con el lote y la casa del Museo del 20 de Julio en relación
con la titulación respectiva. Igualmente informa sobre la
reunión efectuada con los académicos Luis Martínez Delga­
do, Horacio Rodríguez Plata, Abel Cruz Santos, el editor Sa­
lomón Lerner y el propio presidente, con el fin de aclarar
algunas cláusulas del contrato para la edición de la Historia
Extensa de Colombia. Se comisiona a los académicos fray
Alberto Lee López y Carlos Restrepo Canal para que escojan
el material que podría remitirse al Embajador Arciniegas
para la exposición del libro Colombiano que se efectuará pró­
ximamente en la ciudad de Caracas, exposición en la cual
el Embajador colombiano tiene interés en presentar algo re­
lacionado con la contribución granadina a la Campaña del
año 19.
Se aprobó una proposición de duelo con motivo del fa­
llecimiento de don Guillermo Camacho Asencio.
Se aprobó el informe presentado por don José Manuel
Pérez Ayala relacionado con las actividades heroicas de la
enfermera doña Manuela de la Cruz.
El secretario informó sobre la forma como el Banco Po­
pular se ha de sumar al homenaje que ha de rendirse al
procer General Hermógenes Maza.
BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES 183

El Secretario de la Junta de Festejos Patrios informa


que el programa del presente año ya está listo.
Se dió curso a la correspondencia recibida.

Lectura
Fue conferenciante en la fecha el doctor Horacio Ro­
dríguez Plata quien hizo una interesantísima exposición
sobre el 10 de julio de 1944 en Bucaramanga.

Sesión del 18 de junio de 1968

Presidencia del doctor Bernardo J. Caycedo


Asistentes: Numerarios: Monseñor José Restrepo Posa­
da, Carlos Restrepo Canal, Roberto Liévano, Luis Duque Gó­
mez, José Manuel Pérez Ayala, Sergio Elias Ortiz, Alberto
Lozano Cleves, fray Alberto Lee López ,R. P. Roberto María
Tisnés, Rafael Bernal Medina, Camilo Riaño y Carlos Arbe­
láez Camacho. Correspondientes: R.P. Rafael Arboleda,R.P.
Rubén Buitrago, Jorge Cárdenas García, Fernando Galvis
Salazar, Eduardo Santa, Rafael Gómez Picón y Jesús Arango
Cano. Se excuaron los académicos Horacio Rodríguez Pla­
ta, Manuel José Forero, Francisco Andrade, Luis Alberto
Acuña, Guillermo Hernández de Alba, Julio Londoño y José
Antonio León Rey. Asistieron como invitados el arquitecto
José Menéndez Pidal y el doctor Alberto Corradine.
Se aprobó el acta de la sesión anterior con las siguientes
modificaciones: el académico Cruz Santos nu asistió a la reu­
nión con el señor Lerner y se debe agregar el nombre del aca­
démico Rafael Gómez Picón como asistente a esta sesión.

Asientos tratados
El Presidente presentó un saludo muy especial al ar­
quitecto Menéndez Pidal, quien viene a Colombia en misión
de la Unesco.
El doctor Menéndez Pidal en corta intervención y des­
pués de dar las gracias al señor Presidente, se refirió a sus
iniciales contactos con la Empresa Colombiana de Turismo
184 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

y al interés y apoyo que debe prestarse a la conservación y


restauración del patrimonio cultural.
Tomó posesión como miembro correspondiente de la cor­
poración el doctor Jesús Arango Cano.
Se aprobaron las siguientes proposiciones: de congra­
tulación al académico Camilo Riaño por la merecida distin­
ción de que ha sido objeto al recibir la Orden Militar Anto­
nio Nariño, también de congratulación al académico Eduardo
Acevedo Latorre por la distinción que le confirió el Gobierno
Nacional en atención a su extraordinario trabajo en la pu­
blicación del Atlas de Colombia y, finalmente, una de condo­
lencia por el fallecimiento de la la señora Magdalena Vargas
de Rivadeneira.
Se comisiona al académico fray Alberto Lee López para
que estudie la solicitud de la comisión especial asesora para
el sesquicentenario de la Campaña Libertadora, igualmente
es comisionado el académico Galvis Madero para asesorar al
Director Administrativo de Planificación Distrital en el or­
denamiento histórico de los documentos sobre desarrollo ur­
bano en el distrito.

Presentación de obras
Bullarium Ordinis RecoUectorum S. A., 3 tomos, e His­
toria General de la Orden de San Agustín Tomos X y XI,
remitidos por el R.P. Rubén Buitrago.

Lectura
El académico Jesús Arango Cano dió lectura a su estudio
“La misión del historiador”, trabajo muy importante que pre­
senta para llenar el requisito de posesión como miembro co­
rrespondiente .
INGRESO DE LIBROS, FOLLETOS Y REVISTAS

Noviembre de 1970 a marzo de 1971

I. LIBROS Y FOLLETOS

ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Correo de Comercio. Buenos


Aires, Tall. Gráficos Ergon, 1970. (s.p.).
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Diario Militar del Exto.
Auxiliador del Perú. Buenos Aires, Tall. Gráficos Ergon, 1970. 63 p.
ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Sesquicentenario de la Ex­
pedición Libertadora del Perú, 1820-1970. Buenos Aires, Cía. Im­
presora Argentina, 1970. 53 p.
A.C.I.C. Desarrollo de las Obras Públicas en Colombia. (Bogotá), (s.p.i.),
(s.f.). 200 p.
ADAMS, RICHARD N. The Development of the Guatemalan Military.
(Austin), University of Texas press, (s. f.). 91 a 110 p. (Inst. of
Latín American Studies, N? 80).
ALVARADO, ANIBAL LISANDRO. Epistolario de Gil Fortoul a Lisan-
dor Alvarado. Barquisimeto, Imp. del Estado, 1969. 253 p.
ALVARADO, LISANDRO. Antología. Caracas, Imp. Heraldo de Aragón,
1959. 262 p.
AMAYA, ALEJO. Los Genitores. Ocaña, Imp. Patriótica, 1970. 244 p.
(Bibl. Autores Ocañeros N9 2).
ANCIZAR, GUILLERMO. Don Josep Francisco de Ancízar, Bogotá,
Imp. del Inst. Caro y Cuervo, 1967. 78 p.
ANCIZAR, MANUEL. Peregrinación de Alpha. Bogotá, Imp. del Banco
Popular, 1970. T. I y II (Bibl. Banco Popular. Nos. 7 y 9).
ANDRE, MARIUS. Bolívar et la Démocratie. París, Edit. Esdelsior.
1924. 300 p.
ARANGO CANO, JESUS. La Europa que yo vi. (Manizales, Edit. Maniza-
les. Edit.V y Co. 1971. 204 p.
ARANGO CANO, JESUS. La Europa que yo vi. (Manizales, Edit, Mani­
zales, 1970. 196 p.
ARBELAEZ CAMACHO, CARLOS. Notas sobre el Arte Hispanoamericano.
Bogotá, Imp. del Inst. Caro y Cuervo, 1969, 176 p.
ARCINIEGAS, GERMAN. Colombia, Itinerario y Espíritu de la Inde­
pendencia. Cali, Edit. Norma, 1969. 162 p.
186 BOLETÍN DE HISTORIA Y ANTIGÜEDADES

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Gráficas Ltda., 1971. 58 p.
ARMAS CHITTY, J. A. de. Influencia de algunas capitulaciones en la
Geografía de Venezuela. Caracas, Imp. Universitaria, 1967. 260 p.
AROCHA, J. J. El Sempiterno Regañón. Caracas, Tall. Tip. El Globo,
1957. 105 p.
ARRAZALA. ROBERTO. Palenque. Primer Pueblo Libre de América
Cartagena, Edit. Hernández, 1970. 302 p.
BANCO POPULAR. Romancero Bolivariano. Bogotá, Imp. Banco Popular,
1970. 424 p. (Bibl. Banco Popular N<? 14).
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BOTERO, RESTREPO, JUAN, Pbro. Sonsoneses Ilustres. [Medellín],
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DIAZ ARAUJO. ENRIQUE. EL G. O. U., en la Revolución de 1943. Una
Experiencia Militarista en Argentina. Mendoza, (s.p.i.), 1970. 202 p.
DIAZ JORDAN, JENARO Pbro. Discursos y Conferencias. Neiva, Imp.
Deptal. del Huila, 1958. 371 p.
DIAZ JORDAN, JENARO Pbro. Proceso Histórico de los Pueblos y Pa-
roquias de la Diócesis de Garzón. Neiva, Imp. Deptal. del Huila. 1959.
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Caracas, Edic. Edima, 1950. 609 p.
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Período 1970
*1971

Presidente Honorario Vitalicio, doctor EDUARDO SANTOS.


Presidente, don ABEL CRUZ SANTOS.
Vicepresidente, don FRANCISCO ANDRADE.
Secretario, don ANDRES PARDO TOVAR.
Tesorero, don HORACIO RODRIGUEZ PLATA.
Coordinador de los servicios de Biblioteca y Archivo,
don SERGIO ELIAS ORTIZ.

MIEMBRO HONORARIO:
Doctor GABRIEL PORRAS TROCONIS

MIEMBROS DE NUMERO POR ANTIGÜEDAD DE ELECCION

1 Guillermo Hernández 21 José Ignacio Perdomo Escobar.


de Alba (Decano). 22 José Manuel Pérez Ayala.
2 Manuel José Forero. 23 Julio Londoño.
3 Miguel Aguilera. 24 Alberto Lleras Camargo.
4 Alberto Miramón 25 Sergio Elias Ortiz.
5 Eduardo Santos. 26 Alberto Lozano Cleves.
6 Luis Martínez Delgado. 27 Alberto Lee López.
7 José Restrepo Posada. 28 Abel Cruz Santos.
8 Germán Arciniegas. 29 Roberto María Tisnés.
9 Gabriel Giraldo Jaramillo. 30 Alirio Gómez Picón.
10 Carlos Restrepo Canal. 31 Juan Friede.
11 Francisco Andrade. 32 Rafael Bernal Medina.
12 Horacio Rodríguez Plata. 33 Guillermo Vargas Paúl.
13 Roberto Liévano. 34 Andrés Soriano Lleras.
14 Rafael Gómez Hoyos. 35 Eduardo Guzmán Esponda.
15 Indalecio Liévano Aguirre. 36 Camilo Riaño.
16 Bernardo J. Caycedo. 37 Alfredo D. Bateman.
17 Luis Alberto Acuña. 38 Andrés Pardo Tovar
18 José Manuel Rivas Sacconi. 39 Fernando Galvis Salazar
19 Luis Duque Gómez. 40 Joaquín Piñeros Corpas
20 Mario Germán Romero.

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