Manifiesto Invencionista y Manifiesto Blanco

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Manifiesto Invencionista

[Publicado con motivo de la primera exposición grupal realizada en el


Salón Peuser en marzo de 1946. En revista Arte Concreto Invención,
1946, agosto, Buenos Aires, p. 8]
Edgar Bayley, Antonio Caraduje, Simón Contreras, Manuel O.
Espinosa, Alfredo Hlito, Enio lommi, Obdulio Landi, Raúl Lozza,
R. V. D. Lozza, Tomás Maldonado, Alberto Molenberg, Primaldo
Mónaco, Oscar Núñez, Lidy Prati, Jorge Souza, Matilde Werbin

La era artística de la ficción representativa toca a su fin. El hombre se torna de más en más
insensible a las imágenes ilusorias. Es decir, progresa en el sentido de su integración en el
mundo. Las antiguas fantasmagorías no satisfacen ya las apetencias estéticas del hombre
nuevo, formado en una realidad que ha exigido de él su presencia total, sin reservas.
Se clausura así la prehistoria del espíritu humano.
La estética científica reemplazará a la milenaria estética especulativa e idealista. Las
consideraciones en torno a la naturaleza de lo Bello ya no tienen razón de ser. La metafísica
de lo Bello ha muerto por agostamiento. Se impone ahora la física de la belleza.
No hay nada esotérico en el arte; los que se pretenden “iniciados” son unos falsarios.
El arte representativo muestra “realidades” estáticas, abstractamente frenadas. Y es que
todo el arte representativo ha sido abstracto. Sólo por un mal entendido idealista se dio en
llamar abstractas a las experiencias estéticas no representativas. En verdad, a través de estas
experiencias, hubiese o no conciencia de ello, se ha marchado en un sentido opuesto al de la
abstracción; sus resultados, que han sido una exaltación de los valores concretos de la
pintura, lo prueban de un modo irrecusable. La batalla librada por el arte llamado abstracto
es, en el fondo, la batalla por la invención concreta.
El arte representativo tiende a amortiguar la energía cognoscitiva del hombre, a distraerlo
de su propia potencia. La materia prima del arte representativo ha sido siempre la ilusión.
Ilusión de espacio.
Ilusión de expresión.
Ilusión de realidad.
Ilusión de movimiento.
Formidable espejismo del cual el hombre ha retornado siempre defraudado y debilitado.
El arte concreto, en cambio, exalta el Ser, pues lo practica.
Arte de acto; genera la voluntad del acto.
Que un poema o una pintura no sirvan para justificar una renuncia a la acción, sino que, por
el contrario, contribuyan a colocar al hombre en el mundo. Los artistas concretos no
estamos por encima de ninguna contienda. Estamos en todas las contiendas. Y en primera
línea.
No más el arte como soporte de la diferencia. Por un arte que sirva, desde su propia esfera,
a la nueva comunión que se yergue en el mundo. Practicamos la técnica alegre. Sólo las
técnicas agotadas se nutren de la tristeza, del resentimiento y de la confidencia.
Por el júbilo inventivo. Contra la nefasta polilla existencialista o romántica. Contra los
subpoetas de la pequeña llaga y del pequeño drama íntimo. Contra todo arte de élites. Por
un arte colectivo.
“Matar la óptica”, han dicho los surrealistas, los últimos mohicanos de la representación.
EXALTAR LA ÓPTICA, decimos nosotros.
Lo fundamental: rodear al hombre de cosas reales y no de fantasmas.
El arte concreto habitúa al hombre a la relación directa con las cosas y no con las ficciones
de las cosas.
A una estética precisa, una técnica precisa. La función estética contra el
“buen gusto”. La función blanca.
NI BUSCAR NI ENCONTRAR: INVENTAR.

------------------

MANIFIESTO BLANCO por Lucio Fontana (1946)


El arte se encuentra en un período de latencia. Hay una fuerza que el hombre no puede
manifestar. Nosotros la expresamos en forma literal en este manifiesto. Por eso pedimos a
todos los hombres de ciencia del mundo que saben que el arte es una necesidad vital de la
especie, que orienten una parte de sus investigaciones hacia el descubrimiento de esa
sustancia luminosa y maleable y de los instrumentos que producirán sonidos, que permiten
el desarrollo del arte tetradimensional. Entregaremos a los experimentadores la
documentación necesaria. Las ideas no se refutan. Se encuentran en germen en la sociedad,
luego los pensadores y los artistas las expresan. Todas las cosas surgen por necesidad y son
de valor en su época... La plástica consistió en representaciones ideales de las formas
conocidas, en imágenes a las que idealmente se les atribuía realidad. El espectador
imaginaba un objeto detrás de otro, imaginaba la diferencia entre los músculos y las ropas
representadas.

Hoy, el conocimiento experimental reemplaza al conocimiento imaginativo. Tenemos


conciencia de un mundo que existe y se explica por sí mismo, y que no puede ser
modificado por nuestras ideas. El materialismo establecido en todas las conciencias exige
un arte en posesión de valores propios, alejado de la representación que hoy constituye una
farsa. Los hombres de este siglo, forjados en ese materialismo nos hemos tornado
insensibles ante la representación de las formas conocidas y la narración de experiencias
constantemente repetidas. Se requiere un cambio en la esencia y en la forma. Se requiere la
superación de la pintura, de la escultura, de la poesía, de la música. Se necesita un arte
mayor acorde con las exigencias del espíritu nuevo.

La era artística de los colores y las formas paralíticas toca su fin. El hombre se torna de más
en más insensible a las imágenes clavadas sin indicios de vitalidad. Las antiguas imágenes
inmóviles no satisfacen las apetencias del hombre nuevo formado en la necesidad de
acción, en la convivencia con la mecánica, que le impone un dinamismo constante. La
estética del movimiento orgánico reemplaza a la agotada estética de las formas fijas.
Invocando esta mutación operada en la naturaleza del hombre en los cambios psíquicos y
morales y de todas las relaciones y actividades humanas, abandonamos la práctica e las
formas de arte conocidas y abordamos el desarrollo de un arte basado en la unidad del
tiempo y del espacio.

Concebimos la síntesis como una suma de elementos físicos: color, sonido, movimiento,
tiempo, espacio, integrando una unidad físico psíquica. Color, el elemento del espacio,
sonido, el elemento del tiempo, y el movimiento que se desarrolla en el tiempo y en el
espacio, son las formas fundamentales del arte nuevo, que contiene las cuatro dimensiones
de la existencia. Tiempo y espacio.

También podría gustarte