Op Ud 64
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EL
MODERNISMO.
INTRODUCCIÓN.
1. SIGLO XIX.
1.1. CORRIENTES HISTORICISTAS.
EL NEOCLASICISMO.
EL MEDIEVALISMO.
EL EXOTISMO.
1.2. LA INFLUENCIA DE LOS NUEVOS MATERIALES.
1.3. ESCUELA DE CHICAGO.
1.4. MODERNISMO.
Circunstancias históricas.
Características generales.
EL MODERNISMO “ONDULANTE”:
Bélgica: Horta y Van de Velde.
Francia: Guimard.
España: Gaudí.
GAUDÍ.
Características de Gaudí.
Las etapas de Gaudí:
1) De 1878 a 1900.
2) De 1900 a 1914.
3) De 1914 a 1926.
EL MODERNISMO “GEOMÉTRICO”:
Escocia: Mackintosh.
Austria: Grupo Sezession.
2. EL SIGLO XX.
CARACTERÍSTICAS GENERALES.
2.1. El PROTORRACIONALISMO: ANTES DE 1919.
Loos.
“Deutsche Werkbund”.
Perret.
2.2. LA ARQUITECTURA FUNCIONALISTA (O RACIONALISTA).
LA ARQUITECTURA FUNCIONAL DE LE CORBUSIER.
EL RACIONALISMO DEL GATEPAC.
LA ARQUITECTURA NEOPLÁSTICA: “DE STIJL”.
EL CONSTRUCTIVISMO RUSO.
LA BAUHAUS. GROPIUS.
MIES VAN DER ROHE. EL BLOQUE DE CRISTAL.
EL TRIUNFO DEL ESTILO INTERNACIONAL (1945-1960).
2.3. LA ARQUITECTURA ORGÁNICA.
Wright.
La influencia de Wright.
La arquitectura nórdica: Aalto.
2.4. EL LIRISMO.
FUTURISMO.
EXPRESIONISMO.
2.5. LA ARQUITECTURA TOTALITARIA: URSS, ALEMANIA, ITALIA.
2.6. LA ARQUITECTURA DE LOS AÑOS 1960.
EL BRUTALISMO.
EL ESTRUCTURALISMO.
LA ARQUITECTURA POP.
EL METABOLISMO JAPONÉS.
2.7. LA ARQUITECTURA POSMODERNA.
Los arquitectos posmodernos japoneses.
Los arquitectos posmodernos españoles.
INTRODUCCIÓN.
Esta UD se centra en la arquitectura, dejando para otra UD el urbanismo,
debido al enunciado del tema. No trata la arquitectura actual, porque falta
una suficiente perspectiva histórica al respecto.
Se da una especial relevancia al modernismo, por su importancia en España,
que ha dado un gran maestro internacional en Gaudí. Pero este subtema
sería mucho más interesante en Barcelona que en Mallorca, que tiene
relativamente pocos ejemplos modernistas a señalar, y muy concentrados
en Palma y Sóller, por lo que no destacaría tanto en una programación
propia de Baleares.
Un resumen.
La arquitectura de los siglos XIX y XX, salvo el largo paréntesis neoclásico e
historicista, ha roto completamente los estrechos moldes del pasado. Sin
renunciar a sus enseñanzas ha asimilado estas para multiplicar hasta el
infinito las tendencias, con una completa libertad del arquitecto para crear.
La separación radical entre arquitecto e ingeniero, que antes coincidían en
la misma persona, reveló el carácter creador de la profesión de arquitecto.
Los nuevos medios materiales, como materiales (hormigón, acero, vidrio),
técnicas, finanzas, etc., permitieron acometer proyectos de una
envergadura incomparable. Pero esta misma libertad ha llevado a la
arquitectura a una profunda crisis interna, a un hastío ante la incapacidad
de encontrar unas ideas directrices. La confusión impera hoy por doquier y
los arquitectos añoran la claridad de ideas de los arquitectos neoclásicos,
con unos módulos establecidos. Parece que nos acerquemos a un revival del
canon clásico.
El eclecticismo del siglo XIX disocia (al igual que el Renacimiento italiano) el
aspecto de la estructura, economiza los materiales nobles (se usan el yeso,
el estuco...) y se diversifica en diversas modas decorativas. A pesar de ello,
nacen nuevas técnicas, mejora el confort de las viviendas y los ingenieros
experimentan con estructuras metálicas.
El movimiento moderno ha sido una revolución espectacular, nacida a
mediados del siglo XIX y se desarrolla sobre todo en el siglo XX. Es una
ruptura con el academicismo oficial y el eclecticismo. Se basa en la ruptura
estilística del modernismo y en el uso de nuevos materiales (acero,
hormigón armado, cristal), que permiten cubrir grandes espacios y construir
verticalmente. Periódicamente el movimiento moderno sufre resurgimientos
de los historicismos (neoclásico, neogótico...) y el eclecticismo.
La tendencia dominante fue la funcionalista, representada en especial por
Le Corbusier, que se impuso como un estilo internacional durante los años
1925-1935, para ser muy dominante desde 1945, conviviendo con una
tendencia orgánica, cuyo mejor representante en Wright.
Para Le Corbusier, Gropius y en general el grupo de la Bauhaus lo esencial
de la arquitectura era la funcionalidad y la pureza de las formas, hasta el
punto de que debía dominar sobre todos los demás aspectos. Era una
arquitectura fría, deshumanizada, que tuvo graves consecuencias sociales.
Wright, por su parte, realizó una arquitectura igualmente racional y
funcional pero “orgánica” (también llamada integral y/o natural, por la
“integración orgánica” que pretendía), por su relación orgánica con el
espacio en que estaba situado el edificio, con la naturaleza, aprehendida por
el arquitecto tras una larga contemplación y meditación. Su ideal, tan
evidentemente romántico como el mismo Wright (Herbert Read dixit), era
vivir en unidad con la naturaleza. Podemos incluir a Aalto en esta corriente,
con notas propias.
Después de 1945 se generalizaron nuevas técnicas (muros cortina de acero
o de vidrio, bóvedas de hormigón, prefabricados pesados, etc.) que
permitieron en las obras monumentales una libertad de tratamiento formal
que puede llegar al manierismo, mientras que en las obras de viviendas se
produjeron experiencias de aglomeración en células (emparentadas con las
visiones más arriesgadas de los urbanistas).
Las corrientes posmodernas (desde los años 60) se preocupan
crecientemente por la dimensión humana y un mayor respeto por la
ecología.
1. SIGLO XIX.
1.1. CORRIENTES HISTORICISTAS.
El siglo XIX es un siglo que comienza con un revival plural, un conjunto de
historicismos, y acaba con el dominio de una arquitectura ecléctica, que
reúne un “carnaval de estilos” que intentan encontrar en el
perfeccionamiento de los estilos del pasado la belleza, el ideal de lo
sublime. Los estilos dominantes variarán de acuerdo con las modas y a
menudo convivirán todos, aunque el dominante sea el neoclásico al
principio, para dominar el neogótico luego.
Sobre el eclecticismo, según Sebastián y Alonso, esta palabra viene de un
vocablo griego que significa “escoger”, y como concepto arquitectónico
expresa una forma de construir a base de elementos tomados de diferentes
estilos según le pareciera más conveniente al arquitecto o al cliente. Este
amaneramiento de las formas fue una auténtica epidemia que afectó a gran
parte de los arquitectos del siglo XIX, con lo que adquirió el carácter de un
supuesto “estilo internacional”.
El eclecticismo se vio favorecido por el auge que tomaron los estudios
arqueológicos desde mediados del siglo XVIII. El Romanticismo, de
raigambre literaria, se recreó en la reproducción de épocas pretéritas, así
que los restos que ofrecían las excavaciones parecían la forma más objetiva
para reconstruir un pasado casi destruido. A la resurrección de las formas
clásicas contribuyeron los conocidos libros de Winckelmann, Letrouilli y
Normand,; y por lo que a nuestra patria respecta, fueron decisivas las
publicaciones de Caveda, Cruzada Villamil, Street o Gil de Dorregaray. Más
que por razones científicas, por móviles sentimentales se despertó una
laudable defensa de las ruinas y de lo antiguo, que ya justificó Joshua
Reynolds en un discurso de 1789 al afirmar que uno de los principios de la
arquitectura es el de “impresionar la imaginación mediante la asociación de
ideas. De esta manera, sentimos una natural veneración por lo antiguo;
cualquier edificio que nos recuerde las costumbres y las maneras del
pasado, tal como los castillos de los antiguos caballeros, es seguro nos
proporcionará este placer”. Estas palabras, en boca del Presidente de la
Real Academia de Londres, tendrían un lamentable influjo.
Lo importante eran los valores asociativos, tan comprensibles para la
burguesía, y no los valores puramente visuales; así los arquitectos, en lugar
de ser artistas, se convirtieron en narradores de historia. La nueva clase
rectora de la sociedad surgida de la revolución industrial hizo el eclecticismo
como un estilo cortado a su medida, falto de calidad artística, pero
adecuado para la ostentación de aquellos nuevos ricos.
Como consecuencia de esta falta de sentido de lo artístico, Nikolaus Pevsner
comenta: ‹‹ya a comienzos del siglo XIX, el baile de máscaras de la
arquitectura se encuentra en toda su animación: clásico, gótico,
italianizante e inglés antiguo. Al llegar a 1840, los libros de modelos para
constructores y sus clientes incluyen numerosos estilos más: Tudor,
Renacimiento francés, Renacimiento veneciano y otros. Esto no significa, sin
embargo, que continuamente a lo largo del siglo XIX se emplearan todos
estos estilos. Se preferían unos a otros según la moda. Ciertos estilos
estaban asociados con determinados tipos de construcciones››.
Estas palabras nos muestran a qué extremos de falta de sinceridad artística
se había llegado. Ante esta crisis los hombres más perspicaces (Daly,
Ruskin, Gautier, Van de Velde, etc.) clamaron por la aparición de una nueva
época. Al final del siglo XIX escribía Berlage: ‹‹Nuestros padres y abuelos, al
igual que nosotros, han vivido y viven todavía en un ambiente horrendo, no
conocido jamás. El engaño es la regla general; la sinceridad, una
excepción›› [Berlage. cit. Sebastián, S; Alonso, A. Arquitectura mallorquina
moderna y contemporánea: 155.]
EL NEOCLASICISMO.
El neoclasicismo es el arte del racionalismo ilustrado. Se desarrolla entre
mediados del siglo XVIII y mediados del siglo XIX, con bastantes diferencias
de influencia y cronología según los países. Rechaza los estilos anteriores y
así supera al rococó que se había impuesto en Centroeuropa, Inglaterra y
Francia, y asimismo al barroco que sobrevivía junto al rococó en España e
Italia.
Se opone al rococó ya que rechaza su intimismo, su falta de severidad, su
atención a los espacios reducidos y a la superficialidad. Se opone al barroco
al que juzga grandilocuente, irracional, demasiado atento a la glorificación
de la Iglesia.
Es una arquitectura civil (los ejemplos religiosos son escasos), libre de
decoración, que se inspira en los modelos de la Antigüedad clásica y, por
derivación, del Renacimiento. Se habían descubierto a mediados del siglo
XVIII muchas ruinas antiguas en Italia y Grecia, que son estudiadas y
admiradas, lo que pone de moda la vuelta a lo antiguo, lo más cercano
entonces al ideal del hombre racional.
Se caracteriza por la razón, el orden, la funcionalidad y la estabilidad, el
gusto por las formas puras, las rectas, las líneas severas y austeras, la
monumentalidad severa.
La arquitectura neoclásica, falta de originalidad pero a menudo brillante en
sus soluciones, persigue la coherencia entre la forma inspirada en las
edificaciones antiguas y una funcionalidad directamente vinculada al “culto
de la razón”.
Francia, por las motivaciones ideológicas que la conducen de la Revolución
al Imperio napoleónico, es el centro de esta arquitectura. Sin embargo, al
mismo tiempo, la neoclásica es especialmente la “arquitectura de la
cultura” y por ello se utiliza su lenguaje artístico para levantar la mayoría de
los teatros, museos, academias y centros científicos de la época en toda
Europa.
Los arquitectos principales están en la Francia un poco anterior a 1789,
gracias a los utópicos Boullée, Ledoux y Lequeu, que generalmente sólo
elaboran proyectos ante la imposibilidad técnica y financiera de
desarrollarlos. Estos arquitectos tenían una idea revolucionaria, una
arquitectura que transformase al hombre, que le ayudase a ser más libre y
feliz. De esta época tenemos pocas obras neoclásicas, como la iglesia de
Sainte Geneviève (1757-1790) en París, de Soufflot.
EL MEDIEVALISMO.
Hay un claro triunfo de las corrientes historicistas en la primera mitad del
siglo XIX. Se pone de moda lo pintoresco y extravagante, lo exótico y lo
medieval. Es el paralelo al romanticismo de las artes plásticas, la literatura y
la música.
El estilo más exitoso es el neogótico, dentro del difundido revival
neomedieval. La causa parece ser que la burguesía decimonónica asocia el
gótico con la primera fase de su ascensión social y de la aparición de las
nacionalidades europeas. El neorománico es menos importante, con
manifestaciones en Cataluña, Alemania e Italia.
La pervivencia del neoclasicismo (sobre todo en edificios civiles con
representación del poder y la cultura) y el neogoticismo (especialmente en
edificios religiosos y representativos de la burguesía) es notoria hasta bien
entrado el siglo XX. Hay una tendencia ideológica (perceptible en la
ampliación del Ring de Viena y en muchas ciudades) a asignar unos estilos
concretos a los distintos tipos de funciones: así las universidades, los
museos y los palacios del poder siguen el estilo neoclásico, mientras que las
Bolsas siguen el estilo neogótico (propio de la burguesía triunfante), con
excepciones (así, el Parlamento de Londres sigue un estilo neogótico). A
partir de 1840 surge el neorrenacentista, inspirado en el clasicismo.
Los teóricos del historicismo medieval, en sus dos corrientes, son:
· El “Gotic Revival”, en Gran Bretaña: Pugin, Ruskin, William Morris.
· El estructuralismo gótico en Francia: Viollet-le-Duc.
EL MODERNISMO “ONDULANTE”.
Manifestaciones de este tipo de Modernismo encontramos en diversos
países europeos:
Bélgica: Horta y Van de Velde.
Bélgica, un pequeño país, muy industrializado, poseía una franja social
relativamente amplia con gran desarrollo de la burguesía que permitió a
Bruselas convertirse en centro del Arte contemporáneo entre 1800 y 1890.
A ello contribuyeron la celebración de las exposiciones de Van Gogh y
Cézanne, los conciertos de Wagner y Debussy: y la obra de dos arquitectos
del Modern Style: Víctor van Horta y Henry van de Velde, junto a Hankar y
otros.
Victor van Horta (1861-1947): fue uno de los primeros en adquirir conciencia
de las posibilidades del hierro como elemento decorativo, obligando a los
elementos estructurales a curvarse como tallos vegetales y ondas marinas.
La aplicación de este material, tanto a las estructuras como a la decoración,
permite que en los edificios de Horta se perciba una doble función
constructiva y poética, dando la sensación de que se apoya en su propio
propósito polémico de inventar un nuevo estilo como alternativa de los
historicismos, que vigila su lenguaje con severidad inflexible, para que no
tenga efectos y cada elemento coincida con otro puntualmente.
GAUDÍ.
Antoni Gaudí (Reus, 1852-Barcelona 1926) es probablemente el mayor
arquitecto catalán, famoso por su estilo modernista de una poderosa
impronta personal. Sólo comprendiendo las bases fundamentales de la
arquitectura es posible valorar la importancia de sus construcciones y
enseñanzas. Su obra más magistral es la Sagrada Familia. Otras obras son la
Casa Milà (La Pedrera) y el Parque Güell, de una estructura neogótica y un
organicismo barroco, con predominio de las líneas curvas, una decoración
floral y figurativa. Considera que la estructura misma debía ser decorativa,
siempre que se inspirase en principios naturales, y se confiesa partidario de
un tradicionalismo viviente.
Características de Gaudí.
Como características generales de su estilo se citan:
- El recurso a los estilos medievales, especialmente el Gótico, del cual toma
las bóvedas tabicadas, que ofrecen la posibilidad de cubrir el máximo
espacio con la mínima cantidad de material posible; además, por su
flexibilidad se adapta muy bien a las formas sinuosas. De la arquitectura
islámica tomará el manejo de la luz y la plasticidad de la decoración de
azulejos.
- Inspiración en la naturaleza, en plantas, flores y tallos que dotan al edificio
de una extraordinaria flexibilidad y dinamismo. Estas formas de la
naturaleza son reinterpretadas a través de la geometría, que traduce el
mundo natural a líneas útiles y racionales para el edificio. Así se explican las
formas helicoidales, las parábolas y las líneas curvas en general.
- Preocupación por el color, la luz y la armonía de las proporciones. Gaudí
concibe un espacio dinámico, en expansión, con un color que, unido a
formas y texturas, configurará un nuevo entorno: “Es cuestión de ponerse
dentro del tiempo, del ambiente y de los medios, y coger su espíritu.”
- Personalidad, que nace de un conocimiento de las estructuras —quería
superar el Gótico dotando al edificio de un esqueleto más racional y
perfecto—, de los nuevos materiales y de la libertad y expansión
decorativas.
- Utilización de materiales de desecho (cerámica en trencadís) para los
revestimientos de sus edificios, con su colaborador Jujol.
- Misticismo y consagración al arte de construir. Esta consagración se
mezcla con una creciente religiosidad que le llevará, especialmente en sus
últimas etapas, a rechazar cualquier encargo no religioso, o a grabar
anagramas de Jesús y de María por doquier.
- Mecenazgo burgués. Gaudí fue un hombre afortunado al comenzar su
trabajo cuando Barcelona vivía momentos de auge económico y los antiguos
límites de la ciudad habían sido rebasados. La mayoría de sus trabajos
estaban en los nuevos barrios o en localidades periféricas que se iban
anexionando a la ciudad. Además, tuvo la suerte de llamar la atención de
una serie de familias pudientes de la clase media y la aristocracia catalana
que aceptaban, entendían y asimilaban sus proyectos suntuosos.
Su gran mecenas fue el conde Eusebio Güell, perteneciente a la nueva
aristocracia de los negocios y, además, un magnate de la industria textil,
cuyo nombre casi es sinónimo de las grandes obras de Gaudí.
EL MODERNISMO “GEOMÉTRICO”.
En Escocia lo representa Mackintosh (1868-1928), con la funcionalista
Escuela de Glasgow, que sigue el Modern Style, inspirado por William Morris
y Ruskin. La obra cumbre es la Escuela de Bellas Artes de Glasgow (1898-
1909).
Escocia: Mackintosh.
En 1896 un grupo de cuatro escoceses presentaba sus obras al público en la
exposición *<Arts and crafts>. Tejidos, objetos de arte y muebles
alcanzaron tal éxito que la exposición desbordó sus límites originarios y
pasó al continente, donde influyó en los arquitectos de la Escuela de Viena.
De todos ellos, el más significativo es Mackintosh (1862-1928), quien gozó
de una gran popularidad en Europa. Su obra principal es la Escuela de Bellas
Artes de Glasgow. Este monumento se encuentra en el polo opuesto de la
casa Tassel, de Víctor Horta: líneas rectas frente a curvas, gusto por planos
prismáticos claramente definidos, módulos geométricos, grandes
ventanales, y la combinación de materiales como el metal, el vidrio y la
piedra. La complejidad estilística de este edificio se encuentra en la
fachada, puramente funcional, salvo el vano de la entrada. El interior tiene
pilares de madera abstractos, que anticipan el Racionalismo.
2. EL SIGLO XX.
2.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES.
La nueva arquitectura se forma en el proceso de desarrollo de la ciudad, con
las experiencias urbanísticas. Son sus características:
- La reacción contra los historicismos. Hay una deconstrucción (o tabula
rasa) de la estética anterior (o sea, la marginación de los neohistoricismos
decimonónicos): es un “antihistoricismo”, combinado con la “represión del
ornamento”.
- El abandono del adorno. Se busca la funcionalidad, las líneas puras. La
depuración es total.
- Los nuevos materiales. Se sigue desarrollando la aplicación del acero, el
hormigón armado, el vidrio y además el plástico. Esto permite aumentar aún
más la altura de los edificios y usar las fachadas abiertas a la luz.
- La relación entre ingenieros y arquitectos (que a menudo se confunden) se
hace muy estrecha, para resolver los crecientes problemas técnicos de las
complejas estructuras.
- La instauración del lenguaje moderno.
- Se configura un estilo internacional, inspirado en Europa pero que tiene
sus obras más emblemáticas en EE UU: desde Berlín, Viena, Bruselas, París,
Barcelona, a Nueva York y Chicago la arquitectura unifica su lenguaje.
- Hitos fundamentales de esta evolución estética son los hallazgos de Loos y
el purismo del Werkbund alemán, que anticipan la Nueva Objetividad (Neue
Sachlichkeit) de los años 20, de acuerdo con el “espíritu del tiempo”
(Zeitgeist).
- Es una arquitectura funcional, industrial, cuyos nuevos templos son los
edificios de fábricas y oficinas para los nuevos grandes mecenas, las
empresas capitalistas.
- Como renuncia a la historia y al ornamento, la arquitectura moderna debe
asentar su nueva estética sobre las relaciones de producción modernas (la
producción en serie) y transformarlas en “cultura”, cuando en realidad los
arquitectos modernos no querían ser funcionalistas sino que se veían a sí
mismos como “románticos de la forma pura”.
- Se distinguen dos corrientes estéticas: la “estética de la producción” y la
“estética de la recepción”. La primera se señala porque la forma sigue a las
necesidades y las conveniencias de la producción; la segunda porque la
forma predomina sobre la producción.
La “estética de la producción” es más idealista, inserta en el debate
ideológico de su tiempo. Será predominante en Europa.
La “estética de la recepción” es más pragmática, menos ideologizada,
correspondiente a una sociedad post-industrial. Será predominante en EE
UU. Podríamos señalar que apareció h. 1900 y ha renacido en los años 1960,
en una época de diseño inútil, en la que la mayoría de los objetos diseñados
no tienen función real y domina el ansia de un producto personal, original.
Domina, pues, el mecanismo de “percepción de las diferencias”: queremos
poseer algo diferente a lo general.
- Se reelaboran los conceptos de tipo (rascacielos, edificio de oficinas,
fábrica) y modelo (el tipo reproducido en serie).
2.1. El PROTORRACIONALISMO: ANTES DE 1919.
Loos.
Adolf Loos (1870-1933), se forma como miembro del Grupo Sezession, pero
evoluciona en su visita a EE UU (1893-1896), hasta convertirse en un
precursor destacado del movimiento Moderno. Su doctrina y obras ejercerán
una gran influencia en la generación que iba a imponerse después de la
Primera Guerra Mundial (Gropius y Le Corbusier).
Hace “tabula rasa” con los historicismos y el Modern Style, con absoluta
novedad. Su obra comienza el funcionalismo racionalista y destaca la Casa
Steiner de Viena (1910).
Tuvo gran importancia como teórico con la obra Ornamento y Delito (1908).
Su tesis es que ‹‹La forma sigue a la función››. El “ornamento” es sinónimo
de barbarie; al sustituirlo por la pureza de líneas y las superficies lisas y
rectas, la arquitectura moderna se muestra sana y pura. Preconiza las
mismas características de esencialización, estilización y rechazo del
ornamento que definirán la arquitectura moderna.
“Deutsche Werkbund”.
La “Deutsche Werkbund”, es un grupo de artistas e industriales que
preconiza la adaptación del edificio a su función, con una integración de las
artes industriales, de modo que empieza realmente la “estética industrial” o
el “diseño”. Sus líderes son: Mutesius; Peter Behrens (1868-1940), que
diseña los edificios de la AEG; Gropius, iniciador de la Bauhaus, que
comienza en el grupo.
Perret.
El francés Auguste Perret utilizó el hormigón armado, de modo
revolucionario, como antes lo había sido el hierro.
EL CONSTRUCTIVISMO RUSO.
Tatlin y Rodchenko hacen proyectos fantasiosos, comprometidos con la
visión esperanzada del hombre proletario que se ha liberado gracias a la
Revolución de 1917.
El movimiento constructivista se inicia con el arquitecto Tatlin que en 1913,
partiendo de una nueva interpretación de las posibilidades creativas del
cubismo, propugna:
- El exclusivo empleo en las composiciones del nuevo arte de las materias
industriales del tiempo actual: cristal, acero, alambre.
- La determinación del espacio a base de planos en profundidad como
volúmenes insertos en él.
- La integración del factor “movimiento” en las composiciones.
La plasmación de estas ideas de Tatlin fue el proyecto irrealizado del
enorme Monumento a la III Internacional (1919).
LA BAUHAUS. GROPIUS.
La Bauhaus (“Casa de la Construcción”) comenzó en 1919 como una escuela
de diseño industrial y arquitectura, adaptada a la tecnología y la industria
modernas. Su arquitectura es funcionalista, con formas cúbicas puras y
simples, rectas horizontales y verticales, sin ornamento; integrando las
artes producidas según métodos industriales para lograr una máxima
economía en la producción, utilizando elementos prefabricados para
construir viviendas, con una finalidad de utopía social.
Se distinguen varias etapas:
Primera etapa: en Weimar (1919). La domina en arquitectura el director
Walter Gropius y su expresionismo. El organizador del grupo, empero, fue el
pintor y teórico Johannes Itten (1888-1967), con una orientación artesanal y
espiritualista, de integración de las artes y la artesanía, hasta su expulsión
en 1922.
Segunda etapa: en Dessau (1925). La dominan Gropius y Meyer. Su principal
obra es el edificio Bauhaus (1925-1926), del propio Gropius, de carácter
funcionalista racional. En esta etapa Mies van der Rohe realiza el efímero
pabellón de Alemania en la exposición de Barcelona (1929).
Tercera etapa: en Berlín (1930). La domina Mies van der Rohe, que fue
director de la Bauhaus entre 1930 y 1933, año en que los nazis cerraron la
escuela.
Mies dijo: ‹‹la Bauhaus fue una idea››, y por eso se propagó a todo el
mundo. La obras de Mies en Europa son de carácter horizontal (Weissenhif,
en Stuttgart), mientras que en EE UU hizo rascacielos. Exiliado, Mies fundó
en 1938 en Chicago la New-Bauhaus, siguiendo con la difusión de sus ideas.
Gropius también marchó a EE UU, recalando en Boston, donde dirigirá la
Escuela de Arquitectura de Harvard, en la que le seguirá Sert.
Hacia 1930 Berlín ya tiene numerosos edificios del movimiento Bauhaus,
obra de Gropius, Bartning, Häring, Scharoun y Hertlein.
Wright.
En EE UU la representa la máxima figura de la arquitectura norteamericana
en el siglo XX, Frank Lloyd Wright (1869-1959), discípulo de Sullivan, aunque
no pertenece a la Escuela de Chicago. Su obra penetró muy lentamente en
la crítica y el público y no es conocida realmente hasta el periodo de
entreguerras, cuando Wright ya era un hombre maduro.
Es una arquitectura más alegre y atractiva que la funcional, edificando
viviendas y edificios de oficinas. Rechaza los edificios altos, la estructura en
acero y las grandes superficies en vidrio. Se inspira en las casas americanas
y japonesas. Desarrolla una “arquitectura orgánica” (por oposición a
funcionalista), de un naturalismo integrando el edificio en la naturaleza, en
su relieve. Utilizando grandes terrazas suspendidas, rodeadas de árboles,
parece que las rocas y los árboles formen parte de la construcción. Se
combinan materiales diversos (piedra, ladrillo, hormigón), de manera que se
obtienen efectos de color: la obra más conocida es la Casa de la Cascada
(Fallingwater House o Kauffman House).
FUTURISMO.
El futurismo está representado por el italiano Antonio Sant'Elia. Se
caracteriza por el sentido utópico, la movilidad, el dinamismo, el
monumentalismo y la luminosidad.
EXPRESIONISMO.
Después de la I Guerra Mundial la arquitectura recibió la influencia
expresionista, antes de que los edificios se hiciesen simples y funcionales de
acuerdo con el nuevo estilo moderno. El .expresionismo está representado
por Poelzig, Taut y Mendelsohn. Cultivan la forma orgánica, entendiendo
esta como algo inherente a un ser vivo. Los edificios se caracterizan por ser
completamente distintos en cada una de sus fachadas.
Erich Mendelsohn trabaja en Berlín y es el más prolífico de los arquitectos
del grupo, con edificios de líneas puras, como la Torre Einstein.
EL BRUTALISMO.
Es una arquitectura “ingenieril” o High Tech (alta tecnología), que se
caracteriza por las masas concretas, materiales austeros, como acero y
hormigón en bruto y sin disimulo, y funcionalidad extrema al incluso mostrar
la estructura de los edificios.
Destacan el británico James Stirling (1926-1992), con su complejo de
edificios de viviendas en Londres de 1958 (con al arquitecto James Gowan),
derribado en los años 90; y el italiano Renzo Piano (Centro Pompidou de
París, con Rogers). Pero en los años 1970 ya lo habían abandonado: Stirling
evolucionó al posmoderno, con planteamientos más tradicionales, y Piano se
dedica a los grandes aeropuertos (el Kansai de Osaka) y edificios civiles.
EL ESTRUCTURALISMO.
Los ingenieros cubren enormes espacios con estructuras muy funcionales,
gracias al desarrollo de la técnica. Uno de sus pioneros muy anteriores fue
el español Eduardo Torroja (1889-1961), que cubre con enormes voladizos
las tribunas del Hipódromo de Madrid y realiza grandes obras civiles. Félix
Candela y Luigi Nervi usan el hormigón, Otto Frei usa estructuras
suspendidas en forma de tienda de campaña, B. Fuller usa cubiertas de
aluminio.
LA ARQUITECTURA POP.
Construye edificios convencionales y vulgares, destinados al consumo
popular: moteles, clubes, discotecas, anuncios de neón... Destaca el
norteamericano Robert Venturi, un racionalista de izquierdas, que reivindica
el antifuncionalismo de esta arquitectura, mucho más cercana al público
que la fría arquitectura racionalista. La fuente de inspiración es la publicidad
y los mass media. Pronto se convirtió en posmoderno.
EL METABOLISMO JAPONÉS.
Kultermann destaca la importancia mundial del japonés Kenzo Tange, que ha
fundido las tradiciones occidental y oriental, cuyos discípulos han creado la
corriente “metabólica”: Kikutake, Kurokawa, Maki, con una obra muy
tecnológica.
BIBLIOGRAFÍA.
Libros.
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1983 (1951). 199 pp.
Benevolo, Luciano. Historia de la arquitectura moderna. Gustavo Gili.
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Fernández Alba, Antonio. Más allá del posmoderno: crítica a la arquitectura
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Kostof, Spiro. Historia de la arquitectura. Alianza Forma. Madrid. 1988
(1985). 3 vs. 1.334 pp. v. III. Arquitectura Contemporánea.
Kultermann, Udo. Arquitectura del siglo XX. En: Pijoan. Historia del arte.
Salvat. Barcelona. 1973. v. 10, pp. 46-99.
Portoghesi, Paolo. Después de la arquitectura moderna. Gustavo Gili.
Barcelona. 1981. 311 pp.
Ragon, Michel. Revolución industrial y arquitectura. En: Pijoan. Historia del
arte. Salvat. Barcelona. 1973. v. 9, pp. 41-59.
Schmutzler, R. El modernismo. Alianza. Madrid. 1985 (1977). 207 pp.
PROGRAMACIÓN.
LA ARQUITECTURA EN LOS SIGLOS XIX Y XX. EL MODERNISMO.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
En Bachillerato en las modalidades de Artes y Humanidades y Ciencias
Sociales, en 2º curso, como optativa, así como para otras modalidades.
Bachillerato, 2º curso. Historia del Arte. Apartado 4. Pervivencias y cambios
en el arte contemporáneo.
Nuevos materiales y nueva concepción del espacio arquitectónico. El
Neoclasicismo: su pervivencia en el arte oficial. La incidencia de las
transformaciones históricas: Romanticismo y Realismo.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con el tema de la Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
En 6 sesiones, con una programación en orden cronológico.
1ª Documental. Diálogo, para evaluación previa. Exposición del profesor.
2ª Exposición del profesor. Diálogo con cuestiones.
3ª Exposición del profesor. Diálogo con cuestiones. Actividades prácticas:
esquemas, comentarios.
4ª Exposición del profesor. Diálogo con cuestiones. Actividades prácticas:
esquemas, comentarios.
5ª Exposición del profesor. Diálogo con cuestiones. Actividades prácticas:
esquemas, comentarios.
6ª Examen.
OBJETIVOS.
Conocer características de arquitectura en siglos XIX y XX.
Conocer los movimientos en estos siglos.
Interpretar los monumentos.
Conocer nuevas técnicas y materiales.
Comprender arte en relación a la época.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
Características de arquitectura en siglo XIX. Historicismo. Neoclasicismo.
Neomedievalismo y exotismo. Nuevos materiales. Exposiciones universales.
Escuela de Chicago. Modernismo.
Características de arquitectura en siglo XX. Protorracionalismo. Futurismo y
expresionismo. Racionalismo. Arquitectura neoplástica. Constructivismo
ruso. Bauhaus. Le Corbusier. Posterior a 1945. Estilo internacional. Años 60.
Postmoderna.
Pese a que he desgajado el urbanismo en otra UD todavía el tema es
demasiado amplio. Si no fuera por el enunciado del currículo separaríamos
en otra UD al neoclasicismo y a los historicismos, unos movimientos que
cabalgan a medias entre el siglo XVIII y el XIX, y que perduran incluso hoy,
pero que, como consideran Benévolo y otros autores, están más
relacionados estéticamente con la arquitectura de finales de la Edad
Moderna que con la Contemporánea. Es evidente que hay la necesidad de
una UD propia para estos, relacionada con sus parejas en las artes plásticas,
el Neoclasicismo, el Romanticismo y el Realismo, mientras que esta UD
estaría relacionada con el impresionismo y las vanguardias. Como esto no
es posible por el enunciado del currículo español me veo obligado a
proceder con un criterio demasiado extenso.
B) PROCEDIMENTALES.
Hacer esquemas y resúmenes.
Participar en explicaciones de clase.
Estudiar los contenidos.
Comentar obras de arte.
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad científica.
Estimular interés por estudio de arquitectura.
Estimular el estudio de vida y obra de arquitectos.
Participación en actividades.
Valorar, comprender, analizar y situar cronológicamente los edificios.
METODOLOGÍA.
Expositiva y participativa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema, con proyección de presentación digital.
Se hará hincapié en la relación entre sociedad y arquitectura.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de unas líneas de tiempo.
Elaboración de un mural con un esquema de cada movimiento.
Realización de esquemas sobre los apartados de la UD.
Comentarios de obras principales.
Comentario de textos, con debate y síntesis sobre la calidad estética y
social de la arquitectura moderna.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones, con diálogo en grupo, pero respuesta individual en el
cuaderno.
RECURSOS.
Presentación digital.
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
Documentales.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua. Se hará hincapié en la participación en las actividades
de grupo, la calidad de los comentarios de las diapositivas, el debate de los
contenidos, el dominio de los términos y el análisis de las características de
los movimientos.
Examen final:
1) Preguntas breves de conceptos.
2) Pregunta general de esquema sobre características generales de un
movimiento arquitectónico.
3) Comentarios de dos imágenes. Se valorará la identificación del autor, de
la obra, la época y las características principales.
RECUPERACIÓN.
Trabajo personalizado guiado por profesor, con bibliografía guiada y
atención de dudas. Deben realizarse esquemas, comentarios de obras y una
entrevista personal.