Sistema y Nacionalidad

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Unidad 1.

Terminología y método

1.1 Concepto de Sistemas jurídicos

Por sistema jurídico entendemos el conjunto de instituciones gubernamentales,


normas jurídicas, actitudes y creencias vigentes en un país sobre lo que es el
derecho, su función en la sociedad y la manera en que se crea o debería crear,
aplicar, perfeccionar, enseñar y estudiar.

Para García Máynez, sistema jurídico es el conjunto de normas jurídicas


objetivas que están en vigor en determinado lugar y época, y que el Estado
estableció o creó con objeto de regular la conducta o el comportamiento
humano.

Los sistemas jurídicos contemporáneos integran el conjunto de leyes,


costumbres, razones y jurisprudencia de derecho positivo que rigen en los
diversos países del mundo.

Cada país tiene su propio sistema jurídico y su peculiar manera de considerar


las leyes, las costumbres y la jurisprudencia. Ello se debe a que cada uno
difiere del otro en virtud de sus singulares características sociales, raciales y
religiosas, además de contar con distintas tradiciones.

Todo sistema jurídico debe reflejar, ante todo, las costumbres y las
convicciones del pueblo. Por desgracia ese principio no siempre se cumple en
la realidad, toda vez que hay pueblos a los que se les impone un sistema
jurídico o un derecho que no corresponde a sus necesidades.

¿Cuántos sistemas jurídicos existen en el mundo contemporáneo? Por lo


menos, su número es igual al de los países existentes debido a que cada
nación tiene su propio sistema jurídico, si bien hay Estados en los que conviven
diversos sistemas de derecho, como es el caso de Canadá y de Estados Unidos
de América.
En razón del número de sistemas jurídicos que existen en el mundo es casi
imposible estudiar y comparar a todos y cada uno de ellos. De aquí que el
derecho comparado los reduzca a grupos o familias tomando en cuenta sus
afinidades y sus elementos comunes. Así, la clasificación de esos sistemas se
efectúa dejando a un lado el detalle de sus particularidades con objeto de
destacar sus coincidencias y sus analogías más notables, que permite
reducirlos a un contado número de familias.

1.2 Concepto de Familia jurídica

La palabra familia resulta la más indicada para nuestros propósitos. En efecto,


los miembros de una familia se vinculan entre sí por cuanto todos ellos
descienden de los mismos antecesores. Igual ocurre con los sistemas jurídicos,
de los que no hay dos iguales, aunque esto no constituye un obstáculo para
agruparlos en familias considerando sus semejanzas y sus características en
común.

Una familia jurídica es, por tanto, un conjunto de sistemas jurídicos que
comparten determinadas características. El vocablo sistema jurídico se refiere
al derecho nacional de un Estado, en tanto que el término familia remite al
conjunto de sistemas jurídicos que rebasan las fronteras de una nación.

Lo que posibilita agrupar los sistemas jurídicos en familias es el hecho de que


cada uno de aquéllos incluye tanto constantes como variables. Los
comparativistas toman en cuenta esas constantes recurrentes a fin de
agruparlos en una misma familia jurídica.

No existe unanimidad entre los comparativistas por lo que se refiere al criterio


que debe prevalecer para agrupar a los sistemas jurídicos en tradiciones o en
familias. Con todo, entre los criterios más socorridos figuran los siguientes: los
antecedentes históricos y el desarrollo del sistema legal, la jerarquía o el
predominio de una u otra fuente de derecho, el método de trabajo de los
juristas en el marco del sistema legal, los conceptos legales característicos que
integran a ese sistema, las instituciones legales y la división del derecho que
se aplica al sistema en cuestión.
Ahora bien, pese a los intentos del derecho comparado de organizar en grupos,
categorías o familias los diversos sistemas jurídicos del mundo, resulta
imposible crear un sistema ideal de clasificación comparable, por ejemplo, a la
taxonomía de que se sirve la ciencia natural. En matería jurídica es quimérico
pretender establecer un sistema unitario de clasificación en el que tengan
cabida todos los puntos de vista sin menoscabo de la claridad que requiere
toda sistematización.12

Lo anterior significa que cualquier clasificación de orden jurídico será


imperfecta y sólo deberá considerarse como un medio provisional para facilitar
la descripción y la comparación de los sistemas legales. No olvidemos además
que los sistemas jurídicos sufren continuos cambios, lo que podemos
comprobar si comparamos el panorama legal del mundo de hace 10 años con
el actual.

En términos generales, la ordenación de los sistemas legales en familias


jurídicas no es sino un instrumento de análisis preferente en la medida en que
le proporciona a los juristas un cuadro sinóptico de probada eficacia para el
estudio de los diversos sistemas jurídicos.

1.3 Concepto de Derecho Comparado

El derecho comparado es una disciplina que confronta las semejanzas Y las


diferencias de los diversos sistemas jurídicos vigentes en el mundo con el
propósito de comprender y mejorar el sistema jurídico de un Estado
determinado. El derecho comparado obedece a que el ordenamiento jurídico
difiere de un país a otro. Así, su estudio es necesario para apreciar tanto las
diferencias y las similitudes como los defectos y los aciertos de ese orden, esto
con el fin de perfeccionar las instituciones de un país y, por ende, su sistema.
Jurídico.

Siempre ha existido interés por la comparación: se comparan personas,


objetos, animales, etc., y, en esto el derecho no ha sido la excepción. El
derecho se comparaba desde la antigüedad, y no por simple curiosidad, sino
para beneficiarse de las experiencias de otros países. La tradición atribuye a
Solón y a Licurgo el haberse inspirado en el derecho extranjero para elaborar el
sistema jurídico con el que, respectivamente, querían dotar a las ciudades
griegas de Atenas y Esparta.

Aristóteles (384-322 a.C.) realizó un estudio científico comparativo de 153


constituciones de Grecia y de otras ciudades con el fin de trazar el perfil del
mejor sistema de gobierno; sin embargo, no propuso una forma de gobierno
idónea aplicable a todas las sociedades; estaba convencido, más bien, de que
las constituciones han de adaptarse a las necesidades de cada pueblo. Por eso
el filósofo afirmó: "El derecho no es como el fuego, que arde de la misma forma
en Persia y en Grecia", con la que quiso dar a entender que el derecho
dependía en buena medida del medio físico y social y no exclusivamente de la
voluntad de los hombres.

El historiador Tito Livio (64 o 59 a.C.- 17 d.C.) relata que para la elaboración de
la ley de las Doce Tablas (que constituyó el summum jurídico de Roma a
mediados del siglo v a.C.) se nombró una delegación para que fuera a Grecia a
estudiar las leyes, en especial las atenienses debidas a Solón. Los delegados,
con el auxilio del griego Hermodoro de Éfeso, tardaron tres años en su
investigación, y a su regreso a Roma elaboraron la ley a la que nos referimos,
con base en principios de origen griego.

Montesquieu (1689-1755) intentó, por medio de la comparación, penetrar en el


espíritu de las leyes con objeto de establecer los principios comunes por los
que debe guiarse un buen gobierno.

Aunque la inquietud de comparar entre sí las legislaciones ha existido desde


épocas antiguas, no fue sino hasta el siglo XIX cuando se despertó un gran
interés por el derecho extranjero y por su comparación con el nacional. Ese
interés surgió en Alemania, a partir de la obra póstuma de Pablo Anselmo de
Feuerbach (1755-1833), que fue el primero en tener una idea clara de la
necesidad de los estudios comparados.

Más adelante, ese interés halló eco en Francia, donde en 1832 se empezó a
impartir la cátedra de legislación comparada y en 1900 se celebró el primer
congreso mundial de legislación comparada. La disciplina no tardó en adquirir
celebridad en todo el mundo occidental.

Hoy en día se le denomina derecho comparado, expresión que ha sustituido a


la antigua de legislación comparada.

El derecho comparado tiene por objeto el análisis de una pluralidad de


ordenamientos, no únicamente para estudiarlos por separado, sino para
confrontarlos entre sí e inferir sus analogías. Esto no sólo resulta útil para las
investigaciones históricas, filosóficas y de teoría general del derecho, sino que
también contribuye a mejorar el conocimiento del derecho nacional y
comprender con mayor claridad el derecho de los pueblos extranjeros, lo cual
puede ayudar a mejorar las relaciones internacionales.

Por tanto, el estudio del derecho comparado puede servir a varios propósitos.
El primero de ellos es que la comparación del propio sistema con otro permite
examinar los principios del sistema legal nacional y, en consecuencia,
entenderlo mejor. Muchas de las disposiciones legales de un país tienen su
fuente en las de otros países, o bien, han inspirado la legislación de otras
naciones. En ambos casos, las leyes, las resoluciones de los tribunales y las
opiniones de los doctrinarios del país extranjero permiten comprender mejor el
marco jurídico nacional.

Recordemos, a este propósito, que muchas instituciones jurídicas del sistema


legal mexicano han sido tomadas del extranjero; por ejemplo.

El ombudsman, que nosotros denominamos Comisión Nacional de Derechos


Humanos, proviene de Suecia; nuestro sistema federal se inspiró en el de
Estados Unidos de América; para el IV A (impuesto al valor agregado) seguimos
el ejemplo de Francia, etcétera.

El derecho comparado también puede servir para propósitos científicos. Por


ejemplo, comparar entre sí las reglas de derecho de los diferentes sistemas
legales permite distinguir los principios generales del derecho presentes en
todos los sistemas. La finalidad de una investigación científica de esta
naturaleza es encontrar las bases universales de la normatividad jurídica que
posibiliten, por medio de la armonización de las diversas normas legales,
aproximar los diferentes sistemas jurídicos reduciendo al mínimo sus
diferencias.

En consecuencia, el derecho comparado no debe reducirse a una disciplina


puramente teórica que despliega sus conceptos en el marco exclusivo de la
abstracción, lejos de las realidades de la vida. Antes bien, tendrá que guiarse
por un espíritu práctico que la transforme en instrumento del que pueda
servirse el legislador, el juez, el abogado y el diplomático. Este último sobre
todo, deberá tenerla en cuenta para el desarrollo armónico de las relaciones
económicas entre los países, así como para encauzar las relaciones políticas
internacionales por la vía de la comprensión recíproca.6

1.3.1 Concepto

De acuerdo con sus raíces griegas y latinas, la palabra sistema alude al


conjunto de reglas y principios, enlazados entre si, por los que se rige una
materia determinada. En otras palabras, un sistema es un conjunto de
elementos complejos, cualitativamente diversos y relacionados entre sí, que se
rigen por principios generales.

1.3.2 Origen

Agrupación de los sistemas jurídicos en familias

Con objeto de comparar entre si y analizar los diversos sistemas jurídicos,


éstos se han agrupado en las siguientes familias:

Familia neorromanista.

Familia del common law o anglosajona. Sistemas religiosos.

Familia mixta o hibrida.

Familia socialista.
Familia neorromanista: La integran los países cuya ciencia jurídica se ha
elaborado sobre los fundamentos del derecho romano y de la tradición
germánica, los cuales se fusionaron en el occidente de Europa a partir del siglo
V.

En la actualidad es la familia dominante en Europa Occidental, Centro y


Sudamérica, en muchos países de África y de Asia, e incluso tiene sus enclaves
en el mundo del common law como Louisiana y Quebec.

Familia del common law o anglosajona: La fecha que por lo común se cita para
señalar el inicio de la formación del common law es el año 1066, cuando los
normandos conquistaron Inglaterra derrotando a los nativos en la famosa
batalla de Hastings. Este derecho se fue formando por las decisiones judiciales
(precedentes) emanadas de los tribunales reales. Se puede decir que es un
derecho eminentemente jurisprudencial, o sea emanado del poder judicial; de
ahí la frase judge made law, es decir, el juez hizo el derecho, y lo hace al ir
resolviendo las controversias entre los particulares. Se puede considerar que la
norma del Common Law es concreta ya que busca dar solución a un caso
particular.

Como resultado de la extraordinaria expansión del imperio británico durante la


época del colonialismo, el common law se difundió con considerable amplitud.
Hoy en día es el sistema jurídico vigente en Gran Bretaña, Irlanda, Estados
Unidos de América, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y ha ejercido su
influencia en el derecho de muchas naciones de Asia y de África.

Sistemas religiosos

Estos sistemas no constituyen una familia, sino que son conjuntos de normas
que regulan en determinados países las relaciones humanas, sea en su
totalidad, o bien en algunos de sus aspectos. No existe en semejantes sistemas
interés alguno por los derechos individuales; en ellos el acento se coloca sobre
las obligaciones que pesan sobre el hombre justo. El más importante de esos
sistemas es el derecho musulmán.
Familia mixta o híbrida

Existen algunos sistemas jurídicos que por sus características resultan difíciles
de clasificar dentro de una familia jurídica determinada, ya que en ellos están
presentes elementos que pertenecen a dos o más sistemas distintos. Se hallan
en este caso los sistemas que históricamente se han configurado en virtud de
la amalgama de tradiciones legales pertenecientes a dos o más familias
jurídicas. Citemos, a manera de ejemplo, el sistema legal de Quebec, en el que
confluyen las influencias francesas y estadounidense, o el de Sudáfrica, que
recoge las tradiciones holandesa e inglesa. Queda, pues, claro por qué se
denomina a estos sistemas mixtos o híbridos. Otros ejemplos de países cuyo
sistema jurídico es mixto serían India, Israel, Japón y Filipinas.

Familia socialista: El sistema socialista soviético se implantó en Rusia a raíz de


la revolución bolchevique de 1917. Los sistemas jurídicos socialistas soviéticos
integraron una nueva tradición o familia jurídica. Con anterioridad a la
revolución, el derecho ruso era de filiación neorromanista. La familia jurídica
socialista es la de más reciente formación y, también, la más efímera, ya que
se le aceptó cuestionada acerca de su autonomía hasta 1939. A partir de esa
fecha comenzó a ocupar un lugar importante al lado de las dos tradiciones más
famosas: el common law y la neorromanista.

Con el colapso del sistema socialista soviético desaparece asimismo esta


familia jurídica.14 Rusia, al igual que otros países de la ex Unión Soviética, se
reintegra a la tradición neorromanista, en tanto que otras naciones se reubican
en el sistema religioso musulmán y otras más, se reincorporan a la familia
mixta. La familia de los sistemas socialistas ha expirado, sin embargo en esta
obra todavía se estudia para comprender mejor las causas que motivaron su
desaparición.

Nacionalidad mexicana
¿Cómo se adquiere la nacionalidad mexicana?
Conforme al Artículo 30 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, la nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por
naturalización.

La nacionalidad mexicana por nacimiento

El apartado A) del citado Artículo establece que son mexicanos por nacimiento:

1. Los que nazcan en territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad


de sus padres;
2. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos nacidos en
territorio nacional, de padre mexicano nacido en territorio nacional, o de
madre mexicana nacida en territorio nacional;
3. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos por
naturalización, de padre mexicano por naturalización, o de madre mexicana
por naturalización, y
4. Los que nazcan a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas, sean
de guerra o mercantes.

Si usted es mexicana y tiene hijos menores de edad nacidos en España,


regístrelos en la Sección Consular de la Embajada de México en España o en
el Consulado de México en Barcelona conforme a la circunscripción consular de
esas oficinas.

La nacionalidad mexicana por naturalización

El apartado B) del Artículo 30 Constitucional establece que son mexicanos por


naturalización:

1. Los extranjeros que obtengan de la Secretaría de Relaciones carta de


naturalización.
2. La mujer o el varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o con
mujer mexicanos, que tengan o establezcan su domicilio dentro del territorio
nacional y cumplan con los demás requisitos que al efecto señale la ley.

Los trámites de naturalización mexicana, incluido casos de cónyuges de


mexicanos, se realizan ante la Dirección de Nacionalidad, de la Dirección General
de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Se sugiere visitar el sitio de Internet de la citada Dirección, el cual contiene


información sobre el trámite de naturalización, enunciando ocho supuestos por los
cuales un extranjero (a) puede nacionalizarse
mexicano: http://www.sre.gob.mx/index.php/tramites-y-servicios/nacionalidad-y-
naturalizacion

Documentos probatorios de nacionalidad mexicana


El Artículo 3 de la Ley de Nacionalidad establece que son documentos
probatorios de la nacionalidad mexicana, cualquiera de los siguientes:

1. El acta de nacimiento expedida conforme a lo establecido en las


disposiciones aplicables;
2. El certificado de nacionalidad mexicana, el cual se expedirá a petición de
parte, exclusivamente para los efectos de los artículos 16 y 17 de esta Ley;
3. La carta de naturalización;
4. El pasaporte;
5. La cédula de identidad ciudadana; y
6. La matrícula consular que cuente con los siguientes elementos de
seguridad:
7. a) Fotografía digitalizada;
8. b) Banda magnética, y
9. c) Identificación holográfica.

El Artículo 4 de la Ley de Nacionalidad establece que independientemente de lo


dispuesto en el artículo 3 de esa Ley la Secretaría de Relaciones Exteriores podrá
exigir al interesado las pruebas adicionales necesarias para comprobar su
nacionalidad mexicana, cuando encuentre irregularidades en la documentación
presentada. Podrá también hacerlo cuando se requiera verificar la autenticidad de
la documentación que la acredite.

Los mexicanos independientemente de que posean otra nacionalidad


deberán ostentarse como mexicanos ante autoridades mexicanas.

El Artículo 12 de la Ley de Nacionalidad establece que los mexicanos por


nacimiento que salgan del territorio nacional o ingresen a él, deberán hacerlo sin
excepción, ostentándose como nacionales, aun cuando posean o hayan adquirido
otra nacionalidad.

El Artículo 13 de la Ley de Nacionalidad establece que se entenderá que los


mexicanos por nacimiento que posean o adquieran otra nacionalidad, actúan
como nacionales respecto a:

1. Los actos jurídicos que celebren en territorio nacional y en las zonas en las
que el Estado Mexicano ejerza su jurisdicción de acuerdo con el derecho
internacional; y
2. Los actos jurídicos que celebren fuera de los límites de la jurisdicción
nacional, mediante los cuales:
3. a) Participen en cualquier proporción en el capital de cualquier persona
moral mexicana o entidad constituida u organizada conforme al derecho
mexicano, o bien ejerzan el control sobre dichas personas o entidades;
4. b) Otorguen créditos a una persona o entidad referida en el inciso anterior;
y
5. c) Detenten la titularidad de bienes inmuebles ubicados en territorio
nacional u otros derechos cuyo ejercicio se circunscriba al territorio
nacional.

Por su parte, el Artículo 33 de la Ley de Nacionalidad establece que las


infracciones administrativas previstas en la presente Ley, se sancionarán con lo
siguiente: I. Se impondrá multa de trescientos a quinientos salarios, a quien
ingrese o salga de territorio nacional en contravención a lo dispuesto por el artículo
12 de esta Ley.

El ingreso de nacionales mexicanos a territorio nacional

El Artículo 36 de la Ley de Migración establece que los mexicanos no podrán ser


privados del derecho a ingresar a territorio nacional. Para tal efecto, deben
acreditar su nacionalidad además de cumplir con los demás requisitos que se
establecen en esta Ley, su Reglamento y demás disposiciones jurídicas
aplicables.

Los mexicanos comprobarán su nacionalidad, con alguno de los documentos


siguientes:

1. Pasaporte;
2. Cédula de Identidad Ciudadana o Cédula de Identidad Personal o su
equivalente;

III. Copia certificada del Acta de Nacimiento;

1. Matrícula consular;
2. Carta de Naturalización, o
3. Certificado de Nacionalidad Mexicana.

En su caso, podrá identificarse con credencial para votar con fotografía, expedida
por la autoridad electoral nacional, o cualquier otro documento expedido por la
autoridad en el ejercicio de sus funciones.

A falta de los documentos probatorios mencionados en las fracciones anteriores,


para los efectos de lo dispuesto en este artículo, se podrá acreditar la nacionalidad
mexicana mediante cualquier otro elemento objetivo de convicción que permita al
Instituto determinar que se cumplen con los supuestos de acreditación de la
nacionalidad mexicana.

En los casos en que el Instituto cuente con elementos suficientes para presumir la
falta de autenticidad de los documentos o de veracidad de los elementos
aportados para acreditar la nacionalidad mexicana, determinará el ingreso o
rechazo de la persona de que se trate, después de realizar la investigación
respectiva. Este procedimiento deberá ser racional y en ningún caso excederá de
4 horas.

De igual forma, al ingresar al país, los mexicanos estarán obligados a proporcionar


la información y los datos personales que, en el ámbito de sus atribuciones, les
sea solicitada por las autoridades competentes y tendrán derecho a ser
informados sobre los requerimientos legales establecidos para su ingreso y salida
del territorio nacional.

Pérdida de la nacionalidad mexicana por naturalización

El Apartado B) del Artículo 37 Constitucional establece que la nacionalidad


mexicana por naturalización se perderá en los siguientes casos: I. Por adquisición
voluntaria de una nacionalidad extranjera, por hacerse pasar en cualquier
instrumento público como extranjero, por usar un pasaporte extranjero, o por
aceptar o usar títulos nobiliarios que impliquen sumisión a un Estado extranjero, y
II. Por residir durante cinco años continuos en el extranjero.

El Artículo 6 de la Ley de Nacionalidad establece que, salvo prueba en contrario,


se presume que un mexicano ha adquirido una nacionalidad extranjera, cuando
haya realizado un acto jurídico para obtenerla o conservarla, o bien, cuando se
ostente como extranjero ante alguna autoridad o en algún instrumento público.

Artículos de la Ley de Nacionalidad referentes de la pérdida de la nacionalidad


mexicana por naturalización.

Artículo 27.- La nacionalidad mexicana por naturalización, previa audiencia del


interesado, se pierde de conformidad con lo que establece el artículo 37, apartado
B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Artículo 28.- Las autoridades y fedatarios públicos están obligados a comunicar a


la Secretaría aquellos casos en que tengan conocimiento de que un mexicano por
naturalización se encuentre en alguno de los supuestos del artículo 37, apartado
B, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Dicho aviso
deberá realizarse dentro de los cuarenta días hábiles siguientes, contados a partir
de la fecha de que se tuvo conocimiento de los hechos mencionados.

Artículo 29.- La pérdida de la nacionalidad mexicana por naturalización


exclusivamente afectará a la persona sobre la cual recaiga la resolución
respectiva.

Artículo 30.- La adopción no entraña para el adoptado ni para el adoptante la


adquisición o pérdida de la nacionalidad. Ello sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 20 fracción III de esta Ley.
Artículo 31.- En todos los casos de pérdida de la nacionalidad mexicana por
naturalización, la Secretaría recabará previamente la opinión de la Secretaría de
Gobernación.

Artículo 32.- Cuando se den los supuestos de pérdida de la nacionalidad


mexicana, la Secretaría, previa audiencia del interesado, revocará la carta de
naturalización.

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