Op Ud 63
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INTRODUCCIÓN.
I. A FINALES DEL SIGLO XIX.
1. LOS PROLEGÓMENOS.
Del romanticismo al realismo y el academicismo.
Hacia la renovación impresionista.
2. EL IMPRESIONISMO.
Las características.
2.1. LOS PINTORES IMPRESIONISTAS.
Manet, Monet, Pissarro, Sisley, Renoir, Degas.
2.2. LA ESCULTURA IMPRESIONISTA.
Rodin.
3. EL POSTIMPRESIONISMO.
Los neoimpresionistas (Seurat).
Cézanne.
Gauguin.
Van Gogh.
Los nabis.
Toulouse-Lautrec.
4. EL SIMBOLISMO.
5. EL MODERNISMO.
Hacia una integración de las artes.
La renovación de las artes gráficas.
INTRODUCCION.
En el siglo XIX, desde el éxito del romanticismo, el desafío del cambio y la
renovación se convirtió en una motivación fundamental para el artista
(aunque supusiese caer en la pobreza). Sólo más tarde se extendió a la
literatura y la música.
Pero la ruptura con el sistema tradicional de las artes, la captación de la
realidad por encima de la apariencia, debe esperar a los impresionistas.
Estos suponen un cambio esencial, porque pretenden precisamente captar
la apariencia, no la realidad. El impresionista es un arte vinculado a la
apariencia, deseoso de reflejar la temporalidad de los fenómenos. Si el
origen de este nuevo espíritu puede situarse en los impresionistas (1874-
1886) y postimpresionistas, ya hacia 1910 la vanguardia (asociada a la
continua experimentación) parecía la única norma de valoración artística. La
capital del arte europeo a lo largo de toda la Edad Contemporánea fue París,
con sus museos, salas de exposiciones, galerías, etc. Los múltiples
momentos en que se divide la vanguardia (desde el impresionismo a la
abstracción más actual) se caracterizan por un rasgo común, el rechazo de
la tradición, la búsqueda de caminos alternativos. Lo que les diferencia son
esos caminos: a grosso modo y simplificando mucho, si el impresionismo se
fija en los flujos sensoriales externos, el expresionismo se concentra en los
flujos emotivos internos, el cubismo en la realidad oculta en las
dimensiones, la abstracción en la esencia mental (no real) de las formas y
colores, el dadaísmo en la provocación contra el orden establecido, el
surrealismo en lo onírico o el funcionalismo de la arquitectura en la
condición de función racional de ésta.
2. EL IMPRESIONISMO.
Las características.
El impresionismo domina artísticamente el último cuarto del siglo XIX, con
su cautivadora originalidad. Los impresionistas proponen un arte nuevo
basado en la realidad cotidiana y aplican las teorías científicas sobre los
colores. Su mayor aportación a la posteridad será la liberación del uso de los
colores puros y brillantes, gracias a que el trabajo al plein air les conduce a
investigar sobre el tiempo, la luz, el color de la naturaleza.
Se enfrenta con el academicismo, que ven como falso, y que se completa
con el rechazo del romanticismo, que reconocen como sentimental. Rompe
con el sistema tradicional de las artes, basado en la captación de la realidad
por encima de la apariencia. El impresionismo supone un cambio esencial
porque pretende precisamente captar la apariencia, no la realidad, es un
estilo vinculado a la apariencia, deseoso de reflejar la temporalidad de los
fenómenos. Recordemos que la velocidad es una dimensión de la civilización
industrial, una velocidad que impide observar con precisión las cosas, por lo
que parece que todo se desvanece. Los impresionistas quieren acentuar
este carácter fugitivo de su entorno. Por otra parte, parecen reaccionar
contra la vida urbana y procuran cultivar el paisaje, en una especie de huida
del ruido de la ciudad y de la suciedad de las fábricas y los suburbios
industriales.
Aunque otras artes —literatura, música, escultura— viven una etapa
impresionista (según opina Fernández), será la pintura la más cultivada. Los
pintores impresionistas sienten preferencia por los ríos y por la tierra
húmeda de brumas. En todo momento su preocupación fundamental es el
impacto de la luz. La primera exposición, en 1874 en la galería Nadar de
París, provocó reacciones de burla. Un periodista escribió: “la negación de la
belleza”. El nombre se tomó del cuadro Impresión de Monet, pero con un
sentido peyorativo, de menosprecio.
Las preocupaciones del arte impresionista serían:
- La captación de lo efímero, tanto en paisajes, marinas o escenas de la vida
cotidiana, con un sentido alegre y feliz de representar la apariencia de la
realidad que es dable percibir, que es ajeno al compromiso social de los
realistas, salvo el caso del izquierdista Pissarro.
- El impacto de la luz. Los objetos sólo se ven gracias a la luz que incide. Si
el físico en el laboratorio puede descomponer un rayo de luz en colores, el
pintor puede con los colores de su paleta tener la posibilidad contraria, de
obtener efectos de luz mediante su combinación.
- La teoría de los colores. Siguiendo los descubrimientos de físicos ingleses y
franceses (Chevreul), clasifican los colores en primarios (amarillo, rojo y
azul) y complementarios (verde, violeta, naranja). Combinando los primeros
obtienen los segundos. El pintor procura no mezclar los colores en la paleta,
porque las mezclas las hará la pupila del espectador cuando vea el cuadro.
El pintor impresionista puede hacerlo posible porque ya no necesita producir
los colores in situ, en sus salidas al aire libre, como los pintores anteriores,
sino que los compra estandarizados, producidos por las empresas de
productos químicos de la Revolución Industrial. Los impresionistas preferirán
estos colores básicos y rechazarán el negro, justo el preferido por Manet.
Los impresionistas cultivan sobre todo la técnica de los colores puros, para
representar la visión mediante los efectos de la luz y los contrastes del
color. Monet escribió: “Cuando salgas a pintar, intenta olvidar que lo que
tienes delante es un árbol, una casa, un campo o lo que sea. Simplemente
piensa que estás viendo un cuadrado azul aquí, una franja rosa aquí, una
raya amarilla aquí... y píntalo como los estés viendo.”
- Las manchas. El color se aplica a base de manchas, pues el dibujo
desaparece en la mayoría de los pintores. La pincelada normalmente es
corta y a veces se reduce a un punto (puntillistas), aunque en otros casos es
larga y llameante, como en las pinturas de Van Gogh. Monet en Otoño en
Argenteuil utilizará ambos tipos.
- Las visiones sucesivas. La luz y el colorido de un paisaje cambian de la
mañana a la tarde. La única manera de plasmar este cambio es pintar el
tema diversas veces, variando sólo la intensidad de la luz. Monet pintó cinco
veces la catedral de Rouen: al alba, al mediodía, por la tarde, al crepúsculo,
en un día de viento y lluvia, demostrando en la variedad de colores que no
hay un solo color, sino que este es cambiante con la luz.
2.1. LOS PINTORES IMPRESIONISTAS.
Las ocho exposiciones de los impresionistas se suceden en París entre 1874
y 1886, y definen sus límites temporales menos discutidos.
Manet, el precursor.
Manet (1832-1883) es considerado el “primer” impresionista, el inspirador
de las primeras obras, pero por su espíritu, pues casi nunca usó la técnica
impresionista. Admirador de la pintura española de Velázquez y Goya,
trabajará con un colorido variado (amará por ejemplo el negro que
rechazaban los impresionistas) muchos temas, siguiendo la pauta de
deconstruir temas de la tradición pictórica (como las Venus yacentes de
Ticiano o Giorgione, u obras de Velázquez y Goya), para representarlas de
acuerdo a una manera pictórica contemporánea. Sus temas son usualmente
urbanos, pues odiaba el campo.
Su obra más emblemática, admirada por los impresionistas, fue Desayuno
sobre la hierba (1863), rechazada por la Academia para el Salón. Su tema
provocador, pintado al aire libre, enlazaba muy bien con los intereses del
grupo.
Otras obras extraordinarias son Concierto en los jardines de las
Tullerias (o Música en las Tullerias, 1862), representación de una fiesta
musical al aire libre; Olimpia (1863), con la provocadora representación de
una desnuda prostituta yacente; y el Bar del Folies-Bergère (1881-1882), un
asombroso ejercicio visual, pleno de simbolismos ocultos.
Los impresionistas: Monet, Pissarro, Sisley, Renoir, Degas.
El paisaje impresionista tiene tres figuras extraordinarias: Monet (1840-
1926), Pissarro (1830-1903) y Sisley (1839-1899). Mientras, Caillebotte
(1848-1894) se concentra en el paisaje urbano. Los independientes de toda
norma interna serán Renoir (1849-1923) y Degas (1834-1917). Los
impresionistas menores, como Cassatt, Bazille y Guillaumin, siguen a sus
maestros.
Desde el principio los impresionistas se dividieron en tendencias, a veces
interconectadas en algunos miembros:
- Los que pintan los reflejos luminosos del agua, como Monet en Ninfeas, o
en las piedras, como en su serie de La catedral.
- Los que pintan el temblor de la luz en la tierra, al infiltrarse entre los
árboles, como Renoir en Le Moulin de la Galette, o Pissarro en sus vistas de
pueblos en la campiña.
- Los que estudian los seres humanos, como Renoir en Las bañistas y el más
independiente Degas, que observa lo instantáneo con la luz pálida del
teatro, que brilla en las faldillas vaporosas de las bailarinas. En verdad,
puede discutirse que Degas sea impresionista porque prefiere valorar la
forma, mientras que los demás valoran el color y la luz que disuelven la
forma.
Monet.
Monet (1840-1926) es un gran paisajista que busca el equilibrio de la
composición, con colores vivos y brillantes. Destacan sus series de vistas del
ocio de la gente sencilla en el río Sena, de henares en el campo, de la
fachada de la catedral de Rouen, de estaciones de ferrocarril, de los
estanques de nenúfares en su retiro final...
Pissarro.
Pissarro (1830-1903) es otro gran paisajista. Muy comprometido con la
izquierda, su obra presenta a menudo temas con cierta crítica social, con
personajes populares del campo, y vistas de pueblos y huertas.
Sisley.
Sisley (1839-1899) es otro gran paisajista, el más sereno, frío y objetivo,
atento a los alrededores de París.
Renoir.
Renoir (1849-1923) es un pintor independiente, que representa escenas
urbanas, normalmente de la alegre vida cotidiana de las clases medias y
populares de París, como en la fiesta de de El almuerzo de los
barqueros (1881), el baile de Le Moulin de la Galette, pleno de dominio de la
luz, o en sus estudios de anatomía de Las bañistas.
Degas.
Degas (1834-1917) es un pintor independiente, que no se considera
impresionista. Sus temas son bailarinas, interiores y escenas hípicas, que
toma primero en dibujos y/o fotografías, para representarlos luego en su
taller, con un estilo que se ha llamado “fotográfico”, porque le interesa
captar el instante fugaz de un movimiento, con colores que van desde los
terrosos a los más vivos, como en La clase de danza (1873-1875).
Será también un interesante escultor de figuras femeninas, llenas de fuerza,
antecedentes de la obra de Giacometti.
3. EL POSTIMPRESIONISMO.
A la primera generación de impresionistas seguiría otra que revisaría sus
postulados, son los postimpresionistas.
Hacia 1880 hay una progresiva toma de conciencia de los límites que tiene
el impresionismo. Los impresionistas se separan uno tras otro (aunque
siempre continuarán sus buenas relaciones personales, salvo excepciones).
Hay un deseo de algo nuevo, de un arte más científico, que entroncase
verdaderamente con una época en la que la ciencia, de la que la fotografía
era sólo un exponente visual más, dominaba la imaginación y el
pensamiento de la sociedad. Y, al mismo tiempo, hay una imperiosa
necesidad de explorar las profundidades del ser humano, de un arte más
social.
De esta crisis que tiene dos cuestionamientos tan precisos y opuestos,
surgen inexorablemente dos caminos:
- El “científico” (los neoimpresionistas, sobre todo Seurat), que será poco
fértil en transcendencia artística, aunque todos los pintores aprovecharán
algunas de sus conquistas.
- El “idealista” (Cézanne, Gauguin, Van Gogh, los nabis, los simbolistas), que
será inmensamente más fecundo, llevando directamente hasta las
vanguardias del siglo XX. Pero el impresionismo está en la misma base
imprescindible del cambio. Sin él nada de lo que vendría después puede ser
explicado. La crisis plástica que se vive en el arte europeo hacia 1885 está
originada por la revolución estética de la pintura impresionista en los años
precedentes.
Aparecen pues los disidentes, como Cézanne y el mismo Degas, más
interesados en nuevos conceptos del espacio que por perpetuar los logros
conseguidos, mientras que la Sociedad de Artistas Independientes renueva
el impresionismo, sistematizando una teoría que conduce a la
sistematización de la pincelada con el Puntillismo. El postimpresionismo
apunta en la obra individual de la luz y el color de Van Gogh (1857-91), en la
experimentación sobre la composición y división en Seurat (1959-91) y
Signac (1863-1935), en el “cloisonismo” de Gauguin (1848-1903), en el
cartelismo de Toulouse-Lautrec, y en la obra de Cézanne.
Los neoimpresionistas (Seurat).
Aparecen en el mismo año 1886, cuando Seurat obtuvo un triunfo inmenso
en la octava exposición, con Una tarde de domingo en la Grand-Jatte, en la
que las formas y los colores son representados mediante la técnica
puntillista o divisionista: pequeños puntos de color que construyen la
percepción de nuestra visión real (tal como la teoría de los colores defendía
entonces). Para Keller, el neoimpresionismo era una prolongación directa del
Impresionismo, del cual tomaba los principios, pero llevándolos a la última
consecuencia.
Seurat, así, se caracteriza por intentar la conciliación del arte y de la
ciencia, aparentemente divergentes. Las críticas a su pintura no podían
ocultar que había conseguido concentrar en ella la atención del público y la
crítica. Pero el puntillismo (o divisionismo) tenía unos límites muy claros, por
lo que pronto fue abandonado (Pissarro, en 1890, vuelve a su estilo anterior)
o superado, siendo el estilo determinante en la evolución de Henri Matisse,
pues lo cultivó en 1904 en una estancia pictórica en el sur de Francia junto a
los puntillistas Signac —que utiliza pinceladas más amplias— y Cross,
pasando de inmediato hacia el fauvismo (los fauves fueron influidos por el
puntillismo a través de Matisse). Otros que habían practicado
temporalmente el puntillismo fueron Gauguin en 1886, Lautrec en 1887 y
Van Gogh en casi todo su periodo parisino (1886-1888). Los futuristas
Giacomo Balla y Gino Severini también fueron influidos por las teorías de
Seurat, durante su estancia en París en los primeros años del siglo XX.
Cézanne.
Paul Cézanne (1839-1906), figura crucial ya desde la primera exposición,
supera pronto las dimensiones poéticas del movimiento impresionista e
intenta hacer una pintura cerebral de formas geométricas. Entre sus obras
destacan las series de bodegones de frutas y las vistas de la montaña Saint-
Victoire. No son simples representaciones de la realidad, sino encarnaciones
de ideas de la belleza.
Aporta al postimpresionismo el conocimiento de la estructura esencial
(podríamos llamarlo la dimensión espacial interna). Quería “pensar con los
ojos”, “realizar el mundo”, hacer visible su estructura esencial o elemental,
no reproducirla, sino crearla. Esto le emparentará decididamente con el
clasicismo renacentista y barroco y con la ideología simbolista y abrirá el
camino del arte del siglo XX, pues legitima las leyes propias del proceso
pictórico. Cézanne elabora el cuadro a partir de sus elementos propios,
inspirándose sólo vagamente en el modelo natural, así como también haría
Picasso más tarde, siguiendo su estela. No es irrelevante que Picasso
comprase la posesión de Saint-Victoire para poder contemplar el mismo
paisaje que pintó Cézanne.
Gauguin.
Paul Gauguin (1848-1903), junto a Bernard, bautizará su método como
“sintético” (de la forma y del color), en oposición al método del “análisis” de
los impresionistas. Destacan sus obras iniciales, apasionadas y de vivos
colores, y sus obras finales, de exóticas figuras femeninas en Tahití. Pool
opina que:
“Acabó con la tradición naturalista, rechazando la idea de que los cuadros
reflejan como un espejo el mundo exterior. En lugar de esto, lo que hizo fue
considerarlos como imágenes conceptuales que debían reflejar e influir en la
naturaleza interior o espiritual del hombre. Más que ningún otro pintor
moderno, Gauguin fue causa del culto del primitivismo que tanto se
extendió durante los veinte años siguientes, sobre todo al llevar este ideal a
la práctica, yéndose a vivir a Tahití. A comienzos del siglo XX, los
expresionistas alemanes y el círculo de amigos de Picasso se interesaron de
manera significativa tanto por su leyenda como por su ejemplo”.
Van Gogh.
Destaca al gran idealista, Van Gogh (1853-1890), mentalmente enfermo
gran parte de su vida (padecía esquizofrenia), que se desahoga en la
creación. Autor de un arte ebrio, poseído por la locura de la creación, quiere
poseer la luz y la vida. Ve con los ojos y expresa sus sentimientos con el
pincel, lo que le distingue claramente de los impresionistas. Sus obras serán
enormemente valoradas en la actualidad por la crítica y el mercado.
Los nabis.
Entre los nabis destacan Paul Sérusier (1864-1927), que sigue en Pont-Aven
las directrices de Gauguin, y transmite su línea a Denis (1870-1943), y ya
con menos preocupaciones idealistas, más empíricos, a Bonnard (1867-
1947), Vuillard (1868-1940), Vallotton (1865-1925). La teoría de los nabis, ya
aplicada en su pintura (aunque sin un desarrollo teórico) por los últimos
Monet y Cézanne, Seurat, Gauguin y Van Gogh, será la tesis de los
“equivalentes”, que establece el fundamento para la revolución del arte
moderno.
Denis es el teórico (1890): “Recordar que un cuadro, antes de ser un caballo
de batalla, una mujer desnuda, o cualquier otra anécdota, es esencialmente
una superficie plana cubierta de colores reunidos en un cierto orden”. Para
Denis, la obra de arte ya no debe ser la reproducción ilusoria de una
realidad exterior y objetiva, sino la transposición de algo subjetivo:
“el equivalente apasionado de una sensación experimentada” por el artista.
Toulouse-Lautrec.
Toulouse-Lautrec (1864-1901) pinta con pasión incontenible sobre la gente
del espectáculo de París. Con líneas rotas, obtiene efectos de luz y
movimiento en las escenas del Moulin Rouge y recupera el dibujo.
4. EL SIMBOLISMO.
El simbolismo es una pintura de contenido poético, fundada en los temas
literarios, propios de la poesía mítica y simbolista de moda entonces. Se
busca la verdad interior y universal. Para el simbolismo el arte debe
ocuparse de ideas y no de la vida cotidiana, de ideas basadas en la
imaginación y no en los temas de la Academia.
El simbolismo artístico de los años 1885-1900 corre paralelo, estrechamente
imbricado con el postimpresionismo, tanto que algunos autores lo conciben
como un grupo más (el más numeroso) del postimpresionismo.
Le están directamente emparentados el simbolismo alemán y el
prerrafaelismo inglés, de Millais a Rossetti, y el propio lenguaje estético de
los nabis. El simbolismo es el sustrato ideológico de la época para la
mayoría de los artistas, los críticos y del público. Los nabis, el primitivismo,
el expresionismo o el fauvismo tendrán siempre un diálogo enriquecedor
con el simbolismo.
Hay una verdadera revolución simbolista en Europa y sobre todo en Francia,
con sus grandes figuras: Puvis de Chavannes, Moreau y Redon.
5. EL MODERNISMO.
Hacia una integración de las artes.
El modernismo se desarrolla entre 1890 y 1914. Es un movimiento
espontáneo, esteticista, unificador de todas las artes, con una renovación de
las artes decorativas y aplicadas. Se imitan los procesos y formas de la
naturaleza, en un organicismo. La industrialización es aprovechada en la
arquitectura modernista y se utilizan los nuevos materiales con fines
constructivos y estéticos a la vez, así como manifestaciones decorativas y
publicitarias. Se cultivan el mobiliario, el mosaico, los vitrales, los frescos...
Su origen se halla en el movimiento inglés de “Arts & Crafts”, dirigido por
William Morris y en Ruskin, que funden el arte y la industria, recuperando la
artesanía para lograr una unidad entre exterior e interior.
Sobresalen los arquitectos Victor Horta, Van de Velde, Guimard, Gaudí,
Mackintosh, Wagner, Olbrich o Hoffmann, bajo los nombres de Art Nouveau
y Sezession Stil. Muchos de ellos serán grandes decoradores, artistas
diseñadores, con una estética refinada y un dinamismo en las formas.
La renovación de las artes gráficas.
Surgen la moda de la estampa japonesa, la aplicación del color en la
litografía. Su iniciador es Cheret.
1. EL FAUVISMO.
La primera exposición de los pintores llamados peyorativamente por la
crítica Les fauves (fieras) se celebró en 1905, durando el movimiento desde
el otoño de 1905 a su rápido final en el otoño de 1907. Lo componen:
Matisse (el líder), Derain, Vlaminck, y en un segundo orden, Van Dongen,
Braque, Rouault, Marquet, Friesz, Dufy, Valtat. Reaccionan contra los
impresionistas, a los que acusan de haber olvidado el objeto y de estar
obsesionados por los efectos de luz. Delinean fuertemente los contornos
(como Gauguin).
El color no ha de subordinarse a la figura, pues el color tiene vida
independiente, lo que proporciona una alegría desenvuelta a los cuadros, en
los que se puede encontrar un mar de color chocolate, un árbol con hojas de
diferentes colores, un hombre azul desde los cabellos hasta los pies, un mar
amarillo. No hay dramatismo sino sensualismo gozoso.
Los fauves se caracterizan por:
- Los colores puros sobre superficie plana, sin modelado ni claroscuro
(un choc cromático, utilizando el color como los cubistas utilizarán la forma);
es el concepto del color-objeto. No pintan los colores que ven sino los
colores que sienten.
- La exageración del dibujo y la perspectiva.
- No tienen una doctrina científica, y mantienen pues un rechazo del
neoimpresionismo.
- La intención decorativa.
- La búsqueda de impresiones reales de la vida en la calle.
- La estrecha relación con la naturaleza.
2. EL EXPRESIONISMO.
El centro del expresionismo fue la agitada Alemania moderna, con sus
centros de Berlín, Múnich (La Nueva Asociación de Artistas), Colonia (el
Sonderbund), Dresde y Hannover. Se formaron enseguida dos grupos, y más
tarde un tercero:
1) Die Brücke (El Puente), de 1905-1913, en Dresde (luego en Berlín). Era un
grupo muy organizado.
2) Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), en 1911, en Múnich, alrededor del pintor
Kandinsky. Además, hubo numerosos artistas independientes, muchos
alrededor de la revista Der Sturm. Su momento álgido en arte fue antes de
la guerra, y después de ella para la arquitectura, el cine y la literatura.
Destacaron Kandinsky (La iglesia de Murnau), Marc, Kirchner, Kokoschka (El
hipnotizador).
3) Después de la guerra hubo un tercer grupo: La Nueva Objetividad (Neue
Sachlichkeit), de una temática social muy crítica, con Beckmann, Nolde, Dix,
Grosz y otros (1924), muy influyente en el cine. El mismo Picasso tuvo una
etapa expresionista (desde 1930). Nolde destaca por su temática religiosa
(La crucifixión, 1912) y el estilo de simplificación del dibujo y yuxtaposición
de intensos colores. En 1941 los nazis le prohibieron pintar.
El expresionismo resalta los valores emotivos por encima de los valores
formales, para manifestar sentimientos personales de angustia, rebelión o
entusiasmo, con un sentido usual de protesta social. Refleja el dolor, los
temores y las angustias del hombre contemporáneo, lo que le emparenta
con el postimpresionista Van Gogh y el simbolista noruego Munch, que
también puede ser considerado un expresionista.
Edvard Munch (1863-1944) posee una técnica que deforma las figuras para
representar al hombre desesperado en El grito (1893), que él explica: “Mis
amigos me habían dejado y, solo, temblando de angustia, me di cuenta del
inmenso, infinito, grito de la naturaleza”. Sus temas son la enfermedad, el
alcoholismo, la soledad de la adolescencia y de la vejez, la decepción y la
angustia. Durante la ocupación alemana pintó unos patéticos autorretratos.
3. EL CUBISMO.
El nombre de cubismo, procedente de la frase despectiva de un crítico
(Louis Vauxcelles, que llamó sus obras “caprichos cúbicos”), fue enseguida
aceptado por los componentes del movimiento: Picasso, Braque, Gris,
Delaunay, Léger. Utilizan formas geométricas y llegan a casi prescindir del
color, en contraste con el fauvismo.
El problema central de la pintura es la representación del espacio en tres
dimensiones (altura, anchura, profundidad) sobre una superficie plana. La
perspectiva inventada en el Renacimiento consistía en un sistema
convencional de representación del espacio que parte de considerar la
visión humana fija, monocular e instantánea.
En cambio, los pintores cubistas pretenden expresar la “cuarta dimensión”
(la suma de todas las perspectivas) de los objetos y así desarrollaron un
sistema representativo más rico, basado en la consideración de que la visión
humana es móvil, la suma de las distintas perspectivas que vemos cuando
rodeamos al objeto, por tanto, se realiza con los dos ojos y se desarrolla en
el tiempo. Por ello los objetos que aparecen en los cuadros cubistas se
presentan completados desde puntos de vista diferentes, como
desplegando sus distintas superficies, que no pueden ser observadas
simultáneamente si se elige un solo punto de vista fijo. Las caras pueden
representarse a la vez de frente, de perfil, por detrás, por abajo, por arriba,
incluso desde dentro (algún crítico ha señalado que algunos cuerpos
parecen diseccionados). Un recurso muy utilizado es la transparencia. O se
trocea el objeto como si fuera un rompecabezas y se colocan las partes
desordenadas por el cuadro.
Surge así un nuevo lenguaje plástico, de orden lírico y conceptual a la vez,
que liquida el ilusionismo espacial del Renacimiento como única forma
posible de representación. Para captar la realidad esencial, prescinde de la
realidad aparente. El cubismo presenta los objetos tal como son concebidos
por la mente y como existen en sí, y no tal como son vistos. Por ello exige
un estudio previo por parte del artista: es un arte cerebral, muy clásico.
En sus orígenes le han influido la última época de Cézanne (con su propósito
de reconstruir la naturaleza mediante el cubo, el cilindro y la esfera), la
escultura negra y el arte primitivo. En su desarrollo se distinguen tres
etapas:
1) Cubismo primitivo (1907-1910), con el cuadro de Picasso, Les
demoiselles d’Avignon (1907), junto con la obra de Braque y Gris. Es
dominante la influencia del arte africano y primitivo. Algunos autores lo
llaman cubismo “cezanniano”, por la influencia de Cézanne, pues se
abandona la perspectiva y la ilusión de profundidad, y construye formas con
el color.
2) Cubismo analítico (1910-1912), con la descomposición de la formas de
objetos muy simples (botella, vaso, compotera, copa) en colores sordos
(verde oscuro, ocre, gris). El cubismo se generaliza entre los artistas. Gleizes
y Metzinger escriben Du Cubisme (1912), el primer texto teórico.
3) Cubismo sintético (1913-1920 y más tarde), iniciado en el verano de
1913 durante la estancia en Céret de Picasso, Braque y Gris, y con la
incorporación de Léger y Delaunay al movimiento. Se rompe con todo
proceso imitativo, se emplean “signos” plásticos libremente inventados,
comparables a las metáforas poéticas. Apollinaire escribe Les peintres
cubistes (1913) y Raynal sus críticas encomiásticas.
Se extiende a la escultura, con la obra del mismo Picasso y del rumano
Contantin Brancusi, y desde 1920 a las artes decorativas. Es la consagración
del movimiento más revolucionario del siglo XX. El cubismo influyó en el
orfismo de Delaunay y en el futurismo.
Léger (1881-1955), es un pintor cubista “tubular”, de característicos
cuadros “realistas” y maquinistas, en los que las figuras humanas son
planas, clásicas, curvilíneas, de colores enteros. Comunista desde 1945, sin
embargo, rechazó el realismo socialista.
4. EL FUTURISMO.
El futurismo se desarrolló en Italia y más tarde en la URSS. Marinetti es su
máximo teórico, con la publicación del célebre Manifiesto (1909) en el que
pregona un postulado revolucionario: rechazar el pasado, apostar por el
futuro y por la modernidad. Ante todo, hay que romper con los esquemas
del arte. Defiende la belleza de la máquina, de la velocidad, de la ciudad, de
lo moderno. En suma, la ciencia debe inspirar al arte.
Sus artistas principales fueron los italianos Boccioni, Carrà y Severini.
Todos ellos se beneficiaron de los avances tecnológicos del momento,
bebieron de ideas socialistas, anarquistas y nacionalistas, y preconizaron en
sus exaltados manifiestos la violencia y la guerra. La figura humana y,
especialmente, la ciudad fueron sus temas predilectos, plasmados siempre
en una gran variedad de colores. Estéticamente recurrieron al
simultaneísmo, la repetición de imágenes superpuestas, a menudo borrosas
(como las figuras que hemos visto por la ventanilla de un coche o de un tren
en marcha). Los títulos de las obras son muy expresivos: Visión
simultánea, Qué nos explica el tranvía, Dinamismo de un ciclista de
Boccioni, Manifestación interventista de Carrà, etc.
El futurismo fue el trampolín de otros movimientos renovadores como el
dadaísmo y el surrealismo. También inspiró la pintura metafísica de De
Chirico. Pero muchos futuristas acabaron haciendo un arte fascista, al
servicio del poder sublime y grandioso, del belicismo.
5. EL DADAÍSMO.
El dadaísmo surge en la I Guerra Mundial, entre los artistas exiliados en
Suiza. En 1916 Tristan Tzara, Richard Huelsenbeck y Hugo Ball lo fundan en
Zúrich, como arte “anti”, de la negación total, muestra del disgusto ante
racionalismo burgués. No tiene teoría alguna, es un simple ejercicio de
protesta. Toda manifestación dadá es un acto de provocación contra lo
establecido, contra el orden burgués, incluso contra el mismo dadaísmo. Por
ello, por este sentimiento autodestructivo, duró muy poco: hacia 1920 ya
había desaparecido, pero fertilizó toda la época a través de artistas que
evolucionaron hacia nuevas corrientes, como Duchamp, con obras como la
instalación El Gran Vidrio (1915-23), una de las más osadas del siglo XX.
Otros dadaístas notables en sus inicios son el fotógrafo Man Ray, el pintor
Francis Picabia y el escultor Jean (o Hans) Arp, que evolucionaran hacia el
surrealismo y luego a un arte personal e independiente.
6. EL SURREALISMO.
Se suele mencionar a Odilon Redon, Henri Rousseau y Gustave Moreau (éste
citado por Breton) entre los precursores inmediatos del surrealismo
pictórico. A estos nombres cabe añadir el de De Chirico y su pintura
metafísica, cargada de ambigüedad y misterio, que formula en 1913: “la
obra de arte debe abandonar por completo los límites de lo humano,
renunciar totalmente al buen sentido y a la lógica”. Pero es de las filas del
dadaísmo de donde surgieron muchas de las grandes personalidades de la
plástica surrealista: Ernst, Arp, Duchamp, Picabia y Man Ray.
La primera exposición colectiva de pintura surrealista fue en París, 1925, y
estuvieron Picasso (que también tuvo su periodo surrealista), Man Ray, Arp,
Klee, Masson, Ernst, Miró, Roy y De Chirico. La segunda fue en 1926 y la
tercera en 1928. Se sucedieron después con intervalos: 1933 (París), 1935
(Copenhague y Tenerife), 1936 (Londres), 1938 (París y Amsterdam), 1940
(México) y 1942 (Nueva York).
En 1928, Breton publicó Le surréalisme et la peinture, sobre los pintores
más representativos del movimiento. En lo ideológico, el movimiento
surrealista proponía la revolución permanente, y algunos de sus miembros
militaron en el Partido Comunista francés, pero acabaron limitándose a la
pura rebeldía iconoclasta.
Su temática es el mundo de los sueños. Pero en los sueños no vemos las
cosas como son, las vemos alargadas, aumentadas de tamaño,
amenazadoras. Los surrealistas pueden pintar un animal con patas
kilométricas o una bicicleta que va sola o distancias inmensas y vacías que
provocan un sentimiento de angustia. Es una corriente enormemente
imaginativa. Su método preferido es el automatismo, que puede ser gráfico
o psíquico. El gráfico o matérico se basa en que los objetos, formas, colores
actúen y se dispongan por sí mismos: por ejemplo el pintor arroja los
materiales sobre el lienzo y se deja llevar por el resultado. El psíquico u
onírico se basa en la pérdida del control consciente y la representación
inmediata de lo imaginado o soñado en ese trance creativo. Estas dos
posibilidades llevaron a la diferenciación en dos corrientes del surrealismo:
la abstracta, ideográfica o lírica (Masson, Miró, Arp, Klee, cada uno con sus
preferencias, por ejemplo, Miró por la ideografía), basada en la
improvisación, y la figurativa o verista (Dalí, Ernst, Magritte, Delvaux),
basada en la meditación sobre lo irreal y el enigma.
Pronto se criticó que el artista surrealista recreaba después esas imágenes,
por lo que no había tal automatismo. Este se asoció entonces a la
espontaneidad, a la inmediatez, a la indisciplina...
El pintor ruso Mark Chagall crea un mundo mágico, en el cual las personas
vuelan o caminan cabeza abajo. Pero no es surrealista porque no practica el
automatismo.
Miró cultiva un mundo de imágenes ideográficas, gozoso y alegre, salvo su
periodo de “pinturas salvajes” de los años 30.
René Magritte crea imágenes enigmáticas, muy usadas después en la
publicidad.
Salvador Dalí crea el método paranoico-crítico, con imágenes surgidas de
sus sueños. Plasma de forma insuperable las distancias, los horizontes sin
final. En su El Cristo de Sant Joan de la Creu (1951) el mundo se pierde en
una lejanía misteriosa, con una figura real, pero de escorzo violento (tal que
parece que la cabeza surja del cuadro mientras que los pies se alejan hacia
un horizonte misterioso).
Max Ernst fue el “ilustre forjador de sueños” del surrealismo, captando el
instante fugaz, como en Edipo Rey (1922).
7. EL ARTE ABSTRACTO.
El arte abstracto es la denominación para una serie de estilos artísticos,
desarrollados en el siglo XX, que repudian el tradicional concepto del arte
como representación o imitación de la realidad. El arte sería básicamente
una creación mental, del interior del individuo hacia el exterior, en la que se
renuncia al objeto. En este sentido se basa necesariamente en las
experiencias de las vanguardias anteriores, desde el impresionismo hasta el
cubismo, y las trasciende.
No es un arte caprichoso, pese a que así lo aparente al espectador: requiere
estudio e intuición. El arte abstracto no es un movimiento homogéneo, pues
coexisten en él numerosas individualidades independientes y al menos dos
grandes corrientes: la lírica y la geométrica. De la abstracción han surgido
muchas escuelas y teorías: informalismo, suprematismo, rayonismo,
neoplasticismo...
Su rasgo esencial común es que el arte abstracto es el último paso en el
alejamiento de la realidad visible, al considerar que ya no existe objeto, sino
simplemente juegos de formas y colores en libertad.
La corriente lírica.
La primera acuarela abstracta de Kandinsky (1910) inicia la corriente lírica
(algunos autores la llaman romántica) del arte abstracto, proyección, a
través de la magia de las líneas y de los colores, del mundo interior del
artista y de su visión imaginaria. Crea algo nuevo, jamás visto antes; imita
no lo creado por la naturaleza, sino a la naturaleza misma en su capacidad
creadora.
Su más destacado miembro es el ruso Kandinsky, que dejó al grupo
expresionista Der Blaue Ritter para cultivar la abstracción. Además de pintor
es un notable escritor, en De lo espiritual en el arte y explica que con la
abstracción la pintura se aproxima a la música, que no necesita imágenes
visibles para transmitirnos los sentimientos del artista. Los colores son
protagonistas absolutos, junto al ritmo. En los años 20 Kandinsky evoluciona
hacia el geometrismo, gracias a su experiencia de profesor en la Bauhaus.
De esta corriente partieron otros movimientos abstractos, como el
expresionismo abstracto o el informalismo.
La corriente geométrica.
Esta corriente defiende la abstracción geométrica y se divide en varias
escuelas. Mondrian y Malevich hallan en la construcción geométrica más
depurada el punto de confluencia de su sentido cósmico y de su voluntad
racional, objetiva. En el periodo de entreguerras fue la corriente dominante,
denominada a veces “arte concreto” y a menudo vinculada a
investigaciones arquitectónicas.
El neoplasticismo del holandés Mondrian, como el de los restantes
miembros holandeses del grupo De Stijl, utiliza líneas rectas o geométricas
regulares, con colores primarios o neutros, eliminando lo
superfluo. Composición II en azul (1934-1942).
El suprematismo es creado en 1913 por el ruso Malevich, que defiende el
uso de colores puros sobre fondo blanco y de formas de simplificación
suprema (círculo, cuadrado, triángulo, rectángulo). Busca el arte puro, libre
de toda emoción.
El constructivismo ruso de Rodchenko y los escultores Pevsner y Gabo, se
caracteriza por la búsqueda de la pureza geométrica y la funcionalidad.
La escuela de la Bauhaus alemana, donde enseñan Kandinsky (en los años
20 inclinado a un arte más frío) y el húngaro Moholy-Nagy. Es un
movimiento racionalista, funcionalista, de formas puras, de integración de
las artes.
El suizo Max Bill, apasionado por las matemáticas.
Los grupos parisinos, primero “Cercle et Carré” (1930) y luego Abstraction-
Création (1931-1936), en el que participan Mondrian, el uruguayo Joaquín
Torres-García, los belgas Michel Seuphor y Vantogerloo, el alemán Arp, los
franceses Herbin, Gorin, Valmier, el británico Ben Nicholson y el
norteamericano Calder. Se caracterizan por un “arte no figurativo”, con una
extremada independencia individual de cada artista.
Los independientes y la influencia en otros movimientos: Klee y
Miró.
Destaca en una línea expresionista Paul Klee, constante innovador,
dominador del color. Otros artistas que ocasionalmente cultivan la
abstracción son el español Miró, los franceses Delaunay, Léger y Picabia, el
ruso Larionov (un rayonista), el italiano Magnelli y algunos de los futuristas,
el norteamericano Dove...
Paul Klee (1879-1940), suizo, aunque vivió casi siempre en Alemania (fue
soldado en la I Guerra Mundial). Hijo de un profesor de música y de una
estudiante de canto, él mismo violinista, se casó con la pianista Lily Stumpf.
Todo ello hace que su estética muestre claras influencias musicales.
Klee, investigador nato, se dio una consigna: “No inspirarse en el pasado, ni
en la naturaleza, sino en sí mismo”. Se formó en los ambientes
expresionistas de la Alemania de principios de siglo. A partir de 1920 fue
profesor en la Bauhaus (en Weimar y Dessau), llamado por Gropius y ejerció
un gran estímulo sobre sus alumnos, aunque al final aborreciera la
enseñanza. En 1933 los nazis le destituyeron de su cátedra en Düsseldorf y
volvió a Suiza, donde se le declararon los primeros síntomas de la
esclerodermia que acabó con su vida en 1940. En 1935 se montó su primera
gran retrospectiva, en Berna y Basilea. La exposición del *<Arte
degenerado (Entartete Kunst)>, organizada por los nazis, incluyó 17 obras
suyas. Su influjo en el arte de la posguerra es sólo comparable al de Picasso
y Matisse, especialmente por su libertad creativa, su exigencia, su
simbolismo, su colorido.
Joan Miró (1893-1983), tras su etapa surrealista (y pese a proclamar que no
es abstracto) sigue criterios abstractos, utiliza líneas onduladas y en sus
murales y cuadros unas grandes manchas negras destacan sobre unas
ondulaciones rojas o azules. En Detrás del espejo nos presenta un juego de
formas alejadas de la realidad, con manchas de gran intensidad
(especialmente las negras) y con una ingenuidad casi infantil, que dotan sus
obras de una fascinación prodigiosa.
7.1. EL NEOPLASTICISMO.
El neoplasticismo del holandés Mondrian, como el de los restantes
miembros holandeses del grupo De Stijl, utiliza líneas rectas o geométricas
regulares, con colores primarios o neutros, eliminando lo superfluo, como
en Composición II en azul (1934-1942).
7.2. EL SUPREMATISMO.
El suprematismo es creado en 1913 por el ruso Malévich, que defiende el
uso de colores puros sobre fondo blanco y de formas de simplificación
suprema (círculo, cuadrado, triángulo, rectángulo). Busca el arte puro, libre
de toda emoción.
7.3. EL CONSTRUCTIVISMO.
El constructivismo ruso lo representan el arquitecto Vladimir Tatlin, el
fotógrafo y pintor Aleksandr Rodchenko y los hermanos escultores Antoine
Pevsner y Naum Gabo.
El constructivismo pretende socializar el arte, a través de un arte
geométrico, lineal, funcional, con las llamadas “estructuras útiles”.
Propugnan la primacía de los valores de espacio y movimiento en la
escultura, sobre la masa y la inmovilidad tradicionales. Con ello los
constructivistas resultan los primeros cinetistas. Frente al arte considerado
como una reflexión de lo real, el constructivismo construye la realidad, una
realidad esencialmente revolucionaria y utópica.
El movimiento constructivista se inicia con el arquitecto Tatlin que en 1913,
partiendo de una nueva interpretación de las posibilidades creativas del
cubismo, propugna:
- El exclusivo empleo en las composiciones del nuevo arte de las materias
industriales del tiempo actual: cristal, acero, alambre.
- La determinación del espacio a base de planos en profundidad (cuadros
relieve) como volúmenes insertos en él (contrarrelieve, 1914-15).
- La integración del factor “movimiento” en las composiciones.
Desde 1915 dos hermanos escultores, Naum Gabo y Anton Pevsner iniciaron
un proceso de especulación plástico-práctica semejante. Coincidieron en
Moscú en 1917 con Tatlin, ambos lanzaron en 1920 el Manifiesto realista, al
que se adhirieron Kandinsky, Malevich, El Lissitzky y el mismo Tatlin. Sus
ideas son:
- El arte se ha de corresponder con la vida real, basándose en el espacio y
en el tiempo.
- El volumen no es la única expresión posible del espacio.
- Al ser los ritmos estáticos insuficientes para expresar la realidad del
tiempo hay que recurrir al movimiento (elementos cinéticos y dinámicos).
- Al ser plásticamente distintos el volumen de la masa y el del espacio
(siendo concretos y mesurables), el espacio debe representarse como una
materia maleable (parte integrante de la obra).
- El arte debe prescindir de la imitación de las formas naturales, para
descubrir y crear formas nuevas.
Se busca la formulación de un arte original, creador de formas inéditas,
partiendo de los mismos fundamentos básicos de las formas vivas, pero
sirviéndose de productos rehechos, propios del ámbito cultural en el que el
arte aparece. Se emplean materiales industriales y plásticos diversos: cinc,
cobre, aluminio, fibras artificiales, creando espacios a menudo
transformables, con el fin de suprimir la superficie plana. El factor “luz” es
un elemento creador, con transparencias, sombras y reflejos sobre la
superficie. Las obras de Pevsner Construcción para un
aeropuerto (1934), Superficies desarrollables (1936 y 1938), siguen estas
tesis, que influyen en la arquitectura. De las esculturas espacio-temporales
se pasa a las construcciones arquitectónico-esculturales de
Gabo, Construcción en metal y cristal (1924) y Monumento al prisionero
político desconocido (1953). El paso de la escultura a la arquitectura se dio
desde 1922, al salir Gabo, Pevsner y El Lissitzky de la URSS (la represión
había comenzado) y establecerse en Berlín, donde se relacionaron con Van
Doesburg (del Stijl), con objetivos similares. Ambas tendencias se unificaron
en la práctica, en pro de un arte libre del naturalismo tradicional, creador de
formas nuevas, con fundamento en la técnica y la ciencia. Se separaron
luego (por la política) y Gabo y Pevsner fueron los únicos en continuar el
constructivismo (en los EE UU). Recobrarían influencia a finales de los 50
(junto a nuevos artistas), como investigación de formas nuevas, destacando
la obra de Gabo, Construcción para los almacenes Bijenkorf, 1957.
El constructivismo estuvo muy relacionado con otros dos movimientos del
arte ruso y soviético: el Rayonismo de Larionov y el Suprematismo de
Malevich. Pero sufrió la presión totalitaria del estalinismo, a través de la
doctrina del realismo socialista y la vanguardia prácticamente desapareció
en los años 30, al mismo tiempo que surgía el arte totalitario de distinto
signo, pero de estética muy similar: el fascista en Italia y el nazi en
Alemania. Después de 1945 había aún constructivistas, como el escultor
Robert Jacobsen.
7.4. LA ESCUELA DE LA BAUHAUS.
La Bauhaus alemana fue una gran experiencia truncada. El diseño
funcionalista está representado por la Bauhaus, que comenzó en 1919 como
una escuela de diseño industrial y arquitectura, adaptada a la tecnología y
la industria modernas, en la que unirían arte y técnica en una sola
disciplina, en un trabajo en equipo. Se favorecía la investigación y la
producción industrial. Estaba influenciada por el socialismo y la tesis del
poder de redención social del arte. En ella enseñan los arquitectos Gropius y
Mies van der Rohe, los pintores Paul Klee, Kandinsky (en los años 20
inclinado a un arte más frío) y el fotógrafo húngaro Moholy-Nagy.
Se distinguen varias etapas:
1) Primera etapa: en Weimar. La domina Walter Gropius y su expresionismo.
2) Segunda etapa: en Dessau. La dominan Gropius y Meyer. Su principal
obra es el edificio Bauhaus.
3) Tercera etapa: en Berlín. La domina Mies van der Rohe. Fue cerrada en
1933 por los nazis.
La Bauhaus estuvo muy relacionada con el movimiento De Stijl, que
defendía el Neoplasticismo o la pura racionalidad plástica, con Mondrian,
Van Doesburg y Rietveld.
7.5. EL INFORMALISMO.
Los movimientos abstractos después de 1945.
A partir de 1945 la corriente geométrica se limita a Vasarey y Dewasne,
antes de convertirse en el arte cinético.
Las nuevas corrientes dominantes en la abstracción se caracterizan por un
lirismo espontáneo, y son el paisajismo abstracto (cultivan el espectáculo
natural), con Vieira da Silva, Bissière, Bazaine, Manessier, De Stäel... y la
abstracción lírica (cultivan la expresión “gestual”), con Hartung, Soulages.
Otros movimientos que aparecen más tarde son el informalismo, el
materismo, el tachismo y el caligrafismo. Destacan Wols, Fautrier, Dubuffet,
Mathieu... más el italiano Fontana y el español Tàpies.
El informalismo será la corriente dominante en Europa desde los años 50,
con su estudio de la materia pictórica. Antoni Tàpies (1923) es uno de los
principales representantes del paso (hacia 1953, tras formar parte del grupo
Dau al Set en Barcelona) del surrealismo a la abstracción del “informalismo”
o “aformalismo”, caracterizado por la abundancia de materia, como en Ellos
acusan. Otros artistas estarán más interesados en las evoluciones o en la
brutalidad del gesto pictórico, como Antonio Saura y Manuel Millares
(miembros del grupo El Paso). Otros artistas abstractos de los años 50 y 60
son Palazuelo, Guinovart, Feito, Rafael Canogar, Alfaro, Hernández Pijoan...
Su referente en EE UU será el expresionismo abstracto.
7.6. LA EXPANSIÓN AMERICANA. EL EXPRESIONISMO ABSTRACTO.
El interés americano por el arte europeo de vanguardia comienza con la
exposición de la Armory Show en 1913.
El expresionismo abstracto surge después de 1945, influido por la pléyade
de artistas surrealistas europeos que emigraron a EE UU en la guerra y la
postguerra, y básicamente por la influencia de Picasso, Klee, Miró, Arp y
Dalí. Es un movimiento que intenta captar la angustia de nuestro tiempo sin
figuras ni tema. Destacan dos corrientes:
La más influyente es la abstracción gestual (o action painting) de Pollock, De
Kooning, Kline, caracterizada por la rapidez de ejecución y una subjetividad
intensa, con sólo con una multitud de signos. Lo importante es el gesto, la
libertad de creación, que, según lo teóricos norteamericanos de la época,
muestra la pureza del arte y del artista.
La otra corriente es la abstracción cromática de Reinhardt, Rothko, Newman,
caracterizada por juegos o manchas de color agitado que parecen flotar en
el espacio. Es más objetiva que la anterior y en los años 60 influirá en los
grandes formatos, propios de la “nueva abstracción” de Noland, Olitski,
Stella..., pura expresión cromática que a veces vuelve a usar los contornos
contrastados de la geometría (hard-edge y esculturas minimalistas).
7.7. LAS ÚLTIMAS TENDENCIAS ABSTRACTAS.
En los límites mismos de la abstracción aparecen en los años 60 otros
movimientos, herederos del dadá, del happening, el conceptual y el
minimal: son el arte povera, arte del proceso, land art, arte del
comportamiento...
Con la abstracción el arte parece haberse deshumanizado; se ha perdido el
tema y se ha perdido el hombre. Por ello, la reacción a este vacío ha hecho
que muchos artistas se hayan vuelto al figurativismo de los nuevos realistas
como Antonio López o el arte pop de Andy Warhol.
8. EVOLUCIÓN DE LA ESCULTURA.
La renovación escultórica pasa del academicismo a la búsqueda de efectos,
de la figuración a la abstracción. Aparecen nuevas técnicas y materiales y
se relacionan la escultura y la pintura, de modo que la mayoría de los
movimientos escultóricos del siglo XX coinciden con los pictóricos y algunos
de sus grandes maestros cultivan ambas artes, como Matisse y Picasso. Las
últimas tendencias son muy plurales.
Expresionismo.
Al comenzar el siglo tiene mucha importancia esta tendencia, que trata de
obtener figuras patéticas mediante deformaciones, como las de Lehmbruck.
Cubismo.
El cubismo intenta convertir la figura humana en una serie de figuras
geométricas (la cabeza puede ser una esfera, los brazos el cruce de unas
elipses). Se preconiza el análisis de los volúmenes reducidos a sus planos
constitutivos. Los dos grandes escultores cubistas de primera hora son
Picasso y Brancusi.
El cubismo y el expresionismo se unen en Henry Moore, muy influido por el
arte precolombino mexicano (tolteca y azteca) y oceánico, y cuyas figuras
se alejarán cada vez más de la realidad hasta llegar a la abstracción, siendo
un arte abstracto muy personal.
Abstracción.
La escultura abstracta tiene entre sus principales maestros los
constructivistas Gabo y Pevsner, Henry Moore, David Smith y Anthony Caro.
Escultura del hierro.
Cataluña aporta las posibilidades del hierro a la escultura. Destacan
Gargallo y González, que pueden considerarse cubistas, porque aún son
figurativos y por la influencia que reciben de Picasso.
Gargallo, con planchas de hierro e hilo de hierro, introduce la posibilidad de
trabajar con líneas en vez de con volúmenes. Quita elementos, crea vacíos,
hasta sugerir las formas. Su obra maestra, El profeta, parece una figura sin
carne, en que hasta los vacíos tienen expresividad.
Otro escultor del hierro, y gran amigo de Picasso, es Julio González. Su
técnica se basa en añadir elementos geométricos, hasta construir las
formas, siempre etéreas, pero de gran expresividad, como en la
patética Montserrat, una sufriente del horror de la guerra civil.
Escultura cinética.
La escultura cinética comenzó con la obra del ingeniero norteamericano
Alexander Calder, a partir de 1931, modelando obras movidas por un motor,
como La fuente de mercurio (1937). Desde el principio estuvo muy
relacionado con Miró. Después abandonó el sistema para diseñar figuras
que se apoyaban sólo sobre un punto y se movían por el efecto del aire o de
cualquier pequeño impulso, unas esculturas llamadas “móviles”. En 1958
fabricó un móvil gigante para la entrada de la UNESCO en París.
Hubo unas experiencias plásticas para obtener una impresión óptica de
movimiento en pinturas abstractas, realizadas por Vasarely en 1955, a las
que llamó cinetismo. Siguió una corriente de arte cinético, con Nicolas
Schöffer y Jean Tinguely, luego por Jules Le Parc y el venezolano De Soto.
Busca obtener impresiones plástico-ópticas continuamente cambiantes. Lo
hace mediante superficies en movimiento, de cristal o de otras materias
traslúcidas u opacas previamente perforadas y no coincidentes, antepuestas
a unos focos luminosos. El elemento motor es generalmente la electricidad
o una compensación gravitatoria de pesos. Se han creado instrumentos o
máquinas que pintan espontáneamente, controlando el artista sólo los
elementos cromáticos que han de intervenir. Se ha ampliado el campo
experimental hacia una conjunción cromático-sonora y ambiental. En
España destacan Eusebio Sempere y Jordi Pericot.
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PROGRAMACIÓN.
LAS ARTES PLÁSTICAS DEL IMPRESIONISMO A LA ABSTRACCIÓN.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
En Bachillerato, en las modalidades de Artes y Humanidades y Ciencias
Sociales, en 2º curso, como optativa, así como para otras modalidades.
Bachillerato, 2º curso. Historia del Arte. Apartado 4. Pervivencias y cambios
en el arte contemporáneo.
Ruptura de los sistemas tradicionales de representación y ejecución: del
Impresionismo a las vanguardias del siglo XX.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con los temas de la Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
En 5 sesiones (una para el examen).
1ª Documental. Diálogo, para evaluación previa. Exposición del profesor.
2ª Exposición del profesor. Diálogo, con cuestiones.
3ª Exposición del profesor. Diálogo con cuestiones.
4ª Exposición del profesor Diálogo con cuestiones.
5ª Examen.
OBJETIVOS.
Definir Impresionismo y explicar sus artistas.
Síntesis de movimientos paralelos y antagónicos al impresionismo.
Definir Postimpresionismo y explicar sus artistas.
Definir Cubismo y Futurismo.
Síntesis de evolución de arquitectura y escultura en el periodo.
Relacionar Arte y Sociedad anterior a 1939.
Relacionar y diferenciar movimientos artísticos.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
Los estilos al final del siglo XIX: Impresionismo. Postimpresionismo.
Simbolismo.
Las vanguardias del siglo XX: Fauvismo. Cubismo. Expresionismo. Futurismo.
Dadaísmo. Surrealismo. Abstracción.
B) PROCEDIMENTALES.
Hacer esquemas y resúmenes.
Participar en explicaciones de clase.
Estudiar los contenidos.
Comentar obras de arte.
C) ACTITUDINALES.
Estimular interés por estudio del arte.
Estimular el estudio de vida y obra de artistas.
Participación en actividades.
Valorar, comprender, analizar y situar cronológicamente las obras de arte.
Actitud abierta ante nuevas tendencias artísticas.
METODOLOGÍA.
Expositiva y participativa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema, con presentación digital. Se hará
hincapié en la relación entre sociedad y arte.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de una línea de tiempo.
Realización de esquemas sobre los apartados de la UD.
Comentarios de obras principales.
Comentario de textos de Braque, Picasso, Mondrian.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones, con diálogo en grupo, pero respuesta individual en el
cuaderno.
RECURSOS.
Presentación digital.
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
Documentales.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua. Se hará hincapié en la participación en las actividades
de grupo, la calidad de los comentarios de las diapositivas, el debate de los
contenidos, el dominio de los términos y el análisis de las características de
los movimientos.
Examen final:
1) Dos preguntas breves de conceptos.
2) Pregunta general de esquema sobre características generales de dos
movimientos.
3) Comentarios de obras. Se valorará la identificación del autor, de la obra,
la época, las características principales, etc.
RECUPERACIÓN.
Trabajo personalizado guiado por profesor, con bibliografía guiada y
atención de dudas. Deben realizarse esquemas, comentarios de obras y una
entrevista personal.