Territorio y Materialidad en El Bajo Segura Durante El Bronce Final Inicial: Nuevos Datos Del Asentamiento de Cobatillas La Vieja (Santomera, Murcia)
Territorio y Materialidad en El Bajo Segura Durante El Bronce Final Inicial: Nuevos Datos Del Asentamiento de Cobatillas La Vieja (Santomera, Murcia)
Resumen
El Sureste de la península ibérica experimentó durante el Bronce Final significativos procesos de reordenación
poblacional visibles en la configuración espacial de sus asentamientos y en el nuevo paisaje político‑territorial
de la región. En el caso de la vega baja del Segura, el abandono de parte de los asentamientos postargáricos
propició una orientación del poblamiento hacia nuevas posiciones en altura, bien interconectadas y estrecha‑
mente ligadas con las capacidades productivas de sus entornos. Paradigma de tales procesos es el asentamien‑
to de Cobatillas la Vieja, inserto en un paisaje de amplia biodiversidad y relaciones territoriales arraigadas en
épocas previas que facilitaron su reocupación en el nuevo escenario sociopolítico y económico de la zona. El
análisis de tales circunstancias desde el prisma de la arqueología del paisaje, en conjunción con el estudio de la
territorialidad e identidad de su materialidad, constituye el objetivo de este trabajo. Como resultado se pone de
manifiesto la importancia de este enclave y su contextualización con el resto de centros cercanos con el fin de
delimitar las problemáticas particulares que se dieron en las primeras etapas del Bronce Final en el Bajo Segura.
Palabras clave: Bronce Final, Sureste ibérico, paisajes de producción, territorio, estratigrafía, visibilidad, regis‑
tro vascular
Summary
The population dynamics during Late Bronze Age in Southeast of the Iberian Peninsula caused a reorganization
of its settlements and the beginning of a new political‑territorial landscape of the region. In the lower Segura
valley, the abandonment of part of the post‑argaric occupations led to an orientation of the communities to‑
wards new positions in height, interconnected and linked with the productive capacities of their environments.
The site of Cobatillas la Vieja is an appropriate case study for the review of this new model from its location in
a landscape of wide territorial relations and biodiversity rooted in previous chronologies that facilitated its re‑
occupation in the new socio‑political and economic scenario of the area. The purpose of this work is analyze
these factors from the view of landscape archeology, in conjunction with the study of the territoriality and the
identity of its materiality. The results introduce the importance of this settlement and its contextualization with
the nearby centers in order to approach the particular problems that occurred in the early stages of the Late
Bronze Age in the lower Segura river.
Key words: Late Bronze Age, southeastern Iberia, productive landscapes, territory, stratigraphy, visibility, ceramics
A B
Figura 1. Fases de ocupación y entorno del yacimiento arqueológico. A. Situación del relieve de Cobatillas la Vieja con los dos
sectores de hábitat destacados sobre una imagen aérea actual (PNOA‑IGN). B. Fotograma del vuelo americano de 1956 del
relieve sin las modificaciones producidas por las canteras (editada a partir de la Fototeca del IGN). C. Estado actual del sector
ibérico con el cortado producido por la acción antrópica. (Imagen: archivo de los autores)
Figure 1. Phases of occupation and environment of the archaeological site. A. Situation of Cobatillas la Vieja with the two areas
of settlements highlighted on a current aerial image (PNOA-Spanish National Geographic Institute). B. Photography of the 1956
American flight of the relief without the modifications produced by the quarries (edited from the National Geographic Institute
archive). C. Current situation of the Iberian hill with the alterations produced by anthropic action. (Photography: authors)
control y proyección territorial respecto a la princi del río Segura, muestra la importancia que los siste
pal vía de comunicación y contacto del Sureste ibéri mas intermedios de la cuenca jugaron en las dinámicas
co (figura 2), se presentaba como una tarea necesaria. urbanísticas y patrones de ocupación de estas comu
Los nuevos datos que han surgido en los últimos años nidades. Localizados entre la llanura aluvial y las ca
respecto al Bajo Segura y la zona de confluencia con denas montañosas, estas posiciones se convirtieron en
el tramo medio del mismo río, con una serie de yaci puntos de concentración poblacional sobre los que se
mientos poco conocidos pero cuya localización permi vertebraron los territorios a partir del cumplimiento
te plantear su funcionalidad como centros de control de un doble objetivo: ocupar lugares elevados en los
territorial, denotan la existencia de un patrón pobla que contar con una posición geoestratégica, defensi
cional complejo y dinámico. Para todas estas cuestio va y de relevancia visual respecto a su entorno inme
nes, Cobatillas la Vieja juega un papel fundamental en diato, sin alejarse de las tierras fértiles de la cuenca y
las dinámicas generales que se dan en el Bajo Segura, de las unidades rurales de menor tamaño que debían
lo que justifica esta nueva revisión sobre el yacimien componer una parte esencial de sus tejidos produc
to cuatro décadas después de las intervenciones sobre tivos. Así, se aprovecharon emplazamientos con una
las que ahora se ha decidido volver. gran capacidad de control visual y que, recíprocamen
te, también fueran cognoscibles desde el valle. En este
sentido no se debe olvidar que la dimensión espacial
2. Territorios y dinámicas poblacionales adquiere funciones de identidad para los grupos hu
de la Edad del Bronce en la Vega manos (Hernando, 2002: 81‑82), y una parte muy im
Baja del Segura portante de este complejo proceso es que la percepción
del territorio constituye un parámetro de construcción
El análisis transversal mediante la arqueología del pai cultural de la realidad (Comino, 2016: 17).
saje aplicado a las estructuras sociales que se desarrolla Bajo estas premisas se enmarcan en la zona los
ron a lo largo de la Edad del Bronce en el tramo bajo asentamientos correspondientes al período argárico:
Figura 2. Localización del yacimiento arqueológico de Cobatillas la Vieja con los yacimientos
principales citados en el texto. (Elaboración propia a partir del Modelo Digital del Terreno del IGN)
Figure 2. Location of the settlement of Cobatillas la Vieja with the aim sites mentioned in the text.
(Design: authors and Digital Terrain Model from Spanish National Geographic Institute)
Santa Catalina, Puntarrón Chico y Cerro del Castillo importante labor de adecuación de su superficie, eje
de Monteagudo hacia el tramo medio del Segura; El cutando una serie de terrazas en las que las plantas
Castellar de Zeneta, Cañadas de San Pedro, Cabezo de las casas se adaptaron a las condiciones topográfi
Negro en la sierra de la Cresta del Gallo; o los ya cas del terreno (Medina, 1999: 127). Esta disposición
cimientos de San Antón y las Laderas del Castillo escalonada en ladera coincide con la identificada en
de Callosa en la zona oriolana. Los datos actuales otros asentamientos cercanos, como el Puntarrón
sugieren, por tanto, un modelo que no difiere del Chico o Santa Catalina del Monte (Ayala, 1982: 66),
planteado para los poblados argáricos de la cuenca al igual que los patrones de construcción, con ca
del Guadalentín (Lull, 1983), si bien es cierto que sas de tamaño considerable y planta poligonal, con
hay que apuntar el grado de conocimiento todavía un primer alzado de piedra y techumbres a base de
deficitario en torno a las unidades rurales que con carrizo y barro (Lull, 1983: 335; Medina, 1999: 127).
formarían los tejidos productivos de estas comuni Entre las construcciones exhumadas se identificó en
dades del Bronce Pleno. su interior un taller de sílex con una actividad muy
Producto de este ámbito cultural, el hábitat ar intensa ligada a la producción de útiles relaciona
gárico de Cobatillas la Vieja se localiza sobre el ce dos con la agricultura, como dientes de hoz, cuchi
rro de mayor altura del complejo, caracterizado por llos o percutores (Ayala, 1981: 156). El sílex tiene su
una fuerte pendiente que finaliza de forma abrupta origen al norte del yacimiento, en los afloramien
en unas paredes escarpadas que sirven como desta tos de la cercana Rambla Salada (Medina, 1999: 128)
cadas defensas naturales (figura 3). La propia morfo donde se han localizado varios talleres líticos al ai
logía del cerro obligó a sus habitantes a realizar una re libre ( Jiménez et alii, 2005; Jiménez et alii, 2006).
Figura 3. Vista de la ladera sur-sureste del sector argárico Cobatillas la Vieja en la que se aprecia
la clara pendiente de la misma y posición respecto a la cuenca media y baja del Segura. (Imagen:
archivo de los autores). Detalle: Cista de enterramiento argárico expoliada (Medina, 1990: 130)
Figure 3. View of the south-southeast hillside of Argaric sector at Cobatillas la Vieja; the slope and
position respect to the middle and lower basin of the Segura River can be seen. (Photography:
authors). Detail: Looted argaric burial cist (Medina, 1990: 130)
La ejecución de estas actividades en el interior del de un nuevo escenario geográfico. En cualquier ca
poblado manifiesta la participación de la comuni so, este período de aparente despoblación finaliza
dad en tareas agrícolas y sus actividades derivadas; rá con el inicio del Bronce Final del Sureste ibérico
una correlación que se mantuvo activa en las fases y el nuevo proceso de reordenación territorial al
siguientes como atestigua el hallazgo regular de es que va asociado ( Jover et alii, 2016). A partir del si
tos elementos de sílex, junto a molinos barquifor glo XIII a. C. aparecen algunos hábitats de nueva
mes y de mano. planta como Botx‑Grupintex (Trelis et alii, 2004),
El final de la ocupación del hábitat argárico pare mientras que se produce la reocupación de antiguos
ce originarse en el marco de los procesos de reestruc espacios habitados en períodos anteriores, como es
turación territorial que se suceden durante la etapa el caso de Cobatillas. No obstante, esta nueva reocu
postargárica del Bronce Tardío y que afectan de ma pación no se realiza sobre el cerro ocupado en épo
nera desigual a los yacimientos del Bajo Segura. No ca argárica, sino que el poblamiento se desplaza por
obstante, los datos actuales no permiten establecer completo hacia el cerro anexo.
con claridad si este se produjo de forma drástica o Este segundo cerro o cerro del «sector ibérico»,
respondió a un debilitamiento progresivo del hábi cuenta con una cima amesetada sobre unas paredes
tat argárico, como sucede en otros asentamientos verticales que dificultan su acceso, únicamente po
del mismo marco cultural como Cabezo Redondo sible por uno de los collados al oeste de la posición.
(Hernández et alii, 2016), Fuente Álamo (Arteaga Precisamente las intervenciones en la parte alta de la
y Schubart, 1980), Cerro de la Encina (Arribas et cima de este cono, los cortes M y Ñ, permitieron alcan
alii, 1974) o Cuesta del Negro (Molina y Pareja, 1975); zar los niveles y estructuras correspondientes al me
tampoco si este posible cambio tuvo como escena nos a una primera etapa del Bronce Final, adscripción
rio el propio cerro de Cobatillas argárico, es decir, si confirmada gracias a la datación radiocarbónica obte
se produjo ya en el propio lugar del asentamiento, o nida de una muestra de carbón (Lillo, 1976‑1978: 396).
si, por el contrario, supuso la elección intencionada Pese a ser una muestra de vida larga extraída del hogar
del nivel Ñ.VI, sus resultados proporcionaron una fe con el período postargárico. La búsqueda de nue
cha aproximada de 1060±50 a. C. (Lillo Carpio 1981; vas posiciones cristaliza también en el ámbito de la
Ros Sala 1985) cuya calibración posterior ha permitido explotación agrícola, como es el caso del conjun
ajustar su resultado en torno al 1298 CAL BC (Castro to de ocupaciones detectadas para el Bronce Final
Martínez et alii, 1996: 174‑175). Los intervalos calcu inicial del Botx‑Grupintex y su entorno inmediato
lados para esta datación, que abarcan del 1400 al 1195, (Trelis et alii, 2004).
señalan cronológicamente esta etapa entre el Bronce En el caso que aquí nos ocupa, el traslado del há
Tardío y los primeros compases del Bronce Final, en bitat que se ha constatado en Cobatillas la Vieja des
consonancia con los datos que están ofreciendo otros de el sector argárico al ibérico persigue, entre otros
yacimientos del Sureste ibérico para este momento fines más difíciles de percibir, una mejora del radio
de transición, tanto en su extremo meridional como de visibilidad y control de los pasos circundantes
en la parte septentrional (Castro et alii, 1996; Jover desde el yacimiento. Desde el nuevo emplazamiento
et alii, 2016). se cuenta, primero, con un mayor control del acce
La ocupación de Cobatillas la Vieja en este pe so a la Rambla Salada y de los pasos ganaderos que
ríodo se circunscribe, al igual que sucedía en el sec transitaran por esta ruta, a pesar de que parte de la
tor argárico, a un momento muy determinado que propia rambla queda oculta tras el Collado Bermejo,
no tuvo continuidad en el tiempo al menos en la la una de las principales referencias geográficas y visua
dera intervenida por Lillo. Pese a lo limitado de los les de la zona por su gran altura; y, segundo, se amplía
datos, no se han identificado fases constructivas ni el control visual del territorio inmediato, mejoran
remodelaciones posteriores que apunten hacia otros do significativamente su proyección hacia la cuenca
momentos dentro del final del II milenio a. C.; una del Segura, especialmente hacia su desembocadura
perspectiva que también se desprende de la homo (figuras 4 y 5). Ahora se perciben claramente otros
geneidad de los tipos y manufacturas de la vajilla asentamientos de la sierra de Orihuela y su entor
cerámica (Ros, 1985). Por tanto, el inicio de la ocu no, como las Laderas de San Miguel o el yacimiento
pación correspondiente al Bronce Final inicial coin de La Loma de Bigastro; incluso, con una cronolo
cide con un proceso de reordenación poblacional gía más reciente, el asentamiento de Los Saladares.
cuyas repercusiones son importantes para los terri Todo ello manteniendo, al igual que en época argári
torios y paisajes del Sureste ibérico. En el curso ba ca, el control visual de las rutas venidas desde el oes
jo del Segura tiene lugar, por un lado, la reocupación te y el puerto de Zacacho, a las que ahora se suman
de ciertos núcleos, tanto de nueva planta como ocu los pasos serranos hacia el sur y el sureste por don
pados en fases más antiguas; mientras que, por otro, de discurren las rutas comerciales que conectan por
existen una serie de núcleos continuistas que coin tierra con los entornos litorales y por donde podrían
ciden con aquellos asentamientos de mayor tradi llegar algunos de los recursos mineros cuyo uso se
ción, como ocurre en los casos de Santa Catalina del encuentra atestiguado en esta fase del poblado, co
Monte, Monteagudo o El Tabayà. No obstante, tam mo la galena argentífera.
bién otros asentamientos como San Miguel (Soriano La nueva posición, pese a ser el resultado de una
Sánchez, 1984; Diz, 1993), Cabezo de las Particiones movilidad reducida, mantiene la comunicación vi
(Soriano Sánchez, 1985; Martínez Monleón, 2015) y sual con los principales yacimientos contemporáneos
Loma de Bigastro (Soriano Sánchez, 1985) mues próximos con fases del Bronce Final inicial. Es el ca
tran la pervivencia de unas estrategias iniciadas en so de Monteagudo, el núcleo más cercano y con una
períodos anteriores y que también se reproducen entidad que, pese a los escasos datos con los que se
en los asentamientos fundados o reocupados du cuenta por el momento (Medina, 2002), jugaría un pa
rante esta fase. Entre estos últimos casos se encua pel principal en la articulación de este territorio por su
dra Cobatillas la Vieja, con una ocupación de nueva posición y su representatividad en la cuenca. Más ale
planta, pero dentro del mismo complejo geográfico, jado se observa Santa Catalina del Monte que, aun
que viene a cerrar el hiato poblacional coincidente que queda fuera del radio de visibilidad marcado sobre
Figura 4. Vista desde el yacimiento de Cobatillas la Vieja de la cuenca baja del río Segura hacia
su desembocadura. (Imagen: archivo de los autores)
Figure 4. View of the lower basin of the Segura river towards its mouth from the settlement of
Cobatillas la Vieja. (Photography: authors)
A B
10 kilómetros y una altura del observador de 1,65 me Final del Sureste ibérico. Y todo ello sin contar con
tros, es claramente perceptible desde el yacimiento. Por los distintos asentamientos secundarios y unidades ru
último, el cambio del hábitat desde la Ladera de San rales dependientes que se dedicarían a la explotación
Antón hacia San Miguel provoca que esta última ocu de este territorio inmediato de forma intensiva, como
pación entre no solo dentro del radio de visibilidad de el propio Botx‑Grupintex (Trelis et alii, 2004) o, para
Cobatillas, sino que ocupa una posición más favorable fases posteriores, Los Saladares de Orihuela (Arteaga
desde la que participar en las rutas de tránsito y co y Serna, 1979), Casa de Secà (Soriano Boj et alii, 2012)
mercio en relación a las nuevas sinergias territoriales y la continuidad poblacional del entorno de El Botx
y estratégicas, una de las probables causas que origi ya bajo la posterior órbita política del emergente nú
nó el fenómeno de reestructuración del poblamiento cleo de Peña Negra (González Prats, 1983; Trelis, 1996;
dado tanto en el Bronce Tardío, como en el Bronce García Borja et alii, 2007; Lorrio et alii, 2020).
De esta manera, pese al estado de la investiga aunque las dependencias políticas no estén claras,
ción en el que se encuentra este período cronológico, existía una importante red comercial entre los nú
puede plantearse la existencia de una serie de cen cleos prelitorales y costeros que debió ser estrecha,
tros de primera entidad que reproducen patrones aprovechando los pasos naturales que conectaban
similares a los establecidos en época argárica, resul estos diferentes territorios ya fuera por vía terres
tando un ambiente de continuidad locacional en la tre, la más probable en estas fases iniciales, o por
zona del pasillo del Guadalentín y del tramo bajo vía marítima, como parece desarrollarse durante el
del Segura (Ros, 2003). Pese a los diferentes proce denominado como Bronce Final III o inicial en la
sos de reordenación y/o reestructuración del pobla zona del denominado Sinus Ilicitanus (Blázquez y
miento de época postargárica, parece conformarse la Ferrer, 2012; Tent‑Manclús y Soria, 2014) y los pri
expectativa de una continuidad histórica acorde con meros contactos foráneos que condicionan una cier
la situación de otros escenarios geográficos (Pingel et ta basculación poblacional hacia las zonas costeras,
alii, 2003), marcada por la similitud de las respuestas acompañada de la gestación de núcleos autóctonos
que tienen lugar entre las distintas comunidades de de gran volumen poblacional e importancia políti
la región al encontrarse completamente vinculados a ca ( Jover et alii, 2016).
partir de relaciones de índole económico, comercial El abandono de Cobatillas la Vieja abriría un
y social. Se reproduciría así un modelo ya planteado segundo período de hiato que se prolongaría has
para época argárica en la que distintos asentamientos ta el siglo IV a. C. si no fuera por la noticia del ha
podían realizar actividades complementarias, como llazgo en superficie de cerámicas que remiten a los
ocurría en la zona litoral de Mazarrón con los ya inicios del Hierro Antiguo y a los primeros con
cimientos de Ifre, Zapata, Cabezo Negro o Cabezo tactos coloniales iniciados a partir de mediados del
del Asno (Lull, 1983), y que no haría descartables siglo VIII a. C. (Ros, 1985). Por desgracia, estos ma
los acuerdos y colaboraciones entre asentamientos, teriales no han podido ser localizados en los fondos
especialmente entre aquellos localizados en un mis del Museo Arqueológico de Murcia, lo que dificulta
mo valle o extensión geográfica limitada que pudie cualquier consideración sobre este período de tran
ra llegar a entenderse como un territorio así mismo sición del Bronce Final reciente al Hierro Antiguo,
compartido (Ros, 2003: 225). período ya de por sí marcado por unas intensas di
Respecto a Cobatillas, parece que durante el námicas de reordenación territorial entre las que
Bronce Final del Sureste ibérico no existe un mo Cobatillas podría haber jugado un papel fundamen
delo tan centralizado a nivel político y social como tal por sus propias características.
el implantado durante el Argar, afirmación que debe Por último, la etapa ibérica del cerro se encuen
tomarse con prudencia ante la falta de intervencio tra mejor representada ya que en los cuatro cortes
nes sobre asentamientos de la fase inicial del pe practicados —L, M, N y Ñ— se identificaron tanto
ríodo. Sin embargo, sí que existen esos yacimientos datos correspondientes a la urbanística del enclave,
de primera entidad sobre posiciones estratégicas y como secuencias materiales que retratan las distin
potencialmente defensivas sobre los que recaería el tas fases de su ocupación. En cuanto a su cronología,
control político y territorial de sus entornos. Además, se ha propuesto un inicio de la ocupación ibérica a
se encuentran una serie de evidencias en las que es finales del siglo V a. C. (Lillo, 1981: 99), aunque so
tos centralizan sus actividades, como ocurre con las lamente se ha hallado un fragmento de cerámica áti
actividades transformativas del mineral que se da ca de dicha centuria, pues la mayoría pertenecen a
ban en el poblado y que no solo requerían de una la primera mitad de la siguiente, perdurando el há
zona y una serie de artesanos especializados que se bitat hasta finales del siglo II a. C. o durante el si
encargaran del proceso metalúrgico, sino de una red glo I a. C., momento de abandono definitivo (García
dedicada al proceso de minería extractiva y comer Cano, 1982: 195‑196). Sobre el carácter de este asen
cialización de la materia prima para proveer este tamiento se ha planteado la existencia de un peque
taller. Todo ello apunta hacia un modelo en el que, ño fortín avanzado de observación y exploración del
La zona próxima a Cobatillas por la que discu es cierto que apenas se cuenta con información ar
rre la rambla Salada se caracteriza por la existencia queológica para reconstruir su extracción durante
de salinas y almarjales que han permanecido hasta la esta etapa, pero la existencia de esa salmuera en gran
actualidad (Ros, 2003: 235) y cuyo paisaje es el ade des cantidades en el hinterland del yacimiento per
cuado para la existencia de una intensa vegetación mitiría fácilmente cocer esta agua saturada de sal en
halófila (figuras 6 y 7). Esta condición mengua la ex grandes recipientes hasta obtener el recurso buscado
tensión cultivada en favor de una actividad ganade (figuras 6 y 7). Así, el papel de Cobatillas respecto
ra que se beneficia tanto de la presencia de pastos y a este recurso no solo podría reducirse a su utilidad
sal, como de su posición en pleno nudo de comuni dentro de las necesidades de la cabaña ganadera, si
caciones entre la cuenca prelitoral y el interior. Tales no también en lo relativo a su explotación y distri
circunstancias revelan la idoneidad de este paisaje bución en el marco de los intercambios comerciales
como zona de pasto para el ganado trashumante o de la cuenca baja.
trasterminante y fundamenta la presencia de dife Precisamente gracias a esas relaciones con otros
rentes cañadas históricas en el entorno de Cobatillas puntos de la región se contextualiza otra de las acti
la Vieja, como la Cañada Ancha, ahora desfigurada vidades que se han detectado en las diferentes fases
por el paso de las acequias. del asentamiento: la metalurgia. Para la época argári
De esta manera, el peso de la ganadería para ca, además del hallazgo de punzones y puñales de
el asentamiento y su entorno tuvo que ser de gran cobre y bronce (Medina, 1999: 128), se ha planteado
importancia, como revela el estudio osteológico la existencia de un taller metalúrgico bajo el taller de
del sector argárico de Cobatillas la Vieja (Mateo y sílex a partir del hallazgo de un crisol de piedra vol
Vázquez, 1991). Los resultados apuntan hacia un pe cánica con bronce estannífero (Ayala, 1981: 168‑169;
so de la caza testimonial, mientras que son los ovi Ros, 2003: 241). La presencia de esta aleación, pro
cápridos los que destacan en el registro (62 % de los ducto de la mezcla de cobre, estaño y plomo, abre
restos), algo análogo a lo que se identificó en el yaci interesantes cuestiones sobre la procedencia de es
miento de Puntarrón Chico, cuya ocupación es úni tos minerales en el yacimiento y las posibles rutas
camente argárica (Mateo y Vázquez, 1992). Es cierto que se dieron desde época prehistórica. Por un lado,
que hasta la fecha no se disponen de datos del sec la llegada del cobre a Cobatillas parece clara des
tor del Bronce Final, pero sí que los análisis proce de los filones cercanos identificados en los cabe
dentes de yacimientos cercanos ponen de manifiesto zos de Malnombre o La Mina, así como desde la
estos mismos patrones para el período, como se ha sierra de Orihuela donde hay presencia de sulfuros
comprobado en el poblado de Caramoro II (García y filones de azurita, malaquita, calcopirita, calcosi
Borja et alii, 2010: 55‑56) o en la fase I de Peña Negra na y cobre nativo (Mojica, 2013: 85‑86). Por otro,
(Aguilar et alii, 1994) con primacía de los ovicápri más problemática resulta la identificación del po
dos y lo limitado de la fauna silvestre. sible origen del plomo y la casiterita, mineral del
Otro factor del entorno necesario para sustentar que se obtiene el estaño y que se trata de uno de los
esa cabaña ganadera, y esencial para la conservación menos abundantes del Sureste. La presencia de am
de los alimentos, es el recurso de la sal, cuya explota bos en las sierras costeras de Cartagena‑La Unión y
ción ha podido ser atestiguada en el interior penin Mazarrón (Ros, 1989: 39‑40) podría permitir plan
sular (Abarquero et alii, 2010) y sobre la que se ha tear una posible procedencia de estos polígonos mi
planteado su obtención en el Sureste ibérico en zo neros, especialmente en el caso del último, donde se
nas como las salinas de La Mata o el propio entor ha atestiguado una importante presencia de comuni
no del Cabezo Redondo de Villena (Mederos, 1999). dades del Bronce pleno y reciente relacionadas con
Su presencia en la rambla Salada no solo se perci la explotación minera (Ros, 1987; Ros, 1989).
be del propio topónimo, sino que se encuentra am En cuanto a la fase del Bronce Final, los da
pliamente presente en forma de salmuera (Gil et tos en este ámbito se centran en el hallazgo de un
alii, 2010: 616). En cuanto a su forma de explotación, fragmento de galena y otro de mineral de hierro
Figura 6. Mapa de los usos de suelo en la zona del yacimiento de Cobatillas la Vieja con los diferentes talleres y canteras de
sílex del entorno de la Rambla Salada. (Elaboración propia a partir de la información del SIOSE)
Figure 6. Map of land uses in the hinterland of Cobatillas la Vieja with the different workshops and silex outcrops around
Rambla Salada. (Design: authors with the information of Information System on Land Occupation of Spain)
procedentes de la vivienda del corte Ñ5. El prime arriesgado proponer áreas de proveniencia sobre este
ro de ellos, utilizado para la obtención de la plata, recurso, aunque es necesario apuntar la importancia
cuenta con sus principales yacimientos en la sie de los afloramientos de metabasitas y mineralizacio
rra minera Cartagena‑La Unión, lo que puede in nes ferruginosas identificadas en la vertiente norte
dicar una interesante continuidad en esas rutas de del Monte de las Brujas y en la ladera sur del inme
abastecimiento que siguen vinculando el litoral con diato Cabezo Bermejo (Arana y Ortiz, 1982), así co
el yacimiento de Cobatillas la Vieja como ya pro mo al oeste de Santomera y en el Cabezo Bermejo
pusiera Ros (1985: 46). Estas conexiones tendrían (González y Pujante, 2007: 21).
lugar aprovechando las vías y pasos naturales, co De esta manera, la riqueza de recursos del en
mo es el caso de la cuenca prelitoral y la rambla de torno permite plantear tentativamente y a modo de
las Moreras para acceder a las zonas de explotación línea de investigación futura, la existencia de una ac
de Mazarrón, o los diferentes pasos que se abren tividad metalúrgica y trabajo de fundición de metales
en la sierra de la Cresta del Gallo y que conectan en el poblado o su hinterland, con áreas especializa
con la cuenca del mar Menor y la sierra Minera de das de producción y artesanos especializados, como
Cartagena‑La Unión. Cómo se produjera esa comu se puede afirmar para la fase argárica de Cobatillas.
nicación es una interesante problemática que, por el Concretamente en el identificado como departa
momento, queda abierta ante la posibilidad de que mento A del asentamiento del Bronce Pleno, se do
esa relación se hiciera directamente por vía terrestre, cumentó un molde de fundición y un crisol cerámico
o bien por vía marítima, introduciéndose en el Bajo con una pátina de cobre, estaño y algo de arsénico
Segura desde las posiciones situadas en la propia des (Lull, 1983: 335; Ayala, 1984: 335), lo que demostra
embocadura del río. En cuanto al mineral de hie ba que la fusión del metal se realizaba en el mismo
rro, sin datos de tipo arqueométrico es sumamente poblado (Medina, 1999: 129). Así, la continuidad de
Figura 7. Humedal del Ajauque y Rambla Salada en el término municipal de Santomera. (Imagen: archivo de los autores)
Figure 7. Ajauque and Rambla Salada wetland in the municipality of Santomera. (Photography: authors)
esta actividad puede ser considerada en parte gracias un paramento del que apenas se conserva un zócalo
a la potencialidad que los recursos minerometalúr compuesto por dos hiladas de piedra, toscamente ca
gicos presentan en esta zona del Bajo Segura, y cu readas y trabadas en seco, que alcanza los 60 centíme
yo valor es fundamental para estos primeros siglos tros de ancho (figura 8c). Más complicada resulta la
del Bronce Final, tanto en lo relativo al comercio aproximación sobre los niveles identificados por Lillo
de materias primas como de productos elaborados. en el corte M, del que, más allá de apuntar que se co
rresponde con un estrato de habitación de la Edad
3.2. Competencias espaciales, arquitecturas del Bronce Final —nivel M.IV—, no aportó más
y materiales en transición información que la derivada del propio perfil estra
tigráfico que presenta su excavador (Lillo, 1981: 101),
Las estructuras del Bronce Final inicial localizadas en pero en el que se tuvieron que practicar actividades
los cortes identificados como M y Ñ corresponden cotidianas como evidencia el hallazgo de un macha
a los niveles más bajos de las secuencias estratigráfi cador pétreo que debe estar en conexión con la pre
cas apoyadas directamente sobre la roca base, nive paración de los alimentos cuyos restos se identifican
ladas al parecer mediante una capa muy compacta con un fondo de cabaña (Lillo, 1981: 101).
de barro y arena de color rojo (Lillo, 1976‑1978: 398). Este tipo de patrón arquitectónico apenas pre
El espacio habitacional o vivienda del corte Ñ (figu senta diferencias respecto a los modelos de cons
ra 8b y 8c) queda delimitado al lado sur de un muro trucción identificados en asentamientos del Bronce
rectilíneo en el que se halló el pequeño hogar ro Tardío localizados en esta misma región geográfica,
deado de piedras y barro del que se obtuvo la mues como es el caso del Cabezo Redondo de Villena
tra de carbón vegetal para el análisis radiocarbónico (Hernández et alii, 2016), Cuesta del Negro (Mo
(Lillo, 1976‑1978: 398). En cuanto a la morfología lina y Pareja, 1975), Fuente Álamo (Arteaga y Schu
y características de la propia estructura, se trata de bart, 1980; Pingel et alii, 2003) o Cerro de la Encina
B C
Figura 8. Intervenciones arqueológicas en el sector ibérico de Cobatillas la Vieja. A. Sección estratigráfica central del sector E
del corte Ñ según Lillo (1976-1978: 397). B y C. Planta y fotografía del sector excavado en el corte Ñ en la que se diferencia el
muro prehistórico bajo la denominación C (Lillo Carpio 1976-1978: 396 y 399). D. Estado de los cortes M y Ñ del yacimiento en la
actualidad. (Imagen: archivo de los autores)
Figure 8. Archaeological excavations in the Iberian sector of Cobatillas la Vieja. A. Stratigraphic profile of Sector N according
to Lillo (1976-1978: 397). B and C. Planimetry and photography of the excavated area in Sector Ñ in which the LBA wall is
differentiated as structure C. D. Situation of the M and N sectors of the settlement at present. (Photography: authors)
(Arribas et alii, 1974; Aranda, 2001). No obstante, la no implica que se enmarquen en el nuevo ambiente
perduración de estas formas de construir se ha iden territorial y político dentro de la reorganización de
tificado también durante el Bronce Final inicial del los sistemas políticos y productivos que se da a par
Sureste, tanto por dataciones radiocarbónicas co tir del final del Bronce Tardío del Sureste.
mo la procedente de la unidad o espacio habitacio Volviendo a Cobatillas la Vieja, a pesar de que
nal 1 de El Negret (Barciela et alii, 2012: 127; Jover et durante la intervención se identificaran diversos ni
alii, 2016: 93), como mediante las adscripciones cro veles estratigráficos correspondientes a la etapa del
noestratigráficas planteadas en la propia Cobatillas Bronce Final (Lillo, 1976‑1978), el análisis del re
la Vieja (Ros, 1985), en la vivienda de tipo rectangular gistro vascular pone de manifiesto que en ambos
localizada en la calle Cúspide nº 2 en Santa Catalina cortes solamente se encuentra representado un úni
del Monte (Ruiz, 1992: 88) y en la construcción co momento de ocupación. Como ya se ha apun
del nivel III de la excavación de la Cuesta de San tado, en el corte Ñ el nivel correspondiente a las
Cayetano , en Monteagudo (Medina, 2002: 156‑157). estructuras del Bronce Final inicial se correlacio
Si bien la importancia de la piedra es un rasgo carac na con el estrato Ñ.VI, mientras que el Ñ.V es el
terístico de los yacimientos del Bajo Segura que se ha nivel de relleno producto del abandono del hábitat
atribuido a la importante tradición que en la región y con presencia de fragmentos de cerámica a ma
tenía este tipo de arquitectura durante la Edad del no (Lillo, 1976‑1978: 399‑400). Algo distinta es la
Bronce (Arteaga y Serna, 1979), los conjuntos vas secuencia de la estructura del corte M, con dos es
culares asociados a las últimas estructuras y asenta tratos de habitación que se corresponden con M.IV
mientos citados apuntan a un horizonte claramente y M.V con presencia de «tierra quemada y restos de
diferenciado del período postargárico. comida» (Lillo, 1981: 105); y el nivel M.III que es el
Se abre así una problemática importante en tor resultado de la preparación del terreno para las cons
no a la diferenciación de los patrones arquitectóni trucciones de las fases posteriores, lo que explica la
cos del Bronce Tardío respecto a aquellos del Bronce existencia de producciones de este período junto a
Final inicial, marcada además por la carestía de da material rodado ibérico.
tos procedentes de excavaciones sistemáticas corres En cuanto a la funcionalidad del material cerá
pondientes a estos períodos en el sector central del mico hallado, se trata de un registro material típico
Sureste ibérico. Entre las viviendas cuadrangulares tí de contextos de habitación, con producciones desti
picamente postargáricas y las cabañas circulares que nadas al servicio de mesa, formas de cocina y conte
se identifican con claridad a partir del Bronce Final nedores de almacenaje. A pesar de la homogeneidad
pleno, aproximadamente a partir del año 1000 a. C. del conjunto y el tamaño de la muestra, se ha reali
( Jover et alii, 2016), se dibuja un lapso temporal de zado un análisis aproximativo de esta fase median
gran incertidumbre y escasas evidencias. Sin embargo, te el cálculo del número mínimo de individuos y sus
los datos obtenidos de los núcleos que se sitúan preci características funcionales. En este sentido, el núme
samente en el Bajo Segura, así como en la transición ro mínimo de individuos de la vivienda del corte Ñ
entre este y el río Guadalentín, revelan la continui —63 en total— se reparte entre un 39 % que alcanzan
dad de las estructuras de tipo rectilíneo con plantas los vasos abiertos, cuencos y escudillas y un 61 % en
angulares y zócalos en piedra; las viviendas de Santa el que se incluyen las orzas cerradas y abiertas des
Catalina del Monte y las estructuras de Monteagudo tinadas a las funciones de cocina, almacenaje y posi
y Cobatillas así parecen apuntarlo. Este patrón de ti blemente transporte. Mayor precisión se ha podido
po continuista demuestra la importancia que todavía obtener de los 40 individuos diferenciados de la es
albergan las tradiciones argáricas y postargáricas en tructura del corte M, alcanzando un 27 % los tipos
la configuración de estas primeras comunidades del asociados al servicio de mesa, un 33 % las ollas y orzas
Bronce Final, fenómeno que también se repite en lo cerradas vinculadas con tareas de cocina y pequeño
relativo a las vajillas cerámicas. No obstante, aunque almacenaje, y un 40 % las orzas y grandes contene
estas manifestaciones se continúen ejecutando, ello dores destinadas al almacenaje y posible transporte.
Las vajillas cerámicas del Bronce Final inicial, pleno. Sin embargo, los ejemplos identificados de
tanto las revisadas en su día por Ros (1985) como este perfil durante la fase inicial son escasos, redu
las que se encontraban inéditas hasta el momento ciéndose al ejemplar de la necrópolis de Huéchar 3 y
(figuras 9 y 10), apuntan a un mismo horizonte cul Caldero de Mojácar, mientras que durante la fase ple
tural cuya horquilla cronológica se ha delimitado en na el paralelo con mayores similitudes se encuentra
tre los comienzos del Bronce Final y los inicios del en el Cerro de la Mora (Lorrio, 2008: 232‑233). Las
Bronce Final pleno (Ros, 1985: 47). Las característi producciones de estos vasos en el corte M presentan
cas de los conjuntos de los cortes M y Ñ presentan unos bruñidos y acabados de calidad, pero sin llegar al
una importante homogeneidad tipológica, con una nivel de ejecución y pulido de los dos perfiles docu
alta uniformidad en sus pastas, la ausencia comple mentados en el corte Ñ (figuras 9 y 10). Su alto índice
ta de decoraciones y una serie de rasgos arcaizantes de fragmentación, consecuencia de su escaso grosor,
que revelan las reminiscencias de época postargári dificulta el conocimiento de esta forma que conti
ca que todavía permanecen. nuará en contextos de etapas posteriores del Bronce
Sin embargo, es cierto que destaca la ausencia Final hasta bien entrado el I milenio a. C., donde la
de algunas formas propias del último momento del forma evoluciona hacia los cuencos y tacitas a mano
Bronce postargárico, como las cazuelas o los cuencos de paredes finas de gran calidad (Ros, 1989: 234‑235).
de carena alta (Ros, 1985: 46). Esta carencia podría Otros perfiles que comienzan a aparecer son las
indicar que, si esta situación se confirmase en nue escudillas con bordes abiertos y labios indicados
vos sectores del yacimiento, la ocupación del asen —tipo 3 de Ros (1985)—, forma evolucionada de los
tamiento se produjese en una fase algo más tardía cuencos, pero de mayor diámetro. Esta forma con
que la reflejada por la datación radiocarbónica, no creta cuenta con paralelos en otros yacimientos de
exenta de problemática, pero todavía en el marco la cuenca del Guadalentín, concretamente en Santa
del Bronce Final inicial (Castro et alii, 1996; Jover Catalina del Monte y Las Cabezuelas de Totana
et alii, 2016). Hacia esta misma dirección apunta la (Ros, 1986: 46) y se encuentra destinada a un servicio
ausencia en el repertorio cerámico de Cobatillas de de mesa colectivo. En lo relacionado con los conte
tipos procedentes de Cogotas, los cuales reducen nedores de transporte, destacan las orzas abiertas con
su presencia progresivamente en asentamientos de borde recto al exterior y de perfil en «S», con parale
transición como El Tabayà (Belmonte, 2004: 335) o los en diversos puntos del eje Guadalentín‑Segura,
Botx‑Grupintex (Trelis et alii, 2004: 322), y que pa como en El Tabayá (Molina, 1999: 121‑122), Loma de
ra el Bajo Segura se pone de manifiesto que se trata Bigastro (Soriano Sánchez, 1985: 120‑121) o Mon
de una forma en completo desuso, como demuestra teagudo (Medina, 2002: 155‑156), y la cuenca de
su ausencia en los niveles reinterpretados de Santa Vera. En este último caso destacan los paralelos
Catalina del Monte y Monteagudo (Medina, 2002). con el repertorio material de Gatas‑VI (Castro et
De esta manera, de nuevo nos encontramos ante alii, 1999: 250), con el que guarda estrechas relacio
unas producciones cerámicas todavía muy ligadas nes especialmente en estas vasijas destinadas al al
a las etapas anteriores, lo que revela la importancia macenaje, aunque, como ya se ha planteado, no se
de una tradición vascular que perdura en el tiempo encuentren las formas con carenas altas y medias que
—y las rutinas de comensalidad y cocina a ellas aso sí se hallaron en el yacimiento almeriense.
ciadas—, aunque con determinadas innovaciones e Frente a estas formas propias del nuevo período
interrupciones que marcan esas tendencias entre el cronológico, continúan existiendo una serie de per
cambio y la continuidad que se dieron entre las co files que mantienen los tipos y conceptos de época
munidades postargáricas y del Bronce Final. argárica y postargárica, así como con probabilidad
En este contexto se explicaría la mayor presencia las estrategias de producción alfarera, como podría
de los vasos abiertos de carena baja, una forma que ser el caso de los cuencos abiertos y profundos o las
se halla en ambos sectores y que aparece en contex grandes orzas de bordes reentrantes (Ros, 1985: 41).
tos tanto iniciales como avanzados del Bronce Final Uno de los ejemplos más representativos de esta
Figura 9. Materiales arqueológicos correspondientes a la fase del Bronce Final Inicial. En la parte inferior se recogen aquellos
procedentes del Corte Ñ-VI dibujados por Ros (1985) y en la parte superior las nuevas formas registradas en el proceso de
revisión del registro vascular del yacimiento. (Elaboración propia)
Figure 9. Ceramic assemblage from the early Late Bronze Age phase. On top: new materials identified in the review process of
the materials from the settlement. On the bottom: types from level N-VI drawn by Ros (1985)
Figura 10. Materiales cerámicos procedentes de los niveles M-III, M-IV y M-V del yacimiento de Cobatillas la Vieja. (Elaboración propia)
Figure 10. Ceramic assemblage from M-III, M-IV and M-V stratigraphical levels of Cobatillas la Vieja. (Drawing: authors)
herencia material se encuentra en los cuencos de el tratamiento de los alimentos. Es cierto que su conti
borde reentrante —tipo 2b de Ros (1985)—, cuya for nuidad no puede circunscribirse a este horizonte cultu
ma semiesférica con el borde al interior se encuen ral, pero se trata de tipos característicos bien definidos
tra ampliamente documentado en el Bronce Tardío desde el repertorio vascular argárico (Ros, 1985: 41) y
del Sureste ibérico, con ejemplares en la vega baja que perdurarán en su forma y su manufactura hasta
del Segura (Soriano, 1985: 114, fig. 3.17), la Illeta dels mediados del I milenio a. C. (Ros, 1989). No obstan
Banyets (Simón, 1997: 80‑81) y el Cabezo Redondo te, es importante señalar que estos perfiles cerrados
de Villena (Soler, 1987: 128). Su aparición residual no se encuentran en yacimientos cercanos del Bronce
se ha localizado en otros asentamientos del Bronce Final, como Caramoro II o El Tabayà, y son muy es
Final pleno del Sureste, como en Caramoro II, con casas en el Botx (García Borja et alii, 2012: 39, 42 y 49).
solo dos individuos de este tipo identificados (García Estas diferencias evidencian la existencia de tradicio
Borja et alii, 2010: 48), o las Fase III del Peñón de nes distintas de larga duración que se dan entre el eje
la Reina y de Cerro de la Mora (Lorrio, 2008: 235). del Vinalopó y el ámbito del Bajo Segura y que no so
Otras producciones muy presentes en los niveles del lo alcanzan a las vajillas cerámicas, sino a todo aquello
Bronce Final inicial y que cristalizan las tradiciones an que rodea las formas de cocinar en términos de die
teriores son las formas cerradas destinadas a la cocina y ta, comensalidad y alimentación durante este período.
llegada de materiales foráneos mediante lazos comer Esta orientación sobre proyectos de investigación en
ciales interrumpidos, como podría apuntarse con el los que se promueve el análisis y excavación de terri
final de las importaciones de Cogotas. torios sobre la de yacimientos aislados centrados en
En definitiva, los nuevos datos aquí presentados análisis territoriales (Ros, 2003) será la única estra
sirven para volver a centrar nuestra atención sobre tegia capaz de reportar una realidad global de las di
un yacimiento que debe ser recuperado para la in ferentes fases de ocupación que no solo se dieron en
vestigación. Pero no solo se trata de emprender nue el Monte de las Brujas, sino que seguro han deja
vas excavaciones arqueológicas con el fin de conocer do trazas de poblamiento en sus entornos cercanos.
mejor sus distintas fases o precisar con mayor exacti Cobatillas la Vieja se presenta, así, como un escena
tud sus secuencias, sino concebir un proyecto en el que rio fundamental desde el que completar y avanzar en
se incluya todo su territorio inmediato con el objeti nuestro conocimiento sobre los cambios y continui
vo de conocer los distintos asentamientos y unidades dades a partir del final de la etapa postargárica y los
de producción que constituirían su tejido productivo. inicios del Bronce Final del Sureste ibérico.
Calmel‑Avila, M. (2000): “Procesos hídricos holo García Borja, P., Verdasco Cebrián, C., Muñoz Abril,
cenos en el bajo Guadalentín (Murcia, SE Espa M., Carrión Marco, Y., Pérez Jordá, G., Tormo
ña)”. Cuaternario y Geomorfología, 14 (3‑4): 65‑78. Cuñat, C. y Trelis Martí, J. (2007): “Materiales
Calvo García‑Tornell, F. (1968): “La huerta de Mur arqueológicos del Bronce final aparecidos junto
cia y las avenidas del Guadalentín”. Papeles de al Barranc del Botx (Crevillent, Alacant)”. Re
Geografía, 1: 111‑139. cerques del Museu d’Alcoi, 16: 89‑112.
Castro Martínez, P.V., Chapman, R.W., Gili i Su García Cano, J.M. (1982): Cerámicas griegas de la Re
riñach, S., Lull Santiago, V., Micó Pérez, R., gión de Murcia. Editora Regional. Murcia.
Rihuete Herrada, C., Risch, R. y Sanahuja Yll, García Cano, J.M. (2008): “Las fortificaciones ibéri
M.E. (1999): Proyecto Gatas 2. La dinámica ar‑ cas en la Región de Murcia”. Murgetana, 119: 9‑36.
queoecológica de la ocupación prehistórica. Junta de Gil Guirado, S., Gil Meseguer, E. y Gómez Espín,
Andalucía. Sevilla. J.M. (2010): “El territorio, un bien que convie
Castro Martínez, P., Lull Santiago, V. y Micó Perez, ne ordenar: las salinas del litoral e interior de la
R. (1996): Cronología de la Prehistoria Reciente Región de Murcia”. Cuadernos Geográficos, 47 (2):
de la Península Ibérica y Baleares (c. 2800‑900 cal. 611‑635.
ANE). B.A.R. International Series 652. Oxford Gil‑Mascarell, M. (1981): “Bronce Tardío y Bronce
University Press. Oxford. Final en el País Valenciano”. En M. Gil‑Mas
Comino Comino, A. (2016): El santuario de la Luz carell y C. Aranegui (eds.): El Bronce Final y el
(Santo Ángel, Murcia) como elemento de identi‑ comienzo de la Edad del Hierro en el País Valen
dad territorial (s. iv/iii a.C-i d.C). Tesis doctoral ciano. Laboratorio de Arqueología de Valencia.
inédita. Universidad de Murcia. Valencia: 9‑39.
Cutillas Victoria, B. (2020): Producir, consumir, co‑ Gil‑Mascarell, M. (1985): “El final de la Edad del
merciar: territorios y alfarerías del Bronce Final al Bronce. Estado actual de la investigación”. Arqueo
Hierro Antiguo en el Sureste ibérico. Tesis docto logía del País Valenciano: Panorama y perspectivas.
ral inédita. Universidad de Murcia. Universidad de Alicante. Alicante: 141‑152.
García Borja, P.; Carrión Marco, Y., Collado Beneyto, González Gómez, M.C. y Pujante Martínez, A.
I., Montero Ruiz, I., Muñoz Abril, M., Pérez (2007): Memoria Prospección Arqueológica Pre
Jordá, G., Roldán García, C., Roman Monroig, ventiva “SM‑GOLF SANTOMERA RESORT”.
D., Tormo Cuñat, C., Verdasco Cebrián, C. y Memoria de intervención inédita. CARM.
Vives‑Ferrándiz, J. (2010): “Campaña de exca González Prats, A. (1979): Excavaciones en el yaci‑
vación arqueológica de urgencia en Caramoro II miento protohistórico de la Peña Negra, Crevillente
(Elx, Alacant)”. MARQ, Arqueología y Museos, 4: (Alicante): 1ª y 2ª campañas. Ministerio de Cultura.
37‑66. Madrid.
García Borja, P. y De Pedro, M.J. (2013): “El con González Prats, A. (1983): Estudio Arqueológico del
junt arqueològic de l’Edat del Bronze de l’Ar poblamiento antiguo de la Sierra de Crevillente
borcer‑Altet de Palau (La Font de la Figuera, (Alicante). Anejo I de Lucentum. Universidad
València)”. En P. García, E. Revert, A. Ribera y de Alicante. Alicante.
V. Biosca (eds.): El naixement d’un poble. Histo González Prats, A. (1990): Nueva Luz sobre la pro‑
ria i arqueologia de la Font de la Figuera. Ayun tohistoria del Sudeste. Universidad de Alicante.
tamiento de La Font de la Figuera. La Font de Alicante.
la Figuera: 61‑72. Hernández Pérez, M.S. (2012): “El Cabezo Redondo
García Borja, P. y Pérez Jordá, G. (2012): “Ensayo ti (Villena, Alicante) y el Bronce Tardío en las tie
pológico para el estudio de cerámica prehistóri rras meridionales valencianas”. En J.A. Rodríguez
ca del País Valenciá. Aplicación a colecciones del y J. Fernández (eds.): Cogotas I. Una cultura de la
Bronce Final”. Lucentum, 31: 31‑59. https://dx.doi. Edad del Bronce en la Península Ibérica. Universidad
org/10.14198/LVCENTVM2012.31.03 de Valladolid. Valladolid: 111‑146.
Hernández Pérez, M.S., García Atienzar, G. y Bar Martínez Carrillo, (2001): “Caminos de trashuman
ciela González, V. (2016): Cabezo Redondo (Ville cia hacia los extremos sudorientales en la Baja
na, Alicante). Universidad de Alicante. Alicante. Edad Media”. XXVII Semana de Estudios Medie
Hernando Gonzalo, H. (2002): Arqueología de la vales. Estella, 17 a 21 de julio de 2000. Itinerarios
identidad. Akal. Madrid. medievales e identidad hispánica (Separata). Pam
Jiménez Lorente, S., Ayala Juan, M.M. y Navarro plona: 293-328.
Hervás, F. (2005): “Primera campaña de prospec Martínez Rodríguez, A. y Ponce García, J. (2002):
ciones en Rambla Salada (Santomera, Murcia)”. “Excavación arqueológica de urgencia en el sub
Memorias de Arqueología, 13: 27‑46. suelo de la antigua Iglesia del Convento de las
Jiménez Lorente, S., Ayala Juan, M.M. y Navarro Madres Mercedarias (C/ Zapatería – C/ Cava,
Hervás, F. (2006): “Rambla Salada (Santome Lorca)”. Memorias de Arqueología, 10: 89‑137.
ra, Murcia). Segunda campaña de prospeccio Martínez Monleón, S. (2015): “Consideraciones en
nes arqueológicas”. Memorias de Arqueología, 14: torno al poblamiento durante el Bronce Tardío
599‑606. en las comarcas del Bajo Segura y Bajo Vinalopó
Jover Maestre, F.J., Lorrio Alvarado, A. y Díaz Tena, (Alicante)”. MARQ. Arqueología y Museos, 6: 65‑79.
M.A. (2016): “El Bronce Final en el Levante de Mateo Saura, M.A. y Vázquez Antón, J.M. (1991):
la Península Ibérica: bases arqueológicas y pe “Los restos óseos de fauna del poblado argárico
riodización”. Complutum, 27 (1): 81‑108. http:// de Cobatillas la Vieja (Murcia)”. Verdolay, 3: 33‑37.
dx.doi.org/10.5209/CMPL.53218 Mateo Saura, M.A. y Vázquez Antón, J.M. (1992).
Lillo Carpio, P.A. (1976‑1978): “Corte estratigráfi “Los restos óseos de fauna del yacimiento ar
co en el poblado ibérico de Cobatillas la Vieja”. gárico del Puntarrón Chico, Beniaján (Murcia).”
Empúries: revista de món clàssic i antiguitat tarda‑ Trabajos de Prehistoria, 49: 357‑364. https://doi.
na, 38‑40: 395‑400. org/10.3989/tp.1992.v49.i0.551
Lillo Carpio, P.A. (1981): El Poblamiento ibérico en Mederos Martín, Alfredo (1999): “La metamorfo
Murcia. Universidad de Murcia. Murcia. sis de Villena. Comercio de oro, estaño y sal
Lorrio Alvarado, A. (2008): Qurénima. El Bronce Fi durante el Bronce Final I entre el Atlántico y
nal del Sureste de la Península Ibérica. Real Academia el Mediterráneo (1625‑1300 AC)”. Trabajos de
de la Historia–Universidad de Alicante. Madrid. Prehistoria, 56 (2): 115‑136. https://doi.org/10.3989/
Lorrio Alvarado, A. (2009‑2010): “El Bronce Final tp.1999.v56.i2.278
en el Sureste de la Península Ibérica: una (re)vi Medina Ruiz, A.J. (1999): “Estado de conservación
sión desde la arqueología funeraria”. Anales de del sector argárico de Cobatillas la Vieja, Santo
Prehistoria y Arqueología, 25‑26: 119‑ 176. mera‑Murcia”. Memorias de Arqueología, 9: 125‑154.
Lorrio Alvarado, A., Pernas García, S., Torres Or Medina Ruiz, A.J. (2002): “Excavaciones en la Cues
tiz, M., Trelis Martí, J., Camacho Rodríguez, ta de San Cayetano (Monteagudo, Murcia)”.
P. y Castillo Vizcaino, L. (2020): “Peña Negra Memorias de Arqueología, 11: 135‑164.
(Crevillent, Alicante): la ciudad orientalizante Medina Ruiz, A.J. (2010): “Excavación arqueoló
de Herna y su territorio”. En S. Celestino y E. gica de un ámbito urbano de época romana, la
Rodríguez (eds.): Un viaje entre el Oriente y el Plaza de la Iglesia de Monteagudo (Murcia)”.
Occidente del Mediterráneo. Ed. Mytra. Mérida: Memorias de Arqueología, 15: 191‑216.
521‑540. Mojica García, L. (2013): El yacimiento ibérico de la Ladera
Lull Santiago, V. (1983): La cultura de El Argar (un de San Antón (Orihuela, Alicante): revisión y propues‑
modelo para el estudio de las formaciones económi‑ tas de estudio. Fundación José María Soler. Villena.
co‑sociales prehistóricas). Akal. Madrid. Molina González, F. (1978): “Definición y sistema
Martínez Carrillo, M.L. (1988): “Dehesas y pastos tización del Bronce Tardío y Final en el Sureste
comunes en los finales del siglo XV”. Murgeta de la Península Ibérica”. Cuadernos de Prehistoria
na, 76: 111‑121. de la Universidad de Granada, 3: 159‑233.
Molina González, F. y Pareja, E. (1975): Excavacio Ruiz Sanz, M.J. (1998): “Excavaciones de urgen
nes en la Cuesta del Negro (Purullena, Granada). cia en el poblado de Santa Catalina del Monte
Campaña de 1971. Excavaciones Arqueológicas (Verdolay, Murcia)”, Memorias de Arqueología, 7:
en España, 86. Ministerio de Cultura. Madrid. 77‑116.
Molina Mas, F. (1999): “La cerámica del Bronce Tar Simón García, J.L. (1997): “La Illeta: asentamien
dío e inicios del Bronce Final en el valle medio del to litoral en el Mediterráneo occidental de la
río Vinalopó: el ejemplo del Tabayá (Aspe, Ali Edad del Bronce”. En M. Olcina (coord.): La
cante)”. Revista d’Arqueologia de Ponent, 9: 117‑130. Illeta dels Banyets (El Campello, Alicante). Estu
Morales Gil, A., Rico Amorós, A. M. y Hernández dios de la Edad del Bronce y Época Ibérica. Museo
Hernández, M. (2005): “El trasvase Tajo‑Segura”.
Arqueológico de Alicante. Alicante: 47‑132.
Observatorio Medioambiental, 8: 73‑110.
Soler García, J.M. (1987): Excavaciones arqueológicas
Pingel, V., Schubart, H., Arteaga Matute, O., Roos,
en el Cabezo Redondo (Villena, Alicante). Diputa
A.M. y Kunst, M. (2003): “Excavaciones arqueo
ción Provincial de Alicante, Instituto Alicantino
lógicas en la ladera sur de Fuente Álamo: cam
de Cultura Juan Gil‑Albert. Alicante.
paña de 1999”. SPAL, 12: 179‑229. http://dx.doi.
Soriano Boj, S., Jover Maestre, F. J. y López Seguí, E.
org/10.12795/spal.2003.i12.08
Ros Sala, M.M. (1985): “El período del Bronce Fi (2012). “Sobre la fase orientalizante en las tierras
nal en el conjunto arqueológico de Cobatillas la meridionales valencianas: el yacimiento de Casa de
Vieja (Murcia)”. Anales de Prehistoria y Arqueolo Secà (Elche, Alicante) y la dinámica del poblamien
gía, 1: 33‑47. to en el «Sinus Ilicitanus»”. Sagvntvm, 44: 77‑97. ht
Ros Sala, M.M. (1986): “Datos para el estudio del tps://doi.org/10.7203/SAGVNTVM.44.1772
Bronce Tardío y Final en el valle del Guadalentín: Soriano Sánchez, R. (1984): “La Cultura del Argar en
el poblado de Las Cabezuelas (Totana, Murcia)”. la Vega Baja del Segura”. Sagvntvm, 18: 103‑145.
Anales de Prehistoria y Arqueología, 2: 39‑47. Soriano Sánchez, R. (1985): “Contribución al estu
Ros Sala, M.M. (1986‑1987): “El poblado de Santa dio del bronce tardío y final en la Vega Baja del
Catalina del Monte: Una aproximación a la ur Segura”. Sagvntvm, 19: 107‑129.
banística del s. VI a.C. en el ámbito territorial del Tent‑Manclús, J.E. y Soria, J.M. (2014): “Formación
eje Segura‑Guadalentín”. CuPAUAM: Cuadernos y desecación del sinus ilicitanus (sur de Alicante)
de Prehistoria y Arqueología, 13‑14: 77‑88. http:// en los últimos 15000 años”. Geogaceta, 55: 35‑38.
dx.doi.org/10.15366/cupauam1987.14.007 Trelis Martí, J. (1996): “Aportaciones al conocimien
Ros Sala, M.M. (1989): Dinámica urbanística y cul‑ to de la metalurgia del Bronce Final en el su
tura material del Hierro Antiguo en el Valle del reste peninsular: el conjunto de moldes de El
Guadalentín. Colegio Oficial de Arquitectos de Bosch (Crevillente‑Alicante)”. XXIII Congreso
Murcia. Universidad de Murcia. Murcia.
Nacional de Arqueología. Ayuntamiento de Elche.
Ros Sala, M.M. (2003): “Panorama actual y perspec
Elche: 185‑190.
tivas de investigación en torno a las comunida
Trelis Martí, J., Molina Mas, F. A., Esquembre Be
des del Bronce Tardío en el Valle del Guadalentín
bia, M.A. y Ortega Pérez, J. R. (2004): “El Bron
(Murcia)”. En S. Ramallo (ed.): Estudios de arqueo‑
ce Tardío e inicios del Bronce Final en el Botx
logía dedicados a la profesora Ana María Muñoz
(Crevillent, Alicante): Nuevos hallazgos pro
Amilibia. Universidad de Murcia. Murcia: 219‑247.
Ros Sala, M.M., Navarro Hervás, F. y Rodríguez Estrella, cedentes de excavaciones de salvamento”. En
T. (2014): “Génesis y evolución de un paisaje se L. Hernández y M.S. Hernández (eds.): La
miárido mediterráneo: el caso del entorno de Punta Edad del Bronce en tierras valencianas y zonas li
de los Gavilanes. Puerto de Mazarrón (Murcia)”. mítrofes. Instituto de Cultura Juan Gil‑Albert,
Uso y gestión de recursos naturales en medios semiáridos Ayuntamiento de Villena. Villena: 319‑324.
del ámbito mediterráneo: II Encuentros Internacionales
del Mediterráneo. PHICARIA. Universidad Popular
de Mazarrón. Mazarrón: 273‑290.