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Arquitectura
Alumno: Diego Armando Mayorga González
Prof. Arq. Sheyla Gpe Ramírez R.
Arquitectura Contemporánea
Actividad 2 Ensayo El movimiento moderno El movimiento Moderno
Movimiento Moderno, en arquitectura, es el conjunto de tendencias surgidas en
las primeras décadas del siglo XX, marcando una ruptura con la tradicional configuración de espacios, formas compositivas y estéticas. Sus ideas superaron el ámbito arquitectónico influyendo en el mundo del arte y del diseño. El Movimiento Moderno aprovechó las posibilidades de los nuevos materiales industriales como el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones.
Se caracterizó por plantas y secciones ortogonales, generalmente asimétricas,
ausencia de decoración en las fachadas y grandes ventanales horizontales conformados por perfiles de acero. Los espacios interiores son luminosos y diáfanos.
Historia del Movimiento Moderno Al final del siglo XIX, la incorporación de
nuevos materiales y el desarrollo de nuevas técnicas, revolucionaron los modos tradicionales de construir.
El Movimiento Moderno en la historia de la arquitectura comprende un período
situado entre las dos guerras mundiales, y su objetivo es la renovación del carácter, diseño y principios de la arquitectura, el urbanismo y el diseño. Los protagonistas fueron arquitectos que reflejaron en sus proyectos los nuevos criterios de funcionalidad y conceptos estéticos.
El movimiento se identifica en el momento de su máxima expresión en los
años veinte y treinta del siglo XX. Un impulso decisivo para el movimiento estuvo a cargo del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), promovido por Le Corbusier, y las conferencias internacionales, donde se desarrollaron muchas de las teorías y principios que luego se aplicaron en varias disciplinas. A estas pertenecen el movimiento De Stijl, la Bauhaus, el constructivismo y el racionalismo italiano.
En 1936 se acuñó el término Estilo internacional en los EE. UU. y a menudo se
llama así a todo el movimiento. Aunque los orígenes de este movimiento pueden buscarse a finales del siglo XIX, con figuras como Peter Behrens, sus mejores ejemplos se construyen a partir de la década de 1920, diseñados por arquitectos como Walter Gropius, Mies van der Rohe, Gualtiero Galmanini, Piero Portaluppi y Le Corbusier. La llegada de Hitler al poder en 1933 y el cierre de la Bauhaus provocó la salida del país de numerosos arquitectos y diseñadores que habrían de difundir los principios de este movimiento a otros países. En Estados Unidos comenzó a generalizarse la denominación International Style tras la exposición de Arquitectura Moderna celebrada en 1932 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, con motivo de la cual Henry-Russell Hitchcock y Philip Johnson escribieron el libro International Style: Architecture since 1922. Pese a que tras la Segunda Guerra Mundial hubo aún importantes construcciones dentro de este estilo, las últimas décadas del siglo XX han estado dominadas por otros movimientos críticos, herederos en cualquier caso del movimiento moderno. Movimiento Moderno, Racionalismo arquitectónico y Estilo Internacional El Movimiento Moderno supuso una ruptura con la arquitectura anterior, creando un nuevo lenguaje arquitectónico, siendo la Bauhaus la impulsora de este movimiento. Propone indicaciones en cuanto al método a seguir, siendo una nueva forma de hacer arquitectura. El Racionalismo arquitectónico surge tras la Primera Guerra Mundial como respuesta a la necesidad social y a los cambios políticos que acaecían en Europa. Promueve una estandarización de la vivienda con el objetivo de lograr un mayor bienestar social. También sus inicios se encuentran en la Bauhaus. El Estilo Internacional está asociado a las formas arquitectónicas, con supuestos principios modernos y universales, pero desvinculado de contenido social. Surge en un mundo que se universalizaba, donde la arquitectura no poseía características de ningún lugar y, por tanto, era transferible a cualquier zona del mundo.
La arquitectura practicada en las últimas décadas, desde la segunda mitad del
siglo xx, puede ser entendida, desde las perspectivas denominadas postestructuralistas o postmodernas, como una reacción a las propuestas del movimiento moderno: Unas veces los arquitectos actuales releen los valores modernos y proponen nuevas concepciones estéticas (lo que eventualmente se caracterizará como una actitud llamada arquitectura neomoderna); otras proponen proyectos de mundo radicalmente nuevos, presentados (ellos mismos o su interpretación, que, al igual que en las demás manifestaciones del arte contemporáneo, ha pasado a ser tan importante como la propia obra o incluso más trascendente que esta) como paradigmas antimodernos, o que superan, critican o desprecian consciente o inconscientemente los dogmas de la modernidad.
Durante la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia
su total deconstrucción. A partir de estudios influidos especialmente por esa corriente filosófica, se definió el estilo arquitectónico conocido como deconstructivismo. A pesar de ser muy criticada, esta línea de pensamiento estético se mantuvo en los estudios teóricos y en la década de 1990, demostrando cierta capacidad de seducción del gran público, que lo recibió como arquitectura de vanguardia. Nombres como Rem Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid están conectados a este movimiento. El estadounidense Frank Gehry, que a veces es clasificado como deconstructivista, ha sido criticado por los propios miembros de ese movimiento. Otras propuestas de arquitectura actual no suelen recibir esa etiqueta, como las de los españoles Rafael Moneo (Museo Nacional de Arte Romano, Mérida, 1980-86) y Santiago Calatrava, o las del estadounidense Richard Meier (caracterizadas por el uso del blanco y el aprovechamiento de la luz). A pesar de las tentativas de clasificar las corrientes de la producción arquitectónica más contemporánea, no hay de hecho aún una clasificación universalmente compartida de "movimientos" o "escuelas" que agrupen sistemáticamente a obras y arquitectos de todo el mundo. Cabe de destacar la importancia de la labor modernista del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien destacó en este movimiento con obras como el Estadio Azteca y el Museo Nacional de Antropología (México).
Torres Blancas, en Madrid, de Francisco Javier Sáenz de Oiza (1964-68)