Fabulas
Fabulas
Fabulas
Los campesinos corrieron a ayudarle, pero no vieron ni rastro del lobo. El joven pastor rio a
carcajadas, mientras los campesinos se alejaban muy enfadados. Una semana después, el pastor
volvió a gastarles la misma broma.
Hasta que un día, el pastor vio acercarse a un lobo. Aterrorizado, gritó pidiendo auxilio. Pero esta
vez, los campesinos no le creyeron y el pastor se quedó sin su rebaño.
3. «El avaro»
Érase una vez un hombre muy rico que vendió todo lo que tenía a cambio de varios lingotes de oro.
Y para que nadie le robara, enterró el oro en un bosque. Todos los días acudía al lugar para
comprobar que su oro seguía allí, sin saber que un ladrón lo vigilaba escondido.
Una noche, el ladrón desenterró el oro y se lo llevó. Cuando el rico descubrió el robo, dio tal grito que
un vecino se acercó a ver qué pasaba. El hombre rico lloraba, desesperado. Entonces el vecino tomó
unas piedras, las enterró en el mismo lugar y dijo:
—Aquí tiene su tesoro. Sabe que nunca habría gastado sus lingotes. ¿Qué más le da, entonces, que
sean piedras? Así por lo menos dejará de sufrir.
—Me disfrazaré con esta piel de oveja. Así las ovejas y el pastor creerán que soy una oveja más.
Y su plan funcionó. Al atardecer, el lobo fue llevado al establo con el resto de las ovejas. El lobo se
relamió, pensando en el gran banquete que se daría por la noche. Pero, cuando anocheció, el pastor
entró en el establo buscando carne para cenar. Y, creyendo que el lobo era una oveja, lo tomó y se
lo llevó.
Varias semanas después, un cazador vio a la paloma sobre una rama. Estaba a punto de disparar su
escopeta cuando, de pronto, la hormiga se metió por debajo del pantalón y le mordió la pierna. Y así
pudo la paloma escapar, sana y salva.
cuentos
2. La gallina de los huevos de oro, cuentos cortos infantiles
Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Un día, trabajando en el
campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:
- Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma
esta gallina, es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.
El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral.
Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a
la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro
huevo de oro.
3. Cuento corto sobre las madres y los hijos: El ángel de los niños
Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y
le dijo un día a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso
como soy...
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te esta esperando en la Tierra y que te cuidara.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.
- ¿Y como entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan
los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras mas dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha
paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
Pero cuando iba a abrir sus fauces para comerse al pequeño ratón, el pequeño animal que
sorprendido y aterrado comenzo a temblar, se atrevió a decir:
- Señor león, no sabía que estaba sober usted, tiene que perdonarme. Sálveme la vida y quizás,
algún día, pueda yo salvar la tuya.
El león, al escuchar aquella vocecilla no pudo por menos que echarse a reír.
Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: quería tener para
él todo el oro del mundo.
Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su
casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.
Érase una vez un hombre muy sabio llamado Mamad. Este hombre era diferente a los demás,
Mamad nunca había mentido. Todas las personas de la tierra, incluso aquellas que vivían a veinte
día
Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno,
sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo,
suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar
con todo, y hasta con la piel del asno encima!
Adivinanzas
1. Blanca por dentro, verde por fuera. Si no sabes, espera. ¿Qué es? (Respuesta: La
pera
2. Oro parece, plata no es. Abran las cortinas y verán lo que es (Respuesta: El
plátano)
3. Blanco es, la gallina lo pone, con aceite de fríe y con pan se come. ¿Qué cosa es?
(Respuesta: El huevo)
relato